REPÚBLICA BOIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA VICERRECTORADO ACADÉMICO FACULTAD DE SALUD Y DESARROLLO HUMANO ESCUELA DE PSICOLOGÍA SAN JOAQUÍN DE TURMERO – ESTADO ARAGUA PSICOPATOLOGÍA I. SECCIÓN “A” Psicopatología San Joaquín de Turmero, 31 de mayo del 2019 INTRODUCCION Desde la antigüedad La conducta anormal en el ser humano ha sido una constante preocupación en todas las civilizaciones, en las cuales siempre se ha tratado de describir y encontrar una solución a los problemas de la Psiquis. En la antigüedad este comportamiento anómalo se le atribuía a las fuerzas sobrenaturales y mágicas como los espíritus malignos o el demonio. En algunas comunidades se aplicaban técnicas que permitieran liberar estas entidades, de allí la aplicación de prácticas como la trepanación que consistía en realizar un orificio en el cráneo con instrumentos agudos, principalmente en el parietal izquierdo, para que saliera este espíritu por la abertura. Otras técnicas era el exorcismo apoyado por oraciones y palabras de los chamanes, quienes anteriormente se pensaba que tenían la capacidad para conversar con los demonios o espíritus. El comportamiento anormal ya en la actualidad no es asociado a seres míticos, fuerzas sobrenaturales o demonios sino que ya son entendidas y estudiadas como enfermedades mentales (variedad de afecciones que afectan el estado de ánimo, el pensamiento, el razonamiento, la percepción y el comportamiento), las cuales pueden tener un origen tanto biológico como psicológico o social y son tratadas a través de psicoterapias, fármacos, terapias electro compulsivas, psicoanálisis, entre otros tratamientos. A raíz de años de investigaciones se dio origen a la Psicopatología, la cual se puede entender como una disciplina científica que se encarga de indagar y estudiar las causas, el curso, la naturaleza y las manifestaciones de los procesos anormales de la mente y la conducta humana que dificultan el desarrollo y la salud del individuo. En esta disciplina son objetos de estudio tanto trastornos de ansiedad, como depresivos, somatomorfos, disociativos, de personalidad, alimenticios y las adicciones. HISTORIA DE LA PSICOPATOLOGÍA En la etapa greco-romana la figura de Hipócrates es principal pues desecha la superstición y los espíritus como el origen principal de los males físicos y mentales de los hombres. Hipócrates propone que los trastornos mentales son semejantes a las enfermedades físicas por cuanto que ambas obedecen a algunas alteraciones anatómicas básicamente cerebral o fisiológica. A él le debemos la primera clasificación de los trastornos mentales al dividirlos en manía, melancolía y frenitis. Tras caer el imperio romano, la cultura griega y latina sufrieron una involución. La iglesia hizo referencia a la demonología dando así que las enfermedades mentales fueran consideradas como posesión demoniaca. En esta época fueron creadas muchas técnicas para evitar que el demonio se apoderara de los cuerpos las cuales consistían básicamente en la tortura. Por esta razón la iglesia promovía la autoflagelación para evitar que el demonio entrara en el cuerpo y lo enfermara. A finales del siglo XIII en Inglaterra la corona proclama el derecho de los enfermos mentales a ser atendidos y protegidos. En el Renacimiento durante los siglos XV-XVI la demología empieza su declive, el humanismo llega despertando la curiosidad por la naturaleza y el saber. Un personaje influyente de esta época fue Johann Weyer quien aportó en la determinación de los trastornos mentales ayudando a superar la idea de brujas y demonios y promoviendo el cuidado de estas personas. Weyer describió una amplia gama de conductas anormales que hoy conocemos como: Paranoia, epilepsia, psicosis, depresión, pesadillas recurrentes entre otras. Otro de los personajes que destacan en esta época es Paracelso (1493-1541). En su libro “De las enfermedades que privan al hombre de la razón” rechazó la demonología y habló de una estructura similar a lo que hoy se conoce como inconsciente. En sus ideas sobre la etiología de la locura fue de los primeros en observar la tendencia hereditaria de estas patologías y propuso por primera vez el uso de sustancias químicas para tratar la enfermedad mental. En el siglo XVIII comienza el declive en buena medida del dogma religioso, la ciencia remplaza cualquier especulación que existía anteriormente. Ahora, gracias a Baruch Spinoza, se sabe que el alma no es otra cosa que la mente y si la mente enferma, el cuerpo enferma de allí la importancia de estudiar la conducta. A principios del siglo XIX se destacó Phillipe Pinel, quien fue considerado el padre de la psiquiatría moderna con su obra “Nosographie Philosophique” texto en el cual clasificó los trastornos psíquicos en: melancolía, manía, demencia e idiocia. Pinel defendía la humanización del trato a los alienados y entendía la enfermedad mental como el resultado de alteraciones anatómicas del cerebro y no funcionales. Así mismo en el siglo XIX Wilhelm Griesinger planteó que existían lesiones cerebrales específicas para cada una de las psicosis, entendiéndose como enfermedades neurológicas y mentales y que se podían explicar solo sobre la base de los cambios físicos del sistema nervioso. De igual forma en este siglo Bénédict Morel influenciado por el concepto de aclimatación formuló la teoría de la degeneración donde explicaría que las enfermedades mentales surgían por una degeneración genética transmitida a la descendencia donde dichos trastornos significaban una etapa final de un proceso de deterioro mental, más tarde, también propuso que las drogas y el alcohol podían ser factores determinantes. Karl Kleist entre el siglo XIX y XX defendió que los síntomas de los trastornos son ocasionados por disfuncionalidad de ciertas zonas cerebrales. De igual forma acuñó los términos unipolar y bipolar que ahora se usan en los conceptos de depresión unipolar y trastorno bipolar. Ya en el siglo XX, Kraepelin quien fue discípulo de Griesinger, reconoció que sólo algunos trastornos como la neurosis tenían origen psicógeno y no orgánico. Así mismo en este siglo Meyer propuso que la enfermedad mental es consecuencia de la reacción total del individuo a su experiencia psicológica, social y somática en conjunto y Pierre Janet desarrolló la noción de automatismo psicológico, lo cual era las apariciones de funciones Psicológicas inferiores. Entre sus descripciones clínicas están la Histeria, la Amnesia, las Fugas y la Anorexia, entre otros síndromes. HISTORIA CLÍNICA La historia clínica es una herramienta que reúne todos los datos disponibles que permiten explicar el curso de la vida del paciente. Se puede decir que es un conjunto de documentos que contiene información relevante sobre datos personales (bilógicos, funcionales, emocionales) incluyendo el estado de salud actual y pasado del paciente, enfermedades sufridas hasta la fecha y el historial familiar. Estos datos son derivados de las diversas exploraciones efectuadas al paciente. Este instrumento contiene desde la anamnesis, es decir, el interrogatorio sistemático efectuado al paciente desde que se inició su asistencia, hasta los informes de las exploraciones complementarias realizadas por el psicólogo, esto quiere decir que se encuentra incluido el registro de los datos, valoraciones e informaciones de cualquier índole sobre la situación y la evolución clínica de un paciente a lo largo del proceso asistencial. La historia clínica es, por lo tanto, de una herramienta indispensable para el profesional de la psicología, pues le permite conocer los antecedentes del paciente y le sirve como orientación en el diagnóstico. Existen varios tipos de historia clínica, dependiendo de la especialidad médica. En el caso de la psicología no existe un modelo estándar para la historia clínica en pacientes, sin embargo este instrumento en psicología cuenta con sus propias particularidades y se tiene consenso sobre los datos que no deberían faltar en un documento de este tipo. Entre los apartados que se consideran esenciales se encuentran: Datos de filiación e identificación: Nombre y apellido; género; edad; estudios; origen y procedencia; ocupación; estado civil; religión; datos de los progenitores. Motivo de la consulta: Razones por las que el paciente ha acudido a la consulta del psicólogo escritas de forma breve y textual. Incluye los síntomas, fecha de inicio, y posibles acontecimientos asociados a su aparición. Antecedentes del paciente: Problemas psicológicos que haya podido sufrir en el pasado. Datos del periodo pre, peri y postnatal, desarrollo psicomotor y del lenguaje, alimentación, hábitos de sueño. Perfil social: Perfil de relaciones sociales del paciente. Se recoge aquí la información acerca de cómo son sus relaciones interpersonales, tales como la pareja, amigos, familiares y compañeros del trabajo o de estudio y también cómo lo han sido a lo largo de su infancia y adolescencia. Personalidad: Se describen las características psicológicas más relevantes del paciente de acuerdo a la información obtenida en la Anamnesis, entrevistas y observaciones realizadas Antecedentes familiares y situación familiar: Datos relevantes sobre la familia del paciente y la dinámica familiar. Conocer la presencia o ausencia de antecedentes familiares de un problema o como la familia está estructurada puede permitir afinar el diagnóstico y centrarse en unas estrategias de intervención o en otras. Examen mental: Apariencia general y actitud; estado de conciencia; estado de ánimo; actividad motora; asociación y flujo de ideas; características del lenguaje; contenido de ideas; memoria; pensamiento y resultado del examen. Diagnóstico: Incluye la fundamentación de la impresión clínica o diagnóstico. Plan de orientación psicológica: Objetivo del tratamiento y técnicas a emplear para conseguirlos. EPIDEMIOLOGIA La Epidemiología es una disciplina cuyo objeto básico es el estudio descriptivo y analítico de la salud-enfermedad, como fenómenos no solamente biológicos-ecológicos, sino también como fenómenos sociales, económicos y políticos. Se caracteriza por analizar la distribución poblacional y los factores determinantes del riesgo de enfermedades, lesiones y eventos asociados a la salud, proponiendo medidas específicas de prevención, control o erradicación de enfermedades, daños o problemas relacionados con la Salud individual o colectiva, produciendo información y conocimiento para apoyar la decisiones en la planificación, administración y evaluación de los sistemas, programas, servicios y acciones de salud. Esta disciplina puede ser un método tanto descriptivo como explicativo o teórico. Como método descriptivo, la epidemiología nos informa acerca de la historia de las enfermedades, dando cuenta de la frecuencia y características del fenómeno mórbido a lo largo del tiempo, nos permite registrar la naturaleza y distribución de la salud y la enfermedad de la población y las tasas de incidencia y prevalencia, así como de mortalidad y por otra parte nos proporciona información sobre el funcionamiento de los servicios destinados al tratamiento, y sobre la efectividad de las medidas que se adoptan para el tratamiento y prevención de las enfermedades. La aplicación del método epidemiológico al estudio de las enfermedades crónicas y de las alteraciones mentales, en particular, es de reciente data; es este enfoque de la enfermedad como un fenómeno de masas estudiado en grupos de individuos y poblaciones, el que permitirá conocer y medir con mayor exactitud la magnitud de los problemas de la salud mental. Existen ciertas etapas que deben cumplirse en una investigación epidemiológica: 1. Recoger la información acerca de la enfermedad en estudio, con respecto a sus características clínicas, su distribución por sexo, edad, profesión, distribución geográfica, situación económica y status social, época de aparición de la condición mórbida. 2. Análisis de la información y formulación de hipótesis de trabajo. 3. Investigaciones subsiguientes destinadas a verificar estas hipótesis. 4. Desarrollo de teorías sobre la base de las hipótesis comprobadas. 5. Establecimiento de los hechos y características epidemiológicas de la enfermedad sobre la base de las teorías que han sido desarrolladas y comprobadas. El estudio epidemiológico de los desórdenes mentales permite, además dar respuesta a una serie de interrogantes en el campo de la Asistencia Psiquiátrica, resolver con mayor objetividad los problemas prácticos de asistencia de la enfermedad, así como la posibilidad de realizar comparaciones respecto de la difusión de las enfermedades mentales en diversos grupos sociales y culturales en diversos países. Estas comparaciones tienen alto valor teórico y científico, puesto que se espera que dichos estudios proporcionen información sobre los factores etiológicos de estas afecciones, conocimiento esencial para una buena prevención de los desórdenes mentales. TRASTORNOS SOMATOFORMES Los trastornos somatoformes engloban diversos trastornos psiquiátricos en los cuales las personas refieren síntomas físicos pero niegan tener problemas psiquiátricos. En los trastornos somatoformes, los síntomas físicos o su gravedad y duración no pueden ser explicados por ninguna enfermedad orgánica subyacente. Generalmente estos trastornos no poseen una explicación clara, los pacientes con un trastorno somatoforme pueden ser muy diferentes entre sí. Entre los trastornos somatoformes están incluidos el trastorno de somatización, el trastorno de conversión y la hipocondría. Trastorno de somatización: La somatización es una enfermedad crónica Y grave caracterizada por la presencia de muchos síntomas físicos. Las causas de la somatización son desconocidas. A menudo se presentan como característica familiar. La gente con este trastorno tiende a tener trastornos de la personalidad caracterizados por el egocentrismo (personalidad narcisista) y una exagerada dependencia de los demás (personalidad dependiente). Una persona con somatización presenta muchas quejas difusas de carácter físico. Aunque puede afectar a cualquier parte del cuerpo, los síntomas se expresan frecuentemente como dolores de cabeza, náuseas y vómitos, dolor abdominal, menstruaciones dolorosas, cansancio, pérdidas de conciencia, relaciones sexuales dolorosas y perdida del deseo sexual. Aun cuando los síntomas suelen ser primariamente físicos, también pueden referir ansiedad y depresión. Las personas con este trastorno no son conscientes de que su problema es básicamente psicológico y por ello presionan a sus médicos para que les hagan estudios diagnósticos y tratamientos. El medico se ve obligado a realizar muchas exploraciones físicas y análisis para determinar si la persona posee un trastornos físico que explique los síntomas. Una vez que el medico determina que la alteración es psicológica, la somatización puede ser distinguida de otros trastornos psiquiátricos similares por su gran cantidad de síntomas y su tendencia a persistir durante muchos años. Al diagnosticó se añaden la naturaleza dramática de las quejas y una conducta exhibicionista, dependiente, manipuladora y, en ocasiones, suicida. Trastornos de conversión: En el trastorno de conversión los síntomas son claramente causados por acontecimientos estresantes de carácter social o psicológico que las personas, de una manera inconsciente, convierten en síntomas fiscos los cuales se pueden asemejar a una enfermedad neurológica u otros problemas. Una persona puede sufrir un solo episodio o tener episodios esporádicos, pero generalmente son de corta duración. Por definición los síntomas de la conversión se limitan a aquellos que sugieren una disfunción del sistema nervioso (generalmente la parálisis de un brazo o de una pierna o la perdida de sensibilidad en una parte del cuerpo). Otros síntomas incluyen convulsiones simuladas y la perdida de alguno de los sentidos, como la visión o la audición. Cuando el medico descarta un trastorno físico y asegura a la persona que los síntomas que padece no indican una enfermedad grave subyacente, ésta generalmente comienza a sentirse mejor y los síntomas disminuyen. Cuando una situación psicológica muy estresante ha precedido al comienzo de los síntomas, la psicoterapia puede ser particularmente eficaz. Trastorno hipocondriaco: la hipocondría es un trastorno en el cual una persona refiere síntomas físicos y está especialmente preocupada porque cree firmemente que corresponden a una enfermedad grave. Las preocupaciones de la persona por la gravedad de la enfermedad están basadas a menudo en una incorrecta interpretación de las funciones normales del organismo, de tal forma que utilizan estos “síntomas” para explicar por qué creen tener una enfermedad grave. Se sospecha hipocondría cuando una persona sana con síntomas menores está preocupada acerca de la significación de estos síntomas y no reacciona ante explicaciones tranquilizadoras después de una cuidadosa evaluación. El diagnostico de hipocondría se confirma cuando la situación se mantiene durante años y los síntomas no pueden atribuirse a la depresión u a otro trastorno psiquiátrico. TRASTORNOS DE ANSIEDAD La ansiedad es una respuesta al estrés, como la interrupción de una relación importante o verse expuesto a una situación de desastre con peligro vital. Una teoría sostiene que la ansiedad puede también ser una reacción a unos impulsos reprimidos, agresivos o sexuales, que amenazan con desbordar las defensas psicológicas que normalmente los mantienen bajo control. Por lo tanto la ansiedad indica la presencia de un conflicto psicológico. La ansiedad puede aparecer súbitamente, como el pánico, o gradualmente a lo largo de minutos, horas o días. La duración de la ansiedad puede sr muy variable, desde unos pocos segundos hasta varios años. Su intensidad puede ir desde una angustia apenas perceptible hasta un pánico establecido. La gente reacciona de forma diferente ante los acontecimientos. Por ejemplo, a algunas personas les encanta hablar en público mientras que a otras les da pavor hacerlo. La capacidad de soportar la ansiedad varía según las personas y puede ser difícil determinar cuándo se trata de una ansiedad anormal. Sin embargo cuando la ansiedad se presenta en momentos inadecuados o es tan intensa y duradera que interfiere con las actividades normales de la persona, entonces se considera como un trastorno. Los trastornos por ansiedad son uno de los trastornos psiquiátricos más frecuentes. El diagnostico de un trastorno por ansiedad se basa fundamentalmente en sus síntomas. Es importante que se realice un diagnóstico correcto debido a que los tratamientos difieren de un tipo de ansiedad a otro. Según el tipo, la terapia de comportamiento, los fármacos o la psicoterapia, solos o en combinaciones apropiadas, pueden aliviar significativamente el sufrimiento y la disfunción de la mayor parte de los pacientes. Entre los trastornos de ansiedad se encuentran la ansiedad generalizada, ansiedad inducida por fármacos o problemas médicos, ataques de pánico y pánico patológico, fobias (agorafobia, fobias específicas, fobia social), obsesión compulsiva, estrés postraumático y estrés agudo. Ansiedad generalizada: El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por una ansiedad y preocupación persistente y excesiva (con duración mayor o igual a 6 meses) en relación con ciertas actividades o eventos. La preocupación es desproporcionada con respecto a la situación actual, es difícil de controlar y afecta la forma en la que el paciente se siente físicamente. La mayoría de los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada padecen uno o más de otros trastornos psiquiátricos asociados, como depresión mayor, fobia específica, fobia social y trastorno de angustia. La causa es desconocida, aunque habitualmente coexiste en personas con abuso de alcohol, depresión mayor o trastorno de pánico (crisis de angustia). El diagnóstico se basa en la anamnesis y el examen físico. En el tratamiento se utiliza psicoterapia o tratamiento farmacológico. El paciente con el trastorno de ansiedad generalizada tiene múltiples preocupaciones que van cambiando con el tiempo. Las más frecuentes están relacionadas con las responsabilidades laborales, el dinero, la salud, la seguridad, la reparación de los vehículos y otras tareas. Habitualmente, la evolución es fluctuante y crónica y empeora durante el estrés. Las personas con este trastorno experimentan tres o más de los siguientes síntomas: inquietud, cansancio fácil, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tención muscular y alteración del sueño. Ansiedad inducida por fármacos o problemas médicos: La ansiedad puede ser el resultado de un trastorno médico o del uso de una droga. Ejemplos de problemas médicos que pueden causar ansiedad incluyen los trastornos neurológicos como una lesión en la cabeza, una infección en el cerebro y una enfermedad del oído interno, trastornos cardiovasculares como la insuficiencia cardiaca y las arritmias, trastornos endocrinos como una hiperfunción de las glándulas suprarrenales o del tiroides y trastornos respiratorios como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Las drogas que pueden 9inducir ansiedad incluyen el alcohol, estimulantes, cafeína, cocaína así como muchos fármacos prescritos. También se puede producir ansiedad cuando se interrumpe un fármaco. Trastorno de pánico: Un ataque de pánico o crisis de angustia es un episodio súbito, diurno o nocturno, de miedo e intenso malestar en ausencia de peligro real, que se acompaña de síntomas físicos y cognitivos, sensación de peligro o muerte inminente y urgente necesidad de escapar. El trastorno de pánico tiene como característica fundamental la presencia de crisis de pánico recurrentes, inesperadas y espontáneas, sin que exista un factor externo o un objeto temido que las desencadene; el denominado miedo al miedo, equivalente al miedo persistente al padecimiento de una nueva crisis de pánico, miedo este que también se denomina ansiedad anticipatoria, es uno de los rasgos más significativos de este trastorno. Fobias: Una fobia es un tipo de trastorno de ansiedad. Las fobias implican una ansiedad persistente, irrealista e intensa en respuesta a situaciones externas específicas como mirar hacia abajo desde las alturas o acercarse a un perro pequeño. La gente que tiene una fobia evita situaciones que desencadenan su ansiedad o las soporta con gran sufrimiento. Sin embargo, reconocen que su ansiedad es excesiva y por ello son conscientes de tener un problema. Existen muchos tipos de fobias. Entre las más comunes se encuentran incluidas la agorafobia, las fobias específicas y la fobia social. Fobias específicas: Una fobia específica es el miedo y la ansiedad a una situación o frente a un objeto en particular que se evita siempre que sea posible. Sin embargo, la ansiedad aparece rápidamente cuando se produce la exposición y puede intensificarse hasta llegar a provocar una crisis de angustia. Las personas que tienen fobias específicas reconocen que su miedo es irracional y excesivo. Se puede decir que los trastornos fóbicos específicos son miedos persistentes, irracionales e intensos (fobias) ante situaciones, circunstancias u objetos específicos. Los miedos provocan ansiedad y evitación. Se desconocen sus causas y se diagnostican a través de la anamnesis. El tratamiento fundamental es la terapia de exposición. Agorafobia: Este trastorno de la agorafobia consiste en el temor y la ansiedad anticipatoria a quedar atrapado en situaciones o en lugares en los que no hay una vía de escape fácil ni posibilidades de ayuda si aparece una ansiedad intensa. La mayoría de las personas afectadas desarrollan la agorafobia alrededor de los 20 años de edad. Es muy poco frecuente que aparezca después de los 40 años. Los ejemplos frecuentes de situaciones o lugares que provocan miedo y ansiedad son encontrarse en la cola de un banco o la caja de un supermercado, sentarse en el medio en una larga fila en el teatro o en clase y utilizar el transporte público, como un autobús o un avión. Algunas personas desarrollan agorafobia después de haber sufrido una crisis de angustia en alguna de estas situaciones. Otras sencillamente se sienten incómodas en esta situación y puede ser que nunca o recién mucho tiempo después tengan crisis de angustia en ella. La agorafobia a menudo afecta a la vida diaria del paciente, en ocasiones de forma tan intensa que hace que la persona se recluya en casa. Fobia social: La fobia social es el miedo y la ansiedad de quedar expuesto a situaciones sociales o funcionales, que se evitan o se enfrentan con una ansiedad sustancial. Aunque es normal sentir cierta ansiedad en las situaciones sociales, las personas que tienen fobia social experimentan ansiedad en tal grado que tratan de evitar dichas situaciones o las enfrentan con gran malestar. Los pacientes diagnosticados con fobia social experimentan preocupación por la posibilidad de que sus comportamientos o actuaciones en público puedan ser considerados inapropiados. A menudo les preocupa que su ansiedad resulte evidente (que lleguen a sudar, ruborizarse, vomitar, temblar o se les quiebre la voz). También les preocupa poder perder el hilo de su pensamiento o no ser capaces de encontrar las palabras adecuadas para expresarse. Habitualmente, la misma actividad realizada cuando la persona está sola no provoca ansiedad. La fobia social es frecuente en aquellas situaciones en las que hay que hablar en público, actuar en una obra teatral o tocar un instrumento musical. Otras situaciones potenciales son comer con otros, conocer nuevas personas, mantener una conversación, firmar un documento ante testigos o utilizar baños públicos. La mayoría de las personas reconocen que sus miedos son irracionales y excesivos. Trastorno de obsesión compulsiva: El trastorno obsesivo-compulsivo es un trastorno crónico (duradero) común en el que la persona tiene pensamientos recurrentes (obsesiones) y, en respuesta a estas obsesiones, tienen comportamientos (compulsiones) que siente la necesidad de repetir una y otra vez. Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo tienen pensamientos incontrolables que les causan ansiedad, haciéndoles comprobar las cosas repetidamente o realizar rutinas y rituales por lo menos por una hora diaria. Llevar a cabo estas rutinas y rituales puede traer un alivio breve a la ansiedad, pero es temporal. Si no se trata este trastorno, estos pensamientos y rituales le ocasionan gran angustia a la persona e interfieren con el trabajo, la escuela y las relaciones personales. Algunos ejemplos de obsesiones son el miedo a los gérmenes o el miedo a lastimarse. Entre las compulsiones se incluye lavarse las manos, contar, revisar una y otra vez las cosas o limpiar. Esos rituales y pensamientos interfieren en la vida diaria de los pacientes. Con frecuencia, los síntomas del TOC comienzan en la infancia o la adolescencia. Los tratamientos incluyen terapia de exposición, la psicoterapia para conocer y comprender mejor los conflictos internos y los fármacos. Estrés postraumático: El trastorno por estrés postraumático consiste en el recuerdo recurrente y molesto de un episodio traumático insoportable; los recuerdos duran más de 1 mes y comienzan dentro de los 6 meses del suceso. Los síntomas incluyen la evitación de los estímulos asociados al episodio traumático, pesadillas y episodios de recuerdo disociativo. El diagnóstico se basa en la anamnesis. En general, los sucesos que podrían provocar un trastorno de estrés postraumático son los que invocan sentimientos de miedo, impotencia u horror. Estos eventos pueden ser experimentados de manera directa (sufrir una lesión grave o una amenaza de muerte) o indirecta (presenciar cómo otras personas sufren lesiones graves, se mueren o sufren amenazas de muerte; enterarse de hechos que le sucedieron a familiares o amigos cercanos). El combate, la agresión sexual y los desastres naturales o generados por el hombre son causas frecuentes de este trastorno. Estrés agudo: El trastorno por estrés agudo es un período breve de recuerdos molestos que se produce muy poco después de haber sido testigo o de haber experimentado un episodio traumático insoportable. En el caso del trastorno por estrés agudo, las personas han atravesado un evento traumático, experimentado directamente o indirectamente. Las personas tienen recuerdos recurrentes del trauma, evitan los estímulos que les recuerdan el trauma y aumentan su estado de alerta. Los síntomas comenzarán en las 4 semanas siguientes al episodio traumático y durarán un mínimo de 3 días pero, a diferencia del trastorno por estrés postraumático, no duran más de 1 mes. Las personas que experimentan este trastorno pueden presentar síntomas disociativos. TRASTORNOS DISOCIATIVOS La disociación es un mecanismo psicológico de defensa en el cual la identidad, memoria, ideas, sentimientos o percepciones propias se encuentran separadas del conocimiento consciente y no pueden ser recuperadas o experimentadas voluntariamente. Los trastornos disociativos con frecuencia se desarrollan después de un estrés abrumador. Este tipo de estrés puede producirse por sucesos traumáticos o por un conflicto interno intolerable. Las personas con trastorno disociativo pueden olvidar por completo actividades que transcurrieron durante minutos, horas o incluso a lo largo de mucho más tiempo. Sienten a veces como si todo un periodo de tiempo hubiera quedado en blanco. Además, se pueden sentir desconectados (disociados) de sí mismos, es decir, de sus recuerdos, percepciones, identidad, pensamientos, emociones, cuerpo y comportamiento. O se pueden sentir desconectados del mundo que les rodea. Por lo tanto, su sentido de la identidad, la memoria y/o la conciencia está fragmentado. Amnesia disociativa: La amnesia disociativa es un tipo de trastorno disociativo que involucra una incapacidad para recordar una información personal importante que en forma típica no se olvidaría. Generalmente es causada por un traumatismo o estrés. El diagnóstico se basa en la anamnesis, después de haber descartado otras causas. El tratamiento se basa en psicoterapia, a veces combinada con hipnosis o entrevistas facilitadas por fármacos. En la amnesia disociativa, la información perdida debería formar parte normalmente de la conciencia consciente, que podría describirse como la memoria autobiográfica. Aunque la información olvidada puede ser inaccesible a la consciencia, a veces sigue influyendo en la conducta, por ejemplo una mujer violada en un elevador rechaza viajar en elevadores aunque no puede recordar la violación. Fuga disociativa: La fuga disociativa consiste en una o más salidas de una persona de su casa repentina, inesperada y deliberadamente, durante las cuales no recuerda una parte o la totalidad de su vida pasada y no sabe quién es, o bien asumir un nuevo nombre e identidad, y comenzar un nuevo trabajo, sin darse cuenta del cambio en su vida. Muchas fugas parecen representar el cumplimiento de un deseo oculto o el único medio permisible de escapar de un estrés grave o la vergüenza, sobre todo en las personas con una consciencia rígida. Durante la fuga, los pacientes parecen actuar normalmente o solo presentan una confusión leve. Sin embargo, cuando termina la fuga, los pacientes refieren encontrarse de pronto en la nueva situación sin memoria de cómo llegaron a estar allí o lo que han estado haciendo. A menudo se sienten avergonzados, incomodos, adoloridos y/o depresivos. Algunos tienen miedo, sobre todo si no pueden recordar lo que sucedió durante la fuga. Trastorno de identidad disociativa: El trastorno disociativo de la identidad, antes denominado trastorno de personalidades múltiples, es un tipo de trastorno disociativo caracterizado por más de 2 estados de personalidades (denominados también alteregos, autoestados o identidades) que aparecen en forma alternada. El trastorno incluye incapacidad para recordar acontecimientos diarios, información personal importante y/o eventos traumáticos o estresantes, todo lo cual no se perdería normalmente con el olvido ordinario. La causa es casi siempre un traumatismo infantil muy grave. El tratamiento consiste en psicoterapia prolongada, a veces con terapia farmacológica para la depresión y/o la ansiedad asociada. Las evidencias de entidades diferentes son variables. Tienden a ser más evidentes cuando las personas están bajo estrés extremo. Lo que no sabe una identidad puede o no saberlo la otra; es decir, una identidad puede tener amnesia de los eventos experimentados por otras identidades. Algunas identidades parecen conocerse e interactuar con las demás en un mundo interior elaborado y algunas interactúan más que las otras. Trastorno de despersonalización: El trastorno de despersonalización es un tipo de trastorno disociativo que consiste en sentimientos persistentes o recurrentes de estar separado (disociado) del cuerpo o de los procesos mentales propios, habitualmente con un sentimiento de ser un observador ajeno de la propia vida o de estar separado del propio entorno. A menudo se desencadena por un estrés intenso. El tratamiento consiste en psicoterapia más farmacoterapia para la depresión y/o la ansiedad asociadas. La despersonalización o desrealización también puede presentarse como un síntoma en muchos otros trastornos mentales o físicos, como los trastornos convulsivos. Cuando la despersonalización es independiente de cualquier otro trastorno mental o físico, es persistente o recurrente, y afecta el funcionamiento, se diagnostica un trastorno de despersonalización. TRASTORNOS DEPRESIVOS La depresión es un trastorno que se caracteriza por una tristeza de una intensidad o una duración suficiente como para interferir en la funcionalidad y, en ocasiones, por una disminución del interés o del placer despertado por las actividades. La causa de la depresión no se conoce por completo. Existe un numero de factores que pueden predisponer una persona a sufrir depresión más que otra, como pueden ser la herencia, los cambios en las concentraciones de neurotransmisores, una alteración en la función neuroendocrina y los factores psicosociales (sucesos emocionalmente desagradables, particularmente los que incluyen una perdida. El diagnóstico se basa en la anamnesis. En el tratamiento se utilizan fármacos o psicoterapia y, en ocasiones, terapia electro convulsiva. Un episodio de depresión dura habitualmente de 6 a 9 meses y generalmente los episodios tienden a recurrir varias veces a lo largo de la vida. Trastorno distimico: El trastorno distímico o distimia se caracteriza por sintomatología depresiva menos severa en comparación con la de un episodio depresivo o del trastorno depresivo recurrente. Los síntomas generalmente comienzan de forma insidiosa durante la adolescencia y suelen durar desde al menos 2 años hasta décadas. La serie de síntomas a menudo fluctúa por encima y por debajo del umbral del episodio depresivo mayor. Los pacientes afectados pueden presentarse habitualmente negativos, pesimistas, sin sentido del humor, pasivos, obnubilados, introvertidos, hipercríticos respecto de sí mismos y de los demás y quejumbrosos. Los pacientes con trastorno depresivo persistente es más probable que tengan ansiedad subyacente, abuso de sustancias o trastornos de la personalidad (personalidad de tipo límite). Las diferencias con la depresión mayor son de intensidad y duración más que categoriales, siendo práctica habitual el doble diagnóstico en un mismo paciente. Trastorno depresivo mayor: El trastorno depresivo mayor es un trastorno del humor heterogéneo clínicamente, que tiene un curso episódico con tendencia a la recurrencia y cuyo diagnóstico se basa en criterios puramente descriptivos sin implicaciones etiológicas. Los pacientes poseen un ánimo depresivo casi diario (durante la mayor parte del día), desde hace más de 2 semanas y presentan un aspecto triste, con ojos llorosos, ceño fruncido, comisuras de la boca hacia abajo, postura decaída, escaso contacto visual, ausencia de expresión facial, pocos movimientos corporales y cambios en el habla. En algunos pacientes, el estado de ánimo depresivo es tan profundo que se acaban las lágrimas y los individuos expresan que son incapaces de sufrir las emociones habituales y sienten que el mundo se ha vuelto anodino y apagado. La nutrición puede sufrir un deterioro importante, que requiere una intervención inmediata. Algunos pacientes con depresión descuidan su higiene personal o incluso a sus hijos, otros seres queridos o a sus mascotas. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto con anterioridad se puede constatar que en la aparición y mantenimiento de una condición psicopatológica no debe plantearse la dicotomía biología vs psicología, sino que se debe entender que ambas perspectivas son complementarias y necesarias para su comprensión. Como se mencionó anteriormente las causas de una enfermedad mental pueden ser derivadas de factores biológicos (lesión cerebral o desequilibrio entre neurotransmisores), de factores psicológicos (carencia afectiva, vivencia de situaciones traumáticas), o sociales (problemas familiares o laborales, pobreza), a lo que debemos añadir el efecto modulador de las influencias ambientales. Incluso cuando la causa sea orgánica ello no implica que se descarten factores psicológicos y sociales tanto en el origen de la enfermedad como en su mantenimiento. Gracias al arduo proceso de investigación y estudio de las enfermedades mentales se ha logrado progresar en la identificación, cuidado y tratamiento para cada una de estas afecciones y se espera que, de igual forma, con el pasar de los años se siga avanzando en esta disciplina y asi poder ofrecer explicaciones y tratamientos más efectivos para cada uno de los trastornos. BIBLIOGRAFIA Félix Cova (2004). La Psicopatología Evolutiva y los Factores de Riesgo y Protección: el Desarrollo de una Mirada Procesual. Chile. Franco Merletti, Colin L. Solkolne y Paolo Vineis (s.f) Epidemiologia y estadística. Guilherme Borges; María Elena Medina-Mora (2004). El papel de la epidemiología en la investigación de los trastornos mentales. Mexico. José Horwitz (s.f). Epidemiologia de los problemas de salud mental. Chile. José Horwitz (s.f). 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