LA POLÍTICA ECONÓMICA DEL PERONISMO 2 La economía que caracterizará al gobierno de Domingo Perón comienza a tomar forma desde los comienzos de su vida política. Tras el golpe de Estado al gobierno popular y democrático de Hipólito Irigoyen en 1943, la ideología nacionalista toma fuerza en Argentina. Perón toma la Secretaría de Trabajo y Previsión y empieza a llevar a cabo medidas de fuerte carácter social (el Estatuto del Peón, convenios colectivos de trabajo y la inclusión de dos millones de trabajadores). En 1944, también se le adjudican los cargos de ministro de Guerra y de vicepresidente, pero con la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial, se le pide que renuncie a todos sus cargos y es detenido y llevado, poco después, a la isla de Martín García. Esto le costará al gobierno de Farrell el descontento popular y, el 17 de octubre de 1945, se organiza una manifestación por medio millón de trabajadores, pidiendo la libertad de Perón y aclamándolo como líder popular. Más tarde, se convocarán elecciones y Domingo Perón ofrece su candidatura. Para su campaña electoral y su gobierno formará un nuevo partido político, el Partido Laborista, fundado el 24 de octubre de 1945, para el cual toma inspiración del partido inglés. Esta coalición de partidos, grupos, sindicatos (UCR Junta Renovadora, encabezada por Quijano -principal apoyo de Perón-, el radicalismo disidente, la Dirigencia Sindical Laborista, pequeños grupos nacionalistas, etc.) será el principal apoyo de los trabajadores y mantendrá como objetivo principal la política nacional que promueva la independencia económica. El 8 de diciembre de 1945, los partidos de la oposición se agrupan e inauguran Unión Democrática, apoyados por el secretario de Estado de Estados Unidos, Spruille Braden. Con la llegada del año 1946, llegan los enfrentamientos violentos entre los partidarios de los dos grupos en las calles de Argentina. Dentro de la unión de Perón, también comienzan las disputas, añadiendo el apoyo de las redes de comunicación a Unión Democrática. Pero el acontecimiento más importante y que, irónicamente, inclinará la balanza a favor del Partido Laborista, será la publicación de El libro Azul. Acusación de los Estados Unidos a los partidarios de Domingo Perón por el apoyo y correspondencia con el régimen Nazi. El intervencionismo implícito de Estados Unidos en la política argentina, sumado a estas fuertes acusaciones, mantuvo descontentos dentro de los peronistas hacia Unión Democrática y decidió la publicación del eslogan decisivo en la campaña de Perón: Braden o Perón. Finalmente, el 24 de febrero de 1946, se celebraron las elecciones y el 8 de abril se proclama la soberanía de la fórmula Perón-Quijano. De esta forma, el coronel Domingo Perón toma posesión de su cargo y comienza, casi inmediatamente, el desarrollo de medidas, reformas y políticas para lograr su objetivo: la política nacional y la independencia económica. La economía será uno de los grandes campos reformará y en el cual tendrá éxito. Tras la Segunda Guerra Mundial, Argentina experimenta una gran tensión social provocada por la explotación de los obreros y por la presión de la demanda extranjera. La economía argentina se basaba en un sistema de exportación-importación. También, la caída de las actividades que se habían dado durante la guerra llevó al cierre de establecimientos, despido de obrero y más conflictos sociales. Todo esto se agravó con la entrada de una inmensa cantidad de población procedente del campo. Pero, hay que tener en cuenta, que el conflicto mundial dejó las arcas argentinas rebosantes de oro gracias a estas exportaciones y se desarrolló la industria nacional, ya que siguieron produciendo lo que otros países dejaron por la guerra. Argentina se había convertido en el proveedor industrial de toda América. Para llevar a cabo las reformas necesarias para lograr el objetivo que se había marcado Domingo Perón, convoca a Miguel de Miranda quien se encargará de delinear el rumbo de la política económica desde el IAPI (Instituto Argentino de Promoción de Intercambio) organismo de carácter estatal con papel central. De este modo, se lleva a cabo el Primer Plan Quinquenal (1947- 1952). Este plan tenía por objetivos: la búsqueda del pleno empleo, el aumento del salario real, el crecimiento del mercado interno y la mejor distribución del ingreso. Para desarrollar los objetivos dichos, llevó a cabo medidas arancelarias y restricciones cuantitativas a la importación, pero bajó los costos del trabajo y abarató los precios de los alimentos. Esto permitió mantener los salarios altos. Centralizó el comercio exterior y financió exportaciones a países europeos. Importó materia prima para venderos a precios subsidiados. Además, el Estado participó en la adquisición de los ferrocarriles extranjeros y transfirió gran parte de las ganancias del campo al desarrollo de la industria. También amplió las funciones de algunas reparticiones y empresas del Estado que ya existían como el Banco Central, el cual nacionalizó, también el Banco Nación, la Junta Nacional de Carnes, la Junta Nacional de Granos y la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Con la adquisición de ferrocarriles, se llegó a la nacionalización de estos y la creación de la empresa Ferrocarriles Argentinos. De la misma manera actuó con el servicio telefónico y la empresa ENTel; la empresa Agua y Energía Eléctrica y nacionalizó el grupo naviero Dodero, creación de la empresa Aerolíneas Argentinas y la empresa Gas del Estado. El peronismo fue un gran precursor de la industrialización y la producción nacional con las políticas que ya hemos mencionado, es decir, con la ampliación del mercado interno, créditos públicos, las empresas estatales, las políticas de tarifas y de compras preferenciales del Estado. Con el final de la Segunda Guerra Mundial, la ascendencia del peronismo. Entre los años 1947 y 1951 se construyeron más de 200000 viviendas destinadas a familias obreras, se inauguran 8000 escuelas y más de 4000 centros de salud, todo bajo el auspicio de Eva Perón. También los salarios aumentan un 40% y el PIB crece un 8% anual y el consumo un 14%. En ese mismo momento, se daba en un contexto de debilidad económica en Europa, que estaba prácticamente en ruinas, y el creciente liderazgo hegemónico de Estado Unidos. De este modo, Argentina se encontraba como acreedor de los países centrales, gracias a las exportaciones de carnes y granos a las potencias beligerantes. El principal deudor era Reino Unido quien declaró su iliquidez, bloqueando la libre disponibilidad de estos montos. El gobierno de Perón optó por conseguir a través de esos créditos, empresas de servicio público de capital británico. Además, en septiembre de 1946, el gobierno peronista desarrolló el tratado Miranda-Eady que creaba la Sociedad Mixta en FF.CC., en el que se reconocía una inversión de dos millones de dólares, se garantizaba una ganancia mínima del 4% anual y la exención ilimitada de aranceles de importación. Pero este tratado no se llevó a cabo por la intervención del secretario del tesoro de Estados Unidos, quien obligaba al Reino Unido a pagar sus deudas al contado. La economía de Argentina se encontraba en uno de sus mejores momentos gracias al creciente mercado formado por las bajas importaciones de los países en guerra. Permitió, entonces, con una política de bienestar que incluía la efectivización de nuevos derechos sociales, planes de vivienda, inversiones en salud y educación, etc. Las nacionalizaciones y estatizaciones de los servicios públicos fueron proclamados como conquistas de soberanía e independencia económica. Así, el 9 de julio de 1947, en Tucuman, se firma la Declaración de la Independencia Económica y se alzan las tres banderas del peronismo: la soberanía política, la independencia económica y la justicia social. En 1949, la economía peronista entra en fase de estancamiento y el Plan comienza a fallar. En poco tiempo, la inflación aumenta y los ingresos de divisas disminuyen. La crisis está provocada en parte por el Plan Marshall, el cual tenía por objetivo frenan el comunismo y consistía en la compra de productos a sus productores agropecuarios, para donarlos a sus aliados, lo que lleva al derrumbamiento de los precios internacionales. Además, hay un deliberado boicot a los productos argentinos que en esos momentos vivía una crisis agroexportadora que repercute, a su vez, en el mercado interno. En este momento, entra un nuevo ministro de Asuntos Económicos, Alfredo Gómez Morales, quien aplicó medidas de corte ortodoxo como ajuste del gasto público. Finalmente, Perón no tuvo opción y tuvo que tomas un préstamo con el Banco de Exportaciones e Importaciones de Estado Unidos y firmó contratos con compañías petrolíferas extranjeras. Con la llegada del segundo mandato de Perón, se puso en marcha el segundo Plan Quinquenal (1953-1958), a pesar de la realidad del país, la cual era diferente a los años anteriores. Con este nuevo plan, se busca aumentar la producción agrícola y promover el desarrollo de la industria pesada y autoabastecimiento de combustible. En 1953, el congreso aprueba la ley de garantía a las inversiones extranjeras con el objetivo de desarrollar la industria pesada y solucionar los problemas de abastecimiento de petróleo. Así, el Estado llega a un acuerdo con la empresa Standard Oil de California y la crítica de los sectores nacionalistas y el repudio de gran parte de la oposición se dejan notar. Para 1955, la economía argentina se vuelve a estabilizar, aunque el clima político empieza a caldearse. Las disputas entre el gobierno de Perón y los opositores llega las calles, iniciando un nuevo estado de guerra interno y llegan rumores de un golpe de Estado. A esto se le sumaría las consecuencias de esta política: el gasto público como porcentaje del producto bruto nacional creció sostenidamente, ya que se hizo cargo de los servicios públicos. La situación de las cuentas públicas se fue deteriorando, agravada por la brecha que registraban los precios de los servicios públicos. Por lo tanto, daría lugar a una situación de creciente déficit fiscal y que debiera recurrir créditos internos y externos. Se hizo evidente la crisis del sector externo junto con la caída de la producción industrial. Al final, la impronta del intervencionismo estatal, redistribucionismo y movilización política de las mayorías populares que el peronismo dejó, marcó los límites de los experimentos económicos de los gobiernos que le sucedieron.