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Síndrome diarreico en el adulto. Tratamiento de la diarrea

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ACTUALIZACIÓN
Síndrome diarreico en el adulto.
Tratamiento de la diarrea
A.J. Abraldes Bechiarellia, P. Pérez Guerrerob, M.T. Ramos-Clemente Romeroa
y C. Rodríguez Ramosa
a
Unidad Clínica del Aparato Digestivo. bUnidad Clínica de Medicina Interna. Hospital Universitario Puerta del Mar.
Cádiz. España.
Palabras Clave:
Resumen
- Diarrea
La diarrea se define como una disminución de la consistencia y aumento de la frecuencia de las
deposiciones. Se considera aguda cuando no supera las 2 semanas de duración, persistente entre
2-4 semanas y crónica si es superior a 4 semanas. Tres factores complican actualmente su manejo: las resistencias bacterianas, aparición de nuevos agentes etiológicos y limitaciones en el diagnóstico microbiológico. La causa infecciosa es responsable de casi el 80% de los casos de diarrea
aguda. Entre las causas no infecciosas destacan los fármacos, el alcohol, la intoxicación alimentaria, isquemia, etc. Las pruebas complementarias se reservan para los casos moderados-graves y
presencia de datos de alarma. La diarrea crónica se asocia a una amplia variedad de procesos
siendo el síndrome de intestino irritable, las causas inflamatorias y los síndromes malabsortivos las
más frecuentes en áreas desarrolladas y las infecciones en países subdesarrollados. Precisa de la
realización de pruebas diagnósticas de manera razonada y escalonada.
La diarrea aguda requiere en general medidas de soporte y no precisa tratamiento específico
salvo en determinados casos. El uso de antibióticos sólo está indicado en algunas situaciones clínicas. La diarrea crónica precisa, además de las medidas generales, el tratamiento de la causa
subyacente siempre que sea posible.
- Diarrea infecciosa
- Síndrome de intestino
irritable
Keywords:
Abstract
- Diarrhoea
Diarrhoea in adults. Treatment of diarrhea
- Infectious diarrhoea
- Irritable bowel syndrome
214 Medicine. 2012;11(4):214-21
Diarrhoea is defined as a decrease in consistency and increase in stool frequency. In function of
the duration, it is considered acute if it does not exceed 2 weeks, persistent when the duration is
2-4 weeks and chronic if its duration is more than 4 weeks. Three factors complicate its
management: bacterial resistance, emergence of new etiologic agents and limitations in the
microbiological diagnosis. Infectious causes are responsible for almost 80% of cases of acute
diarrhoea. Among the noninfectious causes, drugs, alcohol, food poisoning, ischemia, etc must be
included. Additional tests are reserved for moderate-severe diarrhoea and/or presence of alarming
data. Chronic diarrhoea is associated with a wide variety of processes, with irritable bowel
syndrome and inflammatory causes being the more common malabsorptive syndromes in
developed areas and infections in developing countries. Diagnostic tests are required in a
reasonable way.
Acute diarrhea usually needs supportive treatment, except in certain cases. The use of
antibiotics is only indicated in some clinical situations. In chronic diarrhea it is desirable to
investigate and treat the underlying cause when it was possible.
Síndrome diarreico en el adulto. Tratamiento de la diarrea
Concepto
La diarrea es un síntoma que puede definirse como la existencia de tres o más deposiciones sueltas o acuosas al día o como
una disminución de la consistencia y aumento de la frecuencia
en relación con el hábito intestinal normal de cada individuo.
Ha de tenerse en cuenta que la frecuencia defecatoria no
define de manera aislada la diarrea, y que el peso como criterio definitorio puede resultar a veces inexacto y poco fiable,
dada la dificultad que a veces conlleva la recogida y peso de
las heces. En condiciones normales, el peso diario de las heces oscila entre 100 y 225 g, dependiendo de la cantidad de
sustancias no absorbibles ingeridas en la dieta. Se considera
que existe diarrea cuando el peso supera los 300 g al día. En
dietas ricas en fibras, las heces pueden superar este peso y, en
otros casos, pueden no alcanzarlo.
La diarrea es a su vez un signo que revela una alteración fisiopatológica de una o varias funciones del intestino (secreción,
digestión, absorción o motilidad), y que en último término indica un trastorno del transporte intestinal de agua y electrolitos1.
Se clasifica, según el tiempo de duración de los síntomas, en
aguda, cuando no supera las 2 semanas de duración; persistente,
entre 2-4 semanas y crónica, cuando supera las 4 semanas. Esta
distinción tiene importancia no sólo desde el punto de vista epidemiológico sino también etiológico, terapéutico y pronóstico.
Epidemiología
Se estima que de manera global se producen entre 1,5 y 2
billones de casos de diarrea anualmente en el mundo. Aunque se trata de un proceso muy frecuente y que en la mayoría
de los casos se resuelve sin necesidad de asistencia médica, es
la segunda causa de mortalidad en niños menores de 5 años en
países en vías de desarrollo2. Sin embargo, la diarrea aguda es
un problema muy prevalente en países desarrollados, registrándose más de 250 millones de episodios anuales en EE. UU.,
que son responsables de 1 millón de hospitalizaciones y
6.000 muertes1. En países occidentales, la transmisión alimentaria es el mecanismo más común de diarrea bacteriana3.
Además de su elevada mortalidad y costes sanitarios, se han
añadido tres factores que han complicado su manejo: las resistencias bacterianas, la aparición de nuevos agentes etiológicos y la dificultad del laboratorio microbiológico tradicional para detectar la diversidad de agentes conocidos3.
Se estima que entre un 4-5% de la población occidental padece
diarrea crónica4.
Por otro lado, existen grupos de población de riesgo con
una elevada morbimortalidad, como ocurre en niños, ancianos, inmunocomprometidos y desnutridos. Las áreas con
escasa higiene personal, alimentaria y ausencia de cuidados
médicos básicos se ven especialmente afectadas2.
Fisiopatología
Clásicamente se ha considerado que la diarrea era producida
principalmente por alteraciones en la motilidad intestinal. En
la actualidad, se piensa que la mayoría de los casos de diarrea se
producen como consecuencia de una alteración del transporte
de agua en el intestino, lo cual conduce a un aumento del contenido acuoso de las heces. En condiciones normales, el intestino delgado y el colon absorben el 99% del líquido diario
(exógeno y secreciones endógenas). Una reducción del 1% en
la absorción intestinal es suficiente para producir diarrea.
Según el mecanismo fisiopatológico predominante, la
diarrea puede clasificarse en1:
Diarrea osmótica
Existencia de solutos no absorbibles (deficiencia de lactasa,
abuso de laxantes, etc.).
Diarrea secretora
Alteración en la absorción/secreción de líquidos y electrolitos (endotoxinas bacterianas, entre otras causas).
Diarrea exudativa o inflamatoria
Exudación de proteínas, sangre y pus (enfermedad inflamatoria intestinal, amebiasis, diarreas enteroinvasivas, etc.).
Alteración de la motilidad intestinal
Síndrome de intestino irritable (SII) e hipertiroidismo, entre
otros.
Etiopatogenia
Diarrea aguda
Diarrea infecciosa
La etiología más frecuente de diarrea aguda (aproximadamente un 80%) son las infecciones por virus, bacterias, helmintos y protozoos. Sin embargo, la prevalencia de un agente infeccioso identificable se encuentra subestimada, porque
muchos casos no requieren de asistencia médica5.
Las infecciones que provocan la mayoría de los casos de
diarrea aguda son víricas, como demuestran la mayoría de las
series de casos publicados, aunque solamente alrededor del
1,5-5,6% de los cultivos resultaron positivos6. La mayor parte
están causadas por calicivirus (virus Norwalk), rotavirus (causa
más frecuente en niños), adenovirus entéricos y astrovirus.
La diarrea infecciosa bacteriana, sin embargo, es la responsable de la mayoría de los casos de diarrea grave. La infección
por Salmonella es la causa más frecuente de diarrea bacteriana
aguda. Los protozoos y hongos son causas menos frecuentes.
Las infecciones pueden producir diarrea por dos mecanismos:
1. Por secreción activa de agua a la luz intestinal que
afecta fundamentalmente al intestino delgado, produciendo
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Enfermedades del aparato digestivo (IV)
TABLA 1
Agentes microbiológicos causantes de diarrea aguda, clasificados según
su mecanismo de acción
Características
Diarreas no inflamatorias
Diarreas inflamatorias
Mecanismo
de acción
Enterotoxinas
Citotoxinas y/o invasión del
epitelio
Agentes etiológicos
probables
Virus:
Salmonella spp.
Norovirus
Rotavirus
Toxinas bacterianas:
Staphylococcus aureus
Bacillus cereus,
Vibrio cholerae
Clostridium perfringens
E. coli enterotoxígena
E. coli enteroagregativa
TABLA 2
Agentes microbiológicos según aspectos clínicos y epidemiológicos
Aspectos epidemiológicos
y/o clínicos
Transmitidas por alimento
y/o agua
Etiología probable
Marisco o pescado crudo Vibrio parahaemolyticus
Agua sin higienizar
Norovirus, E. coli enterotox,
Campylobacter jejuni
Marisco poco cocinado
Norovirus
Leche, huevos, pollo,
contacto con tortugas
Salmonella no tifoidea
Hamburguesas poco
cocinadas, frutas y
vegetales
E. coli serotipo O157:H7
Nata, crema, huevos,
carne de ternera o cerdo
S. aureus
Vibrio parahaemolyticus
Entamoeba histolytica
Patatas, pasta, arroz frito
Bacillus cereus
Aeromonas hidrophila
Carne precocinada
Clostridium perfringens
Asociada a antibióticos
y transmisión nosocomial
Hospitalización > 3 días
Clostridium difficile
Diarrea del viajero
Aguas y bebidas sin
higienizar
E. coli enterotoxígena
Fácil transmisión
Rotavirus
Dosis baja de inóculo
Shigella spp., Giardia
lamblia, Cryptosporidium
parvum
VIH/sida
Mycrosporidium,
Citomegalovirus
E. coli productora de toxina
shiga
Campylobacter jejuni
Shigella spp.
Yersinia enterocolítica
Clostridium difficile
Parasitarias:
Giardia lamblia
Cryptosporidium spp.
Strongyloides stercoralis
una diarrea acuosa que raramente se acompaña de fiebre,
sangre o células inflamatorias en las heces (diarrea no inflamatoria).
2. Por alteración de la capacidad de absorción de líquidos
y electrolitos. Afecta fundamentalmente al intestino grueso.
Se suele acompañar de fiebre, sangre o moco y células inflamatorias en las heces (diarrea inflamatoria).
En función del predominio de uno u otro mecanismo,
podemos orientar el probable agente etiológico como se describe en la tabla 1. Del mismo modo, algunos aspectos epidemiológicos y clínicos pueden orientar hacia un posible
agente etiológico (tabla 2).
Diarrea no infecciosa
Constituyen aproximadamente el 20% de las causas de diarrea aguda7.
Intoxicación alimentaria. Puede producirse por acción de
agentes químicos ambientales como glutamato monosódico
(cocina asiática), metales pesados (arsénico presente en los
raticidas), insecticidas (organofosforados y carbamatos) y
toxinas naturales presentes en hongos, pescados (intoxicación escombroide: carne de pescado deteriorada, ciguatera:
intoxicación producida en el pescado al ingerir algas, plancton o dinoflagelados) o mariscos.
Fármacos. Existe una amplia variedad de fármacos que pueden producir diarrea aguda: antibióticos, antihipertensivos
(inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina),
digoxina, antiinflamatorios no esteroideos, fluoxetina, litio,
L-dopa, ácido valproico, hipolipemiantes, antiácidos, análogos de prostaglandinas, antagonistas H2, sulfasalazina, procinéticos, laxantes, antineoplásicos, broncodilatadores.
Otros. Colitis isquémica, alcohol, ingestión de polímeros de
fructosa o sorbitol no absorbibles por el intestino, impactación fecal, diverticulitis colónica, enfermedad de injerto contra huésped, enfermedad inflamatoria intestinal al inicio.
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Fuentes
Antibioterapia de amplio
espectro
Tratamiento quimioterápico
Guarderías
Inmunodeprimidos
Tratamiento
inmunosupresor
Cáncer avanzado
Presencia de
complicaciones
Campylobacter spp.,
Shigella spp. y Salmonella
no typhi
Mycobacteriun aviumintracellulare
Síndrome hemolíticourémico
E. coli productora de toxina
shiga serotipo O157:H7
Bacteriemia
Salmonella spp.,
Campylobacter fetus
Síndrome de Guillain-Barré Campylobacter jejuni
Síndrome de intestino
irritable postinfeccioso
Campylobacter spp.
Artritis reactiva e iritis
Campylobacter, Salmonella,
Shigella y Yersinia
VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
Diarrea crónica
La diarrea crónica se asocia a una gran variedad de procesos.
En países desarrollados las causas más comunes son el SII, las
enfermedades inflamatorias intestinales, los síndromes de malabsorción y las infecciones crónicas, mientras que en países
subdesarrollados la etiología más frecuente es la infecciosa.
En función de los mecanismos fisiopatológicos, podemos
clasificar la diarrea crónica en osmótica, secretora, inflamatoria y motora. Sin embargo, de una manera más práctica,
algunos autores la clasifican en función de la presencia de
características que sugieren funcionalidad u organicidad8.
Los datos sugestivos de organicidad se exponen en la
tabla 3.
Diarrea crónica con características de funcionalidad
Definimos la diarrea funcional como la presencia de una diarrea acuosa con ausencia de signos y/o síntomas de alarma
que presenta normalidad de los análisis sanguíneos y negatividad de los exámenes para agentes infecciosos. El ejemplo
más típico es el SII. Es importante destacar que muchos de
Síndrome diarreico en el adulto. Tratamiento de la diarrea
TABLA 3
Datos clínicos que sugieren
organicidad en pacientes
con diarrea crónica
Presencia de sangre en las
heces
Fiebre
Inicio reciente de los síntomas
o cambio de las características
previas
Edad avanzada
Predominio nocturno
Persistencia a pesar del ayuno
Volumen de heces superior a
400 g al día
Pérdida de peso mayor de 5 kg
en ausencia de otra causa que
lo justifique
Heces esteatorreicas
Antecedentes familiares de
cáncer de colon o pólipos
colorrectales
Alteraciones en la exploración
física: masa abdominal,
hepatomegalia, adenopatías
Incontinencia
Elevación de reactantes de fase
aguda (PCR, fibrinógeno, VSG)
Presencia de anemia,
macrocitosis, hipoalbuminemia,
hipoprotrombinemia
PCR: proteína C reactiva; VSG:
velocidad de sedimentación
globular.
los pacientes etiquetados con este
síndrome, acaban por ser diagnosticados de otros procesos (enfermedad celíaca, intolerancia a la
lactosa, colitis microscópica, etc.).
En este apartado, también se
incluyen aquellas entidades que,
teniendo una base orgánica y no
presentando ninguno de los datos
de alarma, producen un cuadro de
diarrea crónica, clínicamente indistinguible de una diarrea funcional. Entre ellas se encuentran:
1. Intolerancia a la lactosa y a
otros carbohidratos (fructosa y
sorbitol). La hipolactasia primaria
adquirida del adulto es la forma
más frecuente de malabsorción de
carbohidratos a nivel mucoso.
También puede ser secundaria a
enteropatías difusas como gastroenteritis agudas, enfermedad
celíaca, sobrecrecimiento bacteriano, etc.
2. Malabsorción de ácidos biliares primaria o secundaria a colecistectomía.
3. Diarrea postvagotomía: historia de cirugía gástrica.
4. Medicamentos.
5. Ingestión de solutos no absorbibles: cantidades importantes de antiácidos o laxantes que contienen sulfato de magnesio o laxantes aniónicos (sulfato o fosfato sódico), suplementos multiminerales/multivitamínicos de elevada potencia.
6. Dietas ricas en carbohidratos y bajas en grasas: tiempo
de vaciamiento gástrico acelerado.
7. Colitis microscópica (colágena y linfocítica).
Diarreas crónicas con características orgánicas
La presencia de uno o más de los síntomas o signos de alarma
descritos previamente obliga a descartar alguno de estos cuadros7.
Pueden diferenciarse los siguientes grupos de pacientes:
Con presencia de esteatorrea o exceso de grasa en las
heces (más de 7-14 g al día). Es un signo característico de
los síndromes malabsortivos. Sin embargo, a veces la malabsorción puede no estar acompañada de diarrea. Suelen producirse por tres mecanismos:
1. Maldigestión intraluminal. Enfermedad pancreática
con afectación de la función exocrina (neoplasias, pancreatitis
crónica, fibrosis quística), cirugías (Billroth II o derivaciones
gastrointestinales para la obesidad mórbida), sobrecrecimiento bacteriano intestinal, cirrosis biliar primaria, resecciones o enfermedades ileales.
2. Alteración de la absorción mucosa: enfermedades congénitas, enfermedad celíaca, infección por Giardia lamblia,
enfermedad de Whipple, infección por el virus de la inmunodeficiencia humana, enfermedad de injerto contra huésped y síndrome de intestino corto.
3. Alteración en el transporte: ateromatosis, vasculitis,
obstrucción linfática, linfoma, tuberculosis y sarcoidosis mesentérica.
Diarreas relacionadas con procesos graves con volúmenes moderados de heces (entre 500-1.000 g cada 24 horas). Pueden responder o no al ayuno. Suele tratarse de diarreas inflamatorias, en las que generalmente la determinación
de grasa en heces suele ser normal. Otras causas no inflamatorias serían la diabetes mellitus, el alcoholismo crónico y el
hipertiroidismo.
Entre las diarreas inflamatorias destacan:
1. Enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de
Crohn, colitis ulcerosa).
2. Gastroenteritis eosinofílica. Produce diarrea sanguinolenta y en un 75% de los casos existe eosinofilia periférica.
3. Enterocolitis por radioterapia. Se suele diagnosticar
por endoscopia.
4. Enteropatía pierdeproteínas. Con este término nos referimos a una pérdida importante de proteínas por el tracto
gastrointestinal como consecuencia de una amplia variedad
de patologías. Se caracteriza por ser una diarrea acuosa o
sanguinolenta que puede acompañarse de edema o anasarca sin
existir patología cardiaca, hepática o renal. La causa puede ser
infecciosa (tuberculosis, histoplasmosis, infecciones oportunistas en inmunodeprimidos), inmunológica (enfermedad de Behcet, Churg-Strauss, sarcoidosis, lupus eritematoso sistémico),
obstrucción linfática por neoplasias (cáncer gástrico, linfoma).
Diarrea relacionada con procesos graves con importante
volumen fecal que puede incluso superar los 3.000 g al
día. Suele tratarse de diarreas secretoras:
1. Neoplasias malignas endocrinas: gastrinoma, síndrome
carcinoide (aumento de 5-hidroxiindolacético [HIAA] en orina), cáncer medular de tiroides (calcitonina elevada), VIPoma.
2. Neoplasias malignas no endocrinas: adenoma velloso
productor de gran cantidad de moco e hipopotasemia, mastocitosis sistémica (histamina en orina elevada).
Diarrea autoinducida (facticia). Se pueden producir por
mecanismo osmótico (magnesio) o secretor (laxantes o diuréticos).
Diarrea idiopática crónica y cólera pseudopancreático.
Es un diagnóstico de exclusión. El término de cólera pseudopancreático se reserva para los casos de diarrea crónica idiopática con volúmenes fecales mayores de 700 ml al día.
Manifestaciones clínicas
Diarrea aguda
La mayoría de los casos son cuadros leves de instauración
brusca que se resuelven sin necesidad de asistencia médica.
La evaluación de los signos y síntomas es de vital importancia para determinar la gravedad de la diarrea, así como para
orientar probables causas.
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Enfermedades del aparato digestivo (IV)
Una diarrea aguda es leve cuando el número de deposiciones es menor de 8, hay escaso dolor abdominal, no existen
signos de deshidratación y la temperatura es inferior a 38,5º C.
Una diarrea moderada-grave sería aquella con una duración
mayor de 5 días, dolor abdominal intenso, fiebre por encima
de 38,5º C, presencia de sangre en las deposiciones, signos de
deshidratación o edad mayor de 80 años8.
La existencia de enfermedades asociadas pueden contribuir a aumentar la morbimortalidad, como ocurre en caso de
inmunodepresión, enfermedades crónicas graves (insuficiencia cardiaca y/o respiratoria, insuficiencia renal crónica, hepatopatía crónica descompensada, etc.).
Es importante reconocer los signos y síntomas de deshidratación:
1. Sequedad de la piel y las mucosas: boca seca, ojos hundidos, signo del pliegue (retracción lenta mayor de 2 segundos).
2. Signos de hipovolemia: hipotensión arterial, taquicardia, diuresis escasa y orina concentrada.
3. Intranquilidad e irritabilidad, y en casos muy graves
alteración del nivel de conciencia (letargia incluso coma).
Los criterios de ingreso hospitalario de una diarrea aguda son:
1. Existencia de signos físicos de deshidratación grave.
2. Vómitos incoercibles a pesar del tratamiento antiemético correcto con imposibilidad para la hidratación vía oral.
3. Alteración analítica o en algunas de las pruebas complementarias realizadas.
secundaria a etiologías no infecciosas y a causas no inflamatorias. La presencia de sangre mezclada con las heces indica
una lesión de la mucosa. El moco es típico de las enteropatías
pierdeproteínas, aunque también podemos observarlo en el
adenoma velloso y en el SII. El pus suele ser una expresión de
procesos inflamatorios.
Diarrea crónica
Las pruebas complementarias se reservarán para aquellos casos de diarrea aguda moderada-grave o aquellas que presenten signos o síntomas de alarma. En las diarreas crónicas
siempre realizaremos estudios complementarios de manera
razonada y escalonada, salvo en casos típicos de SII, en donde se puede intentar primero iniciar un tratamiento sintomático y reevaluar. La figura 1 recoge el algoritmo diagnóstico
en caso de diarrea crónica.
En la diarrea crónica, los pacientes pueden presentar ocasionalmente síntomas extraintestinales que hacen sugerir la
existencia de una enfermedad sistémica asociada; por ejemplo, eritema nodoso en la enfermedad inflamatoria intestinal,
neuropatía periférica en el déficit de vitamina B12, diabetes
mellitus o amiloidosis, etc.
De manera general, un síndrome de diarrea crónica que
comienza antes de los 40 años y que no se acompaña de deterioro del estado general suele tener un origen funcional.
En la diarrea crónica el criterio de ingreso hospitalario va
a depender de la presencia de datos de alarma previamente
expuestos.
Diagnóstico
Características de las heces
Constituye un aspecto importante de la evaluación del paciente con diarrea:
Esteatorrea
Se define como la presencia de grasa en las heces que revela
malabsorción. Las heces suelen ser entre pastosas y líquidas,
malolientes y con aspecto oleoso.
Productos patológicos
Son típicos de la diarrea inflamatoria; aunque la mayoría está
causada por gérmenes enteroinvasivos, también puede ser
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Anamnesis y exploración clínica
La existencia de comorbilidad podría suponer el ingreso hospitalario o la realización de pruebas diagnósticas adicionales
(diabetes mellitus, inmunodeficiencias, antecedentes de cirugía u otros procedimientos (radioterapia), dificultades para la
hidratación enteral, situaciones médicas o farmacológicas
que provocan una reducción de la acidez del estómago).
Hemos de considerar aspectos epidemiológicos importantes como viajes, historia de inmunizaciones, ingesta de
determinados alimentos y/o agua no higienizada, exposición
a otras personas enfermas, estar internado en un centro de
crónicos, contactos con animales y prácticas sexuales.
Debe evaluarse la duración de la diarrea, las manifestaciones clínicas y los síntomas extraintestinales y determinar
la afectación del estado general.
Pruebas diagnósticas
Pruebas diagnósticas iniciales
Hemograma, iones, perfil renal. En caso de persistencia
de la diarrea a pesar de las medidas instauradas, se puede
realizar una analítica más completa con perfil hepático, proteína C reactiva (PCR) y función tiroidea. En la diarrea crónica se determinará el metabolismo del hierro y el perfil
nutricional.
Coprocultivo. La mayoría de los laboratorios sólo realizan
cultivos para Salmonella, Shigella y Campylobacter; por ello si
se sospechan otros microorganismos habrá que solicitar cultivos específicos (por ejemplo, virus, E. coli 0157:H7 o Yersinia)3. La toxina de C. difficile en heces se solicitará en pacientes hospitalizados más de 3 días o que hayan recibido
antibióticos de amplio espectro en los 2 meses previos. El
estudio de parásitos o huevos en heces se debe realizar en
caso de diarrea persistente.
Serologías y estudios inmunológicos. En caso de sospecha
de infección por Entamoeba hystolitica, Campylobacter, Yersinia,
Rotavirus (látex) y detección de antígenos específicos de
Giardia lamblia en heces.
Síndrome diarreico en el adulto. Tratamiento de la diarrea
Diarrea crónica
Historia clínica y exploración física
Pruebas iniciales: analítica, hormonas tiroideas,
metabolismo del hierro, perfil nutricional,
examen de parásitos y toxina de C. difficile,
rectosigmoidoscopia
Diagnóstico
Detección de grasas
en heces
No esteatorrea
Esteatorrea
Diarrea acuosa
o inflamatoria
Síntomas de alarma
Síndromes
malabsortivos
No
Diarrea osmótica
Malabsorción hidratos de
carbono
Alergia alimentaria
Medicamentos
Solutos no absorbibles
Enfermedad pancreática
Sobrecrecimiento bacteriano
Enfermedad de la mucosa
Diagnóstico incierto
Diarrea secretora
SII
Sí
Diarrea secretora
Tumores neuroendocrinos
Adenoma velloso
Diabetes
Alcohol
Hipertiroidismo
Diarrea inflamatoria
Colitis microscópica
Diarrea inflamatoria
Acuosa
Enteropatía pierdeproteínas
Autoinducida
Laxantes
Diuréticos
Crónica idiopática
Sanguinolenta
Gastroenteritis eosinofílica
Colitis ulcerosa
Enfermedad de Crohn
Enterocolitis por radiación
Fig. 1. Algoritmo diagnóstico de la diarrea crónica. SII: síndrome de intestino irritable.
Radiografía simple de abdomen. Se solicita en caso de
dolor abdominal intenso para descartar perforación, megacolon y neumatosis.
Rectosigmoidoscopia. Se realizará en pacientes con diarrea
aguda sanguinolenta o diarrea crónica. Tiene la ventaja de
permitir la toma de biopsias.
Pruebas diagnósticas específicas
Generalmente utilizadas en cuadros de diarrea crónica en las
que no hemos encontrado una causa que la justifique (tabla 4).
Tratamiento
Diarrea aguda
En la mayor parte de los pacientes, el cuadro se autolimita en
unos días, por lo que no van a precisar de ninguna medida
específica. El primer objetivo del tratamiento va a ser mantener una adecuada hidratación mediante el aporte de líquidos y electrolitos, si es posible por vía oral, y mediante fluidoterapia intravenosa en caso de diarrea grave. Si la diarrea
se acompaña de vómitos persistentes, se puede intentar realizar un tratamiento previo con antieméticos por vía oral o
intramuscular (metoclopramida), supositorios de domperidona o de tieltilperazina. En las primeras 24-48 horas tras el
inicio de la diarrea es conveniente realizar una dieta líquida,
reintroduciendo posteriormente alimentos sólidos en pequeñas cantidades, comenzando con agua de arroz, pollo, arroz
cocido, pescado blanco al vapor, patata y manzana cocidas,
etc. Hay que tener en cuenta que los alimentos ricos en fibra,
grasas, fritos, lácteos (excepto yogur y queso fresco), bebidas
estimulantes (café) o gaseosas deben reintroducirse progresivamente a medida que cede la diarrea8.
Los probióticos como el Lactobacillus GG (ATCC 53103)
se han utilizado con resultados variables. Su uso parece tener
un efecto más beneficioso en niños con diarrea aguda, espeMedicine. 2012;11(4):214-21 219
Enfermedades del aparato digestivo (IV)
TABLA 4
Pruebas diagnósticas específicas más empleadas en la diarrea crónica
Sangre oculta en heces (neoplasia o sangrado del tubo digestivo)
Determinación de leucocitos fecales (escasa implicación clínica)
Anticuerpos antiendomisio y/o antitransglutaminasa tisular (celiaquía)
Dosificación de inmunoglobulinas
Test cualitativo de grasa fecal (tinción de Sudán) (malabsorción/maldigestión)
Prueba del aliento de hidrógeno (malabsorción de carbohidratos)
Retención de ácido biliar mediante selenio-75-ácido taurocólico marcado (SeHCAT)
(malabsorción de ácidos biliares)
Prueba de Schilling (déficit de vitamina B12)
TABLA 5
Tratamiento antimicrobiano específico según agente microbiológico
Microorganismo
Salmonella spp.
Antibioterapia
de primera elección
Ciprofloxacino
Antibioterapia alternativa
Cotrimoxazol
Ceftriaxona
E. coli enteropatógena
y enteroinvasiva
Doxiciclina
Shigella spp.
Yersinia enterocolítica
Vibrio parahemoliticus
Aeromonas spp.
Campylobacter jejuni
Eritromicina o azitromicina
Determinación de elastasa fecal (ELISA) (insuficiencia pancreática exocrina)
Vibrio cholerae
Doxiciclina o tetraciclinas
Gastroscopia con toma de biopsia duodeno-yeyuno/aspiración duodenal para
parásitos/cultivo bacteriano (malabsorción, enfermedad de Whipple)
Clostridium difficile
Fidoxamicina
Metronidazol o vancomicina
Giardia lamblia
Metronidazol o tinidazol
Albenzadol
Colonoscopia completa e ileoscopia con toma de biopsia (patología inflamatoria o
neoplásica)
Isospora belli
D-xilosa (capacidad absortiva del intestino delgado)
Otras: enteroscopia, enterorresonancia, tránsito baritado, ecografía abdominopélvica,
manometría anal, TC abdominopélvica, CPRE, osmolalidad, pH y electrolitos fecales,
determinación de gastrina, calcitonina, 5-HIA, histamina, análisis de laxantes en las
heces
5-HIA: 5-hidroxiindolacético; CPRE: colangiopancreatografía retrógrada endoscópica;
TC: tomografía computadorizada.
cialmente causada por rotavirus, en la diarrea postantibiótica
y en la reservoritis9.
Tratamiento farmacológico
Opiáceos. Loperamida (4 mg seguidos de 2 mg tras cada deposición hasta un máximo de 16 mg al día) es el agente de
elección, aunque también pueden utilizarse difenoxilato y codeína. Su unión a los receptores μ del plexo mientérico del
intestino grueso produce un enlentecimiento del tránsito intestinal y probablemente cierto efecto antisecretor. Se deben
asociar a antibióticos en caso de pacientes con fiebre o disentería. Una vez pautado un tratamiento antibiótico apropiado
no existe evidencia de que estos fármacos sean perjudiciales en
la diarrea bacteriana3. Su uso está contraindicado en niños menores de 2 años y en pacientes con dolor abdominal intenso.
Agentes antisecretores. Las encefalinasas son péptidos endógenos que inhiben la producción de AMPc mediante su
unión a los receptores opioides-δ del enterocito. Racecadotrilo es un agente antidiarreico que ejerce su acción por inhibición de la encefalinasa, produciendo un efecto antisecretor de agua y electrolitos al intestino. Se han publicado en los
últimos años estudios que muestran su efectividad en el tratamiento de la diarrea aguda, siendo menos frecuente la aparición de estreñimiento en el grupo de racecadotrilo que en
el de loperamida (12,9 frente a 29%)10.
Antibióticos y otros agentes antimicrobianos. Deben utilizarse sólo en determinadas circunstancias, ya que su mal uso
conlleva la aparición de resistencias, efectos secundarios, alteración de la flora intestinal y asociación a determinadas complicaciones. Los casos en los que se recomienda un tratamiento antibiótico son: a) diarrea del viajero moderada/severa;
b) infecciones persistentes por Shigella, Salmonella, Campylobacter o Giardia; c) infección por Clostridium difficile; d) diarrea
febril con o sin heces sanguinolentas e infección en pacientes
220 Medicine. 2012;11(4):214-21
Cyclospora
Cotrimoxazol
Cryptosporidium
Nitazoxanida
Microsporidium
Albendazol
Entamoeba histolytica
Metronidazol + yodoquinol
Citomegalovirus
Ganciclovir o vangaciclovir
Paraneomicina
añosos, inmunocomprometidos y portadores de prótesis11.
Merecen especial consideración dos situaciones: a) los pacientes con diarrea secundaria a infección por Salmonella no tifoidea y alto riesgo de bacteriemia deben recibir tratamiento
antibiótico (edades extremas, uso de esteroides, enfermedad
inflamatoria intestinal, inmunodepresión, anemia falciforme y
hemodiálisis) y b) algunos antibióticos (fluoroquinolonas,
trimetoprim-sulfametoxazol) pueden incrementar el riesgo
de síndrome hemolítico-urémico cuando se emplean en infecciones producidas por E. coli productora de toxina shiga, al
aumentar la producción de la toxina, mientras que otros (fosfomicina, azitromicina y rifaximina) no parecen hacerlo. Aunque todavía hacen falta más estudios para determinar estos
efectos, se recomienda que en caso de infección por E. coli
productora de toxina shiga se realice solo un tratamiento de
soporte. El tratamiento antibiótico empírico en la mayoría de
los casos va a ser una quinolona (ciprofloxacino 500 mg cada
12 horas por vía oral durante 3-5 días). Como alternativa pueden utilizarse azitromicina 500 mg cada 24 horas por vía oral
durante 3 días o eritromicina 500 mg cada 12 horas por vía
oral durante 5 días. Una vez llegue el análisis microbiológico
con cultivo positivo para un determinado agente, se deberá
utilizar el antibiótico más adecuado en cada caso (tabla 5). La
rifaximina es un antibiótico con escasa absorción intestinal y
que en los últimos años se ha empleado como alternativa para
el tratamiento de la diarrea aguda del viajero12 y además para
su quimioprofilaxis en determinadas situaciones: existencia de
enfermedad de base que pueda empeorar (por ejemplo, insuficiencia cardiaca congestiva), sujetos con mayor susceptibilidad de sufrir diarrea (consumidores de inhibidores de la bomba de protones) o con episodios previos13.
Diarrea crónica
En el caso de la diarrea crónica el tratamiento deberá ser
etiológico, siempre que sea posible, aunque de manera gene-
Síndrome diarreico en el adulto. Tratamiento de la diarrea
ral se ha de considerar la reposición hidroelectrolítica, mantener el estado nutricional, así como evitar la aparición de
complicaciones. Por tanto, puede iniciarse un tratamiento
empírico cuando existe alta sospecha diagnóstica (por ejemplo, metronidazol en personal de guarderías ante la sospecha
de giardiasis) y para evitar la aparición de anemia, desnutrición y/o deshidratación; también en caso de no llegar a un
diagnóstico etiológico tras realizar las exploraciones complementarias; o cuando a pesar de llegar a un diagnóstico el
tratamiento no es efectivo.
Hidratación oral
Aunque tiene mayor importancia en el caso de la diarrea
aguda, algunos pacientes con diarrea crónica tienen dificultad para hidratarse de forma adecuada y mantener los niveles
de electrolitos dentro de la normalidad. En estos casos, está
indicado el aporte de bebidas que contengan electrolitos o
glucosa isotónica.
Aspectos generales
De forma general, se debe aconsejar la disminución o eliminación de determinadas sustancias como algunos medicamentos, alcohol, alimentos que contengan cafeína, lactosa o
edulcorantes osmóticos como sorbitol o manitol.
Opioides
Loperamida, codeína y difenoxilato pueden utilizarse también en el caso de diarrea crónica, teniendo en cuenta que
están contraindicados cuando la diarrea sugiere origen orgánico.
Octeótrido
Se trata de un análogo sintético de la somatostatina que actúa
inhibiendo la secreción intestinal. Ha demostrado una mayor
efectividad en la diarrea secundaria a tumores neuroendocrinos, diarrea postquimioterapia, diarrea asociada al virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH), en el síndrome de dumping postgastrectomía, la diarrea postradioterapia y el síndrome de intestino corto. Además, en algunas series de casos, el
octeótrido también ha mostrado eficacia para el control de la
diarrea relacionada con la diabetes mellitus, gastroenteritis
eosinofílica, enfermedad del injerto contra huésped y la amiloidosis. Sin embargo, son necesarios ensayos clínicos controlados que establezcan de forma más consistente estas indicaciones terapéuticas. Su alto coste, la aparición de litiasis
en caso de uso prolongado y la vía de administración subcutánea son aspectos que pueden limitar su utilización14.
Otros fármacos
Racecadotrilo es otra alternativa terapéutica en caso de diarrea crónica acuosa por su efecto inhibidor de la secreción
intestinal comentado anteriormente. También se ha postulado que el bromuro de otilonio es eficaz en el control de la
diarrea y el dolor abdominal en pacientes con SII15. Los suplementos de fibra dietética (plantago ovata, metilcelulosa)
pueden modificar la consistencia de las deposiciones, siendo
útil su uso en algunos casos de diarrea funcional8.
Tratamiento etiológico
Siempre que sea posible se realizará un adecuado tratamiento de la causa subyacente. Por ejemplo, la colestiramina se ha
mostrado eficaz en caso de malabsorción de sales biliares o
enfermedades que afecten a íleon distal (resección, enfermedad de Crohn, enteritis por radiación, sobrecrecimiento bacteriano, etc.). Los pacientes que se diagnostican de cáncer
colorrectal se intervendrán quirúrgicamente cuando esté indicado, y aquellos con enfermedad celiaca deberán realizar
una dieta estricta libre de gluten. En caso de enfermedad
inflamatoria intestinal, los corticoides e inmunosupresores
son eficaces para el control de los síntomas. En otras ocasiones será necesario el uso de antibioterapia, como ocurre en
la giardiasis o la enfermedad de Whipple.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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✔ Artículo de revisión
Ensayo
clínico
controlado
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