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Los oboes y fagots de Pau Orriols y Alfons Sibila. Artículo de Pere Saragossa para la revista Scherzo, n. 353. 2019

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Los oboes y fagots de Pau Orriols y Alfons Sibila
¿Sabían que algunos de los más prestigiosos oboístas especializados en la interpretación histórica
tocan con oboes manufacturados en Vilanova i la Geltrú? Alfredo Bernardini, Josep Domenech,
Alessandro Piqué, Antoine Torunczyk, Pier Luigi Fabretti, Laurent Benoit, Molly Marsh y Pedro
Castro forman parte de una larga lista de oboístas para los que Pau Orriols ha construido copias del
modelo de Thomas Stanesby senior de principio del siglo XVIII. En pocos años este vilanoví se ha
convertido en uno de los constructores de oboes barrocos más preciados del mundo, como
demuestran, por ejemplo, los dos años de espera, como mínimo, para obtener un nuevo oboe, o la
cantidad de países a los que abastece, que van de Nueva Zelanda a Chile, pasando por Japón, Corea,
China, Australia, Singapur, Finlandia y casi toda Europa central, Canadá, EEUU y Brasil, entre
otros.
Pero vayamos a los orígenes. Fue poco después de la muerte del dictador español en 1975, cuando
Pau Orriols entra a formar parte de la sección musical de los Castellers de Vilanova i la Geltrú. Es
aquí donde entra en contacto con el mundo de los instrumentos de doble lengüeta, concretamente
uno de los más sencillos como es la gralla, instrumento seguramente proveniente de la chirimía
renacentista más aguda, o quizá anterior a esta, ya que instrumentos similares se encuentran en
todas las culturas antiguas del mundo. A sus dieciséis años, Pau comienza a construirlas junto a su
primo Xavier. Al poco tiempo se independiza de Xavier y se especializa en la manufactura de
flabiols, instrumento popular de la familia de las flautas tocado con una mano, del que ya en el
medioevo se encuentran testimonios en diferentes lugares de Europa.
Además del flabiol, Pau reprodujo una flauta de tres orificios popular en diferentes regiones
pirenaicas con el que, por ejemplo, el mítico Pierre Hamon gravó algunos de sus discos. Y sin dejar
de construir flabiols, en los años sucesivos Pau volverá a los instrumentos de doble caña, como son
las chirimías que más enjundia dan a las coblas catalanas: el tible y la tenora. Estas chirimías, como
los oboes, a mediados del siglo XIX fueron "atacadas" por la revolución industrial y tecnológica
proporcionándoles un buen puñado de llaves.
Su primer contacto con los oboes barrocos fue a través de Jordi Argelaga, quien a mediado de los
noventa le dejó algunos instrumentos sobre los que construyó sus primero planos. Pero fue Alfredo
Bernardini, uno de los líderes del grupo Zefiro, quien en 1999 le facilitó planos de un oboe
construido hacia 1710 por Thomas Stanesby senior (ca. 1668-1734) en Londres, perteneciente a la
colección de instrumentos musicales históricos de la Universidad de Edinburgo. Un par de años
después empezó la construcción de oboes. La construcción del modelo Stanesby, preferido por una
gran parte de los oboístas barrocos europeos, supone un gran reto para los constructores de nuestros
tiempos, como sucede con la mayoría de instrumentos de viento originales de centurias anteriores al
XX. Su diapasón original está alrededor de los 410 hercios para el La, por tanto la pericia de los
constructores actuales está en subirlo hasta los 415 hercios que, como norma de compromiso,
utilizan la inmensa mayoría de los actuales grupos y orquestas especializadas en el repertorio
barroco con criterios históricos. Si en cualquier tipo de instrumento, variar el centro tonal afecta a
su timbre, en el caso del oboe, la modificación sonora resultante es mucho más acuciada. En
definitiva, la acción del artesano constructor es de vital importancia para conseguir un buen
resultado en la construcción de oboes barrocos o clásicos.
El año 2001, a través de Xavier Blanch, entra en contacto con Paul Dombrecht, director de il
Fondamento, quien después de probar uno de sus oboes, estuvo colaborando con él para conseguir
un primer prototipo de oboe Stanesby senior.
Pero es en el año 2002 cuando se produce un hecho significativo para el taller de oboes barrocos de
Pau. Ese año llega como profesor de la flamante Escola Superior de Música de Catalunya
(ESMUC), Alfredo Bernardini, cosa que facilitó el contacto con el de Vilanova. Tan fructífera fue la
relación, que en 2003, el romano ya tocaba uno de sus Stanesby. La relación fue tan estrecha, que
Alfredo durante más de un año trasladó su residencia a la capital de la comarca del Garraf.
Desde entonces, Pau no ha dejado de recibir a numeroso oboístas a los que escucha atentamente
para seguir introduciendo nuevas mejoras en la construcción que lo han situado en la cresta de la ola
de los constructores a nivel mundial.
Otro de los modelos reconstruidos por Orriols es uno de los modelos de Jean-Hyacinth Rottenburgh
(1672-1756) con un diapasón de 392, centro tonal ideal para el barroco francés y buena parte del
repertorio alemán de finales del XVII y buena parte del XVIII (J.S. Bach, entre otros). Como nos
cuenta Bruce Haynes en su libro A History of Performing Pitch: The Story of the 'A', en el siglo
XVIII Bruselas alojó la importante fábrica de instrumentos de viento madera de la familia
Rotthenburgh. El padre, Johannes Hyacinthus Rottenburgh trabajó entre 1700 y 1735, a quien
sucedieron sus tres hijos hasta 1775 aproximadamente. Los diapasones de sus instrumentos van
desde los 387 hasta los 405 hercios, por lo que es de suponer que sus modelos anteriores serían los
primeros oboes franceses, y es muy posible que su mercado fuese el francés hasta, nada menos, el
año 1775.
Hacia el año 2004, Pau empezó a construir oboes del clasicismo, es decir, aquellos principalmente
utilizados entre 1775 y 1828 aproximadamente, como reza en The Eloquent Oboe: A History of the
Hautboy 1640-1760, de Bruce Haynes y Robin Spencer. Por cierto, Bruce Haynes conoció a Pau
Orriols, al asistir el primero al ESMUC en Barcelona para formar parte de diferentes tribunales de
fin de grado del Departamento de Música Antigua. Y de todos los constructores de los que
encontramos oboes clásicos en numerosos museos de Europa y América, Pau reproduce uno de los
más apreciados en la actualidad, como son los que en Dresden construían Jacob F. Grundmann
(1727-1800) y su asistente Johann Friedrich Floth (1760/61-1839), tanto el modelo de dos llaves
como el de cuatro. Aunque sabemos que Grundmann trabajó desde el año 1753 hasta el 1800, su
oboe más antiguo data del 1768, y es desde entonces hasta 1800 que, por los más de cuarenta
instrumentos que se conservan, podemos trazar la evolución de la construcción de estos hasta el
mismo cambio de siglo. Dresden en el último cuarto de siglo XVIII, de la mano de Grundmann y
Floth, junto a Augustin Grenser (1720-1807) y su sobrino Heinrich Grenser (1764-1813), era la
principal factoría de oboes para la mayoría de países occidentales. Los primeros oboes de
Grundmann y Grenser se asemejan a los de Carlo Palanca en Turín, quien seguramente abastecía a
los prestigiosos oboístas virtuosos: Antonio y Carlo Besozzi, quienes trabajaron en la Corte de
Dresden. Sobre ese modelo, Grundmann y Grenser desarrollaron el prototipo de oboe clásico
apreciado tanto entonces como ahora. El prestigio de Dresden en cuanto a los artesanos musicales
no sólo fue por sus oboes, sino por todos los instrumentos de la familia del viento madera.
Pero entre los modelos barrocos del Londres y Bruselas, y los clásicos de 1770, Pau también
reproduce otro oboe histórico que enlaza unos con otros. Se trata del oboe de transición del
barcelonés Salvador Xuriach i Bofill, de forma estructural más bien clásica pero afinado a 415
hercios. Uno de estos instrumentos de Xuriach se encuentra en el mismo edificio de L'Auditori de
Barcelona, donde se ubica el Museu de la Música. Es en base a este modelo que Pau Orriols diseñó
diferentes Xuriach con un diapasón tanto a 415 como a 430 hercios, como marcan las tendencias
actuales de las orquestas historicistas para el clasicismo. Pero fue con oboes copiados del original a
415 hercios, con los que Alfredo Bernardini, Paolo Grazzi y su orquesta Zefiro grabaron el álbum
Pla, concertos for oboe bajo el sello Deutsche Harmonia Mundi [88697822162], disco patrocinado
por el Centre Robert Gerhard, centro dedicado a la promoción del legado musical catalán, y que
recoge los conciertos de los hermanos Joan Plà (ca. 1720-1770) y Josep Plà (1728-1762) para oboe
en Sol mayor, en Si bemol mayor y en Do mayor, el concierto para dos oboes en Re mayor y una
de las numerosas sonatas a tres para dos oboes y continuo de los Plà, como es la de Mi bemol
mayor. Y en cuestión de discos, siento no compilar aquí la lista de álbumes grabados en los últimos
quince años en los que suenan oboes, especialmente Stanesby, encuñados por Orriols, porque
resultaría de extensión considerable, como podrán imaginar.
Y de la mano de los oboes, llegaron los fagots. Hacia el año 2004 uno de los fagotista catalanes más
solicitados de los famosos grupos de Europa, Carles Cristóbal, después de un concierto con un
grupo de cámara en un una pequeña iglesia en Wroclaw (antigua Breslavia), en la antigua región de
Silesia y actual Polonia (anteriormente Alemania), el organista de la iglesia le ofreció un fagot que,
para asombro y satisfacción del movimiento de interpretación históricamente documentado, y más
en particular para los fagotistas, tenía como diapasón 415. ¡Eureka! Carles, por supuesto, compró
aquella reliquia. El instrumento tenía el sello de Gottlieb Wietfeld y fue construido entre 1720 y
1740. Además de tener una estupenda sonoridad, Wietfeld proporcionó una quinta llave, esta para el
mi bemol, conocida ya entonces por como "llave Wietfeld". Después de diferentes investigaciones
de Carles en las que comprobaría, por ejemplo, que solo se conservan cuatro ejemplares de Wietfeld
en diferentes museos y colecciones, en el verano de 2009, Pau Orriols, quien sabía del tesoro de
Carles por informaciones de Josep Borràs, otro célebre fagotista de las primeras hornada de Jordi
Savall, se pone en contacto con Cristóbal. Pau Orriols anteriormente había colaborado con otro
habilidoso constructor, Alfons Sibila, con taller en Gironella, a pocos kilómetros de Berga. En
septiembre de 2009 Alfons Sibila visita a Carles para analizar el fagot Wietfeld. El 27 de diciembre
del mismo año ya tenía sus planos, y en enero del 2010, y con la participación de Pau Orriols en el
remate final del instrumento, Carles ya estrenó la primera copia de aquella alhaja. A partir de aquí,
Sibila y Orriols asesorados por Carles, hicieron diferentes experimentos, marca de la casa, con el
modelo Wietfeld haciendo copias a 392, 400 y, con un interior de fagot veneciano de la primera
mitad del XVIII, a 440 hercios. Y desde entonces, no han parado de sucederse los encargos por
parte de intérpretes de medio planeta.
Pero no sólo Wietfelds han sido objeto de estudio y fabricación por parte de Pau y Alfons. Otra de
las joyas para los fagotistas está en el museo Grundhuse Brugge (Brujas). Se trata de uno de los dos
fagots originales conservados del mismo constructor antes citado en el apartado de los oboes, Jean
Hyacinth Rottenburgh, y que el tándem catalán reproducen a 415 hercios.
Y por último, también construyen un fagot clásico a 430 hercios copiado de un original de alrededor
del año 1800 en el taller en Dresden de Heinrich Grenser (1764-1813).
Pere Saragossa Galvany, oboista del grupo Vespres d'Arnadí, director del grupo Lucentum XVI y profesor de oboes
históricos del Conservatorio Superior de Música de Castellón.
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