Casa, escuela, patio y parroquia El icono de toda casa salesiana es: un ambiente acogedor y familiar (casa), marcado por la alegría (patio); donde todos puedan desarrollar sus potencialidades, adquiriendo nuevas habilidades (escuela) y caminen siguiendo una clara propuesta de fe (parroquia. CASA QUE ACOGE La experiencia de «sentirse en casa» suscita un ambiente rico de confianza y familiaridad, lleno de experiencias y valores transmitidos por el testimonio de los educadores y por el acompañamiento de quien ama y es amado. No basta decirle al otro que se le ama, se le debe hacer sentirse amado. ESCUELA QUE PREPARA En el oratorio cada quien desarrolla sus capacidades y actitudes fundamentales para la vida. Cada casa salesiana es una escuela donde el educador debe buscar y encontrar el punto accesible al bien de cada joven, de cada persona que asiste, en donde encuentren propuestas necesarias para el progreso armonioso de la personalidad. Donde pueden crecer, desarrollarse, realizarse, solamente en un clima de amor, de respeto, de libertad, de alegría, de confianza, de sinceridad. PARROQUIA QUE EVANGELIZA Cada persona lleva escrito en el propio corazón el deseo de Dios, el deseo de una vida plena, trascendente. Esa sed apremiante de respuestas, de sentido, de motivos. El corazón de cada uno ha sido creado lo suficientemente grande para contener el amor de Dios mismo. Por ello en el oratorio se busca suscitar el encuentro con Cristo en el jardín de la vida cotidiana. PATIO QUE REÚNE La experiencia del patio es propia de una ambiente espontáneo, en el que se crean y estrechan relaciones de amistad y de confianza, es un lugar de encuentro. En el patio, entendido como pedagogía de la alegría y de la fiesta, la propuesta de los valores y la actitud de confianza se realizan de manera auténtica y cercana. Es el lugar apropiado para la atención personalizada, el lugar donde la relación educativa supera el formalismo propio de otras estructuras, ambientes y roles. La alegría es la explicación lógica, convincente de lo que no se logra expresar con palabras. La alegría como prueba del descubrimiento de un amigo