Subido por Victoria Ramos

ASPECTES RELLEVANTS NOVA LLEI PI

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ASPECTOS RELEVANTES DE LA NUEVA LEY DE PROPIEDAD
INTELECTUAL
(EN PROCESO DE APROBACIÓN)
http://www.elmundo.es/tecnologia/2014/08/03/53d8b56c22601dab7a8b4574.html
¿Por qué es importante para los usuarios de Internet la reforma de la Ley de
Propiedad Intelectual ahora en trámite parlamentario? ¿Qué significa que la 'Ley
Sinde' sale reforzada y endurecida? ¿O que se cree un 'canon' por citar a los editores
de publicaciones (la llamada 'tasa AEDE')? ¿En qué afectará a los usuarios de
Internet?
Este es el texto que irá al Senado (PDF).
En los últimos 15 años, más o menos, cualquier iniciativa para regular la actividad en
Internet, [tanto de usuarios como de empresas] ha sido acompañada de duras
polémicas, cruces de acusaciones e incluso descalificaciones entre patronales,
sectores de la industria de contenidos y de las telecomunicaciones, asociaciones de
usuarios, activistas y políticos de uno y otro color. No es nada nuevo.
Ahora bien, ¿cuáles son las claves de esta nueva reforma que se plantea y que el
Congreso aprobó en la Comisión de Cultura, con carácter de urgencia? ¿Por qué es
(otra vez) tan polémica?
Sobre todo, hay dos aspectos de esta reforma planteada afectan a los usuarios de
Internet: el refuerzo de la llamada 'Ley Sinde' y el conocido como 'canon AEDE' o
'Tasa Google'. En cuanto a la primera, hay que recordar que el origen de la reforma
conocida como 'Ley Sinde' -modificaciones de varias leyes, como la Ley de Propiedad
Intelectual (LPI) y la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información (LSSI),
incluídas en la Ley de Economía sostenible (LES)- buscaba crear un arma
administrativa para 'restablecer la legalidad' en los casos de una violación de
derechos de autor en la Red, de una forma ágil y rápida. Ahora se modifica y
refuerza este instrumento legal, después de comprobar su limitadísima eficacia.
REFUERZO DE LA 'LEY SINDE'
En segundo lugar, la limitación del derecho de cita ha copado los titulares al hilo de
esta reforma, sobre todo por la creación de una compensación irrenunciable o
canon en favor de los autores de contenidos con "finalidad informativa" y a pagar por
los agregadores de contenidos.
Extensión del concepto de 'infractor'
Con el texto de la reforma en la mano, prácticamente todos los usuarios activos
de Internet -es decir, quienes producen contenidos bien completamente
originales pero que permiten la participación de otros, o bien a partir de los
contenidos de otros- podrían ser potencialmente infractores de derechos de
propiedad intelectual.
La norma propuesta, tal y como está redactada (Art 158 ter. 2. A y B), abre la puerta a
estirar el concepto de 'infractor' (de 'pirata') prácticamente a cualquier ciudadano que
disponga de un sitio web y facilite enlaces a contenidos no autorizados, incluso si no
los ha colocado el responsable del sitio (o sea, si aparecen en comentarios de sus
lectores, que permanentemente deberá vigilar). Aunque la norma se ha pensado para
actuar contra sitios tipo 'Series Yonkis', lo cierto es que se ha eliminado del texto el
requisito de 'daños significativos'. Cualquier daño, por tanto, se puede considerar
como 'infracción'. La norma prevé que se atienda "al nivel de audiencia en España [del
sitio presuntamente infractor], al número de obras y prestaciones protegidas,
indiciariamente no autorizadas, a las que es posible acceder a través del servicio o a
su modelo de negocio".
Notificación (Eh, me estás 'pirateando')
Parece que los dueños de sitios web de contenidos, sean cuales sean, van a
tener que estar muy pendientes de cualquier posible notificación de una
vulneración de propiedad intelectual de cualquiera: para arrancar el proceso
administrativo uno sólo tiene que demostrar que ha intentado ponerse en
contacto con el presunto infractor.
Para pedir amparo a la Sección Segunda, aquel que considere que un sitio ha
vulnerado sus derechos de propiedad intelectual debe 'demostrar' que antes ha tratado
de avisar al supuesto infractor y que éste no le ha hecho caso. Para demostrarlo,
basta con que el agraviado mande un correo al presunto 'infractor'. Incluso si éste
no contesta, se da por notificado. Si no se facilita una cuenta de correo, este requisito
ni siquiera es necesario. (Art 158 ter. 3.). En tales casos bastará con la publicación del
aviso en el BOE.
La Sección Segunda actúa
Con las herramientas para 'salvaguardar los derechos de propiedad intelectual',
sigue quedando en manos de un órgano administrativo establecer si alguien
comete una infracción de derechos de propiedad intelectual, es decir, el
Gobierno podrá decidir y en su caso castigar a quien él mismo considere que
es un 'pirata'. Hay que recordar que ahora la Sección Segunda puede actuar no
sólo contra los que vulneren la propiedad intelectual sino "contra quienes
faciliten la descripción o localización de las obras" (excepto aquellos
prestadores que realicen una acividad neutral de motor de búsqueda de
contenidos, o sea, Google).
El órgano administrativo llamado Sección Segunda de la Comisión de Propiedad
Intelectual está formado (Art. 158. 4), bajo la presidencia del Secretario de Estado de
Cultura (o persona en la que éste delegue), por dos vocales del Ministerio de
Educación, Cultura y Deporte, un vocal del Ministerio de Industria, un vocal del
Ministerio de Justicia, un vocal del Ministerio de Economía y un vocal del Ministerio de
la Presidencia. Decide si admite a trámite o no las reclamaciones, decide también si
hay una infracción -antes de la llamada 'Ley Sinde' eso sólo lo podía decidir un juez- y
puede actuar en consecuencia. Ahora, además, el procedimiento puede iniciarse
contra aquellos sitios web que "facilitan la descripción o la localización de obras
y prestaciones que indiciariamente se ofrezcan sin autorización [...] . En
particular, se incluirá a quienes ofrezcan listados ordenados y clasificados de enlaces
a las obras y prestaciones referidas anteriormente, con independencia de que dichos
enlaces puedan ser proporcionados inicialmente por los destinatarios del servicio". Es
decir, se introduce en el art. 158 ter 2. B un precepto que está pensado
específicamente para actuar contra los sitios web de enlaces a descargas. En este
sentido, conviene recordar una sentencia reciente de la Audiencia Nacional tras un
recurso de 'Quedelibros' contra una resolución de la Sección Segunda, y en la que
considera que los sitios de enlaces, como intermediarios, no vulneran la propiedad
intelectual. La Audiencia Nacional establece que no se puede actuar solamente contra
un sitio 'facilitador', sino conjuntamente cuando se actúe contra un servicio
'vulnerador', y recuerda que el procedimiento que prevé la Ley de Propiedad
Intelectual "tiene como finalidad el restablecimiento de la legalidad", no sancionador.
Lo primero que hay que hacer es avisar al supuesto infractor.
Localizar al infractor (y de paso a los usuarios)
Hasta la fecha, todos los Gobiernos que han tratado de luchar contra la
'piratería' aseguraban que jamás se actuaría contra los usuarios de Internet. No
obstante, esta reforma abre una puerta a la posibilidad de identificar a un
usuario de Internet por la vía civil, aunque no haya cometido un ilícito grave,
para poder reclamar por la vía civil indemnizaciones por los archivos que
compartan los usuarios.
La reforma plantea una modificación de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) 'a medida'
no sólo para dar una herramienta más para localizar a los supuestos infractores
responsables de sitios web de enlaces -el objetivo del Gobierno cuando plateó la
reforma- sino a los prestadores de servicios de la sociedad de la información
relacionados con ellos, e incluso a cualquier usuario de dichos servicios "sobre el que
concurran indicios razonables de que está poniendo a disposición o difundiendo de
forma directa o indirecta" material protegido por derechos de autor. Esta reforma da la
posibilidad, en definitiva, de identificar a cualquier usuario activo de Internet por la vía
civil, aunque no haya cometido un ilícito grave. Tal y como explica el abogado
especializado David Maeztu en su blog, la reforma del artículo 256 de la LEC incluye
la posibilidad de que "el titular de un derecho de propiedad intelectual que pretenda
ejercitar una acción por infracción del mismo" pueda pedir a "un prestador de servicios
de la sociedad de la información" que "aporte los datos necesarios para llevar a cabo
la identificación de un usuario de sus servicios". Tras las enmiendas aceptadas en el
Congreso esta semana, ni siquiera es necesario que dicho usuario esté
difundiendo "a gran escala", sino que tan sólo se tendrá en cuenta "el volumen
apreciable de obras y prestaciones protegidas no autorizadas puestas a disposición o
difundidas". Una más completa explicación se puede leer en el blog del citado
abogado experto.
El supuesto infractor borra los contenidos. O no
Si uno se niega a retirar contenidos, será sancionado por 'pirata', sin perjuicio
de otras vías civiles y penales que quedan abiertas contra el infractor. Pero si
uno accede y retira los contenidos, también es un 'pirata' porque conlleva
implícito un reconocimiento de ello, sin perjuicio de otras vías civiles y penales
que quedan abiertas contra el infractor.
Si el responsable del sitio web 'denunciado' accede a retirar los contenidos a petición
de la Sección Segunda (por la razón que sea), el texto prevé que esta "retirada
voluntaria de las obras y prestaciones no autorizadas tendrán valor de reconocimiento
implícito de la referida vulneración de derechos de propiedad intelectual". Es decir, si
uno retira los contenidos o enlaces 'vulneradores' voluntariamente, uno reconoce que
además ha cometido una ilicitud. Hay que recordar que hace un año el Tribunal
Supremo tumbó precisamente un precepto similar en el reglamento de la llamada 'Ley
Sinde' por ser contrario a derecho, tal y como recuerda el abogado Javier Maestre de
BufetAlmeida Abogados.
Si el supuesto infractor se niega a retirar contenidos, en estos casos la Sección
Segunda va a poder echar mano de una serie de herramientas que 'refuerzan' su
poder. En caso de un incumplimiento 'reiterado' (que aparezcan los enlaces a obras no
autorizadas dos o más veces) los responsables se enfrentan a multas de hasta
300.000 euros (Art. 158 6). La Sección Segunda puede pedir también a
intermediadores, servicios de alojamiento web, de pago y de publicidad su
colaboración para suspender su colaboración con un sitio declarado infractor o
'asfixiarle' económicamente (Art. 158 5). Por último, se mantienen dichas conductas
declaradas 'infractoras', se podrá ordenar el bloqueo del sitio web a las empresas
proveedoras de conexión a Internet, eso sí, previa autorización judicial. En este caso,
cabe recordar que el juez se limita a autorizar o no dicho bloqueo sin atender si
el sitio web es infractor en un proceso con todas las garantías judiciales. Y si el
sitio web dispone de una dirección bajo el dominio nacional '.es', la Sección Segunda
puede además ordenar a la autoridad registradora de dominios responsable (RED.es)
que cancele dicho dominio por un plazo de, al menos, seis meses.
El canon digital desaparece... y la copia privada, casi
Olvídese del llamado 'canon digital por copia privada'... De hecho, olvídese de
la 'copia privada' tal y como la conocíamos hasta ahora, ya que queda
estrictamente delimitada: sólo se permite copiar para uso privado un material
en un soporte físico y comprado a través de los cauces lícitos exclusivamente.
QUÉ ES EL 'CANON AEDE'
Una de las banderas de esta reforma que ha enarbolado el Gobierno es la
desaparición del controvertido 'canon digital', es decir, de la compensación por copia
privada que tenían que pagar los fabricantes a las entidades de gestión de derechos
de autor por cada dispositivo capaz de grabar y reproducir contenidos (CD, DVD,
memorias USB, reproductores de MP3, etc.). Al final, como siempre sucede en estos
casos, el sobreprecio lo terminaban asumiendo los consumidores. La Justicia europea
se encargó de decir, hace cuatro años, que la aplicación de este canon no era
conforme a derecho porque, en la práctica, era 'indiscriminado' (Caso Padawan). En la
anterior reforma, el Gobierno estableció que el estado tenía que pagar esa
compensación vía Presupuestos Generales del Estado (es decir, no sólo los
consumidores, sino todos los ciudadanos) y se rebajó dramáticamente la cuantía
liquidada (antes la establecían las entidades de gestión, ahora el Ministerio de
Cultura). Con la reforma prevista, se acota radicalmente el concepto de 'copia privada'
(Art. 31.2) sólo a aquélla que se realiza a partir de un soporte original comprado. ¿Se
excluyen las obras digitales sin soporte ('streaming', por ejemplo), las copias de obras
alquiladas, o incluso de las prestadas o regaladas? Tal y como está redactada la
norma, sí. El texto propuesto considera copia privada no sujeta a la autorización de un
autor aquella que lleve a cabo una "persona física exclusivamente para su uso
privado", que además "se realice a partir de obras a las que haya accedido
legalmente desde una fuente lícita", "comercializado y adquirido en propiedad
por compraventa mercantil" o "a través de un acto legítimo de comunicación
pública". Introduce una excepción sobre aquellas obras "puestas a disposición del
público [...] de tal forma que cualquier persona pueda acceder a ellas desde el lugar y
momento que elija, autorizándose, con arreglo a lo convenido por contrato, y, en su
caso, mediante pago de precio, la reproducción de la obra". De alguna manera, las
obras con licencias libres o menos restrictivas (como las licenciadas mediante Creative
Commons) podían encajar aquí. Por otro lado, el artículo 25.2 declara "irrenunciable"
el derecho al cobro de la compensación por copia privada "para los autores y los
artistas intérpretes o ejecutantes".
El nuevo 'derecho de cita' es uno de los puntos que más polémica han despertado. La
norma propuesta modifica el artículo 32.2 de la actual ley, e indica textualmente: "La
puesta a disposición del público por parte de prestadores de servicios electrónicos de
agregación de contenidos de fragmentos no significativos de contenidos,
divulgados en publicaciones periódicas o en sitios Web de actualización
periódica y que tengan una finalidad informativa, de creación de opinión pública
o de entretenimiento, no requerirá autorización, sin perjuicio del derecho del editor
o, en su caso, de otros titulares de derechos a percibir una compensación
equitativa".
En primer lugar, tal y como recuerda el profesor y experto Borja Adsuara, "no es
correcto decir que el 'canon' sea por 'enlazar', sino por 'comunicar públicamente' (un
fragmento de) un contenido". Con esta interpretación, podrán eludir el pago de esa
compensación los sitios en los que los usuarios no copien y peguen extractos
literales de sitios informativos, sino que generen un resumen original y luego el
enlace a la fuente original.
Por un lado, se considerará 'cita' cualquier extracto literal de una obra republicada en
otro sitio, incluso de aquellas obras producidas por medios de comunicación. Parece
que la publicación de cualquier fragmento (por pequeño que sea, si nos ceñimos
literalmente al texto) puede dar lugar a la compensación equitativa. Y está aún por ver
qué se entiende por "publicaciones periódicas o en sitios Web de actualización
periódica y que tengan una finalidad informativa y que tengan una finalidad
informativa, de creación de opinión pública o de entretenimiento" ¿Hablamos de
medios tradicionales con sitio web? ¿Hablamos de nuevos medios? ¿Hablamos
de blogs, de cuentas informativas en Twitter, Facebook y otras redes sociales?
La norma no especifica claramente quién es el que pagará y quién es el que recibirá la
compensación. Y sin embargo, por las afirmaciones del Gobierno, parece que quien
cobrará esa compensación serán los medios de comunicación tradicionales (de ahí
que se ha bautizado este 'canon' con el nombre de la Asociación Española de
Editores, AEDE), mientras que deberán pagar los agregadores de contenidos sociales
como Menéame o Google News. Y por supuesto habrá que tener en cuenta el límite
que se establece en el artículo 40 bis de la LPI, que excluye del 'derecho de cita' (o de
agregación, en este caso) las actividades que "causen un perjuicio injustificado a los
intereses legítimos del autor o que vayan en detrimento de la explotación normal de
las obras a que se refieran".
El artículo habla de "prestadores de servicios electrónicos". Adsuara, en su post,
sostiene que según la LSSI se considera "prestadores de servicios" aquellos que
desarrollan una actividad económica, "lo que excluiría a quienes realizan esta
actividad sin ánimo de lucro". Además, el citado experto cree que se "excluye a
aquellos prestadores de servicios (electrónicos) cuyos servicios no consisten en
agregar y ofrecer los fragmentos de contenidos, como las redes sociales, en las que
son los usuarios los que utilizan y comparten los titulares o fragmentos no
significativos de contenidos de la prensa". Adsuara habla, por tanto, de 'derecho de
agregación', no 'de cita'.
Además, el texto establece que los dueños de los derechos (editores u "otros
titulares", lugar en el que, según Cultura, podrán ir enmarcados los periodistas) tienen
también un 'derecho irrenunciable' a cobrar una compensación equitativa. Dice
textualmente: "Este derecho será irrenunciable y se hará efectivo a través de las
entidades de gestión de los derechos de propiedad intelectual". Adsuara carga contra
esa irrenunciabilidad: "No hay que olvidar que los derechos de propiedad intelectual
son individuales y los titulares de los derechos deben poder hacer con su obra lo que
quieran: cobrarla, regalarla o, incluso, destruirla". Asimismo, los legisladores y el
propio Gobierno parecen ignorar que los autores normalmente se ven obligados a
ceder por contrato todos sus derechos económicos a los editores a cambio de una
cantidad, que en el caso de los periodistas suele ser parte del salario.
La misma norma establece que la recaudación, gestión y reparto de ese dinero
'irrenunciable' recaerá en las entidades de gestión de derechos de autor, muy
probablemente CEDRO, que es la encargada de gestionar la mayoría de los
derechos de autores y editores de libros y publicaciones periódicas en España.
Este 'canon' fue inicialmente bautizado como 'tasa Google', a pesar de que la norma
excluye expresamente a los buscadores. En el segundo párrafo del art. 32.2 establece
que los buscadores (con Google claramente a la cabeza en España) no tendrán que
pedir permiso a los autores ni pagarles el 'canon' "siempre que tal puesta a disposición
del público se produzca sin finalidad comercial propia [las búsquedas de Google tienen
una finalidad comercial, no obstante, aunque indirecta, mediante la publicidad de
AdSense] y se realice estrictamente circunscrita a lo imprescindible para ofrecer
resultados de búsqueda en respuesta a consultas previamente formuladas por un
usuario al buscador y siempre que la puesta a disposición del público incluya un
enlace a la página de origen de los contenidos".
El artículo también regula extensamente el canon por cita en la enseñanza,
especialmente en la universitaria, y establece que los centros han de liquidar las
compensaciones a los autores citados. Se trata de una medida que tendrá un impacto
profundo en el mundo académico -son muchos los autores dedicados a la
investigación que quieren que sus obras sean ampliamente difundidas y denuncian
que este derecho irrenunciable a un canon puede frenar dicha difusión- y por supuesto
tendrá impacto en las maltrechas cuentas de las universidades españolas. No
obstante, en este resumen nos hemos centrado al impacto que la nueva reforma
podría tener en Internet.
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