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CONTROL DE LECTURA. VICTIMOLOGIA MANZANERA

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VICTIMOLOGÍA
MTRO. RICARDO DÍAZ FERREIRA
ALUMNA: ANA LILIA XICOHTÉNCATL GONZÁLEZ
“VICTIMOLOGÍA, ESTUDIO DE LA VÍCTIMA”
Luis Rodríguez Manzanera
Séptima Edición
Editorial Porrúa Av.
República Argentina, 15 México, 2002
El autor manifiesta que al principiar a estudiar la Victimología, llama la atención de inmediato,
el desinterés general que a través de la historia han tenido las ciencias penales por la víctima.
La escuela clásica de Derecho Penal centra su interés en el delito como ente jurídico, importa
básicamente el hecho delictuoso, y justa retribución al responsable del mismo; a la escuela
clásica le interesa el nivel conductual, y por lo tanto se desinteresa por el nivel individual, es
decir, se centra en la teoría del delito, dejando en un segundo plano al delincuente,
y con mayor razón a la víctima.
Es justa aquella frase de que la escuela clásica (iniciada por Beccaria) le dijo al hombre
"observa el derecho", en tanto que la escuela positiva (originada por
al
derecho
Lombroso)
le
dijo
"observa al hombre".
Una tentativa de explicación consiste en el miedo que se le tiene al criminal: el sujeto antisocial
es naturalmente temido por la colectividad; es el pánico que sienten las ovejas frente al lobo.
Pero ¿quién teme a un cordero?; es la víctima propiciatoria, es innocuo, es manso, no es
peligroso. La fiera salvaje produce pánico, llama poderosamente la atención; en el zoológico
son los animales más frecuentados; ¿quién va al zoológico a ver a los corderos?
Pero parece haber algo más, ya que los criminales pasan a la historia, en tanto que las víctimas
rápidamente caen en el olvido.
Cuando la reacción penal pasa a poder de los guerreros la situación no varía mucho, pues
sigue imperando la fuerza, aunque el talión, primer límite a la venganza, obliga a contemplar a
la víctima, aunque sea para medir el daño causado. Al pasar la reacción penal a los brujos,
hechiceros o sacerdotes, la víctima continúa en un segundo plano, ya que la ofensa se
considera, básicamente, contra la divinidad, y se castiga en nombre de ésta.
Cuando los juristas se apoderan de la reacción penal, la víctima es tomada en cuenta,
principalmente en su derecho a quejarse y a pedir justicia.
Progresivamente, a medida que el Estado fue haciéndose cargo de la administración de
justicia, el delincuente fue transformándose en el personaje central de los estrados judiciales,
relegando a la víctima a un rol subalterno primero, hasta llegar a ser casi totalmente olvidada
después.
Rafael Garófalo, el tercero de los grandes positivistas italianos escribe un libro sobre los que
sufren por un delito, que, aunque enfocado a la indemnización, va a marcar el camino, pues el
autor dice, refiriéndose a las víctimas de los delitos, que: "esta clase de personas a que todo
ciudadano honrado puede tener la desgracia de pertenecer debía merecer que el Estado le
dirigiese una mirada de benevolencia, una palabra de consuelo. Las víctimas de los delitos
debían, seguramente, tener derecho a mayores simpatías que la que la de los delincuentes,
que parece ser la única de la que los actuales legisladores se preocupan". Afirma además que:
"defenderé la causa de los oprimidos por la maldad humana con el mismo ardor con que otros
suelen combatir en defensa de los malhechores".
Sin lugar a duda, el máximo avance de la Victimología se debe a las reuniones internacionales
conocidas como Simposio, pues han permitido el conocimiento y el intercambio de ideas entre
personas de diversas especialidades, y de ellos han nacido sociedades, revistas, etcétera. En
el VI Congreso Internacional de Criminología (Madrid, 1970), el profesor Israel Drapkin propuso
la celebración de un Simposio Internacional de Victimología, que se celebraría en Jerusalén
en 1973, la ponencia fue aceptada con beneplácito, diciéndose que se realizaría 15 días antes
del VII Congreso Internacional de Criminología, que tendría como sede la ciudad de Belgrado,
en el año 1973. El primer Simposio de Jerusalén fue un éxito, logró atraer la atención de los
especialistas de diversas ramas y obtuvo el reconocimiento internacional para la Victimología,
por lo que se decidió que se organizaran Simposio cada tres años, lo que se ha cumplido.
Se puede afirmar, contra sus detractores, que la Victimología es ya una realidad, y que no es
una ciencia del futuro, sino una creación del presente. En palabras de Schneider, en su
alocución de apertura al IV Symposium Internacional, los logros de la Victimología son
principalmente:
Ha ayudado a la Criminología hacia un desarrollo del empirismo.
Hay progreso gracias al nuevo enfoque, en el conocimiento del crimen.
Se han hecho comparaciones interregionales.
Se han realizado investigaciones que han puesto al descubierto el proceso de victimización y
la psicodinámica situacional de todos aquellos crímenes que presuponen una confrontación
entre ofensor y víctima.
Se ha dado una base empírica para una geografía del crimen, no sólo su distribución en un
área, sino también la fluctuación, lo que permite hacer un análisis dinámico.
La interrelación entre el miedo al crimen y victimización, y sus relaciones con la política
criminológica es importante.
Se han hecho estudios sobre la eficiencia del control criminal por medio de las víctimas.
Avances que se han logrado gracias a los diversos Simposio y reuniones, pero además, a que:
a) Existe un cuerpo de conocimientos que no cesa de crecer.
b) La literatura especializada es cada vez más abundante.
c) Se publican varias revistas especializadas (como la excelente Victimología, de
Córdoba, Argentina).
d) Hay varias sociedades locales de Victimología, y una Worl Society of
Victimology.
e) Newsletter (editada por Claudia y Gerd F. Kirchhoff en Alemania).
f) Han proliferado los centros de atención a la víctima.
g) Desde 1968 existe el Instituto de Victimología de Japón.
h) Se han fundado las primeras cátedras y postgrados de Victimología (por
ejemplo, en el Instituto Nacional de Ciencias Penales de México).
En México hemos tenido un importante desarrollo victimológico en la teoría y en la práctica,
que se inicia con las discusiones sobre la reparación del daño y los primeros estudios de
víctimas en la década de los años treinta. En 1969 se publica la Ley Sobre Auxilio a las Víctimas
del Delito del Estado de México, norma pionera en la materia. En los años setenta, se inician
los primeros estudios propiamente victimológicos (Rodríguez Manzanera).
Concebimos la Victimología como el estudio científico de la víctima, entendiendo por "víctima"
a todo aquel que sufre un daño por acción u omisión propia o ajena, o por causa fortuita.
El autor para hacer este análisis ha dividido a los autores en tres grupos: aquel en el que se
agrupan los tratadistas que otorgan a la Victimología una total autonomía científica, los que
consideran que forma parte de la Criminología, y aquellos que niegan la autonomía y aun la
misma existencia de nuestra ciencia.
Explica el autor cómo puede entenderse la Victimología según los diferentes enfoques:
A)
Victimología conservadora
El enfoque conservador es fundamentalmente positivista y por lo tanto es causalista, la
Victimología estudia las relaciones víctima-criminal, y es concebida como una rama de la
Criminología.
El modelo de explicación es el consensual, la sociedad es captada como una estructura bien
integrada persistente y estable, basada en el consenso acerca de los valores imperantes. La
ley refleja los deseos y esperanzas colectivas, y representa el sentir popular, por lo tanto, sirve
a todos por igual, protegiendo al ciudadano de la victimización.
La víctima es identificada con el sujeto pasivo del delito; los casos de autovictimización
(drogadictos, alcohólicos, prostitutas, otros desviados) son tratados en forma similar a los
delincuentes.
Las víctimas estudiadas son las víctimas conocidas, es decir las que llegan al sistema de
justicia, y el interés máximo es saber si son "culpables" o "inocentes", debiéndose socorrer a
estas últimas. Esta Victimología, llamada conservadora, criminal, penal o "anti- victimología",
es la que con mayor facilidad adoptan los sistemas de justicia (independientemente de la
ideología oficial), ya que les permite evadir toda responsabilidad estatal en el fenómeno
victimal; las víctimas lo son por causa de los criminales rebeldes e inconformes, o por su propia
culpa al provocar o precipitar el crimen.
B)
Victimología liberal
La Victimología liberal sigue un modelo pluralista, en el que la ley existe no porque los
individuos estén generalmente de acuerdo con la definición de lo bueno y lo malo, sino
precisamente porque están en desacuerdo. La sociedad es captada como múltiple y plural,
donde coinciden grupos con diferencias marcadas (raza, religión, status, etc.), y por lo tanto
valores, metas e intereses diversos y aun contradictorios. Este pluralismo lleva al acuerdo
general de un mecanismo que pueda resolver los conflictos pacíficamente, por lo que se
establece el sistema legal, que es neutral y está por encima de las partes, es tan sólo el árbitro
que dirime las disputas.
La Victimología de corte liberal ha tomado el paradigma interaccionista, en que se considera
la criminalidad no desde la conducta sino desde la respuesta que provoca. La conducta criminal
es la que se etiqueta como tal, y por lo tanto, el sujeto es también etiquetado como criminal o
desviado.
Todo esto sucede en un fenómeno de interacción entre etiquetador y etiquetado, de aquí las
diferentes etiquetas para conductas o sujetos similares. El sujeto etiquetado tiende a
identificarse con su etiqueta, y aun cumplir la "profecía cumplida". El interaccionismo se ha
considerado básicamente "victimológico", sobre todo en conceptos como desviación
secundaria (Lemert) o carrera desviada (Becker), donde el desviado es considerado una
víctima.
C). Victimología socialista
El modelo conflictual seguido por la Victimología de corte socialista reconoce las diferencias
sociales, los diversos grupos y sus conflictos de valores, metas e intereses, el fondo real del
conflicto es la lucha por el poder. La ley defiende los intereses de aquellos que tienen el poder
de hacerlo; el aparato judicial por lo tanto no es neutro, y protege los intereses de la clase en
el poder, y no de la colectividad en general.
Esta Victimología censura básicamente el estado capitalista, en el que se sostiene un orden
social y económico que preserva el poder y sus privilegios, criminalizando conductas que
atenían con dicho orden. La Victimología socialista maneja un paradigma crítico, que propone
un cambio de estructuras sociales definitivo, que evite la victimización y la violación de
derechos humanos igualitarios. Por lo tanto, acepta un estándar de justicia, y capta al Estado
en su sistema de justicia como naturalmente victimizador, ya que atenta principalmente contra
las clases menos privilegiadas de la sociedad; y olvida las víctimas de la dominación y la
represión. La definición de víctima en este enfoque es notablemente amplia.
Independientemente de la posición tomada respecto a la Victimología la mayoría (por no decir
la totalidad) de los tratadistas reconocen que los aspectos bio-psico-sociales, criminológicos,
políticos, legales referentes a la víctima han sido descuidados.
Se ha hecho una toma de conciencia con relación a la víctima; y es acuerdo unánime que no
puede abandonarse el estudio de su personalidad y su participación en hechos de carácter
criminal. La opinión de que la Victimología debe formar parte de la criminología es cada vez
más difundida; de hecho, no hay criminólogo moderno que olvide tratar el problema victimal en
su obra, aunque pueda negar la autonomía o existencia de la joven ciencia. En un principio,
tan sólo una minoría aceptaba a la Victimología como una ciencia separada y autónoma, pero
conforme se ha profundizado en el estudio de las víctimas, un mayor número de científicos van
optando por considerar al menos la posibilidad de autonomía, tomando en cuenta fenómenos
como los de la víctima sin crimen y autovictimización.
Ciertos autores han extendido sus críticas al concepto de víctimas catalizadoras o precipitantes
a toda la Victimología acusándola de ser "el arte de culpar a la víctima". El hacer alusión a la
negligencia de la víctima, a su imprudencia o a su falta de precaución, es simplemente una
manera entre otras, de poner en evidencia la importancia de factores situacionales o
actualizantes y de subrayar la relación estrecha entre ciertos delitos y las oportunidades de
cometerlos. Lo anterior no debe ser interpretado como un esfuerzo deliberrado de culpar a la
víctima o de disculpar al criminal. Es una tentativa de explicar los motivos de la agresión y de
analizar la cadena de eventos que ha finalmente desembocado en la comisión de un delito.
La preocupación por la definición de la Victimología y de su objeto de estudio se vio patente
en los tres primeros Simposio, dando lugar a apasionadas discusiones.
Algunos autores han llevado a considerar el debate sobre la independencia como estéril, así,
en el IV Simposio se propuso no discutir el problema de la autonomía de la Victimología,
quedando de acuerdo en que cada quien puede tener un concepto de la Victimología, sea éste
amplio (en la proposición de Mendelsohn) o restringido, es decir puramente criminológico.
La Victimología; su objeto de estudio es más amplio que el fenómeno criminal y la relación
criminal-víctima, por lo que puede manejarse en forma independiente; por otra parte, concurre
con las otras ciencias criminológicas a conformar la síntesis que es la esencia de la
Criminología.
Víctima viene del latín víctima, y con ello se designa a la persona o animal sacrificado o que
se destina al sacrificio. En este sentido, se hace referencia al concepto original de sacrificio,
del hebreo korbán, aunque esta palabra tiene ahora un significado más amplio, en cuanto
representa al individuo que se sacrifica a sí mismo, o que es inmolado en cualquier forma.
Actualmente, en los diversos diccionarios de diferentes lenguas consultados, encontramos
múltiples significados, entre los que destacan:
- El ya mencionado, de animal destinado al sacrificio (de carácter religioso).
- Por extensión, también el ser humano destinado al sacrificio.
- La persona que se sacrifica voluntariamente.
- El que sufre por culpa de otro.
- El que sufre por sus propias faltas.
- La persona que se ofrece o expone a un grave riesgo en obsequio de otra.
- El que padece daño por causa fortuita.
- El que sufre por acciones destructivas o dañosas.
- Persona que es engañada o defraudada.
- Sujeto pasivo de un ilícito penal.
- Persona sacrificada a los intereses o pasiones de otro.
- Quien se siente o quiere parecer perseguido o abandonado
Desde el punto de vista puramente jurídico, una persona es victimizada cuando cualquiera de
sus derechos ha sido violado por actos deliberados y "maliciosos". Así, víctima sería la persona
sobre quien recae la acción criminal o sufre en sí misma, en sus bienes o en sus derechos, las
consecuencias nocivas de dicha acción.
Este proceso de autodefinición ha puesto de manifiesto la necesidad de reconocer que el
concepto de víctima se debe analizar en un contexto más amplio. Un aspecto que es necesario
analizar es el de la "moralidad" o "justicia" que rodea al fenómeno victimal. Quinney nos hace
ver que, para contemplar alguna clase de personas como víctimas y otras como no víctimas,
se debe apelar al propio concepto de moralidad. Así, sólo se puede concebir el aborto como
crimen sin víctima si se niega al feto la calidad de víctima; no se aceptará que la población civil
sea víctima de acciones de guerra si se acepta moralmente la política bélica del país, ni se
considerará a los presos como víctimas si se admite como válido el sistema penitenciario.
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