Subido por Daniel Lopez Martin

Tema 3 Historia de España

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Historia de España tema 2: La Hispania romana y la monarquía
visigoda.
La Hispania romana (218 a .C. - 476 d. C.) surge de la llegada de Roma a la península en el 218
a.C. creando un conflicto entre Roma y Cartago por la hegemonía militar y comercial, dando lugar a
las guerras Púnicas. En la primera guerra Púnica (264-241 a.C) se da la victoria romana. Debido a
esto, Cartago se dirige a la Península en busca de metales y mercenarios para una posible revancha.
Así, Amilcar I firma con Roma el tratado del Ebro (226 a.C), que fijaba a este río como frontera.
La segunda guerra Púnica (218-202 a.C.) iniciada por Aníbal conllevará el ataque a Sagunto, ciudad
aliada de Roma. Cartago es derrotada en Túnez pasado a la posesión de Roma todos los territorios
púnicos de la Península, Levante y Valle del Guadalquivir. Roma comienza de este modo la conquista
de la Península, lo que le llevará dos siglos: hasta 197 a.C. Roma incorpora a sus dominios el
valle del Ebro, sofocando las revueltas de Indíbil y Madonio. Hasta el 154 a.C., añaden la Mancha
Oriental. Entre 154 y 133 a.C. se añade la Meseta, además, durante este periodo Roma se encontrará
con dificultades expansivas debido a la resistencia por parte de los lusitanos (Viriato), en la
ciudad de Numancia. Entre el 29 y el 19 a.C., Augusto conquista la zona cantábrica y por tanto la
Península. Numerosas guerras civiles se producirán durante esta época entre los propios
emperadores.
Roma ejercerá una división administrativa en la Península, dividiéndola en provincias para
facilitar su explotación económica y gobernación. En el 197 a.C. se da la división en dos grandes
provincias: Hispania Citerior (más cercana al mar) y Ulterior (alejada de este). Para el 27 a.C.,
Augusto decide dividir la Ulterior en dos: Lusitania y Bética y la anteriormente llamada Citerior
pasará a llamarse Tarraconense. Caracalla crea Gallaecia y Diocleciano, Cartaginensis. Por debajo
de las provinciae estaban los conventus, populus y civitas. Roma impone sus modelos de vida en la
península, romanizando así todo su imperio. El proceso será más intenso en el valle del
Guadalquivir y del Levante, sin embargo la romanización en la costa norte será casi incompleta.
Para que dicha romanización triunfase, el imperio adoptó diversas medidas, como el asentamiento de
militares veteranos y habitantes itálicos en nuevas ciudades; la fundación de ciudades ex novo,
como Corduba; una red de carreteras entre las grandes ciudades, que mejoró la economía imperial
romana; la integración de la sociedad hispánica en las clases sociales romanas y del derecho
romano, además de la aceptación del paganismo romano. Una asimilación en el ejército romano,
(tropas auxiliares o auténticos legionarios con el paso del tiempo). Implantaron la edilicia
pública, con la creación de infraestructuras al estilo romano. Por último la extensión del latín.
Hispania se convertirá en una de las provincias más avanzadas y prósperas del Imperio, en lo
económico y en lo cultural, dando a Roma numerosos intelectuales (Séneca) e incluso de hasta tres
emperadores (Trajano, Teodosio o Adriano).
La Roma imperial presentaba una jerarquización, teniendo a los esclavos como principal base (más
numerosa) de su poder económico. Por encima de ellos, existía un Imperio socialmente dividido
(según el nacimiento y la riqueza) en: orden senatorial, ecuestre, decurional, población libre, que
pueden ser o no ciudadanos romanos (en 212, tras el edicto de Caracalla, todos lo serán); esclavos
(no considerados personas) y libertos (antiguos esclavos manumitidos). Esta estructura durará un
par de siglo, siendo bien acogida por la población nativa. Sin embargo, esta organización política
y social casi se desmorona con la crisis del siglo III debido a las grandes conquistas de Roma e
incursiones de Pueblos germanos. Diocleciano recupera su estabilidad, reforzando las fronteras y
restableciéndose la autoridad imperial. Hispania también vivió esta crisis, que tuvo como efectos
el inicio del Bajo Imperio, con el cual las ciudades entran en decadencia, el Imperio se ruraliza y
los campesinos queda sujetos a la tierra, configurando un sistema prefeudal. Las fronteras del
Imperio ya no eran estables, lo que obligó a dividir el Imperio en dos mitades, Occidente y
Oriente. Con Teodosio (hispano), la división se hace definitiva en el 395, quedando Hispania en la
parte occidental
En el siglo III irrumpe el cristianismo con leyendas (Santiago el Mayor) y los testimonios fiables
en el sur y en Levante (Concilio de Elvira). Muy pronto el cristianismo gozará del favor popular,
dado promesa de una vida futura, en contraste con el periodo de devastación.. En el año 313, por
medio del edicto de Milán, Constantino permite el cristianismo como una más de las múltiples
religiones del Imperio. En el 380, con el edicto de Tesalónica, Teodosio promulgó que el
cristianismo fuera la única religión oficial, persiguiéndose el resto de cultos. La Iglesia se hará
con el poder administrativo y económico, siendo la principal institución para la organización
social, y dividiendo las provincias romanas en diócesis, gobernadas por obispos.
La monarquía visigoda.
La monarquía visigoda fue el primer intento de unidad política independiente de Roma que logró
fusionar la civilización hispanorromana con los elementos culturales de los visigodos. Su evolución
se vio interrumpida por la invasión musulmana. En el año 409, tras arrasar la Galia, suevos,
vándalos y alanos, empujados por los hunos y un enfriamiento climático, irrumpen en la Península
lbérica, saqueando y estableciéndose en Gallaecia, Lusitania y Bética. En el 414, los visigodos
llegarán al norte de Hispania debido a que tras el año 410 y el saqueo de Roma, ésta les permite
firmar un contrato para asentarse en el sur de la Galia como socios militares para combatir a los
germanos, dándoles tierras de cultivo. Tras esto, se asentaron en el sur de la Galia y en el norte
hispano. Cuando Roma cae, los visigodos son derrotados por los francos y se ven forzados a
abandonar el suelo galo. Finalmente forman un reino visigodo en Hispania (Spannia) con capital en
Toledo, y respetará la división romana en cinco grandes provincias, pasando a ser ducados, con un
dux al frente, y diócesis eclesiásticas. La mayoría de la población estaba constituida por
hispanorromanos, y sólo una minoría era foránea, encabezada por dirigentes germanos. Sus
principales asentamientos, fueron las ciudades visigodas como El Tolmo de Minateda, en Hellin.
A mediados del siglo VI los bizantinos, instigados por Justiniano en restaurar en Occidente el
antiguo Imperio romano tras recuperar el norte de África, ocupando el sur de Hispania. Frente a
ello, cántabros y vascones afirmarán lentamente su independencia frente al poder político visigodo.
A partir del 570, los visigodos proceden a controlar la totalidad del territorio peninsular.
Leovigildo en 585 barre el reino suevo y domina a cántabros y vascones, aunque no consigue eliminar
a los bizantinos en el sur, resistiendo algunas décadas. Leovigildo, crea también el Aula Regia, un
consejo de administración del reino dominado por la nobleza, pero, siendo la monarquía visigoda
electiva, eran frecuentes las luchas por el poder ("morbo gótico"), que dificultaba el gobierno. El
sucesor de Leovigildo, su hijo Recaredo, se convertirá al catolicismo en el Tercer Concilio de
Toledo, 589, alcanzándose la unificación religiosa de visigodos e hispanorromanos. Además, los
Concilios de Toledo dotarán de gran importancia la labor de los obispos, la hegemonía doctrinal y
social de la Iglesia. Los judíos quedarán excluidos y comienzan a ser duramente perseguidos. El
proceso de unidad culmina con Recesvinto (654) con el código Liber ludiciorum. Los visigodos
escondían una importante debilidad, estaban evolucionando hacia una sociedad feudal y las luchas
internas por el poder desgastaban al monarca: Cuando Witzia (el último rey visigodo junto a
Rodrigo) muere intentando transmitir la corona a su hijo y la facción rival proclama rey a Don
Rodrigo, la nobleza witizana recurre a los musulmanes.
Finalmente, entran en decadencia, con una progresiva ruralización, se empobrecen las relaciones
entre el reino visigodo de Toledo y las otras tierras del antiguo Imperio Romano. Socialmente, el
mundo rural en manos de los grandes propietarios de latifundios, recayendo así la explotación sobre
esclavos y cada vez más colonos, por lo que proliferan las relaciones de dependencia entre estos y
los aristócratas. En cuando el legado cultural, tenemos novedades en orfebrería, seguían los
cánones arquitectónicos romanos, con materiales más pobres, edificios más esquemáticos, dimensiones
menores e innovaciones como el arco de herradura. En el ámbito de la literatura se alcanza un gran
esplendor gracias a San Isidoro de Sevilla, de quien destacan obras como sus Etimologías.
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