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LA REVOLUCION FRANCESA

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“LA REVOLUCION FRANCESA”
La Revolución Francesa marca el inicio de una nueva etapa histórica, la Historia Contemporánea,
de ella surgió un nuevo modelo de sociedad que ha llegado hasta nuestros días. Con ella comienza
el ciclo de las revoluciones burguesas en el continente europeo, continuando un proceso que
comenzó con la insurrección, guerra e independencia de las colonias británicas en el continente
americano (1776-1783). Es lo que ha venido a denominarse el ciclo de las Revoluciones Atlánticas,
cuyo rasgo común va a ser la lucha por acceder al poder político, de manera más o menos violenta
y radical, según los países, por parte de un grupo social en constante ascenso durante los siglos
XVI y XVII, la burguesía. Conlleva un cambio profundo de las estructuras sociales, políticas,
económicas, culturales e ideológicas. Es el paso de una sociedad basada en la hegemonía
aristocrática a nuevas formas sociales burguesas. Significa la destrucción del feudalismo –o de lo
que quedaba de él, el régimen señorial- y la consolidación del sistema capitalista moderno. Se le
ha considerado el modelo clásico de revolución burguesa: de la monarquía absoluta, el sistema
feudal y la sociedad estamental se pasará a la monarquía constitucional, y luego a R. Lara (2010).
CAUSAS DE LA REVOLUCION FRANCESA
Causas económicas: han sido estudiadas por E. Larousse, quien habla del malestar
prerrevolucionario, en el que se combinan la economía y los conflictos sociales. Según este autor,
el período comprendido entre 1733 y 1817 es un largo período de prosperidad, pero dentro de él
hay una fase recesiva, la de 1778-1789, que se vincula con la deuda contraída por el Estado francés
durante la guerra de independencia americana y que condujo a la convocatoria de los Estados
Generales. En esta corta fase aumentan los precios, disminuye la producción y descienden los
salarios y los beneficios. Todo esto produce la crisis social, que provoca, a su vez, otra política.
Causas derivadas de la estructura político-social: su consideración ha llevado a debatir la
consideración del Antiguo Régimen: ¿era feudal la sociedad francesa del siglo XVIII? Para algunos
historiadores tal calificación produce confusión, pues conlleva aplicar el mismo concepto para una
situación del siglo XII que para otra del siglo XVIII, invalidando las transformaciones acaecidas
entre ambos siglos. Los estudios de Taylor han estado enfocados a demostrar que, efectivamente,
aunque existen cargas típicamente feudales que pesan sobre los campesinos, las circunstancia que
rodean cada región de Francia son muy variadas. También los estudios de G. Lefebvre resaltan que
en el campo la revolución transcurrió de forma autóctona respecto a la ciudad.
Causas ideológicas: han sido aceptadas y valoradas en mayor o menor medida por todos los
historiadores, puesto que es evidente la influencia de las ideas ilustradas en la R. Lara (2010).
CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCION FRANCESA
El lema de libertad, igualdad y fraternidad condujo a la primera ley de derechos humanos.
Las consecuencias de la Revolución Francesa fueron: Fin del orden feudal. Se acabó
con la monarquía y con la separación de la sociedad en clases fijas e inamovibles:
aristocracia, clero y siervos.
ORÍGENES DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA:
A) FACTORES IDEOLOGICOS E INTELECTUALES: Las ideas estudiadas ya de los pensadores
ilustrados franceses harán que se deseen llevar a la práctica y aparecerán en las proclamas y
constituciones de la Revolución: separación de poderes según Montesquieu, la soberanía
nacional de Rousseau..
B) B) FACTORES SOCIALES: En la sociedad estamental de finales del XVIII había profundos
desajustes sociales: Los campesinos vivían aún en una estructura feudal: trabajaban una tierra
que no era suya a cambio de pagar a los señores derechos personales (ej. “las corveas”:
trabajar gratuitamente la tierra del señor ciertos días al año; “derechos reales”: pagar en
especies y moneda al año ciertas cantidades al Rey; “derechos de monopolios”: por usar el
molino, el horno, etc.; además la Iglesia exigía el pago del “diezmo”; también lo exigía el
Estado: “la talla”. Sólo una minoría de campesinos poseía propiedades. Los habitantes de las
ciudades (pueblo llano): las masas urbanas vivían agobiadas por la subida de precios. La
burguesía, sin problemas económicos, quería participación política y más libertad económica,
poniendo fin a las trabas feudales. Los estamentos privilegiados: la nobleza y el clero también
tienen sus problemas: no quieren perder sus derechos señoriales ni sus privilegios (no pagar
impuestos). Su ritmo de vida fastuoso ha arruinado a muchos. Su estatuto les impide trabajar
por lo que sólo les queda como salida concertar matrimonios con ricos burgueses. El alto clero
disfruta de inmuebles en las ciudades y está también exento de pagar impuestos, sin embargo
el bajo clero vive miserablemente y desea un cambio. Sólo la nobleza y el alto clero no desean
reformas.
C) C) FACTORES ECONÓMICOS: La crisis económica iniciada en el mundo agrario, se extendía a
una crisis industrial y a una crisis financiera. La escasez de alimentos provocó el alza de
precios, el hambre moviliza a las masas desesperadas. Hay bancarrota en la Hacienda del
Estado: los gastos son superiores a los ingresos (los gastos de la corte son excesivos, las
guerras...), por lo que crean nuevos impuestos, con la consiguiente protesta de las provincias,
e intentan realizar una Reforma Fiscal que ponga fin a la excedencia de pago de impuestos de
la nobleza y el clero; lo que lleva a estos dos estamentos a rebelarse: es la REVUELTA DE LOS
PRIVILEGIADOS.
D) D) FACTORES POLÍTICOS: El Rey mantiene una Monarquía Absoluta, de origen divino, sin
Parlamento (es decir, sin convocar los Estados Generales desde 1614). IES “Sierra Mágina” Hª
Mundo Contemporáneo 1º Bchto - A Tema 3 “La Revolución Francesa” (Prof. Bernabela Rosa)
Página 4 Su administración está anticuada para hacer frente a los cambios que ha traído la
industrialización y el desarrollo de las ciudades con sus consecuencias. 2.2. INICIOS O
ANTECEDENTES INMEDIATOS DE LA REVOLUCIÓN: Lefebvre señala TRES FASES en los inicios
de la Revolución:  Fase Aristocrática o Revuelta de los Privilegiados (1787): Es la oposición de
los dos estamentos superiores (nobleza y alto clero) al intento de reforma Fiscal, propuesta
por NECKER, CALONNE y BRIENNE (ministros de Luis XVI); que consistía en poner fin a la
exención de pagar impuestos. Para conseguir esta Reforma Fiscal, el Tercer Estado pidió la
convocatoria de ESTADOS GENERALES, ante la postura negativa que habían adoptado los
estamentos privilegiados en su ASAMBLEA DE NOTABLES de 1787.  Fase Burguesa o Estados
Generales (mayo 1789): Los representantes del Tercer Estado consiguieron la convocatoria de
los Estados Generales (5 Mayo 1789). Los tres estamentos redactaron sus “cuadernos de
quejas”: los cuadernos de quejas del Clero y la Nobleza defendían el mantenimiento de sus
privilegios, pero exigían la necesidad de una monarquía constitucional, la reforma de la
administración estatal, el fin del despilfarro, regulación de las aduanas interiores, un sistema
unitario de pesas y medidas, libertad de prensa, reunión periódica de los Estados Generales.
Los cuadernos de quejas del Tercer Estado también querían una monarquía constitucional y
una reforma de la administración, además libertad de expresión, de reunión y de comercio,
igualdad de los tres estamentos, abolición del diezmo y otros impuestos feudales. El Rey Luis
XVI pretendió que los Estados Generales funcionaran a la vieja usanza, con los tres
estamentos separados (nobleza, clero, tercer estado). Sin embargo, los diputados del Tercer
Estado, que igualaban en nº a los del estado noble y del clero juntos, plantearon la reunión de
los tres estados en una sola sala (ASAMBLEA NACIONAL) y que el voto no fuera por
estamentos sino per-cápita (por individuos o representantes). Esto sucedió el 17 de junio de
1789, pero en vano intentaron que acudiera a ella el clero y la nobleza. Cuando el 20 de junio
de 1789 se iban a reunir el Tercer Estado en Asamblea Nacional, el rey les impidió el acceso a
la sala de debate y por ello decidieron reunirse en otra: “Sala del juego de la pelota” (Jeu de
Paume) y allí juraron no separarse hasta que la constitución estuviera elaborada: “Juramento
de la sala del juego de la pelota”. La revolución había comenzado. En los días siguientes,
representantes del clero y de la nobleza deciden aceptar la asamblea conjunta para elaborar
una constitución. El 27 de junio de 1789 comenzó la Asamblea Constituyente (1ª Etapa de la
Revolución Francesa).
CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCION
FRANCESA
La Revolución francesa es uno de los acontecimientos más importantes de la historia
contemporánea. Este hecho histórico fue vital para la conformación de los estados liberales de
la época actual.
El fin de la monarquía absoluta en Francia y el retorno de la
democracia en Europa.
Una de las principales consecuencias políticas de la revolución francesa en Francia fue el fin de
la monarquía absoluta en dicho país. Luis XVI fue el último monarca absoluto de Francia. Si
bien es verdad que tras la revolución Napoleón instauró un sistema político de corte monárquico,
en la práctica la monarquía absoluta característica de la Edad Moderna había desaparecido.
Volviendo a la revolución, en 1789 se creó una Asamblea constituyente. Con influencias
ideológicas de la monarquía inglesa y de la república estadounidense, esta Asamblea tuvo como
objetivo crear una Constitución, que llegó en 1791. A partir de este documento, el monarca ya
no tenía un poder absoluto. Los ciudadanos ya no eran sus súbditos. No tenía el poder absoluto.
El poder ya no le venía otorgado por Dios. A partir de entonces, el poder le era dado por los
ciudadanos a través de la Constitución.
Pero Luis XVI no aceptó de buen grado el haber perdido tanto poder. Un par de años después, en
1793, fue ejecutado en la guillotina. Se daría paso a unos períodos de República antes de la
llegada de Napoleón.
Años más tarde, en 1814, con la caída de Napoleón volvió la restauración borbónica a manos de
Luis XVIII. Pero no pudo restaurar el absolutismo. Tuvo que aceptar algunas condiciones
surgidas tras el proceso revolucionario, dando paso a una monarquía constitucional.
Una nueva democracia
Por otro lado, la revolución francesa supuso un retorno temporal de la democracia clásica. El
pueblo se implicó entre 1789 y 1799 en la política del país. No obstante, esta democracia nada
tendría que ver con la ateniense de la Grecia Antigua. En la Antigüedad la democracia griega
sometió lo individual a lo colectivo. En cambio, en esta nueva democracia lo colectivo estaba
sometido a los deseos del individuo. La nueva democracia debía garantizar la libertad, la igualdad
y la fraternidad.
Los ciudadanos ya no podían encargarse de forma particular del gobierno. Por eso tendrían que
delegar en representantes. Se constituiría, por tanto, las bases de la democracia representativa.
Democracia que forma parte de los estados liberales contemporáneos de los siglos XIX, XX y
XXI.
Aunque también ha de decirse que esto no fue una novedad francesa. Esto ya se había implantado
unas décadas antes en Estados Unidos, la nueva nación que surgió de las colonias británicas en
América.
El fin del feudalismo y el inicio de un nuevo régimen.
Otra de las consecuencias de la revolución francesa fue la abolición del feudalismo. En la noche
del 4 al 5 de agosto de 1789 la Asamblea Nacional declaró que el feudalismo quedaba abolido.
Aunque el feudalismo tuvo su auge en la Edad Media, en la Edad Moderna todavía existía. Era
una relación legal entre uno de los estamentos privilegiados (nobleza o clero) y sus vasallos.
Como consecuencia, el vasallo veía minado sus derechos.
El fin del feudalismo significaba el fin de los privilegios del clero y de la nobleza. Ambos tendrían
que pagar los mismos impuestos que el resto de ciudadanos. Estos tampoco tenían que pagar
impuestos específicos como el diezmo de la iglesia. A partir de entonces, el estado centralizaría
todo este sistema impositivo y sería el encargado de gestionarlos.
La abolición del feudalismo tiene una gran carga simbólica. El final del sistema feudal significaba
la puesta en marcha de la libertad y la igualdad. Libertad para no tener las cargas feudales de los
vasallos respecto sus señores. Igualdad de todos ante la ley. Y la fraternidad de que todos debían
contribuir económicamente hablando al Estado.
El Nuevo Régimen
El final del feudalismo suponía el fin del Antiguo Régimen. Este Antiguo Régimen, basado en la
monarquía absoluta y en los privilegios de los dos primeros estamentos, había llegado a su fin.
El Nuevo Régimen vendría dado por un sistema republicano. Pero con esto no quiero decir que
su forma de gobierno deba ser una república. Con sistema republicano me refiero a que el Nuevo
Régimen tendría un sistema constitucional basado en la división de poderes y democracia
representativa. Un Nuevo Régimen que continúa en los estados democráticos actuales.
Nacimiento de los estados contemporáneos en Europa: regímenes
constitucionales basados en la soberanía nacional.
Ya te he avanzado anteriormente esta consecuencia de las revoluciones de finales del siglo XVIII.
Y no es otra que el nacimiento de los estados contemporáneos en Europa. Nuevos estados que
serán distintos a los estados modernos que se formaron entre los siglos XV y XVI. Estos estados
modernos se habían caracterizado por una centralización del poder en el monarca, el cual
gobierna en un territorio con afinidades geográficas, culturales o históricas.
Por contra, en los estados contemporáneos el monarca ya no tendrá poder absoluto, como se ha
dicho anteriormente. Se formarán en Europa a lo largo de los siglos XIX y XX estados basados
en el ideal republicano. La forma política de este ideal republicano sería principalmente la
república y la monarquía constitucional. Pero lo común en estas formas de gobierno era
la existencia de una Constitución que garantizaba los Derechos Básicos del ciudadano y que
permitía un sistema democrático de gobierno.
Este sistema democrático se basó en la soberanía nacional en manos de los ciudadanos. Estos, a
través del sufragio, elegían a sus representantes en los Parlamentos nacionales. En el Parlamento
era donde se votaban las leyes y los presupuestos de toda la nación. Además, la Constitución
garantizaba de forma teórica la independencia de los poderes ejecutivos, legislativos y judicial
según las doctrinas del ilustrado Montesquieu.
Estas bases democráticas tuvieron gran calado en Europa. Son las bases de los estados liberales
contemporáneos de los siglos XIX, XX y XXI.
Los nuevos estados contemporáneos en Europa
A lo largo del siglo XIX estas ideas revolucionarias se implantarían en diversos estados de
Europa. Todo ello también ocurrió con la ayuda de las guerras Napoleónicas, que crearon nuevos
estados en Europa basados en el Nuevo Régimen. Y también por la expansión de ideas a través
de las personas y de los libros.
Pero la expansión en Europa fue desigual. Mientras que en países como Bélgica, Suecia,
Dinamarca, Suiza y Gran Bretaña las ideas permitieron cambios, en otros países los cambios
llegaron en el siglo XX. Es el caso del imperio Austrohúngaro, el imperio otomano o la Rusia
zarista. En este último caso tuvo que llegar la revolución rusa para poner fin al Antiguo Régimen
en ese país.
Por otro lado, en España las ideas liberales provocarían enfrentamientos como las guerras
carlistas, aunque al final del siglo XIX se habían asentados las bases de las monarquías
constituyentes. Y en la península itálica y el centro de Europa, estos nacionalismos provocaron
el surgimiento de nuevos estados: Italia y Alemania.
Surgimiento de un movimiento contrarrevolucionario.
Otra de las consecuencias de la revolución francesa fue el surgimiento de un movimiento
contrarrevolucionario de corte conservador. Fue promovido por las monarquías europeas que
veían con temor la propagación de estas ideas revolucionarias que menoscababan el poder
absoluto del rey.
Durante el proceso revolucionario surgieron coaliciones de estados como el imperio
Austrohúngaro, los reinos de Portugal, Nápoles, Cerdeña, España, Prusia, Reino Unido, … que
tenían como fin derrotar a los revolucionarios e implantar de nuevo la monarquía en Francia. En
definitiva, en Europa, para los estamentos privilegiados, todos eran enemigos hasta que veían
peligrar su cuota de poder.
Posteriormente, con las guerras Napoleónicas estas coaliciones permanecerán, aunque
cambiando en ocasiones los estados implicados.
La Santa Alianza
Pero será tras 1815 cuando tuvo lugar la Santa Alianza en la que Austria, Rusia y Prusia
pretendían luchar juntos contra los nuevos ideales. El objetivo era tener una nación cristiana bajo
un único soberano, Dios. En la práctica significaba «salvar sus culos». Me explico. En la práctica
significaba luchar juntos contra los nuevos ideales que proponían soberanía nacional,
constitución, igualdad y libertad. Porque si eso se aplicaba los monarcas, los nobles y el clero
perdían poder. Era la contrarrevolución.
La derrota de los contrarrevolucionarios
Pero este movimiento no pudo conseguir sus objetivos. A lo largo del siglo XIX, en muchos
estados europeos se implantaron monarquías constitucionales. Es el caso, por ejemplo, de Francia
y Bélgica. Además, en países donde existía represión, surgieron nuevas revoluciones, como las
de 1830 y 1848. En España incluso hubieron diversas guerras civiles entre conservadores y
liberales. Pero al final la contrarrevolución perdió. En los siglos XIX y XX acabarían ganando
las ideas revolucionarias y se generalizarían en Europa los estados contemporáneos del nuevo
régimen.
Cambios políticos en Francia: división departamental y unificación
lingüística
La creación de 83 departamentos
Aunque dentro del estado francés hubieron diversos cambios políticos, voy a destacar la división
en departamentos del Estado. Quizás te parezca algo banal. Pero en absoluto lo es. El 4 de marzo
de 1790 se hacía efectiva la división departamental de Francia. Se creaban 83 nuevos
departamentos a los que pusieron nombres relacionados principalmente con la geografía. Cada
uno de los departamentos tendría las mismas leyes. Se eliminaban fueros y leyes regionales. La
antigua división basada en territorios medievales y de corte aristocrático desaparecía.
Esta reorganización era una forma de dar una base administrativa y política al Nuevo Régimen.
Haciendo desaparecer algunos territorios con vestigios feudales se daba a entender que el Antiguo
Régimen había muerto y se había creado uno nuevo. Se eliminaban las viejas Asambleas y Cortes
de determinados territorios. A partir de ahora todos los ciudadanos se regían por la misma ley.
Por eso, tener un mayor privilegio por haber nacido en una provincia u otra desapareció con la
revolución.
Finalmente, para que un territorio no tuviera más privilegios respecto otros, estos fueron
creados intentando que su extensión geográfica fuera de dimensiones parecidas.
La unidad nacional tuvo repercusión también en la imposición del francés como lengua
oficial para todo el estado. En el siglo XVIII en Francia aún existían diversas lenguas según el
territorio en el cual te encontrabas: desde el vascuence, el catalán y el occitano en el sur hasta el
bretón y el flamenco en el norte. Esto hacía que franceses no se llegaran a entender entre sí.
Pero con los ideales revolucionarios, en París se proclamó que el francés era la lengua de la
libertad. Era la lengua del estado. Las lenguas minoritarias formaban parte del Antiguo Régimen.
Por tanto, todos debían hablar francés. Esto tuvo una gran repercusión porque esta unificación de
la lengua provocó que décadas después el sentimiento nacionalista francés creciera. La lengua se
empleó como elemento unificador del país. Francia salía fortalecida como Nación-Estado
El ascenso de Napoleón Bonaparte
La Revolución Francesa también provocó algo que hace décadas habría sido considerado como
imposible: la llegada al poder de un general del ejército de un miembro de la nobleza local de
una isla como Córcega, que hasta poco estaba en el ámbito político italiano.
El 18 de Brumario de 1799 (9 de diciembre de 1799) el prestigioso general corso Napoleón
Bonaparte dio un golpe de Estado que derribó el Directorio. Con esto se ponía fin oficialmente
a la revolución. A partir de entonces Napoleón iría adquiriendo cada vez más poder para acabar
proclamándose él mismo emperador.
Pero su ascenso al poder fue muy importante. Con las Guerras Napoleónicas se expandieron los
ideales de la Revolución Francesa. A pesar de la derrota definitiva de Napoleón en 1815, Francia
consiguió que su Nuevo Régimen surgido a finales del siglo XVIII se impusiera en parte de
Europa.
Consecuencias económicas de la revolución francesa
Triunfo del capitalismo.
Otra de las consecuencias de la revolución francesa fue el impulso que dio esta al triunfo del
capitalismo. Existen evidencias de que la revolución creó los fundamentos institucionales sobre
los que se desarrolló el sistema capitalista. A partir del año 1789 hubo unos cambios
institucionales, legales y sociales que hicieron que prosperara la industria surgida de
la revolución industrial.
El liberalismo no solo fue social. También fue económica. Tras la Revolución se instauró la ley
de libre empresa y de libre comercia. Era la aplicación de la famosa frase laissez faire, laissez
passer, la cual significa literalmente «dejen hacer, dejen pasar». Esto suponía una menor
injerencia gubernamental en asuntos económicos, existiendo a partir de entonces mayor libertad
para fabricar y comerciar. El Estado solo regulaba unas cuestiones básicas para facilitar la
economía.
Esto facilitó a los agricultores, fabricantes y comerciantes la dedicación a la economía de
mercado sin pensar en las diversas trabas económicas y burocráticas del Antiguo Régimen. La
supresión de aduanas dentro del estado francés y la existencia de un único Código Legal en lugar
de centenares ayudó mucho a la expansión del sistema económico capitalista.
Disminución de propiedades eclesiásticas en Francia en beneficio de
burguesía y nobleza
En los años de la Revolución se procedió a desamortizar los bienes de la Iglesia en Francia.
La Iglesia perdió gran parte de sus propiedades. Pero esto no repercutió, como pudiera parecer,
en beneficio del Estado o del ciudadano. Los grandes beneficiados fueron la nobleza y la
burguesía adinerada. Estos eran los que pudieron comprar las tierras que eran puestas en venta
por el estado. Los pequeños campesinos no tenían dinero para comprar estas propiedades.
Así que muchos de esos campesinos siguieron haciendo el mismo trabajo y pagando rentas de
alquiler de tierras. Se habían eliminado derechos feudales y tasas como las de aduanas o de uso
de molinos o puentes. Pero el pequeño campesino tenía que seguir pagando rentas de alquilar y
nuevos impuestos estatales que se crearon para mantener a la nueva nación.
Consecuencias sociales de la revolución francesa
La aparición de los derechos del hombre
El 26 de agosto de 1789 la Asamblea Constituyente de Francia sancionó la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano. Estos proclamaban las ideas ilustradas de «libertad,
igualdad y fraternidad». Este es uno de los documentos más importantes en la historia de la
humanidad. Fue una de las mejores consecuencias de la revolución francesa ya que era la base
de los derechos humanos de las personas.
Este documento estableció la igualdad jurídica, el derecho a la libertad de opinión y prensa, el
derecho a la seguridad, la inviolabilidad de la propiedad, etc. Proclamó el derecho del hombre
sin distinción de raza, nación, tiempo o lugar. Era, pues, una declaración para toda la humanidad.
Era una auténtica revolución jurídica y legal. Fue la base del Nuevo Régimen que apareció en los
estados contemporáneos. Ponía fin al rey absoluto por la gracia de Dios para dar paso a la
soberanía nacional y la igualdad de todos los ciudadanos.
Prueba de esto es el primer artículo, que versa así: «Los hombres nacen y permanecen libres e
iguales en derechos. Las distinciones sociales solo pueden fundarse en la utilidad
común.»
Creación de sistemas basados en la razón
Un efecto no menos importante fue la creación de sistemas basados en la razón. Como herencia
de las ideas ilustradas, dentro del ambiente revolucionario se creó un culto a la Diosa Razón. Era
en verdad la instauración de una nueva religión que intentaba descristianizar a la sociedad para
crear una nueva basada en la razón del hombre, poniendo a este último en el centro intelectual y
espiritual. El dios cristiano fue, como consecuencia, relegado. El antropocentrismo ganaba.
Esto significaba emplear la razón para la vida política y la vida cotidiana. Un ejemplo de ello
fue la implantación del sistema métrico decimal. Este se creó a partir de la definición del metro
como unidad de longitud. A partir del metro se definirían las unidades de volumen, masa y
superficie. Se creaba el sistema métrico decimal, que a partir de 1795 se convirtió en obligatorio
en toda Francia. Era una medida unificadora, que mejoraba la vida del ciudadano y evitaba errores
y divergencias comerciales. Todo un éxito.
Con las guerras napoleónicas el sistema métrico decimal se exportó a otros países. Su sencillez
y facilidad de uso fue un éxito. En la actualidad es adoptado en todo el mundo como sistema
oficial (a excepción de Estados Unidos, que sigue con el sistema anglosajón). La razón había
triunfado sobre la tradición.
Nacimiento de la sociedad de clases.
Otra importante consecuencia social fue el nacimiento de la sociedad de clases. La abolición
del feudalismo y de los privilegios de la nobleza y de la Iglesia ponía fin a la sociedad estamental.
Pero el triunfo del capitalismo propició el surgimiento de la sociedad de clases.
En realidad este proceso de cambio no fue tan abrupto. A partir de la burocratización de los
estados modernos, del mercantilismo, de la expansión marítima y de la revolución industrial, la
burguesía fue ganando poder político y económico. Aunque la nobleza y clero tenían privilegios,
una parte de la burguesía del Tercer Estado creó mucha fortuna. Pero por otro lado, dentro del
Tercer Estado había mucha gente con escaso dinero y recursos. Por tanto, ya existían clases.
Mas cuando se eliminaron los privilegios legales de los estamentos solo quedó una diferencia
social y económica. El dinero se convertiría en un factor determinante para dividir la sociedad.
A partir de la Revolución no es habitual que los ricos, procedan de la antigua nobleza o de la
burguesía, se junten con gente de bajo estatus social. La libertad e igualdad que daba el Estado
de Derecho no se trasladó a todos los efectos a todos los ciudadanos. Esto creó críticas y fomentó
la aparición de ideas socialistas y comunistas, las cuales a su vez proporcionaron hechos como
la revolución rusa.
Modificación demográfica en Francia
Una consecuencia importante dentro de Francia fue la modificación de la demografía francesa.
La Revolución supuso que la población francesa disminuyera. Hubo a la par un descenso en la
natalidad y un aumento en la mortalidad. Las causas del incremento de la mortalidad fueron
distintas: guerras, escasez de alimentos que provocaron épocas de hambrunas, las represiones en
períodos como el Terror y epidemias. A esto se sumó la emigración de muchos franceses, sobre
todo por parte de la nobleza y clero, por temor a los acontecimientos revolucionarios
.
Mantenimiento de la discriminación a las mujeres
Pero no todo fueron beneficios para los ciudadanos. La mitad de la población francesa no adquirió
todos los derechos surgidos de la revolución francesa. A pesar de que las mujeres había tenido
un gran protagonismo durante los años iniciales, no adquirieron los mismos privilegios que los
hombres. En la Declaración de Derechos del hombre y del ciudadano, así como en las
Constituciones que se crearon, las mujeres no alcanzaron el mismo estatus que el hombre.
El sufragio nunca llegó a ser femenino. Solamente los hombres (y con unas determinadas
condiciones socioeconómicas) podían votar. Estaban discriminadas legalmente respecto el
hombre. Leyes que aparentemente hicieron avanzar los derechos de la mujer, como la Ley de
divorcio de 1792, fueron modificadas por Napoleón y abolidas en 1816. A pesar de que la
presencia de mujeres fue importante en la Revolución, muchos varones importantes las
despreciaban y las minusvaloraban. La fraternidad de la nueva República parecía solo hecha para
el sector masculino.
Pero no todo fue en balde. Olympia de Gouges redactaría en 1791 la Declaración de los Derechos
de la Mujer y de la Ciudadana. Este fue el primer documento de la época moderna y
contemporánea que exigía para la mujer los mismos derechos que el hombre. Pero no se tomó en
cuenta. Olympia fue guillotinada en 1793. Pero sus esfuerzos no cayeron en saco roto. El texto
de Olympia influiría en el feminismo del siglo XIX y en las sufragistas inglesas de inicios del
siglo XX.
Inspiración revolucionaria en el resto de Europa.
La Revolución Francesa tuvo una gran importancia ideológica en la Europa de los siglos XIX y
XX. El entrar dentro de la mentalidad popular puede haber sido una de las más importantes
consecuencias de la revolución francesa. La Revolución fue una fuente de inspiración para otros
movimientos revolucionarios del siglo XIX y para la lucha de derechos del ciudadano.
Durante los convulsos años ocurridos entre 1789 y 1799 Francia fue un semillero de distintas
ideologías. Podemos encontrar ideas comunistas, monárquicas constitucionales, monárquicas
absolutistas, democracia liberal, democracia social, … Se produjeron diversos debates sobre qué
sistema sería mejor para el conjunto de los ciudadanos. Ideas que calarían en la sociedad europea.
Muchos filósofos, políticos y economistas miraban a los años de la revolución para intentar
mejorar su presente.
En el siglo XIX sucedieron diversas revoluciones. De ellas destacaría las de la lucha por la
independencia de los territorios americanos de España, como el caso de México; las revoluciones
de 1830 y 1848 y la Comuna de París. Todas ellas inspiradas, en mayor o menor medida, de la
Revolución Francesa.
Expansión del nacionalismo y de la soberanía nacional.
Como has leído anteriormente, la importancia de Napoleón en Europa fue capital para la
expansión de la revolución. Gracias a estas guerras de inicios del siglo XIX se difundió por
Europa la abolición del feudalismo, la supresión del diezmo o la creación de Códigos Civiles
como el Código Napoleónico de 1804.
Sin quererlo expresamente, ya que Napoleón pretendía crear una Nación de Naciones en Europa,
el general francés había conseguido crear las condiciones para la expansión de los nacionalismos.
Por ejemplo, al eliminar particularismos y leyes locales en los diversos estados del Sacro Imperio
Romano Germánico y de la península Itálica, sentó las bases de los nacionalismos alemán e
italiano que dieron paso a la creación de dos grandes naciones en Europa
El concepto de soberanía nacional influiría en estos nacionalismos decimonónicos. El pueblo
tenía el poder para decidir qué nación querían construir. A causa de afinidades lingüísticas,
culturales o geográficas, entre otras, se empezó a pensar que cada nación debía formar su propio
Estado. El nacionalismo tuvo tanta fuerza que llegó a unificar territorios, como en el caso de
Alemania o Italia, o sacudiría a grandes estados, como el caso del Imperio austrohúngaro.
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