¿CUAL ES SU DIAGNOSTICO? Para cada uno de los siguientes casos clínicos hay cinco posibles respuestas de las cuales solamente UNA es la correcta. La explicación de cada respuesta y la referencia bibliográfica de cada caso clínico aparece al final. Suerte. CASO 1: CRISIS CONVULSIVAS Un hombre de 43 años de edad fue referido por crisis convulsivas recurrentes que acontecían exclusivamente mientras disfrutaba de las comedias en la televisión. Los episodios siempre iniciaban con risa intensa, seguidos de movimientos convulsivos de los brazos y luego pérdida súbita y transitoria de la consciencia. El paciente describió dichas experiencias como ´´carcajadas incontrolables que me aspiran la consciencia´´. Cada crisis duraba aproximadamente de 5 a 10 segundos. Su aparición estaba relacionada con la frecuencia, duración y jocosidad de las comedias en la televisión. Negó mordedura de lengua o incontinencia fecal o urinaria. La historia familiar de convulsiones fue igualmente negativa. Tenía historia de desorden bipolar tratado con ácido valproico y de cefalea crónica manejada con topiramato. Fue opinión de varios médicos especialistas que las ´´crisis convulsivas´´ eran ´´conversivas´´ o alternativamente secundarias al desorden bipolar. Los exámenes físico, neurológico y conductual fueron esencialmente normales. Los estudios de laboratorio, un electroencefalograma con restricción de sueño y las imágenes por resonancia magnética no fueron contribuyentes. Cuando se le puso a reír de manera intensa, la video-electroencefalografía reveló brotes generalizados de alta amplitud con actividad espigaonda acompañados de mirada fija, rodado de los ojos hacia arriba, pérdida de respuesta a estímulos externos y movimientos tónico-clónicos de los brazos. Estas crisis duraron de 5 a 10 segundos. Durante el examen, el paciente no se percató de estos episodios. Más tarde se mostró obviamente preocupado cuando se vio a sí mismo en el video teniendo convulsiones. Fue manejado con una combinación de topiramato y carbamazepina con desaparición completa de la sintomatología. Un año después de estar en este tratamiento permanecía asintomático. ¿Cuál es su diagnóstico? A) Enfermedad afectiva bipolar B) Epilepsia del lóbulo temporal C) Crisis gelásticas D) Crisis convulsivas inducidas por risa E) Risa patológica CASO 2: MUTISMO Una niña de 12 años de edad fue referida a interconsulta psiquiátrica porque, aunque había aprendido a hablar normalmente desde que era pequeña, nunca había hablado fuera de su hogar. Cuando salía, necesitaba asistencia de sus progenitores para la comunicación verbal y en la escuela se comunicaba por medio de gestos como señalar o asentir con la cabeza. Como consecuencia, evitaba todo tipo de interacción con sus compañeros, permaneciendo sola durante los recreos. No había historia de fobia social, angustia de separación, ataques de angustia, fobia específica o síntomas depresivos. Su rendimiento académico era muy bueno a pesar de que no participaba verbalmente en clase. La paciente utilizaba la misma vestimenta todo el año, independientemente del clima, y se rehusaba a desecharla aun cuando ya no le quedaba. Comía sólo cinco tipos distintos de comida. No hubo antecedentes de alteración en su habla o lenguaje durante el desarrollo y en casa hablaba normalmente. Había sido referida a interconsulta únicamente por insistencia de la escuela. Su padre y sus cuatro medio hermanos eran tímidos. El padre tomaba antidepresivos. La familia era insular con extremadamente escasas actividades sociales. Los progenitores insistieron en que ´´la niña estaba bien y que ¨eso¨ se le iba a quitar con el tiempo´´. El examen del estado conductual actual reveló una niña mutista, penosa, retraída, con afecto algo aplanado. Cuando se le presiona, y sólo después de algún tiempo, susurra algunas palabras poco audibles. Se colige que piensa que no tiene problema alguno y no logra formular ventajas o desventajas de no hablar. Se encontraron síntomas aislados de angustia y algunas preocupaciones no relacionadas con su mutismo. Durante un año, la paciente recibió tratamientos sucesivos con Prozac (fluoxetina), Cipramil (citalopram), Luvox (fluvoxamina) y Risperdal (risperidona) y terapia de lenguaje sin ninguna mejoría clínica. En terapia cognitiva logró hablar en susurros con el terapeuta pero nunca fuera del ambiente de la clínica. ¿Cuál es su diagnóstico? A) Desorden de angustia social B) Mutismo selectivo C) Esquizofrenia D) Desorden pragmático (social) de comunicación E) Disfasia del neurodesarrollo CASO 3: PSICOSIS Una mujer de 28 años de edad fue referida a interconsulta psiquiátrica por historia de religiosidad excesiva, hipersexualidad transitoria, agitación ocasional e hipergrafia. Según la madre, había desarrollado un interés peculiar por la religión y en una ocasión había sido expulsada a la fuerza de una iglesia por conducta religiosa inapropiada. Presentaba preocupaciones sexuales múltiples pero transitorias y pasaba horas y horas escribiendo. No hubo relato de síntomas maníacos o hipomaníacos. Tenía antecedente de convulsión mayor única. A la edad de 20 años, la paciente había sido diagnosticada con lupus eritematoso sistémico, manifiesto con mialgias migratorias, artritis simétrica, proteinuria, hematuria, anticuerpos antinucleares positivos y elevación de anticuerpos de ADN de doble cadena y en consecuencia había recibido dosis altas de corticosteroides. Un electroencefalograma fue informado como normal y las imágenes por resonancia magnética revelaron anormalidades inespecíficas de la sustancia blanca. Algún tiempo después, desarrolló la idea errónea de que el pastor de su iglesia se había enamorado de ella y que anhelaba casarse y tener un hijo con ella. Cuando se le confrontó, afirmó que sabía esto porque el pastor le había sonreído en una ocasión. Como evidencia mostró una foto enmarcada del pastor que andaba en su cartera. Negó enfáticamente tener algún interés romántico o deseo sexual por esta persona. La paciente rehusó la evaluación neuropsicológica pero el examen del estado conductual actual reveló circunstancialidad, dismnesia límbica, inatención y otros signos neuropsicológicos compatibles con disfunción cerebral difusa. Su reumatólogo insistió en que los síntomas conductuales no estaban relacionados con el lupus eritematoso sistémico. Pensaba que se trataba de una psicosis primaria. ¿Cuál de las siguientes explica mejor la sintomatología de esta paciente? A) Esquizofrenia B) Erotomanía C) Síndrome de Geschwind D) Psicosis secundaria a corticosteroides E) Disfunción del lóbulo temporal secundaria a lupus eritematoso sistémico CASO 4: CEGUERA TRANSITORIA Un paciente de 64 años de edad se presentó a consulta por historia de ceguera transitoria en el ojo derecho. Refirió que durante los últimos dos meses había presentado varios episodios de pérdida pasajera de la visión, de aparición súbita, indolora, asociada a cambios posturales y de menos de cinco minutos de duración. No había otros síntomas. Negó antecedentes traumáticos o conductuales. Los exámenes físico, neurológico y de laboratorio fueron normales. No hubo evidencia de enfermedad cardíaca. Un electroencefalograma, una tomografía axial computarizada del cerebro y las imágenes por resonancia magnética cerebrales resultaron igualmente normales. ¿Cuál es su diagnóstico? A) Síndrome de Briquet B) Síndrome de Münchausen C) Parafrenia tardía D) Esquizofrenia secundaria E) Malformación arteriovenosa CASO 5: HEMATURIA Una secretaria médica de un hospital cercano trae a su hijo de 6 años de edad a la Emergencia por hematuria persistente. La madre refiere que el niño padece de carcinoma de vejiga diagnosticado por urografía y cistoscopía. Sin embargo, cuando se solicitan los registros médicos al mencionado hospital, la institución niega haber atendido tal paciente. Por esta razón, y además por insistencia de la madre, se repiten los exámenes para evaluar la hematuria, los que resultan todos completamente negativos. Durante la hospitalización, enfermería reporta que en varias ocasiones la madre trae muestras de orina del niño donde la sangre es evidente. Con todo, las muestras urinarias obtenidas inmediatamente después por la enfermera de turno son negativas. Aun así, la madre insiste en que es necesaria alguna forma de intervención médica o quirúrgica. El resto de la valoración médica del niño es normal. El examen conductual de la progenitora revela depresión mayor severa y graves problemas en la relación marital. Unas semanas después del alta hospitalaria, el padre acude a consulta con la noticia de que la madre tuve un intento suicida grave y que desde entonces la hematuria ha desaparecido. ¿Cuál es su diagnóstico? A) Esquistosomiasis B) Síndrome de Alport C) Intoxicación aguda con salicilatos D) Síndrome de maltrato de niños por transpatogenia E) Síndrome de Münchausen CASO 6: CALCULOS RENALES Una paciente de 37 años de edad fue hospitalizada debido a expulsión casi continua de cálculos renales desde que tenía 16 años de edad. En los últimos cuatro meses había expulsado 60 piedras por lo que fue tratada con dosis elevadas tanto de analgésicos para sus intensos dolores como de antibióticos para las infecciones recurrentes del tracto urinario. El urinálisis demostró la presencia de hematuria severa y crecimiento de siete bacterias infecciosas diferentes. Durante el internamiento, la paciente expulsó nueve cálculos de amonio y fosfatos que no se observaron por radiología durante una crisis de cólico renal. La cistoscopía, tres pielogramas y los niveles urinarios de 24 horas de calcio, fósforo, magnesio y ácido úrico resultaron normales. ¿Cuál es su diagnóstico? A) Síndrome de leche y alcalinos B) Hiperparatiroidismo primario C) Síndrome de Münchausen D) Intoxicación con vitamina D E) Síndrome de Briquet RESPUESTAS 1:D. Crisis convulsivas inducidas por risa. Las crisis convulsivas inducidas por risa son extremadamente raras. Son tan inusuales y poco reconocidas clínicamente que incluso algunos médicos especialistas tienden a considerarlas erróneamente como ´´conversivas´´. Este tipo de crisis inducidas deben distinguirse claramente de las crisis gelásticas. En el caso descrito, la risa desencadenaba las manifestaciones convulsivas, mientras que en las crisis gelásticas las descargas eléctricas anormales provocan los ataques de risa patológica. La risa es una conducta compleja que tiene múltiples componentes. El componente afectivo de la risa es procesado en los lóbulos temporales y el componente motor en la corteza frontal. La corteza cingulada anterior está involucrada en el acto motor mientras que la corteza temporal basal procesa el contenido emocional de la risa. La risa patológica (E) es desproporcional a su contenido emocional: aunque hay risa no hay regocijo. Tradicionalmente, la risa patológica se ha descrito en condiciones clínicas severas como la parálisis pseudobulbar. La risa ictal es el signo cardinal de las crisis gelásticas (C); frecuentemente asociadas a hamartoma hipotalámico. Las lesiones focales ligadas a crisis gelásticas suelen estar localizadas en los lóbulos frontales o en los lóbulos temporales. El presente no puede considerarse un caso de crisis gelásticas puesto que el fenómeno clínico era reverso: la risa inducía la actividad convulsiva. Si la risa desencadena la crisis, el foco convulsivo debe estar en el componente motor (área premotora pericingulada o región cingulada anterior). Estudios de neuroimágenes también han demostrado un área pequeña en la circunvolución frontal superior izquierda que, cuando se estimula, consistentemente provoca risa. Ninguno de estos hallazgos pudo demostrarse en este paciente (D). La confirmación clínica sólo pudo establecerse por la asociación cronológica entre la risa intensa y las crisis convulsivas que se observaron en la video-electroencefalografía ( 3 ). La presencia de anormalidades electroencefalográficas permite descartar enfermedad afectiva bipolar (A) de tipo primario. Neuropsicopatológicamente, es más probable que dichas anormalidades sean la causa del desorden bipolar del paciente (desorden bipolar secundario). El carácter difuso de los cambios electroencefalográficos y la ausencia de un foco localizado en el lóbulo temporal hace menos probable el diagnóstico de epilepsia del lóbulo temporal (B). Además, para ambas condiciones clínicas, el paciente sólo tenía crisis convulsivas después de experimentar risa intensa. El simple antecedente de un trastorno psiquiátrico nunca descarta la posibilidad de un hallazgo neuropsicológico explicativo. 2:B. Mutismo selectivo. La característica clínica esencial del mutismo selectivo es la declinación persistente de hablar en situaciones sociales específicas cuando se espera que el sujeto hable (por ejemplo, en clases) a pesar de que el sujeto habla en otras situaciones. En el DSM-5, el mutismo selectivo está incluido en la categoría de los desórdenes de angustia. En esta paciente, ( 5 ) la selectividad conductual del mutismo sirve para descartar fácilmente el desorden pragmático social de comunicación (D) y la disfasia del neurodesarrollo (E) porque en estos trastornos la alteración para hablar se presenta en todo tipo de circunstancias, no solamente en situaciones sociales específicas. Aunque el mutismo puede observarse en casos de esquizofrenia (C) o catatonia, esta niña no presentó otra evidencia clínica de psicosis. Alternativamente se ha considerado al mutismo selectivo como un síntoma del desorden de angustia social (A) pero, tal como se observa en este caso, el mutismo selectivo puede presentarse independientemente de la fobia social. Además, existe cierta evidencia clínica de que el mutismo selectivo puede exhibir algún grado de alteración en el desarrollo del lenguaje receptivo que no se observa en el desorden de angustia social. En la actualidad se ha convenido que cuando el mutismo selectivo se asocie a un nivel alto de angustia social debe diagnosticarse los dos trastornos separadamente. La timidez es el hallazgo preeminente del mutismo selectivo. Durante las interacciones sociales, las personas con mutismo selectivo no inician la conversación ni responden recíprocamente cuando se les habla. La declinación del habla ocurre con niños y adultos. En el hogar, pueden platicar con sus progenitores o hermanos pero no con otros parientes (primos, tíos, abuelos) o amistades de la familia. El lenguaje corporal (señalar, gruñir, asentir con la cabeza y demás) o escribir o susurrar en el oído de alguien de confianza suele sustituir el habla comunicativa, especialmente cuando tienen interés o entusiasmo por participar en eventos sociales que no requieren del habla (por ejemplo, salir de extra en una obra de la escuela). El mutismo selectivo inicia antes de los 5 años de edad pero la búsqueda de ayuda clínica suele acontecer en la edad escolar. En estudios de seguimiento de doce años, sólo el 39% de casos mejoró con la edad. Se piensa que los progenitores tímidos, depresivos, ansiosos, esquizoides o socialmente retraídos pueden ser un factor psicosocial agravante. La comorbilidad incluye otro desorden de angustia, especialmente desorden de angustia social, angustia de separación o fobia específica. El funcionamiento social y académico puede afectarse severamente. La búsqueda tardía de ayuda clínica empeora el pronóstico. 3:E. Disfunción del lóbulo temporal secundaria a lupus eritematoso sistémico. El lupus eritematoso sistémico es una enfermedad autoinmune que aqueja principalmente a mujeres en edad reproductiva. Puede afectar múltiples sistemas corporales incluyendo el sistema nervioso central y asociarse a depresión mayor, desórdenes de angustia, psicosis, enfermedad cerebrovascular y convulsiones mayores. Por largo tiempo, las psicosis han sido consideradas una manifestación transcendente del lupus eritematoso sistémico y son reconocidas en los criterios diagnósticos del Colegio Americano de Reumatología. Cerca del 11% de enfermas con lupus eritematoso sistémico presenta psicosis debida a lupus cerebral. Un tercio de estas pacientes presenta el cuadro psicótico al inicio de la enfermedad y el resto dentro de los siguientes 14 meses después del diagnóstico de lupus cerebral. La psicosis correlaciona con la actividad de la enfermedad (medida, por ejemplo, con anticuerpos antifosfolipídicos) y con las manifestaciones de desorden neurocognoscitivo crónico. Sin embargo, ocasionalmente, la psicosis puede preceder al diagnóstico de lupus eritematoso sistémico y confundirse con una psicosis primaria. La psicosis atribuible a tratamiento con corticosteroides tiene una incidencia de 5% (D) y la esquizofrenia (A) se observa en 0.4% de los casos. Aunque no está bien dilucidada, se asume que la etiopatogenia de la psicosis lúpica es mediada por efectos citotóxicos de autoanticuerpos y mediadores inflamatorios en el cerebro. En la erotomanía (B) o síndrome de Clerambault, una mujer tiene la idea delirante de que un hombre de status superior está enamorado de ella. El síndrome es usualmente primario pero puede asociarse secundariamente a traumatismo encefalocraneano, hemorragia subaracnoidea, enfermedad de Alzheimer, demencia vascular, demencia frontotemporal y disfunción del lóbulo temporal. El síndrome de Geschwind (C) se caracteriza por hipersexualidad, religiosidad, hipergrafia y circunstancialidad. Esta sintomatología es provocada por descargas eléctricas crónicas y subclínicas en el sistema límbico y se considera una manifestación interictal de la epilepsia o de la disfunción del lóbulo temporal. La combinación clínica de erotomanía, síndrome de Geschwind y convulsión mayor apunta y confirma una localización anatómica en el lóbulo temporal. En el lupus eritematoso sistémico, la aparición de disfunción cerebral crónica (difusa o focal) puede sobrevenir por efecto de anticuerpos antifosfolipídios, daño cerebrovascular (vasculopatía no inflamatoria) y efectos tóxicos medicamentosos, lo que puede inducir tendencia a las crisis convulsivas. De manera agregada, la combinación de disfunción cerebral focal (infartos), actividad convulsiva y disfunción cerebral difusa puede explicar todos los cambios afectivos, cognitivos y conductuales de esta paciente ( 6 ). Su cuadro clínico no es compatible con esquizofrenia. La insistencia del reumatólogo en negar una psicosis secundaria en favor de una psicosis primaria sólo representa una expresión más del clásico estigma social asociado a los pacientes con psicosis. Sería cruel para esta mujer agregar el diagnóstico de esquizofrenia a su ya complejo cuadro clínico. El lupus eritematoso sistémico puede causar psicosis por múltiples mecanismos (infartos, daño cerebral difuso, actividad convulsiva, efectos citotóxico de anticuerpos, empleo de corticosteroides). La psicosis lúpica es una indicación de compromiso cerebral. Atribuir la psicosis a esquizofrenia sería equivalente a descuidar todos estos factores médicos causantes de psicosis. 4:E. Malformación arteriovenosa. La amaurosis fugaz – o ceguera monocular – se caracteriza por la pérdida súbita y transitoria de la visión en un solo ojo. Esta cesación monocular es secundaria a isquemia o a insuficiencia arterial pasajera de la retina correspondiente. El mecanismo más frecuente de la amaurosis fugaz son los émbolos provenientes de placas ateromatosas carotídeas extracerebrales. Una causa infrecuente son las malformaciones arteriovenosas. La arteriografía cerebral de este paciente demostró una fístula arteriovenosa dural en la convexidad de la fosa craneal anterior izquierda. El aporte arterial de esta malformación provenía de las ramas etmoidales de las arterias oftálmicas y el drenaje venoso se realizaba a través de una vena frontal dilatada en el seno longitudinal superior. Aunque la irrigación de la fístula era bilateral y se localizaba en el lado izquierdo, el paciente sólo mostró síntomas en el ojo derecho. La presencia de ramas arteriales suplentes era lo que condicionaba la desviación del flujo sanguíneo retiniano (´´fenómeno de robo´´). Estas redes anastomóticas están siempre presentes pero sólo funcionan en condiciones patológicas. Esto permitía la derivación de la sangre de la arteria oftálmica derecha al seno venoso longitudinal superior (4) La aparición de amaurosis fugaz asociada a cambios posturales debe elevar la sospecha clínica de un mecanismo hemodinámico. El ortostatismo es otra característica hemodinámica de la amaurosis fugaz, así como la exposición al sol o al agua caliente. Las fístulas arteriovenosas durales representan el 10% de la malformaciones arteriovenosas intracraneales. El seno longitudinal superior es una localización frecuente pero pueden aparecen en cualquier estructura dural. La presentación de amaurosis fugaz como manifestación única de malformación arteriovenosa es excepcional. En este caso es fácil descartar síndrome de Briquet (A) que – aunque puede acompañarse de síntomas somatoformes – siempre se manifiesta con múltiples síntomas somáticos e hipocondriasis, aparece antes de los 35 años de edad y es más común en mujeres. Este paciente no presentó signos sugestivos de ipsipatogenia (la fabricación de evidencia clínica), clásica del síndrome de Münchausen (B). Cuando se asocian a ideas delirantes somáticas, la parafrenia tardía (C) o la esquizofrenia secundaria (D) no presentan síntomas tan claramente descriptivos como los de este caso. 5:D. Síndrome de maltrato de niños por transpatogenia. La fabricación autoinducida de evidencia clínica de enfermedad con el objeto de documentar la presencia de una enfermedad inexistente se conoce como ipsipatogenia. El ejemplo clásico de ipsipatogenia es el síndrome de Münchausen (E), en el cual el paciente se provoca lesiones o elabora evidencia falsa para convencer al médico de que está enfermo. Cuando esta conducta es transferida a otra persona con la misma intención maliciosa de documentar una enfermedad irreal se le denomina transpatogenia. Los casos de transpatogenia (como el de una madre artificialmente creando signos de enfermedad en su hijo mayor) han sido comúnmente denominados síndrome de Münchausen por poder. Aunque parecidas, no se ha podido encontrar evidencia clínica o investigativa que demuestre que la ipsipatogenia y la transpatogenia sean el mismo fenómeno neuropsicopatológico. Por ende, un alto número de clínicos considera ahora que el término síndrome de Münchausen por poder debe abolirse y sustituirse por lo que realmente es: síndrome de maltrato de niños por transpatogenia. El maltrato de niños asociado a la transpatogenia tiene dos mecanismos principales: 1) la fabricación de evidencia clínica por alguna de las personas cercanas al paciente, ya sea familiares o amistades o allegados (transpatogenia parentelar); y 2) la insistencia continua y persistente de alguien de la parentela (usualmente la madre) de que el niño tiene una enfermedad grave, cuyo diagnóstico garantiza una intervención invasiva médica o quirúrgica, lo que obliga a los clínicos a utilizar procedimientos riesgosos (transpatogenia por iatrogénesis inducida) que incluye cualquier efecto adverso o complicación que resulte del manejo diagnóstico o terapéutico del caso. Alrededor de 9% de los niños muere como consecuencia de la transpatogenia parentelar o por la iatrogénesis inducida. En el resto, la transpatogenia se extiende desde la falsificación de documentos clínicos, pasando por las lesiones físicas, administración de sustancias tóxicas, inserción de material fecal en una línea intravenosa y demás, hasta la realización de métodos invasivos innecesarios que terminan en secuelas graves o casi letales. En la mayor parte de casos, la perpetradora es la madre. Típicamente, la madre demuestra conocimientos sobre la enfermedad ficticia, posee experiencia o cercanía en el área de la salud, tiene antecedentes personales de maltrato infantil, se encuentra en una relación marital conflictiva, su relación con el niño es disfuncional y padece de algún tipo de psicopatología (depresión, actividad suicida, sociopatía o psicosis). Su creencia patológica de que el niño tiene una enfermedad grave o mortal (cáncer, SIDA, neoplasia intracraneal) es el síntoma más característico y es el que debe en primer lugar alertar al clínico sobre la posibilidad de maltrato infantil por transpatogenia. El sangrado artificioso (incluyendo hematuria) es la forma más común de transpatogenia, seguida de la inducción maliciosa de convulsiones mayores. Las causas más comunes de hematuria (presencia de sangre o glóbulos rojos en la orina) son las infecciones y los cálculos del tracto urinario. El riesgo de malignidad urinaria es muy bajo en pacientes jóvenes. La esquistosomiasis (A) provocada por schistosoma haematobium se asocia a hematuria crónica, no intermitente. Además, provoca retraso severo del desarrollo físico y cognoscitivo del niño y aunque puede asociarse a cáncer de vejiga, éste aparece hasta en la edad adulta. La nefritis hereditaria o síndrome de Alport (B) es una enfermedad genética que se acompaña de glomerulonefritis con hematuria persistente. Aunque los salicilatos pueden alterar la coagulación sanguínea (lo que podría explicar la hematuria), la intoxicación aguda por salicilatos (C) no se manifiesta con sangrado. En el presente caso ( 2 ), el diagnóstico debió haberse sospechado por: 1) madre que trabaja en el área de la salud; 2) obstinación incesante de la madre de que el niño tiene cáncer; 3) estado físico normal del paciente demostrado clínica y complementariamente; 4) aparición de hematuria franca en las muestras proporcionadas por la madre aun cuando no se pudo detectar ni microscópicamente; 5) psicopatología grave de la madre; y 6) desaparición cronológica de la sintomatología con la ausencia de la madre. 6:C. Síndrome de Münchausen. La inconsistencia entre los síntomas descritos por la paciente y los hallazgos clínicos encontrados hicieron sospechar al personal hospitalario la posibilidad de que la paciente estuviera fabricando los signos de una supuesta enfermedad médica. Se tomó una muestra de orina por cateterización vesical y se encontró normal, minutos después que la paciente había entregado una completamente sanguinolenta. Pudo demostrarse que la paciente se laceraba la vagina para contaminar la orina de sangre. La presencia de diferentes tipos de bacterias se debía a que la enferma ponía pequeñas cantidades de heces en las muestras urinarias. Secretamente marcados con yodo radioactivo, se le entregaron sus cálculos renales en un frasco sellado y más tarde la paciente devolvió uno de ellos alegando que lo acababa de expulsar. Los cálculos originales eran genuinos pero ella los usaba continuamente como nuevos. Este fenómeno de fabricar evidencia clínica o autoinfligirse una lesión se conoce como ipsipatogenia y es característico del síndrome de Münchausen ( 1 ). El síndrome de Briquet (E) se caracteriza más bien por múltiples síntomas somáticos, hipocondriasis y la presencia de síntomas somatoformes y raramente existe evidencia objetiva de una enfermedad médica justificante de los síntomas. En el hiperparatiroidismo primario (B), en la intoxicación con vitamina D (D) o en el síndrome de leche y alcalinos (A) hay una excesiva excreción urinaria de calcio, y los cálculos – que suelen ser radiopacos – pueden demostrarse por radiología. REFERENCIAS (1) ATKINSON RL, EARLL JM: Münchausen Síndrome with Renal Stones. JAMA 230:89, 1974. (2) CUJIÑO MF, DAVILA A, SARMIENTO MM, VILLAREAL MI, CHASKEL R: Síndrome de Münchausen por Poder. Rev Latinoam Psiquiatría 11:61-66, 2012. (3) MAINALI NR, JALOTA L, ARYAL MR, SCHMIDT TR, BADAL M, ALWEIS R: Laugh-Induced Seizure. A Case Report. 2013. http://www.jmedicalcasereports.com/content/7/1/12 3 (4) MEDRANO-MARTINEZ V, SEMPERE AP, MOLA S, FLORES-RUIZ JJ, VASQUEZ-SUAREZ JC: Amaurosis Fugaz como Unica Manifestación de una Fístula Arteriovenosa Dural. Rev. Neurolog. 35:325-327, 2002. (5) PARK HR, STEELE M, BRISEBOIS S: Clinical Case Rounds in Child and Adolescent Psychiatry. Selective Mutism. J Can Acad Child Adolesc Psychiatry 16:101103, 2007. (6) WRIGHT, MT: Neuropsychiatric Illness in Systemic Lupus Erythematosus. Insights from a Patient with Erotomania and Geschwind´s Syndrome. Am J Psychiatry 167:502-507, 2010. CITA COELLO CORTES, R: Diagnóstico Diferencial en Medicina Neuropsicológica: 41. Revista Electrónica de Medicina Neuropsicológica 17:1-37, Enero 2015.