A continuación, para finalizar esta jornada dedicada a la Juventud, compartiremos la Carta de Emilce Moler, sobreviviente de La Noche de los Lápices, dedicada a la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Córdoba en el marco de la jornada “Transformando el presente, construimos futuro” realizada el 31 de Agosto de este año. (Se puede leer la carta o reproducir el audio, recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=ATrCX5-YyEk) “A los compañeros de la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de la provincia de Córdoba. Lamentablemente no puedo estar presente en este encuentro. Hago llegar estas palabras a este acto que ayuda a mantener activa la memoria y contribuir a la comprensión de nuestro pasado y en especial, de nuestro presente. En los primeros años de la recuperación democrática la Noche de los Lápices fue un relato que sensibilizó a la ciudadanía y contribuyo a dimensionar los alcances de la desaparición forzada de personas. No puedo dejar de recordar aquel septiembre de 1976 cuando junto a otros chicos que en aquellos años teníamos entre 14 y 17 años, militantes casi todos de la UES, fuimos secuestrados en nuestros domicilios paternos, torturados, encarcelados, asesinados o desaparecidos. En mi caso fueron casi 3 años de cárcel. Comencé a participar en la vida política en la Ciudad de La Plata siendo una adolescente, atraída por los vientos de cambios. Junto a muchos estudiantes secundarios luchábamos por una sociedad más justa, creíamos firmemente que en nuestro país se vislumbraba un futuro promisorio. Nos sentíamos parte de la historia, queríamos un lugar y los disputábamos. Nos hacíamos presentes en todos los conflictos, nos organizábamos, compartíamos espacios públicos en las escuelas, en las calles, en las plazas, en los barrios. Luchábamos con dignidad y, sobre todo, con mucha alegría. A esta natural participación se nos contestó con el genocidio más grande que ha sufrido nuestro país. Las fuerzas armadas para imponer su modelo económico necesitaron destruir una generación que creía en las utopías, creía en la solidaridad, quería un mayor bienestar para todos y todas. Por todo esto, este tipo de actividades de conmemoración y de reflexión conjunta son fundamentales para los jóvenes cuando se descubre que la suma de las voluntades puede modificar nuestra sociedad es un aprendizaje único e intransferible. Seguramente la realidad de hoy es muy diferente y habrá que hacer profundos análisis sobre qué se puede hacer y, sobre todo, en cómo hacerlo. Y ese es el rol de los jóvenes, resignificar en el hoy los modos de cambio para nuestra sociedad, sin olvidar el pasado. Debemos tender puentes con los jóvenes para que se pueda comprender el pasado a la luz del presente. Comprender la dimensión real del proyecto económico y político que tenía a la dictadura en alianza con los sectores concentrados de poder. Esto es clave para comprender estos momentos del país. Logramos como sociedad y con mucho esfuerzo que los jóvenes puedan debatir, dar la contienda política, militar con alegría y libertad por el proyecto de país que quieren. Hoy debemos defender los derechos adquiridos que tanto nos costaron, en especial, en estos momentos donde hay profundos retrocesos y comenzaron a surgir voces pidiendo olvidar y minimizar lo ocurrido. Debemos estar atentos y sostener con fuerza estas historias. Quisiera con estas palabras, rendir homenaje a mis compañeros de esos días Claudia Falcone, Horacio Ungaro, Daniel Racero, Francisco López Muntaner y Clara Ciocchini. En esos nombres, el homenaje a cientos de jóvenes torturados, encarcelados y desaparecidos de aquellos días. Pero 43 años de lucha junto a las madres, abuelas de plaza de mayo, familiares y ex detenidos nos enseñaron a resistir y no olvidar. Hoy más que nunca debemos redoblar nuestros esfuerzos militantes para gritar entre todos ¡Nunca mas!”