ANÁLISIS Y PERSPECTIVAS DE LA GLOBALIZACIÓN Un debate teórico II Análisis y perspectivas de la globalización Un debate teórico II Ana María Aragonés Aída Villalobos María Teresa Correa (coordinadoras) Primera edición: 2005 Ana María Aragonés, Aída Villalobos y María Teresa Correa (coordinadoras) Facultad de Estudios Superiores, Acatlán Universidad Nacional Autónoma de México Plaza y Valdés, S.A. de C.V. Derechos exclusivos de edición reservados para Plaza y Valdés, S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin autorización escrita de los editores. Plaza y Valdés, S.A. de C.V. Manuel María Contreras, 73. Colonia San Rafael México, DF. 06470. 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América Latina y el Este asiático: modalidades de desarrollo en el contexto de la nueva división internacional del trabajo Enrique Hernández Laos.............................................................................. 45 América Latina y el Este asiático: modalidades de desarrollo en el contexto de la nueva división internacional del trabajo (comentario) Aída Villalobos Sosa..................................................................................... 111 3. Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana en la Península de Delmarva 1990-2000 Ana María Aragonés, Timothy Dunn y George Shivers.................................. 117 La nueva migración mexicana en la Península de Delmarva (comentario) María Teresa Correa Flores......................................................................... 151 4. Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional Timothy Dunn.............................................................................................. 155 Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional (comentario) Paz Trigueros Legarreta ............................................................................. 177 5. Migrantes mexicanos y otros latinos en el mercado laboral estadunidense Elaine Levine............................................................................................... 181 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mercado laboral estadunidense (comentario) José Miguel Candía..................................................................................... 207 6. Globalización y crisis del agua en México Jaime Peña Ramírez y Benjamín Hernández Camacho................................ 211 Globalización y crisis del agua en México (comentario) Luis Quintana Romero................................................................................ 233 7. Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores con y sin seguridad social (IMSS) Nora Garro Bordonaro, Jorge Meléndez Barrón......................................... 237 Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores con y sin seguridad social (comentario) Antonio Ruezga Barba................................................................................. 267 Introducción 1 segundo volumen del proyecto titulado Análisis y perspectivas de la globalización: un debate teórico tiene el propósito de abrir la discusión de los efectos de la globalización en algunos sectores de la economía. El libro reúne artículos de investigación de profesores adscritos a la División de Ciencias Socioeconómicas de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, del Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidades Azcapotzalco e Iztapalapa, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, de la Universidad de Salisbury, y del Washington College. Este segundo tomo contiene seis ensayos y textos que, a diferencia del tomo I, presentan estudios concretos sobre los efectos de la globalización en los diferentes ámbitos de la sociedad. En el primer trabajo escrito por Miguel Ángel Rivera Rios, “Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional”, se discuten las consecuencias que tiene para el desarrollo nacional la producción mundial integrada a cadenas globales de produc­ ción. En este ensayo se plantea la pertinencia y validez de utilizar los conceptos de “desarrollo económico” y “desarrollo nacional” en el contexto de la propagación mundial del capitalismo. Como se sabe, dichos conceptos fueron cuestionados en los últimos 20 años, dejando en claro que una creciente acumulación de capital mundial no se traduce automáticamente en mayor desarrollo nacional, ya que hay un conjunto de factores mediadores que quedan definidos histórica y políticamente. Este ensayo es comentado por Lourdes Perkins, profesora adscrita al Programa de Investigación de la FES-Acatlán. El segundo ensayo, de Enrique Hernández Laos, bajo el título “América Latina y el Este asiático: modalidades de desarrollo en el contexto de la nueva división inter­ nacional del trabajo”, presenta un estudio comparativo entre los países del Este de E 9 Análisis y perspectivas de la globalización Asia y los países del Hemisferio Norte de América Latina, en el contexto de la globa­ lización económica. Para el autor, el efecto de la globalización no sólo acentúa las diferencias económicas entre los países desarrollados y los países en vías de desarro­ llo, sino también entre estos últimos, argumentando que “a principios del siglo XXI, las naciones desempeñan un papel diferente en la división internacional del trabajo, en comparación del que tenían al comienzo de la década de los cincuenta”, demos­ trando que el éxito de las economías del Este de Asia se debe en gran medida al camino adoptado en los últimos 50 años. Este ensayo es comentado por Aída Villalobos, jefa del Programa de Economía de la FES-Acatlán. En el tercer ensayo, “Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana en la Península de Delmarva 1990-2000” de Ana María Aragonés, Timothy Dunn y George Shivers, se analiza por qué y cuáles son las condiciones por las que la Península de Delmarva, cuya característica ha sido el aislamiento, se ha convertido en un impor­ tante receptor de trabajadores migrantes. En este ensayo, Aragonés, Dunn y Shivers presentan algunos de los resultados obtenidos de las entrevistas que realizaron en la región entre los años 2000 y 2002, tanto a trabajadores migrantes como a otro con­ junto de actores y organizaciones, además de proveedores de servicios sociales y activistas que trabajan con migrantes. El interés de los autores se centra en compren­ der por qué esta región se ha convertido en un nuevo destino migratorio y, por el otro lado, analizar cuál ha sido el impacto que esta migración ha tenido en ámbitos tales como trabajo, servicios sociales, alojamiento, relaciones interétnicas, los sindicatos y los derechos humanos, así como conocer cuál ha sido la respuesta de los propios trabajadores migrantes ante las dificultades que deben enfrentar. Algunas de las conclusiones a las que llegan estos autores son que las necesidades crecientes de fuerza de trabajo en la Península de Delmarva se encuentran relacio­ nadas con las industrias procesadoras de pollo que se han trasladado a estas nuevas regiones de características más rurales, por encontrar allí condiciones más propi­ cias para sus procesos productivos. Esto ha dado lugar a lo que los autores llaman “nuevos destinos migratorios”, ya que los trabajadores no acuden a las regiones receptoras tradicionales, sino que llegan directamente a estos nuevos destinos. Otro fenómeno que los autores señalan es el hecho de que los trabajadores no han tenido experiencias migratorias anteriores, es decir, llegan directamente a estas nuevas re­ giones y sin tener prácticarnente contactos, como pueden ser las redes sociales que en las regiones tradicionales de recepción de migrantes son una realidad. Esta situación presenta la invaluable oportunidad de analizar y comprender cómo se originan las redes sociales. 10 Introducción Otros sectores que, de acuerdo con los autores, son también altamente receptores de migrantes son la agricultura intensiva de la región, así como el sector servicios derivados del turisino, por encontrarse un conjunto de playas muy importantes en la región. En este trabajo se hace hincapié en la situación que guardan los derechos humanos, considerados en el ensayo como incondicionales, por lo que la situación administra­ tiva de los trabajadores indocumentados, que fueron la mayoría de los entrevistados, están severamente limitada para ejercer sus derechos formales, dado que la visión que ha sido reforzada es la de los derechos como condicionales a su estatus legal. Sin embargo, a pesar de ello, los autores apuntan al hecho de que ha habido importantes logros en relación con los derechos humanos de los mexicanos indocumentados y otros migrantes latinos a nivel local en la Península de Delmarva. Este ensayo está comentado por María Teresa Correa, jefa de Sección de Econo­ mía de la FES-Acatlán. De manera muy puntual, el ensayo de Tim Dunn, intitulado “Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional”, establece desde dos perspectivas de aná­ lisis el ejercicio de los derechos humanos en tomo al proceso migratorio, y en parti­ cular considera el caso de México. En este trabajo se comparan dos visiones acerca de los derechos, la posición de la ciudadanía nacionalista y la perspectiva de los derechos humanos, y su uso en los asuntos de la inmigración. El autor hace una crítica a la llamada ciudadanía nacionalista y desarrolla sus argumentos a favor de los derechos humanos. El autor demuestra que las políticas migratorias, aun tienen un fuerte sesgo de influencia desde la ciudadanía nacionalista, prevaleciendo por encima de la perspec­ tiva de los derechos humanos. De ahí que concluya afirmando que los inmigrantes indocumentados son un gmpo totalmente expuesto al maltrato, la explotación y la violación de sus derechos básicos y así como de su dignidad, situación que no se resuelve, aun cuando existan gran número de tratados internacionales de derechos humanos, debido a la falta de voluntad política para ponerlos en práctica por parte de los Estados nación. Este ensayo es comentado por Paz Trigueros del Departamento de Sociología de la UAM-Azcapotzalco. Bajo la misina temática, pero incorporando al estudio de la migración el compor­ tamiento del mercado laboral estadunidense, se presenta el ensayo de Elaine Levin, que lleva por título, “Migrantes mexicanos y otros latinos en el mercado laboral estadunidense”, nos permite conocer los efectos de la migración en la década 19912000, considerada como el periodo de crecimiento económico más largo que se haya experimentado en Estados Unidos en tiempos de paz. 11 Análisis y perspectivas de la globalización La autora plantea que es en este periodo cuando se crearon más de 20 millones de empleos en la economía estadounidense, como reflejo del crecimiento ininterrumpi­ do de la misina. Se expone en este ensayo que para algunos estrategas de la política económica de ese país, la fuerza laboral que se desprende de la mano de obra de los nuevos inmigrantes tuvo un papel relevante en el comportamiento de las tasas de crecimiento económico; sin embargo, hay fuertes divergencias en tomo a esta posi­ ción, pues no todo el mundo está convencido de las bondades de la presencia de los inmigrantes en Estados Unidos. En este punto es donde la autora profundiza su traba­ jo para determinar el efecto de los trabajadores migrantes sobre los niveles de em­ pleo y los niveles salariales, sobre todo cuando se trata de aquellos con bajos niveles de escolaridad y rasgos étnicos o raciales que los hacen objeto de discriminación laboral y social. Este trabajo nos permite observar un estudio en tomo a las políticas adoptadas por el gobierno de Estados Unidos frente al impacto económico de la participación en la economía de los inmigrantes, tanto latinoamericanos como en su mayoría de los mexicanos. Este trabajo es comentado por José Miguel Candía, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. El trabajo sobre “Globalización y crisis del agua en México”, de Jaime Peña y Benjamín Hernández, problematiza sobre el tema del uso del agua y la lógica de inserción de este bien natural en el ciclo del capital. Los autores hacen un puente entre la llamada crisis del agua y sus manifestaciones en el proceso de globalización de la economía. Los autores consideran que dentro de los recursos naturales, el agua como ele­ mento vital es uno de los factores más importantes para determinar los niveles de degradación ambiental y los efectos político-económicos que se desatan frente al proceso de globalización. Una de sus manifestaciones es la promoción de un consu­ mo masivo depredador, por medio de capitales destinados al tratamiento, embotella­ miento, abastecimiento de las urbes y ciudades por medio de la aplicación y uso de tecnología de punta. Esta situación puede llegar a ser objeto de discordia entre las grandes firmas transnacionales; incluso se considera que el agua sucia será un elemento de pugna en la sociedad. Este ensayo es comentado por Luis Quintana, profesor adscrito al Programa de Investigación de la FES-Acatlán. El último ensayo, aunque no por ello el menor en importancia, presenta “Un aná­ lisis de los diferenciales salariales entre trabajadores con y sin seguridad social (IMSS)”, de Nora Garro y Jorge Meléndez, que hacen una estimación con base en las diferen­ 12 Introducción cias en el ingreso laboral por hora trabajada entre los trabajadores con y sin afiliación al Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS). Es un estudio de caso que incorpora un fuerte cuerpo teórico en tomo al mercado de trabajo. El estudio empírico es un modelo econométrico que considera una fun­ ción semilogaritmica para el ingreso laboral por hora trabajada, y como variables explicativas una serie de variables dummies que explican las características del gru­ po de trabajadores que se consideraron para el estudio. El ensayo parte de la teoría de los mercados de trabajo, para considerar los efec­ tos, en particular, de la segmentación de los mercados laborales. Sin embargo, esta­ blecen claramente las limitaciones para aterrizar la teoría económica, misina que se ha desarrollado lentamente, y las dificultades que surgen en la definición de los seg­ mentos y el proceso de asignación de los trabajadores a cada uno de ellos. Por otro lado, señalan las fuertes limitaciones para someter las hipótesis teóricas a las pruebas y los ejercicios empíricos. Aun con esta limitación, los autores se proponen en este ensayo un estudio de caso retomando los datos observados del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS,) para observar las diferencias compensatorias en los ingresos laborales entre los dos sectores de trabajadores que ellos toman como campo de estudio, demostrando los márgenes en el ingreso monetario que los trabajadores están dispuestos a sacrificar, con tal de tener acceso a la prestación social que les brinda el IMSS. Este trabajo es comentado por Antonio Ruezga Barba, profesor adscrito al Pro­ grama de Investigación de la fes-Acatlán. 13 1 Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional Miguel Ángel Rivera Ríos Facultad de Economía, UNAM Resumen n este artículo se discuten las consecuencias que tiene para el desarrollo nacional la producción mundial integrada o las cadenas globales de produc­ ción. Las bases del debate sobre el capitalisino y el desarrollo nacional fueron establecidas por Marx al plantear la noción de capitalisino como sistema mundial dotado de poderosas fuerzas propagadoras, pero fue con el advenimiento de la eco­ nomía del desarrollo en los años cuarenta del siglo XX que se habló de desarrollo nacional de los países tardíos como objeto específico de estudio. Las nuevas condi­ ciones de discusión del tema en los ochenta en adelante dejan en claro que una cre­ ciente acumulación de capital mundial no se traduce automáticarnente en mayor desarrollo nacional, ya que hay un conjunto de factores mediadores que quedan defi­ nidos histórica y políticarnente. La modalidad adoptada por el capitalisino global parece contradecir las perspecti­ vas de autores como Gereffi, porque la integración de un creciente número de países en desarrollo parece haber reforzado la desigualdad mundial, porque se han depre­ ciado aceleradamente, desde mediados de los ochenta, los sectores en los que se integran la mayoría de estos países, o sea las industrias basadas en conocimiento tecnológico genérico. Las desigualdades que se presentan en la integración de los países a la cadena mundial de valor son en realidad desigualdades en la apropiación del conocimiento productivo y tecnológico en el mundo. E 15 Análisis y perspectivas de la globalización Si el upgrading a lo largo de la cadena de producción y de valor parece depender del acceso a un conocimiento tecnológico superior, la respuesta sería consolidar la organización del sistema nacional para el aprendizaje y la innovación. Sin embargo, esta prescripción invierte la relación causa-efecto, ya que la consolidación del sistema para la innovación es un resultado de la existencia de una coalición política nacional a favor de la transformación estructural. Esta lección prefigurada en la debacle de la economía del desarrollo corre el riesgo de ser nuevamente olvidada, concluye el autor. Globalización, propagación del capitalisino y desarrollo nacional Ubicación temática Durante la década del noventa se aceleró y amplificó el cambio estructural del siste­ ma capitalista mundial, gracias a lo cual tendió a imponerse una nueva modalidad de funcionamiento del misino con consecuencias internacionales fundamentales. Este cambio estructural implica obviamente un mayor desarrollo de las relaciones capita­ listas a nivel mundial, ya que el patrón industrial emergente, articulado en tomo a las tecnologías de la información y la comunicación, conduce a la creación de nueva capacidad productiva integrada internacionalmente. La reconfiguración de la divi­ sión internacional del trabajo, que le es consustancial, abre en principio nuevas opor­ tunidades de desarrollo nacional, ya que la integración mundial de la producción facilita el flujo internacional de factores productivos, entre ellos de conocimiento tecnológico. Pero si en principio parecen ampliarse las oportunidades de desarrollo nacional, la ampliación de la acumulación de capital a escala mundial puede traducirse en nulos o limitados avances reales para muchos países atrasados, debido a la interfe­ rencia de factores externos e internos que operan bajo la influencia del nuevo para­ digma tecnoeconómico. El estudio de la relación entre la propagación mundial del capitalisino y el desa­ rrollo autónomo del misino a nivel nacional ha sido un tema fundamental de la eco­ nomía política, desde la época de los clásicos, con Stuart Mill, Marx, el marxisino clásico, la historiografía económica con Mantoux, Mokyr, Landes, Gerschenkron y la Economía del Desarrollo (Lewis, Scitovsky, Nurkse, Kutznets, Rosenstein-Rodan, Hirschman y otros), cuando quedó constituida formalmente en una subdisciplina de la economía. Sin embargo, como lo reflejan los debates de los años sesenta y la debacle de la Economía del Desarrollo (ed), surgieron visiones irreconciliables que 16 Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional impidieron capitalizar los avances intelectuales de los años cincuenta. Pero en la actualidad, primero con el “milagro” de Asia oriental y luego con el surgimiento del llamado sistema global de producción (o producción mundial integrada) se ha re­ abierto la discusión sobre el desarrollo económico o el desarrollo nacional de los países atrasados, generándose una riqueza enorme de estudios y nuevas categorías de análisis que permiten un replanteamiento integral de esta temática. Sin embargo, la coherencia de este replanteamiento depende de los esfuerzos de síntesis, integración del análisis y reflexión en retrospectiva, ya que persiste el peligro de nuevas polariza­ ciones1 en el debate a medida que la integración mundial de la producción entra a etapas más complejas, con repercusiones ambivalentes para los países en desarrollo. Cabe subrayar que pese a la aparición de importantes estudios efectuados bajo el enfoque de la economía política, como los de Amsden, Kaplinski, Gereffi y Hobday, no hay una teoría integrada y muchos problemas carecen de respuesta, por lo que es indispensable trabajar con hipótesis cuya validez depende de la integración coheren­ te de los elementos que se integran al análisis. Considerando las anteriores prioridades y restricciones, el presente artículo pre­ tende tender un puente entre el enfoque clásico del tema, algunas aportaciones de la ED e investigaciones efectuadas en los últimos 20 años en tomo al desarrollo tardío y su relación con la integración mundial de la producción en los cuales tiene una in­ fluencia sobresaliente el evolucionisino y el institucionalisino crítico.2 Partiremos de Marx porque su análisis del capitalisino como sistema mundial, además de su carác­ ter pionero, ha ejercido una gran influencia que llega, aunque de manera sutil, hasta nuestros días. De Marx entroncaremos con el debate de posguerra y posteriormente con la reapertura del tema derivado de las investigaciones sobre la industrialización en Asia oriental. Además de tomar la perspectiva mundial del capitalisino legada por Marx, nos apoyaremos en el concepto de núcleo endógeno propuesto por Fajnzylber para sustentar y diferenciar la noción de desarrollo nacional del capitalisino.3 Des­ pués de la presentación del marco teórico pasaremos a analizar la dinámica del lla­ mado periodo de transición, que dio lugar al nacimiento de la nueva división 1 Cabe también el peligro de que el estudio del tema se tecnifique en exceso repitiendo lo que sucedió con la ed, que dejó de lado, como veremos, los determinantes políticos del fenómeno. 2 Una influencia decisiva en la constitución de la teoría sobre la producción mundial integrada fue la literatura sobre el sistema mundial (ver T. Hopkins e I. Wallerstein, 1986) y la integración dependentisinodesarrollo de los años ochenta, uno de cuyos más conspicuos representantes es P. Evans (1979). 3 De acuerdo con Fajnzylber se trata de las estructuras articuladoras que imprimen a la industriali­ zación capacidad de crecimiento autosostenido, combinando eficiencia con creatividad; ver 1983, pp. 345 y ss. 17 Análisis y perspectivas de la globalización internacional del trabajo en los años setenta y luego a la constitución de Asia-Pacífico en la región más dinámica del mundo. En la última parte, el eje del análisis pasa a los encadenamientos y redes mundiales que fueron el conducto para transferir capa­ cidad productiva a países de desarrollo tardío, al frente de los cuales se encuentra, por supuesto, China. La exposición se apoya en citas de pie de página para aportar referencias bibliográficas adicionales. Consideraciones teóricas e históricas sobre propagación mundial del capitalisino y el desarrollo nacional Para Marx, uno de los rasgos fundamentales del capitalisino es su capacidad para expandirse intemacionalmente y constituir un sistema integrado, lo cual se debe a su capacidad para revolucionar la productividad del trabajo.4 ¿Cómo se integran los países más atrasados en el proceso de propagación mundial del capitalisino? Por medio del comercio internacional y otros instrumentos las relaciones capitalistas que penetran en las áreas atrasadas iniciando en ellos una serie de cambios estructurales que comienzan con la acumulación originaria y concluyen con la instauración de un sistema específicarnente capitalista.5 Conviene subrayar que Marx atribuyó a este proceso de propagación internacional progresividad histórica, ya que el pasaje a rela­ ciones capitalistas constituía la forma fundamental de progreso social, reflejada en el surgimiento de fuerzas productivas superiores, aunque al misino tiempo apareciera la miseria y la explotación como acompañantes.6 Décadas después de la publicación de El Capital, Hilferding, Bujarin, Lenin y otros autores clásicos en el marco histórico de una extraordinaria intemacionalización del capitalisino profundizaron la concepción legada por Marx en dos direcciones. De una parte, en tomo a los mecanisinos específicos por medio de los cuales se efectúa la propagación y, segundo, aunque en medida menos elaborada, la diferenciación de los 4 Esta es la concepción fundamental de Marx que sintetiza el movimiento conjunto del capitalisino esbozada en diversas partes de El Capital, sobre todo en el tomo I, cap. 20 (edición 1946). Ver también R. Rosdolsky, 1979, p. 36 y A. Dabat, 1991, p. 13, infra. 5 Es decir, un capitalisino con su propia base técnica o tecnológica; ver Marx, 1946, tomo I, cap. 23, p. 312. 6 Unidad de contrarios derivada de la naturaleza ambivalente del capitalisino que constituye a la vez medio fundamental para el desarrollo de las fuerzas productivas e instrumento de explotación y opresión. El pensamiento evolucionista reconoce lo anterior al plantear que el progreso es siempre desigual y que toda creación entraña destrucción. Ver J. Metcalfe, 2001, p. 566. 18 Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional países que se incorporan a la expansión del capitalisino. Para el marxisino clásico los centros dominantes tienden a agotar cíclicarnente su espacio interno en virtud de la sobreacumulación de capital y por ello proyectan al exterior elementos propagado­ res, como la exportación de capitales, que extiende las nuevas relaciones de produc­ ción al exterior (Hilferding, 1973, pp. 354-357). Pero para Lenin no todos los países atrasados estarían en condiciones de integrarse favorablemente, ya que su situación interna en el momento en el cual arribaran las fuerzas externas revelaba ser determi­ nante. Lenin llegó a la conclusión de que los países atrasados mejor situados para incorporarse al sistema capitalista eran los que reunían dos condiciones: independen­ cia política formal y vinculación o ubicación favorable ante las redes comerciales y financieras del capitalisino.7 Fuera de ellos, estaban los países cuyo atraso y lejanía de las rutas internacionales del capitalisino era tan grande que estaban condenados a ser marginados, y otros que, pese a su atraso, tenían potencialidad para alimentar la acumulación metropolitana de capital, pero cuya integración forzada significaría una dislocación social tan grande que podría dejarlos por mucho tiempo en condiciones sociales peores de las que sufrían originalmente (Dabat, 1991, Introducción). Marx y los clásicos razonaron en una perspectiva de mucho mayor alcance meto­ dológico y analítico que Smith y Ricardo (y sus continuadores), ya que estos últimos, si bien razonaban en la perspectiva de un capitalisino en expansión, adoptaban una perspectiva nacionalista estrecha, la de Inglaterra, como centro de la naciente divi­ sión internacional del trabajo.8 Marx y Lenin privilegiaban la visión de un sistema mundial cuyas unidades nacionales dominantes generaban fuerzas centrífugas que extendían las relaciones capitalistas a regiones primitivas o vírgenes que eran un reservorio de materias primas, población y posteriormente de mercados. Pero al cen­ trar su análisis en la dimensión global de la acumulación de capital y la relación entre los espacios nacionales dominantes y el espacio internacional, dejaron una serie de interrogantes sobre el desarrollo autónomo de los países de condición agraria. Aun­ que dejaban en claro que el desarrollo del capitalisino en espacios nacionales recién abiertos no era un reflejo mecánico de las fuerzas externas,9 su línea de razonamiento 7 “Una serie de países atrasados (formalmente independientes) han sido ya incorporados a la circu­ lación del capital mundial” (V. I. Lenin, 1971, p. 216). 8 Además de que suponían que los requerimientos de especialización que imponía el capitalisino industrial inglés eran plenamente compatibles con el desarrollo autónomo de los pases agrarios o cuya ventaja comparativa radicaba en la abundancia de fuerza de trabajo. Este supuesto, formalizado después en el modelo Heckscher-Olhin, suscitó el repudio de decenas de economistas herejes a lo largo de más de un siglo, para ser finalmente rebatido formalmente por G Dosi, K. Pavitt y L. Soete (1993, cap. 2). 9 En el análisis de Marx, la sociedad precapitalista tiende a reproducirse equilibradamente, por lo que se necesita una fuerza externa que detone el cambio. De lo anterior no se sigue que el movimiento 19 Análisis y perspectivas de la globalización era muy general e incluso mecanicista, dejando sin respuesta específica la cuestión de si la exportación de capitales y otras fuerzas propagadoras alimentarían funda­ mentalmente la acumulación de capital mundial (en beneficio de los centros domi­ nantes) o la acumulación de capital en espacios nacionales nuevos de los cuales emergería eventualmente un núcleo endógeno. Bajo el influjo de este legado, en la segunda mitad del siglo XX se polarizó el debate y varias corrientes que partían de algunos elementos de la tradición de Marx unilateralizaron el análisis de la acumula­ ción de capital mundial, negando que los nuevos espacios nacionales tuvieran dina­ misino propio (ver en A. Dabat una crítica al dependentisino en 1986). A la segunda guerra mundial siguió un vigoroso despertar intelectual centrado en los problemas de desarrollo. Tal despertar fue favorecido por cambios políticos mun­ diales posteriores a la derrota del fascisino. La preocupación por el desarrollo tardío o el subdesarrollo estuvo vinculada a los movimientos de descolonización y la crea­ ción de un nuevo orden internacional negociado en Bretton Woods. Como parte de ese proceso, que expresaba la necesidad de las potencias triunfadoras de legitimarse y sentar bases sociales e internacionales para consolidar su liderazgo, nació la Eco­ nomía del Desarrollo (ed), es decir, una subdisciplina de la economía cuya preocupa­ ción central, virtualmente desconocida hasta ese momento, era el desarrollo autónomo de los países atrasados {ibid.). Su emergencia se vio favorecida por la debacle de la vieja división internacional del trabajo provocada por la depresión de los años treinta y el nacimiento del keynesianisino. La ed postuló que para abrir perspectivas auténticas de desarrollo en la periferia era necesario romper con el postulado ortodoxo de que no se requería una nueva ciencia para abordar este nuevo campo de estudio; insistieron en reconocer, pese a que los esfuerzos para superar el “círculo vicioso de la pobreza” debían hacerse en el marco del sistema capitalista mundial, la influencia ambivalente de este último sobre el desarrollo nacional. Nurske y Hirschman plantearon que el capitalisino ejerce tan­ to un efecto de polarización, bajo el cual drenan recursos de la periferia, como de difusión que tiene efectos de arrastre o traspaso de prosperidad (Hirschman, 1985, p. 461). Hirschman insistió en que la situación óptima para la industrialización podría interno sea un reflejo de las fuerzas externas; luego de una detonación se pone en movimiento una serie de cambios endógeno-estructurales que comienzan con la acumulación originaria y avanza con lógica propia a etapas superiores. La pregunta que queda en pie, como se señala en el texto, es si después de la detonación y del arranque de la acumulación originaria surgirá una fuerza para alcanzar esas etapas superiores que garanticen un desarrollo autónomo del capitalisino en los nuevos espacios nacionales. Lo que enseña la ampliación creciente de la brecha internacional desde principios del siglo XIX es que esas fuerzas no operaron salvo contadas excepciones. 20 Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional ser la de alternar los periodos de contacto y aislamiento, y que el uso de diversos instrumentos políticos podría controlar o atenuar el efecto de polarización (ibid.). Desde esa perspectiva de razonamiento, la ed hizo hincapié en el proteccionisino y en la necesidad de la intervención estatal, en ausencia de la cual no habría posibilidades de desarrollo,10 dado el reparto adverso de las cartas a los países atrasados (debido a la continua ampliación de la brecha internacional hasta mediados del siglo XX). Desafortunadamente, el desencanto empezó a propagarse entre los adeptos de la ed cuando, después del crecimiento espectacular de los años cuarenta-cincuenta en América Latina (al), sobrevinieron, inesperadamente, una serie de problemas eco­ nómicos (estancamiento, inflación, desequilibrio externo...) y sociopolíticos (con­ centración del ingreso, inestabilidad, golpes de Estado). En ese contexto de crisis social, la ortodoxia neoclásica y el neomarxisino arreciaron sus ataques contra la ED, que no pudo generar nuevos argumentos para responder a sus críticos y decayó inte­ lectualmente.11 Afortunadamente, gran parte del legado de la ed sobrevivió y trascen­ dió en la síntesis crítica efectuada por Hirschman, uno de los más perspicaces observadores del debate de los años sesenta. Entre la amplia reelaboración teórica efectuada por Hirschman destacan los siguientes cuatro puntos que tuvieron una gran influencia en la industrialización de Asia oriental: a) El desarrollo como resultado de la utilización de reservas ocultas: el desarro­ llo no depende tanto de saber encontrar las combinaciones óptimas de recur­ sos y factores de producción dados, como de conseguir, para propósitos de desarrollo, aquellos recursos y capacidades que se encuentran ocultos, dise­ minados o mal utilizados.12 b) El desarrollo como cadena de desequilibrios: la secuencia que nos aleja del “equilibrio” es precisamente el patrón ideal de desarrollo, en tanto cada paso en la secuencia está inducido por un desequilibrio que requiere un paso adi­ cional. La expansión de la industria A produce economías externas para A, pero de las que se puede apropiar B, mientras que la expansión consiguiente 10 Estas dos prescripciones las retomó el estructuralisino bajo la batuta de Prebisch. La ED fue atacada simultáneamente por izquierda y derecha atribuyéndole los problemas provoca­ dos por el fin de la etapa fácil de la Sustitución de Importaciones (SI). La derecha les atribuyó la mala asignación de recursos en tanto que la izquierda o neomarxisino le reprochó haber ahondado la dependen­ cia al alentar una industrialización distorsionada. “Pero normalmente tales críticas debieron conducir a ciertas reformulaciones y finalmente al fortalecimiento de la estructura de la economía del desarrollo... sin embargo, no había de ocurrir así. No apareció ninguna síntesis nueva” (ver Hirschman, op. cit., pp. 462-463). 12 Los cuatro puntos proceden de A. Hirschman, 1961, pp. 17, 74, 106 y 126. 11 21 Análisis y perspectivas de la globalización de B trae economías externas para B, pero subsecuentemente internas para C, etcétera. c) Las fuerzas inductoras como detonadores de nueva producción vía enlaces: la disponibilidad de un bien producido nacionalmente genera fuerzas activas que promueven su utilización como insumo en nuevas actividades económi­ cas para hacer frente a las necesidades impulsadas.13 d) La contribución positiva de las importaciones en el desarrollo: las importacio­ nes reconocen y planean la demanda de un país, eliminan la incertidumbre y reducen al misino tiempo los precios de venta, con lo que acercan, cada vez más, el punto en que puede comenzar la producción nacional. Por lo anterior es que no debe protegerse a la industria naciente antes de haberla establecido, sino después de que haya surgido. Pero probablemente la idea más trascendente del legado de Hirschman se refiera a la determinación política del desarrollo económico, igualmente influyente en Asia oriental, anticipando tesis enarboladas posteriormente por el estructuralisino crítico. Tomando como base las inesperadas contradicciones de la industrialización latinoame­ ricana en los años sesenta, Hirschman señalaba que tanto el inicio del proceso de desa­ rrollo como la continuidad del misino dependen de correlaciones políticas y de factores institucionales favorables que deben rehacerse a medida que la economía se mueve a estadios superiores (Hirschman, 1996, pp. 515-521; Hirschman, 1985, pp. 463-467). Esos elementos político-institucionales sobredeterminan a los de tipo técnico, cuya actuación aislada no puede garantizar el avance del desarrollo.14 Más adelante volve­ remos sobre la relación entre los factores político-institucionales y lo que posterior­ mente se llamó capacidad social de acumulación. 13 Como señala Hirschman, el nacimiento de un eslabonamiento hacia atrás puede verse obstaculi­ zado por factores políticos, ya que por un conjunto de razones los intereses de los industriales de trans­ formación, mezclado o acabado se oponen con frecuencia al establecimiento interno de industrias dedicadas que les abastecen de insumos (Hirschman, 1996 [del original de 1968], p. 508). 14 Robert Wade (1999, p. 33) reelaboró esta noción de la siguiente manera: la creación de entidades, metas nacionales e instrumentos de política industrial parecen ser más efectivos donde el poder político está más unificado en tomo a grupos que están comprometidos con la industrialización... Si en lugar de eso encontramos que el poder político está distribuido pluralística o fragmentariamente, con diferentes constelaciones de intereses domésticos y externos que ejercen presión en diferentes aspectos de la polí­ tica pública, o que el poder político está unificado alrededor de grupos hostiles a la industrialización, entonces independientemente de cuál sea la postura del gobierno, podemos descartar el argumento de que su planeación y coordinación estén ayudando a la industrialización. 22 Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional Pero si los preceptos anteriores tuvieron una gran influencia en la política del desarrollo en Asia nororiental, la experiencia histórica en esa región enriqueció y modificó la propia teoría del desarrollo. El estudio de los cambios estructurales en las economías dinámicas de Asia oriental permitió diferenciar el concepto de aprendiza­ je tecnológico, que había sido hasta entonces el eslabón perdido en el análisis del capitalisino tardío.15 En una economía pueden existir avances en la capacidad de producción en tanto a un nivel dado de eficiencia y de combinación de insumos se generen mayores bienes y servicios; pero los avances en la capacidad de producción no alimentarán un núcleo endógeno a menos que vayan acompañados de mayor ca­ pacidad tecnológica. Para incrementar la capacidad tecnológica es necesario que los agentes productivos efectúen aprendizaje, es decir, asimilen conocimientos para ges­ tionar y generar autónomamente el cambio técnico, cuya importancia aumenta a me­ dida que se eleva la intensidad del conocimiento en la producción (Bell y Pavitt, op. cit., p. 261). El periodo de transición y la integración internacional de la producción en la segunda mitad del siglo XX A partir de los años sesenta comienza un periodo de intensa propagación internacio­ nal del capitalisino que da continuidad a las tendencias que habían actuado en el último cuarto del siglo XIX. Esta reactivación de las fuerzas expansivas del capitalisino tiende a dejar atrás la organización nacional de la economía mundial que se con­ formó durante el periodo entreguerras, bajo la cual el comercio internacional y los flujos de inversión extranjera estaban subordinados a los requerimientos internos del desarrollo capitalista (Gereffi, 1995, p. 100), por lo cual los efectos de propagación internacional fueron débiles. Se conoce como periodo de transición a la etapa previa al gran salto en la integración mundial de la producción que comienza con los años ochenta.16 15 Durante casi 200 años el debate sobre la industrialización tardía asumió que el dinamisino tecno­ lógico era un subproducto espontáneo del aumento de la inversión en capacidad productiva. Ver Bell y Pavitt, 1992, p. 262. 16 “Para los países en desarrollo es de suma importancia la superposición que ocurre, durante la transición entre la fase de madurez del antiguo paradigma y la fase inicial del nuevo porque ello da pleno acceso a la competitividad. Esto se debe a una excepcional combinación de fuentes de conoci­ miento que se toman accesibles al misino tiempo” (Carlota Pérez, 1992). - 23 Análisis y perspectivas de la globalización El periodo de transición es clave para el desarrollo nacional de los países atrasa­ dos porque al coincidir la maduración de las industrias fordistas con la etapa tempra­ na del ascenso del nuevo patrón industrial, se produjo un abatimiento de las barreras a la entrada que facilitaba la difusión internacional del conocimiento tecnológico (Hikino y Amsden, 1995). Los canales de esa difusión son diversos, pero destacó la inversión extranjera directa orientada a crear plataformas de exportación que esta­ bleció un vínculo directo entre los centros industriales y los espacios emergentes.17 El establecimiento del vínculo directo, que derivaba de la necesidad de integrar cen­ tros heterogéneos de producción para abatir costos en industrias que estaban someti­ das a fuertes presiones concurrenciales internacionales, llevó a los países en desarrollo técnicas de producción no obsoletas que activaban tendencias equiparadoras en la productividad y la calidad de la producción entre ambos tipos de países. El abatimiento de las barreras a la entrada en las industrias internacionales se manifestaba sobre todo en la transformación del conocimiento tecnológico de tácito a genérico, gracias a lo cual se facilitaba su difusión internacional y el traslado de capacidad productiva a nuevos países y regiones (Teubal, 1996.). Pero la captación de ese conocimiento pasó a depender de transformaciones internas en los países en desarrollo que permitieran mejorar el nivel educativo de la población, el tamaño del mercado interno, la amplitud de la infraestructura física, la capacidad de coordina­ ción y cooperación de los agentes económicos, etc. Pero las transformaciones inter­ nas necesarias para elevar la capacidad para captar conocimiento tecnológico se han producido muy desigualmente entre los países en desarrollo, estableciendo grandes diferencias en el aprovechamiento de las condiciones excepcionales del periodo de transición. La experiencia de las economías dinámicas de Asia oriental parece suge­ rir, como lo predijo Hirschman y lo han subrayado recientemente numerosos autores, que la creación social de ciertas condiciones político-institucionales y culturales fue determinante para elevar la capacidad de asimilación. Por ejemplo, fue determinante, como señala Wade, la constitución de una coalición política a favor de la industriali­ zación y el aprendizaje, así como la canalización de las inversiones a sectores estra­ 17 En la concepción de Hirsch sobre el ciclo de vida del producto, la maduración de diversas indus­ trias, que significa sobre todo la estandarización de los procesos productivos, abría la puerta para su traslado a los países en desarrollo. Pero la interiorización de esas industrias en este grupo de países se dio con un grado importante de obsolescencia que determinaba una disparidad entre las prácticas pro­ ductivas, la calidad de los productos, su diversidad, etc., entre países desarrollados y en desarrollo. Esa disparidad ya no tiene cabida en el sistema de producción integrado que establece vínculos directos, por lo que las prácticas productivas tienden a homogenizarse, creando beneficios potenciales para los países atrasados (S. Hirsch, 1965). 24 Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional tégicos, minimizando las desviaciones a actividades especulativas;18 una importan­ cia equivalente la tuvo la profesionalización y autonomía de la burocracia, y la for­ mulación tácita o expresa de un acuerdo interclasista orientado a controlar la corrupción, disciplinar a los agentes económicos, elevar el ahorro, etc..19El conjunto de estos factores, que están enraizados en las correlaciones de fuerza nacionales, es lo que puede dar coherencia a un conjunto de recursos, prácticas, instituciones y organizaciones englobables bajo el concepto de capacidad social de acumulación o de sistema nacional de innovación.20 La gradual maduración del nuevo paradigma tecnológico fue traduciéndose en cambios estructurales a nivel mundial, del cual emergió el actual sistema global de producción que ha transformado las posibilidades de industrialización en lo que fue el tercer mundo. Gracias a los enormes avances en informática y medios de comunica­ ción, la capacidad de producción se ha redistribuido mundialmente con el surgimiento de nuevos centros dinámicos como Asia-Pacífico. Las empresas transnacionales, pero también otras entidades económicas híbridas (llamadas frecuentemente compradores globales) han pasado a operar como los organizadores de las nuevas estructuras de producción cumpliendo funciones de gestión, control y coordinación de los agentes productivos que desde distintas latitudes se integran a estos encadenamientos.21 El papel de los agentes coordinadores ha sido también el de promover la inserción de nuevos productores nacionales que aportan reservas adicionales de mano de obra, capacidad empresarial y espacio geográfico, alimentando un perenne abatimiento de costos de producción que aceleran y profundizan los efectos de propagación mun­ dial. Como veremos a continuación, las posibilidades para el desarrollo nacional derivan de la creciente extensión de la producción mundial integrada, aunque al mis­ 18 Para lo cual fue crucial en algunos países de Asia oriental como Corea del Sur una reforma agraria que permitiera romper el poder económico y político de los latifundistas; ver Henderson y Appelbaum, 1992. 19 La Guerra Fría favoreció la incorporación de los trabajadores a este acuerdo interclasista (ver Frederic Deyó, 1989, p. 102); (ver también Henderson y Applebaum, op. cit). 20 Aunque el concepto de sistema nacional de innovación propuesto por Nelson, Freeman y Lundvall parece más restrictivo, posee la misina significación que el de capacidad social propuesto por Ohkawa y Rosovsky (ver Abramovitz y Davis, 1998, p. 388), ya que ambos aluden a la interconexión de diferen­ tes niveles socioinstitucionales, económicos y culturales cuya actuación conjunta determina la capaci­ dad de crecimiento endógeno. 21 El aparato analitico-conceptual para estudiar la integración mundial de la producción distin­ guiendo el papel de sus agentes participantes se debe fundamentalmente a Gereffi. Ver la siguiente subsección. 25 Análisis y perspectivas de la globalización mo tiempo también tienden a elevarse las barreras a la entrada en actividades críticas dentro del nuevo patrón industrial. La cadena de producción y de valor en el capitalisino global Los agentes coordinadores se definen de acuerdo con el tipo de cadena productiva (cp). Apoyándose en el concepto de Marx de capital industrial y comercial (Gereffi, 1995, pp. 113-118), Gereffi divide las CP en dos categorías: a) las dirigidas por el productor, en la cual las empresas transnacionales tradicionales, gracias al dominio de tecnologías madre, organizan la producción de bienes complejos como automóvi­ les, aviones o computadoras; b) las dirigidas por el comprador, en la cual un nuevo tipo de empresa internacional crecientemente divorciada de la producción centraliza las operaciones de multitud de empresas situadas en países en desarrollo que ensam­ blan o manufacturan bienes como ropa, calzado, juguetes, etc. Parece que este último tipo de agente coordinador tiene mayor potencial para traspasar conocimiento tecno­ lógico a empresas recién llegadas en virtud de que se retira crecientemente del proce­ so de manufactura. Ese traspaso de conocimiento tecnológico se realiza a través de un proceso interactivo en el cual la empresa coordinadora y doméstica coopera en ciertas etapas de la producción generalmente dentro de acuerdos de subcontratación. Es decir, la em­ presa coordinadora, en tanto tenga la perspectiva de elevar su rentabilidad,’’enseñará” a la contraparte nacional diversas técnicas de producción (ver Hobday, 1995). Como lo ejemplifica la experiencia de los tigres asiáticos, en esta relación interactiva los agentes nacionales tienen la posibilidad de elevar el nivel de las operaciones que realizan, abriendo la puerta a efectos productivos más favorables.22 De acuerdo con Gereffi, los productores de los países en desarrollo pueden ascender a los siguientes niveles de las cadenas mundiales de producción (CMP): a) exportación primaria, b) operaciones de ensamble, c) subcontratación para abastecer componentes, d) ma­ nufactura de equipo original, y e) manufactura de equipo de marca (Gereffi, 1995, pp. 113-118). El avance de un nivel a otro exige grados superiores de capacidad social para la producción y el aprendizaje, de modo que el ascenso en esta escala 22 Se infiere que la posibilidad de que exista elevamiento del nivel de las operaciones industriales (upgrading) ejecutadas por agentes domésticos depende de la existencia de talento empresarial, cuyo desarrollo se ve favorecido por la existencia de una coalición a favor de la industrialización que evite que el talento empresarial se desvíe a actividades especulativas o parasitarias. 26 Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional significaría la existencia de precondiciones superiores para el desarrollo endógeno del capitalisino. Pero la interrelación entre agentes de diversa capacidad productiva que se articu­ lan dentro de las cmp se ha visto complejizada por varias tendencias antagónicas que le son consustanciales. Las barreras a la entrada que se redujeron durante el periodo de transición se han elevado de nuevo por efecto de varios fenómenos: a) algunas ramas de la producción como la automotriz se han rejuvenecido gracias al papel desempeñado en su reestructuración por la tecnología de la información, lo cual ha determinado que el conocimiento tecnológico sea de difícil acceso para los recién llegados o incluso de empresas competitivas de países en desarrollo;23 b) la creación de barreras intencionales que tiene como fin proteger el estatus de las empresas líde­ res y consolidar su apropiación de rentas económicas han acentuado el efecto de exclusión;24 c) la innovación continua apoyada por crecientes fondos para investiga­ ción y desarrollo crea barreras nuevas que aumentan la brecha entre líderes y recién llegados; y d) la importancia creciente del diseño de producto que exige trabajo com­ plejo, decisivo en la profundización del tamaño del mercado. El movimiento ascen­ dente de las barreras a la entrada significa que la inserción de empresas de países en desarrollo tiende a quedar confinado a los eslabones más bajos de la cadena produc­ tiva, con consecuencias que profundizaremos más adelante al revisualizar el proceso desde la perspectiva de la cadena de valor. Por otra parte, las empresas líderes que desempeñan la función de coordinadoras de la cadena de valor han pasado por un proceso de concentración creciente que eleva su poder de mercado conforme conso­ lidan su dominio de tecnologías centrales o de los circuitos de distribución.25 Detrás de la cadena productiva hay una cadena de valor en tanto que a cada acti­ vidad (y a sus agentes) corresponde una participación en el valor agregado, conforme a un conjunto de variables que tiende a cambiar rápidamente. El estudio de la cadena de valor se facilita si agrupamos, siguiendo a Kaplinski (2000, p. 117), las activida­ des que se realizan a su interior en tres segmentos: a) manufactura, tí) diseño y c) mercadeo o distribución. Si en las cadenas dirigidas por el productor, los sobre- 23 En 1995, 12 de las 25 empresas de componentes automotrices que operaban en Brasil era de propiedad nacional; tres años después seis de ellas habían sido absorbidas por transnacionales. Ver Humphrey, 2000, p. 265. 24 Los derechos de autor y las marcas tienen una vigencia excesiva, 70 años para la primera y a perpetuidad para la segunda. Ver Kaplinski, 2000, p. 127. 25 Lo cual ha sucedido, según los autores citados, en las cadenas dominadas por el productor como en las dominadas por el comprador. 27 Análisis y perspectivas de la globalización beneficios o renta económica derivan de la escala, el volumen y los avances tecnoló­ gicos, en las dirigidas por el comprador se explican por la existencia de tres atributos que caracterizan a la cadena de valor: La ejecución de actividades de “gobierno” o coordinación de la cadena global de producción y valor; La creciente importancia de la logística vinculando compradores y vendedores en mercados altamente volátiles; El peso de las actividades de diseño para diferenciar el producto dotándolo de atributos nuevos (Kaplinski, op. cit.; H. Schmitz y P. Knorringa, 2000, p. 180). La coordinación de las actividades de múltiples agentes en diferentes países im­ plica la realización de tres funciones: primero, quiénes participan y en qué condicio­ nes; segundo, la verificación del cumplimiento de las tareas o funciones asignadas a cada agente; y tercero la asistencia o apoyo para que los participantes cumplan las metas establecidas (Kaplinski, op. cit., pp. 122-123). Por otra parte, la posesión de ciertos activos, como marcas y patentes, ha permitido a las empresas líderes concen­ trase en los eslabones más rentables de la cadena adoptando para ello una forma de organización industrial del tipo “modular”, que implica desprenderse de las activida­ des menos rentables, fundamentalmente la manufactura (Sturgeon, 2002). Este pro­ ceso, que originalmente se denominó outsourcing, ha tendido a profundizarse hasta aparecer en todas las industrias globales basadas en la ingeniería de partes y com­ ponentes. Paralelamente a la concentración de la renta en un polo de la cadena, ¿por qué ha disininuido tan rápidamente en el otro? Conforme se reducen las barreras a la entrada como consecuencia de la rápida difusión del conocimiento tecnológico en las activi­ dades de manufactura, incluso en industrias como semiconductores o productos elec­ trónicos, se ha sumado la entrada de nuevos productores en diversas partes del mundo, pero principalmente de China, generando fuertes presiones concurrenciales que aba­ ten la rentabilidad en estas actividades. Los tigres asiáticos, que dominaron en los sesenta y principios de los setenta las operaciones de ensamble simple, en los ochen­ ta y noventa promovieron el ingreso de nuevos productores a través de lo que se conoce como triángulos manufactureros en Asia sudoriental, contribuyendo con ello a una entrada masiva de nuevas empresas. El ingreso de China promovido por las empre­ sas de Hong Kong y Taiwán ha abatido considerablemente los costos de las operacio­ nes de ensamble afectando a las productores de México, Centroamérica, el Caribe, Norte de África y Sur de Asia, que se fueron integrando o ampliando su participación desde principios de los noventa. Si en 1980 China exportaba poco menos de 20 mil 28 Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional millones de dólares, a fines de los noventa exportaba casi nueve veces más; las ex­ portaciones de Tailandia crecieron más de 10 veces en ese periodo; las de Malasia, la India y México se sextuplicaron, las de Brasil se duplicaron, etc. (ver Cuadro 1). Las anteriores tendencias han llevado a varios autores ligados al estudio de la globalización productiva, entre los que sobresale Kaplinski, Schmitz y Knorringa a argumentar que la integración mundial de la producción no ha generado beneficios directos para muchos países en desarrollo (ver Kaplinski, op. cit.; Schmitz y Knorringa, op. cit.). Kaplinski añade que muchos de los países que han sufrido en términos distributivos han elevado su relación comercio exterior/PiB (Kaplinski, op. cit: p. 119). La tesis de que existen nuevos patrones de desigualdad internacional derivados de los roles productivos de los países rememora el argumento sobre el deterioro de los términos de intercambio planteado por Prebisch en 1949, que sostenía que los dife­ rentes patrones de propagación del progreso técnico en el centro y periferia depre­ cian en términos relativos a los productos primarios (cepal, 1950). La emergencia de Cuadro 1. Principales países exportadores del mundo Miles de millones de dólares Región/País 1980 Alemania Japón 192.9 216.7 216.7 17.5 19.4 19.7 13.8 21.9 6.5 6 18.3 6.7 2.6 20.1 15.3 8 26.1 26 1.3 EU Corea del sur Singapur Hong Kong Malasia Indonesia Tailandia Filipinas China India Pakistán Brasil México Argentina Sudáfrica Nigeria Kenia 1992 429.8 339.5 420.8 76.4 63.4 30.3 40.7 33.8 32.5 9.8 84.9 19.8 7.3 36 27.2 12.2 23.9 11.9 1.3 Fuente: OMC, Estadísticas del comercio internacional, 2002. 29 1996 2001 603.9 477.2 842.3 152.3 154.9 219.1 93.2 56.2 72.4 33.3 171.6 40.3 10.9 52.1 106.5 27.9 34 16.8 2.8 650.3 467 993.4 180 148 233.5 101.9 56.3 78 35.2 299 63.9 9.2 66.9 171 30.6 33.8 19.1 Análisis y perspectivas de la globalización la llamada nueva división internacional del trabajo produjo otra controversia: si la decadencia de las viejas regiones industriales en los años setenta-ochenta era el pro­ ducto de las crecientes exportaciones de los países en desarrollo. Se trata, por tanto de un patrón que se repite conforme cambian las bases de la división internacional del trabajo, pero de los años noventa en adelante el problema se complejiza debido a que los procesos combinados de desintegración y reintegración mundial de la pro­ ducción determinan que los países en desarrollo participen crecientemente en el mer­ cado global por medio de subproductos (partes componentes, y otros). La evidencia empírica sobre los efectos de la integración mundial de la produc­ ción en la distribución del ingreso entre países es contradictoria. De acuerdo con Bourguignon y Morrison, después de que el índice de desigualdad internacional en­ tre países creció continuamente desde principios del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, tendió a estabilizarse en los siguientes años, creciendo sólo levemente en los noventa (citado por Kevin O’ Rourke, 2001/2002, p. 52). Otros autores, usando coeficientes de Gini para 115 países ponderados por su participación en la población mundial, encontraron que la desigualdad empezó a declinar desde mediados de los setenta gracias, sobre todo, a la modernización de China (O' Rourke, op. cit. p. 53). Respecto a la desigualdad al interior de un país provocada por la apertura (equivalen­ te a la influencia de la globalización) también las investigaciones empíricas son con­ tradictorias, sobre todo por las dificultades relacionadas con el planteamiento del problema y la generalización de tendencias, ya que cada experiencia nacional pre­ senta diferencias concretas que alterarán el patrón de respuesta ante los distintos impactos provocados por la integración internacional de la producción {ibid.). La gráfica 1 ofrece una estimación de la tendencia de los precios relativos que es imprecisa porque muchos países en desarrollo proporcionan el ensamble simple de productos que tienen un valor elevado por razones de diseño o marcas o publicidad. Puede observarse que los precios relativos declinaron de manera más acentuada a partir de mediados de los ochenta. Obviamente: los países que sean capaces de avan­ zar en la cadena de valor mediante el aprendizaje tecnológico, como lo hicieron fun­ damentalmente los tigres asiáticos, podrían eludir la trampa y obtener beneficios crecientes de la globalización. El ascenso en la cadena internacional de valor y el desarrollo nacional Considerando los enormes problemas y desajustes provocados por el acelerado cambio tecnológico resulta paradójico que en un periodo como el actual, el Estado nacional 30 Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional haya tendido a quedar prácticarnente marginado de la actividad económica. En ese sentido la experiencia del periodo que se inicia en los años ochenta del siglo XX se asemeja al periodo comprendido entre el último cuarto del siglo XIX y la Primera Gue­ rra Mundial, ambos escenario de una revolución tecnológica. En este último periodo rigió una modalidad de Estado liberal, que aunque fue tropezando con crecientes pre­ siones para dar lugar a formas inéditas de intervención, garantizó la reproducción del sistema con base en la libre concurrencia. A fines del siglo XX, empezando de un punto opuesto, el Estado ha sufrido una transformación política e institucional que significó el renacimiento del liberalisino económico. ¿Se trata de una coincidencia histórica? El cambio tecnológico acelerado, especialmente el que produce efectos revolu­ cionarios, plantea un problema de interiorización de sus costos y beneficios, como lo explicó magistralmente Hirschman (1961, pp. 64-69). Los agentes económicos que forman parte de las actividades que quedan obsoletas por el cambio tecnológico se­ rán los perdedores en tanto sobrelleven el costo de la desaparición de sus operaciones productivas; en contraparte, los agentes innovadores podrán interiorizar virtualmen­ te todos los beneficios si quedan en libertad de abastecer los nuevos mercados. Vir­ tualmente cada forma de organización social de la producción posee algún mecanisino 31 Análisis y perspectivas de la globalización para enfrentar el problema de la interiorización del cambio tecnológico. El artesanado feudal reglamentaba su operación de manera que sólo la persona que producía una mercancía podía introducir una innovación al proceso antiguo de producción. En una economía planificada centralmente en la medida en que la mayor parte de las decisio­ nes productivas se tomaban dentro del entorno industrial, prevalecían los intereses de las empresas existentes, de lo que resultaba que los administradores se identificaran con sus trabajadores, el valor sin amortizar de sus máquinas, por lo que era difícil que tomaran decisiones que significaran la obsolescencia de sus técnicas y equipos. En contraste, en un sistema en que cualquier persona pueda dedicarse al comercio o a la industria, éstas aprovecharán las últimas innovaciones sin preocuparse de los perjui­ cios que sufran los productores tradicionales. Hirschman remarca que desde el punto de vista de los incentivos para la inver­ sión, el capitalisino como existió en el siglo XIX no tenía rival, ya que cuando se trataba de introducir nuevos productos o procesos “escondía” ciertos costos a los empresarios innovadores. En contraste, el “Estado benefactor” tendió a modificar el balance entre costos y beneficios creado por el Estado liberal del siglo XIX, ya que a través de la seguridad social, el salario mínimo y otros mecanisinos institucionales estableció una especie de impuesto para que los innovadores absorbieran al menos una parte de las pérdidas provocadas por la aparición de las innovaciones. Para fines del siglo XX, la filosofía del Estado benefactor hubiera implicado frenar ciertas inno­ vaciones radicales con el fin de no poner en peligro el equilibrio social existente. En cambio, las prácticas que tomaron el lugar del Estado benefactor, como la desregulación y el conjunto de los mecanisinos a favor del libre mercado, al levantar las restriccio­ nes que limitan o impiden el progreso tecnológico lo aceleraron contribuyendo a dar al proceso un carácter revolucionario, de destrucción creativa. Las olas de destrucción creativa que se propagaron internacionalmente desde mediados de los setenta castigaron con particular intensidad a las economías más identificadas con el viejo paradigma tecnológico, como lo revela la experiencia de EU, pero la reducción de las funciones estatales que estaba implícita ha limitado la capacidad de los recién llegados (sean empresas o países) para integrarse al nuevo paradigma. El acelerado cambio tecnológico presenta grandes externalidades, falta de competencia e imperfecciones de sus mercados que hacen necesaria la actuación de agentes colectivos, la cooperación entre los misinos o la coordinación efectuada por el Estado. Si el Estado actúa como coordinador pueden intermediar los flujos de información y facilitar el aprendizaje tecnológico, elemento fundamental para el as­ censo en la cadena de valor. Pero la ausencia del Estado como principal agente mediador y coordinador puede verse parcialmente compensada por el surgimiento de empresas que asumen funcio32 Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional nes de gobierno al interior de los encadenamientos productivos mundiales, como señala Gereffi. Igualmente, la necesidad de superar el aislamiento ha llevado a mu­ chas empresas a organizarse en clusters, gracias a lo cual les es posible integrarse por medio de enlaces con otras empresas que desempeñan diversos papeles en la cadena de producción y valor, y por ese medio operar en un contexto de aprendizaje mutuo basado en la cooperación (ver H. Schmitz y K. Nadvi, 1999; J. Humphrey y H. Schmitz, 2000). Como se sostiene en este contexto institucional cambiante, la tesis de Gereffi de que la inserción o participación de las empresas de países en desarrollo en la CP les abre una puerta de progreso industrial, primero a nivel de la producción y luego en las actividades posproductivas que son las generadoras de mayor valor agregado,26 Schmitz y Knorringa sugieren que la cadena de producción y valor sigue teniendo un papel válido como conducto de progreso industrial, como lo sugirieron Gereffi y otros autores, pero que las condiciones en las cuales opera se han modificado, con­ forme prevalecen nuevas condiciones concurrenciales e institucionales. Ambos auto­ res argumentan que debe distinguirse si la empresa que se integra se encuentra en un nivel incipiente o avanzado, si operan en cadenas donde la calidad es determinante en contraposición al precio y si existe la política expresa de no transferir conocimiento en las actividades no productivas, como diseño. A esos tres factores se puede añadir un cuarto: si entre las empresas el nivel de cooperación o coordinación es alto en oposición a la situación de bajo nivel de cooperación o coordinación. La maquila de confecciones para exportación en el Caribe, sobre todo en la Repú­ blica Dominicana, responde a parámetros de precio más que de calidad; la mayor parte de las empresas se encuentran en niveles incipientes de desarrollo y los niveles de cooperación y coordinación interempresarial son bajos (Kaplinski, 1993). En consecuencia con lo anterior, la capacidad de las empresas domésticas para avan­ zar en la cadena de valor es precaria y están, por ende, sometidas a intensas presiones concurrenciales que han dado como resultado espectaculares descensos en los pre­ cios relativos en la década del noventa.27 Las empresas domésticas, si bien tienen atributos de flexibilidad y capacidad para satisfacer grandes pedidos, carecen de las condiciones para realizar avances en operaciones no productivas, como diseño de producto (Kaplinski, op. cit.; Gereffi, 2000). 26 Otras investigaciones, como la de Watanabe, sobre la subcontratación, y la de Hobday sobre el aprendizaje tecnológico en Asia oriental, apuntan a una conclusión semejante. 27 A principios de los años noventa en la República Dominicana el ensamble de pantalones de mezclilla en las zonas de exportación enfrentó un descenso de 60% del precio unitario que finalmente condujo al desplazamiento de la producción a Honduras (Kaplinski, 2000, p. 120). 33 Análisis y perspectivas de la globalización La producción de calzado y otros bienes de consumo para exportación en la costa sur de China, principalmente en el delta del río Pearl, representa otra modalidad diferente del Caribe. Lo determinante no ha sido la abundancia de mano de obra barata o una creciente infraestructura sino la existencia de redes sociales28 de base étnica y familiar, que crean un lazo entre empresas domésticas y extranjeras. Tales lazos han posibilitado el desarrollo de enlaces anteriores y posteriores y el traspaso de conocimiento posproductivo (Youtien Hsing, 1996). El caso del distrito industrial de Torreón en México constituye otra variante que parece ser más compleja, pero es relevadora de las limitaciones para avanzar en la cadena de valor. Esta región se ha especializado desde mediados de los noventa en la exportación de pantalones de mezclilla a EU. Las empresas de la región acumularon experiencia al iniciar el tránsito de la modalidad de ensamble de partes procedentes de plantas situadas en eu a la de redes de paquete completo. Sin embargo, las activi­ dades de diseño, desarrollo de producto, distribución y venta han quedado fuera del dominio de las redes nacionales. De acuerdo con Bair-Gereffi, las relaciones dentro de la cadena productiva están sometidas a fuertes presiones de precios, que se transimiten desde la cúspide a la base, deteriorando los lazos de cooperación entre contra­ tistas y subcontratistas.29 A su vez, el precario desarrollo institucional del distrito es el principal factor que ha impedido el avance a los eslabones más rentables de la cadena de valor, reproduciendo con ello una modalidad de especialización poco fa­ vorable para el aumento de los salarios y la capacitación laboral, factores que a su vez refuerzan el confinamiento a las actividades menos rentables (ibid.). En la industria electrónica de exportación en México ha habido un importante desarrollo empresa­ rial en el tercer circulo de proveedores, pero su ascenso al segundo círculo queda bloqueado (Dussel Peters, 1998). Y el papel de proveedores de insumos avanzados lo realizan empresas internacionales especializadas en manufactura global de compo­ nentes, como Flextronics (Ordóñez, en prensa). El análisis de otros intentos de empresas de países en desarrollo o de reciente industrialización situadas en la rama como componentes automotrices (Humphrey, op. cit.; J. Barnes y R. Kaplinski, 2000) (sea Sudáfrica, Brasil, México y la India), 28 Este atributo institucional común en Asia oriental significa que la actividad económica se organi­ za a través de grupos de empresas formalmente independientes, pero ligadas por lazos familiares y personales. Ver B. Christerson, 2000. 29 De evidencia extraída del trabajo de campo en el distrito de Torreón, Bair-Gereffi apreciaron que la cooperación entre las firmas era poco común y más prevalecían actitudes de desconfianza, sin transinisión de información. Las instituciones de apoyo como las asociaciones de productores, educativas o de otro tipo son de importancia muy menor. 34 Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional calzado (Schmitz y Knorringa, op. cit.) (Brasil, India) y productos hortícolas (Dolan y Humphrey, 2000), en países africanos, etc., sugiere que las precarias bases institucionales existentes son la principal limitación para desarrollar capacidades tec­ nológicas que permitan ascender en la cadena internacional de valor. Se trate del retiro del apoyo estatal o de los escasos lazos de cooperación entre empresas, aun las ubicadas en clusters, el resultado es que no se generan las Junciones de enlace y cooperación que son indispensables para dominar posiciones o eslabones avanzados de la cadena de valor que se caracterizan por insumos de conocimiento más eleva­ dos. En un contexto de entrada masiva de nuevos productores de baja capacidad institucional para el ascenso en la cadena de valor, las empresas líderes han afianza­ do su control de las operaciones estratégicas, dando la impresión de que elevan intencionalmente las barreras a la entrada para proteger las rentas económicas. El análisis de algunas experiencias sugiere que esta situación está presente en algunos casos, pero no se trata de una norma general, ya que la fuerza que tiende a predomi­ nar es la del continuo avance tecnológico en la producción y la distribución, lo que al elevar la complejidad del trabajo ejecutado en ellas dificulta el acceso de los países en desarrollo. Observaciones finales Desde los sesenta el capitalisino empezó a experimentar una serie de cambios estruc­ turales que intensificaron sus fuerzas propagadoras a nivel mundial. Después de la exitosa inserción de los tigres asiáticos, muchas naciones en desarrollo se han inte­ grado al nuevo patrón industrial constituido en tomo a la tecnología de la informa­ ción y la comunicación, aprovechando esas fuerzas propagadoras y la baja temporal de las barreras a la entrada. Sin embargo, esta inserción de segunda generación ha tendido a ser marginal al estar centrada en operaciones de manufactura con limitado o nulo acceso a rentas económicas y por ello con efectos multiplicadores mínimos. Aún se debate si la persistencia de elevados niveles de pobreza mundial está conecta­ da con este proceso de integración marginal o subordinada, pero es claro que la inten­ sidad laboral ha aumentado en los países en desarrollo en los que existe participación en cadenas mundiales de producción. Al misino tiempo, también ha disininuido la calidad de los empleos, los salarios están estancados, pero lo más importante: los enlaces entre la producción de ensamble y el aparato productivo doméstico es débil, lo que a su vez limita el progreso industrial. La experiencia de los tigres asiáticos (y más recientemente la de China), que es clave en la comprensión del fenómeno de la propagación y el desarrollo nacional, 35 Análisis y perspectivas de la globalización sugiere que no existen limitantes estructurales al desarrollo nacional, como lo han sugerido las teorías tercermundistas y dependentistas, sino contradicciones internas y externas que han tendido a agudizarse por condiciones históricas contingentes. En un periodo muy favorable para los efectos de difusión, como los llamó Hirschman, el ingreso masivo de países en desarrollo a los eslabones bajos y medios de las cadenas productivas mundiales, ha generado efectos de saturación que inciden negativamen­ te en los prospectos de crecimiento de estos países. El problema se ha agudizado porque el régimen desregulatorio actual ha limitado el alcance de las funciones de coordinación y cooperación necesarias para ascender en la cadena de valor mundial. Pero no sólo se trata de la declinación del Estado intervensionista, ya que los agentes privados podrían asumir con éxito las funciones de coordinación y cooperación, sino fundamentalmente de la debilidad heredada de las coaliciones políticas a favor de la industrialización y el aprendizaje producto de la crisis estructural de los ochenta y el sesgo oportunista y parasitario de la reforma económica posterior. La debacle de la Economía del Desarrollo y los agudos análisis de Hirschman indican que el proceso de industrialización no sólo está inserto en relaciones de po­ der político, sino que depende de la creación de condiciones socioinstitucionales acordes con los objetivos que se asumen. La dimensión político-institucional de la industrialización ha sido objeto de un creciente interés de parte de corrientes y auto­ res situados fuera de la corriente dominante y ha servido para ampliar la perspectiva del estudio, pero persiste un divorcio entre el enfoque económico y el político. Bajo el enfoque evolucionista se ha profundizado la comprensión de los mecanisinos del aprendizaje y la estructura organizativa e institucional que la alimenta, es decir, el sistema nacional de innovación, pero la integración a este análisis de los mecanisinos de poder y la formación de coaliciones políticas se ha dado débilmente. El carácter de las coaliciones políticas a favor de la industrialización en el conjun­ to de los países de América Latina se ha traducido en avances parciales de los ele­ mentos que integran el Sistema Nacional de Innovación o en la desarticulación de los misinos, con el resultado de una elevada heterogeneidad de los agentes productivos que se integran o podrían integrarse al sistema mundial de producción. Varios análi­ sis sugieren que las oportunidades que ha abierto la globalización han provocado repercusiones importantes conduciendo a la creación en sectores de punta de nuevas empresas dinámicas y la formación de una elite de trabajadores especializados, pero que están desarticulados del conjunto del aparato productivo. Los países de Asia nororiental se encontraban en una situación de marasino des­ pués de la Segunda Guerra Mundial parecida a la de América Latina en los ochenta. El estallido de la Guerra Fría activó una campaña de transformación socioinstitucional 36 Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional apoyada por Occidente que ya había sido ensayada en Japón. Para neutralizar el avance de la insurrección comunista, esa campaña buscaba la homogeneidad social a través de la educación, la reforma agraria, la profesionalización de la burocracia, etc., que se reveló decisiva para la transformación acelerada que se verificó en esos países a partir de los años sesenta. Este precedente histórico sugiere que para que una reforma económica tenga éxito debe ir precedida o acompañada de una conmoción social para debilitar las coaliciones políticas preindustriales o premodernizadoras, lo que aumenta la posibilidad de que se llegue a la raíz o base del sistema. La reforma económica que se verificó en los países de América Latina y otras partes del mundo en los años ochenta y noventa, aunque fue precedida por una conmoción, tendió a aislarse de sus efectos a los grupos más poderosos, que tendieron a sobrevivir con bajas menores y a reacomodarse en la nueva estructura institucional, bloqueando la profundidad de la reforma, con las consecuencias que se han esbozado en el análisis. Los países que, teniendo una gran cantidad de “reservas ocultas”, se rezagan o se integran subordinadamente están preparando a la larga una conmoción social. Este estallido, ¿llegará a la médula del sistema sociopolítico o se desviará debilitando sus efectos reformadores? Esta es una pregunta que sólo la historia contestará. Bibliografía Abramovitz, M., y P. Davis (1998), “Convergence and Deferred Catch-up: Productivity Leadership and the Waning of American Excepcionalisin”, en P. O Brien (ed.), Industrialization, vol. Ill, Londres, Routleadge. 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El tratamiento de la primera parte del enunciado analítico nos conduce a la re­ flexión de una reapertura del pensamiento teórico que se desarrolló durante la década de los años cincuenta y sesenta del siglo XX (Prebish y Hirshman) acerca de la dico­ tomía desarrollo-subdesarrollo, analizando particularmente el caso de los países de América Latina. Contiene un certero reconocimiento a las influencias teóricas de la economía po­ lítica clásica, a la historiografía económica y a la economía del desarrollo, que va de Arthur Lewis, Ragnar Nurske, Simon Kuztnetz, y otros, hasta Albert O. Hirshman 41 Análisis y perspectivas de la globalización (1961, p. 1968 y 1985); por tanto, podemos convalidar su inferencia sobre la temática central de su trabajo al afirmar que no es novedosa, no obstante que en su desarrollo histórico-empírico cuenta con distintos estudios de casos realizados por Kaplinski (2000), Gereffi (1995, 2000) y Hobday (2000), pero todavía no logra constituirse en una teoría económica integrada y, por tanto, no se encuentra conformada como un sólido planteamiento teórico alternativo. Rivera Ríos adopta así una coherente posición acerca de su material metodológico de análisis, a partir de hipótesis comprobables por la coherencia de su exposición temática y los estudios de caso, realizados por los mencionados autores y sus pro­ pias deducciones e inferencias estadístico-cuantitativas, tomando en especial el ejemplo de los NIC’S, sobre todo en los países de Asia oriental, conocidos como los tigres asiáticos, y las formas que adoptaron para desarrollar su proceso de industria­ lización. Así, el punto de arranque teórico del trabajo es la permanente tendencia a la mundialización del capitalisino, abordada por los clásicos de la economía política, pero sobre todo por la visión paradigmática de Marx, adoptando el concepto de siste­ ma mundial; posteriormente estudia el caso de la industrialización asiática; después adopta el concepto de núcleo endógeno de Fajnzlber (1983) para diferenciar la no­ ción de desarrollo nacional del capitalisino, como una estructura articuladora que imprime a la industrialización una dualidad importante: la capacidad de un creci­ miento autosostenido y la eficiencia acompañada de la creatividad. En segundo lugar, analiza la dinámica del periodo de transición de los años seten­ ta y cómo se constituye la región Asia-Pacífico, como ejemplo del dinamisino indus­ trial reciente, para finalmente abordar los encadenamientos productivos y las redes mundiales de los años ochenta y noventa, convertidos en los ejes trasinisores de capacidad productiva a los países del llamado desarrollo tardío. Reflexiones A partir de la década de los setenta, el sistema capitalista mundial se perfila en la adopción de nuevas modalidades en los cambios estructurales y produce diversos efectos internacionales fuertemente articuladas a la producción y distribución del conocimiento y en consecuencia a las innovaciones tecnológicas. Es muy importante revisar el papel que adopta el Estado nacional en los noventa, en relación con los ajustes y desajustes provocados por el acelerado cambio tecnoló­ gico, considerados como el equivalente de una revolución tecnológica, en analogía 42 Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional (comentario) con los producidos en las últimas décadas del siglo XIX y las de fines de la Primera Guerra Mundial. Las soluciones en estos periodos de grandes transformaciones, las produjo un Estado benefactor con un intervencionisino cada vez mayor que garantizó un apoyo formidable para la recuperación y reproducción del sistema con base en la libre con­ currencia. La paradoja del Estado actual es su tendencia a favorecer la desregulación en un espacio vacío que es llenado por otros agentes empresariales innovadores, de acuerdo con un acoplamiento de intereses políticos y sociales de los administradores y sus trabajadores para enfrentar de distintas maneras la interiorización del cambio tecnológico. El Estado benefactor adoptó mecanisinos institucionales para influir en el equili­ brio social, a través de la seguridad social, los salarios mínimos y ciertos mecanisinos institucionales (precios de garantía, servicios públicos baratos y subsidiados, empresas públicas, etc.) en contraste con el Estado neoliberal o de libre mercado, que es un coordinador de las funciones de información y de aprendizaje tecnológico, para el despliegue de la cadena productiva de valor. En la actualidad, al reducirse las funciones de los Estados, se han limitado las capacidades de empresas o países recién llegados a integrarse al paradigma tecnológico de la innovación y adaptación de la mente tecnológica. El acceso a la innovación técnica se encuentra fuertemente condicionado por las barreras a la entrada; según sean las condiciones, éstas se pueden disininuir o aumen­ tar de acuerdo con los países hegemónicos productores de I&D; la velocidad de transmi­ sión y adaptación sociopolítica de las misinas dependerán en gran medida de su capacidad para emplear como vehículo de propagación a las tecnologías de la infor­ mación y la comunicación. Las consecuencias de tales intentos por integrarse a las cadenas productivas de valor, en los niveles medios y bajos de los encadenamientos productivos mundia­ les, ha generado elevados niveles de pobreza mundial, aumentando la intensidad laboral en donde existen cadenas mundiales de producción; ha disininuido la cali­ dad del empleo, con salarios constantes a la baja y, finalmente, el soporte producti­ vo doméstico es débil en relación con su enlace productivo de ensamble, ocasionando un limitado progreso industrial, si no nulo. Por último, la otra lectura del dependen­ tisino y del tercermundisino ya no es en función de las limitantes estructurales al desarrollo nacional, sino aquellas basadas en contradicciones internas y externas que se agudizan en relación con las condiciones históricas contingentes. La debili­ dad política de las coaliciones empresariales-estatales-laborales muestra que el pro­ ceso de industrialización está dependiendo cada vez más de esta falta de coordinación 43 Análisis y perspectivas de la globalización político-social de las relaciones de poder político y unas condiciones socioinstitucionales ad hoc. Las preguntas y respuestas son una moneda al aire. Las ciencias sociales deben leerse de manera conjunta y simultánea. La economía sin la política y la sociología es una parte no articulada al todo social, a la sociedad misina. 44 2 América Latina y el Este asiático: modalidades de desarrollo en el contexto de la nueva división internacional del trabajo Enrique Hernández Laos* Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa Introducción n un reciente artículo, J. Williamson (2002)1 ofrece un interesante recuento histórico del fenómeno de la globalización, en el contexto de los últimos 500 años. Williamson argumenta que en ese lapso se habrían presentado cua­ tro etapas diferentes desde el punto de vista de la integración internacional: dos de crecimiento con tendencias autárquicas (1492-1820 y 1918-1950), y dos de creci­ miento con tendencias hacia la intemacionalización, también denominadas etapas de globalización (1820-1913 y 1950 hasta la fecha). En cada una de las olas de globalización que se han presentado en el planeta, los diversos países han tomado un lugar específico en el contexto de la división interna­ cional del trabajo, papel que ha sido resultado de muy variados factores políticos, económicos y sociales. Interesa la segunda etapa de la globalización (1950 a la fe­ E * Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. El autor agradece a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (cepal) el financiamiento otorgado para este proyecto. 1 J.G Williamson (2002), Winners and Losers Over Two Centuries of Globalization, World Institute for Development Economic Research (UNU/WIDER), versión internet, Helsinki, Finlandia. 45 Análisis y perspectivas de la globalización cha), y a ella se hará referencia en el presente documento. En los inicios de esta etapa, Estados Unidos de América (eu) y en menor medida los países de Europa occidental, constituían el “centro” (core) del desarrollo mundial, en tanto que la mayor parte de las demás naciones constituían la “periferia”, una parte bajo la égida del control socialista, otra se constituía por países templados de incipiente industrialización (Ar­ gentina, Australia, Nueva Zelanda), y el resto por los países en vías de desarrollo -los denominados por A. Lewis países “tropicales” (1983)2— en los diversos continentes (América Latina, África y Asia en general), cuyo papel primordial consistía en ser abastecedores de materias primas para los países de mayor desarrollo relativo. En los últimos 50 años, el crecimiento comparativo de los países fue asombrosa­ mente dispar, no sólo entre las naciones centrales y las periféricas, sino también -y de manera marcada- entre los misinos países subdesarrollados, de entre los cuales sobresalen las diferencias en el crecimiento económico de los países de América Latina vis à vis los del este de Asia. Como resultado de las divergencias en las rutas de su desarrollo, las disparidades actuales son más que evidentes. El desarrollo económico está muy influido por las modalidades y estrategias de industrialización adoptadas por las naciones. En términos analíticos, hay desde lue­ go, contrastes en las “condiciones iniciales” que tienen un evidente carácter objetivo y que determinan de alguna manera la secuencia posterior del desarrollo. Para B. Balassa (1988), entre las “condiciones objetivas” suelen incluirse las siguientes: a) el tamaño de los países; b) su disponibilidad de recursos naturales; c) la ubicación cer­ cana a mercados; d) las conexiones preferenciales; e) la inversión extranjera; f) la educación; y g) las condiciones políticas y sociales. Todas estas “condiciones objeti­ vas” pueden tener una relevancia indudable,3 aunque el misino Balassa insiste en que 2 W.A. Lewis (1983), Crecimiento y fluctuaciones (1870-1913), México, Fondo de Cultura Eco­ nómica. 3 Por ejemplo, el tamaño de los países influye sobre la capacidad de alcanzar las economías de escala; afecta la extensión de la competencia interna y, por tanto, repercute en las posibilidades de transitar por una vía de industrialización orientada al interior sin incurrir rápidamente en costos crecien­ tes. La disponibilidad de recursos naturales, por su parte, afecta favorablemente el desarrollo industrial al proveerle de insumos para su transformación, al misino tiempo de aportarle mercados y fondos prestables; sin embargo, la exportación de recursos naturales origina tipos de cambio sobrevaluados que desfavorecen las exportaciones industriales. La ubicación cercana a mercados puede ayudar a las ex­ portaciones por el efecto reducido de los costos de transporte, aunque los casos de exportaciones a gran distancia son bastante comunes y en muchos casos exitosos. Las condiciones preferenciales, a su vez, pueden ser de relevancia si se reflejan en condiciones objetivas favorables para el comercio y la inver­ sión, aunque los casos en que eso sucede no constituya la situación más generalizada. La inversión 46 América Latina y el Este asíatico resultan más importantes las políticas adoptadas, las cuales determinan las caracte­ rísticas y el rumbo del proceso de crecimiento económico.4 En términos genéricos, el desarrollo industrial se inicia en respuesta a la demanda doméstica originada por el excedente exportable del sector primario, que además provee de fondos para el desarrollo de las manufacturas. Con pocas excepciones, los países adoptaron lo que se conoce como la primera etapa del proceso de industriali­ zación por sustitución de importaciones (ISI), que consiste en la protección cuantita­ tiva o arancelaria de las industrias domésticas de bienes de consumo durables (ropa, calzado, enseres domésticos) y de algunos de sus insumos (textiles, cuero, madera); es decir, industrias en las cuales la escala mínima eficiente de planta es relativamente pequeña para la dimensión de los mercados domésticos, y cuya operación no implica el uso de tecnología sofisticada. Los especialistas sostienen que no es necesario un elevado grado de protección en esta primera etapa del proceso sustitutivo, porque una alta protección discrimina en contra de las exportaciones, mediante gravámenes explícitos o implícitos a las misinas.5 En el transcurso de la primera etapa de la ISI la producción doméstica aumenta más rápidamente que el consumo nacional; sin embargo, la duración de esta etapa no será prolongada, al término de la cual ambos -consumo y producción- crecerán a tasas similares. Por ello, para mantener elevado el dinamisino del crecimiento indus­ trial, los países enfrentan dos opciones de desarrollo que tienen muy diferentes implicaciones: pudieron optar por abordar la segunda etapa de la ISI, o bien pueden adoptar una estrategia de desarrollo exportador de manufacturas. La primera fue es­ cogida por la mayoría de los países de América Latina a partir del inicio de la década de los sesenta, en tanto que las naciones del Este de Asia adoptaron -también desde esas fechas- la segunda alternativa. extranjera importa no sólo en su cuantía sino en su orientación, siendo más adecuada la que se dirige hacia las exportaciones que hacia un mercado doméstico cautivo en el país de destino. La educación, en la medida en que constituye el resultado de un proceso de acumulación de capital humano, está influida por el carácter de las políticas gubernamentales adoptadas por los países. Por último, las condiciones políticas y sociales pueden desempeñar papeles de relevancia, aunque en la experiencia mundial no existe una correlación clara entre sistemas democráticos y el éxito económico y/o autoritario y el consi­ guiente fracaso en el crecimiento. A pesar del relativisino de su incidencia en los procesos de desarrollo económico, todas estas “condiciones objetivas” deberían tomarse en cuenta en el análisis comparado entre países. 4 Balassa (1988, p. 18). 5 Balassa (1988, p. 22). 47 Análisis y perspectivas de la globalización La segunda etapa de la ISI -también conocida como “crecimiento hacia adentro”busca la sustitución de importaciones de bienes intermedios y de capital por produc­ ción nacional, bienes que, como muy diversos autores han señalado, son intensivos en capital, requieren elevado tamaño eficiente de planta y están sujetos a grandes economías de escala, lo que generalmente no se logra por las limitaciones inherentes al restringido tamaño del mercado interno. En consecuencia, la industrialización por esta vía tarde o temprano conduce a costos crecientes y a la presencia de ineficiencias productivas y organizativas, dados los requerimientos de proveedores especializados y de tecnología más avanzada y compleja. Bajo esta opción de desarrollo industrial, no sólo se produce con costos crecien­ tes, sino que, en general, el proceso se acompaña de una escasa generación neta de divisas, en virtud de las crecientes necesidades de importación de insumos y equipo, y las reducidas capacidades exportadoras tanto de bienes primarios como manufactu­ rados producidos domésticarnente, no sólo por sus elevados costos unitarios, sino por el acentuado sesgo antiexportador que en general imprime la existencia de altos nive­ les de protección nominal y efectiva. Dados los controles cuantitativos y arancelarios para proteger a la industria doméstica, estos expedientes se convierten en instrumen­ tos permanentes de protección, que es diferencial por tipo de productos y genera una amplia dispersión que repercute en una ineficiente asignación de recursos. Otras características distinguen a la estrategia de desarrollo “hacia adentro”. Por ejemplo, en las economías en las que se aplican, tiende con el tiempo a promover mercados de vendedores a causa de la escasa -o nula- competencia externa, lo que acrecienta la integración hacia atrás que impide el aprovechamiento de las econo­ mías de escala en la producción de múltiples insumos y a la vez provoca escaso estímulo para mejorar la productividad y el cambio tecnológico, como consecuencia de la extensión de monopolios y oligopolios. La insuficiencia crónica de divisas pro­ voca, a su vez, devaluaciones frecuentes, lo que agrava el sesgo antiexportador de esta estrategia. Las tasas de interés real negativas que predominan a lo largo de esta orientación desalientan el ahorro interno, que se traduce en un racionamiento cre­ diticio que sólo favorece a las inversiones orientadas a la sustitución de importa­ ciones. Los obstáculos a las exportaciones en general -y manufactureras en particular- y la escasez crónica de divisas que se generan al acrecentarse las necesidades de im­ portación se convierten, así, en restricciones de consideración para la sostenibilidad del crecimiento económico en un contexto de mediano y largo plazos, lo que suele generar problemas macroeconómicos recurrentes que se manifiestan en la aplicación de políticas de “pare y siga”. Ello afecta de manera por demás desfavorable el creci­ 48 América Latina y el Este asíatico miento de la productividad total de los factores6 y, por ende, el crecimiento económi­ co de los países que adoptan esta vía de industrialización, obligándolos eventualmen­ te a abandonarla y a sustituirla por una orientación “hacia afuera”. La otra estrategia de industrialización -la orientación “hacia afuera”- reclama acciones de política económica de muy diferente naturaleza. Los países del Este asiá­ tico que la adoptaron desde hace cuatro décadas decidieron, una vez adelantada la primera etapa de la isi, proveer subsidios a las exportaciones de manufacturas, redu­ cir la protección a las importaciones, aplicar sistemas de minidevaluaciones periódi­ cas, adoptar tasas de interés real positivas e introducir un realisino mayor en la fijación de precios de los servicios públicos (Balassa, 1988, p. 29). Esta estrategia implica un mayor uso del mecanisino de precios de mercado para la asignación de los recursos, a la par de disininuir la distorsión de precios en el comercio exterior, proveyendo incentivos similares a la producción para los mercados internos y de exportación (Balassa, 1988, p. 30). Más adelante veremos que, en la práctica, la instrumentación de la estrategia “ha­ cia afuera” que realizaron los países del Este asiático a principios de los sesenta tuvo características propias que la diferenciaron notablemente de la instrumentación de esta estrategia en los países de América Latina en la segunda mitad de la década de los ochenta y primera de los noventa. Las diferencias no sólo radicaron en la instru­ mentación de la estrategia, sino en las condiciones en las que tal instrumentación se habría llevado a cabo. En contraste con la segunda etapa de la ISI, en teoría la orientación a las exporta­ ciones, al incrementar la producción de bienes en los que el país tiene una ventaja comparativa, con bajos costos de recursos por unidad de divisas, esta estrategia per­ mite a los países un uso más pleno de la capacidad instalada, y reduce los costos unitarios mediante el aprovechamiento de las economías de escala, en tanto que con­ tribuye de manera más eficiente a la sustitución de importaciones y permite elevacio­ nes más continuas de la productividad total de los factores dada una mayor competencia y más dinámica adaptación del cambio tecnológico. Esta estrategia, por último, pro­ voca una mayor capacidad de generación de ahorro, lo que junto con la plausible disininución de la relación capital-producto, ayuda a aliviar la restricción impuesta por el ahorro en el crecimiento económico, y lo misino sucede con los requerimientos de divisas para la compra de insumos intermedios y bienes de capital del exterior (Balassa, 1988, p. 34). 6 Balassa (1988, p. 29). 49 Análisis y perspectivas de la globalización Muy diversos estudios han tratado de aportar pruebas de los notables contrastes en el dinamisino del crecimiento económico que se deriva de la aplicación de las estrategias “hacia adentro” vis á vis las orientadas “hacia afuera”. En general, utili­ zando diversos procedimientos analíticos, tiende a mostrarse que, en un contexto de largo plazo, el desempeño económico de los países orientados al exterior ha sido, desde cualquier punto de vista, ostensiblemente superior y más consistente que el que resulta de los países con una orientación hacia adentro.7 Pese a toda la bibliogra­ fía existente sobre este tema,8 el misino se encuentra abierto, toda vez que en el creci­ miento económico inciden muy diversos factores, por lo que resulta muy difícil aislar los que sólo derivan de las diferencias en la orientación de su proceso frente al exterior. Lo que sí puede afirmarse es que, en el caso de los países de América Latina, el agotamiento del proceso de sustitución de importaciones de la segunda etapa los condujo a la necesidad de cambiar su estrategia hacia adentro por otra hacia afuera, pero en condiciones muy diferentes de como lo hicieron en su momento los países de Asia del Este. Como resultado, los efectos sobre el desempeño económico de ambos grupos de países han sido notoriamente diferentes, no sólo durante el periodo en que transitaron por estrategias diferentes, sino aun durante la fase en que ambos grupos han transitado de manera paralela por estrategias de desarrollo orientadas hacia el exterior, esto es, el lapso transcurrido en los últimos tres lustros. En el presente documento interesa examinar cuáles fueron las estrategias que ca­ racterizaron el desarrollo económico de ambos grupos de países, a través del análisis de una muestra de los misinos, con el objeto de detectar la forma y modalidades como se insertaron en el proceso de globalización en marcha, y el papel que han venido a desempeñar en la nueva división internacional del trabajo. Los países de América Latina que se examinan constituyen una muestra de los ubicados en el Hemisferio Norte del subcontinente, como son Costa Rica, Honduras, México y República Do­ minicana; en contraposición, los referidos al Este de Asia son la República de Corea (Corea del Sur), Filipinas, Malasia y Formosa o Taiwán, aunque alguna referencia se hace también en relación con la creciente importancia de China continental en el comercio mundial. Interesa subrayar las principales diferencias en las estrategias y políticas adopta­ das por ambos grupos de países, así como apuntar algunos rasgos de su desempeño 7 Ver por ejemplo las pruebas aportadas por Lindert y Williamson (2002, Tabla 3), “Does Globalization Make the World More Unequal?”, en M.D. Bordo, A.M. Taylor y J.G Williamson (eds.), Globalization in Historical Perspective, Chicago, University of Chicago Press. 8 Ver el excelente recuento que al respecto hace Williamson (2002, p. 8-10). 50 América Latina y el Este asíatico económico. De esta manera, en el siguiente apartado se bosquejan las principales diferencias en las estrategias adoptadas por ambos grupos de países en el curso de su desarrollo en las últimas cuatro décadas, en tanto que en el tercer apartado apunta los contrastes más sobresalientes en el desempeño económico de esos países, para con­ cluir que buena parte de las diferencias pueden resumirse en el tipo de crecimiento económico adoptado, es decir, de naturaleza “extensiva” o “intensiva”, como se re­ fleja de la cuantificación de las “fuentes del crecimiento económico”, en relación con el papel desempeñado por la acumulación de capital versus el crecimiento de la pro­ ductividad total de los factores en ambos grupos de economías, aspecto que se aborda en la cuarta sección. El documento cierra con un apartado que resume las principales conclusiones de los análisis previos. Diferencias en las estrategias adoptadas Antes de proceder al análisis del desempeño económico comparativo de los países, una breve revisión cualitativa de los principales contrastes detectados en las estrate­ gias que adoptaron parece ser apropiada para evaluar las modalidades del desarrollo económico registradas por los países del Este de Asia (EA) vis á vis los países selec­ cionados del Hemisferio Norte de América Latina (HNAL). En forma breve, se exami­ nan a continuación estos aspectos. Países del Este de Asia Para finales de la Segunda Guerra Mundial, dos de estos países -Corea y Taiwánhabían dejado de ser colonias japonesas, que lo habían sido desde las primeras décadas del siglo XX; además, en los años cincuenta la República de Corea había pasado por una guerra en su propio territorio, al término de la cual logró su separación de la parte norte de la isla en el primer quinquenio de los cincuenta. Para principios de los sesenta, de los países analizados dos registraban muy modestas dimensiones en términos de población y territorio -Malasia con 8 millones de habitantes y Taiwán con 9.3 millones-, y los otros dos dimensiones relativamente mayores en términos poblacionales: Corea del Sur con 25 millones y Filipinas con 27 millones de habi­ tantes. En términos de recursos, con la posible excepción de Filipinas -que posee exten­ siones importantes de área cultivable en las más de 7 mil 100 islas que integran su territorio y que hace cuatro décadas poseía recursos forestales y algunos minerales 51 Análisis y perspectivas de la globalización como cobre, níquel, cromo y oro- el resto de los países del área registraban una escasa dotación de recursos naturales, toda vez que los yacimientos de carbón de la isla de Corea se localizan en la parte norte, y la sur sólo contiene yacimientos limitados de antracita y tungsteno, y al igual que Taiwán, Malasia y Filipinas, registra muy limitados yacimientos petrolíferos, aunque este último país posee yacimientos de gas de alguna cuantía, y Malasia hasta hace unas décadas explotaba el cultivo del hule natural. Es muy probable que el escaso tamaño territorial, poblacional y de recursos natu­ rales que enfrentaron desde entonces tres de nuestros países -Corea del Sur, Malasia y Taiwán- los haya obligado a buscar, una vez agotada la primera etapa de la sustitu­ ción de importaciones que se adoptó en la década de los cincuenta, la aplicación en los sesenta de políticas activas para orientar su crecimiento industrial hacia las ex­ portaciones. El caso de Filipinas íue diferente, en la medida en que continuó impul­ sando su crecimiento manufacturero por la ruta de la sustitución de importaciones adoptando la segunda etapa de la ISI en los siguientes decenios. Una muy breve reseña de cada uno de estos países ayudará a observar el conjunto de los misinos desde una perspectiva más amplia. En el caso de Taiwán,9 la base de su economía en los años cincuenta era la agricultura, en tanto que las manufacturas se apoyaban en el procesamiento de productos primarios (refinación de azúcar, procesa­ miento de frutas y verduras) como parte del proceso sencillo e inicial de sustitución de importaciones. El viraje hacia la promoción de exportaciones manufactureras se dio en los sesen­ ta, al impulsarse la producción de industrias ligeras de exportación (textiles, madera y papel), comenzando desde entonces con el establecimiento de plantas de ensambla­ do de componentes importados de productos eléctricos. Ya en los setenta se favore­ ció la industria pesada intensiva en capital, siempre orientada a las exportaciones, a la vez que se impulsó la sustitución de insumos importados, especialmente el acero y petroquímicos, lo que permitió el surgimiento de la industria automotriz. Para la década de los ochenta se promovieron industrias de mayor valor agregado (electróni­ ca y de la información) con producción muy destacada en el caso de las manufacturas de periféricos de computación (monitores). En la actualidad, la tecnología de la información domina las manufacturas de Taiwán en las industrias de maquinaria eléctrica y electrónica, en las cuales la isla ha incursionado en las llamadas manufacturas de diseño original, desarrollando sus pro­ pias marcas a escala internacional. De acuerdo con los especialistas, Taiwán enfren­ 9 Información procesada del reporte Taiwán. Country Profile 2002, The Economist Inteligence Unit, United Kingdom. 52 América Latina y el Este asíatico ta, sin embargo, dos graves problemas en su proceso actual de desarrollo industrial: la considerable dependencia del mercado de los Estados Unidos y, peor aún, el hecho de que para mantener su competitividad una parte creciente de sus plantas de tecno­ logía avanzada está migrando hacia China continental en busca de menores costos, lo que ya repercute en un evidente proceso de desindustrialización que comenzó a ma­ nifestarse a mediados de la década pasada. El caso de Corea del Sur10 es, para los observadores occidentales, el más conocido de los países del este de Asia. De acuerdo con diversas fuentes,11 después del agota­ miento de la primera etapa de la ISI -que tuvo lugar en los años cincuenta- Corea adoptó formalmente la estrategia de industrializar al país con base en las exportacio­ nes, a partir del Primer Plan Quinquenal que se lanzó en 1962. Con ello hizo depen­ der su crecimiento manufacturero -al igual que Taiwán, Singapur y Hong Kong- del desarrollo de los mercados de Europa occidental y de Estados Unidos, para la adqui­ sición de manufacturas intensivas en mano de obra. Entre los bienes favorecidos por la estrategia sobresalieron los productos textiles de fibras artificiales y, posterior­ mente, se impulsó la operación de ensamblado con base en una mano de obra todavía barata en aquellos años, con lo que el crecimiento de la producción y exportación de radios, receptores de televisión y productos electrónicos se inició a principios de los sesenta y continuó en la siguiente década, incluidos, a partir de los ochenta, las videocasetras y los hornos de microondas. Corea decidió embarcarse, a partir de los setenta, en la producción y exportación de ramas seleccionadas de productos manufactureros pesados, fundamentalmente el acero y la industria química.12 En los siguientes años, el país profundizó la ruta exportadora al establecer una industria automotriz orientada al exterior desde el ini­ cio de sus operaciones, cuyo éxito se ha complementado en años recientes con una muy dinámica expansión del mercado doméstico. El éxito exportador de Corea ha 10 De aquí en adelante nos referiremos al país simplemente como Corea. Información procesada del documento: South Korea-North Korea. Country Profile 2002, The Economist Inteligence Unit, United Kingdom. 12 En el terreno de la producción de acero, Corea del Sur es uno de los productores más importantes y eficientes del mundo desde hace varios lustros, junto con Japón, China y Estados Unidos. Cabe hacer notar que el desarrollo de esta industria en Corea del Sur fue insistentemente desaconsejado por el Banco Mundial a principios de los setenta, pero por disposición gubernamental se procedió a su desa­ rrollo, lo que fue posible porque parte importante del financiamiento provino del Japón y no de los organisinos multilaterales de crédito. La relativa “solvencia financiera” de la isla es una característica muy importante del desarrollo del este de Asia, a diferencia de la situación de América Latina cuando emprendió su estrategia hacia afuera dos décadas después. 11 53 Análisis y perspectivas de la globalización provocado, sin embargo, un crecimiento muy dinámico de las importaciones de bie­ nes de capital, lo que hace que su desempeño hacia afuera sea muy dependiente de los precios internacionales de equipo y maquinaria, especialmente en el caso de in­ dustrias como la electrónica dedicada a la fabricación de microchips. Por otra parte, el sistemático aumento de los salarios ha erosionado la competitividad de las manufacturas coreanas -especialmente de las intensivas en mano de obra con escaso contenido de valor agregado-, por lo que industrias como las del calzado y de la confección de ropa han comenzado a emigrar a otros países de meno­ res costos laborales como Filipinas, Malasia o Tailandia, y una tendencia similar se observa en las manufacturas dedicadas a las operaciones de ensamble. Por su parte, la orientación de Malasia hacia las exportaciones es más reciente que en los anteriores.13 En los años sesenta, Malasia se encontraba todavía desarrollando industrias sustitutivas de importaciones, así como industrias basadas en el procesa­ miento de productos primarios. Sin embargo, a partir del inicio de los setenta, este país comenzó a desarrollar una creciente capacidad de exportación, basada principal­ mente en la inversión de recursos propios. Las industrias de exportación han consti­ tuido desde hace varias décadas el principal componente del sector manufacturero, con más de tres cuartas partes del valor añadido, en tanto que la producción dirigida al sector doméstico aporta sólo una cuarta parte del misino, en la producción de productos metálicos, productos a base de minerales no metálicos, productos alimen­ ticios y equipo de transporte. Dada la pequeña extensión de la península de Malasia, su producción manufactu­ rera se encuentra notablemente concentrada en términos espaciales, aunque las auto­ ridades gubernamentales están empeñadas en su desconcentración a través de la construcción de un centro de alta tecnología informática al este de su capital. En décadas previas se adoptó, como política estratégica, la aceptación de todo tipo de inversiones que promovieran el empleo manufacturero; sin embargo, en la actualidad una agencia gubernamental supervisa y da el visto bueno a la instalación de nuevas industrias en función de las modalidades de su financiamiento, transferencia de tec­ nología, contenido local y tipos de procesos involucrados en su producción. De esta manera, y a consecuencia de la creciente escasez relativa de mano de obra calificada y semicalificada, el gobierno alienta a las industrias de poco valor agrega­ do y productividad a que se reubiquen en Tailandia o en Indonesia. Los especialistas aseguran, sin embargo, que el dinámico crecimiento manufacturero que registró 13 Información procesada del reporte Malaysia-Brunei. Country Profile 2002, The Economist Inteligence Unit, United Kingdom. 54 América Latina y el Este asíatico Malasia desde 1970 habría entrado en una etapa de relativo estancamiento a partir de 1998, y que en adelante tendrá que poner un mayor énfasis en el desarrollo del mer­ cado doméstico. Finalmente -y como ya se señaló- el caso de Filipinas difiere de los anteriores. En efecto, el desarrollo manufacturero de este país habría sido notablemente dinámico durante las décadas de los cincuenta y sesenta, esencialmente a través de un proceso intensivo de sustitución primaria de importaciones, a la sombra de elevados niveles de protección -nominal y efectiva- a la industria doméstica, décadas en las que ini­ ció el fomento de empresas ensambladoras de bienes de consumo, inicialmente con un elevado contenido de importaciones. Los muy desfavorables efectos del segundo choque petrolero sobre la isla, a fina­ les de los setenta, y el poco propicio entorno internacional de esos años, hicieron que el gobierno filipino se embarcara, a principios de los ochenta, en un programa de desarrollo de sustitución de importaciones de bienes intermedios y pesados, tales como procesamiento de cobre, complejos químicos, fertilizantes, cemento y motores ligeros a diesel. Este proceso se llevó a cabo con la activa participación gubernamen­ tal, actividades manufactureras que, junto con la industria ligera ya existente, se orien­ taron al abastecimiento del mercado interno. Desde los setenta, se impulsó también el desarrollo de la exportación manufactu­ rera de bienes intensivos en mano de obra, especialmente de carácter electrónico y de componentes automotores. El desarrollo de estas industrias se estimuló más acentuadamente durante los noventa, a través del establecimiento de zonas exportadoras (iexport-processing zones), en las cuales se conceden exenciones impositivas y aran­ celarias a las empresas que se instalan en ellas; éstas tienen más el carácter de las plantas maquiladoras mexicanas que el de las empresas exportadoras de Corea, Malasia o Taiwán. Los prospectos de mediano plazo de esta ruta de desarrollo manufacturero no son despreciables -en opinión de los expertos-, en especial en la medida en que aprove­ cha el proceso de desconcentración manufacturera (outsourcing) de Japón, Taiwán y Malasia, aunque resulta evidente la aguda competencia que para Filipinas represen­ tan los países productores de bajo costo laboral, en especial China continental.14 Resul­ 14 Vale la pena hacer notar que, a diferencia de otros países del área, en Filipinas coexiste un extenso sector manufacturero de carácter informal -empresas con menos de cinco personas ocupadas- que em­ plea dos veces más trabajadores que el sector formal de las manufacturas. Esta característica es compar­ tida por la mayoría de los países latinoamericanos y se asocia con los efectos de un elevado crecimiento demográfico y una escasa creación de empleo en el sector formal de sus economías. 55 Análisis y perspectivas de la globalización ta relevante apuntar que pese a su orientación hacia adentro, Filipinas desde 1978 está instrumentando un proceso gradual de apertura comercial, en concordancia con los lincamientos de la Organización Mundial de Comercio (omc) y, especialmente, los dictados por la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (asean), aunque este proceso se vio parcialmente frenado a raíz de la crisis de 1998, que modificó las metas de desgravación que se tenían previstas para el año 2000. En resumen, Corea, Taiwán y Malasia constituyen ejemplos de la aplicación de estrategias de industrialización orientadas “hacia afuera”, instrumentadas inmediata­ mente después de haber agotado la primera etapa de sustitución de importaciones; por el contrario, Filipinas aporta un ejemplo de la continuación de la estrategia “ha­ cia adentro” al abordar la segunda etapa de la ISI, y sólo posteriormente adoptó un proceso gradual de apertura comercial, especialmente en la década de los noventa. Desde este punto de vista, el caso filipino se asemeja más a los latinoamericanos que se examinan más adelante. Como veremos en la tercera sección de este documento, Corea -junto con Taiwánconstituye uno de los países más exitosos desde el punto de vista de su desempeño económico en las últimas cuatro décadas. Por ello -y por la mayor disponibilidad de información- resulta de interés examinar más de cerca la estrategia de industrializa­ ción seguida por este país, a través de la aplicación de políticas específicas tanto de carácter macroeconómico como de fomento al comercio y a la industria. Un breve repaso a estos aspectos ayudará a complementar nuestro conocimiento de la natu­ raleza de las estrategias de industrialización orientadas hacia las exportaciones apli­ cadas por los países del este de Asia, en nuestro intento de comparación con las aplicadas por los países del Hemisferio Norte de América Latina. En esta dirección vale apuntar que, aunque se da una asombrosa continuidad en la naturaleza de la estrategia de desarrollo económico aplicada por Corea del Sur a lo largo de las últimas cinco décadas, en la práctica se habrían presentado cambios de énfasis y adecuaciones a la misina, los cuales, aunque de considerable interés, no pueden ser abordados en este breve exámen.15 De acuerdo con las evaluaciones exis­ 15 Los especialistas distinguen cinco etapas en el desarrollo de Corea en este largo periodo: la refe­ rida a la sustitución fácil de importaciones (1953-1962); la promoción inicial de exportaciones (19631971); la promoción de la industria pesada y química (1972-1979); la etapa de apertura y ajuste estructural (1980-1986), y la etapa de la consolidación del modelo exportador (1987 a la fecha). Para un análisis general de las primeras cuatro etapas ver: Sang-Mok Suh (1992), “The Economy in Historical Perspective”, en V. Corbo y S.M. Suh (1992), Structural Adjustment in a Newly Industrialized Country. The Corean Experience, publicado para el Banco Mundial, Baltimore y Londres, Johns Hopkins University Press. 56 América Latina y el Este asíatico tentes, las estrategias básicas seguidas por Corea del Sur han consistido, de manera sostenida y firme, en favorecer la promoción de las exportaciones. En términos muy generales, se distinguen tres niveles de análisis de las políticas aplicadas: a) políticas generales de carácter horizontal; b) políticas industriales de carácter vertical y c) políticas de incentivos. Las políticas de carácter general resaltadas por los especialistas pueden resumirse en ocho grupos: T) la eliminación del sesgo contra las exportaciones y la promoción de las misinas;16 2) el mantenimiento de la estabilidad de precios macroeconómicos clave;17 3) la utilización de diversos instrumentos de política;18 4) la procuración de elevadas tasas de ganancias para el sector exportador;19 5) el financiamiento adecua­ E1 recuento que se ofrece a continuación descansa preferentemente en los análisis presentados por S. de Franco, A. Eguren y D. Baughman (1989), El fomento del comercio y la industria en Corea, informe de un seminario de políticas del IDE Washington, Banco Mundial, núm. 14, 1989. Información adicional fue obtenida de L.E. Westphal y K. Suk Kim (1984), “Korea”, en B. Balassa et. al. (1984), Development Strategies in Semi-industrial Economies, Baltimore y Londres, A World Bank Research Publication, The Johns Hopkins University Press, 1984. Un recuento de la evaluación de los planes de desarrollo coreanos se encuentra en “FKI Report. A 40-year History of Korea’s Economic Policies”, Korean Busi­ ness Review, septiembre, 1986. 16 Lo que incluyó el mantenimiento de un tipo de cambio competitivo. Al comienzo de la estrategia, el gobierno subvencionó el financiamiento a corto plazo destinado a actividades exportadoras y rebajó las tarifas arancelarias para los insumos importados utilizados en los bienes de exportación. Posterior­ mente, en la promoción de exportaciones se incluyó la liberalización de las importaciones, lo que habría obligado a los productores orientados al abastecimiento del mercado interno a aumentar su eficiencia en la misina forma que se obligaba a los exportadores. 17 El tipo de cambio real se trató de mantener relativamente constante desde los años sesenta, a pesar de modificaciones al alza en momentos estratégicos para favorecer la exportación y el crecimiento económico, a través de devaluaciones puntuales. La gestión de las tasas de interés ha constituido también un incentivo permanente en forma de tasas preferenciales (bajas) para los exportadores, aunque esta política ha perdido relevancia conforme a los lineamientos de la OMC en los últimos años. 18 Las autoridades manejan y utilizan diversos instrumentos de política económica en forma flexible y pragmática, en un contexto unificado que mantiene la coherencia entre diversas políticas simultáneas, manejando los instrumentos de manera oportuna frente a circunstancias cambiantes. 19 Éste es, quizás, uno de los aspectos de mayor relevancia, ya que el país ofreció muy amplios incentivos económicos a los primeros empresarios que se dedicaron a la exportación, lo que constituyó un incentivo muy relevante para abandonar la orientación hacia el mercado doméstico. Los incentivos incluyeron tanto subsidios al crédito como exenciones tributarias, y en más de un sentido se mantuvie­ ron vigentes a lo largo del tiempo. 57 Análisis y perspectivas de la globalización do a las inversiones;20 6) la adecuada inversión en recursos humanos;21 7) el activo papel desempeñado por el gobierno,22 y 8) la aplicación de una política macroeconómica flexible.23 Además de las políticas esbozadas con anterioridad, el gobierno ha instrumentado de manera sistemática una política industrial activa, que se expresa cuando menos en dos dimensiones distintas: políticas de carácter tecnoló­ gico y políticas de comercialización externa.24 Por último, parte fundamental del 20 Como veremos más adelante, a partir de los años sesenta se fomentó el ahorro interno a través de tasas de interés atractivas. Cuando en los setenta el ahorro interno no bastó para financiar los crecientes niveles de inversión requeridos por la industrialización pesada, se recurrió al ahorro externo, lo cual no ha repercutido de manera negativa en el desarrollo de la economía coreana, ya que aunque la deuda externa del país es una de las más elevadas del mundo, su crecimiento económico sostenido le ha permi­ tido recurrir a los mercados internacionales de capital con muy pocas restricciones. A partir de los ochenta, la liberalización del mercado financiero permitió que éste fuese un intermediario más dinámico entre el ahorro y la inversión. 21 Resulta de suma importancia el hecho de que, desde los años cincuenta, el país aplicó considera­ bles recursos a la formación y capacitación de los recursos humanos; en consecuencia, los especialistas admiten que la calidad y dedicación del personal y de los funcionarios administrativos de Corea es considerable, y de mayor nivel que en otras latitudes del globo como es el caso de América Latina. 22 El gobierno coreano ha desempeñado, en las últimas cuatro décadas, un papel fundamental en la orientación de las inversiones, aplicando muy diversas actividades en términos de promoción, contribu­ ción al ahorro nacional y de dirección y gestión de las actividades económicas; pese a ello es escasa su intervención para remplazar al sector privado o desempeñar su papel en ese campo. A partir de la etapa de restructuración y ajuste en los ochenta, sin embargo, el papel del gobierno ha cedido lugar para dar más espacio a la toma descentralizada de decisiones a través del mercado; empero, el papel rector del Estado sigue siendo de considerable importancia para la economía coreana. 23 Los estudiosos señalan que lo que hace muy especial al caso del desarrollo coreano es la habilidad del país para formular y ejecutar una estrategia de desarrollo nacional en consonancia con las condicio­ nes y oportunidades iniciales del misino, lo que le ha permitido sortear dificultades de gran envergadura como la presencia de condiciones económicas desfavorables en el contexto internacional, la escasa dotación de recursos naturales, la suspensión de la ayuda por parte de Estados Unidos y el consiguiente aumento de los gastos militares, entre otros. Más recientemente, la aguda crisis financiera de 1998 fue sorteada de manera rápida, y para el siguiente año el país había recobrado el crecimiento económico. 24 La primera ha tenido dos características principales: el fomento de la creación de tecnología propia a través de la conformación de grupos de expertos públicos y privados, y la adquisición de tecnología extranjera sólo en los segmentos en los que no se posee de manera interna, lo que ha permi­ tido adquirirla de las empresas transnacionales en condiciones económicas menos onerosas que las típicas operaciones “llave en mano” que caracterizan la adquisición de tecnología en América Latina. La política de comercialización externa ha sido, por su parte, muy dinámica y extensa, en la medida en que las instituciones comercializadoras de Corea constituyen un ingrediente clave de su éxito exportador, las cuales se encuentran vinculadas con las grandes industrias o conglomerados (chaebol) que tienen el mejor acceso a los mercados extranjeros. Los diez chaebol más importantes del país administran más de la mitad de las exportaciones coreanas. 58 América Latina y el Este asíatico esquema de políticas y acciones estratégicas está constituida por los sistemas de in­ centivos, los cuales tienen carácter diferencial respecto de la burocracia, los empre­ sarios y los trabajadores.25 En resumen, la política económica en general -y la de desarrollo industrial en particular- seguida por Corea del Sur en las últimas cuatro décadas tuvo un carácter decisivamente proactivo, en la cual el Estado ha jugado un papel predominante en la asignación de los recursos y en la orientación del crecimiento basado en las exporta­ ciones, aun en la actualidad en que el gobierno ha dado más espacio a la toma descen­ tralizada de decisiones a través del mercado. El otorgamiento deliberado de subsidios, la fijación de metas de exportación, la asignación estratégica y planificada del crédi­ to, la participación de las empresas públicas en la producción industrial (acero), y el otorgamiento selectivo de incentivos fue llevado a cabo por Corea en el contexto de una estrategia deliberada y acometida en circunstancias soberanas, sujetas a escasas restricciones externas impuestas por organisinos multilaterales de crédito, en virtud de la elevada autonomía financiera que le proporciona a Corea la disposición holgada de divisas de su modelo exportador, y la solidez de sus perspectivas financieras derivada de un rápido y continuo crecimiento económico.26 El caso de los países latinoamerica­ nos adoptó un perfil diferente, como se destaca a continuación. Países del Hemisferio Norte de América Latina El proceso de industrialización y crecimiento económico seguido por los países de América Latina tiene características diferentes, las cuales suelen inferirse del adopta­ 25 En relación con la burocracia, además de que para los coreanos pertenecer a ésta constituye un prestigio y distinción que por sí solo representa una recompensa, el sistema de jubilaciones tempranas para los altos funcionarios les autoriza pasar a formar parte del sector privado a edades relativamente tempranas, hecho que les permite ganar mayores sueldos y acrecentar su prestigio. En relación con los empresarios, fue tarea del gobierno al término de la Guerra de Corea la conformación de una clase empresarial dinámica y prestigiada, a través del otorgamiento de grandes estímulos económicos (sistema tributario preferencial, crédito preferencial, estímulo y apoyo administrativo, y posibilidades de obtener grandes utilidades) y sociales (reconocimiento público a su labor como agentes del desarrollo nacional). Los incentivos a los trabajadores se otorgaron a través del expediente de la vinculación de los salarios con los resultados de productividad, en un mercado laboral muy rígido que comienza a dar muestras de flexibilización en los últimos años. 26 El caso de Taiwán, aunque con diferencias específicas, guarda muchas similitudes con el de Corea anteriormente esbozado. Ver R.Wade, (1990), Governing the Market, Princeton, University Press. 59 Análisis y perspectivas de la globalización do por las naciones de mayor tamaño relativo del subcontinente, como Argentina, Brasil, Colombia, Chile y México. Desde ese punto de vista, el patrón de desarrollo que marcó a los países centroamericanos y del Caribe, si bien tuvo algunas similitu­ des, muestra diferencias que dificultan el proceso de encontrar generalizaciones váli­ das para el conjunto de los países seleccionados en nuestro análisis. En primer lugar, las condiciones iniciales que caracterizaron a estos países al comienzo de las décadas de los sesenta muestran contrastes considerables: por una parte, Costa Rica, Honduras y República Dominicana, con escaso territorio y pobla­ ción (1.2,3.2 y 1.9 millones de personas, respectivamente), en tanto que México para ese año presentaba una mayor dimensión poblacional (36.9 millones de habitantes). En términos de recursos naturales, en tanto los tres primeros países poseen extensio­ nes relativamente limitadas para la explotación de cultivos tropicales (café, banano, azúcar) y forestales, así como algunos recursos marítimos cuya explotación es más reciente (camarón, diversas variedades marinas), México, con sus dos millones de kilómetros cuadrados de extensión, posee una mayor variedad de recursos naturales, entre los que destacan considerables yacimientos de petróleo y gas natural; tierras y planicies apropiadas para el cultivo de productos de zonas templadas; superficies propicias para el desarrollo de productos tropicales, así como grandes extensiones de litorales marítimos que aún esperan una explotación más adecuada. El contraste entre los países centroamericanos y del Caribe con México sugiere, así, la conveniencia de examinar las características de sus procesos de industrializa­ ción de manera separada. En el caso de Costa Rica,27 en los sesenta y setenta tuvo lugar una incipiente actividad manufacturera bajo el auspicio del gobierno, en un contexto elevadamente proteccionista instrumentado en el marco del Mercado Co­ mún Centroamericano. Este desarrollo, sin embargo, fue interrumpido durante los ochenta, debido a la recesión y crisis de esa década. Para los noventa, por el contra­ rio, el sector manufacturero costarricense habría sido uno de los más dinámicos, fun­ damentalmente orientado hacia el exterior y apoyado por capital extranjero, que opera en zonas de libre exportación (zonas francas). Este desarrollo se presenta especial­ mente en ciertos nichos, algunos conectados con el procesamiento de recursos agrí­ colas, pero la mayor parte relacionados con la producción de microchips, aparatos médicos y otros, que han resultado de la integración internacional de los procesos productivos. Los especialistas aseguran que las operaciones de ensamblado de alta tecnología se traducirán en mayores niveles de valor agregado como producto de 27 Información procesada de Costa Rica. Country Profile 2002, The Economist Intelligence Unit, United Kingdom. 60 América Latina y el Este asíatico estas exportaciones de elevada productividad y salarios, lo que a su vez está obligan­ do al gobierno a acrecentar la preparación de recursos humanos de alta especialización. Como en la totalidad de las operaciones que tienen el carácter de maquiladoras, a las compañías ubicadas en las zonas francas se les permite importar materias pri­ mas y equipo libre de gravámenes arancelarios, a la par que el grado de protección a los productores locales ha disininuido, pero no a la velocidad deseada por el gobier­ no, dada la enconada resistencia de grupos de fabricantes locales. Costa Rica ha iniciado recientemente negociaciones con Estados Unidos para dar paso a un tratado de libre comercio, que de materializarse implicará mayores reducciones tarifarias. El caso hondureño no es del todo diferente.28 Los avances iniciales en el proceso de industrialización se remontan a inicios de los años cincuenta, en que al igual que otras naciones del área, el país procedió a la sustitución inicial de importaciones, entre las que se destacaron las industrias alimenticias, de bebidas y textiles. En las siguientes décadas se procedió al desarrollo del procesamiento de productos agroindustriales para exportación, principalmente empacado de carne congelada, refinación de azúcar, procesamiento de pescados y mariscos, así como el estableci­ miento de plantas procesadoras de pulpa y papel orientadas al abastecimiento del mercado doméstico, industrias dominadas por dos empresas extranjeras que contro­ lan la producción de estas manufacturas. Además, y con antecedentes desde finales de los setenta, Honduras avanzó durante los noventa en la instalación de plantas ensambladoras para exportación (maquila), especialmente productoras de ropa y ves­ tido, lo que hace de este país el maquilador más importante de Centroamérica y se­ gundo en importancia después de República Dominicana, si se incluye al Caribe. La industrialización de República Dominicana siguió un desarrollo paralelo al de los dos países anteriores.29 En la actualidad pueden distinguirse dos subsectores cla­ ramente en el sector manufacturero dominicano: uno que orienta su producción al mercado doméstico, constituido principalmente por productos de consumo caracte­ rísticos de la primera etapa de la sustitución de importaciones (alimentos, bebidas, cemento) y otro, más moderno, ubicado en la zona exportadora (zona franca). La manufactura orientada al abastecimiento del mercado doméstico estuvo, hasta hace relativamente poco tiempo, muy protegida por barreras arancelarias y no arancela­ rias, pero a partir de 1992, bajo un proceso de reforma tarifaria, se ha reducido de 28 Información procesada del informe Honduras. Country Profile 2002, The Economist Intelligence Unit, United Kingdom. 29 Información procesada del informe Dominican Republic-Haiti, Country Profile 2002, The Economist Intelligence Unit, United Kingdom. 61 Análisis y perspectivas de la globalización manera significativa la protección a las importaciones, lo que evidentemente redujo el sesgo antiexportador que tuvieron las manufacturas de este país por varias décadas. Las manufacturas orientadas al exterior, por su parte, se han desarrollado bajo la existencia de incentivos de significación a mediano y largo plazos (15 a 20 años), y gozan de la posibilidad de utilizar insumos importados libres de aranceles, lo que les permite mantener un cierto nivel de competitividad en el exterior, en la producción principalmente de ropa y vestido y, en mucho menor proporción, en la producción de zapatos, artículos de cuero, productos eléctricos y electrónicos y cigarros. Las expor­ taciones manufactureras dominicanas, sin embargo, enfrentan una considerable com­ petencia de países vecinos como México y, en general, de diversos países asiáticos de industrialización reciente. El caso de México es relativamente más complejo.30 El papel de abastecedor de Estados Unidos que el país desempeñó durante la Segunda Guerra Mundial sentó las bases para el desarrollo industrial del país, especialmente a partir de la década de los cincuenta, en que se instrumentó la primera etapa del proceso de sustitución de im­ portaciones. Para finales de esa década y comienzos de la siguiente, México había optado ya por la profundización del proceso sustitutivo, al adoptar la segunda etapa de la estrategia “hacia adentro”. Ello lo hizo a través del desarrollo de industria semi­ pesada y pesada que, bajo el amparo de la acción gubernamental y una creciente protección arancelaria nominal y efectiva, abarcó productos intensivos en capital y tecnología crecientemente compleja (acero, químicos, petroquímicos, productos me­ tálicos). Dado el sesgo antiexpórtador -no sólo manufacturero sino también agríco­ la- esta estrategia comenzó a provocar problemas recurrentes de balanza de pagos, los cuales se manifestaron hacia la segunda mitad de la década de los setenta y obli­ garon, tras un breve auge petrolero, a abandonarla a mediados de los ochenta. Hacia 1985 se modificó la estrategia de crecimiento industrial para adoptar una orientación hacia la promoción de exportaciones, enfoque que se profundizó durante los noventa, al tener lugar la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan) con Canadá y Estados Unidos. Dos sectores destacan en las exporta­ ciones manufactureras mexicanas en la actualidad. El primero se refiere al de maqui­ naria y equipo, en el cual sobresale la industria automotriz terminal, de propiedad cien por ciento extranjera. El otro sector es la industria maquiladora -que aporta la mitad de las exportaciones manufactureras del país- la cual incluye además del en­ 30 Información procesada de las siguientes fuentes: México. Country Profile 2002, The Economist Intelligence Unit, United Kingdom; Hernández Laos, E. (2000), La competitividad industrial de Méxi­ co, México, uam, Plaza y Valdés. 62 América Latina y el Este asíatico samblado de vehículos automotores y productos eléctricos, la producción de textiles y muebles. Los tres principales problemas que -a decir de los especialistas- enfrenta la industria manufacturera mexicana en la actualidad son: a) la notable dependencia del crecimiento del mercado de Estados Unidos para sus exportaciones; b) su enorme dependencia de las importaciones, que ha desarticulado cadenas enteras de produc­ ción que fueron características de la etapa previa de industrialización, y c) la liberalización comercial, que a consecuencia de la casi eliminación de las barreras arancelarias y cuantitativas a las importaciones, ha afectado muy desfavorablemente a los productores locales, por el aumento de la competencia que representan las im­ portaciones competitivas, en especial en los años en que el tipo de cambio ha tomado una ruta revaluadora a consecuencia de las masivas entradas de capital extranjero, como sucedió en los años previos y posteriores a la crisis de 1995. En resumen, de los cuatro países del Hemisferio Norte de América Latina exami­ nados, sólo México habría pasado de la primera etapa sustitutiva de importaciones a la adopción de la segunda etapa de la isi, con todas las características de la orienta­ ción industrial hacia adentro que fue típica de las economías latinoamericanas duran­ te las décadas de los sesenta y setenta. Al paralelo, tanto México como Honduras, Costa Rica y República Dominicana, en diferentes momentos, habrían comenzado a orientar de manera marginal su desarrollo industrial hacia las exportaciones de carácter ensamblador y, de manera más acentuada en todos los países a partir de los noventa, a través del establecimiento de zonas flaneas de exportación con carácter maquilador. Por lo anterior, en la instrumentación de las políticas de desarrollo industrial im­ pulsadas por estos países pueden muy bien distinguirse dos fases distintas: la que dio sustento al crecimiento orientado hacia adentro desde los años cincuenta hasta me­ diados de los ochenta, y la que se habría instrumentado -en diferentes momentosdesde entonces hasta la actualidad, consistente en un proceso de apertura económica y comercial que reorientó hacia afuera -en mayor o menor medida- el crecimiento manufacturero de una parte de las economías del área. En la primera fase, las políticas adoptadas tuvieron un marcado carácter proactivo, a partir del momento en que los gobiernos dieron los primeros pasos para el desarro­ llo sustitutivo de importaciones. Las políticas más favorecidas en esta fase del desa­ rrollo habrían sido las siguientes: a) aplicación de la ISI a través del establecimiento de restricciones cuantitativas y arancelarias a las importaciones;31 b) un destacado papel del Estado, no sólo como promotor financiero sino como productor manufactu­ 31 El objetivo consistía en la modificación de los precios relativos para favorecer la producción doméstica a costa del encarecimiento -e incluso la prohibición- de las importaciones competitivas. En 63 Análisis y perspectivas de la globalización rero directo, especialmente en el caso de México a lo largo de la segunda etapa de la ISI;32 c) el otorgamiento sistemático de subsidios, no sólo a productores sino también a consumidores;33 d) el control de precios clave en la economía,34 y e) otorgamiento de servicios -gratuitos en su mayoría- de carácter educativo y del cuidado de la salud para una parte de la población.35 Aunque no es factible generalizar, las políticas anteriormente aplicadas tuvieron efectos relevantes sobre el desempeño de las economías. Como veremos en el si­ guiente apartado, el crecimiento económico habría sido relativamente dinámico has­ el caso de los países analizados la protección habría sido elevada desde la primera etapa del proceso, es decir, la asociada con la sustitución fácil de importaciones, con el objeto de asegurar un crecimiento manufacturero más acelerado que el del mercado doméstico. En el caso de México, la introducción de la segunda etapa de la isi a principios de los sesenta habría acrecentado notablemente no sólo los niveles promedio de protección arancelaria y la cobertura de los bienes por medio de protección cuantitativa, sino que se habría acrecentado su dispersión a lo largo del tiempo, y para 1985 habría alcanzado los máximos niveles, tanto en términos nominales como efectivos. 32 El papel del Estado como participante directo en la producción manufacturera fue, en el caso de México, muy destacado, y abarcó numerosas ramas industriales como los fertilizantes, el acero, la petroquímica, textiles, minerales no metálicos y productos metálicos entre otros. La participación direc­ ta se extendió hacia otros sectores no directamente manufactureros como los transportes, la energía, las telecomunicaciones y los servicios financieros. De hecho, la acción gubernamental fue la que lideró el proceso de industrialización en esa etapa del crecimiento manufacturero de México, especialmente en las actividades sustitutivas más dinámicas y más intensivas en capital y en tecnología. En los otros tres países el papel del Estado, si bien fue positivo, resultó menos determinante que en el caso mexicano. 33 Parte fundamental de la estrategia de industrialización de estos países en esos años, especialmente en el caso de México, fue el otorgamiento de subsidios a los productores, no sólo manufactureros energéticos, crediticios a tasas preferenciales- sino también a los productores agrícolas -fertilizantes, semilla mejorada-. Simultáneamente, se buscó mantener restringido el crecimiento de los costos salaria­ les, a través del otorgamiento de subsidios a los bienes básicos, con el objeto de mantener elevadas tasas de rendimiento para los productores manufactureros, quienes además gozaban, como ya se dijo, de elevada protección arancelaria y cuantitativa contra la competencia externa. 34 Los bienes salario, el tipo de cambio y las tasas de interés permanecieron relativamente constantes en términos reales durante dos décadas en el caso de México, lo que contribuyó al control del crecimien­ to inflacionario, a costa del aumento del déficit público. El mantenimiento de bajas tasas de interés al sector formal de la economía tenía como propósito fomentar la inversión en campos específicos selec­ cionados tanto por el Estado como por las elites industriales beneficiarías del proceso; sin embargo, racionó el crédito, que benefició principalmente a las industrias sustitutivas de importaciones. 35 Ello se instrumentó a través del establecimiento de sistemas de seguridad social y de bienestar para los trabajadores del sector formal de la economía, principalmente en actividades manufactureras, dejando a amplios sectores de la población con menores -o nulos- niveles de protección, especialmente en los sectores agrícolas. 64 América Latina y el Este asíatico ta antes de la década de los ochenta; sin embargo, el proceso de desarrollo instrumentado y las modalidades de las políticas adoptadas tuvieron otras repercu­ siones menos favorables. En efecto, la sustitución de importaciones enfrentó un cos­ to creciente al hacerse extensivo hacia industrias menos acordes con las dotaciones iniciales de factores productivos, y fue cada vez más difícil materializar las econo­ mías de escala implícitas en las crecientes capacidades productivas instaladas, dadas las dimensiones de los mercados domésticos y los obstáculos para exportar manufac­ turas inherentes al proceso avanzado de sustitución de importaciones. A su vez, la necesidad de importar materias primas y bienes de capital implicó requerimientos crecientes de divisas que fueron cada vez menos accesibles, lo que provocó cuellos de botella para mantener un crecimiento económico sostenido. Ade­ más, la recurrencia de finanzas públicas deficitarias y la creciente utilización de financiamiento externo procedente de créditos comerciales en condiciones onero­ sas, llevaron a la necesidad de aplicar políticas de “pare y siga”, con los consi­ guientes efectos desfavorables para la formación de capital y el crecimiento de la productividad. El proceso primero hizo crisis en México en 1976, y tras el deterioro de los térmi­ nos de intercambio en los siguientes años, desembocó en la crisis de la deuda a principios de los ochenta, que obligó a todos los países analizados -sin excepción- a instrumentar políticas de estabilización y ajuste bajo los señalamientos de las institu­ ciones multilaterales de crédito: el Fondo Monetario Internacional (fmi), el Banco Mundial (bm) y, posteriormente, el Banco Interamericano de Desarrollo (bid). Estos organisinos, con la aceptación de los gobiernos de los países, sugerirían, -a cambio de apoyo financiero- la necesidad de instrumentar cambios en la estrategia del desarrollo, consistente con la aplicación de lo que más tarde se conocería como el Consenso de Washington,36 En esencia, éste buscaba recuperar para los países latinoa­ mericanos su capacidad de pago para el cumplimiento de las onerosas deudas externas acumuladas a lo largo del proceso previo de su crecimiento económico. No es posible examinar de manera detallada la orientación de las nuevas políticas instmmentadas por los países a lo largo de los últimos tres lustros. En forma muy esquemática, estas políticas se basaron en los siguientes componentes: mantener la disciplina fiscal; unificar las tasas de cambio; instrumentar las aperturas comercial y financiera; llevar a cabo reformas fiscales; establecer prioridades en el gasto público; eliminar las restricciones a la inversión extranjera directa; impulsar un significativo 36 Ver J. Williamson (1990), Latin American adjustment: How much has happened, Washington, Institute for International Economics. 65 Análisis y perspectivas de la globalización proceso de privatización de activos públicos, y establecer mecanisinos de desregulación económica y sistemas para garantizar el derecho a la propiedad. El esquema de polí­ tica reducía, de manera radical, el activo papel que el Estado había desempeñado en la etapa previa de desarrollo, y dejaba a las fuerzas del mercado una mayor presencia en la asignación de los recursos, a la par que eliminaba la protección especial para los productores locales y, con ello, eliminaba el sesgo antiexportador de manufacturas que caracterizó la etapa previa de la ISI.37 Como resultado, se esperaba que las economías del área acrecentaran su eficien­ cia en la asignación de recursos y emprendieran la ruta exportadora, preferentemente de manufacturas, bajo el amparo de un creciente flujo de inversión extranjera directa, la cual estaría en condiciones de aprovechar las dotaciones factoriales de nuestros países -abundancia de mano de obra y escasez de capital- en el contexto de la des­ centralización de los procesos productivos a escala mundial (outsourcing) provoca­ da por la nueva división internacional del trabajo. *** En síntesis, las estrategias y políticas de desarrollo industrial y manufacturero que aplicaron los países del Este de Asia y los del Hemisferio Norte de América Latina (HNAL) fueron radicalmente diferentes -con la excepción de Filipinas-. En aquellos, la instrumentación de estrategias exportadoras se habría adoptado desde principios de los sesenta, inmediatamente después del agotamiento de la primera etapa de la sustitución de importaciones, en un contexto internacional favorable y bajo la aplica­ ción de políticas activas y consistentes de desarrollo hacia afuera. En el caso de los países examinados del hnal, por el contrario, la adopción de estrategias exportadoras de manufacturas habría sido notoriamente más tardía, una vez que hubieron transita­ do por etapas más avanzadas de la isi, cuyos efectos no deseados habrían hecho inviable la continuación de la misina hacia principios de los ochenta. Por ello, en los siguientes lustros se habría adoptado la estrategia exportadora, en condiciones inter­ nas y externas mucho menos favorables; con un carácter más limitado y con menores grados de libertad, dado el peso específico que en su instrumentación habrían desem­ 37 Para un interesante análisis del Consenso de Washington ver: F. Stewart (1998), “La insuficiencia crónica del ajuste”, en E. Bustelo y A. Menujin (eds.), Todos entran. Propuesta para sociedades incluyentes, Santafe de Bogotá, UNICEF, Colección Cuadernos de Debate, Santillana, pp. 25-66. Para un análisis crítico de las insuficiencias y limitaciones del Consenso de Washington ver: J.E. Stiglitz, (1998), More Instruments and Broader Goals: Moving Toward the Post-Washington Consensus, wider Anual Lectures Núm. 2, Helsinki, Finlandia World Institute for Development Economics Research (UNU/WIDER). 66 América Latina y el Este asiatico peñado las organizaciones multilaterales de crédito al condicionar su apoyo a la apli­ cación del denominado Consenso de Washington. Contrastes en el desempeño económico Las diferencias en las estrategias y políticas económicas entre los países del Este de Asia (ea) y los del Hemisferio Norte de América Latina (hnal) esbozadas con ante­ rioridad, tuvieron repercusiones muy diferentes en el desempeño económico resul­ tante de su aplicación. En esta sección del documento se examinan, de manera por demás breve, las principales tendencias registradas por tal desempeño en las últimas cuatro décadas, y en la medida en que la disponibilidad de información lo permite, se analiza su vinculación con diversas variables macroeconómicas y sectoriales, con el objeto de establecer las relaciones entre estrategias y desempeño, como contexto para la caracterización del crecimiento económico registrado por ambos grupos de países en el periodo analizado. El análisis comprende el examen de la evolución de largo plazo en el producto per cápita de los países, lo que constituye la explicando por ser sustantivada con los exámenes posteriores. Como parte de tales análisis se aborda el examen de la estruc­ tura de la demanda y de la oferta agregada y la evolución del sector externo, así como de sus repercusiones en la generación de desequilibrios macroeconómicos que ha­ brían afectado el rumbo seguido por el crecimiento económico de los países. Como conclusión de los análisis comparativos se examinan las “fuentes” del crecimiento económico, con el objeto de establecer los efectos de la acumulación de capital ver­ sus los del crecimiento de la productividad multifactorial. Producto per cápita Para principios de la década de los sesenta, México era el país que había alcanzado los mayores niveles de producto por habitante, después del transcurso de dos décadas de desarrollo industrial sustitutivo de importaciones iniciado en el decenio de los cuarenta. Así, para 1960 ese país alcanzaba un producto per cápita ligeramente ma­ yor de los 4000 dólares,38 seguido por Costa Rica (3 500 dólares) y, con mayor reza­ go relativo se encontraban Honduras y República Dominicana con 1 700 dólares per cápita cada uno en promedio. Los países del Este asiático registraban, para esa fecha, 38 Esta cifra y las que se citan a continuación están valuadas en dólares a precios de 1996. 67 Análisis y perspectivas de la globalización niveles de producto por habitante similares o inferiores a los países rezagados del Hemisferio Norte de América Latina (HNAL): Malasia y Filipinas con un promedio igual o ligeramente superior a los 2 000 dólares por habitante, en tanto que Corea y Taiwán con estándares menores, que no rebasaban los 1 700 dólares por habitante. En las siguientes décadas, sin embargo, el favorable desempeño económico de los países del Este de Asia habría modificado de manera sustantiva las posiciones relati­ vas de estas naciones en términos de su producto por habitante. Así, Taiwán habría alcanzado a Costa Rica hacia finales de los setenta, y a México hacia mediados de los ochenta, al expandir su producto per cápita a una tasa media anual sostenida de 6.7% y registrar en 1998 un nivel mayor a los 17 100 dólares por persona. Corea del Sur, por su parte, siguió una ruta similar, toda vez que para 1981 había alcanzado a Costa Rica y para 1986 había sobrepasado el ingreso per cápita de México, y en el año 2000 habría alcanzado cerca de 16 mil dólares por habitante en promedio. Malasia, con un desempeño un poco menos favorable, alcanzó a Costa Rica también en 1981 y a México hacia 1994, para registrar los 10 mil dólares per cápita en el año 2000, como resultado de un crecimiento medio anual de 3.9% a partir de 1960. De los países del Este asiático analizados, sólo Filipinas habría mostrado un desempeño económico francarnente desfavorable, equivalente a una tasa anual promedio de 1.3% anual entre 1960 y el año 2000, de manera que para este último año su ingreso por habitante no habría rebasado los 3 500 dólares, es decir, muy por debajo del desem­ peño de los demás países del área asiática. Los países del hnal también mostraron un desempeño económico muy poco fa­ vorable, especialmente durante la década de los ochenta, para recuperar el crecimien­ to -si bien de manera por demás modesta- durante los años noventa. Así, en el caso de México, para el año 2000 habría alcanzado un producto per cápita apenas cercano a los 9 mil dólares, a consecuencia de una tasa media anual de crecimiento de 2% en las últimas cuatro décadas; Costa Rica cerca de 6 mil dólares por habitante en el año 2000, como resultado de un crecimiento medio anual de sólo 1.3% en el largo plazo; República Dominicana un nivel un poco menor (2 300 dólares por persona) como producto de una expansión 2.8% anual, y Honduras a la zaga con el más bajo produc­ to per cápita de todos los países del área, apenas superior a los 2 100 dólares, a consecuencia de un virtual estancamiento de largo plazo consistente en un creci­ miento anual de sólo 0.5% entre 1960 y el año 2000. En el caso de estos países destaca con claridad el notable descenso de largo plazo en el dinamisino de su creci­ miento, especialmente en el caso de México, y con la excepción de República Domi­ nicana, que en los noventa dinamizó notablemente su crecimiento económico (cuadro 1 y gráfica la). 68 América Latina y el Este asíatico Cuadro 1. Producto Interno Bruto, población y producto interno per cápita en países seleccionados del Sudeste Asiático y del Hemisferio Norte de América Latina (1960-2000) País 1960 1973 1984 2000 Tasa media anual (%) 1960-1973 1973-1984 1984-2000 1960-2000 Costa Rica 4.1 1.1 3.5 8.8 1.9 4.7 12.1 2.6 4.7 22.3 3.8 5.9 6.1 3.7 2.3 3.0 2.9 0.0 3.9 2.5 1.4 4.4 3.0 1.3 3.2 1.9 1.7 6.0 2.8 2.1 9.0 4.1 2.2 13.2 6.4 2.1 4.8 3.1 1.6 3.9 3.3 0.5 2.4 2.9 -0.5 3.6 3.4 0.5 140.8 35.5 4.0 329.3 53.6 6.1 555.0 72.4 7.7 852.2 97.2 8.8 6.8 3.2 3.4 4.9 2.8 2.0 2.7 1.9 0.8 4.6 2.6 2.0 5.6 3.2 1.7 11.8 4.8 2.5 19.4 6.3 3.1 44.1 8.4 5.3 6.0 3.1 2.8 4.6 2.4 2.2 5.3 . 1.9 3.4 5.3 2.4 2.8 39.7 25.3 1.6 114.6 34.1 3.4 253.1 40.4 6.3 750.8 47.3 15.9 8.5 2.3 6.0 7.5 1.6 5.8 7.0 1.0 6.0 7.6 1.6 6.0 55.7 27.6 2.0 110.1 40.9 2.7 159.2 53.2 3.0 258.8 75.6 3.4 5.4 3.1 2.2 3.4 2.1 1.0 3.1 2.2 0.9 3.9 2.6 1.3 17.5 8.1 2.1 40.4 11.7 3.5 86.0 15.3 5.6 231.2 23.3 9.9 6.7 2.8 3.7 7.1 2.5 4.6 6.4 2.7 3.6 6.7 2.7 3.9 POB2/ 16.4 11.1 59.0 15.4 137.0 18.9 371.4 4/ 21.8 4/ 10.4 2.5 8.0 1.9 7.4 1.0 8.6 1.8 YPC3/ 1.5 3.8 7.3 17.1 4/ 7.7 6.0 6.3 6.7 PIB1/ POB2/ YPC3/ Honduras PIB1/ POB2/ YPC3/ México PIB1/ POB2/ YPC3/ R. Dominicana PIB1/ POB2/ YPC3/ R.Corea PIB17 POB2/ YPC3/ Filipinas PIB1/ POB2/ YPC3/ Malasia PIB1/ POB2/ YPC3/ Taiwán PIB1/ 1/ Miles de millones de dólares américanos a precios de 1996. 2/ Millones de personas. 3/ Miles de dólares americanos por persona a precios de 1996. 4/Se refiere a 1998. Fuente: calculado con información del Banco Mundial. 69 Análisis y perspectivas de la globalización Gráfica 1a. Producto Interno Bruto por habitante (dólares a precio de 1996) Fuente: elaborado con datos del Banco Mundial. Para evaluar el desempeño conjunto, en la gráfica Ib se presenta la evolución de los promedios simples del ingreso per cápita de ambos grupos de países.39 La histo­ ria resulta entonces más fácil de expresar: durante los sesenta y setenta los países del hnal habrían registrado promedios mayores que los del Este de Asia; en los ochenta y noventa, por el contrario, la situación se habría revertido dramáticarnente, como producto del estancamiento económico de los países latinos y el notable acelera­ miento de los del Este asiático. En la gráfica mencionada se observa con claridad que aquellos, aunque habrían recuperado el crecimiento durante los noventa, lo habrían hecho de manera muy modesta, con un ligero aceleramiento a partir de la superación de la crisis del “efecto tequila” de 1995. En resumen, el desempeño económico de los países del Este de Asia -con la ex­ cepción de Filipinas- ha sido sistemáticarnente más dinámico a lo largo de las últi­ 39 El cálculo de promedios simples ofrece la ventaja de eliminar el efecto de las diferencias en el tamaño absoluto de los países, y no tiene más propósito que ilustrar las tendencias medias de ambos grupos de naciones. En ambos casos se consideran los cuatro países: en el del Este de Asia, se incluye a Filipinas que -sesga hacia abajo el promedio respectivo-, en tanto que la inclusión de México en el segundo grupo lo sesga hacia arriba. 70 América Latina y el Este asíatico Gráfica 1b. Producto Interno Bruto por habitante (dólares a precio de 1996) Fuente: elaborado con datos del Banco Mundial. mas cuatro décadas que el de los países seleccionados del Hemisferio Norte de Amé­ rica Latina. Como resultado, en la actualidad aquellos registran niveles de ingreso por habitante notablemente mayores que éstos, cuyo rezago habría sido notoriamente significativo durante la década de los ochenta, y a pesar de la modesta recuperación de su crecimiento económico durante la de los noventa. En términos generales se observa, así, una relación muy clara entre la orientación de las estrategias “hacia afuera” seguida por Corea, Taiwán y Malasia y su mejor desempeño económico, por una parte, y el menos favorable desempeño económico alcanzado por los países que aplicaron durante varias décadas la orientación del desarrollo industrial “hacia aden­ tro”, que caracterizó a los del HNAL, y fue el caso también de Filipinas. La reorientación del crecimiento de estos últimos países, que aplicaron estrategias “hacia afuera” a partir de la segunda mitad de los ochenta y en especial en los noventa, aunque coin­ cide con el reinicio del crecimiento económico, éste habría sido de carácter insufi­ ciente y poco dinámico. Enseguida se examina la evolución de variables clave que pueden ayudar a expli­ car este notable contraste en el desempeño económico de ambos grupos de países, variables que podrían estar vinculadas con las diferentes estrategias de industrializa­ 71 Análisis y perspectivas de la globalización ción y de desarrollo comercial aplicadas. Se tratará de argumentar que el favorable desempeño de los países asiáticos está estrechamente relacionado con el hecho de que el sector externo no habría actuado como un freno al crecimiento económico, en tanto que en los del hnal, el estrangulamiento del sector externo habría provocado efectos muy desfavorables sobre el crecimiento, especialmente durante la aplicación de estrategias “hacia adentro”, cuyos efectos han seguido operando aun después de que esos países procedieron a la apertura de sus economías, no sólo por los contrastes en la forma de aplicación de la estrategia “hacia afuera”, sino también -y de manera importante- por el efecto duradero de los elevados niveles de endeudamiento externo en que estos países incurrieron durante las décadas previas. Demanda y oferta agregadas El crecimiento económico de largo plazo se encuentra visiblemente influido por el comportamiento, en un sentido dinámico de las fuerzas de la oferta y la demanda agregada, así como por el sendero seguido por su expansión a lo largo del tiempo. Desde un punto de vista didáctico conviene analizar, en primer lugar, la evolución de los componentes de la demanda agregada, ya que dos de éstos son los que constitu­ yen los elementos dinámicos que trazan en buena parte el sendero del crecimiento: la acumulación de capital y las ventas al exterior, es decir, las exportaciones. Depen­ diendo de las modalidades de la expansión de los componentes de la demanda, los de la oferta agregada reaccionan y dan contenido al proceso de crecimiento, en especial el derivado de la expansión de la producción doméstica, es decir, del producto inter­ no bruto, crecimiento que se complementa con el comportamiento de las importacio­ nes. Enseguida se analizan ambos comportamientos. Demanda agregada En los últimos 40 años se habrían producido modificaciones de significación en la estructura de la demanda total de los países de ambos grupos, y en ellos la dirección de los movimientos habría sido similar. En efecto, tanto en los países del Este asiáti­ co como del HNAL se detecta una paulatina disininución de la importancia relativa del consumo privado -con la notable excepción de Honduras-, lo que demuestra que de no haberse adoptado cualesquiera de las estrategias de desarrollo, el crecimiento eco­ 72 América Latina y el Este asíatico nómico de ambos grupos de países habría sido notoriamente menos dinámico del que se registró en la realidad40 (cuadro 2)41 El crecimiento del consumo de gobierno no habría sido tan uniforme, ya que en la mayoría de los países fue más acelerado que el de la demanda total en los primeros dos periodos, en especial en Costa Rica, Honduras, México, Filipinas y Malasia, y menor en los demás países. Ello pone de manifiesto que en los primeros, el gobierno habría desempeñado un papel muy activo en la promoción de la demanda, especial­ mente en los rubros educativos y cuidado de la salud en los países del hnal durante la primera y la segunda etapa del proceso sustitutivo de importaciones, lo que, como veremos más adelante, habría tenido efectos macroeconómicos adversos, sobre todo en la medida en que generaron crecientes déficits públicos. A partir de 1985, sin embargo, la expansión del consumo gubernamental habría sido menos dinámica, tan­ to en países del HANL -con excepción de República Dominicana- como en los del EA, lo que pone de manifiesto la paulatina pérdida de importancia del gasto gubernamen­ tal a partir de la aplicación de políticas de estabilización y ajuste estructural en Amé­ rica Latina, tendencia que también se habría registrado en los países del Este de Asia (cuadro 2). Los restantes componentes de la demanda final -la formación bruta de capital y las exportaciones- constituyen los dos factores dinámicos del crecimiento económi­ co desde el punto de vista de la demanda, aunque con características y temporalidades 40 Recuérdese, de los planteamientos presentados en la introducción, que en ausencia de crecimiento “hacia afuera” o de la adopción del crecimiento por medio de la ISI, el desarrollo económico queda determi­ nado por la tasa de expansión del consumo doméstico. La pérdida de importancia relativa del consumo privado demuestra con toda claridad que, de haber sido ese el caso, el crecimiento económico de la mayoría de los países habría sido notoriamente menos dinámico. El mantenimiento de la importancia del consumo privado en la estructura de la demanda total de Honduras ilustra con elocuencia el poco dinámico crecimiento económico que se alcanza cuando la economía se expande a la misina tasa que la del consumo doméstico. 41 Todos los cuadros presentados en este documento ofrecen promedios anuales referidos a tres periodos diferenciados de tiempo: 1960-1973, que hace referencia a la etapa previa a la crisis petrolera de 1973 y que inicia la diferenciación entre la estrategia de crecimiento de los países del Este de Asia (EA) y los del hnal; 1974-1984, que hace referencia a la última etapa sustitutiva de importaciones en hnal y al proceso de industrialización pesada en el ea; y el periodo 1985-2000, que hace referencia a la etapa en que la mayoría de los países habría realizado su proceso de ajuste y estabilización, así como de apertura comercial y financiera en el hnal, y los países del ea habrían consolidado su posición exportadora con elevadas tasas de crecimiento económico. Como se verá más adelante, esta periodización se corres­ ponde con la realizada por Collins y Bosworth (1998), en sus estimaciones de las “fuentes del creci­ miento” de varios países del ea, las cuales se utilizan más adelante en su comparación con la evolución seguida por los países seleccionados del hnal. 73 Análisis y perspectivas de la globalización Cuadro 2. Oferta y demanda total y sus componentes (Estructura porcentual promedio) País Producto Interno Bruto Costa Rica 1960-1973 1974-1984 1985-2000 Honduras 1960-1973 1974-1984 1985-2000 México 1960-1973 1974-1984 1985-2000 R. Dominicana 1960-1973 70.6 1974-1984 1985-2000 R.Corea 1960-1973 1974-1984 1985-2000 Filipinas 1960-1973 1974-1984 1985-2000 Malasia 1960-1973 1974-1984 1985-2000 Taiwán 1960-1973 1974-1984 1985-2000 Importaciones Oferta total Consumo privado demanda total Consumo de gobierno Formación de capital Exportaciones 80.8 79.2 71.8 19.2 20.8 28.2 100.0 100.0 100.0 53.1 46.4 41.1 14.7 15.4 12.1 18.5 21.0 21.4 13.7 17.2 25.5 63.5 62.7 66.4 36.5 37.3 33.6 100.0 100.0 100.0 43.0 42.0 43.6 7.6 8.5 7.8 13.2 14.0 17.2 36.1 35.4 31.4 88.1 87.5 81.2 11.9 12.5 18.8 100.0 100.0 100.0 63.9 59.6 57.9 6.4 8.1 4.6 22.2 23.1 19.7 7.5 9.2 17.8 72.4 73.2 29.4 27.6 26.7 100.0 100.0 100.0 66.7 65.9 59.2 3.1 2.0 3.2 12.4 16.4 16.6 17.8 15.2 21.0 92.9 85.7 79.3 7.1 14.3 20.7 100.0 100.0 100.0 68.7 54.8 46.5 11.9 8.8 5.9 15.0 22.7 26.6 4.3 13.7 21.0 83.2 82.3 73.2 16.2 17.7 26.6 100.0 100.0 100.0 60.0 52.9 52.5 9.4 10.2 8.6 16.1 21.2 15.6 14.5 15.7 23.3 73.7 70.6 58.2 26.3 29.4 41.8 100.0 100.0 100.0 45.5 38.5 28.1 8.8 10.2 7.3 13.9 20.0 19.3 31.8 31.3 45.4 84.3 76.8 15.7 23.2 100.0 100.0 49.8 41.9 22.0 14.6 13.6 14.6 16.9 26.6 70.6 29.4 100.0 40.6 11.1 15.8 32.5 Fuente: cálculos propios con base en información del Banco Mundial. 74 América Latina y el Este asíatico diferentes entre el EA y el hnal. Entre 1960 y 1984, la totalidad de los países exami­ nados habrían acrecentado su formación bruta de capital de manera dinámica, y como resultado ésta habría acrecentado su importancia en la estructura de la demanda final, con mayor intensidad los países del ea que los del hnal. Esta tendencia generaliza­ da, sin embargo, se habría interrumpido en los últimos tres lustros del siglo pasado, en el caso de Costa Rica, México y República Dominicana en el hnal, y en el de Filipinas, Malasia y Taiwán en el EA. Sin embargo, si se examinan los dos grupos de países a través de los promedios simples de sus respectivos coeficientes de inver­ sión42 resulta palmariamente claro que las economías del Este de Asia, en promedio, desde principios de los sesenta habrían tendido a acrecentar de manera sistemática sus índices de formación bruta de capital de manera más dinámica que los países del Hemisferio Norte de América Latina, como lo pone de manifiesto la gráfica 2. Vale hacer notar que los países latinos, tras un paulatino proceso de acrecenta­ miento de su coeficiente promedio de inversión entre 1960 y 1979, éste se habría desplomado a inicios de los ochenta, para acrecentarse sólo de manera muy gradual Gráfica 2. Coeficiente de inversión Fuente: Banco Mundial. 42 Formación bruta de capital como proporción del producto interno bruto. 75 Análisis y perspectivas de la globalización en los siguientes años, pese a lo cual hacia finales de los noventa no se habían recu­ perado los estándares alcanzados 20 años antes. Los países asiáticos, si bien registra­ ron una notable disininución de sus coeficientes de inversión en la primera mitad de los ochenta, para finales de los noventa habrían superado los estándares anteriores y alcanzado, en promedio -incluyendo a Filipinas-, niveles cercanos a 30%. Como más adelante veremos, el deterioro de la capacidad de acumulación de capital de los países del hnal es en gran parte responsable del estancamiento económico que la región habría registrado durante la década de los ochenta y de la recuperación -sólo modesta- de los últimos años de los noventa, en contraposición con el man­ tenimiento de los dinámicos estándares de crecimiento registrados por los países del Este de Asia.43 Dos factores han intervenido de manera perceptible en las tendencias anteriores: la evolución de la inversión extranjera directa (IED), y el papel desempeñado por la inversión pública en el proceso de acumulación de capital. En el primer caso, resulta evidente que la EID habría desempeñado un papel relativamente poco significativo en el proceso de capitalización de los dos grupos de países hasta mediados de la década de los ochenta, especialmente en Filipinas y Corea en el ea y en República Domini­ cana y Costa Rica en el HNAL; las excepciones las habrían constituido Malasia en el primer caso y Honduras y México en el segundo. En contraste, el crecimiento de la ied anual a lo largo del periodo 1985-1999 habría sido generalizado en todos los países, en especial en Filipinas y Corea en el Este asiático y en el caso del hnal de manera destacada en México (cuadro 3). La ied acumulada a partir de 1970 muestra, sin embargo, que considerados como grupos de países, en ambos la acumulación de capital extranjero habría sido similar, aunque ligeramente superior en el EA a partir del inicio de la década de los noventa (gráfica 3a). Considerando a los países en forma individual el papel desempeñado por México en este sentido habría sido abrumadoramente mayoritario, especialmente a partir de la firma del tlcan en 1994, seguido muy atrás por Malasia y Corea (gráfica 3b). El otro rasgo de relevancia en el proceso de acumulación de capital ha sido la importancia desempeñada por la inversión pública en la inversión total. Hacia princi­ pios de los setenta, ésta era especialmente importante en los casos de México y Repú­ blica Dominicana, y de menor relevancia en el resto de los países con la excepción de 43 Como veremos, no sólo el proceso de acumulación de capital habría entorpecido el crecimiento económico de los países latinos, sino además el precario desempeño en el crecimiento de la productivi­ dad conjunta de los factores (cambio tecnológico), como lo pone de manifiesto el examen de las “fuen­ tes del crecimiento” económico que se cuantifica más adelante. 76 América Latina y el Este asíatico Cuadro 3. Tasa de crecimiento medio anual1/ de la Inversión Extranjera Directa (IED) en países y periodos seleccionados (1970-1999) (Porcentajes) País Tasa de crecimiento medio anual 1970-1984 Costa Rica Honduaras México R. Dominicana R. Corea Filipinas Malasia 4.9 9.4 8.7 0.6 1.4 -3.0 19.1 1984-1999 16.6 10.4 20.8 17.8 20.6 26.3 13.6 1/Calculada por medio de la tendencia a partir de regresión logarítmica. Fuente: cálculos propios con base en datos del Banco Mundial. Gráfica 3a. Inversión extranjera directa (acumulada) (millones de dólares a precios corrientes) Fuente: Banco Mundial 77 Análisis y perspectivas de la globalización Gráfica 3b. Inversión extranjera directa (acumulada) (millones de dólares a precios corrientes) Malasia. Hacia 1984, el papel más destacado de la inversión pública se registraba en Honduras, en Malasia y en México, y con menor intensidad en el resto de los países. Hacia finales de la década de los noventa tal importancia habría descendido de mane­ ra generalizada en todas las economías, de manera notable en México, que alcanzó en ese año sólo 8% de la inversión bruta total (cuadro 4). Considerada la información en forma de promedios para ambos grupos de países se detecta, de manera bastante evidente, que aunque en los del hnal la importancia de la inversión pública siempre ha sido mayor que en los países del ea, en ambos conjuntos de naciones se habría registrado el retraimiento generalizado del Estado en la formación de capital, en el primero a partir de 1984, y en el segundo a partir de 1981, y a pesar del repunte coyuntural, muy probablemente- en el Este de Asia a partir de la crisis financiera de 1997 (gráfica 4). Una consecuencia podría destacarse de las tendencias esbozadas. En efecto, vale la pena hacer notar que si el coeficiente de inversión en los países del Este de Asia se ha acrecentado de manera paulatina y consistente en las últimas cuatro décadas, en tanto que la inversión pública se ha contraído en términos relativos, ello significa que el coeficiente de inversión privada se habría acrecentado de manera sustantiva, pro­ ceso en el cual la ied habría desempeñado un papel relevante, como se hizo mención previamente. En el caso de los países del Hemisferio Norte de América Latina, por el 78 América Latina y el Este asíatico Cuadro 4. Importancia de la inversión pública y privada en la formación de capital en países y años seleccionados (1973-1998)x/ (porcentajes) País/concepto Costa Rica Pública Privada Honduras Pública Privada México Pública Privada R. Dominicana Pública Privada R. Corea Pública Privada Filipinas Pública Privada Malasia Pública Privada 1973 1984 24.2 75.8 28.0 72.0 23.2 76.8 25.2 74.8 67.9 32.1 26.32/ 73.72/ 37.5 62.5 33.7 66.3 8.8 91.2 32.1 67.9 15.9 84.1 22.3 77.7 19.7 80.3 21.6 78.4 22.7 77.3 11.5 88.5 24.7 75.3 24.0 76.0 28.2 71.8 45.1 54.9 34.5 65.5 1998 1/ No se dispuso de datos para Taiwán. 2/ Se refiere a 1994. Fuente: cálculos propios con base en información del Banco Mundial. contrario, la caída del coeficiente de inversión a principios de los ochenta, y su muy lenta recuperación en los años siguientes, estarían apuntando -en conjunción con la pérdida de importancia de la inversión pública- que la IED, pese a su notable dinamisino en el área, n lo que sugiere que la tasa de inversión privada doméstica mantiene muy probable79 Análisis y perspectivas de la globalización Gráfica 4. Participación de la inversión pública en la inversión total (porcentajes) Fuente: Banco Mundial. mente bajos niveles y escasa recuperación desde principios de los ochenta en estos países, es decir, al estallar la crisis del “efecto tequila”.44 Basta hacer referencia de manera sumaria al cuarto componente de la demanda agregada: las exportaciones. En este caso su cuantía, expresada como proporción de la demanda agregada, registra patrones diferentes en ambos grupos de países en los periodos previos y posteriores a 1984. En efecto, si bien en la mayoría de los misinos -con la excepción de Honduras- esta proporción se habría acrecentado entre 1960 y 1984, el crecimiento habría sido notoriamente más acentuado en Corea y Taiwán, conforme emprendían la ruta exportadora a partir del inicio de los sesenta, que en los países del hnal y que en Malasia y Filipinas. 44 Muy diversas lecturas pueden darse a estas tendencias, pero una posibilidad evidente podría radicar en el hecho de que en el caso latinoamericano la inversión extranjera desplaza a la nacional, como podría haber sido el resultado de los agudos procesos de privatización llevados a cabo en los cuatro países analizados, en los cuales los activos de propiedad pública habrían pasado a manos extran­ jeras. Para una documentación de este fenómeno ver Mercado laboral, desigualdad y pobreza en países seleccionados del Hemisferio Norte de América Latina, documento preliminar preparado por E. Hernández 80 América Latina y el Este asíatico Sin embargo, en los últimos 15 años el acrecentamiento de la demanda externa ha sido el factor común de la totalidad de los países -de nuevo, con la excepción de Honduras- en especial en Malasia, Taiwán, Corea y Filipinas en el Este de Asia, y en el hnal tanto en Costa Rica como en México y en República Dominicana (ver de nuevo cuadro 2). De esta manera, la apertura a las exportaciones ha sido de carácter general -con las excepciones señaladas-, en el caso de los países del ea para conso­ lidar su estrategia exportadora, y en el de los del hnal para iniciarla después del estrangulamiento de su proceso sustitutivo de importaciones a mediados de la década de los ochenta. Adelantándonos al siguiente apartado, vale referir que las modalida­ des del desarrollo comercial habrían tenido, sin embargo, efectos diametralmente diferentes entre ambos grupos de países, sobre todo en términos de los desequilibrios externos generados desde antes de la puesta en marcha de los procesos apuntados de apertura comercial y financiera. Oferta agregada Las expansiones de los diversos componentes de la demanda agregada pueden satis­ facerse por cualesquiera de las siguientes dos vías: por un incremento de bienes y servicios importados, y/o por el aumento de la producción doméstica de esos bienes y servicios. A partir de la información ya citada del cuadro 2, se observa el paralelisino entre el comportamiento de las importaciones (como proporción de la oferta agre­ gada) y el de las exportaciones (como proporción de la demanda agregada): una relativa constancia en los países del hnal en los sesenta, setenta y primera mitad de los ochenta, y su expansión en los últimos tres lustros -patrón seguido de manera paralela por Fili­ pinas y Malasia- en contraposición con la constante expansión observada en Corea y Taiwán (cuadro 2). Ese comportamiento -importaciones inducidas por las exportacio­ Laos para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, México, pp. 36 y siguientes. Para una interesante discusión teórica de las condiciones en las que la inversión extranjera directa desplaza a la nacional, en un contexto de excedente absoluto de mano de obra, ver: J. Romero, y O. Fernández (2001), “Crecimiento, comercio y movimientos de capital en economías con oferta ilimitada de trabajo”, México El Colegio de México (mimeo). En el caso del ea ello no habría sucedido en forma tan marcada, probablemente porque el proceso privatizador no se dio en las dimensiones en que se presentó en Amé­ rica Latina, y/o porque esos países no registran elevados excedentes absolutos de mano de obra como nuestros países del hnal. Más adelante veremos, además, que los desequilibrios externos -fundamen­ talmente en cuenta corriente- habrían afectado de manera desfavorable la tasa de acumulación de capi­ tal, especialmente en los países latinos. 81 Análisis y perspectivas de la globalización nes- habría sido general en todos los países analizados, en especial al instrumentar estrategias orientadas a las exportaciones, sea de manera temprana (Corea y Taiwán) o de manera tardía (Malasia, Filipinas, México, Costa Rica y República Dominicana). Como resultado, el papel desempeñado por la producción doméstica de bienes y servicios -medido por la importancia del Producto Interno Bruto- habría sido decre­ ciente, con las notorias excepciones de Honduras y República Dominicana. Vale ha­ cer notar, sin embargo, que el decremento de la producción doméstica como proporción de la oferta total ha sido más acentuado en los países del EA-especialmente en Malasialo que es consecuencia del mayor grado de su apertura e integración a la economía internacional. Sin embargo, las diferencias entre los grupos de países son significati­ vas.45 Además, ello resulta del carácter crónicarnente deficitario del sector externo en el HNAL, aun después de la apertura comercial que sus países habrían registrado en los últimos tres quinquenios, en contraposición con el papel menos desequilibrado del sector externo que exhiben las naciones del ea desde hace varias décadas, como se verá más adelante. Como resultado de todo lo anterior conviene apuntar -aunque sea de manera su­ maria- algunos efectos que las tendencias anteriores -en la demanda y oferta agrega­ das- habrían tenido sobre los desequilibrios macroeconómicos que se habrían gestado en los países analizados. En efecto, aunque tanto en el EA como en los países del hnal la participación de la inversión pública en la inversión total habría aumentado en los sesenta y setenta, sólo en estos últimos esta tendencia habría coincidido de manera muy evidente con el aumento de la participación del consumo gubernamental en la demanda final, lo que habría repercutido en elevados déficits públicos como proporción del PIB, de naturaleza más aguda que en los países del ea, especialmente a partir de principios de los años ochenta, y con la sola excepción de tres años (1991, 1992 y 1998) (cuadro 5 y gráfica 5). 45 Una diferencia que vale la pena enfatizar es la fragmentación y desarticulación de las cadenas productivas que caracterizan a la mayoría de los países latinos a partir de la apertura comercial y finan­ ciera, situación que no parece tener lugar en los países del ea con la excepción, quizás, de Filipinas. El caso de México se encuentra debidamente documentado a través del análisis de los eslabonamientos intersectoriales de diversas matrices insumo-producto (ver: E. Hernández Laos, (1997), “México: Costo laboral y competitividad manufacturera”, en E. Amadeo et al. (1997), Costos laborales y competitividad industrial en América Latina, Lima, Oficina Internacional del Trabajo (OIT), pp. 161 -226). Otra caracte­ rística del acrecentamiento de la heterogeneidad estructural de estos países, consistente con la desarticu­ lación productiva señalada, habría sido el efecto del desarrollo exportador con base principalmente en el capital extranjero, especialmente de carácter maquilador, cuyas interrelaciones con el resto de la econo­ mía son escasas e incluso inexistentes. Para una discusión en el contexto de los países del hnal ver el documento de la cepal citado con anterioridad. 82 América Latina y el Este asíatico Cuadro 5. Déficit público como porcentaje del PIB y tasa media anual de crecimiento en los precios al consumidor (porcentajes de promedios por periodo) País Déficit público como % del pib TCMA de precios al consumidor Costa Rica 1960-1973 -3.4 3.4 1974-1984 -2.0 19.7 1985-2000 -3.0 15.0 2.6 Honduras 1960-1973 -1.2 1974-1984 -4.3 8.8 1985-2000 -4.1 13.3 México 1960-1973 -2.1 3.6 1974-1984 -5.6 29.4 1985-2000 -3.2 29.9 R. Dominicana 1960-1973 -1.8 3.5 1974-1984 -2.0 10.1 1985-2000 -0.3 16.8 R.Corea 1960-1973 -0.7 12.0 1974-1984 -1.9 14.2 1985-2000 -0.1 4.9 Filipinas 1960-1973 -0.8 6.8 1974-1984 -1.7 14.4 1985-2000 -1.9 8.7 Malasia 1960-1973 -4.4 1.8 1974-1984 -8.2 5.9 1985-2000 -2.0 2.8 Taiwán 1960-1973 1974-1984 1985-2000 Fuente: cálculos propios con base en información del Fondo Monetario Internacional. 83 Análisis y perspectivas de la globalización Fuente: Fondo Monetario Internacional. A pesar de que el efecto del déficit público sobre los equilibrios macroeconómicos depende de manera importante de la forma como éste se financia, es precisamente desde finales de los setenta que el proceso inflacionario comenzó a acelerarse en los países del HNAL en comparación con su disininución en los del ea, proceso que habría continuado a elevados niveles en aquellos países -y bajo en éstos-, hasta que se habrían comenzado a controlar a partir de 1995 (cuadro 5 y gráfica 6). Resulta rele­ vante destacar, por tanto, que el acentuamiento del déficit público coincida con años de elevadas presiones inflacionarias y, ambos, coincidan a su vez con el prolongado periodo de estancamiento y crisis económica de los países latinos, a lo largo de los ochenta y primera mitad de los noventa. Como veremos a continuación, este síndro­ me se complementa con los efectos que habría tenido el comportamiento del sector externo en ambos grupos de países. El sector externo La importancia relativa del sector externo suele medirse en términos de su propor­ ción en el Producto Interno Bruto (PIB). La evolución de largo plazo del coeficiente 84 América Latina y el Este asíatico Fuente: Fondo Monetario Internacional. de exportaciones46 muestra que hasta antes de los ochenta éste habría sido mayor -en promedio- en los países del HNAL que en los del EA, por efecto de los elevados coefi­ cientes de Honduras y Costa Rica,47 y los relativamente bajos de Filipinas. Sin embar­ go, el acrecentamiento de este indicador habría sido más consistente en los países asiáticos que en los latinos, de manera tal que para principios de los ochenta habrían alcanzado un promedio similar y, para los años posteriores, el coeficiente de exportaciones del EA habría sido sistemáticarnente mayor que el promedio de los países del hnal, pese al repunte de este último a partir de 1995 tras la puesta en marcha del tlcan. Así, el desempeño exportador de los países del Este de Asia se habría consolidado de mane­ ra evidente durante los noventa, dejando muy atrás los esfuerzos en esa dirección llevados a cabo por los países de Centroamérica y México después de los procesos de apertura comercial impulsados en la década pasada (gráfica 7). Si bien hay claros indicios de que el mercado “natural” de los países del Este de Asia sería el registrado por Japón, en la práctica desde los años sesenta buena parte 46 47 Exportaciones como porcentaje del PIB. Principalmente de exportaciones agrícolas. 85 Análisis y perspectivas de la globalización Fuente: Banco Mundial. de las exportaciones de esos países se habrían dirigido hacia Europa occidental y, especialmente, a Estados Unidos. No se cuenta con toda la información que sería necesaria para evaluar este fenómeno, pero indicadores parciales ponen claramente de manifiesto que la participación de estos países en las importaciones de Estados Unidos estarían siendo sustituidas por importaciones procedentes de los países del hnal, como lo pone de manifiesto la evolución de los Índices de Competitividad de Porter en el mercado estadunidense48 (gráfica 8). Sin embargo, igual -o más destaca­ do- es el papel desempeñado por las exportaciones de China continental hacia Esta­ dos Unidos, y si se adicionan las exportaciones de ese país, la evolución del grado de penetración de los productos manufactureros del ea habría registrado un aumento considerable, de mayores proporciones que el alcanzado por los países del Hemisfe­ rio Norte de América Latina (gráfica 8).49 48 Estos índices contabilizan la participación de un país -o grupo de países- en las importaciones del mercado que se pretende examinar. Para una descripción de estos índices ver: M.E. Porter, (1991), La ventaja competitiva de las naciones, Buenos Aires, Vergara Editores. 49 De hecho, si se examina la evolución de los índices de Porter para los diferentes países resulta evidente la pérdida de competitividad manufacturera de Corea, Taiwán, Malasia y Filipinas vis á vis el 86 América Latina y el Este asíatico Fuente: Banco Mundial. Por otra parte, como ya se hizo notar, la evolución del coeficiente de importacio­ nes sigue una tendencia similar al de las exportaciones. En efecto, de acuerdo con la información, el promedio de los países del hnal habrían registrado coeficientes de importación sistemáticarnente mayores que los del ea hasta principios de los ochen- aumento de la registrada por China continental (Gráfica 9). En el otro grupo de países, el grado de penetración de las exportaciones manufactureras del hnal obedece de manera casi total al desempeñado por México, frente al reducido papel que desempeñan República Dominicana, Costa Rica y Honduras (Gráfica 10). Los países del EA -sin incluir a China continental- habrían perdido competitividad en una amplia gama de actividades manufactureras durante la década de los noventa, con la excepción de pro­ ductos metálicos, maquinaria y equipo. En contraste, el aumento de la competitividad en los mercados estadunidenses de manufacturas de los países del hnal (léase México) habría sido generalizado, y de mayores proporciones en industrias como la textil y del vestido, productos minerales no metálicos, indus­ tria metálica básica y, especialmente, en productos metálicos, maquinaria y equipo (Cuadro 6). El aumento de la competitividad manufacturera de México en el mercado norteamericano obedece, en gran parte, a factores muy poco sustentables, entre los que destacan los muy bajos costos laborales (Ver: Hernández Laos 2000, La competitividad industrial en México, UAM-Plaza y Valdés, México, capítulo 4). La aparente pérdida de competitividad de Corea y Taiwán podría estar reflejando la emigración de SUS empresas a China continental, que es donde se realizan las exportaciones al mercado estadunidense. 87 Análisis y perspectivas de la globalización Fuente: Banco Mundial. Fuente: Banco Mundial. América Latina y el Este asíatico Cuadro 6. Indices de penetración de Porter en las importaciones norteamericanas1/ por parte de países seleccionados (1990-2001) (porcentajes) Sector de procedencia HNAL2/ E. Asia sin China3/ 1990 2001 1990 1. Agricultura, silvicultura, caza y pesca 19.7 12.6 2. Minería 3. Manufacturas 6.3 3.1 Alimentos, bebidas y tabaco 9.7 3.2 Textiles, prensas y cuero 6.1 3.3 Madera y sus productos 5.1 3.4 Papel, imprenta y editorial 1.9 3.5 Química, petroquímica y plásticos 6.4 3.6 Productos minerales no metálicos 9.2 3.7 Industria metálica básica 5.1 3.8 Productos metálicos, 6.8 maquinaria y equipo 3.9 Otras manufacturas 4.0 8.5 4. Otras Total 6.7 18.1 3.1 2.9 0.2 12.3 10.5 12.7 5.4 16.8 29.5 3.9 15.1 3.3 1.7 6.2 3.7 12.6 9.8 7.1 5.0 E. Asia con China4/ 2001 1990 2001 1.8 0.4 9.3 3.5 9.9 5.0 2.1 2.5 5.0 5.5 7.1 3.1 13.7 6.2 42.6 17.8 2.2 5.8 13.3 5.7 5.6 7.2 18.7 5.6 30.6 18.1 7.3 6.4 21.8 8.0 15.8 11.2 14.0 7.8 9.8 4.2 11.7 3.2 5.1 12.4 10.1 9.0 12.7 16.5 3.9 13.1 22.5 22.9 7.5 17.9 1/ Participación de los países en las importaciones totales de Estados Unidos. 2/ Hemisferio Norte de América Latina. Incluye Costa Rica, Honduras, México y República Dominicana. 3/ Este de Asia. Incluye Corea del Sur, Filipinas, Malasia y Taiwán. 4/ Este de Asia. Además de los anteriores países incluye China. Fuente: cálculos propios con base en us Department of Commerce, Bureau of the Census, Data user Service Division, Washington (2002). ta; habrían descendido significativamente en 1981-1982 como producto de la crisis del “efecto tequila ”, para recuperarse gradualmente en los siguientes años, pero por abajo de los registrados por los países del EA, especialmente desde 1989 en adelante, y a pesar de su reducción en 1998 como producto de la crisis asiática (gráfica 11). Las tendencias anteriores corroboran la impresión, mencionada con anterioridad, de que estamos en presencia del fenómeno del seguimiento de las importaciones a las exportaciones, lo que se explica por el elevado contenido de productos importados que en la actualidad registran las exportaciones de la totalidad de los países examinados. 89 Análisis y perspectivas de la globalización Fuente: Banco Mundial. Lo pertinente, sin embargo, estriba en determinar la evolución de la balanza co­ mercial para ambos grupos de países, y ahí encontramos notorias diferencias. Para detectar la evolución del saldo comercial hacemos uso del índice de las ventajas comparativas reveladas (IVCR), cuya evolución a partir de 1980 se ilustra en la gráfi­ ca 12.50 Como puede observarse, la posición deficitaria en la balanza comercial de los países del hnal es sistemática y consistentemente mayor que la de los países del EA, con sólo cuatro excepciones (1983, 1983, 1995 y 1996), años en los cuales los países latinos habrían mostrado significativas crisis recesivas, especialmente en el caso de México. Resulta de interés destacar la creciente divergencia en este sentido entre ambos grupos de países, ya que a partir de 1995 los del EA acrecientan sus resultados comerciales superavitarios, en tanto que los del HNAL los acrecientan tam- 50 El ivcr se define de la siguiente manera: ivcr = (X-M)/(X+M), en donde X es la cuantía total de las exportaciones de un país (o grupos de países) y M son las importaciones totales. El ivcr puede registrar valores en el rango de -1 a +1. En la medida en que el índice sea negativo y se acerque a la unidad, estaría indicando que el país -grupo de países- tienen muy escasa competitividad en los mercados mundiales; en la medida en que se acerque a +1 indica un elevado grado de competitividad en tales mercados, y si se acerca a cero estaría mostrando una posición cercana al equilibrio en la balanza comercial. 90 América Latina y el Este asíatico Fuente: Elaborado con datos del Banco Mundial bién, pero en términos deficitarios. De esta manera, en los últimos 20 años los países latinos sólo han podido alcanzar posiciones superavitarias en su comercio externo en años de significativa recesión y parálisis económica, lo que estaría apuntando a la existencia de un problema crónico de balanza comercial. Por el contrario, en los países del Este de Asia este estrangulamiento crónico del sector externo parece no darse en esos países parece ser más factible alcanzar posiciones favorables en su comercio exterior de manera persistente y consuetudinaria.51 51 La explicación de este fenómeno es clave para identificar los muy diferentes senderos de creci­ miento económico seguidos por ambos grupos de países. La dilucidación de este aspecto queda, obvia­ mente, fuera del alcance del presente documento, pero pueden plantearse como hipótesis los persistentemente débiles perfiles competitivos del sector manufacturero de México y América Central, cuyo “éxito” exportador-al menos en el caso de México- obedece a factores poco robustos tales como la persistente subvaluación de sus recursos naturales y humanos, y no a la extensiva aplicación de la tecnología y los avances de la productividad, como se mencionó más arriba. El problema de la precaria competitividad de los países latinos -con la excepción de Costa Rica— se agrava de manera significativa en la medida en que el tipo de cambio real tiende a sobrevaluarse, como producto tanto del control inflacionario que suele hacerse a través del andamiento del tipo de cambio nominal —con la excepción de Costa Rica- y como producto de las masivas entradas de capital extranjero y remesas enviadas por trabajadores emigrantes. 91 Análisis y perspectivas de la globalización Los desequilibrios del sector externo de los países latinos van más allá de los planteados por los continuos déficit comerciales. En efecto, si bien durante los sesen­ ta y setenta los términos internacionales de intercambio habrían favorecido a los países del hnal -en especial a México y República Dominicana-, en tanto que se deterioraban para los países del ea, a partir de la segunda mitad de los setenta las tendencias se habrían revertido para aquellos y a partir de los ochenta para éstos, y no obstante que las tendencias habrían vuelto a ser favorables para los países latinos durante los noventa (cuadro 7 y gráfica 13). Así, para las naciones de América Cen­ tral y México, a los sistemáticos efectos desfavorables del persistente déficit comer­ cial se habría añadido, durante cerca de 15 años, un dramático deterioro de los términos de intercambio que afectó de manera muy poco favorable el equilibrio externo de sus economías; en contraste, su recuperación de los noventa habría sido sólo parcial y no habría favorecido a México ni a República Dominicana. Recuperando los distintos cabos sueltos, puede apuntarse que los sistemáticos déficits gubernamentales de los países del HNAL, en especial durante los sesenta y los setenta, aunados a la persistencia de su déficit comercial, reclamaron fuentes alterna­ tivas para su financiamiento, entre las cuales las deudas contraídas con instituciones bancarias del exterior fueron sistemáticarnente favorecidas, lo que se reflejó, a su vez, en repetidos déficits en cuenta corriente (cuadro 7 y gráfica 14). Ello provocó un crecimiento acelerado en la cuantía de la deuda externa desde principios de los setenta, el cual se prolongó hasta bien entrada la segunda mitad de la década de los ochenta, al tener lugar el inicio de las renegociaciones de la deuda bajo el Plan Brady. El desbordamiento de la deuda externa durante los setenta afectó, a su vez, la magnitud y severidad de la crisis de los ochenta, en la medida en que su servicio drenó cuantiosos recursos al exterior que dejaron de invertirse en el interior de los países latinos. A la luz de estas tendencias es que se explica la búsqueda, por parte de las instituciones multilaterales de crédito, de que estas economías aplicasen las pres­ cripciones del ya anotado Consenso de Washington, cuyo propósito no fue otro que el aseguramiento del pago de las cuantiosas deudas externas contraídas por los países del área. En contraste, en las naciones del Este de Asia, si bien la cuantía de la deuda externa como proporción del PIB se acrecentó de manera paralela (cuadro 7 y gráfica 15), su crecimiento fue más controlado a partir de 1980, y ya para 1986 habían co­ menzado a disininuirlo de manera significativa, lo que lograron hacer en los siguien­ tes años, para acrecentarlo de manera marginal sólo a partir de la crisis asiática de 1997. En este caso, sin embargo, los efectos de la deuda externa sobre la cuenta corriente de la balanza de pagos no habrían sido desproporcionadamente onerosos -salvo entre 1981 y 1983-, no sólo por su posición favorable en la balanza comer92 América Latina y el Este asíatico Cuadro 7. Términos de intercambio, déficit en cuenta corriente y deuda externa como porcentaje del pib (porcentajes de promedios por periodo) País Costa Rica 1960-1973 1974-1984 1985-2000 Honduras 1960-1973 1974-1984 1985-2000 México 1960-1973 1974-1984 1985-2000 R. Dominicana 1960-1973 1974-1984 1985-2000 R.Corea 1960-1973 1974-1984 1985-2000 Filipinas 1960-1973 1974-1984 1985-2000 Malasia 1960-1973 1974-1984 1985-2000 Taiwán 1960-1973 1974-1984 1985-2000 Términos de intercambio (1985=100.0) Déficit en cuenta corriente como % del PIB Deuda externa como % del PIB 110.9 94.7 98.1 -7.7 -11.2 -5.4 31.9 82.4 69.1 93.2 85.3 84.4 -2.6 -9.3 -6.7 21.2 53.6 106.8 111.8 137.5 104.4 -2.3 -2.9 -2.6 19.0 36.3 48.2 109.0 121.4 93.0 -3.3 -5.2 -3.4 22.0 27.8 52.8 98.3 90.7 95.7 -2.8 -5.2 -1.5 36.7 42.6 25.3 110.2 97.1 102.7 2.3 -5.2 -0.7 31.4 50.7 68.9 95.9 96.8 97.0 -1.8 -3.5 -2.5 15.9 34.2 52.9 113.6 97.5 102.6 Fuente: cálculos propios con base en información del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. 93 Análisis y perspectivas de la globalización Fuente: elaborado con datos del Banco Mundial. Fuente: elaborado con datos del Banco Mundial. 94 América Latina y el Este asíatico Fuente: World Debt. Tables, Banco Mundial. cial, sino también por la mucho menor cuantía de sus déficit gubernamentales, como se examinó más arriba. Una interpretación de los procesos esbozados En forma sumaria, puede ahora evaluarse la evidencia descrita anteriormente y tratar de compararse, en términos cuantitativos un poco más formales, los principales con­ trastes en el desempeño económico en ambos grupos de países. Para ello se utiliza el análisis de regresión entre las variables clave del proceso, aplicado sólo para dos países (Corea y México) que resumen las principales diferencias en el desempeño económico de los dos grupos de naciones examinadas hasta ahora.52 52 Para el cálculo de las ecuaciones de regresión se utilizaron series anuales de las distintas varia­ bles, referidas a periodos que cubren los años 1960 a 2000, y que tienen como fuente el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. 95 Análisis y perspectivas de la globalización En términos esquemáticos, los desequilibrios internos pueden cuantificarse de manera aproximada por la severidad de las presiones inflacionarias. La magnitud de éstas tienen múltiples orígenes, pero dos variables pueden capturar los principales efectos: la cuantía del déficit gubernamental expresado como porcentaje del pib -que resume los desajustes internos- y la magnitud del déficit en la balanza comercial que, cuando es persistente, provoca presiones devaluatorias que inciden en las presiones inflacionarias. La ecuación (1) pone de manifiesto que el efecto de ambos desequilibrios sobre la inflación fue notoriamente mayor en México que en Corea, a juzgar por la magnitud de los coeficientes de regresión respectivos, los cuales son positivos y significativamente diferentes de cero en términos estadísticos (cuadro 8). A su vez, una evolución poco favorable -o francarnente desfavorable- de los térmi­ nos internacionales de intercambio (tint), aunada a crecientes presiones inflacionarias internas, producto a su vez de déficits público y en la balanza comercial, reclama financiamiento tanto interno como externo, lo que repercute acrecentando los niveles de la deuda externa como proporción del producto, como se expresa en la ecuación (2). Resulta interesante observar, sin embargo, que la repercusión es diferente en el caso mexicano que en el coreano. En el primero, tanto la evolución desfavorable de tint como el aumento de las presiones inflacionarias internas (tpc) acrecientan los niveles de endeudamiento externo. En contraste, en el caso de Corea sólo los movi­ mientos desfavorables de los términos de intercambio afectan el endeudamiento, no así las presiones inflacionarias domésticas;53 ello pone de manifiesto las menores repercusiones en Corea de los desequilibrios internos sobre los requerimientos de financiamiento internacional (cuadro 8). El endeudamiento externo como proporción del producto (dext), en conjunción con el déficit en la balanza comercial (IVCR) afectan, a su vez, la cuantía del saldo en cuenta corriente (ccte); en el primer caso por el monto del servicio de la deuda externa ecuación (3). En el caso de México los efectos de ambas variables son posi­ tivos y estadísticarnente significativos; en contraste, en el caso de Corea no se en­ cuentra evidencia estadística robusta que muestre que el servicio de la deuda externa haya afectado la magnitud del saldo en cuenta corriente. De aquí se infiere, entonces, una diferencia fundamental adicional, en la medida en que la acumulación de deuda externa en México se ve históricarnente reflejada en una salida de divisas a conse­ cuencia del servicio de la misina, en tanto que en el caso coreano no ocurre así, lo cual obedeció a una cuantía menos onerosa de tales pagos al exterior (cuadro 8). 53 El correspondiente coeficiente de regresión no es significativamente diferente de cero en este caso (cuadro 8). 96 América Latina y el Este asíatico Cuadro 8. Resultados Ecuación y país Ecuación (1): Corea Variable dependiente 0.6322 (0.0092) 0.2078 (0.0000) Ecuación (2): Corea DEXT 1.1505 (0.0007) 0.6633 (0.0001) México Ecuación (3): Corea CCTE 0.2901 (0.6779) -0.5872 (0.0000) México Ecuación (4): Corea CINV 0.3293 (0.0000) 0.1894 (0.0000) México Ecuación (5): Corea México TYPC 0.1004 (0.1320) -0.1651 (0.0000) Estadísticos Variables independientes Constante TPC México del cálculo de regresión entre variables clave para el análisis (Corea y México) (1) (2) DPUB 0.9677 (0.0629) 2.1819 (0.0050) TINT -0.8984 (0.0072) -0.3249 (0.0046) DEXT -0.0056 (0.7746) 0.0626 (0.0276) CCTE -0.3312 (0.0005) -0.6128 (0.0000) CINV -0.0013 (0.5207) 0.7632 (0.0000) IVCR 0.1740 (0.3193) 0.7378 (0.0108) TPC -0.1466 (0.5286) 0.4816 (0.0005) IVCR 0.6783 (0.0000) 0.1429 (0.0020) AR(1)1/ R2 0.6238 (0.0052) 0.6360 1.58 0.7548 1.58 0.8577 0.8333 0.6293 (0.0042) 0.8537 1.87 40.00 (0.0000) 2.08 47.70 (0.0000) 0.3072 (0.2072) 0.9676 0.7582 0.8702 (0.0000) 0.8170 (0.0000) 0.8235 0.7823 D.W. F 11.06 (0.0002) 29.20 1.71 179.28 (0.0000) 1.54 54.02 (0.0000) 1.33 51.32 (0.0000) 1.41 41.30 (0.0000) 0.0167 1.85 0.4982 2.14 0.42 (0.5207) 26.54 (0.0000) Nota: entre paréntesis, el grado de significación de los parámetros. 1/ Corrección de Cochrau-Ourtcut para el problema de la correlación serial. Variables: tpc = Tasa de crecimiento medio anual de precios al consumidor. dpub = Deuda pública como porcentaje del PIB. dext = Deuda externa como porcentaje del pib. ivcr = Indice de Ventaja Competitiva Revelada. tint = Términos de intercambio. ccte = Saldo en cuenta corriente como porcentaje del pib. CINV = Coeficiente de Inversión (formación de capital como porcentaje del pib). typc = Tasa de crecimiento medio anual del producto per cápita en términos reales. Fuente: cálculos propios con base en información sistematizada del Banco Mundial y del Fondo Mone­ tario Internacional, para el periodo 1960-2000. 97 Análisis y perspectivas de la globalización En la medida en que el servicio de la deuda sea significativo y se refleje en el saldo de la cuenta corriente, en esa medida el país dispondrá de menores recursos para aho­ rrar e invertir en el interior, lo que puede afectar de manera desfavorable la evolución del coeficiente de inversión.54 La ecuación (4) cuantifica esta relación y, si bien tanto en México como en Corea es positiva y estadísticarnente significativa, el efecto cuanti­ tativo es el doble de desfavorable en el primero que en el segundo país (cuadro 8). Por último, en la medida en que la acumulación de capital físico es un factor esencial del crecimiento económico -como veremos en el siguiente apartado-, modi­ ficaciones adversas (léase disininuciones) en el coeficiente de inversión tendrían efec­ tos muy desfavorables sobre la evolución en la tasa de crecimiento de la economía y, por tanto, en la del crecimiento del pib por habitante (typc). Esa relación se cuantifi­ ca en la ecuación (5), la cual pone de manifiesto otra diferencia entre ambos países, ya que en tanto el efecto es estadísticarnente significativo en el caso de México, no lo es en el de Corea. Ello sugiere que en el primer caso la variabilidad en el coeficiente de inversión ha tenido efectos significativos en la tasa de crecimiento económico, muy probablemente como producto de la continua aplicación de políticas de “freno” y “arranque”, provocadas por los desequilibrios internos y externos, además de los efectos generados por el servicio de la deuda que se refleja en déficits en cuenta co­ rriente. En contraste, en el caso de Corea estos efectos han sido muy poco significati­ vos, porque el coeficiente de inversión se ha mantenido elevado y al alza, como lo pone de manifiesto la información estadística analizada en el apartado previo. En resumen, en la medida en que el caso mexicano refleje con alguna exactitud el de los demás países del hnal que hemos examinado, parecería apropiado sintetizar la senda del crecimiento económico seguida por este país, y compararla con la aplicada por Corea, que estaría reflejando la evolución registrada por los países del ea con la excepción quizás de Filipinas. En el caso de México, a las dificultades inherentes al proceso de industrialización hacia adentro instmmentado desde principios de los cincuenta, se habría añadido una política expansionista del gobierno en los sesenta y setenta55 que provocó crecientes desequilibrios internos y externos. El sesgo antiexportador de la estrategia, a su vez, se reflejó en sistemáticos saldos deficitarios en la cuenta comercial, desequilibrios 54 Formación bruta de capital como proporción del pib. Para una lúcida descripción de este proceso ver: C. Tello, (1979), La política económica en México: 1970-1976, México, Siglo XXI Editores. Para el análisis de los efectos onerosos de la deuda sobre la economía mexicana ver: J. Bortz, y J.W. Wilkie (1990), “Contexto de la crisis mexicana: la política y la economía en el México de la posguerra”, en J.W. Wilkie, y J. Reyes Heroles GG (1990), Industria y trabajo en México, México, Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, pp.17-29. 55 98 América Latina y el Este asíatico que provocaron un notable endeudamiento externo que se prolongó hasta la segunda mitad de los ochenta. A su vez, los onerosos servicios de la deuda externa drenaron de manera recurrente los recursos domésticos para la formación de capital, lo que restó dinamisino al proceso de acumulación y al crecimiento económico. Generali­ zando, las economías de la región, a pesar de sus intensos procesos de apertura comercial y financiera, no han sido capaces hasta ahora de evitar el sistemático estrangulamiento que representa el sector externo para su proceso de acumulación de capital y el crecimiento de sus economías, en parte importante por el rezago en mate­ ria de productividad multifactorial, como veremos en el siguiente apartado. En el caso de Corea, por el contrario, la estrategia exportadora iniciada desde principios de los sesenta, a través de la aplicación de políticas coherentes como las esbozadas en el segundo apartado de este documento, permitió el desarrollo de un sector externo dinámico que fue avanzando de manera sistemática y robusta por di­ versas etapas, en las cuales mantuvo elevados índices de capitalización que no sólo aumentaron la productividad de la mano de obra, sino que permitieron además com­ petir en condiciones ventajosas en los mercados internacionales con base en crecien­ tes estándares de productividad multifactorial, evitando el estrangulamiento del sector externo en el proceso de crecimiento económico. Sus problemas en la actualidad -al igual que está sucediendo en Taiwán y, para el caso, en Japón- radican en una tenden­ cia gradual a la desindustrialización, porque parte creciente de sus empresas manu­ factureras están emigrando a China continental en busca de menores costos relativos, lo que ya se refleja en su paulatina pérdida de competitividad en el mercado estaduni­ dense de manufacturas. En estos países, el acrecentamiento de la productividad multifactorial continuará siendo el requisito para mantener su éxito exportador, como lo ha sido a lo largo de los últimos 40 años. Las fuentes del crecimiento económico El crecimiento económico constituye un proceso complejo y difícil de comprender a cabalidad. Algunas herramientas analíticas, sin embargo, pueden ayudar a entender la naturaleza de este proceso, aunque sea en forma gruesa y aproximada. Es el caso del análisis de las “fuentes del crecimiento económico” que, a partir de la contribu­ ción seminal de R. Solow (1957),56 permite descomponer el crecimiento anual de la 56 R.M. Solow (1957), “Technical Change and the Aggregate Production Function”, Review of Economics and Statistics, vol. 39, pp. 312-20. Reproducido en A. Sen (1971), Growth Economics, Harmondsworth, Penguin Modem Economic Readings, pp. 401-419. 99 Análisis y perspectivas de la globalización economía -medido por el del producto medio por hombre ocupado- en dos compo­ nentes: la contribución del crecimiento de los acervos de capital por trabajador y el residuo, que corresponde al “cambio tecnológico” en su versión original, o al creci­ miento de la productividad multifactorial en su versión más difundida. Bajo los supuestos comunes de la teoría recibida,57 es posible descomponer la tasa de crecimiento de la productividad laboral (Gq) en la parte explicada por el pro­ ceso de acumulación de capital tangible (β * Gk) y la atribuible al crecimiento de la productividad total de los factores (Gptf). En términos algebraicos se tiene: en donde β expresa la participación de los beneficios en el producto y el símbolo G expresa tasas medias anuales de crecimiento de la productividad laboral (q), del capital físico reproducible por trabajador (k) y de la productividad total de los facto­ res (ptf).58 Esta descomposición es de interés, en la medida en que los factores que afectan el proceso de acumulación de capital son diferentes de los que inciden en el crecimiento de la productividad multifactorial. Esas diferencias resultan de la apli­ cación de estrategias y políticas económicas distintas -como más adelante se comen­ ta-, lo que permite revaluar todo lo analizado en los apartados precedentes de este documento. Para analizar las fuentes del crecimiento económico de los países examinados hacemos uso de las cuantificaciones de Collins y Bosworth (1998) para los diversos países del Este de Asia.59 Para los países del Hemisferio Norte de América Latina que hemos venido analizando, las cuantificaciones son propias y siguen, en todos senti­ dos, la metodología aplicada por Collins y Bosworth, con el objeto de guardar la 57 Se supone la existencia de una función de producción agregada homogénea de grado 1; la existen­ cia de condiciones competitivas en los mercados de productos y de factores, y la existencia de rendi­ mientos constantes a escala que agotan la repartición del producto entre capital y trabajo. 58 Es posible demostrar que puede llegarse a una formulación similar sin necesidad de incurrir en los restrictivos supuestos neoclásicos, siempre y cuando los incrementos anuales en las variables sean de pequeña magnitud. Ver: E. Hernández Laos (1991), “Tendencias recientes de la productividad industrial en México”, Investigación económica, UNAM, núm. 198, octubre-diciembre, pp. 11-44. 59 Ver: S.M. Collins y B.P. Bosworth (1996), “Economic Growth in East Asia: Accumulation versus Assimilation”, Brooking Papers en Economic Activity, Washington, núm. 2. Las estimaciones de estos autores abarcan el periodo 1960-1994. Para tener un panorama más completo, hemos actualizado tales cuantificaciones hasta 1998 aplicando la misina metodología, a partir de información adaptada del Ban­ co Mundial y de la Organización Internacional del Trabajo. 100 América Latina y el Este asíatico comparabilidad entre las diferentes estimaciones.60 Las cuantificaciones correspon­ dientes se presentan en el cuadro 9.61 El crecimiento de la productividad laboral constituye un reflejo del aumento del ingreso por habitante de los países; de ahí la importancia de su evolución y del análi­ sis de los factores que lo determinan. En el caso de las economías del hnal, la evolu­ ción del producto por trabajador en los últimos 30 años ha sido decepcionante. Por ejemplo, Costa Rica registró un decrecimiento paulatino, equivalente a -0.7% anual entre 1973 y 1998, y aunque el deterioro habría sido más marcado en la década de los setenta, el mejoramiento en los ochenta y noventa fue nulo. Honduras, por su parte, después de una década de crecimiento positivo (1.1% anual entre 1973 y 1984) habría registrado retrocesos significativos en los siguientes años, para promediar un crecimiento también nulo sobre las últimas tres décadas. México, a su vez, después de un favorable desempeño en materia de productividad laboral durante los sesenta (2.5% anual entre 1960 y 1973), habría reducido tan notable dinamisino en la si­ guiente década (0.6% anual entre 1973 y 1984) el cual se habría traducido en disini­ nución absoluta (-0.9% anual) entre 1984 y 1998. República Dominicana, por el contrario, no sólo habría mantenido sino acrecentado el dinamisino en el crecimiento de su productividad laboral, al registrar 0.8% anual en los setenta y 2.1% en los ochenta y noventa (cuadro 9). Este panorama se compara muy desfavorablemente con el desempeño en materia de productividad laboral de los países del Este de Asia. Corea, por ejemplo, si bien ha reducido marginalmente el dinamisino de su crecimiento, mantuvo a lo largo de los últimos 40 años un crecimiento superior 5% medio anual. Malasia, con tendencias 60 Para ello se llevó a cabo el cálculo de series de los acervos de capital físico de estos países, aplicando el método del inventario perpetuo a las series de inversión fija bruta anual del Banco Mundial a precios de 1996. La tasa de depreciación anual utilizada es la misina que la aplicada por Collins y Bosworth (6% anual), y la participación de los beneficios en el producto es igual a la utilizada por esos autores (β = 0.4). El cálculo de los insumos de mano de obra se realizó a través de la interpolación anual de datos de la población económicarnente activa de los diversos países, en tanto que los datos del producto constituyen estimaciones del pib de los diversos países aportadas por el Banco Mundial, valuadas a precios constantes de 1996. Las series para Costa Rica, Honduras y República Dominicana sólo abar­ can el periodo 1970-1998; en el caso de México estas series fueron complementadas con estimaciones inéditas de Hernández Laos para el periodo 1960-1970. 61 Collins y Bosworth estiman para los países del ea, de manera separada, el efecto de los cambios en la “calidad” de los insumos de trabajo a través del mejoramiento educativo, procedimiento que no se siguió en las estimaciones para los países del hnal. Por ello, en la presentación de los resultados del cuadro 9, la influencia de los cambios educativos se incluye en el residuo, es decir, en el crecimiento de la ptf, con el objeto de hacer comparables las estimaciones de ambos grupos de países. 101 Análisis y perspectivas de la globalización Cuadro 9. Las “fuentes del crecimiento económico” en países seleccionados del Sudeste Asiático y del Hemisferio Norte de América Latina (1960-2000) (porcentajes) Contribución de: País y periodo Costa Rica 1960-1973 1973-1984 1984-1998 1973-1998 Honduras 1960-1973 1973-1984 1984-1998 1973-1998 México 1960-1973 1973-1984 1984-1998 1960-1998 R. Dominicana 1960-1973 1973-1984 1984-1998 1973-1998 R.Corea 1960-1973 1973-1984 1984-1998 1960-1998 Filipinas 1960-1973 1973-1984 1984-1998 1960-1973 Producto por trabajador Capital físico por trabajador Productividad total de los factores n.d. -1.5 0.0 -0.7 n.d 0.4 0.3 0.3 n.d -1.9 -0.3 -1.0 n.d. 1.1 -0.7 0.1 n.d. 0.3 0.9 0.6 n.d. 0.8 -1.6 -0.5 2.5 0.6 -0.9 1.0 2.2 0.5 0.5 1.1 0.3 0.1 -1.4 -0.1 n.d. 0.8 2.1 1.6 n.d. 0.5 1.0 0.8 n.d. 0.3 1.1 0.8 5.6 5.3 4.6 5.1 3.2 3.4 3.4 3.3 2.4 1.9 1.2 1.8 2.5 1.2 0.6 1.4 1.3 1.1 0.4 1.2 1.2 0.1 0.2 0.2 102 América Latina y el Este asíatico Cuadro 9. Las “fuentes del crecimiento económico” en países seleccionados del Sudeste Asiático y del Hemisferio Norte de América Latina (1960-2000) (porcentajes) Contribución de: País y periodo Producto por trabajador Capital físico Productividad total por trabajador de los factores Malasia 1960-1973 1973-1984 1984-1998 1960-1998 4.0 3.6 3.8 3.8 1.6 2.4 2.7 0.9 1.8 2.0 2.3 1.5 3.9 3.0 2.3 3.1 2.9 1.9 3.3 2.7 Taiwán 1960-1973 1973-1984 1984-1994 1960-1994 6.8 4.9 5.6 5.8 n.d. No disponible. Fuente: los cálculos para los países del Sudeste Asiático fueron tomados de Collins, S. y B.P. Bosworth (1996), “Economic Growth in East Asia. Accumulation versus Assimilation”, Brooking Papers on Economic Activity, Washington, num. 2, tabla 6, p. 157. Los cálculos referentes a 1998 constituyen actualizaciones propias con base en una metodología idéntica aplicada por esos autores. Las estimacio­ nes para los países del Hemisferio Norte de América Latina son propias con base en la misma metodo­ logía, a partir de información del Banco Mundial. Las estimaciones para México en el periodo 1960-1973 fueron tomadas de cálculos inéditos de Hernández Laos, a partir de información nacional de ese país, y se refieren al sector no agropecuario de México. similares, habría registrado un aumento anual de largo plazo de 3.8%, en tanto que Taiwán lo habría hecho a una tasa anual promedio cercana a 6% de manera sostenida entre 1960 y 1998. De los países del EA sólo Filipinas registró un dinamisino bajo y decreciente a lo largo de las décadas analizadas, y aun así su desempeño de largo plazo es similar al registrado por República Dominicana (cuadro 9). Evidentemente, tales contrastes explican por sí misinos el mayor crecimiento del ingreso per cápita de los países asiáticos en comparación con los latinos. Lo relevan­ te, sin embargo, es averiguar las “causas” de tal comportamiento, pregunta que puede 103 Análisis y perspectivas de la globalización ayudar a responder el análisis de las fuentes del crecimiento económico. Una parte de la explicación radica en los severos contrastes en la contribución del proceso de acumulación de capital físico reproducible al crecimiento de la productividad laboral en ambos grupos de países. En efecto, esta contribución ha sido sistemáticarnente mayor en las economías del Este de Asia (mayor de tres puntos porcentuales anual­ mente en promedio en el caso de Corea y Taiwán, y de dos puntos porcentuales en el caso de Malasia), en comparación con el registrado por los países del Hemisferio Norte de América Latina (apenas cercana a un punto porcentual en el caso de México y República Dominicana, y cercano o menor a medio punto porcentual en el caso de Costa Rica y Honduras); en todos estos casos menor al registrado por Filipinas, que constituye el rezago del ea en materia de acumulación de capital (cuadro 9). Lo anterior pone de manifiesto que una parte importante de los contrastes en el crecimiento económico radicó en la mayor y más intensa contribución de la acumula­ ción de capital físico registrada en el largo plazo por los países asiáticos, frente a un incipiente -y decreciente- papel desempeñado en este sentido en los países del hnal . Pero esa no es toda la historia. Más significativos aún son los contrastes en el desem­ peño de la productividad multifactorial, en la medida en que ésta ha contribuido de manera negativa al crecimiento económico en la mayoría de los países del hnal, con la excepción quizás de República Dominicana en los tres últimos lustros (cuadro 9). En contraste, la contribución de la ptf al crecimiento económico de los países asiáticos no sólo ha sido positiva, sino significativamente elevada en un contexto de largo plazo: cercana o mayor a dos puntos porcentuales en los casos de Corea, Malasia y Taiwán entre 1960 y 1998, y sólo poco importante en el caso de Filipinas62 (cuadro 9). El mejor desempeño de las economías asiáticas en el proceso de acumulación de capital puede explicarse, como ya se examinó anteriormente, por su mejor manejo macroeconómico y externo, que permitió mantener y acrecentar las tasas de inver­ sión de manera gradual y sostenida en el transcurso de las últimas cuatro décadas. En contraste, en los países del hnal su desempeño macroeconómico y externo habría sido muy desfavorable para la acumulación de capital, en la medida en que los desequilibrios internos y los choques externos provocaron la aplicación sistemática de políticas de “pare y siga” que afectaron de manera muy poco propicia los procesos de acumulación de capital.63 62 Nótese, sin embargo, que en el caso de Corea la contribución del crecimiento de la ptf es decre­ ciente a lo largo de las últimas décadas, no así en el caso de Malasia y Taiwán. 63 Collins y Bosworth encuentran, en un análisis econométrico de sección cruzada con una muestra de 80 países, que la estabilidad macroeconómica y externa desempeñan un papel fundamental en el 104 América Latina y el Este asíatico Por otra parte, el conveniente resultado de productividad multifactorial de los países asiáticos, frente al desfavorable escenario en las economías latinoamericanas, constituye un fenómeno difícil de explicar de manera satisfactoria. Collins y Bosworth (1996, p. 177) atribuyen, como factores propicios que habrían influido en el caso del ea, la notable estabilidad de su tipo de cambio real, diversos factores asociados con su temprano proceso de apertura externa, la adaptación de avances tecnológicos se­ lectivos y la utilización adecuada de financiamiento externo en términos altamente productivos.64 En contraposición, los países latinos habrían registrado un negativo desempeño de productividad multifactorial por diversas razones, entre las que po­ drían destacarse los efectos de una defectuosa asignación de recursos y estrechez de mercados resultante de la implementación de las etapas avanzadas de la ISI; el muy escaso proceso de asimilación y adaptación tecnológica derivado de la insuficiencia de instituciones adecuadas para ello; la operación ineficiente de los mercados de factores, especialmente los de capital en las economías del área y, de manera muy destacada, el abrumador crecimiento del sector informal en unos mercados laborales estancados y caracterizados por una dinámica oferta de trabajo frente al escaso creci­ miento de la demanda formal de mano de obra (Banco Mundial, 1998; Hernández Laos, Garro y Llamas, 2000).65 No es posible descartar, además, los notables contrastes en las instituciones económicas de ambos grupos de países, que en tanto se orientan al crecimiento económico en las naciones del Este de Asia, en el caso de los países del hnal el entramado institucional es menos conducente al desarrollo económico.66 proceso de acumulación de capital y, por tanto, son fundamentales para explicar el crecimiento econó­ mico de los países en un contexto de largo plazo. Ver Collins y Bosworth (1996), op. cit., p. 168. 64 Nishimizu y Robinson (1986) aportan pruebas convincentes, en el análisis de una muestra de países, de que el grado de apertura y orientación a las exportaciones de las economías en desarrollo es favorable para el crecimiento de la productividad multifactorial en las manufacturas. Aunque no lo mencionan, la razón puede radicar en los efectos de la Ley de Verdoorn que vincula de manera positiva el desempeño productivo con el tamaño del mercado. Ver: M. Nishimizu y Sh. Robinson (1986), “Productivity growth in manufacturing”, en H. Chenery, Sh. Robinson y M. Syrquin (1986), Industrialization and Growth. A Comparative Study, publicado para el Banco Mundial, Oxford University Press, pp. 283-308. Para una formulación moderna de la Ley de Verdoom ver: P. Sylos Labini (1984), “Factors Affecting Changes in Productivity”, Journal of Postkeynesian Economics, vol. VI, núm. 2, invierno 1983, p. 83. 65 Ver: Banco Mundial (1998), Mexico. Enhancing Factor Productivity Growth, Country Economic Memorandum, Report núm. 17392-ME, Mexico Department, agosto 31, 1998. También Hernández Laos, N. Garro Bordonaro e I. Llamas Huitrón (2000), Productividad y mercado de trabajo en México, México, UAM-Plaza y Valdés, México, capítulo 3. 66 Ello cobra especial relevancia a la luz de las contribuciones de Douglas North, quien destaca los contrastes en las instituciones que se orientan al crecimiento de la productividad -y por tanto al creci- 105 Análisis y perspectivas de la globalización En resumen, el crecimiento económico de los países asiáticos ha sido consistentemente más dinámico y sostenido que el de los países del área centroamericana y México en los últimos 40 años, porque en aquellos tanto el proceso de acumulación de capital como el de la expansión de la productividad multifactorial habrían sido más acelera­ dos y sostenidos, en tanto que en los países latinos ambos procesos fueron muy poco dinámicos y contribuyeron de manera por demás limitada al crecimiento de sus eco­ nomías. Las diferencias de estrategias y de políticas adoptadas parecen haber ejerci­ do una influencia determinante en tan dispares desempeños. Como resultado, los países asiáticos ocupan en la actualidad un papel diferente del que desempeñan nues­ tros países del área en el contexto de la división internacional del trabajo. Conclusiones La etapa actual de globalización económica, iniciada en la posguerra y acentuada desde mediados de los años setenta y que se prolonga hasta nuestros días, habría afectado de manera general a la mayoría de los países del planeta. A lo largo de este proceso, las diferencias entre las economías se acrecentaron, no sólo entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo, sino también entre estos últimos. A principios del siglo XXI, las naciones desempeñan un papel diferente en la división internacional del traba­ jo, en comparación con el que tenían al comienzo de la década de los cincuenta. En la actualidad los países del Este de Asia (ea) presentan un perfil diferente del que ofrecen los del Hemisferio Norte de América Latina (hnal). Aquellos, tras más de cuatro décadas de crecimiento económico sostenido, tienen características pro­ pias de países en una transición acelerada que les acerca cada vez más a las de las economías desarrolladas de la Tierra. Los países latinoamericanos, por el contrario, después de cuatro décadas de crecimiento económico frecuentemente interrumpido, y de una década literalmente perdida en materia de crecimiento -la de los ochentano han sido capaces de superar las características más apremiantes del subdesarrollo y, a pesar de su reciente viraje económico en los últimos tres lustros, no han podido retomar la ruta del crecimiento económico sostenido que les caracterizó -si bien en términos no muy dinámicos- durante los años cincuenta y sesenta. miento de las economías- de las que no lo hacen. Para un análisis sucinto ver: D.C. North (1997), “Contribution of the New Institutional Economics to an Understanding of the Transition Problem”, wider Annual Lectures, num. 1, marzo. Un análisis más completo se encuentra en D.C. North (2001), Instituciones, cambio institucional y desempeño económico, México, Fondo de Cultura Económica. 106 América Latina y el Este asíatico En la actualidad los países del EA dan muestras de tener economías industriales dinámicas y relativamente integradas; los del hnal muestran las características pro­ pias de las economías poco integradas, altamente heterogéneas, con escaso impulso al crecimiento acelerado, como lo reclama el apremiante problema de su crecimiento poblacional. Las diferencias no son gratuitas. Hay muestras muy claras -algunas de las cuales se han exhibido en este documento- de que parte importante de los divergentes sen­ deros de crecimiento seguidos por ambos grupos de países son el resultado de deci­ siones y estrategias instrumentadas muchas décadas atrás. En el caso de los del ea -con la excepción de Filipinas- esos países se embarcaron, desde principios de los sesenta que concluyeron la etapa fácil de la sustitución de importaciones, en un pro­ ceso de industrialización orientado hacia afuera, e instrumentaron una serie coheren­ te de políticas en todos los ámbitos para apoyar la ruta exportadora de su desarrollo, como lo ponen de manifiesto los casos de Corea y Taiwán. En esta dirección, las economías asiáticas buscaron eliminar el sesgo contra las exportaciones y paralelamente promoverlas de manera activa; mantuvieron la estabi­ lidad de los precios macroeconómicos clave; utilizaron de manera coherente, coordi­ nada y pragmática los diversos instrumentos de política a su alcance; procuraron desde un principio elevadas tasas de ganancia para el sector exportador; promovieron el financiamiento adecuado a las inversiones en capital físico y fomentaron el desa­ rrollo del capital humano; aplicaron una política macroeconómica flexible y, en todo este proceso, el gobierno desempeñó un papel muy activo en relación con la promo­ ción, dirección y participación en las actividades económicas y sociales. Instrumen­ taron, además, políticas industriales activas, tanto de carácter tecnológico como de comercialización externa, y aplicaron sistemas avanzados de incentivos con carácter diferencial respecto de la burocracia, los empresarios y los trabajadores. Los países del hnal siguieron una ruta diferente. Al término de la primera etapa de sustitución de importaciones -también hacia principios de los sesenta- estas eco­ nomías profundizaron su crecimiento económico hacia adentro y en algunos casos como el de México- instmmentaron la segunda etapa del proceso, es decir, la sustitución con producción nacional de las importaciones de bienes intermedios y algunos de capital. Para ello establecieron restricciones cuantitativas y arancelarias a las importaciones de un número creciente de productos. El Estado asumió un activo papel en el proceso, no sólo como productor manufacturero directo, sino a través del otorgamiento sistemático de subsidios a productores y consumidores; se controlaron los precios, especialmente el tipo de cambio nominal y el aumento de los salarios y de los precios agrícolas para promover ganancias atractivas a los industriales, y se 107 Análisis y perspectivas de la globalización otorgaron servicios educativos y asistenciales a la parte de la población que consti­ tuía la clientela política de los gobiernos. Aunque el desempeño económico fue relativamente exitoso en ambos grupos de países durante los sesenta y una parte de los setenta, el de los del ea fue más acelera­ do que el que registraron los del HNAL. En éstos, la naturaleza misina del proceso de industrialización adoptado les significó un creciente obstáculo para su desarrollo, ello porque las importaciones sustituidas en la segunda etapa eran crecientemente intensivas en capital y en tecnología, y no sólo reclamaban de mayores importaciones de insumos y de bienes de capital, sino porque se les dificultaba enormemente el crecimiento de sus exportaciones -no sólo las manufactureras sino también las agrí­ colas- por el sesgo antiexportador que imprimió la protección arancelaria y cuantita­ tiva adoptada. Como resultado, el crecimiento económico perdió dinamisino y obligó al Estado a impulsar políticas expansionistas de gasto público que, a la postre, sólo provocaron desequilibrios internos de naturaleza creciente y una expansión acelera­ da de la deuda externa. Esos desequilibrios se vieron acentuados por diversos choques externos -espe­ cialmente los petroleros en los setenta y ochenta- que redujeron los términos de intercambio y acrecentaron los déficits comerciales, los cuales también requirieron de un mayor endeudamiento externo. El estrangulamiento crónico del sector externo y el expansivo endeudamiento con el exterior habrían sido, a la postre, la causa del estancamiento durante los ochenta y de que, hacia finales de esa década, se viesen en la necesidad de cambiar el modelo sustitutivo de importaciones por un modelo exportador. Pero esta decisión fue instrumentada -en la totalidad de los países del área- bajo la tutela de los organisinos financieros internacionales, los cuales al estar más interesados en asegurar el pago de las cuantiosas deudas externas contraídas por los países latinos habrían aplicado de manera sistemática las prescripciones del lla­ mado Consenso de Washington. Como resultado, los países del hnal instituyeron políticas orientadas al manteni­ miento de la disciplina fiscal, la unificación de las tasas de cambio, la instrumenta­ ción de las aperturas comercial y financiera, la instrumentación de reformas fiscales y el establecimiento de prioridades del gasto público. Además, pusieron en marcha procesos intensos de privatización de activos públicos y mantuvieron mecanisinos de desregulación económica y sistemas para garantizar el derecho a la propiedad recla­ mado por las crecientes inversiones externas. Así, la instrumentación de la estrategia “hacia afuera” de estos países no sólo habría sido tardía, sino en condiciones y cir­ cunstancias diferentes de las enfrentadas por los países del EA dos o tres décadas antes. Las economías del HNAL lo habrían hecho con menores grados de libertad, a 108 América Latina y el Este asíatico consecuencia del lastre que les significó -y que les sigue significando- el pago del servicio de las cuantiosas deudas externas contraídas en las décadas previas. Así, el desempeño económico continuó siendo muy diferente durante los ochenta y noventa. Los países del EA, después de la aplicación de políticas de ajuste y estabi­ lización en la década de los ochenta -que no les significaron una reducción en el dinamisino de su crecimiento económico-, continuaron experimentándolo en la dé­ cada de los noventa, conforme su estrategia exportadora se consolidaba y, aunque en 1997 habrían registrado una aguda crisis recesiva, la superaron sin dificultades en los dos años siguientes. Los países del hnal, por el contrario, después de una década de estancamiento y crisis repetidas durante los ochenta -la llamada década perdi­ da- habrían reemprendido el crecimiento económico en los noventa, pero con re­ sultados muy poco significativos en términos dinámicos, con la excepción -quizásde República Dominicana, y una vez que se habría superado la crisis del "efecto tequila” de 1995. Los análisis desarrollados en este ensayo arrojan algunas luces sobre las consecuen­ cias de las diferentes estrategias de desarrollo económico seguidas por ambos grupos de países. El examen de las “fuentes del crecimiento” pone de manifiesto, de manera clara y convincente, que en tanto en los del EA el proceso de acumulación de capital físico y de crecimiento de la productividad multifactorial habría sido notoriamente dinámico en las últimas cuatro décadas, en los del hnal ambos procesos fueron ines­ tables y muy poco dinámicos, lo que explica su muy deficiente desempeño económi­ co en los últimos tres lustros. El mejor desenvolvimiento de las economías asiáticas en el proceso de acumula­ ción de capital puede explicarse, a su vez, por su mejor manejo macroeconómico y externo, que permitió mantener y acrecentar las tasas de inversión de manera gradual y sostenida en el transcurso de las últimas cuatro décadas. En contraste, en los países latinos el desempeño macroeconómico y externo habría sido muy poco conducente para la acumulación de capital, en la medida en que por diversas razones internas y externas aplicaron de manera sistemática políticas de “pare y siga” que afectaron de manera muy poco propicia los procesos de acumulación de capital. Por su parte, el conveniente resultado de productividad multifactorial de los paí­ ses asiáticos, frente al poco favorable comportamiento en las economías latinoameri­ canas, obedece a muy diversas circunstancias. Como factores propicios que habrían influido en el caso del EA, algunos autores incluyen la notable estabilidad de su tipo de cambio real, diversos factores asociados con su temprano proceso de apertura externa, la adaptación de avances tecnológicos selectivos y la utilización adecuada de financiamiento externo en términos altamente productivos. 109 Análisis y perspectivas de la globalización En contraste, los países latinos registraron un desempeño negativo de productivi­ dad multifactorial por diversas razones. Entre otras, podrían destacarse los efectos de una defectuosa asignación de recursos y la notable estrechez de mercados resultante de la implementación de las etapas avanzadas de sustitución de importaciones; el muy escaso proceso de asimilación y adaptación tecnológica derivado de la insufi­ ciencia de instituciones adecuadas para ello; la operación ineficiente de los mercados de factores, especialmente los de capital en las economías del área y, de manera muy destacada, el abrumador crecimiento del sector informal en unos mercados laborales estancados y caracterizados por una dinámica oferta de trabajo frente al escaso creci­ miento de la demanda formal de mano de obra. Sujeto a posterior evaluación queda el examen del papel desempeñado por los notables contrastes en las instituciones económicas de ambos grupos de países. En este sentido, sólo pude postularse como hipótesis -siguiendo a D. North- que en tanto éstas se orientan al crecimiento económico en las naciones del Este de Asia, en el caso de los países del HNAL el entramado institucional ha sido hasta ahora menos conducente al desarrollo económico. 110 América Latina y el Este asiático: modalidades de desarrollo en el contexto de la nueva división internacional del trabajo (comentario) Aída Villalobos Sosa Programa de Economía de la fes-Acatlán n el trabajo titulado “América Latina y el Este asiático: modalidades de desa­ rrollo en el contexto de la nueva dimensión internacional del Trabajo”, del doctor Enrique Hernández Laos, se señala que en los últimos 50 años, el cre­ cimiento de los países es asombrosamente dispar, incluso entre las economías subdesarrolladas. Bajo esta idea el autor presenta un análisis comparativo en tomo a los efectos de la globalización en el comportamiento económico de dos grupos de países ubicados, uno en el Hemisferio Norte de América Latina (hnal) (Costa Rica, Hondu­ ras, República Dominicana y México) y el otro en el Este de Asia (ea) (Corea del Sur, Malasia, Taiwán y Filipinas), países que llevaron a cabo estrategias diferentes des­ pués del proceso de industrialización por sustitución de importaciones, (isi). El autor parte de la hipótesis de que el rumbo y las características del proceso de crecimiento y desarrollo están en función de las políticas adoptadas y no sólo de las condiciones iniciales o de las ventajas absolutas y comparativas con que cuenta una economía, sin dejar de lado los efectos de la estructura política y social de cada país. Hernández Laos retomará de J. Williamson (2000) uno de los periodos de globalización que comprende los años entre 1950 a la fecha, caracterizándolo como de integración económica con crecimiento y tendencia hacia la internacionalización.1 E 1 Para algunos autores, la globalización es producto de una serie de eventos históricos que se presentan en los últimos 30 años, como son: la crisis mundial capitalista de los años setenta, la caída del 111 Análisis y perspectivas de la globalización Aunque habría que señalar que para el autor la globalización no es un evento de los últimos 30 años, sino producto de un largo proceso que se inició a partir de los últi­ mos 500 años, fenómeno que desde su perspectiva, afecta y modifica la organización de la división internacional del trabajo. En este trabajo teórico y empírico se demuestra que la estrategia tomada por los países del Este asiático a principios de los sesenta funda las bases de diferenciación con los países del Hemisferio Norte de América Latina, en el desarrollo de sus economías en las últimas cuatro décadas. Para llegar a esta conclusión, el autor analiza la forma y las modalidades en que ambos grupos se insertaron en el proceso de globalización. El periodo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) se caracteri­ zó por generar un desarrollo industrial, por medio del estímulo y crecimiento de la demanda doméstica, vía el excedente exportable originado en el sector primario que los países en desarrollo tuvieron en los años cincuenta. Sin embargo, llegó un mo­ mento en que los países debían optar por continuar con la segunda etapa del proceso de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), a través de una estrategia de crecimiento “hacia adentro” o por la estrategia de desarrollo hacia afuera vía la exportación de manufacturas. Resulta interesante destacar los datos que presenta A. Maddison (1992) entre 19501973 y que refuerzan la propuesta de Hernández Laos. Se trató de un periodo en el que la economía mundial mostró un crecimiento sin paralelo entre países integrantes de la ocde y de algunos países de América Latina y Asia con un comportamiento del producto interno bruto de 5.4% como promedio anual, y un ingreso per cápita de 3.3% para los países integrantes de la ocde y con 5.1% y 6.5% como promedio anual del Producto Interno Bruto para los países latinoamericanos y para los países asiáti­ cos, respectivamente.2 Ello quiere decir que, de acuerdo con el estudio de Hernández Laos, el periodo histórico que marca la diferencia entre las dos regiones, Latinoamérica y el Este asiático tienen como punto de partida el momento en que los países del Este asiático deciden modificar su modelo económico abriendo su economía, es decir, hacia un modelo de desarrollo exportador de manufacturas, en tanto que los países del hemisferio norte de América Latina adoptaron la estrategia de crecimiento “hacia adentro”. muro de Berlín y la desaparición del socialisino, la creciente conciencia del deterioro del medio ambien­ te vinculado al proceso hegemónico de producción y reproducción en pos de la recuperación de las tasas de ganancia y a la consumación del orden bipolar del mundo. Ver Alejandro Dabat, en globalización, capitalisino actual y nueva configuración espacial del mundo. Porrúa. (2002). 2 Angus Maddison (1992). La economía mundial del siglo XX. Rendimiento y política en Asia, América Latina, la URSS y los países de la ocde, México, fce, Ver pp. 85 y 110. 112 América Latina y el Este asiático (comentario) Según señala el autor, el modelo adoptado por los países del hemisferio norte de América Latina consistió en la sustitución de importaciones de bienes intermedios y de capital por producción nacional y de una creciente participación del Estado en la producción interna. Todo ello con el objeto de generar bienes intensivos en capital, proteger a los productores nacionales, fortalecer el tamaño de la planta productiva por medio de la incorporación de tecnología avanzada y proveedores especializados. En particular, se considera que México habría pasado de la primera etapa sustitutiva de importaciones a la adopción de la segunda etapa de la ISI manteniendo un fuerte sesgo de industrialización hacia adentro que fue típica de las economías latinoameri­ canas durante la década de los sesenta y setenta. El modelo de crecimiento hacia afuera, adoptado por el Este asiático, consistió en la promoción de subsidios a las exportaciones manufactureras, en la reducción a la protección a las importaciones, aplicación de devaluaciones paulatinas, adopción de tasas de interés positivas, generación de incentivos para los nuevos exportadores y constante capacitación de la mano de obra. Para entender cuáles son las causas que permiten un determinado comportamien­ to económico posterior a la toma de decisión en tomo a una estrategia de política económica, el autor considera que es importante establecer el comportamiento macroeconómico de los países de cada grupo. En este sentido, se considera el núme- ro de habitantes, el tamaño del territorio, los recursos naturales disponibles, el pib per cápita, el desempeño del sector exportador, el comportamiento de la inversión públi­ ca y privada y de la demanda y oferta agregadas, demostrando que la economía de ambos grupos de países es notoriamente diferente. Para los países del Este asiático que optaron por el crecimiento hacia fuera, los efectos negativos en términos generales son la creciente dependencia hacia Estados Unidos de Norteamérica y la desindustrialización paulatina vía la emigración de las plantas productivas hacia mercados que ofrecen menores costos de producción como actualmente se perfila el mercado chino. Para los países del hemisferio norte de América Latina que optaron tardíamente por el crecimiento hacía afuera, los efectos negativos se centran en la dependencia de la economía al comportamiento del mercado norteamericano, la creciente dependen­ cia de la producción a las importaciones y el desplazamiento de los productos locales debido a la liberalización comercial, sin una política industrial definida. El crecimiento hacia afuera implantado por los países del Este asiático, presenta resultados positivos donde países como Corea del Sur alcanzan para finales de los años setenta a México y a Costa Rica respecto al pib per cápita con un promedio anual de 6.7%. 113 Análisis y perspectivas de la globalización El análisis comparativo se fortalece con un modelo econométrico entre México y Corea, que muestra las principales diferencias del desempeño económico de ambos grupos. Es bajo estos argumentos que Hernández Laos afirma que el desempeño económico de los países del Este de Asia ha sido sistemáticarnente más dinámico a lo largo de las ultimas cuatro décadas respecto al de los países del Hemisferio Norte de América Latina, situación que se refleja en el comportamiento de la oferta, la deman­ da agregada y el sector externo. El autor confirma su hipótesis inicial en tomo a que el crecimiento y desarrollo de las economías que optaron por el crecimiento hacia fuera a partir de los años cincuenta, tienen efectos claramente positivos, como podemos observar en el caso de Corea del Sur, en tanto que los países que adoptaron el crecimiento “hacia afuera” a partir de los años ochenta, incluido Filipinas, se ven seriamente afectados porque las condi­ ciones internas y externas fueron menos favorables para lograr impulsar el creci­ miento económico. En términos muy generales se considera que el mejor desenvolvimiento de las economías asiáticas puede explicarse por un mejor manejo macroeconómico y exter­ no, que permitió mantener y acrecentar las tasas de inversión de manera gradual y sostenida. Estos países, llamados “países herejes al Consenso de Washington" (Cal­ va, 2004), se rebelan a adoptar los lincamientos de la propuesta neoliberal, estable­ ciendo su inserción en la economía internacional bajo una óptica propia de necesidades combinando políticas sustitutivas de importación, con un fuerte impulso al sector externo y el fortalecimiento del Estado como regulador y promotor del proceso de industrialización. En el caso de los países latinoamericanos, no se logra construir un proyecto para el crecimiento, entre otras razones por la carencia de un mercado interno fuerte y la mala asignación de recursos, resultante de la implantación de las etapas avanzadas de sustitución de importaciones, una apertura económica voluntarista sin límites y un adelgazamiento del Estado, sin compensación de ningún tipo. Reconocer con detalle por qué la estrategia y las políticas adoptadas desde princi­ pios de la década de los ochenta por parte de México no han sido exitosas, a partir de la reflexión del éxito de otras economías con menor desarrollo económico que el nuestro, es la virtud de trabajos tan vastos como el que nos presenta Hernández Laos, por lo que considero que esta es una lectura obligada para iniciar un proceso de reflexión que nos brinde alternativas en política económica, retomando las caracte­ rísticas y especificidades de nuestra economía. Considero que las conclusiones y los resultados de este trabajo son un paso insoslayable para entender cuales son las cau­ sas por las que la economía mexicana se encuentre en franca desaceleración desde hace 20 años. 114 América Latina y el Este asiático (comentario) Precisamos analizar los patrones de desarrollo y el potencial de los diferentes sectores de nuestra economía para aprovechar las ventajas que como país tenemos y colocamos en mejores condiciones dentro de la nueva división internacional del trabajo. Este trabajo tiene la cualidad de ser un ejercicio teórico y empírico impecable que permite aterrizar en términos muy concretos en el análisis de los efectos de la globalización a partir del resultado de la aplicación de determinadas políticas econó­ micas durante el proceso de apertura e integración económica de las naciones. El trabajo se sustenta en un sólido cuerpo teórico en tomo al análisis macroeconómico y estadístico, y a un ejercicio econométrico para corroborar empíricarnente la hipótesis planteada anteriormente. Si el crecimiento “hacia afuera” se considera el modelo de éxito, podemos pensar en principio que hay una diferencia de casi 25 años entre la implantación de este modelo en el Este asiático y los países de análisis de América Latina. Nos queda la duda en relación con el porqué de la elección de los tres países centroamericanos y México en lugar de considerar ya sea a los países relativamente más grandes de la región, como Brasil y Argentina, o bien otros como Colombia o Venezuela. Sin embargo, esto no demerita el excelente trabajo de reflexión y análisis que aporta el autor. Por último, como lo establece el propio autor en su apartado de conclusiones, creo que además de caracterizar la forma y las políticas económicas como los países se han insertado en el proceso de globalización, faltó profundizar en tomo al papel de las instituciones políticas nacionales y su vinculación con las insti­ tuciones más importantes que gobiernan la globalización económica: el Fondo Mo­ netario Internacional (FMI), el Banco Mundial (bm) y la Organización Mundial de Comercio (omc). Bibliografía Connely, Marisela (2003), “Integración económica en el estrecho de Taiwán”, en Eduardo Roldán (coord.), Las relaciones económicas de China, México, Plaza y Valdés Editores, Dávila, Francisco (2002), Globalización-integración, América Latina, Norteamérica y Europa, 2001, Colección Fontamara. Maddison Angus (1992), La economía mundial del siglo XX. Rendimiento y política en Asia, América Latina, la URSS y los países de la ocde, México, FCE. Stiglitz, Joseph E. (2002), El malestar en la globalización, México, Taurus. 115 Análisis y perspectivas de la globalización Calva, José Luis (2004), “La economía mexicana en perspectiva”, en Economía UNAM, núm. 1, enero-abril. Ibarra, David (2004), Los vericuetos del orden internacional: la importancia de las reformas, en Economía UNAM, núm. 1, enero-abril. 116 3 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana en la Península de Delmarva 1990-2000 Ana María Aragonés, Timothy Dunn y George Shivers (FES-Acatlán, Programa de Investigación, UNAM, México) (Universidad de Salisbury, MD) (Washington College, MD)* Introducción a migración internacional suele presentarse como un fenómeno caótico y des­ proporcionado. Sin embargo, si ponemos las cifras en perspectiva y analiza­ mos la magnitud del número de migrantes con la de la población mundial, aquél es reducido si lo comparamos con otros momentos históricos -por ejemplo, las famosas “migraciones transoceánicas” del siglo XIX y principios del XX y que repre­ sentaron una proporción mucho mayor que el 3% que se registra en el presente (CEPAL, 2002:243). Y si tomamos en cuenta la población económicarnente activa, veremos que las cifras son aún más indicativas de que no enfrentamos un fenómeno explosivo, ya que ésta se sitúa entre 1.4 y 1.6 % de la fuerza de trabajo mundial, que es de 2.6 mil millones de personas (Roger Zegers de Beijl, 1997, p. 1). L * Queremos agradecer a Leila Krause, Myra El Assal, Janitzio Ouarttara, Julia Foxwell, Al Zinder, Memo Diriker, Gonzalo Martínez, Niklas Robinson y Suzy Benedict, Esperanza Ríos, entre otros (pedi­ mos disculpas por las posibles omisiones); a todos ellos gracias por su ayuda en la investigación. Tam­ bién estamos muy agradecidos con todos a los que entrevistamos o que estuvieron dispuestos a hablar con nosotros y compartir sus experiencias y su tiempo. Finalmente también a Gideon Sjoberg, y debe­ mos poner de relieve el apoyo recibido por la Escuela Fulton de Artes Liberales en la Universidad de Salisbury, así como al us Fulbright Program y al Washington College. 117 Análisis y perspectivas de la globalización Lo que sí podemos afirmar es que la migración de trabajadores se ve inmersa en uno de los momentos más contradictorios de su historia, ya que siendo un factor que históricarnente ha permitido la interrelación entre los países, en los momentos actua­ les bajo el contexto de la globalización, paradójicarnente, se obstaculizan sus despla­ zamientos mientras que hay una absoluta liberalización del capital y de las mercancías. De ahí la percepción de que es un fenómeno caótico, que por cierto tiene efectos muy perniciosos porque no sólo promueve la xenofobia y el racisino en los polos recepto­ res sino que ha dado lugar al incremento de la migración indocumentada. Si bien no puede decirse que éste sea un fenómeno nuevo, llama la atención su volumen y ex­ pansión a prácticarnente todos los países expulsores. Las restricciones a los flujos migratorios fueron estrategias en momentos históricos en los que se intentó salir de la crisis poniendo en marcha políticas proteccionistas y nacionalistas, como en la pri­ mera posguerra y después de la crisis de 1929. Estas estrategias lo que lograron fue profundizar la crisis, sólo superada cuando se instrumentaron las políticas keynesianas que las sustituyeron por la cooperación internacional. De cualquier forma, podemos decir que estamos ante una nueva era migratoria debido a sus nuevas características y los distintos instrumentos que se están propo­ niendo para protegerla. Estados Unidos se ha distinguido por ser el más importante receptor de migrantes en el mundo. Entre 1990-1998, 8.6 millones de inmigrantes indicaron que habían llegado entre 1990-1998, cifra que representa un crecimiento de 42% de los 20.4 millones desde 1990. En marzo de 1998 cerca de 15% de los niños con edades entre cinco y 17 años tenían una madre inmigrante, resultado de la alta proporción de mujeres migrantes en edad de tener hijos, y se espera que en los próximos años 17.9% de los niños en edad escolar tengan madres migrantes (Camarota, 1999). De acuerdo con los resultados del Censo de Estados Unidos se estimó que la población extranjera indocumentada en 1990 fue de 3 765 906 pero para el año 2000 se había incrementado a 8 705 419. De esta población, en 1990, el 26.8% provenía de México y para el año 2000 este porcentaje se había incrementado al 44.5 (1 008 372 y 3 871 912 respecti­ vamente) (us Census Bureau, 2000). De este extraordinario crecimiento se destacan los trabajadores mexicanos y cen­ troamericanos que están llegando a destinos diferentes de los que hasta ahora han sido tradicionales en Estados Unidos y uno de estos nuevos destinos se encuentra en la llamada península de Delmarva, conformada por el estado de Delaware, parte del de Maryland y del de Virginia. Esta es la razón por la que en este trabajo se analiza el extraordinario crecimiento de inmigrantes latinos, de manera especial de traba­ jadores mexicanos entre 1990-2000 en la aislada península de Delmarva, lo que ha llamado poderosamente la atención, ya que en algunos condados ha sido de más del 118 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana cien por ciento y en otros ha llegado a más de mil por ciento, que en números absolu­ tos pasó de un pequeñísimo número a cientos y miles en esos misinos lugares. La porción más importante de extranjeros latinos/hispanos son los mexicanos, seguidos inmediatamente después, por su importancia numérica, por los guatemaltecos. La presencia de mexicanos y otros latinos asentados en la península de Delmarva es algo realmente notable, pues se trata de una región relativamente aislada y cuya migración data de la época Colonial y de los periodos de la esclavitud en Estados Unidos. En la medida en que ha tenido poquísimo contacto comercial internacional, puede afirmar­ se que se trata de una región histórica y culturalmente aislada. Se encuentra separada de la costa Este por la geografía, rodeada de agua por tres lugares y el puente que conecta la llamada Bahía de Chesapeake fue construido en 1952, es decir, 300 años después del asentamiento europeo y africano. Aun ahora sólo hay otros dos puentes, uno en el occidente y otro en el sur, además de una ruta terrestre hacia el norte. Habría que señalar que aun cuando esta región tiene algunas metrópolis con algunos cientos de miles de personas, en general se trata de una región rural, conservadora y culturalmente muy distante de estas ciudades. La presente investigación se abocó a analizar por qué y cuáles son las condiciones por las que esta región se ha convertido en un importante polo receptor de migrantes. En segundo término estudiamos la característica de esta migración, encontrando que se trata de “nuevos migrantes”, en el sentido de que en su mayoría no han tenido experiencias migratorias anteriores, y merece la pena señalar que en el caso de los mexicanos hay un peso relativo muy importante de población que proviene del esta­ do mexicano de Veracruz. Detectamos una serie de características básicas que nos permitieron tener un pa­ norama de los migrantes mexicanos en la región señalada, aunque hay que decir que al haber podido entrevistar sólo a 92 personas, 62 migrantes y el resto organizaciones que las apoyan es pronto para saber hasta qué punto estas características se encuen­ tran difundidas, pero nuestros resultados nos permiten afirmar que amerita continuar con la investigación en esta misina línea. Nos concentramos en trabajadores y traba­ jadores pobres asentados en la región que hubieran estado mayor tiempo que los llamados temporales para la agricultura o para el trabajo relacionado con la industria del pescado. La economía de la región sin duda está jugando un papel central que ha llevado a la presencia de migrantes mexicanos y otros latinos a Delmarva. Está dominada por las industrias polleras, aunque no puede dejarse de lado la importancia de la industria turística costera, la industria del pescado, la industria maderera, la agricultura (frutas y vegetales, así como los cultivos relacionados con la industria pollera) construcción, la 119 Análisis y perspectivas de la globalización industria de los cuidados de salud, una extensa actividad de servicios al menudeo, así como algunas pequeñas manufacturas no polleras (ver Beacon, 2002). Antes de iniciar nuestra investigación revisamos brevemente los datos censales y, la economía de la región, y los comparamos con el caso de los guatemaltecos (ver los Apéndices 1 y 2). Pudimos observar que el porcentaje de hispanos/latinos ha crecido de forma extraordinaria entre 1990 y 2000, si bien en números absolutos se mantiene relativamente pequeño.1 En este trabajo presentamos algunos resultados de las entrevistas que realizamos entre los años 2000-2002 en la región de Delmarva con los inmigrantes mexicanos en temas como trabajo, servicios sociales, alojamiento, relaciones interétnicas; pudimos reseñar las dificultades que tienen para incorporarse a los sindicatos además de las respuestas que ha tenido una variedad de actores y organizaciones ante estos cam­ bios. Con todo ello mostramos algunos de los impactos de la inmigración mexicana en la región, y de qué forma los derechos de los migrantes son afectados y a su vez construidos. Los derechos humanos son un tema de importancia fundamental en el mundo, y en muchas ocasiones pasados por alto cuando se trata de indocumentados. Mientras que los derechos de la gente se encuentran esbozados en tratados interna­ cionales y en leyes nacionales, los derechos sólo pueden hacerse reales a través de su práctica, situación que en los migrantes adquiere una particular dimensión. Conclui­ mos con una breve interpretación de nuestros resultados contrastando la visión de los derechos de la gente bajo los paradigmas de la ciudadanía y los derechos humanos. Consideraciones teóricas El tema de los derechos humanos se encuentra enraizado en un largo debate entre dos paradigmas competitivos sobre derechos, la teoría de la ciudadanía versus la pers­ pectiva de los derechos humanos, con contradicciones entre las dos especialmente evidentes respecto a la migración (Turner, 2002). En general la teoría de la ciudada­ nía reconoce los derechos como una condición del Estado-nación triunfante y de los individuos que siguen las normas y aceptan las obligaciones, los que podrán gozar de sus beneficios (Marshall, 1950; Barbalet, 1988; Van Gunsteren, 1978, 1998; Turner, 1 Es importante hacer notar que los datos de la población hispana en la región están subrepresentados, particularmente la porción que se refiere a los migrantes indocumentados quienes, como es obvio, tratan de evitar su detección por los representantes gubernamentales y parece que muchos trabajadores agríco­ las temporales no se contabilizaron, especialmente en el condado de Somerset. 120 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana 1990).2 La teoría de la ciudadanía domina la literatura en cuanto a la migración nacional y en ella hay una tendencia a poner a los inmigrantes y a sus derechos como una amenaza al bienestar y a la soberanía del Estado-nación, del valor de la ciudada­ nía y en algunos casos aun la seguridad física del Estado-nación (Jopke, 1998; Jacobson, 1996; Weiner, 1995; Soysal, 1994; Sassen, 1999; Brubaker, 1989; Shuck, 1998). En contraste, la más reciente perspectiva de los derechos humanos postula a los derechos como incondicionales, es decir, la gente tiene derecho en tanto que seres humanos (Sjoberg, 1996, Sjoberg et al., 2001; Turner, 1993, 2001; Feagin y Vera, 2001). Haciendo un esbozo de las ideas de Sjoberg (1996:276-279) la teoría de la ciuda­ danía representa una forma de relativisino ético basado en el mantenimiento del sis­ tema o de los compromisos del Estado-nación y de la moralidad del Estado-nación en asuntos migratorios (Eschbach et al. 2001). Turner señala (1993, p. 178) que “el con­ cepto de los derechos humanos es extragubernamental”, estos son usados tradicio­ nalmente para luchar en contra de las acciones represivas de los Estados”. Sjoberg y sus colegas (2001:25) se concentran mas allá del Estado definiendo los derechos humanos como “los reclamos hechos por personas en diversos sistemas sociales y culturales, organizados bajo relaciones de poder con el objeto de defender la digni­ dad de los seres humanos, o más concretamente de igual respeto y preocupación por los seres humanos”. El asunto de los derechos humanos ha empezado a ser trabajado por otros académicos estudiosos de la migración.3 Por nuestra parte, nos basamos en ellos y proveemos un conjunto de datos cualita­ tivos acerca de casos específicos y usamos el concepto presentado precedentemente de la visión de los derechos humanos. Por otro lado, consideramos que se trata de un fenómeno novedoso en la medida en que no es consecuencia de un proceso acumulativo del fenómeno migratorio pro­ ducto de las redes sociales (Massey, 2000:5-51), ya que los polos de atracción incor­ poran mayoritariamente a migrantes nuevos que llegan a lugares también nuevos 2 Las variadas dimensiones acerca de los derechos han sido conceptualizadas en un clásico trabajo de Marshall (1950) como civiles, políticos y sociales, estos últimos referidos a programas sociales y al Estado de Bienestar. Otros teóricos de la ciudadanía generalmente han construido sobre esta visión. 3 Hay una creciente literatura que está por lo menos implícitamente más preocupada por los dere­ chos humanos y el bienestar de los inmigrantes que en el mantenimiento del poder de un Estado-nación; por ejemplo, Eschbach, et al. 2001, 1999; Herman, 1995; Internacional Migration Review, 1991; Goodwin-Gil, 1998; Baubock, 1994; Social Justice, 1996; Hernández-Truyol, 1997; y Nickel, 1983. De cualquier forma, está mucho menos desarrollada conceptualmente que la teoría de la ciudadanía. Al igual que la literatura de la ciudadanía, está también mucho más preocupada por el Estado. 121 Análisis y perspectivas de la globalización donde prácticarnente no existen las redes sociales. Esto es importante porque hay una tendencia a señalar a las redes sociales como las responsables de la permanencia y expansión del fenómeno migratorio. Por nuestra parte consideramos que las redes sociales, siendo un fenómeno de enorme importancia que amerita toda la atención analítica que se le está otorgando, no son las que promueven el proceso migratorio ni actúan como una bolsa de trabajo, sino que son las propias condiciones del mercado de trabajo las que expanden los flujos migratorios y en su caso inician y son el origen de las redes sociales. Tampoco se trata de un fenómeno por el cual pueda afirmarse que programas de legalización como la Immigration Reform and Control Act (IRCA) que amnistió a cerca de dos millones de trabajadores mexicanos (Camarota, 2002; Camarota, 1999) no sirven. No hay duda de que esa pieza jurídica lo que buscaba era disininuir el número de indocumentados, objetivo que se alcanzó. Sin embargo, la consecuencia de esta estrategia fue que estos trabajadores una vez favorecidos con la regularización administrativa tuvieron la oportunidad de moverse hacia trabajos menos precarios, pro­ duciéndose una gran cantidad de vacantes que los patrones ocuparon nuevamente tanto con trabajadores legales, pero fundamentalmente con indocumentados, porque así conviene a sus intereses económicos, por lo que la amnistía no fue responsable de la afluencia creciente de nuevos migrantes, ni sería exacto el argumento de que la amnistía después del irca demostró ser ineficaz para solucionar el problema del in­ documentado. Si el flujo migratorio indocumentado se mantiene tendrá que ver con la demanda específica de este tipo de trabajador por parte del polo receptor, fenóme­ no que se articula con los problemas económicos y políticos de los países origen, sin los cuales, por supuesto, no se darían los flujos migratorios. Marco metodológico Por un lado se realizó un trabajo de revisión bibliográfica y por el otro llevamos a cabo un trabajo de campo del año 2000 al 2002 en un amplio espectro, pues pudimos llevar nuestras observaciones a las casas de los migrantes, directamente en el trabajo y en diferentes comunidades. De esta forma pudimos entrevistar: 62 migrantes, 60 de los cuales fueron mexicanos, además de proveedores de servicios sociales y activis­ tas trabajando con migrantes. Nos concentramos geográficarnente en la parte más meridional del estado de Delaware, en el Condado de Sussex, así como en los conda­ dos de Wicomico y Somerset en Maryland, un área rural con sólo una pequeña ciudad de cerca de 20 000 habitantes. 122 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana Llevamos a cabo nuestras visitas, con observaciones y entrevistas entre trabajado­ res de una gran diversidad de ocupaciones y lugares, así como con una variedad de actores locales que interactúan.4 Nuestros datos ilustran un gran rango de temas en la idea de tener un panorama integral, aunque por supuesto preliminar de la migración mexicana en la región y de cuáles han sido las respuestas locales ante ello. Sin duda que todavía queda mucho por hacer y nuestra idea es precisamente continuar con esta investigación. Las procesadoras de pollo y pescado en Estados Unidos Estados Unidos está jugando un importante papel en la globalización en el área de la alimentación y desde la década de los noventa inició una etapa de auge expansivo bajo la nueva situación del mercado mundial, con un explosivo crecimiento de los sectores productivos como las industrias procesadoras de pollo, carne y pescado, así como en los sectores agrícolas de trabajo-intensivo. La importancia de la producción alimentaria en Estados Unidos tiene que ver con la lucha por la hegemonía entre los países desarrollados y tiene un papel estratégico puesto que 60% de la población mundial vive en el campo (Blanca Rubio, La Jomada, 18 de septiembre de 2003). Esto explicaría la situación que guarda el sector y la necesidad de trabajadores migrantes, ya que la producción no sólo se dirige al mercado interno sino que de mane­ ra muy importante se exporta, y como la competencia a nivel mundial y en particular con la Unión Europea es descamada, el costo de los productos deben ser suficiente­ mente competitivos para permitirle seguir ganando mercados a nivel mundial. Se trata de sectores que presentan serias dificultades en sus mercados de trabajo para satisfacer con nativos la creciente demanda laboral, lo que ha dado lugar a la incorporación de fuerza de trabajo migrante documentada y de manera significativa de mano de obra indocumentada, que como decíamos provienen de la región latinoa­ mericana y muy especialmente de México. De ahí que los países expulsores de fuerza de trabajo enfrenten un proceso por demás irónico, pues las empresas estadunidenses favorecen la contratación de traba­ jadores migrantes y en particular indocumentados para bajar costos e incrementar la competitividad a nivel mundial, al tiempo que exportan esos misinos productos a los países origen de los migrantes creando una competencia imposible de enfrentar. Como 4 Nuestra aproximación estuvo más focalizada a las características de los inmigrantes latinos en una industria específica y/o comunidad. Ver las selecciones en Stull et al., 1995; y Borland, 2001. 123 Análisis y perspectivas de la globalización resultado de esto, los trabajadores de esos sectores en México y en otros países expulsores se ven en la necesidad de emigrar. Las industrias procesadoras de pollo, desde los ochenta, llevaron a cabo un proce­ so de restructuración de tipo vertical, fusionándose algunas de las grandes empresas y eliminando del mercado a todas aquellas que no tenían capacidad competitiva. Además se reubicaron trasladándose de las áreas urbanas hacia las rurales, pues éstas ofrecen una gran cantidad de beneficios que van desde la exención de impuestos, normas ecológicas más flexibles, posibilidades de contratar fuerza de trabajo más rural, con salarios más bajos, entre los que se destacan los migrantes, de los cuales los indocumentados son una fuerza importante para los intereses de esas industrias, por un lado, porque pueden ejercer una gran explotación en su contra, precisamente como resultado de su extraordinaria debilidad administrativa. Otro factor nada des­ deñable es la menor sindicalización que tienen estas regiones. Precisamente en rela­ ción con este tema, en el inciso correspondiente presentamos la situación que guarda el sindicalisino en las polleras en Delmarva a través de un acontecimiento que mues­ tra claramente las amenazas que sufren aquellos migrantes que pretenden sindicalizarse y, lo que es aún más interesante, como actúan los migrantes ante estos embates. El hecho de que las procesadoras de pollo se hayan incrementado de manera ex­ traordinaria en los últimos 20 años, a diferencia de lo que ha sucedido con las empacadoras de carne, es reflejo de los cambios en la dieta de los estadunidenses. En 1975 el consumo per cápita de pollo era de 26.4 libras por año. Para 1992, se incrementó a 47 y, en contraste, la relación con la carne declinó en 1992 de 83.0 a 62.8 libras (Bjerklie, 1995, p. 56). Las industrias procesadoras de pollo en Delmarva Si bien nuestra investigación encontró mexicanos inmigrantes en prácticarnente to­ dos los sectores, el volumen más importante lo encontramos en las procesadoras de pollo. Delmarva es una de las regiones líderes en procesadoras de pollo en el país, con tres de los 20 condados más importantes del país en producción de pollo, con seis firmas operando 13 plantas procesadoras en la localidad, incluyendo cuatro firmas que son la sede de las casas matrices en la región, tres de las cuales son consideradas entre las 17 más importantes firmas procesadoras del país. (Delmarva Poultry Industry web site, www.dpchicken.org). Hasta 1990 el grueso de la mano de obra era afroamericana; sin embargo, cada vez se resiste más a llevar a cabo ese trabajo. Los migrantes empezaron a aparecer en las áreas de las plantas procesadoras hasta 1987, de acuerdo con lo señalado por una 124 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana representante del gobierno que ha frecuentado el área desde hace dos décadas por lo menos (notas de campo 21 de julio de 2001). A finales de 1990 aproximadamente la mitad de la fuerza de trabajo en el área de las plantas procesadoras estaba conforma­ da por migrantes, básicarnente mexicanos y guatemaltecos (Horowitz y Miller, 1999:5). Sin embargo, esta composición varía mucho; por ejemplo, los latinos forman 90% de los trabajadores de la planta Mountaire Corporation en Shelbyville (Cacchiuoli 2001), pero únicarnente 10% de la planta Perdue en Salisbury (notas de campo 19 de julio de 2001), aunque son 50% de los trabajadores en el total de la región en las plantas Perdue. Las 13 procesadoras de la región emplean cerca de 21 000 personas (Horowitz y Miller, 1999, p. 4). Hay una necesidad crónica para cada vez más cantidad de nuevos trabajadores para las procesadoras, debido a la altísima rotación; por ejemplo, en una sola planta hay datos de esta rotación en 80% (notas del trabajo de campo 19 de julio de 2001) y cerca de 100% en otra (Horowitz y Miller, 1999:5), todo esto explicado además por una cada vez mayor renuencia de los trabajadores nativos a trabajar por los bajos salarios que ofrecen las procesadoras (seis o nueve dólares por hora) y en muchas ocasiones bajo condiciones peligrosas de trabajo. Esto es precisamente lo que sucede entre la joven generación de afroamericanos residentes, por lo que la escasez de trabajadores es remplazada en su mayoría por los migrantes mexicanos y otros trabajadores latinos. A principios de 1990 la escasez de trabajadores fue tan importante que al menos una de las compañías procesadoras de pollo ofreció bonos en dinero contante a cualquier trabajador que reclutara colegas (Borland, 2001:7). Mientras tanto, el extraordinario crecimiento de productos de pollo en los años re­ cientes ha llevado a incrementar la producción (Horowitz y Miller, 1999, pp. 4-5) y la necesidad de trabajadores migrantes. Por qué se utiliza trabajo migrante en las industrias polleras Habría que destacar que estas empresas no pueden ser más automatizadas y el trabajo manual que realizan los obreros, por ejemplo en la actividad del deshuesado del pollo, es muy importante, ya que la ganancia por pieza es muy baja. Precisamente, al no poder incorporar más tecnología, la estrategia para incrementar la productividad laboral es darle más velocidad a la línea de producción. Esto ha tenido varias reper­ cusiones, todas ellas, por supuesto, negativas para la fuerza de trabajo. De acuerdo con la Administración de Seguridad Ocupacional y Salud de Estados Unidos, se con­ sidera que los trabajos en las procesadoras de carne, pollo y pescado se encuentran entre las más peligrosas en Estados Unidos. En 1990 la probabilidad de sufrir una lesión en las procesadoras de carne era tres veces mayor que en cualquier otra indus­ 125 Análisis y perspectivas de la globalización tria en su conjunto. Esto explica la enorme rotación que sufren estas empresas, y el porqué se incorpora a migrantes indocumentados, ya que debido a su gran vulnerabi­ lidad administrativa pueden permanecer más tiempo atados a estas industrias por temor a ser deportados aunque, como veremos más adelante, estos misinos trabajado­ res en cuanto tienen la oportunidad y la confianza que les da el mayor tiempo de estancia en la región buscan nuevas opciones laborales. En nuestra investigación pudimos también constatar la gran explotación de los trabajadores que han llegado bajo programas de visa temporal tanto a las industrias polleras como a las de pescado.5 Los trabajadores que vienen bajo este tipo de visa, que en su mayoría son mexicanos en esta área, ciertamente hacen una contribución importante en la economía local. Muchos mexicanos se benefician por el hecho de llegar de manera legal a los Estados Unidos y son mejor pagados, ya que supuesta­ mente el Departamento de Trabajo vigila esta situación. Sin embargo, como estos trabajadores son traídos a una industria en especial, son también vulnerables a una alta explotación y muchos empleadores locales toman gran ventaja de eso, de acuer­ do con nuestros informantes, particularmente en la industria de los mariscos. Un inmigrante mexicano nos reportaba el hecho de que se le pagaron sólo 100 dólares por semana por desinenuzar cangrejos (notas de campo, 15 de enero de 2001). Un funcionario del sindicato reportó que encontró a una joven mujer que había huido de una compañía debido al maltrato de los gerentes; una de estas compañías está locali­ zada en una aislada península en la bahía de Chesapeake a la que le han llamado “isla de mujeres” porque en ese trabajo la mayoría de las personas que trabajan ahí son mujeres mexicana inmigrantes que llegaron a través del programa de visas tempora­ les del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) (sobre todo una de estas plan­ tas tiene muy mala reputación, pues las mantienen como esclavas). Un problema similar se encontró en los restaurantes de mariscos que usan migrantes bajo el pro­ grama de visas temporales, que importan docenas de migrantes mexicanos del estado de Durango y son sujetos a largas horas de trabajo y bajo un trato muy duro por los gerentes, de acuerdo con uno de los empleados que es nativo y habla bastante bien el español y que se ha hecho amigo de algunos de ellos. Los gerentes los amenazan con correrlos y hasta deportarlos si se quejan o se rehúsan a hacer lo que ellos les piden, 5 El programa de visas H2 A permite a los empleadores solicitar migrantes temporales específicarnente para realizar trabajos agrícolas, cuando el empleadores demuestra que internamente hay escasez en el país. El programa de visas H2B permite a los empleadores contratar trabajadores migratorios para realizar trabajos temporales o servicios de naturaleza no especificada, y otra vez, esto puede solicitarse cuando el empleador demuestra que no ha podido satisfacer su demanda con trabajadores dentro del país. 126 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana pues de manera continua les dicen: “podemos remplazados con otro trabajador de Durango en menos de 24 horas” (notas 13 de febrero de 2002). En segundo lugar, ha podido mantenerse un bajo nivel salarial. La media de ingre­ so de los migrantes es cerca de 75% de los nativos y para los recién llegados el ingreso medio es únicarnente la mitad de lo que perciben los nativos (Camarota, 1999). De los salarios establecidos por el gobierno federal como nivel de pobreza, los trabajadores de las empacadoras de carne presentan algunos cientos de dólares por debajo de este nivel. En las plantas procesadoras de pollo son aún más bajos, y en las plantas procesadoras de pescado generalmente caen a la mitad de lo establecido como nivel de pobreza (Griffith, 1995:4). En nuestras entrevistas, se nos señaló que muchos reciben menos del salario míni­ mo y fue muy común escuchar que no se les pagan horas extras a pesar de trabajar muchísimas horas más allá del horario acordado, situación que se hace muy evidente cuando se trata de trabajadores indocumentados. Sin embargo, en nuestras entrevis­ tas hemos escuchado muy poco en relación con estos temas, ya que ellos desconocen las regulaciones y miden más su éxito en relación con la habilidad de poder ahorrar dinero y enviárselo a su familia en México, lo que prácticarnente todos ellos hacen, si bien hay que reconocer que para ello trabajan muchísimo, muchas horas y viven muy austeramente, aunque muchos se sienten estafados en relación con su salario. Estos trabajadores también se encuentran en pequeñas empresas, como granjas, y en otras compañías como la misina McDonald's, en las que muchos mexicanos indocumentados son regularmente engañados con su salario, pues en lugar de pagar­ les el sueldo completo hay ocasiones en que se les reduce de seis a ocho horas por periodo, y en otras ocasiones hasta dejan de pagarles por completo. Ellos sienten que son víctimas de esto debido a su estatus de indocumentados, ya que cada vez que tratan de poner el tema a discusión, los gerentes los ignoran y les hacen sentir que saben de su estatus de indocumentados y que están trabajando con papeles falsos, y es clara la diferencia con los migrantes residentes legales o con los trabajadores nati­ vos (25 de julio de 2001, entrevista). Los migrantes mexicanos y el sindicato en las industrias polleras Como se dijo precedentemente, la industria del pollo es el principal empleador en Delmarva y requiere un creciente número de trabajadores migrantes. De las 13 plan­ tas procesadoras de pollo, cinco están sindicalizadas por la United Food and Commercial Workers (entrevista con María Martínez, vicepresidenta de la sección 27,23 de julio de 2001, UFCW.) 127 Análisis y perspectivas de la globalización Los inmigrantes latinos son ahora reconocidos como una fuerza clave en el sindi­ cato, aunque con muchas dificultades al principio. Es interesante ver cómo una inmi­ grante mexicana logró alcanzar el puesto de vicepresidenta del sindicato local representando a los trabajadores en cinco plantas. Los inmigrantes, particularmente mexicanos, han sido claves en la revitalización del sindicato en las plantas procesadoras. La experiencia de una planta local sindicalizada es una muestra de ello en la planta Mountaire. El sindicato tenía muy bajo perfil entre los trabajadores inmigrantes hasta que en 1996 se produjo una huelga de inmigrantes latinos, la ma­ yoría de ellos mexicanos. En este tiempo, la vicepresidenta local del sindicato ufcw reportó que los trabajadores no tenían idea de la presencia del sindicato en la planta, aunque reconocían que les eran descontadas las cuotas de sus cheques. En realidad había sólo una delegada en el piso, para una planta con 800 trabajadores; se trataba de una mujer de edad avanzada afroamericana, que no hablaba español ni hizo nin­ gún esfuerzo para conseguir trabajadores latinos inmigrantes cuando había algunos cientos de ellos en la planta a mitad de los noventa (entrevista con María Martínez, 23 de julio de 2001). Lo que sacó a los inmigrantes latinos de su pasividad y tomó totalmente por sor­ presa tanto a la gerencia como al sindicato fue el maltrato que recibió un joven traba­ jador inmigrante mexicano que en 1996 se cortó un dedo en la planta procesadora de Montaire, Shelbyville. Los funcionarios del departamento de recursos humanos fue­ ron a verlo personalmente al hospital y le dijeron que estaba despedido porque supie­ ron que era inmigrante ilegal (entrevista con María Martínez, 23 de julio de 2001). Esto habría permitido a la compañía dejar de pagar los gastos y otras compensacio­ nes por el accidente. Esta injusticia se expandió rápidamente entre los trabajadores y días después los trabajadores latinos llevaron a cabo una huelga, empezando con 100 trabajadores para muy poco después incrementarse el número de huelguistas a 200 (entrevista con el Reverendo Jim Lewis, 12 de julio de 2001), pero ni uno solo de los trabajadores americanos, blanco o negro, se unió a ellos, ni todos los latinos debido el temor que les dio ser despedidos por falta de documentos (entrevista con María Martínez, 23 de julio de 2001). Sin embargo, algunos cientos de inmigrantes latinos, incluyendo muchos indo­ cumentados, sí salieron y se rehusaron a trabajar. La actual vicepresidenta local del sindicato, que en ese momento estaba trabajando en la planta, dijo: “Muchos tenían miedo, pero la mayoría tuvieron más coraje que temor porque, dijeron, hoy fue él; mañana puede ser cualquiera de nosotros a los que traten así” (entrevista con María Martínez, 23 de julio de 2001). Los funcionarios del departamento de personal en ese momento decidieron echar a todos los trabajadores en masa y fue entonces cuando el reverendo Jim Lewis, de la 128 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana Iglesia episcopal, cercano con los trabajadores ofreció la iglesia como refugio a los huelguistas, y así muchos de ellos pudieron pasar la noche. La policía local estaba visible y los medios cubrieron la huelga. Los huelguistas estaban muy temerosos, no sólo de perder su trabajo sino de ser deportados, dado que la mayoría eran indocumen­ tados que usaban papeles falsos. El sindicato local al principio no apoyó la huelga y trató de que los trabajadores volvieran al trabajo. El Rev. Lewis intercedió con el sindicato contactando a las oficinas regionales de la ufcw en Pensilvania para expli­ car la situación, de manera que pudo capitalizar el activisino que ya se había iniciado (entrevista con Lewis, 23 de julio de 2001). Al día siguiente el sindicato de inmediato cambió y respaldó a los huelguistas haciendo posible que fueran todos reinstalados, y ofreciéndoles un abogado para que el joven que había estado hospitalizado por el accidente pudiera exigir la reparación del maltrato que había provocado la huelga. Esta huelga fue la base para que el sindicato en la planta se transformara y rejuve­ neciera a sus cuadros en la planta Mountaire, y fue el inicio también del activisino de una inmigrante, María Martínez, que se convirtió en la vicepresidenta local por cua­ tro años. Ella fue extraordinaria, pues pudo hablar con los medios durante la huelga, porque era una de las pocas huelguistas que sabía algo de inglés y era menos vulnera­ ble, ya que era residente legal. Con la guía del reverendo Lewis, los funcionarios del sindicato regional la reclutaron para servir como delegada en la planta. De esta forma se convirtió en una importante y fuerte abogada para los trabajadores, compartiendo con otra delegada afroamericana en la planta, y buscando presentar un frente unido ante la gerencia en una serie de temas muy importantes. Esto permitió que los traba­ jadores fueran conscientes de sus derechos y empezaran a exponer sus quejas, y a buscar la forma de negociarlos. En la medida en que ella ha ido teniendo éxito en estas negociaciones, cada vez son más los trabajadores latinos que se están afiliando al sindicato. Después de algunos años fue electa como vicepresidenta del sindicato ufcw local 27, que representa a los trabajadores en cinco de las plantas sindicalizadas en Delmarva. Más todavía, el sindicato se ha revitalizado en la planta, incrementándose a siete los delgados, tres afroamericanos y cuatro latinos, y para el 2001 se incrementó a 15, por cierto muy activos, 14 de los cuales son latinos, para un total de 980 traba­ jadores en la planta (entrevista con María Martínez, 23 de julio de 2001). Gracias en gran parte a los migrantes mexicanos, la ufcw es ahora muy activa en la planta que mencionamos y tan es así que en 2001 se pudo cambiar la correlación de fuerzas en el sindicato con una votación final de 2 a 1 a favor de los mexicanos. La gerencia trató de intimidarlos para que no votaran y una vez más usó el estatus de la migración contra los trabajadores latinos con la misma amenaza de dar parte a las autoridades migratorias para que fuesen deportados. El sindicato ganó la votación por un margen de más de 2.5 por uno (581 por 216); el 81% de los trabajadores de 129 Análisis y perspectivas de la globalización una planta de 980 votaron a favor del sindicato. Además, toda esta campaña sirvió para unificar a los migrantes latinos (hay que destacar que la mayoría de ellos son mexicanos), así como a los trabajadores afroamericanos, (entrevista con Martínez, 23 de julio de 2001). Más allá del caso de la organización laboral en Selbyville, en el que los mexica­ nos han tenido una participación tan destacada, ha habido también otras formas de coalición dirigidas contra las industrias polleras de muy distintos actores, incluyendo mexicanos y trabajadores centroamericanos inmigrantes. La alianza llamada Justicia en Delmarva en las plantas polleras (dpja por sus siglas en inglés) fue creada en 1996 y está formada por el sindicato y otros trabajadores de las industria pollera, ambien­ talistas, activistas religiosos y consumidores con la idea de buscar mayor justicia para los trabajadores en dichas compañías (entrevista con Lewis, entrevista 12 de julio de 2001). Esta gran coalición tiene sus raíces entre los abogados de los inmigrantes que trabajan con los inmigrantes guatemaltecos en Georgetown. Es en parte la forma en la que los abogados de los inmigrantes dirigen algunas de las quejas en relación con el trato que se da a los trabajadores inmigrantes y es una manera de romper con su aislamiento creando puentes con los residentes locales para que se unan a su cau­ sa. La djpa ha generado una enorme publicidad, incluyendo una reunión pública en marzo de 1999 con una delegación de congresistas en la que la mayoría de los que hablaron fueron latinos, y algunos inmigrantes mexicanos, aun a pesar del temor de represalias por hacer públicas sus quejas. Desde entonces la djpa también ha ganado la atención del New York Times y de la televisión en el programa “60 minutos” ade­ más de otros medios, concentrándose en los problemas de la industria, especialmente el trato y lesiones que sufren los trabajadores, ambos problemas que afectan tanto a los trabajadores nativos, principalmente afroamericanos, como a los trabajadores inmigrantes, fundamentalmente los trabajadores mexicanos. Situación demográfica de los migrantes mexicanos en la región El género y la composición por edades fueron en su gran mayoría jóvenes (por deba­ jo de los 35 años) y hombres, aunque hubo una presencia importante de jóvenes mujeres y algunos niños, así como familias completas. La más grande proporción de inmigrantes provenían de las regiones rurales del estado mexicano de Veracruz, mu­ chos de los cuales vivían en la comunidad de Huachin y sus alrededores.6 También 6 Esto es consistente con las conclusiones de otros investigadores mexicanos, en el sentido de que Veracruz se ha convertido desde mitad de los años noventa en un importante estado de expulsión por la 130 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana encontramos gente de los estados de Tabasco, Hidalgo, Chiapas, Morelos, Nuevo León, Tamaulipas y la ciudad de México. La mayoría eran de las áreas rurales, quie­ nes habían estado trabajando previamente en el sector agrícola o en otros trabajos en México, y cuya educación iba entre media y baja (niveles que iban de algunos años de primaria y otros completando la escuela secundaria, (lo que correspondería a edu­ cación media en Estados Unidos) aunque algunos tenían trabajos calificados en México (por ejemplo, electricistas) o poseían pequeños comercios, y también encontramos a algunos que tenían educación profesional en México (un abogado y un ingeniero agrónomo). Casi todos habían llegado a Estados Unidos entre 1995 y 1998 (muchos de ellos un año o dos antes), y para la gran mayoría la región de Delmarva había sido su primera residencia en Estados Unidos. Prácticarnente todos señalaron que habían dejado México debido a la falta de trabajo y de oportunidades para desarrollarse, especialmente en las áreas rurales y particularmente después de la grave crisis de 1995 en México y de la aplicación de reformas neoliberales, incluyendo el TLC que había golpeado severamente el campo mexicano. Prácticarnente todos eran indocumentados que usaban papeles falsos para obtener el trabajo y en su mayoría reportaron enormes dificultades para cruzar la frontera México-Estados Unidos, lo que era la explicación de que al ser muy difícil ir y venir a México se sentían como atrapados en Estados Unidos. No hemos avanzado mucho en la discusión acerca de los reclutamientos por contratantes, tanto aquellos que ofre­ cen visas como los que no las ofrecen. Pudimos damos cuenta de que hay una enorme progresión ocupacional de los migrantes mexicanos una vez fuera de las procesadoras de pollo, que les toma entre algunos meses a un año. La mayoría de los que inicialmente habían trabajado en las plantas procesadoras de pollo habían encontrado ese trabajo altamente indeseable y lo usaban como un trampolín para pasar a trabajos que ofrecieran mejores condicio­ nes de pago, como jardinería, constmcción, hoteles y restaurantes, lavandería, y has­ ta encontramos algunos que iniciaron su pequeño negocio. Por ejemplo, un inmigrante mexicano de Veracruz quien llegó en 1995 y que dejó su trabajo inicial en la planta procesadora y puso su propio pequeño negocio de mosaicos para cons­ trucciones; él tiene ahora bastante trabajo y está empleando a una media docena de amigos inmigrantes también durante los veranos (entrevista, 20 de marzo de 2002. primera vez, especialmente hacia el sur y este de Estados Unidos (notas de campo en el panel de 8 de septiembre de 2001; Perez Monterosas, 2001). 131 lasa en Análisis y perspectivas de la globalización La agricultura intensiva en Estados Unidos Tal como se señaló anteriormente, la región también está caracterizada por un fuerte sector agrícola y también la agricultura intensiva que se centra en el cultivo de taba­ co, vegetales, frutas, nueces, fresas, horticultura y bienes de invernadero ha vivido una profunda restructuración, gracias a la cual la producción se ha triplicado en las últimas dos décadas, al tiempo que los granjeros han duplicado sus ingresos. Los importantes desarrollos tecnológicos en relación con transportación y almacenamiento vinculado con cambios en los gustos de los consumidores, cuya preferencia favorece las frutas y los vegetales, así como los nuevos hábitos alimenticios que privilegian tanto el pescado como el pollo, han facilitado esta expansión. Los patrones se están beneficiando del incremento en el acceso a los mercados globales experimentando extraordinarios niveles de productividad con ganancias nunca antes vistas, el trabajo no está compartiendo estos beneficios. Por el contrario, entre 1989-1998 el ingreso real de los trabajadores agrícolas cayó de 6.89 a 6.18 y perdieron 10% de su capacidad de compra en la última década (National Agriculture Worker Survey, 2000) Nosotros tuvimos la oportunidad de visitar el campo de trabajadores agrícolas de Westover, Maryland, en el que viven cientos de cultivadores de jitomate, y que viven allí por periodos de seis semanas entre julio y agosto, aunque algunos trabajadores se quedan hasta la estación de octubre. La mayoría de los que habitan en esos campos son centroamericanos, pero ahora se encuentran cada vez más mexicanos, la mayoría indocumentados, de acuerdo con las personas que trabajan con ellos, tanto religiosas como abogados (16 de julio de 2001; 25 de agosto de 2001). Este es uno de los más grandes campos de trabajo agrícola en la costa este de los Estados Unidos de acuerdo con los funcionarios de la red nacional de salud para migrantes (notas 15 de octubre de 2001). Tiene una licencia del estado con capacidad para 750 personas, aunque los activistas religioso han hecho un censo informal durante los tiempos pico de la estación y han estimado que viven allí hasta 1 000 personas (notas 16 de julio de 2001). Lo que nos llamó la atención fueron las malas condiciones en las que se alojan estos trabajadores. El campo de Westover fue antiguamente un campo para prisione­ ros alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y así luce, por supuesto; localizado en un área de pantano construido en madera, cada uno subdividido por aproximada­ mente 15 o 20 pequeñas barracas de madera, muy cercanas unas de otras, cada una supuestamente tiene que alojar tres personas por 10 dólares por semana cada una (notas 16 de julio de 2001). El agua es el gran problema: no hay alcantarillado; existen letrinas (una para cada sexo) cada dos construcciones es decir, por cada 100-120 personas. Cada letrina tiene sólo de seis a ocho excusados. Hay agua corriente para las duchas y lavabos en las 132 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana letrinas. La otra fuente de agua para los residentes es una pipa de agua que está al final de cada uno de los edificios (notas 16 de julio de 2001). Muchos se quejaban del mal sabor del agua, por lo que preferían obtenerla de un manantial cercano que tenía mejor sabor. El personal de Seton Center había probado el agua y se dieron cuenta de que era muy alta en nitratos; se advirtió a los habitantes de los campos, pero ellos no hicieron mucho caso ya que les sabía mejor, y siguen bebiéndola a pesar de todo (notas 16 de septiembre de 2001). Precisamente estas condiciones han provocado que los migrantes mexicanos do­ cumentados que tradicionalmente se han incorporado laboralmente al sector agrícola de Estados Unidos a partir de la mitad de los años ochenta, y después de la amnistía de IRCA, buscara mejores condiciones. De tal suerte se puede detectar un cierto cambio en el patrón migratorio, pues quienes ahora están llenando los lugares de los que abandonan el sector son los migrantes indocumentados. Se calcula que en 1986 me­ nos de 10% de los trabajadores agrícolas eran indocumentados, pero en 1990 estos misinos cálculos mostraron un ascenso entre 40 y 50% (Runsten, 1991). Servicios sociales En el pasado reciente uno de los servicios sociales que ofrecía el condado eran las llamadas estampillas para comida (food stamp program). Pudimos damos cuenta de que había mucho interés por parte del condado local, ya que emplea a personal bilin­ güe para ayudar a los trabajadores migrantes agrícolas. Habría que destacar que para inicios de 1980 este condado había reclutado a cerca de mil migrantes para el verano, pero después de los cambios de la ley federal en 1996 que establecía que sólo los migrantes legales, sin excepción, podían gozar de este servicio, se ha visto una reduc­ ción impresionante a sólo 100 migrantes o menos los que gozan de este beneficio, y se esperaba que para los veranos subsecuentes todavía se redujera más aquellos que pueden tener las estampillas para comida. Esto es atribuido, por parte de un funciona­ rio que trabaja en los servicios sociales, a que cada vez hay más migrantes indocumentados y que por lo misino no pueden participar de este programa. Además, la oficina del condado que otorga este servicio social está obligada a checar los papeles de cada inmigrante a través de un nuevo sistema por computadora para detectar docu­ mentos falsos, necesario debido a la ley de 1996 (notas de 16 de julio de 2001). Dadas estas medidas, no sorprende que pocos migrantes, mexicanos entre otros, puedan go­ zar de este programa, aun cuando los servicios sociales en este condado hayan hecho un enorme esfuerzo para trabajar con ellos. En contraste, en otro condado vecino no hay una sola persona en los servicios sociales que hable español. 133 Análisis y perspectivas de la globalización Los proveedores de servicios de salud (medical care) han respondido al creci­ miento de mexicanos y otros migrantes latinos con una especie de indiferencia entre los actores principales. Una de las principales clínicas locales que recibe fondos fe­ derales para servir a clientes de bajos ingresos en algunos condados, incluyendo de manera específica a los trabajadores agrícolas migrantes, ha hecho muy poco para dar servicio a los mexicanos y otros latinos migrantes. Hasta muy recientemente no se empleaba a nadie que hablara español y los abogados que trabajan con ellos repor­ taban la absoluta falta de simpatía de esta burocracia respecto a los migrantes. (Debe mencionarse que los programas que reciben fondos federales excluyen en general a los migrantes indocumentados de los cuidados que no sean urgentes). Debido a ello, los abogados locales han llevado a esta gente a una pequeña clínica que se encuentra a 45 millas de allí, donde el personal empleado es mucho más amable con estos migrantes (notas de 15 de agosto de 2001). También encontramos algunos datos con nuestros entrevistados (tanto migrantes como algunos proveedores de estos servi­ cios) que nos sugieren que tanto en el área de hospitales, los servicios de ambulancia, como las clínicas médicas “regulares” de la región, han hecho muy poco para ajustar­ se al crecimiento de la población latina en la región. Por ejemplo, no han incorporado a nadie, o casi nadie que hable español; están solo para todos los trámites, y cuando es posible hay sólo traductores voluntarios de la comunidad a los que se llama sólo eventualmente. Sin embargo, esta tendencia está cambiando gracias a la labor de diferentes grupos religiosos que están vinculados con los abogados de inmigrantes. Otro ajuste positivo que hemos encontrado es el caso de un niño ciudadano estadunidense, hijo de indocumentados mexicanos que ha sido diagnosticado de fibrosis cística, que nació en la localidad y al que se han proporcionado cuidados médicos y el tratamiento especializados que requiere debido al apoyo de los trabaja­ dores sociales del condado (notas de campo 25 de julio de 2001). A pesar de las barreras, un número importante de organizaciones de abogados, y en muchas ocasiones afiliados a grupos religiosos, han encontrado maneras creativas para asegurar por lo menos algunos cuidados médicos a los latinos inmigrantes, mu­ chos de los cuales son mexicanos, incluyendo indocumentados. El personal de una oficina pequeña de la rama de la organización denominada Catholic Charities, Seton Center en la localidad de Princess Anne, Maryland, ha estado especialmente dedicada a proporcionar ciertos cuidados médicos a los mexicanos indocumentados y a otros clientes latinos que necesitan asistencia, muchas veces con gran éxito (notas 16 de agosto de 2001). Sin duda el más grande proveedor de servicios para migrantes latinos en la región es el centro La Esperanza de Georgetown, Delaware, cuyo trabajo se ha dirigido principalmente a migrantes guatemaltecos, y a mexicanos en un menor grado. Es una 134 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana organización que se formó a finales de 1996 por algunas monjas españolas, un fun­ cionario retirado del Banco Mundial nativo de Chile y un sacerdote episcopal, todos ellos recién llegados al área por diferentes razones (notas 2 de marzo de 2001, ver también Borland 2001). Estas personas reconocieron que la incipiente comunidad de inmigrantes guatemaltecos se encontraba con verdaderas necesidades de ayuda y te­ nían servicios deplorables; por tanto acordaron empezar a proporcionarles servicios legales (muchos de los antiguos residentes guatemaltecos aplicaban para asilo políti­ co) y otros servicios básicos. Ha desarrollado otros servicios para los migrantes lati­ nos, incluyendo un centro latino cultural, guarderías para niños de migrantes, un programa contra la violencia doméstica, así como la clínica, que mencionamos arri­ ba, Delmarva Poultry Justice Alliance, y a una trabajadora social del sindicato de las plantas polleras (bilingüe). También se ha logrado otorgar otros servicios en Georgetown incluyendo una liga regional de futbol soccer, una estación de radio en español y un periódico mensual. Una vez más, la mayoría está orientada o inspirada en la importante comunidad guatemalteca que se encuentra aquí, pero a los inmigrantes mexicanos en el área también se les ofrecen los servicios, y todavía se les otorgará más si en el futuro su presencia continúa siendo importante aquí. A inicios de 2001 Catholic Charities expandió su trabajo para los inmigrantes de la oficina de Georgetown a una oficina en Salisbury. Además, Bienvenidos a Delmarva, creada en la primavera de 2001 por la Universidad de Salisbury, tiene el objetivo de proporcionar diversos servicios sociales para tratar de ayudar a los latinos inmigrantes en Maryland, que es parte de la península de Delmarva (notas 18 de marzo de 2001), particularmente con todo aquello relacionado con educación y literatura, inglés, cui­ dados médicos, transportación y asistencia legal (notas 16 de agosto de 2001). Si bien este grupo está tomando como modelo el centro La Esperanza, trata además de enfatizar la importancia que tiene la coordinación entre las diferentes organizaciones que ya existen, así como facilitar la provisión de servicios a esas misinas organizacio­ nes (notas 12 de febrero de 2002). Actualmente Bienvenidos está coordinando una serie de sesiones de asistencia en el área de proveedores de servicios a nivel de aloja­ miento en las granjas locales con una mayoría de residentes mexicanos, y desarro­ llando un plan para proveer mayor orientación cultural, así como entrenamiento, para las organizaciones locales trabajando tanto con mexicanos como con otros latinos inmigrantes (notas, 16 de junio de 2002). De cualquier forma, dados los estrechos márgenes que permiten las leyes de in­ migración en Estados Unidos, muchos de los servicios que pueden proveer son bas­ tante frustrantes, tal como se nos comentaba, pues pueden ofrecer un acceso muy limitado para aliviar la situación de los migrantes mexicanos y de los centroamerica­ nos que han llegado en años recientes, particularmente guatemaltecos y salvadoreños 135 Análisis y perspectivas de la globalización (notas 1 de marzo de 2001; 2 de marzo de 2001). Los centroamericanos que llegaron antes de mediados de 1990 tienen más posibilidades legales, por la situación comen­ tada anteriormente en relación con la posibilidad de que pueden aplicar para el asilo político. Las restricciones presupuestales limitan la posibilidad de recursos legales para gente de bajos recursos, como podría ser la Oficina de Ayuda Legal para los mexica­ nos y otros latinos inmigrantes. Esta organización recibe fondos federales y una vez más las directrices prohíben tomar como clientes a inmigrantes indocumentados. Una de las oficinas locales ha desarrollado un activo programa con personal bilingüe de­ signado para prestar asistencia a los migrantes agrícolas temporales. Aunque hacen visitas regulares durante la temporada a los campos de trabajo, reportan sentirse real­ mente frustrados por lo poco que pueden hacer para esa gran cantidad de trabajadores que en su mayoría son indocumentados (se estima en 80%) muchos de los cuales son mexicanos, pero cada vez se encuentran más centroamericanos (notas 20 de agosto de 2001). En general, las organizaciones religiosas han respondido de manera muy impor­ tante a la presencia creciente de inmigrantes latinos en la región. El trabajo de La Esperanza y Catholic Charities en el área, incluyendo el Seton Center, señalados precedentemente, todos basados en una fe o afiliados a alguna organización religiosa han dado invaluables servicios. Otro ejemplo muy interesante de educación para los hijos de inmigrantes es el Programa de Educación de Verano para hijos de inmigrantes en Princess Anne. Es una escuela de nivel elemental para niños de trabajadores migratorios agrícolas tem­ porales, que van desde niños pequeños hasta el inicio de jóvenes. Este programa tiene una duración de cuatro semanas durante julio, en la época alta del cultivo del jitomate, todos los años durante el verano y está abierto de las 7 a.m. a las 6 p.m. para acomodarse al horario de los padres que trabajan en el campo. Se les proporciona transporte y hay personal formado principalmente por mujeres afroamericanas que cuidan y enseñan a los niños latinos inmigrantes. Las instalaciones se ven excelentes y hasta ahora el programa tiene muy buena reputación; durante el verano de 2001 cerca de 125 niños fueron reclutados (notas 16 de julio de 2001). Desafortunadamen­ te, es por tiempos muy breves y está limitado a las familias de trabajadores agrícolas. Un pequeño, pero positivo, desarrollo de una biblioteca oficial reconoce la creciente presencia de inmigrantes al responder ampliando sus materiales de colecciones en lengua española y llevando a cabo algunas estrategias que les permitan servir mejor a las necesidades de los niños de acuerdo con los recursos de la biblioteca (notas, 15 de enero de 2001; 16 de junio de 2002). 136 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana Finalmente, en relación con los servicios sociales, al reforzarse la ley, los organisinos policiales ha inmigrantes de manera muy negativa. Algunos informantes han señalado que testigos de cómo la policía local tiene como blanco a los migrantes latinos para pararlos en el trafico, que es muy escaso en la región, y aplicarles grandes multas por ciertas viola­ ciones como es la falta de licencias de manejo y la falta de seguros, situación que se debe a que como indocumentados no los pueden obtener (Martínez, 23 de julio de 2001; notas 7 de febrero de 2001). Pero hay que decir también que en el estado de Delaware la policía destinó un agente bilingüe latino en Georgetown, para trabajar específicarnente con los migrantes latinos en el área y tiene muy buena reputación entre los abogados por su sensibilidad y compromiso constructivo con los migrantes (notas 15 de noviembre de 2000). En Wicomico County, Maryland, existen celdas donde se detiene a los migrantes mientras esperan su deportación. Además de que están hacinados a veces hay 120 migrantes al misino tiempo; el personal ha sido acusado de violar los derechos de los detenidos llegando a el uso de fuerza excesiva (Montgomer, 24 de noviembre de 2000); el grupo de detenidos por la INS es diverso, pero incluye latinos. También el INS tiene una oficina pequeña en Salisbury, donde en los últimos años la agencia ha mantenido un bajo perfil, principalmente trabajando con las cárceles locales para transferir a los migrantes a través de ellos en custodia para deportación (notas 2 de junio de 2000 y 2 de febrero de 2002), además de que a finales de los noventa el INS condujo algunas redadas localmente.7 Alojamiento La respuesta en relación con el alojamiento ante la creciente presencia de los mexica­ nos y otros latinos inmigrantes ha sido uno de los temas más problemáticos que he­ mos encontrado en nuestra investigación, entre los que destacamos la grave explotación, aunque también habría que señalar algunos desarrollos positivos. La falta de alojamiento decente, el deterioro de los que ya existen, insuficiencia de vi­ 7 Por ejemplo, hubo redadas en la región contra las plantas procesadoras en 1997, cuyos resultados fue la detención y deportación de 125 personas (Horowitz y Millar, 1999:10) y hubo otra en 1998 a los restaurantes de mexicanos (notas de campo 2 de junio de 2000). Desde 1998 el ins tiene en sus listas un número de compañías procesadoras de pollo quienes voluntariamente se han unido para ser elegibles en un proyecto piloto para verificar la legalidad de los migrantes y de esa forma evitan redadas sorpresivas (Horowitz y Millar, 1999, pp. 6-7). 137 Análisis y perspectivas de la globalización viendas en el área están entre las más importantes preocupaciones de los migrantes, incluyendo las industrias polleras, pues complica los esfuerzos de reclutamiento, de acuerdo con un funcionario de la industria (notas 20 de junio de 2002). Una notable respuesta digna de mención es el trabajo de Delmarva Rural Ministries, (drm), instancia de grupos religiosos que han respondido activamente a la presencia de mexicanos y latinos migrantes. DRM tiene fondos federales y dispone de tres com­ plejos de apartamentos que están en muy buen estado, especialmente para personas de bajos ingresos, que sean residentes permanentes con visas legales o ciudadanos estadunidenses que estén trabajando en la agricultura (notas 2 de marzo de 2000; entrevista con la gerente del complejo de DRM, 4 de octubre de 2001). Están localiza­ dos en Salisbury (Maryland), Brudgeville (Delaware) y Eastville (Virginia) (página web: www.drm.com). El complejo de Salisbury es el más viejo, con 11 años de anti­ güedad y 66 apartamentos de dos recámaras, con una capacidad de 330 personas (cuatro a seis personas por apartamento), la mayoría de las cuales son migrantes mexicanos (drm, gerente entrevistada el 4 de octubre de 2001). La renta es razona­ ble, especialmente dada la calidad y las condiciones (de $310 a $570 por mes). El complejo parece estar en extraordinarias condiciones y los pisos y los edificios con muy buen mantenimiento, algo en lo que los residentes participan activamente. Ha sido citado en los medios locales como un ejemplo de “buen vecindario” en Salisbury, y el papel de los migrantes ha sido destacado (12 de julio de 2001). La gerente del complejo de Salisbury sirve como puente para todo tipo de información y como me­ diadora para evitar conflictos entre los residentes. Este recurso ejemplar en relación con el alojamiento tiene dos restricciones signi­ ficativas. La primera es que una vez más los fondos federales se dirigen únicarnente a los migrantes con el estatus de legal o ciudadanos, que son los que pueden vivir allí; la gerente tiene que comprobar los papeles de todos los residentes, tanto de los adul­ tos como el de los niños que no trabajan (drm, gerente entrevista 4 de octubre de 2001). La segunda restricción es que por lo menos uno de los miembros de la familia debe estar trabajando en la agricultura, que va desde trabajo temporal en el jitomate y otros cultivos frutales hasta el trabajo en los invernaderos, jardinería, o la industria del pollo, pero sólo aquellos que trabajan con pollos vivos. Debido a los criterios de estatus, migratorio (por ejemplo, se excluye a las plantas procesadoras de pollo pues­ to que los pollos están muertos) se imponen condiciones para los fondos guberna­ mentales, por lo que la mayoría de los mexicanos y latinos inmigrantes no son elegibles para vivir en los departamentos de DRM Sin embargo, es sin duda un ejemplo positi­ vo para alojar a miembros de bajos ingresos en esta región. Los migrantes indocumentados, latinos y los que no están dedicados a la agricul­ tura se dejan a su suerte, y son por supuesto sujetos a grandes explotaciones por parte 138 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana de los dueños de casas. Encontramos a muchos de nuestros informantes viviendo en casas sobrepobladas, apartamentos subdivididos, casa viejas, tráileres que no tienen ningún mantenimiento y son extraordinariamente caros (700 dólares por mes para vivir en un trailer). Uno de los casos más dramáticos es una zona de departamentos habitada en su mayoría por migrantes mexicanos, es un complejo de tres edificios con cerca de 500 habitantes, llamado ahora “Little Mexico” en un área rural fuera de Sussex County, Delaware. Una de las plantas procesadoras de pollo se encuentra en las inmediaciones y este complejo de departamentos está a sólo unas cuantas millas de una de las más lujosas playas. Nuestros entrevistados nos dijeron que la mayoría de los migrantes son indocumentados y que provenían de un área alrededor de Huachín, Veracruz. Las condiciones en las que viven son de verdadero hacinamiento, pues en un departamento con dos recámaras encontramos en promedio entre cuatro y 16 per­ sonas, incluyendo niños, adolescentes y adultos jóvenes. Los residentes trabajaban por tumos y de esa forma se rotaban los horarios para dormir (notas 25 de julio de 2001). La presión más grande que tienen los habitantes de estos departamentos es la falta de agua potable. Hay que destacar que esta crisis del agua afecta no sólo a los depar­ tamentos de este complejo habitacional, sino que se extiende hacia otras áreas, ya que sus habitantes trabajan en restaurantes y en la industria de comida (incluyendo preparación de comida) en la cercana zona turística de la playa, así como en las procesadoras de pollo (el agua de este complejo habitacional proviene de un pozo, no tiene servicios municipales de agua). Muchos de los residentes dijeron que no sólo el agua es imposible de beber, hasta lavarse con ella, pues les da enfermedades de la piel (notas 25 de julio de 2001). Aparentemente esta situación se ha mantenido por muchos años, como nos comentaba un antiguo residente que había vivido allí (entre­ vista con Miguel, 26 de marzo de 2002). De allí que los residentes estaban forzados a conseguir su propia agua para beber y bañarse, teniendo que comprarla en lugares como lavanderías y en muchas ocasiones teniendo que cargarla tres pisos. Cuando les preguntamos acerca de si habían hecho intentos para resolver el asunto, una de las residentes nos señaló que se lo había comentado al dueño, pero este se rehusó a tomar cartas en el asunto, y ella supuso que eso se debía a que este hombre sabía que eran indocumentados y que por tanto no podían reportarlo a ninguna autoridad, pues tenían miedo de que los pudieran deportar (entrevista 25 de julio de 2001). Hay que señalar que los residentes pagan aproximadamente entre 530 y 600 dólares por mes) y el aire acondicionado no les sirve además de que las ventanas no tienen mosquiteros (25 de julio de 2001). Si bien es cierto que la respuesta de los proveedores de servicios, como es el alojamiento ante la creciente llegada de migrantes mexicanos y latinos presenta una 139 Análisis y perspectivas de la globalización gran cantidad de problemas, también es cierto que muchos de estos migrantes han hecho grandes progresos en el área. En nuestra investigación encontramos que ya algunos indocumentados mexicanos han logrado moverse de estas pobres condicio­ nes de vivienda hacia mejores formas de alojamiento. Algunos hasta se han converti­ do en propietarios de sus propias casas. En realidad no podemos decir qué tan extendido es este progreso ni queremos tampoco sugerir que el problema del alojamiento está siendo solventado, pero es realmente muy indicativo comprobar cómo los migrantes mexicanos hacen enormes esfuerzos, pese a los grandes obstáculos que deben en­ frentar, para buscar soluciones. Conclusiones Los migrantes mexicanos, así como otros migrantes latinos, han tenido un variable, pero significativo, impacto local y han hecho grandes avances en los temas de traba­ jo, así como en relación con la actividad sindical, servicios sociales, vivienda y rela­ ciones interétnicas, vinculados con otras organizaciones y otros actores que han respondido de manera constructiva a su creciente presencia. Esto es muy destacado, sobre todo si tomamos en cuenta la gran cantidad de migrantes indocumentados que residen en el área en una región considerablemente conservadora. Los indocumentados tienen una severa limitación para ejercer sus derechos formales, ya que la visión que ha sido reforzada es que los derechos son condicionales a su estatus legal. A pesar de esta tremenda barrera opuesta por la falta de estatus legal y en marcado contraste con la política nacional, ha habido importante, logros en relación con los derechos humanos de los mexicanos indocumentados y otros migrantes latinos a ni­ vel local en la Península de Delmarva. Como la presencia de estos grupos ha ido creciendo en los años recientes, muchos actores locales se han vuelto conscientes tanto de sus contribuciones a nivel de la comunidad como de sus necesidades básicas humanas, y muchos han encontrado la manera de proporcionarles cierto tipo de asis­ tencia o por lo menos de reconocerlos como miembros de la comunidad, sin importar su estatus legal. Por tanto, el acceso y el derecho de los migrantes se han ido expan­ diendo en las áreas de trabajo, educación, asistencia legal y otras, en parte debido al reconocimiento informal de la mutua humanidad a nivel local. Este reconocimiento y asistencia viene de diversos tipos de actores, especialmente basados en alguna fe religiosa, ONG y funcionarios sindicales, pero también agentes políticos, educadores de todo tipo, proveedores de salud y otros más tipo ONG y hasta en algunos empleadores. Esto se ha debido en gran parte a la actividad de los propios migrantes mexicanos y los migrantes latinos en general trabajando junto con un innovador y tenaz grupo. El 140 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana tamaño relativamente pequeño de las áreas de la comunidad hace mucho más directo el contacto personal entre sus abogados y al conjunto de actores sociales. En el futuro esperamos una mayor presencia de migrantes mexicanos como resi­ dentes asentados en Delmarva, aunque esta predicción está sujeta a políticas nacio­ nales y binacionales y a los cambios económicos. El censo de 2000 mostró que los mexicanos son el grupo mayoritario entre los latinos migrantes del área y nuestra investigación sugiere que su presencia aquí ha ido creciendo desde entonces. Tam­ bién creemos que los mexicanos irán llenando otro tipo de trabajos que son necesa­ rios en la región, especialmente construcción y servicios, aunque la industria pollera seguramente se mantendrá como el primer punto de los nuevos llegados. Dados estos factores, anticipamos que el interés en reconocer y asistir a los migrantes mexicanos crecerá tanto entre los proveedores de servicios como entre los actores políticos. De cualquier manera, los problemas de vivienda continuarán probablemente, como ya es una plaga típica tanto de la clase trabajadora como de los residentes pobres de todo tipo, aunque habría que señalar que la posibilidad de activisino ha sido disininuida con la decisión de la Suprema Corte, negando los derechos a organizarse de los traba­ jadores migrantes indocumentados (ver Lane, 28 de marzo de 2002). El futuro de las relaciones interétnicas está abierto. Por un lado, si las cosas se llevan a una competencia suma-cero entre los grupos subordinados, entonces es pro­ bable que se incremente la hostilidad, especialmente entre los afroamericanos y los latinos. Esta tendencia ha estado presente, pero no es dominante, por tanto puede ser evitada si se proporcionan mejores oportunidades a los grupos subordinados del área, una tarea de gran alcance sin duda. Por un lado, los intereses crecientes entre actores locales y los intercambios interculturales con los mexicanos y latinos, migrantes de­ ben ayudar a mejorar las relaciones interétnicas. También esperamos un mayor activisino político y social de los migrantes mexicanos y otros latinos, pues esto es sólo el inicio, que podrá incrementarse cuando lleven más tiempo establecidos. Esto debería contribuir constructivamente a las relaciones interétnicas y también dar más peso a los derechos de los migrantes, así como a la expansión de su vida civil y de una democracia participativa (no formalmente electoral). Sin embargo, el creciente interés que hemos visto en algunas organizaciones tra­ tando de comprender la cultura de los latinos y mexicanos puede llevar a intercam­ bios interculturales que mejorarán sin duda las relaciones interétnicas. Los cambios políticos federales y binacionales pueden facilitar esto de manera importante. De otra forma, estaríamos enfrentando la perspectiva de un crecimiento (ya podemos decir que es la más grande minoría en algunas comunidades) de una población inmigrante sin derechos, cuya exclusión de las oportunidades para ejercer influencia política es una tremenda contradicción para una sociedad democrática. 141 Análisis y perspectivas de la globalización En relación con los derechos humanos, nos pronunciamos contra la visión de la ciudadanía y a favor de la de los derechos humanos, que señala que por lo menos los derechos básicos son incondicionales y trascienden las fronteras nacionales o al Es­ tado, porque si bien la nación es finalmente el árbitro político real en última instancia de los derechos, bajo nuestro marco conceptual puede hacerse más que aceptar de manera acrítica y, por tanto, reforzar el statu quo y con ello eliminar la responsabili­ dad del Estado y otras organizaciones cuando se inhiben la dignidad humana y el bienestar, especialmente cuando sus acciones dañinas caen entre las leyes de una nación. De acuerdo con los resultados de nuestra investigación, es claro que la visión de la teoría de la ciudadanía que condiciona los derechos es, en la práctica, lo que está afectando a los migrantes mexicanos, especialmente los indocumentados. Estos últi­ mos de manera especial se enfrentan a prácticas de explotación y de negación de la dignidad en muchos aspectos. La falta de reconocimiento por parte del Estado del estatus legal migratorio como miembro legítimo o por lo menos como huésped de la sociedad, cobra relevancia en los intentos de los gerentes para intimidar a los traba­ jadores migratorios de las industrias polleras, ya sea echándolos abruptamente, como el caso que describimos de un trabajador migrante indocumentado que se lesionó, o amenazándolos de manera velada con la deportación para tratar de evitar que votaran en una elección sindical. La misina falta de estatus legal permite a los empleadores una mayor explotación de los mexicanos migrantes indocumentados y los enfrenta con los trabajadores afroamericanos como una fuerza de trabajo más flexible. Sim­ plemente, la falta de un estatus temporal legal permite a los propietarios negarles agua potable a cientos de migrantes mexicanos por años, poniendo en riesgo hasta la salud de la población de la región. Esto se hace evidente en las terribles condiciones en que viven en los campos de labor, en el antiguo campo alemán. Es más, se les niega el acceso hasta a los servicios sociales que otorga el gobierno, como son las estampillas de comida, los cuidados médicos fuera de los de urgencia, o el alojamien­ to adecuado para los trabajadores agrícolas. Por el contrario, el reconocimiento del estatus de migrante legal permite el acceso a muchos servicios y da mayor posibili­ dad para enfrentar las prácticas abusivas, como fue el caso de la ex trabajadora de línea en la planta procesadora y ahora vicepresidenta local del sindicato. A pesar de estas barreras, se ha avanzado de manera significativa en relación con los derechos humanos a nivel local. Es notable el hecho de que los funcionarios sindicales (aunque a regañadientes) finalmente lucharon por los derechos de los tra­ bajadores migrantes mexicanos que se fueron a la huelga, muchos de ellos indocu­ mentados, y se concentraron en ellos para revitalizar el sindicato y pudieron, gracias a su activisino, avanzar en sus derechos (aunque ahora la Suprema Corte negó el 142 Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana derecho de sindicalización a los trabajadores indocumentados, lo que hará mucho más difícil lograr victorias en este sentido (ver Lane, 18 de marzo de 2002). Los mexicanos migrantes buscan incrementar su bienestar y su dignidad tratando de cambiarse de aquellos trabajos en los que sufren gran explotación, como las in­ dustrias procesadoras de pollo y la agricultura, hacia mejores tipos de trabajo, y cuando es financieramente posible buscan tener mejores condiciones de alojamiento. Tam­ bién hay, aunque ciertamente en pequeña escala, organizaciones y residentes locales, la mayoría afiliados a las iglesias, aunque también algunas ong y otras con fondos gubernamentales que, por lo menos de manera implícita, adoptan la visión de los derechos humanos buscando asistir a los mexicanos y a otros latinos inmigrantes, sin importar su estatus legal. Estos actores locales todavía se presentan en pequeña escala, pero sin duda están creciendo, como sucede con los abogados que trabajan para ayudar­ los a tener acceso a cuidados de salud y educación, así como asistencia legal. Lo que resulta interesante es el hecho de que empieza a darse un reconocimiento de los miembros de la comunidad en relación con la invaluable contribución de los migrantes. Los migrantes mexicanos, así como los otros migrantes latinos, han hecho muy importantes progresos en relación con sus derechos humanos a través de accio­ nes a nivel local, aunque aún estamos en un proceso inicial y sin duda se necesita hacer muchos más progresos en este sentido. Lo que sí parece realmente destacado es lo mucho que se ha logrado dados los pocos años que lleva la migración en esta región, tanto en lo que se refiere a las comunidades receptoras de Delmarva como para los recién llegados inmigrantes mexicanos, provenientes de un área que hasta ahora no ha sido tradicionalmente expulsora, como es Veracruz. Queremos concluir reiterando la tendencia progresiva que hemos encontrado en casi todos nuestros entrevistados: la de responder no victimizándose, sino que los migrantes mexicanos no aceptan de manera pasiva su situación, como se piensa generalmente. Bibliografía Associated Press, “Remarks on Del. Hispanics Spark Anger”, Daily Times, Salisbury, Maryland. Barbalet, J.M. (1988), Citizenship, England Milton Keynes, Open University Press. Baubock, Rainer (1994), Transnational Citizenship: Membership and Rights in International Migration, Brookfield, Edward Elgar. beacon (Business Economic and Community Outreach Network) (2002), Economic Forecast 2002: A National and Local Overview, unpublished paper, Salisbury University (pmg.salisbury.edu). 143 Análisis y perspectivas de la globalización Borland, Katherine (2001), Creating Community: Hispanic Migration to Rural Delaware, Wilmington, Delaware Heritage Commission. 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Los otros tres condados en nuestra región de interés tenían entre 596 y 334 residentes hispanos en 2000 y aún menos en 1990. **Los datos de Centroamérica como una categoría, incluyendo un número específico de condados, estaban disponibles para el censo de 2000, pero no para el censo de 1990. Después Centroamérica fue colocada en la categoría de “otros hispánicos”. 147 Análisis y perspectivas de la globalización Apéndice 2 Tabla 2. Hispanos por subgrupo población en algunas ciudades de Sussex County, Delaware. Georgetown, Sussex Co., Del. Total hispanos Origen mexicano Otros hispanos (incluyendo Centroamérica) Centroamérica Guatemala Puerto Rico Origen cubano Hispanos % población del condado Shelbyville, Sussex Co., Del. Total hispanos Origen mexicano Otros hispanos (incluye Centroamérica) Centroamérica Guatemala Puerto Rico Origen cubano Hispanos % población del condado Frankford, Sussex Co., Del. Total hispanos Origen mexicano Otros hispanos (incluye Centroamérica) Centroamérica Guatemala Puerto Rico Origen cubano Hispanos % población del condado Bridgeville, Sussex Co., Del. Total hispanos Origen mexicano Otros hispanos (incluye Centroamérica) Centroamérica Guatemala Puerto Rico Origen cubano Hispanos % población del condado 1990 2000 75 32 30 nd 13 0 1 473 191 1 238 1 018 1 003 42 2 1990 2000 % cambio 25 20 3 nd 347 267 702 34 1288% 1235% 233% nd 2 0 10 0 1990 2000 1 0 0 nd 148 134 14 9 1 0 0 0 1990 2000 63 39 12 nd nd 12 0 239 173 26 5 148 39 1 % cambio 1864% 497% 4027% nd % cambio 14700% nd % cambio 279% 344% 117% nd nd 225% Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana Milford, Sussex Co., Del. Total hispanos Origen mexicano Otros hispanos (incluye Centroamérica) Centroamérica Guatemala Puerto Rico Origen cubano Hispanos % población del condado Seaford, Sussex Co., Del. Total hispanos Oriegen mexicano Otros hispanos (incluye Centroamérica) Centroamérica Guatemala Puerto Rico Origen cubano Hispanos % población del condado Salisbury, Wicomico, Co. MD Total hispanos Origen mexicano Otros hispanos (incluye Centroamérica) Centroamérica Guatemala Puerto Rico Origen cubano Hispanos % población del condado 1990 2000 225 120 32 ND ND 73 0 594 280 138 74 50 168 8 164% 133% 331% ND ND 130% 1990 2000 % Change 74 18 27 ND 285 171 52 8 285% 850% 93% ND 28 1 55 7 96% 1990 2000 % Change 252 60 124 ND 806 251 305 47 220% 318% 146% 54 14 222 28 311% 100% Fuente: us Census 1990, 2000. 149 % Change La nueva migración mexicana en la Península de Delmarva (comentario) María Teresa Correa Flores Programa de Economía de la FES-Acatlán L a investigación realizada por Ana María Aragonés, Timothy Dunn y George Shivers sobre mercados de trabajo y derechos humanos en los nuevos destinos migratorios de los trabajadores en la Península de Delmarva a partir de los años noventa se divide en tres grandes apartados: la primera parte analiza las caracte­ rísticas de estos nuevos mercados, así como la evolución que han tenido desde la década de los ochenta. En estos nuevos mercados de trabajo se encuentran las indus­ trias polleras, misinas que llevaron a cabo un proceso de restructuración a nivel ver­ tical, lo que significó la fusión entre las grandes empresas y la eliminación de las menos competitivas dentro del mercado. Estas son algunas de las características de la globalización: fusionar capitales para ser más competitivos y garantizar con ello su permanencia y elevadas ganancias. En la segunda parte se analizan las nuevas condi­ ciones del migrante bajo las variables de trabajo, servicios sociales, alojamiento, relaciones interétnicas y problemas para incorporarse a los sindicatos. Como lo muestra el resultado de las 62 entrevistas realizadas entre los años 2000-2001, se reseñan las diversas actividades en las que se inserta el migrante, además de que estos no han tenido ninguna experiencia previa y provienen de nuevas zonas de expulsión, como es el estado de Veracruz. La última parte aborda la problemática de los derechos humanos de los migrantes. La Península de Delmarva cuenta con empresas procesadoras de pollo, carne y pescado que se han convertido en grandes polos de atracción para estos nuevos miles 151 Análisis y perspectivas de la globalización de migrantes, con lo que se desinitifica la idea generalizada de que el proceso migra­ torio es una consecuencia acumulativa de las redes sociales, o un problema exclusivo de pobreza de los países expulsores. Las nuevas condiciones del capitalisino, bajo el marco de la llamada globalización, produjo una serie de cambios a escala científica y tecnológica, se desarrolló una nueva organización del trabajo bajo el marco de la desregulación laboral, flexibili­ dad del trabajo, y sobre todo, una gran movilidad de capitales. Sin embargo, y de manera por demás contradictoria, se han obstaculizado los flujos de personas, lo cual ha llevado a la instrumentación de políticas antiemigrantes por parte de prácticarnen­ te todos los países receptores que ha producido, de acuerdo con los autores, un flujo nunca antes visto de trabajadores migrantes indocumentados. Un claro ejemplo de estas nuevas condiciones económicas son las grandes indus­ trias procesadoras de pollo, carne y pescado en Estados Unidos a partir de las cuales este país está jugando un importante papel a nivel de la alimentación mundial. Estas empresas presentan un gran problema en sus mercados de trabajo, ya que la fuerza laboral nativa no satisface la inmensa demanda debido a las características del traba­ jo: sobreexplotación, bajos salarios y largas jomadas de trabajo. Todas estas condi­ ciones propician un mercado de trabajo que facilita la contratación de trabajadores migrantes, en especial indocumentados. Se puede observar la paradoja del proceso de globalización, pues estas empresas contratan migrantes para reducir costos y ele­ var su competencia internacional, y al misino tiempo exportan esos productos a los países de origen de los propios migrantes, quines recibirán los productos que vienen de Estados Unidos. Estas industrias se han desplazado de zonas urbanas a rurales, ya que con ello garantizan desde la exención de impuestos, infraestructura, salarios más bajos y mí­ nimas exigencias por parte del gobierno a nivel ecológico. En esta investigación se destaca que la mayoría de los trabajadores migrantes provenían de Latinoamérica y los mexicanos representan el porcentaje más amplio. La Península de Delmarva cuenta con 13 plantas procesadoras, tres de las cuales sobresalen dentro de las 17 más im­ portantes del país, lo que significa fuentes de trabajo a pesar de las malas condiciones laborales. Debido a ello, uno de los grandes problemas para estas empresas es la enorme rotación. La Península de Delmarva no sólo es importante por las industrias procesadoras sino que es también un importante polo de atracción a nivel sector turístico, maderero y de construcción. Éstos son sectores que también atraen importante fuerza de traba­ jo migrante, y representan alternativas laborales para estos inmigrantes. Los autores mencionan que las diferencias salariales se encuentran muy marcadas entre los nativos, migrantes documentados e indocumentados, siendo estos últimos 152 La nueva migración mexicana en la Península de Delmarva (comentario) los que reciben menores salarios debido a las propias condiciones legales en que se encuentran, todo esto vinculado al desconocimiento que tienen sobre las regulacio­ nes laborales. Los migrantes miden su éxito en función del ahorro que puedan gene­ rar y enviar a sus países de origen. A pesar de que su salario sea el mínimo, cuando este dinero se envía viene a resolver el problema que existe en los diversos ámbitos, tanto a nivel de las familias que se han quedado en el país como para el gobierno mexicano que, si atendemos a las ultimas estadísticas, evidencia un ascenso de las transferencias electrónicas de remesas, que llegan a ser de 15 mil millones de dólares transferidos por los inmigrantes. Así, México se ha convertido en el país más impor­ tante del mundo en cuanto al monto de remesas recibidas. Respecto a su participación en los sindicatos, los migrantes han tenido un impor­ tante papel, como señalan los autores. Después de un conflicto laboral sufrido por un migrante indocumentado, se produjo una importante movilización de los trabajado­ res latinos, aun cuando estos eran indocumentados. Esto se reflejó en los cinco sindi­ catos de las 13 empresas que se encuentran en esa área. El migrante, a pesar de tener y saber que por su situación de indocumentado puede ser deportado, prefiere luchar por lo que sabe que es justo y que va más allá de un documento que diga que es legal en un país tan lejano. Afortunadamente, algunos sectores de la sociedad les apoyan y protegen para evitar estas injusticias. Como se mencionó, los trabajadores mexicanos son una fuerza que ha rejuvenecido al sindicato ufcw. No únicarnente en esta investigación quedan descritos y analizados los problemas a los que se enfrentan los migrantes como el trabajo, las condiciones insalubres y de pobreza de los lugares en que habitan, el apoyo que tienen que buscar a través de los servicios sociales y que en muchos casos se encuentran vedados, a las luchas interraciales que tiene que enfrentar. Y sin embargo, a pesar de que está todo en su contra, logran subsistir y seguir con dignidad contribuyendo con su trabajo a sostener la economía más grande del mundo. Esta investigación nos invita más allá de una reflexión, a tomar conciencia de que los derechos humanos son una necesidad con que todo individuo cuenta; y si existen teorías como la de la ciudadanía que condicio­ na el derecho del migrante, reitero, al igual que los investigadores, que no debe exis­ tir ninguna ley que limite los derechos humanos, ya que son incondicionales. Bibliografía Aragonés Castañer, Ana María (2000), Migración internacional de trabajadores, México, UNAM-Acatlán, Editorial Plaza y Valdés. 153 Análisis y perspectivas de la globalización El Financiero (2004), Sección Internacional, 29 de abril, p. 35. El Financiero (2004), Sección Internacional, 19 de mayo, p. 34. García y Griego, Manuel y Mónica Verea Campos (1998), Migración de trabajado­ res mexicanos a Estados Unidos, México, Porrúa. Kennedy, Paul (1993), Hacia el siglo XXI, España, Plaza y Janés. 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Esto me da la impresión de que contradice la realidad de los acontecimientos y de las políticas de migración, en especial en el caso de la migración mexicana hacia Estados Unidos, pues aunque las normas de los derechos humanos se han vuelto más prominentes, la ciudadanía y la soberanía nacional conti­ núan siendo superiores sin paralelo en cuanto a los asuntos de inmigración. La pro­ puesta de que la ciudadanía y la soberanía nacional corren peligro por los derechos humanos se dirige a criticar las políticas de Estado que ayudan a los inmigrantes, quienes se encuentran entre los grupos más subordinados de nuestra sociedad; aun­ que siento que lo que sería más aconsejable es dirigir dicho escrutinio crítico hacia las organizaciones y fuerzas poderosas que dominan a los inmigrantes subordina­ dos y en ocasiones los someten al maltrato y al abuso, o que los colocan en otros tipos de riesgo. En este ensayo, delinearé y compararé dos visiones acerca de los derechos, la posición de la ciudadanía nacionalista y la perspectiva de los derechos humanos y su uso en los asuntos de la inmigración; criticaré la visión de la ciudada- E *Traducción: Ivonne Vinnay (Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras, FES-Acatán) 155 Análisis y perspectivas de la globalización nía nacionalista y argumentaré a favor de la perspectiva de los derechos humanos. Aunque este enfoque puede parecer un tanto utópico en un mundo posterior al 11 de septiembre, estoy en contra de adoptar aquellas expresiones que sin ninguna inhibi­ ción plantea el poder del Estado-nación y que hacen a un lado el interés por los derechos humanos en nombre de la “seguridad nacional” y del antiterrorisino cuando se trata de la inmigración y de muchos otros asuntos. Presentación general de las dos perspectivas acerca de los derechos1 La visión de la ciudadanía nacionalista sostiene que los derechos son algo que perte­ nece a los ciudadanos (quienes, con el tiempo, los han adquirido del gobierno por medio de una lucha difícil), los no ciudadanos no entran en la discusión en lo absolu­ to. Además, los derechos son condicionales y están ligados a las obligaciones; es decir, se deben ganar cumpliendo con la ley y con ciertas obligaciones, como pagar impuestos. Además, el Estado-nación es dominante y la unidad moral principal; es decir, el poder del Estado-nación ocupa el primer lugar y todo lo demás, inclusive los derechos, vienen después. Por otra parte, la protección y la importancia del Estado nación se justifica sin considerar el impacto que tiene sobre los no miembros, y aun sobre los miembros en algunos casos, como las minorías subordinadas o los ciudada­ nos disidentes. El gobierno formula las leyes y define cuáles son los derechos que tienen los ciudadanos (y todos los demás) y cuáles no tienen; la solicitud de otras normas que regulen los derechos se ven como violaciones a la soberanía nacional. Esto hace que los derechos de los inmigrantes dependan totalmente de los Estados nación, y la violación a cualquier obligación prescrita (por ejemplo, el ingreso ilegal al país) haría que cualquier reclamación respecto a sus derechos fuera muy débil. En contraste, la perspectiva de los derechos humanos considera los derechos como incondicionales; se tienen derechos sencillamente por la calidad de ser seres huma­ nos, punto. Esta consideración no deja de tomar en cuenta las obligaciones de las personas; sin embargo, no condiciona los derechos al cumplimiento de las primeras. Es más, en esta consideración hay una base universal, transnacional para los dere­ chos, lo que nos permite ver de inmediato que no están vinculados exclusivamente a los Estados-nación y a la calidad de ciudadano. La preocupación mayor no es el 1 La sección inicial de esta presentación general se basa en gran parte en Eschbach et al. (2001) y en Sjoberg et al. (2001), así como en mi síntesis de la literatura acerca de la ciudadanía. 156 Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional poder del Estado-nación sino el avance de la dignidad humana y el respeto igualita­ rio, en especial a la luz del poder organizativo, tanto en sus variaciones de estado como del sector privado (ver Sjoberg et al., 2001, p. 25). No obstante, a pesar de los numerosos tratados internacionales, su aplicación es muy ocasional y esporádica en el ámbito internacional, y los Estados nación individuales continúan siendo los facto­ res clave que interpretan y que en la realidad incrementan los derechos humanos (Bustamante, 2002; Mattila, 2000). En consecuencia, en la práctica los derechos humanos de los inmigrantes todavía dependen en mucho de los Estados-nación, pero, cuando menos, los derechos humanos proporcionan una base universal que permite comparar las prácticas y las políticas de los gobiernos, y permite elaborar críticas y apelaciones más amplias (tanto en el ámbito doméstico como en el inter­ nacional) contra las violaciones a la dignidad humana de los inmigrantes, aunque dicha violación sea legal conforme a las leyes de una nación dada. De ahí que, en general, la ciudadanía es un concepto muy centralizado en el gobierno en tanto que la perspectiva de los derechos humanos es un concepto muy centralizado en las personas. Ya que el asunto de los derechos es fundamental tanto en el marco de la ciudada­ nía como en el de los derechos humanos, el tratamiento respectivo del tema se con­ trasta mejor al responder a una pregunta: ¿son los derechos humanos condicionales o incondicionales? Por lo general, la perspectiva de la ciudadanía considera que los derechos son condicionales, en tanto que la posición de los derechos humanos no la considera así. Históricarnente, la ciudadanía y los derechos que la acompañan esta­ ban condicionados al hecho de ser propietarios, conforme a la obra de los primeros teóricos del liberalisino (ver Gunsteren, 1978). Marshall (1950) demuestra cómo la clase trabajadora británica al paso de los siglos obtuvo del gobierno una serie de derechos civiles, políticos y sociales (los últimos con referencia a los programas sociales y al Estado de bienestar); podríamos añadir que otros grupos subordinados también han seguido este patrón -los movimientos en pro de los derechos civiles en Estados Unidos, los movimientos feministas, etc.-. Aunque la definición de ciudada­ nía se ha ampliado mucho por la lucha popular, ésta todavía se concibe como un “sistema legal de membresía en una comunidad civil que se basa en la regulación por medio de la ley” (Barbalet, 1988, p. 16), lo que implica que la ciudadanía y los dere­ chos que la acompañan no sólo están definidos por medio de la ley nacional sino que están condicionados por su cumplimiento. En general, los derechos se perciben como condicionados por la voluntad propia de aceptar las responsabilidades y las obliga­ ciones de la membresía que define el Estado. Hace unos cuantos años, Van Gunsteren retomó la ciudadanía a la luz de la conclusión de la Guerra Fría, pero creó una visión 157 Análisis y perspectivas de la globalización todavía más condicional y exclusiva al expresar que “un ciudadano no se debe iden­ tificar con la llamada persona común”; en lugar de ello reserva el concepto de ciuda­ dano a aquellos que desempeñan algún tipo de servicio público, definido de manera muy amplia (Van Gunsteren, 1998, p. 25). En contraste con la visión condicional de los derechos y la aceptación sin cuestionamientos de la autoridad del gobierno (aun si se solicita) que se encuentra dentro del marco de la ciudadanía, la perspectiva de los derechos humanos en la sociología tiende a considerar los derechos de la persona como incondicionales y considera la necesidad de protección contra los excesos burocráticos y del gobierno en particular. Turner (1993, p. 178) indica: “el punto acerca de... los derechos humanos es que son extragubernamentales y tradicionalmente se han usado para contraatacar la capaci­ dad represiva de los gobiernos,” desde su punto de vista bastante en contraste con la ciudadanía. Además, Turner (1993, p. 182) ubica la necesidad de una perspectiva de derechos humanos de manera más general en lo inapropiado de la burocratización y de las instituciones. Al llevar el misino tema un poco más allá, Sjoberg y sus colegas (1993, pp. 144-149; Sjoberg, 1996, pp. 285-285) conceptualizan un proceso de “se­ lectividad social” (social triage)2 como la forma en que las estructuras de poder bu­ rocrático tienden a socavar los derechos humanos de aquellos que están “realmente desposeídos socialmente”. Es más “eficiente” no hacer caso o sacrificar el bienestar de dichos grupos subordinados y reprimir a los disidentes relacionados con ellos, ya que abordar de manera adecuada las necesidades de los “verdaderamente desposeí­ dos socialmente” representaría un costo y un sacrificio muy elevado por parte de las elites de la sociedad. Además, Sjoberg y sus colegas (2001) proponen que las normas de los derechos humanos brindan un medio crucial para evaluar a las organizaciones (tanto del sector público como del privado) y las hacen responsables moral y social­ mente debido, en parte, a que proporcionan un conjunto bastante aceptado de normas que son una alternativa para trascender los confines de una nación u organización específicas. 2 Es difícil encontrar la traducción exacta del término triage. Se trata de un término utilizado en medicina por medio del cual, ante una situación de emergencia, los doctores hacen una selección entre aquellos enfermos que se encuentran en mejores condiciones y que tienen posibilidad de recuperarse y, por tanto, se les trata inmediatamente y aquellos cuyas lesiones ponen en peligro su vida y no será prioritario su tratamiento. En este sentido el autor utiliza el término social triage como una metáfora para explicar cómo las estructuras de poder burocráticas excluyen a las personas más necesitadas en la sociedad, a aquellas que se encuentran en una posición verdaderamente desposeídas socialmente. Por ello proponemos el término “selectividad social” (N. del T.). 158 Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional La perspectiva de la ciudadanía vs. la perspectiva de los derechos humanos respecto a la inmigración En la literatura relativa a la migración internacional se cuenta con un número cre­ ciente de obras que abordan el asunto de los derechos de los inmigrantes. Mucho de esto gira alrededor de un debate, en su mayor parte implícito, de si los derechos son condicionales o incondicionales, o de manera más amplia, las perspectivas de la ciu­ dadanía versus la perspectiva de los derechos humanos. La parte dominante, la mejor desarrollada de esta literatura, toma lo que yo llamo una perspectiva de ciudadanía nacionalista, en la que el Estado-nación es el principal interés, en especial la sobera­ nía nacional, la ciudadanía, y en algunos casos hasta la seguridad física de la nación, para las que, según se dice, la inmigración representa un reto o hasta una amenaza (por ejemplo, ver Jacobson, 1996; Weiner, 1995; Soysal, 1994; Brubaker, 1989; Shuck, 1998; Jopke, 1998; Baubock y Rundell, 1998; Sassen, 1998; Teitelbaum y Weiner, 1995). Mucha de esta literatura propone una lucha de suma-cero en la que se piensa que los derechos humanos de los inmigrantes minan al Estado-nación y a la ciudada­ nía nacional. En contraste, es curioso que esta literatura preste tan poca atención a la influencia mucho más profunda del capital internacional que mina el poder del Esta­ do-nación y a la soberanía.3 También se cuenta con bastante literatura, aunque menos prominente, que se pre­ ocupa más por los derechos humanos y el bienestar de los inmigrantes que por el poder del Estado nación (Eschabch et al. 1999; 2001; Bustamante, 2002; Mattila, 2000; Goodwin-Gill, 2000; Dunn, 1996, 1999b; Social Justice, 1996; HernándezTruyol, 1997; y Nickel, 1983). A pesar de que hacen contribuciones importantes, y que mucha de esta literatura tiende a estar centrada en el gobierno (pero de manera independiente o crítica al gobierno) y en ocasiones relativamente abstracta (con fre­ cuencia legalista o filosófica) o muy empírica y sin suficientes conceptos, ninguna 3 En contraste (Sassen, 1998), la excepción en este campo, así como Rodríguez (1996), y Massey et al. (2002) ligan explícitamente el capital internacional y la inmigración, y dan al primero un papel primario que estimula a la segunda. Sassen también trata el asunto de los derechos humanos y la inmi­ gración con cierto detalle, como se presentará en breve. Aquí sólo quiero hacer notar que ella da la impresión de establecer una igualdad relativa entre la influencia de los acuerdos de los derechos huma­ nos y los acuerdos de comercio internacional como organisinos (por ejemplo, la Organización Mundial del Comercio) en cuanto a que se dice que los dos socavan la soberanía nacional (Sassen, 1998, p. 95100), cuando es suficientemente claro que los últimos tienen mucho más impacto que los primeros, debido a que por una parte los acuerdos comerciales tienen disposiciones para su aplicación, en tanto que los acuerdos de los derechos humanos cuentan con muy pocas. 159 Análisis y perspectivas de la globalización aborda las estructuras del poder burocrático de manera central en lo que se refiere a aquellos agentes que abusan de los derechos. Sin embargo, Eschbach et al. (2001) proporcionan un panorama general conceptual desde la perspectiva nacionalista ver­ sus la perspectiva de los derechos humanos, como se indicó antes, que combina con un tratamiento de los datos empíricos clave relacionados con las muertes al cruzar las fronteras. Bustamante (2002, pp. 345-346) de manera muy perceptiva, habla acerca de la vulnerabilidad continua de los inmigrantes, e indica que a pesar de que hay normas y tratados internacionales amplios relativos a los derechos humanos que apli­ can a este grupo (a este respecto también ver Matilla, 2000) hay falta de voluntad política por parte de los Estados-nación para ponerlos en vigor. Debo hacer notar brevemente que se cuenta con otros enfoques acerca de los derechos humanos que se deben al menos mencionar brevemente. Uno es la conceptualización de los inmigrantes como comunidades transnacionales, a pesar de que las nociones de sus derechos no estén bien delineadas, o en el caso de Smith (2003) que están enfocadas en cómo la inmigración y el transnacionalisino afecta la política de un Estado-nación que envía inmigrantes, como México. Otro es la noción de “ciuda­ danía cultural” que algunos estudiosos latinos promueven (Flores, 1997; Estudios Latinos, 2004), que se enfoca en cómo los latinos en Estados Unidos como grupo subordinado construyen/ganan sus derechos. Sin embargo, este enfoque también está ligado en mucho al Estado-nación, y tiende a ver una unidad de otra forma, entre los inmigrantes americanos latinos con los ciudadanos estadunidenses latinos (o hispa­ nos), lo que no siempre es necesariamente el caso. Por último, Morris (2003) tiene una posición más centralista entre la ciudadanía y los derechos humanos transnacio­ nales usando el concepto “estratificación cívica” para enfatizar los diferentes dere­ chos y los diferentes grados de membresía de los inmigrantes. Sin embargo, desde fuera quiero enfocarme en varios autores que elaboran con mayor fuerza una relación de oposición entre las perspectivas de los derechos huma­ nos y de la ciudadanía nacionalista con respecto a la inmigración, pues las implicaciones de su posición tienen mayores consecuencias, desde mi punto de vista, debido a que tienden a exagerar y distorsionar el asunto de los derechos de los inmigrantes y a alimentar algunos de los temores irracionales de las fuerzas nativistas, antiinmigrantes crecientes en las naciones desarrolladas; aunque no indico que estos autores sean nativistas. Los representantes clave de este punto de vista son Soysal (1994), Jacobson (1996) y Sassen (1998), ya que los tres argumentan que los dere­ chos humanos de los inmigrantes han sustituido a la ciudadanía como base de los derechos y han puesto en riesgo la soberanía nacional. Sassen (1998, p. 95) dice en su análisis de la globalización: “Los derechos humanos empiezan a vulnerar el principio de la ciudadanía basada en la nación y en las fronteras de la nación”. Jacobson ubica 160 Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional el asunto de manera un tanto diferente dando la responsabilidad primaria a la migra­ ción internacional misina al decir: “La migración transnacional socava... a la ciuda­ danía”, y “la devaluación de la ciudadanía ha contribuido a la importancia creciente de los códigos internacionales de los derechos humanos” conforme los gobiernos voltean más hacia ellos en sus tratos con los inmigrantes (Jacobson, 1996, p. 8-9). Y esto, a su vez, altera la legitimidad del gobierno, desde su punto de vista, ya que está cambiando de estar basado en representar la “voluntad del pueblo” con el significado típico de sus ciudadanos, a estar basado entonces en mantener las normas internacio­ nales de los derechos humanos (Jacobson 1996, p. 9,11). Sassen (1996, p. 94-96) también percibe que los códigos internacionales de los derechos humanos aplicados a los asuntos de inmigración minan la soberanía nacional, en cuanto a que la falla al respeto de los derechos humanos conduce a una pérdida de legitimidad de un gobier­ no. Y ahí lo tenemos: la migración internacional y las normas de los derechos huma­ nos vulneran fundamentalmente a la ciudadanía, las fronteras nacionales y la base de la legitimidad del Estado-nación. Soysal (1994) refuerza estos puntos al conceptuar una oposición todavía más ex­ trema entre las perspectivas de la ciudadanía y de los derechos humanos. Con base en su estudio del caso del “trabajador huésped” en Europa occidental, concluye que ahora “la lógica del hecho de ser una persona sustituye a la lógica de la ciudadanía nacional”, y que “esta tendencia está conformada por una tensión dialéctica entre la ciudadanía nacional y los derechos humanos internacionales...” (Soysal, 1994, p. 164). Además, ella propone que los principios de los derechos humanos están “socavando las fronteras del Estado-nación” (Soysal, 1994, p. 157), y que el otorgamiento de derechos a las “poblaciones extranjeras” derivados del discurso de los derechos huma­ nos ha “minado la base misina de la ciudadanía nacional” y ha hecho que la ciudadanía sea “originalmente irrelevante” (Soysal, 1994, p. 137,162). Entre este otorgamiento de derechos, hace notar específicarnente: “Hasta a los trabajadores ilegales se les otorga el derecho a apelar a una deportación, a que se les trate con humanidad y, en Estados Unidos, a que reciban una educación y accedan a algunos servicios sociales (Soysal, 1994, p. 131) [la cursiva es añadida], lo que desde su punto de vista por supuesto socava la institución de la ciudadanía. Entonces, los derechos humanos, en especial de los inmigrantes, amenazan las fronteras nacionales y la ciudadanía. La implicación parece ser que aquellas se reforzarían si los gobiernos negaran derechos a los inmigrantes tanto como fuera posible. Tanto Soysal como Jacobson citan ejemplos caracterizados por un cierto grado de represión o de un tratamiento brusco principalmente contra los inmigrantes en rela­ ción con ciudadanía y la soberanía nacional, con la implicación de que la última se ve reforzada por la primera. Soysal compara el otorgamiento a los inmigrantes de los 161 Análisis y perspectivas de la globalización derechos mencionados antes con casos de exclusión ruda y con tratamiento coerciti­ vo de los inmigrantes en tiempos anteriores, y cita el trato que se daba a los trabaja­ dores chinos en Estados Unidos antes de 1930, a los trabajadores argelinos y a otros trabajadores extranjeros en Francia antes de la Segunda Guerra Mundial, y a los trabajadores polacos en la Alemania de Bisinark (Soysal, 1994, p. 132-134). Ella se refiere a casos como el “modelo clásico de inmigración”, en el que se aceptaba que algunos inmigrantes (principalmente no europeos en el caso de Estados Unidos) se definieran categóricarnente como seres sin derechos, en tanto que otros se aceptaban como futuros ciudadanos que al menos con el tiempo tendrían derechos (Soysal, 1994, p. 134). Y por supuesto, desde su punto de vista, este poder reforzaba al Esta­ do-nación y a la ciudadanía. De igual manera, Jacobson (1996, p. 98-100) critica las sentencias de tribunales específicos que él estima que limitaron la soberanía nacional de Estados Unidos al estar basadas en parte en los principios internacionales de los derechos humanos. Estas sentencias prohibían las políticas de detención opresivas (de niños refugiados y la detención indefinida de un refugiado adulto que no haya cometido un crimen) y permitía que una familia inmigrante entablara un juicio contra un inmigrante semejante que hubiera antes torturado y matado a un miembro de la familia en su país de origen. La implicación de la crítica de Jacobson parece indicar que permitir dichas prácticas de detención y no permitir retar a los torturadores refuerza la soberanía nacional. En con­ traste, cita (como implícitamente positivo) un ejemplo de soberanía nacional, en una sentencia de la Suprema Corte de Estados Unidos en 1952 que apoyaba una ley del estado de California que limita la capacidad de los inmigrantes asiáticos para ser pro­ pietarios de tierra; así, la Corte rehusaba específicarnente la ley internacional que reta­ ba a la ley discriminativa que California había promulgado (Jacobson, 1996, p. 97). No obstante, el asunto primario para Jacobson no es la soberanía nacional, sino la ciudadanía, y la tendencia problemática en su visión es que los derechos no son es­ trictamente especificados del ciudadano. El problema en la visión de Jacobson (1996, p. 102) es que la constitución de Estados Unidos se redactó de manera demasiado amplia y no limita sus disposiciones como pertenecientes sólo a los ciudadanos en su mayor parte (excepto en unas cuantas áreas) sino en lugar de ello como pertenecien­ tes a las “personas” y al “pueblo” de Estados Unidos. Esto permite que la corte dicta­ mine que a todas las personas que residen en Estados Unidos, inclusive los inmigrantes ilegales, se les otorguen algunos derechos básicos, como cuando en 1982 la Suprema Corte de Estados Unidos emitió una sentencia que revocaba e invalidaba una ley del estado de Texas que negaba a los hijos de inmigrantes ilegales el acceso a la educa­ ción pública, sentencia fundamentada no en la ley internacional de los derechos hu­ 162 Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional manos sino solamente en la constitución de Estados Unidos (Jacobson, 1996, pp. 101-102). Y Jacobson, encuentra que esta “erosión de la distinción entre los ciudada­ nos y los extranjeros tiene su propia dialéctica destructiva”, para la “comunidad po­ lítica y nacional” (Jacobson, 1996, p. 103). Y así, como un todo, encontramos que los derechos de los inmigrantes son una amenaza a la soberanía nacional, si esos dere­ chos se fundamentan en los códigos internacionales de los derechos humanos, y si esos derechos se fundamentan en una constitución nacional (y, por ende, dentro del dominio de la soberanía nacional), son una amenaza a la ciudadanía y hasta a la “comunidad nacional”. El reclamo de que la ciudadanía y la soberanía nacional se han sustituido por las normas de los derechos humanos no está muy sustentado por los datos que estos autores presentan. Sassen (1998) considera principalmente el nivel de los tratados internacionales y recurre a Jacobson para la información de los tribunales. El estudio de Soysal está centrado en el discurso y considera las políticas y tratados internacio­ nales y de los Estados-nación relacionados con la inmigración y los refugiados (Soysal, 1994, p. 10), aunque ignora peligrosamente el contexto del que surgieron el discurso y los acuerdos de derechos humanos, de manera más importante el Holocausto y otras barbaridades de la Segunda Guerra Mundial (Soysal, 1994, pp. 41-44, 145154). A este nivel de discurso, es fácil ver que los derechos humanos en asuntos de inmigración han adquirido mayor importancia. Sin embargo, la implementación real y la puesta en práctica de los derechos humanos para los inmigrantes es un asunto menos cierto, y ella reconoce que siempre hay un “déficit en la implementación” (Soysal, 1994, p. 134). En ocasiones, se mueve hacia el nivel de implementación, como al citar varias sentencias de los cuerpos legales de la Unión Europea, inclusive del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, que apoyan los derechos humanos para los inmigrantes (Soysal, 1994, pp. 150-152), aunque hasta en el caso de la Unión Europea hay contraevidencias considerables (Bhabha, 1999; Castles, 1998). Jacobson se enfoca más en las sentencias de los tribunales para conformar el caso de la preemi­ nencia de los derechos humanos sobre la ciudadanía y la soberanía nacional. Él indi­ ca que desde 1948-1994, la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas se ha citado en más de 76 casos legales federales, y que 54% de ellos eran casos relacionados con asuntos de inmigración o de refugiados (Jacobsen, 1996, p. 97); lo que significa sólo 41 casos durante un periodo de 46 años, lo que no represen­ ta una avalancha. Además, sólo mencionar que la declaración de los Derechos Huma­ nos se haya citado en una sentencia de un tribunal federal (o el término derechos humanos [Jacobson, 1996, p. 160]), no nos indica de qué manera se consideró en la sustancia de las sentencias; es decir, si se apoyaron o se descartaron los principios 163 Análisis y perspectivas de la globalización o tratados de los derechos humanos, y con qué frecuencia.4 Al igual que con Sassen, sus datos ilustran una visibilidad creciente de los conceptos de los derechos humanos en los asuntos de inmigración, pero no la sustitución de la ciudadanía y de la sobera­ nía nacional que él reclama. Sin embargo, como indica Shuck (1998, pp. 202-203), las sentencias de los tribunales a favor de los derechos humanos siguen siendo la excepción, no la norma, y en años recientes se ha visto la reversión de anteriores logros en Estados Unidos. A pesar de la fuerza cuestionable de sus datos, estos autores permanecen inflexi­ bles ante la primacía de la perspectiva de los derechos humanos en asuntos de inmi­ gración. Soysal ve la relación dialéctica que se establece entre la ciudadanía y los derechos humanos (mencionada antes) como que se inclina mucho hacia la perspec­ tiva de los derechos humanos. Ella reclama que “el discurso de los derechos humanos proporciona un lenguaje hegemónico para formular reclamos de derechos por enci­ ma y más allá de lo perteneciente a lo nacional [es decir, ciudadanía]” (Soysal, 1994, p. 165) (la cursiva y las adiciones son mías). Esta posición tiene algo de sentido, dado que su estudio está enfocado de manera distintiva en el discurso (más que en la prácticaimplementación), como se indicó antes. Jacobson (1996, pp. 9-10, 97-101) y Sassen (1998, pp. 22-23,95-97; 1996, pp. 60,89,95-96) hacen un reclamo semejante acerca de la ascendencia y de la primacía creciente de la perspectiva de los derechos huma­ nos en asuntos de política de inmigración. Y ellos, al menos brevemente, reconocen el crecimiento contemporáneo del sentimiento y de las políticas contra la inmigra­ ción, nativistas y restrictivas en los Estados Unidos y en Europa occidental (Soysal, 1994, pp. 134,153-154; Jacobson, 1996, p. 104-105; y Sassen, 1998, p. 23-24,1996, p. 96; para antecedentes adicionales ver Nevins, 2002; Massey et al. 2002; Andreas y Snyder 2000, Perea, 1997); dan menor énfasis a esto y todavía mantienen que los derechos humanos en la inmigración sustituyen a la ciudadanía y ponen en peligro a la soberanía nacional. Dada la debilidad relativa o cuando menos la naturaleza mezclada de los datos para respaldar los reclamos de estos autores acerca de la primacía de la perspectiva 4 En una nota al pie (11), él indica que el término “derechos humanos” se ha citado varias miles de veces en casos legales federales de todos tipos (no específicarnente en cuanto a inmigración), la mayor parte de ellas desde 1970 (Jacobsen, 1996, p. 160). Sin embargo, otra vez, sólo mencionar que los derechos humanos se citaron como término en una sentencia legal no nos dice cómo se usaron -es decir, para negar o afirmar un reclamo basado en fundamentos relativos a los derechos humanos- y es en vez de ello una mejor reflexión de si una de las partes invocó el término o los tratados relacionados (por lo general, un actor no gubernamental), que el juez o el jurado se sintieron obligados a abordar de manera positiva, negativa o neutral en su sentencia formal. 164 Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional de los derechos humanos en asuntos de inmigración, ¿cuál es entonces la verdadera importancia del discurso de los derechos humanos? En una aceptación importante, Soysal reconoce que los acuerdos internacionales que promueven los derechos hu­ manos de los inmigrantes “en su mayor parte no implican obligaciones formales ni reglas que se puedan poner en vigor” (Soysal, 1994, p. 149); sin embargo, ella toda­ vía mantiene que estos acuerdos “obligan a los Estados-nación a lograr normas espe­ cíficas”, por medio de la “formulación de normas y el encuadre del discurso” (Soysal, 1994, p. 149). Esto nos deja con la idea contradictoria de que los tratados internacio­ nales de los derechos humanos no se pueden poner en vigor y de que son obligatorios para los Estados-nación. Además, Soysal (1994, p. 143) y Jacobson (1996, p. 11) reconocen que aunque los derechos humanos son internacionales, su puesta en prác­ tica depende de los Estados-nación, punto que Sassen también reconoce implícita­ mente al examinar cómo los tratados internacionales de los derechos humanos afectan las políticas migratorias de los Estados-nación como el lugar en el que los derechos se ponen en práctica. Al alejarse de la visión de los derechos humanos como hegemónicos, Soysal indica en una vena más realista, desde mi punto de vista: “Ellos (los acuerdos de los derechos humanos) constituyen la base para el reclamo de los inmigrantes (en las sociedades anfitrionas de derechos y privilegios)... Ellos generan actividad transnacional y gene­ ran publicidad relacionada con los asuntos de inmigración” (Soysal, 1994, p. 149 [las adiciones son mías]). El discurso de los derechos humanos también proporciona una base legítima para determinar la “asignación de recursos” (Soysal, 1994, p. 44) por parte de los Estados-nación, así como el reclamo de derechos y recursos por los inmigrantes. Jacobson (1996, pp. 9,100) y Sassen (1998, pp. 94-97; 1996, pp. 92-93, 97) también enfatizan la importancia de sólo la simple capacidad de los actores no gubernamentales, en especial, los inmigrantes y las organizaciones no gubernamen­ tales (ong), de usar los tratados de los derechos humanos para hacer reclamaciones a los Estados-nación. De ahí que el fondo para estos autores sea que los tratados y el discurso de los derechos humanos de tacto dependen de que los Estados-nación los pongan en prác­ tica para los inmigrantes, y que lo que realmente hagan en términos prácticos sea proporcionar una base normativa para la defensa por parte de los inmigrantes y las ong a fin de obtener mayores derechos y recursos de los Estados-nación (por ejemplo acceso a los servicios sociales) y la generación de publicidad acerca de ello. Propor­ cionar una base legítima a partir de la que se hagan reclamos a los Estados-nación y se busque publicidad no parece calificar a los derechos humanos como discurso hegemónico y régimen internacional que condena a la ciudadanía, a la soberanía nacio­ nal, y a las fronteras nacionales como irrelevantes. 165 Análisis y perspectivas de la globalización Interpretación alternativa y datos acerca de los derechos de los inmigrantes Comparto la iniciativa principal de estos autores en cuanto a que hay una relación asimétrica e interactiva o dialéctica (aunque no la vea totalmente como un juego de suma-cero) entre los derechos humanos y la ciudadanía. Sin embargo, veo la asime­ tría en una dirección contraria a lo que ellos proponen. A mí me parece obvio, y muy desafortunado desde mi punto de vista, que en los asuntos de la migración internacio­ nal el Estado-nación y, por ende, el marco de la ciudadanía, con su formulación de políticas vinculadas y agencias que la ponen en práctica, tengan mucho más poder que el discurso y los tratados de los derechos humanos, con su muy limitada capaci­ dad para ponerlos en práctica, en especial en Estados Unidos. A pesar de que los inmigrantes han obtenido muchos derechos importantes en las últimas décadas, toda­ vía queda mucho por hacer para que logren un nivel mínimo de dignidad humana básica en las áreas clave de la vida. De manera por demás importante, Estados Unidos, desde la mitad de la década de los noventa ha intensificado los refuerzos a todo lo largo de su frontera con México, lo que ha llevado a un incremento en el número de muertes de inmigrantes no autori­ zados. Desde 1993-1997 la Patrulla Fronteriza implemento cuatro operativos espe­ ciales enfocados hacia secciones clave de la frontera y cerca de las zonas urbanas que se han mantenido desde entonces: “Operación Bloqueo” (Blockade / Hold the Line) en El Paso, Texas; “Guardián” (Gatekeeper) en San Diego; “Salvaguarda” (Safeguard) en el sureste de Arizona; y “Río Grande” en el sur de Texas; cada uno incluye una concentración de recursos para la puesta en práctica (agentes, muros, reflectores ele­ vados, etc.) para desalentar el cruce ilegal de fronteras en las zonas urbanas y dirigir­ lo hacia rutas desérticas y montañosas más remotas y peligrosas (Dunn y Palafox, en prensa; Dunn, 1999b; Nevins, 2001; Andreas, 2000; Massey et al. 2002). Aunque el efecto de estos operativos en la frontera respecto a reducción de la inmigración no autorizada es, por lo menos, un asunto a debatir (ver Massey et al. 2002), sí han reforzado la frontera simbólicarnente (Andreas, 2000) y han reforzado la noción de “extranjeros ilegales”, y la necesidad de un enfoque punitivo hacia ellos (Nevins, 2002), y de esta manera han enfatizado la distinción entre ellos y los ciudadanos. De manera más importante, el estimado de muertes por el cruce de fronteras durante este periodo fue más de 1 600 desde 1993-1997 (Eschbach et al., 1999; Eschbach et al., 2001), a 1 422 de 1996 a 2000, tiempo durante el que el número de muertes por año se elevó en 474% (Cornelius, 2001). Esto significa un promedio de aproximadamen­ te 300 muertes al año, aunque otros cálculos consideran cuando menos 360 muertes 166 Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional al año; y en 2003 cerca de 409 inmigrantes indocumentados murieron tratando de cruzar la frontera ilegalmente; según la información recopilada por la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, una elevación de 10% a partir de 2002 (Hendricks, 2004) en total, de 1994 a 2002 se calcula que murieron de 2 500 a 2 700 inmigrantes a lo largo de la frontera (Cooper, 2003). Aunque esto es una tragedia para los derechos humanos, este resultado mortal es absolutamente legal conforme a las leyes de Estados Unidos. No hay un fundamento dentro del marco de la ciudadanía a partir del que se pueda desafiar, y es una expre­ sión impactante de la soberanía nacional mediante la que literalmente se pone en práctica con mayor fuerza la frontera nacional. Sin embargo, ha sido muy criticada por los activistas de los derechos humanos en la frontera y más allá, en especial en México. Dos grupos estadunidenses defensores de los derechos establecieron una demanda contra estos operativos ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos para buscar desagravios (Stemgold, 2001). Y de manera más notable, las Naciones Unidas y Amnistía Internacional en 2001 criticaron estos operativos en la frontera de Estados Unidos (Cantlupe, 2001). Estos reclamos por los derechos huma­ nos han creado algo de presión política contra el gobierno de Estados Unidos, y no han llevado a ningún reforzamiento en la frontera ni en ninguna política migratoria estadunidense relacionada, aunque el número de muertes ha seguido en incremento. Sin embargo, la Patrulla Fronteriza sí respondió a las críticas e inició un operativo denominado “Operación Salvaguarda” (Operation Life Saver) en 1998, que en 2002 rescató a más de 1 800 inmigrantes cuya vida corría peligro; tal respuesta se podría caracterizar como ayudar a alguien a salir de un río después de que fueron sus propias acciones las que le obligaron a arrojarse al misino. Sin embargo, hasta este esfuerzo mínimo de rescate humanitario provocó críticas en el lado estadunidense que enfatizan la prominencia del marco de la soberanía nacional y la ciudadanía.5 Entre tanto, los activistas no gubernamentales que defienden los derechos humanos en Arizona bus­ can ayudar a los inmigrantes en dificultades transportándolos para que reciban aten­ ción médica y se exponen a ser acusados por los abogados de la Procuraduría (ap, 5 Por ejemplo, cuando se anunció el operativo “Operación Salvaguarda” (Operation Life Saver) en 1998 algunos residentes de El Paso, Texas, protestaron por la inversión de impuestos para rescatar a personas cuya vida corría peligro, pero que violaban la ley al intentar ingresar al país ilegalmente, a lo que un agente de la Patrulla Fronteriza respondió: “Si vemos a alguien ahogándose o que requiere de cualquier tipo de atención médica, no les preguntamos primero cuál es su nacionalidad; los ayudamos de inmediato”. (Dunn, 1999, pp. 618-619); por supuesto, la razón por la que las personas corren esos riesgos para cruzar la frontera es debido a sus propias necesidades ante la frontera y la falta de alterna­ tivas legales para su entrada, ironía trágica que se pierde en la Patrulla Fronteriza. 167 Análisis y perspectivas de la globalización 2002), en tanto que los activistas vigilantes también en Arizona que detienen a aque­ llos que cruzan la frontera ilegalmente, en ocasiones amenazándolos con un arma de fuego, y los entregan a la Patrulla Fronteriza han sido programados para que reciban entrenamiento subvencionado por el Gobierno Federal (MSN 2002). Mi estudio (Dunn, 1999a; ver también Spener, 2003, acerca de la Patrulla Fronte­ riza en el área de El Paso, Texas, lugar en que se realizó el operativo “Operación Bloqueo”, [Operation Blockade], en 1993, ilustra el dominio del marco de soberanía nacional y de ciudadanía sobre una perspectiva más débil de los derechos humanos. Aquí, la frontera nacional se vio reforzada en y alrededor de El Paso con cientos de agentes ubicados directamente en el Río Bravo para desalentar el cruce ilegal de la frontera dentro de la zona urbana, y dirigir a los posibles inmigrantes a zonas de cruce mucho más remotas y difíciles. A pesar de ser un insulto y crear problemas en Ciudad Juárez, el operativo fue muy popular en El Paso, inclusive entre los mexica­ no-americanos, y provocó un gran sentimiento nacionalista y el refuerzo de estereo­ tipos mexicanos negativos (Vila, 2000). Y esto se volvió la base para reforzar la frontera contra migrantes indocumentados con el lanzamiento de cuatro operativos del misino tipo en secciones clave de la frontera México-Estados Unidos desde 1993 hasta 1997, y que continúan hasta ahora. El operativo más notorio ha sido la “Opera­ ción Guardián” (Operation Gatekeeper) en San Diego que se inició en 1994, misino que continúa en funcionamiento y que se ha visto acompañado por el gran incremen­ to en las muertes al cruzar la frontera, como se mencionó antes (Dunn y Palafox: en prensa). Uno de los retos formales más significativos al maltrato por parte de la Patrulla Fronteriza y al abuso de los derechos humanos se formuló justo antes de la Operación Bloqueo (Operation Blockade), y se fundamentó en el marco de la soberanía nacio­ nal y la ciudadanía, no en la perspectiva de los derechos humanos, y también ensombreció el operativo. En 1992 un grupo de estudiantes mexicano-norteamerica­ nos y de miembros del personal de la Bowie High School en El Paso, ubicada justo a unos cuantos metros del Río Bravo, demandó a la Patrulla Fronteriza de El Paso ante los tribunales federales por prácticas abusivas que durante mucho tiempo fueron acep­ tadas como normales e inevitables.6 El litigio no tuvo precedentes tanto por su éxito 6 Los estudiantes y los miembros del personal de la Bowie High Scholl documentaron una larga lista de quejas por maltrato por parte de los agentes de la Patrulla Fronteriza de El Paso (que iban desde acoso a golpizas, hasta agentes que los amenazaban con sus armas), quejas que el juez que presidía el caso validó en su sentencia preliminar en 1992 (Dunn, 1999a). Como antecedente, debo señalar que la Patrulla Fronteriza cuenta con la autoridad para detener, interrogar y arrestar a su “población sometida” (es decir, indocumentados o quienes cruzan la frontera sin autorización), en su mayor parte mexicanos, 168 Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional como por frenar algunos de los excesos de la Patrulla Fronteriza y también por lograr que se le aplicara responsabilidad externa formal a una unidad que contaba con una historia de impunidad.7 Fue una demanda entablada en el Tribunal Federal que, por ende, aceptaba con claridad las delimitaciones de la autoridad del Estado por defini­ ción y formulaba su argumento estrictamente conforme a la ley de Estados Unidos; en contraste, simplemente no había medios alternativos que se basaran en la perspec­ tiva de los derechos humanos para buscar un desagravio efectivo ante estos abusos. La única desviación del marco de ciudadanía fue la decisión del abogado del deman­ dante para incluir inmigrantes mexicanos legales con el fin de que participaran en el caso junto con los ciudadanos mexicano-norteamericanos. Sin embargo, el caso y los demandantes tuvieron mucho cuidado en distanciarse de los inmigrantes indocu­ mentados (casi todos mexicanos), los proverbiales “otros” ilegítimos en esta área, y en cierto momento hasta pidieron a la Patrulla Fronteriza que incrementara su vigi­ lancia en la frontera de tal manera que su objetivo fuera más directamente hacia los últimos, y que dejaran en paz a los ciudadanos y a los residentes legales de apariencia hispana; inclusive sugirieron que los agentes dejaran de patrullar las zonas urbanas y que en lugar de esto se establecieran directamente en la frontera del Río Bravo para evitar los cruces ilegales, lo que se volvió la táctica principal de la “Operación Blo­ queo” (Operation Blockade). En respuesta a la demanda de Bowie y a las quejas crecientes contra la unidad, el Servicio de Inmigración y Naturalización (agencia responsable de la Patrulla Fronteriza) asignó un nuevo jefe de la Patrulla Fronteriza en el sector de El Paso, quien rápidamente diseñó e implemento la “Operación Blo­ queo” (Operation Blockade) en 1993, en la que se incorporaron algunas sugerencias del litigio de Bowie (Dunn, 1999a). Otra visión superficial de la información de los derechos de los inmigrantes du­ rante años recientes en Estados Unidos indica el énfasis continuo a la soberanía na­ en la zona de la frontera México-Estados Unidos, asi como a aquellos que se sospeche lo sean, lo que significa los mexicanos-norteamericanos más pobres y otros de apariencia hispana. La Patrulla Fronte­ riza ha usado esta autoridad durante mucho tiempo y ha participado en abusos ocasionales con impuni­ dad, puesto que esas prácticas se aceptaban como normales o cuando menos inevitables, y en muy pocas ocasiones se vieron retadas formalmente o provocaron protestas antes de fines de la década de los ochenta (Dunn, 1999a; 1999b; Huspek et al., 1998). 7 En una sentencia preliminar notable a fines de 1992, el juez ordenó a la unidad que cesara inme­ diatamente de detener, interrogar y arrestar sospechosos únicarnente con base en su apariencia étnica, táctica primaria que durante mucho tiempo usó la unidad junto con su patrullaje en los vecindarios de la ciudad. Además, el acuerdo posterior logrado fuera del tribunal de este caso ordenó que el Tribunal General vigilara a la Patrulla Fronteriza de El Paso durante cinco años (Dunn, 1999a). 169 Análisis y perspectivas de la globalización cional y al grueso del marco de la ciudadanía, y a la continua subordinación de la perspectiva de los derechos humanos, que deja a los inmigrantes como un grupo muy vulnerable (según elabora Bustamante, 2002). Varias disposiciones respecto a la in­ migración contenidas en una serie de leyes federales aceptadas en 1996 limitaban los derechos civiles y sociales de los inmigrantes residentes legales, y no sólo de los inmigrantes ilegales. Reducían el acceso a los servicios sociales (por ejemplo, segu­ ridad social, estampillas para alimentos y asistencia médica) para los inmigrantes residentes legales (Levinson, 2002), a la mayor parte de los cuales los inmigrantes no autorizados no tenían derecho, y ampliaba en mucho las bases para la deportación de inmigrantes residentes legales entre las que se incluían hasta varios delitos menores y también hacían que estos criterios restrictivos fueran retroactivos (Patrick, 1998). Además, los inmigrantes indocumentados continúan siendo muy vulnerables a la explotación y en la práctica cuentan con derechos limitados, lo que se debe en su mayor parte al temor a la deportación y este hecho los desalienta a que ejerzan sus derechos o busquen ayuda por parte de las autoridades. Por ejemplo, en Delaware varios cientos de inmigrantes mexicanos indocumentados no podían enfrentar a la negativa del dueño del inmueble para proporcionarles agua potable en sus departa­ mentos, ya que temían que cualquier contacto con las autoridades los llevara a la deportación (Dunn et al., por publicarse). En otro caso, los ejecutivos de una empresa avícola amenazaron a los trabajadores inmigrantes hispanos (en su mayor parte mexi­ canos y muchos indocumentados) con la deportación si votaban contra la compañía y a favor del sindicato en una elección supervisada por las autoridades federales en una planta avícola (Dunn et al., por publicarse). Una sentencia de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos en 2002 también socavó drásticarnente los derechos para la organización de un sindicato de inmigrantes indocumentados (Lane, 2002). De manera más general, la industria empacadora de carne depende más de la mano de obra de inmigrantes, en especial de inmigrantes mexicanos indocumentados, y los ha tratado esencialmente, como buenos trabajadores, pero como trabajadores sustituibles, como se evidencia en la reducción de los niveles de pago y en la rotación de personal al igual que en el promedio de lesiones físicas que los inmigrantes no pueden enfren­ tar de manera efectiva debido, una vez más, al temor que tienen a la deportación (por ejemplo Schlosser, 2001, pp. 160-178). Y, en la era posterior al 11 de septiembre, el marco de la soberanía nacional y la ciudadanía ha adquirido mayor importancia, ya que ahora la inmigración se considera más como un asunto de seguridad (según Weiner, 1993, reportado en IMR, 2002), en tanto que el interés por los derechos humanos se ha reducido; en relación con esto, han cesado las promisorias negociaciones binacionales para obtener algún tipo de posición legal ampliada y por los derechos de los inmigrantes mexicanos. Sin embargo, no todo se ha perdido, ya que ha continuado la defensa por 170 Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional los derechos de los inmigrantes y actores no gubernamentales y gubernamentales de bajo rango han abierto nuevos caminos en todo el país. Conclusión Desgraciadamente, desde mi punto de vista, el marco de la ciudadanía nacionalista todavía prevalece por encima de la perspectiva de los derechos humanos en los asun­ tos de inmigración. Los inmigrantes, en especial los indocumentados o los no autori­ zados, continúan siendo muy vulnerables al maltrato, la explotación y la violación de sus derechos básicos y de su dignidad, como indica Bustamante (2002). Él, así como Mattila (2000), señala que la situación no se resuelve mediante la presencia de un gran número de tratados internacionales de derechos humanos, debido a la falta de voluntad política para ponerlos en práctica por parte de las naciones-Estado. Aque­ llos autores que proclaman que la soberanía nacional y la ciudadanía se han visto eclipsadas o suplantadas por la perspectiva de los derechos humanos en los asuntos de inmigración están muy equivocados (o exageran) desde mi punto de vista, y de manera más importante, sus reclamos resuenan entre las crecientes facciones nativistas, y antiinmigración de las naciones desarrolladas, quienes usan a los inmigrantes como chivos expiatorios para todo tipo de problemas sociales. En este momento, está claro que hay una “decisión social del orden de las preferencias en estado de emergencia” (Sjoberg y Vaughan, 1993; Sjoberg, 1996), en progreso en este asunto, en cuanto a que la dignidad y el bienestar de los inmigrantes, en especial los indocumentados, con frecuencia se sacrifican por un beneficio económico o político (o “eficiencia”), aun cuando muchas naciones desarrolladas dependen más de la mano de obra de los inmigrantes y de otras contribuciones a nuestra sociedad. No veo una relación de suma-cero entre la ciudadanía y los derechos humanos, ni entre los derechos humanos y la soberanía nacional (Bustamante, 2002, pp. 345346). Los derechos humanos son más importantes que la ciudadanía, pues los prime­ ros sin la segunda permiten mayor bienestar que la segunda sin los primeros, según ilustra la experiencia de los ciudadanos de dictaduras militares y otros sistemas tiránicos. En cuanto a la soberanía nacional, creo que haríamos bien en ser cautelosos al exaltarla como fin fundamental en sí, sino que deberíamos preguntar: soberanía nacional, ¿para qué? Llevada a los extremos, con demasiada frecuencia ha actuado como escudo a la crítica y a la responsabilidad por el maltrato de las personas por parte de las autoridades, debido a que conforme a esta lógica dicho tratamiento es aceptable si la nación-Estado indica que lo es. En este sistema, los Estados-nación por sí misinos definen qué derechos tienen las personas y cuáles no tienen, y si dicen 171 Análisis y perspectivas de la globalización que el público o parte de la población (como es el caso de los inmigrantes) no tienen ciertos derechos, o hasta ningún derecho (por ejemplo bajo la ley marcial), entonces no los tienen. Sin embargo, como menciona Turner (1993) los derechos humanos son extragubernamentales y con frecuencia se usan para enfrentar al tratamiento represi­ vo por parte de los Estados nación, un enfoque con una tradición más profunda en América Latina (ver Jelin y Hershberg, 1996). La formulación de documentos y normas de derechos humanos de manera compa­ rativa proporciona una base más amplia y universal sobre la cual elaborar una crítica al maltrato y al abuso, y para evaluarla y para al menos sugerir la responsabilidad de los Estados-nación, las organizaciones y los individuos que la perpetran, según lo presentan Sjoberg et al. (2001). En contraste, yo caracterizaría la perspectiva de la ciudadanía nacionalista como ejemplo de una forma común de relativisino moral en la ciencia social, “compromiso con el sistema” (Sjoberg, 1996, pp. 276-277); en ello, esta perspectiva cuando menos promueve al Estado-nación como la última autoridad ideal en la determinación de derechos, a nombre de la soberanía nacional. En con­ traste, un enfoque más amplio de los derechos humanos que emplea alguna norma universal de derechos básicos para todas las personas se presta mejor a la conceptualización de los derechos, en especial cuando se consideran asuntos que van más allá de los límites de los Estados-nación, como la inmigración. Los Estados-nación siguen siendo el principal sitio práctico para la implementación y la puesta en práctica de los derechos, dada la ausencia relativa de otras institucio­ nes transnacionales que los puedan poner en práctica significativamente, y, entonces, los defensores de los derechos enfocan correctamente mucha de su atención en los escenarios y foros de los Estados-nación. Sin embargo, yo mencionaría que lo hicié­ ramos usando el marco más amplio de derechos humanos como medio para comparar y evaluar el desempeño de los derechos de los Estados-nación, y para impulsar medi­ das de manera creativa en una variedad de escenarios que reconocieran y defendieran la dignidad y el bienestar de todos, en especial de los inmigrantes, dada su posición más insegura frente al gobierno, y de ahí su vulnerabilidad. En tanto los Estadosnación continúen siendo los árbitros prácticos de los derechos, en nuestros marcos conceptuales podríamos hacerlo mejor que sólo aceptar pasivamente y sin crítica el poder del Estado y sus definiciones; en lugar de ello, sugiero que formulemos confor­ me a una perspectiva más amplia de los derechos humanos para, cuando menos, conceptuar la dignidad humana para todos y para formular las maneras en las que haremos que las organizaciones privadas, estatales y transnacionales se hagan res­ ponsables de las personas. De no ser así, fácilmente podemos caer en los límites de definición y en el relativisino moral de nuestro propio Estado-nación, lo que a su vez bloquea nuestra capacidad para evaluar o conceptualizar la responsabilidad del go172 Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional biemo y de otras organizaciones cuando inhiben la dignidad y el bienestar humanos, en especial de los inmigrantes y de otros grupos subordinados. 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Así, pues, hace alusión a la existencia de dos visiones contrapuestas: la de ciuda­ danía nacionalista y la de derechos humanos en los asuntos de la inmigración, y propone hacer un balance de hasta dónde es posible avanzar en la defensa de los derechos humanos de los inmigrantes, a pesar de este antagonisino. Se pregunta: ¿en qué medida se puede decir que el reconocimiento de los derechos humanos de los inmigrantes atenta contra la soberanía nacional, como muchos investigadores sostie­ nen?; para estas perspectivas mencionadas, ¿los derechos humanos son condiciona­ les o incondicionales? Para responder a ellas, Dunn revisa una bibliografía muy amplia al respecto, aun­ que su análisis se enfoca, principalmente, al estado de los derechos humanos en EU, donde la situación privilegiada de la seguridad nacional y el antiterrorisino han rele­ gado otros temas que, de alguna manera, están relacionados con la seguridad nacional. El autor plantea que para la visión de la ciudadanía nacionalista, los derechos pertenecen a los ciudadanos (quienes, como se explica en el texto, los adquirieron E 177 Análisis y perspectivas de la globalización con muchas dificultades, especialmente la clase trabajadora y los grupos minorita­ rios), y son condicionales, ya que el poder del Estado-nación está por arriba de todo, y lo demás está supeditado a él. Dentro de esta perspectiva, los derechos de los inmigrantes dependen de las reglas fijadas por el Estado. Si violan la ley, por ejem­ plo, al entrar ilegalmente, su reclamación de cualquier derecho se ve sumamente debilitada. En tanto, la perspectiva de los derechos humanos de los inmigrantes considera que éstos son incondicionales, por la calidad de ser seres humanos, aun cuando no deja de tomar en cuenta las obligaciones de cada persona. La preocupación mayor, para sus defensores, es la dignidad humana, a la que ubican por encima del Estadonación. Por lo misino, los derechos humanos no están vinculados exclusivamente al Estado-nación y a la calidad de ciudadano que emana de él, a pesar de que, en la realidad, todavía dependen de su buena voluntad. Para ejemplificar los argumentos que se esgrimen desde la visión de la ciudadanía nacionalista, Dunn menciona a tres autores que han externado su preocupación ante el hecho de que, desde su punto de vista, los derechos humanos de los inmigrantes han sustituido a la ciudadanía como base de los derechos y han puesto en riesgo la soberanía nacional. Entre los argumentos que manejan están: que la aplicación de las normas internacionales de derechos humanos desafían a la ciudadanía, a las fronteras nacionales y aun la legitimidad del Estado-nación (Sassen, 1996, p. 94-96);1 que se erosionan las diferencias entre ciudadanos y extranjeros, lo cual tiene su propia dia­ léctica destructiva (Jacobson, 1996, pp. 8-9), y que el otorgamiento de derechos a las “poblaciones extranjeras” derivados del discurso de los derechos humanos ha “soca­ vado la base misina de la ciudadanía nacional” y ha hecho que la ciudadanía sea “originalmente irrelevante” (Soysal, 1994, pp. 137 y 162). Dunn encuentra que hay menos argumentaciones de fondo que ejemplifiquen la vulnerabilidad de los migrantes y la no aplicación de los convenios internacionales en defensa de los derechos humanos, y cita a Turner (1993, pp. 178 y 1982) y a Sjoberg (1996, p. 285), quienes enfatizan la necesidad de proteger a los más débiles ante los excesos de la burocracia y las instituciones, lo que se facilita debido al carác­ ter extra gubernamental de los derechos humanos. El autor concluye que, a pesar del temor que manifiestan los representantes de la visión “de la ciudadanía nacionalista”, en los hechos concretos ésta se ha visto poco afectada por la defensa de los derechos humanos. Esto lo atribuye tanto a la coyuntu­ 1 Todas las referencias bibliográficas provienen del artículo de Timothy Dunn, por lo que remito al autor a esta fuente para conocer su ficha completa. 178 Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional (comentario) ra política que se vive, ante el temor a la amenaza terroristas, como al hecho de que la normatividad sobre los derechos humanos de los individuos proviene, principalmen­ te, de declaraciones y proclamaciones internacionales que no son obligatorias, a me­ nos que los países las firmen y las ratifiquen. Coincido con las conclusiones de Dunn, aunque soy algo más optimista en el sentido de que poco a poco y a pesar de la resistencia que enfrentan, se van abriendo oportunidades que facilitan la adopción de algunos derechos humanos, gracias a las presiones internacionales, pero también a sectores al interior de los países (organiza­ ciones no gubernamentales, iglesias, sindicatos, defensores de derechos humanos, grupos feministas, etc.) que, por distintos motivos, presionan para su aplicación. Por otro lado, aunque es muy interesante e ilustrativo reflexionar sobre el tema de los derechos humanos, desde el punto de vista de los sistemas político-jurídicos, considero que ningún análisis que enfoque la problemática de la migración interna­ cional puede abstraerse de las condiciones económico-sociales en que se da, sobre todo en momentos en que la llamada globalización ha traspasado fronteras, trastocando el orden económico, político y social de los países de una u otra manera. En este contexto, la relación entre México y EU, por situarme dentro de la proble­ mática manejada por el autor, ha sido modificada por las nuevas reglas de intercam­ bio y de apertura de fronteras, sobre todo a partir de la firma del tlcan. Por un lado, gran parte de los sectores económicos en México se han visto afecta­ dos por la entrada abrupta de un amplio espectro de mercancías que han dado lugar al cierre masivo de empresas, recortes de personal y aguda crisis en el campo, todo lo cual conlleva la falta de oportunidades laborales para una creciente población en edad laboral. Por el otro, en eu hay una cada vez mayor demanda de mano de obra extranjera, tanto la que tiene bajos niveles de escolaridad como la que ostenta una alta calificación, en distintos campos del conocimiento. Describir detalladamente estos procesos rebasaría el propósito de mi comentario; sin embargo, es importante recalcar la integración económica entre estas dos economías, la dependencia de cier­ tos productos norteamericanos en México y de algunos mexicanos en EU. También la economía estadunidense requiere, para estar en condiciones de parti­ cipar en un mercado sumamente competido, y para satisfacer la demanda local de productos y de servicios cada vez más variados, del trabajo de personas nacidas en el exterior. Esto se debe tanto a las características de su economía como a la estructura de su población.2 Las estadísticas oficiales lo confirman, sobre todo en ramas donde 2 Se trata de una población con una estructura por edades muy avejentada y, además, con un nivel muy alto de educación. 179 Análisis y perspectivas de la globalización los inmigrantes cumplen una importante función, como son la agricultura, la cons­ trucción, las plantas empacadoras, la hotelería y la industria restaurantera, por men­ cionar algunas de ellas. Aun cuando han surgido voces discordantes que señalan que el trabajo inmigrante daña la economía de ese país y desplaza a los trabajadores locales y reduce el nivel de salarios, cada vez son más los actores políticos que se manifiestan a favor de recono­ cer en la legislación lo que es un hecho contundente; aun aquellos que tradicional­ mente estaban en contra. Tal es el caso de la American Federation of Labour and Congress Industrial Organizations (AFL-CIO), del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, a los que se han venido agregando congresistas como Phil Gram, republicano y Richard Gephardt, demócrata; los senadores John McCain, republica­ no, y Edward Kennedy, demócrata; los representantes republicanos Jim Kolbe y Jeff Flake, y el demócrata Howard Berman, entre otros. Por último, el presidente Bush se suma a este reconocimiento al declarar, en cere­ monia oficial el 7 de enero de 2004, que EU depende de la inmigración, y que por la falta de leyes adecuadas, muchos empleadores han volteado hacia el mercado laboral ilegal, debido a que no encuentran ciudadanos norteamericanos que quieran cubrir esos puestos. Y agrega: “Vemos millones de hombres y mujeres que trabajan ardua­ mente, condenados al miedo y la inseguridad en una economía masivamente indo­ cumentada...” Independientemente de lo adecuado de las propuestas de cada uno de los actores señalados, que no es el tema por discutir, lo que interesa recalcar es el reconocimien­ to de facto de la dependencia del trabajo migrante por parte de la economía norte­ americana. En estas condiciones, la situación de los derechos humanos sólo puede entenderse dentro de este nuevo mercado laboral internacional, en el que los trabajadores mexi­ canos, como participantes activos de ese mercado deben disfrutar de los misinos derechos de los trabajadores locales en puestos similares, independientemente de su condición legal. Es por ello que, mientras los norteamericanos aluden a los aspectos jurídicos de la migración atribuyendo a los trabajadores migratorios la condición de “ilegales” y por lo misino considerándolos como delincuentes, en México se utiliza el término de “indocumentado”, o como ahora se empieza a manejar, “no autorizados”, que alude más al ámbito laboral que al jurídico. 180 5 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mercado laboral estadunidense Elaine Levine Centro de Investigaciones sobre América del Norte, unam n el 2003 ingresaron a México 13 266 millones de dólares como remesas enviadas por trabajadores migrantes a sus familiares. Este monto es 35% mayor de lo que ingresó en 2002 y el doble de lo que fue registrado en 2000, de acuerdo con cifras emitidas por el Banco de México. Dicho organisino ha estableci­ do que uno de cada cuatro hogares recibe remesas de este tipo y reconoce que es uno de los factores que contribuyó a sostener al consumo interno del país. Las remesas superaron la entrada estimada de recursos que ingresaron al país por concepto de inversión extranjera directa y también el monto aportado por el turisino internacional. El flujo de divisas generado por las remesas fue equivalente a 79% del valor de las exportaciones de petróleo cmdo en 2003 y representa 2.2 % del producto interno bruto (González Amador, 2004). Los conteos oficiales estiman que actualmente hay alrede­ dor de 10 millones de personas nacidas en México que radican en Estados Unidos. Mientras las remesas que envían los migrantes adquieren una importancia cada vez mayor para México, el flujo de nuevos inmigrantes a Estados Unidos -prove­ nientes de un gran número de países, entre los cuales se destaca México- se hace más notable. De hecho, el censo de 2000 revela que entre 1990 y 2000 se recibió la oleada más grande de nuevos inmigrantes (en términos absolutos) en toda su historia. Los 14 millones de inmigrantes que ingresaron en este periodo aportaron 41% del creci­ miento de la población, que es la proporción más grande que se haya registrado por dicho concepto en el siglo XX (Sum et al., 2002). Cabría señalar también que mien­ tras la población estadunidense, en general, se incrementó 13.2% (de 1990 al 2000) E 181 Análisis y perspectivas de la globalización el componente latino1 creció 57.9%, superando aun el ritmo de los asiáticos de 53%, rebasando las proyecciones previas al respecto y convirtiendo a los latinos en el gru­ po minoritario más numeroso del país (us Census Bureau, 2001). El 46% de este crecimiento tan marcado de la población latina, durante la década, fue resultado de la inmigración. Por otra parte, Andrew Sum y sus coautores afirman que el peso de los nuevos inmigrantes en el crecimiento de la fuerza laboral estadunidense es la más alta que se haya observado en los últimos 60 años, que es desde cuando se tienen datos al respec­ to (Sum et al., 2002). Señalan que los ocho millones de inmigrantes nuevos,2 que se incorporaron a la Población Económicarnente Activa (pea) entre 1990 y 2001, son los responsables de 50% de su crecimiento durante este lapso. De hecho, del ritmo de crecimiento de la pea estadunidense ha sido menguante después de la década de los setenta cuando se incrementó 29.2% debido al ingreso de las personas nacidas en la posguerra y una creciente participación de las mujeres. Durante los noventa la pea creció solamente 11.5% y sin los nuevos inmigrantes el crecimiento registrado hu­ biera sido nada más de 5%. Sum y sus colaboradores aseguran que no haber contado con los nuevos inmigrantes como parte de la pea hubiera restringido tanto el creci­ miento del empleo como el crecimiento económico en general. La década 1991-2001 es considerada como el periodo de crecimiento económico ininterrumpido más largo que haya experimentado Estados Unidos en tiempos de paz. Durante ese lapso se crearon más de 20 millones de empleos. Muchas personas, incluyendo a George W. Bush y Alan Greenspan, han reconocido la importancia de la mano de obra de los nuevos inmigrantes para el crecimiento económico del país; sin embargo, no todo el mundo está convencido de las bondades de su presencia. Hay un álgido debate en tomo a los impactos que tienen los trabajadores migrantes sobre los niveles de empleo y los niveles salariales, sobre todo cuando se trata de aquellos con bajos niveles de escolaridad y rasgos étnicos o raciales que los hacen objeto de discri­ minación laboral y social, como es el caso de la mayoría de los migrantes mexicanos. A raíz del Tratado de Libre Comercio de América del Norte la migración de mexi­ canos a Estados Unidos se ha incrementado y no al revés, como se esperaba.3 La gran 1 Utilizamos indistintamente los términos latino e hispano para referimos a los inmigrantes prove­ nientes de algún país latinoamericano y sus descendientes nacidos en Estados Unidos. Los latinos de origen mexicano, es decir, nacidos en México o descendientes de mexicanos, constituyen casi dos ter­ cios del total. 2 Los inmigrantes considerados como “nuevos” son los que llegaron a partir de 1990. 3 Uno de los argumentos principales que se invocó en Estados Unidos a favor del tratado, antes de que se firmase, era el supuesto de que disininuida el flujo migratorio desde México. 182 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense diferencia entre los salarios en México y los del otro lado de la frontera tampoco ha disininuido. En México el poder adquisitivo de la mayoría de la gente es menguante y la economía no genera suficientes empleos para absorber la creciente fuerza de trabajo. En los últimos 25 años el salario real se ha desplomado en 70% (Ochoa, 2003) y más de 85% de los trabajadores percibe entre 0 y 5 salarios mínimos (Ortiz Rivera, 2003) -monto que equivale a aproximadamente 50% del salario mínimo estadunidense, que está a su vez sólo ligeramente arriba del umbral de pobreza para un individuo, sin dependientes, en dicho país. Seguramente, las presiones para mi­ grar son más fuertes hoy que hace 10 años. Además, a través del proceso migratorio se está consolidando, paulatinamente, una integración de facto de los mercados labo­ rales, pero en condiciones desventajosas para los mexicanos. Para muchos mexicanos que han emigrado en años recientes, la movilidad socioeconómica dentro de Estados Unidos no puede ser considerada como un resul­ tado probable para ellos, ni tampoco como un logro fácilmente accesible para sus hijos. Las condiciones del mercado laboral en México interactúan con las de Estados Unidos para crear un clima favorable en el cual los “nichos de empleos para inmigrantes”, pueden brotar y florecer en innumerables localidades a lo largo y an­ cho de este último país. Mientras que el flujo constante de los migrantes borra, en cierto sentido, la frontera entre los dos países, surgen nuevas delimitaciones, al inte­ rior de Estados Unidos, que son las de los barrios donde viven los mexicanos y se habla español, o de las ocupaciones en las que predomina la mano de obra latina. Los que habitan estos espacios tienden a medir su bienestar respecto a las condi­ ciones tercermundistas que dejaron atrás. Por consiguiente, su nuevo entorno resulta bastante aceptable aun cuando suele ser de lo peor en términos de los estándares prevalecientes en Estados Unidos. Los trabajadores mexicanos generalmente ocupan los puestos menos deseados y más mal pagados, y se agrupan en barrios deteriorados donde sus hijos asisten a escuelas en las que predominan otros niños, como ellos, que pertenecen a las llamadas minorías étnicas o raciales. Dado el bajo nivel de escolari­ dad con que llegan y su falta de conocimiento del inglés, no se puede esperar más en un mercado laboral tan segmentado y estratificado como el estadunidense. La población de origen mexicano que radica en Estados Unidos ha crecido marcadamente durante las últimas dos décadas. La mayoría de los inmigrantes de primera generación son pobres y tienen niveles de escolaridad muy bajos en compa­ ración con el resto de la población estadunidense. Por tanto, donde más fácilmente encuentran empleo es en un conjunto de puestos poco deseables y mal pagados por los que generalmente no compiten otros trabajadores. Dadas las transformaciones recientes del mercado laboral, la creciente estratificación social y las dificultades que tienen las personas de escasos recursos para acceder a la educación superior, 183 Análisis y perspectivas de la globalización parece que el ascenso socioeconómico dentro de Estados Unidos será más difícil para los hijos de los inmigrantes mexicanos de hoy de lo que lo fue para éste y otros grupos en épocas anteriores. Inserción de mexicanos y latinos en el mercado laboral estadunidense Puesto que el empleo constituye el motivo principal para un gran número de migrantes mexicanos, no es sorprendente que la población de origen mexicano, en su conjunto, tenga una tasa de participación en la población económicarnente activa (pea) más alta que la de cualquier otro grupo. En el caso de los hombres de 16 años o más la tasa es de 80.8%, que supera la de todos los blancos4 (74.6%), que es a su vez mayor que la de los afroamericanos (68.4%). La tasa de participación de las mujeres de origen mexicano (56.4%) es levemente menor que la de todas las mujeres blancas (59.6%), que resulta un poco inferior a la de las afroamericanas, de 62%. Por otra parte, cabe señalar que las tasas de desempleo para los mexicanos, así como para el conjunto de la población hispana, se encuentran en un rango intermedio, por encima de las tasas de desempleo para todos los blancos -tanto hombres como mujeres-, pero menores que las tasas de los afroamericanos (Employment and Earnings, enero 2003, pp. 164-165). Los inmigrantes no calificados casi siempre ingresan a los estratos inferiores del espectro ocupacional y salarial estadunidense donde de todas formas ganan bastante más que en sus lugares de origen. La mayoría de los mexicanos que emigran son trabajadores poco calificados. Su nivel de escolaridad es generalmente inferior al de los trabajadores estadunidenses menos calificados, aun cuando rebase el nivel pro­ medio que prevalece en México. Por tanto, el perfil ocupacional de la población de origen mexicano exhibe algunas divergencias desventajosas respecto a otros grupos de la población, en términos socioeconómicos (ver cuadro 1). Los datos arrojados por el Mexican Migration Project -que es una iniciativa de colaboración entre investigadores de la University of Pennsylvania y la Universidad de Guadalajara- son un punto de partida interesante para analizar la inserción de los 4 En las estadísticas oficiales estadunidenses la designación hispana es una diferenciación étnica, y no racial, y siempre se señala que los hispanos pueden ser o blancos o negros. Por tanto, cuando se proporcionan datos para los “blancos” o “todos los blancos” están incluidos, en el conjunto, también la mayoría de los hispanos o latinos. Este grupo se encuentra excluido solamente cuando los datos señalan que se refieren explícitamente a “blancos no hispanos”. 184 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense Cuadro 1. Distribución ocupacional 2002 Categorías ocupacionales: I. Gerentes y profesionistas II. Técnicos, ventas y apoyo administrativo III. Servicios IV. Obreros calificados V. Obreros no altamente calificados VI. Agricultura, silvicultura y pesca Mediana del ingreso Mediana total $610 Grupos de población: Blancos Afroamericanos Hispanos Origen mexicano Origen puertorriqueño Origen cubano MMP-Total MMP antes de 1980 mmp 1981-1990 mmp 1991 en adelante Encuesta LA 1er. empleo Encuesta LA empleo actual semanal en dólares I II III IV V VI $884 $551 $385 $633 $484 $364 I II III IV V VI 32.1% 22.7% 15.0% 12.2% 20.7% 27.7% 0.6% 0.1% 0.9% 0.8% 0.4% 28.8% 28.2% 23.4% 22.0% 31.3% 30.3% 4.4% 2.6% 5.4% 6.7% 9.7% 12.8% 22.6% 21.2% 20.3% 20.5% 14.8% 12.9% 9.3% 15.4% 15.8% 34.2% 11.3% 7.3% 14.7% 16.0% 10.5% 12.9% 10.1% 7.7% 11.2% 12.1% 11.0% 12.2% 18.0% 20.7% 22.6% 15.9% 13.4% 24.8% 20.4% 28.5% 26.9% 40.8% 2.8% 1.2% 5.1% 6.8% 1.5% 0.8% 39.0% 53.4% 29.8% 26.4% 2.2% 0.4% 15.8% 22.4% 12.5% 47.1% 0.0% Fuente: Employment and Earnings, enero 2003; Mexican Migration Project-MMP71; encuesta realizada por la autora en Los Ángeles, 2001. migrantes mexicanos en el mercado laboral estadunidense (MMP71). Al momento de redactar este trabajo las bases de datos de dicho proyecto contenían los resultados de las encuestas a migrantes realizadas entre 1982 y 1999, y levantadas principal­ mente en sus lugares de origen. Para analizar las repuestas sobre el tipo de empleo del entrevistado, durante su última estancia migratoria, establecimos tres periodos: 1) los 5 5 La autora agradece el apoyo de Marcela Osnaya en el procesamiento de los datos del Mexican Migration Project y la captura y procesamiento de los datos de la encuesta realizada en Los Ángeles, a que se refiere más adelante. 185 Análisis y perspectivas de la globalización que realizaron su último viaje antes de 1981, 2) los que lo realizaron entre 1981 y el fin de 1990, y 3) los que hicieron su último viaje de 1991 en adelante. Esto nos permitió observar los cambios en la estructura ocupacional para quienes hayan migrado en las décadas más recientes (ver cuadro 1). Más de la mitad (53.4%) de los que realizaron su último viaje antes de 1981 -que son a su vez 42% del total de los encuestados- fueron a trabajar en la agricultura, pero después la importancia de esta actividad disininuyó significativamente. Sólo 26.4% de los que migraron después de 1990 se emplearon en labores agrícolas. Di­ cho cambio refleja, sobre todo, la transformación de la estructura ocupacional estadunidense y también la procedencia urbana de un número creciente de migrantes. Por consiguiente, el trabajo agrícola ha sido sustituido paulatinamente, a lo largo de las últimas dos décadas o más, por empleos poco calificados en la manufactura y la construcción (de 20.4% en el primer periodo a 26.9% en el último), en los servicios (de 9.3% en el primer periodo a 15.8% en el último), en el comercio (de 1.8% a 5.5%) y también por puestos de obreros calificados y artesanos (de 7.7% a 12.1%). Otra fuente de información sobre migrantes de primera generación son los resul­ tados del trabajo de campo que realicé en la primavera de 2001, en Los Ángeles, California. Apliqué una encuesta a 275 personas que asistían a clases para adultos, en dos sitios distintos. Las personas que contestaron el cuestionario son inmigrantes latinos de primera generación, la gran mayoría de ellos mexicanos, que actualmente radican en el condado de Los Ángeles. Asistían a las clases para adultos para apren­ der inglés y, en uno de los lugares, algunos también llevaban cursos de capacitación vocacional. En este caso, desde luego, se trata de un entorno netamente urbano, lo cual no deja de ser representativo, puesto que más de 90% de los latinos en Estados Unidos viven en zonas urbanas comparado con un poco más de 70% para el resto de la población. Se pueden observar ligeros cambios en la estructura ocupacional al comparar el pri­ mer empleo de los encuestados con su empleo actual (ver cuadro 1), aunque el tiempo transcurrido para cada individuo es diferente. La mediana del tiempo en el empleo actual fue de tres años con un mínimo de un mes y un máximo de 32 años; el prome­ dio fue de cuatro años con nueve meses. El 2.2% reportó el trabajo agrícola como primer empleo en Estados Unidos, pero actualmente ninguno de los encuestados des­ empeña ya esa labor. El porcentaje de obreros no calificados se incrementó de 40.8% a 47.1%, mientras que el de obreros calificados pasó de 11.1% a 12.5 por ciento. El porcentaje con ocupaciones técnicas, de apoyo administrativo o ventas se incrementó de 9.7% a 15.8%. La ocupación en los servicios -donde las remuneraciones suelen ser más bajas que las de los obreros, inclusive de los no calificados- disininuyó de 34.2% a 22.4%. Esta mejoría del perfil ocupacional se explica en parte porque algu186 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense nas mujeres anteriormente empleadas en el servicio doméstico privado han dejado de trabajar para dedicarse a las labores de su propio hogar. También disininuyó el núme­ ro de hombres empleados en el rubro de servicios. El único profesional del grupo es un pastor evangélico proveniente de Guatemala. Cuatro personas se reportaron como jubilados o pensionados. El porcentaje de los encuestados que no trabaja se incrementó de 8.8% a 19.8%, debido principalmente a que varias mujeres, quienes en un principio participaban en la población económicarnente activa (PEA), dejaron de trabajar fuera del hogar al casarse o tener hijos. De manera que 43.4% de las mujeres indicaron no desempeñar, actualmente, ninguna actividad remunerativa. Por tanto, la tasa de participación en la PEA entre las encuestadas es de 56.6%, que resulta prácticarnente igual a la tasa que prevalece entre las mujeres latinas que radican en Estados Unidos, que es alrededor de 57 por ciento. Sin embargo, varias de ellas tienen empleos algo precarios o informales como el cuidado de niños, o de discapacitados o ancianos, o la venta de cosinéticos o ali­ mentos preparados que se realiza desde su propio hogar. No obstante lo anterior, la mayoría de los encuestados reportaron trabajar ocho horas diarias durante cinco días de la semana. Además 12% reportaron tener un segundo empleo en el que trabajan algunas tardes o noches o durante los fines de semana. La importancia de las redes sociales de los migrantes para conseguir empleo en Estados Unidos es fundamental. El 78% de los encuestados consiguió su primer empleo por medio de un pariente o un amigo y 61% reportaron, todavía, haber conseguido su empleo actual de esta forma. El porcentaje de los que encontraron empleo por medio del periódico disininuyó de 5.7% a 4.3 por ciento. Sólo un porcentaje muy bajo re­ portó recurrir a una agencia para obtener trabajo, el 1.6% en el caso del primer puesto y 1.9% para el puesto actual. Los que lograron su empleo porque “oyeron que se necesitaban trabajadores en el lugar” se incrementó de 9.8% a 12.5 por ciento. Tam­ bién aumentó la proporción de los que trabajan por cuenta propia de 2.4% a 7.7 por ciento. Por otra parte, un 8.2% obtuvo su empleo actual mediante el ascenso a un puesto mejor en el misino lugar donde ya trabajaban. De todas formas el papel de las redes es preponderante y es alimentado por -a la vez que retroalimenta- la creciente segmentación del mercado laboral estadunidense (Waldinger y Lichter, 2003). Un balance de la situación laboral de nuestros encuestados revela una leve mejo­ ría en términos del tipo de empleos y las remuneraciones desde su llegada a Estados Unidos. El tiempo promedio de residir allí fue de 9.9 años, pero con un rango de variación desde un mes hasta 53 años. Sin embargo, los avances son muy acotados y, sobre todo, restringidos a los ámbitos donde suelen encontrar empleo los inmigrantes mexicanos con poca escolaridad o pocos conocimientos del inglés. Aunque unos cuantos trabajaron en el sector agrícola como primer empleo en Estados Unidos, 187 Análisis y perspectivas de la globalización ninguno lo hace ahora. Pero solamente una de las cuatro personas con grado univer­ sitario se desempeña como profesional. La importancia del servicio doméstico, así como del sector de servicios en general, como fuente de empleo disininuyó. El por­ centaje ocupado como obreros no calificados se incrementó 6.3% y el de obreros calificados 1.5%, con algunos reacomodos dentro de ambas clasificaciones genera­ les. La proporción de los que dependen todavía de las redes sociales para conseguir empleo es muy alta. Al analizar la estructura ocupacional actual de toda la población de origen mexi­ cano en Estados Unidos -con datos del Departamento del Trabajo para el año 2002se puede observar (ver cuadro 1) que más de 60% de ésta se reparte, en proporciones más o menos iguales, entre puestos de obreros no calificados (22.6%), técnicos, ven­ tas y apoyos administrativos (22.0%) y servicios (20.3%). El 16% se desempeña como obreros calificados, el 12.2% en puestos directivos o como profesionales y solamente 6.8% en empleos del sector agrícola (Employment and Earnings, enero 2003). Este perfil ocupacional muestra un avance significativo respecto a los inmigrantes de primera generación. De todas formas, en comparación con otros grupos de latinos, o inclusive con los afroamericanos, y sobre todo frente al conjunto de los blancos, las desventajas de los mexicanos son notorias. Todos aquellos tienen una participación mucho más alta en las categorías de gerentes y profesionales, y técnicos, ventas y apoyo administrativo, a la vez que se emplean menos como obreros no calificados y en la agricultura. En el ámbito de los servicios, donde los afroamericanos y los puertorriqueños tienen un nivel de participación similar al de los mexicanos, aquellos se ubican relativamente menos en el servicio doméstico -donde la remuneración suele ser más baja aún que en las labores agrícolas- y un poco más en los servicios de protección, donde la remuneración es alta en comparación con otros empleos de dicho sector. El único ámbito laboral donde los mexicanos tienen una ventaja relativa, frente a los demás, es como obreros calificados, sobre todo en los oficios vinculados a la construcción. Este tipo de empleos son de los pocos que quedan en Estados Unidos hoy donde hay perspectivas de un buen nivel de ingresos -que sea igual o mayor que la mediana general- para las personas que no tienen estudios universitarios. También los obreros altamente calificados de la manufactura suelen percibir buenos ingresos, pero la oferta de puestos de este tipo tiende a disininuir. Además, dentro de cada una de las categorías generales, los latinos se encuentran concentrados en uno» cuantos rubros: ciertas ramas específicas de la manufactura ligera, más que de la pesada; servicios de limpieza y mantenimiento de edificios y jardines; manejo y preparación de alimentos; cajeros en tiendas de autoservicio y ventas de menudeo; trabajos especializados de albañilería, etc., por mencionar algu­ 188 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense nos. La concentración ocupacional se entrelaza con la concentración geográfica que es muy marcada en el caso de los latinos. El 75% de la población latina está ubicada en solamente siete estados. Sin embargo, un grupo de estados del sureste -cuya po­ blación latina es todavía muy pequeña- registraron tasas de crecimiento espectacula­ res -de más de 200 a casi 400% entre 1990 y 2000- en el número de latinos que residen allí, precisamente por las oportunidades de empleo que existen para ellos. Para consolidar un nicho de mercado de este tipo sólo se necesita una afluencia de latinos y trabajos que casi nadie más quiere desempeñar o salarios que otros no acep­ tarían. Este hecho es muy claro en el caso de los trabajos agrícolas en estados como California, Texas y Oregon, pero también se da en otros ámbitos. Dalton, Georgia, que se conoce como Carpet city (la ciudad de las alfombras) ha atraído a un gran número de latinos para trabajar en sus fábricas. En esta misina zona del norte de Georgia, en la parte oeste de Arkansas y en la península Delmarva (formada por partes de Delaware, Maryland y Virginia), por ejemplo, hay latinos empleados en los rastros de pollo, mientras que en ciertos estados del medio oeste encuentran tra­ bajo en los rastros de bovinos y porcinos. En el noreste del país se encuentran en el cultivo de champiñones, que se realiza en lugares húmedos y oscuros. Mujeres, habi­ lidosas en el oficio, emigran de Tampico a las costas de North Carolina para trabajar en las plantas procesadoras de jaiba. En los pocos lugares donde todavía existe la industria de la confección dentro de Estados Unidos -y por esta razón Los Ángeles se encuentra entre ellos- la mano de obra es casi exclusivamente de mujeres inmigrantes, mayoritariamente latinas. Otro espacio dominado por trabajadores mexicanos en Los Ángeles son las coci­ nas de los restaurantes. Independientemente de la categoría o del tipo de comida que ofrecen, los trabajadores que están en la cocina siguiendo las instrucciones del chef, casi invariablemente serán mexicanos. En muchas ciudades los jóvenes estudiantes de clase media, que suelen trabajar medio tiempo o en los periodos vacacionales, han abandonado los expendios de comida rápida (fast food) para trabajar en lugares más agradables y de mayor categoría, dejando sus antiguos puestos a los inmigrantes latinos. En cuanto tuvieron acceso a otros empleos las mujeres afroamericanas empeza­ ron a dejar el servicio doméstico -donde actualmente representan sólo 12.4% del total- a las mujeres latinas que según cifras oficiales constituyen más de un tercio (33.5%) de las personas ocupadas en este rubro (Employment and Earnings, 2003). Es probable que el predominio de las latinas sea aún más fuerte, puesto que muchas empleadas domésticas -un buen número de las cuales son inmigrantes indocumen­ tadas- son contratadas mediante acuerdos informales que no son captados por las estadísticas oficiales. Cabría mencionar que la transformación de los nichos labora­ 189 Análisis y perspectivas de la globalización les no es siempre un proceso pacífico como parece haber sido en estos últimos dos casos mencionados. Desafortunadamente las estadísticas más desagregadas en términos ocupacionales sólo registran el porcentaje de hispanos respecto al total de personas empleadas en cada categoría. No distinguen entre los diferentes grupos que componen la pobla­ ción hispana, de tal manera que no podemos analizar aquí los diferentes perfiles ocupacionales en mayor detalle. Lo que sí se puede observar, a partir de la informa­ ción disponible, es el porcentaje, y por ende el número de trabajadores hispanos en cada rubro de la lista de categorías ocupacionales detalladas que publica el Departa­ mento de Trabajo de los Estados Unidos (Employment and Earnings, enero 2003). Cabe señalar al respecto que dada la preponderancia de los mexicanos en el conjunto -el 65% de los trabajadores hispanos son de origen mexicano- y el hecho de que las divergencias de los otros dos grupos principales, cubanos y puertorriqueños, son a menudo contrapuestos entre sí, los datos para el total de la población hispana nos pueden dar una buena aproximación de la inserción laboral de los mexicanos. El análisis de la participación relativa de los hispanos en las diversas categorías y subcategorías ocupacionales revela que, en 2002, tenían lo que he llamado concen­ tración -es decir, constituyen un porcentaje, del total de empleados en alguna catego­ ría, mayor que el porcentaje que representan en la fuerza laboral total, en este caso 11.1%- en 143 de las 360 categorías y subcategorías ocupacionales que presenta el Departamento de Trabajo en sus tablas de categorías ocupacionales “detalladas”.6 Muestran lo que he llamado un alto grado de concentración -eso es, un porcentaje entre dos y tres veces mayor que el que tienen en el empleo total (arriba del 22.2%)en 42 de estas 143, y una concentración muy alta -más de tres veces mayor- en 19 de estas categorías o subcategorías (Employment and Earnings, enero 2003). Ninguna de las categorías o subcategorías con una concentración alta o muy alta de hispanos se ubica dentro de las clasificaciones generales: 1) Gerentes y profe­ sionales, o 2) Técnicos, ventas y apoyo administrativo. Las mayores concentraciones, i.e. arriba de 33%, de trabajadores hispanos se encuentran en las categorías de traba­ jadores agrícolas, servicio doméstico, obreros no calificados -sobre todo en ciertos rubros de la industria textil y la construcción- y algunos obreros calificados de la construcción, la industria textil y la industria alimenticia. Las otras categorías con 6 Las apreciaciones contenidas en los siguientes párrafos están basadas en un análisis, realizado por la autora, de los datos contenidos en los cuadros “11. Employed persons by detailed occupation, sex, race and Hispanic origin” y “39. Median weekly earnings of full-time wage and salary workers by detailed occupation and sex” en Employment and Earnings, enero, 2003. 190 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense una concentración alta de hispanos, de más de 22%, se encuentran repartidas entre unos cuantos rubros dentro de las clasificaciones generales III. Servicios. IV. Obreros calificados, oficios y composturas, y V. Obreros no calificados. Varias de estas ocu­ paciones tienen altos riesgos -ya sea inmediatos- como la operación de máquinas rebanadoras o cortadoras, o de más largo plazo como las máquinas de pintura por aspersión, la exposición prolongada a las sustancias químicas del lavado en seco, o los procesos de rellenado con fibras que sueltan partículas dañinas- o están asocia­ dos con un estatus social inferior, como los servicios de limpieza de edificios o los servicios domésticos. Además, no es casual que de los 143 rubros donde se encuentra algún grado de concentración de trabajadores hispanos, sólo 15 de ellos tienen una remuneración semanal mediana que rebasa la mediana general de $610 dólares en 2002. De las 42 categorías o subcategorías con una concentración alta o muy alta de trabajadores hispanos ninguna aporta una remuneración semanal mediana igual o mayor que la mediana general.7 La que más se acerca es la de instalación de aislantes en la cons­ trucción, donde la mediana semanal es de $601.00 y el porcentaje de hispanos es de 26.2%. Sólo cinco categorías más con alta o muy alta concentración de hispanos, todos ellos oficios dentro de la rama de la construcción, tienen medianas del salario semanal entre 80 y 96% de la mediana general. En cuanto al resto de las categorías o subcategorías con alta concentración de hispanos, 18 se ubican entre 60% y 80% de la mediana general, y 17 rubros tienen medianas de ingreso semanal inferiores a $366.00 dólares semanales, que equivalen a menos de 60% de la mediana general. Por otra parte, solamente 11.6% de las 164 categorías y subcategorías ocupacionales que proporcionan un ingreso medio por arriba de la mediana general, de $610 dólares semanales, tienen una proporción de trabajadores hispanos igual o mayor que el porcentaje que representan éstos dentro de la pea total, es decir, de 11.1% o más. La proporción máxima que alcanzan los hispanos en alguno de estos rubros es de 16.4%, que corresponde a obreros calificados de la producción de bienes. En otras palabras, los trabajadores hispanos están mucho más concentrados en los empleos no muy bien remunerados que en los puestos bien pagados. Este análisis nos muestra claramente que hay una relación inversa entre el por­ centaje de hispanos empleados y la mediana salarial respectiva, para las categorías 7 La única excepción podría ser el rubro de “trabajos con metales y piedras preciosas” -donde 27% son hispanos- que se encuentra dentro de la sub categoría “trabajadores calificados de la meta­ lurgia” en donde la mediana es de $660.00 dólares semanales; sin embargo, la mediana de dicho rubro específico no está registrada y los de este grupo son apenas 6% de la subcategoría correspondiente. 191 Análisis y perspectivas de la globalización ocupacionales detalladas que registra el Departamento de Trabajo de Estados Uni­ dos. Pero no obstante la alta correspondencia entre concentración de hispanos y sala­ rios bajos y la poca concentración de hispanos donde los salarios son más altos, los datos no se ajustan del todo a un patrón regular o lineal. Los trabajadores hispanos se encuentran mucho más concentrados en ciertos rubros dentro de una categoría o cla­ sificación general que en otros. Las variaciones se deben, entre otros factores, a las diferencias entre los distintos grupos que componen a la población hispana en Estados Unidos, en términos de su lugar de origen y lugar de arraigo, a las diferencias socioeconómicas y educativas que se encuentran al interior de cada grupo y a las redes informales de contratación, sobre todo para ciertos rubros y ciertas localidades, que han surgido en las últimas décadas. Además reflejan las “discontinuidades”, señaladas por Michael J. Piore, que caracterizan a un mercado laboral segmentado (Berger y Piore, 1980). Conside­ ramos que la información analizada aquí apoya la idea de una creciente segmenta­ ción del mercado laboral estadunidense, dentro del cual se suelen asignar ciertos tipos de empleos a los cada vez más numerosos trabajadores hispanos con bajos niveles de capacitación. A esta creciente segmentación corresponde, a su vez, una polarización cada vez mayor de la escala salarial. A lo largo de las últimas décadas el nivel de escolaridad se ha vuelto un determi­ nante cada vez más importante del nivel de ingresos de las personas. La población de origen mexicana es el grupo más rezagado en este sentido. En el año 2000 el 49% de la población de origen mexicano no había concluido la enseñanza media superior o high school. Para los puertorriqueños y los cubanos las cifras eran 35.7% y 27.0%, respectivamente. Al la vez solamente 21.5% de los afroamericanos y 15.1% de todos los blancos no habían alcanzado este nivel de escolaridad. Por otra parte, solamente 6.9% de las personas de origen mexicano tenían títulos universitarios en comparación con 13% de los puertorriqueños y 23% de los cubanos. La cifra para los afroamericanos fue de 16.5%, mientras 26.1% de todos los blancos tenían títu­ los universitarios (Statistical Abstract of the United States 2001, p. 139). Estas diferencias en la escolaridad, junto con otros factores socioculturales que caracterizan a cada uno de los subgrupos principales de la población latina, se refle­ jan claramente en la estructura ocupacional. Al nivel de las categorías generales, el perfil ocupacional de los cubanos se asemeja más al de los blancos, y el de los puer­ torriqueños más al de los afroamericanos, que el grado en que cualquiera de los dos se aproxima al perfil de los mexicanos. Tales diferencias confirman aún más la idea de la creciente segmentación del mercado laboral estadunidense, tomando en cuenta además la distribución geográfica de cada uno de estos grupos. 192 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense Los inmigrantes mexicanos han adquirido la fama de ser muy buenos trabajado­ res. Aguantan jomadas más largas y salarios más bajos que otros grupos. Como mu­ chos de ellos son recién llegados, e inclusive indocumentados, generalmente no protestan por los malos tratos ni las injusticias por parte de sus patrones. No son exigentes ni contestatarios. Por todo eso, en varios ámbitos donde no se necesita saber mucho inglés, se han convertido en los trabajadores preferidos por los empre­ sarios. También en lugares donde priva el racisino y la discriminación contra los afroamericanos, los mexicanos son más aceptados como trabajadores que aquellos. Pero las misinas personas que contratan a los mexicanos para trabajar en sus tiendas y fábricas son las que no quieren que vivan en sus barrios, ni que los hijos de ellos asistan a la escuela con los suyos. Lo cierto es que la afluencia de esta mano de obra barata fue uno de los elementos claves del auge económico de los noventa. Durante los 10 años que transcurrieron entre 1991 y 2001 la economía estadunidense creó más de 20 millones de nuevos empleos, la mayoría de los cuales no requieren estudios de nivel superior, pero por tanto los salarios suelen ser bajos. En el 2000 solamente tres de cada 10 puestos de trabajo exigían estudios más allá de la enseñanza media superior (high school). Las proyecciones para la siguiente década prevén un panorama similar. Se espera la crea­ ción de 22.2 millones de empleos entre 2000 y 2010. Los empleos que requieren algún tipo de estudio posterior al high school crecerán más rápidamente; sin embar­ go, en términos absolutos el mayor número de empleos generados surgirán en aque­ llas áreas que sólo exigen experiencia previa o capacitación en el puesto (on-the-job training) (Hecker, 2001, p. 57). La estratificación socioeconómica que se deriva de, entre otras cosas, la mayor segmentación del mercado laboral, se manifiesta también en la fragmentación resi­ dencial y la división de las urbes, y los suburbios y exurbios que los rodean, en barrios bien diferenciados. La segregación económica es más fuerte y eficaz para determinar dónde pueda vivir la gente que cualquier ordenanza municipal -como las que había anteriormente en algunas localidades- que prohibían a los afroamericanos o a los judíos u otros comprar casas en ciertas zonas reservadas para los blancos anglosajones. Los barrios latinos o los barrios mexicanos, al igual que los barrios étnicos del pasado y también del presente, surgen de la búsqueda de afinidad y soli­ daridad en un medio hostil. Pero la permanencia en ellos por muchos años, e inclusi­ ve por varias generaciones, se debe en parte también a las limitaciones económicas que hacen a otros lugares inaccesibles. 193 Análisis y perspectivas de la globalización Ingresos y estatus socioeconómico de los mexicanos y latinos en Estados Unidos Una de las características más notorias de la economía estadunidense durante el últi­ mo cuarto de siglo es la creciente desigualdad en la distribución del ingreso. El coefi­ ciente de Gini para las familias (que mide el grado de desigualdad en la distribución del ingreso) se incrementó 23% entre 1970 y 2001, exhibiendo un aumento más mar­ cado a partir de 1985. Los dos periodos de crecimiento económico más prolongados, en tiempos de paz, que ese país haya experimentado desde 1945 -1983 a 1990 y 1992 a 2001- han sido acompañados por mayores desigualdades en la distribución del ingreso y de la riqueza. Mientras que la participación en el ingreso total de 20% más pobre de la pobla­ ción se erosiona paulatinamente, la de 20% más rico aumenta cada vez más. En 2001 el quintil más bajo recibió 4.2% de los ingresos de todas las familias, mientras que el quintil más alto recibió 47.7 y 5% más alto recibió 21.0% del total (March, Current Population Survey, http://www.census.gov/hhes/income/histinc/f02.html). El ejem­ plo más extremo de esta creciente concentración del ingreso y la riqueza en Estados Unidos es el hecho de que en 1970 la compensación anual real de los jefes corporati­ vos de las 100 empresas más grandes era 39 veces mayor que el ingreso del trabaja­ dor medio, y que en 1999 ya era 1 000 veces mayor (Krugman, 2003). Según las explicaciones más frecuentes, la mayor dispersión salarial se debe a la expansión del comercio internacional, la decreciente afiliación sindical, la creciente demanda de trabajadores con altos niveles de escolaridad, el gran aumento absoluto y relativo del empleo en el sector de servicios, y al incremento del número de mujeres e inmigrantes en la fuerza laboral, entre otras. Las nuevas prácticas y estrategias empresariales asociadas con la restructuración industrial de las últimas dos décadas generaron mayor inestabilidad e inseguridad en el empleo para la mayoría de los trabajadores, minando su poder de negocia­ ción. Familias de profesionales y de trabajadores y empleados calificados -que respondieron a las vicisitudes de los setenta y ochenta con la incorporación cre­ ciente de las mujeres a la pea- ahora hacen frente a las nuevas exigencias del mercado con más horas de trabajo. Por ende, se vuelven demandantes de más bie­ nes de consumo y servicios personales proporcionados por trabajadores menos ca­ lificados cuya remuneración ha disininuido marcadamente, en términos relativos, respecto a la del resto de la población, no obstante la demanda creciente para las labores que desempeñan. 194 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense Los nuevos “nichos de empleos para inmigrantes” -que ofrecen condiciones de trabajo y salarios inaceptables para la mayoría de los estadunidenses- crecen a la par de la oferta aparentemente inagotable de recién llegados que reciben lo que para ellos representa generalmente de 10 a 15 veces, o más, de lo que podrían ganar en sus países de origen. Aun así, la mayoría de ellos se encuentran relegados a los estratos inferiores del espectro socioeconómico en Estados Unidos. “Aunque los trabajado­ res latinos constituyen una proporción creciente de la fuerza de trabajo del país per­ sisten entre ellos altos índices de pobreza y desempleo, así como bajos ingresos” (Thomas-Breitfeld, 2003). Desde principios de los años ochenta, en el caso de las mujeres, y principios de los noventa hasta la fecha para los hombres, la mediana del ingreso de los trabajado­ res latinos es menor que la de cualquier otro grupo de la población estadunidense. En el caso de los hombres es ligeramente inferior a la mediana de los afroamericanos ($20 189 dólares anuales para los latinos y $21 466 para los afroamericanos en 2001) y la brecha entre ambos y los blancos no hispanos ($31 791) es considerable. Para los hombres que tienen trabajos de tiempo completo a lo largo del año, la mediana de los latinos ha sido menor que la de los afroamericanos desde mediados de los ochenta y la brecha entre los dos se ensancha cada vez más ($25 271 versus $31 921 dólares en 2001), al igual que la que hay entre hispanos y blancos no hispanos ($43 194 en 2001), que es a su vez mucho mayor. La mediana de las mujeres latinas ($12 583 dólares anuales en 2001) es marcadamente menor que la de las afroamericanas ($16 282 dólares), quienes actualmente tienen un nivel bastante cercano a la de las blancas no hispanas ($17 229). En el caso de las mujeres que tienen trabajos de tiempo completo a lo largo del año la mediana de las latinas ($21 973 dólares anuales en 2001 frente a $27 297 para las afroamericanas y $31 794 para las blancas no hispanas) ha sido la más baja consistentemente, desde que se registran datos al respecto, y la brecha es creciente (Current Population Survey (cps) por internet). Entre los trabajadores lati­ nos, los mexicanos y las mexicanas tienen la mediana de ingresos más baja, respecti­ vamente.8 Por otra parte, aunque las medianas del ingreso de los hogares y de las familias latinos son un poco más altos que las de los afroamericanos, las diferencias de ambos respecto a las medianas de los blancos no hispanos tienden a crecer. Además las diferencias no se deben a mejores remuneraciones para los latinos -ya hemos 8 Para un análisis más detallado de la estructura salarial y ocupacional de los latinos en Estados Unidos, ver Elaine Levine, Los nuevos pobres de Estados Unidos: los hispanos, México, UNAM, Porrúa, 2001, capítulo 3. 195 Análisis y perspectivas de la globalización Medianas ingresos hombres 1970-2001 Medianas ingresos hombres t. completo 1970-2001 Medianas ingresos mujeres 1970-2001 196 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense Medianas ingresos mujeres t. completo 1970-2001 visto que tanto hombres como mujeres latinos tienden a ganar menos que los afroamericanos- sino al hecho de que hay un número mayor de trabajadores por familia u hogar. Pero al misino tiempo suele haber un mayor número también de dependientes. Muchas veces los hogares latinos incluyen miembros de su familia extendida como tíos, primos, sobrinos, etc., e inclusive personas que no son miem­ bros de la familia, pero que probablemente provengan del misino lugar de origen. El efecto neto es que el ingreso mayor se divide entre un mayor número de personas y, por tanto, desde 1985, el ingreso per cápita de los latinos es menor que el de los afroamericanos. En 2001 la diferencia fue de casi $2 000.00 dólares anuales ($13 003 y $14 953 dólares, respectivamente), y el ingreso per cápita de los blancos no hispa­ nos fue dos veces mayor ($26 134) (cps por internet). La segmentación del mercado laboral, sin duda, tiene un impacto negativo sobre los ingresos de los latinos. Al analizar datos para 38 zonas metropolitanas a lo largo y ancho del país, Lisa Catanzarite constató salarios inferiores en ocupaciones -que ella ha designado como empleos de “cuello café”- con una concentración alta de inmigrantes latinos. Afirma que estas diferencias salariales afectan más a las mino­ rías étnicas y raciales que a los blancos no hispanos y que perjudican sobre todo a los inmigrantes latinos que llegaron anteriormente, puesto que ellos tienen mayores pro­ babilidades de estar empleados en dichos rubros. Cita la desvaloración de las tareas realizadas, las desventajas de mercado inherentes a empleos intensivos en mano de obra, la falta de poder político de los grupos involucrados y su disposición a aceptar salarios bajos, como los factores que intervienen para determinar esta diferencia sa197 Análisis y perspectivas de la globalización Medianas ingresos-familias 1970-2001 Ingresos per cápita 1970-2001 larial (Catanzarite, 2003). Un documento reciente del Consejo Nacional de la Raza (nclr, por sus siglas en inglés) señala que los bajos niveles de escolaridad hacen que los latinos se concentren en puestos poco calificados que a su vez conllevan a bajos salarios y poco acceso a otros beneficios que aportan los patrones. Pero se afirma también que “otros factores relevantes vinculados al estatus y bienestar de los traba­ jadores latinos son la discriminación, su estatus migratorio, y la (falta de) participa­ ción sindical” (Thomas-Breitfeld, 2003). 198 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense En el caso de nuestros encuestados, por ejemplo -como es de esperarse entre inmigrantes de primera generación con bajos niveles de escolaridad-, tienden a tener ingresos por debajo de la mediana del ingreso del conjunto de los hispanos en Los Ángeles, quienes en su gran mayoría son de origen mexicano. Por otra parte, tanto el costo de la vida como los salarios en esta gran zona metropolitana -la segunda del paíssuelen ser más altos que los que prevalecen a nivel nacional. La mediana del ingreso familiar entre los encuestados fue de $20 800 dólares anuales. Dicha cifra resulta muy alta en comparación con los niveles de ingresos que prevalecen en México. Sin embargo, no lo es cuando se toman en cuenta los niveles salariales, y el nivel y los costos de vida en Estados Unidos, o el número de personas que aportan a y dependen de dicho ingreso familiar. Por sí sola la mediana señalada es suficiente para indicar que la mayoría de estas familias viven en condiciones precarias dentro de Estados Unidos, ya que están mu­ cho más cerca del umbral de la pobreza -cuyo promedio ponderado para una familia de cuatro fue de $18 104 dólares en 2001- que lo están de la mediana general del ingreso anual de los hogares -que fue de $42 151 dólares en 2000. En cuanto a los ingresos individuales su situación es de un rezago importante frente al resto de la población latina en Los Ángeles tanto para los hombres como para las mujeres. Cabe señalar aquí que, en general, los ingresos de los latinos en Los Ángeles están rezaga­ dos frente a los de los afroamericanos y, sobre todo, en comparación con los de los blancos no hispanos. Además, la desventaja persiste aun cuando se comparan los ingresos de los encuestados con las medianas de los latinos a nivel nacional, que en ambos casos (para hombre y mujeres) son bastante menores que las que prevalecen en Los Ángeles. Es notorio que a nivel nacional el índice de pobreza para los afroamericanos ha disininuido a lo largo de los últimos 40 años o más (de 55.1% en 1959 a 22.7% en 2001), no obstante los retrocesos sufridos en periodos de recesión. Pero en el caso de los latinos no ha sucedido lo misino. Entre 1972 y 1994 la incidencia de pobreza para ellos fue ascendente (pasó de 22.8% en 1972 a 30.7% en 1994), aunque ha disininui­ do significativamente desde entonces, hasta 21.4% en 2001. De todas formas dicho indicador fue mayor para los latinos que para los afroamericanos durante cuatro años consecutivos, de 1994 hasta 1997. Además, mientras que la participación de los afroamericanos en el conjunto de los pobres ha disininuido sistemáticarnente de 31.1% del total en 1966 a 24.7% en 2001, la de los latinos creció marcadamente, de 10.3% en 1972 a 24.3% en 2001 (CPS por internet). En otras palabras, los latinos, que cons­ tituyen alrededor de la octava parte de la población estadunidense, son casi la cuarta parte de las personas que tienen ingresos por debajo del umbral de la pobreza. De continuarse las tendencias actuales, la población hispana en Estados Unidos será no 199 Análisis y perspectivas de la globalización Incidencia de pobreza 1959-2001 Distribución porcentual de personas pobres 1959-2001 solamente la minoría étnica o racial más numerosa -como ya fue constatada en el censo de 2000- sino que pronto llegará a ser también la más depauperada. Conclusiones Es innegable que el mercado laboral estadunidense se ha vuelto más estratificado y segmentado durante las últimas dos décadas. Los cambios tecnológicos y las estrate­ gias de reorganización industrial han propiciado la creación, por un lado, de un cierto 200 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense número de empleos que exigen cada vez mayores niveles de estudios y de especialización y, por el otro, de un gran número de empleos que no requieren estudios más allá de la enseñanza media superior. Estos últimos suelen ser empleos poco esta­ bles, con remuneraciones muy bajas y que ofrecen pocas posibilidades de ascenso. La gran afluencia de inmigrantes dispuestos a aceptar salarios bajos ha sido un complemento ideal para la creciente oferta de trabajos mal remunerados en Estados Unidos. Un número importante de los hispanos -sobre todo de los recién llegados, que son predominantemente mexicanos- ocupa los puestos de trabajo menos deseados y más mal remunerados. Este hecho en sí no difiere de lo que pasó con otros grupos de inmigrantes en épocas anteriores. Lo que no está tan claro son las perspectivas de mo­ vilidad socioeconómica que puedan esperar los hijos de los migrantes pobres de hoy, puesto que sus padres se han insertado en un mercado laboral muy segmentado y estratificado. Para la primera generación, cuando miran hacia atrás, es evidente que han progresado mucho en términos de las condiciones materiales que dejaron atrás en su tierra natal. Sin embargo, la movilidad socioeconómica que caracterizó a otros periodos y propició la idea del “sueño americano” -la existencia de un país en donde con trabajo arduo uno podría llegar a ser, o por lo menos ver a sus hijos llegar a ser, de la clase media- parece cada vez más difícil de lograr. Los migrantes que encuesté en Los Ángeles manifestaron un alto grado de con­ formidad con sus condiciones de vida. Más de tres cuartos indicó su intención de permanecer en el barrio donde viven actualmente. También más de la mitad manifes­ taron que piensan quedarse en el empleo actual. Por otro lado, sólo una cuarta parte tienen la intención de regresar a su país de origen, cuando tengan dinero “suficiente” para hacerlo y un escaso 10% indicaron su intención de hacerlo en cuanto se jubilen. Pero 60% indicó que permanecerá en Estados Unidos. Además cuatro de los encuestados ya son jubilados que no regresaron a su país natal. La mayoría de estas personas se encuentran no muy lejos del umbral de la pobreza en términos estadunidenses. Aunque casi todos manifestaron el deseo de que sus hijos tengan estudios universitarios, las probabilidades de que lo logren son pocas. El porcentaje de los jóvenes de origen mexicano que abandona la escuela, sin concluir la enseñan­ za media, es muchísimo más alto que el de los que obtienen un título universitario. La relativa satisfacción de los inmigrantes de primera generación puede ser opacada por las frustraciones de sus hijos, cuyo referente más fuerte es el entorno estadunidense en que se encuentran y no el barrio, la vecindad, el pueblo o la ranchería de donde provienen sus padres. Hay una sustanciosa, y creciente, bibliografía muy relevante, que aborda diversos aspectos de la incorporación socioeconómica de los inmigrantes 201 Análisis y perspectivas de la globalización latinos al complejo mosaico que se está configurando, tanto en los lugares tradiciona­ les de destino como en muchas otras localidades donde su presencia es bastante re­ ciente. Vilma Ortiz, por ejemplo -en su capítulo sobre la población de origen mexicano en el libro Ethnic Los Ángeles- afirma que “ya para 1990 el 72% de los inmigrantes mexicanos trabajaban en empleos que se podrían clasificar como ‘nichos para inmigrantes mexicanos”’ (Ortiz, 1996, p. 257). Además su pronóstico para el futuro no es muy alentador, puesto que subraya que las condiciones laborales para la mayo­ ría de estas personas no son favorables en cuanto a las posibilidades de un ascenso socioeconómico. Habla más de un deterioro relativo respecto a otros grupos de la población y mayor segregación residencial y, por ende, lingüística (Ortiz, 1996). Por su parte, Min Zhou tiende a descartar la posibilidad de que los hijos de inmigrantes, en general, pudieran sufrir un deterioro socioeconómico respecto al estatus que logren sus padres. Pero reconoce que los mexicanos son los que avanzan con mayor lentitud, y que en particular Los Ángeles no les ha servido bien en cuanto a oportunidades educativas y ocupacionales (Zhou, 2001, p. 301). Mark Ellis señala que hay muchos indicios de que en términos de bienestar económico la brecha entre inmigrantes y personas que nacieron en Estados Unidos se ensancha cada vez más, opacando las perspectivas de asimilación económica para aquellos inmigrantes que han entrado al mercado laboral en años recientes. Asevera también que uno de los determinantes principales de la posibilidad, que tienen estos últimos, de avanzar eco­ nómicarnente, en dicho país, es el lugar de destino a que lleguen (Ellis, 2001, pp. 117-118). Al considerar los distintos factores que intervienen para configurar las perspecti­ vas de ascenso socioeconómico para nuevos inmigrantes y sus hijos, en términos de los parámetros prevalecientes en Estados Unidos, Alejandro Portes y Rubén Rumbaut manejan el concepto de “asimilación segmentada” (Portes y Rumbaut, 2001). Consi­ deran que mientras algunos grupos de nuevos inmigrantes están encaminados hacia un ascenso rápido, “otros parecen estar posicionados sobre un sendero de aspiracio­ nes obstaculizadas y movilidad hacia abajo, reproduciendo así el dilema de las mino­ rías extremadamente pobres nacidas en el país” (Portes y Rumbaut, 2001, p. xviii). Estos misinos autores subrayan que la raza -que incluye desde luego el color o el tono de la piel- es un determinante primordial para la aceptación social que puede opacar la influencia de otros factores como clase, religión o idioma, y los atributos y aptitudes individuales (Portes y Rumbaut, 2001, p. 47). Existe, por tanto, un cúmulo creciente de evidencia empírica y argumentación teórica que apoya la idea de que la movilidad socioeconómica dentro de Estados Unidos se dificulta cada vez más para la mayoría de los inmigrantes mexicanos re­ 202 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense cién llegados y, por ende, para sus hijos. Me parece que en este caso no se puede dar por supuesto, como muchos lo han querido hacer por lo menos al nivel discursivo, que las segundas generaciones podrán colocarse fácilmente en un camino ascenden­ te, en términos laborales, que les permitiría ir borrando las diferencias socioeconómicas que persisten hoy entre sus padres y otros grupos de la población estadunidense. Aunque el interrogante sobre las perspectivas materiales reales de estas segundas generaciones constituye una preocupación central para varios investigadores, entre los cuales se incluye la autora de este trabajo, no habrá respuestas claras sino dentro de unas dos o tres décadas más. Sin embargo, las decisiones políticas que se tomen en los próximos dos o tres años podrían ser determinantes para facilitar u obstaculizar dichas perspectivas. Aprobar una propuesta como la que lanzó George W. Bush a principios de enero para crear un programa de trabajadores temporales, que en sus palabras “apareará a los trabajadores extranjeros dispuestos con los empleadores estadunidenses dispues­ tos cuando no se puede encontrar ningún estadunidense para llenar las vacantes” (Bush, 2004, p. 3) serviría muy bien a los intereses de esos empleadores. Aseguraría una oferta prácticarnente inagotable -que se podría regular de acuerdo con las fluc­ tuaciones en la demanda- de trabajadores dispuestos a ocupar puestos y percibir salarios que los estadunidenses desdeñan por indignos, injustos e insuficientes para sostener a sus familias. Sin embargo tendrá pocos beneficios para los millones de migrantes indocumen­ tados que trabajan actualmente en Estados Unidos. Les facilitará la movilidad entre este país y sus lugares de origen mientras estén inscritos en el programa, lo que desde luego no es despreciable. Pero no les asegura que su estancia no podrá ser interrum­ pida después del tiempo estipulado por el programa, que en principio sería por tres años. En otras palabras, muchas personas que tienen ya muchos años viviendo y trabajando en Estados Unidos podrían ser plenamente identificadas y, por ende, obli­ gadas a abandonar dicho país en el momento que fuera conveniente para los empresa­ rios, puesto que podrán ser fácilmente remplazados por nuevos trabajadores temporales en cualquier momento. Es evidente que la integración de facto entre el mercado laboral estadunidense y los mercados laborales de varios países de América Latina, entre los cuales se desta­ ca México, requiere de un marco institucional y soluciones más equitativas, que con­ llevarían beneficios más duraderos para todos los trabajadores involucrados. 203 Análisis y perspectivas de la globalización Bibliografía Berger, Suzanne y Michael J. 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Esa enorme masa de trabajadores representa una franja sustantiva del mercado laboral estadunidense y contribuye a explicar la operación de circuitos completos de la economía norteamericana. Elaine Levine es aún más precisa en la información que proporciona: la autora señala que de acuerdo con las estadísticas del Banco de México, en el 2003 ingresa­ ron a nuestro país 13 mil 266 millones de dólares como remesas y que este monto es 35% mayor de lo que ingresó por el misino concepto en 2002 y el doble de lo que fue registrado en el año 2000. De esta forma, menciona Levine, las remesas superaron la entrada de recursos que ingresaron a México por concepto de inversión extranjera directa y también el monto que se originó por la derrama económica que genera el turisino internacional. El estudio que comentamos ofrece una amplia y rica información sobre el com­ portamiento de las corrientes migratorias de trabajadores de origen latino -y de los S 207 Análisis y perspectivas de la globalización mexicanos en particular- hacia Estados Unidos y acerca del impacto que este fenó­ meno tiene en distintas esferas de la vida económica y social del país receptor y en las condiciones de vida de las propias comunidades migrantes. Entre otros tópicos de relevancia, la autora aborda los siguientes temas: 1. Participación de los migrantes en el crecimiento de la fuerza laboral estadunidense; 2. Presencia de la mano de obra mexicana en la composición de la Población Económicarnente Activa (pea) de Estados Unidos; 3. Perfil ocupacional de los trabajadores de origen mexicano, nivel educativo, ingresos y distribución de la población en siete grandes categorías ocupacionales. Levine acude a tres fuentes informativas principales: la base de datos de las encues­ tas que se aplicaron a través del Mexican Migration Project, una iniciativa que com­ parten la Universidad de Guadalajara y la University of Pennsylvania; el trabajo de campo que llevó a cabo la propia autora con 275 personas radicadas en Los Ángeles, California, que asistían a clases para adultos y, por último, las referencias estadísticas que ofrece el Departamento del Trabajo de Estados Unidos. Por su relevancia vamos a detenemos en las cuestiones ocupacionales que res­ ponden a las preguntas que se formulan con mayor frecuencia; ¿en qué ramas de actividad y ocupaciones trabajan los migrantes? ¿Qué nivel educativo predomina entre los migrantes ocupados? ¿Qué nivel de ingresos y prestaciones reciben? Al respecto, el ensayo que se comenta ofrece datos reveladores: más de 53% de los migrantes que realizaron su viaje antes de 1981 fueron a trabajar a la agricultura; no obstante, con posterioridad, la participación en esta actividad disininuyó significa­ tivamente, apenas 26.4% de quienes migraron después de 1990 se emplearon en ta­ reas agrícolas. Para la autora este cambio es reflejo de las trasformaciones de la estructura ocupacional estadunidense y de la procedencia urbana de mayor número de migrantes. Sobre este punto sería conveniente que, como línea de investigación futura, Elaine Levine profundizara un poco más en los dos factores que menciona. Es cierto que la mecanización del trabajo agrícola ha contribuido a reducir la demanda de fuerza laboral para ciertas actividades, pero no parece ser ese el principal elemento explicativo en cuanto a la inserción de los migrantes en los diversos sectores produc­ tivos de la economía estadunidense. Hay indicios que se desprenden de otros estu­ dios y fuentes informativas -en particular las que se elaboran en El Colegio de la Frontera Norte- que jerarquizan el origen urbano de un segmento cada vez más sig­ nificativo de migrantes mexicanos hacia Estados Unidos y el nivel educativo, relati­ vamente más alto, que presentan estos trabajadores respecto a quienes decidían cruzar la frontera hace poco más de 20 años. Tomando como base los datos que ofrece el Departamento del Trabajo para el año 2002, el estudio muestra que la población de origen mexicano que se desempeña como obrero no calificado es de 22.6%; técnicos, ventas y labores administrativas 208 Migrantes mexicanos y otros latinos en el mercado laboral estadunidense (comentario) 22.0%; servicios 20.3%, mientras que 16.0% trabajaban como obreros calificados, el 12.2% en puestos directivos y 6.8% en el sector agrícola. Respecto al nivel de esco­ laridad, la autora señala que la población de origen mexicano -aunque ha mejorado su educación formal- es el grupo más rezagado si se le compara con otros pobladores latinos -puertorriqueños, cubanos, sudamericanos- o con los estadunidenses afroamericanos. De acuerdo con la información del año 2000, el 49.0% de los migrantes de origen mexicano no habían concluido la enseñanza media superior, mientras que para los puertorriqueños y los cubanos los valores eran de 35.7 y 27.0%, respectiva­ mente. Asimisino, sólo 7.0% de las personas mexicanas habían obtenido títulos uni­ versitarios, en comparación con 13.0% de los puertorriqueños y 23.0% de los cubanos; los afroamericanos, por su parte, registraban 16.5% con educación formal de nivel terciario. La distribución de la población hispana de acuerdo con los niveles de ingresos que reciben vuelve a mostrar cierta concentración de los latinos -y en particular de los mexicanos- en actividades que se corresponden con bajos salarios. Entre otras tareas con estas características, la autora menciona las labores agrícolas, obreros no calificados, servicio doméstico, trabajadores de la industria textil, alimenticia y de la construcción. Levine pone de relieve otro aspecto fundamental para el estudio de las condiciones de contratación y uso de la mano de obra migrante: se trata de la fuerte presencia del entramado de redes sociales a las que acuden los trabajadores de origen mexicano para conseguir empleo en Estados Unidos. El rasgo dominante es la escasa participación de los organisinos públicos y de los mecanisinos institucionales que se dedican a vincular a oferentes y demandantes de mano de obra. El 78.0% de los encuestados consiguió su primer empleo a través de las referencias de parientes o amigos, por medio de periódicos lo hizo 4.3% y un porcentaje muy bajo mencionó recurrir a agencias privadas de vinculación u oficinas públicas de empleo para colocar­ se en un puesto vacante. Estos datos son doblemente significativos, ya que confirman el papel sustantivo que desempeñan las redes sociales y los mecanisinos informales que facilitan la búsqueda de empleo y al misino tiempo sirven de protección y cobijo para los migrantes recién llegados. La idea de “segmentación” de los mercados de trabajo que suscribe la autora en este estudio debe ser analizada con más detenimiento. El concepto encierra algunos riesgos que conviene ponderar adecuadamente. Por el momento parece insuficiente como ar­ gumento explicativo del futuro poco alentador que le espera a los hijos de los migrantes mexicanos cuyos padres se han insertado en un mercado laboral muy estratificado. Sin negar las diferencias salariales, de condiciones de trabajo y prestaciones que existen entre los diversos sectores económicos, se corre el riesgo de asociar la segmentación a una situación de inmovilidad de los mercados. Los vasos comunicantes entre los dis­ 209 Análisis y perspectivas de la globalización tintos nichos del mercado son más abundantes y fluidos de lo que habitualmente registran las estadísticas. La experiencia que otorga el desempeño de determinada ocupación, los conocimientos y habilidades adquiridas durante el desarrollo de cierta función productiva y los procesos de capacitación en el trabajo contribuyen a gene­ rar condiciones propicias para facilitar el traspaso de la mano de obra ocupada de una empresa a otra, de una rama de actividad a otra. Las advertencias de Elaine Levine acerca de las perspectivas sombrías que pare­ cen alejar las posibilidades de alcanzar cierta movilidad socioeconómica para los hijos de los migrantes pobres, abre un enorme campo de reflexión teórica y de pre­ ocupación política para quienes han hecho del estudio de los fenómenos migratorios el eje de su actividad intelectual. Quizá sea ésta la principal motivación para impulsar nuevas investigaciones y profundizar -en esa dirección- las que ya están en marcha. 210 6 Globalización y crisis del agua en México* Jaime Peña y Benjamín Hernández Programa de Investigación de la FES-Acatlán Introducción 1 presente capítulo se dedica al agua dulce, un bien indispensable al ser huma­ no, que no se concibe sin este elemento vital. Nos interesa vincular el proceso de globalización con la llamada crisis del agua, de tal manera que nuestra principal interrogante nos remite al modo en que tal proceso influye sobre este parti­ cular aspecto de la llamada crisis civilizatoria que vive la humanidad (Toledo, 1989). La hipótesis que manejaremos es que el proceso de globalización adherido al neoliberalisino induce a la agudización de la crisis del agua y tiende a resolver sus manifestaciones sólo bajo la condición de promover formas de depredación que van del centro a la periferia, y mecanisinos para transformarla en una mercancía más. E Los estudiosos del agua En los últimos 20 años, al menos, hemos escuchado la expresión “crisis del agua”; sin embargo, poco se ha trabajado en el campo teórico-social sobre los alcances de tal * El documento se apoya en el libro El agua, espejo de los pueblos. Ensayos de ecología política sobre la crisis del agua en México en el umbral del milenio. 211 Análisis y perspectiva de la globalización expresión. Antes de ahondar en este punto, es necesario realizar un breve recorrido sobre el interés científico que ha despertado el tema del agua en México. Los estudios sobre el agua desde la perspectiva del Estado, técnicos en su gran mayoría, han ocupado gran parte de los volúmenes que se pueden consultar sobre el tema del agua en general. De hecho, el Estado mexicano se reconoce a nivel mundial como uno de los más preocupados por el agua y son la antigua SRH y la actual cna, dependiente de la Semarnat, las instancias que más información generan. Tanto los planes y programas hidráulicos, como los estudios específicos en las cuencas más problemáticas como la de México, la del río Lerma o Bravo, son insumos fundamen­ tales para cualquier tipo de análisis del agua. En la actualidad la producción escrita de los Consejos de Cuenca son documentos que por obligación hay que consultar. A partir de aquellos es posible tener una imagen clara de la disponibilidad, infraestruc­ tura hidráulica, uso y manejo, y contaminación del agua. Digamos que contienen datos imprescindibles, los cuales a partir de julio de 2003, con la emisión de la Ley de Transparencia, se consideran de acceso al público, a pesar de que el gobierno actual ha definido el tema del agua como de “seguridad nacional”. En una línea un tanto más independiente, el IMTA (Instituto Mexicano de Tecnología del Agua) incursiona de lleno en el tema del agua desde diferentes disciplinas. En el campo académico, el tema del agua ha sido objeto de preocupación de todas las grandes universidades y centros de investigación del país, desde diferentes ángu­ los. Así, tenemos una vasta y rica producción del Ciesas (Centro de Investigaciones en Antropología Social) sobre los aspectos históricos del agua, el cual cuenta con un centro de documentación especializado en el tema; el puec (Programa de Estudios sobre la Ciudad, de la UNAM); los Institutos de Ingeniería, Geografía, Ecología, el Centro de Investigaciones en Ecosistemas, todos ellos también de la UNAM; la uam y el Politécnico, han incursionado en el tema del agua, así como las universidades de provincia. El Colmex ha sido otro centro fundamental preocupado por el agua, sobre todo los investigadores de los centros de provincia en la Frontera Norte y en la Sur, así como los del Colegio de Michoacán y Mexiquense. En el sector privado, la ANIEC (Asociación de Industriales Ecologistas) ha sido punta de preocupaciones por el agua, sobre todo de la tecnología que tenemos al alcance a nivel mundial con los encuentros organizados como Enviro-Pro en los últimos años. En otra línea, han surgido ONG dentro del misino campo y otras ambientalistas de viejo cuño como Greenpeace; ellas se han incorporado al estudio y la gestión por preservar el recurso y en tal orientación han surgido movimientos sociales específi­ cos en demanda de cuidar y distribuir mejor el agua. 212 Globalización y crisis del agua en México En el mundo en general existe una preocupación por el agua y se han impulsado recientemente encuentros en Latinoamérica (México, 2002) y mundiales (Kyoto, Ja­ pón, en 2003) que tuvo previamente un Foro Mundial Virtual sobre el Agua, por internet. A fin de cuentas el Foro Mundial de Japón se opacó por el ambiente bélico en el mundo, pero se insiste por este camino, de tal modo que en México tendremos el Foro Mundial sobre el Agua en el próximo 2006. Recientemente la uamAzcapotzalco organizó un encuentro de doctores y doctorantes que estudian el tema con la producción de un documento muy variado y rico sobre distintas aristas del tema del agua en el mundo y algunos aspectos del agua en México. Todo ello nos indica que el tema que nos ocupa seguirá siendo atractivo para la investigación científica en general. Por desgracia, los esfuerzos de los investigadores y gestores de un mejor uso y manejo del agua no han podido conformar un movimiento único orientado a contar con un diagnóstico sobre la crisis del agua de nuestros días, particularmente sobre los orígenes de tal crisis, que de hecho conduciría a un mejor entendimiento del tema y consecuentemente a establecer estrategias claras en el abordaje de las posibles solu­ ciones. En tal contexto, nuestro comentario se orienta a cubrir este último aspecto, como un grano de arena, desde la crítica de la ecología política. Precisando el concepto de crisis del agua Cuantitativamente la crisis se manifiesta en las cifras referidas al ciclo hidrológico, cuando el balance resulta negativo, bajo una serie de consideraciones de uso y mane­ jo del agua que enseguida enumeramos. La disponibilidad del agua para los usos del ser humano y de la naturaleza en el hábitat de que se trate, dependerá de la precipitación pluvial como elemento primor­ dial y su distribución en tiempo y espacio. El volumen de lluvia estará dado por una serie de elementos del hábitat, como son el viento, el clima, el suelo, la cubierta vegetal, la geomorfologia, etc. Se acostumbra restar infiltración, evaporación y trans­ piración de las plantas a tal volumen para estimar el escurrimiento virgen superficial, este puede aprovecharse con cierta infraestructura hidráulica destinada a retener el agua para los distintos usos. Los aprovechamientos subterráneos son otra fuente de abastecimiento cuyo lími­ te está dado por la recarga de los acuíferos; sobrepasado este límite, se habla de sobreexplotación del manto. Un elemento más por considerar será la infraestructura hidráulica de tratamiento del agua para su reutilización en actividades que soporten 213 Análisis y perspectiva de la globalización la calidad del agua así recuperada. En últimas fechas, como resultado de la influencia mundial de las organizaciones ambientalistas defensoras de animales, se reconoce también que los escurrimientos superficiales deben mantener un determinado volu­ men para la conservación de la vida silvestre, que se restaría al agua disponible. Todo ello conformará la disponibilidad de agua, mientras que la demanda o ex­ tracción estará definida por las necesidades de la población y de sus actividades principales. Un aspecto determinante serán los patrones de consumo o el llamado manejo del agua. A diferencia de la ley de la oferta y la demanda, que cuando empata ofrece como resultado el equilibrio del mercado, en el caso del agua, cuando una unidad espacial hidrológica se encuentra en equilibrio entre disponibilidad y deman­ da de agua, nos indica ya un punto a partir del cual enfrentamos una etapa crítica. Esta situación tenderá a ser paulatinamente deficitaria ante el avance demográfico y económico, de mantenerse las condiciones del hábitat, la infraestructura y los patro­ nes de consumo. Cuando obtener el agua no requiere de grandes inversiones, la sociedad puede hacerse o protegerse de ella sin mayor problema, pero cuando los costos empiezan a presionar al Estado y hay que pagar el derroche y la contaminación, entonces el agua se empieza a transformar en una mercancía más, tal como si el aire se enrareciera y requiriéramos máscaras de oxígeno. La escasez entonces deriva del derroche y conta­ minación y resolver estas dos cuestiones por un Estado neoliberal “en retiro”, resulta oneroso, aun cuando el uso del agua en México más socorrido ha sido el uso político, refiriéndonos a la legitimidad del Estado. Entonces aparece el capital produciendo agua limpia frente a la contaminada, equipo y tecnología “verde” tratadora de agua, etc., específicarnente el capital transnacional global con todos sus componentes, ayudando a transformar el agua en una mercancía. Pagar los costos del dispendio y la contaminación del agua se transforma en un conflicto social, de tal modo que la crisis del agua, vista desde este ángulo, no puede reducirse a un problema aritmético, sino que nos envía a un asunto de carácter cuali­ tativo en términos de poder social, cuyos comandos suelen dejar sin agua a grandes sectores de la población o fijar un precio por “El agua que sí has de beber” en un mercado del agua abierto. De ahí que nuestra postura teórica se inscriba en la crítica de la ecología política. Hemos definido a ésta como la ciencia de carácter multidisciplinario que estudia las leyes que subyacen en la relación hombre-naturaleza, particularmente del comporta­ miento de los agentes que determinan esa relación en un momento histórico determi­ nado. Se trata de una relación contradictoria en tanto el género humano ha de vivir o convivir con la naturaleza. Ésta tiene sus propias contradicciones, que en el caso se manifiestan entre sequía e inundación, entre selva y desierto, que signan hasta el 214 Globalización y crisis del agua en México carácter del ser humano; pero lo interesante es que el hombre en su desarrollo social sufre sus propias contradicciones que definen su relación con la naturaleza, para bien o para mal. Entre aquellas destaca la forma de organización social para hacerse de sus satisfactores principales. Para analizar el periodo histórico que corresponde a la llamada etapa de globaliza­ ción, que arranca desde los setenta del siglo XX, son el capital y el Estado los agentes principales que determinan la relación hombre-agua y la sociedad civil se ajusta a tales determinaciones. La etapa neoliberal que se instala en los ochenta en nuestro país, nos ofrece un Estado distinto del precedente, así como un capital transnacional que comanda los principales procesos productivos de punta, compitiendo y coope­ rando con un capital financiero internacional de gran empuje. Estado y capital en tal contexto, como agentes principales, se mueven en la ambivalencia también, pero en el trato al agua se impone una “vía minera” del recurso, con un ritmo creciente en los últimos años, precisamente en el llamado periodo de globalización a partir de los ochenta del siglo pasado, que hace patente la crisis del agua en sus múltiples expresiones. Cuando esta crisis limita el desenvolvimiento del capital o del Estado, nos enfrenta­ mos teóricarnente a una etapa de reconstrucción que aún no toma un cauce racional o razonable. En lo cualitativo también, el agua es una fuente de conflicto campo-ciudad e industria-agricultura con sus propias formas de desarrollo: mientras el espacio rural es tragado paulatinamente por la ciudad y la industria, el agua de lejanos vergeles es ingerida de un solo golpe de infraestructura urbana. El proceso de globalización y la crisis del agua El proceso de globalización es, por una parte, un fenómeno de reacomodo de capita­ les, fuerza de trabajo, de mercancías y servicios en el espacio mundial; arranca en los setenta como estrategia de recomposición de los capitales en crisis de aquella época, después de las dos confrontaciones mundiales que ponen a prueba el poder autodestructivo de la humanidad. Para Joachim Hirsch, “globalización”es: La decisiva estrategia del capital como solución a la crisis del fordisino; es decir, que la liberalización radical del tránsito de mercancías, servicios, dinero y capital deben crear las condiciones para una renovada racionalización sistemática del proceso de la producción capitalista y del trabajo, y ello, está vinculado con la destrucción de la conciliación fordista de clases y de sus bases institucionales (Hirsch, 1997, p. 16). 215 Análisis y perspectiva de la globalización Como proyecto del capital transnacional, se trata de romper con las fronteras na­ cionales apoyándose en procesos de trabajo con un sustancial avance tecnológico y en el recambio del papel del Estado social. El reacomodo espacial de capitales tiene un comportamiento directamente rela­ cionado con la ganancia, ley que indiscutiblemente los rige como agentes primigenios del proceso de globalización, sobre todo de las grandes empresas transnacionales en pugna por los mercados, fuerza de trabajo y recursos naturales de las regiones bajo su área de influencia. La obtención de la ganancia exige reducir costos de los insumos productivos básicos, que en un momento y espacio determinados resulten más atrac­ tivos. Si otros lugares demandan su presencia, las transnacionales no dudan en valo­ rar los beneficios relativos del cambio, de tal suerte que pueden muy bien abandonar una región como el actual caso de Delicias, Chihuahua, en México, donde se ha dado un proceso alarmante de retiro de las empresas maquiladoras. Los Estados-nación más frágiles, presionados por las deudas ante los organisinos internacionales como el BID y el FMI, mientras tanto, allanan el camino de las grandes firmas en el mundo, para lucir atractivos de inversión, ganar actividad económica, viveza productiva, fuerza económica relativa. En tal contexto los recursos naturales y evidentemente la fuerza de trabajo dispo­ nible siguen siendo elementos fundamentales para atraer la mirada de los capitales. El proceso de globalización tiende a poner al servicio del capital informático y global todo el orbe; en palabras de otro autor: El capitalisino abarcará prácticarnente al mundo entero, imponiéndole su dinámica terri­ torial de desarrollo desigual e inclusión-exclusión. Un aspecto muy importante de ese logro, será su concomitancia con la emergencia de la crisis ambiental global, que presidirá la decadencia del capitalisino fordista “mixto” y el social estatisino y el pasaje al capitalisino informático-global (Dabat, 2002, p. 77). Entre los recursos naturales el agua es elemento vital que debe garantizar el des­ envolvimiento del proyecto, y de aquí, el vínculo entre crisis del agua y proceso de globalización que tiende a agudizarla, dadas sus características de promoción de un consumo masivo depredador, creación de ciudades e industrias (y extensión de las ciudades existentes), así como de la orientación productiva agrícola. Ante la crisis del agua, a la vez, tenemos capitales destinados al tratamiento, embotellamiento, abastecimiento de las urbes y ciudades con toda la moderna tecno­ logía. Así, el agua puede ser objeto de discordia entre las grandes firmas transna­ cionales y hasta el agua sucia en las zonas desérticas se va transformando en elemento de pugna entre los diferentes agentes sociales. 216 Globalización y crisis del agua en México Sin embargo, en la esencia del fenómeno de crisis tenemos una serie de elementos que explican la crisis del capitalisino desde su propio comportamiento: en la manera de hacerse o explotar la naturaleza con un paradigma energético preciso: el petróleo, la electricidad y la energía nuclear. Tres formas que son una sola frente al modo de depredar los recursos naturales. De aquí se desprende una crisis ambiental que se re­ vierte hacia la humanidad: la capa de ozono perforada por el abuso de los fluorocarbonos, los mares y gran parte de los cuerpos de agua terrestres contaminados. La producción de bienes masivamente consumidos que tienen dificultades de procesamiento, reciclamiento o confinamiento, conforma la otra cara de la moneda de la moderna comodidad. Millones de toneladas de basura quedan sin destino y los cuerpos de agua son los receptores obligados del desastre ecológico. A nivel de los espacios, no sólo se trata de una novedosa forma de producción de basura, sino que ésta se instala de manera desigual y se procesa o deja de procesar según el marco cultural e informativo del área. Los países pobres tienden a recibir la peor parte de la producción de la basura que se genera en pos de la producción indus­ trial y agrícola, así como la derivada del consumo. A su vez, las regiones empobreci­ das de los países pobres como el nuestro pueden fácilmente transitar de la milpa al basurero. Así, la globalización como proyecto tiende a reubicar los procesos productivos parcelados en el mundo, sobre todo aquellos que no tengan restricción para depositar basura industrial en los países elegidos y que exigen mayor fuerza de trabajo. El proceso de globalización está vinculado al desenvolvimiento del Estado neoliberal como parte del esquema de poder. Si bien los Estados de bienestar que le preceden se hacían cargo del agua como bien público, el neoliberal disocia la atención al agua como una de sus funciones y tiende a poner las bases para que el recurso se integre a la dinámica de la ganancia en un claro esquema privatizador. El discurso principal de las políticas neoliberales en tomo al agua se centra en la eficiencia del Estado y, especialmente, en el nuevo concepto que genera: el desarro­ llo sustentable. Como un discurso típico de la etapa neoliberal y global, el desarrollo sustentable irradia las recomendaciones de las instituciones mundiales como el bid o el FMI, cabeza de gmpo de las multinacionales, o al menos, punta de lanza de estas firmas, las cuales tienen, entre sus novedades, el sistema ISO 14000 que estimula el uso de criterios ambientales en todo tipo de producción. Sin embargo, el proyecto de globalización transnacional contempla el dominio sobre todas las reservas de agua del planeta, al igual que sobre los alimentos, la salud y la vida en general. Así lo muestran los estudios sobre el genoma humano, biotecnología, biogenética, etcétera. 217 Análisis y perspectiva de la globalización En el campo alimentario, por ejemplo, se desarrolla un nuevo esquema de poderío mundial centrado en los países poderosos, mientras que los pobres, atrasados o subdesarrollados juegan un papel marginal, con producción de ciertos bienes suntuarios, cuya producción es controlada desde los propios países centrales. Los esquemas pro­ ductivos alimentarios se van minando en estos países mediante múltiples mecanisinos apoyados en el desarrollo de la ciencia y la tecnología.1 Entre los “bienes” suntuarios globalizados se incluyen los narcóticos destinados a las juventudes de los países ricos, aprovechando la pobreza del resto del mundo que los produce, con su concomitante estela de corrupción y violencia. Todos los hilos se tensan en favor de la ganancia, hasta de los propios Estados-nación, cuyos gobiernos van perdiendo todo el decoro. En lo inmediato, los capitales se orientan a los campos novedosos del tratamiento de agua, de su embotellamiento, de su control por todos los medios, ante una produc­ ción que se caracteriza por el cúmulo de basura que genera. Este tema, en contrapun­ to, se va dejando de lado para no interrumpir la lógica de la ganancia que se potencia con el incremento de la escasez, contaminación y el derroche del agua. Los dos elementos de la crisis del agua en México La crisis del agua se manifiesta como escasez y contaminación El primer aspecto se manifiesta en el hecho de que, siendo un país con recursos hídricos aceptables (precipitación pluvial anual media superior a los 700 mm), la distribución temporal de las lluvias, concentradas en unos cuantos meses, así como la distribución espacial, no favorece al grueso de las regiones de la República, de tal modo que la escasez se agudiza tremendamente porque el grueso de las actividades económicas se concentran precisamente en las áreas menos favorecidas por el recurso. Así, tenemos que las regiones centro y norte del país concentran gran parte de la población y las actividades agrícolas e industriales principales. Sólo la ciudad de México y su área conurbada representa 20% de la población y produce cerca de 40% del producto interno bruto, mientras que el sur, con abundantes recursos hídricos, contribuye con un magro producto y cuenta con escasa población. 1 Vandana Shiva (2003), Cosecha robada. El secuestro del suministro mundial de alimentos, Bue­ nos Aires, Argentina, Ediciones Paidós Ibérica. 218 Globalización y crisis del agua en México De este modo, la presión sobre el agua se agudiza en las regiones mencionadas con efectos devastadores sobre el recurso en términos de sobreexplotación, en cuya situación se encuentra la tercera parte de los mantos acuíferos del país, principal fuente abastecedora del recurso a las ciudades (70%). En cuanto a la contaminación del agua superficial se afirma categóricarnente que las principales cuencas del país se encuentran contaminadas. En este tenor, mientras que la superficie de riego disininuye, la superficie agrícola atendida con aguas residuales aumenta escandalosamente. La superficie agrícola de riego disininuye por efecto del abandono de la infraestructura hidráulica, el azolvamiento de las grandes presas de almacenamiento (producto de la deforestación) y de la misina edad de las presas. Se atribuye al crecimiento demográfico la crisis del agua, pero el aspecto central por resaltar es su concentración en el espacio, como producto del desaliento a todo lo rural y lo agrícola-productivo. El capitalisino se desenvuelve por su naturaleza en las grandes urbes y en la industria, de tal modo que la lucha por la tierra fue el signo que marcó el inicio del siglo pasado y la lucha por el agua se manifiesta como un hecho que caracteriza el inicio del milenio. Agricultura y agua Si bien la agricultura moderna nacional se ha desarrollado por excelencia en el norte y centro del país, gracias a las grandes obras hidráulicas instaladas en el siglo XX, su trato al agua ha estado lejos de lo sustentable: las grandes obras con difícil adminis­ tración y una maraña de intereses, han tendido al derroche del recurso; por su parte, en términos estructurales, los procesos de trabajo modernos durante la segunda mitad del siglo XX, se instalan en un paradigma tecnológico depredador del recurso, en tanto energéticos y sobre todo agroquímicos que afectan suelo y agua. El proceso agrícola se ha orientado a la especialización de grandes áreas, a la mecanización y al uso de agroquímicos que dañan el entorno. Como un producto específico derivado de la globalización, se ha presionado a un cambio del uso del suelo agrícola hacia los llamados cultivos emergentes, como es el caso de las flores, frutas y hortalizas. En estas últimas, hemos visto el traslado de hortalizas que se cultivaban en Texas o California hacia Centroamérica y México, tanto por las protestas de grupos ambientalistas ante el abuso de agroquímicos rocia­ dos con avionetas como por la baratura de la fuerza de trabajo y la disininución del costo de transporte (mejoras en las vías de comunicación y del transporte que abara­ tan los costos) y la informática. 219 Análisis y perspectiva de la globalización El aguacate en Michoacán ha prosperado en los últimos 20 años sobre los bosques en alrededor de cien mil hectáreas que se amplían con el boom aguacatero de nues­ tros días, producto del TLC, que ha condicionado y, en parte, relajado las medidas fitosanitarias de eu. La fresa en la misina entidad se sigue produciendo para la expor­ tación, siempre y cuando se siembre con agua limpia, mientras que para el mercado interno se dedican superficies irrigadas con aguas limpias mezcladas con agua resi­ dual, es decir, envenenada. En el café, los productores han resentido la presión en la baja pronunciada de los precios como producto de las importaciones de menor calidad y la saturación del mercado internacional. El café de sombra, sembrado por el grueso de los productores pobres, se combina con otros árboles y juega un papel fundamental en la retención del agua de lluvia en las zonas productoras del sur del país. Su eventual quiebra supone la quiebra del proyecto de desarrollo sustentable (Bartra, 2003). El maíz y el frijol son también cultivos decadentes y han sufrido la amenaza de la biotecnología en manos del capital transnacional: los OGM amenazan a nuestro maíz milenario (Blanca Rubio, 2004). La milpa se va perdiendo aceleradamente como posi­ bilidad de retener el agua en las laderas donde se siembra periódicarnente. En cuanto a la parte sur del país, la deforestación producto del saqueo de maderas finas, la ganadería extensiva y la producción de bienes agrícolas intensivos monoculturales, han sido las causas de la depredación del recurso suelo y del agua. Al maíz, como cultivo de sobrevivencia, se le atribuye mucho la deforestación cuando se siembra mediante el sistema de roza-tumba-quema, con el método tradicional. Sin embargo, el citado método producía durante uno o dos ciclos y permitía la recuperación de la cubierta vegetal con el descanso de lo dañado; sin embargo, al combinarse con la ganadería extensiva que avanzó hacia los lugares abiertos, la deforestación se trans­ formó en definitiva. Pero la riqueza vital de las áreas de bosque y selva ha sido atractivo para los trafi­ cantes tanto de seres humanos, vestigios arqueológicos, así como de estupefacientes, inclusive de los hongos de Huautla. Digamos que la globalización incorpora todo al mercado. Ciudades sedientas, industrias y agua sucia La crisis del agua en las ciudades parece ser lo más alarmante en la actualidad. Todas las urbes del país enfrentan ya problemas por falta de agua, pero, como lo hemos indicado, son las ubicadas en el centro y norte las más afectadas. 220 Globalización y crisis del agua en México La ciudad de México se ha transformado en un paradigma mundial de lo que no hay que hacer con el agua. Se sobreexplota el acuífero en el doble de su recarga natural con diferentes impactos sobre la infraestructura urbana e hidráulica como resultado del hundimiento de la urbe, se desperdicia el agua en 40%, tiene un déficit escandaloso en su balance hidrológico, saquea el agua de cuencas vecinas y envía un volumen de alrededor de 50 metros cúbicos por segundo de aguas residuales al Golfo de México. Se trata del caso patológico más significativo; sin embargo, urbes como Guadalajara, Monterrey, San Luis, León y en general todas las del área de la cuenca alta y media del Lerma y la cuenca alta del Balsas, se encuentran en permanente tensión por el agua, tanto por su contaminación como por la acelerada exigencia de obtener agua, para todos los fines. El Pánuco se encuentra dañado desde su parte alta, en los tributarios río Tula y Moctezuma, hasta su desembocadura en el Golfo de México. En la misina situación que las urbes del centro se encuentran las ciudades fronte­ rizas norteñas y sus corredores industriales de maquiladoras que demandan agua, concentran gente y contaminan el recurso. No es casual que las empresas estaduni­ denses se ubiquen en territorio mexicano, donde la tensión por el agua se percibe en toda la franja fronteriza: entre las ciudades e industrias contra la agricultura, entre entidades e inclusive entre los dos países. El río Bravo recibe contaminantes de am­ bos lados, tanto de ciudades e industrias como de una agricultura moderna de irriga­ ción con todos sus componentes agresivos al agua, mientras que el río Colorado se encuentra contaminado en extremo también. La frontera norte es tal vez el ejemplo nacional que nos indica el modo en que el capitalisino tiende a resolver con la globalización, y sólo parcialmente, el problema ecológico del fordisino en los países centrales, con sus grandes industrias y sus corre­ dores industriales, que dieron al traste con la calidad del agua del río San Lorenzo, Mississipi, el Colorado o cualquier otro río de eu, los cuales a final de cuentas envían los desechos a un mar que todo lo soporta, hasta la muerte, como el mar Aral. El proyecto de la globalización supone los misinos daños del capitalisino en la producción de basura y contaminantes inimaginables, pero he aquí la novedad: son redistribuidos globalmente gracias al discurso del desarrollo sustentable. Hasta en el sur del país, donde es abundante el recurso, tenemos problemas por el agua, amén de los recurrentes desastres por fenómenos meteorológicos, por la conce­ sión del agua a la producción de energía eléctrica, como el caso del río Grijalva. La producción de petróleo ha sido también un factor destructivo de los ecosistemas en el sureste del país, con su inducción a la industria y sus derivados, que tampoco es inocua. La presión para obtener petróleo y destinarlo a la venta, particularmente del 221 Análisis y perspectiva de la globalización país vecino, ha significado una depredación impresionante que ha cambiado el paisa­ je del sureste en el breve periodo de los últimos 30 años. El agua ha sido el bien más dañado y, consecuentemente, la vida que de él depende. A lo largo de la historia nacional el agua fue vista por la industria como un recurso gratuito, abundante y contaminable, tal como la minería, la industria textil y la pape­ lera (todas ellas depredadoras del recurso hasta la fecha) o durante la llamada etapa de sustitución de importaciones que trajo consigo procesos industriales contaminan­ tes. Sin que se hayan abandonado estas industrias, tenemos ahora el añadido de una industria petroquímica y química que son por definición contaminantes, así como la industria farmacéutica, plantas termoeléctricas, entre otras muchas agresivas al en­ torno. Paradójicarnente, los desechos hospitalarios son una amenaza a la salud. Junto a estas industrias, las grandes urbes no han tenido ningún empacho en dejar de lado los aspectos de derroche y contaminación del agua, que las transforma en verdaderos embudos de los recursos hídricos que puedan obtener de su alrededor. Como producto de la globalización, tenemos industrias escasamente amigables con el ambiente, el desarrollo del transporte y las comunicaciones que presionan sobre todos los recursos naturales, así como sistemas informáticos que acarrean mu­ cha basura no biodegradable y peligrosa en muchos casos, por sus características de bienes perecederos que hay que echar a la basura, como el caso de los teléfonos celulares, las baterías de litio y otros componentes. Es el caso también de las compu­ tadoras que rápidamente entran en desuso por su obsolescencia programada, general­ mente precoz. Agua mercancía como elemento de superación de la crisis Ante el panorama descrito, vemos varios procesos concatenados como tendencia na­ cional ante el agua en el proceso de globalización. La privatización como imposición del exterior induce necesariamente los campos de la ganancia. El hecho de que el acceso al agua se deje de considerar como una responsabilidad del Estado y como bien público o como un derecho inalienable de todo individuo, deriva necesariamente en la privatización; el mercado va ganando ante el Estado, a la vez que el grueso de la población va perdiendo. Por una parte, los grandes negocios con el agua son el punto de partida del proce­ so de superación de la crisis del agua. La prosperidad de los negocios que la embote­ llan para venderla 10 veces más cara que el agua de la llave se nota en las distintas marcas y el fácil acceso a ella, ahora puesta en la tienda de la esquina. También se nota en el interés de Coca Cola que no requiere de mayores insumos que agua, así 222 Globalización y crisis del agua en México como en la tendencia de infinidad de pequeños negocios dedicados a la “producción” y venta de agua o bien, en los conflictos por acaparar el agua de famosos manantiales por los grandes tiburones que han entrado “al agua”. En la misina tónica, con el desastre del agua han prosperado otro tipo de capitales más sofisticados de carácter global interesados en su tratamiento. Nos referimos a las empresas multinacionales especializadas de la UE y Japón y de eu, que han tenido una etapa de crecimiento impresionante en los noventa. El Estado se ha visto presionado al abandono de su responsabilidad con el agua a pesar de que sigue vigente su poder soberano sobre el recurso plasinado en el artículo 27 Constitucional y que el aparato de Estado sigue funcionando, aunque con magros recursos en términos del costo de construir, operar, administrar la infraestructura hidráulica y distribuir el bien. En la etapa 1940-1982 se cubrieron tales frentes por el Estado, que impulsaba todo un discurso de legitimidad explotable desde el terreno político para reconstituirse como un Estado benefactor. Evidentemente la política olvidaba los aspectos de derroche, contaminación y beneficiaba a las ciudades to­ mando el agua de lo rural. Durante la etapa que vivimos desde 1982, el Estado se empieza a manifestar incapaz de cubrir su responsabilidad y replantea el problema del agua a partir de la eficiencia en la administración del recurso tanto como en el buen uso del agua, pero es a fines de los ochenta cuando se voltea la mirada al aspec­ to de contaminación que afecta las áreas rurales, pero que es aprovechada por éstas para cultivar hortalizas. El cólera fue un detonante de la política del agua orientada a la salud y tal política se volcó de inmediato contra los campesinos que no han tenido otra alternativa que regar con aguas residuales; se les restringió su patrón de cultivos; sin embargo, la política no se revirtió contra la ciudad y su administración, aunque quedó plasinada la preocupación en la ley Federal de Aguas y en la del equilibrio ecológico; así, el tratamiento de las aguas residuales de la ciudad tanto como el cui­ dado de que la industria no contamine el agua o pague los costos de su tratamiento todavía es promesa. La ley no ha podido resolver ni el derroche ni la contaminación en la práctica. Así, el agua está más contaminada: la ciudad de México, por ejemplo, envía agua residual para el riego de 90 000 ha; en el estado de Michoacán se reconoce el riego de 86 000 ha, con una población mucho menor que la ciudad de México; en Puebla, Morelos, Estado de México, Hidalgo y Tlaxcala, es común el riego con aguas residuales mezcladas con agua limpia. En una línea franca, en paralelo, la tendencia es privatizar el servicio en las ciuda­ des y a dejar en manos de los usuarios los distritos de riego, pero el problema en ambos casos es que las condiciones de la infraestructura son precarias, de tal suerte que el capital no tiene garantizada la ganancia en este campo y, por el contrario, sí 223 Análisis y perspectiva de la globalización muchos conflictos en puerta, amén de que el agua siempre ha sido bandera de las promesas de los diferentes partidos políticos en pugna y elemento de presión durante los procesos electorales. Producción de basura y agua Si bien los sistemas de tratamiento de las aguas residuales forman parte de la buena voluntad del Estado, aprovechada por los diferentes capitales, para atender la mani­ festación del problema, el asunto es que no se tocan sus orígenes, que nos remiten a la producción de basura. Los procesos industriales, inclusive de aquellos que el Estado neoliberal coman­ da heredados del Estado social, como son los casos del petróleo y la electricidad, son depredadores del agua en menor o mayor medida, dependiendo del volumen de con­ sumo y el destino interno que se da al recurso en el caso de enfriamiento, limpieza o cualquier otro uso. Existen por cierto industrias inocuas, pero en general, las de punta son contaminantes, de tal modo que no se van a detener por el asunto menor que es la contaminación del agua. Evidentemente hay compromisos jurídicos para que las industrias y las ciudades envíen a sus efluentes el agua con la misina calidad de la que recibieron. Sin embar­ go, esto no se cumple. Los sistemas de tratamiento, por lo demás, han proliferado a lo largo de los escurrimientos superficiales, pero la mayoría de ellos no funcionan o funcionan mal, que para el caso es lo misino. La vigilancia sobre el cumplimiento de la ley no ha superado la pregunta funda­ mental: ¿quién vigila al vigilante? En tal tenor, existen grandes y pequeños negocios con la no vigilancia del cumplimiento de la ley. Si miramos hacia el consumo masivo de la población, encontraremos basura: mucha basura hasta en los propios “conocimientos” que por internet pueden obtenerse, que en todo caso es basura prescindible y no contaminable. Lo difícil es que la naturaleza procese tanta basura no biodegradable, tóxica, peligrosa, que va a dar a los cauces de los ríos y a todos los cuerpos de agua del continente y finalmente al mar. Todo ello afecta la vida que sostienen los ecosistemas. Conclusiones La globalización ha presionado a la agricultura y a la industria a seguir los rumbos del “destino manifiesto” que impone el proyecto multinacional. El agua se transfor­ 224 Globalización y crisis del agua en México ma aceleradamente en una mercancía, sin que se atiendan los orígenes últimos de su escasez y contaminación, de tal suerte que el capitalisino en esta nueva fase resuelve parcialmente la crisis del agua por esta vía, pero la agudiza al globalizar los procesos de trabajo depredadores del recurso, hecho que resuelve en parte el problema am­ biental de los países poderosos. Si se ve desde la crisis del agua, ésta sirve para reforzar el desenvolvimiento del capital a escala planetaria. En general, la sociedad mexicana ha aceptado con entusiasino el consumo de bienes que antes no se encontraban a la mano o resultaban excesivamente caros. Ahora, han cruzado el Bravo de norte a sur miles de camionetas viejas que aceleran el abaratamiento de los costos de transporte mientras el petróleo no se encarezca; tenemos el acceso a las computadoras y celulares desechables, a los alimentos con caducidad específica, frutas exóticas provenientes hasta de Brasil y hasta agua em­ botellada de lejanos países. Como contraparte, hay una esporádica resistencia social: a la ampliación del aero­ puerto de la ciudad de México, contra el saqueo de agua para las ciudades (México, Guadalajara, León, Monterrey, Puebla, Toluca, entre otras), contra los campos de Golf en Tepoztlán. Asimisino, como resistencia frente a la contaminación de las aguas por Pemex y de las urbes. Por supuesto, no hay aceptación o consenso con el ALCA y menos aún con el Plan Puebla-Panamá, que pretende incorporar de lleno al mercado los bienes naturales del sur-sureste del país. En todas estas formas de resistencia la defensa del agua es un punto central del debate, así como en otras expresiones de lucha cotidiana de colonias populares, de pueblos invadidos por la mancha urbana. A estos últimos no es necesario advertirles lo que sucede con el agua, ni en Tecozautla, Tequisquiapan, los Azufres y tantos otros pueblos que cuentan con los manantiales del centro del país que no tienen todavía algún hotel prometiendo el servicio que incluye baños de temazcal. La gente de Guanajuato alguna vez en los setenta hablaba al investigador sobre el agua: “Cuando regamos el trigo con el agua del río (Lerma), aunque nos lo habían prohibido, vimos el terrible resultado: el trigo iba cayendo a medida que el agua sucia del río lo alcanzaba. La capa grasienta tardó cuatro años en desaparecer de la tierra”. En la misina entidad, en Abasólo, después de pleitos con el Pueblo, un hotel logró hacerse de “La Caldera”, un bello manantial del área. El hotel gastó una fortuna en albercas, jardines e instalaciones hidráulicas del agua “milagrosa” y tibia del ma­ nantial. Años después, el agua del manantial dejó de fluir por la proliferación de pozos aguas arriba. Bien decían los campesinos de aquel entonces: “Cuando el hom­ bre se pelea por el agua, ésta se acaba”. 225 Análisis y perspectiva de la globalización Bibliografía Aboites Aguilar, Luis (2001), Las políticas del agua: repaso histórico y preguntas para el futuro, México, El Colegio de México, mimeo. (1998), El agua de la Nación. Una historia política de México (1888-1946), México, CIES AS. aic-aniac (1995), El agua y la ciudad de México, México, Academia de la Investiga­ ción Científica, Academia Nacional de Ingeniería. Alfie Cohén, Miriam (1998), Y el desierto se volvió verde. Movimientos ambientalistas binacionales, México, Universidad Iberoamericana, UAM-Azcapotzalco. Azuela, Antonio et al. (coords.) (1993), Desarrollo sustentable. 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Periódicos El Sol de San Luis La Jornada 232 Globalización y crisis del agua en México (comentario) Luis Quintana Romero Programa de Investigación de la FES-Acatlán 1 proceso globalizador es analizado por estos autores a la luz de uno de sus principales déficits institucionales: el deterioro de los recursos naturales y en particular de los recursos acuíferos. La dimensión global de la destrucción del agua se estudia, en el trabajo de estos autores, como una consecuencia directa del consumo depredador y masivo que de este recurso natural se ha hecho a partir de su incorporación al circuito de valoriza­ ción del capital. La destrucción del recurso es alarmante si se atiende a los estándares internacionales, los cuales consideran que 2000 m3 de agua por habitante al año es una señal de alarma en la disponibilidad del recurso, 1000 m3/hab/año representa escasez crónica y 500 m3/hab/año es ya una situación de escasez absoluta; actual­ mente en el mundo hay 22 países con menos de 1000 m3/hab/año y 18 países con menos de 2000 m3/hab/año. Los autores señalan que mientras en el Estado de bienestar el agua era tratada como un bien público, bajo el neoliberal es integrada a la dinámica de la ganancia. Este tránsito ha convertido al agua en una mercancía ficticia en el sentido que Polanyi (2003) daba a este término; el agua no es una mercancía en sentido estricto, puesto que no fue producida por ser humano alguno para ser puesta en venta. Al igual que la fuerza de trabajo, que no puede ser utilizada indiscriminadamente sin afectar al indi­ viduo que la posee, el uso indiscriminado del agua como mercancía ficticia altera el ámbito natural en el que reside. Como mercancía peculiar, el agua está sometida a un proceso de crisis diferente de las demás; los autores destacan que la crisis del agua inicia cuando el equilibrio de las fuerzas de la oferta y la demanda se ha alcanzado. E 233 Análisis y perspectivas de la globalización Esta visión de la crisis del agua es de gran contundencia al considerar que, a diferen­ cia de las demás mercancías que pueden volver a reproducirse por movimientos cícli­ cos, con el agua es un camino sin retomo. La crisis del agua no interrumpe solamente el proceso de su valorización en el mercado, sino también la agota como recurso natural. Tal como los autores mencionan, nuestro país no está lejos de una situación crítica: la escasez y contaminación del agua están presentes en nuestro país. Para dimensionar el problema bastaría considerar que en el año de 1955 teníamos una dispo­ nibilidad de 11.5 miles de m3/hab/año, en el año 2000 el dato era de sólo 4.9 miles de m3/hab/año y para el año 2025 se estima que la disponibilidad será de 3.2 miles de m3/ hab/año. En este panorama desolador los autores vislumbran una luz de esperanza en los movimientos de resistencia social que se han ido levantando contra la depredación de los recursos naturales. Tal como plantea Block (2003) estos movimientos tienen una esencia transnacional en la medida en que tratan de afectar la estructura de gobierno de la economía mundial; los movimientos ecologistas y altermundistas se han con­ vertido en los nuevos actores del momento actual. La globalización, la crisis del agua y los movimientos sociales de resistencia a la depredación de los recursos naturales dan una gran contemporaneidad a la tesis cen­ tral que sostenían los institucionalistas clásicos cuando criticaban los supuestos mer­ cados libres: “Nuestra tesis es que la idea de un mercado autorregulado implicaba una utopía total. Tal institución no podría existir durante largo tiempo sin aniquilar la sustancia humana y natural de la sociedad; habría destruido físicarnente al hombre y transformado su ambiente en un desierto”.1 Esto significa que el consumo indiscriminado del agua necesariamente generará las fuerzas opuestas, que a la larga buscarán impedir su agotamiento y es ahí donde los movimientos sociales tendrán la última palabra. Referencias Bibliográficas Griswold, Daniel (2000), The blessings and challenges of globalization, Center for Trade Policy Studies, cato Institute, Estados Unidos de América. Ramos, Pérez Arturo (2001) Globalización y neoliberalisino: ejes de la restructuración del capitalisino mundial y del Estado en el fin del siglo XX, México, Plaza y Valdés. 1 Polanyi (2003, p. 49). 234 Globalización y crisis del agua en México (comentario) Sachs, Jeffrey y Andrew Warner (1995), “Economic Reform and the Process of Glo­ bal Integration”, Brookings Papers on Economic Activity, Natural resource abundance and economic growth, nber, Working Paper 5398, Estados Unidos de América. Cox, Robert (1996), “A Perspective on Globalization”, en James H. Mittelman (ed.), Globalization: Critical Reflections, International Political Economy Yearbook, vol. 9, Lynne Rienner Publishers. Ferrer, Aldo (1999), De Cristóbal Colón a internet: América Latina y la globalización, México, Fondo de Cultura Económica. Polanyi, Karl (2003), La gran transformación, México, Fondo de Cultura Económica. 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Con base en la hipótesis de las diferencias compensatorias de ingresos, se estiman funciones semi-logarítmicas de ingreso utilizando las 60 bases trimestrales de microdatos de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano, de 1-1987 a IV-2001. Se utilizó una submuestra de trabajadores hombres con estabilidad en el mercado labo­ ral. Para ellos, las estimaciones sugieren la existencia de diferencias de ingresos di­ rectos compensatorios para los trabajadores sin seguridad social que alcanzan un nivel entre 13 y 25 por ciento. Estos diferenciales han aumentado a partir de la refor­ ma de 1997. Tomando en cuenta que representan una estimación de la valoración de los servicios del IMSS, el impuesto efectivo -impuesto real menos la valoración- ha bajado de 14.8% a 3.6% de antes a después de dicha reforma. E * Funcionario del IMSS. 237 Análisis y perspectivas de la globalización Introducción: antecedentes teóricos En una época de globalización de los mercados de bienes finales y de factores pro­ ductivos, cabe la posibilidad de que el sector del mercado laboral perjudicado o no protegido resulte atractivo para la inversión productiva proveniente de otros países, con lo cual se ahondarían las desigualdades a pesar de un probable crecimiento en el empleo. De allí que debería ser una prioridad del Estado asegurar la universalidad de la cobertura de ciertos riesgos o, al menos, el cumplimiento de un diferencial de remuneración a favor del sector de trabajadores desprotegidos. En el presente artículo se analiza el particular riesgo social y económico a cargo de los trabajadores sin seguridad social. Se discute la dificultad de la medición empí­ rica de las diferencias compensatorias en los ingresos debida a tal riesgo. También se realizan las mediciones para el sector de trabajadores hombres ocupados estables, para los cuales parece cumplirse la regla de las diferencias compensatorias. La teoría neoclásica explica el funcionamiento de los mercados de trabajo a partir de tres fundamentos teóricos: a) la maximización de la ganancia de una empresa, a partir de la cual se genera la demanda de trabajo; b) la maximización del bienestar individual, de la cual se deriva la oferta de horas de trabajo; y c) la teoría del equili­ brio de los mercados competitivos. En su versión más simplificada, esta teoría considera al mercado laboral como una entidad unificada, compuesta por empleadores y empleados que se enfrentan unos y otros individualmente como iguales. Ambos son “tomadores de precios”, en este caso de los ingresos laborales por hora, cuyo nivel está determinado por las fuerzas agregadas de demanda y oferta de trabajo. Debido a que se supone que en cualquier categoría de especialidades los trabajadores son perfectamente homogéneos, se con­ cluye que tendrán la misina información sobre el mercado de trabajo concerniente a las oportunidades de trabajo, el misino ingreso laboral, la misina productividad. Esta versión se ha ido enriqueciendo con la incorporación de problemas tales como el desempleo, la discriminación, el papel de los sindicatos y otras institucio­ nes. Así, por ejemplo, se introducen variables adicionales en el modelo de decisión de la oferta de trabajo de los individuos con el objeto de explicar la inversión en capital humano -tales como el tiempo dedicado al estudio, un horizonte finito de ingresos previstos- o que permiten explicar la elección entre trabajos idénticos con distinta remuneración -tales como la valoración de determinados servicios o presta­ ciones. Por su parte, la incertidumbre, los costos de selección, los costos de entrena­ miento son nuevas variables que permiten explicar las diferentes remuneraciones para trabajos idénticos (Joll, 1983). 238 Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores A fines de la década de los años sesenta y comienzo de la siguiente, se desarrolla­ ron los enfoques del mercado dual de trabajo (Piore, 1968) y la segmentación de dicho mercado en grupos no competitivos de trabajadores (Gordon etal., 1973). Cabe señalar que estos enfoques surgieron como un intento de explicar algunos problemas empíricos que la economía neoclásica no abordaba explícitamente y no llegaron a constituir una teoría alternativa. La visión del mercado dual de trabajo distingue entre un segmento primario y uno secundario. Esta división está basada en la tecnología imperante, la cual determina la naturaleza de los puestos de trabajo; a su vez, los requisitos de los puestos de trabajo determinan las características del trabajador que lo ocupará. En el segmento primario se concentran los empleos profesionales y de dirección, así como los que requieren especialidades y destrezas específicas a la empresa empleadora, la cual cuenta con tecnología avanzada de producción y gestión. Además, en este segmento se concen­ tran los sindicatos y los ingresos laborales se fijan a través de procesos de negocia­ ción. En el segmento secundario del mercado de trabajo se concentran los puestos con bajos ingresos laborales, tecnología atrasada y bajo status social. Los trabajado­ res ocupados en este segmento secundario tienen bajo nivel de escolaridad o especialización, inestabilidad en el empleo y una tasa elevada de rotación en los empleos. Típicarnente, son mujeres, jóvenes, inmigrantes. La movilidad de los trabajadores entre estos segmentos es limitada; hay barreras a la entrada al segmento primario, tales como la escolaridad y la capacitación. Una posterior hipótesis de la segmentación del mercado laboral sostiene que los empleos han sido divididos por los empleadores en segmentos o grupos no competi­ tivos de trabajadores que comparten algunas características comunes. Esta hipótesis tiene un fundamento histórico: la observación de grupos con opciones restringidas de empleo. La unidad de análisis no es el individuo como tal, sino los grupos sociales. Así, cada segmento de trabajadores tiene su propio modo de operación, diferentes criterios de promoción, procedimientos de supervisión y escalas de ingresos labora­ les. La fuente de la división o segmentación es institucional, el acceso a un segmento está controlado y la movilidad entre ellos restringida. Los mecanisinos del mercado de trabajo están relacionados, según este enfoque, al sistema de poder y dominación de la sociedad en su totalidad, debido al cual se producen discontinuidades en el merca­ do de trabajo. La tecnología no determinaría la organización del trabajo en la produc­ ción ni la existencia y modalidad de las cadenas de movilidad entre segmentos, puesto que una misina tecnología permite diversas formas de organización del trabajo que aseguren la colaboración del factor trabajo. Así, los empleadores elegirán la organi­ zación que les permita conservar el control del proceso productivo. Por tanto, esta hipótesis está fundamentada en un marco analítico de conflictos de clase. 239 Análisis y perspectivas de la globalización A pesar de la proliferación de investigaciones sobre la segmentación de los mer­ cados laborales con países desarrollados, la teoría económica se ha desarrollado lenta y no plenamente. Las principales dificultades surgen en la definición de los segmentos y el proceso de asignación de los trabajadores a cada uno de ellos. Además, persiste la dificultad del sometimiento de las hipótesis teóricas a las pruebas empíricas (Lla­ mas, 1989). No obstante la existencia de estas limitaciones, el presente artículo recoge la hi­ pótesis de una posible segmentación del mercado de trabajo originada por razones institucionales para el análisis del mercado de trabajo formal e informal de nuestro país. En efecto, los puestos de trabajo pueden dividirse en dos grandes segmentos: el cubierto -o formal- y el no cubierto por el sistema de seguridad social— o informal. Desarrollos recientes (Maloney, 1997; y Maloney y Cunningham, 1997) analizan si el mercado laboral está segmentado en un sector formal con salarios mayores a los costos de oportunidad de los trabajadores e inflexibles a la baja, y en un sector infor­ mal constituido por trabajadores que no tienen acceso a los empleos formales, que encuentran refugio en ocupaciones de baja productividad y salario, en espera de ac­ ceso a los empleos formales. Estos autores no encuentran evidencia de que existan filas de trabajadores asalariados informales en los puntos de acceso a los empleos formales. En la categoría de los trabajadores autoempleados se encuentran dos clases de trabajadores. Una está constituida por emprendedores o empresarios en pequeña escala que buscan independizarse y que voluntariamente entran a la informalidad y son capaces de permanecer en ella largos periodos. La otra funciona como reserva del sector formal susceptible de incorporarse al misino en los periodos de auge y de ser desplazada cuando la demanda de trabajo disininuye. En este caso, se verificaría la llamada “teoría de las colas”, que sugiere que los trabajadores del sector informal constituyen un segmento de trabajadores con características personales y con em­ pleos semejantes a los trabajadores del sector formal y a la espera de ingresar en este sector. Así, su ingreso laboral directo -o al bolsillo- sería igual o incluso menor al que recibe un trabajador con sus misinas características personales y con empleo semejante en el sector formal; se acepta dicha situación, puesto que el sector formal no ofrece suficientes empleos para cubrir la oferta de trabajadores, y no se escoge el desempleo, puesto que no hay seguro para tal eventualidad. Los autores no encuen­ tran evidencia de que la regulación laboral desestimule la movilidad necesaria para asegurar la eficiente asignación del trabajo y concluyen que el mercado laboral mexi­ cano está razonablemente bien integrado y funciona eficientemente. Por otro lado, dentro de la visión neoclásica también ha habido desarrollos teóri­ cos que sugieren otro fundamento de la segmentación de estos dos mercados. Rosen (1986) propone la hipótesis de las diferencias compensatorias en los ingresos entre 240 Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores segmentos del mercado de trabajo, basada en las ideas vertidas por Adam Smith en los 10 primeros capítulos del libro primero de la obra Riqueza de las naciones. La hipótesis se refiere a que las actividades con condiciones laborales ventajosas atraen trabajadores pagando ingresos laborales menores que el promedio, mientras que los trabajos que ofrecen condiciones de trabajo desfavorables deben pagar premios compensatorios para así atraer trabajadores. Los diferenciales de ingreso observados posibilitan la igualdad de las ventajas totales monetarias y no monetarias entre acti­ vidades y entre trabajadores. Como un marco de análisis, los diferenciales igualadores o compensatorios de ingresos han encontrado su uso más difundido como una teoría de la oferta de trabajadores para actividades laborales diferenciadas por varios atributos condiciones de trabajo, habilida­ des de los trabajadores, y otros requerimientos de los empleos. En un importante conjunto de problemas estos atributos se refieren a elementos no pecuniarios del empleo. Las activi­ dades que ofrecen condiciones de trabajo favorables atraen trabajadores aun con ingresos inferiores al promedio, mientras que trabajos que ofrecen condiciones de trabajo desfavo­ rables deben pagar un premio o diferencial como compensación con el objeto de atraer trabajadores (Rosen, 1986, p. 641). En los países desarrollados se han encontrado diferencias compensatorias en em­ pleos con riesgos para la salud, exposición a contaminantes; en regiones con clima adverso, con riesgos de criminalidad, contaminación o muy pobladas; en empleos con horarios especiales, cambios frecuentes de horarios, o con riesgo de despido y subsiguiente desempleo; en la composición de ingresos indirectos tales como vacacio­ nes, pensiones y otros beneficios complementarios sustitutos de pagos en efectivo. Este enfoque contiene elementos de oferta y demanda de trabajadores. Es neoclásico en el sentido de que los precios y su libre oscilación siguen siendo las variables más importantes para alcanzar el equilibrio de los mercados. La diferencia con el enfoque neoclásico tradicional es que el equilibrio se alcanza después de un proceso de selec­ ción y encuentros que asigna trabajadores específicos a empresas específicas. Recor­ demos que en el enfoque tradicional la identidad de trabajadores y empresas no es relevante y ello constituye un recurso de eficiencia de un sistema de mercados com­ petitivos descentralizados. O sea, la existencia de diferencias compensatorias de ingresos laborales lleva implícita la existencia de “nichos” o segmentos del mercado laboral. La negociación entre trabajadores y empleadores se considera una transacción en donde el trabajador vende -o renta- los servicios de su esfuerzo y compra los atributos del puesto. Estos atributos están fijos para un empleo determinado, pero varía de puesto en puesto. Por 241 Análisis y perspectivas de la globalización tanto, el trabajador elige los atributos preferidos eligiendo el puesto y el empleador apropiado. Por su parte, los empleadores simultáneamente compran los servicios y las características de los trabajadores y venden los atributos de los puestos ofrecidos en el mercado. Las características de los trabajadores están fijas, pero difieren entre trabajadores. Una negociación aceptable ocurre cuando el trabajador encuentra el puesto con los atributos más deseables y el empleador encuentra las características productivas del trabajador más deseables, entre todas las alternativas posibles. El ingreso laboral observado es la suma de dos transacciones diferentes; una, por los servicios del trabajador y sus características; otra, por las características del pues­ to. El precio positivo que un trabajador está dispuesto a pagar por ocupar un puesto preferido se sustrae de su ingreso; asimisino, el precio que un empleador paga por atraer a un trabajador a un puesto arriesgado o desventajoso se transforma en un premio o compensación de ingreso laboral. Por un lado, el conjunto de ingresos labo­ rales y, por otro, el conjunto de las características de los trabajadores y de los empleos asociado con tales ingresos representan las diferencias compensatorias observadas en el mercado laboral. Cabe hacer notar que en las anteriores afirmaciones está implíci­ to el supuesto de perfecta información tanto de los trabajadores como de los empleadores. En el caso particular en que se distingue entre dos tipos de empleos y trabajadores ocupados, con y sin seguridad social, las diferencias compensatorias en los ingresos monetarios directos permiten una estimación de la valoración que los trabajadores asignan a la prestación, puesto que representa el monto que los trabajadores están dispuestos a sacrificar por tener acceso a dicha prestación. Adicionalmente, esta es­ timación permite calcular la tasa de impuesto efectiva, la cual resulta de la diferencia entre la tasa de impuesto sobre la nómina menos la tasa de valoración. La hipótesis de las diferencias compensatorias en los ingresos laborales -como cualquier otra sobre el funcionamiento del mercado laboral en una situación dadano puede explicar todas las variaciones en los ingresos laborales en una particular base de datos, incluso cuando no haya errores de medición en las variables involucradas. Es conocido el resultado común a numerosas investigaciones empíricas de la función de ingresos laborales referente al bajo valor del estadístico R cuadrado, lo que sugie­ re la existencia de factores omitidos relevantes para explicar la variabilidad en los ingresos entre trabajos y trabajadores idénticos (Llamas y Garro, 1995, 2003; Garro y Meléndez, 1997). Esta dificultad es particularmente notoria en los microdatos de las encuestas laborales locales o basadas en un pequeño número de empresas. De allí la importancia de encuestas nacionales tales como las ene y eneu (Encuesta Nacio­ nal de Empleo y Encuesta Nacional de Empleo Urbano, respectivamente), las cuales tienen la virtud de disininuir factores no controlados y así aumentar el poder explica­ 242 Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores tivo del modelo. Además, la hipótesis de las diferencias compensatorias debe verse como una explicación del mediano y largo plazo, indicativa de tendencias de un pro­ ceso dinámico complejo. La asociación entre ambos conjuntos, el de los ingresos y el de las características de los trabajadores y de los empleos, se mide con la tradicional metodología de las funciones semilogarítmicas de ingresos laborales. La hipótesis de las diferencias compensatorias provee un marco analítico para la interpretación de resultados em­ píricos a partir de dichas funciones. Algunas características de los grupos de trabajadores con y sin imss En esta investigación se utilizaron los microdatos de las 60 encuestas laborales urba­ nas eneu -Encuesta Nacional de Empleo Urbano-, del Instituto Nacional de Estadís­ tica, Geografía e Informática (INEGI), del primer trimestre de 1987 al cuarto trimestre de 2001. En primer lugar, se consideran únicarnente las observaciones de trabajadores que no están empleados en el sector primario y el sector público, debido a la dificultad de medir el ingreso laboral de los primeros y a que los segundos son atendidos por el issste -Instituto de Seguridad Social y Servicios para los Trabajadores al Servicio del Estado. Se restringe adicionalmente la submuestra para que incluya a trabajado­ res hombres, jefes de familia, casados o en unión libre que no sean estudiantes, que trabajan al menos 30 horas a la semana, que laboran durante todo el año y con edades de 18 a 64 años. El propósito de este criterio de inclusión en los cálculos es obtener una muestra de un grupo estable en el tiempo en términos de participación laboral, así como mantener fuera del análisis las diferencias compensatorias en el ingreso por condiciones no estándares de trabajo. La utilización de una muestra de trabajo con un fuerte compromiso laboral para medir los salarios o ingresos laborales1 es una prác­ tica común en estudios sobre la estructura salarial (por ejemplo, ver Katz y Murphy, 1992). De los datos de la encuesta disponible más reciente, eneu IV-2001, se deduce que de la población ocupada urbana -20 862 000 personas de 12 y más años-, el 62% está constituido por hombres, de los cuales 26% -5 552 937- pueden ser considerados 1 Como se incluyen trabajadores asalariados y por cuenta propia en las estimaciones, se utilizan indistintamente los términos “salarios” e “ingresos laborales”. 243 Análisis y perspectivas de la globalización hombres ocupados con la estabilidad en el empleo definida antes. El 52% de ellos cuenta con la afiliación al IMSS (gráfica 1). En el cuadro 1 se presentan algunas características de los grupos con y sin IMSS. Entre los hombres ocupados con estabilidad en el empleo y con IMSS encontramos un nivel de educación promedio más alto, trabajadores más jóvenes, contratación más formal en la forma de contratos escritos, más presencia relativa de empleadores pe­ queños, medianos y grandes, y también de prestaciones adicionales al IMSS que entre los hombres ocupados con estabilidad en el empleo, pero sin IMSS. G ráfica 1. Algunas características de la población urbana de 12 y más años ( eneu iv -2001) inactivos, ocupados y desempleados abiertos Fuente: elaboración propia con base en los microdatos de la Encuesta Nacional de Empleo urbano, ENEU , cuarto trimestre de 2001. Hombres jefes de familia ocupados estables: entre 18 y 64 años de edad, trabajo todo el año, no estu­ diantes, con 30 o más horas de trabajo semanales, no patrones, sin sectores gobierno y primario. 244 Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores Cuadro 1. Estructura de hombres ocupados con estabilidad en el empleo, con y sin IMSS (eneu IV-2001) (porcentajes) Variable Educación básica completa Edad: 18-24 25-34 35-44 45-54 55-64 Horas semanales trabajadas: Tipo de contratación: Sin contrato Verbal Con contrato escrito definido Con contrato escrito indefinido Tamaño del establecimiento empleador: Micro Pequeño Mediano Grande Prestaciones: Aguinaldo Vacaciones con goce de sueldo Participación de utilidades IMSS SAR INFONAVIT Seguro médico particular Otro Con imss Sin imss 67.1 49.5 8.0 36.4 32.6 16.7 6.3 50.2 5.6 26.9 31.8 23.1 12.6 51.4 0.0 6.3 9.2 84.5 55.3 37.7 5.4 1.6 16.8 27.3 5.6 50.3 89.4 5.7 0.7 4.2 92.8 87.6 36.9 100.0 92.4 66.1 1.6 14.6 4.0 2.6 0.4 0.0 0.7 0.5 1.6 1.1 Fuente: elaboración propia con base en los microdatos de la Encuesta Nacional de Empleo urbano, ENEU, cuarto trimestre de 2001. Hombres jefes de familia ocupados estables: entre 18 y 64 años de edad, trabajo todo el año, no estu­ diantes, con 30 o más horas de trabajo semanales, no patrones, sin sectores gobierno y primario. 245 Análisis y perspectivas de la globalización Con la finalidad de profundizar en las diferencias entre los dos grandes grupos de trabajadores, con y sin IMSS, a continuación se procedió a la creación de 32 subgrupos de trabajadores ocupados, tomando en cuenta la afiliación al IMSS, el tamaño del establecimiento empleador,2 la escolaridad,3 la experiencia laboral4 y un indicador de la condición de asalariado o cuentapropista. El cuadro 2 muestra la distribución de los hombres ocupados estables entre estos subgrupos, así como el ingreso por hora trabajada, a precios de 1994, para el cuarto trimestre de 2001. Entre los trabajadores con IMSS, los grupos de trabajadores más numerosos se encuentran en las categorías de asalariados.5 Entre los trabajadores sin IMSS, en las categorías de asalariados y cuentapropistas en micro o pequeña empresas.6 Se obser­ van celdas vacías o con escasos datos debido a que no hay en la encuesta trabajadores pertenecientes a esos subgrupos.7 Por tanto, sólo se pueden hacer las comparaciones pertinentes entre los trabajadores de los grupos 1, 3, 4, 5, 9, 11 y 13, o sea, entre 14 subgrupos. En el misino cuadro 2 se observa que el ingreso promedio por hora trabajada de los trabajadores con IMSS es mayor que el de los trabajadores sin IMSS -24.3 y 20.5, 2 Controlar por el tamaño del establecimiento es importante, porque esta variable está estrecha­ mente correlacionada con el hecho de que el trabajador tenga un contrato (verbal o escrito). De acuerdo con la Ley Federal del Trabajo, los trabajadores que puedan demostrar la existencia de una relación laboral, exista o no contrato escrito, están cubiertos contra los despidos “injustificados” mediante las disposiciones respecto a indemnizaciones y, en una disputa legal, estar afiliados al IMSS puede ser pre­ cisamente la forma de establecer documentalmente la existencia de una relación laboral, que obligaría a la empresa a pagar indemnizaciones por despidos injustificados. En consecuencia, los salarios de aque­ llos con IMSS incorporarían un diferencial que no sería directamente atribuible al acceso a la seguridad social. Ahora bien, la pregunta sobre si el trabajador cuenta con un contrato aparece en el cuestionario de la eneu solamente a partir de III-1994, por lo que con el objeto de ampliar el horizonte observado a todas las encuestas eneu disponibles (1-1987 a IV-1999), se procedió a encontrar una variable correlacionada con la existencia de contrato. Esta variable fue precisamente el tamaño del estableci­ miento empleador (el coeficiente de correlación de Pearson para ambas variables fue 0.70 en el trimestre III-1999). Las empresas se dividieron en micro -menos de 5 trabajadores-; pequeña -de 5 a 10 trabaja­ dores-; mediana -de 11 a 250 trabajadores-; y grandes —más de 250 trabajadores. 3 La educación básica comprende nueve años de escolaridad -primaria y secundaria. 4 Esta variable, para la cual no hay una pregunta específica en las encuestas eneu, se estimó con la conocida fórmula minceriana (edad-escolaridad-6). 5 IMSS1, IMSS3, IMSS4, IMSS5, IMSS11 e IMSS13. 6 NIMSS5, NIMSS8, NIMSS11, NIMSS13, NIMSS14 y NIMSS15. 7 Es el caso de IMSS2, IMSS ó, IMSS7, IMSS8, IMSS10, IMSS 12, IMSS14, IMSS15, IMSSIó, NIMSS2, NIMSS6, NIMSS7, NIMSS10 y NIMSS16. 246 Cuadro 2. Hombres ocupados con estabilidad en el empleo. Distribución e ingreso por hora de los grupos de trabajadores con y sin IMSS (eneu IV-2001) Grupos de trabajadores con imss Participación (%) Ingreso por hora (Precios 2002) Participación NIMSS1 NIMSS2 1.1 0 NIMSS3 nIMSS4 0.6 45.8 13.7 0.5 28.5 11.1 19.6 -2.9 (%) Ingreso por hora (Precios 2002) Diferencial de ingreso por hora IMSS1 11.3 IMSS2 0 IMSS3 10.3 32.1 IMSS4 6.8 17.4 IMSS5 7.6 22.5 nIMSS5 5.1 IMSS6 0 NIMSS6 0 IMSS7 0 NIMSS7 0 IMSS8 0 nIMSS8 9.6 24.7 IMSS9 IMSS10 0.9 nIMSS9 0.1 23.3 7.9 0 NIMSSlO 0 IMSS11 IMSS 12 NIMSS 11 9.1 14.3 -1.5 0 NIMSS 12 0.6 18.6 8.6 30.6 Grupos de trabajadores sin imss 15.4 15.9 IMSSl 3 0.9 NIMSS 13 1.3 IMSS14 0 NIMSS 14 12.5 13.8 17.2 IMSSl 5 0 NIMSS 15 3.7 27.5 IMSSl 6 0 NIMSS 16 0 Promedio 52.2 15.3 45.7 24.3 Promedio 47.8 20.5 15.1 -1.5 -3.8 Fuente elaboración propia con base en los microdatos de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (ENEU) Trimestres 1-1987 a IV-2001 Hombres jefes de familia ocupados estables entre 18 y 64 años de edad, trabajo todo el año, no estudiantes, con 30 o más horas de trabajo semanales, no patrones, sin sectores gobierno y primario IMSS1 =Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, expenencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS IMSS2-Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas con IMSS IMSS3=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencía laboral, asalariados o a destajo con IMSS IMSS4=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, expenencia laboral de 15 o más años, asalanados o a destajo con IMSS IMSS5=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, experiencía laboral de 15 o más años, asalanados o a destajo con IMSS IMSS6=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de expenencia laboral, cuentapropistas con IMSS IMSS7=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, expenencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas con IMSS IMSS8=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, expenencta laboral de 15 o más años, cuentapropistas con IMSS IMSS9=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de expenencia laboral, asalanados o a destajo con IMSS IMSS 10=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de expenencia laboral, asalanados o a destajo con IMSS IMSS 11 =Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalanados o a destajo con IMSS IMSS 12=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de expenencia laboral, cuentapropistas con IMSS IMSS 13=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalanados o a destajo con IMSS IMSS 14=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, expenencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas con IMSS IMSS 15=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencía laboral, cuentapropistas con IMSS IMSS 16=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de expenencia laboral, cuentapropistas con IMSS NIMSS 1 -Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, expen encía laboral de 15 o más años, asalanados o a destajo sin IMSS NIMSS 2=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridadbásica completa o más, expenencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas sin IMSS NIMSS 3=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencia laboral, asalanados o a destajo sin IMSS NIMSS 4=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, expenencia laboral de 15 o más años, asalanados o a destajo sin IMSS NIMSS 5=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, expenencia laboral de 15 o más años, asalanados o a destajo sin IMSS NIMSS 6=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de expenencta laboral, cuentapropistas sin IMSS NIMSS7=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, expenencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas sin IMSS NIMSS 8=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridadbásica completa o más, expenencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas sin IMSS NIMSS 9=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de expenencta laboral, asalanados o a destajo sin IMSS NIMSS 10=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de expenencta laboral, asalanados o a destajo sin IMSS NIMSS 11=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridadbásica incompleta, expenencta laboral de 15o más años, asalanados o a destajo sin IMSS NIMSS l2=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridadbásica incompleta, menos de 15 años de expenencta laboral, cuentapropistas sin IMSS NIMSS 13=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de expenencta laboral, asalanados o a destajo sin IMSS NIMSS 14=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, expenencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas sin IMSS NIMSS 15=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de expenencta laboral, cuentapropistas sin IMSS NIMSS 16=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de expenencia laboral, cuentapropistas sin imss 247 Análisis y perspectivas de la globalización respectivamente.8 El problema con esta comparación directa de promedio por grupos con y sin IMSS es que los ingresos así observados, incondicionales, incorporan ele­ mentos en su estructura que no necesariamente tienen que ver con la afiliación al sistema de seguridad social. Por tanto, la comparación entre los ingresos laborales directos promedio en uno y otro sector -un sector cubierto con IMSS frente a otro sector no cubierto o sin IMSS- puede llevar a conclusiones erróneas respecto al efecto que la prestación de la seguridad social tiene en dichos ingresos, puesto que en dichos promedios no se está controlando el efecto en los ingresos de otras varia­ bles, como la escolaridad, la experiencia laboral, el tamaño del establecimiento y el puesto de trabajo. La creación de los subgrupos permite controlar estas variables. Al considerar los respectivos ingresos entre los subgrupos, se encuentran tres subgrupos de siete -1,3, 5 y 9- en los cuales los trabajadores sin IMSS ganan más que sus pares con IMSS. Para afinar esta comparación es necesario considerar en el análi­ sis aún más variables que afecten al ingreso laboral de trabajadores afiliados, —tales como ingreso laboral de la cónyuge, edad fértil de la cónyuge, cercanía de la edad de retiro, número de hijos, riesgo de trabajo en el establecimiento empleador, horas semanales trabajadas, así como algunas variables regionales como la tasa de desem­ pleo y de cobertura, entre otras -con el objeto de aislar aún más el efecto de tener o no la afiliación al IMSS de otros efectos que pudieran estar relacionados con el nivel de los ingresos laborales. Es aquí que conviene introducir la denominada función semilogarítmica de ingre­ sos laborales, la cual permite separar el efecto de las variables explicativas sobre el ingreso (Greene, 1999). Objetivo de la investigación empírica El objetivo de esta investigación es la estimación de las diferencias compensatorias en los ingresos laborales en el caso de dos sectores de trabajadores: trabajadores ocupados en puestos con y sin seguridad social otorgada por el IMSS. De acuerdo con lo expuesto, se esperan diferenciales o premios positivos de in­ gresos directos -en efectivo o “al bolsillo”- para los trabajadores que ocupan puestos de trabajo sin IMSS en comparación con los ingresos directos de trabajadores idénti­ cos que ocupan puestos de trabajo con IMSS, por cuanto carecer de esta prestación convierte a los primeros puestos de trabajo en desventajosos respecto a los segundos. 8 En todos los casos del cuadro 2, las diferencias entre el ingreso por hora son estadísticarnente significativas para cualquier nivel de significancia. 248 Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores Metodología de la investigación empírica Las funciones semilogarítmicas de ingreso laboral tienen como variable dependiente el logaritmo del ingreso laboral por hora trabajada. Como variables explicativas se incluyen, en primer lugar, las variables dummies de los subgrupos de trabajadores comparables con y sin IMSS. Se utilizaron seis variables dummies para identificar a los siete subgrupos de trabajadores con IMSS y otras tantas para identificar a los siete subgrupos de trabajadores sin IMSS. El grupo base en ambos casos corresponde a trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo -grupo 13. En segundo lugar, se incluyen algunas variables adicionales relativas a otras ca­ racterísticas del trabajador o características del puesto de trabajo. Entre las variables referidas a características del trabajador figuran la edad del jefe de familia, la edad de la cónyuge, la condición de edad fértil de la cónyuge, el número de hijos y el ingreso laboral por hora de la cónyuge trabajadora.9 Entre las variables referidas a caracterís­ ticas del puesto de trabajo figuran las horas semanales trabajadas, la existencia de local establecido, el riesgo en el establecimiento empleador, la tasa de crecimiento del empleo y de la cobertura del IMSS en el área metropolitana.10 Siendo la eneu una encuesta estratificada, la estimación se hace ponderando cada observación por su correspondiente factor de expansión, como lo sugiere Deaton (1997). 9 Cabe señalar que los datos de la cónyuge se captan por separado en la eneu, como parte de la encuesta a los miembros de un hogar. Por tanto, en esta investigación fue necesario aparear los datos del jefe de familia con los de la cónyuge. La edad del jefe de familia se incluyó como (65edad), siendo 65 años la edad de retiro estipulada en la Ley del Seguro Social del IMSS; la condición de edad fértil se considera en una variable dummy con valor 1 si la edad de la cónyuge es menor o igual a 35 años; el ingreso laboral por hora de las cónyuges se expresa en términos reales, a precios de 1994. 10 Para la creación de la variable Riesgo se tomó en cuenta la clasificación de ramas de la produc­ ción según el riesgo, contenida en el Reglamento de la Ley del Seguro Social. Se compatibilizó dicha clasificación con la utilizada en la eneu. Se utilizan cuatro variables dummies para riesgo bajo, medio, alto y máximo, siendo el grupo base el riesgo tipo I, ordinario. La variable Tasa de crecimiento del empleo por áreas metropolitanas se construyó con los microdatos de las encuestas eneu en trimestres consecutivos y se refieren al desempleo abierto. La variable Tasa de cobertura del IMSS por áreas metropolitanas se construyó con la información de las encuestas eneu. 249 Análisis y perspectivas de la globalización Limitaciones de la metodología de investigación empírica En esta sección se aclaran las limitaciones de la metodología de la investigación empírica -esto es, de la función semilogarítmica de ingresos por hora trabajada- para contrastar las dos hipótesis teóricas presentadas aquí: segmentación de mercado y diferencias compensatorias. En la próxima sección se analizan las estimaciones obte­ nidas teniendo en cuenta tales limitaciones. Consideremos a un individuo con una función de utilidad o bienestar individual que dependa de los ingresos directos al bolsillo, W, y de los ingresos indirectos, B. El ingreso directo está atado al empleo; el ingreso indirecto puede o no recibirlo quien está ocupado. Este ingreso indirecto puede tomar la forma binaria: tener o no tener la afiliación al IMSS. Entonces, U = U(W, B) donde W es el ingreso laboral directo y B es una dummy que toma el valor 1 si se tiene la prestación de la seguridad social y 0 si no se tiene. Nuestras dos hipótesis teóricas consideran que W y B están correlacionados. La hipótesis de la segmentación consi­ dera que la correlación es positiva y la hipótesis de las diferencias compensatorias considera que es negativa. Gráfica 2 Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores En la gráfica 2 vemos que el trabajador está dispuesto a ganar un menor W con tal de tener B=l. Esta situación es la que plantea la hipótesis de las diferencias com­ pensatorias. En la práctica, sabemos que la utilidad o el bienestar de un individuo depende también de otros factores. O sea, U = U(W, B; X) donde X son otros factores. Estos factores pueden estar correlacionados con W y con B. Por ejemplo, la escolaridad, el nivel de inteligencia innata, la edad, el estado civil, el ingreso del cónyuge, el número de hijos, entre otros. Si todos estos factores fueran observables, o sea, si fueran medibles y reportados en una encuesta laboral, entonces el instrumental econométrico de las funciones de ingresos nos permitiría aislar y estimar el efecto que B tiene en los ingresos directos, asunto de nuestro interés. En otras palabras, si todos los factores que influyen en la utilidad o bienestar son obser­ vables; si además, podemos relacionar W con todos los factores X que lo influyen y con B, entonces es posible ubicar el punto 1 y el punto 2 de la gráfica 2. En este caso de completa información podríamos detectar cuánto ingreso directo los trabajadores están dispuestos a sacrificar con tal de tener la prestación B. La hipótesis de las diferencias compensatorias establece que es de esperar que los trabajadores que ten­ gan la prestación B acepten un diferencial negativo de ingresos directos, consideran­ do todos los demás factores X constantes; o sea, en iguales condiciones en los factores X, se espera un diferencial negativo en ingresos directos si se tiene B=l.11 La econometría, por tanto, permite controlar el efecto de los factores X en W y así aislar el efecto de B en W. Pero si hay un factor Xi que no se observe, o sea, el cual no se mida en una encuesta laboral, todavía podemos tener problemas para aislar el efecto de B en los ingresos, aunque usemos la herramienta de la econometría. Supon­ gamos que ese factor X sea la inteligencia innata y que haya en la población dos niveles, XI y Xo, donde XI es mayor que Xo. En la gráfica 3, a los individuos con Xi = XI los observaríamos en los puntos 3 y 4 y a los individuos con Xi = Xo los observaríamos en los puntos 1 y 2. Poniéndonos en un caso extremo para facilitar la exposición, supongamos que los individuos con Xi = Xo eligen B=0 y que los individuos con Xi = XI eligen B=l. Entonces, observa- 11 Debe resultar más claro ahora que, para contrastar las hipótesis teóricas, no es válido comparar los ingresos promedio directos al bolsillo de los trabajadores con y sin B, porque en el diferencial estimado de esa manera pueden estar actuando factores X no controlados en dicha estimación promedio. 251 Análisis y perspectivas de la globalización Gráfica 3 riamos en el mercado el punto 1 y el punto 4. Llegaríamos a la conclusión de que los individuos que eligen B=1 también ganan más, tienen un W más alto. Aun no ponién­ donos en este caso extremo, podría ser que el promedio observado del ingreso W en los puntos 1 y 3 fuera menor que el promedio observado del ingreso W en los puntos 2 y 4. En ambos casos, ello sugeriría una segmentación del mercado y una refutación a la hipótesis de las diferencias compensatorias. Sin embargo, lo que está ocurriendo es una interferencia del factor no observado Xi, la cual nos lleva a conclusiones erróneas; se trata de un efecto ingreso provocado por un factor no observado que hace aparecer que hay una relación positiva entre W y B; o sea, los trabajadores con B=1 parecen ganar más ingreso directo W. En cam­ bio, si introducimos la observación del factor Xi, vemos que en cada una de las cur­ vas U1 -correspondiente al comportamiento de los trabajadores con un nivel X = XI- y Uo -correspondiente al comportamiento de los trabajadores con un nivel X = Xo-, se cumple la hipótesis de las diferencias compensatorias. Esto es, los indivi­ duos están dispuestos a pagar un precio o a ganar menos W con tal de tener la presta­ ción B. 252 Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores Por tanto, si observamos un diferencial positivo -o sea, que los que tienen la presta­ ción B ganan un más alto ingreso directo W que los que no la tienen- no necesariamen­ te es porque haya segmentación del mercado. Se puede deber al efecto de factores no observados no incluidos en la regresión, no tomados en cuenta en las estimaciones. Como vemos, resulta difícil la contestación empírica de las hipótesis teóricas -seg­ mentación o diferencias compensatorias- en este caso. Esto no nos debe sorprender, pues es el caso de numerosas hipótesis de la teoría económica, las cuales demandan la medición de variables que en la práctica no se miden o resultan difíciles de medir. No obstante, vamos a realizar las mediciones, pero teniendo en cuenta estas limi­ taciones. Si los diferenciales se portan según la hipótesis de las diferencias compen­ satorias sabremos decir el fundamento. Pero si obtenemos diferenciales que no se portan según dicha hipótesis, eso no quiere decir que no se cumpla, pues las estima­ ciones del diferencial pueden estar sesgados debido a la existencia de factores no medibles o no observados. Resultados En el cuadro 3 se presentan los diferenciales de ingresos entre los grupos idénticos de trabajadores asignables exclusivamente a la afiliación al IMSS.12 Estos diferenciales se estiman como la diferencia entre los correspondientes co­ eficientes de regresión estimados j8 de las variables IMSS y NIMSS, en un trimestre dado. O sea, Diferencial de ingreso por hora trabajada entre el subgrupo NIMSSi e IMSSi atribuible a la afiliación al IMSS = (b NIMSSi - b IMSSi) para i = 1, 3,4, 5, 9 y 11. La disponibilidad de datos permitió obtener la serie de los coeficientes de regre­ sión para 12 subgrupos y, por tanto, estimar los correspondientes seis diferenciales de ingresos. Los diferenciales promedio para el periodo 1-1987 a IV-2001, así como los correspondientes a dos subperiodos de interés, antes y después de la reforma a la Ley del Seguro Social implementada en el año 1997, se presentan en el cuadro 4. Nótese que los diferenciales promedio de los 60 trimestres son positivos, salvo en el grupo 5. O sea, las funciones de ingreso permitieron aislar el efecto que la presta- 12 En el cuadro 1A del anexo se presentan los coeficientes estimados de las regresiones que se corrieron para cada trimestre, desde el 1-1987 a IV-2001. 253 -55.5 70.3 0 0 0 nIMSS4-IMSS4 nIMSS5-IMSS5 nIMSS9-IMSS9 NIMSS11 -IMSS 11 105.7 62.1 16.8 -12.3 46.8 20.4 NIMSS1-IMSS1 nIMSS3-IMSS3 nIMSS4-IMSS4 nIMSS5-IMSS5 nIMSS9-IMSS9 NIMSS 11-IMSS 11 III-1994 38.5 NIMSS 11-IMSS 11 Grupos 0 48.5 30.4 nIMSS4-IMSS4 nIMSS5-IMSS5 43.3 nIMSS9-IMSS9 25 NIMSS1 -IMSS1 nIMSS3-IMSS3 IV-1990 144.5 NIMSS1-IMSS1 nIMSS3-IMSS3 Grupos 1-1987 Grupos 19.6 12.1 0 -0.7 46.9 4.5 IV-1994 36 62.2 0 36.9 -32.8 13.7 1-1991 0 0 0 0 0 88.3 11-1987 29.3 43.1 2.77 -76.5 48.4 -3.7 I-1995 43.3 52.2 -11.9 4.1 -9.58 24.4 II-1991 0 -32.9 0 0 -25.6 56.5 III-19 87 25.8 38.6 -10.3 6.5 -22.6 -6.4 II-1995 42.9 44.4 0 1.2 42 0 III-1991 0 -33.4 0 0 -69 -189 IV-1987 30.5 31.2 -44 120.4 38.1 -24.8 III-1995 39 41.8 0 16.8 10.4 14.3 IV-1991 21 0 0 13.3 40.6 -6.9 I-1988 26.7 24 -13.9 39 64.2 8.9 IV-199 5 41.2 36.6 0 -6.8 18.5 35.9 I-1992 -28.2 44.3 -13.9 18.7 34 11.5 II-1988 33.8 37.3 -32.5 17.5 28 -6.4 I-1996 33.9 61.4 2.7 4.6 24.2 33.3 II-1992 26 49.7 0 26.1 -33 -14.5 III-1988 25.4 0 -18 0 -3.9 13.7 II-1996 33.7 18.8 -8.2 -9.3 24.4 65.7 III-1992 -59.4 21.5 0 24.8 5.8 45.3 IV-1988 28.6 11.7 0 16.4 54.7 -13.9 III-1996 -33.6 39.5 0.0 2 18.9 24.6 IV-1992 25.4 22.7 -13.1 25.9 44.7 4.9 1-1989 25.3 0 -15.7 40.2 -7 18.5 IV-1996 47.1 46.6 -28.5 3.1 28.6 37.7 I-1993 39.3 59.4 0 30.3 28 -38.2 II-1989 21 0 -25.9 0 10.6 -40.7 I-1997 35.8 32.3 -25.9 -9.9 4.6 26.1 II-1993 28.6 46.3 14.7 24 -19.3 43.7 III-1989 -123 52.2 -17.6 11.9 16.5 39.8 II-1997 -3.2 41.2 -22.9 18.4 50.4 10.2 III-1993 36.2 23.7 16.7 -5.2 6.8 3.1 IV-1989 Cuadro 3. México. Hombres jefes de familia ocupados estables. Diferenciales salariales entre los trabajadores sin y con IMSS* Trimestres 1-1987 a IV-2001 (porcentajes) 43.1 24.8 0.0 14.3 27.9 4.5 I-1994 47.8 37.1 -21 -13 10.9 0 13.3 0 -28.9 15.3 69.8 81 32.2 12.1 -18.2 29.9 56.7 34 14.2 42.4 0 16.7 38.4 45.8 I-1998 24.8 34.3 -16.4 -10.4 9.8 17.5 II-1994 24.5 58 -11 26.5 20 -29.3 II-1990 III-1990 III-1997 IV-1997 44.9 41.0 -13.3 -1.4 1.1 35.5 IV-1993 -14.9 25.2 11.7 2.9 13.1 -10.7 I-1990 63.7 0 38.3 23 NIMSS 4-IMSS 4 nIMSS5-IMSS5 nIMSS9-IMSS9 NIMSS 11-IMSS 11 22.5 0 -13.8 22.2 17.1 56.9 III-1998 17.1 28.9 24.3 13.8 44.1 22.2 IV-1998 29.3 13.9 -10.4 -21.4 21.3 49.3 I-1999 11.6 0 -11.1 0 15 60.7 II-1999 15.9 42.1 -9.5 38.5 38.7 57.9 III-1999 25 -12.1 0.0 0 26.8 41.5 IV-1999 21.4 -8.9 -9.9 19.8 33.3 17.1 I-2000 22.2 15.7 7.6 0 -78.7 19.1 II-2000 22.4 15.9 8.3 0 -79 19.1 III-2000 -44.2 13.6 -25.2 26.1 32.4 19.8 IV-2000 33.1 28.6 -9.1 4 14.1 38.3 I-2001 17.8 -12.1 -38.0 0 12.5 23.8 34.5 17.4 -18.1 29.2 17.1 0 33.6 26.1 -9.8 2.9 12.4 38.4 II-2001 III-2001 IV-2001 Fuente: elaboración propia con base en los microcatos de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (ENEU). Trimestres I-1987 a IV-2001. Hombres jefes de familia ocupados estables: entre 18 y 64 años de edad, con trabajo todo el año, no estudiantes, con 30 o más horas de trabajo semanales, no patrones, sin sectores gobierno y primario. IMSS 1 : Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS IMSS3: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo con IMSS IMSS4: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS IMSS5: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS IMSS9: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo con IMSS IMSS11: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS No IMSS1: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS No IMSS3: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo sin IMSS No IMSS4: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS No IMSS5: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS No IMSS9: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo sin IMSS No IMSS11: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS * De la función semilogarítmica de ingresos con el factor de expansión. El diferencial consiste en la diferencia entre los coeficientes significativos de regresión estimados de cada variable dummy representativa del grupo correspondiente. 64.6 20.8 NIMSS 1-IMSS1 II-1998 nIMSS3-IMSS3 Grupos Cuadro 3. México. Hombres jefes de familia ocupados estables. Diferenciales salariales entre los trabajadores sin y con IMSS* Trimestres 1-1987 a IV-2001 (porcentajes) (Continuación) Análisis y perspectivas de la globalización Cuadro 4. México. Hombres jefes de familia ocupados urbanos estables. Porcentaje del ingreso por hora que estos trabajadores con IMSS están dispuestos a sacrificar -en comparación al ingreso de los pares sin IMSS- con tal de tener la prestación del IMSS*. La situación antes y después de la reforma del año 1997 Trimestres 1-1987 a IV-2001 (porcentajes) Grupos Promedio 1-1987 a IV-2001 Empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo Grupo 3: Empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo Grupo 4: Empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo Grupo 5: Micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo Grupo 9: Empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo Grupo 11 : Micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo Promedio ponderado con estructura porcentual de trabajadores Promedio 1-1987 a II-1997 Promedio Variación III-1997 a IV-2001 Grupo 1: 21.7 13.6 38.3 24.7 15.2 14.3 17.4 3.1 12.8 12.6 14.5 1.9 -8.2 -7.8 -9.0 -1.2 25.1 29.6 14.6 -15.1 19.1 12.7 18.5 10.8 19.2 16.5 0.7 5.7 Fuente: elaboración propia con base en los microdatos de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (eneu). Trimestres 1-1987 a IV-2001. Hombres jefes de familia ocupados estables: entre 18 y 64 años de edad, trabajo todo el año, no estu­ diantes, con 30 o más horas de trabajo semanales, no patrones, sin sectores gobierno y primario. * De la función semilogarítmica de ingresos con el factor de expansión (ver cuadro 1A del anexo). El diferencial consiste en la diferencia entre los coeficientes significativos de regresión estimados de cada variable dummy representativa del grupo correspondiente. ción de la seguridad social en el IMSS tiene en los ingresos laborales; las estimaciones indican que, en el largo plazo y en la mayoría de los grupos considerados, hay una reducción del ingreso en efectivo o directo “al bolsillo” para aquellos trabajadores que reciben dicha prestación -o sea, el diferencial resultó positivo. Esto es, conside­ rando el universo de trabajadores analizado de 5 552 937 hombres ocupados estables, 256 Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores casi 80% de ellos recibe un ingreso por hora en el cual está implícita una valoración estimada positiva de la afiliación al IMSS, en el largo plazo. Los mayores diferenciales promedio en todo el periodo estudiado los presentan los trabajadores hombres estables ocupados en empresas medianas y grandes, subgrupos 1 y 9, con un diferencial de 21.7% y 25.1%, respectivamente. El subgrupo 5, compuesto por trabajadores educados y con alta experiencia labo­ ral en empresas micro y pequeñas, presenta un diferencial negativo, aunque pequeño (-8%). Si bien en esta investigación se trató de controlar la mayor cantidad de varia­ bles explicativas posible incluidas en las encuestas laborales eneu, probablemente se requieran variables adicionales que permitan depurar aún más los coeficientes de regresión que aíslan el efecto de la prestación del IMSS en los ingresos por hora traba­ jada de este grupo de trabajadores. Si aun así persistiera el diferencial negativo, ello significaría que en las micro y pequeñas empresas, se les paga más ingreso laboral directo al bolsillo a los trabajadores educados y con mayor experiencia laboral que cuentan con la prestación del IMSS en comparación con los que no cuentan con esa prestación. Esta situación daría pie a la hipótesis de una segmentación inequitativa en este subgrupo de trabajadores. Si se comparan los diferenciales estimados antes y después de la reforma de 1997 (última columna del cuadro 4), en promedio, han aumentado en 5.7%. Los casos más destacados son el aumento en el diferencial por parte del grupo de trabajadores edu­ cados y con alta experiencia laboral ocupados en empresas medianas y grandes (de 13.6% pasa a 38-3%) y la disininución en el grupo de trabajadores con baja escolaridad y experiencia laboral ocupados en empresas medianas y grandes (de 29.6% a 14.6%). En los otros grupos se observan aumentos modestos en el diferencial. En la gráfica 4 se presenta la evolución de los diferenciales de ingreso para los seis grupos de interés, desde el primer trimestre de 1987 al cuarto de 2001. El impuesto efectivo de la seguridad social del imss Como lo expresamos antes, las diferencias compensatorias en los ingresos moneta­ rios directos permiten una estimación de la valoración que los trabajadores asignan a la prestación del IMSS, puesto que representa el monto que los trabajadores están dispuestos a sacrificar por tener acceso a dicha prestación. Adicionalmente, esta es­ timación permite calcular la tasa de impuesto efectiva, la cual resulta de la diferencia entre la tasa de impuesto sobre la nómina menos la tasa de valoración. O sea, Tef = T - V 257 Análisis y perspectivas de la globalización Gráfica 4. Diferenciales de ingreso labor por hora trabajada entre grupos de trabajadores sin y con IMSS. I-1987 a IV-2001 (porcentajes) 258 Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores Fuente: Elaboración propia con base en la Encuesta Nacional de Empleo Urbano enfu, trimestres 1-1987 alIV-2001. Hombres jefes de familia ocupados estables: entre 18 a 64 años de edad, trabajo todo el año, no estudiantes con 30 o más horas de trabajo semanales, no patrones, sin sectores gobierno y primario. Donde Tef es la Tasa efectiva de impuesto, T es el Impuesto sobre la nómina y V es la Valoración de la prestación del IMSS. Consideremos la reforma puesta en práctica en el tercer trimestre de 1997. La tasa de impuesto sobre la nómina -a cargo de empleadores y trabajadores- varió de 25.6% a 20.1%13 (Garro, 2003). Por otro lado, nuestras estimaciones indican que la valora­ ción de los servicios aumentó de 10.8% a 16.5%. Por tanto, antes de la reforma la Tasa efectiva de impuesto era Tef = 25.6% - 10.8% = 14.8% 13 Además, la contribución del Estado aumentó de 1.1% a 9.9%. 259 Análisis y perspectivas de la globalización mientras que después de la reforma es de Tef = 20.1% - 16.5% = 3.6% Esto es, los trabajadores afiliados al IMSS no ven a la totalidad de las cuotas de cotización al IMSS como un impuesto; parte de ellas son consideradas como un pago por los servicios recibidos. Esta última parte ha aumentado a partir de la reforma a la Ley del Seguro Social implementada en 1997, de tal manera que la tasa efectiva bajó de 14.8% a 3.6%. Conclusiones En la teoría económica se han vertido dos hipótesis sobre el funcionamiento del mer­ cado laboral que contrastan en cuanto a la explicación de la existencia de diferentes ingresos laborales para trabajadores y puestos con características semejantes: seg­ mentación de mercados y diferencias compensatorias. Hemos expuesto aquí las dificultades para poner a prueba empírica estas dos hi­ pótesis en el caso particular de dos grandes grupos de trabajadores hombres ocupa­ dos urbanos con estabilidad en el empleo, con y sin afiliación al IMSS. A pesar de estas limitaciones y una vez tomadas en cuenta, la mayoría de las estimaciones realizadas resultaron consistentes con la hipótesis de las diferencias compensatorias. Esto es, estos trabajadores están dispuestos a recibir menor ingreso laboral directo con tal de tener la afiliación al IMSS y así ganar menos ingresos directos que sus pares sin la afiliación. Nuestras estimaciones indican que este diferencial en ingresos directos ha aumentado después de la reforma a la Ley del Seguro Social implementada en el año 1997. Adicionamos estimaciones para subgrupos de trabajadores. En general, en cada uno de ellos se observa el misino comportamiento que en el promedio. En particular, los mayores diferenciales de ingresos directos se observan entre los trabajadores educados y con alta experiencia laboral ocupados en empresas medianas y grandes. Dado que el diferencial de ingresos que están dispuestos a sacrificar es una esti­ mación indirecta de la valoración que otorgan a los servicios recibidos por el IMSS, pudimos estimar la tasa o cuota efectiva -tasa legal menos valoración- de afiliación al IMSS. Esta tasa efectiva ha disininuido después de la reforma a la ley, en promedio y para la mayoría de los subgrupos de trabajadores considerados en el análisis. 260 Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores Bibliografía Conferencia Interamericana de Seguridad Social (2002), Informe sobre la Seguridad Social en América 2002. Problemas de financiamiento y opciones de solución, México, Conferencia Interamericana de Seguridad Social (ciss). Conferencia Interamericana de Seguridad Social (2002), Informe sobre la Seguridad Social en América 2003. Evaluación de las reformas, México, Conferencia Interamericana de Seguridad Social (ciss). Deaton, Angus (1997), The Analysis of Household Surveys. A Microeconometric Approach to Development Policy, Washington, The World Bank, The Johns Hopkins University Press. Joll, C. etal. (1983), Developments in Labour Market Analysis, George Allen & Unwin. Gordon, D., R. Edward y M. 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Funciones semilogarítmicas de ingreso. Coeficientes de regresión P estimados. México urbano. Trimestres II-1998 a IV-2001 Anexo -0.060 -0.008 -0.031 -0.014 0.216 -0.129 -0.107 -0.337 -0.116 -0.121 -0.289 0.106 0.280 0.345 -0.178 -0.140 0.091 -0.080 0.155 0.107 3.596 II-2001 0.167 -0.038 -0.006 0.058 -0.014 0.080 -0.228 0.040 -0.351 -0.162 -0.087 -0.181 0.282 -0.020 -0.345 -0.261 -0.075 -0.070 -0.004 0.136 -0.015 0.258 -0.164 0.300 -0.365 -0.182 0.028 -0.172 -0.250 0.291 0.538 -0.336 -0.261 -0.074 -0.279 0.111 -0.292 0.154 3.641 IV-2001 -0.014 3.325 111-2001 Ingreso por hora de las cónyuges a precios de 2002 Número de hijos 65 - edad de los hombres Riesgo de trabajo tipo II * (dummy, base Riesgo de trabajo tipo I) Riesgo de trabajo tipo III (dummy: base Riesgo de trabajo tipo I) Riesgo de trabajo tipo IV (dummy: base Riesgo de trabajo tipo I) Riesgo de trabajo tipo V (dummy: base Riesgo de trabajo tipo I) Tasa de crecimiento del empleo por áreas metropolitanas Variable 0.011 -0.033 -0.007 -0.002 0.066 0.134 0.139 -0.038 -0.003 0.108 0.118 0.092 -0.023 -0.018 III-1998 0.010 -0.029 II-1998 0.040 0.012 0.019 0.119 0.171 0.075 0.057 -0.012 0.034 0.029 0.035 0.028 0.060 0.025 0.185 0.046 0.025 -0.006 0.022 0.004 -0.020 -0.014 -0.016 0.007 0.146 0.164 0.091 0.007 0.106 0.108 0.005 0.016 -0.009 0.032 0.092 0.019 0.116 0.069 0.016 -0.008 0.017 0.016 0.047 -0.047 -0.072 -0.062 -0.022 0.016 -0.059 -0.032 -0.093 -0.094 0.067 0.063 -0.021 0.010 0.054 0.056 0.014 0.026 0.060 0.063 0.047 0.044 0.068 -0.006 IV-2001 -0.003 -0.005 -0.006 0.007 -0.006 III-2001 0.009 -0.020 II-2001 0.012 -0.003 I-2001 -0.006 -0.006 -0.003 -0.002 0.012 -0.050 IV-2000 0.012 -0.029 0.012 -0.049 III-2000 0.009 -0.019 0.000 -0.041 II-2000 0.004 -0.014 1-2000 0.007 -0.031 IV-1999 0.011 -0.025 0.000 III-1999 0.007 -0.002 -0.005 -0.020 -0.009 II-1999 0.012 -0.002 I-1999 0.011 IV-1998 Caudro 1A. Funciones semilogarítmicas de ingreso. Coeficientes de regresión (3 estimados. México urbano. Trimestres II-1998 a IV-2001 (Continuación) 0.007 0.16 0.010 III-1998 0.15 II-1998 0.15 0.008 IV-1998 0.14 0.010 I-1999 0.12 0.014 II-1999 0.09 0.019 III-1999 0.12 0.008 IV-1999 0.12 0.008 I-2000 0.17 0.012 11-2000 0.17 0.012 III-2000 0.10 0.010 IV-2000 0.37 0.009 1-2001 0.16 0.007 II-2001 Las estimaciones correspondientes a I-1987 a I-1998 pueden ser solicitadas al correo [email protected]. * Reglamento de la Ley del Seguro Social en materia de afiliación, clasificación de empresas, recaudación y fiscalización (2002). Riesgo tipo I: ordinario; Riesgo tipo II: bajo; Riesgo tipo III; medio; Riesgo tipo IV: alto; Riesgo tipo V: máximo. Las dummies se construyeron con base en la clasificación de las ramas de la eneu. Los coeficientes sombreados son significativos al 90% de nivel de confianza, ponderando con el factor de expansión de la eneu. No IMSS15: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencia laboral, cuentapropistas sin imss No IMS 11: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS No lMSS 12:Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, cuentapropistas sin IMSS No IMSS13: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo sin IMSS No IMSS14: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas sin IMSS No IMSS5 : Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica complete o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destejo sin IMSS No IMSS8: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas sin IMSS No lMSS9:Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo sin IMSS No IMSS3 Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo sin IMSS No IMSS4: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS IMSS 11: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS I MSS13:Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo con IMSS No IMSSI: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica complete o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS IMSS5: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS IMSS9: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo con IMSS IMSS1 : Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS IMSS3: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo con IMSS IMSS4:Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS Fuente: elaboración propia con base en los microdatos de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (eneu). Trimestres I-1987 a IV-2001. Hombres jefes de familia ocupados: entre 18 y 64 años de edad, con trabajo todo el año, no estudiantes, con 30 o más horas de trabajo semanales, no patrones, sin sectores gobierno y primario. Tasa de cobertura del IMSS por áreas metropolitanas R2 ajustado Variable Caudro 1 A. Funciones semilogarítmicas de ingreso. Coeficientes de regresión estimados. México urbano. Trimestres II-1998 a IV-2001 (Continuación) 0.14 0.008 III-2001 0.38 0.010 IV-2001 Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores con y sin seguridad social (IMSS) (comentario) Antonio Ruezga Programa de Investigación de Economía de la FES-Acatlán l trabajo de Nora Garro y Jorge Meléndez parte del análisis del mercado de trabajo formal e informal de nuestro país. Indican que los puestos de trabajo pueden dividirse en dos grandes segmentos: el cubierto -o formal- y el no cubierto -o informal- por el sistema de seguridad social. Citan el libro de S. Rosen The Theory of Equalizing Differences que propone la hipótesis de las diferencias compensatorias en los ingresos entre segmentos del mer­ cado de trabajo, basada en las ideas vertidas por Adam Smith en los 10 primeros capítulos del libro primero de la obra Riqueza de las naciones. La hipótesis se refiere a que las actividades con condiciones laborales ventajosas atraen trabajadores pa­ gando ingresos laborales menores que el promedio, mientras que los trabajos que ofrecen condiciones de trabajo desfavorables deben pagar premios compensatorios para así atraer trabajadores. Entre los trabajadores ocupados, con y sin seguridad social, escriben Garro y Meléndez, las diferencias compensatorias en los ingresos monetarios directos permi­ ten una estimación de la valoración que los trabajadores asignan a la prestación, puesto que representa el monto que los trabajadores están dispuestos a sacrificar por tener acceso a dicha prestación. De la Encuesta Nacional de Empleo Urbano IV- 2001, se llega a la conclusión de que los hombres ocupados con estabilidad en el empleo y con IMSS tienen un nivel de E 267 Análisis y perspectivas de la globalización educación promedio más alto y más prestaciones adicionales que los hombres ocupa­ dos con estabilidad en el empleo, pero sin IMSS. Con base en la investigación se pueden esperar diferenciales y premios positivos de ingresos directos para los trabajadores que ocupan puestos de trabajo sin IMSS, en comparación con los ingresos directos de trabajadores idénticos que ocupan puestos de trabajo con IMSS. Las diferencias compensatorias en los ingresos monetarios directos permiten una estimación de la valoración que los trabajadores asignan a la prestación del IMSS, puesto que representa el monto que los trabajadores están dispuestos a sacrificar por tener acceso a dicha prestación. En conclusión, los trabajadores están dispuestos a recibir menor ingreso laboral directo con tal de tener la afiliación al IMSS. Este diferencial de ingresos directos, afirman Garro y Meléndez, ha aumentado después de la reforma a la Ley del Seguro Social, implementada en el año 1997. A continuación se presentarán algunos argumentos para tratar de comprender por qué después de la implantación de las reformas algunos trabajadores valoraron mejor su inscripción al seguro social. En México, como en casi toda América Latina, la década de los años ochenta se significó, entre otras cosas, por la crisis económica que debilitó de manera importan­ te las tesis del Estado benefactor. Los gobiernos generaron cambios trascendentales en la política económica y social, al propiciar la reducción de sus actividades me­ diante la privatización de las misinas. El reordenamiento de las finanzas públicas y de la eficiencia administrativa se convirtieron en las nuevas estrategias públicas. La realidad económica obligó al Estado mexicano a replantearse la forma de otor­ gar los beneficios del seguro social. El desempleo y la pérdida real adquisitiva del salario de los trabajadores, fuente fundamental de los recursos del seguro social, provocaba en las instituciones perjuicios trascendentales. Esta realidad económica y social, además, estaba condicionada por el contexto jurídico político. La Constitución, en su artículo 123, establecía claramente que el Estado era tutelar de los derechos de los trabajadores y garante de su bienestar. El seguro social era conquista del movimiento obrero y el instrumento fundamental del Estado para reducir las diferencias económicas entre las clases sociales. En estas condiciones, el Estado, por tanto, estaba obligado a buscar una opción viable para la transformación del seguro social. El 19 de noviembre de 1995 se presentó a la consideración del Congreso de la Unión una iniciativa de nueva Ley del Seguro Social, en la que se propuso un cambio radical, a fin de incrementar la cobertura sobre bases sólidas, ya que numerosos gru­ pos sociales no contaban con la posibilidad de integrarse a los beneficios del seguro 268 Un ANÁLISIS DE LOS DIFERENCIALES SALARIALES ENTRE TRABAJADORES (COMENTARIO) social. En 1995, únicarnente cotizaba a las diferentes instituciones de seguro social 35% de la población ocupada. Si bien en su esencia el Seguro de invalidez, vejez, cesantía en edad avanzada y muerte representaba el instrumento para atender la responsabilidad de la sociedad para con los grupos de población más desprotegidos, que en algún momento fueron produc­ tivos, su estructura financiera altamente vulnerable en periodos inflacionarios, por ca­ recer de mecanisinos de indemnización, no cumplía cabalmente con su propósito. Esta condición se había venido agravando a través de las distintas modificaciones a la ley que habían impactado su solvencia financiera y que en 1995 representaba una expectativa de desfinanciamiento en el corto plazo. La situación se apreciaba más crítica en el análisis de los fenómenos que habían dado origen a la problemática que se presentaba en 1995. Era significativo el hecho de que los trabajadores en activo crecían en una proporción menor a la de los pensio­ nados, ya que daba lugar a que en los próximos años se agotara la suficiencia de las aportaciones para el pago de pensiones y se acabaran las reservas técnicas. Algunos ejemplos proporcionados por el IMSS ayudaban a comprender la proble­ mática por resolver: Los trabajadores de menores ingresos y las mujeres eran quienes con mayor fre­ cuencia abandonaban su carrera laboral antes de llegar a la vejez o siquiera a la edad de 60 años. Ellos no recibían ningún beneficio por las aportaciones de los años laborados. En épocas de alta inflación, quienes se pensionaban veían considerablemente re­ ducido el monto de su pensión, por el efecto del salario promedio de los últimos cinco años, que se tomaba como base para fijarlo. El hecho de no considerar toda la carrera salarial de un trabajador para fijar el monto de la pensión propiciaba que el cálculo de las pensiones no guardara propor­ ción con el esfuerzo real y permitiera grandes injusticias. El trabajador que reducía su ingreso al final de su carrera se veía afectado en el monto de la pensión, en tanto que aquel que sobredeclaraba en los cinco años previos a su retiro recibía una pensión injustamente elevada en detrimento del sistema. En resumen, el soporte financiero de este ramo del seguro era insuficiente en el corto plazo. Las inequidades y vicios que la base legal propiciaba contribuían a la subdeclaración de ingresos, el diferimiento o interrupción de cotizaciones y, en su caso, a la elevación de cuotas, de tal manera que día con día eran más críticas sus expectativas. En 1995 más de 90% de los más de 1 500 000 jubilados y pensionados sólo reci­ bían la cuantía mínima; la ley presentaba esquemas de inequidad y este ramo tenía un severo problema de inviabilidad financiera. 269 Análisis y perspectivas de la globalización Se hace imprescindible -indica la exposición de motivos de la nueva Ley del Seguro So­ cial-, un sistema de pensiones que, conservando los principios de solidaridad y redistribución del ingreso y fortaleciendo la participación del Estado, garantice pensiones con la debida sustentabilidad financiera, haciéndolas inmunes a los efectos de la inflación, y al misino tiempo, utilizando los recursos previsionales como ahorro interno disponible, para la cre­ ciente generación de empleos. Como se ha indicado, ante los resultados de las transformaciones económicas y demográficas, se hizo necesaria una reforma del seguro social para dar viabilidad a sus prestaciones y generar en la población una mayor atracción y convencimiento. Uno de los cambios fundamentales en el Seguro de Retiro, Cesantía en Edad Avanzada y Vejez fue el hecho de pasar de un esquema de beneficio definido, en el cual la pensión que se recibía se calculaba de acuerdo con una fórmula y esquema ya determinados, a un esquema de contribuciones definidas, en el que las pensiones que se reciben dependen del monto acumulado, durante toda la vida laboral, en la cuenta individual de ahorro para el retiro. El trabajador podrá disponer de sus recursos acumulados en su cuenta individual de ahorro para el retiro, para disfrutar una pensión por cesantía en edad avanzada o vejez, una vez cumplidos los requisitos que la ley establece, ya sea que tenga cumpli­ dos 60 años para pensionarse por cesantía o 65 para vejez y 1 250 semanas de cotiza­ ción en los dos casos. En ese momento tendrá derecho a escoger la pensión que más le convenga, ya sea mediante una renta vitalicia, que contratará en una empresa ase­ guradora de su elección o recibiendo su pensión a través de retiros programados que realice por conducto de su Administradora de Fondos para el Retiro. Estas opcio­ nes, sin duda, han sido bien recibidas por importantes sectores sociales. Si el trabajador no acumula en su cuenta individual los recursos suficientes para contratar una renta vitalicia o seguro programado al final de su vida laboral, el go­ bierno le garantiza una pensión equivalente a un salario mínimo general para el Dis­ trito Federal. El trabajador que no haya cumplido con el requisito del periodo de cotización y tenga 60 años o más, podrá retirar el saldo de su cuenta individual en una sola exhi­ bición. Las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore) son entidades financieras especializadas, creadas para administrar, de manera profesional, exclusiva y habitual las cuentas individuales. La elección de la Afore que administrará los ahorros para el retiro de los trabajadores es libre e individual. Las Afore tienen personalidad jurídica y patrimonio propio, y para su constitución y funcionamiento requieren de autorización de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro 270 Un análisis de los DIFERENCIALES salariales entre trabajadores (comentario) para el Retiro (Consar). Toda afore está sujeta en cuanto a su contabilidad, informa­ ción, sistemas de comercialización y publicidad a lo que la Consar establezca. Las Afore canalizan los recursos de las cuentas individuales de ahorro para el retiro a las Sociedades de Inversión Especializadas de Fondos para el Retiro (Siefore), con objeto de obtener rendimientos, mediante su inversión en instrumentos financie­ ros, que incrementen el ahorro del trabajador para su pensión. Cada Afore podrá operar varias Siefore, con distintas características de riesgo y rentabilidad. Las Siefore son entidades financieras a través de las cuales las Afore invierten el ahorro de los trabajadores. Tienen personalidad jurídica y patrimonio propios, dife­ rentes de las Afore. Para su constitución y funcionamiento, como las Afore deben contar con autorización de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Re­ tiro, sujetándose en cuanto a la inversión de los recursos de las cuentas individuales, información y publicidad, a lo establecido en la Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro, las Siefore tienen un Comité de análisis de riesgos, para determinar las políticas y estrategias de inversión, la composición de los activos, los criterios y lincamientos para la selección de los riesgos crediticios y de mercado y la designa­ ción de los operadores que lleven a cabo las políticas de inversión. La Siefore cuenta además con un Comité de valuación de los valores que componen sus carteras. La Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), es el órgano desconcentrado encargado de coordinar, regular, supervisar y vigilar el funciona­ miento del Nuevo Sistema de Pensiones, mediante las siguientes facultades: Otorgar, modificar o revocar autorizaciones a las Afore y Siefore. Regular todo lo relativo a la operación de los sistemas de ahorro para el retiro. Supervisar a los participantes de los sistemas de ahorro para el retiro con el objeto de evaluar los riesgos a que están sujetos sus sistemas de control y calidad de su administración, procurando su liquidez, su solvencia, su estabilidad y que se ajusten a sanas prácticas de los mercados financieros. Imponer multas y sanciones, así como emitir opinión a la autoridad competente en materia de los delitos previstos por la Ley, mediante las facultades de inspección y vigilancia. Celebrar convenios de asistencia técnica. Recibir y tramitar las reclamaciones que formulen trabajadores, beneficiarios y patrones contra las Afore. Informar semestralmente al Congreso de la Unión sobre la situación que guardan los sistemas de ahorro para el retiro. Dar a conocer a la opinión pública reportes sobre reclamaciones, comisiones, número de afiliados, situación financiera, composición de cartera y rentabilidad de las sociedades de inversión, cuando menos en forma trimestral. 271 Análisis y perspectivas de la globalización Elaborar y publicar estadísticas y documentos relacionados con los sistemas de ahorro para el retiro En el nuevo sistema de seguro social, el Estado no busca liberarse de sus respon­ sabilidades frente a la sociedad. Lo que en realidad desea es encontrar nuevas estra­ tegias para cumplir mejor con ellas. En nuestros días, se cuestiona mucho la participación directa del Estado en dife­ rentes áreas de la economía. Sin embargo, en la nueva Ley del Seguro Social, se mantiene la facultad del Estado, a través del Instituto Mexicano del Seguro Social, de operar los servicios médicos que presta directamente y supervisar aquellos en los que lo hace indirectamente. El Estado, además, mediante las facultades de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, refuerza la vigilancia y control en lo relativo a la operación de las cuentas individuales de los trabajadores. En la exposición de motivos se afirma lo siguiente: El Estado Mexicano constituido, a partir de 1917, tiene como una de sus finalidades esen­ ciales dar respuesta a las aspiraciones sociales que alentaron las luchas históricas que ha vivido nuestro país. Por su naturaleza y origen, tiene el indeclinable compromiso de procu­ rar el bienestar para los más desprotegidos, promover el desarrollo integral y crear condi­ ciones de igualdad de oportunidades. Ha propiciado un marco jurídico de protección a los trabajadores con un claro sentido tutelar... Es de subrayarse que el Estado, a través de IMSS, fiscalizará el cumplimiento del pago de las aportaciones a cada cuenta, en tanto que las autoridades financieras supervisarán estrictamente la solvencia de las sociedades de inversión, garantizándose así el buen ma­ nejo de los fondos, en los términos de las leyes respectivas. Las Afore, que como se ha indicado son corporaciones de dedicación exclusiva, pueden ser privadas, públicas y mixtas. El Instituto Mexicano del Seguro Social, con base en la nueva legislación, constituyó su propia Afore. Cada Afore puede tener varias sociedades de inversión (Siefore). Las compañías de seguros que administran las rentas vitalicias pueden también ser privadas, públicas y de capital social. La nueva normatividad, en materia de seguro social, establece que el IMSS se mantenga como: garante del cumplimiento de las disposiciones legales de la recau­ dación de contribuciones; proveedor de beneficios para los pensionados existentes; responsable de otorgar los beneficios durante la transición a los trabajadores que hayan escogido el viejo sistema de reparto al retirarse; proveedor de una pensión mínima garantizada a los trabajadores del sector privado. Por su parte -explica la exposición de motivos-, la normatividad que se propone para el seguro de Retiro, Cesantía en Edad Avanzada y Vejez, busca otorgar pensiones más dig- 272 Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores (comentario) nas: contar con un sistema transparente en el que el trabajador, al ser propietario de los recursos de su cuenta individual para el retiro, nunca pierda las aportaciones hechas por él misino, así como las que en su favor hizo su patrón y el gobierno; evitar que la inflación afecte el monto real de su pensión; que ésta sea reflejo de su esfuerzo en concordancia con toda su carrera laboral, y que existan mayores elementos redistributivos de tal manera que se beneficie más a quienes menos tienen. La nueva estructuración de este seguro, tal como se propone, contribuye a estimular permanentemente el ahorro personal y familiar. En el nuevo sistema, los trabajadores que no logren cotizar las 1 250 semanas señaladas para tener derecho a una pensión, no solamente no pierden los recursos de sus cuentas, teniendo derecho a acceder a ellos en el momento del retiro, sino que, además, como lo indica la exposición de motivos, “si sobrepasan las 750 semanas, tendrán derecho a recibir a partir del momento de su retiro y hasta su fallecimiento, la atención médica que brinda el seguro de Enfermedades y Maternidad sin necesidad de hacer alguna contribución adicional”. Este nuevo sistema de pensiones, anota la exposición de motivos, entraña mayor justicia que el anterior, ya que las aportaciones derivadas del esfuerzo personal nunca se pierden; la pensión que se alcanza reconoce claramente la trayectoria laboral; se abre para el trabajador la oportu­ nidad de obtener ganancias reales en su cuenta individual con lo cual se incrementa el monto de su pensión; además es de destacarse la mayor participación del Gobierno Fede­ ral en beneficio de los asegurados de más bajos ingresos... El sistema propuesto es más eficiente y preserva los principios sociales de la seguri­ dad social; utiliza las ventajas de los mercados financieros para mejorar las pensiones de los trabajadores, y le da viabilidad al seguro, así como mejores oportunidades a toda la población. La reforma al sistema del seguro social respondió a la necesidad de seguir mante­ niendo las prestaciones de los trabajadores. Ya se indicó que como resultado de trans­ formaciones demográficas, económicas y de la generación de una serie de inequidades del propio sistema, fue necesaria una reforma con el objetivo de asegurar la viabili­ dad de las prestaciones. A continuación se presentan algunos beneficios de la nueva Ley que, sin duda, han propiciado que los trabajadores estén dispuestos a recibir menor ingreso laboral directo con tal de tener la afiliación al seguro social: Tienen una cuenta individual, a través de la cual adquieren plenos derechos sobre su ahorro para el retiro y les da acceso al mercado financiero. Adquieren la posibili­ dad de obtener tasa de rendimiento de mercado, que generalmente no están disponi­ 273 Análisis y perspectivas de la globalización bles para el pequeño ahorrador, tanto en sus aportaciones obligatorias como en su ahorro voluntario. El Estado incrementa su aportación a la seguridad social, con la nueva cuota so­ cial, equivalente a 5.5% de un salario mínimo revisado trimestralmente conforme al índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que se deposita en cada cuenta individual de los trabajadores. No se presentan inequidades entre lo que se aporta durante la carrera laboral y lo que se recibe al momento de retirarse; la pensión refleja claramente los salarios percibidos durante toda la etapa productiva del trabajador. El Estado garantiza el derecho de todos los trabajadores a una pensión base, equi­ valente a un salario mínimo, cuando cumplan con los requisitos para gozar de la misina. Esta pensión no pierde su poder adquisitivo en el tiempo, porque su monto se actualiza anualmente en el mes de febrero conforme al Índice Nacional de Precios al Consumidor. Los trabajadores con edad para jubilarse, que no cumplan con los periodos de cotización exigidos por la Ley del Seguro Social para obtener una pensión, pueden disponer de los fondos acumulados en su cuenta en una sola exhibición, o bien seguir cotizando hasta alcanzar las semanas de cotización necesarias. Lo trabajadores participan de manera activa en todos los procesos, decidiendo a qué Afore se van a afiliar, en qué se invertirán sus recursos (Siefore) y la manera en que recibirán su pensión al retirarse. Pueden apreciar y revisar la evolución del monto de los recursos ahorrados, du­ rante su vida laboral, a través del estado de cuenta que emite su administradora. Tienen la posibilidad de hacer aportaciones, a manera de ahorro voluntario, para incrementar los recursos de su cuenta individual y pueden hacer retiros con la perio­ dicidad que marca la ley, del monto de dichas aportaciones voluntarias. Están facultados para efectuar retiros parciales, por desempleo o matrimonio, de su cuenta individual. 274 Análisis y perspectivas de la globalización. Un debate teórico II se terminó de imprimir en septiembre de 2005. Tiraje: mil ejemplares. n el año 2003, un grupo de investigadoras de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán se reunieron para intercambiar y discutir dife­ rentes puntos de vista en torno al proceso de globalización que ha impactado en las distintas áreas del conocimiento científico. Esto con la finalidad de enri­ quecer el ejercicio de la docencia que cada una de ellas realiza dentro de la FES Acatlán. De aquí nace la propuesta de reunir profesionistas de instituciones nacio­ nales e internacionales, cuya característica común es el interés en temas que combinan el fenómeno de la globalización con la economía, la sociología, la historia, la ñlosofía y las relaciones internacionales. Esta propuesta logra consolidarse gracias a la aprobación del Proyecto que otorgó la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la UNAM titulado Análisis y perspectivas de ¡a globalización: Un debate teórico, con registro: EN309803 y al apoyo de la FES Acatlán. PAPIME Esta obra se divide en dos tomos. El tomo I contiene investigaciones en las que se plantean diversas teorías sobre la globalización y sus repercusiones sobre algunos sectores económico-sociales. En el tomo II se encuentran aquellas investigaciones con aplicación empírica sobre los efectos de la globalización en la economía nacional, América Latina y el Este Asiático, economía del medio ambiente, migración, derechos humanos, salarios y trabajo. Este libro concentra, además, algunos de los trabajos que se presentaron en el ciclo de conferencias que se llevaron a cabo en la Unidad de Seminarios de la FES Acatlán, del 6 de mayo al 17 de junio de 2003. Este es un material muitidisciplinario que puede servir de apoyo y guía para profesores, alumnos y público en general interesados en el tema.