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KLCE201901014-30082019 (caso del apelativo)

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Estado Libre Asociado de Puerto Rico
TRIBUNAL DE APELACIONES
PANEL IV
Fernando Márquez;
Dora E. García;
Josefina O. Capote;
Howard Ferrer; Edwin
Díaz; Rafael Rodríguez,
por sí y en
representación de la
Clase con una Estación
Principal Residencial
(Clase A)
Health Care Partners,
Inc.; Raúl Delguy
Capilla; Santa Paula
Oil Corp.; Best Gas;
Howard Ferrer; B/JCS
Deli Box; Edwin Díaz;
Insuramerica Agency;
Interservice Group;
Interamerican Business
Consultant; Instituto
Neumológico, por sí y
en representación de la
Clase con una Estación
Principal de Negocios
(Clase B)
CERTIORARI
procedente del
Tribunal de Primera
Instancia, Sala
Superior de Bayamón
Sobre:
KLCE201901014
Reclamación bajo la
Ley de
Telecomunicaciones
de Puerto Rico, Núm.
2013 de 12 de
septiembre de 1996,
27 LPRA sec. 265; y
la Ley de Acción de
Clase por
Consumidores de
Bienes y Servicios,
según enmendada,
32 LPRA sec. 3341
Interservice Group,
Inc.; Interamerican
Business Consultant;
Instituto Neumológico,
por sí y en
representación de la
Clase con una Línea
Principal de Negocios
(Clase C)
Recurridos
vs.
Civil Núm.:
Puerto Rico Telephone
Company, Inc.
D CD2017-1047
(502)
Peticionarios
Panel integrado por su presidenta, el Juez Vizcarrondo Irizarry, el
Juez Rivera Colón y la Juez Surén Fuentes.1
Rivera Colón, Juez Ponente
SENTENCIA
1
Véase Orden Administrativa TA2019-196.
Número Identificador
SEN2019 ___________
KLCE201901014
2
En San Juan, Puerto Rico, a 30 de agosto de 2019.
Comparece la peticionaria, Puerto Rico Telephone Company,
Inc. (PRTC), mediante un recurso de certiorari presentado el 26 de
julio de 2019. Solicitan que revoquemos la Resolución emitida y
notificada por el Tribunal de Primera Instancia, Sala Superior de
Bayamón, el 24 de mayo de 2019, mediante la cual se declaró que
no ha lugar a una “Solicitud de Sentencia Sumaria” y su
suplemento, presentadas por PRTC el 1 de noviembre de 2004 y el
1 de diciembre de 2017, respectivamente,2 así como la Orden
dictada por el referido Foro primario el 29 de mayo de 2019,
notificada el 4 de junio del mismo año, mediante la cual se aprobó
un “Proyecto de Notificación a las Clases” presentado para la
consideración de la Clase A, Clase B y Clase C (Márquez y otros,
las Clases Demandantes o la parte recurrida).
A continuación, reseñaremos el tracto fáctico y procesal,
seguido del marco doctrinal que sostiene nuestra determinación.
-IEl 17 de noviembre de 2003, el señor Fernando Márquez y
otros, en representación de las Clases A, B y C de abonados del
servicio de telefonía (las Clases Demandantes), presentaron una
Demanda de Clase.
En su Demanda, las Clases Demandantes
alegan que PRTC cobró ilegalmente, desde el 12 de septiembre de
1996 hasta el 30 de noviembre de 2003, el servicio de tele-tecla.
Tras varios incidentes procesales, el 1 de diciembre de 2017,
PRTC
presentó
una
“Solicitud
de
Sentencia
Sumaria
Suplementaria”, como suplemento a la “Solicitud de Sentencia
Sumaria” presentada por ésta el 1 de noviembre de 2004. Por su
parte, el 5 de marzo de 2018, las Clases Demandantes presentaron
su “Oposición a Solicitud de Sentencia Sumaria Suplementaria”.
2
Véase Ap., a las págs. 2578-2593.
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3
De otra parte, el 5 de abril de 2018, PRTC presentó una “Réplica a
Oposición a Solicitud de Sentencia Sumaria Suplementaria”.
Tras varios incidentes procesales, el 24 de mayo de 2019, el
Tribunal de Primera Instancia, Sala Superior de Bayamón, emitió
una Resolución mediante la cual declaró que No Ha Lugar a la
“Solicitud de Sentencia Sumaria Suplementaria” presentada por
PRTC.
En su Resolución, el Foro primario realizó las siguientes
determinaciones de hechos incontrovertidos:
1. Se incorporan por referencia las determinaciones de
hechos de este Tribunal, según constan en la
determinación emitida el 3 de mayo de 2005, y notificada
el 9 de mayo de 2005, relacionadas con la certificación
del pleito de clase. Tales determinaciones han advenido
finales y firmes.
2. Los representantes de las clases demandantes no
objetaron ni presentaron una querella ante la PRTC con
relación a los cargos de tele-tecla que les fueron
facturados.
(Ap., a la pág. 2586)
Además, el Foro primario determinó que hay controversia
sobre los siguientes hechos materiales:
1. Si PRTC cobró a los demandantes, representantes de
las respectivas Clase A, Clase B y Clase C, una tarifa
mensual por el servicio de tele-tecla, que no estuvo
basada en el costo de proveer tal servicio, en
contravención de la Ley Núm. 213-1996.
2. De haber PRTC cobrado dicha tarifa no basada en el
costo de proveer el servicio de tele-tecla, a cuánto
ascendería
el
reembolso
o
compensación
correspondiente a la Clase A, Clase B y Clase C.
(Id.)
El 29 de mayo de 2019, notificada el 4 de junio de 2019, el
Tribunal de Primera Instancia emitió una Orden mediante la cual
aprobó el “Proyecto de Notificación de Clases” presentado por los
representantes de las Clases Demandantes.
Inconforme, el 10 de junio de 2019, PRTC presentó ante el
TPI
una
“Moción
de
Reconsideración”
sobre
la
Resolución
intimada. El 19 de junio de 2019, PRTC presentó otra “Moción de
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Reconsideración” en relación con la referida Orden.
El Foro de
Instancia declaró No Ha Lugar a la “Moción de Reconsideración”
sobre la Resolución intimada, y No Ha Lugar a la “Moción de
Reconsideración” sobre la referida
Orden,
mediante
sendas
Resoluciones emitidas el 25 de junio de 2019 y notificadas el día
28 del mismo mes y año.
Inconforme, el 26 de julio de 2019, PRTC compareció ante
este Tribunal de Apelaciones mediante un recurso de certiorari. En
su petición, PRTC señala que el Foro primario cometió los
siguientes errores:
i.
Erró el TPI al determinar que la causa de acción
en el caso de autos no había caducado o estaba
prescrita a razón del término de veinte días para
objetar facturas establecido en la Ley Núm. 331985, según enmendada, y el Reglamento Núm.
8065.
ii.
Erró el TPI al interpretar como una adjudicación
en los méritos la denegatoria a expedir un auto
de certiorari en el caso de Howard Ferrer v.
PRTC, KLCE2016-02119.
iii.
Erró el TPI al no conferirle deferencia al caso de
Lambda Communications v. PRTC, KLRA0200178
y KLRA0200192 Núm. 97-Q-0001 y 97-Q-0003,
2003 WL 23268909 (T.A.P.R.) (Sentencia, 19 de
agosto de 2003) en el cual se resolvió que las
tarifas de telefonía se presumen válidas hasta
tanto el NET resuelva lo contrario.
iv.
Erró el TPI al no evaluar y adjudicar la Solicitud
de Sentencia Sumaria de conformidad con lo
resuelto en Roldán Flores v. M. Cuebas, 199
D.P.R. 664 (2018) y no dar por admitidos aquellos
hechos contenidos en la Solicitud de Sentencia
Sumaria
Suplementaria
que
no
fueron
debidamente controvertidos por Márquez et al.
v.
Erró el TPI al concluir que el Proyecto de
Notificación de Clase podía ser aprobado y la
notificación podía proceder sin que se adjudicara
la Solicitud de Sentencia Sumaria en el presente
caso.
.
.
.
.
.
.
.
.
El 12 de agosto de 2019, comparecieron las Clases A, B y C
(las Clases Demandantes) mediante un “Alegato en Oposición a la
Petición de Certiorari”. En su oposición, las Clases Demandantes
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niegan todos los señalamientos de error que le imputa la PRTC al
Foro a quo y presentan una discusión de los argumentos de PRTC
en favor de sus señalamientos de error, así como los argumentos
por los que debe confirmarse la determinación del Tribunal de
Primera Instancia.
Tras examinar el recurso de certiorari, su oposición y los
documentos que componen el expediente, procedemos a resolver
mediante los fundamentos que expondremos a continuación.
-II-ALa sentencia sumaria es un mecanismo procesal que dispone
nuestro ordenamiento para propiciar la solución justa, rápida y
económica de controversias en las cuales resulta innecesario
celebrar un juicio plenario. Meléndez González et al. v. M. Cuebas,
193 DPR 100 (2015); SLG Zapata-Rivera v. J.F. Montalvo, 189 DPR
414 (2013); Const. José Carro v. Mun. Dorado, 186 DPR 113 (2012);
Mejías et al. v. Carrasquillo et al., 185 DPR 288 (2012).
Dicho
mecanismo está regulado por la Regla 36 de Procedimiento Civil,
32 LPRA Ap. V, R. 36.
Esta Regla dispone que la solicitud de
sentencia sumaria puede ser presentada por cualquiera de las
partes que solicite un remedio por medio de una moción fundada
en declaraciones juradas o en aquella evidencia que demuestre la
inexistencia de una controversia sustancial de hechos esenciales y
pertinentes.
Se
dictará
deposiciones,
sentencia
contestaciones
sumaria
a
si
las
interrogatorios
alegaciones,
y
admisiones
ofrecidas, junto a cualquier declaración jurada que se presente, si
alguna, demuestran que no hay controversia real y sustancial
sobre algún hecho esencial y pertinente y que, como cuestión de
derecho, procede hacerlo.
Regla 36.3(e) de Procedimiento Civil, 32
LPRA Ap. V, R. 36.3(e); SLG Zapata-Rivera v. J.F. Montalvo, supra.
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Es decir, únicamente procede en aquellos casos en los que no
existen controversias reales y sustanciales en cuanto a los hechos
materiales, por lo que lo único que queda por parte del poder
judicial es aplicar el Derecho. Oriental Bank v. Perapi et al, 192
DPR 7 (2014); SLG Zapata-Rivera v. J.F. Montalvo, supra; Nieves
Díaz v. González Massas, 178 DPR 820 (2010). Sobre el particular,
precisa señalarse que un hecho material es aquel que puede
afectar el resultado de la reclamación al amparo del Derecho
sustantivo aplicable. Ramos Pérez v. Univisión, 178 DPR 200
(2010); Abrams Rivera v. E.L.A., 178 DPR 914 (2010). La calidad
del “hecho material” debe ser suficiente como para que sea
necesario que un juez la dirima a través de un juicio plenario.
Ramos Pérez v. Univisión, supra.
La controversia en cuanto al hecho material tiene que ser
real, por lo que la existencia de cualquier duda es insuficiente para
derrotar una solicitud de sentencia sumaria. Meléndez González,
et al. v. M. Cuebas, supra; Ramos Pérez v. Univisión, supra. De ahí
que una controversia de hechos derrotará una moción de sentencia
sumaria si provoca en el juzgador una duda real y sustancial sobre
un hecho relevante y pertinente. Pepsi-Cola v. Mun. Cidra et al.,
186 DPR 713 (2012). Consecuentemente, si el tribunal no tiene
certeza respecto a todos los hechos pertinentes a la controversia,
no debe dictar sentencia sumaria.
Cruz Marcano v. Sánchez
Tarazona, 172 DPR 526 (2007).
Téngase en cuenta que es norma firmemente establecida que
toda duda sobre la existencia de una controversia de hechos bona
fide debe ser resuelta contra la parte que solicita la sentencia
sumaria.
SLG Zapata-Rivera v. J.F. Montalvo, supra. Véase,
además, Córdova Dexter v. Sucn. Ferraiuoli, 182 DPR 541 (2011);
González Aristud v. Hosp. Pavía, 168 DPR 127 (2006); Mgmt. Adm.
Servs. Corp. v. E.L.A., 152 DPR 599 (2000).
Por lo tanto, al
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determinar si existen controversias de hechos que impiden dictar
sentencia sumaria el juzgador debe analizar los documentos que
acompañan la solicitud de sentencia sumaria y los documentos
incluidos con la moción en oposición, así como los que obren en el
expediente.
Además, dicho examen debe ser guiado por el
principio de liberalidad a favor de la parte que se opone a que se
dicte sentencia sumaria. Ramos Pérez v. Univisión, supra.
Además, la Regla 36 de Procedimiento Civil, supra, regula de
manera específica los requisitos de forma que debe cumplir la
parte promovente de la solicitud de sentencia sumaria, así como
los requisitos aplicables a la parte que se opone. La parte
promovente tiene la obligación de desglosar los hechos
relevantes sobre los cuales aduce que no hay controversia en
párrafos debidamente enumerados y, para cada uno de ellos,
especificar la página o párrafo de la declaración jurada u otra
prueba admisible en evidencia que lo apoya. Regla 36.3(a)(4) de
Procedimiento Civil, 32 LPRA Ap. V, R. 36.3(a)(4); SLG ZapataRivera v. J.F. Montalvo, supra. (Énfasis nuestro). Asimismo, la
contestación u oposición a la solicitud de sentencia sumaria
deberá ceñirse a ciertas exigencias sobre este aspecto.
La parte
promovida deberá citar específicamente los párrafos, según
enumerados por el promovente, que entiende están en controversia
y para cada uno de los que pretende controvertir, detallar la
evidencia admisible que sostiene su impugnación, citando la
página o sección pertinente.
Regla 36.3(b)(2) de Procedimiento
Civil, 32 LPRA Ap. V, R. 36.3(b)(2); Íd.
Es de notar que según nuestro ordenamiento procesal civil
se les exige tanto al promovente, como al opositor de una solicitud
de sentencia sumaria, que cumplan con unos requisitos de forma
específicos
para
solicitudes.
El
que
pueda
incumplimiento
considerarse
con
estos
sus
respectivas
requisitos
tiene
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repercusiones distintas para cada parte. De un lado, si el
promovente de la moción incumple con los requisitos de forma, el
foro judicial no está obligado a considerar su pedido.
De igual
forma, si la parte opositora no cumple con los mencionados
requisitos, entonces se podrá dictar Sentencia Sumaria a favor de
la parte promovente, si ésta procede en Derecho.
Meléndez
González et al. v. M. Cuebas, supra; SLG Zapata-Rivera v. J.F.
Montalvo, supra.
Nuestro Tribunal Supremo ha expresado que, aunque en el
pasado se ha referido a la Sentencia Sumaria como un mecanismo
procesal "extraordinario", ello no significa que su uso esté excluido
en algún tipo de pleito.
Meléndez González et al. v. M. Cuebas,
supra; Ramos Pérez v. Univisión, supra. En ese sentido no queda
impedida la utilización del mecanismo de sentencia sumaria en
reclamaciones que requieren la consideración de elementos
subjetivos o de intención, cuando de los documentos a ser
evaluados en la solicitud de sentencia sumaria surge que no existe
controversia en cuanto a hechos materiales y sustanciales.
Meléndez González, et al. v. M. Cuebas, supra; Ramos Pérez v.
Univisión, supra.
En Meléndez González et al. v. M. Cuebas, supra, el Tribunal
Supremo estableció el estándar específico que debe utilizar este
Tribunal de Apelaciones al momento de revisar denegatorias o
concesiones de mociones de sentencia sumaria, a la luz de la
jurisprudencia y las Reglas de Procedimiento Civil.
En primer lugar, el Tribunal Supremo reafirmó lo que
estableció en Vera v. Dr. Bravo, 161 DPR 308 (2004). Al momento
de revisar una solicitud de sentencia sumaria, el Tribunal de
Apelaciones se encuentra en la misma posición que el Tribunal de
Primera Instancia. En ese sentido, este foro apelativo está regido
por la Regla 36 de Procedimiento Civil, supra, y por consiguiente le
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aplican los mismos criterios que la jurisprudencia y la Regla 36,
supra, le exigen al foro primario.
En segundo lugar, puesto que este foro apelativo se
encuentra en la misma posición que el primario, tenemos la
obligación de revisar que tanto la moción de sentencia
sumaria como su oposición satisfagan los requisitos de forma
codificados en la Regla 36 de Procedimiento Civil, supra, según
fueron pautados en SLG Zapata-Rivera v. JF Montalvo, supra.
En tercer lugar, al revisar una sentencia dictada de forma
sumaria, este tribunal tiene que examinar si en realidad existen
hechos materiales en controversia.
Si los hubiere, estamos
compelidos a cumplir con el mandato de la Regla 36.4 de
Procedimiento Civil, 32 LPRA Ap. V R. 36.4, por lo que tenemos la
obligación
ineludible
de
exponer
concretamente
los
hechos
materiales que encontramos están en controversia y, de haberlos,
cuáles
resultan
ser
incontrovertidos.
Procede
hacer
determinación en la sentencia que disponga del caso.
esta
También
estamos facultados para hacer referencia a la lista enumerada de
hechos incontrovertidos que determinó el Tribunal de Primera
Instancia.
En cuarto lugar, por último, si este Tribunal de Apelaciones
determina que los hechos materiales realmente resultan ser
incontrovertidos, nos dispondremos entonces a revisar de novo si
el foro primario aplicó correctamente el Derecho.
-BLa Sección 4.1 de la Ley de Procedimiento Administrativo
Uniforme del Gobierno de Puerto Rico (“LPAU”), Ley Núm. 38-2017,
según enmendada, 3 LPRA sec. 9671, permite que se solicite al
Tribunal
de
Apelaciones
la
revisión
de
las
decisiones
administrativas. A esos efectos, es norma de derecho claramente
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establecida que los tribunales apelativos han de conceder gran
consideración y deferencia a las decisiones administrativas en vista
de la experiencia y conocimiento especializado de la agencia.
Pagán Santiago, et al. v. ASR, 185 DPR 341, 358 (2012); T-JAC, Inc.
v. Caguas Centrum Limited, 148 DPR 70, 80 (1999); Agosto Serrano
v. F.S.E., 132 DPR 866, 879 (1993). Por lo tanto, la persona que
alegue lo contrario tendrá que presentar evidencia suficiente para
derrotar tal presunción, no pudiendo descansar únicamente en
meras alegaciones.
Pacheco v. Estancias, 160 DPR 409, 431
(2003).
La revisión judicial es limitada, ésta solo determina si la
actuación administrativa fue una razonable y cónsona con el
propósito legislativo o si por el contrario fue irrazonable, ilegal o
medió abuso de discreción. Mun. de San Juan v. J.C.A., 149 DPR
263, 280 (1999); T-JAC, Inc. v. Caguas Centrum Limited, supra, a la
pág. 84; Com. Vec. Pro-Mej., Inc. v. J.P., 147 DPR 750, 761 (1999);
Fuertes y otros v. ARPE, 134 DPR 947, 953 (1993).
Es
doctrina
jurídica
claramente
establecida
que
los
tribunales apelativos han de conceder gran consideración y
deferencia a las decisiones administrativas en vista de la vasta
experiencia y conocimiento especializado de las agencias. Rebollo
v. Yiyi Motors, 161 DPR 69, 77 (2004); Pacheco v. Estancias, supra;
T-JAC, Inc. v. Caguas Centrum Limited, supra, a la pág. 80. A su
vez, las determinaciones de las agencias administrativas en la
interpretación de las normas y reglamentos que promulgan, gozan
de una presunción de legalidad y corrección. T-JAC, Inc. v. Caguas
Centrum Limited, supra, a la pág. 81. Por tanto, quien alegue lo
contrario tendrá que presentar evidencia suficiente para derrotar
tal presunción, no pudiendo descansar únicamente en meras
alegaciones. Pacheco v. Estancias, supra, a las págs. 431-432.
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-C-
El Art. 1204 del Código Civil de Puerto Rico dispone que
“[p]ara que la presunción de cosa juzgada surta efecto en otro
juicio, es necesario que entre el caso resuelto por la sentencia y
aquél en que esta sea invocada, concurra la más perfecta identidad
entre las cosas, las causas, las personas de los litigantes y la
calidad con que lo fueron”. Cód. Civil de P.R., 31 LPRA sec. 3343.
La doctrina de cosa juzgada surge del interés de poner fin a los
litigios, así como proteger a las personas a que sean sometidas a
múltiples procesos judiciales por los mismos asuntos, cuando ya
se ha dispuesto de los mismos. Parrilla v. Rodríguez, 163 DPR 263,
268 (2004).
Así, se garantiza la certidumbre y seguridad de los
derechos declarados.
Al evaluar si en un pleito posterior se litigan nuevamente
asuntos previamente adjudicados, el juzgador debe auscultar si
existe “la más perfecta identidad” entre las mismas cosas, causas,
partes y la calidad en que lo fueron. Worldwide Food Dis., Inc. v.
Colón el al., 133 DPR 827, 833 (1993). Esto es, se debe examinar
“si los hechos y fundamentos de las peticiones son los mismos en
lo que afecta a la cuestión planteada”. A & P Gen. Contractors v.
Asoc. Caná, 110 DPR 753, 765 (1981).
El Tribunal Supremo de Puerto Rico ha resuelto que la
doctrina
de
cosa
juzgada
puede
aplicarse
en
el
ámbito
administrativo. Ortiz Matías et al. v. Mora Development, 187 DPR
649 (2013).
La aplicación de la doctrina se extiende a las
cuestiones que pudieron ser litigadas y adjudicadas en la acción
anterior. P. R. Wire Prod. v. C. Crespo & Assoc., 175 DPR 139, 150151 (2008). La norma puede encontrarse a nivel de una misma
agencia; de una agencia a otra; y entre agencias y los tribunales.
Rodríguez Oyola v. Machado Díaz, 136 DPR 250, 252-253 (1994).
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La aplicabilidad de la doctrina de cosa juzgada en los foros
judiciales está sujeto a aquellas instancias en que la agencia
ostentaba y ejerció su facultad cuasi judicial y las partes tuvieron
una oportunidad adecuada para defender sus posturas.
Pagán
Hernández v. U.P.R., 107 DPR 720, 734 (1978). Además, es norma
asentada que los tribunales no deben aplicar estas doctrinas de
forma inflexible, particularmente cuando hacerlo derrotaría los
fines de la justicia, o cuando están involucradas consideraciones
de orden público. Ortiz Matías et al. v. Mora Development, supra, a
la pág. 655; Fonseca et al. v. Hosp. HIMA, 184 DPR 281, 294
(2012); Parrilla v. Rodríguez, supra, a la pág. 269.
-DEl auto de certiorari constituye un vehículo procesal
discrecional que permite a un tribunal de mayor jerarquía revisar
las determinaciones de un tribunal inferior. IG Builders et al. v.
BBVAPR, 185 DPR 307, 337-338 (2012); García v. Padró, 165 DPR
324, 334-335 (2005); Negrón v. Srio. de Justicia, 154 DPR 79, 9092 (2001).
En ciertas instancias la Regla 52.1 de las Reglas de
Procedimiento Civil, 32 LPRA Ap. V, 52.1, nos priva de autoridad
para revisar decisiones interlocutorias mediante el recurso de
certiorari. Esta regla, en lo pertinente dispone que:
.
.
.
.
.
.
.
.
[e]l recurso de certiorari para revisar resoluciones u
órdenes interlocutorias dictadas por el Tribunal de
Primera Instancia, solamente será expedido por el
Tribunal de Apelaciones cuando se recurra de una
resolución u orden bajo las Reglas 56 y 57 o de la
denegatoria de una moción de carácter dispositivo. No
obstante, y por excepción a lo dispuesto anteriormente,
el Tribunal de Apelaciones podrá revisar órdenes o
resoluciones interlocutorias dictadas por el Tribunal de
Primera Instancia cuando se recurra de decisiones
sobre la admisibilidad de testigos de hechos o peritos
esenciales, asuntos relativos a privilegios evidenciarios,
anotaciones de rebeldía, en casos de relaciones de
familia, en casos que revistan interés público o en
cualquier otra situación en la cual esperar a la
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apelación constituiría un fracaso irremediable de la
justicia. Al denegar la expedición de un recurso de
certiorari en estos casos, el Tribunal de Apelaciones no
tiene que fundamentar su decisión.
Cualquier otra resolución u orden interlocutoria
expedida por el Tribunal de Primera Instancia podrá ser
revisada en el recurso de apelación que se interponga
contra la sentencia sujeto a lo dispuesto en la Regla 50
sobre los errores no perjudiciales.
En armonía con lo anterior, la Regla 40 del Reglamento del
Tribunal de Apelaciones, 4 LPRA Ap. XXII-B, dispone que para
expedir un auto de certiorari, este Tribunal debe tomar en
consideración los siguientes criterios:
El Tribunal tomará en consideración los siguientes
criterios al determinar la expedición de un auto de
certiorari o de una orden de mostrar causa:
(A) Si el remedio y la disposición de la decisión
recurrida, a diferencia de sus fundamentos, son
contrarios a derecho.
(B) Si la situación de hechos planteada es la más
indicada para el análisis del problema.
(C) Si ha mediado prejuicio, parcialidad o error craso
y manifiesto en la apreciación de la prueba por el
Tribunal de Primera Instancia.
(D) Si el asunto planteado exige consideración más
detenida a la luz de los autos originales, los cuales
deberán ser elevados, o de alegatos más elaborados.
(E) Si la etapa del procedimiento en que se presenta
el caso es la más propicia para su consideración.
(F) Si la expedición del auto o de la orden de mostrar
causa no causan un fraccionamiento indebido del pleito
y una dilación indeseable en la solución final del litigio.
(G) Si la expedición del auto o de la orden de mostrar
causa evita un fracaso de la justicia.
El Tribunal de Apelaciones solo intervendrá en el ejercicio de
la discreción del Tribunal de Primera Instancia en aquellas
situaciones en que se demuestre que este último: (1) actuó con
prejuicio o parcialidad, (2) incurrió en un craso abuso de
discreción o (3) se equivocó en interpretar o aplicar cualquier
norma procesal o de derecho sustantivo. Rivera y otros v. Bco.
Popular, 152 DPR 140, 155 (2000).
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-III-
En el recurso de certiorari ante nuestra consideración, nos
corresponde determinar si el Tribunal de Primera Instancia actuó
conforme a Derecho al determinar No Ha Lugar la “Solicitud de
Sentencia Sumaria” presentada por PRTC y Ha Lugar al “Proyecto
de Notificación de Clase” presentado por las Clases Demandantes.
Por estar íntimamente relacionados entre sí, discutiremos en
conjunto los señalamientos de error (i) y (ii). Luego, discutiremos
los señalamientos (iii) y (iv). Estos primeros cuatro señalamientos
giran en torno a la Resolución emitida por el Tribunal de Primera
Instancia el 25 de mayo de 2019.
Por último, discutiremos por
separado el señalamiento de error (v), referente a la Orden emitida
por el Foro primario el 29 de mayo de 2019.
En sus primeros dos señalamientos de error, PRTC sostiene
que erró el Foro a quo al determinar que la causa de acción en
presente caso no había caducado ni prescrito en virtud del término
de 20 días para objetar facturas establecido en la Ley Núm. 33 de
27 de junio de 1985, según enmendada, conocida como la “Ley
para Establecer Requisitos Procesales Mínimos para la Suspensión
de Servicios Públicos Esenciales”, 27 LPRA sec. 262 et seq., e
interpretar como una adjudicación en los méritos la opinión
emitida por este Tribunal de Apelaciones al denegar un auto de
certiorari en el caso de Ferrer y otros v. PRTC, KLCE2016-02119.
No le asiste la razón. Veamos.
En su dictamen, el Foro primario concluyó, al igual que lo
hizo el Tribunal de Apelaciones ante un caso cuyos hechos
pertinentes eran similares a los del recurso de autos, que el
referido término de 20 días, dispuesto por la Ley Núm. 33, supra,
no es de aplicación. De nuestra lectura de la Resolución intimada,
se desprende que el Foro a quo no interpretó la referida
determinación de este Foro como una adjudicación en los méritos.
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15
El Foro primario, en el ejercicio de su función como ente
adjudicador, encontró en la referida determinación de este Foro
intermedio una fuente persuasiva, en virtud de la similitud entre el
marco fáctico, las causas de acción y las controversias objeto de
ambos casos. De esta manera, el Tribunal de Primera Instancia
llegó de forma independiente a la misma conclusión a la que llegó
este Tribunal de Apelaciones, y así mismo lo hizo constar.
PRTC
sostiene
que
el
Foro
de
Instancia
interpretó
incorrectamente las disposiciones del Art. 3 de la Ley Núm. 33, 27
LPRA sec. 262b. Según PRTC, el referido estatuto confiere a los
clientes de ciertos servicios públicos esenciales un término de 20
días, contados a partir de la fecha de envío de la factura, para
presentar su objeción a cualquier cargo contenido en la misma,
conforme al procedimiento de revisión dispuesto en esa Ley.
Arguye PRTC que dicho término es aplicable a cualquier
reclamación, por cualquier fundamento, relacionada con los
cargos contenidos en la factura, por lo que el derecho de impugnar
dichos cargos se extingue si el cliente no presenta su objeción
dentro del término. PRTC afirma, por lo tanto, que erró el Tribunal
a quo al determinar que dicho término no es aplicable al caso de
autos. Tampoco le asiste la razón.
En su Resolución, el Foro primario hace una cuidadosa e
importante distinción entre los casos que se rigen por las
disposiciones de la Ley Núm. 33, supra, y el caso de autos. Con
referencia a la determinación de este Foro intermedio en el caso de
Ferrer y otros v. PRTC, supra, el Tribunal de Primera Instancia
expuso que “la Ley Núm. 33, supra, incorporó a nuestro
ordenamiento jurídico un esquema legal para garantizar a los
usuarios o abonados de ciertos servicios públicos esenciales una
oportunidad adecuada para objetar la corrección de los cargos
KLCE201901014
facturados”.3
1996,
16
De otra parte, señala el Tribunal que la Ley 213-
según
enmendada,
conocida
como
“Ley
de
Telecomunicaciones de Puerto Rico”, 27 LPRA sec. 265 et seq.,
extendió el procedimiento de la Ley Núm. 33, supra, a los
procedimientos de suspensión de servicio por falta de pago de las
compañías de cable o telecomunicaciones certificadas. Advierte el
Foro de Instancia que tanto el referido Art. 3 de la Ley Núm. 33,
supra, como la Ley 213-1996, supra, en el anterior Art. 20 y actual
Art. 11 de su Capítulo III, 27 LPRA sec. 269i (2019), establecen
expresamente
que
esas
disposiciones
son
aplicables
a
los
procedimientos de suspensión del servicio.4 Cita el Foro primario
la decisión de este Foro intermedio en Ferrer y otros v. PRTC,
supra, en el sentido de que “al entender sobre la inequívoca letra
de los referidos estatutos, surge que los términos pertinentes
atienden los casos de suspensión de servicios por falta de pago.”
Ferrer y otros v. PRTC, supra. (Énfasis en el original). Es necesario
destacar la distinción que hace el referido dictamen de este
Tribunal de Apelaciones en torno a los casos específicos en los que
aplica el esquema y el término que establece la Ley Núm. 33,
supra:
[L]os veinte (20) días comprendidos en los artículos
aducidos únicamente aplican a los casos en los que se
interesa detener la suspensión del servicio ofrecido por
razón de impago, cuando el cliente o abonado impugne
la legitimidad de la factura emitida, hasta tanto se
diluciden los méritos de la cuestión.
Ferrer y otros v. PRTC, supra, a las págs. 11-12.
(Énfasis en el original).
Destaca el TPI que, tanto en el referido caso como en el caso
de autos, se impugna un cargo específico bajo el fundamento de
que el mismo no está basado en el costo de servicio, según los
requisitos de la Ley 213-1996, supra. En vista de que el caso de
3
4
Véase Ap., a la pág. 2587.
Véase Ap., a la pág. 2588.
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17
autos no se trata de una suspensión de servicio por falta de pago,
concluye el Foro de Instancia, no es aplicable el término de 20 días
de la Ley Núm. 33, supra, por lo que no está caduca ni prescrita la
causa de acción de las Clases Demandantes.
Coincidimos con la conclusión del Foro primario. Es
importante destacar la similitud entre el caso de autos y el de
Ferrer y otros v. PRTC, supra, así como la distinción entre (i) la
causa de acción que tiene un cliente de servicio de cable o
telecomunicaciones a quien se le cobró un cargo que no es
conforme a la Ley, y (ii) la causa de acción que tiene un cliente de
servicios públicos esenciales ante una situación de suspensión del
servicio por no haber pagado la factura correspondiente, al amparo
de las disposiciones de la Ley Núm. 33, supra. El término de 20
días aplica solamente a estos últimos. Como discutió este Tribunal
de Apelaciones en Ferrer y otros v. PRTC, supra,
[t]al no es la situación en la causa que atendemos. Los
recurridos objetan la totalidad del pago que, por años,
respectivamente se les facturó. Obsérvese que su
reclamación no se originó por razón de falta de
pago respecto a las mismas, ni en previsión a un
riesgo de sufrir la suspensión de los servicios
correspondientes. La causa de acción objeto del
presente recurso se fundamentó en alegaciones
sobre daños, fraude, incumplimiento de contrato y
violación a los preceptos legales que regulan la
materia de los servicios de telefonía. Siendo de
este modo, resulta forzoso concluir que el término
de caducidad de veinte (20) días aquí en disputa
no es oponible al reclamo que aquí atendemos, por
lo que no procede aplicar, a la causa de los recurridos,
los efectos que produce la inacción en la ejecución de
los derechos cuya vindicación se sujeta a un plazo
cierto.
Ferrer y otros v. PRTC, supra, a la pág. 12. (Énfasis
nuestro).
Por todo lo anterior, concluimos que no se cometió el error
indicado en el señalamiento (i), ni el indicado en el señalamiento
(ii).
En segundo lugar, PRTC señala que erró el Foro de Instancia
al no presumir válidas las tarifas de telefonía presentadas ante el
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Negociado de Telecomunicaciones (NET, antes conocido como
Junta Reglamentadora de Telecomunicaciones o JRT) hasta que
dicho ente administrativo resuelva lo contrario, toda vez que debió
haberle conferido “deferencia” a la determinación que hiciera en tal
sentido el NET en el caso de Lambda Communications, Inc. v.
PRTC, 97-Q-0003, consolidado con el 97-Q-0001. No le asiste la
razón.
El Foro primario enmarca el argumento de PRTC en el
contexto de la doctrina de cosa juzgada, y señala que, mediante el
mismo, PRTC solicita que se le confiera autoridad de cosa juzgada
a lo resuelto por el NET.5
A través de los criterios establecidos
ante argumentos al amparo de la referida doctrina, el Foro
primario establece que la referida determinación administrativa
atiende
una
controversia
completamente
distinguible
de
la
controversia que entraña el caso de autos. En primer lugar, entre
el presente caso y el procedimiento administrativo en Lambda
Communications no hay identidad de partes.
En segundo lugar,
tampoco hay identidad de cosas ni de causas entre ambos casos.
En vista de que son casos completamente distinguibles, establece
el Tribunal, no estamos ante una controversia en la que deba
conferirse deferencia judicial a la determinación administrativa,
como tampoco una en la que deba conferirse a tal determinación el
valor de cosa juzgada. Por lo tanto, razona el Foro de Instancia, la
norma
establecida
por
el
NET
en
el
caso
de
Lambda
Communications, no es aplicable al caso de autos.
De nuestro examen de la prueba en el expediente, así como
las
alegaciones
y
las
respectivas
discusiones
de
derecho
presentadas por las partes, coincidimos con la conclusión del Foro
primario al no conferirle deferencia a la determinación de una
agencia administrativa sobre un caso que a todas luces es
5
Véase Ap., a la pág. 2589.
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distinguible del caso de autos. Por lo tanto, no se cometió el error
indicado en el señalamiento de error (iii).
En el señalamiento de error (iv), PRTC expresa que erró el
Foro a quo toda vez que éste no evaluó y adjudicó, conforme al
Derecho vigente, la “Solicitud de Sentencia Sumaria”. Sostiene
PRTC que el Tribunal cometió error al no declarar como “hechos no
controvertidos” las alegaciones contenidas en los párrafos 1-16 y
25 de la Sección IV de la “Solicitud de Sentencia Sumaria
Suplementaria”.
A
fin
de
hacer
más
fácil
la
discusión
del
referido
señalamiento de error, repasamos las determinaciones sobre
hechos incontrovertidos emitidas por el Tribunal de Primera
Instancia en su Resolución, a saber:
1. Se incorporan por referencia las determinaciones de hechos
de este Tribunal, según constan en la determinación
emitida el 3 de mayo de 2005, y notificada el 9 de mayo de
2005, relacionadas con la certificación del pleito de clase.
Tales determinaciones han advenido finales y firmes.
2. Los representantes de las clases demandantes no
objetaron ni presentaron una querella ante la PRTC con
relación a los cargos de tele-tecla que les fueron
facturados.
(Ap., a la pág. 2586)
Además, reproducimos nuevamente las determinaciones de
hechos en controversia emitidas en dicha Resolución:
1. Si PRTC cobró a los demandantes, representantes de las
respectivas Clase A, Clase B y Clase C, una tarifa mensual
por el servicio de tele-tecla, que no estuvo basada en el
costo de proveer tal servicio, en contravención de la Ley
Núm. 213-1996.
2. De haber PRTC cobrado dicha tarifa no basada en el costo
de proveer el servicio de tele-tecla, a cuánto ascendería el
reembolso o compensación correspondiente a la Clase A,
Clase B y Clase C.
(Id.)
El señalamiento de error hecho por PRTC nos coloca en la
posición de revisar la “Solicitud de Sentencia Sumaria” y la
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“Solicitud de Sentencia Sumaria Suplementaria” en su conjunto.
Es necesario recordar que, cuando estamos ante un recurso en el
que se solicita la revisión de una sentencia sumaria, este Tribunal
de Apelaciones se encuentra en la misma posición que el Tribunal
de Primera Instancia.
Meléndez González et al. v. M. Cuebas,
supra. En vista de ello, procede examinar si la referida Solicitud y
su Suplemento, así como su Oposición, cumplen con los requisitos
de forma de la Regla 36.3 de Procedimiento Civil, supra.
Al examinar la referida Solicitud en su conjunto, a la luz de
las comparecencias de ambas partes, es forzoso concluir que la
misma no cumple con los requisitos de la Regla 36.3(a), supra. Los
párrafos 1-16 y 25 de la Solicitud de Sentencia Sumaria
Suplementaria, los cuales, según PRTC, no fueron considerados
por el Foro primario, no cumplen con el inciso (4) de la referida
Regla 36.3(a), supra, es decir, no establecen una relación
concisa, organizada y en párrafos enumerados de hechos
materiales sobre los cuales no hay controversia sustancial, ni
indican con especificidad los párrafos o las páginas de los
documentos y prueba admisible en evidencia donde se establecen
estos hechos.
Algunos de estos párrafos carecen de indicación
específica de los párrafos y páginas que establezcan los referidos
hechos.
En algunos de los referidos párrafos, no se presentan
hechos materiales a la controversia. Por lo tanto, a la luz de los
criterios de adjudicación establecidos en Meléndez González et al.
v. M. Cuebas, supra, ni el Foro primario ni este Foro intermedio
estamos obligados a considerar las alegaciones contenidas en
los párrafos 1-16 y 25 de la “Solicitud de Sentencia Sumaria
Suplementaria”, así como tampoco están obligadas las Clases
Demandantes a controvertirlos. Por otro lado, en los párrafos 1724 y 26-29 de la referida “Solicitud de Sentencia Sumaria
Suplementaria”, PRTC hace referencia específica a prueba en el
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expediente donde se establece que, en efecto, los representantes
de las Clases Demandantes no objetaron ni presentaron
querella ante la PRTC con relación a los cargos de tele-tecla
que les fueron facturados. Así mismo lo hizo constar el Tribunal
de Primera Instancia en la Resolución recurrida, donde consolida
las
alegaciones
correctamente
presentadas
en
los
referidos
párrafos en una sola determinación de hecho incontrovertido. Por
último, el Foro de Instancia actuó correctamente al establecer dos
(2) hechos materiales que permanecen en controversia: (i) si se les
cobró una tarifa en contravención a la Ley a los miembros de las
Clases Demandantes; y (ii) de ser así, a cuánto ascendería la
cantidad del reembolso que como compensación les correspondería
a los miembros de las Clases Demandantes.
Por todo lo
anteriormente expuesto, determinamos que no cometió error el
Foro primario en su adjudicación de la “Solicitud de Sentencia
Sumaria Suplementaria”.
Como último señalamiento de error, la PRTC afirma que erró
el TPI al emitir una Orden para autorizar el “Proyecto de
Notificación de Clase”, sin que se haya adjudicado la “Solicitud de
Sentencia Sumaria”.
Las disposiciones de la Regla 52.1 de Procedimiento Civil,
supra, enumeran de forma taxativa y especifica los tipos de
dictámenes
interlocutorios
sobre
los
que
este
Tribunal
de
Apelaciones tiene jurisdicción para ejercer su función revisora. La
Orden recurrida aquí por PRTC no es conforme a ninguna de las
formas enumeradas por esta Regla. Por lo tanto, carecemos de
jurisdicción para atender el señalamiento de error (v).
-IVPor los fundamentos expuestos:
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1. Expedimos el auto de certiorari y confirmamos la
Resolución emitida el 25 de mayo de 2019 por el Tribunal
de Primera Instancia, Sala Superior de Bayamón.
2. Por otro lado, en cuanto a la Orden emitida el 29 de mayo
de 2019 por el Tribunal de Primera Instancia, denegamos
el auto, ya que el asunto ante nuestra consideración es
uno no dispositivo que no está comprendido en los
criterios establecidos en la Regla 52.1 de Procedimiento
Civil, supra.
Lo acordó y manda el Tribunal, y lo certifica la Secretaria del
Tribunal de Apelaciones.
Lcda. Lilia M. Oquendo Solís
Secretaria del Tribunal de Apelaciones
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