Subido por Brayan Alexander Suarez Montes

Colombia siglo XIX

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Colombia 4
La supuesta vida marginal de los esclavizados y libertos del Valle del Cauca no fue del todo
aislada, pues estos aprovecharon el contexto para introducirse en un espacio socio-político
que la elite vallecaucana les había negado. Esto sucedió cuando los políticos acudieron a
ellos como fuerza armada para dirimir sus conflictos por el poder, y los “marginados”
aprovecharon para reintegrarse por medio de la ascensión socio-económica.
Esta situación produjo que los hacendados perdieron la poca legitimidad que conservaban
sobre los afrodescendientes. No importó la legislación, ya el control social se encontraba
alterado. Los hacendados apelaban, desde los años treinta, que todo ese desorden fue
producido por la independencia y que los negros no podían encajar de manera adecuada
en la sociedad.
Los marginados siempre fraguaron una lucha de participación política, lo hicieron en medio
de procesos de inestabilidad social, como cuando las provincias caucanas se adhirieron al
vecino Estado del Ecuador, durante la Guerra de los Supremos o en el periodo de
insurgencia popular conocido como los “retozos democráticos” o la época del “zurriago”.
Con esto, los jóvenes liberales buscaron canalizar toda esta fuerza para combatir la
hegemonía conservadora. Producto de esto subió al poder el responsable de la libertad de
los esclavizados, Hilario López, dando así la finalización de la revolución propuesta por los
“supremos”.
La década de los años 40 y 50 se vivió una etapa de desorden por parte de los negros,
pues derribaban cualquier barrera para poder acceder a una tierra y lograr ser campesinos
libres.
Todo esto le permite al autor cómo se fue perfilando un sector de hombres libres, que de
una u otra manera, logró identificar intereses y luchar por ellos, aunque lo hicieran al lado
de caudillos liberales o mediante las prerrogativas de los mismos.
Participación popular en cuatro momentos:
1. Durante la anexión de las provincias del Sur al Ecuador (1830-1832)
2. Durante la “Guerra de los Supremos”
3. Durante las reformas liberales de mitad de siglo y la guerra que hicieron los
esclavistas en 1851 ante la libertad definitiva de los esclavos. (1851-1852)
4. Durante el “movimiento de los artesano” que se dio con la dictadura comandados
por José María Melo en 1854.
Los negros aparecieron vinculados a círculos políticos, como en su casa el artesanado, en
medio de estas luchas. Todo esto también se produjo en medio del fracaso de los
conservadores en sus vagos intentos de someter a los esclavizados y libertos. Esto ayudó
a reforzar el discurso inclusivo de “pueblo” manejado por los liberales caucanos.
Elites y conservadores contra el cambio social que se estaba gestando.
Las provincias del Sur ante los proyectos dictatoriales de Bolívar y Urdaneta.
El autor parte cuando el Congreso Admirable aceptó la renuncia de Simón Bolívar y eligió
como presidente y vicepresidente a Joaquín Mosquera y Domingo Caicedo, acto
considerado como una afrenta por parte de los militares dando un golpe de Estado
encabezado por Rafael Urdaneta con el fin de restablecer la dictadura de Bolívar.
Respecto a esta situación, las provincias del Cauca tenían más afinidades con la república
del sur. Pues Ecuador era visto como un remanso de paz y la Nueva Granada incapaz de
restablecer la paz colonial. No existía simpatía por los militares de la Gran Colombia, en
especial con los de origen venezolano, quienes exigían demasiados donativos, reclutaron
negros para la independencia agudizando la crisis de la región y cometieron abusos en el
sometimiento de los realistas de Popayán, Patía y Pasto (prologando su dominio hasta
1830).
Reacción de esto, obligó a algunos vecinos de Pasto solicitar la anexión a Ecuador, ya que
la parroquia de Pasto pertenecía al obispado de Quito y los asuntos judiciales al tribunal de
Ecuador.
El gobierno central envió a José María Obando para detener la anexión, a esto Juan José
Flórez intentó la inclusión de Buenaventura, la cual cubría toda la costa del pacífico. Envió
propuesta al cantón de Iscuandé y estos aceptaron. A su vez Barbacoas, Guapi y Micay.
En el Valle del Cauca no existía posición unánime en contra de la dictadura ni de anexión
al Ecuador. En últimas se logró el apoyo a la dictadura.
La participación popular en los hechos desarrollados en el Valle del Cauca se remontan al
mes de mayo de 1830, en el día 8 cuando se produjo una asonada capitaneada por Manuel
José Collazos, Miguel Sierra, Pedro Rengifo y José María Zapata “Viejo Maná”, cuyo
objetivo era impedir que saliera el parque de la ciudad para Popayán, donde se estaban
preparando las tropas que deberían enfrentar las pretensiones dictatoriales. Dicho tumulto
fue controlado por el Coronel White.
Como reacción a este incidente se tenía que haber cumplido la ley de pena de muerte,
hecho que no se realizó, pues se optó por el dialogo pacifico. Esto fue contraproducente en
la medida que la impunidad reinició el desorden, pues Borrero denunció que en la noche
del 6 de junio se realizó una reunión de facciosos en la loma de San Antonio con el objeto
de atacar el cuartel y apoderarse de las armas y municiones del parque.
En Cali, no se presentaron nuevas asonadas hasta agosto, cuando en Bogotá se hizo
efectiva la conspiración del general Urdaneta contra el gobierno. El encargado de
coordinarlas fue el general Manuel Bosch, quien exigió a las autoridades la entrega de las
armas depositadas en el parque, pues “la sublevación era dirigida a restablecer la autoridad
del Libertador”. La respuesta de las autoridades apelaron al temor de las elites por una
“guerra de castas”, pues el pretexto era restablecer al general Bolívar.
En ultimas, el 6 de septiembre asaltaron la hacienda de La Bolsa y recuperaron las armas
del parque que se habían enviado a Popayán. Gracias a este armamento pudieron
desarrollar sus acciones militares. Luego de esto permanecieron armados rodeando a Cali,
lo que llevó a negociaciones. En estas negociaciones se vislumbró los intereses
particulares, que precisaron no estar bajo ordenes ni influencias de algún militar bolivariano,
pues apelaron a decir que estaban defendiendo sus derechos vulnerados por un jefe político
de Cali.
Los desordenes se prolongaron desde septiembre de 1830 hasta febrero de 1831, duración
que se explica porque recibieron el respaldo del mismo general Urdaneta, quien confirió a
los revoltosos grados militares, dio ascensos, y les otorgó los destinos civiles del
departamento, incrementando los temores de la élite.
Ante la presión popular, la elite caleña se vio obligada a aceptar el gobierno de Urdaneta.
Esto condicionó a José Hilario López se desplazara desde Popayán con el fin de someter
a los vallecaucanos partidarios de la dictadura. Lo que se logró fue una Asamblea nada
provechosa para los vecinos de Popayán y Pasto, pues debían reconocer a Urdaneta y sus
prerrogativas, lo que fortalecía la postura de los sublevados de Cali. Este hecho significó la
guerra entre Popayán y Pasto contra las ciudades del Valle.
Obando y López formaron un ejército de mil hombres con negros y mulatos del Patía en
indios y mestizos del Tambo, Timbio y Popayán, denominado como “Ejercito de la Libertad”.
El resultado de la afrenta favoreció a Obando y López, haciendo que todos los pueblos del
Valle desconocieran a Urdaneta y aceptaran la vinculación temporal al Ecuador.
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