Subido por Claudia Patricia Ramirez

Vampiro

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Vampiro
criatura mítica
Este artículo es sobre la criatura mítica.
Para otros usos de este término, véase
Vampiro (desambiguación).
Un vampiro es, según el folclore de varios
países, una criatura que se alimenta de la
esencia vital de otros seres vivos
(usualmente bajo la forma de sangre) para
así mantenerse activo. En algunas
culturas orientales y americanas
aborígenes, esta superstición es una
deidad demoníaca o un dios menor que
forma parte del panteón siniestro en sus
mitologías.
En la cultura europea y occidental, así
como en la cultura global contemporánea,
el prototipo de vampiro más popular es el
de origen eslavo, es decir, el de un ser
humano convertido después de morir en
un cadáver activo o retornado depredador
chupador de sangre.[1]
Portada de un libro alemán de 1733 sobre vampiros.
Orígenes del mito
Es probable que el mito del vampiro en el
folclore de muchas culturas desde
tiempos inmemoriales, provenga
inicialmente de la necesidad de
personificar la "sombra", uno de los
arquetipos primordiales en el inconsciente
colectivo, según la conceptualización de
Carl Gustav Jung, y que representa los
instintos o impulsos humanos reprimidos
más primitivos. Así, sería la encarnación
del mal como entidad y una
representación del lado salvaje del hombre
o de su atavismo bestial, latente en su
sistema límbico y en conflicto permanente
con las normas sociales y religiosas.[2][3]
Aun así, el mito tal como es conocido en
nuestros días proviene, además del citado
temor a los bajos instintos, de una
compleja combinación de varias
supersticiones, entre las que se incluyen
las creencias sobre la sangre (a la que se
atribuye el ser fuente de poder o vehículo
del alma); el temor a la depredación, a la
enfermedad y a la muerte (de la cual la
expresión más palpable es el cadáver), así
como fascinación temerosa por la
inmortalidad y el instinto de
supervivencia.[4].
Algunos estudiosos sugieren que el mito
del vampiro, sobre todo el que se
popularizó en Europa después del siglo
XVII, se debe en parte a la necesidad de
explicar, en un contexto de pánico
colectivo, las epidemias causadas por
enfermedades reales que asolaron Europa,
antes de que la ciencia lograra explicarlas
racionalmente (Ver:Vampiro y Medicina).
Etimología
"Vampiro" es una palabra que comenzó a
ser usada en Europa en el siglo XVIII. En el
Diccionario de la lengua española, de la
Real Academia Española, fue incluida por
primera vez en la novena edición, de
1843.[5] Tiene origen en el término
"vampire" del inglés y francés, proveniente
a su vez del término vampir en lenguas
eslavas y del alemán, derivado del polaco
wampir y este a su vez del eslavo arcaico
oper, del cual existen raíces indoeuropeas
paralelas en el turco y el persa. Significa a
la vez: "ser volador", "beber o chupar" y
"lobo". Por otra parte, hace también
referencia a cierto tipo de murciélago
hematófago.
Según el Diccionario Oxford de Inglés, la
primera aparición de la palabra "vampire"
(vampiro, en inglés) fue en 1734, en un
diario de viaje titulado Travels of three
English gentlemen (Viajes de tres
caballeros ingleses), publicado
posteriormente en el "Harleian miscellany"
en 1745.[6][7]
El término inglés deriva (posiblemente a
través del "vampyre" francés) del "vampir"
alemán, que aparece a principios del siglo
XVIII proveniente del término serbio
"вампир/vampir.[8][9][10][11][12] La voz
serbia wampira (wam = sangre, pir =
monstruo) designa al muerto que, según
leyendas de la Europa Central, regresa a
alimentarse con la sangre —y, según
ciertas variantes, con la carne— de los
seres que en vida estuvieron más
próximos a él. De tal raíz surgen las
siguientes denominaciones: vampyr en
holandés; wampior o upior en polaco; upir
en eslovaco; upeer en ucraniano. Este
término ingresó "oficialmente" a la lengua
alemana en (1732) cuando fue reportado
el caso de Arnold Paole (Ver: El vampiro en
la edad moderna). Sin embargo, los
vampiros no eran un tema nuevo para las
publicaciones en alemán. Después de que
Austria obtuvo el control del norte de
Serbia y Oltenia con el Tratado de
Passarowitz en 1718, los funcionarios
reportaron las prácticas locales de
exhumar cuerpos y "matar vampiros".
Estos informes, elaborados entre 1725 y
1732, recibieron amplia difusión.[13]
Aunque la etimología exacta no es
clara,[14] entre las formas proto-eslavas
propuestas están *ǫpyrь y *ǫpirь.[15] Otra
teoría menos extendida es que las lenguas
eslavas han tomado la palabra de un
término turco para "bruja" (por ejemplo, del
tártaro "ubyr").[15][16]
El primer uso registrado de la forma
antigua rusa "Упирь (Upir')" comúnmente
se cree que está en un documento del año
655 (del calendario bizantino o
1047 d. C.)[17] Se trata de un colofón en un
manuscrito del Libro de los Salmos escrito
por un sacerdote que transcribió el libro
del alfabeto glagolítico al cirílico para el
príncipe novgorodiano: Volodymyr
Yaroslavovych.[18] El sacerdote afirma que
su nombre es "Upir' Likhyi " (Оупирь
Лихыи), lo que significa algo así como
"Vampiro perverso" o "Vampiro hiriente".[19]
Este nombre aparentemente tan extraño
ha sido citado como un ejemplo de
supervivencia del paganismo y el uso de
apodos como nombres de personas.[20]
Otro uso temprano de la antigua palabra
rusa se encuentra en la traducción rusa de
la homilía "Palabra de San Gregorio",
fechada muchas veces entre los siglos XI
al XIII, donde se menciona el culto pagano
de los "upyri".[21][22]
Sinónimos
Existen diferentes nombres o variantes
locales para referirse al vampiro, tales
como:
brucolaco (en español, proveniente del
griego vrykolakas).
kyuuketsuki (
吸⾎⻤) (en japonés)
nosferatu (del griego nosophoro o
νοσοφορος, portador de enfermedad)
strigoï o strigoiul , moroi y pricolici
(rumano).[23]
draugr (nórdico antiguo)
vampyrus (latín)
vrolok (eslovaco)
La forma serbia "vampir" tiene paralelos
en virtualmente casi todas las lenguas
eslavas:
vampir (вампир) en búlgaro y
macedonio.
upir/upirina en idioma croata.
upir en idioma checo
upiór y wąpierz en idioma polaco, tal vez
por influencia del eslavo oriental.
upyr (упир) en idioma ucraniano.
upyr(упыр) en idioma bielorruso, del
antiguo eslavo oriental упирь (upir').
vampiry o vurdalak y upyr (упырь) en
ruso.
En Grecia se les denominaba tympaniaios
o vrykolakas dependiendo de su
origen.[24][25]
En el folclore caribeño, particularmente en
Haití y Granada, se le denomina "loogaroo"
(deformación del término francés para
hombre lobo, "loup-garou") a un personaje usualmente una mujer anciana- que se
despoja de su piel y en forma de 'globo de
luz' roba sangre en la noche para
ofrendarla al demonio a cambio de
poderes mágicos.[26]
Los cronistas ingleses medievales, como
Walter Map y Guillermo de Newburgh,
denominan en latín al vampiro como
"sanguisuga", es decir hematófago.[27][28]
Características y atributos
Este artículo o sección necesita
referencias que aparezcan en una
publicación acreditada.
Este aviso fue puesto el 4 de marzo de
2012.
Maquillaje de vampiro para una protesta contra el
Banco Mundial. Nótese los rasgos tradicionales: tez
pálida y ojeras (propias de un cadáver), además de los
largos colmillos para atacar y desangrar a sus
víctimas.
Ilustración de "Varney the Vampire" de 1847.
La descripción de estas criaturas varía
según el folclore de cada región. Además
la mayoría de atributos de un vampiro
según la cultura contemporánea provienen
de la literatura, sobre todo de la novela
Drácula y las películas basadas en ella, así
como de los cómics y videojuegos, a
veces contradiciendo la naturaleza
primordial del vampiro tradicional original.
Por eso, de las siguientes características,
solo algunas son las esenciales o
comunes en el folclore general o como
parte de las creencias de ciertas regiones;
otras son inventadas por los novelistas y
libretistas de cine o diseñadores de
videojuegos.
Fueron humanos, pero ahora están en un
estado intermedio entre la vida y la
muerte, de ahí que se les llame no-
muertos, revinientes o redivivos. Esta
naturaleza determina su aspecto físico
básico:
1. Entre los eslavos, griegos[24] y
pueblos de Europa del este, un
cadáver desenterrado era
considerado vampiro si su cuerpo
parecía hinchado y le salía sangre
(presuntamente de sus víctimas) de
la boca o la nariz. También si
notaban que sus uñas, pelo y dientes
eran más largos que cuando había
sido enterrado e incluso poseía un
aspecto más saludable de lo
esperado, mostrando piel sonrosada
y pocos o ningún signo de
descomposición.[1]
2. En Transilvania (Rumanía) se
consideraba que los vampiros eran
flacos, pálidos, y poseían unas largas
uñas y largos y puntiagudos caninos
(colmillos).
3. En Bulgaria y Polonia se les atribuye
tener un solo orificio nasal así como
una especie de aguijón en la punta de
la lengua.[29]
4. Según la creencia en el folclore
rumano, tienen la posibilidad de
transformarse en animales como
gatos o perros, ovejas y caballos.[23]
La forma más mencionada en la
ficción popular es la del murciélago y
en niebla.
Otras características:
Se alimentan primordialmente de la
sangre de sus víctimas aunque hay
descripciones de que también son
antropófagos y en algunas culturas se
consideraba que la sangre no era la
base de su sustento, sino el "fluido vital"
humano o la energía psíquica.
No se reflejan en los espejos ni tienen
sombra, tal vez como una manifestación
de la carencia de un alma. Este atributo
no es universal, pues por ejemplo el
vampiro griego vrykolakas/tympanios
poseía tanto sombra como reflejo, pero
es muy popular gracias a novelistas
como Bram Stoker, que lo menciona en
su novela Drácula.
Los vampiros, por su naturaleza
demoníaca o su origen sacrílego, no
soportan los símbolos cristianos y por
ello pueden ser alejados usando una
cruz cristiana o agua bendita, y no
pueden cruzar por terrenos
consagrados como los de una iglesia.
Son indestructibles por medios
convencionales y son extremadamente
fuertes y rápidos pero se debilitan junto
a las corrientes de agua.
Aunque en general se supone los
vampiros son vulnerables a la luz del
sol, entre los eslavos se creía que no
solo pueden resistir la luz del sol, sino
que en algunos casos podían viajar a
otro pueblo y llevar allí una vida
normal.[29]
Algunas tradiciones sostienen que un
vampiro no puede entrar en una casa si
no es invitado por el dueño; pero que
una vez es invitado puede entrar y salir a
placer.
En algunas zonas de Europa del este, se
cree que el vampiro es un ser lujurioso
que vuelve al lecho conyugal a procrear
con su esposa, engendrando así
criaturas con características especiales
(que varían en cada región) a las que se
conoce como dhampiros.
Tienen una afinidad natural con la magia
negra y concretamente con la
nigromancia, que dominan con mayor
facilidad que el hechicero no vampiro
más diestro.
Origen de un vampiro
En el conjunto de creencias populares se
pueden distinguir unas formas básicas, a
veces complementarias entre sí, para que
un ser humano se convierta en vampiro:
Por predisposición desde el nacimiento:
En Rumanía tenía más posibilidades de
ser un strigoi, el séptimo o duodécimo
hijo cuyos hermanos mayores eran
todos del mismo sexo. O tener unas
marcas de nacimiento como el hueso
sacro pronunciado, abundante vello
corporal y haber nacido encapuchado,
es decir con la cabeza envuelta en parte
de la membrana placentaria, o haber
ingerido parte de la misma.[30] Entre los
eslavos también tenían mayor
probabilidad de convertirse en vampiros
los nacidos en Sábado Santo.[31]
Por muerte prematura o violenta: En la
antigua Grecia,[24] en donde se
denominaban vrykolakas o brucolacos a
los así originados, al igual que entre
búlgaros, eslavos,[31] y en ciertas
culturas africanas y en Indonesia, se
creía que los niños, adolescentes y en
general las personas que habían tenido
una muerte prematura o en
circunstancias anormales, por suicidio o
violencia, podían convertirse en
fantasmas vagabundos o vampiros.[32]
Por incumplimiento de rituales
funerarios y religiosos: En Grecia,
Bulgaria y Rumanía también se creía
que alguien se convertía en vampiro
después de morir si quienes debían
ocuparse de preparar y vigilar
debidamente el cadáver no realizaban
los rituales adecuados o no cumplían
bien su tarea, como impedir que un
animal, especialmente un perro o gato, e
incluso una persona pasaran sobre el
mismo.[31][24] Esta creencia es similar en
los hindúes que consideraban que los
espíritus o Pitrs, en espera de
reencarnar, pueden convertirse en
vampiros si nadie les recuerda y realiza
los shraadh, rituales funerarios de rigor
para facilitar su reencarnación.[33]
Como maldición por acciones
criminales o sacrílegas: En la antigua
China también se creía que se
convertían en vampiros ciertos
criminales, tradición similar a la
existente entre los eslavos y los griegos,
quienes creían que los vampiros eran
brujas o personas que se habían
rebelado contra la Iglesia mientras
estaban vivos, vendiendo su alma al
diablo y que al morir sus cuerpos podían
ser poseídos por demonios. En la
Europa cristiana y especialmente entre
los griegos, esta creencia era reforzada
con los conceptos desarrollados por el
cristianismo basados en la idea
neoplatónica de la vida después de la
muerte y la idea de la supervivencia del
alma hasta el día del Juicio Final a pesar
de la corrupción del cuerpo, de aquellos
que murieran arrepentidos de sus
pecados y que hubieran recibidos los
últimos sacramentos.[25] Por eso, los
griegos y los eslavos creían que todos
aquellos que no fueran enterrados en
tierra consagrada (en particular los
suicidas y los excomulgados) o los que
no hubieran recibido la extremaunción,
tenían la mayor posibilidad de
convertirse en vampiros o
tympaniaios.[1][24]
Por mordedura de un vampiro: Según
casi todas las tradiciones,
especialmente entre los eslavos,[1]
aquella persona que moría después de
ser mordida por un vampiro se
convertiría a su vez en uno. Los
escritores ocultistas aducen que esta
manera solo es posible si hay
aceptación por parte de la víctima.[34]
Los autores de literatura de ficción le
han dado a esta manera de convertirse
en vampiro una connotación sexual
intensa, muy atractiva para propósitos
dramáticos.
Identificación del vampiro
Existen numerosos y variados rituales que
se utilizaban para identificar a un vampiro.
La comprobación más socorrida consistía
en la exhumación del cadáver sospechoso
para verificar directamente si tenía las
características tradicionales y
destruirlo,[1][24] práctica que llegó a
ocasionar numerosas profanaciones de
tumbas.
Uno de los métodos descritos por el abad
Calmet, citado por el padre Feijoo,[35] para
localizar la tumba de un vampiro, consistía
en guiar a un muchacho virgen montado
en un caballo también virgen a través de
un cementerio; el caballo se negaría a
avanzar sobre la tumba en cuestión.
Generalmente se requería que el caballo
fuera negro, aunque en Albania era
necesario que fuera blanco. La aparición
de agujeros en la tierra sobre la tumba
también era tomada como un signo de
vampirismo.
Otra evidencia de la actividad de un
vampiro en la localidad incluía la excesiva
lluvia o granizo, así como la enfermedad y
muerte de familiares o conocidos, así
como del ganado, en los días siguientes a
la muerte y enterramiento del sospechoso.
Algunos también se manifestaban
mediante pequeños actos similares a los
de un poltergeist, tales como mover
muebles de la casa, producir ruidos y dar
golpes.[1][24][23]
Protección contra un
vampiro
Prácticas preventivas
…
El Vampiro, litografía del siglo XIX por R. de Moraine
(siglo XIX) ilustrando el momento en que después de
haberlo exhumado se destruye a un vampiro
clavándole una estaca en el pecho.
Para evitar que un muerto se convirtiera
en un vampiro, entre los celtas una de las
prácticas más extendidas era enterrar el
cuerpo cabeza abajo, así como también
colocar hoces o guadañas cerca de la
tumba, para evitar que los demonios
poseyeran el cuerpo o para apaciguar al
muerto y que no se levantara de su ataúd.
Con igual propósito los tracios y los
búlgaros antiguos solían amputar las
extremidades, cortar los talones y los
tendones de las rodillas o perforar otras
partes del cuerpo.[31]
En Rodas y en la isla de Quíos (Grecia) se
ponía una cruz de cera entre los labios del
cadáver, así como una pieza de cerámica
con la inscripción “Jesucristo conquista”
para evitar que se convirtiera en vampiro o
vrykolakas.[36]
En Europa Oriental era frecuente introducir
un diente de ajo en la boca, y a veces en
cada uno de los nueve orificios corporales,
de los muertos así como atravesarles el
corazón con un objeto corto punzante,
antes de inhumarlos.[30] En las regiones
sajonas de Alemania se colocaba un limón
en la boca del sospechoso de ser un
vampiro. Los gitanos clavaban agujas de
hierro y acero en el corazón del cadáver y
colocaban pequeños fragmentos de acero
dentro de la boca, sobre los ojos, en las
orejas y entre los dedos durante el
entierro. También introducían espino en un
calcetín del muerto, le clavaban una
estaca de espino en las piernas o
rodeaban la tumba con una barrera de
plantas espinosas.[31] En Bulgaria, los
arqueólogos han encontrado varios
esqueletos de origen medieval cuyo tórax
había sido apuntillado con estacas de
hierro, una práctica común hasta
principios del siglo XX realizada para
evitar que personajes a los que se había
considerado malvados regresaran
convertidos en vampiros.[37] En Polonia se
han encontrado enterramientos en los que
los sospechosos de vampirismo eran
decapitados y la cabeza colocada entre
las piernas.[38]
Talismanes, sustancias y objetos
protectores
…
Numerosos objetos y sustancias, que
varían de región en región, son
mencionados en las leyendas sobre
vampiros por su efecto apotropaico, es
decir, por tener la propiedad de alejarlos o
destruirlos. En Europa se cree que una
rama de rosa silvestre o de espino pueden
dañar al vampiro, así como el ajo o el
azufre y objetos sagrados como un
crucifijo, un rosario o el agua bendita.
En algunas regiones de Sudamérica,
cuando una mujer deja en la casa a su hijo
dormido, pone sal y unas tijeras al lado del
niño para ahuyentar a vampiros y
brujas.[39]
Otros métodos comunes en Europa
incluían esparcir semillas de mostaza o
arena sobre el tejado de la casa a proteger
o en la tierra de una tumba sospechosa de
contener a un vampiro para mantenerlo
ocupado durante toda la noche contando
los granos caídos. Historias chinas
similares relatan que si un vampiro se
encontraba con un saco de arroz, tendría
que contar todos los granos uno por uno;
es una temática que se puede encontrar
también en los relatos del subcontinente
indio y en Sudamérica, sobre brujas y
otros tipos de espíritus malignos o
traviesos.[31]
Aunque no se los considera como un
objeto de protección, el que los vampiros
no se reflejen en los espejos ha hecho que
fueran utilizados para mantenerlos
alejados: eso se conseguía situándolos en
una puerta, mirando hacia afuera.
Destrucción de un vampiro
…
Estuche para cazador de vampiros (1840) exhibido en
uno de los museos de Ripley.
En los Balcanes, existía el cazador de
vampiros que podía ser un religioso o un
dhampiro, que según la tradición gitana es
el hijo o descendiente de un vampiro con
el poder de detectarlos —aunque fueran
invisibles— y destruirlos.
Hasta principios del siglo XX, unos
estuches o «kits» con las herramientas
tradicionales para destruir vampiros eran
ofrecidos a los viajeros que iban a visitar
Europa del Este en particular.
Actualmente, estos equipos son propiedad
de ciertos museos de curiosidades o de
coleccionistas aficionados a lo
esotérico.[40]
Métodos
…
Tradicionalmente, existen varias formas
para eliminar a un vampiro:
Estacado o clavar una estaca en el
corazón de los cadáveres sospechosos
de ser vampiros. Es el método más
citado, particularmente en las culturas
eslavas del sur. Se usaban estacas y
punzones de madera o hierro. El fresno
era la madera preferida en Rusia y en los
estados bálticos, el espino en Serbia y
en Bulgaria,[31] y el roble en la región de
Silesia. La estaca solía clavarse
apuntando a la boca en Rusia y en el
norte de Alemania, o al estómago en el
noreste de Serbia. Esto es similar al
acto preventivo de enterrar objetos
afilados, como hoces o guadañas, junto
al cadáver y apuntando hacia él, de
forma que cuando el cuerpo se hinchara
le penetrase en la piel lo suficiente, para
evitar que el no-muerto se levantara del
ataúd.
La decapitación era el método preferido
en las áreas germánicas y eslavas del
oeste. La cabeza se enterraba junto a
los pies, tras las nalgas o alejada del
cuerpo.[41] Este acto se veía como un
modo de acelerar la marcha del alma,
debido a que —en algunas culturas— se
creía que esta permanecía en el cuerpo.
La incineración completa del cadáver o
del corazón y el rociar la tumba con
agua hirviendo eran las medidas más
habituales en Grecia.[36] También, sobre
todo en casos recalcitrantes, se
desmembraba el cuerpo y se quemaban
las partes o se hervían en vino.[24] Los
rumanos, eslavos y gitanos utilizaban
las cenizas para preparar bebidas que
suministraban a los familiares o
víctimas a modo de cura.[42]
Repetir el funeral, cambiando de lugar
la tumba, rociando agua bendita sobre
el cadáver, o con un exorcismo, era una
medida propugnada en los Balcanes y
especialmente por la Iglesia en Grecia
para evitar la incineración, pues esta
disminuía la posibilidad de salvación del
alma.[24]
Rituales de magia: En Bulgaria se
practicaba un ritual consistente en el
embotellamiento del vampiro —que
según la creencia búlgara es un
espectro incorpóreo—, llevado a cabo
por personas que se dedicaban a ello,
sirviéndose de una botella
especialmente preparada que contenía
un fragmento de un icono (estampa de
un santo) así como algo del alimento
favorito del vampiro. Este lo atraía
irresistiblemente a su interior y el
vampiro quedaba atrapado allí, ya que el
hechicero se apresuraba a cerrarla con
un corcho. La botella, con el vampiro
dentro, era arrojada al fuego para
destruirlo.[29]
Historia de los vampiros
Los vampiros en la Antigüedad
…
Ilustración moderna de un vampiro.
Inicialmente la mayoría de menciones de
seres con características vampíricas en la
Antigüedad son parte del folclore y de los
mitos en casi todas las civilizaciones,
desde Egipto y Sumeria hasta las culturas
indoamericanas.
En Mesopotamia se invocaba a los dioses
protectores para que acabaran con los
Utukku, seres culpables de las
enfermedades y las pestes, que pueden
considerarse como antecesores de los
vampiros.
En la antigua China se creía en la
existencia de los Jiang Shi o vampiros
zombis, con extremidades rígidas de
manera que solo pueden avanzar dando
pequeños saltos y con los brazos
extendidos. Son completamente ciegos,
pero presienten a las personas por su
respiración y si muerden a una persona, la
convierten también en otro muerto
viviente.
En el Antiguo Egipto la diosa de la guerra
Sejmet, hija de Ra y llamada "la terrible",
asoló la tierra para castigar a los hombres
y solo pudo ser apaciguada
embriagándola con un brebaje de color
rojo semejante a la sangre que bebía.
En el folclore árabe y africano se
menciona la existencia de unos demonios
necrófagos y vampiros, que cambian de
forma a su antojo, llamados guls —en
árabe, "Al-ghul" (demonio)—, que se
convertían en tales por haber tenido una
muerte violenta. En uno de los relatos de
Las mil y una noches llamado Honor de un
Vampiro el protagonista es un Ghul.[43]
En el judaísmo uno de sus arquetipos
míticos es Lilith, la primera mujer de Adán,
de quien se decía que se alimentaba de la
sangre de los niños no circundados y es
inspiradora de muchos personajes de
vampiresas seductoras en la ficción por su
acentuado carácter sexual.
En la India los vetala (demonios vampiros)
ocupan un lugar importante en las
narraciones y, como parte de la corte de
Siva, rondan los lugares de cremación.
Igualmente en las mitologías budista,
hinduista y mitología jainista, un preta es
un espíritu atormentado, el alma de un
fallecido condenado a sufrir una eterna
hambre de sustancias repugnantes o de
sangre lo cual lo torna peligroso para los
vivos.
En América, el pueblo amerindio Mapuche
tiene entre sus creencias la existencia de
un ser vampírico conocido como el
Pihuychen que atacaría principalmente a
animales, pero también a humanos.
Igualmente creían en la existencia de una
criatura vampírica acuática conocida
como Trelke-wekufe (El cuero).
Posteriormente ambos seres formarían
también parte de la tradición chilena. Los
Aztecas creían en unas diosas temibles
llamadas Cihuateteo, espíritus de mujeres
que morían durante el parto y que
provocaban pestes, atacaban a los niños y
en las noches a los viajeros especialmente
en los cruces de caminos.[44] Según el
Popol Vuh, los Mayas creían que el
guardián de Xibalbá era un murciélago con
rasgos humanos llamado Camazotz que
decapitaba a los extraños.[45] Un mito del
pueblo Shuar que habita en la selva
amazónica en Ecuador y Perú dice que los
"Jencham", como denominan a los
murciélagos hematófagos que habitan las
cavernas, se originan en hombres que
fueron así transformados por su gusto en
derramar la sangre.[46]
En Europa, la mitología griega incluye la
leyenda de Lamia, hija de Belo, rey de Libia,
quien por sostener un romance con Zeus
sufrió la ira de la diosa Hera, que asesinó a
sus hijos y la convirtió en un monstruo
despiadado que mataba niños y seducía a
viajeros extraviados para devorarlos y
alimentarse con su sangre. Otro mito
griego es la Empusa, ser monstruoso con
pies de bronce que podía transformarse
en una bella mujer para seducir a los
hombres y beber su sangre o devorarlos.
En las leyendas rumanas se habla de los
strigoi, deidades con rostro de mujer y
cuerpo de pájaro que absorbían la sangre
de los humanos mientras estos dormían.
Los romanos tenían a los larvae, nomuertos que no habían pagado sus
crímenes en vida, y se vengaban de su
estado esquelético y fantasmal
absorbiendo la vida de los vivos.
Entre los francos la Ley Sálica,
promulgada en el siglo V, prevé multas a
quienes practiquen el vampirismo: «...La
mujer vampiro que devore a un hombre,
comprobándose su culpabilidad, deberá
pagar una multa de 8000 deniers, o sea,
200 sous».[34]
En España forman parte del mito criaturas
como las guaxas en Asturias,[47] las
guajonas en Cantabria[48] y las meigas
chuchonas en Galicia, brujas con un solo
colmillo que les sirve para succionar la
sangre de sus víctimas, sobre todo
niños.[49] En las Islas Canarias también
existía el mito de las brujas-vampiro que
succionaban la sangre de los recién
nacidos, como las llamadas Brujas del
Bailadero de Anaga, en Tenerife.[50]
El vampiro en la Edad Media
Grabado francés para ilustrar "Histoire des vampires
et des spectres malfaisants" publicado en 1820.
…
En la Edad Media los vampiros empiezan a
ser parte de mitos y leyendas relacionados
con personajes reales (Ver:Personajes
históricos relacionados con el vampirismo)
o con sucesos e identidades míticas con
algún trasfondo real.
En la Saga Eyrbyggja que data del siglo XIII,
sobre la colonización de Islandia, se
cuenta cómo un jefe normando, Thorolf,
regresa de su tumba para aterrorizar a la
población hasta que su cadáver es
incinerado. También aparece este tipo de
monstruo, llamado draugr en islandés, en
la Saga de Grettir.
En Rusia las creencias sobre vampiros,
ligadas al culto a los antepasados como
parte del paganismo eslavo persistente,
eran motivo de preocupación entre los
evangelizadores cristianos en el siglo XI,
según se desprende de los comentarios
del traductor al ruso de una homilía de San
Gregorio Magno.[51] [52]
En la Grecia cristiana se creía también en
los Vrykolakas o tympanios, que atacaban
a su familia y amigos después de
muertos.
En Inglaterra Walter Map en su obra De
Nugis Curialium (1190) y William de
Newburgh en el libro V de su Historia
rerum Anglicarum (1196), incluyen relatos
tradicionales de vampiros.[53]
En España, en la región catalana del Alto
Ampurdán (Gerona), se originó en el siglo
XII una leyenda un poco olvidada pero que
quizá sea la más importante sobre
vampiros en la península Ibérica, y es la
del Conde Estruch, Estruc o Estruga, un
anciano caballero feudal defensor de la
cristiandad, que vivió en el Castillo de
Llers, destruido durante la guerra civil
española, y de quien se decía que murió
asesinado y, como consecuencia de una
maldición por su represión de las
costumbres paganas que persistían en la
zona, se convirtió en vampiro,
aterrorizando mucho tiempo a los
habitantes de la comarca, seduciendo
también a jóvenes mujeres que quedaban
embarazadas para dar a luz engendros
monstruosos que morían al nacer.[54]
Igualmente en la población de Tarragona
llamada Pratdip, nombre que en catalán
significa “Prado de dips”, existe la leyenda
de los “Dips”, perros vampíricos que
asolaron la comarca y cuya figura aparece
en el escudo de la población, así como en
retablos de la ermita dedicada a Santa
Marina, la patrona local. En esa población
existen también las ruinas de un castillo
que la tradición oral local atribuye fue la
morada de Onofre de Dip, señor feudal
presuntamente convertido en vampiro.[55]
En Escocia existe una leyenda que se
remonta al reinado de Jacobo VI de
Escocia en el siglo XVI, sobre Sawney
Beane, quien conformó una salvaje e
incestuosa familia de caníbales y
vampiros que asoló la comarca de East
Lothian durante 25 años, hasta que fueron
descubiertos en la cueva en que vivían y
ajusticiados en Leith Walk.[56]
El vampiro en la edad moderna
…
El escritor esloveno Janez Vajkard
Valvasor escribió a fines del siglo XVI
sobre un vampiro o strigoi de Istria
llamado Jure Grando Alilović (1579-1656),
al que se considera el primer vampiro
moderno documentado. Y desde
comienzos del siglo XVIII las menciones
del vampiro pasaron de las tradiciones
populares a las publicaciones
periodísticas y eruditas en Europa,
apareciendo descripciones y análisis de
casos específicos, de los cuales el más
emblemático es el de un hajduk serbio
llamado Arnold Paole que motivó la
inquietud de las autoridades del Imperio
austrohúngaro hasta el punto que
comisionaron sucesivas investigaciones
conducidas por médicos militares
autriacos que incluyeron la exhumación y
examen de los cadáveres sospechosos. El
13 de febrero (1731), el padre de uno de
los investigadores, el vienés Dr. Johann
Friedrich Glaser, corresponsal del diario
Commercium Litterarium de Núremberg,
remitió al periódico una carta describiendo
el caso tal y como se lo relató su hijo
mediante una misiva fechada el 18 de
enero. Más tarde el médico Johannes
Flückinger, quien condujo la segunda
investigación, publicó en Belgrado la obra
Visum et Repertum (1732).[57] Este libro,
que circuló con profusión por Europa,
popularizó el vocablo latino "vampirus"
que no se empleaba con normalidad hasta
entonces.[58]y junto a la carta de Glaser
fueron difundidos, citados y reproducidos
en numerosos tratados (Ver El vampiro en
la literatura) y artículos contribuyendo así a
la propagación de la creencia en vampiros
entre los europeos cultos. Los errores en
estos informes médicos que dieron origen
a la leyenda se explican hoy día por la
poca comprensión que se tenía en la
época sobre el proceso de
descomposición de los cadáveres.
En el llamado Siglo de las Luces, cuando
se propugna el triunfo de la razón y el
desprestigio de las supersticiones, se
intentó desvirtuar las leyendas sobre
vampiros. En 1746 el monje benedictino
de la abadía de Sénones y exégeta de la
Biblia Dom Augustin Calmet publicó su
obra Dissertations sur les apparitions des
anges, des démons & des esprits et sur les
revenans et vampires de Hongrie, de
Boheme, de Moravie & de Silesie... (más
conocido como Tratado sobre los vampiros
y traducido al español por Lorenzo Martín
del Burgo) con la intención de desacreditar
el mito mediante argumentos cristianos;[1]
pero tanto esta como otras obras que
nacieron a la sombra de la Ilustración en
contra del mito de los vampiros, como la
Dissertatione sopra i vampiri (1774) del
arzobispo de Florencia Giuseppe
Davanzati, solo consiguieron incrementar
aún más la creencia en ellos.
Igualmente el español Benito Jerónimo
Feijoo, quien escribe en cursivas y con
mayúsculas la palabra "Vampiro", pues en
el siglo XVIII, a pesar de estar
generalizado su uso apenas comenzaba a
ser un término aceptado por la Academia,
en su ensayo comentando la obra de
Augustin Calmet desecha la existencia de
los vampiros afirmando: «Por otra parte,
pretender que por verdadero milagro los
"Vampiros", o se conservan vivos en los
sepulcros o, muertos como los demás,
resucitan, es una extravagancia, indigna de
que aún se piense en ella. ¿Qué fin se
puede imaginar para esos milagros? ¿Por
qué se obran solo en el tiempo dicho?
¿Por qué solo en las regiones expresadas?
Se han visto resurrecciones milagrosas. Y
no solo se deben creer las que constan en
la escritura, aunque no tengan el grado de
certeza infalible que aquellas. Pero en
esas resurrecciones se ha manifestado
algún santo motivo, que Dios tuvo para
obrarlas. En las de los "Vampiros" ninguna
se descubre».[35]
En L'Encyclopédie (1751) dirigida por Denis
Diderot y Jean le Rond d'Alembert aparece
la siguiente definición: «Vampiro. Es el
nombre que se le ha dado a pretendidos
demonios que se succionan durante la
noche la sangre de cuerpos vivos y la
llevan a cadáveres en los que puede verse
la sangre salir de la boca, nariz y los oídos.
El padre Calmet hizo sobre el tema una
obra absurda de la cual no se le hubiera
creído capaz, pero que sirve para
demostrar hasta qué grado el espíritu
humano se deja llevar por la
superstición».[59]
Pero fue sin duda el poema narrativo del
romántico alemán Gottfried August Bürger
Lenore (1773) el que puso de moda el
tema del vampiro en la literatura junto con
el relato El vampiro (1819) de John William
Polidori.
El vampiro en la edad
contemporánea
…
El vampiro, que ya desde el siglo XIX es un
icono universal en la literatura de ficción,
sigue presente en crónicas periodísticas y
en leyendas urbanas actuales. El caso
más famoso en EUA en tiempos recientes
y clásico en el folclore de Nueva Inglaterra,
ajustado a los cánones del mito, es el
incidente sucedido con Mercy Brown
fallecida a los 19 años a causa de
tuberculosis en Exeter, Rhode Island, y
cuya exhumación en 1892 fue realizada
ante el temor de que se había convertido
en vampiro.[60]
Igualmente es notable, en la Inglaterra del
siglo XX, el caso del vampiro del
cementerio de Highgate, en el suburbio
londinense, que a finales de la década de
los 60 fue el escenario de una leyenda
urbana según la cual era rondado por un
vampiro con características
fantasmagóricas que se cobró algunas
víctimas antes de ser destruido con
intervención de autodenominados
cazadores de vampiros, que incluso
llegaron a organizar una cacería la noche
del 13 de marzo de 1970, cuando decenas
de curiosos y ocultistas invadieron el
cementerio en busca del supuesto
vampiro.[61][62]
En regiones del África postcolonial y en
pleno siglo XXI, se siguen produciendo
rumores sobre vampiros asociados a los
colonos, misioneros o representantes de
organismos europeos y adaptados a la
modernidad, pues se mencionan vehículos
automotores, sobre todo de los pintados
de color rojo, usados para raptar a las
víctimas y el uso de jeringas para
extraerles la sangre.[63]
El vampiro en la cultura contemporánea
El arquetipo del vampiro está presente en
la cultura contemporánea principalmente
de cuatro maneras:
…
1. Como prototipo de personajes de los
videojuegos, los cómics o la literatura
popular y el cine.
2. Como icono y disfraz que no puede
faltar en Halloween, particularmente
el estereotipo popularizado por
Hollywood que encarnó el actor Béla
Lugosi.
3. Como paradigma o referencia de
ciertas subculturas o tribus urbanas,
como la subcultura gótica
4. Como referencia lexicográfica en el
lenguaje cotidiano y el término en
español, según el diccionario de la
RAE, describe también a "Persona
codiciosa que abusa o se aprovecha
de los demás" y el verbo vampirizar a
"Abusar o aprovecharse de alguien o
de algo".[64] Algunos autores
denominan vampiros psíquicos o
emocionales a los perpetradores de
acoso laboral, moral, psicológico y
mobbing), atribuyéndoles desórdenes
de la personalidad.[65]
Personajes históricos relacionados
con el vampirismo
…
Existen personajes reales cuyas vidas
inspiraron la figura del vampiro en el
folclore y en la literatura de ficción
contemporánea.
Vlad Draculea
Véase también: Drácula
…
Vlad Tepes.
También conocido como Vlad III o Vlad
Tepes, es un noble héroe nacional rumano
que en el siglo XV luchó contra la invasión
de los otomanos y es famoso por la
crueldad de sus métodos. Inspiró la novela
"Drácula" de Bram Stoker por lo cual es
relacionado con el tema aunque no existe
evidencia histórica que bebiera sangre de
sus víctimas ni las leyendas locales lo
señalan de ser vampiro.[23]
Vlad III, que realmente era valaco y no
transilvano según Bram Stoker, es
apodado Tepes que significa "Empalador"
en rumano, por su método más famoso
para escarmentar a su enemigos. Draculea
significa hijo de Dracul que a su vez
significa el dragón, y que era el título de su
padre, Vlad II, un voivoda (príncipe)
caballero de la Orden del Dragón. Debido a
su éxito en expulsar a los turcos de
Valaquia, por lo cual vivió en constante
estado de guerra durante 1431 y 1476, y
liberar la comarca de la delincuencia, se le
considera un héroe nacional en Rumania y
el salvador de Europa pues Valaquia junto
con la vecina Transilvania, constituyen la
puerta meridional de Europa que todo
invasor procedente de Asia, tenía que
pasar obligatoriamente si intentaba
conquistar por el sur las fértiles llanuras
europeas. Su historia es relatada en la
canción titulada Von ainem wutrich der
hies Trakle waida von der Walachei escrita
por Michael Beheim, juglar germánico
súbdito del rey húngaro Matías Corvino, en
cuya corte conoció a Vlad cuando este se
refugió allí huyendo de sus enemigos.[66]
La leyenda siniestra de Draculea surge
como mínimo desde su época, cuando sus
enemigos solo podían explicar sus
victorias militares atribuyéndole poderes
necrománticos. En el siglo XX su figura ha
tratado de ser reivindicada.
Condesa Elizabeth Báthory
Véase también: Carmilla
Elizabeth Báthory.
…
Llamada "La Condesa Sangrienta", este
personaje vivió entre los siglos XVI y XVII
e inspiró a Sheridan Le Fanu para crear en
1872 a la protagonista de su famosa
narración Carmilla.
Elizabeth, importante aristócrata húngara
y famosa en su época en Europa por su
belleza, fue acusada de secuestrar en su
castillo de Čachtice (en la actual
Eslovaquia) a numerosas doncellas
vírgenes, nobles y campesinas, a quienes
torturaba y desangraba hasta la muerte
para obtener la sangre que usaba en sus
baños y bebía (aunque esto último no se
comprobara en el proceso), como parte de
prácticas de magia negra en que era
asistida por un séquito de brujas, bajo la
creencia de que así se conservaría bella y
lozana. El corto proceso, ordenado e
impulsado por el emperador Matías II y el
palatinado, finalizó el 7 de enero de 1611,
y mientras sus cómplices fueron
torturadas y condenadas a pena de
muerte en la hoguera, a Elizabeth por su
condición aristocrática y la importancia
política de su estirpe solo la condenaron a
vivir emparedada en sus aposentos, que
fueron sellados para siempre y en los
cuales uno de sus carceleros la encontró
muerta en agosto de 1614.[67]
En el siglo XX algunos cuestionan la
verdadera magnitud de sus crímenes y la
validez de las acusaciones, atribuyéndole
un carácter político a su proceso, cuyos
archivos se conservan aún y son la fuente
primaria de lo que se ha escrito sobre ella.
En todo caso, la condesa Báthory es
referencia ineludible en los estudios sobre
el mito europeo del vampiro pues su
historia se entremezcla con las leyendas
relacionadas con él mismo.
Gilles de Rais
Este aristócrata francés del siglo XV, que
luchó en los años finales de la Guerra de
los Cien Años junto a Juana de Arco,
torturó y dio muerte a unos 300 niños
durante 8 años hasta que en el año 1440
fue capturado, procesado y ejecutado.
…
Henry Fitzroy
…
El personaje real, hijo bastardo de Enrique
VIII y conde de Nottingham y duque de
Richmond y Somerset, murió a los 17
años, posiblemente de tuberculosis.
Aunque su muerte no está esclarecida ni
hay referencias históricas a actividades
criminales o vampirismo, inspiró a la
escritora Tanya Huff un personaje del
mismo nombre, un vampiro "bueno"
novelista y detective, que protagoniza La
saga de la sangre (Blood Ties), convertida
en serie de televisión.
El vampiro en la ciencia
En el siglo XVIII y en el contexto de la
Ilustración surgieron escritos críticos
buscando desvirtuar el mito del vampiro.
Voltaire dedica al tema, con su ironía
característica, un aparte en su Diccionario
Filosófico[68] y Fray Benito Jerónimo Feijoo
dedica igualmente con tono crítico al tema
de "Vampiros y brucolacos" una de sus
"Cartas eruditas y curiosas" (1774) a
propósito del tratado escrito por un
contemporáneo suyo, el monje Augustin
Calmet llegando a la conclusión que los
sucesos son el resultado de una
imaginación supersticiosa y del
embuste.[35] Con el tiempo, otros eruditos
y científicos han tratado de explicar los
orígenes del mito y los fenómenos que lo
componen a la luz de las ciencias exactas
y sociales.
Vampiro y zoología
…
La ciencia llama "vampiro" (nombre que le
dio el naturalista Conde de Buffon en
1761) al murciélago hematófago conocido
como Desmodus rotundus que habita en
una amplia región de América del Sur, de
hábitos nocturnos y se alimenta
habitualmente de sangre de ganado
bovino, equino o porcino a los que ataca
mientras duermen, gracias a sus
agudizados sentidos para localizarlas,
acercándose a ellas volando,
arrastrándose por el suelo o saltando, para
morderles en los hombros, espalda, región
perianal, en las patas, pezuñas, así como
en la base de los cuernos o en las orejas.
Son animales de pequeño tamaño, entre
los 6 y los 9 centímetros y un peso de 2540 gramos, pelaje denso color café
grisáceo, cara aplanada, orejas pequeñas
y puntiagudas, hocico corto y labio inferior
en forma de V, con incisivos superiores
anchos y filosos e inferiores pequeños,
siendo los caninos largos, de punta aguda
y borde posterior afilado. Este aspecto
inspira a los maquilladores y encargados
de los efectos especiales en las películas,
las imágenes más aterradoras para
presentar en aspecto más bestial a un
personaje vampiro.
Vampiro y medicina
…
De las ciencias, la medicina es la que más
ha intentado explicar y esclarecer los
orígenes del mito del vampiro folclórico.
En el siglo XVIII la ola de superstición
desatada hizo que surgieran obras como
Los vampiros a la luz de la medicina
(1749)[69] de Próspero Lambertini que
llegaría al papado con el nombre de
Benedicto XIV desde donde siguió
luchando contra las falsas creencias, o el
Informe médico sobre los vampiros (1755)
de Gerard van Swieten, médico y
archidiácono de María Teresa de Austria,
donde tras criticar el vampirismo y
considerar poco frecuente aunque dentro
de la normalidad los casos de
incorruptibilidad de los muertos,
desacreditaba a médicos y comisarios
pues en muchas ocasiones y siguiendo
sus indicaciones se realizaban sacrilegios,
poniendo en entredicho el buen nombre
del finado, violando tumbas y ultrajando
cadáveres.[70]
¿Enfermedades vampíricas?
…
El neurólogo español, Juan Gómez Alonso,
propone una razonable explicación del
mito a partir de ciertas enfermedades que
por sus síntomas y signos, así como por
su impacto social, sirven para dar algún
sustento científico a la leyenda del
vampiro en el folclore europeo.[71]
La peste
E…
La peste, enfermedad infecciosa
producida por la Yersinia pestis y
transmitida por las pulgas de las ratas y
otros roedores, es la más factible para
explicar en forma simple pero verosímil
las epidemias de vampiros en la edad
media. Precisamente este fenómeno
también es descrito como trasfondo de la
historia principal de un vampiro en obras
cinematográficas como el Nosferatu de
Murnau o de Herzog.
Durante el siglo XIV, especialmente en
Prusia oriental, Silesia y Bohemia, para
evitar el contagio las víctimas de la
enfermedad eran enterradas
prematuramente sin constatar la muerte
clínica. Muchos de estas víctimas de
enterramiento vivo sufrieron por ello una
larga y atroz agonía, infligiéndose heridas
en su intento de escapar de sus tumbas.
No es de extrañar, por tanto, que en la
exhumación se encontraran al cadáver
conservado y con manchas de sangre, lo
que a falta de una mejor explicación
estimularía la imaginación supersticiosa
de la gente atribuyéndoles una condición
de vampiros.
El carbunco
E…
Esta enfermedad muy contagiosa, capaz
de crear gravísimas epidemias, producida
por el Bacillus anthracis que puede
transmitirse de los animales al hombre,
podría semejar la sintomatología de una
víctima de un vampiro. Los afectados
presentan fiebre alta, sed intensa,
convulsiones, dificultad respiratoria y
alucinaciones que se atribuyen a la falta
de oxígeno, con una sensación de asfixia
que podía ser expresada por parte de la
víctima como el estrangulamiento a
manos de un vampiro. Los cadáveres
presentan ausencia de coagulación de la
sangre, frialdad y rigidez; y de igual forma
se descompone más lentamente. En una
época donde no se tenían conocimiento
de muchas enfermedades se podía pensar
que en estos cadáveres aún se presentaba
vida. El ántrax o carbunco es la mejor
explicación para casos tradicionalmente
considerados de vampirismo, esto es:
muertes de personas después de
dificultades respiratoria, convulsiones y
septicemia, al igual que de animales
herbívoros, y cadáveres con sangre no
coagulada, con miembros flexibles y con
lenta descomposición. El carbunco
generalmente se presenta en zonas
pastoriles en brotes indeterminados
atacando a vacas, ovejas, cabras y seres
humanos principalmente.
La anemia
E…
Esta enfermedad clásica, frecuentemente
asociada a las anteriores, consistente en
un déficit en la cantidad o calidad de los
glóbulos rojos de la sangre encargados de
transportar el oxígeno a todo el cuerpo,
también puede explicar la creencia en la
afectación de los vecinos y familiares
allegados al presunto vampiro. Las
supuestas víctimas presentaban una
severa palidez acompañada de intensa
fatiga, cansancio y respiración
entrecortada, síntomas y signos clínicos
que se pueden explicar con este trastorno
que no siempre se debe a la pérdida de
sangre, sino que hace parte también del
cuadro de una desnutrición, ya sea por
falta de adecuada alimentación por las
propias enfermedades, o las carestías
debidas a las guerras, cuando no por
ayunos con motivaciones religiosas que
tenían el objetivo de purgar los pecados y
verse libre del peligro de la peste.
La rabia
La rabia, infección viral del Sistema
Nervioso, es la enfermedad transmisible
E…
que científicamente explicaría
adecuadamente el mito del vampiro,
especialmente cuando su auge en Europa
coincide con epidemias de esta afección
durante los siglos XVI y XVII, en particular
la ocurrida en Hungría entre 1721 y 1728.
Se transmite a los humanos
generalmente por mordedura de
animales como perros, lobos y
murciélagos, portadores habituales de
la enfermedad y que en el folclore han
sido relacionados con los vampiros. En
1733 ya se mencionaba que el
vampirismo era una enfermedad
contagiosa de una naturaleza parecida a
la que sobreviene tras la mordedura de
un perro rabioso.
Durante el periodo de incubación y fase
preclínica (habitualmente entre 1 año y
3 meses), puede manifestarse con
sensaciones anormales como
parestesias, dolor en la zona de
mordedura y sintomatología
inespecífica inicial (fiebre, pérdida de
apetito, fatiga, depresión, temor,
ansiedad y sueños angustiosos)
semejando una progresiva
transformación de la persona en un
vampiro.
La fase clínica, correspondiente a una
encefalitis dada la predilección del virus
por afectar al sistema límbico
(importante en el control de las
emociones y la conducta), se
caracteriza por un cuadro de "rabia
furiosa" consistente en síntomas
similares a los asignados al vampiro
folclórico como son: inquietud y
agitación crecientes que pueden llegar
hasta la agresividad, insomnio
persistente, fotofobia, alteración del
ritmo del sueño y modificaciones de la
conducta sexual expresadas como
hipersexualidad. Debido a frecuentes
espasmos musculares en cara, faringe y
laringe, el paciente emite sonidos
roncos y ahogados con una retracción
de los labios de forma que asoman los
dientes como si fuera un animal. Una
exaltación de los reflejos, puede causar
accesos de furor maníaco frente a
pequeños estímulos, como leves
contactos, corrientes de aire, luz y
ruidos, ciertos olores o excitaciones
mínimas como ver su imagen reflejada
en un espejo. Las pesadillas y las
alucinaciones también suelen estar
presentes en este tipo de cuadro florido
de la rabia que generalmente es mortal.
El espasmo muscular y los reflejos
anormales en faringe producen
característicamente un rechazo del
paciente al agua o hidrofobia (y, por
consiguiente, a ver su imagen reflejada
en ella), nombre por el cual se conoce
también a esta enfermedad, causado
por los intensos dolores al intentar
tragar agua o simplemente con su
visión. Los problemas para tragar su
propia saliva, causan que la misma se
acumule y gotee de su boca formando
espumarajos.
Porfiria
E…
En particular el tipo de porfiria
eritropoyética congénita o enfermedad de
Günther, producida por una anomalía
genética y hereditaria, se ha alzado con el
título de "enfermedad de los vampiros";
pero, aunque rara y llamativa, no sirve para
explicar las formas epidémicas del
vampirismo debido a que es muy poco
frecuente o escasamente
diagnosticada.[72]
La enfermedad se caracteriza
bioquímicamente por una alteración
genética de la actividad de la enzima
encargada de metabolizar las porfirinas
pigmentos precursores del grupo Hemo
componente de la hemoglobina que se
encarga del transporte de oxígeno en la
sangre y le da su característico color rojo.
El resultado es una acumulación excesiva
en los tejidos de estas sustancias, lo cual
clínicamente se manifiesta en una serie de
síntomas, signos y complicaciones que
coinciden con ciertas características
atribuidas vampiros del folclore, como
son:[73]
Fotosensibilidad: El depósito de
porfirinas en la piel produce una
hipersensibilidad a la luz solar de 400 o
más nm de longitud de onda, lo que
desencadena un proceso de producción
de peróxidos que, al liberar oxígeno
atómico en los tejidos, provoca
destrucción celular, manifestándose por
un fuerte enrojecimiento, agrietamiento
y sangrado de la piel, formación de
ampollas que se infectan fácilmente,
causando erosiones y úlceras que al
cicatrizar dejan marcas y
deformaciones en la zona afectada.
Además, el organismo en un intento de
proteger la piel del sol desarrolla
hirsutismo o crecimiento anormal del
vello en la frente, pómulos y
extremidades y en zonas inusuales
como las palmas de las manos,
característica que por ejemplo Bram
Stoker incluye en su novela al describir
por primera vez al conde Drácula.
Deformidades faciales o "Facies
vampírica": Producida cuando las
lesiones faciales son extensas,
recidivantes y mutilantes, destruyendo
los labios (que dejan la dentadura al
descubierto, dando la apariencia a los
dientes de ser de mayor tamaño que el
normal), los cartílagos de la nariz,
mostrando frontalmente los agujeros
nasales, o los auriculares, dando
ocasionalmente un aspecto puntiagudo
a las orejas. Igualmente, con la
acumulación de porfirinas los ojos
pueden aparecer de color rojizo y en los
dientes aparece la llamada eritrodoncia
por el depósito porfirínico en la dentina.
Palidez extrema y ansiedad por la
sangre: Los defectos en la producción
de hemoglobina producen anemia con
toda su sintomatología característica,
de la cual es destacable la palidez
general, tal y como se describe la
imagen clásica del vampiro. Un
tratamiento habitual de la anemia son
las transfusiones de sangre o del grupo
Hemo, que no solo mejoran la anemia
sino que frenan la producción de
porfirinas y muchos atribuyen que por
esa razón los pacientes tiene ansiedad
por la sangre. Antiguamente la
terapéutica médica para las anemias
incluía beber sangre de otros animales,
lo cierto es que los jugos digestivos la
destruyen y para tener cierto beneficio y
que pudiera absorberse una mínima
parte del grupo Hemo, el paciente
tendría que ingerir más cantidad que la
que se necesita vía intravenosa.
Intolerancia al ajo: Esta hortaliza, parte
de los elementos clásicos para
ahuyentar vampiros, que se usa desde
tiempos antiguos al atribuírsele
propiedades antisépticas,
antiparasitarias, expectorantes o
hipotensivas, al parecer según estudios
recientes produciría un bloqueo de la
coagulación de la sangre al inhibir la
agregación plaquetaria y uno de sus
elementos, el disulfuro de alilo, por otra
parte, podría destruir el grupo Hemo,
todo lo cual podría aumentar el malestar
del paciente con porfiria.[74]
Disociación emocional o mental del
paciente: Este tipo de porfiria no
trastorna, curiosamente, la sensación de
bienestar del enfermo, aunque por el
tipo de vida al que se encuentra
sometido es frecuente que se alteren
las facultades mentales, lo que podría
explicar las obsesiones y crueldades
que se atribuyen a los vampiros.
Prevalencia entre grupos familiares:
Aunque la porfíria no explica bien las
epidemias de vampiros, si puede
asociarse al mito por su prevalencia
entre grupos poblacionales cerrados o
familias endogámicas, dado su
mecanismo de transmisión genética,
basándose en el derecho de pernada
frecuente en la sociedad feudal, lo cual
supone la transmisión del material
genético del noble señor feudal
afectado de porfiria a las familias de
sus siervos o del pueblo llano,
produciéndose varios casos en un
mismo periodo y con relativa frecuencia
y explicando así la prevalencia en el
entorno familiar del supuesto vampiro
original. Por otra parte, entre las
diversas variedades de la porfiria
(especialmente en la aguda
intermitente, variegata y coproporfiria)
puede desencadenarse crisis por la
ingesta de alcohol o por el estrés
intenso que se ocasionaría con relativa
facilidad en el ámbito supersticioso de
la población crédula de los vampiros.
Enfermedades psiquiátricas
La atracción patológica por beber sangre
ha sido la causa de que en la historia se
registren muchos casos de personajes
reales con conducta vampírica, cuya
compulsión solo ha podido ser explicada
psiquiátricamente al no encontrarse un
E…
sustrato infeccioso o somático como en
las enfermedades antes descritas.
Psicosis y esquizofrenia son los
diagnósticos más frecuentes de los
psiquiatras forenses y expertos en
criminalística para explicar la conducta
vampírica de personajes reales, en su
mayoría asesinos seriales, como el
caballero Gilles de Rais o la condesa
Erzsébet Báthory antes citados, y
criminales contemporáneos mencionados
por las noticias en nuestros días (Ver:
Pacientes de vampirismo famosos).
Recientemente nuevas propuestas de
clasificación de los trastornos mentales
relacionados con la sexualidad o de las
parafilias, asignan al vampirismo una
categoría particular, deslindando y
diferenciando este trastorno de otras filias
como la necrofilia o el sadismo, para
explicar y describir mejor la conducta
criminal motivada por el placer libidinoso
derivado de la vista, contacto o bebida de
sangre de sus víctimas.
Vampiros y medicina forense
…
Tras un tiempo de estar sepultados, como
parte del natural proceso de putrefacción
y fermentación. dadas las condiciones de
temperatura, humedad y nutrientes
adecuadas, en especial en los pulmones y
en el sistema digestivo de algunos
cuerpos se desarrollan una gran cantidad
de bacterias y esporas productoras de
gases que se acumulan en los tejidos.
Comúnmente, cuando se creía que un
difunto se había transformado en vampiro,
días después de su funeral se
desenterraba el cadáver para corroborar la
sospecha. Si se intentaba manipular el
cuerpo exhumado y clavar una estaca en
su pecho, por la presión ejercida sobre los
pulmones podía producirse la exhalación
de una especie de "suspiro" o grito, que
sería en realidad un escape de los gases
de putrefacción, haciendo pensar a los
exhumadores que el cadáver era en efecto
un vampiro activo y que la estaca había
dado fin a su existencia.
Esta labor de exhumación, en la que
participaban sacerdotes, autoridades de
las aldeas e incluso los familiares del
difunto, era temida ya que muchos sufrían
serios trastornos debidos a la inhalación
de estos gases producto de la
fermentación o descomposición orgánica
y cargados de bacterias que brotaban del
cadáver al ser manipulado.
El vampiro en el arte
El vampiro en la literatura
…
Literatura académica o erudita
…
Portada del tratado de Calmet sobre fantasmas y
vampiros, versión en alemán (1752).
Los escritos que intentan compilar y
analizar racionalmente el tema con
argumentos filosóficos, teológicos y
científicos, aparecen en Europa en los
siglos XVII y XVIII cuando incidentes
atribuidos a vampiros, probablemente
epidemias e histeria colectiva, barrieron
numerosos países de Europa Oriental.
Esto produjo un interés generalizado en el
tema, generando comentarios de
escritores de la talla de Voltaire, Descartes
y Rousseau o el padre Benito Jerónimo
Feijoo quien en sus "Cartas eruditas y
curiosas" (1742) dedica la carta XX a
comentar el ensayo sobre vampiros
escrito por Calmet.[35]
Entre los primeros tratados publicado en
Europa sobre vampiros está el titulado
"Conceptos racionales y cristianos sobre
vampiros o chupasangres" escrito en 1733
por Johann Christoph Harenberg filósofo,
teólogo e historiador alemán.[75] Pero uno
de los autores más famosos sobre el tema
fue el monje benedictino francés Dom
Augustin Calmet (1672-1757), abad de
Senones, destacado exégeta e ideólogo de
la Inquisición que escribió, entre otras
muchas obras, un libro titulado El Mundo
de los Fantasmas que incluye el ensayo
titulado Negociación y explicación de la
materia y características de los Espíritus y
los Vampiros, y así de los retornados de la
muerte en Hungría, Moravia, etc. Con esta
obra,[1] Calmet realizó la primera
diferenciación clara entre los vampiros y
los demás espíritus y demonios
planteando interrogantes sobre la
naturaleza del vampiro, si está realmente
muerto, o mediante qué mecanismo es
capaz de escapar de la tumba, y qué clase
de energía mueve su cuerpo, concluyendo
que, a pesar de su naturaleza maligna, los
vampiros son seres creados por Dios.
Igualmente señala que el paganismo no
era causa suficiente para conversión en
vampiro, pues de lo contrario los romanos
y griegos, que adoraban a dioses paganos,
se habrían transformado todos en
vampiros.
En 1820 el editor Chez Masson publicó en
París "Histoire des vampires et des
spectres malfaisans: avec un examen du
vampirisme" de autor anónimo pero que
algunos atribuyen al famoso escritor
ocultista francés Collin de Plancy y en el
cual se propone una visión racionalista del
mito.
En Inglaterra el tema del vampirismo fue
tratado en “The Vampire. His Kith and Kin”
(1928) y en El Vampiro en Europa (1929)
por Montague Summers, quien realiza
estudio sobre el tema y describe la
presencia vampírica a lo largo de la
historia, desde la Antigua Grecia hasta la
época moderna, en diversos países de
Europa.
Literatura de ficción
…
Véase también: Novela gótica
Si bien en el siglo XVIII Goethe en su obra
La novia de Corinto (Die Braut von Korinth)
(1797) le da la protagonista el carácter de
una vampiresa, los relatos literarios sobre
vampiros proliferan prácticamente a partir
del siglo XIX en medio de la corriente
literaria del momento, es decir el
romanticismo. En 1816, el poeta inglés
Lord Byron pasaba unos días en las orillas
del Lago Leman (Suiza) junto a un amigo,
el médico John William Polidori. Mientras
se hallaban en medio de una fiesta con el
reconocido poeta Percy Shelley y su última
mujer, Mary, se desató una tormenta
alpina, que los obligó a permanecer en el
interior de la casa, contando historias de
miedo para entretenerse, hasta que en un
determinado momento algunos de los
presentes se retaron a escribir la mejor
historia de terror y misterio de todos los
tiempos. Como resultado Mary Shelley
empezó a escribir su famosa novela
Frankenstein, un mito mefistofélico de
nuestro tiempo; Byron escribe el poema
épico The Giaour, en el cual ya está
presente la combinación del horror y de la
lujuria que el vampiro siente y el concepto
de los no-muertos que pueden pasar su
maldición a los vivos, pero no llegó a
completar la obra. Su amigo Polidori lo
incluye en su obra titulada El Vampiro, un
Cuento, novela publicada en 1819 cuyo
protagonista, el «señor Ruthven», está
inspirado en el propio Byron. Una secuela
no autorizada de esta novela es llamada
Lord Ruthwen ou les Vampires (1820) del
autor francés Cyprien Bérard, seudónimo
de Charles Nodier, que la adaptó en el
primer melodrama de vampiros teatral.
En 1841 en Rusia se publicaron dos
relatos del género gótico fantástico sobre
vampiros, escritos por Alekséi
Konstantínovich Tolstói (1817-1875): El
vampiro centrado en la figura del “upyr”
ruso, y La familia del Vurdalak ambientado
en Serbia y basado igualmente en el mito
eslavo.[76]
Entre 1845 y 1847 aparece en Londres
Varney the Vampire or The Feast of Blood,
folletín victoriano de horror gótico, cuyo
autor no está plenamente identificado
pero se atribuye sea James Malcolm
Rymer o Thomas Preskett, ambos muy
prolíficos y conocidos en el campo de los
llamados "Penny Dreadful" (folletín
escabroso).[77]
En 1872, se publica Carmilla, novela corta
escrita por Joseph Sheridan Le Fanu que
muestra muchas características del terror
gótico, e incluye una leve influencia de
contenido erótico particular propio de los
vampiros.
La novela gótica más famosa sobre
vampiros sin duda es Drácula, del escritor
irlandés Bram Stoker, publicada en 1897,
cuyo protagonista personifica la
fascinación de lo prohibido y es una figura
simbólica clásica de la sexualidad
reprimida, característica de la sociedad
victoriana en la que el autor vivió.
Inspirándose en la medieval Saga de
Grettir, el escritor estadounidense del
naturalismo Frank Norris escribió Grettir en
la granja de Thorhall / Grettir at ThorhallStead (1903).
En 1954 el escritor Richard Matheson
publica la novela de ciencia ficción Soy
leyenda que narra un futuro mundo
postapocalíptico regido por vampiros, y el
protagonista es el último humano.
Matheson desarrolla la quizás sea la
primera explicación racional del
vampirismo, descubriendo en la trama que
es provocado por una bacteria. La novela
cuenta con varias adaptaciones fílmicas.
La más importante revisión literaria del
mito del vampiro después de Drácula, se
produjo a finales del siglo XX (1976),
cuando la escritora norteamericana Anne
Rice publicó las Crónicas Vampíricas, una
trilogía compuesta por las novelas
Entrevista con el Vampiro, Lestat el
Vampiro y la Reina de los Condenados, que
después, dado su enorme éxito comercial
y cinematográfico, ha continuado con
secuelas como Memnoch el Demonio y
Armand el Vampiro. Los vampiros
concebidos por Rice son personajes
adaptados al gusto de las sociedades
contemporáneas, aptos para todos los
públicos, carentes de la maligna crueldad
sin remordimientos de sus antecesores
literarios y de los personajes reales que
los inspiraron; mostrándose como unos
entes elitistas, posmodernos y confusos,
solo un poco pervertidos, con
sentimientos de culpabilidad y
humanizados, sumergidos en el
pensamiento filosófico de la Nueva Era sin
representar la maldad y bestialidad en
estado puro que caracterizan al vampiro
mítico tradicional o folclórico.
A partir de 1986, el escritor británico Brian
Lumley, aportó al género literario de
vampiros su serie Necroscopio (las
Crónicas Necrománticas) que narra los
enfrentamientos de su protagonista contra
diversos seres de naturaleza vampírica a
los que, desmarcándose completamente
de las convenciones y tradiciones del mito,
presenta como parásitos que se sirven de
los humanos y animales para sobrevivir,
mejorando biológicamente a sus
hospedadores otorgándole poderes
sobrehumanos, mientras sustituyen
progresivamente su personalidad.
A principios de los 90 aparece The
Vampire Diaries, una serie de novelas
escritas por L. J. Smith, quien también
explota el mito en su saga Night World.
En 2004 se publicó Déjame entrar (Låt den
rätte komma in), novela del escritor sueco
John Ajvide Lindqvist, destacada por tener
como protagonistas a Oskar, un solitario
niño acosado por sus compañeros de
colegio, y a Eli una vampiresa que
aparenta 12 años, mostrando otra visión
no menos siniestra del mito y para la cual
el autor confiesa haberse inspirado en su
propia niñez, en Carmilla y en la película
The crying game (Juego de lágrimas).[78]
En 2005 aparece la saga de gran éxito
sobre vampiros modernos, compuesta por
las novelas Crepúsculo, Luna Nueva,
Eclipse y Amanecer, escritas por Stephenie
Meyer, sobre el romance entre Edward
Cullen, un vampiro de 100 años con
apariencia de tener 17 y Bella Swan, una
adolescente normal.
En 2008 se empieza a publicar otra saga
sobre vampiros y adolescentes, escrita por
Claudia Gray y compuesta por:
Medianoche (2008), Adicción (2009),
Despedida (2010) y Renacer (2011)
protagonizada por Bianca, hija de
vampiros, que se enamora de Lucas, un
joven caza-vampiros.
En 2012 se publicó El umbral del bosque,
novela gótica escrita por Patricio Sturlese
ambientada en el siglo XVII, que incorpora
mitos sobre vampiros del folclore
escandinavo.
El vampiro en las artes escénicas
…
Philip Burne-Jones, The Vampire, 1897.
Ópera: la opera en dos actos Der Vampyr
(El vampiro), con música compuesta por
Heinrich Marschner y libreto de Wilhelm
August Wohlbrück basado en la obra de
John William Polidori, se estrenó en
Leipzig. en 1828 con gran éxito. En el
2000 se presentó en Madrid una versión
en castellano.
Teatro: En 1820 en Londres y Dublín se
representó una versión teatral basada
en la obra del doctor Polidori. Drácula
apareció en el teatro por primera vez en
1897, con la obra Drácula, o el No-Muerto
escrita por el propio Bram Stoker y la
première tuvo lugar en el Royal Lyceum
Theatre de Londres. Más popular resultó
la versión de Hamilton Deane, estrenada
en 1923, que para simbolizar al
murciélago introduce en la
caracterización del personaje la capa de
terciopelo o cuero negro en el exterior y
seda roja en el interior, quizás el más
característico de los leitmotivs
vampíricos. Bela Lugosi, el actor que
más brillantemente ha representado ese
papel en el cine y en el teatro, fue
enterrado envuelto en su capa en
cumplimiento de sus deseos.[79]
El musical Tanz der Vampir (El baile de
los vampiros), con música de Jim
Steinman y basado en la película
homónima de Roman Polanski quien
también dirigió la producción original,
fue estrenado 1997 en Viena y ha sido
representado en todos los continentes.
Ballet: probablemente el primero que
trató el tema del vampiro fue Polichinel
vampire, ballet-pantomima en un acto
escrito por François Alexis Blache, con
música de M. Alexandre y representado
por primera vez en 1823.[80] Luego
aparece Morgano de Paul Taglioni y J.
Hetzel (Berlín, 1857). A este le siguió Il
Vampiro con música de Paolo Giorza,
producido en Milán en 1861.. En 1956,
en Inglaterra se representó Vampaera de
Peter Darrell. En 1980 apareció Love,
Dracula de James Kudeka, interpretado
por Les Royal Ballets Canadians, y en
1992, Dracula de Stuart Sebastian,
ejecutado por el Dayton Ballet y el
American Repertory Ballet.
El vampiro en la escultura
…
Apenas ha sido representada la figura del
vampiro en la escultura. Prácticamente las
únicas obras sobre tema vampírico son
las que representan a seres mitológicos
que, sin ser vampiros, están relacionados
con ellos o incluso pueden considerarse
origen del mito, como las lamias o ciertas
representaciones de Lilith.
El vampiro en la pintura
En pintura destacan obras como El
vampiro de Edvard Munch, realizada en el
…
año 1895 o El Vampiro Glorioso, de
Boleslas Biegas, que data de 1916 y
pretende ser un alegoría del horror de la
Primera Guerra Mundial, aunque también
de la mujer fatal, representada por un ser
con más semejanza con las lamias que
con el vampiro propiamente dicho.
El vampiro en la pantalla
…
Se han filmado una infinidad de películas y
series de terror en cine y televisión sobre
vampiros. Y el mito ha inspirado
esporádicamente también a muchos
comediantes, tales como Los Tres
Chiflados, Bud Abbot y Lou Costello,
quienes incorporaron el personaje del
vampiro en sus comedias.
Cine
Véase también: Anexo:Películas de vampiros
El Conde Drácula interpretado por Béla Lugosi en la
versión de 1931 de Drácula
…
versión de 1931 de Drácula.
El vampiro fue llevado al cine por primera
vez en 1922, bajo el título Nosferatu, una
Sinfonía del Horror, con la inolvidable
interpretación de Max Schreck y dirigida
magistralmente por F.W. Murnau. Desde
entonces, el vampiro, ha protagonizado
incontables producciones
cinematográficas.
Un memorable film de Fritz Lang es M, el
vampiro de Düsseldorf de 1931, inspirado
en el caso de la vida real de un asesino
serial de niños que conmovió a Alemania.
A pesar de su título no es realmente una
película del género.
La imagen del vampiro-Drácula por
excelencia en el cine de las primeras
épocas ha sido la del actor húngaro Béla
Lugosi quien protagonizó la versión
clásica de Drácula dirigida por Tod
Browning en 1931. En 1958 la novela
Drácula volvió a ser adaptada para cine
con un toque más erótico a cargo del
actor inglés Christopher Lee quien llegó a
ser identificado con el personaje tanto o
más que Lugosi, protagonizando cerca de
10 títulos con esa temática. En 1979, se
filmó una nueva versión de Drácula
protagonizada por Frank Langella y en
1992 Francis Ford Coppola realiza Drácula,
de Bram Stoker, más fiel a la novela
original que las anteriores versiones y en
la que hace gala de todos los recursos que
el cine permite para convertir cualquier
fantasía en imágenes.
En 1967, con un toque de comedia negra y
con la introducción del primer vampiro gay
en el cine, el director polaco Roman
Polański agregó con éxito a la filmografía
sobre el mito la película El baile de los
vampiros.
En 1979 el director alemán Werner Herzog
filmó otra versión de Nosferatu, fantasma
de la noche (Nosferatu: Phantom der
Nacht) protagonizado por Klaus Kinski,
Bruno Ganz e Isabelle Adjani.
Tom Holland dirigió en 1985 Fright Night
(La hora del espanto en México y
Argentina, y Noche de miedo en España).
Se trata de un film con más humor que
terror en el que Roddy McDowall interpreta
a un actor devenido en improvisado
cazador de vampiros. La película tuvo una
secuela (Fright Night II) en 1988 y una
versión en 2011 protagonizada por Colin
Farrell.
En 1994 se realizó la película Entrevista
con el vampiro dirigida por Neil Jordan y
basada en la novela homónima de Anne
Rice quien elaboró también el guion.
En 1995, Mel Brooks dirigió la sátira
Drácula, muerto pero feliz, donde él mismo
interpreta a Van Helsing mientras que el
rol protagónico corre a cargo de Leslie
Nielsen.
En 1996 se filmó Del crepúsculo al
amanecer, que narra un enfrentamiento
entre humanos y vampiros en un bar de
México, con dirección de Robert
Rodriguez, guion de Quentin Tarantino e
interpretada por George Clooney, Salma
Hayek, Harvey Keitel y el mismo Tarantino.
El cineasta John Carpenter también hizo
un aporte al género con su película de
western-horror Vampiros en 1998, año en
el cual aparece también Blade saga fílmica
de acción, protagonizada por un dhampiro
o cazador de vampiros contemporáneo,
basada en cómic del mismo título.
En el 2003 se inició otra saga fílmica
compuesta por Inframundo (Underworld),
Underworld: Evolution (2006) y Underworld:
Rise of the Lycans (La rebelión de los
licántropos) (2009), que narra una antigua
guerra entre vampiros y hombres lobo.
El cine de animación cubano produjo en
1985 Vampiros en La Habana, una
comedia sobre las aventuras de un
vampiro adolescente cubano y en 2005
apareció la película animada The Batman
vs. Dracula, una síntesis-adaptación de la
trilogía de novelas gráficas publicadas por
Elseworlds, sello de DC Comics,
compuesta por “Lluvia Roja” (Red
Rain),“Tormenta de Sangre” (Blood Storm)
y “Niebla Carmesí” (Crimson Mist), en
donde Batman enfrenta y derrota,
sacrificando su humanidad al volverse
vampiro, a un recién resucitado Drácula,
así como a una horda de vampiros que
liderados por el Joker aterroriza Ciudad
Gótica.
En 2008, se estrenó la película sueca
Déjame entrar, la primera adaptación del
libro homónimo y dirigida por Tomas
Alfredson. En 2010 estrenaron otra
adaptación también homónima dirigida
por el estadounidense Matt Reeves.
En noviembre del 2008 se estrenó
Crepúsculo basada en la saga escrita por
Stephenie Meyer, seguida de las secuelas
The Twilight Saga: New Moon en 2009, The
Twilight Saga: Eclipse en 2010, The Twilight
Saga: Breaking Dawn - Part 1 en 2011 y The
Twilight Saga: Breaking Dawn - Part 2 en
2012.
En octubre del 2009, se estrenó Cirque du
Freak: The Vampire's Assistant basada en
la saga escrita por Darren Shan,
protagonizada por Chris Massoglia, Josh
Hutcherson y John C. Reilly. Narra la vida
de un chico que se transforma en semivampiro para convertirse en asistente y
aprendiz del vampiro Larten Crepsley,
luchando contra vampiros sedientos de
sangre humana.
En 2013 se estrenó Only lovers left alive, de
Jim Jarmusch, que narra una historia de
amor entre vampiros.
En 2014 se estrenó Dracula Untold del
director Gary Shore y protagonizada por el
actor gales Luke Evans. La película cuenta
la historia de cómo el Príncipe Vlad se
convierte voluntariamente en vampiro para
salvar su reino de la invasión Turca, dando
así origen a Drácula, que en la película es
interpretado como Hijo del Diablo.
El año 2014 también se estrenó What We
Do in the Shadows (Lo que hacemos en las
sombras) un mockumentary que muestra
la vida de 4 vampiros (que viven en una
casa en Wellington, Nueva Zelanda) y
cómo estos se las arreglan en la vida
moderna -con internet, teléfonos móviles y
salidas a la discoteca- a pesar de provenir
de épocas muy diferentes (pues al ser
vampiros, son inmortales). Estos 4
personajes representan a la vez
estereotipos recurrentes de los vampiros
en la cultura popular: Vladislav representa
a Vlad lll o Vlad Drăculea, un distinguido y
sexy conde que aprovecha sus poderes de
seducción para conseguir nuevas
víctimas; Viago, que encarna la forma más
clásica del vampiro culturalmente (cabello
negro, piel blanca, ropa aristocrática del
siglo XIX y sangre por todas partes) pero a
la vez es el más sociable y quien
cohesiona al grupo; Deacon, quien fue
convertido en vampiro en la Segunda
Guerra Mundial (este no coincide tanto
con un estereotipo de vampiro pero
representa la idea de que estos sobreviven
a través del tiempo) y por último Petyr, de
quien apenas se sabe mucho, pues pasa
sus días (y sus siglos) encerrado en el
sótano de la casa: este representa
claramente a Nosferatu, pues tiene ocho
mil años y a pesar de tener nulo contacto
con el mundo exterior, es el que más
poderes sobrenaturales tiene. El 'falso
documental' muestra sus vidas en el día a
día, cómo estos no pueden salir de casa si
hay luz del sol y deben arreglárselas para
entrar a algún bar o discoteca (pues
primero tienen que ser invitados) y
finalmente, a pesar de que son vampiros y
su único deseo es chupar sangre, a veces
extrañan su vieja vida humana. El filme
interactúa constantemente con los clichés
existentes sobre los vampiros (como por
ej. su rivalidad con los hombres lobo) y
finalmente muestra una cara más cálida y
divertida respecto a lo que generalmente
se muestra sobre ellos.
Televisión
…
El primer vampiro protagonista en tv
posiblemente sea Barnabas Collins,
atormentado personaje de la exitosa serie
de la ABC Sombras tenebrosas emitida
entre 1966-1971. Décadas después y para
entretener a un público preferentemente
adolescente, en 1997 aparece la serie
Buffy, la cazavampiros, que alcanzó el éxito
con 7 temporadas hasta 2003 y de la cual
se desprendió una nueva serie con el
mismo nombre que su protagonista, el
vampiro llamado Ángel.
En 1973 Dan Curtis dirigió Dracula, una
adaptación para televisión de la novela de
Bram Stoker escrita por Richard
Matheson. Jack Palance interpreta al
conde vampiro.
La serie canadiense de 1989 El Señor de
las tinieblas (Forever Knight) tuvo como
protagonista a un vampiro de 800 años
trabajando como detective de homicidios
solo de noche, con un refrigerador bien
abastecido de sangre de animales, y un
coche clásico con un enorme maletero
donde se ocultaba del sol si lo sorprendía
el día.
En 2007 se estrenó la serie Moonlight
protagonizada por Mick St. John, otro
vampiro detective, de la cual solo se
realizó una temporada.
Otra serie de televisión es True Blood,
estrenada en 2008 y basada en los libros
de la colección Southen vampires de la
escritora Charlaine Harris. Trata sobre las
aventuras de una camarera telépata,
Sookie Stackhouse, en un mundo donde
los vampiros han salido a la "luz".
Entre 2008-2013 se emitió la serie Being
Human en la televisión británico. Being
Human cuenta con protagonistas como
Aidan Turner como el vampiro John
Mitchell, Russell Tovey como el mujer lobo
George Sands y Lenora Crichlow como la
fantasma Annie Sawyer.[81][82]
En 2009 se estrenó la serie The Vampire
Diaries, basada en las novelas homónimas
de L. J. Smith y en Israel se estrenó Split la
primera serie de vampiros realizada en
este país.
Varias series de animación japonesa, tales
como Vampire Hunter D, Hellsing, Vampire
Knight, Karin, Kamen Rider, Dance in the
vampire Bund, Trinity Blood, Tsubasa Tokyo
Revelations, Shingetsutan Tsukihime,
Nightwalker:The Midnight Detective,
Vampire Princess Miyu, Blood+, Rosario +
Vampire, Blood Lad, Shiki y Strike the Blood.
son protagonizadas por un vampiro o
mencionan el mito del vampiro. Otra serie
en dibujos animados para TV sobre
vampiros para la audiencia infantil es El
conde Pátula, un pato-vampiro.
En la serie de animación Spawn, el capítulo
2 de la 3ª temporada incluye el personaje
de una mujer vampiro que asegura debe
su condición a que fue violada por un
Hellspawn.[83]
En la serie American Horror Story Hotel,
quinta temporada de la antología
estrenada el año 2011, el personaje de la
Condesa Elizabeth interpretado por Lady
Gaga tiene muchos atributos que la
definirían casi como un vampiro, como ser
cuasi inmortal, la necesidad de beber
sangre y una actitud lujuriosa, entre otras
cosas.
El vampiro en los cómics y mangas
…
Véase también: Vampiro (Marvel Comics)
Los vampiros son tema frecuente en las
historietas y novelas gráficas de terror,
tales como Blade, protagonizada por un
cazavampiros híbrido entre humano y
vampiro, es decir un dhampiro. En esta
serie se propone el origen genético de los
vampiros en vez del tradicional
sobrenatural, siendo el conde Vlad Drácula
(Drake en el cómic) el primero de la
especie denominada Hominus nocturna.
De los manga sobresale la serie Hellsing,
en la que la orden de los Caballeros
Protestantes Reales, descendientes de la
familia de Abraham Van Helsing, luchan
contra seres sobrenaturales como
vampiros, demonios y ghouls.
En 1981 DC Comics introdujo un nuevo
personaje vampiro, Andrew Bennet en la
serie de terror The House of Mistery. Su
vida y aventuras eran contadas en una
serie de episodios bajo el título I, Vampire.
Estos episodios dominaron la mayoría de
los nímeros de House of Mistery desde
marzo de 1981 (Nº 290) hasta agosto de
1983 (Nº 319).
Véase también
Creencias sobre vampiros
Vrykolakas
Gul
Vampiro chino
Cuento de terror
Cine de terror
Lestat de Lioncourt
Hombre lobo
No muerto
Strigoi
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has been in the Surnateum's collection
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recently been reunited with the
accompanying pistol (made in Spain in
the late 18th century, originally a
flintlock but later converted to a
percussion cap in the first half of the
19th century); the gun was lost under
circumstances described below.
Manufactured in two separate stages,
it contains all of the accessories used
to maintain the pistol, as well as a
large bottle of holy water, small bottles
which once contained Professor
Blomberg's anti-vampire serum and
garlic juice to impregnate the silver
bullets, a small bottle of sulphur
powder, whose odour could drive off
vampires. A crucifix made of wood
and copper, various blessed medals, a
small bottle of salts, a copy of the
1819 book entitled Histoire des
Fantômes et des Démons by Gabrielle
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la nuit le sang des corps vivants, & le
portent dans ces cadavres dont l'on
voit surtir le sang par la bouche, le nez
& les oreilles. Le p. Calmet a fair sur se
sujet un ouvrage absurde dont on ne
l'auroit pas cru capable, mais qui sert
à prouver combien l'esprit humain est
porté à la superstirion. Encyclopédie
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Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una
categoría multimedia sobre vampiros.
Wikcionario tiene definiciones y otra
información sobre vampiro.
Origen y Evolución de los Vampiros:
Monstruos de la Fantasía (artículo
académico) Consulta en
academia.edu Consulta en scielo.org
Datos: Q46721
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