LA VENIDA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y NUESTRA REUNIÓN CON ÉL Parte I Instrucciones de Melquisedec 24 de agosto de 2014 Hermano Hugo Guevara: Un saludo para todos los bendecidos que en este momento sintonizan el programa, invitándoles específicamente a que estén muy pendientes de todo lo que vamos a tratar en el día de hoy. Porque en el nombre de nuestro Padre Melquisedec y nuestra Madre Miguel traemos una información de vital importancia para toda la amada. Recordando que vivimos tiempos bien importantes, tiempos en los cuales los misterios que estaban ocultos en el Apocalipsis, en los profetas no habían sido revelados. Hoy en día, gracias a la presencia del Arcángel Miguel en medio nuestro, todo ese arsenal profético que estaba oculto pues está saliendo a flote. Y, para el día de hoy traemos una entrega bien interesante titulada La Venida de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Reunión con Él, Parte I Para tal efecto, simplemente, quiero invitarlos a que vayamos allí a la segunda carta del apóstol Pablo a los tesalonicenses en el capítulo 3, versículos 1 al 12, para que a través del desarrollo de esta temática podamos tener claro dos puntos que son muy importantes, y que de pronto cuando ustedes revisan todo lo que tiene que ver con el contexto profético y lo que hoy en día aun en el sistema protestante, la teología común habla pues es un tema que es muy controversial, tiene demasiadas contradicciones en lo que uno les ha escuchado decir a los teólogos que regularmente manejan este tema. Y, el objetivo, para lo que nos trae en este día específicamente es hablar de esa venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con Él, pero ojo con este detalle que es muy importante, es el detalle de entender que son dos eventos aislados: La venida del Señor y nuestra reunión con Él. ¿Por qué razón? Porque estamos hablando de un evento en el cual la amada esperamos la venida de nuestro Padre Melquisedec por nosotros en la transformación. Pero, de igual manera, nuestra reunión con Él es algo que está específicamente relacionado, ya no con Melquisedec directamente, sino con nuestra Madre, el Arcángel Miguel. Y que hoy en día, nosotros estamos disfrutando de una manera muy especial. Entonces, en esta temática básicamente, eso es lo que nosotros vamos a encontrar, esa diferencia. Y, ojo, un detalle muy importante que quiero remarcar y es que esta información es una información que tiene un corte paulino, ciento por ciento paulino. De paso, para que aquellos que de alguna manera han dudado o han puesto en duda en algún momento de que lo que el Arcángel Miguel está desarrollando tiene que ver específicamente con todo lo que Pablo comentó y que Pablo también habló acerca de nuestra Madre y de su ministerio. La idea entonces es que vamos a trasegar, vamos a dar un paseo allí en la segunda carta del apóstol Pablo a los tesalonicenses en el capítulo 2, desde el versículo 1 hasta el versículo 12. Damos inicio con el versículo 1. 2 Tesalonicenses 2:1-12 1 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él…, Fíjense ustedes, bendecidos, que aquí tenemos que revisar esos dos aspectos: su venida y nuestra reunión con Él. Pero, fíjese que hace mención de nuestro Señor Jesucristo. Es bien importante que en este aspecto recordemos esa enseñanza que Mamá nos dio que es vital, ella la ha llamada de una manera muy bien descrita, le ha llamado la clave, la llave que nos permite abrir todo, qué fue, pues el misterio de Dios el Padre y del Hijo, donde entendimos que había esposo y esposa, donde entendimos que Dios es dos y no uno, como nos había enseñado la teología. Bueno, una serie de detalles. Y aquí empieza el apóstol Pablo a abrirse, precisamente cuando habla de nuestra reunión con él. Entonces, ese es otro aspecto que tenemos que entrar a mirar, porque no solamente es hablar de la venida del Señor, sino nuestra reunión con él. La reunión implica que vamos a congregarnos, que vamos a tener un tiempo, es bien importante esa palabra, vamos a tener un tiempo en el cual pues vamos a compartir con Jesucristo. Eso es lo que está planteando el apóstol Pablo, porque dice congregarnos, congregarnos es reunirnos. Pero la cosa no para allí, vámonos al verso 2 y verso 3 para que vayamos ampliando cada vez más la idea porque es muy enriquecedor el pasaje. Dice: Verso 2: 2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor, y aquí quiero puntualizar. Empiecen allí en sus mentes a tomar nota de este punto, el día del Señor. Dice de que, el día del Señor está cerca. 3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá, ojo con este detalle, sin que antes venga la apostasía, sin que antes venga la apostasía, puntualice ese detalle, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, Si ustedes observan el apóstol Pablo remarca el día del Señor, remarca algo que es muy importante que es la apostasía. Son detalles que nos van llevando a ir identificando de que la venida del Señor no es un planteamiento, repito, como la teología nos había confundido, nos había engañado. En el sentido de decirnos de que esto era un evento como ellos lo esperan, que era en un abrir y cerrar de ojos, bup!, íbamos a desaparecer. No, no, no. Ahí Pablo, repito, y este es el punto en el cual quiero que ustedes piensen y analicen y lo vayan mirando en detalle, no con la ligereza con que lo veíamos en otros tiempos, para poder identificar la importancia, la importancia que reviste la dispensación que hoy vivimos y la importancia que reviste el protagonista que hoy abandera el proceso de esta dispensación, que es el Arcángel Miguel, nuestra Madre Lisbet. Entonces, tengamos en cuenta y presente este detalle. Ahora, continuamos con el desarrollo de la temática y nos vamos al verso 4. Dice que ese hombre de pecado, vamos identificando ahí ese detalle, ese hombre de pecado el cual mencionó que es digámoslo así como el detalle del tema de la apostasía, dice: Verso 4: 4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios, ojo con ese punto, templo de Dios, subraye eso ahí, templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. Fíjese usted que el apóstol Pablo ya empieza utilizando un detalle que alguna vez nuestra Madre nos compartía acerca de los acertijos, empieza como a develar, como a abrir el acertijo porque nos habla, primero de una reunión, antes de eso nos ha dicho de la venida del Señor, pero nos empieza a dar detalles con el evento de una reunión, de congregarnos, luego empieza a hablarnos como un condicionante, nos dice -ojo, ojo, que el Señor no nos vamos a reunir con Él hasta que no aparezca la apostasía y se manifieste-, otro detalle y otra clavecita que nos da ahí, que es que se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición. Y entonces, cuando vamos mirando y el panorama ya lo vamos teniendo como más claro, así como cuando usted está armando un rompecabezas, como que cada vez que le va poniendo una pieza, usted le va viendo más forma al asunto, más forma a qué es la figura que realmente se está formando y en la que usted está trabajando. Entonces, vamos entendiendo de que -oye, se sienta en el templo de Dios (señala la mente)-. Oiga, recuerden que desde la dispensación pasada uno de los elementos que el Edificador nos dio es que el templo es nuestra mente y eso lo ratificó nuestra Madre, cuando nos ha hablado acerca de ese punto. Entonces, ojo, este personaje llamado el hombre de pecado, el hijo de perdición, que aparece en el proceso de lo que se conoce como la apostasía, oye se sienta en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios. Entonces, cuando nosotros vamos y revisamos lo que el Arcángel nos ha enseñado y lo cotejamos -oye un detalle, ojo- nos encontramos con que -oye, a nosotros el Arcángel nos habló y nos enseñó acerca de la babilonia, nos habló de la mente carnal-, ojo con la palabra “mente carnal”. ¿Qué implica eso? Bueno, que este personaje no es un personaje de 1’ 80 de alto, moreno o rubio, ojos azules, ojos café. No, no, es la mente carnal, es la babilonia, es la mente género diablo. Entonces, ya con esto vamos dándole, repito, se le va dando cuerpo a lo que Pablo está hablando cuando recordamos, repito, lo que el Arcángel Miguel nos ha venido enseñando. Pues entonces, empezamos como a darle más sentido a todo esto que hemos aprendido y empezamos a encontrar la correlación que existe entre lo que habló Pablo, lo que escribió Pablo y lo que hoy en día el Arcángel Miguel nos está develando. Eso es bien importante. Ahora bien, continuando en este caminar de la carta del apóstol Pablo a los tesalonicenses, esta segunda carta, pues vámonos a los versos 5 al 7. Y vamos a encontrar más detalles de todo este rompecabezas maravilloso que nos va develando el apóstol ahí. Verso 5-7: 5 ¿No os acordáis… viene una pregunta muy interesante, ¿no os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? 6 Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, quiero puntualizar esa frase porque más adelante la voy a explicar, pero quiero que de una vez usted la consigne, y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene a fin de que a su debido tiempo se manifieste. 7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; ojo con eso, sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Fíjense ustedes que hay un punto en el cual a mí de una manera muy particular me gusta mucho enfatizar y esta es una frase que mi Padre y mi Madre me enseñaron. Es que uno en la Biblia no encuentra las cosas, a uno se las muestran. Entonces, en este caso, ellos me mostraron ese detalle que les hice puntualizar ahora cuando lo leímos. Mire, póngale cuidado: “Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste”. Y entonces, uno se pregunta: ¿Cómo así que “ya sabéis lo que lo detiene”? ¿Qué es lo que lo detiene y a quién? ¿Quién es el que está detenido? Bueno, si ustedes revisan y recuerdan la parte anterior, el contexto de lo anterior, es muy interesante porque Pablo empieza a hablar de la venida del Señor y nuestra reunión con Él y empieza a dar unos elementos en los cuales él demuestra claramente por qué razón el Señor todavía no había venido. Entonces, empieza a hablar de la apostasía, empieza a hablar de la aparición del hombre de pecado, del hijo de perdición. Y entonces, al seguir en los versos 5 al 7, que acabamos de leer, claro, ahí es donde él dice -¿ahora, sí saben por qué razón qué es lo que lo detiene? Claro, que no se había, ojo con este detalle, este detalle es bien importante, en el tiempo de Pablo él sabía, él sabía que existía algo que se conoce como la mente carnal, la mente género diablo, él lo sabía. Es más, por esa razón en Gálatas 5, (Ref.Gál.5:16-26) él escribe los elementos, lo que regularmente le llamamos los 18 perros, que aparecen como adulterio, fornicación, ira, contienda, enojo, bueno todo eso que hace parte del acervo de la mente carnal, pero él lo conocía. Pero hay dos detalles que usted debe tener claros, muy claros respecto a ese punto. En el tiempo de Pablo no se había ni identificado ni se había destruido la mente carnal. En el tiempo del Edificador de igual manera, no se había manifestado o identificado ni tampoco fue destruida. Tenga en cuenta ese detalle, porque ahora más adelante vamos a tener que hablar de eso. Pero ya Pablo, repito, está dando unos vislumbres, unas muestras, unas evidencias de esta manifestación. Entonces, tenga presente eso. Entonces, por eso él dice -esta es la razón por la cual él está detenido, por eso no aparece, porque todavía no se ha manifestado, no se ha manifestado en su plenitud-. Ahora, de pronto, con lo que voy a decir me voy a adelantar un poquito pero vale la pena porque me parece pertinente. Cuando nosotros revisamos las enseñanzas de nuestra Madre, el Arcángel Miguel Lisbet, recordemos que si alguien nos enseñó a identificar, si alguien expuso lo que es la mente carnal, si alguien le levantó las faldas a la mente carnal fue ella, fue el Arcángel Miguel. Ahora, ¿quién lo destruyó? ¿Quién destruyó la babilonia? ¿Quién nos dijo que había caído babilonia? El Arcángel Miguel. Fíjese que eso no ocurrió ni en la dispensación del Edificador ni en la dispensación de Jesús de Nazaret, entonces viene y ocurre en esta. Entonces, empiecen a observar estos detalles porque ese detalle que acabo de plantearles, que acabo de poner sobre la mesa de quién identificó y quién destruyó a la mente carnal es un detalle que nos permite temporizar, o sea darle el tiempo de cumplimiento a esa manifestación y a esa dispensación de la cual vamos a seguir hablando. Para eso continuemos. Vámonos al verso 8. Nos dice ahí el apóstol Pablo, mire bien. Verso 8: 8 Y entonces, este es el punto clave, por eso le dije que me estaba adelantando un poquito pero me pareció pertinente, y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor, acordémonos, ojo con el detalle, bendecido, acordémonos del misterio del Padre y del Hijo; del Padre y del Hijo, el esposo y la esposa, acordémonos lo que le acabé de decir, que ya temporizamos esta acción que voy a leer, o sea cuando yo digo temporizar es que pusimos el tiempo de cumplimiento, o sea que estamos hablando de que este evento ocurre en esta dispensación. De paso, valga el comentario, esto es otro de los detalles por los cuales tenía que haber otra dispensación, porque la mente carnal, la mente género diablo, la babilonia tenía que manifestarse y tenía que ser destruida. Y, ni se manifestó en el tiempo de Pablo, muchísimo menos en el de Jesús de Nazaret y tampoco se manifestó en los días del Edificador. Entonces, mire bien, aquellos que dicen amar y seguir a pie y juntilla a Pablo, pues aquí les tengo una noticia o mejor una pregunta: ¿Usted me podría decir, entonces -dicho por el apóstol Pablo- que esa mente carnal, ese inicuo, ese elemento diabólico, que es la carne, que ya lo tenemos identificado; si no se manifestó en la anterior dispensación donde el protagonista era Jesucristo Hombre, pero Jesucristo Hombre, Melquisedec en ese velo ya pasó a luz inaccesible y eso no se cumplió en esa dispensación, entonces este concepto paulino, este comentario paulino en qué momento tenía que cumplirse? ¿En qué momento se iba a llevar a cabo la identificación de la mente carnal y la destrucción de la misma? Está súper claro, con base en lo que hemos, visto, oído de parte de nuestra Madre, el Arcángel Miguel que era para esta dispensación. Ese, repito, es otro elemento que justifica la vivencia y la ocurrencia de esta dispensación. Entonces, tengamos presente eso, bendecidos. Ahora, pasando al verso 8 nos encontramos con el siguiente punto, 2 Tesalonicenses 2:8 8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, ojo, dos palabras claves: se manifestará, oiga bien, se manifestará. Por eso, he insistido en el comentario que he venido haciendo que en la época de Pablo no era, Pablo sabía de qué se trataba, él sabía que era la mente carnal como digo, en Gálatas lo describió, pero ‘manifestarse’. Qué es manifestarse. Bueno, darse a conocer, como decía Papá, que lo tiraran al medio, que lo identificaran. Eso no se daba, no se dio en esas dispensaciones. Y, miren la otra parte. La otra parte es espectacular, dice: “a quien el Señor”, mire bien, nadie más podía con ese aparato, “a quien el Señor matará”. La pregunta es: ¿La mente carnal fue destruida en el tiempo de Jesús de Nazaret? ¿La mente carnal fue destruida en el tiempo de Pablo? ¿O, de pronto, en el tiempo del Edificador? No. Los que venimos caminando sometidos bajo el Orden de Melquisedec, los que estamos sometidos bajo el Arcángel Miguel podemos dar fe hoy en día, como lo hemos dicho en otras intervenciones de que hoy más que nunca tenemos la capacidad, hemos sido hechos aptos para lidiar con ese ente diabólico de una manera muy sencilla, muy fácil, que en otras épocas no podíamos. ¿Por qué razón? Porque babilonia ya cayó. Y cayó cuándo, en esta dispensación. ¿Y quién la destruyó? ¿Quién es el Señor que la destruyó? El Arcángel Miguel. Ahí está escrito. Dice, “a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y el resplandor de su venida”. Ahora, ojo con un detalle. Yo quiero invitarlos a que por un momento, nos salgamos de la segunda carta del apóstol Pablo a los tesalonicenses. Y, como he mencionado una palabra, es esta palabra que es de esas palabras claves que no podemos dejar pasar, porque tienen mucha riqueza, porque hacen parte de un componente, de un engranaje que enriquece el contenido, el contexto, la idea de lo que se quiere plantear, de lo que se quiere que se entienda. Y vamos a Hebreos capítulo 1, versículos 2 al 3. Allí cuando nos habla de que lo destruirá con el espíritu de su boca, el espíritu de su boca es el evangelio eterno, es su predicación; pero el resplandor de su venida es la manifestación o mejor, el protagonismo de esa persona, de ese Arcángel, de Dios mismo con voz de Arcángel en esta dispensación. Entonces, entendemos la dispensación, entendemos el protagonista de la dispensación y entendemos el propósito, uno de los propósitos de la dispensación. Entonces, allí vamos a Hebreos capítulo 1, versículos 2 al 3. Y entonces, acá atrás nos había dicho el apóstol que el Señor iba a destruirlo con el resplandor de su venida. ¿Resplandor? Sí, ojo, en el capítulo 1 de Hebreos en los versos del 2 al 3, dice: Hebreos 1:2-3 2 En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, está hablando de que Dios nos ha hablado por el Hijo. Ahora, apliquemos el código: no es Padre e Hijo es Esposa, Esposa. –Ah, entonces es Esposo, Esposa. Entonces: En estos días nos ha hablado por la Esposa, a quien constituyó heredera de todo, y por quien asimismo hizo Él el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria… Mire, sencillo, nosotros cuando vemos acá el amanecer, los rayos del sol, nosotros lo que vemos es el resplandor del Sol. Eso es lo que nos evidencia que hay un Sol, sencillo. Bueno, lo mismo, cuando usted ve al Arcángel Miguel, a nuestra Madre Lisbet está viendo a Dios mismo. Usted está viendo a Melquisedec allí, está viendo a Dios porque ella es el resplandor de su venida. Su ministerio reviste la presencia misma de Melquisedec a través de ella. Rechazarla a ella es rechazar a Dios mismo. Rechazarla a ella es rechazar a Dios. Aceptarla a ella, someterse a ella es estar sometido a Melquisedec. Todos aquellos que enarbolan la bandera de la fidelidad y del sometimiento a Dios, y rechazan a su esposa son ignorantes porque no saben que están rechazando al mismo Dios porque es el resplandor de su venida. Es como cuando usted cuando está haciendo sol, entonces usted llega y pone una pared, levanta algo y tapa el sol. Usted está tapando el resplandor, cierto, pero en sí lo que está tapando es el Sol. Porque ese resplandor de dónde viene, del sol. Es exactamente lo mismo. Lo mismo que hoy está ocurriendo con nuestra Madre el Arcángel Miguel. Entonces, fíjese qué interesante, sigue diciendo: Verso 3 3 …el cual, siendo el resplandor de su gloria, ojo, y la imagen, aquí lo acentúa para que no nos quede la menor duda, la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. Pienso que está muy claro, está muy claro es muy evidente de que venía una manifestación de la mente carnal, la babilonia, listo; al decir se iba a manifestar es porque iba a ser identificada. O sea, manifestarse es porque alguien la vio, o sea salió y alguien dijo –uy, ahí está. Listo. La segunda, tenía que ser destruida. La pregunta, vuelvo y repito, y esto es para que usted allí reflexione, use sus sentidos, de una manera juiciosa, piense en lo que le estoy diciendo: ¿Quién hizo eso? ¿Quién la identificó? ¿Quién nos dijo que ahí estaba? ¿Quién nos dijo cómo era? El Arcángel Miguel. ¿Quién la destruyó? El Arcángel Miguel. Ahora, cuando Pablo dice, cómo la va a destruir. Pensemos. Pensemos. Dice: “con el espíritu de su boca”. Mmmm, fue identificada a través de mensajes, a través de las predicaciones y fue declarada su destrucción también por efecto de declaraciones, de enseñanzas. Ahora, ojo con un detalle, ojo con un detalle. Cuando dice que lo destruirá con el espíritu de su boca y el resplandor de su venida, mmmm, con su presencia, en el hecho de que haga el protagonismo en la dispensación que le correspondía para hacer lo que tenía que hacer. Ahí lo vemos claramente. Está claramente manifestado. Por esa razón, bendecidos, cada vez más, repito, todo esto nos va llevando a un entendimiento pleno, a ese conocimiento pleno de comprender la importancia del tiempo dispensacional que vivimos, la importancia de la presencia del protagonista, esa palabra no la quiero soltar, del Protagonista, del capitán, de la Cabeza, como usted le quiera llamar de esta dispensación, el Arcángel Miguel. Pero no para la cosa ahí, bendecidos, vayamos al versículo 9, nos dice: 2 Tesalonicenses 2:9 9 inicuo, refiriéndose a la mente carnal, ojo con este detalle, cuyo advenimiento… La palabra advenimiento es una palabra bien interesante porque la palabra advenimiento habla precisamente de la ascensión de un Rey al trono, póngale cuidado. Y entonces, exactamente eso es lo que la mente estaba haciendo, porque acuérdese que Pablo allá atrás nos había dicho que se sentaba en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios. Entonces cuando habla de advenimiento eso es lo que significa advenimiento, es la ascensión de un Rey a su trono. Ese es el advenimiento. Entonces cuando dice que el advenimiento de este inicuo o sea de esa mente carnal nos muestra cuál es su origen, su origen es diabólico, es satánico porque dice, es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos. Pero antes de pasar al verso 10, un pequeño detalle simplemente, mire cómo cierra, dice “con gran poder y señales y prodigios mentirosos”. Esa es la carne, bendecidos. La carne está llena de qué, qué nos enseñó Mamá. La carne está llena de engaños, de mentiras, de espejismos. Y eso constituye precisamente lo que se conoce como la mente carnal. No como de pronto, algunos de ustedes que están observando este video podrían en algún momento recordar que esta escena o esta narrativa que está llevando a cabo el apóstol Pablo, en la ignorancia de la teología del sistema religioso, protestante específicamente se van mucho por esa línea, demostrar esto diciendo –ah, no, ese es el anticristo-, el famoso anticristo ese que se inventaron en Hollywood, que ha producido mucho dinero y que no existe y que hoy en día anda buscando un personaje público a quien endilgarle ese cargo. Entonces dicen que es el uno, que es el otro, que es fulano, que no sé qué y ninguno de esos era porque eso no es por ahí. Entonces, cuando nosotros llegamos a este punto dice claramente que el origen, el advenimiento es por obra de Satanás. Bueno, nosotros ya sabemos gracias a la dispensación anterior y a las enseñanzas del protagonista de la dispensación anterior, el doctor José Luis De Jesús Miranda, el Edificador, entendimos con base en lo que él nos mostró en Hebreos 2:14, que Satanás, el diablo fue destruido. Entonces, no podemos decir que este personaje tenga nada que ver con la persona misma de Satanás. No, no, no, es el género, la mente, la babilonia, la mente carnal. Entonces, fíjese usted cómo todo, si usted sabe ajustar las piezas, si usted sabe ubicar de una manera correcta y adecuada lo que se nos dio aun en la etapa del Edificador, pues hombre, todas esas piezas también aplican en un momento determinado para que el rompecabezas pues vaya tomando mucha más forma. Eso es bien importante. Ahora, con el verso 10, a este verso yo lo he llamado la joya de la corona. ¿Por qué razón? Porque reviste un punto de suma importancia. Leamos. 2 Tesalonicenses 2:10 10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Aquí hay un detalle que yo quiero puntualizar en el texto. Es un detalle gramatical, pero de suma importancia. Dice: ”con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, ojo con esto, por cuanto no recibieron, aquí viene la parte, el amor de la verdad, ojo, el amor de la verdad, para qué, para ser salvos. Cuando uno observa las razones que han llevado a ciertos elementos a rechazar este mensaje, ellos lo que están rechazando en sí, en esencia, la profundidad de lo que está rechazando es el amor de la verdad, porque la verdad contiene amor. Ese amor expresado a través de esa verdad es lo que nuestros Padres nos han dado. Todo parte desde el mismo momento, de la premisa que nuestra Madre nos enseñó, cuando habló de la reconciliación que hubo entre Melquisedec y Miguel; y cómo a través de esa reconciliación que hubo esa manifestación de ese amor eterno que fue transferido a nosotros. La manera como ese amor es transferido es a través de la verdad, a través de que se nos ha impartido la verdad. Porque mire, acuérdese, hay una frase que decía por allá nuestro Padre cuando estaba en ese velo de Jesús de Nazaret: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. Hombre para los que hoy en día disfrutamos del Orden de Melquisedec, para los que hoy en día estamos sometidos al Arcángel Miguel, si algo hoy en día experimentamos y vivimos es la libertad; la libertad que solo puede dar la verdad. Y esa verdad nos fue dada, repito, por amor. Y aquí es donde el apóstol Pablo toca este punto. Y, fíjese, usted lo puede leer y usted lo lee como cualquier parte de un texto paulino. Y lo quiero leer y soy enfático en eso y repetitivo, pero es que es muy importante para analizar: “y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron, oiga bien, no recibieron…” Cuando dice –no recibieron- implica que hubo una acción de que alguien vino a dar. Piense, son cosas de pensar, no recibieron el amor de la verdad. Alguien trajo la verdad y lo hizo por amor. Ahora, yo le pregunto, si usted o por amor o por odio ha estado haciendo un seguimiento al Arcángel Miguel y si usted ha sido honesto, o sea si usted ha sido lo suficientemente honesto y si es una personal realmente honesta, ¿no nos ha hablado ella de amor? ¿No nos ha hablado ella, precisamente, de cuánto nos ama el Padre y cuánto nos ama nuestra Madre? ¿No nos ha hablado, precisamente, de ese liberarnos de una serie de elementos como por ejemplo, la mente carnal? Piense en eso, porque cuando usted conjuga lo que el apóstol Pablo está diciendo, que de pronto cuando usted lo lee no le encuentra mucho sentido, porque dice –cómo así que dice que rechazaron el amor de la verdad-. Entonces, usted dice –¿qué rechazaron, el evangelio de la incircuncisión? Fíjese un detalle, cuando usted piensa en el grupo de las vírgenes insensatas, fíjense que esos individuos no rechazaron el evangelio de la incircuncisión, por el contrario, lo aceptaron y lo han hecho parte de su vida de alguna manera y levantan la bandera de la incircuncisión. Entonces, fíjese que no está hablando de esas personas, no está hablando de ese elemento para esas personas, me corrijo. Está hablando de otro elemento que fue dado por otra persona diferente al Edificador, que se llama el Arcángel Miguel y que trajo este mensaje que a ellos no les caló. Entonces, cuando nosotros observamos y repito conjugamos lo que el apóstol Pablo está diciendo con lo que nosotros hemos podido evidenciar ya, vivir, ver, ser testigos presenciales de este hecho pues nos damos cuenta, como se dice, sumamos y restamos y entendemos qué es lo que realmente se quiere decir allí. Tengamos presente ese detalle de que ellos rechazaron el amor de la verdad. Ahora, vámonos a los versos 11 y 12, donde dice: 2 Tesalonicenses 2:11-12 11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron, en qué cosa, en la injusticia. O sea, aquellos, óigame bien, para que crean la mentira. La mentira es lo contrario a la verdad. La verdad es lo que hoy está dándonos nuestra Madre, el Arcángel Miguel Lisbet. Pero ese poder engañoso, fíjese qué interesante, cuando usted empieza a escudriñar, y hay cosas que solo se pueden entender definitivamente ya cuando ocurren, porque antes pueden haber sido o una aplicación al momento o a la circunstancia que Papá quería que tú entendieras en ese momento o simplemente era una lucubración o una especulación que por carne está sacando una deducción, como lo hace regularmente el sistema religioso, una deducción de una forma de que –a ti te parece, a mí está, yo creo, etc.- Pero no, cuando aquí hablamos de ese poder engañoso y entonces, miramos los hechos, miramos el escenario entonces podemos entender algo que es bien importante, ese poder engañoso es el mismo Dios, el mismo Dios en la persona del velo anterior, en la manifestación anterior tras de la cual muchos se quedaron prendidos, rechazando esta manifestación, este protagonista y esta dispensación. Entonces, les envió un poder engañoso, porque eso es poder engañoso para que crean la mentira porque rechazaron qué, la verdad. La verdad ahora es esta que se está planteando. Si yo hoy en día aplico o me pego de lo que hubo en la anterior dispensación, pues estoy cayendo precisamente en ese poder engañoso. Como nuestra Madre nos ha enseñado, estoy levantando un becerro de oro fundamentado en la anterior dispensación y en el protagonista de aquella dispensación. Pero, si tengo claro que ahora tengo una nueva dispensación, tengo un nuevo protagonista que es el mismo Dios, es el mismo Dios. Pues, obviamente que las cosas se contemporizan, se actualizan, se ponen al nivel de lo que Dios quiere para mí en este tiempo y disfruto y me hago beneficiario de todo el paquete que Él tiene para mí en este tiempo. Es tan sencillo como eso. Ahora, el verso 12 remarca un punto. Dice: 12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia. Bueno, definitivamente, si hay algo hemos podido entender en este tiempo, bendecidos es que el que le gusta el desorden no está acá. No. ¿Por qué? Porque si algo vino a poner Mamá fue orden. Y es que el orden hace parte de esta nueva etapa. Imagínense ustedes, Papá y Mamá tienen un diseño que está claro, el Gobierno de Dios en la Tierra va a ser instaurado, pero el Gobierno de Dios en la Tierra va a ser instaurado a partir de la célula de la sociedad que es la familia. Entonces, ¿dónde creen ustedes que ellos van a empezar su trabajo quirúrgico? En el individuo de familia, en la familia: padre, madre, hijos. ¿Por qué razón? Pues porque ellos son el modelo. “Todo lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.” Entonces, imagínense ustedes a dónde creen que ellos están trabajando. Entonces, pregunta, una pregunta para que reflexionemos: ¿Qué clase de sociedad vemos hoy? ¿Qué es lo que estamos viendo? Bueno, para resumirle la historia se la voy a poner de la siguiente manera, bíblicamente dice que estos tiempos serían como los días de Noé. También por ahí dice en otro texto en Lucas dice que serían como los días de Lot. Ahora, revisemos la historia: ¿Cómo eran las sociedades de esa época? ¡Hum! Eran desordenadas, muy desordenadas, exageradamente desordenadas. El concepto ‘familia’ brillaba por su ausencia. Bueno, hoy en día es exactamente igual. Si nosotros hoy observamos, la familia está destrozada. Ahora, si revisamos la sociedad, pues claro, si la célula está enferma, el órgano, la sociedad, está enfermo, está muy dañado. Entonces, en ese punto, claro, viene y nos plantea la verdad, en esa verdad planteada nos invita a vivir justamente, o sea en orden. Claro, al que no le gusta esto pues por eso le mandan ese poder engañoso – ah sí, listo, siga prendido del velo anterior y de la dispensación anterior-, que para ese tiempo, claro era parte de lo que se tenía que vivir. Aun ese mismo “desorden” en cierto modo era parte de lo que se tenía que vivir. Pero, recordemos una palabra muy importante que trajo nuestra Madre, ojo, dicha por nuestro Padre: “Borrón y Cuenta Nueva”. ¿Qué quiere decir eso? Ok, listo, listo. Ok, está bien, en la dispensación anterior, ok, hubo desorden, probamos que la gracia funcionaba, no perdimos la salvación, perfecto, ¡muá! una belleza, maravilloso. Pero, ojo, era para esa dispensación. En esta dispensación, borrón y cuenta nueva. ¿Qué implica eso? Un cambio. Un cambio. Entonces, ahí se está planteando de que el que ama la injusticia, al que no le gusta el orden ese no está aquí, le cuesta mucho trabajo. Entonces, tengamos presente eso. Me despido de ustedes, declarándolos bendecidos con toda bendición en el nombre de nuestro Padre Melquisedec y nuestra Madre, el Arcángel Miguel.