Horkheimer, Max (2003): La familia y el autoritarismo, en: Farfán Hernández, Rafael; Girola, Lidia (eds.): Cultura y civilización. El pensamiento crítico alemán contemporáneo, México: Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Azcapotzalco, pp. 151-165. El autor a través del texto explica que la familia es la base fundamental de una civilización y de un Estado, debido a que esta es quien moldea al individuo y lo prepara para poder someterse ante la autoridad de la nación. La excerpta está enfocada en las causas y características de la dependencia de un individuo a la autoridad familiar y la importancia de esta institución llamada familia. El autor inicia mencionando las características de lo que es familia, y dice que esta es “una institución feudal basada en el principio de sangre […] institución totalmente irracional frente a la sociedad industrial que proclama el reino de la racionalidad” (Horkheimer, 2003; 151) y que esta, desde su liberación dentro de la civilización moderna se acopló a una estructura seudofeudal jerárquica. (Horkheimer, 2003; 152) de esta forma “siguió existiendo en el hogar la dependencia personal directa” (Horkheimer, 2003; 152) Las relaciones familiares se observaban hasta en las empresas, en donde el hijo era quien la ponía en marcha el negocio del padre, es decir que el éxito de estas dependía de la solidaridad familiar. (Horkheimer, 2003; 152), a su vez, “el poder del padre sobre los miembros de su familia se había basado en la necesidad social, de la forma de dependencia directa […] la participación futura del hijo en la propiedad del padre ha sido un motivo tan poderoso para la obediencia como la amenaza de desheredación” (Horkheimer, 2003; 153) adquiriendo de esta manera una apariencia irracional (Horkheimer, 2003; 153). Por lo tanto, el auto menciona que “el respeto de la ley y el orden en el Estado parece inesperadamente ligados al respeto de los niños por los mayores, pero en la vida cotidiana la autoridad de la nación parece depender de la autoridad de la familia” (Horkheimer, 2003; 154) Lo que se aprende en la familia (emociones, creencias, actitudes, etc.) constituyen un verdadero cemento social (Horkheimer, 2003; 153), “parece necesario que la sociedad las mantenga vivas porque de ello depende la vida y la muerte de la civilización en su forma actual.” (Horkheimer, 2003; 153). Pero incluso una institución revela claramente la naturaleza problemática de la familia modera, esta es el divorcio. (Horkheimer, 2003; 156) debido a que en la modernidad “los individuos son tan intercambiables en el matrimonio como en las relaciones comerciales” (Horkheimer, 2003; 156), por lo que “a medida que la familia ha dejado de ejercer una autoridad específica sobre sus miembros, se ha convertido en terreno de entrenamiento de ejercicio para la autoridad en si” (Horkheimer, 2003; 157) o en otras palabras “la familia moderna produce los objetos ideales de la integración totalitaria” (Horkheimer, 2003; 157). “La configuración de la sumisión y de la frialdad es lo que mayormente define el potencial fascista de nuestra época” (Horkheimer, 2003; 160), el autor explica que los individuos que defienden la identificación rígida con la familia y son individuos totalmente sometidos a la autoridad familiar durante la primera infancia son altamente sensibles a lo fascista. (Horkheimer, 2003; 160) y “todo este culto a los padres se basa en la aclaración de un padre rígido y punitivo” (Horkheimer, 2003; 160) aquí es donde menciona el autor que “la glorificación abstracta de la familia se ve completamente por una ausencia casi total de vínculos emocionales concretos, positivos o negativos con los padres” (Horkheimer, 2003; 161). En resumen, “la familia como ideología fomenta el autoritarismo represivo” (Horkheimer, 2003; 165)