El Instituto Emaús es un ente formativo creado por la Arquidiócesis de Cartagena, para coordinar la formación humana, doctrinal, espiritual, pastoral y teológica de los laicos, de tal forma que se comprometan en la construcción de una Iglesia viva, dinámica y participativa, como discípulos misioneros del Reino de Dios. www.institutoemaus.org [email protected] Cra. 38 No. 29-60, Barrio Alcibia Cartagena, Bolivar - Colombia 3126041487 Instituto Emaús @Institutoemaús Arquidiócesis de Cartagena Instituto Emaús Edición y realización: Equipo Emaús 2014 Diseño portada: Gina Zabaleta Diseño y Diagramación: Kevin Jr Patiño Impreso en Colombia Arquidiócesis de Cartagena PRESENTACIÓN ¡Somos discípulos en camino!, esta es la expresión que ha marcado nuestro nuevo andar en el proceso de la formación que nuestra amada Iglesia particular de Cartagena vive en el Instituto Emaús, un instituto que cada día se esfuerza por parecerse más y más a aquella casa que en la aldea distante de Jerusalén fue testigo de cómo el Señor se queda con nosotros cuando el día ha declinado. Emaús evoca camino, evoca búsqueda, evoca ganas de encuentro. Eso es lo que somos, los discípulos de Jesús maestro que queremos ansiosamente encontrarnos con Él, aprender de Él y dejarnos formar por Él para seguir caminando y animando a muchos a recorrer los pasos de Jesucristo, es un colocar nuestros pasos misioneros sobre sus huellas. Estamos en la búsqueda del maestro que nos llama a ser discípulos formadores de Discípulos. Esa es la misión del Instituto Emaús, formar para formar. Llenarnos de Dios para darlo a conocer. No queremos y no nos sirven ministros laicos que sólo quieran aprender para sí mismos, el egoísmo, como nos lo ha dicho repetidamente el papa Francisco, es un indicativo de una evangelización pobre y desvirtuada, sin razones y sin fundamentos, una mala experiencia de encuentro con Jesús. Nuestra formación ha de pensar siempre en el qué voy a hacer, hacia dónde debo ir. Jesús se nos entrega libremente para que nosotros también lo entreguemos en libertad. Este material que ahora colocamos en sus manos, es el esfuerzo de la dedicación de varios seminaristas de nuestra arquidiócesis y de las diócesis que conforman la provincia eclesiástica de Cartagena que se forman en el Seminario Provincial San Carlos Borromeo, a ellos mi entera gratitud. Lo hemos visto, lo hemos revisado, lo hemos discutido y aprobado para ustedes y su formación. Son módulos que están abiertos para revisar y corregir. Ellos son un instrumento, queremos sean utilizados de tal forma, así que cada profesor también tiene la libertad de nutrir el conocimiento que aquí está plasmado y que por supuesto nos ayude a crecer mucho más. Queremos ver a los discípulos en camino, formados por el Instituto Emaús, con una alegría inmensurable. Un gozo total por anunciar a Cristo, una aventura capaz de llevar y contagiar a muchos y muchas por Él y su mensaje. Gracias por formarse, gracias por querer ser mejor discípulo, que Dios nos bendiga a todos y que María santísima sea formadora en nuestra vida espiritual. Por último, Gracias a los profesores del Instituto y su esfuerzo por compartir la fe con quien quiere abrirse a la experiencia de Dios. Con afecto y con mi bendición. + Jorge Enrique Jiménez Carvajal Arzobispo de Cartagena PLAN DE AREA Biblia I Sesión 5: Inspiración, revelación e Inerrancia.........................................21 • Inspiración • Inspiración y revelación • Inerrancia en la Biblia Materia: Introducción a las Sagradas Escrituras Propedéutica Bíblica • Biblia y Tradición Sesión 6: Canonicidad de los Libros Bíblicos.........................................26 • Concepto de “canon” Sesión 1: Estructura de la Biblia................................................................6 • Título y contenido general de la Biblia • Divisiones de la Biblia • Formación de los cánones judío y cristiano • Unidad de ambos Testamento • Libros apócrifos • Los libros perdidos Sesión 2: Dios, autor principal de la Biblia...............................................11 • Dios nos habla en la Escritura como autor principal de Ella Sesión 7: Lenguas, Manuscritos, Versiones.............................................20 • Lenguas Bíblicas • ¿De qué cosas nos habla Dios en la Biblia? • Idioma en que fueron escritos los libros de la Biblia • ¿Cómo nos habla Dios en la Biblia? • Manuscritos de la Biblia Sesión 3: Las personas, autores secundarios de la Biblia.......................13 • Dios habla en la Biblia a través de las personas • Autores o instrumentos humanos • ¿Cómo comenzó a escribirse la Biblia? • Versiones de la Biblia • Biblias ecuménicas Materia: Introducción al Antiguo Testamento...................................34 Sesión 4: El lenguaje usado por los autores bíblicos y la interpretación bíblica.......................................................................................................16 • El lenguaje humano Sesión 8: Introducción al Antiguo Testamento • La geografía del Antiguo Testamento • La historia del Antiguo Testamento es la historia de Israel • Géneros literarios o formas de expresión • Las claves teológicas • Interpretación de la Biblia en la Iglesia • Los libros del Antiguo Testamento • El método histórico crítico ANEXOS: Mapa..............................................................................38 ANEXOS: Francisco: El Papa de la Palabra de Dios......................39 • Diversas formas de expresión empleadas en la Biblia 5 Materia: Introducción a las Sagradas Escrituras Propedéutica Bíblica Titulo y contenido general de la Biblia a. Título Este libro divino ha recibido varios nombres o títulos desde que fue escrito: Antiguamente se le llamaba la Escritura o las Escrituras. En este sentido se expresa Jesús, por ejemplo, cuando dice a los saduceos: “Estáis en un error, por no entender las Escrituras ni el poder de Dios “ (Mt 22, 29). Y Lucas pone en labios de los dos discípulos de Emaús esta frase: “¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lc 24, 32). Esta denominación todavía la usamos hoy. Después ha venido recibiendo otros nombres, como: Libros santos, Libros sagrados, Sagradas letras, Palabra de Dios, etc. Actualmente, el nombre más usual parece ser el de Biblia, Santa Biblia o Sagrada Biblia. • El origen de la expresión Biblia se remonta, según afirman los entendidos, al libro II de los Macabeos, de texto griego, en que se llama a las Escrituras “Biblia ta agía”, esto es, libros santos. Usándose como se usaba la lengua griega en la primitiva Iglesia, la expresión la biblia — los libros por excelencia — se hizo denominación general entre los cristianos. San Clemente — padre apostólico, discípulo de san Pablo — fue el primero en llamar a la colección de los libros santos “ta biblia”. Sesión 1 ESTRUCTURA Y LECTURA DE LA BIBLIA La Palabra de Dios “Está escrito: Abre tu boca a la Palabra de Dios. Tú, ábrela. Por él anhela quien repite sus palabras y las medita en su interior. Hablemos siempre de él Si hablamos de sabiduría, él es la sabiduría; si hablamos de virtud, él es la virtud; si de justicia, él es la justicia; si de paz, él es ¡a paz; si de verdad, él es la verdad; si de vida, de redención... él es todo eso “. (San Ambrosio, obispo, Comentario al Salmo 36,65-66) Motivación Cuando tú ves un libro cualquiera, te fijas ante todo en su título. Luego indagas sobre el nombre del autor. Después abres el libro, repasas el índice de materias y finalmente das un vistazo a las páginas. Y si te interesa la obra, la compras para leerla detenidamente. Algo similar vamos a hacer aquí con la Biblia —el libro más importante del mundo— cuyo conocimiento y estudio queremos proponer a través de estas lecciones. • Hay quien ve su origen en la antigua ciudad fenicia Biblos, situada en la costa mediterránea entre Trípoli y Beirut y mencionada incluso por dos veces en la Sagrada Escritura (Os 13, 5 y Ez 27, 9), ciudad que llegó a ser un importante centro comercial y religioso, rico en madera, cobre y papiro. Pero no parece que exista una verdadera relación entre ambos aspectos. Primero nos detendremos en el título. Luego veremos la forma en que está dividido este libro. Después nos fijaremos en el autor. Más tarde, analizaremos las circunstancias y vicisitudes por las que ha atravesado con el correr de los tiempos, y finalmente, nos detendremos en cada libro, tratando de compenetrarnos con el mensaje que sus páginas encierran. b. Contenido general de la Biblia En cuanto a su contenido material, la Biblia, como lo indica su mismo nombre, es una colección de libros, escritos por diferentes autores, en lenguas, épocas y estilos literarios distintos. De tal 6 manera que se puede afirmar que la Biblia es, en miniatura, toda una biblioteca religiosa de un pueblo recopilada en un solo volumen. Con razón san Jerónimo, traductor de las Escrituras al latín, llamó a este libro sagrado “la divina biblioteca”. • Supongamos que a alguien se le ocurriera coleccionar en un solo volumen todas las obras que se han escrito sobre nuestra historia patria desde su comienzo hasta nuestros días. En ella tendríamos todo un compendio de temas, épocas y escritores con diferentes estilos literarios, pero tendríamos también una línea histórica. Algo similar ocurre con la Biblia, ya que en ella se nos presenta la historia del pueblo escogido a través de distintas épocas y obras literarias. pacto, y en este sentido fue acogida por la primitiva comunidad cristiana. La Carta a los Hebreos, en un célebre pasaje (9, 15-18) la emplea en ese doble sentido de contratotestamento, expresiones que en definitiva apuntan a la alianza. Sea lo que sea, el término Testamento rodó con más fortuna y ha prevalecido hasta nuestros días para significarla división de las Escrituras. División numérica de la Biblia Dos grandes religiones se rigen por las enseñanzas de la Biblia: la judía y la cristiana, la cual está integrada por católicos, ortodoxos y protestantes de muchísimas denominaciones. • Los judíos sólo aceptan, como es claro, lo que nosotros llamamos Antiguo Testamento y lo dividen en tres grandes partes: “La Ley, los Profetas y otros escritos o hagiográficos”. Está compuesto por 39 libros. En cuanto a su contenido doctrinal, la Biblia encierra toda la historia de la Revelación divina, es decir, “la manifestación que Dios hace de sí mismo y del misterio de su voluntad, misterio que no es otra cosa que su plan de salvación para todos los hombres” (Vaticano II). Divisiones de la Biblia • Los cristianos, lamentablemente estamos divididos en cuanto a la aceptación del número de libros: División general La Biblia se divide, ante todo, en dos grandes partes: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, ambos relacionados entre sí. La palabra latina testamemum —de donde viene la española testamento— fue empleada a principios de la era cristiana para traducir la voz griega: diatheké, que literalmente significaba disposición, contrato y que, a su vez, los traductores griegos, llamados los Setenta, la usaron para traducir la expresión hebrea berit: pacto de soberanía, por medio de la cual designaban los hebreos la alianza del Sinaí. No se explican muy bien los entendidos por qué los Setenta acogieron esa palabra diatheké cuando en realidad hubiera sido más propia syntheké, que significa alianza, y que por lo mismo expresa mejor las relaciones de Yahveh con su pueblo. Lo cierto es que así lo hicieron. La palabra diatheké parece que tenía también, en lenguaje corriente, el significado de testamento: ◊ Para los católicos la Biblia —Antiguo y Nuevo Testamento— esta formada por 73 libros: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. ◊ Los ortodoxos admiten la misma lista de libros bíblicos que los católicos. ◊ Los protestantes de las principales denominaciones sólo aceptan una lista bíblica de 66 libros: 39 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo. Como se ve, la diferencia entre católicos y protestantes se encuentra no en el canon o lista de los libros del Nuevo Testamento, sino del Antiguo. ¿A qué se debe esta diferencia? Más adelante, en la lección sexta, nos detendremos abundantemente en este tema tan interesante. Por ahora, contentémonos con 7 adelantar una ligera información: En principio existió el canon o lista oficial de la Biblia hebrea, fijado por los judíos de Israel en el siglo I de nuestra era, con los 39 libros citados, canon que todavía lo conservan los judíos actuales. Aparte de este canon hebreo, se formó también un canon griego, elaborado por los Setenta —así llamados los 70 traductores que vertieron los libros santos del hebreo al griego— traducción destinada a los judíos de la diáspora o dispersión que se encontraban fuera de Palestina. Este canon comprende; primero, todos los libros de la Biblia hebrea; y segundo, siete libros más, escritos generalmente en griego. Son ellos: Tobías, Judit, Sabiduría, Sírácida, Baruc y los dos libros de los Macabeos. Estos libros no fueron recibidos por los judíos de Israel. Los primeros, es decir, los de la lista hebrea, tomaron el nombre de protocanónicos, porque recibieron aceptación general sobre su autenticidad e inspiración divina desde el principio; en cambio los otros siete del canon griego se llamaron deuterocanónicos, porque fueron aceptados en el canon oficial más tarde, después de muchas discusiones sobre su inspiración divina. • La Iglesia católica, lo mismo que la ortodoxa, a partir del Concilio de Hipona en el año 383, admitió como inspirados no sólo los protocanónicos sino los deuterocanónicos, lista que fue confirmada solemnemente por el Concilio de Trento en 1546. católicos, ortodoxos y protestantes. Como es de suponer, el punto más delicado ha sido el de la aceptación de los libros deuterocanónicos, que no admiten los protestantes. La solución ha sido imprimir la Biblia según el orden del canon hebreo —gesto ecuménico también para los judíos—y publicar esos libros al final, como un suplemento, tal como ocurre en algunas Biblias protestantes. Véase por ejemplo la Biblia “Dios habla hoy” de las Sociedades Bíblicas Unidas. División temática Teniendo en cuenta los distintos temas que nos ofrece la Biblia, podemos dividirlos en varios grupos: 1. Antiguo Testamento En tiempo de Cristo —y aún ahora—, los judíos clasificaban las Escrituras en tres partes como ya dijimos antes: la Ley, los Profetas y otros Escritos. La Ley y los Profetas eran los más importantes. El mismo Cristo los cita, por ejemplo, en Mateo 7, 12. Los Escritos se empleaban en las asambleas. El Eclesiástico (Si) los cita en el prefacio de su libro. Hoy dividimos las Escrituras, así: • El Pentateuco o la Ley • Libros históricos • Libros sapienciales o didácticos • Libros proféticos • Pentateuco: el Antiguo Testamento comienza con un conjunto de cinco libros, a los cuales los traductores griegos dieron el nombre de Pentateuco (penta: cinco; teuco: instrumentos, de donde provino luego la expresión “estuches” para los rollos de papiro y finalmente “libros”). Los judíos, llamaban a estos cinco libros la Tora o la Ley y los cinco libros eran cada uno un “quinto” de la Ley. Estos cinco • Los protestantes, en cambio, a partir de la Reforma luterana, siguieron el canon hebreo. Afortunadamente desde el Concilio Vaticano II existe un movimiento de buen entendimiento entre judíos, católicos, protestantes y ortodoxos, y se está trabajando con éxito para llegar a un acuerdo respecto de la lista bíblica del Antiguo Testamento. En Francia, por ejemplo, acaba de terminárse la traducción ecuménica de la Biblia, en la cual han trabajado durante 10 años 105 exégetas 8 libros son: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. san Pablo, a saber: a los Romanos, I y II a los Corintios, a los Gálatas, a los Efesios, a los Filipenses, a los Colosenses, I y II a los Tesalonicenses, I y II a Timoteo, a Tito, a Filemón. Carta a los hebreos. Siete Epístolas llamadas católicas: de Santiago, I y II de Pedro, I, II y III de Juan, y una de Judas. • Libros históricos son 16, a saber: Josué, Jueces, Rut, I y II Samuel, I y II Reyes, I y II Crónicas, Esdras, Nehemías, Tobías, Judit, Ester, y Macabeos. • Es de observar que los judíos llamaban a Josué, Jueces. Samuel y Reyes, profetas anteriores, ya que en ellos se encuentra la historia de los grandes profetas; Elías, Elíseo y aun Samuel, A los que nosotros llamamos profetas —como veremos en seguida— los judíos los llamaban profetas posteriores. Digamos también que para la Biblia griega los libros de Samuel y Reyes formaban una sola unidad y los llamaban los cuatro libros de los Reyes. Del mismo modo, los libros I y II de Crónicas formaban uno solo con Esdras y Nehemías, por considerarse como obra del mismo autor. • Libro profético: solamente hay uno: el Apocalipsis —o Revelación — de san Juan. División parcial: capítulos y versículos a) Cada uno de los libros bíblicos está divido en capítulos, y éstos a su vez en versículos. Los capítulos son porciones más o menos extensas y no iguales de los libros; mientras que los versículos son pequeños trozos — de dos o tres líneas ordinariamente — de los mismos capítulos. Si tornamos, por ejemplo, el libro de Jonás, veremos que tiene 4 capítulos divididos así: el primero, con 16 versículos; el segundo, con 11;el tercero, con 10; y el cuarto, con 11.En total 48 versículos. • La Biblia griega y la Vulgata de san Jerónimo llaman a Crónicas con el nombre de Paralipómenos. • Libros sapienciales o didácticos son 7: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés (o Qohelet), Cantar de los Cantares, Sabiduría, Eclesiástico (o Sirácida). b) Esta división en capítulos y versículos facilita enormemente la búsqueda de los textos que se desean encontrar o citar. Para citarlos por escrito se observa lo siguiente: se pone primero el nombre del libro en abreviatura, luego viene el número correspondiente al capítulo y después otro número —o dos cuando el texto que se cita abarca más de un versículo— separado o separados por una coma y éstos a su vez por un guión, así: Ex 19, 3, significa: libro del Éxodo, capítulo 19, versículo 3; o bien: Ex 19, 3-4, que quiere decir: libro del Éxodo, capítulo 19, versículos 3 y 4. Otro ejemplo: 2Co 3, 1416, significa segunda carta de Pablo a los corintios, capítulo 3, versículos 14 al 16. También en este punto existe una pequeña diferencia entre los católicos y protestantes. Estos citan por escrito, así: Ex 19:3,4. 0 bien; 2 Co 3; 14,16. • Libros proféticos: son 18: Isaías, Jeremías, Baruc, Lamentaciones, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amos, Abdías, Joñas, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. • Hay Biblias que unen a Jeremías con Baruc y señalan las Lamentaciones como de Jeremías. Conforme a las modernas investigaciones, hay que poner estas obras como de distinto autor. 2. Nuevo Testamento Los 27 libros del Nuevo Testamento pueden distribuirse en tres grandes grupos: históricos, didácticos y proféticos. • Libros históricos: son los cuatro Evangelios de: Mateo, Marcos Lucas y Juan y además Hechos de los Apóstoles, escrito por Lucas. • Libros didácticos: pertenecen a este grupo 21 Epístolas: 13 de 9 c) La división en capítulos se debe a Esteban Langton, quien la introdujo en la llamada Biblia de París en 1214, y la división en versículos a Santos Pagnini, en 1528. Este método está universalmente aceptado por su clara utilidad, a pesar que, según dicen los entendidos, la división no es muy afortunada, por ser muy arbitraria. Como dato curioso consignamos lo siguiente; un norteamericano ha gastado tres años en contar el número de capítulos, versículos, palabras y letras de la Biblia. He aquí el resultado: • Capítulos de los libros bíblicos: 1.334 en total; de ellos, el Antiguo Testamento tiene 1.054 y el Nuevo 260. • Versículos: 31.175. • Palabras: 773.692. • Letras: 3’566.480. • El nombre de Yahveh : Jehová se repite 6.855 veces. • El Salmo 117 se halla precisamente a la mitad de la Biblia. Lucas, relatando el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, dice que Jesús, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó todo lo que había sobre él en las Escrituras (Lc 24,25-27). Véanse también los tres primeros capítulos del Evangelio de Mateo. TALLER DE PROFUNDIZACIÓN 1. Repaso de la lección ◊ Nombres con que se designa este libro divino. ¿Cuál es el origen de la palabra “Biblia”? ◊ ¿Cuántos son los libros del Antiguo Testamento y los del Nuevo Testamento? ◊ ¿Cuál es la diferencia entre la Biblia católica y la de los protestantes? 2. Especifica las siguientes referencias ◊ En Lc 24, 27 se lee: “Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras”. ¿Qué significa: Lc 24, 27? ◊ Busca y encuentra en Gn 1 esta frase: “Hagamos al hombre a nuestra imagen según nuestra semejanza” y apunta la referencia correcta en un papel. ◊ Localiza el texto que aparece en: 1 Co 3, 16-17. ◊ En la primera carta de Pedro, cap. 2, se encuentra esta frase: “Ustedes son linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, etc.”. Completa la frase en cuestión y la referencia. ◊ Localiza y aprende de memoria la frase de Jn 15,15. Unidad de ambos Testamentos Dice el Concilio Vaticano II: “Dios es el autor que inspira los libros de ambos Testamentos, de modo que el Antiguo encubriera el Nuevo y el Nuevo descubriera el Antiguo. Pues, aunque Cristo estableció con su sangre la nueva alianza, los libros del Antiguo Testamento incorporados a la predicación evangélica, alcanzan y muestran su plenitud de sentido en el Nuevo Testamento, y a su vez lo iluminan y explican... El fin principal de la economía antigua era preparar la venida de Cristo, redentor universal y de su reino mesiánico, anunciarla proféticamente y representarla con distintas imágenes”. Es decir, que el Antiguo y Nuevo Testamento se complementan mutuamente. Su interrelación es tan completa, que el primero explica el segundo y viceversa. Sólo a la luz del Antiguo Testamento se alcanza a comprender el segundo; y sólo igualmente a la luz del Nuevo Testamento nos damos cuenta de lo que el Antiguo quiso decir. Con razón Cristo les decía a sus oyentes: investigad las Escrituras y así comprobaréis que Moisés habla de mí (Jn 5, 39-45). Y 3. Elabora una lista con las siglas de los libros bíblicos y memorizalas. 10 Sesión 2: DIOS, AUTOR PRINCIPAL DE LA BIBLIA Dice el Concilio Vaticano II: “Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en lenguaje humano”. Tres principios encontramos en este pasaje: 1) Dios habla en la Escritura, 2) por medio de hombres, y 3) en lenguaje humano. Vamos a analizar estos tres puntos en otras tantas lecciones. En cuanto se refiere al primero, podemos estudiar tres cuestiones íntimamente relacionadas: a) Dios nos habla en la Escritura • Leemos en Tm 3, 16: “Toda Escritura es divinamente inspirada”. Esto es, toda Escritura es obra de Dios, que inspira al hombre lo que quiere. • En 2P 1, 21 se dice: “La profecía no ha sido jamás proferida por humana voluntad, sino que, llevados del Espíritu Santo, hablaron los hombres de parte de Dios”. • Y el Vaticano II lo confirma: “La Iglesia reconoce que todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales han sido confiados a la Iglesia” (DV 11) b) ¿De qué cosas nos habla? c) ¿Cómo nos habla? Dios nos habla en la Escritura como autor principal de Ella La Biblia es la “palabra de Dios”. Es su pensamiento expresado a través de sonidos humanos. Es su estilo de hablar a la humanidad. Dios escogió un pueblo, el pueblo de Israel, en el cual, a través de una larga historia, fue manifestando sus designios de salvación, por medio de los acontecimientos y las obras que El fue disponiendo. Pero no solamente Dios habla a una colectividad a través de su palabra; habla también al individuo, nos habla a cada uno de nosotros, para comunicarnos su mensaje de amor, de vida y de salvación personal. Cada página de la Biblia es la misma voz del Señor que nos invita, que nos llama, que se acerca a nosotros porque quiere comunicamos algo: una enseñanza, un consejo, una frase de aliento o una regañina cuando no sabemos corresponder a su bondad. Pero siempre es la palabra del Padre que se preocupa por sus hijos porque busca su bien y su felicidad. Por eso, Dios es el autor principal de las Escrituras. Esto quiere decir que la Biblia es ante todo obra divina, que está inspirada directamente por Dios, que es El quien nos habla para comunicarnos su mensaje. ¿De qué cosas nos habla Dios en la Biblia? Es muy difícil concretar la riqueza de su mensaje. Pero en líneas generales diríamos que abarca los siguientes temas: a. Nos habla de sí mismo. En la Biblia, todas las páginas nos hablan de Dios. Pero no precisamente de un Dios lejano, estirado, juez, como pareciera a primera vista cuando leemos frases como: “Yo soy el que soy”, “el Dios de poder”, “el Señor de los ejércitos”, etc. Se trata de un Dios personal, vivo, cercano, providente, amoroso. Se trata, en una Palabra de un Dios-Padre que se preocupa por nosotros y rige nuestros destinos en orden a nuestra felicidad temporal y eterna. “Dios es amor”, dice Juan. Cierto que en la Biblia se habla también de la “cólera de Dios, de castigos y hasta de venganzas divinas”, como también se habla de los ojos, oídos y manos de Dios. Hay que entender estos antropomorfismos, que en el fondo no son otra cosa que maneras de expresarnos los hombres. El Dios de la Biblia —repitámoslo— es ante todo un Dios misericordioso, amable, clemente, que envía a su Hijo a nosotros, porque nos ama. b. Nos habla del ser humano, y nos dice que él mismo lo creó formándolo “a imagen y semejanza suya”. La palabra “imagen y semejanza” en hebreo significa, más que retrato, “reproducción”. 11 El hombre y la mujer son imagen y semejanza de Dios porque participan, reproduciéndolas, de las bondades y cualidades divinas. “Lo has hecho —canta el Salmo 8—, poco menos que Dios, lo has coronado de gloria y honor, le diste el señorío sobre las obras de tus manos, todo lo has puesto debajo de sus pies”. Todo eso es la esencia de la naturaleza humana. Claro que el ser humano, a pesar de su grandeza y señorío, está revestido de carne débil; tiene inclinaciones que lo invitan al pecado, al rebajamiento, al barro; y se rebaja, dando al traste con su grandeza. Entonces rompe las relaciones con Dios, se vuelve infiel a su amor. Pero el Señor no cesa de invitarlo a que rehaga las relaciones perdidas. Ese es el drama humano, a grandes rasgos, que la Biblia nos muestra. c. Nos habla de la creación cuando nos dice, al abrir la Biblia, que “al principio creó Dios los cielos y la tierra”. El mensaje no intenta dar de la creación una descripción científica, sino una información popular. Pero a pesar de esa intención sencilla, resulta todo un poema elocuente de la grandeza del Creador. Da gusto leer las primeras páginas de la Biblia en que el autor va descubriendo con pinceles maravillosos la obra creadora del mundo, para que veamos ya en esos párrafos el punto de partida del plan divino y de la historia de salvación. d. Nos habla de la historia de la salvación. Podríamos decir que toda la Biblia es fundamentalmente “la historia de la salvación”. La historia de un pueblo que el mismo Dios escoge, para que a través de él vaya transmitiendo el mensaje salvador a toda la humanidad. e. Nos habla de Jesucristo, el enviado de Dios al mundo, cuya misión principal es reconciliarnos con el Padre. El mismo Jesús le dirá a Nicodemo: “Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16). El Antiguo Testamento es una promesa de esta venida; el Nuevo Testamento nos manifiesta el cumplimiento de esta promesa. Por eso ambos Testamentos están íntimamente ligados entre sí. f. Nos habla del Reino de Dios. “He aquí —leemos en Mt 12, 28— que ha llegado a ustedes el Reino de Dios”. Toda la misión salvífica del Mesías se concentra en la idea del Reino de Dios. Cristo viene a traernos ese Reino, que se hace presente en el mundo como un grano de mostaza (Mt 13, 31), como una levadura (Mt 13, 33), pero que llegará a su plenitud poco a poco al final de los tiempos. Más aún: ese Reino no sólo está presente en el mundo, sino que “ya está dentro de nosotros” (Le 17, 21). Para pertenecer a este Reino, tenemos antes que convertimos: “Arrepentios, porque se acerca el Reino de Dios” (Mt4, 17). Signos de pertenencia a este Reino son: la justicia (Mt 6, 33); el amor a los hermanos (Jn 13, 35); la pobreza (Mt 5, 3); las persecuciones sufridas (Mt 5, 10) y otros que aparecen en los Evangelios. g. Nos habla también de la religión, de la gran lucha entre el bien y el mal, de las virtudes teologales y cardinales, del comportamiento del hombre, de la felicidad matrimonial, de la buena convivencia entre los hombres, etc. Cada libro de la Biblia plantea un tema distinto, interesante y acuciador. Pero no es un tema suelto o independiente de los demás. Es una rama que recibe su savia del tronco del árbol. Afirma el Vaticano 1T: “Los libros del Antiguo Testamento muestran a todos el conocimiento de Dios y del hombre y el modo como Dios, justo y misericordioso, traía con los hombres. Estos libros, aunque contienen elementos imperfectos y pasajeros, enseñan la pedagogía divina. Por eso los cristianos deben recibirlos con devoción, porque expresan un vivo sentido de Dios, contienen enseñanzas sublimes sobre Dios y una sabiduría salvadora acerca del hombre, encierran tesoros de oración y esconden el misterio de nuestra salvación” (DV 15). En resumen, la Biblia es un libro — el gran libro — que nos dice cómo todas las cosas creadas, materiales y espirituales, vienen de Dios, se sostienen gracias a su providencia amorosa y vuelven definitivamente a él. ¿Cómo nos habla Dios en la Biblia? Dios nos habla a través de los hombres. Y expresa su mensaje en el lenguaje propio de los hombres para que puedan entenderlo. 12 a. Dios nos habla a través de los hombres. Dice el autor de la Carta a los hebreos: “Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo a quien instituyó heredero de todo, por quien también hizo los mundos” (1, 1-2). b. Expresando su mensaje en el lenguaje propio de los seres humanos para que puedan entenderlo. Es decir, Dios, al hablar a la humanidad, no emplea un lenguaje altisonante, intrincado, rebuscado. No lo entenderíamos y por tanto su mensaje no surtiría ningún efecto. Emplea un lenguaje sencillo, popular, simple, de manera que hasta los menos cultos puedan captarlo. Por eso se sirve de las maneras de hablar, modismos y géneros literarios que los escritores y las gentes usaban en el tiempo en que Dios les comunicó su palabra. TALLER DE PROFUNDIZACIÓN 1. Repaso de la lección ◊ ¿Qué queremos decir con la frase “Dios nos habla a través de la Biblia”? ◊ 2. ¿De qué temas nos habla Dios en su mensaje? 3. ¿En qué sentido se puede hablar de la cólera, la ira, la venganza, etc., de Dios? ◊ ¿Qué significa que el ser humano fue creado “a imagen y semejanza” de Dios? , ◊ ¿Cómo nos habla Dios en la Biblia? 2. Busca en la Biblia los siguientes textos: ◊ ◊ ◊ ◊ ◊ ◊ Génesis 2, 24 Génesis 1, 28 Eclesiástico 30, 14 Lee y aprende de memoria: Juan 10,11 1 Corintios 13,1-3 3. Lee y comenta con alguien: Lucas 12,22-34 Sesión 3: LAS PERSONAS, AUTORES SECUNDARIOS DE LA BIBLIA En la lección anterior vimos la primera parte de la frase del Vaticano II: “Dios habla en la Escritura”. Ahora vamos a explicar la segunda: “Por medio de las personas, hombres y mujeres”, frase que significa: “Las personas son los autores secundarios de la Biblia”. Dios habla en la Biblia a través de las personas Dios no escribió las Escrituras de su puño y letra. Simplemente escogió a unos pocos hombres como instrumentos suyos, les inspiró lo que quería que dijesen y éstos obedecieron y actuaron. ¿Cómo se explica esto? Con un ejemplo lo vamos a entender. • Cuando yo pretendo escribir algo, tomo un bolígrafo o una pluma y estos “instrumentos” van consignando en el papel lo que yo quiero que escriban, pero no siempre responden a mis deseos cabalmente, porque puede ocurrir que estén deteriorados, que estén viejos o que la tinta sea mala. Esto quiere decir que el bolígrafo o la pluma escriben la que yo quiero, pero no como yo quisiera que lo hiciesen debido a sus limitaciones, estado o calidad, Pues algo parecido ocurre entre el autor principal de la Biblia que es Dios y los autores secundarios o instrumentales que son los hombres. Dios inspira su mensaje a todos los escritores, pero cada cual lo capta y lo expresa conforme a sus limitaciones, estado en que se encuentra y calidad. • En otras palabras: “Dios hace que los hombres por él escogidos escriban todo lo que él les revela o sugiera librándolos de todo error. De manera que por la inspiración. Dios mueve eficazmente la voluntad del escribiente, ilustra su entendimiento sugiriéndole lo que debe escribir y lo asiste mientras escribe para que exprese apta y fielmente su pensamiento”. Pero éste, repetimos, lo hace conforme a su cultura, ambiente, temperamento, estado psicológico en que se encuentra. • Añade el Vaticano II: “En la composición de los libros sagrados. Dios se valió de hombres elegidos, que usaban todas sus 13 facultades y talentos; de este modo, obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería (DV 11). Autores o instrumentos humanos Y ¿quiénes fueron los autores o “instrumentos” humanos escogidos por Dios para manifestarnos su mensaje? Hay nombres que son conocidos: en cambio hay otros que se desconocen. a. La mayor parte de los autores que escribieron el Antiguo Testamento son desconocidos, cosa muy comprensible, dado que las producciones literarias de la antigüedad solían ser anónimas. Y es que los antiguos — especialmente los semitas — no tenían el sentido de propiedad literaria que tenemos hoy. Nosotros componemos una poesía, un artículo o un libro, y lo primero que hacemos es colocar nuestro nombre en un lugar visible. Nuestros antepasados no hacían esto, sobre todo si tenemos en cuenta que sus composiciones, orales o escritas, más que al individuo, pertenecían a la comunidad. • Este detalle lo observamos incluso entre los pintores, y aun escritores, de la Edad Media; un Greco, un Murillo, un Velásquez, etc.., no estampaban sus firmas al pie de sus obras pictóricas. Otro tanto ocurría con ciertas producciones literarias. Por eso es muy difícil averiguar quiénes fueron los primeros compositores de los poemas épicos y de tantas coplas que corren de boca en boca. Los trovadores y juglares cantaban sus poemas en las veladas, y por éste y otros medios los iban transmitiendo a la posteridad, la cual se encargaba de enriquecerlos con nuevos matices. Algo similar ocurrió con la factura de la Biblia. En ella hay pasajes que tuvieron el mismo o parecido desarrollo, en cuanto que primero eran narraciones que pasaban de tribu en tribu, de patriarca en patriarca, de boca en boca, hasta que al fin se concretaron en libros. Pero, quiénes son los verdaderos autores es imposible determinarlo. Hay libros bíblicos que llevan como título un nombre propio; pero muchas veces este nombre no corresponde al autor que lo escribió, sino al protagonista de la historia. Tal sucede, por ejemplo, con los libros de Josué, Ester, Judit, Macabeos, etc. Hay finalmente, algunos libros cuyos autores se señalan como seguros, por ejemplo, los libros de Salomón. b. La mayor parte de los libros del Nuevo Testamento tienen autores conocidos. Se conocen los autores de los 4 Evangelios, a saber: Mateo Marcos, Lucas, Juan. Se conoce el autor de Hechos de los apóstoles Se señala al apóstol Pablo como autor de 13 cartas (aunque la crítica moderna ponga en duda la paternidad de algunas de ellas). Igualmente los autores de las 7 cartas “católicas” universales y del libro del Apocalipsis. ¿Cómo comenzó a escribirse la Biblia? La Biblia no se escribió de una sola “sentada”, como se escribe una novela. Siendo tantos los autores que la escribieron, tuvieron que pasar casi 2.000 años entre el primer libro y el último. Ni siquiera se escribieron los acontecimientos en el momento en que sucedieron, sino muchísimos años más tarde. a. Antiguo Testamento En el Antiguo Testamento podemos distinguir dos etapas, una verbal y otra escrita. • La etapa verbal comenzó hace unos tres mil años, a medida que se fueron formando las familias y grupos. Los primeros capítulos de la Biblia nos hablan, por ejemplo, de las familias de Noé, Abrahán, Isaac, Jacob y otras, en las cuales se iba despertando el pensamiento de Dios y su presencia en los acontecimientos de su vida. Todo esto se fue convirtiendo en un mensaje, “el mensaje de Dios” y se sintieron empujados a comentarlo, a vivirlo, y a celebrarlo en una especie de culto familiar o grupal y a transmitirlo a la posteridad. Llegaron luego las tribus y también tomaron conciencia de esta realidad, que plasmaban en cultos más solemnes, ambientándolos con cantos, instrumentos 14 musicales, danzas y poemas de alabanza a Dios y hasta sacrificios de animales... Pero todavía no existía nada escrito. • La etapa escrita. Sin embargo, llegó un momento en que ya se sentía la necesidad de hacerlo, plasmando por escrito lo que las distintas comunidades venían viviendo y celebrando, cosa que no era difícil, pues, las bases ya estaban echadas, incluso también el armazón. Entonces apareció alguien que se dio a la tarea de recoger las distintas tradiciones habladas que corrían en las comunidades más importantes, comenzando por un libro clave, el del Éxodo, resultando así el primer libro de la Biblia que se escribió. se estaban nutriendo con las enseñanzas del apóstol Pablo, gracias a las cartas que él les escribía. Luego se le ocurrió al evangelista Lucas poner por escrito las crónicas o “Hechos de los Apóstoles” y a otros apóstoles, como Santiago, Pedro, Juan y Judas, escribir también algunas cartas, hasta que quedaron completos 27 libros del Nuevo Testamento. De manera que también el Nuevo Testamento, como el Antiguo, tuvo dos etapas: una verbal y otra escrita. Estos 27 libros fueron escritos en lengua griega, menos, quizá, el Evangelio de Mateo, en arameo. De esta forma, y en distintas etapas, fueron apareciendo los 46 libros del AT y los 27 del NT hasta formar una lista de 73. TALLER DE PROFUNDIZACIÓN b. El Nuevo Testamento El nacimiento del Nuevo Testamento fue muy similar al del Antiguo Testamento. Jesús no nos dejó escritos, ni tampoco les mandó a sus seguidores que escribiesen sus memorias. Únicamente les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena nueva...” y ellos se lanzaron a cumplir la orden del Maestro. Conforme a estas enseñanzas habladas vivieron las primitivas comunidades cristianas durante 15, 20, 30 y más años. Eran enseñanzas que trataban de comentarlas, de reflexionarlas, de vivirlas, de celebrarlas y de transmitirlas. De manera que vivieron todos esos anos de “tradición”, pasando de boca en boca la doctrina de Jesús. Pero llegó un momento, cuando ya las comunidades se fueron multiplicando, en que vieron la necesidad de poner por escrito todas las historias y vivencias. Y fue entonces cuando surgieron los llamados “evangelistas” o escritores de la buena nueva. Nos quedan como auténticos los nombres de 4 de ellos, Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Para entonces, parece que algunas comunidades 1. Repaso de la lección ◊ ¿Qué significa la frase: “Dios habla por medio de los hombres”? ◊ ¿Cómo nació el Antiguo Testamento? 3. ¿Qué se sabe de los nombres de los autores del AT? ◊ ¿Cuáles son las distintas versiones con las cuales se comenzó a escribir el Antiguo Testamento? ◊ ¿Cómo nació el Nuevo Testamento? 2. Busca los siguientes textos bíblicos y establece su relación ◊ Génesis 2,18-25 ◊ Génesis 1,22-23 3. Aprende de memoria los siguientes textos: ◊ “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16). ◊ “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). ◊ “Así como por la desobediencia de un hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos” (Rm 5,19). 15 Sesión 4: EL LENGUAJE USADO POR LOS AUTORES BÍBLICOS Y LA INTERPRETACIÓN BÍBLICA En las lecciones anteriores dijimos, citando una frase conciliar, que “Dios habla en la Escritura, por medio de los hombres, en lenguaje humano”. ¿Qué significa esta frase “en lenguaje humano”? Vamos a verlo en esta lección. El lenguaje humano Si nos fijamos en nuestro estilo de hablar, veremos que una misma verdad o suceso lo expresamos de muchas maneras. Corrientemente no nos importa el modo de hablar, sino la verdad que queremos expresar. • Por ejemplo: ha ocurrido un accidente donde pereció un niño. De este accidente son testigos la mamá que iba con el niño, el policía de tráfico y un peatón que casualmente transitaba por ese lugar. La narración ante el juez será muy distinta. La mamá, llevada de la impresión tremenda que sufrió al ver muerto a su propio hijo, contará el suceso con un realismo exagerado. El policía, acostumbrado a ver casos semejantes, contara el suceso como un caso más, sin dejarse impresionar demasiado. Mientras que el transeúnte lo contará para salir de paso, sin querer comprometerse. Y nada digamos del conductor que provocó el accidente. Aquí tenemos entonces un accidente contado por cuatro personas de distinta manera. Esto nos está diciendo que a la hora de juzgar algo, hay que tener en cuenta quién lo dice, cómo lo dice y las circunstancias del hecho ocurrido. Esto mismo pasa con los autores de la Sagrada Biblia. “Dios habla en la Escritura por medio de los seres humanos en lenguaje humano”; por tanto, el intérprete de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe estudiar con atención lo que los autores querían decir y lo que Dios quería dar a conocer con dichas palabras. Para descubrir la intención del autor, hay que tener en cuenta, entre otras cosas, los “géneros literarios” o formas de expresión (DV I 2). Géneros literarios o formas de expresión Por géneros literarios entendemos, conforme a lo dicho, la manera o forma que los distintos autores emplean para relatar una verdad. Si el que la cuenta es un poeta, expresará esa verdad poéticamente; si es prosista, la expondrá de una manera sobria; si es una persona muy imaginativa la redondeará con toda clase de detalles; sí se trata de un hombre culto la dirá con un lenguaje muy distinto al de aquel que no tiene cultura, etc. De manera que pueden intervenir en la narración modismos, frases, dichos, ambiente, cultura, forma de ser de cada pueblo, etc. Interpretación de la Biblia en la Iglesia La Biblia, Palabra de Dios en palabras humanas, ha sido escrita a lo largo de muchos siglos y en situaciones históricas y culturales muy diversas, (o que supone a veces serias dificultades cuando queremos comprender su mensaje. Miremos entonces los elementos que debemos tener en cuenta al interpretar la Biblia, siguiendo las orientaciones de la Iglesia. La Constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II nos habla en el N° 12 de cómo hay que interpretar la Escritura: “Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en el lenguaje humano, por lo tanto, el intérprete de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe estudiar con atención lo que los autores querían decir y Dios quería dar a conocer con dichas palabras. Para descubrir la intención del autor, hay que tener en cuenta, entre otras cosas, los géneros literarios. Pues (a verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros 16 literarios. El intérprete indagará lo que el autor sagrado dice e intenta decir, según su tiempo y cultura, por medio de los géneros literarios propios de su época. Para comprender exactamente lo que el autor propone en sus escritos, hay que tener muy en cuenta los modos de pensar, de expresarse, de narrar que se usaban en tiempo del escritor, y también las expresiones que entonces más se solían emplearen la conversación ordinaria. La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu con que fue escrita: por tanto, para descubrir el verdadero sentido del texto sagrado hay que tener muy en cuenta el contenido y la unidad de toda la Escritura, la Tradición viva de toda la Iglesia, la analogía de la fe. A los exégetas toca aplicar estas normas en su trabajo para ir penetrando y exponiendo el sentido de la Sagrada Escritura, de modo que con dicho estudio pueda madurar el juicio definitivo de la Iglesia, que recibió de Dios el encargo y el oficio de conservar e interpretar la Palabra de Dios.” El Concilio nos hace ver la importancia y necesidad de saber interpretar la Escritura para su mejor comprensión y aplicación a nuestra vida. Y podríamos decir, que apunta a diversos niveles de interpretación: el que hace referencia a la necesidad de conocer las características históricas y literarias, otro más teológico en el que nos recuerda la necesidad de ser interpretada con el mismo Espíritu con el que fue escrita, y por último la necesidad de actualizarla en nuestra vida. Nos vamos a centrar a continuación en el primer nivel, pero sin olvidar que también la interpretación histórico - literaria debe ser realizada bajo la acción del Espíritu y que todo el esfuerzo de la interpretación de la Palabra no tiene como finalidad su conocimiento teórico ni la simple traducción a nuestro lenguaje, sino el conocimiento y asentimiento al proyecto de Dios para nosotros: “No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” (Mt 7,21). El método histórico - crítico Para estudiar y conocer el sentido de los textos bíblicos, el Magisterio de la Iglesia nos recomienda el método histórico - crítico. “El método histórico - crítico es el método indispensable para el estudio científico del sentido de los textos antiguos. Puesto que la Sagrada Escritura, en cuanto ‘palabra de Dios en lenguaje humano’, ha sido compuesta por autores humanos en todas sus par-tes y todas sus fuentes, su justa comprensión no solamente admite como legítima, sino que requiere la utilización de este método.” (Pontificia Comisión Bíblica) El propio documento describe a continuación las características de este método. Muchos de sus elementos los encontramos ya aplicados en las traducciones bíblicas que usamos, pero otros convienen que los conozcamos y los tengamos en cuenta. Por ello vamos a describir sencillamente las características de este método “hermenéutico” (interpretación). Como lo indica el mismo nombre, el método estudia científicamente las características literarias e históricas del texto, del autor y de la época en que fue escrito. En el nivel literario se estudian y comparan los manuscritos más antiguos de la Biblia, para tratar de llegar al texto más original. Se estudian las fuentes, los textos o tradiciones, que están a la base o influyeron en él, para facilitar su comprensión. Se estudian, también, los textos paralelos, pues se iluminan mutuamente y ayudan a descubrir las diferencias y lo más específico de los diversos autores (esto es de gran utilidad, por ejemplo, en los evangelios sinópticos). La Dei Verbum insiste en otro elemento muy importante para la correcta interpretación de un texto: el conocimiento de los géneros literarios. Como decíamos antes, el género literario es una forma o manera de expresar una verdad a través de un molde concreto. Así no es lo mismo expresar un mensaje a través de una poesía, de una historia, de una parábola, de una profecía o de una fábula. Necesitamos conocer el molde, la forma, el género literario para comprender la intención y el mensaje que nos quiere transmitir el autor. En la Biblia hay muchos géneros literarios y 17 con características muy diversas: narrativos (historias, crónicas, epopeyas, parábolas, novelas, cuentos, etc.), proféticos (oráculos, visiones, predicciones), sapienciales (proverbios, normas), legales (preceptos, leyes, decálogos, costumbres, alianzas), epistolares, apocalípticos (visiones, sueños), midrás (explicación de un pasaje anterior de la Escritura para actualizarlo en el presente), etc. La crítica histórica completa la crítica literaria, para precisar el alcance histórico, en el sentido moderno de la expresión, de los textos estudiados. La crítica histórica busca situar y conocer la época y el ambiente en que ha sido escrito el texto. Al ser tan grande la distancia temporal que existe entre la Biblia, con sus distintas etapas, y nosotros, es muy importante conocer el contexto histórico y cultural de un texto para poder comprenderlo, así como el contexto o la situación vital (“Sitz ím Leben”) del escritor o del pueblo, para entender con mayor profundidad su significado. Por ejemplo, es fundamental para comprender muchos de los oráculos proféticos, la situación histórica y vital que están viviendo el pueblo de Israel y el profeta. Lo mismo se puede decir de la mayoría de los textos del Nuevo Testamento, acerca de la situación que están viviendo las comunidades cristianas a las que van dirigidas los escritos. Según estos principios en los que se basa el método históricocrítico, podemos sacar como conclusión que hay algunas claves para interpretar la Biblia: • Contexto geográfico en que se escribió el texto o la acción que narra. • Contexto cultural: mentalidad oriental, costumbres, ambiente social y económico de la época en que se escribió el texto o del hecho que está narrando. • Contexto histórico en que se mueve el autor sagrado o los hechos que narra. • Género literario que utilizó el autor sagrado. Diversas formas de expresión empleadas en la Biblia Siendo la Biblia escrita por distintos autores, en distintos tiempos y con culturas diferentes, ya podemos suponer que las formas de expresarse serán también distintas. Y nosotros, que vivimos a más de dos mil años de distancia de esos escritores, corremos el peligro de interpretar su pensamiento con mucha dificultad y aun de tergiversarlo, ya que nuestra cultura, costumbres y manera de expresarnos distan mucho de ser como las de ellos. Entre los muchos géneros literarios o formas de expresión que esos autores emplearon, podemos señalar los siguientes: a. Relatos de historia religiosa Muchos libros bíblicos tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento, están escritos con el fin de relatarnos la historia de personajes que tu vieron un papel importante y cuyas actitudes eran agradables a Dios, al mismo tiempo que iban labrando la historia de salvación del pueblo escogido por Dios. Por ejemplo, la vocación de Abraham, la alianza de Dios con su pueblo, la liberación de Egipto los años del desierto, guerras, sufrimientos, victorias y derrotas, etc. En todos estos relatos los israelitas ven claramente la mano de Dios que va dirigiendo a su pueblo. b. Relatos con mensaje religioso Son narraciones no necesariamente auténticas que tienen la finalidad de comunicarnos una enseñanza religiosa, aunque también podrían tener un fondo histórico. Lo importante no es la narración en sí, sino la intención del autor de descubrirnos un mensaje de fe, de valor, de paciencia, de confianza en Dios. A este género literario pertenecerían, por ejemplo, los libros de Job, Tobías y algunos otros. c. Forma poética de expresión Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento hay mensajes escritos en forma poética. Por ejemplo, el primer 18 capítulo del Génesis que habla de la creación del mundo, el Cantar de los cantares, los Salmos. Con frecuencia la poesía cede su puesto al canto o va unida a él, resultando así un conjunto maravilloso, mucho más cuando al servicio de los dos suenan los instrumentos musicales, como el órgano, el arpa y otros muchos. Es decir, lo mismo que hacemos nosotros en nuestro culto. Aquí parecen tener su origen algunos Cánticos, como el de Moisés el de Zacarías, el “Magníficat” de María y los himnos citados por san Pablo: “Cristo es el principio de todo” (Col 1, 15-20), “Morir y vivir con Cristo” (2Tm 3,11-13), “Cristo es el Señor de todas las naciones” (1Tm 3,16) y otros. d. Forma de expresión apocalíptica “Apocalíptica” viene de “Apocalipsis”, palabra griega que significa “revelación”. Esta forma de escribir estuvo en un tiempo de moda entre los profetas, descollando entre todos Ezequiel y Daniel, en el Antiguo Testamento, y en el Nuevo Testamento el último libro bíblico que lleva precisamente ese título: “Apocalipsis”. Basta adentrarnos en esos escritos para que nos demos cuenta en seguida que abundan las figuras, signos, revelaciones, símbolos, animales, cuerpos raros, etc., que cuesta entender, pero que llevan algún mensaje oculto. Muchas veces estas expresiones apocalípticas van dirigidas contra personajes del tiempo que perseguían a las primitivas comunidades cristianas. Tal parece que ocurre, por ejemplo, en el Apocalipsis, donde el autor arremete, según los estudios contra el emperador y la nación romana que mataba y perseguía a los cristianos. El fatídico y discutido número del Apocalipsis “666” de la bestia (Ap 13, 18) figuraría entonces al emperador Nerón. e. Formas de expresión profética Los profetas emplean en sus escritos una expresión muy singular. Cuando quieren dar fuerza a sus palabras, encabezan éstas poniendo a Dios delante como si fuera él quien hablara al pueblo: “Esto dice el Señor... El Señor me ha hablado y me dice...” y otras expresiones similares. Así, el llamado a la conversión y a la fe les infundía a los israelitas mucho respeto no exento de temor y hacían más caso a los profetas que eran considerados como la “voz del Señor”. f. Parábolas Esta es otra forma de hablar y comunicar mensajes en la Biblia. Se llama parábola a una comparación desarrollada a través de un relato ficticio expresado con un fin pedagógico. En el Antiguo Testamento existen parábolas en Isaías como la de la viña (5, I); en Ezequiel 1, 26; en Amos 4, 1 , etc. Pero sobre todo fue Jesús quien usó este lenguaje, hasta el punto de decir Marcos 4, 34 que “no hablaba sino en parábolas y que sin parábolas casi no hablaba”. Célebre es la “parábola del hijo pródigo”. g. Alegorías La alegoría es una comparación basada en una metáfora continuada. Ejemplos: “El buen pastor” (Jn 10, 1 1-16); “la vid y los sarmientos” (Jn 15). Esta forma de expresión también se emplea mucho en la Biblia. h. Metáfora Se da la metáfora cuando se trasladan las palabras del significado propio mediante una comparación implícita a otra de significado impropio con el que guarda cierta analogía, por ejemplo cuando decimos en literatura que el “prado ríe”. Cuando Jesús dice: “Ustedes son la luz del mundo”, emplea una metáfora. i. Símbolo Es un signo que se ve y que nos lleva al conocimiento de algo que no se ve. Por ejemplo, la bandera es símbolo de la patria. Los símbolos son muy usados en la Biblia, como lo vemos en Hch 21,1013, en 1 R 11-29 y otros. j. Mito Mito o fábula, es una narración ficticia, totalmente inverosímil, cuya intención es dar un mensaje. Un mito es, por ejemplo, lo que leemos en Jueces 9, 8-15 en que se nos dice que los árboles se ponen de acuerdo para elegir rey. Todos estos 19 géneros literarios o formas de expresión emplea la Biblia para que se nos graben mejor las verdades fundamentales que desea comunicarnos. Exactamente lo mismo que nosotros pretendemos hacer en muchas de nuestras charlas y escritos para que los lectores presten atención y capten el mensaje. 144.000 salvados. Este número se descompone así: 12 X 12 X 1.000. El primer doce significa vocación, una serie perfecta; el segundo 12 tribus de Israel y el 1.000 una gran multitud de elegidos del Señor. Entonces, 144.000 quiere decir una multitud innumerable. TALLER DE PROFUNDIZACIÓN k. Números simbólicos Cuando leemos en la Biblia que en una sola batalla contra los filisteos murieron 30.000 infantes israelitas (1S 4, 10), cuando se nos dice en 1R 20, 29 que “los hijos de Israel batieron a los arameos, 1 00.000 infantes en un día” y otras cantidades similares, nos preguntamos: “¿Es posible que estos números haya que entenderlos al pie de la letra?”. Y ¿qué pensar de los 40 años de desierto y de los 40 días de ayuno de Elías y de Jesús, etc.? La respuesta puede estar en esto: la gente antigua, como la de Egipto, Mesopotamia, etc., atribuía a los números poderes mágicos y simbolismos interesantes que los convirtieron en verdaderos protagonistas de la manera de hablar. Los israelitas estaban también contagiados de estas interpretaciones y les daban a los números ciertos significados. De manera que no podemos entender los números bíblicos tal como los entendemos hoy, ya que nuestros números no encierran particulares simbolismos. Así, por ejemplo, para los israelitas el número 2 significaba equilibrio; el 3 perfección; 4, toma la idea de los 4 puntos cardinales; el 5, encuentra su significado en los dedos de la mano; para los pitagóricos era un signo de unión y lo llamaban “nupcial”; el 7 es muy usual en la Biblia: Caín será vengado 7 veces, Pedro quiere perdonar 7 veces, pero a Cristo no le basta ese número sino 70 veces 7; Jesús expulsa de la Magdalena 7 demonios, etc. El 10 tiene el sentido de lo acabado, del retorno a la unidad; así 10 son los mandamientos, 10 las plagas de Egipto, Job fue insultado 10 veces, etc, El 40 designa los años de una generación, tiempo largo, cuya duración exacta se desconoce; de ahí los 40 años de permanencia en el desierto de Moisés, los 40 días de ayuno de Elías, etc. El número 1.000 significa una cantidad muy grande: “Dios hace misericordia hasta en mil generaciones” (Ex 20, 6); “para Dios mil años son como un día” (Sal 90, 4). Un ejemplo: en Apocalipsis 7 y 4, se habla de 1. Repaso de la lección ◊ ¿Qué significa la expresión “género literario”? ◊ Saque las ideas principales en un cuadro sinóptico del tema: Interpretación de la Biblia en la Iglesia y el método histórico crítico. ◊ ¿Qué es una imagen bíblica? ◊ ¿Qué es una alegoría? ◊ ¿La parábola es una ficción o una realidad? ◊ ¿Qué significa un símbolo? Cita algunos casos de la Biblia. 2. Reflexiona o dialoga grupalmente sobre estos cinco sentidos bíblicos: ◊ La vid y los sarmientos (Jn 15). ¿Este pasaje es símbolo o mito? ◊ La oveja perdida (Lc 15, 3). ¿A qué sentido pertenece? ◊ El sembrador y la simiente (Mt 13, 1-9). ¿Se trata de una alegoría? ◊ Los árboles piden un rey (Je 9,8-15). ¿Se trata de una parábola? ◊ Ustedes son la sal de la tierra... (Mt 5, 13). ¿Se trata de un mito? 3. Aprende de memoria los siguientes textos: ◊ 1.Las Bienaventuranzas (Mt 5,3-12). ◊ “Ustedes son la luz del mundo... Alumbre así su luz ante los hombres, para que vean sus obras buenas y glorifiquen a su padre celestial” (Mt 5,14-16). ◊ “Si por un hombre vino la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos”. (1 Co 15,21). 20 ◊ 4.“Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito, estén alegres. Que su mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca” (Flp 4,4-5). ◊ 5.“Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí, como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva “ (Jn 7, 37-38). Sesión 5: INSPIRACIÓN, REVELACIÓN E INERRANCIA Los libros de la Sagrada Escritura tienen tres características que no las tiene ningún otro libro. Son ellas; la inspiración, la revelación y la inerrancia. Estas notas hacen que esos libros lleven el sello divino, porque es Dios mismo su autor, como decíamos en las lecciones anteriores. Sin embargo, al ver el modo humano con que los hagiógrafos o escritores expresan el mensaje divino, uno se inclina a concluir que en la Biblia todo es obra del ser humano. Y no. Digamos una vez más que es humano solamente el instrumento de que Dios se sirve, es decir, el escribiente. Y es divino el mensaje que a través de él Dios quiere comunicarnos. Este mensaje llega hoy a nosotros para ser interpretado a la luz de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. Estudiemos esos cuatro aspectos. Inspiración a. ¿Qué se entiende por inspiración? Es el influjo sobrenatural de Dios que ilustra la inteligencia y mueve la voluntad del escritor con el fin de que vaya escribiendo las cosas que Dios quiere comunicarnos a través de él. En otras palabras: es una influencia positiva de Dios sobre las facultades mentales del hagiógrafo, respetando siempre su libertad, de manera que tanto los elementos divinos como humanos conserven, al actuar, sus propios valores. Así, la Biblia resulta a la vez obra de Dios y obra del ser humano. Expliquemos estos términos: 21 primero, se dice que la inspiración es un influjo — acción, moción o influencia — sobrenatural de lo que El le inspira. Segundo: este influjo ilustra o ilumina el entendimiento para que conozca lo que va a escribir y juzgue rectamente sobre ello. Y tercero: este influjo mueve también la voluntad humana para que escriba fielmente lo que la mente ha concebido. A este aspecto se refiere, sin duda, san Pedro cuando dice que “no por voluntad humana”, sino por voluntad divina escribieron los profetas (2P 1,21). • El Papa León XIII, en su encíclica “Dios providentísimo”, explica con claridad estos conceptos: “Pues el mismo Espíritu Santo de tal manera mueve con su virtud sobrenatural a éstos (los hagiógrafos o escritores) a escribir y a ellos los excita; de tal manera los asiste mientras escriben, que todas aquellas cosas y sólo aquellas que El mismo manda conciban en su mente con rectitud, quieran escribirlas con toda fidelidad, y las expresen de modo conveniente a la verdad infalible. De otro modo no sería el Espíritu Santo el autor de toda la Sagrada Escritura”. • En parecidos términos se expresa el Concilio Vaticano II: “En la composición de los libros sagrados Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo, obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería” (DV 11). b. Tres factores o elementos entran por tanto en la inspiración: — Dios —autor principal— como inspirador — El hagiógrafo o escritor —autor secundario— como inspirado. — El libro, como término de la inspiración. . c. Importancia de la inspiración en la Biblia. Tan importante es este factor de la inspiración, que sin él la Biblia dejaría de ser lo que es en realidad, “Palabra de Dios”. Podríamos considerar sus libros a lo sumo como sagrados porque su tema primordial se refiere a cosas sagradas, pero ni podríamos afirmar que Dios es su autor, ni que sus enseñanzas son infalibles. Más aún: la inspiración es la única razón por la cual la Biblia está por encima de cualquier otro libro sagrado. • Tomemos, por ejemplo, el libro de los Vedas de la India, el de los Kings de la China, el de los Zend-Avesta de los persas, el Corán de Mahoma, etc. Son libros considerados como sagrados, pero no son inspirados directamente por Dios como lo es la Biblia. De ahí la gran diferencia que existe entre ésta y aquéllos. d. Pruebas de esta inspiración: Varias pruebas existen para comprobar que los libros de la Biblia son inspirados, es decir, que tienen a Dios como su autor principal. Veamos: • Los judíos del tiempo de Cristo consideraban —y siguen considerando los actuales judíos— que las Escrituras — al menos las proto-canónicas del Antiguo Testamento— estaban inspiradas por Dios. De ahí que las venerasen y colocasen junto al arca de la alianza, como consta en Deuteronomio 31,9-26; en Josué 24,26 y otros. El historiador judío Flavio Josefo, que murió hacia el año 100 después de Jesucristo en su libro Contra Apión, escrito a fines del primer siglo, dice: “Nosotros tenemos 22 libros que son admirados como divinos y con razón... Es ingénito en todos los judíos desde la más tierna infancia la creencia que estos libros son dogmas divinos y el adherirse a ellos hasta el punto que, si fuera preciso, por ellos darían gustosos su vida”. Es oportuno observar que Flavio Josefo incluía todos los protocanónicos del Antiguo Testamento en estos 22 libros citados por él, porque los conformaba con el número del alfabeto hebreo. Los Reyes los agrega a una letra, Las Crónicas a otra, y así sucesivamente.. • Jesús tenía la misma fe en las Escrituras que el pueblo judío. Por eso, en varias ocasiones recurre a las Escrituras inspiradas y fundamenta en ellas su propia doctrina, como se ve en Mateo 5,18; en Marcos 12, 26; en Lucas 4, 21-24 y en Juan 10, 35. Valga para todos este texto; “Investiguen las Escrituras, ya que ustedes creen tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí..,” (Jn 5,39). 22 • Los apóstoles reconocieron también el valor divino de las Escrituras, como vemos en Hch 3, 18-21 y también en Hch 1,16. • San Pedro dice por su cuenta en una de sus cartas: “Porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo han hablado de parte de Dios” (2P 1.21). • San Pablo defiende claramente esta característica de la inspiración cuando escribe a su discípulo Timoteo: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia” (2Tm 3, 16). • Los santos padres, orientadores de las comunidades primitivas, tenían la misma convicción; “Palabra de Dios” llaman a las Escrituras la Didaché y Orígenes. Palabras “dichas o dictadas por el mismo Espíritu Santo” las denomina san Justino. “Son cartas de Dios a los hombres transmitidas por los hagiógrafos” añade san Agustín y san Juan Crisóstomo. “El Señor en persona habla por Isaías, por Elías y por boca de los Profetas”, dice también san Clemente de Alejandría, etc. • Finalmente, esta misma creencia ha sido ratificada por la Iglesia universal a través de concilios como el Florentino, el Tridentino y los Vaticanos I y II. Inspiración y revelación Después de conocer lo que es la “inspiración” es conveniente cerciorarnos también sobre el concepto de “revelación” y la diferencia que existe entre ambos. ¿Qué se entiende por revelación? Revelar es lo mismo que descubrir, mostrar alguna cosa. Es como remover un velo que ocultaba algo, quedando ese algo al descubierto. Es, en una palabra, manifestar alguna verdad oculta o desconocida. La revelación divina es inmediata cuando es el mismo Dios, Jesucristo o un ángel, el que la manifiesta; y es mediata cuando el Señor se sirve de un profeta, un apóstol o un escritor sagrado para manifestarla. No es lo mismo la inspiración que la revelación. Esta afirmación se prueba con ese principio: “Tanto cuanto está escrito en la Biblia es inspirado; pero no todo ha sido transmitido por revelación inmediata de Dios”. Expliquemos este principio con dos sencillos ejemplos: • Primera: en el libro de Isaías 7, 14, Dios revela al profeta que “una virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien ella llamará Emmanuel” que significa: Dios con nosotros. Es evidente que el profeta no puede, por sí mismo, descubrir un hecho que sucederá siglos después y que nadie sino Dios puede conocer y realizar. Si el profeta conoce este misterio oculto, es por revelación, esto es, porque Dios se lo ha comunicado. He ahí un caso de revelación bíblica. • Segundo: san Lucas, en cambio, en el prólogo de su Evangelio (1,1), nos dice que va a escribir una serie de hechos conocidos por lo acaecido. Si ya han acaecido, él y muchos como el ya los conocen. Por tanto no hace falta que Dios se los revele. Sin embargo estos escritos llevarán la inspiración de Dios, es decir, su influjo divino para que los escriba como él quiere que lo haga. De manera que la información de esos hechos le viene por otras personas y no directamente de Dios. He aquí un caso de inspiración. La revelación, pues, viene de Dios, mientras que la inspiración es la acción de Dios por la cual hace que su mensaje de salvación, transmitido por escrito en favor de los hombres, lleve el sello de influjo divino, aunque no sea revelado directamente por Dios. 23 Inerrancia en la Biblia Se llama “inerrancia” a la ausencia de todo error en la Biblia. Esta información conlleva dos verdades: a. Que siendo toda la Biblia inspirada por Dios, toda su doctrina es también “Palabra de Dios”, ya que de una u otra forma expresa el pensamiento divino, y por consiguiente, no puede haber en ella error o falsedad de ninguna clase. • Dice el Concilio Vaticano II: “Como todo lo que afirman los hagiógrafos o autores inspirados lo afirma el Espíritu Santo, se sigue que los libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra” (DV 11). b. Que entre la Biblia y las ciencias naturales no puede haber real oposición. • Leemos en la constitución “Gozo y esperanza” del mismo Concilio; “La investigación metódica en todos los campos del saber, si está realizada de una forma auténticamente científica y conforme a las normas morales, nunca será en realidad contraria a la fe, porque las realidades profanas y las de la fe tienen su origen en un mismo Dios” (n. 36). Alguien ha dicho con razón que las ciencias naturales y la Biblia son dos páginas de un mismo libro escritas por un mismo autor, que es Dios. ¿Cómo resolver, entonces, las aparentes contradicciones que se presentan en la Biblia? Teniendo presente en todo momento este otro principio: “La Escritura no intenta darnos directamente enseñanzas sobre materia científica, sino que trata de darnos un mensaje religioso. Por eso, cuando los escritores sagrados hablan de asuntos que rozan con las ciencias naturales, se acomodan al común sentir de la gente que los rodea, bien sea juzgando de las cosas por sus apariencias, o bien sea usando un lenguaje figurado, poético, etc.”. Este principio tiene vigor lo mismo cuando se refiere a las narraciones históricas, que a asuntos físicos, a interpretaciones biológicas o astronómicas y aun a crímenes y pecados. Vienen bien las palabras del papa Pío XII en su encíclica “Divino afflante Spiritu”: “En los escritores sagrados, como entre los demás antiguos, se hallan ciertas maneras de exponer y narrar los hechos; ciertos idiotismos propios de las lenguas semíticas; las así llamadas aproximaciones, y ciertos modos de hablar hiperbólicos; más aún, a veces hasta paradojas, con las cuales más firmemente se graban las cosas en la mente, cosa nada de admitir para quien rectamente siente acerca de la inspiración bíblica”. Se refiere, en una palabra, a los géneros literarios de que antes hablamos. La Biblia, por estar inspirada por Dios, dice la verdad, a pesar que las apariencias nos hagan creer otra cosa. Basta profundizar su doctrina para que nos convenzamos de ello. Biblia y Tradición Si la Sagrada Escritura concluyó con el último escrito del apóstol Juan ¿de qué manera asegura Cristo que su Evangelio se conserve vivo? En primer lugar, dice el Concilio, por la fidelidad de los Apóstoles al mandato recibido “vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio”. Ellos, “los Apóstoles con su predicación, sus ejemplos, sus instituciones, transmitieron de palabra lo que habían aprendido de las obras y las palabras de Cristo y lo que el Espíritu Santo les enseñó” (DV 7). Y para asegurar que todo se conservara vivo e integro “en la Iglesia, los Apóstoles nombraron como sucesores a los Obispos, ‘dejándoles su encargo en el Magisterio’. Esta Tradición con la Escritura de ambos Testamentos, son el espejo en que la Iglesia peregrina contempla a Dios” (DV 7). Interpretar la Sagrada Escritura de acuerdo a la Tradición y al 24 Magisterio exige no sólo una identificación teórica con la doctrina de la Iglesia, sino también y sobre todo una identificación práctica con la vida de la Iglesia; pues normalmente, es a través de la vivencia en la comunidad que se entra en contacto con la acción del Espíritu Santo, vivo y presente en la Iglesia. Sin este Espíritu Santo es imposible interpretar correctamente la Sagrada Escritura (DV 12). 3. Actúa ◊ Aprende de memoria los textos anotados en el numeral anterior ◊ Lee el capítulo tercero de la constitución conciliar: “La Palabra de Dios”, Dei Verbum. ◊ Invita a algún amigo para leer con él algún capítulo del Evangelio de san Juan, por ejemplo, el 4. ◊ Asiste a algún grupo de Lectura Santa y lleva a algún compañero. ◊ Aprende de memoria, si es que aún no los sabes, los nombres de los libros del Antiguo y el Nuevo Testamento. TALLER DE PROFUNDIZACIÓN 1. Repaso de la lección ◊ ¿Qué se entiende por inspiración y qué elementos encierra? ◊ ¿Por qué es tan importante la inspiración en la Biblia? ◊ Cita algunas pruebas por las cuales consideramos que la Biblia lleva el sello de la inspiración. ◊ ¿En qué se diferencia la inspiración de la revelación? ◊ ¿Cómo demuestras que la Biblia está inmune de todo error, y cómo explicas las aparentes contradicciones con la ciencia? ◊ ¿Por qué se ha de interpretar la Sagrada Escritura según la Tradición y el Magisterio? 2. Reflexiona y dialoga sobre estos textos: ◊ “Toda Escritura es inspirada por Dios” (2Tm 3,16). ◊ “Porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios” (2P 1,21). ◊ “Ustedes investigan las escrituras, ya que creen tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mi’ (Jn 5,39). ◊ “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena” (2Tm 3, 16-17). . ◊ “La revelación que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo” (DV 11). 25 Sesión 6: CANONICIDAD DE LOS LIBROS BÍBLICOS En la lección primera citamos, sin detenernos a explicar, la palabra canon. ¿Qué significa esta expresión y qué importancia tiene al hablar de la Biblia? Vamos a verlo. Concepto de “canon” a. Definición Etimológicamente, la palabra canon viene del griego y correspondería en nuestra lengua a la expresión caña. • En la literatura clásica significa: una vara recta que tenía por objeto sostener derecha alguna cosa. Muy pronto esta vara comenzó a servir para medir las cosas o hacerlas rectas y se le denominó regla. Y de esta doble significación surgió su significado metafórico: Todo aquello que sirve de norma o regla para hacer algo. • En la literatura eclesiástica, la palabra canon “fue empleada por los primeros padres de la Iglesia para significar la norma de fe y de verdad , es decir, la doctrina enseñada por los Apóstoles; y como esta doctrina se manifiesta de modo especial en los concilios y en la Sagrada Escritura, de aquí que las definiciones de los concilios se llamaran desde el siglo IV “cánones” y los libros de la Escritura recibieran el nombre de “canónicos” y a su selección o catálogo se le designase con el nombre de canon de la Sagrada Escritura. En sentido propio se llama, pues, canon a una determinada lista o catálogo o colección de los libros sagrados que son concebidos como inspirados por Dios. b. División de los libros canónicos Desde muy antiguo se han considerado dos clases de libros canónicos: protocanónicos y deuterocanónicos. • Libros protocanónicos son aquellos de cuya inspiración divina nunca se ha dudado ni por la religión judía ni por la cristiana, sea la denominación que sea—católica, protestante, ortodoxa—. • Libros deuterocanónicos son aquellos de cuya inspiración se dudó algún tiempo y por alguna religión o culto particular. Tales se consideran, por ejemplo, en el Antiguo Testamento: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, los dos libros de los Macabeos y algunos fragmentos de los libros de Daniel y Ester. Y en el Nuevo Testamento: la carta a los Hebreos, la de Santiago, la segunda de Pedro, la segunda y tercera de Juan y el Apocalipsis, así como algunos versículos de los Evangelios de Marcos 16, 9-20; Lucas 22,43 y Juan 8,1-11. • Los libros deuterocanónicos citados del Antiguo Testamento no los admiten los judíos actuales ni los protestantes. Los deuterocanónicos del Nuevo Testamento son admitidos por todos los cultos cristianos. Como consecuencia de lo anterior, hay dos clases de cánones: el judío y el cristiano-católico. El canon judío se subdividió en otros dos: • El cañan palestinense, que es el que utilizan los judíos que habitaban en Israel, el cual comprendía en el tiempo de Jesucristo únicamente los libros protocanónicos, es decir, 39. • Y el cañan alejandrino, empleado por los judíos helénicos, es decir por los judíos de la “diáspora o dispersión” que nadaban por el mundo griego. Este canon estaba compuesto no solo por los libros protocanónicos, sino también por los deuterocanónicos. Reúne en total 46 libros. El canon cristiano-católico, admitido por católicos y ortodoxos, es la colección de los 46 libros del canon alejandrino, completados por los 27 del Nuevo Testamento. Son, pues, 73 en total, conforme a la decisión oficial reconocida por el Concilio de Hipona, en el año 383 y confirmada más tarde solemnemente en el Concilio de Trento en l546. • Los protestantes siguen el canon palestinense en cuanto al Antiguo Testamento, es decir que sólo admiten los 39 libros, a 26 los cuales hay que añadir los 27 del Nuevo, dando un total de 66. existente entre estos dos cánones? Contesta Hopfl: “Muchos autores piensan que en un principio el canon de los judíos israelitas y el de los alejandrinos era idéntico y comprendía todos los libros deuterocanónicos; pero en el siglo I o II dC, por razones peculiares que inventaron los fariseos, fueron excluidos del canon palestinense aquellos siete libros. Sin embargo, esto no puede probarse con un testimonio histórico cierto”. Formación de los cánones judío y cristiano Vamos a dar unas nociones muy someras sobre este punto que requiere profunda investigación y mucha cultura. a. Formación del canon judío • Formación del canon palestinense. Ya dijimos que el canon palestinense, de 39 libros, es la colección de los protocanónicos admitida por los judíos que vivían en Israel. No están acordes los especialistas sobre la fecha en que se formó este canon: Hay quien afirma que fue en tiempo de los profetas Esdras y Nehemías —año 445 antes de Cristo—. Y hay otra sentencia que asegura que fue hacia el año 90 después de Cristo, en el sínodo de Jamnia —nuevo centro espiritual después de la destrucción de Jerusalén—. Lo cierto es que los judíos siguen actualmente esta lista. • Formación del canon alejandrino. Este canon, empleado por los judíos helénicos o de la diáspora, comprendía todos los libros del Antiguo Testamento, incluidos los deuterocanónicos. Consta: b. Formación del canon cristiano-católico Ya dijimos —y lo repetimos— que el canon cristiano-católico, tal como hoy lo aceptamos con 73 libros, fue señalado en los concilios hiponense y tridentino. Pero hagamos un poco de historia. • ¿Cuál fue el canon que usaron los primitivos cristianos? Fue principalmente el de la versión alejandrina. Se deduce esto: ◊ Primero, que Cristo cita la Escritura según la versión de los Setenta, la cual contenía todos los libros sin discriminación. De las 37 veces que Cristo cita la Escritura, 33 corresponden al canon alejandrino, según los entendidos. Más todavía: en el Nuevo Testamento se encuentran 350 citas del Antiguo. De ellas 300 corresponden a las versiones griegas. ◊ Segundo, que también los Apóstoles empleaban esta misma versión y nombran libros deuterocanónicos como el de Judit, Sabiduría, Eclesiástico, etc. ◊ Tercero, que la iglesia primitiva aceptó también esa traducción de los Setenta. ◊ Cuarto, en tiempo de los Apóstoles y de las primitivas comunidades cristianas, la cultura ambiental de la gente israelita era griega. Y esa fue la razón para que los libros del Nuevo Testamento fuesen ◊ Primero, porque la versión de los Setenta —que fue compuesta hacia los años 300-130 antes de Cristo— era tenida en grande honor por los judíos helenistas y contenía todos los libros (estos judíos, al ignorar la lengua hebrea, en lugar del texto original, leían la versión, griega de las Escrituras). ◊ Segundo, porque la Iglesia primitiva recibió de los alejandrinos esos libros sagrados. . ◊ Tercero, porque se conserva la versión llamada “ítala” hecha en el siglo II del griego alejandrino, es decir, la versión de los Setenta, y contiene incluso los libros deuterocanónicos. ◊ Cuarto, por los códices cristianos primitivos que refieren lo que había en los códices judíos. • Los estudiosos preguntan: ¿cómo se explica la diferencia 27 escritos también en lengua griega. Ahora bien: si los evangelistas, y Pablo y los otros autores de los restantes libros escribieron en esa lengua, era natural que manejasen para sus consultas el canon palestinense de los Setenta. ◊ Quinto, de que ese mismo canon lo recibieron igualmente los primeros padres de la Iglesia, como Clemente Romano (año 96); Didaché (90-100); Ignacio de Antioquía (107); Pastor Hermas (140155); Policarpo (156); Ireneo (189); Tertuliano (225); Cipriano (258) y otros. ◊ Sexto, de un argumento arqueológico. En algunas catacumbas y cementerios de Roma puede confirmarse esta tradición apostólica. Por ejemplo, en las catacumbas de San Calixto puede verse una escena que representa a los tres jóvenes en el horno de Babilonia, libro de Daniel; en las de Priscila se ve la historia de Susana; y también escenas del libro de Tobías. Casos como éstos no se conciben si no se hubieran recibido esos libros deuterocanónicos como inspirados. ◊ Séptimo, de san Jerónimo, que es una autoridad en esta materia. Al principio dudó de la canonicidad de los libros deuterocanónicos, pero luego reconoció que la Iglesia occidental estaba a favor de su canonicidad y se retractó, hasta incluirlos en la traducción de su Biblia Vulgata. • ¿Cómo se formó el canon de los libros del Nuevo Testamento? Podríamos decir que se formó gradualmente. Los Apóstoles, después de la ascensión del Señor, cumplieron su mandato de “ir por todo el mundo predicando el evangelio a todas las criaturas” (Mc 16, 19), ◊ En ninguna parte consta que Jesús escribiera — solamente lo hizo en la tierra para defender a la mujer adúltera — , ni consta tampoco expresamente que les mandara escribir a sus discípulos; pero sí consta que les dijo que no dejaran de anunciar la buena nueva a todas las gentes, y así vemos cómo Pedro predica ante las multitudes congregadas en Jerusalén y al pueblo de Israel (Hch 2. 14-42; y 3, 12); luego lo hace también Esteban (Hch 7): y le siguen Juan (Hch 8, 25) y Pablo y otros. En todo este tiempo, hubo solamente una catequesis oral. ◊ Hacia los años 50 de nuestra era cristiana, comienzan a aparecer los libros del Nuevo Testamento, a través de los Evangelios, las Epístolas de san Pablo y las de los otros Apóstoles. En relación con su historicidad, los especialistas han hecho un estudio completísimo que aquí no vemos necesario transcribirlo. Nos contentamos únicamente con copiar lo que dice la constitución conciliar del Vaticano II: • Sobre los evangelios: “La Iglesia siempre y en todas partes ha mantenido y mantiene que los cuatro Evangelios son de origen apostólico”. Pues lo que los Apóstoles predicaron por mandato de Jesucristo, después ellos mismos, con otros de su generación, lo escribieron por inspiración del Espíritu Santo y nos lo entregaron como fundamento de la fe: el Evangelio cuádruple según Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Los autores sagrados compusieron los cuatro Evangelios escogiendo datos de la tradición oral o escrita, reduciéndola a síntesis, adaptándolos a la situación de las distintas iglesias, conservando siempre el estilo de la proclamación: así nos transmitieron datos auténticos y genuinos de Jesús. Sacándolo de su memoria o del testimonio de los que asistieron desde el principio y fueron ministros de la palabra, lo escribieron, para que conozcamos la verdad de lo que nos enseñaban, como dice Lc 1,24 (DV 18-19). • Sobre otros escritos: “El canon del 28 Nuevo Testamento, además de los cuatro Evangelios, comprende las cartas de Pablo y otros escritos apostólicos inspirados por el Espíritu Santo. Estos libros, según el sabio plan de Dios, confirman la realidad de Cristo, van explicando su doctrina auténtica, proclaman la fuerza salvadora de la obra divina de Cristo, cuentan los comienzos y difusión maravillosa de la Iglesia y predicen su consumación gloriosa”. Los entendidos citan los siguientes libros apócrifos: del Antiguo Testamento: el libro de los jubileos o Pequeña Génesis; los libros III y IV de Esdras; la Oración del Manases; III y IV de los Macabeos; los Salmos y las Odas de Salomón; el libro de Henoc; los Oráculos de las Sibilas, etc. Y del Nuevo Testamento: el Protoevangelio de Santiago; el Tránsito de María; las Actas de Pablo; el evangelio según los Hebreos; la Carta de N. S. Jesucristo a Abgaro, etc. Los libros perdidos Libros apócrifos Los historiadores hablan también, al tratar de la canonicidad de la Biblia, de “libros apócrifos”. ¿A qué se refieren en realidad? Se refieren a ciertos libros no admitidos como canónicos. Veamos: Apócrifo es una voz griega que se traduce por oculto, escondido. Por tanto, en sentido bíblico, podemos decir que un libro es apócrifo cuando su canonicidad es incierta porque está oculta, razón por la cual no ha sido admitido como canónico. • Para evitar confusiones, digamos que algunos protestantes llaman “apócrifos” a los que nosotros llamamos deuterocanónicos, y a los que nosotros llamamos apócrifos ellos los denominan “pseudoepígrafos”, es decir escritos con nombre falso. a. Origen de los libros apócrifos Los escritos apócrifos del Antiguo Testamento, que casi siempre fueron llevados a cabo por judíos, se deben en parte al deseo de agregar a la ley nuevas tradiciones o exhortaciones morales y por otro lado al deseo de completar la historia bíblica. Los del Nuevo Testamento fueron escritos por cristianos, casi siempre con el fin de satisfacer a los fieles. Para ello narraban muchas cosas, unas veces piadosas, otras pueriles, sobre la infancia de Cristo, su vida pública y también sobre María. Estos libros, pretendieron pasar como canónicos, pero la Iglesia nunca los recibió como tales, una vez se comprobó que no se podían considerar como inspirados. ¿Es posible que se hayan perdido algunos libros sagrados que pudieran haberse incluido en el canon? Sí es posible, e incluso hay constancia de algunos. • En el Antiguo Testamento se enumeran libros de los cuales hoy no tenemos noticia. Por ejemplo, el libro del vidente Samuel, el libro o las palabras de Natán, Gad (I Cro 29, 29) • En el Nuevo Testamento, Pablo habla a los colosenses de una Carta a la Iglesia de Laodicea (Col 4,16). Esa carta no ha llegado a nosotros. Lo mismo a los corintios (1Co 5, 9). Otra cuestión: ¿Y si se hallaran hoy esos libros perdidos, habría que añadirlos al canon bíblico? Posiblemente, siempre que se aclare que fueron realmente inspirados, como ocurriría con seguridad con la carta citada de san Pablo a los laodicenses. • Para cualquier otro libro supuestamente inspirado, hay que tener muy en cuenta que la revelación y la inspiración bíblica se cerró con la muerte del último apóstol directo de Cristo, es decir, san Juan, ocurrida hacia el año 105 de nuestra era. b. Enumeración de algunos libros apócrifos 29 Sesión 7: TALLER DE PROFUNDIZACIÓN 1. Repasa la lección ◊ ¿Qué significa etimológica y realmente la expresión canon? ◊ ¿Cuántas clases de cánones podemos citar? ◊ ¿Cómo se formaron los cánones judíos y cristianos? ◊ ¿Qué decir de los libros apócrifos? ◊ ¿Se puede hablar de algún libro perdido en sentido bíblico? 2. Localiza los siguientes textos: ◊ ◊ ◊ ◊ Marcos 16, 19-20. Hechos 2, 14. Lucas 1,2-4. Colosenses 4, 16. 3. Sugerencias practicas: ◊ Aprende de memoria este texto de Mateo 28, 1 8-20. ◊ Invita a un grupo de amigos para comentar algún pasaje bíblico. ◊ Apunta en un papel la lista de los libros protocanónicos y de los deuterocanónicos. ◊ Lee cada día de esta semana un capítulo de los Hechos. LENGUAS, MANUSCRITOS, VERSIONES Lenguas Bíblicas Para la composición de la Biblia se emplearon tres lenguas: la hebrea, la aramea y la griega. a. En hebreo se escribió casi todo el AT. Era la lengua propia del pueblo de Israel. Su origen es bastante oscuro. Parece que comenzaron a hablarla los cananeos y después la adoptaron los israelitas a partir de su estadía en Canaán. b. En arameo, lengua más antigua que el hebreo, se escribieron pocas cosas. El arameo comenzó a introducirse en Israel hacia los siglos IV y III a.C. y tomó tanta fuerza, que llegó a suplantar a la lengua hebrea. Incluso Jesús hablaba con el pueblo en uno de los dialectos arameos. c. En griego fueron escritos algunos libros del AT, como el de la Sabiduría, II Macabeos y todos los del NT. Este griego no era un griego clásico, como era por ejemplo el de Demóstenes, sino un griego popular, vulgar y corriente, llamado koine - común, que usaba el hombre de la calle. Se generalizó después de la conquista en Grecia por Alejandro Magno”. • Los ‘’Setenta “ tradujeron a este idioma popular griego los libros escritos en hebreo. • Las lenguas semitas hebrea, aramea, etc.— se diferencian notablemente de la griega y de las occidentales. Las primeras expresan sus ideas con base en muchas imágenes y parábolas y dichos, mientras que las otras son más aptas para formular ideas abstractas y filosóficas. Esta es la causa para que muchas veces el 30 — hombre moderno y occidental se vea en aprietos para traducir y entender lo que ha sido pensado y escrito a la manera oriental, y más tratándose de escritos tan antiguos como los de la Biblia. Idioma en que fueron escritos los libros de la Biblia a. Antiguo Testamento • Daniel: hebreo con fragmentos arameos y griegos. • Esdras: hebreo con inserción y algunos documentos en arameo. • Ester: hebreo, con fragmentos griegos. • 1 Macabeos: hebreo - 2 Macabeos: griego. • Tobías y Judit: hebreo o arameo. • Sabiduría: griego. Todos los demás libros: hebreo. b. Nuevo Testamento • Todos los libros en griego, excepto quizá el de Mateo que pudo escribirse en arameo. Manuscritos de la Biblia ¿Cómo llegaron hasta nosotros los escritos de la Biblia? Lamentablemente hay que confesar que los originales o textos autógrafos se perdieron. No es extraño que esto haya sucedido si tenemos en cuenta la antigüedad y las vicisitudes de la historia. Otros más modernos se han perdido. Sin embargo, conservamos su contenido gracias a copias, escritas a mano, llamadas manuscritos. Y éstos sí son muy abundantes. pocas, porque los rabinos, desde antes de nuestra alta Edad Media, fijaron el texto sagrado y le dieron su pronunciación, añadiendo para esto las vocales en forma de puntos, pues los hebreos no utilizan más que las consonantes. • Al resultado de este trabajo se le llamó Masara: tradición, y a los que lo realizaron massoretas, de donde surgió la llamada Biblia Masorética. b. Los manuscritos del NT son también muchos y corresponden a todas las épocas. • El más antiguo de ellos parece ser el de Rylands que contiene parte del cap. 18 del Evangelio de san Juan y al que los especialistas lo sitúan hacia el año 130, es decir, 30 años después del texto autógrafo. c. Códices más famosos. Entre los códices o manuscritos más famosos que hoy conservamos, se cuentan: • El manuscrito Vaticano. Se llama así porque figura en la biblioteca del Vaticano de Roma. Está en forma de hojas que miden cerca de 30 cms. Cada página se compone de tres columnas, notándose una diferencia entre los libros poéticos del AT que se compone sólo de dos columnas. Es una copia casi completa de la Biblia. Los dos Testamentos están completos excepto algunos pocos versículos. • El manuscrito Sinaítico. Se llama así porque fue descubierto en el convento de Santa Catalina del monte Sinaí. El afortunado “descubridor” fue el sabio alemán Constantino Tischendorf, cuya vida dedicó a descubrir manuscritos antiguos. En una visita que hizo al monasterio sinaítico en 1844, vio en el corredor del convento una cesta llena de papiros viejos. Los examinó... y eran nada menos que manuscritos del AT. No eran demasiados, pero en 1859 volvió al monasterio y encontró otros. Primero los llevó a la biblioteca imperial de Leningrado. Actualmente se encuentran en el museo Británico. a. Los manuscritos hebreos del AT son muy numerosos. Y las diferencias que se dan entre unos y otros son relativamente • El manuscrito Alejandrino. Llamado así por haber pertenecido 31 a la biblioteca de Alejandría, se halla hoy en el museo Británico desde 1757. Este códice fue escrito probablemente a mediados del siglo V. Contiene la mayor parte del AT y del NT y se encuentra en muy buen estado. • Los manuscritos de Qumram. Su descubrimiento tuvo hondas resonancias en la segunda mitad del siglo veinte. Los encontró, en la primavera de 1947, un pastor beduino en una de las cuevas que existe en un lugar llamado Qumram, cerca de Jericó y frente al mar Muerto. En una de las cuevas halló ocho vasijas que contenían viejísimos pergaminos. El hecho llamó la atención. Entonces se revisaron otras cuevas de los alrededores y otra cercana al oasis de Ain Feska, y se encontraron numerosos manuscritos. En total sumaban unos 600. En su mayoría están escritos en hebreo. Entre ellos, había 150 que correspondían a textos bíblicos — especialmente a Isaías —. Los no bíblicos, pero religiosos, son también de mucha importancia, ya que nos dan a conocer el medio espiritual y judío, tan próximo a Jesucristo. Se cree que estos manuscritos pertenecieron a alguna biblioteca de algún monasterio de esenios — especie de monjes judíos —. Es probable que algunos de estos manuscritos daten del siglo IV al III a.C. con lo cual poseeríamos copias mil años más antiguas que las hasta ahora conocidas y algunas muy próximas a los escritos autógrafos. Es interesante que el manuscrito de Isaías es más o menos idéntico al de nuestras Biblias, lo cual es ciertamente una garantía de autenticidad. Ya se ve, pues, la importancia de este manuscrito o manuscritos del mar Muerto, como también se les llama. Versiones de la Biblia Con el correr de los tiempos, se han hecho innumerables versiones de la Biblia. Entre las más antiguas — que son las que interesan más — hay dos muy importantes: la de los “Setenta” y la Vulgata, a. La versión de los Setenta Se llama así porque, según una tradición, fue realizada por 70 sabios de Israel. Su elaboración, entre los siglos III y I antes de nuestra era, estuvo destinada a los judíos de la diáspora o de la dispersión, es decir, para el culto de las comunidades judías que vivían en el mundo grecorromano, especialmente de Alejandría y que ya habían olvidado la lengua hebrea, o quizá mejor, con el fin de que pudieran propagarla en la griega. En cualquier caso, esta traducción fue importante para los judíos que hablaban el griego y que más tarde se extendió por los países mediterráneos, preparando así el ambiente para el Evangelio. • La Biblia de los Setenta tiene para los cristianos particular interés, puesto que esta versión la usaron los Apóstoles y los primitivos cristianos. b. La versión de la Vulgata Esta versión fue hecha en latín por san Jerónimo en el siglo IV en Belén. Partió de una necesidad, como la de los Setenta. Durante los dos primeros siglos se utilizaba en la Iglesia el griego popular, que era el que se hablaba en el Imperio Romano. Pero en el siglo III, se fue imponiendo el latín en Occidente. Por esa razón la vertió san Jerónimo al latín. De ella se han sacado muchas ediciones hasta nuestros días, desde que el Concilio de Trento la reconoció solemnemente como la versión oficial latina sin negar por eso el valor de otras versiones. Desde entonces hay en el mundo importantes versiones e impresiones. Las últimas han sido la Biblia de Jerusalén y la Biblia de América que tienen una traducción muy fiel y a la vez adaptada a la comprensión del hombre y la mujer del siglo XXI. Biblias ecuménicas Desde el Concilio Vaticano II —el concilio de la unidad cristiana— existe un movimiento muy fuerte en este sentido. Se llama “Biblia ecuménica” a las traducciones realizadas en colaboración por especialistas pertenecientes a distintas confesiones cristianas 32 como católicos, baptistas, valdenses, metodistas, luteranos, etc., e incluso judíos. Es la primera vez en la historia que se realiza esta colaboración en vista a una mejor inteligencia de la Palabra de Dios. Quizá una de las Biblias ecuménicas más conocida en Latinoamérica es la titulada “Dios habla hoy”, publicada por las Sociedades Bíblicas Unidas en el año 1979. El valor de estas biblias ecuménicas salta a la vista. Gracias a ellas surgirá sin duda un mayor acercamiento entre las distintas confesiones cristianas y judías, Al propio tiempo, servirán para desterrar de una vez entre todos los cristianos esos incómodos apelativos de Biblia católica y Biblia protestante. La Biblia contiene la Palabra de Dios. Y la Palabra de Dios es una sola, no es un monopolio de unos o de otros. Toda división es odiosa y es un obstáculo para que llegue, ágil y limpia a los hombres. Dice el Concilio Vaticano II: “Los fieles han de tener fácil acceso a la Sagrada Escritura. Por eso la Iglesia desde el principio hizo suya la traducción del Antiguo Testamentó llamada de los Setenta; y siempre ha honrado las demás traducciones, orientales y latinas; y entre éstas, la Vulgata. Pero como la Palabra de Dios tiene que estar disponible en todas las edades, la Iglesia procura con cuidado materno que se hagan traducciones exactas y adaptadas en diversas lenguas, sobre todo partiendo de los textos originales. Si se ofrece la ocasión de realizar dichas traducciones en colaboración con los hermanos separados, contando con la aprobación eclesiástica, las podrán usar todos los cristianos” (DV 22). ◊ ¿Cuáles son las versiones más importantes que se han hecho de la Biblia? ¿Qué decir de la traducción de los Setenta y de la Vulgata? ◊ ¿Qué decir de las “biblias ecuménicas”? 2. Especifica las siguientes referencias bíblicas: ◊ ◊ ◊ ◊ ◊ Juan 3,3. Jeremías 17,9. Isaías 53,6 4. Santiago 2,10. Eclesiastés 7, 20. 3. Sugerencias para la reflexión: Al concluir con este primer nivel de Sagrada Escritura puedes responden con tus propias palabras estas preguntas: ◊ ¿Cuáles son tus actuales motivaciones para leer la Biblia? ◊ Antes de este curso de Introducción a la Biblia ¿qué desconocías de la Biblia? ◊ Respecto a la estructura y Lectura de la Biblia ¿Qué capítulo te ha llamado más la atención y qué aprendiste en él? Para tener en cuenta en la próxima clase: Traer colores, tijeras, colbón, resaltador. Vamos a realizar un trabajo manual con una línea del tiempo bíblico. TALLER DE PROFUNDIZACIÓN 1. Repaso de la lección ◊ ¿En qué lenguas se escribieron los libros bíblicos? Da una aproximación señalando en qué lenguas se escribió cada uno. ◊ ¿A qué se debe que nosotros, los occidentales, veamos oscuros muchos pasajes bíblicos? ◊ ¿Qué es un “manuscrito”? Cita los más famosos manuscritos bíblicos y di dónde se conservan. 33 MATERIA: Introducción al antiguo testamento e historia de la Salvación Sesión 8: INTRODUCCIÓN Este módulo supone la realización del módulo de Introducción a la Biblia y al Nuevo Testamento del nivel de Formación Básica. Por ese motivo está centrado exclusivamente en el Antiguo Testamento, siguiendo, fundamentalmente, las grandes etapas de la historia de la salvación. Su desarrollo es sencillo, mínimo, pero con abundantes citas bíblicas. El contenido se presta para hacer numerosas relaciones y aplicaciones a nuestra vida, por lo que habrá que tener muy en cuenta la aplicación de los criterios metodológicos del Plan de Formación. Cada capítulo está pensado para ser desarrollado en dos horas, excepto el último que está pensado para una hora y poder realizar la evaluación del módulo, para lo que se apuntan algunos criterios de evaluación. Para la elaboración de este curso nos hemos servido fundamentalmente de las siguientes obras: Carlos Junco Garza y Ruy Rendon Leal, La Palabra nos congrega, Ed. Paulinas, México 1986; Martín Irure y Jesús M. Larrañeta, Catequesis bíblicas, Ed. CCS, Madrid 1997; y de las traducciones de la Casa de la Biblia, la Biblia de América y La Biblia, edición popular. Introducción al Antiguo Testamento Para comprender adecuadamente los escritos del Antiguo Testamento tenemos que conocer primero el lugar (geografía), luego los acontecimientos (historia), después las principales ideas religiosas (teología) y finalmente la trayectoria literaria (literatura) que configuran al pueblo de Israel, protagonista casi exclusivo de estos libros. a. La geografía del Antiguo Testamento “La mayor parte de la historia bíblica se desarrolla en un reducido territorio del extremo oriental del mar Mediterráneo, en la larga y estrecha franja de tierra situada entre el mar y los grandes desiertos de Siria y Arabia. A pesar de su aparente insignificancia, la región es punto de encuentro de tres continentes (Asia, África y Europa) y a lo largo de la historia se ha visto convertida en un importante paso de civilizaciones. La parte sur de esta franja costera ha recibido diferentes nombres: país de Canaán (por sus antiguos moradores), Palestina (nombre debido a los filisteos o “pelistin”) e Israel (sobrenombre de Jacob, heredado por sus descendientes: Gn 32,29; 35,10). Toda esta región, a su vez, forma parte de un conjunto geográfico más amplio, denominado Creciente Fértil por su forma de arco o media luna, cuyos extremos coinciden respectivamente con el delta del río Nilo y la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates, y cuyo centro se sitúa a la altura del desierto de Siria y al norte del desierto de Arabia, zonas infranqueables, especialmente en la antigüedad... En la curva del arco del creciente fértil, Siria y Palestina forman un estrecho corredor de menos de cien kilómetros de ancho entre el Mediterráneo y el desierto” . Israel se encuentra, pues, en el centro de este corredor y por tanto es un lugar de paso. Por su territorio circularon ejércitos, comerciantes e ideas entre Asia y África. Con el paso del tiempo, Europa se incorporó a la zona, pues con las conquistas de Alejandro Magno, el imperio helenista influirá en todo el Mediterráneo. Más tarde, el imperio romano se convertirá en el heredero de todos los imperios anteriores, haciendo de esta zona la parte más oriental de su imperio b.La historia del Antiguo Testamento es la historia de Israel El pueblo de Israel no nació, ni vivió aislado de los otros pueblos que eran sus vecinos, por eso es importante tener en cuenta la relación que existió entre ellos ya que su cercanía condicionó su historia; una historia vivida casi siempre en tensión con Egipto y Mesopotamia, grandes potencias que buscaban dominar el mundo. 34 MESOPOTAMIA: Región comprendida entre los ríos Tigres y Eufrates, de ahí su nombre (entre ríos). Fue el primer gran foco de civilizaciones y culturas. Entre los pueblos que más se destacaron en esta región, tenemos los sumerios, los acadios, los amorreos, quienes dieron origen a los grandes Imperios de Asiría y Babilonia. La dinastía I de Babilonia conocida por su celebre rey Hammurabi, domino toda Mesopotamia después de derrotar a Asiría. Siglos mas tarde, entre el XVI y el X dominaron la región otros pueblos como: Hurritas, casitas, hititas y arameos. Hacia el siglo IX resurge el Imperio Asirio convirtiéndose en una gran potencia que se extiende hacia el este Ya en el año 735. 721 antes de Cristo acaba con los reinos de Damasco e Israel y reduce a Juda a la condición del reino vasallo. Pero en el siglo VII el Imperio Asirio empieza a decaer definitivamente aniquilado por Babilonia. Su capital Ninive cae en el año 621 antes de Cristo y el ejército es totalmente derrotado en el año 605. BABILONIA: En el año 605 a. C entra en la escena política mundial al nuevo Imperio babilónico, que con Nabucodonosor conquista el antiguo territorio asirio y acaba con el reino de Juda (587) y extiende sus dominios hasta Egipto. El exilio que el pueblo de Israel vive en Babilonia coincide con los últimos años de este Imperio, pues en el 539 Ciro, rey del Imperio Persa derrota al ejército de Babilonia. Doscientos años más tarde (331), también cae el Impero Persa ante el empuje de Alejandro Magno. Así, la región de Mesopotamia deja de ser el centro del poder político y cultural, que ahora pasa al mundo del Mediterráneo, teniendo como protagonista primero al Imperio de los Griegos y después al Imperio Romano. EGIPTO: En el año 3000 a. C ya que era Egipto un gran Estado, pero solo a partir del Imperio medio (1900- 1500) hizo sentir su dominio sobre Palestina, convertida durante siete siglos en provincia egipcia. Sin duda este pueblo ejerció una gran influencia sobre Palestina. En el siglo XVII – XV el país estuvo gobernado por los hicsos, extranjeros semitas procedentes de Palestina, quienes llegaron a tener poder y lograron establecer lazos de sangre, cultura y religión con los habitantes del Valle del Nilo. En el siglo XIII una nueva dinastía de faraones cambio la situación. Se inicio la opresión del pueblo hebreo en Egipto. Aun cuando a Egipto llego su decadencia y debió contentarse con tener un papel secundario en la política Internacional, siguió ejerciendo una importante Influencia en Palestina, durante la época de la Monarquía unida y mas tarde en el reino de Juda, Muchos elementos culturales, administrativos y religiosos de Egipto fueron asimilados en mayor o menor escala en la vida y las instituciones del pueblo de Israel, MUNDO GRECO –ROMANO: En el siglo XII a. C se instalaron en territorio cananeo los filisteos, (pueblos del mar) procedentes del Egeo después de fracasar su intento de instalarse en Egipto. Esta influencia Egea en Palestina alcanzo su momento mas alto con las campañas de Alejandro Magno (333-323) fundador del gran Imperio greco – macedonio. Aquí tiene su origen el helenismo, fenómeno socio-cultural, caracterizado por la expansión de la lengua y la cultura griega. Esta ejercerá gran influencia sobre el pueblo judío residente en Palestina, como en los judíos dispersos por el mundo (la diáspora).Esta influencia griega tendrá su fin cuando Pompeyo, comandante, del ejercito romano, se apodera de Palestina (63 a. C) para no abandonar su dominio asta el final de la nación judía en tiempos del Emperador Adriano (135 d C ). PUEBLOS VECINOS DE ISRAEL: Los pueblos vecinos de Israel a diferencia de las grandes potencias, entablaron relaciones más próximas y directas sin llegar nunca a amenazar seriamente la existencia del pueblo hebreo. Eran pueblos pequeños que 35 tuvieron un origen similar a los israelitas. Los cananeos, eran un conjunto de tribus organizadas en ciudades estado. Habitaron el país antes que los israelitas, inclusive después de la ocupación de estos. Entre los pequeños reinos limítrofes se encuentran Edom al sur este; al este del mar muerto se encontraba Moab y más arriba Amón y Basan. Finalmente, al norte se encontraban los reinos de Damasco y Jamat. A pesar de sus conflictos permanentes entre si Israel los considera emparentados, así lo expresa por medio de genealogías. Amonitas y moabitas se reconocían hijos de Amón Y Moab, sobrino de Abrahán (ver Gn 19, 36,38). Mientras que los Edomitas y los arameos procedían de Esau (Edom) y de Laban, tío y suegro de Jacob. Al oeste estaban los filisteos, llegados al país al mismo tiempo que los israelitas. Estos fueron los extranjeros por excelencia y los enemigos internos más incómodos de Israel hasta los tiempos de David: Finalmente, hacia el noroeste se encontraban los Fenicios, marineros y comerciantes, con sus grandes ciudades de Biblio. Y Sidon. Sus relaciones con Israel fueron amistosas y llegaron a ejercer un notable influjo religioso en el reino del Norte. “Dios se revela a Israel sobre todo a través de la historia. Por eso la historia de Israel influye de manera decisiva tanto en su vida religiosa como en el origen y desarrollo de su literatura. Israel comienza a poner por escrito su historia en tiempos de la monarquía (ss. X-IX a.c.). Sin embargo, guarda recuerdos, que se van transmitiendo oralmente, sobre hechos y personajes anteriores a este tiempo... que forman parte de sus orígenes y par tanto constituyen su primer momento histórico” El módulo está organizado fundamentalmente siguiendo las grandes etapas de la historia del pueblo de Israel, de la historia de la salvación, y en cada una de ellas iremos viendo los acontecimientos históricos más importantes y su significado para la vida del pueblo. c.Las claves teológicas “Todos los libros que componen el Antiguo Testamento hablan a su manera de Dios, y Dios mismo habla con diferentes acentos a través de cada uno de ellos”. Veremos a continuación algunas de las claves teológicas que nos pueden ayudar a comprender estas obras. “La fe monoteísta de Israel. La idea del único y mismo Dios está presente en cada página del Antiguo Testamento... El camino elegido por Dios para revelarse a su pueblo ha sido la historia. Su voz se ha dejado oír en cada uno de los principales acontecimientos... que vivió Israel. Dios ha establecido una alianza con su pueblo. La fe israelita es comunitaria y brota de un compromiso entre el Señor y todo el pueblo. Alianza que se renueva y enriquece con el paso del tiempo. Cada israelita es protagonista de su salvación. La reflexión teológica evoluciona hacia temas que preocupan a los individuos concretos y que comienzan a ser centrales: el pecado, la responsabilidad individual, la resurrección y la retribución a cada uno después de la muerte. Las promesas de Dios se terminan cumpliendo. Es la puerta abierta a la esperanza de un futuro mejor. La primera fue la promesa hecha a Abrahán, la última la venida del Mesías. Historia, profecía y apocalíptica tienen la esperanza como denominador común. Dios nunca ha fallado a su pueblo” . d.Los libros del Antiguo Testamento Como ya vimos en el módulo de Introducción a la Biblia, “el Antiguo Testamento es una gran colección de 47 escritos, de diferentes tamaños géneros literarios épocas y autores. El conjunto se ha formado a lo largo de un milenio. Los judíos los agrupaban en tres bloques temáticos: Ley, Profetas y Escritos”. Nuestras Biblias 36 los suelen reunir en cuatro: Pentateuco, Libros históricos, Libros proféticos y Escritos poéticos y sapienciales. “Los libros del Antiguo Testamento están relacionados literariamente con libros y textos del antiguo oriente próximo. Son expresión de la vida de Israel. En muchos casos se inspiran en la tradición oral y en fórmulas y esquemas fijos provenientes del culto, los dichos populares, los recuerdos de los antepasados, los cantos de recolección o de guerra, las normas jurídica y casuística. Con la agrupación de las tribus y la llegada de la monarquía se impulsa la actividad literaria: surgen funcionarios escribas, cronistas e incluso poetas. También se forman escuelas sapienciales. Los primeros escritos históricos y las primeras colecciones de relatos (patriarcas, éxodo, conquista) o de salmos y proverbios son de esta época. Otros elementos importantes fueron la aparición de profetas escritores a partir del s. VIII a.C. y la creación de escuelas de escribas (s. VI a.C.) que elaborarán una gran obra histórica hasta la caída de Jerusalén. Durante el exilio los escritos bíblicos reciben la influencia de la literatura babilónica... Allí nacerá una escuela sacerdotal que reescribirá de nuevo la historia del pueblo (escuela cronística). Junto a ella la tradición profética se enriquecerá con dos grandes obras: Ezequiel y el Deuteroisaías. Por último, en la época posterior al exilio tiene lugar la composición de la mayor parte de los otros escritos y la última configuración del Antiguo Testamento: culminación del Pentateuco, de los Profetas y de la mayoría de los escritos poéticos. También es de este tiempo la traducción al griego de la mayor parte de los libros del Antiguo Testamento... (llamada la Versión de los Setenta)... que incluye otra serie de libros aparecidos en los siglos 11 Y I a.e. (2 Mac, Tob, Jdt, Bar, Eclo y Sap) y los añadidos griegos a Ester y Daniel. La versión de los Setenta tuvo una gran importancia, pues fue utilizada por los primeros cristianos y servirá para hacer la unión entre ambos testamentos”. TALLER DE PROFUNDIZACIÓN Vamos a colorear cada uno de las épocas de nuestra línea del tiempo bíblica que el profesor nos va a entregar. En primer lugar pegamos la secuencia de la línea del tiempo, y cada época la coloreamos de un color distinto. Al terminar, la línea del tiempo puede ser pegada en la contraportada de nuestra Biblia, la parte interna, es un material que nos servirá de apoyo durante toda nuestra vida. Para tener en cuenta en nuestra próxima clase: La próxima clase es la última clase de este semestre en curso. Debemos prepararnos para nuestro examen final que incluye todo lo visto en el semestre. Te invitamos a prepararte seria y convenientemente, pueden establecer lazos fraternos de trabajo en equipo y estudiar. Estudia no para ganar un examen, sino para la vida. Tu servicio en nuestra arquidiócesis es importante, por eso la formación implica todo nuestro esfuerzo. ¡Ánimo! 37 ANEXOS Mapa el mundo del Antiguo Testamento 38 Francisco: El papa de la Palabra de Dios Ensayo de un perfil bíblico Barcelona, 11 de abril de 2013 (Zenit.org) Quique Fernández Hace ya casi un mes de la elección del Papa Francisco. Hemos seguido con sumo interés cada una de sus homilías, sus elocuentes gestos e, incluso, sus primeras decisiones. Es evidente que detrás de todo ello hay una espiritualidad enraizada en el Evangelio, en la Palabra, de Dios, Queremos fijarnos en el perfil bíblico del Papa Francisco. Sin duda, será tan solo una aproximación, como corresponde a las intenciones de un breve artículo. Lema El lema que monseñor Bergoglio escogió al ser consagrado obispo auxiliar de Buenos Aires en 1992 fue “Miserando atque eligendo” (Lo miró con misericordia y lo eligió). La frase procede de una homilía de Beda el Venerable que comenta el pasaje de la Vocación de Mateo (Mt 9,9). De este lema el hoy Papa Francisco ha hecho piedra angular de su ejercicio pastoral. Y es por ello que no nos ha de extrañar escucharle constantemente palabras de misericordia. En su homilía del 5º domingo de cuaresma, primer domingo de su ministerio petrino, en la Parroquia de Santa Ana (ubicada en el mismo Vaticano), el Papa cita este pasaje y comenta que “El Señor nunca se cansa de perdonar, ¡jamás! Somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón” ANEXOS Centralidad de la Palabra El entonces Mons. Bergoglio, durante su ejercicio de pastor diocesano de Buenos Aires, se reunió frecuentemente con los catequistas de la diócesis y, en esos encuentros, les invitó a hacer de la Palabra centro de su labor catequética. Nos podemos fijar en las palabras que les dirigió en marzo de 2001: “Doy gracias al Señor porque su Palabra está cada vez más presente en los encuentros de los catequistas. Me consta además que son muchos los avances en cuanto la formación bíblica de los catequistas.. Pero se correría el riesgo de quedar en una fría exégesis o uso del texto de la Sagrada Escritura si faltase el encuentro personal, la rumia insustituible que cada creyente y cada comunidad deben hacer de la Palabra” Como podemos leer, les invita al encuentro personal e insustituible con la Palabra, a rumiarla, es decir, a saborear esas cartas de amor que Dios me ha escrito. Y aún más, en marzo de 2001 les exhorta a que “no puede haber realmente una verdadera catequesis sin una centralidad y referencia real a la Palabra de Dios que anime, sostenga y fecunde todo su hacer”. O sea, que no es verdadera catequesis la que no hace de la Palabra de Dios su centro y motor. Hermenéutica de la Palabra Nos podemos fijar en unos ejemplos para reconocer como el actual Papa nos lleva desde el pasaje bíblico a nuestra realidad cercana, a nuestra vida y la de nuestras comunidades. El Papa está insistiendo mucho en que hay que abrir puertas, encender luces, salir a buscar, que los sacerdotes han de “oler a oveja”… En esta línea, en el libro El Jesuita (hoy retituladoEl Papa Francisco), libro-entrevista con Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti, comenta sobre la parábola de la oveja perdida: “Es clave que los católicos –tanto los clérigos como los laicos- salgamos al encuentro de la gente. Una vez me decía un sacerdote muy sabio que estamos frente a una situación totalmente opuesta a la que 39 plantea la parábola del pastor, que tenía noventa y nueve ovejas en el corral y fue a buscar a la que se perdió: tenemos una en el corral y noventa y nueve que no vamos a buscar”. Nos actualiza la parábola. Del texto bíblico pasamos a nuestra realidad viva de hoy: “no vamos a buscar”. Y en su comentario, aún irá más lejos y de nuestra realidad personal pasará a la que conformamos como Iglesia: “A una Iglesia que se limita a administrar el trabajo parroquial, que vive encerrada en su comunidad, le pasa lo mismo que a una persona encerrada: se atrofia física y mentalmente. O se deteriora como un cuarto encerrado, donde se expande el moho y la humedad. A una Iglesia autorreferencial le sucede lo mismo que a una persona autorreferencial: se pone paranoica, autista”. Un segundo ejemplo lo podemos encontrar en su homilía del Corpus Christi de 2001, al comentar el pasaje de la Multiplicación de los panes y los peces: “El mensaje del Evangelio es claro, diáfano, cálido y contundente: donde está Jesús desaparecen las proporciones humanas. Y, paradójicamente, la desproporción de Dios es más humana (más realista, más simple, más verdadera, más realizable) que nuestros cálculos. La desproporción de Dios es realista y realizable porque mira la calidez del pan que invita a ser repartido y no la frialdad del dinero que busca la soledad de los depósitos”. Una actualización que contrasta las proporciones humanas con la “desproporción de Dios”, que habla de calidez, que señala la frialdad del dinero. Y como último ejemplo nos fijamos en el mensaje de esta última cuaresma, poco tiempo antes de entrar en el cónclave que le elegiría Papa. A partir de la cita del profeta Joel “Rasgad vuestros corazones y no vuestros vestidos” (2, 13) escribe una magnífica exhortación de la que extraemos algunas frases: “Rasguen el corazón y no los vestidos de una penitencia artificial sin garantías de futuro. Rasguen el corazón y no los vestidos de un ayuno formal y de cumplimiento que nos sigue manteniendo satisfechos.Rasguen el corazón y no los vestidos de una oración superficial y egoísta que no llega a las entrañas de la propia vida para dejarla tocar por Dios. Rasguen los corazones para sentir ese eco de tantas vidas desgarradas y que la indiferencia no nos deje inertes.Rasguen los corazones para poder amar con el amor con que somos amados, consolar con el consuelo que somos consolados y compartir lo que hemos recibido”. Gestos evangélicos Desde su elección el Papa nos ha sorprendido con gestos muy evangélicos, es decir, que muestran actitudes que Jesús mostró en su vida y los evangelistas plasmaron en sus evangelios. “Dejad que los niños se acerquen a mí” dijo Jesús a los apóstoles. Y el Papa Francisco besa y abraza a los niños presentes en sus encuentros. “Se compadeció de la multitud”, nos cuenta el evangelio sobre Jesús. Y el Papa saluda a los fieles saltándose normas de protocolo y seguridad. Jesús llama a los Doce a vivir en comunidad y en varias ocasiones su misión tiene como escenarios comidas. Y el Papa Francisco sigue viviendo en Santa Marta y dice que un Papa necesita compartir mesa y noticias. “No llevéis ni oro ni plata”, dice Jesús a los discípulos que envía. Y el Papa desea unas vestiduras litúrgicas más austeras, cambia trono por silla o ¡sigue usando los mismos zapatos! Ya avancé que tan solo era una aproximación, pero aún así logramos reconocer en las palabras, gestos y actitudes del papa Francisco un coherente e intrépido eco de las palabras, gestos y actitudes de Jesús de Nazaret, la Palabra de Dios. *Quique Fernández es el Coordinador de la Escuela de Animación Bíblica de Barcelona 40