Movilizar el conocimiento entre México y EU

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Movilizar el conocimiento entre México y EU
Por Alfonso Morales
La ciencia y la tecnología, como otras actividades o creaciones humanas, están influidas por
intereses económicos o ideologías políticas de los hombres y las mujeres que las practican, e incluso
por el entorno social y cultural en que tales actividades se desarrollan o por el liderazgo o la
rectoría de tal o cual Estado o Gobierno. Es decir, la actividad científica, como todas las demás,
mantiene determinadas relaciones con el poder y con la sociedad en que emerge y a la que,
presuntamente, debe servir.
Actualmente, los procesos de globalización obligan a los estados nacionales a recomponer
continuamente sus relaciones de competencia, de modo que éstas ya no se dirimen sólo en los
terrenos del mercado, el comercio y la mejora de productos bienes y servicios entre países, sino que
cada vez más la competencia se da entre cadenas de valor y entre regiones. Esto obliga a las
naciones a un mayor flujo de conocimientos y a un más amplio intercambio y más profunda
colaboración de sus capitales humanos y, por lo tanto, de la necesaria formación de talento de alto
valor agregado para la transferencia tecnológica y la innovación.
Bajo este escenario, en la última visita que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hizo a
México, a su homólogo Enrique Peña, hace justo un año, ambos gobiernos acordaron promover una
mayor movilidad estudiantil en los niveles educativos superiores y de posgrado, así como fortalecer
los vínculos entre las comunidades científica y tecnológica, y entre las instituciones de educación
superior para ampliar las oportunidades de formación de capital humano calificado en ambos lados
de la frontera común.
Para ello, hace un año se creó el Grupo de Trabajo del Foro Bilateral sobre Educación Superior,
Innovación e Investigación (FOBESII), el cual elaboró el documento Proyecta 100,000, en el cual se
establecen propuestas específicas para incrementar la movilidad de alumnos de licenciatura y
posgrado hasta conformar una masa crítica significativa, de al menos 100 mil personas entre
estudiantes de educación superior, alumnos de posgrado e investigadores hacia el año 2018 (100
mil mexicanos allá y 50 mil estadounidenses acá).
Actualmente, hay casi 14 mil estudiantes distribuidos por nivel o especialidad como sigue: en
licenciatura (modalidad de dos y cuatro años) hay 7 mil 564, que corresponden a 54.4% del total;
otro 30.1% (4 mil 188) estudia algún posgrado (maestría o doctorado); hay, además, 1 mil 096
(7.9%) que cursan estudios sin grado, como programas intensivos de inglés, y el 7.5% restante, o sea
1 mil 045 están bajo el régimen de visa estudiantil y se los considera en estos rubros aun cuando ya
han terminado sus cursos. Del lado estadounidense se reporta que sólo 4 mil 167 estudiantes
participan en esquemas de intercambio en nuestro país.
A un año de distancia, y durante los dos días duraron los Talleres de Movilidad e Idiomas del
FOBESII –los días 7 y 8 de mayo– en las instalaciones del Centro Cultural Universitario Tlatelolco,
las tendencias no son muy optimistas respecto de las ambiciosas metas. Pero lo que más resaltó es
que el uso de los idiomas castellano e inglés se perfiló como la principal barrera contra las
proyecciones de movilidad, de modo que hay que idear nuevas formas para promover la enseñanza,
el aprendizaje y el uso de la lengua del país vecino.
El otro gran obstáculo a vencer, quizá mucho más difícil, es el del financiamiento. La subsecretaria
adjunta de Educación del Departamento de Estado, Kelly Keiderling tuvo que hacer esfuerzos por
concitar a la conciencia del sector privado y sus instituciones de educación superior con objeto de
que apoyen lo que los gobiernos no están en posibilidades de garantizar a plenitud.
El resto de los impedimentos –debilidades o amenazas de este proyecto– podrían listarse más o
menos con la misma importancia entre aspectos como la burocratización de trámites, la
comunicación siempre fallida para promover las oportunidades entre las comunidades estudiantiles
en ambos países y, al final, pero no menos grave, los promedios mínimos para aspirar a la
posibilidad de realizar estudios en el país vecino.
Como claramente lo señalan los expertos convocados, entre otras organizaciones, el Foro
Consultivo Científico y Tecnológico para elaborar la propuesta del plan de acción conjunto EUAMéxico en políticas educativas, de investigación y de innovación, el Proyecta 100,000 “constituye
un ingrediente fundamental para incrementar la productividad, mejorar la competitividad,
enriquecer el mutuo entendimiento, aumentar el comercio y tener mayores oportunidades
económicas, así como reforzar la protección del medio ambiente, la administración fronteriza y la
seguridad ciudadana. Este plan podría beneficiar a miles de jóvenes de ambos países, con mejores
competencias laborales, salarios y condiciones de vida. Para lograrlo, se requiere adoptar un
enfoque sistémico para integrar temas de educación superior, investigación e innovación, y para
cerrar el ciclo entre integración cultural, formación y empleo”.
Fuente: http://www.foroconsultivo.org.mx/innovacion.gaceta/eciencial
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