46 Índice El aspecto. Definición. Consideraciones generales 46.3.2. Clases aspectuales de predicados: estados y otros eventos 46.3.2.1. 46.3.2.2. 46.3.2.3. 46.3.2.4. 46.3.2.5. 46.3.2.6. 46.3.2.7. 46.3.2.8. ;. '1 Los estados Los eventos dinámicos Eventos delimitados y no delimitados Eventos ingresivos, en progreso y terminativos (y resultativos) Eventos durativos y con escasa duración Eventos simples y eventos múltiples Eventos intensivos y no intensivos Clases aspectuales de predicados: a modo de resumen 46.1 El aspecto. Definición. Consideraciones generales El término 'aspecto' abarca un amplio conjunto de informaciones relacionadas edn el modo en que tiene lugar el evento descrito por un predicado. I . El aspecto informa sobre la manera en que un evento se desarrolla u ocurre: implicando un cambio (por ejemplo, en el caso de madurar) o la ausencia de cambio (por ejemplo, en el caso de estar verde); alcanzando un límite (por ejemplo, llegar) o careciendo de él (viajar); de forma única (por ejemplo, disparar) o repetida (ame­ trallar); de forma permanente (ser español), habitual (cortejar) o intermitente (par­ padear). j 1I 1 46.4. Interacción entre las distintas informaciones aportadas por la aspectualidad El aspecto léxico y el aspecto flexivo: interacciones: Cambios en el primitivo valor aspectual de un predicado 46.4.2. Construcciones sintácticas determinadas por la clase aspectual del predicado 46.4.1. { ni l' h h 1: 46.4.2.1. La construcción de participiQabsoluto 46.4.2.2. Las impersonales con se y Ótras expresiones de la imperso­ nalidad en castellano .. 46.4.2.3. Las pasivas perifrásticas y-/as pasivas con se 46.4.2.4. Construcciones de infinitivo ¡;. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ,~ . ~ ..' El aspecto informa también sobre la extensión temporal del evento: un periodo no acotado de tiempo (como en el caso de ser inteligente), un intervalo acotado (en el caso de madurar) o un instante (en el caso de explotar); sobre cuál es la fase principal del evento descrito: el inicio (como en florecer), la fase media (como en envejecer) o la fase final (como en nacer); asimismo, el aspecto puede informar sobre la intensidad con que el evento tiene lugar: por ejemplo, peinar es un evento de intensidad neutra con respecto al intensivo repeinar y al atenuativo atusar. Teniendo en cuenta estas (y otras) informaciones, los eventos se caracterizan como dinámicos (madurar) o estáticos (estar verde), delimitados (llegar) o no deli­ initados (viajar), semelfactivos (hacer un disparo) o iterativos (ametrallar), perma­ nentes (ser español), frecuentativos (cortejar), intermitentes (parpadear), durativos (ser inteligente, madurar) o puntuales (explotar), ingresivos (florecer), progresivos (en­ vejecer) o terminativos (nacer), intensivos incrementativos (repeinar) y atenuativos (atusar), entre otras posibles clasificaciones. Estas informaciones relativas al evento pueden manifestarse en las distintas len­ guas a través de diferentes procedimientos; en español, pueden estar contenidas en la raíz verbal, como en llegar frente a viajar; en ese caso, será el comportamiento sintáctico del verbo el que nos ayude a discriminar su información aspectual. Pueden venir proporcionadas por ciertos morfemas derivativos, como ocurre en repeinar frente a peinar. Y pueden también ser aportadas por los morfemas flexivos, por perífrasis y por otros elementos del contexto en que se incluye un determinado verbo. El presente capítulo versa sobre el conjunto de informaciones que proporciona el 'aspecto léxico' y sobre cómo se manifiestan esas informaciones en español; se ocupa también y de forma muy especial, de cómo se pueden clasificar los verbos --o mejor, los predicados- del español atendiendo precisamente a su aspecto léxico y revisa, por último, algunas estructuras morfológicas y sintácticas en cuya construc­ ción resulta determinante la información aspectual. Las gramáticas . del español -salvo excepciones a las que haré alusión des­ pués- apenas se han servido hasta el momento de las distinciones de carácter aspectual que permiten establecer clases de predicaciones. Ahora bien, a medida I Con el término evenlo se alude a cualquier tipo de 'situación' o 'acontecimiento' denotado por un predicado. Se toma como término neutro, frente a situaci6n, que parece contar con un «sabor» más estático, y frente a acontecimiento, dotado de una connotación más dinámica. Evento engloba, pues, acciones (acontecimientos llevados a cabo voluntariamente por un sujeto agente), procesos (acontecimientos desencadenados espontáneamente o causados por una fuerza externa al proceso) y estados (situaciones que se mantienen a lo largo de un periodo). Aunque no es este el único sentido con que el término ha sido usado en la bibliografía lingüística, los últimos tratamientos del aspecto en el campo de la gramática formal están extendiendo el uso aquí descrito. 46.1.1 EL ASPECfO LÉXICO El aspecto. Definición. Consideraciones generales que las teorías lingüísticas avanzan en su intento de dar cabida a las restricciones temporales-aspectuales determinadas por el núcleo de una predicación y ayudan a comprender mejor los. datos, la descripción gramatical está obligada a incorporar esos avances y a recogerlos fenómenos a la luz de las nuevas explicacione~,. E$.~. será aquí el propósito; pero antes de presentar los datos relevantes y los fenómenos que contribuyen a establecerlos, conviene contar con.una definición clara del aspeq,tQ y, más en concreto, del 'aspecto léxico'. Para ello comenzaré por enmarcaret'a~i pecto léxico dentro del ámbito general de la 'aspectualidad'. U na vez hechp .e~tQj delimitaré su contenido del correspondiente a la categoría verbal de 'aspecto fleiÜYQ;, Y, por último, mencionaré las diferencias básicas entre el aspecto (léxico y flex:¡Yº~ y el 'tiempo', categoría con la que se encuentra en ,estrecha relaciÓn. 2 Procecieré.a' ello muy sumariamente. . 'llasido profusamente estudiado en relación con el aspecto desde el trabajo clásico ' tl~) Roca Pons (1958 [__ § 51.3.2]). 6 46.1.1 ¡ ) 46.1.1. . El concepto de aspectualidad. Manifestaciones formales de la aspectualidad El término 'aspecto' se ha usado normalmente p<\ra~udir a la informacióh(d al conjunto de informaciones) qué un predicadopropdfcionasobre la m~ner~~,1); que se desarrolla y distribuye un evento en el tiempo. 'Ahora bien, esa informa¡:iqv puede manifestarse formalmente de muy diversas maneras en las distiritas lenguas;'~ entre otras, .: " '1. ! (a) A t!~vés de recursos relacionados con las formas verbales: por ejemplo, usaridq temas distintos para un mismo verbo (el caso del árabe 4); mediante parejasdt: verbos autónomos (en las lenguas eslavas 5); oponiendo las formas de un mismo verbo por medio de 'afijos flexivos -el caso de la pareja perfecto simple/imperfeCto (llegó/llegaba) en español y otras lenguas romances [-- § 44.3.1]-; medianteÜi oposición entre un presente simple y un presente perifrástico (por ejemplo,en' él par de oraciones A menudo como potaje / Estoy comiendo potaje, cllYo primer mietn~ bro indica una acción habitual frente al segundo, que denota una acción que ocurre una vez [-- § 52.1.3]); o a través de perífrasis verbales del tipo de empezar' ay acabar de (mecanismo del que el español posee un amplio y variado conjunto,que 2 Usaré el término 'tiempo' para referirme a la categoría gramatical que informa sobre la temporalidaci del evento y que se manifiesta en español por medio de morfemas f1exivos. No debe confundirse, pues, con el tiempo flsico externo; al que dicha categoría señala [-- § 44.2.1]. , Para lo relativo a la historia de la categoría 'aspecto', el lector interesado puede acudir a Hall 1943, RocaPons 1958, MacLennan 1962, Mounin 1968, Lyons 1968, 1977, Rojo 1988, 1990, Rodrfguez Espiñeira 1990, De Miguel 1992 y Veyrat 1993, entre otros. Sobre distintas manifestaciones' de la información aspectual, se puede consultar el libro .clásico de Comrie (1976), el de Coben (1993) y el trabajo de Sasse en Vetters y Vanderweghe (eds.) (1991) -y el resto de trabajos incluidos en esta compilación,-; otro vol~men importante en el que se abordan las distintas cuestiones relacionadas con el aspecto es el de Bertinetto et al. (1995). A lo largo de este capítulo haremos uso frecuente de muchas de las ideas contenidas en De Miguel 1992. Constituyen también referencias básicas los trabajos de Bertinetto (1981), Jackendoff (1990, 1992), Tenny (1987, 1994) y Verkuyl (1993), Los trabajos de Pustejovsky (1988, 1991, 1995) han inspirado gran parte de la concepción aquí asumida de los eventos dinámicos como compuestos de fases. De estas referencias procede buena parte de las ideas y los datos de este capítulo. , El árabe distingue, por ejemplo, para el verbo escribir entre el tema ta-klub-u (para el aspecto llamado imperfectivo: «(tú) escribes, escribías, escribirás») y el tema katab-ta (para las formas del perfectivo, «(tú) escribiste, has, habías, habrás escrito, escribirás»). Véase Coben 1993, , Así, el ruso se sirve -entre otros- del procedimiento de oponer verbos distintos para indicar el aspecto perfectivo y el imperfectivo: por ejemplo, skazat' se utiliza para expresar el aspecto perfectivo del correspondiente imperfectivo govorit', «decir». Véanse Cohen 1993 y Klein 1995. . ¡? lb) Además, y es el caso concreto del español, la información aspectual puede yeriir proporcionada por las unidades léxicas cuando funcionan como predicados. En ¡;pncreto, los verbos -los predicados por excelencia- son portadores, por el propio Contenido semántico de su raíz, de información relacionada con el modo en que ¡ielle lugar el evento que describen (con o sin límite, con o sin duración, de forma (¡nica o repetida, etc.). Esta noción léxico-semántica es lo que se conoce tradicio­ ~~lmente con el término alemán de Aktionsart o con su traducción más frecuente, ~,modo de acción'. Aquí se utilizará el término de 'aspecto léxico' para hacer refe­ r~Ílda a esta propiedad semántica inherente a los predicados. 7 ," El hecho de que la información atribuida al aspecto se manifieste en las diversas lenguas a través de mecanismos gramaticales muy diferentes ha sido causa de desacuerdo sobre la concepción y¡!efinición de la noción. Con frecuencia se han englobado bajo el término 'aspecto' tanto la noción básica como la categoría verbal que en algunas lenguas la manifiesta (cL Holt 1943:13).' Precisa­ mente para evitar esta confusión, aquí se utilizará el término 'aspectualidad' (sugerido por parale­ lismo con propiedades de la predicación bien establecidas en nuestra tradición lingüística, como la ,t~mporalidad o la modalidad). El término fue propuesto por Maslov (1978) para referirse al campo ~emántico de los significados aspectuales, Y su adopción permite en efecto distinguir la noción .~efllántica global de sus diversas manifestaciones en las lenguas, en forma de categorías léxicas o funcionales. . . Desde esta perspectiva, la 'aspectualidad' se considera una noción ' semánticamente homogénea, bna zona única de contenido. Constituye una propiedad general de los predicados que presenta en cambio muy variadas manifestaciones (a través de mecanismos morfológicos sistemáticos, diferencias léxicas y sintácticas), como en seguida se verá. Las lenguas divergen a la hora de seleccionar los iI).ecanismos por medio de los cuales van a manifestar la información sobre la aspectualidad de un pr~dicado (con la consecuencia, por ejemplo, de que lo que en ciertas lenguas se expresa en la ~elÓón en otras puede realizarse por medio de recursos léxicos y viceversa) y los mecanismos que ,., . <, Son bastantes los trabajos sobre perífrasis verbales con valor aspectual en español. En primer lugar, está el estudio fundamental de Roca Pons mencionado en el texto; en él el autor reserva la expresión del aspecto para la flexión regular Y.las formas perifrásticas y atribuye los significados aspectuales contenidos en las raíces verbales a la noción de aspecto léxico; el autor estudia cómo este aspecto, intrínseco a los verbos, da pie a diferentes interpretaciones y restricciones éuando se combina con las formas perifrásticas. Otros trabajos sobre perífrasis que pueden interesar al lector son los de Dietrich (1963), Roca Pons (1968), Molho (1975), Coseriu (1977a, b), Yllera (1980), Gómez Torrego (1988) y Veyrat (1993). El lector puede acudir asimismo a los capítulos 51 y 52 de la presente gramática. • 7 El término Aktionsan fue propuesto inicialmente por los lingüistas alemanes de finales del siglo XIX y utilizado por vez primera por Sigurd Agrell en su trabajo de 1908 para describir el sistema temporal en polaco. Se ha traducido, además pe '~Qmo «modo de acción» y más o menos con el mismo significado, como «carácter», «naturaleza», «índoh!» y «cualidad pe la acción), corno (carácter» y «orden del proceso», y también como «carácter aspectual». Ninguno de estos nombres ~a sido aceptado de manera general y todos ellos se utilizan de forma indistinta. Estas discrepancias terminológicas añaden Confusión a un concepto ya de por sí poco preciso, sobre cuyas manifestaciones suelen mostrar desacuerdo los lingüistas ygramáticos. Por lo que respecta a las traducciones propuestas, interesa subrayar que inc).uyen normalmente términos corno (acción» O "proceso», que se refieren a clases particulares de eventos; ello las convierte en inadecuadas para referirse de forma general a cualquier tipo de evento (estado, proceso o acción). Ahora bien, ante la ausencia de un término que designe globalmente todas las clases de eventos posibles y dada la extensión y aceptación del término Aktionsan, aquí se usará este en alguna ocasión como sinónimo de 'aspecto léxico'. , y suele señalarse como uno de los factores que más han contribuido al desacuerdo sobre el aspecto el hecho de que ciertas lenguas -en especial, las eslavas, de donde procede el propio término 'aspecto', traducción del ruso vid­ cuentan con una realización visible y regular de la información aspectual, mientras que otras -por ejemplo, las lenguas romances- carecen por lo general de una manifestación morfológica o sintáctica regular. A ello se debe el que, con cierta frecuencia, los gramáticos hayan considerado que al hablar de aspecto en las lenguas romances se está llevando a cabo un trasvase forzado de los datos de las lenguas eslavas: importando, en definitiva, una categoría carente de realidad lingüística [-- § 44.4]. 46.1.1.1 EL ASPECTO LÉXICO El aspecto. Definición. Consideraciones generales una lengua elige pueden cambiar a través de la historia de esta. Asimismo, una lengua puede servirse de todos o de varios de los procedimientos disponibles para expresar los contenidos aspe~, tuales. Y, por supuesto, algunos de esos procedimientos pueden actuar de forma conjunta, sola~ pándose o limitando sus respectivos efectos. 46.1.1.1. El concepto de aspecto léxico o Aktionsart Por lo general, con el nombre de 'aspecto léxico' se alude a la informaci6n aspectual contenida en las unidades léxicas que constituyen predicados. . ,, ' Corresponde a Aristóteles el mérito de ser el primer autor conocido quéób L servó la existencia de diferentes clases de verbos en relación con el aspecto léx1ét'. En el libro IX de su Metafísica, Aristóteles señaló la existencia de"verbos que deL notan eventos que han llegado a un punto final y verbos que denotan eventos que carecen de ese punto final. Y se sirvió del perfecto griego para dejar clara la dis­ tinción entre los verbos que llamó de kinesis (como construir, llegar, nacer) (O.éit, 1048a, 25) y los verbos de energeia (por ejemplo, trabajar, ver, viajar) (ibid., 1048b, 34). Tal y como él mostró, no se da simultáneatIlynteel caso de que uno es~~ llegando y haya llegado, pero sí de que uno esté trabajílndo y haya trabajado. 9 Ello indica que el evento descrito por llegar no está compl~t¿, realizado, hasta que no alcanza su final, mientras que el denOtado por IrabajaYrlO implica, no menciona Un fin, tiene lugar sin necesidad de acabar. En consecuencia, un evento con punto final que se interrumpe antes de alcanzar el límite, nQ ocurre (Gerardo dejó de construir la casa > «Gerardo no construyó la casa»); en cambio, un evento que carece de punto final ocurre en cualquier momento del intervalo en el que tiene lugar: si se interrumpe;ya ha ocurrido (Gerardo dejó de trabajar > «Gerardo trabajó»). :': ' /\ Por otra parte, un evento delimitado, que alcanza su límite interno, no pUede continuar. Así, una vez que ha tenido lugar el evento que llegar describe,estenú continúa teniendo lugar; constituye un todo cerrado, concluido, que no admite c6n~ tinuación (*El avión ya ha llegado, pero seguirá llegando un rato más); en cambio, un evento que carece de punto final está abierto, admite continuación. Por ejemplo, un veibo no delimitado como viajar, cuyo final no se menciona, presenta el evento mientras ocurre, en desarrollo, y conlleva la posibilidad de seguir ocurriendo (Juan ya ha viajado por toda Europa, pero seguirá viajando un año más). , La distinción señalada por Aristóteles entre eventos que podríamos llamar 'delimitados' o 'per­ fectivos' (del latín perfectum, «acabado») y eventos 'no delimitados' o 'no perfectivos' constituye en realidad la oposición aspectual básica, en la medida en que organiza o cruza la práctica totalidad de las clasificaciones aspectuales de eventos propuestas con posterioridad en los estudios teóricos sobre el aspecto. IIJ Dentro de la tradición gramatical del español, la distinción fue recuperada por Bello, quien denominó 'desinentes' a los verbos que, como construir, llegar o nacer, denotan un evento cuyo término se ha alcanzado y 'permanentes' a aquellos que denotan un evento que «sub­ siste durando» (Bello 1847: § 625), como trabajar, viajar o ver. 11 " Característica semántica que' en la bibliografía actual se conoce con el término de 'Paradoja Imperfectiva', a partir de la propuesta de Dowty (1979), '" El lector encontrará información sobre esta cuestión en los trabajos de Tedeschi y Zaenen (1981; en especial, en los artículos de Dahl y Mourelatos allí recogidos), Galton (1984), Van Voorst (1988, 1992) e Yllera (1988), además de en las referencias incluidas en la nota 3. ti Como se ha comentado antes, las gramáticas del español no suelen otorgar al aspecto el mismo peso que al tiempo o al modo en sus descripciones del verbo; con todo, la noción de aspecto léxico y, en concreto, la distinción entre verbos desinentes (o delimitados) y permanentes (o no delimitados) sí está presente en los manuales y tratados que abordan las 46.1.1.1 El aspecto léxico, en fin, es la información sobre el evento (por ejemplo, sobre sLes delimitado o no delimitado) que proporcionan las unidades léxicas que actúan ()Omo predicados. No sólo los verbos sino cualquier unidad léxica que actúe como predicado puede proporcionar información de tipo aspectual. En efecto, también los adjetivos y algunos nombres contienen en ocasiones información aspectual deter­ minante para su compatibilidad con determinados contextos sintácticos. Por ejemplo, adjetivos como inteligente o madrileño, que se estudian en el ca­ pítulo 3 de esta gramática, predican una propiedad inherente del sujeto indepen­ diente de la experiencia inmediata, de cualquier evento [~ § 3.2.3.1]. Definen o caracterizan al sujeto y se construyen con la cópula ser, aspectualmente marcaQa como no perfectiva. En cambio, son incompatibles con estar, verbo aspectualmente perfectivo (Juan es madrileño/*Juan está madrileño). Por el contrario, adjetivos del tipo de desnudo o enfermo se predican de estados alcanzados por el sujeto y per­ cibidos a partir de una experiencia inmediata, en relación con un evento en el que elsujeto está involucrado. Son verdad, pues, respecto de un intervalo temporal cuyos límites se pueden acotar. En concreto, desnudo y enfermo describen el estado en que se encuentra un sujeto que ha estado involucrado en los eventos concluidos dé desnudarse y ponerse enfermo, por lo que podemos definirlos como aspectual­ mente delimitados; de ahí que sean compatibles con la cópula perfectiva estar y rechacen en cambio la construcción con ser (Juan está desnudo/*Juan es desnudo) [--+ §§ 37.2.1 Y37.6.2]. Esta distinción entre predicar una cualidad del sujeto o desc.ribir el estado en que se encuentra es .independiente de la duración del intervalo, que puede ser más o menos larga; así pues, la predicación con ser no se opone a la predicación con estar como la expresión de lo permanente frente a la de lo transitorio o accidental. Según señaló Gili Gaya (1943: § 44), un estado tan permanente como el predicado por muerto se atrIbuye mediante la cópula estar y una propiedad transitoria como la denotada por estudiante de primer curso elige, en cambio, la cópula ser. Bastante antes, Salvá (1831: § 15.8.1.4) había defendido también que se usa estar cuando el predicado expresa una idea de estado, ya sea este permanente o transitorio, esencial o accidental. Existen adjetivos como desagradable o joven que admiten ambas cópulas dependiendo de si fxpresan el estado en que se halla el sujeto (como en {Hoy/siempre} está desagradable, resultado de ~na . apreciación ligada a un intervalo temporal acotado) o de si definen o caracterizan al sujetp (como en Es muy desagradable (siempre/a veces}). También algunos nombres derivados [~ Caps. 6 y 69] pueden distinguir­ se por su especificación aspectual. Por ejemplo, en el caso de los nombres en tipologías verbales, aunque los estudios de sintaxis apenas han rentabilizado hasta hace poco las clasificaciones de los eventos verbales propuestas. Muy brevemente, mencionaré entre los autores que se han hecho eco de la distinción aris­ totélica, a Diez (1844), quien habló un poco antes que Bello de verbos perfectivos e imperfectivos y de su relación con el signifícado de la pasiva con ser, Como señala Yllera (1988), la distinción pasa -bien por intluencia de Diez, bien por la de Bello o por la de ambos-- a las gramáticas y tratados del español, de forma que aparece en la obra de Hanssen (1913) y en la de Lenz (1935'); este último incorpora a la oposición permanente/desinente la distinción durativo/momentáneo e indica que un proceso momentáneo repetido se convierte en habitual, como en Siempre salgo de casa a las ocho. También encontramos la distinción en la Gramática castellana de Alonso y Henríquez Ureña (1938) Yespecialmente en Gili Gaya 1943, Gili se ocupa ya de forma muy interesante de las restricciones de ciertas construcciones (en concreto, las pasivas) con respecto al acabamiento o permanencia del evento denotado por el verbo que forma parle de la construcción. Asi, mismo, Gili -siguiendo en esto a Hanssen- atribuye rasgos aspectuales no sólo a los eventos verbales sino también a los predicados que atribuyen cualidades: según su especificación como perfectivos o no perfectivos, estos se construirán con estar o con ser. Por supuesto, al hablar de distinciones aspectuales en las raíces verbales hemos de mencionar también el libro sobre perífrasis verbales del español de Roca Pons (1958) Y Fernández Ramírez 1951, que aporta sugerentes observaciones e iluminadoras intuiciones al respecto. 46.1.1.1 EL ASPECTO LÉXICO El aspecto. Definición. Consideraciones generales -dor [ - § 69.2.13J, según la raíz a la que -dor se une, se obtienen distintas Clases semánticas de nombres: 12Ncuandose une a verbos que denotan una actividad, há". bitual (un evento no delimitado), el resultado es un nombre de función o de ofiCio que define al sujeto, le atribuye una propiedad que es verdad sin necesidaddefqu¡¡ se dé una realización concreta del evento; 13 es el caso de nadador o visitadon;que predican propiedades del sujeto que permanecen durante un intervalo de tiempo'no delimitado (Martín López Zubero es nadador y Roberto Parra es corredor). Otro tanto puede decirse de nombres como fumador o bebedor, que requieren una determinadl) frecuencia del evento que denotan para poder ser predicados del sujeto: por ejem; plo, fumador admite la construcción con la cópula no perfectiva ser mientras dura elintervalo en que se repite el evento (así, Juan es fumador no se puedeparafraseaF por «luan sólo fuma en acontecimientos sociales muy esporádicos»); Predicado~ como nadador o fumador denotan, pues, características prototípicas de los sujetos,a los que definen. ';.J;QOtros nombres en -dar, en cambio, se forman sobre verbos delimitadosqúe 'no designan una actividad habitual. En ,ese caso, el nombre hace referencia alanialH zaciónde un evento aislado y designa por tanto una propiedad que se refierea;un intervalo concluso: por ejemplo, libertador no designa .u.na :cualidad característica del individuo sino una propiedad que es consecuenciade".urievento llevado a cabo en un determinado intervalo de tiempo (como en San. Mártín es el libertador de Peiú)j de ahí que no acepte entrar sin determinante en oraciones atributivas de tipo C1at sificador (*Juan es libertador), 14 La información aspectual es también responsable de la ambigüedad de ciertos sustantivos del español: por ejemplo, un nombre como construcción puede aludir 'a -.; lJIll!-;a c2i6n "cOn duración y límite (como en La construcción de este edificio fue fI1~5i ' lenta) o puede hacer referencia al resultado de la acción previa (como en La qJ,nfl trucción fue demolida, donde construcción es ,sinónimo de edificio) [-§§ 6J.l,;y, 69.2.9]. Igualmente, ciertos sintagmas preposicionales (SSPP) pueden denotareven, 11 ,No haré referencia aquí a los nombres en -dor formados sobre verbos estativos que dan lugar a nombres deobj.e,ta o instrumento (del tipo de adaptador, contenedor, limitador, etc.) o a nombres que designan estados en que sehalÍ,~ sujeto, como conocedor (Luis es un gran conocedor de la historia de Roma) o poseeilor (Irene es la Q[ortunttda poseedorii'd~1 ,el billete premiado). '. , " Los eventos cuya repetición acaba constituyendo una propiedad que define al sujeto (como Juan escribe en el sentido de ,es escritor) se asemejan en su cOmportamiento a los predicados estativos: no necesitan ocurrir para predicarse del sujeto, Así, aunque últimamente no haya tenido lugar el evento de Juan escribir, no resulta contradictorio afirmar que Juan'escribe, como algo que le caracteriza habitualmente. Una prueba de que estos predicados se asemejan a los estativos es er~eclio de que no aceptan un complemento predicativo; así, mientras Juan escribe es una oración ambigua entre la interpretacióq de «es escritor» y la de «está escribiendo», si se construye con un predicativo (como en Juan escribe contento) sólo recibe la segunda interpretación. Esta restricción se explica porque, de acuerdo con Hernanz (1988), sólo los predicados dinámicos (no estativos) admiten una predicaCión secundaria [ - § 38.2.1J. Con todo, estos verbos se distinguen de los de estado por su valor de actividad, como prueba el que puedan entrar en oraciones como Juan escribe y {lo hace a todds horas/y;lo hace sin esfuerzo}, continuaciones imposibles con un verbo de estado como Juan (es escritor/sabe francés) (*y lo hace a todas horas/*y lo hace sin esfuerzo). Este tipo de predicado que denota una actividad habitual que llega a definir al sujeto ha sido estudiado por Bertinetto (1994). 14 Bosque (1996) pasa revista a las diferencias entre nombres que caracterizan a nivel individual al sujeto (embajador, nadador) y nombres que oonstituyen predicados episódioos, relacionados con uno o varios aoontecimientos (impostor, Ii. bertador): sólo los primeros tienen la posibilidad de aparecer sin determinante en oraciones atributivas (Juan es embajador frente a 'Juan es impostor) y oomo sujetos personales definidos en la construcción pasiva con se (Cuando se dieron. a conocer /os nuevos embajadores...; Cuando se conocieron los nadadores que iban a representara España... frentea#Cuando se dieron a Conocer los impostores...; #Cuando se conocieron los libertadores que iban a intervenir en la liberación de..., ,que sólo admiten la interpretación reflexiva o recíproca en que «los impostores se dieron a conocer ellos mismos» y «los libertadores se conocieron entre sí»). Este comportamiento de los nombres del tipo de embajador en oraciones atributivas y pasivas se debe, de acuerdo con Bosque, a su capacidad para designar una propiedad caracterizadora del sujeto. 46.1.1.2 :tos que son verdad para un intervalo de tiempo concluso (están delimitados) y sólo resultan compatibles con la cópula estar (Luis {está/*es} todo el día con las manos en , los bolsillos; Luis {está/*es} con la conciencia muy tranquila) frente a otros SSPP que .definen o caracterizan al sujeto y sólo son compatibles con la cópula ser (Luis {es/ ,!está} de armas tomar; Luis {es/*está} de Vigo). Como en el caso de los adjetivos, también hay SSPP qU0pueden describir un estado (Julio {está!llegó} de los ne/1lios) o definir al sujeto (La enfermedad de Julio es de los ne/1lios) [--;. § 37.6.2]. Las cuestiones relativas a la información aspectual contenida en los distintos tipos de predicados han sido bastante estudiadas en los últimos años. 15 Volveré sobre ellas cuando se revisen los elementos que intervienen en la expresión de .Ia información aspectual en español (en el § 46.2). Con todo, es sobre la información aspectual de los verbos sobre 10 que más se ha trabajado en la lingüística general y en las gramáticas del español en particular y este capítulo va a centrarse en el aspecto en los verbos. Pero antes de abordar el tema central, es preciso detenerse en una cuestión básica: la de la naturaleza composicional del denominado aspecto léxico. 46.1.1.2. La naturaleza composicional del aspecto léxico El aspecto léxico del verbo puede ser modificado por la información que apor­ tan otros participantes en el predicado (el sujeto y los complementos) y otros ele­ mentos como los modificadores adverbiales de tiempo y lugar, la negación y la propia información temporal-aspectual de la forma en la que la raíz del verbo apa­ rezca flexionada. De acuerdo con la distinción básica establecida por Aristóteles, el evento de­ notado por fumar no está delimitado: no precisa acabar para tener lugar, puesto que al mismo tiempo que uno está fumando, ha fumado. En cambio, fumar sí denota un evento delimitado cuando se construye con un complemento directo (CD) como en fumar un cigarro: el evento finaliza ahora precisamente cuando finaliza el cigarro. y no se da el caso de que uno esté fumando un cigarro y al mismo tiempo haya fumado el cigarro. Puede decirse, entonces, que en este caso la raíz verbal no es la responsable única de la información aspectual referida a la ausencia o presencia de límite interno en el evento. Este no es un hecho trivial. Por el contrario, los estudios sobre el aspecto léxico de los verbos tienen que enfrentarse de forma constante a la paradoja (al menos terminológica) de que lo que se conoce como aspecto léxico no tenga que ver -al menos, no sólo- con el verbo como unidad léxica. En el caso de fumar, la presencia del CD un cigarro confiere un límite al evento, 10 delimita o perfectiviza. Ahora bien, no siempre es así, puesto que el evento denotado por fumar cigarros sigue siendo no delimitado a pesar de la presencia de un com­ plemento directo (cigarros). Parece, pues, que un evento no delimitado solo podrá interpretarse como acabado cuando exista un CD determinado o cuantificado que l' Sobre la compatibilidad entre los distintos tipos aspectuales de adjetivos y las cópulas del español, pueden consul­ tarse, aparte de Gili Gaya 1943, los trabajos clásicos de Navas Ruiz (1962) y de Luján (1980) y los más recientes de Hernanz (1988) y Demonte (1991) 1- §§ 37.6.2 y 38.2.2J. Para la cuestión del aspecto en los distinlOS tipos de nombres derivados, adjetivos y sintagmas preposicionales, véanse Bosque 1990, Grimshaw 1990, Mighetto 1992, Suñer 1990, varela 1992 y Zucchi 1993. El lector encontrará información detallada sobre esta extensión de la noción de aspecto léxico a toda clase de predicados, en los capítulos 38 y 39 de esta gramática. 46.1.1.2 EL ASPECTO LÉXICO 2986 lo delimite, que señale el fin del intelValo en que ocurre: el evento de fumar acaba sólo si se menciona la existencia de un determinado cigarro que acaba e impide que el evento siga ocurriendo. ;; También el se de fumarse tiene un valor delimitador. 16 Cuando este se aparece, el evento denotado por el verbo se convierte en delimitado y exige, en consecuencia, la presencia de un cn determinado. Véase a este respecto el contraste entre(1a) y (lb): (1) a. Sara se ha fumado *(un puro) hace una hora. b. Esa actriz (*se) fuma {puros/mucho}. c. Sara (se) ha fumado un puro. La oración de (la), puesto que contiene la forma se, sólo resulta aceptabIesi aparece el cn un puro. En cambio, en (lb), el evento denotado por fumar {puros/ mucho} sigue sin delimitar -no existe un cn determinado que ponga límite a la actividad de fumar-; en consecuencia, es incompatible con la presencia de se,que indicaría que existe un final para el evento denotado por el predicado. El fenómeno ejemplificado aquí con fumar se da con algunos verbos:trllnsitivos (beber, comer, leer, llevar, traer) y con algunos verbos inacusativos (caer, ir,>miJnr, salir, venir) del español (para el concepto de verbo inacusativo, véase el capítúlo 25). Cuando el verbo en cuestión es transitivo, la forma se exige un CD determinado en consonancia .con la delimitación del evento; con los verbos inacusativos, el requisito impuesto por se es otro; se ilustra en (2): ;".-(2)' a. (#Me) Voy siempre a París por San Sebastián. b. *(Me) voy de aquí. c. Voy hasta la esquina. Ir es un verbo no delimitado que requiere un complemento preposicional de direccióh del movimiento (como a París en (2a». La presencia de se implica un límite pero no será el punto final sino el del inicio del evento. Este límite puede estar indicado por un complemento preposicional que señale el origen del movi­ miento (como de aquí en (2b». La presencia del SP que marca el inicio de la delimitación hace obligada en este caso la presencia de se, puesto que ir denota un evento sin límite y esta información es incompatible con la aportada por un com­ plemento que expresa límite; se va a ser el elemento encargado de delimitar el evento de ir y hacerlo compatible con el SP delimitador; de a,hí su obligatoriedad en (2b). Con los verbos transitivos, por el contrario, se no es obligado (como se ve en (lc», puesto que el cn puede por sí solo delimitar el evento. En suma, irse en (2b) se interpreta como un evento delimitado con el significado de «dejar un lugar (para ir a otro)>> mientras que ir en (2a) se interpreta como una actividad sin límite, con el significado de «dirigirse a un lugar». 1<, No me pronunciaré aquf sobre la naturaleza categorial del se de fumarse (me, le, se, nos, os, se, en realidad, concordando en persona y número con el sujeto), Puede considerarse un pronombre (de acuerdo con el análisis de Rigau 1994), un elemento. adverbial (según Zagona 1996) o un afijo verbal de concordancia (en Ifnea con el tratamiento que Mendikoetxea da al se pasivo, medio e impersonal del español en el capítulo 26 de esta gramática). Es esta una cuestión teórica pendiente de discusión que no afecta al contenido del capítulo: cualquiera que sea su naturaleza categorial, el se que nos ocupa tiene valor aspectual, yeso es lo que interesa en este punto de la exposición, El aspecto. Definición. Consideraciones generales 46.1.1.3 Como se ilustra en (2b), la presencia del SP no basta para delimitar el evento. Pero sí lo puede delimitar por sí solo un complemento preposicional encabezado por la preposición hasta (como en (2c» [~ §§ 10.11 Y 48.7.2]. En ese caso, el verbo sigue indicando dirección pero el SP menciona el fin del trayecto. Interaccio­ nes de este tipo entre lexema verbal, se delimitador, complementos y modificadores del verbo son muy habituales; por ello y porque determinan la caracterización de un evento como delimitado o no delimitado, han de ser tenidas en cuenta en cual­ quier estudio sobre aspecto léxico. Volveré más adelante sobre la cuestión de la composicionalidad del aspecto, cuando aborpe las distintas manifestaciones del aspecto léxico en español. Por el momento, lo que me importa subrayar es que la noción de aspecto léxico no es léxica stricto sensu sino que tiene, más bien, un carácter sintáctico, De hecho, la concepción de la Aktionsart que hoy impera en los estudios gra­ maticales es la de «categoría léxico-semántica en cuya determinación interviene una serie de factores de diversa naturaleza que actúan en ~I marco de la oración», Por tanto, el estudio de esos factores ha de ser abordado de manera conjunta y tomando en consideración configuraciones oracionales, Eso se consigue sólo si se atribuye una naturaleza composicional a la información sobre el evento y si se pone en relación esta con los predicados. Pese a todo, parece conveniente mantener el término de 'aspecto léxico', por tradición, por comodidad y por atender a su especificación original -la que lo distingue del aspecto flexivo (en cuanto que manifestación morfológica productiva y regular) y del tiempo (como categoría también con realización morfológica productiva y regular que no toma en cuenta el significado de la base verbal)-. Así se hace por lo general, a pesar de que este modus operandi pueda' resultar paradójico o inadecuado si no se concibe el término como una mera etiqueta que recubre un concepto más abarcador, 46.1,1.3. El aspecto léxico frente al aspecto flexivo Para la información relativa al desarrollo del evento que viene proporcionada por los morfemas flexivos -en la conjugación del español, la aportada por las for­ mas compuestas y el perfecto simple (ha construido, hubo construido, construyó) fren­ te al resto de las formas simples (construye, construía, construiría) [~ Caps. 44 y 45]-, suele reselVarse el término de 'aspecto' con distintos adjetivos. Se habla generalmente de 'aspecto flexivo', También se habla de 'aspecto morfológico' pero este término resulta menos adecuado puesto que también es morfológica la infor­ mación de tipo aspectual aportada por los morfemas de tipo derivativo -como el re- iterativo de renacer o rellenar- y tal información es léxica y no flexiva. También recibe el nombre de 'aspecto verbal' -en alusión a que sólo los verbos se conjugan y el aspecto léxico en cambio, por cuanto relacionado con las unidades léxicas, abar­ ca otras categorías, como he mencionado a propósito del aspecto en los adjetivos, los nombres y los SSPP-. Recibe asimismo el nombre de 'aspecto gramatical' -en cuanto que' supone la gramaticalización de una distinción frente a su expresión por medios léxicos-, Y, por último, también se conoce como 'aspecto' stncto sensu en oposición a un aspecto lato sensu, integrador de diversos factores [~ §§ 44.4 Y 48.1.2]. Ante tal diversidad de propuestas terminológicas, que encierran, como parece obvio, divergencias básicas en la concepción, aquí se optará por usar el término 'aspecto' (y si es preciso aclarar, 'flexivo') frente al 'aspecto léxico' o Aktionsart antes definido. Uno y otro tienen que ver con el mismo tipo de información, englobada bajo el término 'aspectualidad'. 46.1.1.3 EL ASPECTO LÉXICO 2988 Proporcionaré un par de ejemplos para ilustrar en qué consiste el aspecto fle­ xivo y de qué modo interacciona con el aspecto . léxico. El 'aspecto flexivo' es la información relativa al modo en que tiene lugar un evento que viene proporcionad~ por los morfemas flexivos del verbo. En el § 46.1.1.1, el verbo llegar fue definido como aspectualmente delimitado (una vez que ha tenido lugar elevento que llegar describe, este no continúa teniendo .lugar: *El avión ya ha llegado, pero seguirá lle­ gando un rato más) y el verbo viajar como no delimitado, puesto que presenta el evento mientras ocurre (abierto, susceptible de continuación: Juan ya ha viajado por toda Europa, pero seguirá viajando un año más). Sin embargo, cualquiera de estos verbos puede, con independencia de la información aspectual que contiene como unidad léxica, describir el evento que denota como delimitado o como :nodelimi­ tado, de acuerdo con los morfemas flexivos que manifieste; así Elailión llegó alas diez describe un evento delimitado pero El avión llegaba cuando· se produjo el acr~~ dente, describe un evento no delimitado; de hecho, el avión no ha 'llegadqen el momento en que se enfoca el evento, información proporcionada por la forma de imperfecto. En Juan viajaba por Europa, el evento denotado por el predicado está sin delimitar pero en Juan viajó mucho hasta que conoció a Teresa el evento de viajar se presenta como un todo concluido, delimitado;::yht fonnaperfecta viajó es responsable de esta información. 17 . •...• . ,. :•.. Por lo general, los verbos, independientemerite, dé su aspecto léxico, aceptan flexionarse en formas perfectas e imperfectas. Existen, no obstante, algunas restric­ ciones (que abordaré más adelante, en el § 46.4.1) Y algunos efectos semánticos interesantes. Ilustraré este último caso con un ejemplo que Bello (1847) utilizó para distingui~ .entre eventos delimitados (sus desinentes) y los no delimitados (sus per­ "manentes): Luego que vimos la costa nos dirigimos a ella. De acuerdo con Bello; ver 17 Como el lector habrá advertido, a la hora de discriminar el aspecto flexivo del aspecto léxico no se ha recurriqo a la distinción tradicional entre aspecto subjetivo y aspecto objetivo. Esta distinción estuvo en la base de algunas de . la! primeras definiciones de la categoría aspecto frente a la Aktionsart (véanse, por ejemplo, Mounin 19680 Lázaro Carreter 1968, do~de · se comentan .las .definiciones de Marouzeau, Wackernagel, Brugmann, etc.). SlJ presupuesto básicoes 'que .la aspectualidad que se expresa por medio de oposiciones morfológicas depende del hablante -en la medida en que este puede presentar un miSmo evento como acabado (llegó) o como no acabado (lIegabaj-,- en tanto que la aspedualidad contenida en la raíz verbal no es fruto de la elección del hablante; es el propio verbo el que informa. sobre si refleja lingüísticamente un evento real como acabado o como no acabado (llegar/viajar). Desde esta perspectiva, .el aspecto fl~xivo es una categorra subjetiva en tanto que el aspecto léxico es objetiva. No obstante, Iinguistas y gramáticos han ido aban. donando esta distinción porque, aunque atractiva y aparentemente aclaradora, no se corresponde fieimente con los hechos lingüísticos (cf. Bache 1982 y 1995; Galton 1984; .Rodríguez Espiñeira 1990 y Verkuyl 1993). Como crítica más general, puede argumentarse que toda categoría lingüística es subjetiva, en la medida en qu~ constituye una representación de la mente humana y no una realidad preexistente .,-por eso un mismo hecho del mundó es reflejado de forma distinta en las distintas lenguas-. Pero, además, la utilización de un determinado aspeCto flexivo no siempre depende de la decisión del hablante: antes bien, el uso de ciertas formas viene impuesto por el contexto, como ocurre con expresiones adverbiales como súbitamente (que, para expresar un evento único, exige un aspecto perfecto: Juan habló/'hablaba súbitamente). Por otra parte, tampoco la Aktionsarl es una noción objetiva que refleja cómo son los eventos del mundo: así, cuando se afirma Llevo todo el día cantando [~ . §52.1A], se está presentando el evento descrito como continuo y no acabado, en su desarrollo. Sin embargo, es \11uy probable que el evento. correspondiente e/l.el mundo real no haya tenido exactamente esas propiedades: puede haber sido interrumpido por visitas al frigorífico por parte del ·ha. blante, por llamadas telefónicas o por pausas para descansar la voz; desde un punto de vista objetivo, es difícil que haya sido verdaderamente continuo; y desde luego no ocurre en el momento de la enunciación. Así pues, la continuidad y el no acabamiento del evento descrito -y de cualquier otro- son propiedades subjetivas que no tienen por qué coincidir con 'Ia descripción objetiva del evento real (que, en nuestro ejemplo, es acabado e intermitente). De hecho, un mismo evento extralingüísticQ puede ser descrito por el hablante como una situación ' sujeta a cambios, dinámica (p. ej., Juan ha ce"ado la puerta) o como un estado resultante (p. ej., La puerta está cerrada), con independencia .de las 'características objetivas, físicamente mensurables, del evento tal como se da en el mundo. En suma, una situación será estática o dinámica, según se la describa: Pablo está de pie es un predicado estático pero el evento real correspondiente ha de ser dinámico: si el corazón de Pablo cesara de latir, se caería al suelo inmediatamente. 2989 El aspecto. Definición. Consideraciones generales 46.1.2 es un verbo no delimitado que, flexionado en una forma de perfecto simple, presenta dos interpretaciones: en una de ellas, el evento denotado tiene un valor ingresivo (equivalente a «empezar a ven», según el cual la frase podría parafrasearse como «se empezó a ver la costa y se siguió viendo, pero sólo el primer momento de verla es el que precede a la acción de dirigirse a ella». Para Bello, en este caso, el perfecto simple expresa la anterioridad sólo del instante en que el predicado «ha llegado a su perfección» (Bello 1847: § 626). Este valor es el resultado de la combinación entre el aspecto léxico no delimitado del verbo ver -que, según Bello, denota un evento de los que una vez ocurridos «continúan durando» (ibid.); esto es, el sujeto ve la costa y la sigue viendo- y el aspecto flexivo perfecto, con la consecuencia de que vimos sólo señala el comienzo del evento, sin mencionar su fin [~ § 48.5.1]. Pero hay una segunda interpretación en la que el valor perfecto de la forma verbal se superpone al valor aspectual no delimitado de la raíz verbal, de forma que el evento se interpreta como acabado (y se podría parafrasear como «se vio la costa y se dejó de ver»). Esta interpretación es la característica de los verbos delimitados, que indican en perfecto simple la anterioridad de todo el evento respecto al mo­ mento de la enunciación, esto es, su terminación: En cuanto el atleta llegó a la meta, el juez lo descalificó: de hecho, una vez que el atleta llegó, dejó de ocurrir el evento de llegar. 18 46.1.2. El aspecto frente al tiempo La estrecha relación existente entre el tiempo y el aspecto es consecuencia del hecho de que ambas nociones tienen que ver con la temporalidad de los eventos verbales, si bien otorgan a esta un tratamiento diferente. En efecto, el 'tiempo' es una categoría deíctica: localiza el evento verbal en un tiempo externo, orientándolo bien en relación con el momento de habla, bien en relación con el tiempo en que tiene lugar otro evento [~ §§ 44.2, 47.1 Y 48.1]. El aspecto, en cambio, se ocupa del tiempo como una propiedad inherente o interna del propio evento: muestra el evento tal y como este se desarrolla o distribuye en el tiempo, sin hacer referencia al momento del habla. 19 Entre los hechos que avalan el reconocimiento de la independencia de la información aspectual y la temporal se puede mencionar el que existen lenguas que carecen de sistema temporal -y expresan el tiempo mediante recursos léxicos (adverbios, complementos) y perífrasis verbales­ y que cuentan, en cambio, con un aspecto gramatical izado, expresado por medios formales. Es el caso del chino (cf. Marco 1990). De hecho, según Lyons (1977: § 15.6), el aspecto no sólo existe como " En realidad, la distinción señalada por Bello, áunque muy interesante -en la medida en que anuncia una concep' ción de los eventos como dotados de fases (en el caso de ver, el límite inicial y el proceso no delimilado posterior)-, no es igualmente válida para las formas perfectas de todos los verbos no delimitados; sólo se aplica a aquellos verbos que, como ver, presentan un momento inicial de perfección seguido por un proceso o estado subsiguiente, verbos que después caracterizaré como 'logros ingresivos'. En cambio, un verbo como trabajar, que en términos de Bello es de los que «subsiste durando", sólo tiene una interpretación en perfecto simple, aquella en que todo el evento está acabado y es anterior al momento de referencia (En cuanto trabajó, se sintió mejor). Así pues, la oración de Bello debe tomarse como ejemplo de interacción entre el aspecto léxico y el flexivo, aunque no sirva para distinguir los verbos permanentes (no delimitados) de los desinentes (delimitados), enel sentido en que él la propuso. Para las distintas inleracciones entre el aspecto léxico del verbo y el valor de la forma perfecta, cf. Zagona 1992. " Según lo definió Peshkovskiy (cita tomada de Maslov 1978: 3). En la misma línea se encuentra una definición posterior que ha tenido bastante difusión entre lingüistas y gramáticos, la de Comrie (1976: 3), para quien el aspecto refleja la «constitución temporal interna de una situación". 46.1.2.1 EL ASPECTO LÉXICO 2990 Clitegoría universal sino que es ontogénicamente anterior al tiempo, de manera que el niño que aprende una lengua con ambas categorías, adquiere antes el aspecto. ~ 46.1.2.1. El aspecto léxico frente al tiempo '· La información que aporta una unidad léxica que constituya un predicado acer­ ca de las características inherentes del evento que denota (tales como su delimita~ ción o carencia de límite interno, su duración o momentaneidad, su continuidad o intermitencia, su repetición o la fase de su desarrollo en que se ehcuentra) está relacionada con el tiempo interno que todo evento necesita, por breve que sea, para desarrollarse y con el modo en ·que ese tiempo está organizado. Está Ínfomiación es independiente del tiempo externo, de la ubicación temporal del evento eh relación con el momento del habla o con el tiempo en que ocurre otro evento. Esta última es la información que proporciona la categoría tiempo, que sí es una categoría deíctica [--. §§ 14.2.2.1, 44.2.2.3-4 Y 48.2]. Así, por ejemplo, un verbo como partir indica que un sujeto se halla en un determinado lugar hasta cierto momento en que ló~·· abandona: implica, pues, un cambio en un punto; esa es la configuración temporal interna de partir, susig­ nificado aspectual. Y es independiente del tiempo ·el1 que ocurre, de su anterioridad, simultaneidad o posterioridad con respecto al momento de referencia, información relacionada con la categoría tiempo. Así pues, los eventos descritos en Andrés {partió/ parte/partirá/había partido/.. .} para no volver, con independencia de la relación entre el momeqtoen que ocurre el evento y el momento de referencia, implican en cllal.:. ·qurer:cáso que tiene lugar un cambio en un punto. Ello avala la idea de que existen . dos informaciones independientes: la proporcionada por el tiempo y la aportada por el aspecto léxico. Por otra parte,como se mencionó antes, la información relativa a la aspectua­ lidad de un predicado aportada por el aspecto léxico no viene proporcionada sólo por el significado léxico del verbo, sino también por la interacción entre el signifi" cado del verbo y otros elementos que lo acompañen: complementos, adverbios y el sujeto. Esta propiedad distingue nítidamente el aspecto léxico y el tiempo, .que carece de semejante naturaleza composicional. Así, las distintas informaciones aspectuales con­ tenidas en los eventos descritos por fumar (puros) -que alude a un evento en curso de realización, no delimitado- y fumar un puro -que denota un evento con límite,el que impone un puro- derivan de la presencia o ausencia de un cn determinado y son independientes de la información temporal que fumar (puros) y fumar un puró puedan aportar en los distintos contextos: así {Fumó/fuma/fumará} (puros) sigue opo­ niéndose a {Fumó/Fuma/Fumará} un puro, como consecuencia de la información aspectual. La interpretación temporal no se ve influida por interacciones de este tipo. Así, Fumó {(puros)/un puro), acompañado o nade un cn y esté este deter­ minado o no, se opone a Fumará {(Puros)/un puro), lleve o no este predicado un cn, y esté este determinado o no. •• Según Thieroff y Budde (1995), al menos en las lenguas europeas, no hay ninguna categoría que tenga exclusiva. mente propiedades temporales, mientras que sí existen categorías puramente aspectuales, hecho que habla a favor no sólo de la independencia de ambas nociones sino también de la preeminencia de las distinciones aspectuales. El lector encon: trará más detalles acerca de la independencia entre tiempo y aspecto en Tenny 1987: capítulo 5. 2991 El aspecto. Definición. Consideraciones generales 46.1.2.2 El hecho de que el aspecto léxico y el tiempo proporcionen informaciones 'tem­ porales' distintas explica también por qué pueden coaparecer en un mismo predicado adverbios como ahora y nunca o antes y siempre; por ejemplo, en Ahora nunca toma caté y Antes siempre tomaba café después de comer: mientras ahora y antes informan sóbre el tiempo en el que ocurre el evento denotado por el predicado (en un mo­ mento simultáneo o anterior al momento de la enunciación), siempre y nunca in­ forman sobre el modo en que tiene (o no tiene) lugar el evento: de forma perma­ nente (nunca) o de manera habitual (siempre). Por último, el hecho de que se pueda hablar de aspecto en predicados no verbales (como sintagmas nominales, adjetivos y preposicionales) -recuérdese lo dicho en el § 46.1.1.1-, no capacitados para expresar tiempo, subraya igualmente la idea de que la información aspectual y la temporal son interpretables de forma independiente, aunque no siempre ocurra asÍ. 46.1.2.2. El aspecto flexivo frente al tiempo Como ya se ha mencionado, la aspectualidad se relaciona en parte con la ca­ tegoría tiempo por su contenido semántico, por su vínculo con la temporalidad del evento. A esta proximidad conceptual se añade el hecho de que muchas lenguas expresan la información relativa al tiempo y ciertos contenidos de tipo aspectual mediante morfemas sincréticos, lo que dificulta aun más la neta distinción entre ambas categorías. 21 Ello ha provocado, en ocasiones, la divergencia entre los gra­ máticos a la hora de adjudicar una determinada manifestación formal al tiempo o al aspecto flexivo. Es el caso, en concreto, de la oposición entre la forma del perfecto simple y la del imperfecto en español, a la que algunos autores atribuyen un estatus aspectual y otros, en cambio, consideran de carácter temporal; en este caso su valor aspectual sería secundario, derivado del temporal y redundante [--. § 44.4]. Obsérvese, en cambio, una oración como Cuando volvíamos en tren, {veíamos/vimos} los almen­ dros en flor. Tanto si el evento principal aparece expresado con una forma verbal imperfecta (veía­ mos), como con una perfecta (vimos), el valor de simultaneidad del predicado encabezado por cuando y el predicado principal se mantiene. Lo que cambia es el modo de concebir el evento de ver, como un evento repetido o habitual en el caso de veíamos y como un evento único en el caso de vimos. Este hecho avala la naturaleza aspectual de la oposición: dado que tanto la forma im­ perfecta (veíamos) como la forma perfecta (vimos) señalan un evento ocurrido en un tiempo anterior al de la enunciación y simultáneo en ambos casos al tiempo del evento del predicado subordinado, la distinción entre ambas formas no tendrá que ver con el tiempo que expresan; antes bien, la diferencia estriba en la información que ofrecen acerca de cómo tiene lugar ese evento: de forma única (en el caso de vimos) o de forma repetida (en el caso de veíamos), información que corres­ ponde a la aspectualidad, que en este caso se manifiesta por medio del aspecto flexivo y que se obtiene con independencia de la información proporcionada por el tiempo. La imposibilidad de oraciones como *Le dolió la cabeza hasta que tomaba una aspirina (con el verbo principal en perfecto simple, dolió) parece indicar también, como ha señalado Acero (1990: 71-72), que la elección entre el imperfecto y el perfecto simple tiene motivación aspectual. En 21 Por decirlo con palabras de Zemb (1980: 84), « ... I'amalgame des signifiants, a savoir des morphemes 'verbaux' du temps, du mode, et de I'aspect, invite a concevoir une doctrine syncrétique dans laquelle l'aspect ne sera pas vraiment dislingué du temps, comme le montre l'interpretation de certaines formes composées» [«... la amalgama de significantes, es decir, de los morfemas 'verbales' de tiempo, modo y aspecto, invita a concebir una doctrina sincrética en la cual el aspecto no se distinguirá verdaderamente del tiempo, como lo muestra la interpretación de ciertas formas compuestas» l. 46.1.3 EL ASPECfO LÉXICO 2992 efecto, el imperfecto tomaba señala que un evento no ha acabado y ello lo hace incompatible con una locución como hasta que, encargada de fijar el punto. de referencia a partir del cual un eveNq acaba y da inicio a otro. En este contexto, en cambio, es perfectamente admisible la forma\lel perfecto simple, que señala el fin del evento encabezado por hasta que (Le dolió la cabeza hasta que (se) tomó una aspirina). Más aún, si el evento se concibe como repetido en el pasado (H"aCli unos años, le daifa la cabeza todos los días hasta que (se) tomaba una aspirina) la forma impetfe~tá tomaba se acepta sin problemas, con un valor distributivo ·que alude a una repetición de eventos sucesivos que ponen fin al evento prinCipal, que también se repite. 22 En cualquier caso, lo que aquí importa señalar es el hecho de que los modem~~ de aspecto, por su propia naturaleza flexiva, han de poderafijarse a cualquierraíz verbal (puesto que no . se espera que la semántica interfiera en laposibilidadq<; flexión de una palabra). Sin embargo, es frecuente observar restricci(¡ues inter(!sat17 tes, que los gramáticos del español han venido señalando desde Bello 1847, a)il hora de combinar los distintos morfemas aspectuales flexivos con las diferentes cla­ ses de verbos. Por citar sólo un caso -puesto que más adelante nos vamos a ocupar de la cuestión con más detalle, en el § 46.4- las pasivas perifrásticas del castellano lIlu~§traÍl cierta preferencia hacia los verbos léxicamente delimitados (por ejemplo, constrnir frente' aodiar;' un verbo sin límite) y haci~ las formas verbales perfectas, como ilustran los contrastes entre'EI edificio fue constrnidopor/a empresa y *Juan fue odiado por su primo o El edificio {fue/ha sido{constntidopor la empresa y ??El edificio (era/es}constrnido por la empresa, que resulta extraña aislada de contexto. En cambio, los afijos que portan información temporal no parecen estar .SI)" metidos a restricciones ni preferencias.impuestas por el significado léxico d~lo.s . .h ~3" ·, Y~f!;!I)~ : . 46.1.3. La aspectualidad y sus manifestaciones: sumario El cuadro que se incluye a continuación ilustra de forma resumida las posibi­ lidades . de expresión de las distintas informaciones contenidas en la aspectualidad. Está basado en el esquema propuesto por Maslov (1978: 21) y ha sido ligeramente adaptado a la sÍtuación específica del español. Se limita a recoger, en el caso del aspecto léxico, la información que aportan los verbos: obvia, pues, la informaCión aspectual proporcionada por otras unidades léxicas-como nombres o adjetivos~, cuyo estudio corresponde a otros capítulos de este volumen (cf. supra, nota 15). Aunque supone una visión muy general y simplificada, espera resultar aclaratorio. En él se refleja cómo el aspecto léxico, modo de acción o Aktionsart ~constituye un 22 No me detendré en una presentación más explícita de la cuestión puesto que no constituye el objeto de este capítulo, destinado al estudio del aspecto de tipo <<léxico». No obstante, como ya se mencionó en el texto, no todos los autores suscriben la naturaleza aspectual de la distinción perfecto/imperfecto en español (cf: a este respecto los capítulos 44 'j 45). 23 El que la información aspectual manifestada por medio de morfemas f1exivos tenga (relativamente) en cuenta el significado aspectual del verbo no resulta absolutamente incompatible con la naturaleza f1exiva atribuida a tales morfemas. Aunque los procesos f1exivos se suelen distinguir de los derivativos precisamente porque no tienen en cuenta el significado de la palabra sobre la que operan, lo cierto es que existen otras informaciones f1exivas (el caso, el género y el número de los nombres, la voz) que también presentan restricciones de tipo semántico. Existen además .otros rasgos que caracterizan a este tipo de morfemas como f1exivos: su productividad, su regularidad, su incapacidad para reafijarse, etc. En definitiva, lo realmente interesante de que existan preferencias --y de los distintos re~ultados que ofrece la combinación de infor­ mación aspectualléxica e información aspectual fIexiva- es que este tipo de hechos no se da con los morfemas temporales. 46.2 La naturaleza composicional del aspecto léxico en españoL. sistema de naturaleza híbrida, compleja, en el que intervienen factores de índole léxico-semántica y léxico-sintáctica (algunos de los cuales aún no han sido mencio­ nados aquí; por ejemplo, la negación, de la que después se comentará algún efecto en la interpretación aspectual del predicado). Aspectualidad oracional verbal ~ oposición de formas de un mismo verbo (la oposición imperfecto/ perfecto simple) afijos derivativos oposición de cIases (re-) aspectuales de verbos losumOdOS de acción": viajar/llegar) \} ciertas combinaciones de verbos (modos de acción analíticos: las perífrasis verbales) marcas léxicas y funcionales (adverbios. negación) características gramaticales de los participantes en el evento (función semántica y sintáctica, número, determinación y cuantificación) I aspecto flexivo FIGURA aspecto léxico aspecto léxico-sintáctico 1: MANIFESTACIONES DE LA ASPECTUALIDAD EN ESPAÑOL Dedicaré el resto de este capítulo a abordar las principales manifestaciones formales de la aspectualidad en español. Comenzaré por presentar los distintos ele­ mentos (léxicos y sintácticos) que intervienen e interaccionan en la expresión de la información aspectual en español (en el § 46.2); establecidos los procedimientos mediante los que se expresan las distinciones aspectuales, procederé a continuación a determinar cuáles son las informaciones concretas aportadas por la aspectualidad y.cómo permiten llevar a cabo una clasificación de los verbos -mejor de los pre­ dicados- del español (en el § 46.3). En cambio, dejaré de lado otra de las posibles realizaciones de la noción global, el aspecto flexivo, que sólo se retomará breve­ mente para hablar de sus posibles interacciones con el aspecto léxico. Precisamente, la cuestión de la interacción entre las distintas informaciones contenidas en la as­ pectualidad constituye una de las facetas más atractivas del estudio aspectual y a ella vamos a volver en el último apartado de este capítulo, cuando hablemos de las relaciones y restricciones que mantienen ciertas estructuras sintácticas y ciertas clases de verbos en español (en el § 46.4). 24 46.2. La naturaleza composi~ional del aspecto léxico en español: elementos que intervienen en la expresión de la información aspectual En esta sección se revisan los distintos procedimientos utilizados en español para expresar o manifiestar los contenidos englobados por el concepto de aspecto 24 Como parece evidente, si podemos hablar de interacciones y de restricciones en la combinación de las diferentes informaciones aspectuales, es precisamente porque existen, al menos en español, varios procedimientos para manifestar esas informaciones englobables dentro de la aspectualidad como noción general. 46.2.1 EL ASPECfO LÉXICO 2994 léxico. Recuérdese que se trata de una cuestión fundamental, puesto que la inclusión de determinados recursos para expresar ciertos contenidos de tipo aspectual (por ejemplo, el hecho de que el predicado delimitado construir una casa deje de ser delimitado si aparece complementado por un sintagma nominal (SN) plural nO ,en­ cabezado por un determinante, COmo en Ese constructor construye siempre edificios singulares) supone la apertura del campo de acción de lo que se conoce como as­ pecto léxico, que deja ahora de ·ser léxico en exclusiva para pasar a ser 'léxico­ sintáctico', como refleja la Figura 1. Recuérdese también que, si el aspecto es algo que tiene que ver con los predicados y no sólo con los verbos, deja de estar res­ tringido al ámbito de los sintagmas verbales (SSVV); la ampliación del concepto de aspecto léxico permite hablar -u obliga a hacerlo- de aspecto en los sintagmas adjetivos (SSAA), SSNN y SSPP que constituyan predicaciones -y,eii efecto, se ha hecho--', aunque este capítulo no se ocupa de ello (véase de nuevo la nota 15). Por fin, admitido que los significados aspectuales pueden ser expresados en el interior del verbo o en estructuras más amplias, paso a enumerar los distintos elementos que influyen en la especificación aspectual de un predicado en español. 46.2.1. La raíz verbal Los distintos significados aspectuales pueden ser aportados por el propio verbo -más propiamente, la raíz verbal-: así, existen verbos que denotan eventos que no cambian (odiar, saber) y verbos que denotan eventos que implican un cambio (construir,irabajar); verbos que denotan eventos que acaban (nacer, morir) y verbos qáe''deriotan eventos que no acaban (andar, viajar); verbos que denotan eventos que ocurren en un momento (llegar, disparar) y verbos que implican una duración del evento descrito (discurrir, dormir). En el § 46.3.2 llevaré a cabo un intento de cla­ sificación de los verbos en términos aspectuales. 46.2.2. · Los afijos derivativos Algunos afijos derivativos contienen también información de tipo aspectual: por ejemplo el prefijo re- está dotado de un valor de intensificador del evento verbal. Cuando se ,combina con un verbo que denota un evento delimitado que admife repetición, el prefijo intensificador dota al evento de un valor iterativo (como en reconquistar, reconstruir, redecorar, reenviar o rellenar, que se interpretan como «vol­ ver a llevar a cabo el evento descrito»). En cambio, con los verbos no delimitados, el único valor que añade el prefijo es el intensivo: así rebuscar, reconcentrar, repeinar o retener señalan la intensidad con que se lleva a cabo el evento y no su repetiCión (puesto que el verbo presenta el evento en curso sin implicar un final) [~ § 76.5.5]. Con ciertos verbos delimitados, como cortar o matar, el prefijo re- tiene sólo el valor intensivo: así, recortar o rematar carecen de la interpretación iterativa equivalente a «volver a cortar» o «volver a matar»: esta restricción ha sido atribuida por Martín (1997) al hecho de que el objeto de verbos como cortar o matar deja de existir una vez acabado el evento, lo que excluye que se pueda ejercer sobre él de nuevo un evento idéntico. 2995 La naturaleza composicional del aspecto léxico en español... 46.2.3 De acuerdo también con Martín (1997), el prefijo negativo in- selecciona para afijarse sólo adjetivos no delimitados (infie~ intolerable [~ § 76.5.3]) Yexcluye la afi­ jación a adjetivos delimitados (*inenfermo, *inlleno). En cambio, el prefijo locativo sobre selecciona tanto verbos delimitados (escribir> sobreescribir) como no delimi­ tados (volar> sobrevolar), y da lugar siempre a verbos delimitados [~ § 76.5.5].25 Así pues, ciertos prefijos y ciertos sufijos del español están aspectualmente mar­ cados y, por tanto, manifiestan restricciones a la hora de seleccionar las bases ver­ bales o adjetivas a las que se afijan [~ § 67.2.3.1]. 46.2.3. El se (me, te, ...) delimitador Mención especial merece el se con valor aspectual, del que ya se habló antes (véase supra, el § 46.1.1.2). Este se constituye una marca de la delimitación del evento [-- § 23.3.2.3]. Por tanto, sólo se va a afijar a verbos que aparezcan en contextos delimitados, para subrayar esa delimitación. Se elige verbos transitivos que tienden hacia un límite, y que cuentan con la doble posibilidad de expresar que han alcanzado el límite o de dejar esa información sin expresar. Es el caso de comer, como ilustra el contraste de (3): (3) a. Juan (*se) come normalmente en este bar. b. Juan (*se) come tortilla siempre que puede. c. Juan #(se) comió una tortilla él solo. Comer tiene la doble posibilidad de indicar que ha alcanzado un límite (el proporcionado por una tortilla en (3c», o dejar sin expresar la información relativa a su delimitación (como en (3a) y (3b), que se refieren a eventos habituales no delimitados). Sólo en el caso en el que el límite existe (en (3c», es posible la presencia de se, inaceptable cuando el predicado carece de un CD (como en (3a» o tiene un CD sin determinar (como en (3b». Obsérvese que en (3c) la presencia de se no es obligada (aunque parece preferible). Se es opcional: si aparece, subraya que el evento está delimitado, pero este puede estarlo sin su presencia. Lo realmente interesante es que si el evento no es delimitado, se no aparece. Se puede añadirse también a un verbo inacusativo, como los que se estudian en el capítulo 25 de esta obra (caer, ir, salir), pero en ese caso la configuración del predicado en el que se aparece será otra. Sigue exigiendo su delimitación, pero esta se obtiene por otras vías distintas de la presencia de un CD. Si se se afija a un verbo inacusativo, se interpreta que existe una mención implícita o explícita del inicio del evento, mención que delimita el evento (como se ilustró en (2b) a pro­ pósito de irse). En el caso de caerse en (4a), el SP locativo informa del punto de partida (del inicio) del evento descrito por caer (<<el libro ha experimentado un cambio, ha dejado de estar en el estante»); en consecuencia, el evento puede en­ tenderse como delimitado en su inicio y es compatible con la presencia de se. En cambio, en los ejemplos incluidos en (4b) el evento denotado por caer no está " A propósito de los distintos valores aspectuales del prefijo re- y de sus restricciones de aparición con las distintas clases de verbos, el lector puede consultar Martín 1997. Para la cuestión general del aspecto en la derivación léxica, véase Varela 1992. Quiero expresar mi agradecimiento a los estudiantes del curso de doctorado El aspecto léxico y sintáctico 11 (UAM, 1996-97) y a los alumnos de la asignatura Problemas de gramática del español (Filología Hispánica, UAM, 1997-98), con quienes discutí algunos de los ejemplos incluidos en esta sección. 46.2.3 EL ASPECTO LÉXICO 2996 2997 limitado puesto que no se menciona el punto de partida. En ellos, la presencia de (4) a. El libro #(se) ha caído del estante. . b. La lluvia (*se) cae. / Ayer (*se) cayó un meteorito . .. c. Ayer (#se) cayó una bomba aquí. / (#Se) Ha cafdounélpiedra. . Los contextos en que aparece se coinciden en ser delimitados, pero .Ia casuística es muy varia<;la y aquí apenas hemos esbozado algunos casos significativos. Recuérdese, por ejemplo, que mientras el se de irse es obligado cuando el verbo va acompañado de un SP locativo de punto de partida (cf. (2b)), no loes en (4a). En este sentido, caer se comporta como los verbos transitivos, que sólo llevan se cuando están delimitados, pero pueden no llevarlo aÚQque . lo estén. Probablemellte la razón del contraste entre caer e ir estriba en que caer ya implica'poi sí solo un evento delimitado en su final sin necesidad de que se enfoque el punto de partida, 'en 'tanto que ir describe un evento no delimitado (equivalente a «dirigirse a»). En este caso, la presencia de un SP que señala el límite inicial requiere una versión delimitada del evento, que es aportada por se. Recuérdese que, en cambio, cuando ir recibe un límite externo de un SP como hasta... en (2c), pasa a comportarse como comer y caer: no necesita se, puesto que ha obtenido un final. Otros verbos inacusativos delimitados,como salir o venir, aceptan el se cuando este señala el punto de partida o la meta, · .. petQ·;l1P Ji)" heéesitim «Me) Salí de la reunión / (Me) Salí al balcón,. (Me) Vine del pueblo/(Me) Vine a Mádrid),. otros verbos transitivos como llevar que se construyen con un CD y un SP locativo necesario (Llevé el infonne a la reunión / ??Llevéel infonne) pueden prescindir del complemento locativo si aparece se (Me llevé el infonne). 2. En suma, el tipo de se examinado constituye una marca aspectual que informa de que el predicado en que aparece incluye una mención del límite del evento (límite final, en el caso de los verbos transitivos; inicial, en el caso de los inacusa· tivos). 26 En cambio, el se delimitador resulta incompatible con los verbos intransitivos inacusativos: "Me viajé, 'Me hablé, 'Me trabajé. Rigau (1994) pone en relación esa restricción con la función semántica de bendidario que atribuye a se (me; te, '...); ser un c1ítico beneficiario implica ser un complemento del bloque formado por un 'verbo y un SN, requisito que excluye a los verbos intransitivos inacusativos. Rigau también hace derivar el carácter perfectivo de se de esa condición de beneficiario que le atribuye. El análisis de Rigau, no obstante, no da cuenta de por qué algunos verbos inacusativos y transitivos no aceptan el se aspectual y sí, en cambio, un c1íiico que funcione como dativo ético o de interés, que podría asimilarse a un beneficiario -aunque la autora no lo considera así-, Por otra parte, un dativo ético no es incompatible con el se delimitador (Mis niñas se me comerían un buey, si se lo pusiera; No te me vayas; No te me mueras); parece preferible, pues, considerar que el dativo ético aporta una información diferente~a que aportaeJSe que nos ocupa: Así lo ha considerado Zagona (1996). Pero además, sólo si este se se considera delimitador, se explican los contrastes de! tipo del que se produce con el verbo transitivo ver cuando denota un evento terminativo (caso en que acepta se: Me vi/a película) y cuando denota un evento ingresivo, de límite inicial (caso en que no acepta sé: 'Me vi la costa) o contra&te.s como los que se dan entre verbos inacusativos como salir (que acepta se, por ser de límite inicial) y entrar, que no lo acepta por ser de límite final (Me salí/'Me entré). Y, por último, el hecho de que estar acepte el se delimitador ((Me) Estuve callado) y, en cambio, ser no (('Me) Fui grosero) parece más fácil de explicar si se le atribuye ese valor delimitador; así, la distribución .deriva del hecho de que· estar .es el verbo copulativo perfectivo y ser la cópula no perfectiva. Los datos comentados, en fin, se explican mejor si se considera que, en efecto, el se de fumarse e irse tiene un valor aspectusl primario, en .concreto, delimitador. Para un análisis más preciso sobre la naturaleza y función del se en relación con la estructura del evento, véase De Miguel y Fernández Lagunilla 1999. 46.2.4 Curiosamente, en parejas de verbos como .conducir/llevar, iniciar/terminar, comenzar/acabar, el prefijo iterativo re- y el se delimitador están en distribución complementaria: se está excluida. Los ejemplos de (4c) son ambiguos entre una interpretación no delimitada del inicio del evento (en el sentido de «aterrizar {una bomba/una piedra} cuya procedencia se desconoce») y una interpretación que menciona el punto de partida del evento (en el sentido de «se desprendió una bomba, por ejemplo, .del avión que la transportaba» o «se desprendió una piedra de la muralla o de la pared en la que se encontraba»). Sólo en el caso en que el evento admite esa interpre­ tación, es legítima la presencia de se: La naturaleza composicional del aspecto léxico en español... ¡ r:. 1, ..~ f ~ ¡ i (5) a. b. c. d. e. f. Juan {condujo/reconduj%~~se condujo} a su hermano fuera de la droga. María {llevó/se llevó/*rellevó} a su hermano fuera de la ciudad. Juan {inició/reinició/ose inició} el trabajo con ilusión. María {terminó/se terminó/*reterminó} la tesis en un abrir y cerrar de ojos. Juan {comenzó/recomenzó/*se comenzó} la tesis. María {acabó/se acabó/*reacabó} el bocadillo en un abrir y cerrar de ojos. . El curioso contraste ilustrado en (5) podría explicarse si, como parece, llevar, terminar y acabar describen eventos delimitados cuyo límite puede ser subrayado con la presencia de se. En el caso de terminar y acabar, el límite es final, como corresponde en el caso de los verbos transitivos (según se vio antes, a propósito de comer). En el caso de llevar el límite puede ser final (la meta: fuera de la ciudad). Pero si hay meta para el evento, ha de haber implícita una fuente: el límite inicial, o punto de partida: Juan se llevó a su hennano de aquí. Conducir, en cambio, es un verbo que denota un evento no delimitado; en (5a) ha sido delimitado por el SP fuera de la droga. Ahora bien, este límite no está implícito en el contenido léxico del verbo, que no es ditransitivo, y, en consecuencia, po acepta la marca se enfocadora del límite del evento. Iniciar y comenzar son transitivos y deli­ mitados y deberían aceptar el se delimitador al igual que lo aceptan acabar y tenninar. Pero son verbos puntuales que enfocan el punto en que ocurre el evento: antes no se daba y después ya no se va dar (ya está acabado). Acabar y tenninar, en cambio, impfican que previamente el evento se da y ahora se le pone fin: enfocan, pues, el punto en que acaba. 27 Probablemente esa diferencia es la causa de que el se delimitador se acepte con los verbos terminativos y no con los puntuales, en los que no hay fase o límite que se pueda enfocar o subrayar. En cuanto a la distribución de re- con comenzar e iniciar es la esperada con verbos delimitados: el predicado denotado por recomenzar y reiniciar implica una repetición del evento. En cambio, ~cabar y tenninar no aceptan re- puesto que el objeto ha dejado de existir una vez acabado el evento. La imposibilidad de re- con llevar se explica si se tiene en cuenta que se trata de un verbo ditransitivo que no está acabado hasta que no se alcanza la meta. El objeto, pues, no delimita el evento. De acuerdo con Martín (1997), el prefijo re- sólo se afija a bases verbales con objetos ¡¡fectados por el evento verbal -los que cambian de estado como consecuencia del evento---. No es ese el caso de llevar (como tampoco el de dejar, que manifiesta el mismo comportamiento frente a re· y se: Juan {se dejó/'redejó} los libros en la biblioteca) y por ello no admite repetición. El comportamiento de conducir es diferente, puesto que sí acepta re- oObsérvese no obstante que, en el caso de reconducir, lo que se repite es la fase inicial del evento, de ahí que en este caso no opere la restricción sobre la naturaleza afectada o no afectada por el evento del objeto. Reconducir es «volver a iniciar el evento de conducir a alguien hasta un lugar" y no «volver a alcanzar el final del evento», puesto que este no existe en la medida en que no está implicado en el significado del verbo, como ya se dijo. Por supuesto, se y re- son compatibles cuando el primero subraya la delimitación del evento y el segundo la repetición del evento delimitado, como en Juan se releyó la carta varias veces. 46.2.4. El contexto sintáctico Al abordar la información aspectual contenida en el contexto sintáctico orga­ nizado en torno al verbo, se entra en la zona quizá más interesante pero a la vez más compleja de las realizaciones del llamado aspecto léxico o Aktionsart en español, puesto que el 'contexto sintáctico' abarca y entrelaza muy distintos factores deter­ minantes de la aspectualidad global de un predicado. Algunos de esos factores son: 27 La diferencia entre ocurrir en un punto y culminar en un punto (inicial o final) será discutida en el § 46.3.2.5, a propósito de los verbos de escasa duración. 46.2.4.1 EL ASPECTO LÉXICO 2998 46.2.4.1. Los complementos del verbo En especial, el primer complemento del verbo transitivo [__ § 24.2], cuyapre­ sencia o ausencia resulta fundamental para delimitar el evento denotado por el predicado o dejarlo sin límite, como ejemplifican los contrastes entre beber una cerveza/beber, comer una manzana/comer y escribir una novela/escribir. 28 Ahora bien, la presencia del · complemento no es suficiente para delimitar el evento: este debe incluir un SN determinado. Los SSNN en singular que contienen los llamados nombres de materia sin determinante y los SSNN en plural (es decir, los que se conocen como sustantivos continuos) no provocan efectos de delimitación en el predicado, según se ve en los siguientes contrastes [__ § 13.3.3]: beber una cerveza, beber dos cañas [eventos delimitados]/beber cañas, beber cerye+a, beber al­ cohol [no delimitados]; comer una manzana, comer dos pasteles [deliníitados]/comer pasteles, comer pan [no delimitados]; escribir una novela [delimitado]/escribir poesía [no delimitado]; componer una pieza de piano [delimitado] / componer música japo­ nesa [no delimitado]. Los nombres de materia sin determinante y los SSNN en plural sin determinante tienen una denotación acumulativa, no fragmentaria o distributiva: así, «una parte de pan» es pan y «una parte de pasteles)~ ; $on pasteles; en cambio, «una parte de un pastel», no es un pastel. Pues bien, sólQlos SSNN determinados con denotación no acumulativa (también llamado;; disccintinuos) van a delimitar el evento. . Obsérvese que de un verbo no delimitado se puede afirmar que posee una denotación acu­ mulativa, no fragmentaria; así, una parte de viajar es «viajan>: esto es lo que hemos expresado .en 9,irllS,'i'ca,siMes con la observación de Aristóteles (se da el caso simultáneamente de que uno está Vi~járido y ha viajado); en cambio, un evento delimitado implica una interpretación fragmentaria, no acumulativa: una parte de construir una casa no es «construir una casa» (no se da simultánea­ mente el caso de que uno esté construyendo una casa y haya construido una casa). El paralelismo entre la denotación de un SN y la delimitación de un evento ha sido observado y discutido en trabajos recientes (Jackendoff 1990, 1992; Brinton 1991, 1995; Verkuyl 1993 y Bosque 1996). UnSN puede estar determinado y aun así no delimitar el evento: por ejemplo tocar el piano o escuchar la radio (frente a tocar una sonata o escuchar un programa). En estos casos, según ha señalado Bosque (1996), el piano y la radio denotan un objeto físico que pasa a designar una materia, una especie de género. Por consi­ guiente, constituyen objetos con denotación acumulativa, no delimitadores del even­ to denotado por el predicado en que aparecen. . El caso de verbos como andar, bailar, correr, dormir, llorar, nadar, navegar, tra­ bajar o vivir es especial. Estos verbos suelen caracterizarse como intransitivos porque el evento que describen no transita hacia un complemento directo. El contenido de ese CD está en realidad incluido en la propia raíz verbal. Así, andar equivale a andar una distancia, bailar a bailar un baile, llorar a emitir lágrimas, nadar y navegar a nadar y navegar una distancia, saltar a dar un salto, trabajara realizar trabajos y vivir a pasar la vida. Puesto que la información normalmente aportada por el CD es inherente al significado de la raíz verbal, la manifestación explícita del CD se " Según Tenny (1994), existen varias formas de delimitar o medir en el tiempo un evento: (a) que se cree o agote el CD (escribir una novela; comer una manzana); (b) que el eD experimente algún cambio en una propiedad a lo largo del tiempo (freír un huevo); (e) con los verbos de trayectoria, que el CD, aunque no cambie, proporcione una escala a lo largo de la cual se pueda medir el progreso del evento (como la ladera en Juan escaló la ladera en una hora). 2999 La naturaleza composicional del aspecto léxico en español... 46.2.4.1 hace innecesaria, por lo que el evento queda sin delimitar. Los verbos mencionados, en efecto, se interpretan como actividades no delimitadas -puesto que al mismo tiempo que el sujeto anda, baila o duerme es verdad que ya ha andado, bailado, dormido, sin necesidad de haber alcanzado un límite, y que puede seguir andando, bailando, durmiendo, sin dirigirse hacia ningún final. Ahora bien, algunos de estos verbos intransitivos no delimitados se pueden construir, de forma esporádica, con un CD especial, que extiende semánticamente el verbo -a la manera del llamado acusativo interno latino [-- § 24.1.3]-: andar un largo trecho, bailar un chotis, correr los cien metros lisos, dormir {la siesta/la mona}, llorar lágrimas de amarga pena, nadar los doscientos espalda, navegar el río, saltar·la valla, trabajar la piel, vivir {una vida espantosa/una aventura}. Cuando eso ocurre, el evento pasa por lo general a interpretarse como delimitado; así, mientras el sujeto está bailando un chotis, al mismo tiempo no lo ha bailado todavía: el evento sólo se llevará a cabo cuando haya acabado el chotis y el baile haya dejado de estar en curso. Una parte de «bailar un chotis» no es, en sentido estricto, bailar un chotis. Igualmente, al mismo tiempo que un sujeto está corriendo los cien metros lisos, no los ha corrido todavía (sólo habrá recorrido una parte de esa distancia). En algunos casos, el evento puede tener incluso un valor resultativo, como en bailar la peonza o en trabajar esa madera, predicados en los que no sólo se alcanza un límite sino que, además, se dejan sentir las consecuencias del acabamiento del evento en el objeto sobre el que ha transitado. Sin embargo, no todos los predicados con verbos intransitivos y un CD aparentemente desgajado de su propio significado van a in­ terpretarse como delimitados: por ejemplo, los eventos denotados por llorar lágrimas o trabajar la madera son no delimitados: así, se da simultáneamente el caso de que uno esté llOrando lágrimas y las haya llorado, o esté trabajando la madera y al mismo tiempo ya la haya trabajado. La razón por la que el CD no limita el predicado en estos casos estriba en su falta de determinación y su pluralidad en llorar lágrimas y en el hecho de que designa un nombre de materia en trabajar la .madera. Como vimos antes, no basta con la presencia de un CD para delimitar un evento: este, además, ha de ser determinado, con una referencia no acumulativa. (Volveré sobre esta cuestión en el § 46.3.2.3.) Por supuesto, en el caso de las expresiones idiomáticas el aspecto del predicado no va a equivaler a la combinación del aspecto del verbo y la información aportada por el CD. Así, mientras que un predicado como poner las cartas en los buzones se interpreta como un evento que ocurre en un punto y que se repite, el predicado poner los puntos sobre las íes (que, en sentido literal comparte la interpretación aspectual) no tiene por qué recibir esa misma interpretación en su uso idiomático. Piénsese, por ejemplo, en la oración Alicia puso los puntos sobre las íes a su cuñada durante {toda la tarde/*en dos horas}, que denota un evento durativo y no repetido, compatible con un modificador durativo e incompatible con uno delimitador. En cambio, el predicado Arturo puso las cartas en los buzones en dos horas se entiende como iterativo, compuesto de múltiples momentos puntuales, acepta el SP delimi­ tador y rechaza el modificador durativo: #Arturo puso las cartas en los buzones du­ rante toda la tarde. Las diferencias aspectuales que se producen en las expresiones idiomáticas con respecto a predicados estructuralmente similares son muy frecuentes. Pongamos un último ejemplo: los eventos denotados por modismos como llevar la voz cantante, r I 46.2.4.2 EL ASPEcto LÉXICO 3001 3000 llevar los pantalones se interpretan como no delimitados, durativos y habituales (se repiten Con frecuencia); por el contrario, el correspondiente llevar unos pantalones rojos denota un evento no delimitado y durativo también, pero en este caso se interpreta como un evento único, no habitual. Obsérvese que este ejemplo, a pesar de estar construido con un CD determinado, sigue denotando un evento no deli­ mitado. De hecho, no acepta el SP temporal en x tiempo, que tiene valor delimitador, y sí se construye en cambio con un modificador temporal durativo como durante x tiempo, como ilustra el contraste: *Llevó unos pantalones rojos en diez minutos / Llevó unos pantalones rojos durante diez minutos. Existen, en efecto, un pequeño grupo de verbos a los que el CD no delimita. Volveré sobre ellos más adelante (cf. infra, nota . .__ 55 y el texto que la precede). e. f. La interpretación del evento denotado por un verbo transitivo varía. no sólo cuando se construye con unCn no determinado sino también cuando se construye con un complemento preposicional. En efecto, el CD delimita el evento, en tanto que el complemento preposicional no le pone fin. Así, por ejemplo, comer de una manzana o escribir en una novela constituyen eventos no delimitados. La excepción la constituyen los complementos locativos que informan s9bre el límite con los ver­ bos de movimiento: así frente a andar o ir, evento~ p.Q-delimitados, andar hasta el coche e ir a tres tiendas indican eventos con límite, Lqs' áíodificadores que informan sobre la dirección del movimiento (alrededor, hacia), '.en cambio, no delimitan (ir hacia el puente, andar alrededor del puente). También ciertos SSPP temporales pue­ den poner fin al evento, midiendo su duración: Luis trabajaba hasta las tres consti­ tuye un evento que se repite en el pasado de forma habitual y que cada vez que se da alcanza su límite «a las tres». El predicado es, pues, delimitado, a pesar de la del verbo trabajar como unidad léxica. .,,) no :', . /!;'delimjtación ,:::\ :. ..... . 46. 2. 4. 2. Adverbios y locuciones adverbiales En este repaso de los elementos del 'contexto sintáctico' que proporcionan in­ formación aspectual, conviene detenerse brevemente a examinar ciertos adverbios y locuciones adverbiales, cuya presencia en ocasiones parece reforzar y en otras mo­ dificar determinado valor aspectual del verbo como unidad léxica; cuando se aborde la clasificación de los verbos en el § 46.3.2, se hará a menudo referencia a la par­ ticipación de estos adverbios y locuciones en la determinación del aspecto léxico­ sintáctico de un predicado. Habrá entonces ocasión de ver Con más detalle en qué medida estos elementos proporcionan información aspectual. (En el capítulo 48 (es­ pecialmente, el § 48.1.2J se estudian otras cuestiones relacionadas con estos adver­ bios Y locuciones.) De hecho, de alguno de estos modificadores adverbiales ya se ha hablado en parágrafos anteriores como criterio para distinguir clases de eventos. Me refiero, en concreto, a los sintagmas preposicionales Con valor temporal durante x tiempo y en x tiempo, cuya distribución se ilustra en (6) [---+ § 48.1.2.1J: (6) a. El secretario leyó el informe durante una hora. b. El secretario leyó el informe en una hora. c. El secretario leyó (informes) en una hora d. El secretario leyó informes durante una hora. La naturaleza composicional del aspecto léxico en españoL I I 46.2.4.2 El secretario escribió el informe durante una hora. / Juan reparó su bicicleta durante dos horas. / La empresa construyó el puente du­ rante un año. El secretario estuvo escribiendo el informe durante una hora. / Juan estuvo reparando su bicicleta durante dos horas. / La empresa es­ tuvo construyendo el puente durante un año. El modificador durativo indica que el evento ha tenido lugar en cada uno de los momentos que componen el intervalo de tiempo que expresa; así, en (6a), el evento denotado por leer el informe tuvo lugar a lo largo de «una hora» y en cada momento de ese intervalo de tiempo es verdad que el sujeto estuvo leyendo el informe. Por su parte, el SP delimitador en una hora incluido en (6b) expresa el tiempo que tardó el sujeto en completar el evento, que no se da en cualquier momento del intervalo descrito: antes de concluir la hora, el informe no estaba leído y el evento no había tenido lugar. En consecuencia, se puede afirmar que el SP encabezado por durante no deli­ mita el evento en tanto que el SP encabezado por en sí le pone límite. Ahora bien, el SP delimitador puede coaparecer también con un evento no delimitado, como leer (informes); en ese caso pasa a expresar el momento en el cual el evento co­ mienza, como en (6c), que se interpreta como «cuando pasó una hora, el secretario comenzó a leer (informes)>>. 29 El modificador durativo, por su parte, se prefiere en los contextos no delimi­ tados, como en (6d). En este último caso, el CD aparece sin determinar y el evento se interpreta en consecuencia como repetido (<<a lo largo de ese intervalo, el secre­ tario repitió el evento de leer informes»). El SP encabezado por durante también aparece en contextos delimitados, como en (6a), y en ese caso el evento se interpreta como no delimitado, en curso; en sentido estricto, aún no ha tenido efectivamente lugar. (<<el secretario estuvo llevando a cabo el evento de ir leyendo partes del in­ formé durante una hora» y no se menciona si lo acabó). Pero hay una segunda interpretación para los predicados delimitados modificados por durante... : con los verbos de objeto efectuado o afectado (aquellos que denotan un evento que al ocurrir tiene como resultado el surgimiento de un nuevo objeto o un cambio en el objeto preexistente), la lectura de límite alcanzado no se pierde aunque el evento sea modificado por un SP durativo. En este caso, el sintagma durante x tiempo indica el tiempo que estuvo ocurriendo el evento hasta que acabó: los ejemplos de (6e), que incluyen verbos de objeto efectuado o afectado, conservan la interpretación delimitada del evento. Sólo si el verbo toma la forma de una perífrasis progresiva se obtendrá el valor de evento en curso sin mención de si ha alcanzado el límite, como se observa en los ejemplos de (6f). 30 La razón de este comportamiento dispar estriba en que los verbos de objeto afectado o efectuado han de haber alcanzado obligatoriamente el final; de no ser así, no se explica que hayan provocado el sur­ gimiento de un objeto o su modificación. 31 Esa información sobre el límite es in­ Algunos hablantes sólo obtienen esta interpretación con el verbo en futuro. Por ejemplo, en El secretario leerá (informes) en una hora, parafraseable por «cuando pase una hora, el secretario comenzará a leer (informes)>>_ 2') " Agradezco esta observación y los ejemplos a Ana Álvarez, " Como se dijo en la nota 28, los objetos afectados o efectuados son típicamente complementos que delimitan el evento (ef. Tenny 1994).