Subido por Sara Gales

Práctica poesía 3 Octavas

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Siglo de Oro 1 Curso 2019/2020
Práctica 3. Octava
Profesora M. J. Martínez
Francisco de Aldana, Octavas dirigidas a Felipe II
Ed., M. J. Martínez, Criticón, 70, 1997, pp. 31-70
SACRA CATÓLICA REAL MAJESTAD [fol. lr°]
Pausanias, príncipe de Sparta, aviendo vencido los Persas y visto en ellos un lleno despojo de riquezas,
dixo: «mejor os fuera ser hombres de valor que traer cosas de valor». Vencido yo de la obligación que tengo
a mostrarme zeloso vasallo de Vuestra Majestad, le encamino dos mujeres que son la Iglesia y la Guerra,
las cuales me preguntaron por Vuestra Majestad.
Vamos, todo lo que en ellas ay de su cosecha es de precio inestimable, sólo tiene la mala compañía de mi
musa que ni es de valor, ni tiene cosa que lo valga todavía, como sombra rassada y terminada del sol, cuyo
fin haze principio de luz. Suplico a Vuestra Majestad le reciva, que no es ligero contrapeso a la suerte baxa
el del alto y más que en méritos de juntarse con buenos debe ser admitida. La intención de las dos mugeres
es representar a Vuestra Majestad la miserable cara de sucessos que el tiempo descubre de donde pueden
recrezcer otras más feas. Habla la Guerra como faraute ministerial de la intención de la esposa de Cristo,
cuyos parlamentos son a sus solas con su esposo. Que a la [fol. lv°] Guerra tocasse este oficio de hablar me
movieron dos razones: es la primera, la necessidad que tiene de ser oída de Vuestra Majestad, la qual llega
a punto que, con ser ella muger de exercicio varonil y de coracón imperturbable, celebra y ha celebrado
este desseo con mugeriles lágrimas; la segunda razón o causa, es averme yo ido tras ella veinte y quatro
años continuados por Italia, por Flandes, por Levante y por Berbería, a costa de mi sangre y de los que
nacieron della y estar al presente en esta corte sperando lo que dispusiere la clemencia de Vuestra Majestad
sobre siete meses que ha que pido mi justicia. Y, porque no es éste el lugar de la relación de mis trabajos y
servicios, terne por principio de su recompensa recivir, Vuestra Majestad, este pequeño y, si fuere acepto,
no faltarán colunas, obeliscos y pirámides que, como a nuevo Augusto, a nuevo Cirro y a nuevo Machabeo
se consagren a la memoria de Vuestra Majestad, cuya persona guarde Nuestro Señor por largos años con la
prosperidad que puede y han menester sus católicos basados de Su Majestad. A 24 de otubre 1576 años.
SACRA CATÓLICA REAL MAJESTAD
Humilde vasallo de Vuestra Majestad que sus reales pies y manos besa, Francisco de Aldana
[fol. 2r°] Dos mugeres venir no lexos veo
de forma, ávito y ser bien diferente.
Tan vieja es una délias que [e]l rodeo
muestra del tiempo estar todo en su frente;
viste de [mili]tar luzido arreo
con airoso ademán grave y valiente,
cierra en el puño hasta do parezce
que el hierro como strella resplandezce.
Llegan las dos, y la que braço y pecho
arma de claro [imjpenetrable azero
pregunta por Phelipe y va de hecho
a dar con nuestro rey segundo ibero;
enyesta dexa del no largo trecho
la lança que en la mano trae primero
y arrodillada, atenta y dolorida,
dize con voz del coraçón salida.
La segunda muger que el passo mueve
atentamente humilde y reposado,
cubre una estola blanca más que nieve
con larga cruz de esmalte ensangrentado;
suelto el cabello [en nazarena] y breve
forma y de lirios [frescos] el tocado
tan casta y tan gentil viene tan bella
que el aire en torno se enamora della.
[fol. 2 v°] . Quando entregar la vieja ya quería
su lengua a su razón, pone en el suelo
las rodillas la otra que venía
con ella, ardiendo en puro y santo zelo,
y el tierno rostro en quien se mira el día,
juntas las manos levantando al cielo, 30
de sus hermosos ojos, hilo a hilo
dexa caer un lagrimos[o] [N]ilo.
Siglo de Oro 1 Curso 2019/2020
Práctica 3. Octava
Profesora M. J. Martínez
Pedro de Espinosa, Fábula del Genil (1605)
También entre las ondas fuego enciendes,
Amor, como en la esfera de tu fuego,
y a los dioses de escarcha también prendes
como a Vulcano, con lascivo juego;
del sacro Olimpo a Júpiter desciendes
y a Febo dejas sin su lumbre, ciego,
y a Marte pones, con infame prueba,
que de tu madre las palabras beba.
El claro dios Genil sintió tus lazos,
Que a la náyade Cínaris adora: ella
le hace el corazón pedazos,
y él crece con las lágrimas que llora.
Corta las aguas con los blancos brazos
la ninfa, que con otras ninfas mora
debajo de las aguas cristalinas
en aposentos de esmeraldas finas.
Góngora, Fábula de Polifemo y Galatea (1613), ed. A. Carreira,
http://obvil.sorbonne-universite.site/corpus/gongora/gongora_obra-poetica#texto
Guarnición tosca de este escollo duro
troncos robustos son, a cuya greña
menos luz debe, menos aire puro,
la caverna profunda, que a la peña;
caliginoso lecho, el seno obscuro
ser, de la negra noche, nos lo enseña
infame turba de nocturnas aves,
gimiendo tristes y volando graves.
De este, pues, formidable de la tierra
bostezo el melancólico vacío
a Polifemo, horror de aquella sierra,
bárbara choza es, albergue umbrío y
redil espacioso donde encierra
cuanto las cumbres ásperas cabrío,
de los montes, esconde: copia bella
que un silbo junta y un peñasco sella.
Un monte era de miembros eminente
este (que, de Neptuno hijo fiero,
de un ojo ilustra el orbe de su frente,
émulo casi del mayor lucero)
cíclope, a quien el pino más valiente
bastón le obedecía, tan ligero,
y al grave peso junco tan delgado,
que un día era bastón, y otro, cayado.
Negro el cabello, imitador undoso
de las obscuras aguas del Leteo,
al viento que lo peina, proceloso,
vuela sin orden, pende sin aseo; un
torrente es, su barba, impetüoso
que, adusto hijo de este Pirineo,
su pecho inunda, o tarde o mal o en vano
surcada, aun de los dedos de su mano.
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