Subido por Sergio Guerrero

5 sustancias tóxicas que se encuentran naturalmente en frutas y vegetales

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5 sustancias tóxicas que se
encuentran naturalmente en frutas y
vegetales
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RedacciónBBC Mundo
19 septiembre 2015
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Derechos de autor de la imagenTHINKSTOCKImage captionVale la pena estar al tanto de lo que
continene los alimentos que consumimos a diario y tomar precauciones.
Dice un dicho en inglés: una manzana al día, mantiene el médico a distancia (one apple a day to
keep the doctor away).
Sin duda, frutas y vegetales son un componente fundamental de una dieta sana y balanceada.
Sin embargo, aún entre estos amigos la vida saludable se encuentran naturalmente algunas sustancias
potencialmente dañinas.
Esta semana, por ejemplo, te contamos del riesgo de consumir demasiados bananos al mismo
tiempo.
Lea: ¿Puede matarte comer más de 6 bananos de una vez?
Los bananos tienen potasio, un elemento crucial para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Sin embargo, demasiado potasio puede tener efectos adversos como la palpitación irregular del
corazón, dolor de estómago, nausea y diarrea.
Otras frutas y vegetales contienen toxinas que, en cantidades sustanciales, pueden generar efectos
adversos en quienes las consumen.
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"Las razones por las que contienen estas toxinas no siempre se conocen", explica la página de
recomendaciones al consumidor del gobierno de Nueva Zelanda. "A veces es un pesticida natural
para evitar ataques de insectos. O puede formarse para proteger a la planta de daños por el clima, la
luz del sol o los microbios".
Los expertos coinciden en que no hay motivos para preocuparse. "Es la dosis la que hace el veneno",
dice el experto Ed Blonz en un artículo reproducido por el sitio de la American Cancer Society.
En la mayoría de los casos, esa dosis implica un consumo de una enorme cantidad de la fruta o
vegetal.
Aún así, las autoridades a cargo de la salud en varios países recomiendan tener precaución con los
alimentos que contienen las siguientes sustancias tóxicas.
1. Glucósidos cianogénicos
Muchas personas confiesan no solo comerse una suculenta ciruela sino chupar y morder por un buen
rato la semilla hasta que se abre revelando una carne amarga con sabor almendrado.
Derechos de autor de la imagenTHINKSTOCK
Ese es el sabor de los glucósidos cianogénicos, precursores de hidrógeno de cianuro que se torna
potencialmente letal cuando es procesado por el cuerpo humano.
Se encuentran en las semillas de las manzanas y en el interior carnoso de las pepas de ciruelas,
melocotones, duraznos y cerezas.
También en la yuca, mandioca, tapioca o casaba.
Lea: La mandrágora: la manzana de Satán que cura y mata
Los síntomas de una intoxicación de cianuro incluyen confusión, mareo, dolor de cabeza y vómito.
En casos extremos, conllevan a dificultades respiratorias, falla renal y, de no tratarse, la muerte.
Sin embargo, tendrías que mascar y comerte todas las semillas de entre 19 y 24 manzanas de un solo
tirón para estar en riesgo.
La Canadian Food Inspection Agency recomienda "que utilizan semillas amargas de durazno para
saborizar que no coman más de tres al día, molidas y mezcladas con otras frutas".
2. Glicoalcaloides (solanina)
La papa al horno, frita o en puré es un gran acompañante de cualquier plato.
Este tubérculo es uno de los alimentos más populares en el mundo y fundamental en la dieta de
muchas familias del mundo occidental.
Derechos de autor de la imagenGETTY
Pero la papa contiene glicoalcaloides, específicamente la solanina.
Se trata de una toxina natural que actúa como pesticida o fungicida; una defensa contra animales,
insectos u hongos que puedan atacarlas.
Los glicoalcaloides también están presentes en berenjenas y tomates, aunque en menor
concentración.
La solanina es muy venenosa en grandes dosis. Puede causar todo tipo de malestares desde
síntomas gastrointestinales hasta alucinaciones, parálisis e, inclusive, la muerte.
Derechos de autor de la imagenGETTYImage
captionSi la papa está verde debajo de la cáscara, se recomienda que no se consuma.
Pero las cantidades en porciones mesuradas de comida son inocuas. Se tendría que consumir casi 70
tubérculos grandes en una sola sentada para caer envenenado.
Sin embargo, hay que tener aún más cuidado cuando se presenten ciertos signos.
"Las papas que hayan adquirido una tonalidad verdosa, que estén retoñando, que se hayan dañado
físicamente o que se estén pudriendo pueden contener altos niveles de glicoalcaloides y la mayoría
de las toxinas están presentes en la zona verde, la cáscara o justo debajo de la cáscara", advierte el
Centro para la Seguridad Alimentaria de Hong Kong.
"Para evitar la solanina, las papas debe mantenerse en un lugar fresco y oscuro", recomienda el
doctor Blonz.
Los expertos advierten que la sustancia dañina no desaparece al cocinar el alimento.
3. Lectinas
Los frijoles y otras legumbres son considerados la panacea de los vegetarianos.
Para las personas que no consumen proteína animal, es una gran alternativa para complementar una
dieta sana.
Derechos de autor de la imagenTHINKSTOCK
Los frijoles, lentejas, garbanzos, arvejas, maní, soja y sus derivados proporcionan una buena
cantidad de proteína, son altos en fibra y producen una sensación de llenura.
Además son una fuente constante de glucosa –que da energía- tienen alto contenido de hierro, ácido
fólico y cantidades apreciables de magnesio, manganeso y antioxidantes.
Lea: ¿Nos tenemos que preocupar por cuánta proteína comemos?
No obstante, también proporcionan lectinas, que no son procesadas por el sistema digestivo
humano.
Como no podemos digerirlas, frecuentemente producimos anticuerpos contra ellas, con respuestas
variables.
Algunos desarrollamos una intolerancia a estas legumbres y nos sentimos hinchados y
adoloridos del estómago cuando las consumimos.
Las lectinas están implicadas en el síndrome de intestino irritable, que se manifiesta con el
estreñimiento, vómito, diarrea e hinchazón.
También pueden causar artritis, esclerosis múltiple, úlceras pépticas, alergias y diabetes tipo 2.
Sin embargo, para muchos de los afectados, el malestar no va más allá de una indigestión.
Para los que disfrutan de un buen plato de frijoles, "esta sustancia tóxica puede destruirse
sometiendo el frijol a un remojo completo y al cocinado a alta temperatura", señala el Centro para la
Seguridad Alimentaria de Hong Kong.
4. Nitratos
Nada mejor que una fresca ensalada de hortalizas y herbáceas.
Siempre se recomienda comer verduras frescas, pues son ricas en nutrientes que pueden ayudar a
prevenir el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
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Pero estas verduras contienen nitratos que provienen del agua que se utiliza para irrigarlas y
los fertilizantes en los cultivos, particularmente el estiércol.
Entre las que tienen un alto contenido de nitratos están la lechuga, remolacha, zanahoria, espinaca,
perejil, repollo, rábanos, apio y col.
Según estudios recientes, son beneficiosos para la salud.
Lea: El jugo de remolacha baja la presión arterial
Los nitratos actúan controlando la producción de glóbulos rojos que, al tiempo, evita la
formación de coágulos que pueden generar serios riesgos, como los derrames cerebrales.
Pero altos niveles de nitrato pueden resultar tóxicos y son particularmente dañinos durante la
infancia.
5. Cumarina
Es realmente una sensación fantástica entrar en la mañana a un café preferido o a la panadería de la
esquina y oler el aroma de pasteles empolvados con canela saliendo del horno.
Si uno es de los que tiene ese placer, vale la pena preguntarse si esa canela es de la variedad de
Ceylán o del producto más barato de la corteza de casia.
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La canela es uno de los aderezos más importantes del mundo para condimentar alimentos y bebidas.
En Europa Occidental y Estados Unidos, es la segunda especia más popular después de la pimienta
negra.
La canela de Ceylán, cultivada en Sri Lanka, Madagascar y las Islas Seychelles es conocida
como "canela verdadera" y es muy costosa.
Así es que la mayoría de las comidas y bebidas acaneladas en Europa Occidental y EE.UU. están
saboreadas con la variedad más barata de la corteza de casia, producida en China e Indonesia.
Pero ambas canelas tienen cumarina, un agente que está vinculado a daños al hígado en un reducido
número de personas.
Y se da el caso que la canela verdadera, la de Ceylán, tiene muy poca cumarina, en contraste con la
casia.
Un estudio realizado en Alemania en 2010 encontró que el polvo de canela casia tenía hasta 63
veces más cumarina que el polvo de canela Ceylán. La canela casia en astilla contenía 18 veces la
cantidad de cumarina que su contraparte en la misma forma.
Según expertos de la salud, los consumidores no pueden distinguir entre el polvo de ambas
canelas.
Pero en astilla, la diferencia es palpable. Las astillas de casia consisten de una capa gruesa de corteza
enrollada, mientras que las astillas de Ceylán tienen capas delgadas.
Fíjate en eso la próxima vez que vaya a la sección de especias en el mercado.
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