Actualmente, los padres tienen miedo a imponer prohibiciones y castigos o a demostrar excesiva fuerza. No desean (por suerte) dominar a sus hijos; la educación autoritaria les aterroriza, por las traumáticas huellas que dicha educación dejó en muchos de ellos. Por ello, son más tolerantes, más liberales y más amistosos que los padres de antaño. Pero a la vez les cuesta desarrollar un concepto de educación propio, más acorde con otros modelos socio-familiares democráticos y participativos, que mantengan una posición equilibrada entre el dar y el exigir. En nuestra sociedad existe un intenso debate acerca de la permisividad y la imposición de límites; hay una conciencia generalizada de que este tema se nos ha escapado de las manos y parece tocar fondo; no obstante, intentaré recoger diferentes planteamientos y puntos de vista que ayuden a centrar y aproximar diferentes posturas. Al niño no se le puede dejar al libre albedrío de sus propios impulsos, pues, de lo contrario, se convertirá en un dictador. Cuando sea necesario los padres deben entrar en conflicto con sus hijos sabiendo decir «no» y, si es preciso, utilizando el castigo, no el físico, sino el de comportamiento, es decir, privándole de satisfacciones que le agraden (no ver la televisión, restituir lo robado, pagar lo que ha roto, etc.). Causas por las cuales los padres pierden autoridad sobre los hijos 1. Los padres no saben decir «no» por miedo a parecer autoritarios. Pero tampoco hacen lo posible por mantenerse firmes, sino que ceden en contra de su voluntad 2. Los padres desean actuar de forma absolutamente diferente a sus propios padres porque cuando eran niños sufrieron el dominio de sus familias. 3. Los padres imponen a sus hijos unos límites demasiado estrechos, porque temen por ellos, porque no confían en sus capacidades. 4. Los padres se mantienen al margen de la educación de sus hijos porque tienen poco tiempo que dedicarles. 5. Los padres no quieren prohibir nada a sus hijos, para que se conviertan en personas libres e independientes. 6. Los padres miman de forma exagerada a su hijo hasta convertirlo en el centro de la familia; todo gira alrededor del niño. ¿Qué es el maltrato infantil? El maltrato infantil es toda acción y omisión que ocasiona un perjuicio en el desarrollo bio psicosocial del niño/niña o del adolescente. Muchos padres ejercen castigos físicos dolorosos contra sus hijos, o los humillan u ofenden, pensando que los están disciplinando. En ocasiones creen que es la única manera en que los niños o adolescentes pueden aprender a comportarse bien o a obedecer. Por eso el maltrato puede o no ser intencional. Los niños pueden ser maltratados por sus propios padres o hermanos en la casa, o por los maestros en la escuela. Tipos de maltrato Maltrato físico: Se produce a través de la agresión física (incluye golpes, cachetadas, jalones de pelo, empujones, fracturas, puntapiés, quemaduras o heridas). Maltrato psicológico: Se produce a través de agresiones verbales o actitudes de humillación y/o ofensa (incluye insultos, amenazas, desvalorización, indiferencia, humillaciones y amenazas). Maltrato sexual o abuso sexual: Se produce cuando una persona impone una relación sexual a la mujer o al niño; el abuso sexual se presenta en una variedad de situaciones que van desde las caricias hasta la violación. Maltrato por descuido o abandono: Se produce cuando los adultos no velan por las necesidades y derechos de los niños. Los niños que sufren el maltrato por descuido, no son asistidos en sus necesidades de alimentación o salud. En medios urbanos los niños en estado de abandono pueden consumir drogas, dedicarse a la mendicidad o estar expuestos a los peligros. El maltrato por negligencia o descuido también se produce cuando los padres o tutores no se preocupan de los derechos que tienen los niños de acceder a la educación o a los servicios gratuitos de salud - como la cobertura de inmunizaciones - que proporcionan los establecimientos de salud De acuerdo al REGLAMENTO DE LA LEY N° 30403, se prohíbe el uso del castigo físico y humillante contra los niños, niñas y adolescentes. El 30 de diciembre del 2015 entró en vigor una ley que prohíbe el uso del castigo físico y humillante contra los niños, niñas y adolescentes, que ha supuesto la desaparición, del Código civil (art. 423, n.3) y del Código de los Niños y Adolescentes (art. 74, inc. D), de la referencia expresa del derecho de corrección, por lo que éste no contempla ya conductas que comporten el ejercicio de la violencia física y psicológica de los padres sobre sus hijos. En el artículo primero se regula que la prohibición del uso del castigo físico y humillante va más allá del hogar y abarca todos los ámbitos en los que transcurre la niñez y adolescencia, como el de la escuela, la comunidad, lugares de trabajo, entre otros relacionados. Se considera que esto es importante porque el derecho-deber de educar a los hijos pertenece al Derecho natural, no exclusivo de los padres, porque como apunta Castán Vásquez, en una concepción democrática de la educación, ésta es objeto de responsabilización por parte de quienes colaboran en su realización: padres, poderes públicos, profesores, alumnos, entre otros. La ley contiene dos artículos y dos disposiciones complementarias modificatorias. En el artículo segundo se dan las definiciones de lo que se entiende por castigo físico y castigo humillante. En el primer caso, se entiende como “el uso de la fuerza, en ejercicio de las potestades de crianza o educación, con la intención de causar algún grado de dolor o incomodidad corporal, con el fin de corregir, controlar o cambiar el comportamiento de los niños, niñas y adolescentes, siempre que no constituya un hecho punible”. En el caso del castigo humillante se considera, “cualquier trato ofensivo, denigrante, desvalorizador, estigmatizante o ridiculizador, en ejercicio de las potestades de crianza o educación, con el fin de corregir, controlar o cambiar el comportamiento de los niños, niñas y adolescentes, siempre que no constituya un hecho punible.” En el Código de los Niños, Niñas y Adolescentes, dentro de los derechos civiles, se incorpora el art. 3 A), uno más, que consiste en el derecho al buen trato, por parte de los padres, tutores, responsables o representantes legales, educadores, autoridades administrativas, públicas o privadas, o cualquier otra persona, siendo recíproco entre los menores. El Estado promueve las prácticas de crianza positivas que no impliquen maltratos, malos tratos y violencia en general. La norma prohíbe el castigo físico y humillante en todas las entidades y servicios del Estado, en los tres niveles de Gobierno, y en instituciones públicas, privadas, comunales o mixtas que intervengan, directa o indirectamente, en la atención de las niñas, niños y adolescentes. Esto también se aplica a la madre, padre, tutores, responsables o representantes legales, educadores, autoridades administrativas, públicas o privadas, o cualquier otra persona que tiene bajo su cuidado y protección a un menor en cualquier ámbito donde se desarrolle (hogar, escuela, la comunidad, lugares de trabajo, y otros). Los Gobiernos Regionales deben aprobar e implementar Planes Regionales de Acción por la Infancia y Adolescencia que contengan estrategias para la prevención de esta problemática, incluyendo campañas para sensibilizar a la población, para lo cual cuentan con la asistencia técnica de la Dirección de Políticas de Niñas, Niños y Adolescentes de la Dirección General de Niñas, Niños y Adolescentes del MIMP. Además, la legislación peruana establece penas de hasta 10 años de prisión efectiva en caso de lesiones graves y hasta 12 si el menor fallece. En caso de que el maltrato provoque entre 10 y 30 días de incapacidad o atención médica, se considera lesiones leves y se puede sancionar con entre 3 y 6 años de cárcel. Por lesiones graves o que requieran más de 30 días de recuperación, las penas van entre los 6 y 10 años. Al respecto, el psicólogo Jorge Salcedo Chuquimantari, señala que hay consecuencias a corto y largo plazo. Los niños que sufren del ataque de padres abusivos tienden a ser sumisos y pasivos. Sí el pequeño ha sido abusado sexualmente, es lo más grave. Si la violencia se da cuando el niño es más pequeño, las consecuencias son más fatales y se va a manifestar en su vida adulta. “Tendrá problemas en el alcohol y drogas, también afectará su autoestima”, dijo. De otro lado, se debe saber que el castigo físico y humillante tiene dos elementos. El primero está dado por el uso de la fuerza o el trato ofensivo. El segundo es que la conducta de la madre, padre, tutor, responsable, entre otras, se realiza con la intención de modificar, controlar o cambiar el comportamiento de los menores. El daño psíquico podrá ser considerado como una lesión grave, según modificatoria del Código Penal conforme al Decreto Legislativo Nº 1323, que busca fortalecer la lucha contra el feminicidio, la violencia familiar y la violencia de género. Como lesión grave, el daño podrá ser penado con hasta con ocho años de cárcel (no será menor de 4). Según reza el artículo 121 del Código Penal, son consideradas lesiones graves "las que infieren cualquier otro daño a la integridad corporal, o a la salud física o mental de una persona que requiera treinta o más días de asistencia o descanso según prescripción facultativa o se determina un nivel grave o muy grave de daño psíquico". Se aplicará pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de doce años cuando la víctima se encuentre en estado de gestación, o si para cometer el delito se hubiera utilizado cualquier tipo de arma, objeto contundente o instrumento que ponga en riesgo la vida de la víctima. Cabe precisar que cuando la víctima por la lesión y ese resultado pudo ser previsto, la pena será no menor de doce ni mayor de quince años. ¿Cuál es el límite para poder corregir a un hijo sin llegar al maltrato? La tarea de educar a un hijo es de por sí complicada y cada día son más comunes las denuncias de los hijos hacia sus padres por una bofetada, gritos, un empujón y, de las más reciente: un forcejeo por seguir usando el móvil. Por lo que, ¿Dónde está el límite entre corregir una conducta o cometer un delito? Las leyes actuales vienen a proteger de forma extrema a los más débiles y desprotegidos de la familia, por los ataques psíquicos y físicos de que pudieran ser objeto por parte de otros miembros de la familia, que se pueden aprovechar de una injusta situación predominante. Aparte de la condena que recibe el imputado, normalmente llevan aparejada una orden de alejamiento e, incluso, puede conllevar la inhabilitación para el ejercicio de la patria potestad. Para que los padres no crucen la línea entre corrección y maltrato, la responsabilidad debe llevarse a cabo dentro del deber de educación, que permite corregir de forma razonable, con moderación y sin rigor innecesario. Toda conducta se forma en los primeros años de vida, en tanto que los padres deben ser previsibles para evitar que en años futuros sus hijos tomen el control de las cosas y situaciones en las que generalmente no tienen una madurez ni responsabilidad para salir bien o no tener algún perjuicio que ocasione daños a su salud. Es deber y facultad de un padre atender a su hijo de manera razonable y moderada, así como todas las facultades que por ley los menores son acreedores sin caer en situaciones que ameriten una falta de responsabilidad por ambas partes. Los padres deben ser conscientes de lo que deben y no deben permitir, el abuso de autoridad y tomar muy en cuenta que ciertas actitudes tienen repercusiones en la vida tanto del niño y adolescente como del mismo padre. En caso de que los padres no puedan controlar y conducir a sus hijos de forma positiva sin caer en el maltrato, lo más recomendable es que acudan a personas especializadas en ciertos comportamientos, así como aquellas instituciones encargadas de orientar y apoyar estas necesidades y carencias en el núcleo familiar para evitar cualquier tipo de violencia. Así, son responsables de estas acciones, en el marco de sus competencias, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud, el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, como órgano rector del Sistema Nacional de Atención Integral al Niño y al Adolescente. https://www.oas.org/juridico/PDFs/mesicic4_per_cod_civil.pdf http://www.leyes.congreso.gob.pe/Documentos/ExpVirPal/Normas_Legales/30403-LEY.pdf https://legis.pe/reglamentan-ley-prohibe-padres-corregir-moderadamente-hijos/ https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/35986/1/Boletin-Desafios9-CEPALUNICEF_es.pdf ftp://ftp2.minsa.gob.pe/descargas/dgps/compendio/pdf/056.pdf https://www.mimp.gob.pe/homemimp/direcciones/dgnna/dsld-dgnna.php https://www.mimp.gob.pe/homemimp/direcciones/dgnna/dpnna-dgnna.php https://www.gob.pe/institucion/minsa/noticias/24129-minsa-implementa-ocho-nuevos-modulosde-atencion-para-ninas-ninos-y-adolescentes-victimas-de-violencia http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/agendainternacional/article/download/8320/8624 http://bvs.minsa.gob.pe/local/MINSA/4018.pdf