Enfrentando la Violencia Política: herramientas para candidatas Módulo 1: Los Derechos Políticos de las Mujeres Estos contenidos son de uso exclusivo del NDI. Usted puede hacer uso de estos contenidos en el marco de este curso virtual y/o actividades formativas sin fines de lucro. MÓDULO 1: LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES GENERALIDADES DE LA UNIDAD Objetivo Presentar a las participantes las bases del enfoque de empoderamiento de la mujer y las generalidades de los derechos políticos de las mujeres, así como las fuentes jurídicas que los garantizan a nivel internacional y nacional. Contenidos del Módulo I Lección 1 - Avances de los derechos políticos de las mujeres Lección 2 - Marco jurídico internacional de los derechos políticos de las mujeres Lección 3 - Marco jurídico nacional de los derechos políticos de las mujeres Resultados Esperados Al cierre de la unidad I se espera que las participantes conozcan el avance de la agenda internacional de los derechos políticos y el empoderamiento de la mujer, y comprendan las bases de los avances a nivel nacional de las garantías jurídicas para que las mujeres puedan ejercer con libertad y en igualdad de condiciones sus derechos políticoelectorales. 1 MÓDULO 1: LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES LECCIÓN 1. AVANCES DE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES Hacia el empoderamiento político de las mujeres De acuerdo con el sistema de Naciones Unidas, el término género se utiliza para describir las características asignadas socialmente a hombres y mujeres. Con base en el género se han asignado diferentes roles a la mujer y al hombre y establecido diferentes oportunidades, recursos y hasta derechos entre unos y otras. “El género se refiere a los roles, comportamientos, actividades, y atributos que una sociedad determinada en una época determinada considera apropiados para hombres y mujeres. Además de los atributos sociales y las oportunidades asociadas con la condición de ser hombre y mujer, y las relaciones entre mujeres y hombres, y niñas y niños, el género también se refiere a las relaciones entre mujeres y las relaciones entre hombres. Estos atributos, oportunidades y relaciones son construidos socialmente y aprendidos a través del proceso de socialización. […] El género determina qué se espera, qué se permite y qué se valora en una mujer o en un hombre en un contexto determinado.” Fuente: UN Women, OSAGI Gender Mainstreaming - Concepts and definitions. Disponible en: http://bit.ly/2DY0AqH Las diferentes escuelas de pensamiento feminista, y distintas instituciones nacionales e internacionales, han echado mano del análisis de género para comprender, explicar y combatir las desigualdades entre mujeres y hombres, partiendo de la condición de desventaja social, económica y política en que se sitúan aquellas frente a los hombres. Con el concepto de género se ha procurado romper con el paradigma teórico patriarcal, que establece la supuesta supremacía del hombre sobre la mujer como un hecho de la naturaleza fundamentado en las características biológicas de las personas; en otras palabras, por su sexo. Reconocer que son meras construcciones sociales y culturales las que sostienen las estructuras de discriminación y desigualdad contra las mujeres, permite aceptar que es posible llevar a cabo acciones políticas, jurídicas, educativas y económicas que conduzcan a una igualdad sustantiva de oportunidades y a la trasformación de las relaciones desiguales de poder entre mujeres y hombres. Con este trasfondo, desde la segunda mitad del siglo XX comenzó a hablarse del “empoderamiento de las mujeres” como una estrategia para potencializar sus capacidades psicológicas, cognitivas, económicas, sociales y políticas para decidir y actuar libremente, tanto en sus asuntos privados y familiares como en los sociales (Murguialday Martínez, 2006). 2 MÓDULO 1: LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES El “enfoque de empoderamiento” aboga por una reivindicación integral del poder de las mujeres en todos los ámbitos. Aun cuando las mujeres pueden empoderarse a sí mismas al tener control sobre los diferentes aspectos de su vida diaria o, por ejemplo, mejorar su posición en el mundo laboral y educativo, el empoderamiento también sugiere la necesidad de obtener y compartir con los hombres el control sobre las estructuras de poder, o de cambiarlas (Rowlands, 1997). “El término empoderamiento se refiere a una gama de actividades que van desde la autoafirmación individual hasta la resistencia colectiva, la protesta y la movilización para desafiar las relaciones de poder. Para los individuos y los grupos en los que la clase, la raza, la etnia y el género determinan su acceso a los recursos y al poder, el empoderamiento comienza cuando reconocen las fuerzas sistémicas que los oprimen, así como cuando actúan para cambiar las relaciones de poder existentes.” (Sharma, 1991- 1992). En tal sentido, el empoderamiento debe ser visto como un doble proceso: Individual: Es decir, la adquisión de una mayor autonomía, de la capacidad de autodeterminación, de medios que permitan a todos/as gozar de una mayor elección en la vida. Colectivo: Es decir, la capacidad que un grupo puede desarrollar para influir en los cambios sociales, con el fin de alcanzar una sociedad justa e igualitaria, especialmente en materia de relaciones entre hombres y mujeres. De este modo, los movimientos feministas comenzaron a reivindicar la noción de empoderamiento en dos sentidos: primero, relacionada con la toma de “poder”, haciendo hincapié principalmente en el fortalecimiento de la autoestima, la autoconfianza y la capacidad de elegir las orientaciones en su propia vida y, por otra, relacionada con el poder colectivo de cambio de las relaciones de género en las diferentes esferas: económica, jurídica y sociocultural y sin dejar de lado la política. 3 MÓDULO 1: LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES Ahora bien, uno de los aspectos más destacables del empoderamiento aplicado a los asuntos de género, es que considera prioritario el consolidar el rol de las mujeres en el ámbito público. Al final, el empoderamiento es también un proceso que va dirigido a cambiar la distribución del poder entre mujeres y hombres, no para colocar a unas sobre los otros, pero sí para combatir las relaciones de poder patriarcales existentes y terminar con la sumisión y las barreras a la participación política de las mujeres. Pero… ¿el empoderamiento de la mujer lleva al desempoderamiento del hombre? El proceso de empoderamiento de las mujeres desafía las relaciones patriarcales, ya que se busca la pérdida de la posición privilegiada de los hombres y el cambio en el control tradicional de éstos sobre las mujeres. Sin embargo, no debe perderse de vista que “el empoderamiento de las mujeres también libera y empodera a los hombres, tanto en términos materiales como psicológicos. En primer lugar, porque las mujeres fortalecen el impacto de los movimientos políticos dominados por los hombres, […] por proporcionar nuevas energías, discusiones, liderazgos y estrategias. En segundo lugar, […] el esfuerzo de los grupos de mujeres por acceder a los recursos materiales y de conocimiento beneficia directamente a los hombres e hijos de sus familias y sus comunidades […]. Pero lo más importante son las ganancias psicológicas que adquieren los hombres cuando las mujeres comparten responsabilidades. Los hombres se liberan de los roles de opresión y de explotación, así como de los estereotipos de género que limitan el potencial de autoexpresión y el desarrollo personal de hombres y mujeres” (Batliwala, 1997). En este tenor, el empoderamiento de las mujeres no es sólo un asunto de derechos humanos; sino también algo fundamental para lograr un desarrollo inclusivo, equitativo y sostenible. Pero alcanzar esos objetivos sólo es posible mediante la participación política y la obtención de cuotas de poder, pues esta es la vía mediante la cual las clases sociales, las razas, los grupos políticos y los géneros pueden revertir las relaciones desiguales de poder y redistribuir los recursos sociales. “[…] el empoderamiento de las mujeres para transformar la sociedad tiene que tornarse en una fuerza política, […] que desafíe y transforme las estructuras de poder existentes.” (Batliwala, 1997). De esto se infiere que el empoderamiento político va de la mano del concepto de ciudadanía democrática. Al final, acceder al ejercicio del poder político es un requisito imprescindible para lograr una ciudadanía plena. Por tanto, se trata de que las mujeres adquieran poder para defender y ejercer sus derechos, y sean protagonistas en la formulación y ejecución de políticas públicas que favorezcan la garantía y fortalecimiento de los mismos. Tal situación exige la incorporación de las mujeres al proceso de toma de decisiones políticas en condiciones de igualdad respecto a los 4 MÓDULO 1: LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES hombres y, al mismo tiempo, que tal incorporación posibilite la modificación de aquellas estructuras económicas y sociales que contribuyen a generar situaciones discriminatorias (Fernández de Castro, 2017). El empoderamiento político de las mujeres en la agenda internacional Tras su difusión en los recintos académicos y feministas, el enfoque del empoderamiento de las mujeres, como estrategia para la igualdad y la equidad, fue impulsado desde la década de 1970 en los niveles internacional, nacional y local por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los gobiernos y la sociedad civil. Hasta ese momento, los esfuerzos más importantes por promover los derechos políticos y civiles de las mujeres se centraban en el derecho al sufragio. En 1945, sólo 30 de los 51 Estados miembros de la ONU permitían el voto de las mujeres o les permitían ocupar cargos públicos, pero entre 1945 y 1975, la mayoría de los países del mundo habían reconocido el derecho de las mujeres al voto. Sin embargo, ello no era suficiente para garantizar el pleno ejercicio de los derechos políticos de las mujeres y, menos aún, para promover cambios significativos en los demás ámbitos de su vida. Más aún, el último cuarto del siglo XX fue testigo de un contexto mundial de cambio político, en el cual ocurrieron transiciones democráticas en buena parte del mundo. Sin embargo, la participación política de las mujeres en puestos de toma de decisión siguió siendo precaria. A manera de ejemplo, en 1975 las mujeres representaban apenas el 10.9% de todos los escaños parlamentarios a nivel mundial (Unión Interpalamentaria, 2008). La primera acción concreta para atender esta situación antidemocrática fue realizada por la ONU en 1975, cuando se proclamó el Año Internacional de la Mujer. Esto marcó un precedente, pues a partir de ello el empoderamiento de las mujeres y el combate a la discriminación se volvieron temas fundamentales en los programas de trabajo de la organización. Adicional a ello, la comunidad internacional comenzó a poner mayor atención a la representación de las mujeres y a su impacto en las estructuras de toma de decisiones en la política. En este sentido el año de 1975 marcó el inicio de una nueva era para el empoderamiento de las mujeres en torno a tres objetivos: 1) igualdad; 2) desarrollo; y 3) Paz (ver Figura I). 5 MÓDULO 1: LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES Figura I: Objetivos del Año Internacional de la Mujer Paz Se parte de la noción de que sin paz no puede haber desarrollo. Sin embargo, la paz no podrá se duradera sin la eliminación de las desigualdades existentes en todos niveles, incluyendo la existente entre hombres y mujeres. Desarrollo Esto es la mejora y el progreso de la mujer en todos los aspectos de la vida humana: económico, social, cultural y político. A un mismo tiempo, el desarrollo debe estar integrado en un movimiento internacional dirigido a establecer una distribución más justa e igualitaria de los todos los recursos disponibles. Igualdad No sólo significa la igualdad jurídica para las mujeres y eliminar la discriminación legal existente. Es igual de importante que tengan iguales derechos, obligaciones y las mismas oportunidades en cada una de las fasetas de su vida pública y privada. Esto sólo se logrará cuando la mujer tenga el derecho y los medios para ejercer el mismo poder que los hombres. Tras la declaración del Año Internacional de la Mujer, y para concretizar estas directrices, la ONU convocó a una serie de conferencias para comprometer a los Estados a adoptar estrategias y planes de acción para mejorar la condición social y política de las mujeres; considerándolas ya no como meras receptoras de apoyo, sino como partícipes activas en el proceso de su propio empoderamiento. 6 MÓDULO 1: LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES Entre 1975 y 1985, y en el marco del llamado Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (1975-1985), los Estados miembros de la ONU se reunieron en tres ocasiones, en la Ciudad de México, Copenhague y Nairobi, respectivamente, para situar la causa de la igualdad de género en el centro de la agenda internacional. Se realizó una conferencia internacional de la mujer en cada una de estas ciudades para unir a la comunidad internacional en apoyo de un conjunto de objetivos comunes, permitiendo el diseño de planes de acción para el adelanto de las mujeres en todas las esferas de la vida pública y privada. A continuación, veremos un panorama general de estas conferencias: Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer México, 1975 Segunda Conferencia Mundial Sobre la Mujer Copenhagen, 1980 Tercera Conferencia Mundial Sobre la Mujer Nairobi, 1985 Se inaugura el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (1975-1985). Fue conocida como Conferencia Mundial del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, y fue concertada por la ONUN para examinar y evaluar los avances realizados en seguimiento del Plan de Acción Mundial de 1975. También conocida como Conferencia Mundial para el Examen y la Evaluación de los Logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer. Se construyó un Plan de Acción Mundial para hacer avanzar la igualdad y la participación política de las mujeres bajo las siguientes metas: 1. Promulgar legislación para asegurar su derecho a votar y ser votadas; 2. Fomentar su participación en puestos de toma de decisión a nivel local, nacional e internacional; y 3. Promover la paridad en el ejercicio de los derechos civiles, sociales, políticos. Surgió la iniciativa de elaborar la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (también conocida por sus siglas en inglés como CEDAW), y que fue adoptada en 1979. Se ratificaron los objetivos por el empoderamiento de la mujer suscritos en México cinco años atrás; a saber: igualdad, desarrollo y paz. En su Programa de Acción a nivel Nacional se reconocieron los avances alcanzados en términos jurídicos, pero se identificó que el verdadero reto estaba en fomentar y asegurar la participación activa de las mujeres en puestos de representación política; es decir, en combatir las prácticas formales e informales que perpetúan la discriminación y la exclusión de las mujeres de la esfera pública. Se señaló que los logros no habían sido suficientes, por lo que se lanzaron las “Estrategias hacia el Futuro para el Adelanto de la Mujer”, mejor conocidas como “Estrategias de Nairobi”. Se instó a los Estados a que incluyeran el tema de las mujeres en todos los programas y oficinas institucionales, de modo que todas las dependencias establecieran acciones y políticas de acción afirmativa que pudieran cerrar las brechas existentes. Se reconoció que una efectiva igualdad depende de que las mujeres puedan compartir el poder con los hombres en igualdad de condiciones. 7 MÓDULO 1: LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES El Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (1975-1985) y las tres conferencias mundiales fueron, sin duda, un gran avance en el empoderamiento de las mujeres. Pese a las críticas y lo mucho que faltó por avanzar, no puede negarse que gracias a estas primeras conferencias se puso el problema de la desigualdad entre hombres y mujeres en la agenda internacional, y los gobiernos iniciaron la puesta en marcha de políticas públicas que, en mayor o menor medida, fueron propiciando cambios en el estatus social y político de las mujeres. De particular importancia fue la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, celebrada en Viena en 1993. En esta se ratificó que los derechos humanos de la mujer son parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales. Además, se ratificaron los objetivos de lograr, en condiciones de igualdad, la plena participación de la mujer en la vida política, civil, económica, social y cultural, así como la erradicación de todas las formas de discriminación basadas en el sexo. Otro de los principales resultados de la Conferencia fue la creación de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, así como la creación de la figura de Relator o Relatora Especial sobre Violencia contra la Mujer. Asimismo, es de destacar que fue aquí donde se solicitó a los países redactar un Protocolo Facultativo que complementara la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW), mismo que fue adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 6 de octubre de 1999. El decenio de la mujer, entonces, marcó un parteaguas en la historia de la reivindicación de los derechos humanos de las mujeres. De allí en adelante no hubo debate o tema de preocupación internacional que no fuera observado desde la perspectiva de género; es decir, tomando en cuenta las desigualdades entre hombres y mujeres, sus impactos y las vías para transformarlos. En este marco, otras reuniones de Naciones Unidas, como la Cumbre Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Río de Janeiro, 1992), la Conferencia Mundial de Derechos Humanos (Viena, 1993), la Conferencia Mundial sobre Población y Desarrollo (El Cairo, 1994) y la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social (Copenhague, 1995), lo mismo que la Cumbre sobre Financiación para el Desarrollo (Monterrey, 2001), han incluido en su agenda el tema de las mujeres y han introducido la perspectiva de género en sus conclusiones. Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer: Beijing, 1995 Si bien los esfuerzos iniciados en 1975, con la Conferencia de México, habían contribuido a mejorar la situación social y política de las mujeres, hacia la parte final del milenio aún faltaba mucho para avanzar. 8 MÓDULO 1: LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES Gracias a la participación de las organizaciones no gubernamentales en las conferencias celebradas por las Naciones Unidas en los años noventa, se reconoció la importancia de que la perspectiva de género se incorporara en las deliberaciones y en los documentos aprobados en las conferencias internacionales y que las mismas mujeres participaran activamente. Bajo este tenor, y con la convicción de hacer un alto en el camino para hacer un balance general de lo conseguido tras las anteriores conferencias mundiales de la mujer, en 1995 se convocó a una cuarta conferencia a celebrarse en la capital de la República Popular de China, Beijing. La Cuarta Conferencia de la Mujer es hoy en día considerada la hoja de ruta y el marco de política internacional más exhaustivo para el empoderamiento de las mujeres, y para lograr la igualdad de género, pues desde un principio se planteó sin ambages que: “La potenciación del papel de la mujer y la plena participación de la mujer en condiciones de igualdad en todas las esferas de la sociedad, incluidos la participación en los procesos de adopción de decisiones y el acceso al poder, son fundamentales para el logro de la igualdad, el desarrollo y la paz”. Fuente: Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, 1995. Disponible en: http://bit.ly/Ns1QHN Ahora bien, para crear las condiciones necesarias para empoderar a las mujeres en el nuevo milenio, se construyó una nueva Plataforma de Acción que abarcó 12 “Esferas de Especial Preocupación”, que representan los principales obstáculos al adelanto de las mujeres, y que hacen necesaria la adopción de medidas positivas (acciones afirmativas) por parte de las instancias internacionales, los gobiernos, los partidos políticos, los sindicatos, la sociedad civil y el sector privado. Para cada Esfera de Especial Preocupación se identificaron objetivos estratégicos, además de una serie detallada de medidas relacionadas que los gobiernos y otras partes interesadas deben llevar a cabo a nivel nacional, regional e internacional para alcanzar dichos objetivos. Como era de esperarse, el empoderamiento político de las mujeres fue considerado como parte integral en la nueva Plataforma de Acción. Ello quedó fijado en el área de: “La mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones”. En su análisis, quienes participaron en la conferencia concluyeron que la consecución del objetivo de igualdad de participación de la mujer y el hombre en la adopción de decisiones no sólo proporcionará un equilibrio que reflejará la composición de la sociedad, sino que además reforzará la democracia y promoverá su correcto funcionamiento. 9 MÓDULO 1: LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES Para lograr esto, se incluyeron objetivos estratégicos claros y mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer, lo cuales quedaron aglutinados de la siguiente manera: Figura II: Objetivos y mecanismos institucionales para el empoderamiento político de la mujer Objetivos estratégicos La Mujer en el ejercicio del poder y la adopción de desiciones I. Adoptar medidas para garantizar a la mujer igualdad de acceso y la plena participación en las estructuras de poder y en la adopción de decisiones. II. Aumentar la capacidad de la mujer de participar en la adopción de deciciones y en los niveles directivos. I. Crear o fortalecer mecanismos nacionales y otros órganos gubernamentales Mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer II. Integrar perspectivas de género en las legislaciones, políticas, programas y proyectos estatales. III. Preparar y difundir datos e información destinados a la planificación y la evaluación desglosados por sexo. Fuente: Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, 1995. Disponible en: http://bit.ly/Ns1QHN A más de 20 años, la Conferencia de Beijing sigue siendo considerada como un importante punto de inflexión en la agenda mundial por la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. La Plataforma de Acción adoptada de forma unánime por 189 países, incluyendo por supuesto México, sigue rigiendo las acciones que los gobiernos, los partidos políticos, la sociedad civil organizada y demás actores sociales y políticos deben cumplir para seguir luchando en favor del adelanto social y político de las mujeres. Ello ha contribuido a que las promesas de la Plataforma de Acción se transformen en cambios concretos en cada uno de los países. En lo político, nunca antes en la historia tantas mujeres habían ocupado cargos políticos, contado con protección jurídica contra la violencia de género y vivido al amparo de constituciones y leyes que garantizan la igualdad de género. De ello han dado fe los exámenes periódicos quinquenales que, desde el año 2000, se han venido realizando ininterrumpidamente para llevar a cabo la evaluación de la aplicación de la Plataforma de Acción de Beijing, así como estudiar posibles medidas e iniciativas futuras. 10 MÓDULO 1: LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES En efecto, lo suscrito en Beijing por los Estados miembros del sistema de Naciones Unidas ha sido asegurado e impulsado gracias a un marco jurídico nacional e internacional, que ampara y garantiza el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres. En las siguientes dos lecciones daremos una rápida mirada a ese marco jurídico, resaltando aquellos instrumentos que son de utilidad para reafirmar el derecho de la mujer a participar en política en igualdad de condiciones con los hombres. Fuentes bibliográficas consultadas Batliwala, Srilatha, “El significado del empoderamiento de las mujeres: nuevos conceptos desde la acción”, en Magdalena León (coomp.), Poder y empoderamiento de las mujeres, Colombia, Tercer Mundo/Universidad Nacional, 1997, pp. 187-212. Fernández de Castro, Patricia, “Empoderamiento político de las mujeres: una estrategia integral para políticas públicas”, Universitas, núm. 26, 2017, pp. 147-173. Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), La mujer y el derecho internacional: conferencias internacionales. Organización Internacional del Trabajo, México, Secretaría de Relaciones Exteriores/UNIFEM/PNUD, 2004. Novo Vázquez, Amparo, “El camino hacia el empoderamiento político de las mujeres”, Estudios Feministas, vol. 18, núm. 3, septiembre-diciembre 2010, pp. 681-702. Rowlands, Jo, “Empoderamiento y mujeres rurales en Honduras: un modelo para el desarrollo”, en Magdalena León (coomp.), Poder y empoderamiento de las mujeres, Colombia, Tercer Mundo/Universidad Nacional, 1997, pp. 213-245. Sharma, Kamud, "Grassroots organizations and women's empowerment: Some issues in the contemporary debate", Samya Shakti. A Journal of Women´s Studies, 1991-1992, vol. 6, pp. 28 - 43. 11