Subido por Hidalgo Ramos

EL DERECHO A LA TUTELA JURISDICCIONAL

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FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO
“Universidad Nacional del Altiplano de Puno”
Facultad de Ciencias Jurídicas y políticas
DOCENTE: Dra. Daneri Ana Quintanilla Velazco
TRABAJO ENCARGADO: Derecho a la Tutela
Jurisdiccional
NOMBRE Y APELLIDOS: Karina Karen Apaza
Apaza
SEMESTRE: “IV” “A”
Puno – Perú diciembre
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2019
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO
INTRODUCCION
El derecho a la tutela jurisdiccional, es uno de los derechos fundamentales de cada
persona, que adquirimos por tan solo hecho de serlo, que tiene todo sujeto de derecho
(persona natural, persona jurídica, concebido, patrimonio, autónomo, entes no
personales, etc., teniendo estos la situación jurídica del demandante o demandado
según el caso) a que le haga justicia; a que cuando pretenda algo de otra, esta
pretensión sea atendida por un órgano jurisdiccional, a través de un proceso con
garantías mínimas, al momento de recurrir al órgano jurisdiccional (juez en
representación del Estado) a fin que se le imparta justicia, existiendo garantías mínimas
para todos los sujetos de su conflicto de intereses o incertidumbre jurídica; utilizando
para ello el proceso como un instrumento de tutela del derecho sustancial de los mismos
y las definiciones de diferentes autores para el mejor entendimiento, y también
detallando sus vertientes de como actualmente se manifiesta que el derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva y como está conformado por: Acceso a la justicia, El derecho a un
proceso con todas las garantías mínimas, Sentencia de fondo, Doble instancia y
Ejecución y seguidamente pasaremos a describir la tutela jurisdiccional antes y durante
el proceso de como se desarrolla en nuestro país.
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EL DERECHO A LA TUTELA JURISDICCIONAL
El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva es aquel por el cual toda persona, como
integrante de una sociedad, puede acceder a los órganos jurisdiccionales para el
ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con sujeción a que sea atendida a
través de un proceso que le ofrezca las garantías mínimas para su efectiva realización.
El calificativo de efectiva que se da le añade una connotación de realidad a la tutela
jurisdiccional, llenándola de contenido. El derecho a la tutela jurisdiccional para Jesús
Gonzalo (1985) «(…) es el derecho de toda persona a que se le haga justicia; a que
cuando pretenda algo de otra, esta pretensión sea atendida por un órgano jurisdiccional,
a través de un proceso con garantías mínimas». (pág. 453)
Para Luis Marcelo De Bernardis el derecho a la tutela jurisdiccional como:
«Es la manifestación constitucional de un conjunto de instituciones de
origen eminente procesal, cuyo propósito consiste en cautelar el libre, real
e irrestricto acceso de todos los justiciables a la prestación jurisdiccional a
cargo del Estado, a través de un debido proceso que revista los elementos
necesarios para hacer posible la eficacia del derecho contenido en las
normas jurídicas, que culmine con una resolucion final ajustada a derecho
y con un contenido mínimo de justicia, susceptible de ser ejecutada
coercitivamente
y
que
permite
la
consecución
de
los
valores
fundamentales sobre los que se cimienta el orden jurídico en su
integridad». (De Bernardis,1985: pág. 422).
Sin embargo, no es suficiente que un derecho este consagrado o reconocido
tácitamente en los textos constitucionales, pues la verdadera garantía de los derechos
de la persona consiste en su protección netamente procesal, para lo que es preciso
distinguir entre los derechos y las garantías de tales derechos, que no son otras que los
medios o mecanismos procesales a través de los cuales es posible su realización y
eficacia. Es por eso por lo que, en cantidad de veces, se exigen nuevas formas
procesales que aseguren, fundamentalmente, una tutela jurisdiccional pronta y eficiente.
Para el código procesal civil de 1993, establece en su artículo 1 del Título Preliminar
“Derecho a la tutela jurisdiccional efectiva”; «toda persona tiene derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con
sujeción a un debido proceso».
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Es un deber del Estado promover la efectividad del derecho a la tutela jurisdiccional,
que no solo se limita al aspecto procesal, sino, fundamentalmente, al aspecto material,
en el sentido de resolver la pretensión planteada.
Entonces podemos afirmar, que la tutela jurisdiccional se le puede distinguir por su
contenido esencial. Pero en el caso particular, la formula debe emplearse en plural. El
panorama doctrinario relacionado con el Derecho Procesal Civil se caracteriza,
actualmente, por la exaltación de las bondades de la eficacia en el proceso, situándola
en lugar preferencial al punto que alguno habla del “eficientísimo procesal”. Proto Pisani,
citado por Abraham Luis (1999) «el principio de efectividad no es apenas una directiva
para el legislador sino también “un principio hermenéutico el Derecho vigente”.
Precisamente este valor tiene una función instrumental respecto de otro valor de
innegable jerarquía cual es la “justicia”.». (pág. 120)
La exigencia de efectividad representa el común denominador de cualquier sistema de
garantías. Es que la sola efectividad, en ultimo análisis, permite medir y verificar el grado
variable de la protección concreta que reviste la garantía tanto desde el punto de vista
formal (o extrínseco) cuanto de contenido (intrínseco) que es capaz de asegurar a la
situación subjetiva que abstractamente la norma procura proteger.
La materialización que a través de la jurisdicción se deberá alcanzar como manifestación
de concreción de la tutela recabada, en cuanto a su naturaleza, el derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva es de carácter publico y subjetivo, por cuanto toda persona (sea
natural o jurídica, nacional o extranjera, capaz o incapaz, de derecho público o privado;
aun el concebido tiene capacidad de goce), por el solo hecho de serlo, tiene la potestad
para dirigirse al Estado, a través de sus órganos jurisdiccionales competentes, y exigirle
la plena tutela jurídica de sus intereses. Este derecho se manifiesta procesalmente de
dos maneras: el derecho de acción y el derecho de contradicción.
Actualmente se manifiesta que el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para Juan F.
Monroy Gálvez está conformado por:
 Acceso a la justicia: La posibilidad de acceder a los órganos jurisdiccionales,
ya sea como demandante o como demandado, con el propósito de que se
reconozcan un interés legítimo es decir el acceso a la justicia o derecho de
protección judicial constituye una garantía mínima que tiene como objeto permitir
a todas las personas poder contar y utilizar los mecanismos de reclamo, en cada
caso concreto. Aquí cabe hacer dos precisiones, una que se trata de obligación
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de forma, no de resultados, y que nuestra constitución reconoce un número
apertus en derechos fundamentales.
 El derecho a un proceso con todas las garantías mínimas: Que seria,
precisamente, el derecho al debido proceso. El Tribunal Constitucional, en más
de una oportunidad, el derecho al debido proceso previsto por el artículo 139.3º
de la Constitución Política del Estado, aplicable no sólo a nivel judicial sino
también en sede administrativa e incluso entre particulares, supone
el cumplimiento de todas las garantías, requisitos y normas de orden público
que deben observarse en las instancias procesales de todos los procedimientos,
incluidos los administrativos y conflictos entre privados, a fin de que las personas
estén en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier
acto que pueda afectarlos.
entonces podemos decir, El derecho al debido
proceso, y los derechos que contiene son invocables, y, por tanto, están
garantizados, no solo en el seno de un proceso judicial, sino también en el ámbito
del procedimiento administrativo. Así, el debido proceso administrativo supone,
en toda circunstancia, el respeto –por parte de la administración pública o
privada– de todos los principios y derechos normalmente invocables en el ámbito
de la jurisdicción común o especializada, a los cuales se refiere el artículo 139°
de la Constitución (juez natural, juez imparcial e independiente, derecho de
defensa, etc.).
 Sentencia de fondo: Los jueces deben dictar, por regla general, una sentencia
sobre el fondo del asunto material del petitorio para solucionar el conflicto
intersubjetivo de intereses o eliminar la incertidumbre jurídica, ambas con
relevancia jurídica; empero, en el caso de no poder entrar al fondo, porque no
concurre los presupuestos procesales y las condiciones de la acción, dictaran
una resolucion funda en derecho. Son las sentencias que resuelven la relación
jurídica debatida, produciendo los efectos de cosa juzgada. Puede ser
estimatoria, si satisface la pretensión del demandante, o desestimatoria, si la
rechazan. a su vez, las sentencias estimatorias pueden ser totales, si satisfacen
plena o parcialmente, cuando reparten, desde el punto de vista de la
congruencia, la satisfacción entre la pretensión y su defensa.
 Doble instancia: Es la posibilidad que tienen las partes de impugnar la
sentencia que considera contraria a derecho, con el propósito de que sea
exhaustivamente revisada por el superior jerárquico y, de ser el caso, se expida
una nueva sentencia adecuada. Es el principio hace referencia a que las partes
podrán acudir ante un tribunal jerárquicamente superior cuando la petición sea
rechazada por un tribunal jerárquicamente menor en grado y cuyo rechazo se
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encuentre apegado a derecho. Se entiende por instancia, en su acepción más
simple, cada uno de los grados del proceso, o, en sentido amplio, el conjunto de
actuaciones que integran la fase del proceso surtida ante un determinado
funcionario y a la cual entre le pone fin mediante una providencia en la cual
decide el fondo del asunto sometido a su consideración. La instancia se
caracteriza porque, de una parte, comprende toda la fase, grado o actuación del
proceso efectuada por un funcionario judicial, y, de otra, por corresponderle
decidir en forma amplia sobre el fondo de la cuestión debatida. Se habla de
primera instancia para referirse a la comprendida desde que se inicia el proceso
hasta cuando se profiere la correspondiente sentencia. La segunda se surte ante
el superior jerárquico en virtud del recurso de apelación y va desde que este se
admite hasta que se decide mediante la correspondiente sentencia. En una y
otra sentencia, esto es, tanto la que decide la primera como la segunda instancia,
el juzgador goza de autonomía para decidir en el marco señalado o establecido
por la ley.
 Ejecución: Es el derecho a solicitar y obtener el cumplimiento material efectivo
de la sentencia definitiva, pues resulta insuficiente la declaración de que la
pretensión es fundada o infundada (aun cuando se sustente en solido
fundamento doctrinarios). La efectividad de las sentencias exige también, que
esta cumpla (pese a la negativa del obligado) y que quien recurre sea repuesto
en su derecho violado y compensado, si hubiera lugar a ello, por los daños y
perjuicios irrogados; de lo contrario, las sentencias, y el reconocimiento de los
derechos que ellas compartan a favor de alguna de las partes, se convertirían
en meras declaraciones de intenciones.
Para Jesús Gonzales Pérez define el derecho a la tutela jurisdiccional como:
«El Derecho a la tutela jurisdiccional despliega sus efectos en tres
momentos diferentes: Primero: en el acceso a la justicia, Segundo: una vez
en ella, que sea posible la defensa y poder obtener solución en un plazo
razonable, y el Tercero: una vez dictada la sentencia, la plena efectividad
de su pronunciamiento. Acceso a la jurisdicción, proceso debido y eficacia
de la sentencia». (Gonzales, 1985: pág. 27)
Entonces se puede afirmar que la tutela jurisdiccional efectiva, en efecto, sin perjuicio
de la existencia del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional el Estado en virtud de su
ius imperium organiza, ordena, controla y dispone la creación de “jurisdicciones”
administrativas en el poder ejecutivo, el estado se compromete a garantizar que la
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autoridad competente prevista por el sistema legal del estado decidirá sobre los
derechos de toda persona que interponga todo sus derechos que fueron adquiridos,
para garantizar el cumplimiento, como entes estatales encargados de disponer o
asegurar en cuanto sea aplicable, según el juez, las instituciones procesales que les
permita a los particulares contar con principios y derechos que tutelen su derecho a la
justicia, sin perjuicios de los consagrados en el debido proceso.
Marianella Leonor Ledesma Narváez lo defino a la tutela jurisdiccional como:
«La tutela jurisdiccional efectiva garantiza que bajo ningún supuesto se
produzca denegación de justicia; agregado que esta, no resulte vulnerada
por rechazar una demanda ante la no subsanación de ciertas omisiones;
asimismo, no implica un derecho absoluto , ya que requiere del cumplimiento
de determinados requisitos a través de las vías procesales establecidas por
ley; sin embargo, este derecho solo podria ser limitado en virtud de la
concurrencia de otro derecho o libertad constitucionalmente protegido que
suponga incompatibilidad con el mismo». (Ledesma, 2015: pág. 27)
Así podemos afirmar que la tutela jurisdiccional garantizara la efectividad, que abarcara
a todo el integrante dentro de una sociedad, a una colectividad para lograr del bien
común en si mismo, se considera un derecho primordial en otras palabras podemos
decir que es fundamental, debe reunir todo proceso judicial, el poder que tiene toda
persona sea natural o jurídica. Para exigir al Estado que haga efectividad en su función
jurisdiccional; es decir, va a permitir a todo sujeto de derechos ser parte de un proceso
y así causar la actividad jurisdiccional sobre las pretensiones planteadas y también
permite que lo que ha sido decidido judicialmente mediante una sentencia, resulte
eficazmente cumplido. En síntesis, con la tutela jurisdiccional no solo persigue asegurar
la participación o acceso del justiciable ni garantizar la efectividad del justiciable a los
diversos mecanismos (procesos) que habilitan el ordenamiento dentro de los supuestos
establecidos para cada tipo de pretensión, sino que se busca garantizar que, tras el
resultado proporcionado, pueda verse este ultimo materializado con una mínima y
sensata dosis de eficacia.
Según Víctor Ticona Postigo define la tutela jurisdiccional como:
«El derecho a la tutela jurisdiccional, descrito desde la perspectiva del
derecho constitucional, es decir, como expresión de uno de los derechos
esenciales de toda persona por tan solo hecho de serlo, tiene
manifestaciones concretas dentro del proceso desde la mira del justiciable,
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vale decir del requerido de tutela jurisdiccional. Así, encontramos que tal
derecho se empieza a materializar en el proceso a través del derecho de
acción (el derecho de acción es una potestad de todo ser humano de exigir
al Estado su tutela jurisdiccional por intermedio de su órgano judicial
competente, este es un derecho procesal y viene a ser la que da origen en
sí mismo al proceso) y del derecho de contradicción (Debe entenderse como
derecho de contradicción el correspondiente al derecho que tienen las
partes de que la práctica de las pruebas se lleve a su presencia ante el juez
del orden jurisdiccional de que se trate Debe entenderse como principio de
contradicción el correspondiente al derecho que tienen las partes de que la
práctica de las pruebas se lleve a su presencia ante el juez del orden
jurisdiccional de que se trate. )». (Ticona, 1995: pág.8)
Así como precisa el autor entonces podemos decir que la tutela jurisdiccional es el
derecho de toda persona humana a exigir que se le haga justicia a que cuando pretenda
algo de otra persona, esta pretensión sea atendida por el órgano juridisccional
correspondiente, a través de un proceso que se encuentre asegurado con las garantías
necesarias. También implica el derecho del ciudadano a acceder directa e
indirectamente al servicio de administración de justicia, es decir la tutela jurisdiccional
es una íntima relación o una completa identidad y además de eso acudir al órgano
jurisdiccional del Estado, para que este órgano competente otorgue una respuesta
fundada en derecho a una pretensión determinada que se dirige a través de una
demanda sin que esta respuesta deba ser necesariamente positiva a la pretensión, que
es un derecho de carácter autónomo, independiente, del derecho sustancial, que se
manifiesta en la facultad o en la potestad de una persona para requerir del Estado de
prestación del servicio de administración de justicia, y obtener una sentencia,
independiente de que goce o no el derecho material.
LA TUTELA JURISDICCIONAL ANTES Y DURANTE EL PROCESO
El derecho a la tutela jurisdiccional, en tanto derecho publico y subjetivo, tiene dos
planos de existencia usando las categorías aristotélicas de potencia y acto, nos parece
factible ubicar el derecho a la tutela jurisdiccional antes y durante el proceso,
respectivamente y el autor del libro teoría general del proceso, Juan F. Monroy Gálvez
los define siguiente manera:
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LA TUTELA JURISDICCIONAL ANTES DEL PROCESO
El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva antes del proceso consiste en aquel derecho
que tiene toda persona como sujeto de derecho, de exigir al Estado provea a la sociedad
de los requisitos o presupuestos materiales y jurídicos indispensables para solventar
un proceso judicial.
Para Juan F. Monroy Gálvez lo define de la siguiente manera:
«consiste en aquel derecho que tiene toda persona, en tanto es sujeto de
derechos, de exigir al Estado provea a la sociedad de los requisitos o
presupuestos materiales y jurídicos indispensables para solventar un
proceso judicial en condiciones satisfactorias. Resulta absolutamente
irrelevante si esa estructura material y jurídica que se debe sostener el
Estado va ser usado o no. Lo trascendente es, única y exclusivamente, que
ese andamiaje destinado a solucionar conflictos aplicado el derecho que
corresponde al caso concreto debe estar siempre en la aptitud de conceder
a los ciudadanos la posibilidad de un tratamiento certero, eficaz y
homogéneo a su exigencia de justicia». (Monroy, 2009: pág. 454)
Juan F. Monroy Gálvez cita a Horacio D. Rosatti- profesor argentino que ha estudiado
esta temática- expreso al respecto:
«El derecho a la jurisdicción antes del proceso es el derecho a exigir del
Estado monopolizador del servicio de administración de justicia el
cumplimiento de los presupuestos jurídicos y facticos necesarios para
satisfacer el cometido jurisdiccional ante la eventualidad de un litis concreta,
es el derecho a la jurisdicción es un supuesto de la actividad procesal que,
en su primera etapa, aparece como previo al proceso, pero que, no
agotándose con el acceso al órgano judicial se desenvuelve al hilo del
proceso hasta la sentencia firme ». (Monroy, 2009: pág. 455)
Afirmo que, Como se advierte, el deber estatal de asegurar tutela jurídica a sus
ciudadanos tiene exigencia que son previas al inicio de un proceso en concreto. Así, es
imprescindible la existencia de órgano estatal autónomo, capaz y objetivo, encargado
con exclusividad de la resolucion de conflicto. Asimismo, es deber del estado contar con
pautas reguladoras de la actividad a detallarse al anterior de un eventual proceso, es
decir, debe proveer con anticipación la vigencia de normas procesales que aseguren un
debido tratamiento social sencillo, didáctico y expeditivo del eventual conflicto que se
pueda producir, igualmente, el Estado debe proveer a la comunidad de una
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infraestructura adecuada a fin de que el servicio de justicia sea brindada adecuada a fin
que el servicio de justicia sea brindado en condiciones satisfactorias, cuando sea
requerido.
Entonces de esta forma se trata, para expresarlo de otra forma, de que el Estado se
comporte como lo aria una empresa de seguros respecto de sus asegurados. Es decir,
teniendo y manteniendo las condiciones necesarias para dar atención inmediata al
asegurado en el caso de que lo requiera, prescindiendo absolutamente de si el supuesto
material generador de la atención el siniestro pudiera jamás presentarse.
Resulta irrelevante si total o parcial de personas van a litigar alguna vez, el derecho a la
tutela jurisdiccional antes del proceso le impone el Estado el deber de proveer a la
comunidad de los elementos indispensables para que su pretensión sea procesalizada
de la manera más idónea.
Podemos manifestar entonces, que la tutela jurisdiccional antes del proceso, que aun
cuando el ciudadano no tenga un conflicto concreto ni requiera en lo inmediato de un
órgano jurisdiccional, el Estado de proveer a la sociedad de los presupuestos materiales
y jurídicos indispensables para que el proceso judicial opere y funciones en condiciones
satisfactorias. Así, debe existir un órgano jurisdiccional autónomo, imparcial e
independiente; preexistir al conflicto las reglas procesales adecuadas que encausen su
solución; existir infraestructura (locales y equipos) adecuada y suficiente para una
óptima prestación del servicio de justicia; existir el numero necesario y suficiente de
funcionarios que presten el servicio.
LA TUTELA JURISDICCIONAL DURANTE EL PROCESO
Contiene el haz de derechos esenciales que el Estado debe proveer a todo justiciable
que participe en un proceso judicial. Este mismo derecho puede desdoblarse, teniendo
en cuenta su contenido y momento de su exigibilidad, en derecho al proceso y derecho
en el proceso.
Según Juan Monroy Gálvez lo define de la siguiente manera:
«Durante el proceso la tutela jurisdiccional efectiva debe verificarse en todo
su momento, acceso, debido proceso, sentencia de fondo, de doble grado y
ejecución de sentencia. En una buen cuenta se trata del derecho al proceso
y el derecho en el proceso, el Estado asimismo, ha provisto anticipadamente
a los sujetos que participan en un conflicto, de un ordenamiento procesal
compuesto por normas, regularmente imperativas, respecto de su conducta
al anterior de un proceso judicial. Precisamente, su cumplimiento debe
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asegurar el derecho de participación de todos los sujetos en condiciones
plenas». (Monroy, 1996 pág. 245-246)
El derecho en proceso, también llamado debido proceso objetivo o garantía de defensa
en juicio, podemos decir que la realidad el derecho a recibir del Estado prestación de
justicia al caso concreto. Para expresarlo de manera distinta, es el derecho a que un
juez natural (órgano competente) resuelva un conflicto con conocimiento, imparcialidad,
aplicando el derecho que corresponda al caso concreto y cumplimiento con el
procedimiento establecido, nos encontramos con un conjunto de derechos esenciales a
la persona humana por tan solo el hecho de serlo, los que a su vez han configurado,
luego de una lenta pero exitosa evolución histórica, una suerte de mega derecho que
contemporáneamente ha recibido el nombre de debido proceso legal o due process of
law, en la interpretación mía, entre el derecho a la tutela jurisdiccional y el derecho a un
debido proceso, existe la misma relación que se presenta entre la anatomía y la
fisiológica cuando se estudia un órgano vivo, es decir, la diferencia solo reside en la
visión estática y dinámica de cada disciplina, respectivamente. El primero es el
postulado, la abstracción, en cambio, el segundo es la manifestación concreta del
primero, es su actuación y también la tutela jurisdiccional durante el proceso engloba un
catálogo de derechos esenciales que deben ser provistos por el Estado a toda persona.
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CONCLUSION
Podemos llegar a la conclusión que toda persona humana tiene la facultad o un derecho
fundamental del derecho a la tutela jurisdiccional, ya que actualmente se encuentran
reconocidos, regulada en nuestra legislación nacional vigente, en primer lugar, en
nuestra Constitución Política del Estado en el articulo 139° inc. 3° prescribe: son
principios y derechos de la función jurisdiccional, la observancia del debido proceso y la
tutela jurisdiccional; en el articulo I del título preliminar de Código Procesal Civil que
prescribe: toda tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa
de sus derechos o interese, con sujeción a un debido proceso. Ya que el este derecho
a la tutela jurisdiccional esta reconocida y consagrada, todos debemos de gozar de este
derecho fundamental ya que lo avala la constitución, tanto gozar como exigir la tutela
jurisdiccional.
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BIBLIOGRAFÍA
1. Monroy, J. (2009). Teoría General del Proceso, Lima, Metrocolor S.A.
2. Gonzales, J. (1985). El Derecho a la Tutela Jurisdiccional, España, Editorial
Civitas.
3. Vargas, A. L. (1999) Teoría General de Procesos Urgentes, buenos aires, culzuni
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4. De Bernardis, L. M. (1985). La garantía procesal del debido proceso, lima,
cultural cuzco S.A.C.
5. Gonzales P. J. (1985). el derecho a la tutela jurisdiccional, Madrid, editorial
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6. Monroy G. J. (1996). introducción al proceso civil, Bogotá, TEMIS S.A., 1996
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