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Biblia Nivel I

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El Instituto Emaús es un ente formativo creado por la
Arquidiócesis de Cartagena, para coordinar la formación humana,
doctrinal, espiritual, pastoral y teológica de los laicos, de tal forma
que se comprometan en la construcción de una Iglesia viva,
dinámica y participativa, como discípulos misioneros del Reino de
Dios.
www.institutoemaus.org
[email protected]
Cra. 38 No. 29-60, Barrio Alcibia
Cartagena, Bolivar - Colombia
3126041487
Instituto Emaús
@Institutoemaús
Arquidiócesis de Cartagena
Instituto Emaús
Edición y realización:
Equipo Emaús 2014
Diseño portada:
Gina Zabaleta
Diseño y Diagramación:
Kevin Jr Patiño
Impreso en Colombia
Arquidiócesis de Cartagena
PRESENTACIÓN
¡Somos discípulos en camino!, esta es la expresión que ha marcado nuestro nuevo andar en el proceso de la formación que nuestra
amada Iglesia particular de Cartagena vive en el Instituto Emaús, un instituto que cada día se esfuerza por parecerse más y más a aquella
casa que en la aldea distante de Jerusalén fue testigo de cómo el Señor se queda con nosotros cuando el día ha declinado.
Emaús evoca camino, evoca búsqueda, evoca ganas de encuentro. Eso es lo que somos, los discípulos de Jesús maestro que queremos
ansiosamente encontrarnos con Él, aprender de Él y dejarnos formar por Él para seguir caminando y animando a muchos a recorrer los
pasos de Jesucristo, es un colocar nuestros pasos misioneros sobre sus huellas.
Estamos en la búsqueda del maestro que nos llama a ser discípulos formadores de Discípulos. Esa es la misión del Instituto Emaús,
formar para formar. Llenarnos de Dios para darlo a conocer. No queremos y no nos sirven ministros laicos que sólo quieran aprender
para sí mismos, el egoísmo, como nos lo ha dicho repetidamente el papa Francisco, es un indicativo de una evangelización pobre y
desvirtuada, sin razones y sin fundamentos, una mala experiencia de encuentro con Jesús. Nuestra formación ha de pensar siempre en
el qué voy a hacer, hacia dónde debo ir. Jesús se nos entrega libremente para que nosotros también lo entreguemos en libertad.
Este material que ahora colocamos en sus manos, es el esfuerzo de la dedicación de varios seminaristas de nuestra arquidiócesis y de
las diócesis que conforman la provincia eclesiástica de Cartagena que se forman en el Seminario Provincial San Carlos Borromeo, a ellos
mi entera gratitud. Lo hemos visto, lo hemos revisado, lo hemos discutido y aprobado para ustedes y su formación. Son
módulos que están abiertos para revisar y corregir. Ellos son un instrumento, queremos sean utilizados de tal forma, así
que cada profesor también tiene la libertad de nutrir el conocimiento que aquí está plasmado y que por supuesto nos
ayude a crecer mucho más.
Queremos ver a los discípulos en camino, formados por el Instituto Emaús, con una alegría inmensurable. Un gozo
total por anunciar a Cristo, una aventura capaz de llevar y contagiar a muchos y muchas por Él y su mensaje. Gracias por
formarse, gracias por querer ser mejor discípulo, que Dios nos bendiga a todos y que María santísima sea formadora
en nuestra vida espiritual.
Por último, Gracias a los profesores del Instituto y su esfuerzo por compartir la fe con quien
quiere abrirse a la experiencia de Dios.
Con afecto y con mi bendición.
+ Jorge Enrique Jiménez Carvajal
Arzobispo de Cartagena
PLAN DE AREA
Biblia I
Sesión 5: Inspiración, revelación e Inerrancia.........................................21
• Inspiración
• Inspiración y revelación
• Inerrancia en la Biblia
Materia: Introducción a las Sagradas Escrituras
Propedéutica Bíblica
• Biblia y Tradición
Sesión 6: Canonicidad de los Libros Bíblicos.........................................26
• Concepto de “canon”
Sesión 1: Estructura de la Biblia................................................................6
• Título y contenido general de la Biblia
• Divisiones de la Biblia
• Formación de los cánones judío y cristiano
• Unidad de ambos Testamento
• Libros apócrifos
• Los libros perdidos
Sesión 2: Dios, autor principal de la Biblia...............................................11
• Dios nos habla en la Escritura como autor principal de Ella
Sesión 7: Lenguas, Manuscritos, Versiones.............................................20
• Lenguas Bíblicas
• ¿De qué cosas nos habla Dios en la Biblia?
• Idioma en que fueron escritos los libros de la Biblia
• ¿Cómo nos habla Dios en la Biblia?
• Manuscritos de la Biblia
Sesión 3: Las personas, autores secundarios de la Biblia.......................13
• Dios habla en la Biblia a través de las personas
• Autores o instrumentos humanos
• ¿Cómo comenzó a escribirse la Biblia?
• Versiones de la Biblia
• Biblias ecuménicas
Materia: Introducción al Antiguo Testamento...................................34
Sesión 4: El lenguaje usado por los autores bíblicos y la interpretación
bíblica.......................................................................................................16
• El lenguaje humano
Sesión 8: Introducción al Antiguo Testamento
• La geografía del Antiguo Testamento
• La historia del Antiguo Testamento es la historia de Israel
• Géneros literarios o formas de expresión
• Las claves teológicas
• Interpretación de la Biblia en la Iglesia
• Los libros del Antiguo Testamento
• El método histórico crítico
ANEXOS: Mapa..............................................................................38
ANEXOS: Francisco: El Papa de la Palabra de Dios......................39
• Diversas formas de expresión empleadas en la Biblia
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Materia: Introducción a las Sagradas Escrituras
Propedéutica Bíblica
Titulo y contenido general de la Biblia
a. Título
Este libro divino ha recibido varios nombres o títulos desde que
fue escrito: Antiguamente se le llamaba la Escritura o las Escrituras.
En este sentido se expresa Jesús, por ejemplo, cuando dice a los
saduceos: “Estáis en un error, por no entender las Escrituras ni
el poder de Dios “ (Mt 22, 29). Y Lucas pone en labios de los dos
discípulos de Emaús esta frase: “¿No estaba ardiendo nuestro
corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos
explicaba las Escrituras?” (Lc 24, 32). Esta denominación todavía la
usamos hoy. Después ha venido recibiendo otros nombres, como:
Libros santos, Libros sagrados, Sagradas letras, Palabra de Dios,
etc. Actualmente, el nombre más usual parece ser el de Biblia, Santa
Biblia o Sagrada Biblia.
• El origen de la expresión Biblia se remonta, según afirman los
entendidos, al libro II de los Macabeos, de texto griego, en que
se llama a las Escrituras “Biblia ta agía”, esto es, libros santos.
Usándose como se usaba la lengua griega en la primitiva
Iglesia, la expresión la biblia — los libros por excelencia — se
hizo denominación general entre los cristianos. San Clemente
— padre apostólico, discípulo de san Pablo — fue el primero
en llamar a la colección de los libros santos “ta biblia”.
Sesión 1
ESTRUCTURA Y LECTURA DE LA BIBLIA
La Palabra de Dios
“Está escrito: Abre tu boca a la Palabra de Dios. Tú, ábrela.
Por él anhela quien repite sus palabras y las medita en su interior.
Hablemos siempre de él Si hablamos de sabiduría, él es la sabiduría;
si hablamos de virtud, él es la virtud; si de justicia, él es la justicia;
si de paz, él es ¡a paz; si de verdad, él es la verdad; si de vida, de
redención... él es todo eso “.
(San Ambrosio, obispo, Comentario al Salmo 36,65-66)
Motivación
Cuando tú ves un libro cualquiera, te fijas ante todo en su título.
Luego indagas sobre el nombre del autor. Después abres el libro,
repasas el índice de materias y finalmente das un vistazo a las páginas.
Y si te interesa la obra, la compras para leerla detenidamente.
Algo similar vamos a hacer aquí con la Biblia —el libro más
importante del mundo— cuyo conocimiento y estudio queremos
proponer a través de estas lecciones.
• Hay quien ve su origen en la antigua ciudad fenicia Biblos,
situada en la costa mediterránea entre Trípoli y Beirut y
mencionada incluso por dos veces en la Sagrada Escritura (Os
13, 5 y Ez 27, 9), ciudad que llegó a ser un importante centro
comercial y religioso, rico en madera, cobre y papiro. Pero
no parece que exista una verdadera relación entre ambos
aspectos.
Primero nos detendremos en el título.
Luego veremos la forma en que está dividido
este libro. Después nos fijaremos en el autor.
Más tarde, analizaremos las circunstancias
y vicisitudes por las que ha atravesado con
el correr de los tiempos, y finalmente, nos
detendremos en cada libro, tratando de
compenetrarnos con el mensaje que sus
páginas encierran.
b. Contenido general de la Biblia
En cuanto a su contenido material, la Biblia, como lo indica su
mismo nombre, es una colección de libros, escritos por diferentes
autores, en lenguas, épocas y estilos literarios distintos. De tal
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manera que se puede afirmar que la Biblia es, en miniatura, toda una
biblioteca religiosa de un pueblo recopilada en un solo volumen.
Con razón san Jerónimo, traductor de las Escrituras al latín, llamó a
este libro sagrado “la divina biblioteca”.
• Supongamos que a alguien se le ocurriera coleccionar en un
solo volumen todas las obras que se han escrito sobre nuestra
historia patria desde su comienzo hasta nuestros días. En ella
tendríamos todo un compendio de temas, épocas y escritores
con diferentes estilos literarios, pero tendríamos también
una línea histórica. Algo similar ocurre con la Biblia, ya que en
ella se nos presenta la historia del pueblo escogido a través
de distintas épocas y obras literarias.
pacto, y en este sentido fue acogida por la
primitiva comunidad cristiana. La Carta a
los Hebreos, en un célebre pasaje (9, 15-18)
la emplea en ese doble sentido de contratotestamento, expresiones que en definitiva
apuntan a la alianza.
Sea lo que sea, el término Testamento
rodó con más fortuna y ha prevalecido
hasta nuestros días para significarla división
de las Escrituras.
División numérica de la Biblia
Dos grandes religiones se rigen por las enseñanzas de la Biblia: la
judía y la cristiana, la cual está integrada por católicos, ortodoxos y
protestantes de muchísimas denominaciones.
• Los judíos sólo aceptan, como es claro, lo que nosotros
llamamos Antiguo Testamento y lo dividen en tres grandes
partes: “La Ley, los Profetas y otros escritos o hagiográficos”.
Está compuesto por 39 libros.
En cuanto a su contenido doctrinal, la Biblia encierra toda la
historia de la Revelación divina, es decir, “la manifestación que
Dios hace de sí mismo y del misterio de su voluntad, misterio que
no es otra cosa que su plan de salvación para todos los hombres”
(Vaticano II).
Divisiones de la Biblia
• Los cristianos, lamentablemente estamos divididos en cuanto
a la aceptación del número de libros:
División general
La Biblia se divide, ante todo, en dos grandes partes: Antiguo
Testamento y Nuevo Testamento, ambos relacionados entre sí.
La palabra latina testamemum —de donde viene la española
testamento— fue empleada a principios de la era cristiana para
traducir la voz griega: diatheké, que literalmente significaba
disposición, contrato y que, a su vez, los traductores griegos,
llamados los Setenta, la usaron para traducir la expresión hebrea
berit: pacto de soberanía, por medio de la cual designaban los
hebreos la alianza del Sinaí. No se explican muy bien los entendidos
por qué los Setenta acogieron esa palabra diatheké cuando en
realidad hubiera sido más propia syntheké, que significa alianza, y que
por lo mismo expresa mejor las relaciones de Yahveh con su pueblo.
Lo cierto es que así lo hicieron. La palabra diatheké parece que
tenía también, en lenguaje corriente, el significado de testamento:
◊ Para los católicos la Biblia —Antiguo y Nuevo
Testamento— esta formada por 73 libros: 46 del
Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento.
◊ Los ortodoxos admiten la misma lista de libros
bíblicos que los católicos.
◊ Los protestantes de las principales denominaciones
sólo aceptan una lista bíblica de 66 libros: 39 del
Antiguo Testamento y 27 del Nuevo.
Como se ve, la diferencia entre católicos y protestantes
se encuentra no en el canon o lista de los libros del Nuevo
Testamento, sino del Antiguo. ¿A qué se debe esta diferencia? Más
adelante, en la lección sexta, nos detendremos abundantemente
en este tema tan interesante. Por ahora, contentémonos con
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adelantar una ligera información:
En principio existió el canon o lista
oficial de la Biblia hebrea, fijado por
los judíos de Israel en el siglo I de
nuestra era, con los 39 libros citados,
canon que todavía lo conservan los
judíos actuales.
Aparte de este canon hebreo, se formó
también un canon griego, elaborado por los
Setenta —así llamados los 70 traductores
que vertieron los libros santos del hebreo al griego— traducción
destinada a los judíos de la diáspora o dispersión que se encontraban
fuera de Palestina. Este canon comprende; primero, todos los
libros de la Biblia hebrea; y segundo, siete libros más, escritos
generalmente en griego. Son ellos: Tobías, Judit, Sabiduría, Sírácida,
Baruc y los dos libros de los Macabeos. Estos libros no fueron
recibidos por los judíos de Israel. Los primeros, es decir, los de la lista
hebrea, tomaron el nombre de protocanónicos, porque recibieron
aceptación general sobre su autenticidad e inspiración divina desde
el principio; en cambio los otros siete del canon griego se llamaron
deuterocanónicos, porque fueron aceptados en el canon oficial más
tarde, después de muchas discusiones sobre su inspiración divina.
• La Iglesia católica, lo mismo que la ortodoxa, a partir del
Concilio de Hipona en el año 383, admitió como inspirados no
sólo los protocanónicos sino los deuterocanónicos, lista que
fue confirmada solemnemente por el Concilio de Trento en
1546.
católicos, ortodoxos y protestantes. Como es de suponer, el punto
más delicado ha sido el de la aceptación de los libros deuterocanónicos, que no admiten los protestantes. La solución ha sido
imprimir la Biblia según el orden del canon hebreo —gesto ecuménico
también para los judíos—y publicar esos libros al final, como un
suplemento, tal como ocurre en algunas Biblias protestantes. Véase
por ejemplo la Biblia “Dios habla hoy” de las Sociedades Bíblicas
Unidas.
División temática
Teniendo en cuenta los distintos temas que nos ofrece la Biblia,
podemos dividirlos en varios grupos:
1. Antiguo Testamento
En tiempo de Cristo —y aún ahora—, los judíos clasificaban las
Escrituras en tres partes como ya dijimos antes: la Ley, los Profetas
y otros Escritos. La Ley y los Profetas eran los más importantes.
El mismo Cristo los cita, por ejemplo, en Mateo 7, 12. Los Escritos
se empleaban en las asambleas. El Eclesiástico (Si) los cita en el
prefacio de su libro. Hoy dividimos las Escrituras, así:
• El Pentateuco o la Ley
• Libros históricos
• Libros sapienciales o didácticos
• Libros proféticos
• Pentateuco: el Antiguo Testamento
comienza con un conjunto de cinco
libros, a los cuales los traductores
griegos dieron el nombre de
Pentateuco (penta: cinco; teuco:
instrumentos, de donde provino
luego la expresión “estuches” para
los rollos de papiro y finalmente
“libros”). Los judíos, llamaban a
estos cinco libros la Tora o la Ley
y los cinco libros eran cada uno un
“quinto” de la Ley. Estos cinco
• Los protestantes, en cambio, a partir de la Reforma luterana,
siguieron el canon hebreo.
Afortunadamente desde el Concilio Vaticano II existe un
movimiento de buen entendimiento entre judíos, católicos,
protestantes y ortodoxos, y se está trabajando con éxito para llegar
a un acuerdo respecto de la lista bíblica del Antiguo Testamento. En
Francia, por ejemplo, acaba de terminárse la traducción ecuménica
de la Biblia, en la cual han trabajado durante 10 años 105 exégetas
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libros son: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
san Pablo, a saber: a los Romanos, I y II a los Corintios, a los
Gálatas, a los Efesios, a los Filipenses, a los Colosenses, I y II a
los Tesalonicenses, I y II a Timoteo, a Tito, a Filemón. Carta a los
hebreos. Siete Epístolas llamadas católicas: de Santiago, I y II de
Pedro, I, II y III de Juan, y una de Judas.
• Libros históricos son 16, a saber: Josué, Jueces, Rut, I y II
Samuel, I y II Reyes, I y II Crónicas, Esdras, Nehemías, Tobías,
Judit, Ester, y Macabeos.
• Es de observar que los judíos llamaban a Josué, Jueces. Samuel
y Reyes, profetas anteriores, ya que en ellos se encuentra la
historia de los grandes profetas; Elías, Elíseo y aun Samuel,
A los que nosotros llamamos profetas —como veremos
en seguida— los judíos los llamaban profetas posteriores.
Digamos también que para la Biblia griega los libros de
Samuel y Reyes formaban una sola unidad y los llamaban los
cuatro libros de los Reyes. Del mismo modo, los libros I y II
de Crónicas formaban uno solo con Esdras y Nehemías, por
considerarse como obra del mismo autor.
• Libro profético: solamente hay uno: el Apocalipsis —o Revelación
— de san Juan.
División parcial: capítulos y versículos
a) Cada uno de los libros bíblicos está divido en capítulos, y éstos
a su vez en versículos. Los capítulos son porciones más o menos
extensas y no iguales de los libros; mientras que los versículos son
pequeños trozos — de dos o tres líneas ordinariamente — de los
mismos capítulos.
Si tornamos, por ejemplo, el libro de Jonás, veremos que tiene 4
capítulos divididos así: el primero, con 16 versículos; el segundo, con
11;el tercero, con 10; y el cuarto, con 11.En total 48 versículos.
• La Biblia griega y la Vulgata de san Jerónimo llaman a Crónicas
con el nombre de Paralipómenos.
• Libros sapienciales o didácticos son 7: Job, Salmos, Proverbios,
Eclesiastés (o Qohelet), Cantar de los Cantares, Sabiduría,
Eclesiástico (o Sirácida).
b) Esta división en capítulos y versículos facilita enormemente la
búsqueda de los textos que se desean encontrar o citar. Para citarlos
por escrito se observa lo siguiente: se pone primero el nombre del
libro en abreviatura, luego viene el número correspondiente al
capítulo y después otro número —o dos cuando el texto que se
cita abarca más de un versículo— separado o separados por una
coma y éstos a su vez por un guión, así: Ex 19, 3, significa: libro del
Éxodo, capítulo 19, versículo 3; o bien: Ex 19, 3-4, que quiere decir:
libro del Éxodo, capítulo 19, versículos 3 y 4. Otro ejemplo: 2Co 3, 1416, significa segunda carta de
Pablo a los corintios, capítulo 3,
versículos 14 al 16.
También en este punto existe
una pequeña diferencia entre
los católicos y protestantes.
Estos citan por escrito, así: Ex
19:3,4. 0 bien; 2 Co 3; 14,16.
• Libros proféticos: son 18: Isaías, Jeremías, Baruc,
Lamentaciones, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amos, Abdías,
Joñas, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y
Malaquías.
• Hay Biblias que unen a Jeremías con Baruc y señalan las
Lamentaciones como de Jeremías. Conforme a las modernas
investigaciones, hay que poner estas obras como de distinto
autor.
2. Nuevo Testamento
Los 27 libros del Nuevo Testamento pueden distribuirse en tres
grandes grupos: históricos, didácticos y proféticos.
• Libros históricos: son los cuatro Evangelios de: Mateo, Marcos
Lucas y Juan y además Hechos de los Apóstoles, escrito por Lucas.
• Libros didácticos: pertenecen a este grupo 21 Epístolas: 13 de
9
c) La división en capítulos se debe a Esteban Langton, quien
la introdujo en la llamada Biblia de París en 1214, y la división
en versículos a Santos Pagnini, en 1528. Este método está
universalmente aceptado por su clara utilidad, a pesar que, según
dicen los entendidos, la división no es muy afortunada, por ser muy
arbitraria.
Como dato curioso consignamos lo siguiente; un norteamericano
ha gastado tres años en contar el número de capítulos, versículos,
palabras y letras de la Biblia. He aquí el resultado:
• Capítulos de los libros bíblicos: 1.334 en total; de ellos, el
Antiguo Testamento tiene 1.054 y el Nuevo 260.
• Versículos: 31.175.
• Palabras: 773.692.
• Letras: 3’566.480.
• El nombre de Yahveh : Jehová se repite 6.855 veces.
• El Salmo 117 se halla precisamente a la mitad de la Biblia.
Lucas, relatando el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús,
dice que Jesús, empezando por Moisés y continuando por todos los
profetas, les explicó todo lo que había sobre él en las Escrituras (Lc
24,25-27). Véanse también los tres primeros capítulos del Evangelio
de Mateo.
TALLER DE PROFUNDIZACIÓN
1. Repaso de la lección
◊ Nombres con que se designa este libro divino. ¿Cuál
es el origen de la palabra “Biblia”?
◊ ¿Cuántos son los libros del Antiguo Testamento y los
del Nuevo Testamento?
◊ ¿Cuál es la diferencia entre la Biblia católica y la de
los protestantes?
2. Especifica las siguientes referencias
◊ En Lc 24, 27 se lee: “Y, empezando por Moisés y
continuando por todos los profetas, les explicó lo
que había sobre él en todas las Escrituras”. ¿Qué
significa: Lc 24, 27?
◊ Busca y encuentra en Gn 1 esta frase: “Hagamos al
hombre a nuestra imagen según nuestra semejanza”
y apunta la referencia correcta en un papel.
◊ Localiza el texto que aparece en: 1 Co 3, 16-17.
◊ En la primera carta de Pedro, cap. 2, se encuentra
esta frase: “Ustedes son linaje
escogido, sacerdocio real, nación
santa, etc.”. Completa la frase en
cuestión y la referencia.
◊ Localiza y aprende de memoria la
frase de Jn 15,15.
Unidad de ambos Testamentos
Dice el Concilio Vaticano II: “Dios es el autor que inspira los
libros de ambos Testamentos, de modo que el Antiguo encubriera
el Nuevo y el Nuevo descubriera el Antiguo. Pues, aunque Cristo
estableció con su sangre la nueva alianza, los libros del Antiguo
Testamento incorporados a la predicación evangélica, alcanzan y
muestran su plenitud de sentido en el Nuevo Testamento, y a su
vez lo iluminan y explican... El fin principal de la economía antigua
era preparar la venida de Cristo, redentor universal y de su reino
mesiánico, anunciarla proféticamente y representarla con distintas
imágenes”.
Es decir, que el Antiguo y Nuevo Testamento se complementan
mutuamente. Su interrelación es tan completa, que el primero
explica el segundo y viceversa. Sólo a la luz del Antiguo Testamento
se alcanza a comprender el segundo; y sólo igualmente a la luz del
Nuevo Testamento nos damos cuenta de lo que el Antiguo quiso
decir. Con razón Cristo les decía a sus oyentes: investigad las
Escrituras y así comprobaréis que Moisés habla de mí (Jn 5, 39-45). Y
3. Elabora una lista con las siglas de los
libros bíblicos y memorizalas.
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Sesión 2:
DIOS, AUTOR PRINCIPAL DE LA BIBLIA
Dice el Concilio Vaticano II: “Dios habla en la Escritura por medio
de hombres y en lenguaje humano”.
Tres principios encontramos en este pasaje: 1) Dios habla en
la Escritura, 2) por medio de hombres, y 3) en lenguaje humano.
Vamos a analizar estos tres puntos en otras tantas lecciones.
En cuanto se refiere al primero, podemos estudiar tres cuestiones
íntimamente relacionadas:
a) Dios nos habla en la Escritura
• Leemos en Tm 3, 16: “Toda Escritura es divinamente inspirada”.
Esto es, toda Escritura es obra de Dios, que inspira al hombre lo
que quiere.
• En 2P 1, 21 se dice: “La profecía no ha sido jamás proferida por
humana voluntad, sino que, llevados del Espíritu Santo, hablaron
los hombres de parte de Dios”.
• Y el Vaticano II lo confirma: “La Iglesia reconoce que todos los
libros del Antiguo y Nuevo Testamento, con todas sus partes, son
sagrados y canónicos, en cuanto que escritos por inspiración del
Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales han sido
confiados a la Iglesia” (DV 11)
b) ¿De qué cosas nos habla?
c) ¿Cómo nos habla?
Dios nos habla en la Escritura como autor principal de Ella
La Biblia es la “palabra de Dios”. Es su pensamiento expresado a
través de sonidos humanos. Es su estilo de hablar a la humanidad.
Dios escogió un pueblo, el pueblo de Israel, en el cual, a través de
una larga historia, fue manifestando sus designios de salvación, por
medio de los acontecimientos y las obras que El fue disponiendo.
Pero no solamente Dios habla a una colectividad a través de su
palabra; habla también al individuo, nos habla a cada uno de
nosotros, para comunicarnos su mensaje de amor, de vida y de
salvación personal. Cada página de la Biblia es la misma voz del
Señor que nos invita, que nos llama, que se acerca a nosotros
porque quiere comunicamos algo: una enseñanza, un consejo, una
frase de aliento o una regañina cuando no sabemos corresponder
a su bondad. Pero siempre es la palabra del Padre que se preocupa
por sus hijos porque busca su bien y su felicidad.
Por eso, Dios es el autor principal de las Escrituras. Esto quiere
decir que la Biblia es ante todo obra divina, que está inspirada
directamente por Dios, que es El quien nos habla para comunicarnos
su mensaje.
¿De qué cosas nos habla Dios en la Biblia?
Es muy difícil concretar la riqueza de su mensaje. Pero en líneas
generales diríamos que abarca los siguientes temas:
a. Nos habla de sí mismo. En la Biblia, todas las páginas nos hablan
de Dios. Pero no precisamente de un Dios lejano, estirado, juez,
como pareciera a primera vista cuando leemos frases como: “Yo soy
el que soy”, “el Dios de poder”, “el Señor de los ejércitos”, etc. Se
trata de un Dios personal, vivo, cercano, providente, amoroso. Se
trata, en una Palabra de un Dios-Padre que se preocupa por nosotros
y rige nuestros destinos en orden a nuestra felicidad temporal y
eterna. “Dios es amor”, dice Juan.
Cierto que en la Biblia se habla también de la “cólera de Dios,
de castigos y hasta de venganzas divinas”, como también se
habla de los ojos, oídos y manos de Dios. Hay que entender estos
antropomorfismos, que en el fondo no son otra cosa que maneras
de expresarnos los hombres. El Dios de la Biblia —repitámoslo— es
ante todo un Dios misericordioso, amable, clemente, que envía a su
Hijo a nosotros, porque nos ama.
b. Nos habla del ser humano, y nos dice que él mismo lo creó
formándolo “a imagen y semejanza suya”. La palabra “imagen y
semejanza” en hebreo significa, más que retrato, “reproducción”.
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El hombre y la mujer son imagen y semejanza de Dios porque
participan, reproduciéndolas, de las bondades y cualidades divinas.
“Lo has hecho —canta el Salmo 8—, poco menos que Dios, lo
has coronado de gloria y honor, le diste el señorío sobre las obras
de tus manos, todo lo has puesto debajo de sus pies”. Todo eso
es la esencia de la naturaleza humana. Claro que el ser humano, a
pesar de su grandeza y señorío, está revestido de carne débil; tiene
inclinaciones que lo invitan al pecado, al rebajamiento, al barro;
y se rebaja, dando al traste con su grandeza. Entonces rompe las
relaciones con Dios, se vuelve infiel a su amor. Pero el Señor no cesa
de invitarlo a que rehaga las relaciones perdidas. Ese es el drama
humano, a grandes rasgos, que la Biblia nos muestra.
c. Nos habla de la creación cuando nos dice, al abrir la Biblia, que
“al principio creó Dios los cielos y la tierra”. El mensaje no intenta
dar de la creación una descripción científica, sino una información
popular. Pero a pesar de esa intención sencilla, resulta todo un
poema elocuente de la grandeza del Creador. Da gusto leer las
primeras páginas de la Biblia en que el autor va descubriendo con
pinceles maravillosos la obra creadora del mundo, para que veamos
ya en esos párrafos el punto de partida del plan divino y de la historia
de salvación.
d. Nos habla de la historia de la salvación. Podríamos decir que
toda la Biblia es fundamentalmente “la historia de la salvación”. La
historia de un pueblo que el mismo Dios escoge, para que a través
de él vaya transmitiendo el mensaje salvador a toda la humanidad.
e. Nos habla de Jesucristo, el enviado de Dios al mundo, cuya
misión principal es reconciliarnos con el Padre. El mismo Jesús le
dirá a Nicodemo: “Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo
único, para que todo el que crea en él no perezca,
sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16). El Antiguo
Testamento es una promesa de esta venida; el
Nuevo Testamento nos manifiesta el cumplimiento
de esta promesa. Por eso ambos Testamentos están
íntimamente ligados entre sí.
f. Nos habla del Reino de Dios. “He aquí —leemos en Mt 12, 28—
que ha llegado a ustedes el Reino de Dios”. Toda la misión salvífica
del Mesías se concentra en la idea del Reino de Dios. Cristo viene
a traernos ese Reino, que se hace presente en el mundo como un
grano de mostaza (Mt 13, 31), como una levadura (Mt 13, 33), pero
que llegará a su plenitud poco a poco al final de los tiempos. Más
aún: ese Reino no sólo está presente en el mundo, sino que “ya
está dentro de nosotros” (Le 17, 21). Para pertenecer a este Reino,
tenemos antes que convertimos: “Arrepentios, porque se acerca el
Reino de Dios” (Mt4, 17). Signos de pertenencia a este Reino son: la
justicia (Mt 6, 33); el amor a los hermanos (Jn 13, 35); la pobreza (Mt
5, 3); las persecuciones sufridas (Mt 5, 10) y otros que aparecen en
los Evangelios.
g. Nos habla también de la religión, de la gran lucha entre el bien y el
mal, de las virtudes teologales y cardinales, del comportamiento del
hombre, de la felicidad matrimonial, de la buena convivencia entre
los hombres, etc. Cada libro de la Biblia plantea un tema distinto,
interesante y acuciador. Pero no es un tema suelto o independiente
de los demás. Es una rama que recibe su savia del tronco del árbol.
Afirma el Vaticano 1T: “Los libros del Antiguo Testamento
muestran a todos el conocimiento de Dios y del hombre y el modo
como Dios, justo y misericordioso, traía con los hombres. Estos
libros, aunque contienen elementos imperfectos y pasajeros,
enseñan la pedagogía divina. Por eso los cristianos deben recibirlos
con devoción, porque expresan un vivo sentido de Dios, contienen
enseñanzas sublimes sobre Dios y una sabiduría salvadora acerca
del hombre, encierran tesoros de oración y esconden el misterio de
nuestra salvación” (DV 15).
En resumen, la Biblia es un libro — el gran libro — que nos dice
cómo todas las cosas creadas, materiales y espirituales, vienen
de Dios, se sostienen gracias a su providencia amorosa y vuelven
definitivamente a él.
¿Cómo nos habla Dios en la Biblia?
Dios nos habla a través de los hombres. Y expresa su mensaje en
el lenguaje propio de los hombres para que puedan entenderlo.
12
a. Dios nos habla a través de los hombres. Dice el autor de la
Carta a los hebreos: “Muchas veces y de muchos modos habló Dios
en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos
últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo a quien instituyó
heredero de todo, por quien también hizo los mundos” (1, 1-2).
b. Expresando su mensaje en el lenguaje propio de los seres
humanos para que puedan entenderlo. Es decir, Dios, al hablar
a la humanidad, no emplea un lenguaje altisonante, intrincado,
rebuscado. No lo entenderíamos y por tanto su mensaje no surtiría
ningún efecto. Emplea un lenguaje sencillo, popular, simple, de
manera que hasta los menos cultos puedan captarlo. Por eso se
sirve de las maneras de hablar, modismos y géneros literarios que
los escritores y las gentes usaban en el tiempo en que Dios les
comunicó su palabra.
TALLER DE PROFUNDIZACIÓN
1. Repaso de la lección
◊ ¿Qué queremos decir con la frase “Dios nos habla a
través de la Biblia”?
◊ 2. ¿De qué temas nos habla Dios en su mensaje?
3. ¿En qué sentido se puede hablar de la cólera, la ira, la venganza,
etc., de Dios?
◊ ¿Qué significa que el ser humano fue creado “a
imagen y semejanza” de Dios? ,
◊ ¿Cómo nos habla Dios en la Biblia?
2. Busca en la Biblia los siguientes textos:
◊
◊
◊
◊
◊
◊
Génesis 2, 24
Génesis 1, 28
Eclesiástico 30, 14
Lee y aprende de memoria:
Juan 10,11
1 Corintios 13,1-3
3. Lee y comenta con alguien: Lucas 12,22-34
Sesión 3:
LAS PERSONAS, AUTORES SECUNDARIOS DE LA BIBLIA
En la lección anterior vimos la primera parte de la frase del
Vaticano II: “Dios habla en la Escritura”. Ahora vamos a explicar la
segunda: “Por medio de las personas, hombres y mujeres”, frase que
significa: “Las personas son los autores secundarios de la Biblia”.
Dios habla en la Biblia a través de las personas
Dios no escribió las Escrituras de su puño y letra. Simplemente
escogió a unos pocos hombres como instrumentos suyos, les inspiró
lo que quería que dijesen y éstos obedecieron y actuaron.
¿Cómo se explica esto? Con un ejemplo lo vamos a entender.
• Cuando yo pretendo escribir algo, tomo un bolígrafo o una pluma
y estos “instrumentos” van consignando en el papel lo que yo
quiero que escriban, pero no siempre responden a mis deseos
cabalmente, porque puede ocurrir que estén deteriorados,
que estén viejos o que la tinta sea mala. Esto quiere decir que
el bolígrafo o la pluma escriben la que yo quiero, pero no como
yo quisiera que lo hiciesen debido a sus limitaciones, estado o
calidad, Pues algo parecido ocurre entre el autor principal de la
Biblia que es Dios y los autores secundarios o instrumentales que
son los hombres. Dios inspira su mensaje a todos los escritores,
pero cada cual lo capta y lo expresa conforme a sus limitaciones,
estado en que se encuentra y calidad.
• En otras palabras: “Dios hace que los hombres por él escogidos
escriban todo lo que él les revela o sugiera librándolos de todo
error. De manera que por la inspiración. Dios mueve eficazmente
la voluntad del escribiente, ilustra su entendimiento sugiriéndole
lo que debe escribir y lo asiste mientras escribe para que exprese
apta y fielmente su pensamiento”. Pero éste, repetimos, lo
hace conforme a su cultura, ambiente, temperamento, estado
psicológico en que se encuentra.
• Añade el Vaticano II: “En la composición de los libros sagrados.
Dios se valió de hombres elegidos, que usaban todas sus
13
facultades y talentos; de este modo, obrando Dios en ellos y por
ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo
lo que Dios quería (DV 11).
Autores o instrumentos humanos
Y ¿quiénes fueron los autores o “instrumentos” humanos
escogidos por Dios para manifestarnos su mensaje? Hay nombres
que son conocidos: en cambio hay otros que se desconocen.
a. La mayor parte de los autores que escribieron el Antiguo
Testamento son desconocidos, cosa muy comprensible, dado que
las producciones literarias de la antigüedad solían ser anónimas.
Y es que los antiguos — especialmente los semitas — no tenían
el sentido de propiedad literaria que tenemos hoy. Nosotros
componemos una poesía, un artículo o un libro, y lo primero que
hacemos es colocar nuestro nombre en un lugar visible. Nuestros
antepasados no hacían esto, sobre todo si tenemos en cuenta
que sus composiciones, orales o escritas, más que al individuo,
pertenecían a la comunidad.
• Este detalle lo observamos incluso entre los pintores, y aun
escritores, de la Edad Media; un Greco, un Murillo, un Velásquez,
etc.., no estampaban sus firmas al pie de sus obras pictóricas. Otro
tanto ocurría con ciertas producciones literarias. Por eso es muy
difícil averiguar quiénes fueron los primeros compositores de los
poemas épicos y de tantas coplas que corren de boca en boca.
Los trovadores y juglares cantaban sus poemas en las veladas, y
por éste y otros medios los iban transmitiendo a la posteridad, la
cual se encargaba de enriquecerlos con nuevos matices.
Algo similar ocurrió con la factura de la Biblia. En ella hay pasajes
que tuvieron el mismo o parecido desarrollo, en cuanto que primero
eran narraciones que pasaban de tribu en tribu, de patriarca en
patriarca, de boca en boca, hasta que al fin se concretaron en libros.
Pero, quiénes son los verdaderos autores es imposible determinarlo.
Hay libros bíblicos que llevan como título un nombre propio;
pero muchas veces este nombre no corresponde al autor que lo
escribió, sino al protagonista de la historia. Tal sucede, por ejemplo,
con los libros de Josué, Ester, Judit, Macabeos, etc. Hay finalmente,
algunos libros cuyos autores se señalan como seguros, por ejemplo,
los libros de Salomón.
b. La mayor parte de los libros del Nuevo Testamento tienen
autores conocidos. Se conocen los autores de los 4 Evangelios, a
saber: Mateo Marcos, Lucas, Juan. Se conoce el autor de Hechos
de los apóstoles Se señala al apóstol Pablo como autor de 13 cartas
(aunque la crítica moderna ponga en duda la paternidad de algunas
de ellas). Igualmente los autores de las 7 cartas “católicas”
universales y del libro del Apocalipsis.
¿Cómo comenzó a escribirse la Biblia?
La Biblia no se escribió de una sola “sentada”, como
se escribe una novela. Siendo tantos los autores que la
escribieron, tuvieron que pasar casi 2.000 años entre
el primer libro y el último. Ni siquiera se escribieron los
acontecimientos en el momento en que sucedieron,
sino muchísimos años más tarde.
a. Antiguo Testamento
En el Antiguo Testamento podemos distinguir dos
etapas, una verbal y otra escrita.
• La etapa verbal comenzó hace unos tres mil años,
a medida que se fueron formando las familias y
grupos. Los primeros capítulos de la Biblia nos
hablan, por ejemplo, de las familias de Noé,
Abrahán, Isaac, Jacob y otras, en las cuales se iba
despertando el pensamiento de Dios y su presencia
en los acontecimientos de su vida. Todo esto se fue
convirtiendo en un mensaje, “el mensaje de Dios” y
se sintieron empujados a comentarlo, a vivirlo, y a
celebrarlo en una especie de culto familiar o grupal
y a transmitirlo a la posteridad. Llegaron luego
las tribus y también tomaron conciencia de esta
realidad, que plasmaban en cultos más solemnes,
ambientándolos con cantos, instrumentos
14
musicales, danzas y poemas de alabanza a Dios y hasta sacrificios
de animales... Pero todavía no existía nada escrito.
• La etapa escrita. Sin embargo, llegó un momento en que ya se
sentía la necesidad de hacerlo, plasmando por escrito lo que las
distintas comunidades venían viviendo y celebrando, cosa que no
era difícil, pues, las bases ya estaban echadas, incluso también
el armazón. Entonces apareció alguien que se dio a la tarea de
recoger las distintas tradiciones habladas que corrían en las
comunidades más importantes, comenzando por un libro clave,
el del Éxodo, resultando así el primer libro de la
Biblia que se escribió.
se estaban nutriendo con las enseñanzas del apóstol Pablo, gracias
a las cartas que él les escribía. Luego se le ocurrió al evangelista
Lucas poner por escrito las crónicas o “Hechos de los Apóstoles”
y a otros apóstoles, como Santiago, Pedro, Juan y Judas, escribir
también algunas cartas, hasta que quedaron completos 27 libros del
Nuevo Testamento.
De manera que también el Nuevo Testamento, como el Antiguo,
tuvo dos etapas: una verbal y otra escrita. Estos 27 libros fueron
escritos en lengua griega, menos, quizá, el Evangelio de Mateo, en
arameo. De esta forma, y en distintas etapas, fueron apareciendo
los 46 libros del AT y los 27 del NT hasta formar una lista de 73.
TALLER DE PROFUNDIZACIÓN
b. El Nuevo Testamento
El nacimiento del Nuevo Testamento fue
muy similar al del Antiguo Testamento. Jesús
no nos dejó escritos, ni tampoco les mandó a
sus seguidores que escribiesen sus memorias.
Únicamente les dijo: “Vayan por todo el
mundo y prediquen la Buena nueva...” y ellos
se lanzaron a cumplir la orden del Maestro.
Conforme a estas enseñanzas habladas vivieron
las primitivas comunidades cristianas durante 15,
20, 30 y más años. Eran enseñanzas que trataban
de comentarlas, de reflexionarlas, de vivirlas,
de celebrarlas y de transmitirlas. De manera que
vivieron todos esos anos de “tradición”, pasando
de boca en boca la doctrina de Jesús.
Pero llegó un momento, cuando ya las
comunidades se fueron multiplicando, en que
vieron la necesidad de poner por escrito todas
las historias y vivencias. Y fue entonces cuando
surgieron los llamados “evangelistas” o escritores
de la buena nueva. Nos quedan como auténticos
los nombres de 4 de ellos, Mateo, Marcos, Lucas y
Juan.
Para entonces, parece que algunas comunidades
1. Repaso de la lección
◊ ¿Qué significa la frase: “Dios habla por medio de los
hombres”?
◊ ¿Cómo nació el Antiguo Testamento?
3. ¿Qué se sabe de los nombres de los autores del AT?
◊ ¿Cuáles son las distintas versiones con las cuales se
comenzó a escribir el Antiguo Testamento?
◊ ¿Cómo nació el Nuevo Testamento?
2. Busca los siguientes textos bíblicos y establece su relación
◊ Génesis 2,18-25
◊ Génesis 1,22-23
3. Aprende de memoria los siguientes textos:
◊ “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo
único, para que todo el que crea en él no perezca,
sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16).
◊ “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en
abundancia” (Jn 10,10).
◊ “Así como por la desobediencia de un hombre, todos
fueron constituidos pecadores, así también por la
obediencia de uno solo todos serán constituidos
justos” (Rm 5,19).
15
Sesión 4:
EL LENGUAJE USADO POR LOS AUTORES BÍBLICOS Y
LA INTERPRETACIÓN BÍBLICA
En las lecciones anteriores dijimos, citando una frase conciliar,
que “Dios habla en la Escritura, por medio de los hombres, en
lenguaje humano”. ¿Qué significa esta frase “en lenguaje humano”?
Vamos a verlo en esta lección.
El lenguaje humano
Si nos fijamos en nuestro estilo de hablar, veremos que una
misma verdad o suceso lo expresamos de muchas maneras.
Corrientemente no nos importa el modo de hablar, sino la verdad
que queremos expresar.
• Por ejemplo: ha ocurrido un accidente donde pereció un niño.
De este accidente son testigos la mamá que iba con el niño, el
policía de tráfico y un peatón que casualmente transitaba por
ese lugar. La narración ante el juez será muy distinta. La mamá,
llevada de la impresión tremenda que sufrió al ver muerto a su
propio hijo, contará el suceso con un realismo exagerado. El
policía, acostumbrado a ver casos semejantes, contara el suceso
como un caso más, sin dejarse impresionar demasiado. Mientras
que el transeúnte lo contará para salir de paso, sin querer
comprometerse. Y nada digamos del conductor que provocó
el accidente. Aquí tenemos entonces un accidente contado por
cuatro personas de distinta manera.
Esto nos está diciendo que a la hora de juzgar algo, hay que tener
en cuenta quién lo dice, cómo lo dice y las circunstancias del hecho
ocurrido.
Esto mismo pasa con los autores de la Sagrada Biblia. “Dios
habla en la Escritura por medio de los seres humanos en lenguaje
humano”; por tanto, el intérprete de la Escritura, para conocer lo
que Dios quiso comunicarnos, debe estudiar con atención lo que
los autores querían decir y lo que Dios quería dar a conocer con
dichas palabras. Para descubrir la intención del autor, hay que tener
en cuenta, entre otras cosas, los “géneros literarios” o formas de
expresión (DV I 2).
Géneros literarios o formas de expresión
Por géneros literarios entendemos, conforme a lo dicho, la manera
o forma que los distintos autores emplean para relatar una verdad.
Si el que la cuenta es un poeta, expresará esa verdad poéticamente;
si es prosista, la expondrá de una manera sobria; si es una persona
muy imaginativa la redondeará con toda clase de detalles; sí se trata
de un hombre culto la dirá con un lenguaje muy distinto al de aquel
que no tiene cultura, etc. De manera que pueden intervenir en la
narración modismos, frases, dichos, ambiente, cultura, forma de ser
de cada pueblo, etc.
Interpretación de la Biblia en la Iglesia
La Biblia, Palabra de Dios en palabras humanas, ha sido escrita a
lo largo de muchos siglos y en situaciones históricas y culturales muy
diversas, (o que supone a veces serias dificultades cuando queremos
comprender su mensaje. Miremos entonces los elementos que
debemos tener en cuenta al interpretar la Biblia, siguiendo las
orientaciones de la Iglesia.
La Constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II nos habla en
el N° 12 de cómo hay que interpretar la Escritura:
“Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en el lenguaje
humano, por lo tanto, el intérprete de la
Escritura, para conocer lo que Dios quiso
comunicarnos, debe estudiar con atención
lo que los autores querían decir y Dios
quería dar a conocer con dichas palabras.
Para descubrir la intención del autor,
hay que tener en cuenta, entre otras cosas,
los géneros literarios. Pues (a verdad se
presenta y se enuncia de modo diverso en
obras de diversa índole histórica, en libros
proféticos o poéticos, o en otros géneros
16
literarios. El intérprete indagará lo que el autor sagrado dice e
intenta decir, según su tiempo y cultura, por medio de los géneros
literarios propios de su época. Para comprender exactamente lo
que el autor propone en sus escritos, hay que tener muy en cuenta
los modos de pensar, de expresarse, de narrar que se usaban en
tiempo del escritor, y también las expresiones que entonces más se
solían emplearen la conversación ordinaria.
La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu con
que fue escrita: por tanto, para descubrir el verdadero sentido del
texto sagrado hay que tener muy en cuenta el contenido y la unidad
de toda la Escritura, la Tradición viva de toda la Iglesia, la analogía
de la fe. A los exégetas toca aplicar estas normas en su trabajo para
ir penetrando y exponiendo el sentido de la Sagrada Escritura, de
modo que con dicho estudio pueda madurar el juicio definitivo de
la Iglesia, que recibió de Dios el encargo y el oficio de conservar e
interpretar la Palabra de Dios.”
El Concilio nos hace ver la importancia y necesidad de saber
interpretar la Escritura para su mejor comprensión y aplicación a
nuestra vida. Y podríamos decir, que apunta a diversos niveles de
interpretación: el que hace referencia a la necesidad de conocer las
características históricas y literarias, otro más teológico en el que
nos recuerda la necesidad de ser interpretada con el mismo Espíritu
con el que fue escrita, y por último la necesidad de actualizarla en
nuestra vida.
Nos vamos a centrar a continuación en el primer nivel, pero
sin olvidar que también la interpretación
histórico - literaria debe ser realizada bajo
la acción del Espíritu y que todo el esfuerzo
de la interpretación de la Palabra no tiene
como finalidad su conocimiento teórico ni la
simple traducción a nuestro lenguaje, sino el
conocimiento y asentimiento al proyecto de
Dios para nosotros: “No todo el que me dice:
¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre
que está en los cielos.” (Mt 7,21).
El método histórico - crítico
Para estudiar y conocer el sentido de los textos bíblicos, el
Magisterio de la Iglesia nos recomienda el método histórico - crítico.
“El método histórico - crítico es el método indispensable para el
estudio científico del sentido de los textos antiguos. Puesto que la
Sagrada Escritura, en cuanto ‘palabra de Dios en lenguaje humano’,
ha sido compuesta por autores humanos en todas sus par-tes y
todas sus fuentes, su justa comprensión no solamente admite como
legítima, sino que requiere la utilización de este método.” (Pontificia
Comisión Bíblica)
El propio documento describe a continuación las características
de este método. Muchos de sus elementos los encontramos ya
aplicados en las traducciones bíblicas que usamos, pero otros
convienen que los conozcamos y los tengamos en cuenta. Por ello
vamos a describir sencillamente las características de este método
“hermenéutico” (interpretación).
Como lo indica el mismo nombre, el método estudia
científicamente las características literarias e históricas del texto,
del autor y de la época en que fue escrito.
En el nivel literario se estudian y comparan los manuscritos más
antiguos de la Biblia, para tratar de llegar al texto más original. Se
estudian las fuentes, los textos o tradiciones, que están a la base o
influyeron en él, para facilitar su comprensión. Se estudian, también,
los textos paralelos, pues se iluminan mutuamente y ayudan a
descubrir las diferencias y lo más específico de los diversos autores
(esto es de gran utilidad, por ejemplo, en los evangelios sinópticos).
La Dei Verbum insiste en otro elemento muy importante para
la correcta interpretación de un texto: el conocimiento de los
géneros literarios. Como decíamos antes, el género literario es
una forma o manera de expresar una verdad a través de un molde
concreto. Así no es lo mismo expresar un mensaje a través de
una poesía, de una historia, de una parábola, de una profecía o
de una fábula. Necesitamos conocer el molde, la forma, el género
literario para comprender la intención y el mensaje que nos quiere
transmitir el autor. En la Biblia hay muchos géneros literarios y
17
con características muy diversas: narrativos (historias, crónicas,
epopeyas, parábolas, novelas, cuentos, etc.), proféticos (oráculos,
visiones, predicciones), sapienciales (proverbios, normas), legales
(preceptos, leyes, decálogos, costumbres, alianzas), epistolares,
apocalípticos (visiones, sueños), midrás (explicación de un pasaje
anterior de la Escritura para actualizarlo en el presente), etc.
La crítica histórica completa la crítica literaria, para precisar el
alcance histórico, en el sentido moderno de la expresión, de los
textos estudiados. La crítica histórica busca situar y conocer la
época y el ambiente en que ha sido escrito el texto. Al ser tan grande
la distancia temporal que existe entre la Biblia, con sus distintas
etapas, y nosotros, es muy importante conocer el contexto histórico
y cultural de un texto para poder comprenderlo, así como el contexto
o la situación vital (“Sitz ím Leben”) del escritor o del pueblo, para
entender con mayor profundidad su significado. Por ejemplo, es
fundamental para comprender muchos de los oráculos proféticos,
la situación histórica y vital que están viviendo el pueblo de Israel
y el profeta. Lo mismo se puede decir de la mayoría de los textos
del Nuevo Testamento, acerca de la situación que están viviendo las
comunidades cristianas a las que van dirigidas los escritos.
Según estos principios en los que se basa el método históricocrítico, podemos sacar como conclusión que hay algunas claves
para interpretar la Biblia:
• Contexto geográfico en que se escribió el texto o la acción que
narra.
• Contexto cultural: mentalidad oriental, costumbres, ambiente
social y económico de la época en que se escribió el texto o del
hecho que está narrando.
• Contexto histórico en que se mueve el autor sagrado o los
hechos que narra.
• Género literario que utilizó el autor sagrado.
Diversas formas de expresión empleadas en la Biblia
Siendo la Biblia escrita por distintos autores, en distintos tiempos
y con culturas diferentes, ya podemos suponer que las formas
de expresarse serán también
distintas. Y nosotros, que vivimos
a más de dos mil años de distancia
de esos escritores, corremos
el peligro de interpretar su
pensamiento con mucha dificultad
y aun de tergiversarlo, ya que
nuestra cultura, costumbres y
manera de expresarnos distan
mucho de ser como las de
ellos. Entre los muchos géneros
literarios o formas de expresión
que esos autores emplearon,
podemos señalar los siguientes:
a. Relatos de historia religiosa
Muchos libros bíblicos tanto del Antiguo Testamento como del
Nuevo Testamento, están escritos con el fin de relatarnos la historia
de personajes que tu vieron un papel importante y cuyas actitudes
eran agradables a Dios, al mismo tiempo que iban labrando la
historia de salvación del pueblo escogido por Dios. Por ejemplo, la
vocación de Abraham, la alianza de Dios con su pueblo, la liberación
de Egipto los años del desierto, guerras, sufrimientos, victorias y
derrotas, etc. En todos estos relatos los israelitas ven claramente la
mano de Dios que va dirigiendo a su pueblo.
b. Relatos con mensaje religioso
Son narraciones no necesariamente auténticas que tienen la
finalidad de comunicarnos una enseñanza religiosa, aunque también
podrían tener un fondo histórico. Lo importante no es la narración
en sí, sino la intención del autor de descubrirnos un mensaje de fe,
de valor, de paciencia, de confianza en Dios. A este género literario
pertenecerían, por ejemplo, los libros de Job, Tobías y algunos otros.
c. Forma poética de expresión
Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento
hay mensajes escritos en forma poética. Por ejemplo, el primer
18
capítulo del Génesis que habla de la creación del mundo, el Cantar
de los cantares, los Salmos. Con frecuencia la poesía cede su puesto
al canto o va unida a él, resultando así un conjunto maravilloso,
mucho más cuando al servicio de los dos suenan los instrumentos
musicales, como el órgano, el arpa y otros muchos. Es decir, lo
mismo que hacemos nosotros en nuestro culto.
Aquí parecen tener su origen algunos Cánticos, como el de Moisés
el de Zacarías, el “Magníficat” de María y los himnos citados por san
Pablo: “Cristo es el principio de todo” (Col 1, 15-20), “Morir y vivir
con Cristo” (2Tm 3,11-13), “Cristo es el Señor de todas las naciones”
(1Tm 3,16) y otros.
d. Forma de expresión apocalíptica
“Apocalíptica” viene de “Apocalipsis”, palabra griega que significa
“revelación”. Esta forma de escribir estuvo en un tiempo de moda
entre los profetas, descollando entre todos Ezequiel y Daniel, en el
Antiguo Testamento, y en el Nuevo Testamento el último libro bíblico
que lleva precisamente ese título: “Apocalipsis”. Basta adentrarnos
en esos escritos para que nos demos cuenta en seguida que abundan
las figuras, signos, revelaciones, símbolos, animales, cuerpos raros,
etc., que cuesta entender, pero que llevan algún mensaje oculto.
Muchas veces estas expresiones apocalípticas van dirigidas contra
personajes del tiempo que perseguían a las primitivas comunidades
cristianas. Tal parece que ocurre, por ejemplo, en el Apocalipsis,
donde el autor arremete, según los estudios contra el emperador y
la nación romana que mataba y perseguía a los cristianos. El fatídico
y discutido número del Apocalipsis “666” de la bestia (Ap 13, 18)
figuraría entonces al emperador Nerón.
e. Formas de expresión profética
Los profetas emplean en sus escritos una expresión muy singular.
Cuando quieren dar fuerza a sus palabras, encabezan éstas poniendo
a Dios delante como si fuera él quien hablara al pueblo: “Esto dice
el Señor... El Señor me ha hablado y me dice...” y otras expresiones
similares. Así, el llamado a la conversión y a la fe les infundía a los
israelitas mucho respeto no exento de temor y hacían más caso a
los profetas que eran considerados como la “voz del Señor”.
f. Parábolas
Esta es otra forma de hablar y comunicar mensajes en la Biblia. Se
llama parábola a una comparación desarrollada a través de un relato
ficticio expresado con un fin pedagógico. En el Antiguo Testamento
existen parábolas en Isaías como la de la viña (5, I); en Ezequiel 1,
26; en Amos 4, 1 , etc. Pero sobre todo fue Jesús quien usó este
lenguaje, hasta el punto de decir Marcos 4, 34 que “no hablaba sino
en parábolas y que sin parábolas casi no hablaba”. Célebre es la
“parábola del hijo pródigo”.
g. Alegorías
La alegoría es una comparación basada en una metáfora
continuada. Ejemplos: “El buen pastor” (Jn 10, 1 1-16); “la vid y los
sarmientos” (Jn 15). Esta forma de expresión también se emplea
mucho en la Biblia.
h. Metáfora
Se da la metáfora cuando se trasladan las palabras del significado
propio mediante una comparación implícita a otra de significado
impropio con el que guarda cierta analogía, por ejemplo cuando
decimos en literatura que el “prado ríe”. Cuando Jesús dice:
“Ustedes son la luz del mundo”, emplea una metáfora.
i. Símbolo
Es un signo que se ve y que nos lleva al conocimiento de algo
que no se ve. Por ejemplo, la bandera es símbolo de la patria. Los
símbolos son muy usados en la Biblia, como lo vemos en Hch 21,1013, en 1 R 11-29 y otros.
j. Mito
Mito o fábula, es una narración ficticia,
totalmente inverosímil, cuya intención es dar
un mensaje. Un mito es, por ejemplo,
lo que leemos en Jueces 9, 8-15
en que se nos dice que los
árboles se ponen de acuerdo
para elegir rey. Todos estos
19
géneros literarios o formas de expresión emplea la Biblia para
que se nos graben mejor las verdades fundamentales que desea
comunicarnos. Exactamente lo mismo que nosotros pretendemos
hacer en muchas de nuestras charlas y escritos para que los lectores
presten atención y capten el mensaje.
144.000 salvados. Este número se descompone así: 12 X 12 X 1.000.
El primer doce significa vocación, una serie perfecta; el segundo 12
tribus de Israel y el 1.000 una gran multitud de elegidos del Señor.
Entonces, 144.000 quiere decir una multitud innumerable.
TALLER DE PROFUNDIZACIÓN
k. Números simbólicos
Cuando leemos en la Biblia que en una sola batalla contra los
filisteos murieron 30.000 infantes israelitas (1S 4, 10), cuando se nos
dice en 1R 20, 29 que “los hijos de Israel batieron a los arameos,
1 00.000 infantes en un día” y otras cantidades similares, nos
preguntamos: “¿Es posible que estos números haya que entenderlos
al pie de la letra?”. Y ¿qué pensar de los 40 años de desierto y de los
40 días de ayuno de Elías y de Jesús, etc.? La respuesta puede estar
en esto: la gente antigua, como la de Egipto, Mesopotamia, etc.,
atribuía a los números poderes mágicos y simbolismos interesantes
que los convirtieron en verdaderos protagonistas de la manera de
hablar.
Los israelitas estaban también contagiados de estas
interpretaciones y les daban a los números ciertos significados.
De manera que no podemos entender los números bíblicos tal
como los entendemos hoy, ya que nuestros números no encierran
particulares simbolismos. Así, por ejemplo, para los israelitas el
número 2 significaba equilibrio; el 3 perfección; 4, toma la idea de
los 4 puntos cardinales; el 5, encuentra su significado en los dedos
de la mano; para los pitagóricos era un signo de unión y lo llamaban
“nupcial”; el 7 es muy usual en la Biblia: Caín será vengado 7 veces,
Pedro quiere perdonar 7 veces, pero a Cristo no le basta ese número
sino 70 veces 7; Jesús expulsa de la Magdalena 7 demonios, etc. El 10
tiene el sentido de lo acabado, del retorno a la unidad; así 10 son los
mandamientos, 10 las plagas de Egipto, Job fue insultado 10 veces,
etc, El 40 designa los años de una generación, tiempo largo, cuya
duración exacta se desconoce; de ahí los 40 años de permanencia
en el desierto de Moisés, los 40 días de ayuno de Elías, etc. El número
1.000 significa una cantidad muy grande: “Dios hace misericordia
hasta en mil generaciones” (Ex 20, 6); “para Dios mil años son como
un día” (Sal 90, 4). Un ejemplo: en Apocalipsis 7 y 4, se habla de
1.
Repaso de la lección
◊ ¿Qué significa la expresión “género literario”?
◊ Saque las ideas principales en un cuadro sinóptico
del tema: Interpretación de la Biblia en la Iglesia y el
método histórico crítico.
◊ ¿Qué es una imagen bíblica?
◊ ¿Qué es una alegoría?
◊ ¿La parábola es una ficción o una realidad?
◊ ¿Qué significa un símbolo? Cita algunos casos de la
Biblia.
2. Reflexiona o dialoga grupalmente sobre estos cinco sentidos
bíblicos:
◊ La vid y los sarmientos (Jn 15). ¿Este pasaje es símbolo
o mito?
◊ La oveja perdida (Lc 15, 3). ¿A qué sentido pertenece?
◊ El sembrador y la simiente (Mt 13, 1-9). ¿Se trata de
una alegoría?
◊ Los árboles piden un rey (Je 9,8-15). ¿Se trata de una
parábola?
◊ Ustedes son la sal de la tierra... (Mt 5, 13). ¿Se trata
de un mito?
3. Aprende de memoria los siguientes textos:
◊ 1.Las Bienaventuranzas (Mt 5,3-12).
◊ “Ustedes son la luz del mundo... Alumbre así su luz
ante los hombres, para que vean sus obras buenas y
glorifiquen a su padre celestial” (Mt 5,14-16).
◊ “Si por un hombre vino la muerte, también por
un hombre viene la resurrección de los muertos”.
(1 Co 15,21).
20
◊ 4.“Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito,
estén alegres. Que su mesura sea conocida de
todos los hombres. El Señor está cerca” (Flp 4,4-5).
◊ 5.“Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que
crea en mí, como dice la Escritura: De su seno
correrán ríos de agua viva “ (Jn 7, 37-38).
Sesión 5:
INSPIRACIÓN, REVELACIÓN E INERRANCIA
Los libros de la Sagrada Escritura tienen tres características que
no las tiene ningún otro libro. Son ellas; la inspiración, la revelación
y la inerrancia. Estas notas hacen que esos libros lleven el sello
divino, porque es Dios mismo su autor, como decíamos en las
lecciones anteriores. Sin embargo, al ver el modo humano con que
los hagiógrafos o escritores expresan el mensaje divino, uno se
inclina a concluir que en la Biblia todo es obra del ser humano. Y no.
Digamos una vez más que es humano solamente el instrumento
de que Dios se sirve, es decir, el escribiente. Y es divino el mensaje
que a través de él Dios quiere comunicarnos. Este mensaje llega
hoy a nosotros para ser interpretado a la luz de la Tradición y el
Magisterio de la Iglesia.
Estudiemos esos cuatro aspectos.
Inspiración
a. ¿Qué se entiende por inspiración?
Es el influjo sobrenatural de Dios
que ilustra la inteligencia y mueve la
voluntad del escritor con el fin de que
vaya escribiendo las cosas que Dios
quiere comunicarnos a través de él.
En otras palabras: es una influencia
positiva de Dios sobre las facultades
mentales del hagiógrafo, respetando
siempre su libertad, de manera que
tanto los elementos divinos como
humanos conserven, al actuar, sus
propios valores. Así, la Biblia resulta
a la vez obra de Dios y obra del ser
humano.
Expliquemos
estos
términos:
21
primero, se dice que la inspiración es un influjo — acción, moción
o influencia — sobrenatural de lo que El le inspira. Segundo: este
influjo ilustra o ilumina el entendimiento para que conozca lo que
va a escribir y juzgue rectamente sobre ello. Y tercero: este influjo
mueve también la voluntad humana para que escriba fielmente lo
que la mente ha concebido. A este aspecto se refiere, sin duda,
san Pedro cuando dice que “no por voluntad humana”, sino por
voluntad divina escribieron los profetas (2P 1,21).
• El Papa León XIII, en su encíclica “Dios providentísimo”, explica
con claridad estos conceptos: “Pues el mismo Espíritu Santo
de tal manera mueve con su virtud sobrenatural a éstos (los
hagiógrafos o escritores) a escribir y a ellos los excita; de tal
manera los asiste mientras escriben, que todas aquellas cosas
y sólo aquellas que El mismo manda conciban en su mente con
rectitud, quieran escribirlas con toda fidelidad, y las expresen de
modo conveniente a la verdad infalible. De otro modo no sería el
Espíritu Santo el autor de toda la Sagrada Escritura”.
• En parecidos términos se expresa el Concilio Vaticano II: “En la
composición de los libros sagrados Dios se valió de hombres
elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de
este modo, obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos
autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería” (DV
11).
b. Tres factores o elementos entran por tanto en la inspiración:
— Dios —autor principal— como inspirador
— El hagiógrafo o escritor —autor secundario— como inspirado.
— El libro, como término de la inspiración. .
c. Importancia de la inspiración en la Biblia.
Tan importante es este factor de la inspiración, que sin él la Biblia
dejaría de ser lo que es en realidad, “Palabra de Dios”. Podríamos
considerar sus libros a lo sumo como sagrados porque su tema
primordial se refiere a cosas sagradas, pero ni podríamos afirmar
que Dios es su autor, ni que sus enseñanzas son infalibles. Más aún:
la inspiración es la única razón por la cual la Biblia está por encima
de cualquier otro libro sagrado.
• Tomemos, por ejemplo, el libro de los Vedas de la India, el de los
Kings de la China, el de los Zend-Avesta de los persas, el Corán de
Mahoma, etc. Son libros considerados como sagrados, pero no
son inspirados directamente por Dios como lo es la Biblia. De ahí
la gran diferencia que existe entre ésta y aquéllos.
d. Pruebas de esta inspiración:
Varias pruebas existen para comprobar que los libros de la Biblia
son inspirados, es decir, que tienen a Dios como su autor principal.
Veamos:
• Los judíos del tiempo de Cristo consideraban —y siguen
considerando los actuales judíos— que las Escrituras —
al menos las proto-canónicas del Antiguo Testamento—
estaban inspiradas por Dios. De ahí que las venerasen
y colocasen junto al arca de la alianza, como consta
en Deuteronomio 31,9-26; en Josué 24,26 y otros.
El historiador judío Flavio Josefo, que murió hacia el año 100
después de Jesucristo en su libro Contra Apión, escrito a fines
del primer siglo, dice: “Nosotros tenemos 22 libros que son
admirados como divinos y con razón... Es ingénito en todos los
judíos desde la más tierna infancia la creencia que estos libros
son dogmas divinos y el adherirse a ellos hasta el punto que, si
fuera preciso, por ellos darían gustosos su vida”. Es oportuno
observar que Flavio Josefo incluía todos los protocanónicos del
Antiguo Testamento en estos 22 libros citados por él, porque los
conformaba con el número del alfabeto hebreo. Los Reyes los
agrega a una letra, Las Crónicas a otra, y así sucesivamente..
• Jesús tenía la misma fe en las Escrituras que el pueblo judío.
Por eso, en varias ocasiones recurre a las Escrituras inspiradas y
fundamenta en ellas su propia doctrina, como se ve en Mateo
5,18; en Marcos 12, 26; en Lucas 4, 21-24 y en Juan 10, 35. Valga
para todos este texto; “Investiguen las Escrituras, ya que ustedes
creen tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio
de mí..,” (Jn 5,39).
22
• Los apóstoles reconocieron también el valor divino de las
Escrituras, como vemos en Hch 3, 18-21 y también en Hch 1,16.
• San Pedro dice por su cuenta en una de sus cartas: “Porque
nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que
hombres movidos por el Espíritu Santo han hablado de parte de
Dios” (2P 1.21).
• San Pablo defiende claramente esta característica de la inspiración
cuando escribe a su discípulo Timoteo: “Toda Escritura es
inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y
para educar en la justicia” (2Tm 3, 16).
• Los santos padres, orientadores de las comunidades primitivas,
tenían la misma convicción; “Palabra de Dios” llaman a las
Escrituras la Didaché y Orígenes. Palabras “dichas o dictadas por
el mismo Espíritu Santo” las denomina san Justino. “Son cartas
de Dios a los hombres transmitidas por los hagiógrafos” añade
san Agustín y san Juan Crisóstomo. “El Señor en persona habla
por Isaías, por Elías y por boca de los Profetas”, dice también san
Clemente de Alejandría, etc.
• Finalmente, esta misma creencia ha sido ratificada por la Iglesia
universal a través de concilios como el Florentino, el Tridentino y
los Vaticanos I y II.
Inspiración y revelación
Después de conocer lo que es la “inspiración” es conveniente
cerciorarnos también sobre el concepto de “revelación” y la
diferencia que existe entre ambos.
¿Qué se entiende por revelación? Revelar es lo mismo que
descubrir, mostrar alguna cosa. Es como remover un velo que
ocultaba algo, quedando ese algo al descubierto. Es, en una palabra,
manifestar alguna verdad oculta o desconocida.
La revelación divina es inmediata cuando es el mismo Dios,
Jesucristo o un ángel, el que la manifiesta; y es mediata cuando el
Señor se sirve de un profeta, un apóstol o un escritor sagrado para
manifestarla.
No es lo mismo la inspiración que la revelación. Esta afirmación se
prueba con ese principio: “Tanto cuanto está escrito en la Biblia es
inspirado; pero no todo ha sido transmitido por revelación inmediata
de Dios”.
Expliquemos este principio con dos sencillos ejemplos:
• Primera: en el libro de Isaías 7, 14, Dios revela al profeta que
“una virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien ella llamará
Emmanuel” que significa: Dios con nosotros. Es evidente que el
profeta no puede, por sí mismo, descubrir un hecho que sucederá
siglos después y que nadie sino Dios puede conocer y realizar. Si
el profeta conoce este misterio oculto, es por revelación, esto es,
porque Dios se lo ha comunicado. He ahí un caso de revelación
bíblica.
• Segundo: san Lucas, en cambio, en el prólogo de su Evangelio (1,1),
nos dice que va a escribir una serie de hechos conocidos por lo
acaecido. Si ya han acaecido, él y muchos como el ya los conocen.
Por tanto no hace falta que Dios se los revele. Sin embargo estos
escritos llevarán la inspiración de Dios, es decir, su influjo divino
para que los escriba como él quiere que lo haga. De manera
que la información de esos hechos le viene por otras personas
y no directamente de Dios. He aquí un caso de inspiración.
La revelación, pues, viene de Dios, mientras que la inspiración es
la acción de Dios por la cual hace que su mensaje de salvación,
transmitido por escrito en favor de los hombres, lleve el sello de
influjo divino, aunque no sea revelado directamente por Dios.
23
Inerrancia en la Biblia
Se llama “inerrancia” a la ausencia de todo error en la Biblia. Esta
información conlleva dos verdades:
a. Que siendo toda la Biblia inspirada por Dios, toda su doctrina
es también “Palabra de Dios”, ya que de una u otra forma expresa
el pensamiento divino, y por consiguiente, no puede haber en ella
error o falsedad de ninguna clase.
• Dice el Concilio Vaticano II: “Como todo lo que afirman los
hagiógrafos o autores inspirados lo afirma el Espíritu Santo, se
sigue que los libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente
y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros
para salvación nuestra” (DV 11).
b. Que entre la Biblia y las ciencias naturales no puede haber real
oposición.
• Leemos en la constitución “Gozo y esperanza” del mismo
Concilio; “La investigación metódica en todos los campos
del saber, si está realizada de una forma auténticamente
científica y conforme a las normas morales, nunca será en
realidad contraria a la fe, porque las realidades profanas y las
de la fe tienen su origen en un mismo Dios” (n. 36). Alguien ha
dicho con razón que las ciencias naturales y la Biblia son dos
páginas de un mismo libro escritas por un mismo autor, que
es Dios.
¿Cómo resolver, entonces, las aparentes contradicciones que se
presentan en la Biblia? Teniendo presente en todo momento este otro
principio: “La Escritura no intenta darnos directamente enseñanzas
sobre materia científica, sino
que trata de darnos un mensaje
religioso. Por eso, cuando los
escritores sagrados hablan de
asuntos que rozan con las ciencias
naturales, se acomodan al común
sentir de la gente que los rodea,
bien sea juzgando de las cosas por
sus apariencias, o bien sea usando un lenguaje figurado, poético,
etc.”.
Este principio tiene vigor lo mismo cuando se refiere a las
narraciones históricas, que a asuntos físicos, a interpretaciones
biológicas o astronómicas y aun a crímenes y pecados.
Vienen bien las palabras del papa Pío XII en su encíclica “Divino
afflante Spiritu”: “En los escritores sagrados, como entre los demás
antiguos, se hallan ciertas maneras de exponer y narrar los hechos;
ciertos idiotismos propios de las lenguas semíticas; las así llamadas
aproximaciones, y ciertos modos de hablar hiperbólicos; más aún,
a veces hasta paradojas, con las cuales más firmemente se graban
las cosas en la mente, cosa nada de admitir para quien rectamente
siente acerca de la inspiración bíblica”.
Se refiere, en una palabra, a los géneros literarios de que antes
hablamos.
La Biblia, por estar inspirada por Dios, dice la verdad, a pesar
que las apariencias nos hagan creer otra cosa. Basta profundizar su
doctrina para que nos convenzamos de ello.
Biblia y Tradición
Si la Sagrada Escritura concluyó con el último escrito del apóstol
Juan ¿de qué manera asegura Cristo que su Evangelio se conserve
vivo?
En primer lugar, dice el Concilio, por la fidelidad de los Apóstoles
al mandato recibido “vayan por todo el mundo y prediquen el
Evangelio”. Ellos, “los Apóstoles con su predicación, sus ejemplos,
sus instituciones, transmitieron de palabra lo que habían aprendido
de las obras y las palabras de Cristo y lo que el Espíritu Santo les
enseñó” (DV 7).
Y para asegurar que todo se conservara vivo e integro “en la
Iglesia, los Apóstoles nombraron como sucesores a los Obispos,
‘dejándoles su encargo en el Magisterio’. Esta Tradición con la
Escritura de ambos Testamentos, son el espejo en que la Iglesia
peregrina contempla a Dios” (DV 7).
Interpretar la Sagrada Escritura de acuerdo a la Tradición y al
24
Magisterio exige no sólo una identificación teórica con la doctrina
de la Iglesia, sino también y sobre todo una identificación práctica
con la vida de la Iglesia; pues normalmente, es a través de la
vivencia en la comunidad que se entra en contacto con la acción del
Espíritu Santo, vivo y presente en la Iglesia. Sin este Espíritu Santo
es imposible interpretar correctamente la Sagrada Escritura (DV 12).
3. Actúa
◊ Aprende de memoria los textos anotados en el
numeral anterior
◊ Lee el capítulo tercero de la constitución conciliar:
“La Palabra de Dios”, Dei Verbum.
◊ Invita a algún amigo para leer con él algún capítulo
del Evangelio de san Juan, por ejemplo, el 4.
◊ Asiste a algún grupo de Lectura Santa y lleva a algún
compañero.
◊ Aprende de memoria, si es que aún no los sabes,
los nombres de los libros del Antiguo y el Nuevo
Testamento.
TALLER DE PROFUNDIZACIÓN
1. Repaso de la lección
◊ ¿Qué se entiende por inspiración y qué elementos
encierra?
◊ ¿Por qué es tan importante la inspiración en la Biblia?
◊ Cita algunas pruebas por las cuales consideramos
que la Biblia lleva el sello de la inspiración.
◊ ¿En qué se diferencia la inspiración de la revelación?
◊ ¿Cómo demuestras que la Biblia está inmune de todo
error, y cómo explicas las aparentes contradicciones
con la ciencia?
◊ ¿Por qué se ha de interpretar la Sagrada Escritura
según la Tradición y el Magisterio?
2. Reflexiona y dialoga sobre estos textos:
◊ “Toda Escritura es inspirada por Dios” (2Tm 3,16).
◊ “Porque nunca profecía alguna ha venido por
voluntad humana, sino que hombres movidos por
el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios” (2P
1,21).
◊ “Ustedes investigan las escrituras, ya que creen tener
en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio
de mi’ (Jn 5,39).
◊ “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para
enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la
justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto
y preparado para toda obra buena” (2Tm 3, 16-17). .
◊ “La revelación que la Sagrada Escritura contiene y
ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiración
del Espíritu Santo” (DV 11).
25
Sesión 6:
CANONICIDAD DE LOS LIBROS BÍBLICOS
En la lección primera citamos, sin detenernos a explicar, la
palabra canon. ¿Qué significa esta expresión y qué importancia
tiene al hablar de la Biblia? Vamos a verlo.
Concepto de “canon”
a. Definición
Etimológicamente, la palabra canon viene del griego y
correspondería en nuestra lengua a la expresión caña.
• En la literatura clásica significa: una vara recta que tenía por
objeto sostener derecha alguna cosa. Muy pronto esta vara
comenzó a servir para medir las cosas o hacerlas rectas y se le
denominó regla. Y de esta doble significación surgió su significado
metafórico: Todo aquello que sirve de norma o regla para hacer
algo.
• En la literatura eclesiástica, la palabra canon “fue empleada por
los primeros padres de la Iglesia para significar la norma de fe y de
verdad , es decir, la doctrina enseñada por los Apóstoles; y como
esta doctrina se manifiesta de modo especial en los concilios y en
la Sagrada Escritura, de aquí que las definiciones de los concilios
se llamaran desde el siglo IV “cánones” y los libros de la Escritura
recibieran el nombre de “canónicos” y a su selección o catálogo
se le designase con el nombre de canon de la Sagrada Escritura.
En sentido propio se llama, pues, canon a una determinada lista
o catálogo o colección de los libros sagrados que son concebidos
como inspirados por Dios.
b. División de los libros canónicos
Desde muy antiguo se han considerado dos clases de libros
canónicos: protocanónicos y deuterocanónicos.
• Libros protocanónicos son aquellos de cuya inspiración divina
nunca se ha dudado ni por la religión judía ni por la cristiana, sea
la denominación que sea—católica, protestante, ortodoxa—.
• Libros deuterocanónicos son aquellos de cuya inspiración se dudó
algún tiempo y por alguna religión o culto particular. Tales se
consideran, por ejemplo, en el Antiguo Testamento: Tobías, Judit,
Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, los dos libros de los Macabeos y
algunos fragmentos de los libros de Daniel y Ester. Y en el Nuevo
Testamento: la carta a los Hebreos, la de Santiago, la segunda
de Pedro, la segunda y tercera de Juan y el Apocalipsis, así como
algunos versículos de los Evangelios de Marcos 16, 9-20; Lucas
22,43 y Juan 8,1-11.
• Los libros deuterocanónicos citados del Antiguo Testamento
no los admiten los judíos actuales ni los protestantes. Los
deuterocanónicos del Nuevo Testamento son admitidos por
todos los cultos cristianos.
Como consecuencia de lo anterior, hay dos clases de cánones: el
judío y el cristiano-católico.
El canon judío se subdividió en otros dos:
• El cañan palestinense, que es el que utilizan los judíos que
habitaban en Israel, el cual comprendía en el tiempo de
Jesucristo únicamente los libros protocanónicos, es decir, 39.
• Y el cañan alejandrino, empleado por los judíos helénicos,
es decir por los judíos de la “diáspora o dispersión” que
nadaban por el mundo griego. Este canon estaba compuesto
no solo por los libros protocanónicos, sino también por los
deuterocanónicos. Reúne en total 46 libros.
El canon cristiano-católico, admitido por católicos y ortodoxos,
es la colección de los 46 libros del canon alejandrino, completados
por los 27 del Nuevo Testamento. Son, pues, 73 en total, conforme
a la decisión oficial reconocida por el Concilio de Hipona, en el año
383 y confirmada más tarde solemnemente en el Concilio de Trento
en l546.
• Los protestantes siguen el canon palestinense en cuanto al
Antiguo Testamento, es decir que sólo admiten los 39 libros, a
26
los cuales hay que añadir los 27 del Nuevo, dando un total de 66.
existente entre estos dos cánones?
Contesta Hopfl: “Muchos autores
piensan que en un principio el
canon de los judíos israelitas y el
de los alejandrinos era idéntico
y comprendía todos los libros
deuterocanónicos; pero en el siglo
I o II dC, por razones peculiares
que inventaron los fariseos, fueron
excluidos del canon palestinense
aquellos siete libros. Sin embargo,
esto no puede probarse con un
testimonio histórico cierto”.
Formación de los cánones judío y cristiano
Vamos a dar unas nociones muy someras sobre este punto que
requiere profunda investigación y mucha cultura.
a. Formación del canon judío
• Formación del canon palestinense. Ya dijimos que el
canon palestinense, de 39 libros, es la colección de los
protocanónicos admitida por los judíos que vivían en Israel.
No están acordes los especialistas sobre la fecha en que se
formó este canon: Hay quien afirma que fue en tiempo de
los profetas Esdras y Nehemías —año 445 antes de Cristo—.
Y hay otra sentencia que asegura que fue hacia el año 90
después de Cristo, en el sínodo de Jamnia —nuevo centro
espiritual después de la destrucción de Jerusalén—. Lo cierto
es que los judíos siguen actualmente esta lista.
• Formación del canon alejandrino. Este canon, empleado por
los judíos helénicos o de la diáspora, comprendía todos los
libros del Antiguo Testamento, incluidos los deuterocanónicos.
Consta:
b. Formación del canon cristiano-católico
Ya dijimos —y lo repetimos— que el canon cristiano-católico, tal
como hoy lo aceptamos con 73 libros, fue señalado en los concilios
hiponense y tridentino. Pero hagamos un poco de historia.
• ¿Cuál fue el canon que usaron los primitivos cristianos? Fue
principalmente el de la versión alejandrina. Se deduce esto:
◊
Primero, que Cristo cita la Escritura según la versión
de los Setenta, la cual contenía todos los libros sin
discriminación. De las 37 veces que Cristo cita la
Escritura, 33 corresponden al canon alejandrino,
según los entendidos. Más todavía: en el Nuevo
Testamento se encuentran 350 citas del Antiguo. De
ellas 300 corresponden a las versiones griegas.
◊ Segundo, que también los Apóstoles empleaban esta
misma versión y nombran libros deuterocanónicos
como el de Judit, Sabiduría, Eclesiástico, etc.
◊ Tercero, que la iglesia primitiva aceptó también esa
traducción de los Setenta.
◊ Cuarto, en tiempo de los Apóstoles y de las primitivas
comunidades cristianas, la cultura ambiental de
la gente israelita era griega. Y esa fue la razón
para que los libros del Nuevo Testamento fuesen
◊ Primero, porque la versión de los Setenta —que fue
compuesta hacia los años 300-130 antes de Cristo—
era tenida en grande honor por los judíos helenistas
y contenía todos los libros (estos judíos, al ignorar
la lengua hebrea, en lugar del texto original, leían la
versión, griega de las Escrituras).
◊ Segundo, porque la Iglesia primitiva recibió de los
alejandrinos esos libros sagrados. .
◊ Tercero, porque se conserva la versión llamada
“ítala” hecha en el siglo II del griego alejandrino, es
decir, la versión de los Setenta, y contiene incluso los
libros deuterocanónicos.
◊ Cuarto, por los códices cristianos primitivos que
refieren lo que había en los códices judíos.
• Los estudiosos preguntan: ¿cómo se explica la diferencia
27
escritos también en lengua griega. Ahora bien:
si los evangelistas, y Pablo y los otros autores de
los restantes libros escribieron en esa lengua, era
natural que manejasen para sus consultas el canon
palestinense de los Setenta.
◊ Quinto, de que ese mismo canon lo recibieron
igualmente los primeros padres de la Iglesia, como
Clemente Romano (año 96); Didaché (90-100);
Ignacio de Antioquía (107); Pastor Hermas (140155); Policarpo (156); Ireneo (189); Tertuliano (225);
Cipriano (258) y otros.
◊ Sexto, de un argumento arqueológico. En algunas
catacumbas y cementerios de Roma puede
confirmarse esta tradición apostólica. Por ejemplo,
en las catacumbas de San Calixto puede verse una
escena que representa a los tres jóvenes en el horno
de Babilonia, libro de Daniel; en las de Priscila se ve
la historia de Susana; y también escenas del libro de
Tobías. Casos como éstos no se conciben si no se hubieran recibido esos libros deuterocanónicos como
inspirados.
◊ Séptimo, de san Jerónimo, que es una autoridad en
esta materia. Al principio dudó de la canonicidad de los
libros deuterocanónicos, pero luego reconoció que
la Iglesia occidental estaba a favor de su canonicidad
y se retractó, hasta incluirlos en la traducción de su
Biblia Vulgata.
• ¿Cómo se formó el canon de los libros del Nuevo
Testamento? Podríamos decir que se formó gradualmente.
Los Apóstoles, después de la ascensión del Señor, cumplieron
su mandato de “ir por todo el mundo predicando el evangelio
a todas las criaturas” (Mc 16, 19),
◊ En ninguna parte consta que Jesús escribiera —
solamente lo hizo en la tierra para defender a la
mujer adúltera — , ni consta tampoco expresamente
que les mandara escribir a sus discípulos; pero sí
consta que les dijo que no dejaran de anunciar la
buena nueva a todas las gentes, y así vemos cómo
Pedro predica ante las multitudes congregadas en
Jerusalén y al pueblo de Israel (Hch 2. 14-42; y 3, 12);
luego lo hace también Esteban (Hch 7): y le siguen
Juan (Hch 8, 25) y Pablo y otros. En todo este tiempo,
hubo solamente una catequesis oral.
◊ Hacia los años 50 de nuestra era cristiana,
comienzan a aparecer los libros del Nuevo
Testamento, a través de los Evangelios, las
Epístolas de san Pablo y las de los otros Apóstoles.
En relación con su historicidad, los especialistas
han hecho un estudio completísimo que aquí no
vemos necesario transcribirlo. Nos contentamos
únicamente con copiar lo que dice la constitución
conciliar del Vaticano II:
• Sobre los evangelios: “La Iglesia siempre y en todas partes
ha mantenido y mantiene que los cuatro Evangelios son de
origen apostólico”. Pues lo que los Apóstoles predicaron por
mandato de Jesucristo, después ellos mismos, con otros de su
generación, lo escribieron por inspiración del Espíritu Santo y nos
lo entregaron como fundamento de la fe: el Evangelio cuádruple
según Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Los autores sagrados
compusieron los cuatro Evangelios escogiendo
datos de la tradición oral o escrita, reduciéndola
a síntesis, adaptándolos a la situación de las
distintas iglesias, conservando siempre el estilo
de la proclamación: así nos transmitieron datos
auténticos y genuinos de Jesús. Sacándolo de
su memoria o del testimonio de los que
asistieron desde el principio y fueron
ministros de la palabra, lo escribieron,
para que conozcamos la verdad de lo
que nos enseñaban, como dice Lc 1,24 (DV 18-19).
• Sobre otros escritos: “El canon del
28
Nuevo Testamento, además de los cuatro Evangelios, comprende
las cartas de Pablo y otros escritos apostólicos inspirados por el
Espíritu Santo. Estos libros, según el sabio plan de Dios, confirman
la realidad de Cristo, van explicando su doctrina auténtica,
proclaman la fuerza salvadora de la obra divina de Cristo, cuentan
los comienzos y difusión maravillosa de la Iglesia y predicen su
consumación gloriosa”.
Los entendidos citan los siguientes libros apócrifos: del Antiguo
Testamento: el libro de los jubileos o Pequeña Génesis; los libros III
y IV de Esdras; la Oración del Manases; III y IV de los Macabeos; los
Salmos y las Odas de Salomón; el libro de Henoc; los Oráculos de las
Sibilas, etc. Y del Nuevo Testamento: el Protoevangelio de Santiago;
el Tránsito de María; las Actas de Pablo; el evangelio según los
Hebreos; la Carta de N. S. Jesucristo a Abgaro, etc.
Los libros perdidos
Libros apócrifos
Los historiadores hablan también, al tratar de la canonicidad de
la Biblia, de “libros apócrifos”. ¿A qué se refieren en realidad? Se
refieren a ciertos libros no admitidos como canónicos. Veamos:
Apócrifo es una voz griega que se traduce por oculto, escondido.
Por tanto, en sentido bíblico, podemos decir que un libro es apócrifo
cuando su canonicidad es incierta porque está oculta, razón por la
cual no ha sido admitido como canónico.
• Para evitar confusiones, digamos que algunos protestantes
llaman “apócrifos” a los que nosotros llamamos
deuterocanónicos, y a los que nosotros llamamos apócrifos
ellos los denominan “pseudoepígrafos”, es decir escritos con
nombre falso.
a. Origen de los libros apócrifos
Los escritos apócrifos del Antiguo Testamento, que casi siempre
fueron llevados a cabo por judíos, se deben en parte al deseo de
agregar a la ley nuevas tradiciones o exhortaciones morales y por
otro lado al deseo de completar la historia bíblica.
Los del Nuevo Testamento fueron escritos por cristianos, casi
siempre con el fin de satisfacer a los fieles. Para ello narraban
muchas cosas, unas veces piadosas, otras pueriles, sobre la infancia
de Cristo, su vida pública y también sobre María.
Estos libros, pretendieron pasar como canónicos, pero la Iglesia
nunca los recibió como tales, una vez se comprobó que no se podían
considerar como inspirados.
¿Es posible que se hayan perdido algunos libros sagrados que
pudieran haberse incluido en el canon? Sí es posible, e incluso hay
constancia de algunos.
• En el Antiguo Testamento se enumeran libros de los cuales hoy
no tenemos noticia. Por ejemplo, el libro del vidente Samuel, el
libro o las palabras de Natán, Gad (I Cro 29, 29)
• En el Nuevo Testamento, Pablo habla a los colosenses de una
Carta a la Iglesia de Laodicea (Col 4,16). Esa carta no ha llegado a
nosotros. Lo mismo a los corintios (1Co 5, 9).
Otra cuestión: ¿Y si se hallaran hoy esos libros perdidos, habría
que añadirlos al canon bíblico? Posiblemente, siempre que se aclare
que fueron realmente inspirados, como ocurriría con seguridad con
la carta citada de san Pablo a los laodicenses.
• Para cualquier otro libro supuestamente inspirado, hay que tener
muy en cuenta que la revelación y la inspiración bíblica se cerró
con la muerte del último apóstol directo de Cristo, es decir, san
Juan, ocurrida hacia el año 105 de nuestra era.
b. Enumeración de algunos libros apócrifos
29
Sesión 7:
TALLER DE PROFUNDIZACIÓN
1. Repasa la lección
◊ ¿Qué significa etimológica y realmente la expresión
canon?
◊ ¿Cuántas clases de cánones podemos citar?
◊ ¿Cómo se formaron los cánones judíos y cristianos?
◊ ¿Qué decir de los libros apócrifos?
◊ ¿Se puede hablar de algún libro perdido en sentido
bíblico?
2. Localiza los siguientes textos:
◊
◊
◊
◊
Marcos 16, 19-20.
Hechos 2, 14.
Lucas 1,2-4.
Colosenses 4, 16.
3. Sugerencias practicas:
◊ Aprende de memoria este texto de Mateo 28, 1 8-20.
◊ Invita a un grupo de amigos para comentar algún
pasaje bíblico.
◊ Apunta en un papel la lista de los libros protocanónicos
y de los deuterocanónicos.
◊ Lee cada día de esta semana un capítulo de los
Hechos.
LENGUAS, MANUSCRITOS, VERSIONES
Lenguas Bíblicas
Para la composición de la Biblia se emplearon tres lenguas: la
hebrea, la aramea y la griega.
a. En hebreo se escribió casi todo el AT. Era la lengua propia
del pueblo de Israel. Su origen es bastante oscuro. Parece que
comenzaron a hablarla los cananeos y después la adoptaron los
israelitas a partir de su estadía en Canaán.
b. En arameo, lengua más antigua que el hebreo, se escribieron
pocas cosas. El arameo comenzó a introducirse en Israel hacia los
siglos IV y III a.C. y tomó tanta fuerza, que llegó a suplantar a la
lengua hebrea. Incluso Jesús hablaba con el pueblo en uno de los
dialectos arameos.
c. En griego fueron escritos algunos libros del AT, como el de
la Sabiduría, II Macabeos y todos los del NT. Este griego no era
un griego clásico, como era por ejemplo el de Demóstenes, sino
un griego popular, vulgar y corriente, llamado koine - común, que
usaba el hombre de la calle. Se generalizó después de la conquista
en Grecia por Alejandro Magno”.
• Los ‘’Setenta “ tradujeron a este idioma popular griego los
libros escritos en hebreo.
• Las
lenguas
semitas
hebrea, aramea, etc.— se diferencian
notablemente de la griega y de las
occidentales.
Las
primeras
expresan sus ideas con base en
muchas imágenes y parábolas
y dichos, mientras que las otras
son más aptas para formular ideas
abstractas y filosóficas. Esta es
la causa para que muchas veces el
30
—
hombre moderno y occidental se vea en aprietos para traducir
y entender lo que ha sido pensado y escrito a la manera
oriental, y más tratándose de escritos tan antiguos como los
de la Biblia.
Idioma en que fueron escritos los libros de la Biblia
a. Antiguo Testamento
• Daniel: hebreo con fragmentos arameos y griegos.
• Esdras: hebreo con inserción y algunos documentos en
arameo.
• Ester: hebreo, con fragmentos griegos.
• 1 Macabeos: hebreo - 2 Macabeos: griego.
• Tobías y Judit: hebreo o arameo.
• Sabiduría: griego.
Todos los demás libros: hebreo.
b. Nuevo Testamento
• Todos los libros en griego, excepto quizá el de Mateo que
pudo escribirse en arameo.
Manuscritos de la Biblia
¿Cómo llegaron hasta nosotros los escritos de la Biblia?
Lamentablemente hay que confesar que los originales o textos
autógrafos se perdieron. No es extraño que esto haya
sucedido si tenemos en cuenta la antigüedad y las
vicisitudes de la historia. Otros más modernos
se han perdido. Sin embargo, conservamos
su contenido gracias a copias, escritas a
mano, llamadas manuscritos. Y éstos sí
son muy abundantes.
pocas, porque los rabinos, desde antes de nuestra alta Edad Media,
fijaron el texto sagrado y le dieron su pronunciación, añadiendo para
esto las vocales en forma de puntos, pues los hebreos no utilizan
más que las consonantes.
• Al resultado de este trabajo se le llamó Masara: tradición, y a
los que lo realizaron massoretas, de donde surgió la llamada
Biblia Masorética.
b. Los manuscritos del NT son también muchos y corresponden
a todas las épocas.
• El más antiguo de ellos parece ser el de Rylands que contiene
parte del cap. 18 del Evangelio de san Juan y al que los
especialistas lo sitúan hacia el año 130, es decir, 30 años
después del texto autógrafo.
c. Códices más famosos.
Entre los códices o manuscritos más famosos que hoy
conservamos, se cuentan:
• El manuscrito Vaticano. Se llama así porque figura en la
biblioteca del Vaticano de Roma. Está en forma de hojas que
miden cerca de 30 cms. Cada página se compone de tres
columnas, notándose una diferencia entre los libros poéticos
del AT que se compone sólo de dos columnas. Es una copia casi
completa de la Biblia. Los dos Testamentos están completos
excepto algunos pocos versículos.
• El manuscrito Sinaítico. Se llama así porque fue descubierto en
el convento de Santa Catalina del monte Sinaí. El afortunado
“descubridor” fue el sabio alemán Constantino Tischendorf,
cuya vida dedicó a descubrir manuscritos antiguos. En una
visita que hizo al monasterio sinaítico en 1844, vio en el
corredor del convento una cesta llena de papiros viejos. Los
examinó... y eran nada menos que manuscritos del AT. No eran
demasiados, pero en 1859 volvió al monasterio y encontró
otros. Primero los llevó a la biblioteca imperial de Leningrado.
Actualmente se encuentran en el museo Británico.
a. Los manuscritos hebreos del AT
son muy numerosos. Y las diferencias que
se dan entre unos y otros son relativamente
• El manuscrito Alejandrino. Llamado así por haber pertenecido
31
a la biblioteca de Alejandría, se halla hoy en el museo
Británico desde 1757. Este códice fue escrito probablemente
a mediados del siglo V. Contiene la mayor parte del AT y del
NT y se encuentra en muy buen estado.
• Los manuscritos de Qumram. Su descubrimiento tuvo
hondas resonancias en la segunda mitad del siglo veinte.
Los encontró, en la primavera de 1947, un pastor beduino en
una de las cuevas que existe en un lugar llamado Qumram,
cerca de Jericó y frente al mar Muerto. En una de las cuevas
halló ocho vasijas que contenían viejísimos pergaminos. El
hecho llamó la atención. Entonces se revisaron otras cuevas
de los alrededores y otra cercana al oasis de Ain Feska, y se
encontraron numerosos manuscritos. En total sumaban
unos 600. En su mayoría están escritos en hebreo. Entre
ellos, había 150 que correspondían a textos bíblicos —
especialmente a Isaías —. Los no bíblicos, pero religiosos,
son también de mucha importancia, ya que nos dan a conocer
el medio espiritual y judío, tan próximo a Jesucristo. Se cree
que estos manuscritos pertenecieron a alguna biblioteca de
algún monasterio de esenios — especie de monjes judíos
—. Es probable que algunos de estos manuscritos
daten del siglo IV al III a.C. con lo cual poseeríamos
copias mil años más antiguas que las hasta
ahora conocidas y algunas muy próximas a
los escritos autógrafos. Es interesante que
el manuscrito de Isaías es más o menos
idéntico al de nuestras Biblias, lo cual es
ciertamente una garantía de autenticidad.
Ya se ve, pues, la importancia de este
manuscrito o manuscritos del mar Muerto,
como también se les llama.
Versiones de la Biblia
Con el correr de los tiempos,
se han hecho innumerables
versiones de la Biblia. Entre las
más antiguas — que son las que interesan más — hay dos muy
importantes: la de los “Setenta” y la Vulgata,
a. La versión de los Setenta
Se llama así porque, según una tradición, fue realizada por 70
sabios de Israel. Su elaboración, entre los siglos III y I antes de
nuestra era, estuvo destinada a los judíos de la diáspora o de la
dispersión, es decir, para el culto de las comunidades judías que
vivían en el mundo grecorromano, especialmente de Alejandría y
que ya habían olvidado la lengua hebrea, o quizá mejor, con el fin
de que pudieran propagarla en la griega. En cualquier caso, esta
traducción fue importante para los judíos que hablaban el griego y
que más tarde se extendió por los países mediterráneos, preparando
así el ambiente para el Evangelio.
• La Biblia de los Setenta tiene para los cristianos particular
interés, puesto que esta versión la usaron los Apóstoles y los
primitivos cristianos.
b. La versión de la Vulgata
Esta versión fue hecha en latín por san Jerónimo en el siglo IV
en Belén. Partió de una necesidad, como la de los Setenta. Durante
los dos primeros siglos se utilizaba en la Iglesia el griego popular,
que era el que se hablaba en el Imperio Romano. Pero en el siglo
III, se fue imponiendo el latín en Occidente. Por esa razón la vertió
san Jerónimo al latín. De ella se han sacado muchas ediciones
hasta nuestros días, desde que el Concilio de Trento la reconoció
solemnemente como la versión oficial latina sin negar por eso el valor
de otras versiones. Desde entonces hay en el mundo importantes
versiones e impresiones. Las últimas han sido la Biblia de Jerusalén
y la Biblia de América que tienen una traducción muy fiel y a la vez
adaptada a la comprensión del hombre y la mujer del siglo XXI.
Biblias ecuménicas
Desde el Concilio Vaticano II —el concilio de la unidad cristiana—
existe un movimiento muy fuerte en este sentido. Se llama “Biblia
ecuménica” a las traducciones realizadas en colaboración por
especialistas pertenecientes a distintas confesiones cristianas
32
como católicos, baptistas, valdenses, metodistas, luteranos, etc., e
incluso judíos. Es la primera vez en la historia que se realiza esta
colaboración en vista a una mejor inteligencia de la Palabra de Dios.
Quizá una de las Biblias ecuménicas más conocida en Latinoamérica
es la titulada “Dios habla hoy”, publicada por las Sociedades Bíblicas
Unidas en el año 1979.
El valor de estas biblias ecuménicas salta a la vista. Gracias a
ellas surgirá sin duda un mayor acercamiento entre las distintas
confesiones cristianas y judías, Al propio tiempo, servirán para
desterrar de una vez entre todos los cristianos esos incómodos
apelativos de Biblia católica y Biblia protestante. La Biblia contiene la
Palabra de Dios. Y la Palabra de Dios es una sola, no es un monopolio
de unos o de otros. Toda división es odiosa y es un obstáculo para
que llegue, ágil y limpia a los hombres.
Dice el Concilio Vaticano II: “Los fieles han de tener fácil acceso
a la Sagrada Escritura. Por eso la Iglesia desde el principio hizo suya
la traducción del Antiguo Testamentó llamada de los Setenta; y
siempre ha honrado las demás traducciones, orientales y latinas;
y entre éstas, la Vulgata. Pero como la Palabra de Dios tiene que
estar disponible en todas las edades, la Iglesia procura con cuidado
materno que se hagan traducciones exactas y adaptadas en diversas
lenguas, sobre todo partiendo de los textos originales. Si se ofrece
la ocasión de realizar dichas traducciones en colaboración con los
hermanos separados, contando con la aprobación eclesiástica, las
podrán usar todos los cristianos” (DV 22).
◊ ¿Cuáles son las versiones más importantes que se
han hecho de la Biblia? ¿Qué decir de la traducción
de los Setenta y de la Vulgata?
◊ ¿Qué decir de las “biblias ecuménicas”?
2. Especifica las siguientes referencias bíblicas:
◊
◊
◊
◊
◊
Juan 3,3.
Jeremías 17,9.
Isaías 53,6 4.
Santiago 2,10.
Eclesiastés 7, 20.
3. Sugerencias para la reflexión:
Al concluir con este primer nivel de Sagrada Escritura puedes
responden con tus propias palabras estas preguntas:
◊ ¿Cuáles son tus actuales motivaciones para leer la
Biblia?
◊ Antes de este curso de Introducción a la Biblia ¿qué
desconocías de la Biblia?
◊ Respecto a la estructura y Lectura de la Biblia
¿Qué capítulo te ha llamado más la atención y qué
aprendiste en él?
Para tener en cuenta en la próxima clase:
Traer colores, tijeras, colbón, resaltador. Vamos a realizar un
trabajo manual con una línea del tiempo bíblico.
TALLER DE PROFUNDIZACIÓN
1. Repaso de la lección
◊ ¿En qué lenguas se escribieron los libros bíblicos?
Da una aproximación señalando en qué lenguas se
escribió cada uno.
◊ ¿A qué se debe que nosotros, los occidentales,
veamos oscuros muchos pasajes bíblicos?
◊ ¿Qué es un “manuscrito”? Cita los más famosos
manuscritos bíblicos y di dónde se conservan.
33
MATERIA:
Introducción al antiguo testamento e historia de la Salvación
Sesión 8:
INTRODUCCIÓN
Este módulo supone la realización del módulo de Introducción a
la Biblia y al Nuevo Testamento del nivel de Formación Básica. Por
ese motivo está centrado exclusivamente en el Antiguo Testamento,
siguiendo, fundamentalmente, las grandes etapas de la historia de
la salvación. Su desarrollo es sencillo, mínimo, pero con abundantes
citas bíblicas. El contenido se presta para hacer numerosas
relaciones y aplicaciones a nuestra vida, por lo que habrá que tener
muy en cuenta la aplicación de los criterios metodológicos del Plan
de Formación.
Cada capítulo está pensado para ser desarrollado en dos horas,
excepto el último que está pensado para una hora y poder realizar
la evaluación del módulo, para lo que se apuntan algunos criterios
de evaluación.
Para la elaboración de este curso nos hemos servido
fundamentalmente de las siguientes obras: Carlos Junco Garza y
Ruy Rendon Leal, La Palabra nos congrega, Ed. Paulinas, México
1986; Martín Irure y Jesús M. Larrañeta, Catequesis bíblicas, Ed. CCS,
Madrid 1997; y de las traducciones de la Casa de la Biblia, la Biblia de
América y La Biblia, edición popular.
Introducción al Antiguo Testamento
Para comprender adecuadamente los escritos del Antiguo
Testamento tenemos que conocer primero el lugar (geografía),
luego los acontecimientos (historia), después las principales ideas
religiosas (teología) y finalmente la trayectoria literaria (literatura)
que configuran al pueblo de Israel, protagonista casi exclusivo de
estos libros.
a. La geografía del Antiguo Testamento
“La mayor parte de la historia bíblica se desarrolla en un reducido
territorio del extremo oriental del mar Mediterráneo, en la larga y
estrecha franja de tierra situada entre el mar y los grandes desiertos
de Siria y Arabia. A pesar de su aparente insignificancia, la región es
punto de encuentro de tres continentes (Asia, África y Europa) y a
lo largo de la historia se ha visto convertida en un importante paso
de civilizaciones.
La parte sur de esta franja costera ha recibido diferentes nombres:
país de Canaán (por sus antiguos moradores), Palestina (nombre
debido a los filisteos o “pelistin”) e Israel (sobrenombre de Jacob,
heredado por sus descendientes: Gn 32,29; 35,10).
Toda esta región, a su vez, forma parte de un conjunto geográfico
más amplio, denominado Creciente Fértil por su forma de arco o
media luna, cuyos extremos coinciden respectivamente con el delta
del río Nilo y la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates, y cuyo
centro se sitúa a la altura del desierto de Siria y al norte del desierto
de Arabia, zonas infranqueables, especialmente en la antigüedad...
En la curva del arco del creciente fértil, Siria y Palestina forman un
estrecho corredor de menos de cien kilómetros de ancho entre el
Mediterráneo y el desierto” . Israel se encuentra, pues, en el centro
de este corredor y por tanto es un lugar de paso. Por su territorio
circularon ejércitos, comerciantes e ideas entre Asia y África.
Con el paso del tiempo, Europa se incorporó a la zona, pues con
las conquistas de Alejandro Magno, el imperio helenista influirá en
todo el Mediterráneo. Más tarde, el imperio romano se convertirá
en el heredero de todos los imperios anteriores, haciendo de esta
zona la parte más oriental de su imperio
b.La historia del Antiguo Testamento es la historia de Israel
El pueblo de Israel no nació, ni vivió aislado de los otros pueblos
que eran sus vecinos, por eso es importante tener en cuenta la
relación que existió entre ellos ya que su cercanía condicionó su
historia; una historia vivida casi siempre en tensión con Egipto y
Mesopotamia, grandes potencias que buscaban dominar el mundo.
34
MESOPOTAMIA: Región comprendida entre los ríos Tigres y
Eufrates, de ahí su nombre (entre ríos). Fue el primer gran foco de
civilizaciones y culturas. Entre los pueblos que más se destacaron
en esta región, tenemos los sumerios, los acadios, los amorreos,
quienes dieron origen a los grandes Imperios de Asiría y Babilonia.
La dinastía I de Babilonia conocida por su celebre rey Hammurabi,
domino toda Mesopotamia después de derrotar a Asiría. Siglos mas
tarde, entre el XVI y el X dominaron la región otros pueblos como:
Hurritas, casitas, hititas y arameos.
Hacia el siglo IX resurge el Imperio Asirio convirtiéndose en una
gran potencia que se extiende hacia el este Ya en el año 735. 721
antes de Cristo acaba con los reinos de Damasco e Israel y reduce a
Juda a la condición del reino vasallo. Pero en el siglo VII el Imperio
Asirio empieza a decaer definitivamente aniquilado por Babilonia.
Su capital Ninive cae en el año 621 antes de Cristo y el ejército es
totalmente derrotado en el año 605.
BABILONIA: En el año 605 a. C entra en la escena política mundial
al nuevo Imperio babilónico, que con Nabucodonosor conquista el
antiguo territorio asirio y acaba con el reino de Juda (587) y extiende
sus dominios hasta Egipto.
El exilio que el pueblo de Israel vive en Babilonia coincide con los
últimos años de este Imperio, pues en el 539 Ciro, rey del Imperio
Persa derrota al ejército de Babilonia.
Doscientos años más tarde (331),
también cae el Impero Persa ante
el empuje de Alejandro Magno. Así,
la región de Mesopotamia deja de
ser el centro del poder político y
cultural, que ahora pasa al mundo
del Mediterráneo, teniendo como
protagonista primero al Imperio
de los Griegos y después al Imperio
Romano.
EGIPTO: En el año 3000 a. C ya
que era Egipto un gran Estado, pero
solo a partir del Imperio medio (1900-
1500) hizo sentir su dominio sobre Palestina, convertida durante
siete siglos en provincia egipcia. Sin duda este pueblo ejerció una
gran influencia sobre Palestina.
En el siglo XVII – XV el país estuvo gobernado por los hicsos,
extranjeros semitas procedentes de Palestina, quienes llegaron a
tener poder y lograron establecer lazos de sangre, cultura y religión
con los habitantes del Valle del Nilo.
En el siglo XIII una nueva dinastía de faraones cambio la situación.
Se inicio la opresión del pueblo hebreo en Egipto. Aun cuando
a Egipto llego su decadencia y debió contentarse con tener un
papel secundario en la política Internacional, siguió ejerciendo una
importante Influencia en Palestina, durante la época de la Monarquía
unida y mas tarde en el reino de Juda, Muchos elementos culturales,
administrativos y religiosos de Egipto fueron asimilados en mayor o
menor escala en la vida y las instituciones del pueblo de Israel,
MUNDO GRECO –ROMANO: En el siglo XII a. C se instalaron en
territorio cananeo los filisteos, (pueblos del mar) procedentes del
Egeo después de fracasar su intento de instalarse en Egipto. Esta
influencia Egea en Palestina alcanzo su momento mas alto con las
campañas de Alejandro Magno (333-323) fundador del gran Imperio
greco – macedonio. Aquí tiene su origen el helenismo, fenómeno
socio-cultural, caracterizado por la expansión de la lengua y la
cultura griega. Esta ejercerá gran influencia sobre el pueblo judío
residente en Palestina, como en los judíos dispersos por el mundo
(la diáspora).Esta influencia griega tendrá
su fin cuando Pompeyo, comandante, del
ejercito romano, se apodera de Palestina
(63 a. C) para no abandonar su dominio asta
el final de la nación judía en tiempos del
Emperador Adriano (135 d C ).
PUEBLOS VECINOS DE ISRAEL: Los
pueblos vecinos de Israel a diferencia de las
grandes potencias, entablaron relaciones
más próximas y directas sin llegar nunca
a amenazar seriamente la existencia del
pueblo hebreo. Eran pueblos pequeños que
35
tuvieron un origen similar a los israelitas.
Los cananeos, eran un conjunto de tribus organizadas en ciudades
estado. Habitaron el país antes que los israelitas, inclusive después
de la ocupación de estos.
Entre los pequeños reinos limítrofes se encuentran Edom al sur
este; al este del mar muerto se encontraba Moab y más arriba Amón
y Basan. Finalmente, al norte se encontraban los reinos de Damasco
y Jamat.
A pesar de sus conflictos permanentes entre si Israel los considera
emparentados, así lo expresa por medio de genealogías.
Amonitas y moabitas se reconocían hijos de Amón Y Moab,
sobrino de Abrahán (ver Gn 19, 36,38). Mientras que los Edomitas y
los arameos procedían de Esau (Edom) y de Laban, tío y suegro de
Jacob.
Al oeste estaban los filisteos, llegados al país al mismo tiempo
que los israelitas. Estos fueron los extranjeros por excelencia y los
enemigos internos más incómodos de Israel hasta los tiempos de
David:
Finalmente, hacia el noroeste se encontraban los Fenicios,
marineros y comerciantes, con sus grandes ciudades de Biblio. Y
Sidon. Sus relaciones con Israel fueron amistosas y llegaron a ejercer
un notable influjo religioso en el reino del Norte.
“Dios se revela a Israel sobre todo a través de la historia. Por
eso la historia de Israel influye de manera decisiva tanto en su vida
religiosa como en el origen y desarrollo de su literatura.
Israel comienza a poner por escrito su historia en tiempos de la
monarquía (ss. X-IX a.c.). Sin embargo, guarda recuerdos, que se
van transmitiendo oralmente, sobre hechos y personajes anteriores
a este tiempo... que forman parte de sus orígenes y par tanto
constituyen su primer momento histórico”
El módulo está organizado fundamentalmente siguiendo las
grandes etapas de la historia del pueblo de Israel, de la historia de la
salvación, y en cada una de ellas iremos viendo los acontecimientos
históricos más importantes y su significado para la vida del pueblo.
c.Las claves teológicas
“Todos los libros que componen
el Antiguo Testamento hablan a su
manera de Dios, y Dios mismo habla
con diferentes acentos a través
de cada uno de ellos”. Veremos a
continuación algunas de las claves
teológicas que nos pueden ayudar a
comprender estas obras.
“La fe monoteísta de Israel. La idea
del único y mismo Dios está presente en
cada página del Antiguo Testamento...
El camino elegido por Dios para
revelarse a su pueblo ha sido la historia.
Su voz se ha dejado oír en cada uno de los
principales acontecimientos... que vivió Israel.
Dios ha establecido una alianza con su pueblo. La fe israelita
es comunitaria y brota de un compromiso entre el Señor y todo el
pueblo. Alianza que se renueva y enriquece con el paso del tiempo.
Cada israelita es protagonista de su salvación. La reflexión
teológica evoluciona hacia temas que preocupan a los individuos
concretos y que comienzan a ser centrales: el pecado, la
responsabilidad individual, la resurrección y la retribución a cada
uno después de la muerte.
Las promesas de Dios se terminan cumpliendo. Es la puerta
abierta a la esperanza de un futuro mejor. La primera fue la promesa
hecha a Abrahán, la última la venida del Mesías. Historia, profecía y
apocalíptica tienen la esperanza como denominador común. Dios
nunca ha fallado a su pueblo” .
d.Los libros del Antiguo Testamento
Como ya vimos en el módulo de Introducción a la Biblia, “el
Antiguo Testamento es una gran colección de 47 escritos, de
diferentes tamaños géneros literarios épocas y autores. El conjunto
se ha formado a lo largo de un milenio. Los judíos los agrupaban en
tres bloques temáticos: Ley, Profetas y Escritos”. Nuestras Biblias
36
los suelen reunir en cuatro: Pentateuco, Libros históricos, Libros
proféticos y Escritos poéticos y sapienciales.
“Los libros del Antiguo Testamento están relacionados
literariamente con libros y textos del antiguo oriente próximo. Son
expresión de la vida de Israel. En muchos casos se inspiran en la
tradición oral y en fórmulas y esquemas fijos provenientes del culto,
los dichos populares, los recuerdos de los antepasados, los cantos
de recolección o de guerra, las normas jurídica y casuística.
Con la agrupación de las tribus y la llegada de la monarquía se
impulsa la actividad literaria: surgen funcionarios escribas, cronistas
e incluso poetas. También se forman escuelas sapienciales. Los
primeros escritos históricos y las primeras colecciones de relatos
(patriarcas, éxodo, conquista) o de salmos y proverbios son de esta
época.
Otros elementos importantes fueron la aparición de profetas
escritores a partir del s. VIII a.C. y la creación de escuelas de escribas
(s. VI a.C.) que elaborarán una gran obra histórica hasta la caída de
Jerusalén. Durante el exilio los escritos bíblicos reciben la influencia
de la literatura babilónica... Allí nacerá una escuela sacerdotal que
reescribirá de nuevo la historia del pueblo (escuela cronística).
Junto a ella la tradición profética se enriquecerá con dos grandes
obras: Ezequiel y el Deuteroisaías.
Por último, en la época posterior al exilio tiene lugar la composición
de la mayor parte de los otros escritos y la última configuración del
Antiguo Testamento: culminación del Pentateuco, de los Profetas y
de la mayoría de los escritos poéticos. También es de este tiempo
la traducción al griego de la mayor parte de los libros del Antiguo
Testamento... (llamada la Versión de los Setenta)... que incluye otra
serie de libros aparecidos en los siglos 11 Y I a.e. (2 Mac, Tob, Jdt,
Bar, Eclo y Sap) y los añadidos griegos a Ester y Daniel. La versión
de los Setenta tuvo una gran importancia, pues fue utilizada por
los primeros cristianos y servirá para hacer la unión entre ambos
testamentos”.
TALLER DE PROFUNDIZACIÓN
Vamos a colorear cada uno de las épocas de nuestra línea del
tiempo bíblica que el profesor nos va a entregar.
En primer lugar pegamos la secuencia de la línea del tiempo, y
cada época la coloreamos de un color distinto. Al terminar, la línea
del tiempo puede ser pegada en la contraportada de nuestra Biblia,
la parte interna, es un material que nos servirá de apoyo durante
toda nuestra vida.
Para tener en cuenta en nuestra próxima clase:
La próxima clase es la última clase de este semestre en curso.
Debemos prepararnos para nuestro examen final que incluye
todo lo visto en el semestre. Te invitamos a prepararte seria y
convenientemente, pueden establecer lazos fraternos de trabajo
en equipo y estudiar. Estudia no para ganar un examen, sino para la
vida. Tu servicio en nuestra arquidiócesis es importante, por eso la
formación implica todo nuestro esfuerzo. ¡Ánimo!
37
ANEXOS
Mapa el mundo del Antiguo Testamento
38
Francisco: El papa de la Palabra de Dios
Ensayo de un perfil bíblico
Barcelona, 11 de abril de 2013 (Zenit.org) Quique Fernández
Hace ya casi un mes
de la elección del Papa
Francisco. Hemos seguido
con sumo interés cada
una de sus homilías, sus
elocuentes gestos e, incluso,
sus primeras decisiones. Es
evidente que detrás de todo
ello hay una espiritualidad
enraizada en el Evangelio,
en la Palabra, de Dios,
Queremos fijarnos en el perfil bíblico del Papa Francisco.
Sin duda, será tan solo una aproximación, como
corresponde a las intenciones de un breve artículo.
Lema
El lema que monseñor Bergoglio escogió al ser consagrado
obispo auxiliar de Buenos Aires en 1992 fue “Miserando atque
eligendo” (Lo miró con misericordia y lo eligió). La frase procede
de una homilía de Beda el Venerable que comenta el pasaje de la
Vocación de Mateo (Mt 9,9).
De este lema el hoy Papa Francisco ha hecho piedra angular
de su ejercicio pastoral. Y es por ello que no nos ha de extrañar
escucharle constantemente palabras de misericordia. En su
homilía del 5º domingo de cuaresma, primer domingo de su
ministerio petrino, en la Parroquia de Santa Ana (ubicada en el
mismo Vaticano), el Papa cita este pasaje y comenta que “El Señor
nunca se cansa de perdonar, ¡jamás! Somos nosotros los que nos
cansamos de pedirle perdón”
ANEXOS
Centralidad de la Palabra
El entonces Mons. Bergoglio, durante su ejercicio de pastor
diocesano de Buenos Aires, se reunió frecuentemente con los
catequistas de la diócesis y, en esos encuentros, les invitó a hacer
de la Palabra centro de su labor catequética. Nos podemos fijar en
las palabras que les dirigió en marzo de 2001: “Doy gracias al Señor
porque su Palabra está cada vez más presente en los encuentros de
los catequistas. Me consta además que son muchos los avances en
cuanto la formación bíblica de los catequistas.. Pero se correría el
riesgo de quedar en una fría exégesis o uso del texto de la Sagrada
Escritura si faltase el encuentro personal, la rumia insustituible que
cada creyente y cada comunidad deben hacer de la Palabra”
Como podemos leer, les invita al encuentro personal e
insustituible con la Palabra, a rumiarla, es decir, a saborear esas
cartas de amor que Dios me ha escrito.
Y aún más, en marzo de 2001 les exhorta a que “no puede
haber realmente una verdadera catequesis sin una centralidad y
referencia real a la Palabra de Dios que anime, sostenga y fecunde
todo su hacer”. O sea, que no es verdadera catequesis la que no
hace de la Palabra de Dios su centro y motor.
Hermenéutica de la Palabra
Nos podemos fijar en unos ejemplos para reconocer como el
actual Papa nos lleva desde el pasaje bíblico a nuestra realidad
cercana, a nuestra vida y la de nuestras comunidades.
El Papa está insistiendo mucho en que hay que abrir puertas,
encender luces, salir a buscar, que los sacerdotes han de “oler
a oveja”… En esta línea, en el libro El Jesuita (hoy retituladoEl
Papa Francisco), libro-entrevista con Sergio Rubin y Francesca
Ambrogetti, comenta sobre la parábola de la oveja perdida: “Es
clave que los católicos –tanto los clérigos como los laicos- salgamos
al encuentro de la gente. Una vez me decía un sacerdote muy sabio
que estamos frente a una situación totalmente opuesta a la que
39
plantea la parábola del pastor, que tenía noventa y nueve ovejas en
el corral y fue a buscar a la que se perdió: tenemos una en el corral y
noventa y nueve que no vamos a buscar”.
Nos actualiza la parábola. Del texto bíblico pasamos a nuestra
realidad viva de hoy: “no vamos a buscar”. Y en su comentario, aún irá
más lejos y de nuestra realidad personal pasará a la que conformamos
como Iglesia: “A una Iglesia que se limita a administrar el trabajo
parroquial, que vive encerrada en su comunidad, le pasa lo mismo
que a una persona encerrada: se atrofia física y mentalmente. O se
deteriora como un cuarto encerrado, donde se expande el moho y
la humedad. A una Iglesia autorreferencial le sucede lo mismo que a
una persona autorreferencial: se pone paranoica, autista”.
Un segundo ejemplo lo podemos encontrar en su homilía del
Corpus Christi de 2001, al comentar el pasaje de la Multiplicación
de los panes y los peces: “El mensaje del Evangelio es claro,
diáfano, cálido y contundente: donde está Jesús desaparecen las
proporciones humanas. Y, paradójicamente, la desproporción de
Dios es más humana (más realista, más simple, más verdadera,
más realizable) que nuestros cálculos. La desproporción de Dios
es realista y realizable porque mira la calidez del pan que invita a
ser repartido y no la frialdad del dinero que busca la soledad de los
depósitos”.
Una actualización que contrasta las proporciones humanas con
la “desproporción de Dios”, que habla de calidez, que señala la
frialdad del dinero.
Y como último ejemplo nos fijamos en el mensaje de esta última
cuaresma, poco tiempo antes de entrar en el cónclave que le elegiría
Papa. A partir de la cita del profeta Joel “Rasgad vuestros corazones
y no vuestros vestidos” (2, 13) escribe una magnífica exhortación de
la que extraemos algunas frases:
“Rasguen el corazón y no los vestidos de una penitencia artificial
sin garantías de futuro.
Rasguen el corazón y no los vestidos de un ayuno formal y de
cumplimiento que nos sigue manteniendo satisfechos.Rasguen el
corazón y no los vestidos de una oración superficial y egoísta que
no llega a las entrañas de la propia vida para dejarla tocar por Dios.
Rasguen los corazones para sentir ese eco de tantas vidas
desgarradas y que la indiferencia no nos deje inertes.Rasguen los
corazones para poder amar con el amor con que somos amados,
consolar con el consuelo que somos consolados y compartir lo que
hemos recibido”.
Gestos evangélicos
Desde su elección el Papa nos ha sorprendido con gestos muy
evangélicos, es decir, que muestran actitudes que Jesús mostró en
su vida y los evangelistas plasmaron en sus evangelios.
“Dejad que los niños se acerquen a mí” dijo Jesús a los apóstoles.
Y el Papa Francisco besa y abraza a los niños presentes en sus
encuentros.
“Se compadeció de la multitud”, nos cuenta el evangelio sobre
Jesús. Y el Papa saluda a los fieles saltándose normas de protocolo
y seguridad.
Jesús llama a los Doce a vivir en comunidad y en varias ocasiones
su misión tiene como escenarios comidas. Y el Papa Francisco sigue
viviendo en Santa Marta y dice que un Papa necesita compartir mesa
y noticias.
“No llevéis ni oro ni plata”, dice Jesús a los discípulos que envía. Y
el Papa desea unas vestiduras litúrgicas más austeras, cambia trono
por silla o ¡sigue usando los mismos zapatos!
Ya avancé que tan solo era una aproximación, pero aún así
logramos reconocer en las palabras, gestos y actitudes del papa
Francisco un coherente e intrépido eco de las palabras, gestos y
actitudes de Jesús de Nazaret, la Palabra de Dios.
*Quique Fernández es el Coordinador de la Escuela de Animación
Bíblica de Barcelona
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