El modelo educativo de la Escuela Comunitaria como una opción de cambio Estudiante: Siboney Appelgren Pérez Profesora: Antonia Larrain Fecha: 03.05.2017 Introducción Hablar sobre la educación en Chile ha estado en la mesa desde hace al menos unos 50 años, tanto en la mesa de gobierno como en la mesa de las familias (y no familias) que habitan en Chile. Sin embargo, es en los últimos años que la educación se ha hecho uno de los temas de debate más importantes en lo que se refiere a la movilización social, y también a las reformas que ha hecho el gobierno. Bellei(2015) nos esclarece esta historia, quien afirma que entre el 2006 y el 2013, el surgimiento de la movilización estudiantil deja relucir un problema que la educación a arrastrado por mucho tiempo: la segregación y desigualdad educativa. Quizás la información de mayor utilidad e importancia sobre el texto de Bellei(2015) y que nos puede ayudar a construir esta problemática es que el gobierno que debe lidiar con las protestas estudiantiles se encuentra con una ciudadanía mayormente escolarizada, que sabe que la educación es un derecho y el acceso a la calidad también, transformándola en una exigencia. Las lógicas de mercado que cambiaron a la educación durante la dictadura resuenan con fuerza hoy en día, donde acceder a la calidad de la educación depende de la capacidad económica que posee la familia, lo cual ha tenido un alto costo de endeudamiento familiar producto del alto costo que posee la educación. Esto tuvo dos consecuencias, primero, una descentralización de la educación del estado y por ende, una mayor diversidad de modelos educacionales a los que acceder. Segundo, que la libertad de escoger a qué colegio entra (y quien tiene calidad y quien no) es solo para un segmento de la población, aumentando la segregación y las diferencias educacionales. (Bellei, 2015) Esto produciría que segmentos completos de la población se dirigen a un mismo tipo de escuela según el nivel económico que poseen. La probabilidad de que haya una pluralidad de segmentos en una sola escuela es muy baja, y a su vez, disminuye el intercambio cultural de una sociedad. Y así, se repiten las lógicas de dominación históricas del país, donde las oportunidades y recursos las posee un segmento favorecido mientras que el resto no puede acceder a ellas. Sin embargo, considerando la tesis de Murillo(2010), la escuela no es el factor más relevante en la educación del niño, sino que son los padres y principalmente el nivel educacional o años de estudios de la madre. Esto nos entrega luces, ya que según esto la escuela no es la principal segregadora sino que son las familias por lo que para poder generar avances educacionales mayores debemos preocuparnos por la relación que se establece entre la escuela y las familias, e incluso, de la escuela y la comunidad en la que se circunscribe. Esto conlleva a que nos preguntemos sobre cuál es el rol que posee hoy la escuela, y de qué modo hoy es capaz de vincularse con la familia. Actualmente, la escuela funciona por separado de la comunidad en la que reside, donde el estudiante pasa la mayor parte del día dentro de una institución que se haya separada de las problemáticas que ocurren a su alrededor. Nos encontramos con una escuela que asume la existencia de un lenguaje común, y por ende, que no trabaja en construir una. Por otro lado, el plan estructural de la educación chilena que es llevada a cabo por el ministerio de educación es estandarizado, cuya implementación es obligatoria en los colegios a partir de programas topdown que no toman en cuenta la realidad escolar. Todo lo anterior nos lleva a plantearnos la siguiente pregunta: ¿Podría el modelo educativo de la escuela comunitaria presentar una nueva dirección a las políticas públicas educacionales en Chile? La exigencia de la calidad en la educación no puede darse si no hay también un cambio estructural, que permita la equidad educacional y el intercambio cultural de los mismos chilenos. Es por ello que la búsqueda de diversas soluciones se hace urgente, y el camino que tomamos a continuación busca discutir si la escuela comunitaria ofrece un cambio viable para mejorar la calidad de las escuelas en Chile. Discusión Antes de comenzar la discusión argumentativa, es preciso definir lo que entendemos por calidad en este ensayo. En relación a la educación, entenderemos a la calidad según el texto de Delors(1996), los cuatro pilares de la educación donde para considerar a un colegio cómo una institución educativa de calidad debe desarrollar las siguientes competencias: “Aprender a conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión; aprender a hacer, para poder influir sobre el propio entorno; aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas; por último, aprender a ser, un proceso fundamental que recoge elementos de los tres anteriores.”(p.1) Esta definición nos será de ayuda para contrastar si el modelo de la escuela comunitaria cumple con el desarrollo de estas funciones. Según el modelo educativo propuesto por la Escuela Comunitaria San Antonio de los Altos, la escuela comunitaria se funda “sobre las bases teóricas del constructivismo, modelo que surge a partir de dos teorías pedagógicas esenciales basadas en los estudios de Jean Piaget y Lev Semenovich Vigostky.”, desde la cual se estimula el desarrollo del aprendizaje a la par de la experiencia. A su vez, la escuela comunitaria “configura un espacio de aprendizaje transgeneracional, donde la comunidad participa en diversos procesos de formación, resultado de acuerdos colectivos entre todos sus miembros que interaccionan desde la heterogeneidad cultural que aporta cada uno de ellos, produciendo encuentros que permiten asentar una cultura de solidaridad entre todos estos agentes y agencias que participan.” (Ferrada, 2010) De este modo, podemos inferir que la escuela comunitaria es un modelo que pone al lenguaje al centro del sistema educativo, y que por lo tanto se preocupa de entablar una relación mucho más cercana entre la cultura de los padres y la educación. El cómo aprenden los niños a utilizar el lenguaje para pensar, y cómo el medio les ayuda a hacerlo es una pregunta que tanto Mercer(2001) cómo el modelo escolar comunitario tienen presente. De este modo, en la vida comunitaria ocurre un flujo constante de creación de un conocimiento común, donde la interacción con sus miembros permite dar cuenta de los significados compartidos con otros (actividad intermental), también da cuenta de la propia individualidad al integrarse un nuevo significado en el individuo (actividad intramental). El aprendizaje es para Mercer (2001) un producto de la interacción de estos elementos, y la base para una buena educación. El planteamiento que realiza Vigotsky- según Wertsch (1988)- sobre el concepto de internalización es muy similar al de Mercer, donde el desarrollo cognitivo de las funciones superiores de niño(a) cómo la atención, la memoria y el pensamiento, se atribuyen a los procesos interpsicológicos que suceden en un grupo social, y que luego son devenidos conscientes en los procesos intrapsicológicos. Continuando con el desarrollo teórico que realiza Mercer (2001), si esta interacción ocurriera en el plano de interacción entre el profesor y los estudiantes daría paso a lo que Mercer denomina como la Zona de Desarrollo Intermental, que corresponde a un espacio de intercambio de conocimiento entre miembros de una comunidad. La definición de ZDI queda incompleta si no consideramos el concepto de conversación exploratoria, que entiende al lenguaje como un instrumento donde la implicación de los participantes logra generar un discurso crítico, en la que el intercambio de razonamientos diferentes durante la conversación inducen a la actividad cognitiva. La conversación exploratoria no conduce a una respuesta correcta o incorrecta, sino que lleva a compartir los distintos conocimientos. A partir de esto, la escuela comunitaria toma estos elementos y las realiza en la sala de clases, introduciendo en las metodologías de aprendizaje tanto al ZDI como a las conversaciones exploratorias, otorgando un valor mayor al aprendizaje colaborativo y discursivo. Según la Escuela Comunitaria San Antonio de los Altos, la escuela comunitaria debe ser: “1. Evaluación dirigida a generar en los alumnos una actitud proactiva frente a las diferencias, haciéndolos capaces de asumir la autoevaluación y la autocorrección. 2. Se incentiva la participación activa de los estudiantes en el proceso de enseñanza en todas las acciones inherentes a éste, tales como la planificación, selección de las actividades constructivas, búsqueda de las fuentes de información entre otras. 3. El docente desempeña un liderazgo como generador y facilitador del conocimiento.” Dado que al incorporar al lenguaje como elemento central (incentivando la participación activa de los estudiantes, la incorporación de sus diferencias, y situando al rol del profesor como un ente encargado de generar estos espacios interpsicológicos) es capaz de conformar un lenguaje común en construcción con los estudiantes, y que no está dada por supuesto. Esto abre un camino al aprender a ser propuesto por Delors (1996), donde el sujeto integra gracias a una participación más activa los significados aprendidos con su familia disminuyendo las brechas comunicativas entre los mismos estudiantes, los estudiantes y la escuela, y las familias y escuela. Con el apoyo de las teorías de Mercer(2001) y Vigotsky en Wertsch(1999), podemos afirmar que los intercambios del lenguaje y de los significados que porta es también un intercambio cultural que conlleva al aprendizaje. Me he dado la libertad de escribirlo de este modo; la escuela comunitaria al poseer como base teórica al constructivismo, intensifica la diversidad de lenguajes presentes en una clase: se produce un choque de lenguajes, que al mismo tiempo es un “choque de culturas” en el que participan la gran diversidad de familias que integran la escuela. Este proceso circunscribe la disminución de la segregación, puesto que al compartirse el conocimiento que traen los niños(as, es) disminuye la brecha cultural que viene dado por el nivel educacional al que pertenecen los padres. (Murillo, 2010) Por otro lado, según un estudio realizado por el Centro Interamericano de Investigación (2007), uno de los puntos importantes de la escuela comunitaria es el puente entre la escuela y la cultura, propiciando una relación más activa entre ellas. La escuela se conforma con los padres, y el profesor debe adentrarse en la cultura del colegio y también del contexto en el que participan las familias. Esto introduce la idea de padres y profesores bilingües enfatizando el papel de la cultura local: “los profesores deben ser culturalmente "bilingües" en los dos idiomas silenciosos (Hall 1980): el de la cultura del colegio y el de la cultura de la comunidad. Y en menor medida, los padres también deben entender los elementos básicos del lenguaje de los docentes, tanto el verbalizado como el silencioso.”(p.7) Cómo último argumento para reivindicar la utilidad del modelo escolar comunitario para asegurar la calidad educativa surge a partir de las afirmaciones que Giroux(1999) realiza sobre la educación. Si bien, la escuela crítica ha quedado a un lado frente a modelos que priorizan el costo-eficiencia de la educación, la escuela comunitaria “busca propiciar un espacio académico abierto y motivador de la observación, la comprensión y la crítica, así como para la libre expresión del alumno, sin el temor a equivocarse.” (Escuela Comunitaria San Antonio de los Altos) A este respecto podemos realizar dos conclusiones. En primer lugar, que la pedagogía crítica ocupa un lugar mayormente significativo en los métodos de aprendizaje, incentivado a través de la construcción del conocimiento. Y en segundo lugar , que la escuela ya no se haya separada de su contexto, aplicando a la noción de currículum oculto un nuevo giro que se une a los intereses colectivos y sociales en las que la escuela se encuentra. Según Giroux (1999) “la escolarización debe ser analizada como un proceso social en el que los diferentes grupos sociales aceptan y rechazan las mediaciones complejas de cultura, conocimiento y poder que dan forma y significado al proceso de escolarización” (p.90) Si tomamos esta idea, la calidad de la educación puede ser establecida por la escuela comunitaria en la medida que permite la construcción de un lenguaje que dé cuenta de la realidad social y los mecanismo de poder en la que subyace. Hasta el momento, si comparamos el modelo educativo de la escuela comunitaria con los criterios de calidad que establecimos en un principio (Delors, 1996), la escuela comunitaria es una metodología de enseñanza que si desarrolla los cuatro pilares de la educación lo cual la sitúa en un lugar de utilidad para asegurar la calidad de la enseñanza. Desarrolla el aprender a conocer a partir del desarrollo de las funciones superiores cognitivas en el proceso interpsicológico de Vigotsky(Wertsch, 1999); el aprender a hacer al situar al aprendizaje a la par con la experiencia, lo que se condice con la ley genética de Vigotsky (Wertsch, 1999); el aprender a vivir juntos, al otorgar un papel proactivo a las familias en las decisiones de la escuela y la construcción de un lenguaje común; y por último, el aprender a ser al darle un rol activo a sus estudiantes, promoviendo la construcción de significados en conjunto con el medio en el que viven. Contra-argumentación Ahora bien, si aceptamos los argumentos anteriores, ¿el modelo de la escuela comunitaria es posible ser introducido en las reformas educacionales del país? Para esto, es necesario un cambio de foco completo en la educación, lo que puede dificultar su entrada y puesta en desarrollo. En primer lugar, si el sistema educativo chileno sigue manteniendo una lógica de mercado donde el poder adquisitivo coarta las decisiones familiares, la implementación de un modelo escolar comunitario no tendrá el mismo impacto en la disminución de la segregación. Esto viene dado a que si los diferentes segmentos de la población clasificados por su nivel socioeconómico continúan teniendo acceso a las mismas instituciones educacionales, la probabilidad de que estos segmentos se mezclen es la misma, y por lo tanto, no hay un cambio significativo en la disminución de la segregación. El modelo educacional comunitario por sí mismo no asegura la pluralidad de segmentos socioeconómicos, por lo que su implementación es ineficiente en lo que refiere a la disminución de la segmentación educacional. En segundo lugar, no hay claridad sobre el gasto económico que pueda producir este modelo, ni tampoco estudios al respecto en tanto una política pública. Esto nos deja a ciegas sobre la pregunta que queremos resolver en este ensayo, dejándonos con múltiples preguntas y suposiciones. Además, según el estudio realizado por el Centro Interamericano de Investigación (2007), los principales cambios son implementados por el profesor exigiendo de él herramientas, tiempo y esfuerzo que en las posibilidades actuales del sistema chileno son muy difíciles de lograr. El trabajo docente en Chile actual, según Siebert(2015), hay un 30% de docentes que abandona su profesión antes de los cinco años de ejercicio y un 34% de los profesores que están contratados entre 31 y 44 horas semanales dicen trabajar más de 51 horas a la semana. Por ende, la sobrecarga de trabajo y exigencias en el docente puede ser un argumento que dificulte la implementación del modelo escolar comunitario. La intervención de un modelo escolar comunitario conlleva a que los colegios tengan menos posibilidad de decisión respecto a la diversidad de metodologías presentes, restringiendo a los administrativos y directivos a crear el proyecto educativo al tener que adecuarse al proyecto que imponga el ministerio. Esto puede ser entendido como una debilidad y una oportunidad, ya que la implementación de este modelo puede ser fructífera para el colegio según las necesidades que esta tenga, o bien, una limitación de la libertad de enseñanza y la pluralidad de metodologías presentes en una sociedad. Conclusiones El modelo de la escuela comunitaria ofrece tantas respuestas como interrogantes. A partir de lo que hemos revisado en este ensayo podemos decir que el modelo educativo de la escuela comunitaria presenta una alternativa viable para lo que consideramos una educación de calidad. Sin embargo, no podemos decir lo mismo referente a si puede transformarse esta misma en una política pública, dado a que no poseemos los datos necesarios para asegurar su funcionamiento a nivel nacional. Pese a esto, valoro la opción de la escuela comunitaria como un modelo que es capaz de integrar a la escuela en el contexto en el que se sitúa, generando vínculos más fuertes entre el hogar y la escuela. Es un modelo que no define de antemano qué conocimientos están mayormente validados, y que da los espacios de construcción del conocimiento a sus estudiantes y sus familias colocando al profesor en un rol de guía en la medida que está en una zona de desarrollo próxima. Es por esto mismo que puede impactar en la disminución de la segregación, ya que al compartirse los distintos códigos del lenguaje escolar y de la familia la brecha cultural entre familias disminuye. Considero que una educación comunitaria podría conseguir un cambio en el devenir de la escuela chilena, relevando elementos que en la educación actual no son mayormente exigidas por el estado; como el desarrollo emocional y el pensamiento crítico. La medición de la calidad en un sistema como este no puede ser evaluada tan solo mediante parámetros numéricos, los que si no son bien utilizados solo descontextualizan los sucesos que ocurren en la escuelas, sino que debe incluir la realidad social de esta. Y es en consecuencia del modelo escolar comunitario en que el desarrollo emocional y la pedagogía crítica conforman igual prioridad que el aprendizaje de contenido los estudiantes, otorgando al significado de la calidad una mirada distinta. Referencias: ● Giroux, H. (1999). Teoría y resistencia en educación. Madrid: Siglo XXI (Caps. 2, 3, pp. 67-150). ● Bellei, C. (2013). El estudio de la segregación económica y académica de la educación chilena. Estudios pedagógicos,(1), 325-345 ● Wertsch, J. (1988). La formación social de la mente. Barcelona: Paidós. Capítulos 1, 3 y 4. ● Delors, J. (1996). Los Cuatro Pilares de la Educación. En La Educación Encierra un Tesoro. Informe a la Unesco de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI. Madrid: Santillana/UNESCO ● Giroux, H. (1999). Teoría y resistencia en educación. Madrid: Siglo XXI (Caps. 2, 3, pp. 67-150). ● Mercer, N. (2001). Palabras y mentes. Cómo usamos el lenguaje para pensar juntos. Barcelona: Paidós. Cap. 6 y 7. ● Escuela comunitaria San Antonio de los Altos.(2017). Modelo Educativo: Escuela Comunitaria.http://www.escuelacomunitaria.edu.ve/index.php?option=com_k2&view=ite m&layout=item&id=136&Itemid=635 ● Ferrada, D. (2010) Escuelas comunitarias, una propuesta para superar las desigualdades educativas. Blogs académicos: Universidad Catolica de la Santísima Concepción. http://www.ucsc.cl/blogs-academicos/escuelas-comunitarias-una-propuesta-para-superarlas-desigualdades-educativas/ ● Francisca Siebert (25 de mayo, 2015) Expertas analizan la realidad de los docentes en Chile. Universidad de Chile. http://www.uchile.cl/noticias/111913/expertas-analizan-larealidad-de-los-docentes-en-chile ● Centro Interamericano de Investigación y Documentación sobre Formación Profesional. (2007) La escuela participativa y comunidad: La participación comunitaria en la gestión educativa. http://ww2.educarchile.cl/UserFiles/P0001/File/ESCUELA%20PARTICIPATIVA%20Y %20COMUNIDAD.pdf