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Arbolado Urbano - Apunte

Arbolado Urbano – Diplomatura en Diseño y Arquitectura del Paisaje
El arbolado público urbano: consideraciones para
su gestión
La mala gestión del arbolado urbano puede convertir a los árboles en un estorbo o en un
elemento útil. Educar, enseñar a conocer y a querer a los árboles ayudará en este
aspecto.
Es común encontrar plantaciones ya realizadas muy mal conducidas. De este mal manejo
pueden derivar varios problemas como el ocultamiento de carteles indicadores, roturas
veredas, obstrucción de desagües, roturas de cables o frentes de edificios,
oscurecimiento de calles por proyección de sombras, golpes producidos por vehículos
altos (camiones y colectivos), falta de sombra. durante el verano y hasta un problema
visual.
A diferencia del árbol presente en los bosques o en el ámbito rural, en la ciudad el arbolado
cumple estrictamente funciones sociales, no reconociéndosele una función productiva como en
los casos de la actividad silvícola o frutícola. Su plantación se realiza para aprovechar el
espacio público y aumentar el bienestar de sus habitantes, entre las funciones más reconocidas
se destacan: brindar sombra y refrescar el aire circundante, producir oxígeno, ,regular la
humedad ambiente, disminuir ruidos, atenuar los vientos, retener partículas sólidas (hollín y
polvo), y también gérmenes ambientales, embellecer las vías de tránsito y las viviendas,
retener el agua de lluvia y así moderar el escurrimiento.
En el medio urbano no suelen encontrarse las condiciones adecuadas para el correcto
desarrollo de los árboles. Cada árbol cuenta con una serie de características que lo vuelven
apto -o no- para el ajetreo de la ciudad. Si lo que se busca es un buen efecto estético, con bajo
costo y escaso mantenimiento existen una serie de factores que no pueden dejar de
considerarse:
1 - TIPO DE RAÍZ: Las profundas dañan menos las veredas que las superficiales. Las especies
de anclaje horizontal (tilo, olmo, paraíso), se adaptan mejor al funcionamiento y evitan roturas.
Se deben evitar las especies ávidas de humedad edáficas quienes buscarán los desagües,
(por ejemplo los sauces).
2- FOLLAJE: Conviene elegir árboles de hojas caducas y pequeñas o medianas puesto que
obstruyen menos los desagües y permiten un fácil barrido y recolección.
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3 - FLORACION: Son preferibles las explosivas, aunque sean momentáneas (jacarandáes,
lapachos), pero que no ocasionen problemas por su tamaño y cantidad, como el palo borracho,
cuyas flores son resbalosas.
4 - FRUTOS: Sucede lo mismo que lo anterior, pueden embellecer el entorno u ocasionar
trastornos por su tamaño, textura, forma, aroma, etc. como sucede con los ombúes hembra,
naranjos, gingkos hembra, o araucarias. Serán preferibles, frutos secos, no muy grandes.
5 - TAMAÑO: Si tenemos en cuenta el tamaño que alcanzará en la edad adulta el árbol, la
elección de cada especie estará determinada en gran medida por el ancho de la calle, de la
vereda, la altura y el retiro de los frentes de edificación. Existen diferentes tamaños. Los de
primera magnitud (de 20 m o más) se utilizan en avenidas y paseos; los de segunda magnitud
(15 m) son usados en calles y veredas amplias y los de tercera (10 m), calles y veredas
estrechas.
6 - FORMA: Se piensa principalmente en la copa y el tronco. Aquella será amplia y alta, en
tanto que éste se mostrará recto y libre de espinas y ramificaciones basales.
7 - RUSTICIDAD: Siempre se adaptan mejor los árboles que resistan enfermedades,
lastimaduras y contaminaciones (gases y escapes de motor, aguas con productos químicos,
lavados de veredas, restos de aceite, polvo atmosférico).
8 - LONGEVIDAD: Es importante ya que el costo de la plantación y el cuidado del árbol hasta
que es suficientemente fuerte (3 años) es elevado y más aún si se considera el número de
ejemplares de una ciudad. Los árboles de crecimiento rápido no suelen vivir muchos años. Por
ejemplo sauce, álamo, etc.
Lo mencionado va a condicionar la adaptación futura de los árboles a su entorno, su desarrollo
y su sanidad, por lo tanto la gestión futura y en particular recurrir o no, a la poda.
La poda de formación es la más polémica pues existen técnicas y costumbres, criterios, mitos y
creencias que la envuelven en una verdadera confusión. Por un lado no podar se considera
dejadez, por otro se cree que los árboles necesitan de la poda para desarrollarse mejor.
La poda sin lugar a dudas es una agresión al árbol, que produce heridas en los tejidos de la
corteza, constituyendo una puerta de entrada a diferentes patógenos. Si no se conoce la técnica
de poda y se realiza en forma errónea, normalmente se observa una pudrición descendente
desde las ramas involucradas hasta el tronco, provocada por hongos, este proceso es
irreversible y lleva a la declinación prematura y muerte del ejemplar.
Las podas deben circunscribirse a lo estrictamente necesario y sin alterar en modo alguno,
salvo casos de fuerza mayor, la forma característica de las plantas. Las podas severas no
deben ser de uso corriente, sino cuando se decide hacer una reformación de la copa.
La poda del arbolado urbano tiene como objetivo adecuar y mantener la forma natural del árbol
a su entorno morfológico. Con la poda se logra: restablecer el equilibrio entre el sistema radical
y la parte aérea de la planta al momento de su implantación, adecuar la copa al tránsito
vehicular y peatonal, al cableado aéreo, iluminación de calles, mantenimiento de la forma y
sanidad del árbol.
TIPOS DE PODA
1. Poda de plantación
En las plantas que se desarrollan normalmente existe un equilibrio entre su sistema radical y la
parte aérea, o sea la copa. Al ser arrancadas para el transplante una gran parte de las raicillas
quedan en el terreno y por consiguiente se destruye el citado equilibrio.
En la poda de plantación se debe tener especial cuidado de no modificar la forma natural de la
especie o variedad y tener presente la naturaleza de la copa eliminando solamente las ramas
rotas, las que se entrecruzan molestándose y las indispensables para mantener el equilibrio.
2. Poda de formación
Tiene por finalidad la conducción de las ramas primarias y secundarias de un árbol. Con ella se
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eleva la copa del ejemplar, con el objetivo de no interferir la circulación peatonal y vehicular, la
iluminación y la visibilidad de carteles comerciales si los hubiere.
En la poda de formación se debe tener en cuenta fundamentalmente la manera propia de
vegetar y la forma particular de la especie, la que bajo ningún punto de vista deberá
modificarse. La poda de formación incluye:
a) Formación del tallo y elevación de la copa (refaldado)
La elevación de la copa o refaldado consiste en la supresión progresiva y regular de las ramas
más bajas del árbol, a los efectos de llevar su copa a una altura deseada. Cabe destacar
entonces, la importancia de una correcta elección de ejemplares en el vivero, ya que si las
plantas poseen una adecuada altura de inicio de copa (1,8-2,0 m) disminuyen notablemente los
requerimientos de poda durante el primer año.
El refaldado no debe hacerse demasiado de prisa (nunca más de 1 m. como máximo por año).
La altura de copa recomendada para el tránsito de peatones es de 2,5 m., en tanto para el
tránsito vehicular el despeje será de 3,5 a 4,5 m., según circulen automóviles o colectivos.
b) Formación de túneles para cableado
La presencia de cables obliga a formar un túnel dentro de la copa, por donde se conduzca el
cableado. La forma del túnel dependerá de la ubicación del tendido aéreo, ya sea que se
encuentre sobre la línea de edificación o de plantación. Es importante formar el túnel a medida
que crece el árbol, eliminando o rebajando las ramas que interfieran. De igual manera, se
deberá conducir el árbol con el fin de que los artefactos de iluminación queden situados debajo
de la copa, siempre que sea posible.
3. Poda de mantenimiento
Es la que se realiza una vez formado el árbol y se continúa a través de su existencia. Consiste
en la eliminación de: ramas mal dirigidas, enfermas o secas, rebrotes de raíz, chupones que
nacen en el tronco. También comprende el mantenimiento de túneles para conducción del
cableado aéreo y de altura de la copa para iluminación y tránsito vehicular y/o peatonal.
Época de poda
La época más conveniente depende de la especie y de las condiciones climáticas. Las
especies de hojas caducas se deben podar durante el reposo vegetativo impuesto por los fríos.
El mejor momento para podar es cuando la planta tiene las reservas altas, es decir desde la
caída de las hojas en otoño hasta fines del invierno, pero siempre antes de que empiece la
brotación.
El peor momento para podar es cuando las hojas se están formando, ya que las reservas
están en un nivel mínimo, y cuando la hojas están cayendo, ya que pierden reservas
necesarias para la formación de raicillas.
Las especies de follaje persistente es aconsejable podarlas en la misma época que las
caducifolias, ya que tienen en ese período menor actividad. Las podas en períodos de intensas
heladas resultan perjudiciales para el vigor futuro de las plantas.
Si bien la mayoría de las ordenanzas municipales autorizan la poda desde el 15 de mayo al 15
de agosto, es necesario realizar una evaluación previa para iniciar esta actividad.
Capacitación para la poda
La poda de árboles es una actividad que debe ser dirigida por especialistas en silvicultura
urbana y realizada por personal correctamente capacitado. El árbol en el ambiente urbano se
encuentra inserto en un ecosistema altamente artificializado, donde la plantación,
mantenimiento y recambio de especies, requiere de técnicas ajustadas a la especie y calidad
del sitio. La poda es una tarea cultural que hace al mantenimiento de la masa arbórea, por lo
tanto debe formar parte del diseño y manejo de la futura masa arbórea, que comienza con la
elección de la especie adecuada que permita aunar la libre expresión del árbol con las
funciones de él esperada.
Para ello es indispensable, la capacitación teórico-práctica del personal afectado directamente
con la ejecución de la poda ( obreros, capataz, jefe de cuadrilla), tanto en los criterios como en
las técnicas de poda de arbolado urbano
Es necesario el conocimiento y realización de actividades practicas de : anatomía y fisiología
del árbol, realización correcta de cortes, tipos de podas, técnicas de trepado de árboles, uso de
motosierras en situaciones de distinto grado de dificultad, uso de sogas de seguridad y apeo de
ramas, poda de árboles cuyas ramas alcanzan el tendido de redes eléctricas.
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Productos de la poda
Los materiales resultantes de la poda son siempre heterogéneos, en cuanto a tamaño, sin
embargo, entre ellos se encuentran maderas de calidad como la de fresno (Fraxinus sp) y
plátano ( Platanus sp) que pueden utilizarse en artesanías, resultando en productos de mayor
valor agregado. Las ramas de diámetros menores pueden utilizarse para leña, mientras que el
resto, de diámetros pequeños (corteza y hojarsca), se puede emplear en la elaboración de
compost.
Consideraciones Finales
La tarea previa a cualquier decisión sobre el arbolado urbano es la del inventario. El
conocimiento acabado de la cantidad y distribución de las diferentes especies que componen la
flora arbórea urbana es de relevancia para ordenar las tareas de poda, los tratamientos
fitosanitarios, recambio de ejemplares, etc. El inventario por cuadra, y más precisamente por
frentista, considerando: especie, estado sanitario, diámetro de copa, clase de edad, conflictos
con otros servicios públicos, llevan a la gestión del arbolado público.
A los fines prácticos es preferible uniformar los árboles por tamaño, pero manteniendo el criterio
de diversidad específica; labor que debe realizarse por calles o manzanas. Entre las ventajas de
esta actividad se destacan: estandarización de las tareas culturales con menores costos, menor
vulnerabilidad ante las plagas específicas, riqueza estética, etc.
La gestión del arbolado urbano requiere de evaluaciones permanentes durante la época estival
como en la invernal. En verano permite el registro de ramas secas, enfermedades, plagas,
árboles secos, ramas sobrecargadas de brotes y en invierno en función del relevamiento estival,
la poda. Por ello es necesario contar con una cuadrilla de mantenimiento estable, con operarios
capacitados.
De esta manera el arbolado urbano, junto a otros recursos culturales se ligará estrechamente al
patrimonio cultural del ambiente urbano.
Fuente: César Omar Núnez - Fac. de Agronomía y Veterinaria - UNRC.
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