Anuario Iberoamericano de la Economía Social, N° 0-2009, Madrid, Fundación Iberoamericana de Economía Social, La Economía Social en la legislación española José Luís Monzón 1. Evolución del concepto de Economía Social En otro artículo que se publica en este Anuario hemos tenido ocasión de referirnos al ámbito y delimitación conceptual de la Economía Social. Aunque el término economía social comienza a ser utilizado en Francia en la primera mitad del siglo XIX, la divulgación del mismo con su actual significado arranca con el economista León Walras, a finales del siglo XIX y se extiende por amplias regiones europeas y de otros continentes a partir del 1980, a partir del documento titulado Carta de la economía social, promovido por las organizaciones cooperativas, mutualistas y asociativas francesas. Efectivamente, estas tres grandes familias de organizaciones –cooperativas, asociaciones y mutualidades- constituyen históricamente el eje vertebrador de la Economía Social, cuyos principios de funcionamiento han sido reformulados hace apenas dos décadas por las organizaciones representativas de la Economía Social europea: primacía de la persona y del objeto social sobre el capital; adhesión voluntaria y abierta; control democrático por sus miembros; conjunción de los intereses de los miembros usuarios y del interés general; defensa y aplicación de los principios de solidaridad y responsabilidad; autonomía de gestión e independencia respecto de los poderes públicos; destino de la mayoría de los excedentes a la consecución de objetivos a favor del desarrollo sostenible, del interés de los servicios a los miembros y del interés general (Carta de Principios de la Economía Social). Con el objeto de que la Economía Social pueda ser reconocida como un sector institucional diferenciado en los sistemas de contabilidad nacional, el Comité Económico y Social Europeo (CESE) promovió una definición de Economía Social que integrara en un único concepto los principios históricos y valores propios de la Economía Social y la metodología de los sistemas de contabilidad nacional en vigor, de modo que fuera una definición operativa, que suscitara un amplio consenso político y científico y que, por lo tanto, permitiera cuantificar y hacer visible de forma homogénea y armonizada internacionalmente los principales datos agregados de las entidades pertenecientes a la Economía Social. Esa definición fue elaborada por un grupo de investigadores del CIRIEC y es la siguiente: Conjunto de empresas privadas organizadas formalmente, con autonomía de decisión y libertad de adhesión, creadas para satisfacer las necesidades de sus socios a través del mercado, produciendo bienes y servicios, asegurando o financiando y en las que la eventual distribución entre los socios de beneficios o excedentes así como la toma de decisiones, no están ligados directamente con el capital o cotizaciones aportados por cada socio, correspondiendo un voto a cada uno de ellos. La Economía Social también agrupa a aquellas entidades privadas organizadas formalmente con autonomía de decisión y libertad de adhesión que producen servicios de no mercado a favor de las familias, cuyos excedentes, si los hubiera, no pueden ser apropiados por los agentes económicos que las crean, controlan y financian. Esta definición es totalmente congruente con los principios de la Economía Social y, utilizando la terminología propia de la Contabilidad Nacional, configura dos grandes subsectores de la ES: a) el subsector de mercado o empresarial y b) el subsector de productores no de mercado. Clasificación, esta última, que es muy útil para la elaboración de estadísticas fiables y la realización de análisis de la actividad económica, de conformidad con los sistemas de contabilidad nacional actualmente en vigor. Todo ello sin perjuicio de que, desde una perspectiva socio-económica, es evidente la permeabilidad entre ambos subsectores y los estrechos vínculos existentes en la ES entre el mercado y el no mercado, que se derivan de una característica común a todas sus organizaciones, a saber, que son entidades de personas que desarrollan una actividad con el objetivo prioritario de satisfacer necesidades de personas, antes que de retribuir a inversores capitalistas. De acuerdo con la definición anteriormente establecida las características comunes a los dos subsectores de la ES son las siguientes: 1. Son privadas, es decir, no forman parte del sector público ni están controladas por el mismo; 2. Organizadas formalmente, esto es, habitualmente están dotadas de personalidad jurídica propia; 1 3. Con autonomía de decisión, lo que quiere decir que tienen plena capacidad para elegir y cesar a sus órganos de gobierno, para controlar y organizar todas sus actividades; 4. Con libertad de adhesión, o sea, que no son de afiliación obligatoria; 5. La eventual distribución de beneficios o excedentes entre los socios usuarios, si se produce, no es en proporción al capital o a las cotizaciones aportadas por los mismos, sino de acuerdo con la actividad que estos realizan con la entidad; 6. Ejercen una actividad económica en sí misma considerada, para satisfacer necesidades de personas, hogares o familias; por eso se dice que las organizaciones de ES son entidades de personas, no de capitales. Trabajan con capital y otros recursos no monetarios, no para el capital. 7. Son organizaciones democráticas. A excepción de algunas entidades voluntarias productoras de servicios de no mercado en favor de las familias, en el proceso de toma de decisiones de las organizaciones de primer grado de la ES se aplica el principio de “una persona, un voto”, independientemente del capital o cotizaciones aportadas por los socios. Las entidades de otros grados están también organizadas de forma democrática. Los socios controlan mayoritaria o exclusivamente el poder de decisión de la organización. 2. El reconocimiento institucional y legislativo de la E.S. en el ámbito internacional 2.1. Unión Europea Aunque no existe ningún reconocimiento expreso de la Economía Social en los tratados constitutivos de la Comunidad Económico Europea, han sido numerosos los pronunciamientos realizados sobre ella por las instituciones de la Unión Europea. Ya en 1989, la Comisión elaboró una Comunicación al Consejo titulada “Las empresas de la economía social y la realización del mercado europeo sin fronteras” en la que destacaba el carácter social de estas empresas, que ejercen actividades productivas destinadas a emplear recursos para satisfacer necesidades adoptando la forma jurídica de cooperativa, mutua o asociación. También en 1989 la Comisión creó en el seno de la Dirección General XXIII un Servicio de Economía Social. Tanto el Parlamento Europeo como el Comité Económico y Social Europeo (CESE) han promulgado numerosos Informes, resoluciones y Dictámenes solicitando el reconocimiento y fomento de la Economía Social. Entre los informes del Parlamento Europeo destacan el Informe sobre un modelo social europeo para el futuro (2005/2248 (INI)), que invita a la Comisión a “tener en cuenta el pilar de la economía social y a elaborar una comunicación sobre esta clave de bóveda del modelo social europeo” y el Informe sobre Economía Social de 26 de enero de 2009 (Informe Toia). Este último Informe define a las empresas de la economía social por las características y valores que comparten, reproduciendo literalmente las características y valores formulados en la Carta de Principios de la Economía Social, que han sido reproducidos en el epígrafe 1 de este artículo. Por su parte el CESE ha emitido numerosos Dictámenes sobre la Economía Social entre los que destacan el Dictamen sobre economía social y mercado único (DOC 117/2000), el Dictamen sobre la diversificación económica en los países adherentes-Función de las PYME y de las empresas de la Economía Social (DOC112/2004), el Dictamen sobre la capacidad de adaptación de las PYMES y de las empresas de la economía social a los cambios impuestos por el dinamismo económico (DOC 120/2005) y, por último, el Dictamen Distintos tipos de empresa (DOC 131/2009) que reconoce a las “empresas de economía social” como aquellas “empresas privadas que comparten características similares de organización y funcionamiento, desarrollando una actividad de finalidad social con el objetivo prioritario de satisfacer necesidades de las personas, antes que de retribuir a inversores de capital. Estas empresas se identifican principalmente con las cooperativas, mutualidades, asociaciones y fundaciones”. Por lo que respecta a los países de la Unión Europea cabe decir que ningún Estado miembro ha regulado legalmente hasta el momento el ámbito de la Economía Social, si bien algunos países como Francia, Bélgica, Portugal y España han desarrollado numerosas normas legales y organismos administrativos que incluyen la denominación “economía social”. En Francia, se creó en 1981 la Delegación Interministerial de la Economía Social, adscrita a la presidencia del Consejo de Gobierno así como el Institut de Développement de l’Économie Sociale, en 1983. incluso en 2002 llegó a elaborarse un proyecto de ley marco de la economía social y solidaria. Dicho proyecto, que no llegó a ver la luz, definía los principios delimitadores de la economía social y establecía diversas medidas de fomento de la misma. 2 En Bélgica, en la región de Walonia ya se estableció por el Conseil Wallon de la Economía Social una definición de la misma que sirvió de base para que el Gobierno regional Wallon promulgara un Decreto sobre la Economía Social en 2008. En Portugal, la Constitución contempla la existencia de un sector cooperativo y social, junto al sector público y el sector privado. 2.2. Iberoamérica En diversos países iberoamericanos se ha reconocido a la Economía Social de forma expresa como uno de los sectores institucionales del sistema económico. En Honduras, existe la Ley del Sector Social de la Economía de 1985. Este Sector se fundamenta en los principios de libertad, democracia económica, justicia, solidaridad, autogestión, participación y pluralismo (artículo 2 de la Ley) y está integrado por las asociaciones cooperativas, empresas asociativas de campesinos, empresas cooperativas agroindustriales y, en general, por todas aquellas empresas constituidas exclusivamente por trabajadores que, de acuerdo con las leyes, se dediquen a las producción, industrialización, comercialización, prestación de servicios y otras actividades económicas, que sean de beneficio común de sus asociados y contribuyan al desarrollo económico y social del país (artículo 3). En Colombia, se promulgó en 1998 la Ley de la Economía Solidaria que es definida como “un sistema socioeconómico, cultural y ambiental conformado por el conjunto de fuerzas sociales organizadas en formas asociativas identificadas por prácticas autogestionarias solidarias, democráticas y humanistas, sin ánimo de lucro para el desarrollo integral del ser humano como sujeto, actor y fin de la economía” (artículo 2). Entre las organizaciones de economía solidaria la ley cita, entre otras, a las cooperativas u otras formas asociativas y solidarias de propiedad, las instituciones auxiliares de la economía solidaria, las empresas comunitarias, las empresas solidarias de salud, los fondos de empleados, las asociaciones mutualistas, y todas aquellas formas asociativas solidarias que cumplan las características establecidas en la ley. En Venezuela, la Constitución del año 2000 establece un mandato de fomento a los poderes públicos para promover la participación en los procesos económicos estimulando las expresiones de la economía social, tales como cooperativas, cajas de ahorros, mutuales y otras formas asociativas (artículo 184). En Méjico, la Constitución, en su artículo 25, reconoce al sector social, junto al sector público y al sector privado, ordenando que la ley establezca los mecanismos que faciliten la organización y la expansión de la actividad económica del sector social: ejidos, organizaciones de trabajadores, cooperativas, comunidades, empresas que pertenezcan mayoritaria o exclusivamente a los trabajadores y, en general, todas las formas de organización social para la producción, distribución y consumo de bienes y servicios socialmente necesarios. La Comisión de Fomento Cooperativo y Economía Social del Congreso General mejicano elaboró en 2007 una iniciativa de Ley General de la Economía Social y Solidaria que no llegó a ser discutida por el Pleno del Congreso, cuyas sesiones ordinarias concluían en abril de 2009, quedando el proyecto en una situación de incertidumbre. En Ecuador, la Constitución de 2008 establece que el sistema económico se integrará por las formas de organización económica pública, privada, mixta, popular y solidaria, incluyendo esta última a los sectores cooperativistas, asociativos y comunitarios. En septiembre de 2009 ha iniciado su tramitación parlamentaria una propuesta de Ley de Economía Popular y Solidaria con el propósito de fomentar las diversas formas organizativas que la integran entre las que cabe citar a las del sector comunitario, asociativo, cooperativo y financiero popular y solidario. 3. La Economía Social en la legislación española En el ámbito de la legislación estatal, la primera vez que existe en España una referencia expresa a la Economía Social es en 1990, cuando se crea el Instituto Nacional de Fomento de la Economía Social (INFES) por la Ley 31/1990 de 27 de diciembre. El Decreto que reguló el funcionamiento del INFES estableció un concepto de Economía Social acotado a las cooperativas de cualquier tipo y a las sociedades anónimas laborales. Desaparecido el INFES a mediados de los 90 sus funciones pasaron a ser desempeñadas por una Dirección General de la Economía Social, que también asumió competencias en materia de Trabajo Autónomo y Responsabilidad Social de las Empresas. Otro importante organismo público está constituido por el Consejo para el Fomento de la Economía Social, creado por la Ley estatal de cooperativas de 1999. En la primera década del siglo XXI han proliferado las normas de fomento de la Economía Social, tanto estatales como autonómicas, generalizándose la utilización del término “Economía Social” 3 que ha sido incorporado a los estatutos de autonomía de diversas comunidades autónomas: Comunidad Valenciana, Cataluña, Andalucía, Aragón y Castilla y León. 4. La futura Ley española de fomento de la Economía Social El Gobierno español tiene previsto presentar en el Parlamento durante la legislatura 2008-2012 un Proyecto de Ley de la Economía Social. Un grupo de expertos del CIRIEC-España está elaborando un Informe que incluye una propuesta de Ley de Fomento de la Economía Social. Dicha propuesta será presentada al Consejo para el Fomento de la Economía Social para su debate y ulterior remisión al Gobierno. La propuesta del grupo de expertos delimita el ámbito de la Economía Social utilizando los criterios establecidos por el Parlamento Europeo, que a su vez se inspiran en la Carta de la Economía Social de la organización representativa de las entidades cooperativas, asociativas, mutualistas y de las fundaciones europeas (Economía Social Europea). De forma expresa, la propuesta del grupo de expertos cita a las cooperativas, las mutuas y mutualidades, las sociedades laborales, las fundaciones privadas y las empresas sociales sin perjuicio de incluir a todas las entidades cuya organización y funcionamiento se inspire en los principios de la Economía Social ya conocidos. Para ello, la propuesta de ley encomienda al Ministerio de Trabajo la elaboración periódica de un Catálogo de las diferentes clases de entidades integrantes de la Economía Social, teniendo en cuenta los principios delimitadores de la misma establecidos en la Ley. La propuesta de Ley también encomienda al Gobierno la misión de garantizar información estadística periódicamente actualizada sobre las entidades de la Economía Social y promueve la participación institucional de sus organizaciones representativas ante las Administraciones Públicas. Por último, la propuesta de ley establece un amplio abanico de medidas de fomento y promoción de la Economía Social. 4