Subido por Luis Ramos

Dejours, Sufrimiento en el Trabajo

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El SufrimiEnto En El trabajo ChriStophE DEjourS
Colección Psicoanálisis, Sociedad y Cultura
Colección Psicoanálisis, Sociedad y Cultura
Diseño de Tapa:
Victor Macri
Diseño E-book: Mariana Battaglia
Dejours, Christophe El sufrimiento en el trabajo. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de
Buenos Aires :
Topía Editorial, 2015. - (Psicoanálisis, sociedad y cultura; 34) E-Book.
Pdf: ISBN 978-987-1185-86-3 1. Psicoanálisis. I. Título CDD 150.195
Fecha de catalogación: 17/04/2015
© Editorial Topía, Buenos Aires 2015 1° edición impresa publicada por Editorial Topía
en 2015 (ISBN 987-1185-70-7).
Editorial Topía Juan María Gutiérrez 3809 3o “A” Capital Federal e-mail:
[email protected]
[email protected] web: www.topia.com.ar
El SufrimiEnto En El trabajo
Christophe Dejours
Colección Psicoanálisis, Sociedad y Cultura
III - Sufrimiento y Trabajo:
¿Cómo pensar las Acciones para su Transformación?
Exposición En La Toma, RosaRio
Buenas noches. El número impresionante de participantes me da miedo. Pero sobre
todo, el temor es porque ustedes poseen una experiencia de trabajo seguramente mucho más
extensa que la mía. Y no puedo más que presentarles algunas ideas con cierta timidez. Pero
es una propuesta. Lo más importante sin duda esta noche es que ustedes puedan discutir sobre
el trabajo conmigo y entre ustedes. Voy a tratar de ser breve y no hacer de profesor, porque
los profesores hablan sin parar. Estos son problemas específicos del sufrimiento en el trabajo
de los profesores. Como tienen miedo de las preguntas y de los estudiantes, hablan todo el
tiempo para que no se les pueda hacer preguntas.
Les haré una presentación en tres partes.
La primera parte se refiere a un cuadro de las patologías mentales del trabajo con las
que tenemos que luchar hoy en día. La segunda parte tendría que estar dedicada al análisis
de la etiología. La etiología es el análisis de los procesos que están en cuestión en la aparición
de estas enfermedades mentales. Y luego la tercera parte se referirá a las cuestiones que les
interesen más y que están en relación con la acción para tratar de retomar la iniciativa sobre
la transformación del mundo de trabajo.
Haré una primera parte breve. Es tal vez un recordatorio para la mayoría de ustedes,
pero en Europa y sobre todo en Francia tenemos la costumbre de distinguir cuatros grandes
campos de patologías que están en relación con las transformaciones contemporáneas del
trabajo.
El primer grupo es lo que llamamos las patologías de sobrecarga. Nos habían
anunciado hace algunos años “el fin del trabajo”, ya que el trabajo tenía que ser reemplazado
por máquinas, robots, informática y autómatas. Pero en realidad sucede lo contrario y a través
del mundo asistimos a una explosión de las patologías de sobrecarga. Hay cuatro patologías
de sobrecarga principales: el burnout, el karoshi, los trastornos orgánicos y las adicciones.
Es decir, la utilización por parte de los trabajadores de medicamentos, de alcohol o de drogas,
como la cocaína por ejemplo, solamente para enfrentar las restricciones del trabajo. No son
drogadicciones, aún cuando en un segundo tiempo muchos de estos trabajadores se
convierten en dependientes de los productos, pero la razón primera no es para nada una
personalidad específica, no es un sufrimiento psiconeurótico lo que encontramos en la base
de estas adicciones, son consumos que se deben únicamente al trabajo.
El segundo grupo de patologías son las del acoso. Se habla mucho de ellas hoy en día
en todo el mundo, después de los primeros estudios que se realizaron en Escandinavia y en
Alemania con el nombre de mobbing. En diferentes países se desarrolló esta cuestión con el
nombre de acoso. No es exactamente lo mismo que el mobbing, pero no voy a entrar en los
detalles. Los autores más conocidos que trabajaron sobre el acoso pretenden que las
patologías del acoso están ligadas a nuevas técnicas del acoso. Es inexacto. Las técnicas de
acoso no tienen nada de nuevo, el acoso siempre existió en el mundo del trabajo. Hace
cuarenta años, cuando yo comencé mis encuestas, los cuadros y los jefes aprendían las
técnicas del acoso con los antiguos oficiales y sub oficiales que habían puesto a punto las
técnicas de acoso durante la guerra entre Francia y Argelia. Son estos mismos oficiales
franceses que enseñaron a los militares argentinos las técnicas de acoso y de tortura que
ustedes conocieron durante la última dictadura. Por lo tanto el acoso no tiene nada de nuevo.
Lo que es nuevo es la masa de patologías, la explosión de patologías a causa del acoso. La
razón fundamental es que hoy en día frente al acoso los trabajadores están cada vez más
solos. Mientras que los otros trabajadores se abstienen de intervenir, esta soledad se
constituye en un problema fundamental del período actual. Voy a volver sobre este tema
cuando hable de etiología.
El tercer grupo son las patologías consecuencia del traumatismo. En las sociedades
europeas, en particular el aumento del desempleo y su cronificación ligada a las nuevas
formas de las relaciones de trabajo, engendra un crecimiento considerable de la violencia
social. Esta violencia recae sobre los trabajadores en el ejercicio mismo de su función
profesional. Es verdad en los servicios públicos pero también entre los vendedores, en la gran
distribución, en los centros comerciales como aquí en La Toma.
El último capítulo de las nuevas patologías son las depresiones y las tentativas de
suicidio. La aparición de los suicidios en los lugares de trabajo. No detallo más sobre este
cuadro pero podemos aclarar más tarde si lo desean.
Paso entonces a mi segunda parte. ¿Por qué la explosión de patologías mentales en el
mundo del trabajo? Se observa en Francia. También ocurre en Europa, en América del Norte
y también en Asia, donde hay enormes problemas de salud mental entre los trabajadores de
Japón o de China. Sabemos desde hace unos treinta años que existe una relación específica
entre las condiciones de trabajo y la salud del cuerpo. Las condiciones de trabajo son las
condiciones físicas, el ruido, la temperatura, las radiaciones iónicas, etc. Las condiciones
químicas son la contaminación por vapores, polvos, agrotóxicos, etc. Y las condiciones
biológicas de trabajo implican las contaminaciones por virus y bacterias o aun los hongos.
Las condiciones de trabajo tienen como blanco al cuerpo. Por el contrario, en lo que respecta
a la salud mental no son las condiciones de trabajo las que están en primera línea, lo que
encontramos es lo que llamamos la organización del trabajo. Si aparecieron nuevas patologías
mentales del trabajo en los últimos veinte años es porque algo cambió en la organización del
trabajo. Esta es la discusión sobre la etiología.
¿Qué es lo que cambió con respecto al modo precedente de la organización del trabajo
instalado por el capitalismo a través del todo el mundo? Ustedes conocen seguramente sus
formas de producción. El taylorismo con su modo de trabajo repetitivo con restricciones de
tiempo. El fordismo, que es la introducción de la línea de montaje. Luego la tercera etapa es
el sistema japonés, el just in time que es todo un dispositivo de cero stock y cero defecto, más
los diferentes elementos en este dispositivo que no voy a detallar ahora. Este modelo es el
toyotismo y fue inventado por un ingeniero que se llama Taiichi Ohno. Nosotros estamos en
un periodo posterior al modelo del toyotismo. Porque el toyotismo no provocaba suicidios
en el trabajo. Entonces ¿qué es lo que cambió? Es la introducción de nuevos métodos que
tienen un poder considerable y entre estas técnicas nuevas la más importante es la evaluación
individualizada de la performance. Los métodos de la evaluación en cuestión son métodos
objetivos, cuantitativos y que pasan por la mensuración. Estas medidas son falsas y siempre
serán falsas. Porque no se puede medir el trabajo. Es un debate fundamental, lo que se mide
nunca es el trabajo y nunca lo será. Y sin embargo se mide. Lo que se mide en el mejor de
los casos es el resultado del trabajo. Pero el resultado del trabajo no tiene ninguna proporción
con el trabajo. La medida cuantitativa, el privilegio que se acuerda a las cifras esconde
inconvenientes mayores. Por ejemplo, aumentando la cantidad siempre está el riesgo de
degradar la calidad. Pero la evaluación individualizada de la performance tiene otros
inconvenientes. Particularmente el hecho de que pone en competencia a todos los
trabajadores alrededor de la performance. Basta con asociar la performance con una amenaza
sobre el empleo. Si la performance de ustedes no está al nivel de la de sus colegas van a ser
los primeros despedidos. Entonces comienza la competencia entre todos los trabajadores, al
punto tal que uno no tiene interés de que sus colegas hagan una buena performance, porque
si hace una buena performance es malo para mi futuro. Es una situación completamente
nueva en la que esta competencia conduce en todas partes a la ruina de las relaciones de
confianza. Cada uno piensa sólo en sí mismo y todos los golpes están permitidos. Esto lleva
a que en lugar de la confianza se instale la desconfianza y cuanto más se sube en la jerarquía
más se vigilan. Y tienen razón en hacerlo porque no hay que esperar nada bueno de sus
propios colegas. La desconfianza se instala en el mundo del trabajo, pero la competencia
llega también hasta la competencia desleal. Las personas no se ayudan más. Los trabajadores
no se ayudan ni se respetan más. Ya no hay más cuidados y pronto se destruye la solidaridad.
Y en lugar de la solidaridad se instala la soledad. Cada uno está solo. Las personas no se
hablan más, ni siquiera se saludan y podría darles ejemplos. En la fábrica de Renault en la
región parisina, todos los ingenieros trabajan en una gran oficina que no tiene separaciones,
en lo que hoy se llama open space. Es un espacio abierto donde todo el mundo se puede ver,
las personas están a un metro unas de otras pero no se hablan ni se saludan. Cuando un
ingeniero necesita una información de parte de su vecino no le habla, le escribe un e-mail.
Aquí aparecieron los suicidios en el trabajo de Renault que fueron conocidos en todo el
mundo. Lo que cambia la evaluación individualizada de la performance es que ella crea la
soledad. Estamos todos juntos en el mismo espacio pero todo el mundo está solo y tiene
miedo. Es un cambio radical del mundo del trabajo. Esta división de los seres humanos
generada por estos nuevos métodos tiene un inconveniente mayor sobre la posibilidad de una
acción colectiva. Cuando uno piensa que su vecino es desleal, que es un mentiroso y que da
golpes bajos, cuando él sabe que yo también soy un desgraciado... ¿Cómo quieren construir
una acción colectiva? El resultado de este método es el desmoronamiento de las
organizaciones sindicales mismas. En un país como Francia los sindicatos que ocupaban un
lugar importante, más importante que en toda Europa. Pero bajo el efecto de estos nuevos
métodos son ahora los más débiles de todos los sindicatos de Europa. Estos nuevos métodos
alcanzan finalmente a la fuerza política misma. El trabajo no es solamente el espacio de
trabajo. Destruyendo las solidaridades en el trabajo se las destruye en toda la sociedad. Y si
uno aprende a ser un desgraciado y un maldito en el trabajo no se va a convertir en un ángel
afuera. En el trabajo se puede entonces aprender lo peor como con estos nuevos métodos.
Pero también se puede aprender lo mejor.
Y aquí llego pues a mi tercera parte que tal vez sea la más importante. Si en algunos
casos podemos aprender lo peor, si en algunas organizaciones hay cada vez más
enfermedades mentales, no hay que dejar de lado que en ciertas condiciones el trabajo no
genera infelicidad y puede ser para una cantidad de nosotros una fuente de placer, una fuente
de realización de sí y puede jugar incluso un papel mayor en la construcción de la identidad
y en el aumento de la salud mental. Si queremos pensar una acción racional para luchar contra
las organizaciones de trabajo contemporáneas es muy importante comprender cuales son las
condiciones que tornan posible que el trabajo sea fuente de placer y fuente de salud. Hay un
primer capítulo del que no voy a hablar esta noche que tiene que ver con la relación individual
con el trabajo. Es decir, la relación que cada asalariado establece con la materia, con la
herramienta o con los objetos técnicos como en una refinería de petróleo o una central
nuclear. Son objetos técnicos y hay primero una relación individual, subjetiva con estos
objetos para fabricar habilidades y producir un trabajo de calidad. En el contexto de hoy
solamente el trabajo individual es reconocido por los patrones y por los políticos. La
evaluación individualizada de la performance va de la mano con la exaltación de la
performance individual y aporta una contribución considerable al desarrollo del
individualismo. Pero el trabajo, aun cuando es una relación individual con una tarea, no es
solamente una relación individual. Se trabaja para alguien. Para los colegas. Por ejemplo, en
un equipo de enfermeros se ayudan, trabajan con los otros y hay que lograr poder trabajar
juntos. También se trabaja para sus jefes y no hay que ironizar sobre esto. Un buen jefe es
importante, uno se da cuenta cuando tiene uno malo. Pero también se trabaja para sus
subordinados. Cuando uno mismo es jefe uno trabaja para sus subordinados, se trabaja para
ayudar a sus equipos. Y finalmente se trabaja para los clientes. Aquí, en un centro comercial,
se trabaja para clientes que vienen a comprar. Y hay una cierta manera de trabajar con el
cliente. Cuando uno es psicólogo o médico trabaja con enfermos. Esta relación es muy
complicada porque la calidad del trabajo no depende solo del médico o del psicólogo sino
que depende del trabajo del enfermo. Es importante que el enfermo aprenda a cuidarse. Hay
que crear una cooperación con él, entrenarlo a trabajar y su trabajo es tan importante que la
calidad de esta actividad -que llamamos una actividad de cuidado y de salud pero que se sitúa
dentro del grupo general de la actividad de servicio-, la calidad depende fundamentalmente
también de la calidad de trabajo realizado por aquel que va a aprovechar el servicio.
De manera que lo que acabo de decir define tres tipos de cooperación: la cooperación
horizontal con los colegas; la vertical con los jefes y subordinados; y la transversal con el
cliente. Podríamos hablar también del trabajo de los docentes. La calidad de una enseñanza
no depende solamente del profesor, depende de la manera en que los alumnos quieren
comenzar a cooperar con el profesor para que ocurra algo que permita no solamente una
transferencia de conocimientos, sino en realidad una transformación en los alumnos. La
relación de servicio implica que mi trabajo tiene incidencias sobre el destino de los otros:
colegas, clientes, enfermos, alumnos, superiores jerárquicos y los subordinados.
La organización del trabajo conjunto es muy complicada. Si cada uno se pone a ser
inteligente a su manera, con el genio de su propia inteligencia, no va a funcionar. Ya se ha
demostrado hace algunos años que ningún trabajador -porque trabaja bien- respeta
escrupulosamente las órdenes ni las prescripciones ni la organización del trabajo. Y también
esto es verdad en los colectivos. Para que puedan trabajar juntos, a los colectivos se les da
órdenes. Cada uno debe hacer una tarea tal: uno una cosa; el otro, otra diferente; el tercero
otra; y el jefe da instrucciones específicas. Todo eso está definido por lo que llamamos
técnicamente la coordinación. Son las órdenes dadas por la jerarquía con todo un arsenal,
managment, jerarquías, órdenes, vigilancia, etc. Pero juntas las personas nunca hacen lo que
se les dice que hagan, no ejecutan nunca estrictamente las órdenes que les son dadas. Si cada
uno se pone a interpretar las órdenes a su manera no va a funcionar. La dificultad es la de
llegar a una interpretación compartida. Cuando uno no quiere hacer esa interpretación y
quiere ser estrictamente obediente, -existe ese caso, son situaciones muy conocidas-, hay
gente que ejecuta estrictamente las órdenes y nada más que las órdenes, se llama trabajo a
reglamento. Ninguna organización funciona si la gente es obediente. Se trata de desobedecer,
pero juntos, cosa que es muy complicada. Podemos analizar las condiciones que permiten
llegar a una desobediencia colectiva que no es solamente una desobediencia para echar la
organización del trabajo prescripta, no es para anular la coordinación.
Es para ajustarla, para tornarla compatible con la realidad. Esta desobediencia
colectiva supone que se constituyan espacios que llamamos espacios de deliberación, en los
que cada trabajador del equipo viene a dar testimonio ante los demás de la manera en que él
trabaja, es decir de la manera en que él hace trampa. Hay que aceptar en este espacio, mostrar
a los otros como uno hace trampa. Eso supone relaciones de confianza y de lealtad. Cuando
este espacio existe, uno puede decir lo que hace y como uno interpreta las órdenes pero hay
que esperar que los demás no estén forzosamente de acuerdo, porque ellos hacen trampa de
otra manera. Y tienen buenas razones para hacerlo. Por ejemplo, en un equipo de enfermeros.
Los hombres y las mujeres no tienen ganas de hacer trampa de la misma manera con respecto
a los enfermos peligrosos. Los hombres y las mujeres no inventan las mismas estrategias.
Cuando trabajan juntos tienen que encontrar una negociación que convenga a todos. Voy a ir
directo a los resultados, porque hay diversos eslabones intermedios para que lleguemos a una
acuerdo sobre la manera de interpretar, o sea de hacer trampa. Hace falta un espacio donde
exista entre los trabajadores una equidad entre la palabra con la que formulo una opinión, de
referencias sobre la manera de trabajar y también hace falta una equidad entre el riesgo de
tomar la palabra y el riesgo que hay en escuchar. Porque hay un riesgo de escuchar. El riesgo
de escuchar es oír. Y si ustedes oyen la opinión del otro pueden correr el riesgo de estar
desestabilizados en la propia. Yo trabajo de una manera, y además hace veinte años, tengo
experiencia y me atengo a mis experiencias y a mis opiniones. Llega un jovencito, dice algo
sobre su trabajo, oigo lo que dice, algo sobre lo que yo no había pensado nunca y ahora soy
yo el que está angustiado. Ese es el espacio de deliberación. Cuando existe en el trabajo, es
el medio más poderoso para aprender el ejercicio de la democracia. La cooperación no puede
existir sin un espacio dentro de la empresa que esté construido como una democracia.
Son las condiciones para que cada uno encuentre su lugar y sea escuchado. Cuando
esto funciona se llega a una manera de trabajar con acuerdos entre los miembros del equipo
y cuando hay varios acuerdos sobre varios modos operatorios entonces inventamos lo que
llamamos reglas de trabajo. La cooperación es diferente de la coordinación, -la coordinación
son las órdenes-. Lo que hacen las personas es otra cosa, es un trabajo fundado sobre las
reglas que el colectivo mismo inventó. Dos colectivos de enfermeros no fabrican exactamente
las mismas reglas. La historia de los colectivos es la historia de esta producción de reglas. Es
una parte muy noble del trabajo y si yo tuviera más tiempo les explicaría bien por qué, pero
tendrán que creerme.
Toda regla de trabajo apunta a dos cosas: primero a la eficacia. En un equipo de
enfermeros, todas las enfermeras desean que su cooperación sea eficaz. Todos los docentes
que trabajan en un colegio desean colectivamente que su trabajo sea eficaz y que sean
reconocidos. Pero las reglas de trabajo no organizan solamente la eficacia, también organizan
el vivir en común. Porque son construidas teniendo en cuenta las opiniones de unos y otros
y los consensos que se construyen son negociaciones que respetan a unos y a otros. Y como
para construirlos hay que hablar, decir lo que uno piensa y hay que escuchar a los demás, las
reglas del trabajo son también reglas de saber vivir, de convivencia. La cooperación es el
mediador más común de la construcción del vivir en conjunto en la democracia. En estas
condiciones, las personas individualmente tienen mucho más espacio para pensar y pueden
beneficiarse de la ayuda y la solidaridad de los otros porque con la cooperación estamos
comprometidos en una obra común y la vamos a defender juntos.
La verdadera prevención de las enfermedades mentales no es asunto de los médicos
ni de los psicólogos. Si antes no había suicidios del trabajo es porque había solidaridades,
había cooperación y no se dejaba a un miembro del equipo hundirse en la depresión, se lo
socorría. Es la cooperación la que es la condición de la salud mental en cada uno de nosotros.
Es importante hacer la distinción; en lo que yo defiendo como punto de vista -con lo que no
necesariamente estén de acuerdo- no es la solidaridad en general la que sea tal vez más eficaz
desde el punto de vista de la salud mental. Es la solidaridad que viene de la cooperación. La
cooperación para hacer un trabajo de calidad juntos en una obra en común. No es una
solidaridad reducida a una lucha defensiva contra el enemigo. Este es un punto crucial, las
solidaridades contra el adversario y las solidaridades en la lucha son fundamentales pero no
permanecen siendo fundamentales, más que si la lucha misma es efectivamente pensada
como un trabajo, como un trabajo militante. Y en ese momento las categorías de la
cooperación se encuentran nuevamente en ese punto de encuentro.
Ustedes tienen aquí en La Toma, como en otras empresas recuperadas, comunitarias
una experiencia del trabajo y del trabajo colectivo, y probablemente de la cooperación. A
mayor plazo, desde el punto de vista político, hay que ser capaces de defender el trabajo
colectivo y la cooperación contra la evaluación individualizada de la performance. Allí se
ataca directamente el corazón de los nuevos métodos que constituyen el neoliberalismo. Para
defender a la cooperación no hay que solamente tener experiencia, hay que ser capaces de
decirlo, de hablar de eso, hay que encontrar las palabras, poseer un vocabulario y
conocimientos para la cooperación, sino no se la puede defender con respecto a las
direcciones de empresas. Pero si uno es capaz de hablar de manera precisa de las condiciones
de la cooperación, entonces se puede comenzar a entrar en procesos de negociación con las
direcciones. Pero si no saben hablar de la cooperación van a ser vencidos. Porque ellos tienen
una concepción del trabajo que no es justamente la misma que la nuestra y que no encara
nunca el trabajo de otra manera que no sea la performance individual. Si nos dejamos atrapar
en esta problemática individual del trabajo hemos perdido el partido. Hay que ser capaces de
hablar de trabajo colectivo, hay que negociar con ellos con la idea fundamental que no
conocen la cooperación, y va a haber que enseñarles. Esa es la dificultad del periodo actual.
Es que somos nosotros solos a partir de la experiencia del trabajo los que podemos formar
ideas sobre la transformación del trabajo. Pero los gestionarios, los dirigentes de empresas,
de ellos no podemos esperar nada, porque no saben nada sobre el trabajo. En las escuelas
entre los ingenieros no se aprende más el trabajo, se aprende la gestión. Pero la gestión no es
el trabajo. El éxito actual del neoliberalismo está fundamentalmente ligado a lo que llamamos
el giro “gestionario”. Antes eran los ingenieros los que dominaban la organización del
trabajo. Ya era bastante difícil con ellos, pero al menos conocían algo del trabajo, se podía
negociar con ellos. Mientras que con los “gestionarios” no se puede negociar porque no
conocen nada del trabajo, porque se los forma en las escuelas para desconocerlo y no aceptar
la discusión del trabajo. Es uno de los puntos del poder. Aun cuando tengan relaciones de
fuerza favorables los “gestionarios” no tienen idea. Y si ustedes quieren hacer concesiones
no sabrían sobre qué hacer estas concesiones. La acción es no solamente crear relaciones de
fuerza sino llegar con soluciones basadas en la experiencia del trabajo, y más particularmente
-desde mi punto de vista- sobre esta experiencia que debemos honrar, el trabajo colectivo y
la cooperación.
Preguntas:
P: ¿Cuál es la herramienta de la cooperación para vencer a la gestión?
Dejours: No estoy seguro de haber entendido bien el sentido que le quería dar a la pregunta.
¿Cuál es la herramienta de cooperación para vencer a la gestión? La cooperación sola, en
tanto total no puede vencer a los “gestionarios”. Son los trabajadores quienes están
comprometidos en una experiencia de la cooperación los que pueden eventualmente defender
la cooperación contra la gestión. La cuestión es cómo discutir con la jerarquía y con los
“gestionarios” esta cuestión fundamental que es la organización del trabajo. La discusión es
un poco larga pero si uno se conformara con obedecer las órdenes, lo repito, si todos los
obreros obedecieran a las órdenes de los “gestionarios”, no hay producción (es lo que
llamamos trabajo a reglamento). Desde el momento que hay un problema con la producción,
no tomo decisiones, voy a ver al jefe para preguntarle qué hay que hacer. Si todo el mundo
hace eso, la producción se paraliza. Lo mismo ocurre con los “gestionarios”. Si uno da una
orden sobre el proceso de trabajo y uno se conforma con obedecer vamos a volver a él con
problemas de trabajo sobre los que no puede decir nada. Si todo el mundo hace eso, el
gestionario está obligado a negociar. Los jefes exigen que sus equipos obedezcan pero en
realidad necesitan su inteligencia y necesitan también que sean desobedientes. Los ingenieros
lo sabían muy bien; daban órdenes y luego dejaban hacer. Salvo cuando ellos querían
perseguir a un empleado. Lo que quieren producir aquí es que la organización del trabajo es
al mismo tiempo siempre el método de dominación. Todas las organizaciones de trabajo son
técnicas de dominación. Pero no puede haber trabajo si los trabajadores no subvierten las
órdenes. Hay siempre un espacio de subversión, que es el espacio de la inteligencia sin la
cual la producción no funciona. Por eso es que la organización de trabajo finalmente no es
solamente una organización técnica, es también una organización de dominación, pero se
puede demostrar que es aun otra cosa, es el resultado de una negociación entre lo que quieren
los jefes y lo que pueden hacer los trabajadores. Y no hay organización del trabajo sin este
espacio de negociación. No sé si están de acuerdo. Toda la cuestión, si usted admite este
punto de vista, es cómo uno interviene en la negociación: si uno tiene las herramientas para
hablar de nuestro trabajo podemos obtener negociaciones mucho mejores que si no sabemos
hablar de nuestro trabajo. Si no sabemos hablar de nuestro trabajo, si no sabemos hablar de
la cooperación, entonces los “gestionarios” tienen la palabra y uno baja la cabeza y hace lo
que ellos dicen aunque sea injusto. Entonces el espacio de la discusión con la jerarquía es un
terreno posible de la acción, pero hay que tener los medios para describir y defender el
trabajo, y no cualquier trabajo. La posición fundamental de las personas, en particular con
respecto a los gestionarios, es siempre defender el trabajo como trabajo de calidad. Porque
nosotros conocemos la calidad de trabajo mientras que los gestionarios no lo conocen, no
saben qué es lo que hace la calidad. Entonces la línea de acción es conocer nuestro trabajo,
ser capaces de hablar de él y poder defenderlo. Si uno lo hace obtenemos negociaciones que
no se obtienen si uno no puede hablar de su trabajo.
Ustedes tienen cierta experiencia, no solo en el mundo del trabajo común, en
particular en el trabajo de las empresas recuperadas. Yo vengo a la Argentina para saber
cómo tratan ustedes estas cuestiones, particularmente en las empresas como ésta porque son
lugares posibles de experimentación sobre nuevas formas de cooperación y sobre las mejoras
de la cooperación. Ustedes me tienen que explicar en qué punto están, porque creo entender,
de todas maneras, con las conversaciones que he tenido con algunos de ustedes, que
efectivamente se elaboraron a medida que pasó el tiempo diferenciaciones importantes en la
manera de dominar el trabajo y la calidad del trabajo en empresas como la de ustedes. Ustedes
tienen que tomar la palabra para enseñarnos cómo lo hacen. Hay experiencias en Francia que
son muy interesantes también, pero que no son para nada de empresas recuperadas ni
comunitarias. Estamos muy curiosos en Francia por saber en qué punto están ustedes con
estas experiencias sobre la manera de pensar y defender el trabajo.
P: Yo trabajo en una siderurgia y pertenezco a una agrupación y generalmente cuando
tomamos una posición con respecto a una circunstancia como no trabajar los feriados o
trabajar ocho horas, nos consideran como de izquierda o nos ponen en una posición de
avanzada fuera de lo normal cuando en realidad los reclamos son lo que establece la ley.
¿Se puede considerar esta situación como un retroceso del movimiento obrero?
Dejours: Hay cierta regresión general en el mundo del trabajo con respecto a las
adquisiciones sociales que habían desestabilizado en el mundo occidental desde la Segunda
Guerra Mundial. Los sindicatos fueron efectivamente debilitados, escucharon hablar de los
grupos en Gran Bretaña con Thatcher, en Estados Unidos con Reagan, en Chile con Pinochet
y el economista Friedman. Todo este sistema neoliberal se traduce como una regresión del
respeto a los derechos y la cobertura social, y de las diferentes formas de solidaridad
instituidas a partir de las mutuales obreras. La manera de remontar la corriente, que creo que
está a la orden del día en Argentina, es obtener incluso por medio de leyes, la posibilidad de
nuevas formas de cooperación.
P: Puede explicar la percepción de los trabajadores sobre los profesionales de la salud que
intervienen. Evidentemente no es lo mismo si los trabajadores son convocados por la
patronal que por una organización sindical. Existió un caso en Villa Gobernador Gálvez el
que los médicos intervenían haciendo control de dopaje llevado por la patronal que medía
antes de entrar el consumo de sustancias a los empleados. Por lo tanto los médicos
seguramente eran percibidos como un órgano de control por los trabajadores. Lo mismo con
los psicólogos; muchos colegas se han insertado últimamente en lo que se llama selección
de personal, por lo tanto tratan de estudiar los rasgos de carácter de las personas para poder
decidir en qué lugar de la cadena productiva se insertan. ¿Qué opinión tienen al respecto?
Dejours: La situación tan difícil en la que la intervención de los psicólogos, de los médicos
del trabajo, o bien es imposible o está invertida para finalmente servir a la selección
profesional y a la exclusión del trabajador con el pretexto de que se encuentra en su sangre o
en su orina huellas de medicamentos psicotrópicos, drogas o alcohol. El eslabón intermedio
para establecer nuevas redes permitiendo reconquistar ventajas y mejores condiciones para
la salud en el trabajo. Serían lo que en Argentina llaman comités mixtos. En Francia desde
los años ’80 hay estos tipos de comités, que se llama Comité de Higiene, Seguridad y
Condiciones de Trabajo. Son comités mixtos que comienzan a existir en La Plata, en Santa
Fe, Rosario. Esto puede ser muy interesante porque está instituido por ley y porque son
organismos mixtos compuestos por representantes de los asalariados con los cuales trabajan
los médicos de trabajo y a veces psicólogos. En Francia también los ergónomos. Entonces la
acción de los médicos y de los psicólogos no está aislada.
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