Subido por Ignacio González Sarrió.

ALGUNOS RASGOS PSICOLÓGICOS DE LOS MALTRATADORES

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ALGUNOS RASGOS PSICOLÓGICOS DE LOS MALTRATADORES
1º. Incapaces de aceptar la pérdida real o imaginada de sus parejas.
2º. Padecen inseguridad crónica. Una inseguridad emocional general que les hace
culpar a la mujer de sus defectos o carencias.
3º. Han sido maltratados en su infancia. La humillación resultante al maltrato
infantil les genera inseguridad en la vida adulta que tratan de compensar
adhiriéndose miméticamente a los valores machistas.
4º. Conciben a la mujer como un objeto de su posesión, casi una prolongación de
ellos mismos, nunca como un sujeto independiente con necesidades e intereses
propios. Por ello no son conscientes de su actitud discrimatoria. Cuando la mujer
busca la independencia siente cuestionada su masculinidad y su identidad
propiamente dicha al ponerse en crisis su precario equilibrio emocional.
5º. Sufren de miedo intenso al abandono y la separación, por ello ejercen un control
férreo sobre sus parejas. Ese equilibrio precario desaparece surgiendo la sensación
de pérdida de control que desemboca en agresión cuando la mujer toma cualquier
decisión sobre su propia vida.
6º. La conducta agresiva siempre va a más. El maltrato es un continuum. Suele
empezar con conductas de control, un maltrato emocional menos severo, no dirigir
la palabra, despreciarla. Suele cesar si logran el objetivo de mantener bajo control a
sus víctimas y se reactiva en cuanto sienten pérdida de control en ese momento
actúan incrementando el maltrato en intensidad y finalmente terminan con la
agresión física.
En general se trata de una patología basada en procesos equivocados de aprendizaje
social centrados en el machismo y la sociedad patriarcal.
SUBTIPOS DE AGRESORES (Holtzworth-Munroe y Stuart, 1994, en Loinaz, 2010)
SUBTIPO
VALORES EN LA DIMENSIÓN
DESCRIPTIVA
Violentos solo en la familia (FO)
Disfóricos/Borderline (DB)
Violentos
GVA)
en
general/antisociales
Baja severidad y generalidad de la violencia, baja
implicación criminal, baja depresión y abuso de sustancias,
niveles moderados de ira.
Violencia más severa que FO, moderados-altos niveles de
violencia conyugal, violencia extra-familiar e implicación
criminal bajas o moderadas e implicación criminal bajas o
moderadas. Presenta trastorno de personalidad borderline o
esquizoide, niveles moderados de abuso de sustancias y
altos niveles de depresión e ira.
Niveles moderados-altos de violencia, altos niveles de
violencia
extra-familiar,
implicación
criminal
y
características de personalidad antisocial, con altos niveles
de abuso de sustancias, niveles moderados de ira y bajos de
depresión.
CLASIFICACIÓN DE DUTTON (Dutton, 1998, en Loinaz 2010)
TIPO
CARACTERÍSTICAS
Sujetos instrumentales
Utilizan la violencia para obtener beneficios concretos y de forma
más severa. Estilos de personalidad antisocial, narcisista o
agresiva/sádica.
Personalidad abusiva(apego temeroso, organización bordeline, ira
crónica, síntomas traumáticos). Responden de forma violenta para
liberar tensión acumulada.
Niegan su ira. Experimentan frustración crónica y resentimiento
hasta que explotan.
Actúan de forma violenta con frecuencia.
Sujetos impulsivos
Sujetos hipercontrolados
Sujetos subcontrolados
SUBTIPOS DE AGRESORES DE PAREJA (Loinaz, 2010)
SUBTIPO
CARACTERÍSTICAS
Agresores limitados a la
pareja,
normalizados,
hipercontrolados (Tipo 1)
Entre el 12 y el 50% de los agresores. Los que menos problemas
psicológicos presentan. Los que se muestran violentos con menor
frecuencia. Violencia imitada a la pareja. Sin conducta antisocial
previa. Tratan de controlar su ira hasta que explotan. Sujetos de
bajo riesgo. Dos tipos: a) los pasivo-dependientes: suelen sacrificar
sus derechos y acumulan tensión hasta que explotan de forma
desmesurada, y b) los compulsivos: se adaptan mediante la
obediencia a normas y disciplinas propias. Son rígidos,
inexpresivos y predecibles. El agresor compulsivo interpreta los
comportamientos de su pareja como violaciones de las reglas hecho
que le genera ira y ansiedad.
15% al 30% de los agresores. Son agresores con más problemas
psicológicos. Emocionalmente inestables, altos niveles de
depresión y ansiedad. Altos niveles de celos y dependencia.
Centran su ira en la pareja. Estilo de apego temeroso/preocupado,
oscilando rápidamente del amor al odio. Son los que mayor abuso
emocional presentan. Su estilo de apego, su ira crónica y los
síntomas traumáticos son características de la personalidad
abusiva. Agresores de riesgo medio/alto. Son vistos como
impredecibles y las parejas los describen como personalidades tipo
“Dr. Jeckyll y Mr. Hyde”.
Entre el 16% y el 47% de los agresores. Comportamiento violento
Agresores límites, disfóricos
o patológicos (Tipo 2)
Agresores
violentos
en
general /antisociales (Tipo 3)
generalizado que va más allá de la agresión a la pareja. Conducta
antisocial, antecedentes policiales o penales. Violencia
instrumental, busca objetivos concretos y tiene actitudes favorables
a la violencia, baja empatía y apego rechazante. Ven a los demás,
incluida su pareja, como objetos a su servicio. Son los que mayor
prevalencia de violencia sexual y psicológica presentan. Rasgos de
personalidad narcisista y antisocial. Mayor prevalencia de abusos
en la infancia y menores niveles de ansiedad e ira. Puntuaciones
superiores en actitudes machistas. Son considerados agresores de
alto riesgo.
Los agresores normalizados pueden beneficiarse de tratamientos centrados en la gestión
y expresión adecuada de su ira, así como en la modificación de posibles distorsiones
cognitivas. Por sus características son los que menor intensidad y extensión de
tratamiento requieren y los únicos que pueden beneficiarse de programas de corta
duración (por ejemplo 15 sesiones). Se debería prestar atención a otras posibles
problemáticas asociadas como la depresión, la ansiedad o la dependencia emocional.
Los sujetos antisociales requieren tratamientos cognitivo-conductuales más directivos,
centrados en cambiar las contingencias de su conducta violenta; se trataría de disminuir
su violencia y conducta antisocial mostrándole las consecuencias negativas de su
comportamiento para sí mismo o los que le rodean. Serán necesarias un número mayor
de sesiones para abordar las distintas problemáticas asociadas. Con estos últimos,
tomará especial relevancia la evaluación y tratamiento de problemas relacionados con el
consumo de sustancias. Pese a ello, el consumo de sustancias desempeña un papel
relevante en la violencia contra la pareja, por eso, su evaluación debería ser una práctica
que se extendiese a la totalidad de los casos.
Ignacio González Sarrió.
Doctor en Psicología Jurídica.
Perito judicial y forense.
NºCol.cv06179.
Coordinador Grupos de Trabajo en Psicología Jurídica.
http://psicolegalyforense.blogspot.com
696102043
Valencia.
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