Subido por Javier Arturo Martínez Farfán

Análisis y perspectivas de la globalización un debate teórico II

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ANÁLISIS Y PERSPECTIVAS
DE LA GLOBALIZACIÓN
Un debate teórico
II
Análisis y perspectivas
de la globalización
Un debate teórico
II
Ana María Aragonés
Aída Villalobos
María Teresa Correa
(coordinadoras)
Primera edición: 2005
Ana María Aragonés, Aída Villalobos y María Teresa Correa (coordinadoras)
Facultad de Estudios Superiores, Acatlán
Universidad Nacional Autónoma de México
Plaza y Valdés, S.A. de C.V.
Derechos exclusivos de edición reservados
para Plaza y Valdés, S.A. de C.V. Prohibida
la reproducción total o parcial por cualquier
medio sin autorización escrita de los editores.
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Teléfono: 9320 63750 Fax: 9328 04934
[email protected]
ISBN: 970-722-436-3
Impreso en México / Printed in Mexico
Contenido
Introducción............................ .......................................................................
9
1. Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional
Miguel Ángel Rivera Ríos.............................................................................
15
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional (comentario)
Lourdes Perkins...........................................................................................
41
2. América Latina y el Este asiático: modalidades de desarrollo
en el contexto de la nueva división internacional del trabajo
Enrique Hernández Laos..............................................................................
45
América Latina y el Este asiático: modalidades de desarrollo
en el contexto de la nueva división internacional del trabajo (comentario)
Aída Villalobos Sosa.....................................................................................
111
3. Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
en la Península de Delmarva 1990-2000
Ana María Aragonés, Timothy Dunn y George Shivers..................................
117
La nueva migración mexicana en la Península
de Delmarva (comentario)
María Teresa Correa Flores.........................................................................
151
4. Migración, derechos humanos, ciudadanía
y soberanía nacional
Timothy Dunn..............................................................................................
155
Migración, derechos humanos, ciudadanía
y soberanía nacional (comentario)
Paz Trigueros Legarreta .............................................................................
177
5. Migrantes mexicanos y otros latinos en el mercado
laboral estadunidense
Elaine Levine...............................................................................................
181
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mercado
laboral estadunidense (comentario)
José Miguel Candía.....................................................................................
207
6. Globalización y crisis del agua en México
Jaime Peña Ramírez y Benjamín Hernández Camacho................................
211
Globalización y crisis del agua en México (comentario)
Luis Quintana Romero................................................................................
233
7. Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores
con y sin seguridad social (IMSS)
Nora Garro Bordonaro, Jorge Meléndez Barrón.........................................
237
Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores
con y sin seguridad social (comentario)
Antonio Ruezga Barba.................................................................................
267
Introducción
1 segundo volumen del proyecto titulado Análisis y perspectivas de la
globalización: un debate teórico tiene el propósito de abrir la discusión de
los efectos de la globalización en algunos sectores de la economía. El libro
reúne artículos de investigación de profesores adscritos a la División de Ciencias
Socioeconómicas de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, de la Facultad
de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, del Departamento de
Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidades Azcapotzalco e
Iztapalapa, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, de la
Universidad de Salisbury, y del Washington College.
Este segundo tomo contiene seis ensayos y textos que, a diferencia del tomo I,
presentan estudios concretos sobre los efectos de la globalización en los diferentes
ámbitos de la sociedad.
En el primer trabajo escrito por Miguel Ángel Rivera Rios, “Cambio histórico,
globalización y desarrollo nacional”, se discuten las consecuencias que tiene para el
desarrollo nacional la producción mundial integrada a cadenas globales de produc­
ción. En este ensayo se plantea la pertinencia y validez de utilizar los conceptos de
“desarrollo económico” y “desarrollo nacional” en el contexto de la propagación
mundial del capitalismo. Como se sabe, dichos conceptos fueron cuestionados en los
últimos 20 años, dejando en claro que una creciente acumulación de capital mundial
no se traduce automáticamente en mayor desarrollo nacional, ya que hay un conjunto
de factores mediadores que quedan definidos histórica y políticamente.
Este ensayo es comentado por Lourdes Perkins, profesora adscrita al Programa de
Investigación de la FES-Acatlán.
El segundo ensayo, de Enrique Hernández Laos, bajo el título “América Latina y
el Este asiático: modalidades de desarrollo en el contexto de la nueva división inter­
nacional del trabajo”, presenta un estudio comparativo entre los países del Este de
E
9
Análisis y perspectivas de la globalización
Asia y los países del Hemisferio Norte de América Latina, en el contexto de la globa­
lización económica. Para el autor, el efecto de la globalización no sólo acentúa las
diferencias económicas entre los países desarrollados y los países en vías de desarro­
llo, sino también entre estos últimos, argumentando que “a principios del siglo XXI,
las naciones desempeñan un papel diferente en la división internacional del trabajo,
en comparación del que tenían al comienzo de la década de los cincuenta”, demos­
trando que el éxito de las economías del Este de Asia se debe en gran medida al
camino adoptado en los últimos 50 años.
Este ensayo es comentado por Aída Villalobos, jefa del Programa de Economía de
la FES-Acatlán.
En el tercer ensayo, “Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana en la
Península de Delmarva 1990-2000” de Ana María Aragonés, Timothy Dunn y George
Shivers, se analiza por qué y cuáles son las condiciones por las que la Península de
Delmarva, cuya característica ha sido el aislamiento, se ha convertido en un impor­
tante receptor de trabajadores migrantes. En este ensayo, Aragonés, Dunn y Shivers
presentan algunos de los resultados obtenidos de las entrevistas que realizaron en la
región entre los años 2000 y 2002, tanto a trabajadores migrantes como a otro con­
junto de actores y organizaciones, además de proveedores de servicios sociales y
activistas que trabajan con migrantes. El interés de los autores se centra en compren­
der por qué esta región se ha convertido en un nuevo destino migratorio y, por el otro
lado, analizar cuál ha sido el impacto que esta migración ha tenido en ámbitos tales
como trabajo, servicios sociales, alojamiento, relaciones interétnicas, los sindicatos
y los derechos humanos, así como conocer cuál ha sido la respuesta de los propios
trabajadores migrantes ante las dificultades que deben enfrentar.
Algunas de las conclusiones a las que llegan estos autores son que las necesidades
crecientes de fuerza de trabajo en la Península de Delmarva se encuentran relacio­
nadas con las industrias procesadoras de pollo que se han trasladado a estas nuevas
regiones de características más rurales, por encontrar allí condiciones más propi­
cias para sus procesos productivos. Esto ha dado lugar a lo que los autores llaman
“nuevos destinos migratorios”, ya que los trabajadores no acuden a las regiones
receptoras tradicionales, sino que llegan directamente a estos nuevos destinos. Otro
fenómeno que los autores señalan es el hecho de que los trabajadores no han tenido
experiencias migratorias anteriores, es decir, llegan directamente a estas nuevas re­
giones y sin tener prácticarnente contactos, como pueden ser las redes sociales que en
las regiones tradicionales de recepción de migrantes son una realidad. Esta situación
presenta la invaluable oportunidad de analizar y comprender cómo se originan las
redes sociales.
10
Introducción
Otros sectores que, de acuerdo con los autores, son también altamente receptores
de migrantes son la agricultura intensiva de la región, así como el sector servicios
derivados del turisino, por encontrarse un conjunto de playas muy importantes en la
región.
En este trabajo se hace hincapié en la situación que guardan los derechos humanos,
considerados en el ensayo como incondicionales, por lo que la situación administra­
tiva de los trabajadores indocumentados, que fueron la mayoría de los entrevistados,
están severamente limitada para ejercer sus derechos formales, dado que la visión
que ha sido reforzada es la de los derechos como condicionales a su estatus legal. Sin
embargo, a pesar de ello, los autores apuntan al hecho de que ha habido importantes
logros en relación con los derechos humanos de los mexicanos indocumentados y
otros migrantes latinos a nivel local en la Península de Delmarva.
Este ensayo está comentado por María Teresa Correa, jefa de Sección de Econo­
mía de la FES-Acatlán.
De manera muy puntual, el ensayo de Tim Dunn, intitulado “Migración, derechos
humanos, ciudadanía y soberanía nacional”, establece desde dos perspectivas de aná­
lisis el ejercicio de los derechos humanos en tomo al proceso migratorio, y en parti­
cular considera el caso de México. En este trabajo se comparan dos visiones acerca
de los derechos, la posición de la ciudadanía nacionalista y la perspectiva de los
derechos humanos, y su uso en los asuntos de la inmigración. El autor hace una
crítica a la llamada ciudadanía nacionalista y desarrolla sus argumentos a favor de
los derechos humanos.
El autor demuestra que las políticas migratorias, aun tienen un fuerte sesgo de
influencia desde la ciudadanía nacionalista, prevaleciendo por encima de la perspec­
tiva de los derechos humanos. De ahí que concluya afirmando que los inmigrantes
indocumentados son un gmpo totalmente expuesto al maltrato, la explotación y la
violación de sus derechos básicos y así como de su dignidad, situación que no se
resuelve, aun cuando existan gran número de tratados internacionales de derechos
humanos, debido a la falta de voluntad política para ponerlos en práctica por parte de
los Estados nación.
Este ensayo es comentado por Paz Trigueros del Departamento de Sociología de
la UAM-Azcapotzalco.
Bajo la misina temática, pero incorporando al estudio de la migración el compor­
tamiento del mercado laboral estadunidense, se presenta el ensayo de Elaine Levin,
que lleva por título, “Migrantes mexicanos y otros latinos en el mercado laboral
estadunidense”, nos permite conocer los efectos de la migración en la década 19912000, considerada como el periodo de crecimiento económico más largo que se haya
experimentado en Estados Unidos en tiempos de paz.
11
Análisis y perspectivas de la globalización
La autora plantea que es en este periodo cuando se crearon más de 20 millones de
empleos en la economía estadounidense, como reflejo del crecimiento ininterrumpi­
do de la misina. Se expone en este ensayo que para algunos estrategas de la política
económica de ese país, la fuerza laboral que se desprende de la mano de obra de los
nuevos inmigrantes tuvo un papel relevante en el comportamiento de las tasas de
crecimiento económico; sin embargo, hay fuertes divergencias en tomo a esta posi­
ción, pues no todo el mundo está convencido de las bondades de la presencia de los
inmigrantes en Estados Unidos. En este punto es donde la autora profundiza su traba­
jo para determinar el efecto de los trabajadores migrantes sobre los niveles de em­
pleo y los niveles salariales, sobre todo cuando se trata de aquellos con bajos niveles
de escolaridad y rasgos étnicos o raciales que los hacen objeto de discriminación
laboral y social.
Este trabajo nos permite observar un estudio en tomo a las políticas adoptadas por
el gobierno de Estados Unidos frente al impacto económico de la participación en la
economía de los inmigrantes, tanto latinoamericanos como en su mayoría de los
mexicanos.
Este trabajo es comentado por José Miguel Candía, de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales.
El trabajo sobre “Globalización y crisis del agua en México”, de Jaime Peña y
Benjamín Hernández, problematiza sobre el tema del uso del agua y la lógica de
inserción de este bien natural en el ciclo del capital. Los autores hacen un puente
entre la llamada crisis del agua y sus manifestaciones en el proceso de globalización
de la economía.
Los autores consideran que dentro de los recursos naturales, el agua como ele­
mento vital es uno de los factores más importantes para determinar los niveles de
degradación ambiental y los efectos político-económicos que se desatan frente al
proceso de globalización. Una de sus manifestaciones es la promoción de un consu­
mo masivo depredador, por medio de capitales destinados al tratamiento, embotella­
miento, abastecimiento de las urbes y ciudades por medio de la aplicación y uso de
tecnología de punta.
Esta situación puede llegar a ser objeto de discordia entre las grandes firmas
transnacionales; incluso se considera que el agua sucia será un elemento de pugna en
la sociedad.
Este ensayo es comentado por Luis Quintana, profesor adscrito al Programa de
Investigación de la FES-Acatlán.
El último ensayo, aunque no por ello el menor en importancia, presenta “Un aná­
lisis de los diferenciales salariales entre trabajadores con y sin seguridad social (IMSS)”,
de Nora Garro y Jorge Meléndez, que hacen una estimación con base en las diferen­
12
Introducción
cias en el ingreso laboral por hora trabajada entre los trabajadores con y sin afiliación
al Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS).
Es un estudio de caso que incorpora un fuerte cuerpo teórico en tomo al mercado
de trabajo. El estudio empírico es un modelo econométrico que considera una fun­
ción semilogaritmica para el ingreso laboral por hora trabajada, y como variables
explicativas una serie de variables dummies que explican las características del gru­
po de trabajadores que se consideraron para el estudio.
El ensayo parte de la teoría de los mercados de trabajo, para considerar los efec­
tos, en particular, de la segmentación de los mercados laborales. Sin embargo, esta­
blecen claramente las limitaciones para aterrizar la teoría económica, misina que se
ha desarrollado lentamente, y las dificultades que surgen en la definición de los seg­
mentos y el proceso de asignación de los trabajadores a cada uno de ellos. Por otro
lado, señalan las fuertes limitaciones para someter las hipótesis teóricas a las pruebas
y los ejercicios empíricos.
Aun con esta limitación, los autores se proponen en este ensayo un estudio de
caso retomando los datos observados del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS,)
para observar las diferencias compensatorias en los ingresos laborales entre los dos
sectores de trabajadores que ellos toman como campo de estudio, demostrando los
márgenes en el ingreso monetario que los trabajadores están dispuestos a sacrificar,
con tal de tener acceso a la prestación social que les brinda el IMSS.
Este trabajo es comentado por Antonio Ruezga Barba, profesor adscrito al Pro­
grama de Investigación de la fes-Acatlán.
13
1
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional
Miguel Ángel Rivera Ríos
Facultad de Economía, UNAM
Resumen
n este artículo se discuten las consecuencias que tiene para el desarrollo
nacional la producción mundial integrada o las cadenas globales de produc­
ción. Las bases del debate sobre el capitalisino y el desarrollo nacional fueron
establecidas por Marx al plantear la noción de capitalisino como sistema mundial
dotado de poderosas fuerzas propagadoras, pero fue con el advenimiento de la eco­
nomía del desarrollo en los años cuarenta del siglo XX que se habló de desarrollo
nacional de los países tardíos como objeto específico de estudio. Las nuevas condi­
ciones de discusión del tema en los ochenta en adelante dejan en claro que una cre­
ciente acumulación de capital mundial no se traduce automáticarnente en mayor
desarrollo nacional, ya que hay un conjunto de factores mediadores que quedan defi­
nidos histórica y políticarnente.
La modalidad adoptada por el capitalisino global parece contradecir las perspecti­
vas de autores como Gereffi, porque la integración de un creciente número de países
en desarrollo parece haber reforzado la desigualdad mundial, porque se han depre­
ciado aceleradamente, desde mediados de los ochenta, los sectores en los que se
integran la mayoría de estos países, o sea las industrias basadas en conocimiento
tecnológico genérico. Las desigualdades que se presentan en la integración de los
países a la cadena mundial de valor son en realidad desigualdades en la apropiación
del conocimiento productivo y tecnológico en el mundo.
E
15
Análisis y perspectivas de la globalización
Si el upgrading a lo largo de la cadena de producción y de valor parece depender
del acceso a un conocimiento tecnológico superior, la respuesta sería consolidar la
organización del sistema nacional para el aprendizaje y la innovación. Sin embargo,
esta prescripción invierte la relación causa-efecto, ya que la consolidación del sistema
para la innovación es un resultado de la existencia de una coalición política nacional a
favor de la transformación estructural. Esta lección prefigurada en la debacle de la
economía del desarrollo corre el riesgo de ser nuevamente olvidada, concluye el autor.
Globalización, propagación del capitalisino
y desarrollo nacional
Ubicación temática
Durante la década del noventa se aceleró y amplificó el cambio estructural del siste­
ma capitalista mundial, gracias a lo cual tendió a imponerse una nueva modalidad de
funcionamiento del misino con consecuencias internacionales fundamentales. Este
cambio estructural implica obviamente un mayor desarrollo de las relaciones capita­
listas a nivel mundial, ya que el patrón industrial emergente, articulado en tomo a las
tecnologías de la información y la comunicación, conduce a la creación de nueva
capacidad productiva integrada internacionalmente. La reconfiguración de la divi­
sión internacional del trabajo, que le es consustancial, abre en principio nuevas opor­
tunidades de desarrollo nacional, ya que la integración mundial de la producción
facilita el flujo internacional de factores productivos, entre ellos de conocimiento
tecnológico. Pero si en principio parecen ampliarse las oportunidades de desarrollo
nacional, la ampliación de la acumulación de capital a escala mundial puede traducirse
en nulos o limitados avances reales para muchos países atrasados, debido a la interfe­
rencia de factores externos e internos que operan bajo la influencia del nuevo para­
digma tecnoeconómico.
El estudio de la relación entre la propagación mundial del capitalisino y el desa­
rrollo autónomo del misino a nivel nacional ha sido un tema fundamental de la eco­
nomía política, desde la época de los clásicos, con Stuart Mill, Marx, el marxisino
clásico, la historiografía económica con Mantoux, Mokyr, Landes, Gerschenkron y
la Economía del Desarrollo (Lewis, Scitovsky, Nurkse, Kutznets, Rosenstein-Rodan,
Hirschman y otros), cuando quedó constituida formalmente en una subdisciplina de
la economía. Sin embargo, como lo reflejan los debates de los años sesenta y la
debacle de la Economía del Desarrollo (ed), surgieron visiones irreconciliables que
16
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional
impidieron capitalizar los avances intelectuales de los años cincuenta. Pero en la
actualidad, primero con el “milagro” de Asia oriental y luego con el surgimiento del
llamado sistema global de producción (o producción mundial integrada) se ha re­
abierto la discusión sobre el desarrollo económico o el desarrollo nacional de los
países atrasados, generándose una riqueza enorme de estudios y nuevas categorías de
análisis que permiten un replanteamiento integral de esta temática. Sin embargo, la
coherencia de este replanteamiento depende de los esfuerzos de síntesis, integración
del análisis y reflexión en retrospectiva, ya que persiste el peligro de nuevas polariza­
ciones1 en el debate a medida que la integración mundial de la producción entra a
etapas más complejas, con repercusiones ambivalentes para los países en desarrollo.
Cabe subrayar que pese a la aparición de importantes estudios efectuados bajo el
enfoque de la economía política, como los de Amsden, Kaplinski, Gereffi y Hobday,
no hay una teoría integrada y muchos problemas carecen de respuesta, por lo que es
indispensable trabajar con hipótesis cuya validez depende de la integración coheren­
te de los elementos que se integran al análisis.
Considerando las anteriores prioridades y restricciones, el presente artículo pre­
tende tender un puente entre el enfoque clásico del tema, algunas aportaciones de la
ED e investigaciones efectuadas en los últimos 20 años en tomo al desarrollo tardío y
su relación con la integración mundial de la producción en los cuales tiene una in­
fluencia sobresaliente el evolucionisino y el institucionalisino crítico.2 Partiremos de
Marx porque su análisis del capitalisino como sistema mundial, además de su carác­
ter pionero, ha ejercido una gran influencia que llega, aunque de manera sutil, hasta
nuestros días. De Marx entroncaremos con el debate de posguerra y posteriormente
con la reapertura del tema derivado de las investigaciones sobre la industrialización
en Asia oriental. Además de tomar la perspectiva mundial del capitalisino legada por
Marx, nos apoyaremos en el concepto de núcleo endógeno propuesto por Fajnzylber
para sustentar y diferenciar la noción de desarrollo nacional del capitalisino.3 Des­
pués de la presentación del marco teórico pasaremos a analizar la dinámica del lla­
mado periodo de transición, que dio lugar al nacimiento de la nueva división
1 Cabe también el peligro de que el estudio del tema se tecnifique en exceso repitiendo lo que
sucedió con la ed, que dejó de lado, como veremos, los determinantes políticos del fenómeno.
2 Una influencia decisiva en la constitución de la teoría sobre la producción mundial integrada fue la
literatura sobre el sistema mundial (ver T. Hopkins e I. Wallerstein, 1986) y la integración dependentisinodesarrollo de los años ochenta, uno de cuyos más conspicuos representantes es P. Evans (1979).
3 De acuerdo con Fajnzylber se trata de las estructuras articuladoras que imprimen a la industriali­
zación capacidad de crecimiento autosostenido, combinando eficiencia con creatividad; ver 1983, pp.
345 y ss.
17
Análisis y perspectivas de la globalización
internacional del trabajo en los años setenta y luego a la constitución de Asia-Pacífico en la región más dinámica del mundo. En la última parte, el eje del análisis pasa a
los encadenamientos y redes mundiales que fueron el conducto para transferir capa­
cidad productiva a países de desarrollo tardío, al frente de los cuales se encuentra,
por supuesto, China. La exposición se apoya en citas de pie de página para aportar
referencias bibliográficas adicionales.
Consideraciones teóricas e históricas sobre propagación
mundial del capitalisino y el desarrollo nacional
Para Marx, uno de los rasgos fundamentales del capitalisino es su capacidad para
expandirse intemacionalmente y constituir un sistema integrado, lo cual se debe a su
capacidad para revolucionar la productividad del trabajo.4 ¿Cómo se integran los
países más atrasados en el proceso de propagación mundial del capitalisino? Por
medio del comercio internacional y otros instrumentos las relaciones capitalistas que
penetran en las áreas atrasadas iniciando en ellos una serie de cambios estructurales
que comienzan con la acumulación originaria y concluyen con la instauración de un
sistema específicarnente capitalista.5 Conviene subrayar que Marx atribuyó a este
proceso de propagación internacional progresividad histórica, ya que el pasaje a rela­
ciones capitalistas constituía la forma fundamental de progreso social, reflejada en el
surgimiento de fuerzas productivas superiores, aunque al misino tiempo apareciera la
miseria y la explotación como acompañantes.6
Décadas después de la publicación de El Capital, Hilferding, Bujarin, Lenin y
otros autores clásicos en el marco histórico de una extraordinaria intemacionalización
del capitalisino profundizaron la concepción legada por Marx en dos direcciones. De
una parte, en tomo a los mecanisinos específicos por medio de los cuales se efectúa la
propagación y, segundo, aunque en medida menos elaborada, la diferenciación de los
4 Esta es la concepción fundamental de Marx que sintetiza el movimiento conjunto del capitalisino
esbozada en diversas partes de El Capital, sobre todo en el tomo I, cap. 20 (edición 1946). Ver también
R. Rosdolsky, 1979, p. 36 y A. Dabat, 1991, p. 13, infra.
5 Es decir, un capitalisino con su propia base técnica o tecnológica; ver Marx, 1946, tomo I, cap.
23, p. 312.
6 Unidad de contrarios derivada de la naturaleza ambivalente del capitalisino que constituye a la
vez medio fundamental para el desarrollo de las fuerzas productivas e instrumento de explotación y
opresión. El pensamiento evolucionista reconoce lo anterior al plantear que el progreso es siempre
desigual y que toda creación entraña destrucción. Ver J. Metcalfe, 2001, p. 566.
18
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional
países que se incorporan a la expansión del capitalisino. Para el marxisino clásico los
centros dominantes tienden a agotar cíclicarnente su espacio interno en virtud de la
sobreacumulación de capital y por ello proyectan al exterior elementos propagado­
res, como la exportación de capitales, que extiende las nuevas relaciones de produc­
ción al exterior (Hilferding, 1973, pp. 354-357). Pero para Lenin no todos los países
atrasados estarían en condiciones de integrarse favorablemente, ya que su situación
interna en el momento en el cual arribaran las fuerzas externas revelaba ser determi­
nante. Lenin llegó a la conclusión de que los países atrasados mejor situados para
incorporarse al sistema capitalista eran los que reunían dos condiciones: independen­
cia política formal y vinculación o ubicación favorable ante las redes comerciales y
financieras del capitalisino.7 Fuera de ellos, estaban los países cuyo atraso y lejanía
de las rutas internacionales del capitalisino era tan grande que estaban condenados a
ser marginados, y otros que, pese a su atraso, tenían potencialidad para alimentar la
acumulación metropolitana de capital, pero cuya integración forzada significaría una
dislocación social tan grande que podría dejarlos por mucho tiempo en condiciones
sociales peores de las que sufrían originalmente (Dabat, 1991, Introducción).
Marx y los clásicos razonaron en una perspectiva de mucho mayor alcance meto­
dológico y analítico que Smith y Ricardo (y sus continuadores), ya que estos últimos,
si bien razonaban en la perspectiva de un capitalisino en expansión, adoptaban una
perspectiva nacionalista estrecha, la de Inglaterra, como centro de la naciente divi­
sión internacional del trabajo.8 Marx y Lenin privilegiaban la visión de un sistema
mundial cuyas unidades nacionales dominantes generaban fuerzas centrífugas que
extendían las relaciones capitalistas a regiones primitivas o vírgenes que eran un
reservorio de materias primas, población y posteriormente de mercados. Pero al cen­
trar su análisis en la dimensión global de la acumulación de capital y la relación entre
los espacios nacionales dominantes y el espacio internacional, dejaron una serie de
interrogantes sobre el desarrollo autónomo de los países de condición agraria. Aun­
que dejaban en claro que el desarrollo del capitalisino en espacios nacionales recién
abiertos no era un reflejo mecánico de las fuerzas externas,9 su línea de razonamiento
7
“Una serie de países atrasados (formalmente independientes) han sido ya incorporados a la circu­
lación del capital mundial” (V. I. Lenin, 1971, p. 216).
8 Además de que suponían que los requerimientos de especialización que imponía el capitalisino
industrial inglés eran plenamente compatibles con el desarrollo autónomo de los pases agrarios o cuya
ventaja comparativa radicaba en la abundancia de fuerza de trabajo. Este supuesto, formalizado después
en el modelo Heckscher-Olhin, suscitó el repudio de decenas de economistas herejes a lo largo de más
de un siglo, para ser finalmente rebatido formalmente por G Dosi, K. Pavitt y L. Soete (1993, cap. 2).
9 En el análisis de Marx, la sociedad precapitalista tiende a reproducirse equilibradamente, por lo
que se necesita una fuerza externa que detone el cambio. De lo anterior no se sigue que el movimiento
19
Análisis y perspectivas de la globalización
era muy general e incluso mecanicista, dejando sin respuesta específica la cuestión
de si la exportación de capitales y otras fuerzas propagadoras alimentarían funda­
mentalmente la acumulación de capital mundial (en beneficio de los centros domi­
nantes) o la acumulación de capital en espacios nacionales nuevos de los cuales
emergería eventualmente un núcleo endógeno. Bajo el influjo de este legado, en la
segunda mitad del siglo XX se polarizó el debate y varias corrientes que partían de
algunos elementos de la tradición de Marx unilateralizaron el análisis de la acumula­
ción de capital mundial, negando que los nuevos espacios nacionales tuvieran dina­
misino propio (ver en A. Dabat una crítica al dependentisino en 1986).
A la segunda guerra mundial siguió un vigoroso despertar intelectual centrado en
los problemas de desarrollo. Tal despertar fue favorecido por cambios políticos mun­
diales posteriores a la derrota del fascisino. La preocupación por el desarrollo tardío
o el subdesarrollo estuvo vinculada a los movimientos de descolonización y la crea­
ción de un nuevo orden internacional negociado en Bretton Woods. Como parte de
ese proceso, que expresaba la necesidad de las potencias triunfadoras de legitimarse
y sentar bases sociales e internacionales para consolidar su liderazgo, nació la Eco­
nomía del Desarrollo (ed), es decir, una subdisciplina de la economía cuya preocupa­
ción central, virtualmente desconocida hasta ese momento, era el desarrollo autónomo
de los países atrasados {ibid.). Su emergencia se vio favorecida por la debacle de la
vieja división internacional del trabajo provocada por la depresión de los años treinta
y el nacimiento del keynesianisino.
La ed postuló que para abrir perspectivas auténticas de desarrollo en la periferia
era necesario romper con el postulado ortodoxo de que no se requería una nueva
ciencia para abordar este nuevo campo de estudio; insistieron en reconocer, pese a
que los esfuerzos para superar el “círculo vicioso de la pobreza” debían hacerse en el
marco del sistema capitalista mundial, la influencia ambivalente de este último sobre
el desarrollo nacional. Nurske y Hirschman plantearon que el capitalisino ejerce tan­
to un efecto de polarización, bajo el cual drenan recursos de la periferia, como de
difusión que tiene efectos de arrastre o traspaso de prosperidad (Hirschman, 1985, p.
461). Hirschman insistió en que la situación óptima para la industrialización podría
interno sea un reflejo de las fuerzas externas; luego de una detonación se pone en movimiento una serie
de cambios endógeno-estructurales que comienzan con la acumulación originaria y avanza con lógica
propia a etapas superiores. La pregunta que queda en pie, como se señala en el texto, es si después de la
detonación y del arranque de la acumulación originaria surgirá una fuerza para alcanzar esas etapas
superiores que garanticen un desarrollo autónomo del capitalisino en los nuevos espacios nacionales. Lo
que enseña la ampliación creciente de la brecha internacional desde principios del siglo XIX es que esas
fuerzas no operaron salvo contadas excepciones.
20
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional
ser la de alternar los periodos de contacto y aislamiento, y que el uso de diversos
instrumentos políticos podría controlar o atenuar el efecto de polarización (ibid.).
Desde esa perspectiva de razonamiento, la ed hizo hincapié en el proteccionisino y
en la necesidad de la intervención estatal, en ausencia de la cual no habría posibilidades
de desarrollo,10 dado el reparto adverso de las cartas a los países atrasados (debido a la
continua ampliación de la brecha internacional hasta mediados del siglo XX).
Desafortunadamente, el desencanto empezó a propagarse entre los adeptos de la
ed cuando, después del crecimiento espectacular de los años cuarenta-cincuenta en
América Latina (al), sobrevinieron, inesperadamente, una serie de problemas eco­
nómicos (estancamiento, inflación, desequilibrio externo...) y sociopolíticos (con­
centración del ingreso, inestabilidad, golpes de Estado). En ese contexto de crisis
social, la ortodoxia neoclásica y el neomarxisino arreciaron sus ataques contra la ED,
que no pudo generar nuevos argumentos para responder a sus críticos y decayó inte­
lectualmente.11 Afortunadamente, gran parte del legado de la ed sobrevivió y trascen­
dió en la síntesis crítica efectuada por Hirschman, uno de los más perspicaces
observadores del debate de los años sesenta. Entre la amplia reelaboración teórica
efectuada por Hirschman destacan los siguientes cuatro puntos que tuvieron una gran
influencia en la industrialización de Asia oriental:
a) El desarrollo como resultado de la utilización de reservas ocultas: el desarro­
llo no depende tanto de saber encontrar las combinaciones óptimas de recur­
sos y factores de producción dados, como de conseguir, para propósitos de
desarrollo, aquellos recursos y capacidades que se encuentran ocultos, dise­
minados o mal utilizados.12
b) El desarrollo como cadena de desequilibrios: la secuencia que nos aleja del
“equilibrio” es precisamente el patrón ideal de desarrollo, en tanto cada paso
en la secuencia está inducido por un desequilibrio que requiere un paso adi­
cional. La expansión de la industria A produce economías externas para A,
pero de las que se puede apropiar B, mientras que la expansión consiguiente
10
Estas dos prescripciones las retomó el estructuralisino bajo la batuta de Prebisch.
La ED fue atacada simultáneamente por izquierda y derecha atribuyéndole los problemas provoca­
dos por el fin de la etapa fácil de la Sustitución de Importaciones (SI). La derecha les atribuyó la mala
asignación de recursos en tanto que la izquierda o neomarxisino le reprochó haber ahondado la dependen­
cia al alentar una industrialización distorsionada. “Pero normalmente tales críticas debieron conducir a
ciertas reformulaciones y finalmente al fortalecimiento de la estructura de la economía del desarrollo... sin
embargo, no había de ocurrir así. No apareció ninguna síntesis nueva” (ver Hirschman, op. cit., pp. 462-463).
12 Los cuatro puntos proceden de A. Hirschman, 1961, pp. 17, 74, 106 y 126.
11
21
Análisis y perspectivas de la globalización
de B trae economías externas para B, pero subsecuentemente internas para
C, etcétera.
c) Las fuerzas inductoras como detonadores de nueva producción vía enlaces: la
disponibilidad de un bien producido nacionalmente genera fuerzas activas
que promueven su utilización como insumo en nuevas actividades económi­
cas para hacer frente a las necesidades impulsadas.13
d) La contribución positiva de las importaciones en el desarrollo: las importacio­
nes reconocen y planean la demanda de un país, eliminan la incertidumbre y
reducen al misino tiempo los precios de venta, con lo que acercan, cada vez
más, el punto en que puede comenzar la producción nacional. Por lo anterior
es que no debe protegerse a la industria naciente antes de haberla establecido,
sino después de que haya surgido.
Pero probablemente la idea más trascendente del legado de Hirschman se refiera
a la determinación política del desarrollo económico, igualmente influyente en Asia
oriental, anticipando tesis enarboladas posteriormente por el estructuralisino crítico.
Tomando como base las inesperadas contradicciones de la industrialización latinoame­
ricana en los años sesenta, Hirschman señalaba que tanto el inicio del proceso de desa­
rrollo como la continuidad del misino dependen de correlaciones políticas y de factores
institucionales favorables que deben rehacerse a medida que la economía se mueve a
estadios superiores (Hirschman, 1996, pp. 515-521; Hirschman, 1985, pp. 463-467).
Esos elementos político-institucionales sobredeterminan a los de tipo técnico, cuya
actuación aislada no puede garantizar el avance del desarrollo.14 Más adelante volve­
remos sobre la relación entre los factores político-institucionales y lo que posterior­
mente se llamó capacidad social de acumulación.
13 Como señala Hirschman, el nacimiento de un eslabonamiento hacia atrás puede verse obstaculi­
zado por factores políticos, ya que por un conjunto de razones los intereses de los industriales de trans­
formación, mezclado o acabado se oponen con frecuencia al establecimiento interno de industrias
dedicadas que les abastecen de insumos (Hirschman, 1996 [del original de 1968], p. 508).
14 Robert Wade (1999, p. 33) reelaboró esta noción de la siguiente manera: la creación de entidades,
metas nacionales e instrumentos de política industrial parecen ser más efectivos donde el poder político
está más unificado en tomo a grupos que están comprometidos con la industrialización... Si en lugar de
eso encontramos que el poder político está distribuido pluralística o fragmentariamente, con diferentes
constelaciones de intereses domésticos y externos que ejercen presión en diferentes aspectos de la polí­
tica pública, o que el poder político está unificado alrededor de grupos hostiles a la industrialización,
entonces independientemente de cuál sea la postura del gobierno, podemos descartar el argumento de
que su planeación y coordinación estén ayudando a la industrialización.
22
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional
Pero si los preceptos anteriores tuvieron una gran influencia en la política del
desarrollo en Asia nororiental, la experiencia histórica en esa región enriqueció y
modificó la propia teoría del desarrollo. El estudio de los cambios estructurales en las
economías dinámicas de Asia oriental permitió diferenciar el concepto de aprendiza­
je tecnológico, que había sido hasta entonces el eslabón perdido en el análisis del
capitalisino tardío.15 En una economía pueden existir avances en la capacidad de
producción en tanto a un nivel dado de eficiencia y de combinación de insumos se
generen mayores bienes y servicios; pero los avances en la capacidad de producción
no alimentarán un núcleo endógeno a menos que vayan acompañados de mayor ca­
pacidad tecnológica. Para incrementar la capacidad tecnológica es necesario que los
agentes productivos efectúen aprendizaje, es decir, asimilen conocimientos para ges­
tionar y generar autónomamente el cambio técnico, cuya importancia aumenta a me­
dida que se eleva la intensidad del conocimiento en la producción (Bell y Pavitt, op.
cit., p. 261).
El periodo de transición y la integración internacional
de la producción en la segunda mitad del siglo XX
A partir de los años sesenta comienza un periodo de intensa propagación internacio­
nal del capitalisino que da continuidad a las tendencias que habían actuado en el
último cuarto del siglo XIX. Esta reactivación de las fuerzas expansivas del capitalisino
tiende a dejar atrás la organización nacional de la economía mundial que se con­
formó durante el periodo entreguerras, bajo la cual el comercio internacional y los
flujos de inversión extranjera estaban subordinados a los requerimientos internos del
desarrollo capitalista (Gereffi, 1995, p. 100), por lo cual los efectos de propagación
internacional fueron débiles. Se conoce como periodo de transición a la etapa previa
al gran salto en la integración mundial de la producción que comienza con los años
ochenta.16
15
Durante casi 200 años el debate sobre la industrialización tardía asumió que el dinamisino tecno­
lógico era un subproducto espontáneo del aumento de la inversión en capacidad productiva. Ver Bell y
Pavitt, 1992, p. 262.
16 “Para los países en desarrollo es de suma importancia la superposición que ocurre, durante la
transición entre la fase de madurez del antiguo paradigma y la fase inicial del nuevo porque ello da
pleno acceso a la competitividad. Esto se debe a una excepcional combinación de fuentes de conoci­
miento que se toman accesibles al misino tiempo” (Carlota Pérez, 1992).
- 23
Análisis y perspectivas de la globalización
El periodo de transición es clave para el desarrollo nacional de los países atrasa­
dos porque al coincidir la maduración de las industrias fordistas con la etapa tempra­
na del ascenso del nuevo patrón industrial, se produjo un abatimiento de las barreras
a la entrada que facilitaba la difusión internacional del conocimiento tecnológico
(Hikino y Amsden, 1995). Los canales de esa difusión son diversos, pero destacó la
inversión extranjera directa orientada a crear plataformas de exportación que esta­
bleció un vínculo directo entre los centros industriales y los espacios emergentes.17
El establecimiento del vínculo directo, que derivaba de la necesidad de integrar cen­
tros heterogéneos de producción para abatir costos en industrias que estaban someti­
das a fuertes presiones concurrenciales internacionales, llevó a los países en desarrollo
técnicas de producción no obsoletas que activaban tendencias equiparadoras en la
productividad y la calidad de la producción entre ambos tipos de países.
El abatimiento de las barreras a la entrada en las industrias internacionales se
manifestaba sobre todo en la transformación del conocimiento tecnológico de tácito
a genérico, gracias a lo cual se facilitaba su difusión internacional y el traslado de
capacidad productiva a nuevos países y regiones (Teubal, 1996.). Pero la captación
de ese conocimiento pasó a depender de transformaciones internas en los países en
desarrollo que permitieran mejorar el nivel educativo de la población, el tamaño del
mercado interno, la amplitud de la infraestructura física, la capacidad de coordina­
ción y cooperación de los agentes económicos, etc. Pero las transformaciones inter­
nas necesarias para elevar la capacidad para captar conocimiento tecnológico se han
producido muy desigualmente entre los países en desarrollo, estableciendo grandes
diferencias en el aprovechamiento de las condiciones excepcionales del periodo de
transición. La experiencia de las economías dinámicas de Asia oriental parece suge­
rir, como lo predijo Hirschman y lo han subrayado recientemente numerosos autores,
que la creación social de ciertas condiciones político-institucionales y culturales fue
determinante para elevar la capacidad de asimilación. Por ejemplo, fue determinante,
como señala Wade, la constitución de una coalición política a favor de la industriali­
zación y el aprendizaje, así como la canalización de las inversiones a sectores estra­
17 En la concepción de Hirsch sobre el ciclo de vida del producto, la maduración de diversas indus­
trias, que significa sobre todo la estandarización de los procesos productivos, abría la puerta para su
traslado a los países en desarrollo. Pero la interiorización de esas industrias en este grupo de países se
dio con un grado importante de obsolescencia que determinaba una disparidad entre las prácticas pro­
ductivas, la calidad de los productos, su diversidad, etc., entre países desarrollados y en desarrollo. Esa
disparidad ya no tiene cabida en el sistema de producción integrado que establece vínculos directos, por
lo que las prácticas productivas tienden a homogenizarse, creando beneficios potenciales para los países
atrasados (S. Hirsch, 1965).
24
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional
tégicos, minimizando las desviaciones a actividades especulativas;18 una importan­
cia equivalente la tuvo la profesionalización y autonomía de la burocracia, y la for­
mulación tácita o expresa de un acuerdo interclasista orientado a controlar la
corrupción, disciplinar a los agentes económicos, elevar el ahorro, etc..19El conjunto
de estos factores, que están enraizados en las correlaciones de fuerza nacionales, es
lo que puede dar coherencia a un conjunto de recursos, prácticas, instituciones y
organizaciones englobables bajo el concepto de capacidad social de acumulación o
de sistema nacional de innovación.20
La gradual maduración del nuevo paradigma tecnológico fue traduciéndose en
cambios estructurales a nivel mundial, del cual emergió el actual sistema global de
producción que ha transformado las posibilidades de industrialización en lo que fue
el tercer mundo. Gracias a los enormes avances en informática y medios de comunica­
ción, la capacidad de producción se ha redistribuido mundialmente con el surgimiento
de nuevos centros dinámicos como Asia-Pacífico. Las empresas transnacionales, pero
también otras entidades económicas híbridas (llamadas frecuentemente compradores
globales) han pasado a operar como los organizadores de las nuevas estructuras de
producción cumpliendo funciones de gestión, control y coordinación de los agentes
productivos que desde distintas latitudes se integran a estos encadenamientos.21 El
papel de los agentes coordinadores ha sido también el de promover la inserción de
nuevos productores nacionales que aportan reservas adicionales de mano de obra,
capacidad empresarial y espacio geográfico, alimentando un perenne abatimiento de
costos de producción que aceleran y profundizan los efectos de propagación mun­
dial. Como veremos a continuación, las posibilidades para el desarrollo nacional
derivan de la creciente extensión de la producción mundial integrada, aunque al mis­
18
Para lo cual fue crucial en algunos países de Asia oriental como Corea del Sur una reforma agraria
que permitiera romper el poder económico y político de los latifundistas; ver Henderson y Appelbaum,
1992.
19 La Guerra Fría favoreció la incorporación de los trabajadores a este acuerdo interclasista (ver
Frederic Deyó, 1989, p. 102); (ver también Henderson y Applebaum, op. cit).
20 Aunque el concepto de sistema nacional de innovación propuesto por Nelson, Freeman y Lundvall
parece más restrictivo, posee la misina significación que el de capacidad social propuesto por Ohkawa
y Rosovsky (ver Abramovitz y Davis, 1998, p. 388), ya que ambos aluden a la interconexión de diferen­
tes niveles socioinstitucionales, económicos y culturales cuya actuación conjunta determina la capaci­
dad de crecimiento endógeno.
21 El aparato analitico-conceptual para estudiar la integración mundial de la producción distin­
guiendo el papel de sus agentes participantes se debe fundamentalmente a Gereffi. Ver la siguiente
subsección.
25
Análisis y perspectivas de la globalización
mo tiempo también tienden a elevarse las barreras a la entrada en actividades críticas
dentro del nuevo patrón industrial.
La cadena de producción y de valor en el capitalisino global
Los agentes coordinadores se definen de acuerdo con el tipo de cadena productiva
(cp). Apoyándose en el concepto de Marx de capital industrial y comercial (Gereffi,
1995, pp. 113-118), Gereffi divide las CP en dos categorías: a) las dirigidas por el
productor, en la cual las empresas transnacionales tradicionales, gracias al dominio
de tecnologías madre, organizan la producción de bienes complejos como automóvi­
les, aviones o computadoras; b) las dirigidas por el comprador, en la cual un nuevo
tipo de empresa internacional crecientemente divorciada de la producción centraliza
las operaciones de multitud de empresas situadas en países en desarrollo que ensam­
blan o manufacturan bienes como ropa, calzado, juguetes, etc. Parece que este último
tipo de agente coordinador tiene mayor potencial para traspasar conocimiento tecno­
lógico a empresas recién llegadas en virtud de que se retira crecientemente del proce­
so de manufactura.
Ese traspaso de conocimiento tecnológico se realiza a través de un proceso
interactivo en el cual la empresa coordinadora y doméstica coopera en ciertas etapas
de la producción generalmente dentro de acuerdos de subcontratación. Es decir, la em­
presa coordinadora, en tanto tenga la perspectiva de elevar su rentabilidad,’’enseñará”
a la contraparte nacional diversas técnicas de producción (ver Hobday, 1995). Como
lo ejemplifica la experiencia de los tigres asiáticos, en esta relación interactiva los
agentes nacionales tienen la posibilidad de elevar el nivel de las operaciones que
realizan, abriendo la puerta a efectos productivos más favorables.22 De acuerdo con
Gereffi, los productores de los países en desarrollo pueden ascender a los siguientes
niveles de las cadenas mundiales de producción (CMP): a) exportación primaria, b)
operaciones de ensamble, c) subcontratación para abastecer componentes, d) ma­
nufactura de equipo original, y e) manufactura de equipo de marca (Gereffi, 1995,
pp. 113-118). El avance de un nivel a otro exige grados superiores de capacidad
social para la producción y el aprendizaje, de modo que el ascenso en esta escala
22 Se infiere que la posibilidad de que exista elevamiento del nivel de las operaciones industriales
(upgrading) ejecutadas por agentes domésticos depende de la existencia de talento empresarial, cuyo
desarrollo se ve favorecido por la existencia de una coalición a favor de la industrialización que evite
que el talento empresarial se desvíe a actividades especulativas o parasitarias.
26
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional
significaría la existencia de precondiciones superiores para el desarrollo endógeno
del capitalisino.
Pero la interrelación entre agentes de diversa capacidad productiva que se articu­
lan dentro de las cmp se ha visto complejizada por varias tendencias antagónicas que
le son consustanciales. Las barreras a la entrada que se redujeron durante el periodo
de transición se han elevado de nuevo por efecto de varios fenómenos: a) algunas
ramas de la producción como la automotriz se han rejuvenecido gracias al papel
desempeñado en su reestructuración por la tecnología de la información, lo cual ha
determinado que el conocimiento tecnológico sea de difícil acceso para los recién
llegados o incluso de empresas competitivas de países en desarrollo;23 b) la creación
de barreras intencionales que tiene como fin proteger el estatus de las empresas líde­
res y consolidar su apropiación de rentas económicas han acentuado el efecto de
exclusión;24 c) la innovación continua apoyada por crecientes fondos para investiga­
ción y desarrollo crea barreras nuevas que aumentan la brecha entre líderes y recién
llegados; y d) la importancia creciente del diseño de producto que exige trabajo com­
plejo, decisivo en la profundización del tamaño del mercado. El movimiento ascen­
dente de las barreras a la entrada significa que la inserción de empresas de países en
desarrollo tiende a quedar confinado a los eslabones más bajos de la cadena produc­
tiva, con consecuencias que profundizaremos más adelante al revisualizar el proceso
desde la perspectiva de la cadena de valor. Por otra parte, las empresas líderes que
desempeñan la función de coordinadoras de la cadena de valor han pasado por un
proceso de concentración creciente que eleva su poder de mercado conforme conso­
lidan su dominio de tecnologías centrales o de los circuitos de distribución.25
Detrás de la cadena productiva hay una cadena de valor en tanto que a cada acti­
vidad (y a sus agentes) corresponde una participación en el valor agregado, conforme
a un conjunto de variables que tiende a cambiar rápidamente. El estudio de la cadena
de valor se facilita si agrupamos, siguiendo a Kaplinski (2000, p. 117), las activida­
des que se realizan a su interior en tres segmentos: a) manufactura, tí) diseño y c)
mercadeo o distribución. Si en las cadenas dirigidas por el productor, los sobre-
23 En 1995, 12 de las 25 empresas de componentes automotrices que operaban en Brasil era de
propiedad nacional; tres años después seis de ellas habían sido absorbidas por transnacionales. Ver
Humphrey, 2000, p. 265.
24 Los derechos de autor y las marcas tienen una vigencia excesiva, 70 años para la primera y a
perpetuidad para la segunda. Ver Kaplinski, 2000, p. 127.
25 Lo cual ha sucedido, según los autores citados, en las cadenas dominadas por el productor como
en las dominadas por el comprador.
27
Análisis y perspectivas de la globalización
beneficios o renta económica derivan de la escala, el volumen y los avances tecnoló­
gicos, en las dirigidas por el comprador se explican por la existencia de tres atributos
que caracterizan a la cadena de valor:
La ejecución de actividades de “gobierno” o coordinación de la cadena global de
producción y valor;
La creciente importancia de la logística vinculando compradores y vendedores en
mercados altamente volátiles;
El peso de las actividades de diseño para diferenciar el producto dotándolo de
atributos nuevos (Kaplinski, op. cit.; H. Schmitz y P. Knorringa, 2000, p. 180).
La coordinación de las actividades de múltiples agentes en diferentes países im­
plica la realización de tres funciones: primero, quiénes participan y en qué condicio­
nes; segundo, la verificación del cumplimiento de las tareas o funciones asignadas a
cada agente; y tercero la asistencia o apoyo para que los participantes cumplan las
metas establecidas (Kaplinski, op. cit., pp. 122-123). Por otra parte, la posesión de
ciertos activos, como marcas y patentes, ha permitido a las empresas líderes concen­
trase en los eslabones más rentables de la cadena adoptando para ello una forma de
organización industrial del tipo “modular”, que implica desprenderse de las activida­
des menos rentables, fundamentalmente la manufactura (Sturgeon, 2002). Este pro­
ceso, que originalmente se denominó outsourcing, ha tendido a profundizarse hasta
aparecer en todas las industrias globales basadas en la ingeniería de partes y com­
ponentes.
Paralelamente a la concentración de la renta en un polo de la cadena, ¿por qué ha
disininuido tan rápidamente en el otro? Conforme se reducen las barreras a la entrada
como consecuencia de la rápida difusión del conocimiento tecnológico en las activi­
dades de manufactura, incluso en industrias como semiconductores o productos elec­
trónicos, se ha sumado la entrada de nuevos productores en diversas partes del mundo,
pero principalmente de China, generando fuertes presiones concurrenciales que aba­
ten la rentabilidad en estas actividades. Los tigres asiáticos, que dominaron en los
sesenta y principios de los setenta las operaciones de ensamble simple, en los ochen­
ta y noventa promovieron el ingreso de nuevos productores a través de lo que se
conoce como triángulos manufactureros en Asia sudoriental, contribuyendo con ello a
una entrada masiva de nuevas empresas. El ingreso de China promovido por las empre­
sas de Hong Kong y Taiwán ha abatido considerablemente los costos de las operacio­
nes de ensamble afectando a las productores de México, Centroamérica, el Caribe,
Norte de África y Sur de Asia, que se fueron integrando o ampliando su participación
desde principios de los noventa. Si en 1980 China exportaba poco menos de 20 mil
28
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional
millones de dólares, a fines de los noventa exportaba casi nueve veces más; las ex­
portaciones de Tailandia crecieron más de 10 veces en ese periodo; las de Malasia, la
India y México se sextuplicaron, las de Brasil se duplicaron, etc. (ver Cuadro 1).
Las anteriores tendencias han llevado a varios autores ligados al estudio de la
globalización productiva, entre los que sobresale Kaplinski, Schmitz y Knorringa a
argumentar que la integración mundial de la producción no ha generado beneficios
directos para muchos países en desarrollo (ver Kaplinski, op. cit.; Schmitz y Knorringa,
op. cit.). Kaplinski añade que muchos de los países que han sufrido en términos
distributivos han elevado su relación comercio exterior/PiB (Kaplinski, op. cit: p. 119).
La tesis de que existen nuevos patrones de desigualdad internacional derivados de
los roles productivos de los países rememora el argumento sobre el deterioro de los
términos de intercambio planteado por Prebisch en 1949, que sostenía que los dife­
rentes patrones de propagación del progreso técnico en el centro y periferia depre­
cian en términos relativos a los productos primarios (cepal, 1950). La emergencia de
Cuadro 1. Principales países exportadores del mundo
Miles de millones de dólares
Región/País
1980
Alemania
Japón
192.9
216.7
216.7
17.5
19.4
19.7
13.8
21.9
6.5
6
18.3
6.7
2.6
20.1
15.3
8
26.1
26
1.3
EU
Corea del sur
Singapur
Hong Kong
Malasia
Indonesia
Tailandia
Filipinas
China
India
Pakistán
Brasil
México
Argentina
Sudáfrica
Nigeria
Kenia
1992
429.8
339.5
420.8
76.4
63.4
30.3
40.7
33.8
32.5
9.8
84.9
19.8
7.3
36
27.2
12.2
23.9
11.9
1.3
Fuente: OMC, Estadísticas del comercio internacional, 2002.
29
1996
2001
603.9
477.2
842.3
152.3
154.9
219.1
93.2
56.2
72.4
33.3
171.6
40.3
10.9
52.1
106.5
27.9
34
16.8
2.8
650.3
467
993.4
180
148
233.5
101.9
56.3
78
35.2
299
63.9
9.2
66.9
171
30.6
33.8
19.1
Análisis y perspectivas de la globalización
la llamada nueva división internacional del trabajo produjo otra controversia: si la
decadencia de las viejas regiones industriales en los años setenta-ochenta era el pro­
ducto de las crecientes exportaciones de los países en desarrollo. Se trata, por tanto
de un patrón que se repite conforme cambian las bases de la división internacional
del trabajo, pero de los años noventa en adelante el problema se complejiza debido a
que los procesos combinados de desintegración y reintegración mundial de la pro­
ducción determinan que los países en desarrollo participen crecientemente en el mer­
cado global por medio de subproductos (partes componentes, y otros).
La evidencia empírica sobre los efectos de la integración mundial de la produc­
ción en la distribución del ingreso entre países es contradictoria. De acuerdo con
Bourguignon y Morrison, después de que el índice de desigualdad internacional en­
tre países creció continuamente desde principios del siglo XIX hasta mediados del
siglo XX, tendió a estabilizarse en los siguientes años, creciendo sólo levemente en
los noventa (citado por Kevin O’ Rourke, 2001/2002, p. 52). Otros autores, usando
coeficientes de Gini para 115 países ponderados por su participación en la población
mundial, encontraron que la desigualdad empezó a declinar desde mediados de los
setenta gracias, sobre todo, a la modernización de China (O' Rourke, op. cit. p. 53).
Respecto a la desigualdad al interior de un país provocada por la apertura (equivalen­
te a la influencia de la globalización) también las investigaciones empíricas son con­
tradictorias, sobre todo por las dificultades relacionadas con el planteamiento del
problema y la generalización de tendencias, ya que cada experiencia nacional pre­
senta diferencias concretas que alterarán el patrón de respuesta ante los distintos
impactos provocados por la integración internacional de la producción {ibid.).
La gráfica 1 ofrece una estimación de la tendencia de los precios relativos que es
imprecisa porque muchos países en desarrollo proporcionan el ensamble simple de
productos que tienen un valor elevado por razones de diseño o marcas o publicidad.
Puede observarse que los precios relativos declinaron de manera más acentuada a
partir de mediados de los ochenta. Obviamente: los países que sean capaces de avan­
zar en la cadena de valor mediante el aprendizaje tecnológico, como lo hicieron fun­
damentalmente los tigres asiáticos, podrían eludir la trampa y obtener beneficios
crecientes de la globalización.
El ascenso en la cadena internacional
de valor y el desarrollo nacional
Considerando los enormes problemas y desajustes provocados por el acelerado cambio
tecnológico resulta paradójico que en un periodo como el actual, el Estado nacional
30
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional
haya tendido a quedar prácticarnente marginado de la actividad económica. En ese
sentido la experiencia del periodo que se inicia en los años ochenta del siglo XX se
asemeja al periodo comprendido entre el último cuarto del siglo XIX y la Primera Gue­
rra Mundial, ambos escenario de una revolución tecnológica. En este último periodo
rigió una modalidad de Estado liberal, que aunque fue tropezando con crecientes pre­
siones para dar lugar a formas inéditas de intervención, garantizó la reproducción del
sistema con base en la libre concurrencia. A fines del siglo XX, empezando de un punto
opuesto, el Estado ha sufrido una transformación política e institucional que significó
el renacimiento del liberalisino económico. ¿Se trata de una coincidencia histórica?
El cambio tecnológico acelerado, especialmente el que produce efectos revolu­
cionarios, plantea un problema de interiorización de sus costos y beneficios, como lo
explicó magistralmente Hirschman (1961, pp. 64-69). Los agentes económicos que
forman parte de las actividades que quedan obsoletas por el cambio tecnológico se­
rán los perdedores en tanto sobrelleven el costo de la desaparición de sus operaciones
productivas; en contraparte, los agentes innovadores podrán interiorizar virtualmen­
te todos los beneficios si quedan en libertad de abastecer los nuevos mercados. Vir­
tualmente cada forma de organización social de la producción posee algún mecanisino
31
Análisis y perspectivas de la globalización
para enfrentar el problema de la interiorización del cambio tecnológico. El artesanado
feudal reglamentaba su operación de manera que sólo la persona que producía una
mercancía podía introducir una innovación al proceso antiguo de producción. En una
economía planificada centralmente en la medida en que la mayor parte de las decisio­
nes productivas se tomaban dentro del entorno industrial, prevalecían los intereses de
las empresas existentes, de lo que resultaba que los administradores se identificaran
con sus trabajadores, el valor sin amortizar de sus máquinas, por lo que era difícil que
tomaran decisiones que significaran la obsolescencia de sus técnicas y equipos. En
contraste, en un sistema en que cualquier persona pueda dedicarse al comercio o a la
industria, éstas aprovecharán las últimas innovaciones sin preocuparse de los perjui­
cios que sufran los productores tradicionales.
Hirschman remarca que desde el punto de vista de los incentivos para la inver­
sión, el capitalisino como existió en el siglo XIX no tenía rival, ya que cuando se
trataba de introducir nuevos productos o procesos “escondía” ciertos costos a los
empresarios innovadores. En contraste, el “Estado benefactor” tendió a modificar el
balance entre costos y beneficios creado por el Estado liberal del siglo XIX, ya que a
través de la seguridad social, el salario mínimo y otros mecanisinos institucionales
estableció una especie de impuesto para que los innovadores absorbieran al menos
una parte de las pérdidas provocadas por la aparición de las innovaciones. Para fines
del siglo XX, la filosofía del Estado benefactor hubiera implicado frenar ciertas inno­
vaciones radicales con el fin de no poner en peligro el equilibrio social existente. En
cambio, las prácticas que tomaron el lugar del Estado benefactor, como la desregulación
y el conjunto de los mecanisinos a favor del libre mercado, al levantar las restriccio­
nes que limitan o impiden el progreso tecnológico lo aceleraron contribuyendo a dar
al proceso un carácter revolucionario, de destrucción creativa.
Las olas de destrucción creativa que se propagaron internacionalmente desde
mediados de los setenta castigaron con particular intensidad a las economías más
identificadas con el viejo paradigma tecnológico, como lo revela la experiencia de
EU, pero la reducción de las funciones estatales que estaba implícita ha limitado la
capacidad de los recién llegados (sean empresas o países) para integrarse al nuevo
paradigma. El acelerado cambio tecnológico presenta grandes externalidades, falta
de competencia e imperfecciones de sus mercados que hacen necesaria la actuación de
agentes colectivos, la cooperación entre los misinos o la coordinación efectuada por
el Estado. Si el Estado actúa como coordinador pueden intermediar los flujos de
información y facilitar el aprendizaje tecnológico, elemento fundamental para el as­
censo en la cadena de valor.
Pero la ausencia del Estado como principal agente mediador y coordinador puede
verse parcialmente compensada por el surgimiento de empresas que asumen funcio32
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional
nes de gobierno al interior de los encadenamientos productivos mundiales, como
señala Gereffi. Igualmente, la necesidad de superar el aislamiento ha llevado a mu­
chas empresas a organizarse en clusters, gracias a lo cual les es posible integrarse por
medio de enlaces con otras empresas que desempeñan diversos papeles en la cadena
de producción y valor, y por ese medio operar en un contexto de aprendizaje mutuo
basado en la cooperación (ver H. Schmitz y K. Nadvi, 1999; J. Humphrey y H. Schmitz,
2000).
Como se sostiene en este contexto institucional cambiante, la tesis de Gereffi de
que la inserción o participación de las empresas de países en desarrollo en la CP les
abre una puerta de progreso industrial, primero a nivel de la producción y luego en
las actividades posproductivas que son las generadoras de mayor valor agregado,26
Schmitz y Knorringa sugieren que la cadena de producción y valor sigue teniendo un
papel válido como conducto de progreso industrial, como lo sugirieron Gereffi y
otros autores, pero que las condiciones en las cuales opera se han modificado, con­
forme prevalecen nuevas condiciones concurrenciales e institucionales. Ambos auto­
res argumentan que debe distinguirse si la empresa que se integra se encuentra en un
nivel incipiente o avanzado, si operan en cadenas donde la calidad es determinante en
contraposición al precio y si existe la política expresa de no transferir conocimiento
en las actividades no productivas, como diseño. A esos tres factores se puede añadir
un cuarto: si entre las empresas el nivel de cooperación o coordinación es alto en
oposición a la situación de bajo nivel de cooperación o coordinación.
La maquila de confecciones para exportación en el Caribe, sobre todo en la Repú­
blica Dominicana, responde a parámetros de precio más que de calidad; la mayor
parte de las empresas se encuentran en niveles incipientes de desarrollo y los niveles
de cooperación y coordinación interempresarial son bajos (Kaplinski, 1993). En
consecuencia con lo anterior, la capacidad de las empresas domésticas para avan­
zar en la cadena de valor es precaria y están, por ende, sometidas a intensas presiones
concurrenciales que han dado como resultado espectaculares descensos en los pre­
cios relativos en la década del noventa.27 Las empresas domésticas, si bien tienen
atributos de flexibilidad y capacidad para satisfacer grandes pedidos, carecen de las
condiciones para realizar avances en operaciones no productivas, como diseño de
producto (Kaplinski, op. cit.; Gereffi, 2000).
26 Otras investigaciones, como la de Watanabe, sobre la subcontratación, y la de Hobday sobre el
aprendizaje tecnológico en Asia oriental, apuntan a una conclusión semejante.
27 A principios de los años noventa en la República Dominicana el ensamble de pantalones de
mezclilla en las zonas de exportación enfrentó un descenso de 60% del precio unitario que finalmente
condujo al desplazamiento de la producción a Honduras (Kaplinski, 2000, p. 120).
33
Análisis y perspectivas de la globalización
La producción de calzado y otros bienes de consumo para exportación en la costa
sur de China, principalmente en el delta del río Pearl, representa otra modalidad
diferente del Caribe. Lo determinante no ha sido la abundancia de mano de obra
barata o una creciente infraestructura sino la existencia de redes sociales28 de base
étnica y familiar, que crean un lazo entre empresas domésticas y extranjeras. Tales
lazos han posibilitado el desarrollo de enlaces anteriores y posteriores y el traspaso
de conocimiento posproductivo (Youtien Hsing, 1996).
El caso del distrito industrial de Torreón en México constituye otra variante que
parece ser más compleja, pero es relevadora de las limitaciones para avanzar en la
cadena de valor. Esta región se ha especializado desde mediados de los noventa en la
exportación de pantalones de mezclilla a EU. Las empresas de la región acumularon
experiencia al iniciar el tránsito de la modalidad de ensamble de partes procedentes
de plantas situadas en eu a la de redes de paquete completo. Sin embargo, las activi­
dades de diseño, desarrollo de producto, distribución y venta han quedado fuera del
dominio de las redes nacionales. De acuerdo con Bair-Gereffi, las relaciones dentro
de la cadena productiva están sometidas a fuertes presiones de precios, que se transimiten desde la cúspide a la base, deteriorando los lazos de cooperación entre contra­
tistas y subcontratistas.29 A su vez, el precario desarrollo institucional del distrito es
el principal factor que ha impedido el avance a los eslabones más rentables de la
cadena de valor, reproduciendo con ello una modalidad de especialización poco fa­
vorable para el aumento de los salarios y la capacitación laboral, factores que a su vez
refuerzan el confinamiento a las actividades menos rentables (ibid.). En la industria
electrónica de exportación en México ha habido un importante desarrollo empresa­
rial en el tercer circulo de proveedores, pero su ascenso al segundo círculo queda
bloqueado (Dussel Peters, 1998). Y el papel de proveedores de insumos avanzados lo
realizan empresas internacionales especializadas en manufactura global de compo­
nentes, como Flextronics (Ordóñez, en prensa).
El análisis de otros intentos de empresas de países en desarrollo o de reciente
industrialización situadas en la rama como componentes automotrices (Humphrey,
op. cit.; J. Barnes y R. Kaplinski, 2000) (sea Sudáfrica, Brasil, México y la India),
28
Este atributo institucional común en Asia oriental significa que la actividad económica se organi­
za a través de grupos de empresas formalmente independientes, pero ligadas por lazos familiares y
personales. Ver B. Christerson, 2000.
29 De evidencia extraída del trabajo de campo en el distrito de Torreón, Bair-Gereffi apreciaron que
la cooperación entre las firmas era poco común y más prevalecían actitudes de desconfianza, sin transinisión de
información. Las instituciones de apoyo como las asociaciones de productores, educativas o
de otro tipo son de importancia muy menor.
34
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional
calzado (Schmitz y Knorringa, op. cit.) (Brasil, India) y productos hortícolas (Dolan
y Humphrey, 2000), en países africanos, etc., sugiere que las precarias bases
institucionales existentes son la principal limitación para desarrollar capacidades tec­
nológicas que permitan ascender en la cadena internacional de valor. Se trate del
retiro del apoyo estatal o de los escasos lazos de cooperación entre empresas, aun las
ubicadas en clusters, el resultado es que no se generan las Junciones de enlace y
cooperación que son indispensables para dominar posiciones o eslabones avanzados
de la cadena de valor que se caracterizan por insumos de conocimiento más eleva­
dos. En un contexto de entrada masiva de nuevos productores de baja capacidad
institucional para el ascenso en la cadena de valor, las empresas líderes han afianza­
do su control de las operaciones estratégicas, dando la impresión de que elevan
intencionalmente las barreras a la entrada para proteger las rentas económicas. El
análisis de algunas experiencias sugiere que esta situación está presente en algunos
casos, pero no se trata de una norma general, ya que la fuerza que tiende a predomi­
nar es la del continuo avance tecnológico en la producción y la distribución, lo que al
elevar la complejidad del trabajo ejecutado en ellas dificulta el acceso de los países
en desarrollo.
Observaciones finales
Desde los sesenta el capitalisino empezó a experimentar una serie de cambios estruc­
turales que intensificaron sus fuerzas propagadoras a nivel mundial. Después de la
exitosa inserción de los tigres asiáticos, muchas naciones en desarrollo se han inte­
grado al nuevo patrón industrial constituido en tomo a la tecnología de la informa­
ción y la comunicación, aprovechando esas fuerzas propagadoras y la baja temporal
de las barreras a la entrada. Sin embargo, esta inserción de segunda generación ha
tendido a ser marginal al estar centrada en operaciones de manufactura con limitado
o nulo acceso a rentas económicas y por ello con efectos multiplicadores mínimos.
Aún se debate si la persistencia de elevados niveles de pobreza mundial está conecta­
da con este proceso de integración marginal o subordinada, pero es claro que la inten­
sidad laboral ha aumentado en los países en desarrollo en los que existe participación
en cadenas mundiales de producción. Al misino tiempo, también ha disininuido la
calidad de los empleos, los salarios están estancados, pero lo más importante: los
enlaces entre la producción de ensamble y el aparato productivo doméstico es débil,
lo que a su vez limita el progreso industrial.
La experiencia de los tigres asiáticos (y más recientemente la de China), que es
clave en la comprensión del fenómeno de la propagación y el desarrollo nacional,
35
Análisis y perspectivas de la globalización
sugiere que no existen limitantes estructurales al desarrollo nacional, como lo han
sugerido las teorías tercermundistas y dependentistas, sino contradicciones internas
y externas que han tendido a agudizarse por condiciones históricas contingentes. En
un periodo muy favorable para los efectos de difusión, como los llamó Hirschman, el
ingreso masivo de países en desarrollo a los eslabones bajos y medios de las cadenas
productivas mundiales, ha generado efectos de saturación que inciden negativamen­
te en los prospectos de crecimiento de estos países.
El problema se ha agudizado porque el régimen desregulatorio actual ha limitado
el alcance de las funciones de coordinación y cooperación necesarias para ascender
en la cadena de valor mundial. Pero no sólo se trata de la declinación del Estado
intervensionista, ya que los agentes privados podrían asumir con éxito las funciones
de coordinación y cooperación, sino fundamentalmente de la debilidad heredada de
las coaliciones políticas a favor de la industrialización y el aprendizaje producto de la
crisis estructural de los ochenta y el sesgo oportunista y parasitario de la reforma
económica posterior.
La debacle de la Economía del Desarrollo y los agudos análisis de Hirschman
indican que el proceso de industrialización no sólo está inserto en relaciones de po­
der político, sino que depende de la creación de condiciones socioinstitucionales
acordes con los objetivos que se asumen. La dimensión político-institucional de la
industrialización ha sido objeto de un creciente interés de parte de corrientes y auto­
res situados fuera de la corriente dominante y ha servido para ampliar la perspectiva
del estudio, pero persiste un divorcio entre el enfoque económico y el político. Bajo
el enfoque evolucionista se ha profundizado la comprensión de los mecanisinos del
aprendizaje y la estructura organizativa e institucional que la alimenta, es decir, el
sistema nacional de innovación, pero la integración a este análisis de los mecanisinos
de poder y la formación de coaliciones políticas se ha dado débilmente.
El carácter de las coaliciones políticas a favor de la industrialización en el conjun­
to de los países de América Latina se ha traducido en avances parciales de los ele­
mentos que integran el Sistema Nacional de Innovación o en la desarticulación de los
misinos, con el resultado de una elevada heterogeneidad de los agentes productivos
que se integran o podrían integrarse al sistema mundial de producción. Varios análi­
sis sugieren que las oportunidades que ha abierto la globalización han provocado
repercusiones importantes conduciendo a la creación en sectores de punta de nuevas
empresas dinámicas y la formación de una elite de trabajadores especializados, pero
que están desarticulados del conjunto del aparato productivo.
Los países de Asia nororiental se encontraban en una situación de marasino des­
pués de la Segunda Guerra Mundial parecida a la de América Latina en los ochenta.
El estallido de la Guerra Fría activó una campaña de transformación socioinstitucional
36
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional
apoyada por Occidente que ya había sido ensayada en Japón. Para neutralizar el avance
de la insurrección comunista, esa campaña buscaba la homogeneidad social a través
de la educación, la reforma agraria, la profesionalización de la burocracia, etc., que
se reveló decisiva para la transformación acelerada que se verificó en esos países a
partir de los años sesenta. Este precedente histórico sugiere que para que una reforma
económica tenga éxito debe ir precedida o acompañada de una conmoción social
para debilitar las coaliciones políticas preindustriales o premodernizadoras, lo que
aumenta la posibilidad de que se llegue a la raíz o base del sistema. La reforma
económica que se verificó en los países de América Latina y otras partes del mundo
en los años ochenta y noventa, aunque fue precedida por una conmoción, tendió a
aislarse de sus efectos a los grupos más poderosos, que tendieron a sobrevivir con
bajas menores y a reacomodarse en la nueva estructura institucional, bloqueando la
profundidad de la reforma, con las consecuencias que se han esbozado en el análisis.
Los países que, teniendo una gran cantidad de “reservas ocultas”, se rezagan o se
integran subordinadamente están preparando a la larga una conmoción social. Este
estallido, ¿llegará a la médula del sistema sociopolítico o se desviará debilitando sus
efectos reformadores? Esta es una pregunta que sólo la historia contestará.
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39
Cambio histórico,
globalización y desarrollo nacional
(comentario)
Lourdes Perkins
Programa de Investigación de la FES-Acatlán
D
ividiré mis comentarios en dos partes; la primera estará referida al plantea­
miento teórico-analítico y la segunda incluirá algunas reflexiones sobre los
aportes del artículo misino.
Planteamiento teórico-analítico
El trabajo nos invita a reflexionar acerca de la importancia que tiene la relación entre
la propagación mundial del capitalisino y las posibilidades de desarrollo a nivel nacio­
nal por parte de los países de industrialización emergente, así como las consecuen­
cias que se derivan de la nueva capacidad de producción integrada intemacionalmente,
propia de la última década del siglo XX.
El tratamiento de la primera parte del enunciado analítico nos conduce a la re­
flexión de una reapertura del pensamiento teórico que se desarrolló durante la década
de los años cincuenta y sesenta del siglo XX (Prebish y Hirshman) acerca de la dico­
tomía desarrollo-subdesarrollo, analizando particularmente el caso de los países de
América Latina.
Contiene un certero reconocimiento a las influencias teóricas de la economía po­
lítica clásica, a la historiografía económica y a la economía del desarrollo, que va de
Arthur Lewis, Ragnar Nurske, Simon Kuztnetz, y otros, hasta Albert O. Hirshman
41
Análisis y perspectivas de la globalización
(1961, p. 1968 y 1985); por tanto, podemos convalidar su inferencia sobre la temática
central de su trabajo al afirmar que no es novedosa, no obstante que en su desarrollo
histórico-empírico cuenta con distintos estudios de casos realizados por Kaplinski
(2000), Gereffi (1995, 2000) y Hobday (2000), pero todavía no logra constituirse en
una teoría económica integrada y, por tanto, no se encuentra conformada como un
sólido planteamiento teórico alternativo.
Rivera Ríos adopta así una coherente posición acerca de su material metodológico
de análisis, a partir de hipótesis comprobables por la coherencia de su exposición
temática y los estudios de caso, realizados por los mencionados autores y sus pro­
pias deducciones e inferencias estadístico-cuantitativas, tomando en especial el
ejemplo de los NIC’S, sobre todo en los países de Asia oriental, conocidos como los
tigres asiáticos, y las formas que adoptaron para desarrollar su proceso de industria­
lización.
Así, el punto de arranque teórico del trabajo es la permanente tendencia a la
mundialización del capitalisino, abordada por los clásicos de la economía política,
pero sobre todo por la visión paradigmática de Marx, adoptando el concepto de siste­
ma mundial; posteriormente estudia el caso de la industrialización asiática; después
adopta el concepto de núcleo endógeno de Fajnzlber (1983) para diferenciar la no­
ción de desarrollo nacional del capitalisino, como una estructura articuladora que
imprime a la industrialización una dualidad importante: la capacidad de un creci­
miento autosostenido y la eficiencia acompañada de la creatividad.
En segundo lugar, analiza la dinámica del periodo de transición de los años seten­
ta y cómo se constituye la región Asia-Pacífico, como ejemplo del dinamisino indus­
trial reciente, para finalmente abordar los encadenamientos productivos y las redes
mundiales de los años ochenta y noventa, convertidos en los ejes trasinisores de
capacidad productiva a los países del llamado desarrollo tardío.
Reflexiones
A partir de la década de los setenta, el sistema capitalista mundial se perfila en la
adopción de nuevas modalidades en los cambios estructurales y produce diversos
efectos internacionales fuertemente articuladas a la producción y distribución del
conocimiento y en consecuencia a las innovaciones tecnológicas.
Es muy importante revisar el papel que adopta el Estado nacional en los noventa,
en relación con los ajustes y desajustes provocados por el acelerado cambio tecnoló­
gico, considerados como el equivalente de una revolución tecnológica, en analogía
42
Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional (comentario)
con los producidos en las últimas décadas del siglo XIX y las de fines de la Primera
Guerra Mundial.
Las soluciones en estos periodos de grandes transformaciones, las produjo un
Estado benefactor con un intervencionisino cada vez mayor que garantizó un apoyo
formidable para la recuperación y reproducción del sistema con base en la libre con­
currencia. La paradoja del Estado actual es su tendencia a favorecer la desregulación
en un espacio vacío que es llenado por otros agentes empresariales innovadores, de
acuerdo con un acoplamiento de intereses políticos y sociales de los administradores
y sus trabajadores para enfrentar de distintas maneras la interiorización del cambio
tecnológico.
El Estado benefactor adoptó mecanisinos institucionales para influir en el equili­
brio social, a través de la seguridad social, los salarios mínimos y ciertos mecanisinos
institucionales (precios de garantía, servicios públicos baratos y subsidiados,
empresas públicas, etc.) en contraste con el Estado neoliberal o de libre mercado, que
es un coordinador de las funciones de información y de aprendizaje tecnológico, para
el despliegue de la cadena productiva de valor. En la actualidad, al reducirse las
funciones de los Estados, se han limitado las capacidades de empresas o países recién
llegados a integrarse al paradigma tecnológico de la innovación y adaptación de la
mente tecnológica.
El acceso a la innovación técnica se encuentra fuertemente condicionado por las
barreras a la entrada; según sean las condiciones, éstas se pueden disininuir o aumen­
tar de acuerdo con los países hegemónicos productores de I&D; la velocidad de transmi­
sión y adaptación sociopolítica de las misinas dependerán en gran medida de su
capacidad para emplear como vehículo de propagación a las tecnologías de la infor­
mación y la comunicación.
Las consecuencias de tales intentos por integrarse a las cadenas productivas de
valor, en los niveles medios y bajos de los encadenamientos productivos mundia­
les, ha generado elevados niveles de pobreza mundial, aumentando la intensidad
laboral en donde existen cadenas mundiales de producción; ha disininuido la cali­
dad del empleo, con salarios constantes a la baja y, finalmente, el soporte producti­
vo doméstico es débil en relación con su enlace productivo de ensamble, ocasionando
un limitado progreso industrial, si no nulo. Por último, la otra lectura del dependen­
tisino y del tercermundisino ya no es en función de las limitantes estructurales al
desarrollo nacional, sino aquellas basadas en contradicciones internas y externas
que se agudizan en relación con las condiciones históricas contingentes. La debili­
dad política de las coaliciones empresariales-estatales-laborales muestra que el pro­
ceso de industrialización está dependiendo cada vez más de esta falta de coordinación
43
Análisis y perspectivas de la globalización
político-social de las relaciones de poder político y unas condiciones
socioinstitucionales ad hoc.
Las preguntas y respuestas son una moneda al aire. Las ciencias sociales deben
leerse de manera conjunta y simultánea. La economía sin la política y la sociología es
una parte no articulada al todo social, a la sociedad misina.
44
2
América Latina y el Este asiático: modalidades
de desarrollo en el contexto de la nueva división
internacional del trabajo
Enrique Hernández Laos*
Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa
Introducción
n un reciente artículo, J. Williamson (2002)1 ofrece un interesante recuento
histórico del fenómeno de la globalización, en el contexto de los últimos
500 años. Williamson argumenta que en ese lapso se habrían presentado cua­
tro etapas diferentes desde el punto de vista de la integración internacional: dos de
crecimiento con tendencias autárquicas (1492-1820 y 1918-1950), y dos de creci­
miento con tendencias hacia la intemacionalización, también denominadas etapas de
globalización (1820-1913 y 1950 hasta la fecha).
En cada una de las olas de globalización que se han presentado en el planeta, los
diversos países han tomado un lugar específico en el contexto de la división interna­
cional del trabajo, papel que ha sido resultado de muy variados factores políticos,
económicos y sociales. Interesa la segunda etapa de la globalización (1950 a la fe­
E
* Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. El autor agradece a
la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (cepal) el financiamiento otorgado para este
proyecto.
1 J.G Williamson (2002), Winners and Losers Over Two Centuries of Globalization, World Institute
for Development Economic Research (UNU/WIDER), versión internet, Helsinki, Finlandia.
45
Análisis y perspectivas de la globalización
cha), y a ella se hará referencia en el presente documento. En los inicios de esta etapa,
Estados Unidos de América (eu) y en menor medida los países de Europa occidental,
constituían el “centro” (core) del desarrollo mundial, en tanto que la mayor parte de
las demás naciones constituían la “periferia”, una parte bajo la égida del control
socialista, otra se constituía por países templados de incipiente industrialización (Ar­
gentina, Australia, Nueva Zelanda), y el resto por los países en vías de desarrollo -los
denominados por A. Lewis países “tropicales” (1983)2— en los diversos continentes
(América Latina, África y Asia en general), cuyo papel primordial consistía en ser
abastecedores de materias primas para los países de mayor desarrollo relativo.
En los últimos 50 años, el crecimiento comparativo de los países fue asombrosa­
mente dispar, no sólo entre las naciones centrales y las periféricas, sino también -y
de manera marcada- entre los misinos países subdesarrollados, de entre los cuales
sobresalen las diferencias en el crecimiento económico de los países de América
Latina vis à vis los del este de Asia. Como resultado de las divergencias en las rutas
de su desarrollo, las disparidades actuales son más que evidentes.
El desarrollo económico está muy influido por las modalidades y estrategias de
industrialización adoptadas por las naciones. En términos analíticos, hay desde lue­
go, contrastes en las “condiciones iniciales” que tienen un evidente carácter objetivo
y que determinan de alguna manera la secuencia posterior del desarrollo. Para B.
Balassa (1988), entre las “condiciones objetivas” suelen incluirse las siguientes: a) el
tamaño de los países; b) su disponibilidad de recursos naturales; c) la ubicación cer­
cana a mercados; d) las conexiones preferenciales; e) la inversión extranjera; f) la
educación; y g) las condiciones políticas y sociales. Todas estas “condiciones objeti­
vas” pueden tener una relevancia indudable,3 aunque el misino Balassa insiste en que
2 W.A. Lewis (1983), Crecimiento y fluctuaciones (1870-1913), México, Fondo de Cultura Eco­
nómica.
3 Por ejemplo, el tamaño de los países influye sobre la capacidad de alcanzar las economías de
escala; afecta la extensión de la competencia interna y, por tanto, repercute en las posibilidades de
transitar por una vía de industrialización orientada al interior sin incurrir rápidamente en costos crecien­
tes. La disponibilidad de recursos naturales, por su parte, afecta favorablemente el desarrollo industrial
al proveerle de insumos para su transformación, al misino tiempo de aportarle mercados y fondos
prestables; sin embargo, la exportación de recursos naturales origina tipos de cambio sobrevaluados que
desfavorecen las exportaciones industriales. La ubicación cercana a mercados puede ayudar a las ex­
portaciones por el efecto reducido de los costos de transporte, aunque los casos de exportaciones a gran
distancia son bastante comunes y en muchos casos exitosos. Las condiciones preferenciales, a su vez,
pueden ser de relevancia si se reflejan en condiciones objetivas favorables para el comercio y la inver­
sión, aunque los casos en que eso sucede no constituya la situación más generalizada. La inversión
46
América Latina y el Este asíatico
resultan más importantes las políticas adoptadas, las cuales determinan las caracte­
rísticas y el rumbo del proceso de crecimiento económico.4
En términos genéricos, el desarrollo industrial se inicia en respuesta a la demanda
doméstica originada por el excedente exportable del sector primario, que además
provee de fondos para el desarrollo de las manufacturas. Con pocas excepciones, los
países adoptaron lo que se conoce como la primera etapa del proceso de industriali­
zación por sustitución de importaciones (ISI), que consiste en la protección cuantita­
tiva o arancelaria de las industrias domésticas de bienes de consumo durables (ropa,
calzado, enseres domésticos) y de algunos de sus insumos (textiles, cuero, madera);
es decir, industrias en las cuales la escala mínima eficiente de planta es relativamente
pequeña para la dimensión de los mercados domésticos, y cuya operación no implica
el uso de tecnología sofisticada. Los especialistas sostienen que no es necesario un
elevado grado de protección en esta primera etapa del proceso sustitutivo, porque
una alta protección discrimina en contra de las exportaciones, mediante gravámenes
explícitos o implícitos a las misinas.5
En el transcurso de la primera etapa de la ISI la producción doméstica aumenta
más rápidamente que el consumo nacional; sin embargo, la duración de esta etapa no
será prolongada, al término de la cual ambos -consumo y producción- crecerán a
tasas similares. Por ello, para mantener elevado el dinamisino del crecimiento indus­
trial, los países enfrentan dos opciones de desarrollo que tienen muy diferentes
implicaciones: pudieron optar por abordar la segunda etapa de la ISI, o bien pueden
adoptar una estrategia de desarrollo exportador de manufacturas. La primera fue es­
cogida por la mayoría de los países de América Latina a partir del inicio de la década
de los sesenta, en tanto que las naciones del Este de Asia adoptaron -también desde
esas fechas- la segunda alternativa.
extranjera importa no sólo en su cuantía sino en su orientación, siendo más adecuada la que se dirige
hacia las exportaciones que hacia un mercado doméstico cautivo en el país de destino. La educación, en
la medida en que constituye el resultado de un proceso de acumulación de capital humano, está influida
por el carácter de las políticas gubernamentales adoptadas por los países. Por último, las condiciones
políticas y sociales pueden desempeñar papeles de relevancia, aunque en la experiencia mundial no
existe una correlación clara entre sistemas democráticos y el éxito económico y/o autoritario y el consi­
guiente fracaso en el crecimiento. A pesar del relativisino de su incidencia en los procesos de desarrollo
económico, todas estas “condiciones objetivas” deberían tomarse en cuenta en el análisis comparado
entre países.
4 Balassa (1988, p. 18).
5 Balassa (1988, p. 22).
47
Análisis y perspectivas de la globalización
La segunda etapa de la ISI -también conocida como “crecimiento hacia adentro”busca la sustitución de importaciones de bienes intermedios y de capital por produc­
ción nacional, bienes que, como muy diversos autores han señalado, son intensivos
en capital, requieren elevado tamaño eficiente de planta y están sujetos a grandes
economías de escala, lo que generalmente no se logra por las limitaciones inherentes
al restringido tamaño del mercado interno. En consecuencia, la industrialización por
esta vía tarde o temprano conduce a costos crecientes y a la presencia de ineficiencias
productivas y organizativas, dados los requerimientos de proveedores especializados
y de tecnología más avanzada y compleja.
Bajo esta opción de desarrollo industrial, no sólo se produce con costos crecien­
tes, sino que, en general, el proceso se acompaña de una escasa generación neta de
divisas, en virtud de las crecientes necesidades de importación de insumos y equipo,
y las reducidas capacidades exportadoras tanto de bienes primarios como manufactu­
rados producidos domésticarnente, no sólo por sus elevados costos unitarios, sino por
el acentuado sesgo antiexportador que en general imprime la existencia de altos nive­
les de protección nominal y efectiva. Dados los controles cuantitativos y arancelarios
para proteger a la industria doméstica, estos expedientes se convierten en instrumen­
tos permanentes de protección, que es diferencial por tipo de productos y genera una
amplia dispersión que repercute en una ineficiente asignación de recursos.
Otras características distinguen a la estrategia de desarrollo “hacia adentro”. Por
ejemplo, en las economías en las que se aplican, tiende con el tiempo a promover
mercados de vendedores a causa de la escasa -o nula- competencia externa, lo que
acrecienta la integración hacia atrás que impide el aprovechamiento de las econo­
mías de escala en la producción de múltiples insumos y a la vez provoca escaso
estímulo para mejorar la productividad y el cambio tecnológico, como consecuencia
de la extensión de monopolios y oligopolios. La insuficiencia crónica de divisas pro­
voca, a su vez, devaluaciones frecuentes, lo que agrava el sesgo antiexportador de
esta estrategia. Las tasas de interés real negativas que predominan a lo largo de esta
orientación desalientan el ahorro interno, que se traduce en un racionamiento cre­
diticio que sólo favorece a las inversiones orientadas a la sustitución de importa­
ciones.
Los obstáculos a las exportaciones en general -y manufactureras en particular- y
la escasez crónica de divisas que se generan al acrecentarse las necesidades de im­
portación se convierten, así, en restricciones de consideración para la sostenibilidad
del crecimiento económico en un contexto de mediano y largo plazos, lo que suele
generar problemas macroeconómicos recurrentes que se manifiestan en la aplicación
de políticas de “pare y siga”. Ello afecta de manera por demás desfavorable el creci­
48
América Latina y el Este asíatico
miento de la productividad total de los factores6 y, por ende, el crecimiento económi­
co de los países que adoptan esta vía de industrialización, obligándolos eventualmen­
te a abandonarla y a sustituirla por una orientación “hacia afuera”.
La otra estrategia de industrialización -la orientación “hacia afuera”- reclama
acciones de política económica de muy diferente naturaleza. Los países del Este asiá­
tico que la adoptaron desde hace cuatro décadas decidieron, una vez adelantada la
primera etapa de la isi, proveer subsidios a las exportaciones de manufacturas, redu­
cir la protección a las importaciones, aplicar sistemas de minidevaluaciones periódi­
cas, adoptar tasas de interés real positivas e introducir un realisino mayor en la fijación
de precios de los servicios públicos (Balassa, 1988, p. 29). Esta estrategia implica un
mayor uso del mecanisino de precios de mercado para la asignación de los recursos,
a la par de disininuir la distorsión de precios en el comercio exterior, proveyendo
incentivos similares a la producción para los mercados internos y de exportación
(Balassa, 1988, p. 30).
Más adelante veremos que, en la práctica, la instrumentación de la estrategia “ha­
cia afuera” que realizaron los países del Este asiático a principios de los sesenta tuvo
características propias que la diferenciaron notablemente de la instrumentación de
esta estrategia en los países de América Latina en la segunda mitad de la década de
los ochenta y primera de los noventa. Las diferencias no sólo radicaron en la instru­
mentación de la estrategia, sino en las condiciones en las que tal instrumentación se
habría llevado a cabo.
En contraste con la segunda etapa de la ISI, en teoría la orientación a las exporta­
ciones, al incrementar la producción de bienes en los que el país tiene una ventaja
comparativa, con bajos costos de recursos por unidad de divisas, esta estrategia per­
mite a los países un uso más pleno de la capacidad instalada, y reduce los costos
unitarios mediante el aprovechamiento de las economías de escala, en tanto que con­
tribuye de manera más eficiente a la sustitución de importaciones y permite elevacio­
nes más continuas de la productividad total de los factores dada una mayor competencia
y más dinámica adaptación del cambio tecnológico. Esta estrategia, por último, pro­
voca una mayor capacidad de generación de ahorro, lo que junto con la plausible
disininución de la relación capital-producto, ayuda a aliviar la restricción impuesta
por el ahorro en el crecimiento económico, y lo misino sucede con los requerimientos
de divisas para la compra de insumos intermedios y bienes de capital del exterior
(Balassa, 1988, p. 34).
6
Balassa (1988, p. 29).
49
Análisis y perspectivas de la globalización
Muy diversos estudios han tratado de aportar pruebas de los notables contrastes
en el dinamisino del crecimiento económico que se deriva de la aplicación de las
estrategias “hacia adentro” vis á vis las orientadas “hacia afuera”. En general, utili­
zando diversos procedimientos analíticos, tiende a mostrarse que, en un contexto de
largo plazo, el desempeño económico de los países orientados al exterior ha sido,
desde cualquier punto de vista, ostensiblemente superior y más consistente que el
que resulta de los países con una orientación hacia adentro.7 Pese a toda la bibliogra­
fía existente sobre este tema,8 el misino se encuentra abierto, toda vez que en el creci­
miento económico inciden muy diversos factores, por lo que resulta muy difícil aislar
los que sólo derivan de las diferencias en la orientación de su proceso frente al exterior.
Lo que sí puede afirmarse es que, en el caso de los países de América Latina, el
agotamiento del proceso de sustitución de importaciones de la segunda etapa los
condujo a la necesidad de cambiar su estrategia hacia adentro por otra hacia afuera,
pero en condiciones muy diferentes de como lo hicieron en su momento los países de
Asia del Este. Como resultado, los efectos sobre el desempeño económico de ambos
grupos de países han sido notoriamente diferentes, no sólo durante el periodo en que
transitaron por estrategias diferentes, sino aun durante la fase en que ambos grupos
han transitado de manera paralela por estrategias de desarrollo orientadas hacia el
exterior, esto es, el lapso transcurrido en los últimos tres lustros.
En el presente documento interesa examinar cuáles fueron las estrategias que ca­
racterizaron el desarrollo económico de ambos grupos de países, a través del análisis
de una muestra de los misinos, con el objeto de detectar la forma y modalidades como
se insertaron en el proceso de globalización en marcha, y el papel que han venido a
desempeñar en la nueva división internacional del trabajo. Los países de América
Latina que se examinan constituyen una muestra de los ubicados en el Hemisferio
Norte del subcontinente, como son Costa Rica, Honduras, México y República Do­
minicana; en contraposición, los referidos al Este de Asia son la República de Corea
(Corea del Sur), Filipinas, Malasia y Formosa o Taiwán, aunque alguna referencia se
hace también en relación con la creciente importancia de China continental en el
comercio mundial.
Interesa subrayar las principales diferencias en las estrategias y políticas adopta­
das por ambos grupos de países, así como apuntar algunos rasgos de su desempeño
7 Ver por ejemplo las pruebas aportadas por Lindert y Williamson (2002, Tabla 3), “Does Globalization
Make the World More Unequal?”, en M.D. Bordo, A.M. Taylor y J.G Williamson (eds.), Globalization
in Historical Perspective, Chicago, University of Chicago Press.
8 Ver el excelente recuento que al respecto hace Williamson (2002, p. 8-10).
50
América Latina y el Este asíatico
económico. De esta manera, en el siguiente apartado se bosquejan las principales
diferencias en las estrategias adoptadas por ambos grupos de países en el curso de su
desarrollo en las últimas cuatro décadas, en tanto que en el tercer apartado apunta los
contrastes más sobresalientes en el desempeño económico de esos países, para con­
cluir que buena parte de las diferencias pueden resumirse en el tipo de crecimiento
económico adoptado, es decir, de naturaleza “extensiva” o “intensiva”, como se re­
fleja de la cuantificación de las “fuentes del crecimiento económico”, en relación con
el papel desempeñado por la acumulación de capital versus el crecimiento de la pro­
ductividad total de los factores en ambos grupos de economías, aspecto que se aborda
en la cuarta sección. El documento cierra con un apartado que resume las principales
conclusiones de los análisis previos.
Diferencias en las estrategias adoptadas
Antes de proceder al análisis del desempeño económico comparativo de los países,
una breve revisión cualitativa de los principales contrastes detectados en las estrate­
gias que adoptaron parece ser apropiada para evaluar las modalidades del desarrollo
económico registradas por los países del Este de Asia (EA) vis á vis los países selec­
cionados del Hemisferio Norte de América Latina (HNAL). En forma breve, se exami­
nan a continuación estos aspectos.
Países del Este de Asia
Para finales de la Segunda Guerra Mundial, dos de estos países -Corea y Taiwánhabían dejado de ser colonias japonesas, que lo habían sido desde las primeras
décadas del siglo XX; además, en los años cincuenta la República de Corea había
pasado por una guerra en su propio territorio, al término de la cual logró su separación
de la parte norte de la isla en el primer quinquenio de los cincuenta. Para principios
de los sesenta, de los países analizados dos registraban muy modestas dimensiones
en términos de población y territorio -Malasia con 8 millones de habitantes y Taiwán
con 9.3 millones-, y los otros dos dimensiones relativamente mayores en términos
poblacionales: Corea del Sur con 25 millones y Filipinas con 27 millones de habi­
tantes.
En términos de recursos, con la posible excepción de Filipinas -que posee exten­
siones importantes de área cultivable en las más de 7 mil 100 islas que integran su
territorio y que hace cuatro décadas poseía recursos forestales y algunos minerales
51
Análisis y perspectivas de la globalización
como cobre, níquel, cromo y oro- el resto de los países del área registraban una
escasa dotación de recursos naturales, toda vez que los yacimientos de carbón de la isla
de Corea se localizan en la parte norte, y la sur sólo contiene yacimientos limitados de
antracita y tungsteno, y al igual que Taiwán, Malasia y Filipinas, registra muy limitados
yacimientos petrolíferos, aunque este último país posee yacimientos de gas de alguna
cuantía, y Malasia hasta hace unas décadas explotaba el cultivo del hule natural.
Es muy probable que el escaso tamaño territorial, poblacional y de recursos natu­
rales que enfrentaron desde entonces tres de nuestros países -Corea del Sur, Malasia
y Taiwán- los haya obligado a buscar, una vez agotada la primera etapa de la sustitu­
ción de importaciones que se adoptó en la década de los cincuenta, la aplicación en
los sesenta de políticas activas para orientar su crecimiento industrial hacia las ex­
portaciones. El caso de Filipinas íue diferente, en la medida en que continuó impul­
sando su crecimiento manufacturero por la ruta de la sustitución de importaciones
adoptando la segunda etapa de la ISI en los siguientes decenios.
Una muy breve reseña de cada uno de estos países ayudará a observar el conjunto
de los misinos desde una perspectiva más amplia. En el caso de Taiwán,9 la base de su
economía en los años cincuenta era la agricultura, en tanto que las manufacturas se
apoyaban en el procesamiento de productos primarios (refinación de azúcar, procesa­
miento de frutas y verduras) como parte del proceso sencillo e inicial de sustitución
de importaciones.
El viraje hacia la promoción de exportaciones manufactureras se dio en los sesen­
ta, al impulsarse la producción de industrias ligeras de exportación (textiles, madera
y papel), comenzando desde entonces con el establecimiento de plantas de ensambla­
do de componentes importados de productos eléctricos. Ya en los setenta se favore­
ció la industria pesada intensiva en capital, siempre orientada a las exportaciones, a
la vez que se impulsó la sustitución de insumos importados, especialmente el acero y
petroquímicos, lo que permitió el surgimiento de la industria automotriz. Para la
década de los ochenta se promovieron industrias de mayor valor agregado (electróni­
ca y de la información) con producción muy destacada en el caso de las manufacturas
de periféricos de computación (monitores).
En la actualidad, la tecnología de la información domina las manufacturas de
Taiwán en las industrias de maquinaria eléctrica y electrónica, en las cuales la isla ha
incursionado en las llamadas manufacturas de diseño original, desarrollando sus pro­
pias marcas a escala internacional. De acuerdo con los especialistas, Taiwán enfren­
9
Información procesada del reporte Taiwán. Country Profile 2002, The Economist Inteligence
Unit, United Kingdom.
52
América Latina y el Este asíatico
ta, sin embargo, dos graves problemas en su proceso actual de desarrollo industrial:
la considerable dependencia del mercado de los Estados Unidos y, peor aún, el hecho
de que para mantener su competitividad una parte creciente de sus plantas de tecno­
logía avanzada está migrando hacia China continental en busca de menores costos, lo
que ya repercute en un evidente proceso de desindustrialización que comenzó a ma­
nifestarse a mediados de la década pasada.
El caso de Corea del Sur10 es, para los observadores occidentales, el más conocido
de los países del este de Asia. De acuerdo con diversas fuentes,11 después del agota­
miento de la primera etapa de la ISI -que tuvo lugar en los años cincuenta- Corea
adoptó formalmente la estrategia de industrializar al país con base en las exportacio­
nes, a partir del Primer Plan Quinquenal que se lanzó en 1962. Con ello hizo depen­
der su crecimiento manufacturero -al igual que Taiwán, Singapur y Hong Kong- del
desarrollo de los mercados de Europa occidental y de Estados Unidos, para la adqui­
sición de manufacturas intensivas en mano de obra. Entre los bienes favorecidos por
la estrategia sobresalieron los productos textiles de fibras artificiales y, posterior­
mente, se impulsó la operación de ensamblado con base en una mano de obra todavía
barata en aquellos años, con lo que el crecimiento de la producción y exportación de
radios, receptores de televisión y productos electrónicos se inició a principios de los
sesenta y continuó en la siguiente década, incluidos, a partir de los ochenta, las
videocasetras y los hornos de microondas.
Corea decidió embarcarse, a partir de los setenta, en la producción y exportación
de ramas seleccionadas de productos manufactureros pesados, fundamentalmente el
acero y la industria química.12 En los siguientes años, el país profundizó la ruta
exportadora al establecer una industria automotriz orientada al exterior desde el ini­
cio de sus operaciones, cuyo éxito se ha complementado en años recientes con una
muy dinámica expansión del mercado doméstico. El éxito exportador de Corea ha
10
De aquí en adelante nos referiremos al país simplemente como Corea.
Información procesada del documento: South Korea-North Korea. Country Profile 2002, The
Economist Inteligence Unit, United Kingdom.
12 En el terreno de la producción de acero, Corea del Sur es uno de los productores más importantes
y eficientes del mundo desde hace varios lustros, junto con Japón, China y Estados Unidos. Cabe hacer
notar que el desarrollo de esta industria en Corea del Sur fue insistentemente desaconsejado por el
Banco Mundial a principios de los setenta, pero por disposición gubernamental se procedió a su desa­
rrollo, lo que fue posible porque parte importante del financiamiento provino del Japón y no de los
organisinos multilaterales de crédito. La relativa “solvencia financiera” de la isla es una característica
muy importante del desarrollo del este de Asia, a diferencia de la situación de América Latina cuando
emprendió su estrategia hacia afuera dos décadas después.
11
53
Análisis y perspectivas de la globalización
provocado, sin embargo, un crecimiento muy dinámico de las importaciones de bie­
nes de capital, lo que hace que su desempeño hacia afuera sea muy dependiente de
los precios internacionales de equipo y maquinaria, especialmente en el caso de in­
dustrias como la electrónica dedicada a la fabricación de microchips.
Por otra parte, el sistemático aumento de los salarios ha erosionado la competitividad de las manufacturas coreanas -especialmente de las intensivas en mano de
obra con escaso contenido de valor agregado-, por lo que industrias como las del
calzado y de la confección de ropa han comenzado a emigrar a otros países de meno­
res costos laborales como Filipinas, Malasia o Tailandia, y una tendencia similar se
observa en las manufacturas dedicadas a las operaciones de ensamble.
Por su parte, la orientación de Malasia hacia las exportaciones es más reciente que
en los anteriores.13 En los años sesenta, Malasia se encontraba todavía desarrollando
industrias sustitutivas de importaciones, así como industrias basadas en el procesa­
miento de productos primarios. Sin embargo, a partir del inicio de los setenta, este
país comenzó a desarrollar una creciente capacidad de exportación, basada principal­
mente en la inversión de recursos propios. Las industrias de exportación han consti­
tuido desde hace varias décadas el principal componente del sector manufacturero,
con más de tres cuartas partes del valor añadido, en tanto que la producción dirigida
al sector doméstico aporta sólo una cuarta parte del misino, en la producción de
productos metálicos, productos a base de minerales no metálicos, productos alimen­
ticios y equipo de transporte.
Dada la pequeña extensión de la península de Malasia, su producción manufactu­
rera se encuentra notablemente concentrada en términos espaciales, aunque las auto­
ridades gubernamentales están empeñadas en su desconcentración a través de la
construcción de un centro de alta tecnología informática al este de su capital. En
décadas previas se adoptó, como política estratégica, la aceptación de todo tipo de
inversiones que promovieran el empleo manufacturero; sin embargo, en la actualidad
una agencia gubernamental supervisa y da el visto bueno a la instalación de nuevas
industrias en función de las modalidades de su financiamiento, transferencia de tec­
nología, contenido local y tipos de procesos involucrados en su producción.
De esta manera, y a consecuencia de la creciente escasez relativa de mano de obra
calificada y semicalificada, el gobierno alienta a las industrias de poco valor agrega­
do y productividad a que se reubiquen en Tailandia o en Indonesia. Los especialistas
aseguran, sin embargo, que el dinámico crecimiento manufacturero que registró
13 Información procesada del reporte Malaysia-Brunei. Country Profile 2002, The Economist
Inteligence Unit, United Kingdom.
54
América Latina y el Este asíatico
Malasia desde 1970 habría entrado en una etapa de relativo estancamiento a partir de
1998, y que en adelante tendrá que poner un mayor énfasis en el desarrollo del mer­
cado doméstico.
Finalmente -y como ya se señaló- el caso de Filipinas difiere de los anteriores. En
efecto, el desarrollo manufacturero de este país habría sido notablemente dinámico
durante las décadas de los cincuenta y sesenta, esencialmente a través de un proceso
intensivo de sustitución primaria de importaciones, a la sombra de elevados niveles
de protección -nominal y efectiva- a la industria doméstica, décadas en las que ini­
ció el fomento de empresas ensambladoras de bienes de consumo, inicialmente con
un elevado contenido de importaciones.
Los muy desfavorables efectos del segundo choque petrolero sobre la isla, a fina­
les de los setenta, y el poco propicio entorno internacional de esos años, hicieron que
el gobierno filipino se embarcara, a principios de los ochenta, en un programa de
desarrollo de sustitución de importaciones de bienes intermedios y pesados, tales
como procesamiento de cobre, complejos químicos, fertilizantes, cemento y motores
ligeros a diesel. Este proceso se llevó a cabo con la activa participación gubernamen­
tal, actividades manufactureras que, junto con la industria ligera ya existente, se orien­
taron al abastecimiento del mercado interno.
Desde los setenta, se impulsó también el desarrollo de la exportación manufactu­
rera de bienes intensivos en mano de obra, especialmente de carácter electrónico y de
componentes automotores. El desarrollo de estas industrias se estimuló más
acentuadamente durante los noventa, a través del establecimiento de zonas exportadoras
(iexport-processing zones), en las cuales se conceden exenciones impositivas y aran­
celarias a las empresas que se instalan en ellas; éstas tienen más el carácter de las
plantas maquiladoras mexicanas que el de las empresas exportadoras de Corea, Malasia
o Taiwán.
Los prospectos de mediano plazo de esta ruta de desarrollo manufacturero no son
despreciables -en opinión de los expertos-, en especial en la medida en que aprove­
cha el proceso de desconcentración manufacturera (outsourcing) de Japón, Taiwán
y Malasia, aunque resulta evidente la aguda competencia que para Filipinas represen­
tan los países productores de bajo costo laboral, en especial China continental.14 Resul­
14 Vale la pena hacer notar que, a diferencia de otros países del área, en Filipinas coexiste un extenso
sector manufacturero de carácter informal -empresas con menos de cinco personas ocupadas- que em­
plea dos veces más trabajadores que el sector formal de las manufacturas. Esta característica es compar­
tida por la mayoría de los países latinoamericanos y se asocia con los efectos de un elevado crecimiento
demográfico y una escasa creación de empleo en el sector formal de sus economías.
55
Análisis y perspectivas de la globalización
ta relevante apuntar que pese a su orientación hacia adentro, Filipinas desde 1978
está instrumentando un proceso gradual de apertura comercial, en concordancia con
los lincamientos de la Organización Mundial de Comercio (omc) y, especialmente,
los dictados por la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (asean), aunque este
proceso se vio parcialmente frenado a raíz de la crisis de 1998, que modificó las
metas de desgravación que se tenían previstas para el año 2000.
En resumen, Corea, Taiwán y Malasia constituyen ejemplos de la aplicación de
estrategias de industrialización orientadas “hacia afuera”, instrumentadas inmediata­
mente después de haber agotado la primera etapa de sustitución de importaciones;
por el contrario, Filipinas aporta un ejemplo de la continuación de la estrategia “ha­
cia adentro” al abordar la segunda etapa de la ISI, y sólo posteriormente adoptó un
proceso gradual de apertura comercial, especialmente en la década de los noventa.
Desde este punto de vista, el caso filipino se asemeja más a los latinoamericanos que
se examinan más adelante.
Como veremos en la tercera sección de este documento, Corea -junto con Taiwánconstituye uno de los países más exitosos desde el punto de vista de su desempeño
económico en las últimas cuatro décadas. Por ello -y por la mayor disponibilidad de
información- resulta de interés examinar más de cerca la estrategia de industrializa­
ción seguida por este país, a través de la aplicación de políticas específicas tanto de
carácter macroeconómico como de fomento al comercio y a la industria. Un breve
repaso a estos aspectos ayudará a complementar nuestro conocimiento de la natu­
raleza de las estrategias de industrialización orientadas hacia las exportaciones apli­
cadas por los países del este de Asia, en nuestro intento de comparación con las
aplicadas por los países del Hemisferio Norte de América Latina.
En esta dirección vale apuntar que, aunque se da una asombrosa continuidad en la
naturaleza de la estrategia de desarrollo económico aplicada por Corea del Sur a lo
largo de las últimas cinco décadas, en la práctica se habrían presentado cambios de
énfasis y adecuaciones a la misina, los cuales, aunque de considerable interés, no
pueden ser abordados en este breve exámen.15 De acuerdo con las evaluaciones exis­
15 Los especialistas distinguen cinco etapas en el desarrollo de Corea en este largo periodo: la refe­
rida a la sustitución fácil de importaciones (1953-1962); la promoción inicial de exportaciones (19631971); la promoción de la industria pesada y química (1972-1979); la etapa de apertura y ajuste estructural
(1980-1986), y la etapa de la consolidación del modelo exportador (1987 a la fecha). Para un análisis
general de las primeras cuatro etapas ver: Sang-Mok Suh (1992), “The Economy in Historical Perspective”,
en V. Corbo y S.M. Suh (1992), Structural Adjustment in a Newly Industrialized Country. The Corean
Experience, publicado para el Banco Mundial, Baltimore y Londres, Johns Hopkins University Press.
56
América Latina y el Este asíatico
tentes, las estrategias básicas seguidas por Corea del Sur han consistido, de manera
sostenida y firme, en favorecer la promoción de las exportaciones. En términos muy
generales, se distinguen tres niveles de análisis de las políticas aplicadas: a) políticas
generales de carácter horizontal; b) políticas industriales de carácter vertical y c)
políticas de incentivos.
Las políticas de carácter general resaltadas por los especialistas pueden resumirse
en ocho grupos: T) la eliminación del sesgo contra las exportaciones y la promoción
de las misinas;16 2) el mantenimiento de la estabilidad de precios macroeconómicos
clave;17 3) la utilización de diversos instrumentos de política;18 4) la procuración de
elevadas tasas de ganancias para el sector exportador;19 5) el financiamiento adecua­
E1 recuento que se ofrece a continuación descansa preferentemente en los análisis presentados por S. de
Franco, A. Eguren y D. Baughman (1989), El fomento del comercio y la industria en Corea, informe de
un seminario de políticas del IDE Washington, Banco Mundial, núm. 14, 1989. Información adicional
fue obtenida de L.E. Westphal y K. Suk Kim (1984), “Korea”, en B. Balassa et. al. (1984), Development
Strategies in Semi-industrial Economies, Baltimore y Londres, A World Bank Research Publication,
The Johns Hopkins University Press, 1984. Un recuento de la evaluación de los planes de desarrollo
coreanos se encuentra en “FKI Report. A 40-year History of Korea’s Economic Policies”, Korean Busi­
ness Review, septiembre, 1986.
16 Lo que incluyó el mantenimiento de un tipo de cambio competitivo. Al comienzo de la estrategia,
el gobierno subvencionó el financiamiento a corto plazo destinado a actividades exportadoras y rebajó
las tarifas arancelarias para los insumos importados utilizados en los bienes de exportación. Posterior­
mente, en la promoción de exportaciones se incluyó la liberalización de las importaciones, lo que habría
obligado a los productores orientados al abastecimiento del mercado interno a aumentar su eficiencia en
la misina forma que se obligaba a los exportadores.
17 El tipo de cambio real se trató de mantener relativamente constante desde los años sesenta,
a pesar de modificaciones al alza en momentos estratégicos para favorecer la exportación y el
crecimiento económico, a través de devaluaciones puntuales. La gestión de las tasas de interés ha
constituido también un incentivo permanente en forma de tasas preferenciales (bajas) para los
exportadores, aunque esta política ha perdido relevancia conforme a los lineamientos de la OMC en
los últimos años.
18 Las autoridades manejan y utilizan diversos instrumentos de política económica en forma flexible
y pragmática, en un contexto unificado que mantiene la coherencia entre diversas políticas simultáneas,
manejando los instrumentos de manera oportuna frente a circunstancias cambiantes.
19 Éste es, quizás, uno de los aspectos de mayor relevancia, ya que el país ofreció muy amplios
incentivos económicos a los primeros empresarios que se dedicaron a la exportación, lo que constituyó
un incentivo muy relevante para abandonar la orientación hacia el mercado doméstico. Los incentivos
incluyeron tanto subsidios al crédito como exenciones tributarias, y en más de un sentido se mantuvie­
ron vigentes a lo largo del tiempo.
57
Análisis y perspectivas de la globalización
do a las inversiones;20 6) la adecuada inversión en recursos humanos;21 7) el activo
papel desempeñado por el gobierno,22 y 8) la aplicación de una política
macroeconómica flexible.23 Además de las políticas esbozadas con anterioridad, el
gobierno ha instrumentado de manera sistemática una política industrial activa, que
se expresa cuando menos en dos dimensiones distintas: políticas de carácter tecnoló­
gico y políticas de comercialización externa.24 Por último, parte fundamental del
20 Como veremos más adelante, a partir de los años sesenta se fomentó el ahorro interno a través de
tasas de interés atractivas. Cuando en los setenta el ahorro interno no bastó para financiar los crecientes
niveles de inversión requeridos por la industrialización pesada, se recurrió al ahorro externo, lo cual no
ha repercutido de manera negativa en el desarrollo de la economía coreana, ya que aunque la deuda
externa del país es una de las más elevadas del mundo, su crecimiento económico sostenido le ha permi­
tido recurrir a los mercados internacionales de capital con muy pocas restricciones. A partir de los
ochenta, la liberalización del mercado financiero permitió que éste fuese un intermediario más dinámico
entre el ahorro y la inversión.
21 Resulta de suma importancia el hecho de que, desde los años cincuenta, el país aplicó considera­
bles recursos a la formación y capacitación de los recursos humanos; en consecuencia, los especialistas
admiten que la calidad y dedicación del personal y de los funcionarios administrativos de Corea es
considerable, y de mayor nivel que en otras latitudes del globo como es el caso de América Latina.
22 El gobierno coreano ha desempeñado, en las últimas cuatro décadas, un papel fundamental en la
orientación de las inversiones, aplicando muy diversas actividades en términos de promoción, contribu­
ción al ahorro nacional y de dirección y gestión de las actividades económicas; pese a ello es escasa su
intervención para remplazar al sector privado o desempeñar su papel en ese campo. A partir de la etapa
de restructuración y ajuste en los ochenta, sin embargo, el papel del gobierno ha cedido lugar para dar
más espacio a la toma descentralizada de decisiones a través del mercado; empero, el papel rector del
Estado sigue siendo de considerable importancia para la economía coreana.
23 Los estudiosos señalan que lo que hace muy especial al caso del desarrollo coreano es la habilidad
del país para formular y ejecutar una estrategia de desarrollo nacional en consonancia con las condicio­
nes y oportunidades iniciales del misino, lo que le ha permitido sortear dificultades de gran envergadura
como la presencia de condiciones económicas desfavorables en el contexto internacional, la escasa
dotación de recursos naturales, la suspensión de la ayuda por parte de Estados Unidos y el consiguiente
aumento de los gastos militares, entre otros. Más recientemente, la aguda crisis financiera de 1998 fue
sorteada de manera rápida, y para el siguiente año el país había recobrado el crecimiento económico.
24 La primera ha tenido dos características principales: el fomento de la creación de tecnología
propia a través de la conformación de grupos de expertos públicos y privados, y la adquisición de
tecnología extranjera sólo en los segmentos en los que no se posee de manera interna, lo que ha permi­
tido adquirirla de las empresas transnacionales en condiciones económicas menos onerosas que las
típicas operaciones “llave en mano” que caracterizan la adquisición de tecnología en América Latina. La
política de comercialización externa ha sido, por su parte, muy dinámica y extensa, en la medida en que
las instituciones comercializadoras de Corea constituyen un ingrediente clave de su éxito exportador, las
cuales se encuentran vinculadas con las grandes industrias o conglomerados (chaebol) que tienen el
mejor acceso a los mercados extranjeros. Los diez chaebol más importantes del país administran más de
la mitad de las exportaciones coreanas.
58
América Latina y el Este asíatico
esquema de políticas y acciones estratégicas está constituida por los sistemas de in­
centivos, los cuales tienen carácter diferencial respecto de la burocracia, los empre­
sarios y los trabajadores.25
En resumen, la política económica en general -y la de desarrollo industrial en
particular- seguida por Corea del Sur en las últimas cuatro décadas tuvo un carácter
decisivamente proactivo, en la cual el Estado ha jugado un papel predominante en la
asignación de los recursos y en la orientación del crecimiento basado en las exporta­
ciones, aun en la actualidad en que el gobierno ha dado más espacio a la toma descen­
tralizada de decisiones a través del mercado. El otorgamiento deliberado de subsidios,
la fijación de metas de exportación, la asignación estratégica y planificada del crédi­
to, la participación de las empresas públicas en la producción industrial (acero), y el
otorgamiento selectivo de incentivos fue llevado a cabo por Corea en el contexto de
una estrategia deliberada y acometida en circunstancias soberanas, sujetas a escasas
restricciones externas impuestas por organisinos multilaterales de crédito, en virtud de
la elevada autonomía financiera que le proporciona a Corea la disposición holgada de
divisas de su modelo exportador, y la solidez de sus perspectivas financieras derivada
de un rápido y continuo crecimiento económico.26 El caso de los países latinoamerica­
nos adoptó un perfil diferente, como se destaca a continuación.
Países del Hemisferio Norte de América Latina
El proceso de industrialización y crecimiento económico seguido por los países de
América Latina tiene características diferentes, las cuales suelen inferirse del adopta­
25
En relación con la burocracia, además de que para los coreanos pertenecer a ésta constituye un
prestigio y distinción que por sí solo representa una recompensa, el sistema de jubilaciones tempranas
para los altos funcionarios les autoriza pasar a formar parte del sector privado a edades relativamente
tempranas, hecho que les permite ganar mayores sueldos y acrecentar su prestigio. En relación con los
empresarios, fue tarea del gobierno al término de la Guerra de Corea la conformación de una clase
empresarial dinámica y prestigiada, a través del otorgamiento de grandes estímulos económicos (sistema
tributario preferencial, crédito preferencial, estímulo y apoyo administrativo, y posibilidades de obtener
grandes utilidades) y sociales (reconocimiento público a su labor como agentes del desarrollo nacional).
Los incentivos a los trabajadores se otorgaron a través del expediente de la vinculación de los salarios
con los resultados de productividad, en un mercado laboral muy rígido que comienza a dar muestras de
flexibilización en los últimos años.
26 El caso de Taiwán, aunque con diferencias específicas, guarda muchas similitudes con el de Corea
anteriormente esbozado. Ver R.Wade, (1990), Governing the Market, Princeton, University Press.
59
Análisis y perspectivas de la globalización
do por las naciones de mayor tamaño relativo del subcontinente, como Argentina,
Brasil, Colombia, Chile y México. Desde ese punto de vista, el patrón de desarrollo
que marcó a los países centroamericanos y del Caribe, si bien tuvo algunas similitu­
des, muestra diferencias que dificultan el proceso de encontrar generalizaciones váli­
das para el conjunto de los países seleccionados en nuestro análisis.
En primer lugar, las condiciones iniciales que caracterizaron a estos países al
comienzo de las décadas de los sesenta muestran contrastes considerables: por una
parte, Costa Rica, Honduras y República Dominicana, con escaso territorio y pobla­
ción (1.2,3.2 y 1.9 millones de personas, respectivamente), en tanto que México para
ese año presentaba una mayor dimensión poblacional (36.9 millones de habitantes).
En términos de recursos naturales, en tanto los tres primeros países poseen extensio­
nes relativamente limitadas para la explotación de cultivos tropicales (café, banano,
azúcar) y forestales, así como algunos recursos marítimos cuya explotación es más
reciente (camarón, diversas variedades marinas), México, con sus dos millones de
kilómetros cuadrados de extensión, posee una mayor variedad de recursos naturales,
entre los que destacan considerables yacimientos de petróleo y gas natural; tierras y
planicies apropiadas para el cultivo de productos de zonas templadas; superficies
propicias para el desarrollo de productos tropicales, así como grandes extensiones de
litorales marítimos que aún esperan una explotación más adecuada.
El contraste entre los países centroamericanos y del Caribe con México sugiere,
así, la conveniencia de examinar las características de sus procesos de industrializa­
ción de manera separada. En el caso de Costa Rica,27 en los sesenta y setenta tuvo
lugar una incipiente actividad manufacturera bajo el auspicio del gobierno, en un
contexto elevadamente proteccionista instrumentado en el marco del Mercado Co­
mún Centroamericano. Este desarrollo, sin embargo, fue interrumpido durante los
ochenta, debido a la recesión y crisis de esa década. Para los noventa, por el contra­
rio, el sector manufacturero costarricense habría sido uno de los más dinámicos, fun­
damentalmente orientado hacia el exterior y apoyado por capital extranjero, que opera
en zonas de libre exportación (zonas francas). Este desarrollo se presenta especial­
mente en ciertos nichos, algunos conectados con el procesamiento de recursos agrí­
colas, pero la mayor parte relacionados con la producción de microchips, aparatos
médicos y otros, que han resultado de la integración internacional de los procesos
productivos. Los especialistas aseguran que las operaciones de ensamblado de alta
tecnología se traducirán en mayores niveles de valor agregado como producto de
27 Información procesada de Costa Rica. Country Profile 2002, The Economist Intelligence Unit,
United Kingdom.
60
América Latina y el Este asíatico
estas exportaciones de elevada productividad y salarios, lo que a su vez está obligan­
do al gobierno a acrecentar la preparación de recursos humanos de alta especialización. Como en la totalidad de las operaciones que tienen el carácter de maquiladoras,
a las compañías ubicadas en las zonas francas se les permite importar materias pri­
mas y equipo libre de gravámenes arancelarios, a la par que el grado de protección a
los productores locales ha disininuido, pero no a la velocidad deseada por el gobier­
no, dada la enconada resistencia de grupos de fabricantes locales. Costa Rica ha
iniciado recientemente negociaciones con Estados Unidos para dar paso a un tratado
de libre comercio, que de materializarse implicará mayores reducciones tarifarias.
El caso hondureño no es del todo diferente.28 Los avances iniciales en el proceso
de industrialización se remontan a inicios de los años cincuenta, en que al igual que
otras naciones del área, el país procedió a la sustitución inicial de importaciones,
entre las que se destacaron las industrias alimenticias, de bebidas y textiles. En las
siguientes décadas se procedió al desarrollo del procesamiento de productos
agroindustriales para exportación, principalmente empacado de carne congelada,
refinación de azúcar, procesamiento de pescados y mariscos, así como el estableci­
miento de plantas procesadoras de pulpa y papel orientadas al abastecimiento del
mercado doméstico, industrias dominadas por dos empresas extranjeras que contro­
lan la producción de estas manufacturas. Además, y con antecedentes desde finales
de los setenta, Honduras avanzó durante los noventa en la instalación de plantas
ensambladoras para exportación (maquila), especialmente productoras de ropa y ves­
tido, lo que hace de este país el maquilador más importante de Centroamérica y se­
gundo en importancia después de República Dominicana, si se incluye al Caribe.
La industrialización de República Dominicana siguió un desarrollo paralelo al de
los dos países anteriores.29 En la actualidad pueden distinguirse dos subsectores cla­
ramente en el sector manufacturero dominicano: uno que orienta su producción al
mercado doméstico, constituido principalmente por productos de consumo caracte­
rísticos de la primera etapa de la sustitución de importaciones (alimentos, bebidas,
cemento) y otro, más moderno, ubicado en la zona exportadora (zona franca). La
manufactura orientada al abastecimiento del mercado doméstico estuvo, hasta hace
relativamente poco tiempo, muy protegida por barreras arancelarias y no arancela­
rias, pero a partir de 1992, bajo un proceso de reforma tarifaria, se ha reducido de
28
Información procesada del informe Honduras. Country Profile 2002, The Economist Intelligence
Unit, United Kingdom.
29 Información procesada del informe Dominican Republic-Haiti, Country Profile 2002, The Economist
Intelligence Unit, United Kingdom.
61
Análisis y perspectivas de la globalización
manera significativa la protección a las importaciones, lo que evidentemente redujo
el sesgo antiexportador que tuvieron las manufacturas de este país por varias décadas.
Las manufacturas orientadas al exterior, por su parte, se han desarrollado bajo la
existencia de incentivos de significación a mediano y largo plazos (15 a 20 años), y
gozan de la posibilidad de utilizar insumos importados libres de aranceles, lo que les
permite mantener un cierto nivel de competitividad en el exterior, en la producción
principalmente de ropa y vestido y, en mucho menor proporción, en la producción de
zapatos, artículos de cuero, productos eléctricos y electrónicos y cigarros. Las expor­
taciones manufactureras dominicanas, sin embargo, enfrentan una considerable com­
petencia de países vecinos como México y, en general, de diversos países asiáticos de
industrialización reciente.
El caso de México es relativamente más complejo.30 El papel de abastecedor de
Estados Unidos que el país desempeñó durante la Segunda Guerra Mundial sentó las
bases para el desarrollo industrial del país, especialmente a partir de la década de los
cincuenta, en que se instrumentó la primera etapa del proceso de sustitución de im­
portaciones. Para finales de esa década y comienzos de la siguiente, México había
optado ya por la profundización del proceso sustitutivo, al adoptar la segunda etapa
de la estrategia “hacia adentro”. Ello lo hizo a través del desarrollo de industria semi­
pesada y pesada que, bajo el amparo de la acción gubernamental y una creciente
protección arancelaria nominal y efectiva, abarcó productos intensivos en capital y
tecnología crecientemente compleja (acero, químicos, petroquímicos, productos me­
tálicos). Dado el sesgo antiexpórtador -no sólo manufacturero sino también agríco­
la- esta estrategia comenzó a provocar problemas recurrentes de balanza de pagos,
los cuales se manifestaron hacia la segunda mitad de la década de los setenta y obli­
garon, tras un breve auge petrolero, a abandonarla a mediados de los ochenta.
Hacia 1985 se modificó la estrategia de crecimiento industrial para adoptar una
orientación hacia la promoción de exportaciones, enfoque que se profundizó durante
los noventa, al tener lugar la firma del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (tlcan) con Canadá y Estados Unidos. Dos sectores destacan en las exporta­
ciones manufactureras mexicanas en la actualidad. El primero se refiere al de maqui­
naria y equipo, en el cual sobresale la industria automotriz terminal, de propiedad
cien por ciento extranjera. El otro sector es la industria maquiladora -que aporta la
mitad de las exportaciones manufactureras del país- la cual incluye además del en­
30 Información procesada de las siguientes fuentes: México. Country Profile 2002, The Economist
Intelligence Unit, United Kingdom; Hernández Laos, E. (2000), La competitividad industrial de Méxi­
co, México, uam, Plaza y Valdés.
62
América Latina y el Este asíatico
samblado de vehículos automotores y productos eléctricos, la producción de textiles
y muebles. Los tres principales problemas que -a decir de los especialistas- enfrenta
la industria manufacturera mexicana en la actualidad son: a) la notable dependencia
del crecimiento del mercado de Estados Unidos para sus exportaciones; b) su enorme
dependencia de las importaciones, que ha desarticulado cadenas enteras de produc­
ción que fueron características de la etapa previa de industrialización, y c) la liberalización comercial, que a consecuencia de la casi eliminación de las barreras
arancelarias y cuantitativas a las importaciones, ha afectado muy desfavorablemente
a los productores locales, por el aumento de la competencia que representan las im­
portaciones competitivas, en especial en los años en que el tipo de cambio ha tomado
una ruta revaluadora a consecuencia de las masivas entradas de capital extranjero,
como sucedió en los años previos y posteriores a la crisis de 1995.
En resumen, de los cuatro países del Hemisferio Norte de América Latina exami­
nados, sólo México habría pasado de la primera etapa sustitutiva de importaciones a
la adopción de la segunda etapa de la isi, con todas las características de la orienta­
ción industrial hacia adentro que fue típica de las economías latinoamericanas duran­
te las décadas de los sesenta y setenta. Al paralelo, tanto México como Honduras,
Costa Rica y República Dominicana, en diferentes momentos, habrían comenzado a
orientar de manera marginal su desarrollo industrial hacia las exportaciones de carácter
ensamblador y, de manera más acentuada en todos los países a partir de los noventa, a
través del establecimiento de zonas flaneas de exportación con carácter maquilador.
Por lo anterior, en la instrumentación de las políticas de desarrollo industrial im­
pulsadas por estos países pueden muy bien distinguirse dos fases distintas: la que dio
sustento al crecimiento orientado hacia adentro desde los años cincuenta hasta me­
diados de los ochenta, y la que se habría instrumentado -en diferentes momentosdesde entonces hasta la actualidad, consistente en un proceso de apertura económica
y comercial que reorientó hacia afuera -en mayor o menor medida- el crecimiento
manufacturero de una parte de las economías del área.
En la primera fase, las políticas adoptadas tuvieron un marcado carácter proactivo,
a partir del momento en que los gobiernos dieron los primeros pasos para el desarro­
llo sustitutivo de importaciones. Las políticas más favorecidas en esta fase del desa­
rrollo habrían sido las siguientes: a) aplicación de la ISI a través del establecimiento
de restricciones cuantitativas y arancelarias a las importaciones;31 b) un destacado
papel del Estado, no sólo como promotor financiero sino como productor manufactu­
31 El objetivo consistía en la modificación de los precios relativos para favorecer la producción
doméstica a costa del encarecimiento -e incluso la prohibición- de las importaciones competitivas. En
63
Análisis y perspectivas de la globalización
rero directo, especialmente en el caso de México a lo largo de la segunda etapa de la
ISI;32 c) el otorgamiento sistemático de subsidios, no sólo a productores sino también
a consumidores;33 d) el control de precios clave en la economía,34 y e) otorgamiento
de servicios -gratuitos en su mayoría- de carácter educativo y del cuidado de la salud
para una parte de la población.35
Aunque no es factible generalizar, las políticas anteriormente aplicadas tuvieron
efectos relevantes sobre el desempeño de las economías. Como veremos en el si­
guiente apartado, el crecimiento económico habría sido relativamente dinámico has­
el caso de los países analizados la protección habría sido elevada desde la primera etapa del proceso, es
decir, la asociada con la sustitución fácil de importaciones, con el objeto de asegurar un crecimiento
manufacturero más acelerado que el del mercado doméstico. En el caso de México, la introducción de la
segunda etapa de la isi a principios de los sesenta habría acrecentado notablemente no sólo los niveles
promedio de protección arancelaria y la cobertura de los bienes por medio de protección cuantitativa,
sino que se habría acrecentado su dispersión a lo largo del tiempo, y para 1985 habría alcanzado los
máximos niveles, tanto en términos nominales como efectivos.
32 El papel del Estado como participante directo en la producción manufacturera fue, en el caso de
México, muy destacado, y abarcó numerosas ramas industriales como los fertilizantes, el acero, la
petroquímica, textiles, minerales no metálicos y productos metálicos entre otros. La participación direc­
ta se extendió hacia otros sectores no directamente manufactureros como los transportes, la energía, las
telecomunicaciones y los servicios financieros. De hecho, la acción gubernamental fue la que lideró el
proceso de industrialización en esa etapa del crecimiento manufacturero de México, especialmente en
las actividades sustitutivas más dinámicas y más intensivas en capital y en tecnología. En los otros tres
países el papel del Estado, si bien fue positivo, resultó menos determinante que en el caso mexicano.
33 Parte fundamental de la estrategia de industrialización de estos países en esos años, especialmente
en el caso de México, fue el otorgamiento de subsidios a los productores, no sólo manufactureros energéticos, crediticios a tasas preferenciales- sino también a los productores agrícolas -fertilizantes,
semilla mejorada-. Simultáneamente, se buscó mantener restringido el crecimiento de los costos salaria­
les, a través del otorgamiento de subsidios a los bienes básicos, con el objeto de mantener elevadas tasas
de rendimiento para los productores manufactureros, quienes además gozaban, como ya se dijo, de
elevada protección arancelaria y cuantitativa contra la competencia externa.
34 Los bienes salario, el tipo de cambio y las tasas de interés permanecieron relativamente constantes
en términos reales durante dos décadas en el caso de México, lo que contribuyó al control del crecimien­
to inflacionario, a costa del aumento del déficit público. El mantenimiento de bajas tasas de interés al
sector formal de la economía tenía como propósito fomentar la inversión en campos específicos selec­
cionados tanto por el Estado como por las elites industriales beneficiarías del proceso; sin embargo,
racionó el crédito, que benefició principalmente a las industrias sustitutivas de importaciones.
35 Ello se instrumentó a través del establecimiento de sistemas de seguridad social y de bienestar
para los trabajadores del sector formal de la economía, principalmente en actividades manufactureras,
dejando a amplios sectores de la población con menores -o nulos- niveles de protección, especialmente
en los sectores agrícolas.
64
América Latina y el Este asíatico
ta antes de la década de los ochenta; sin embargo, el proceso de desarrollo
instrumentado y las modalidades de las políticas adoptadas tuvieron otras repercu­
siones menos favorables. En efecto, la sustitución de importaciones enfrentó un cos­
to creciente al hacerse extensivo hacia industrias menos acordes con las dotaciones
iniciales de factores productivos, y fue cada vez más difícil materializar las econo­
mías de escala implícitas en las crecientes capacidades productivas instaladas, dadas
las dimensiones de los mercados domésticos y los obstáculos para exportar manufac­
turas inherentes al proceso avanzado de sustitución de importaciones.
A su vez, la necesidad de importar materias primas y bienes de capital implicó
requerimientos crecientes de divisas que fueron cada vez menos accesibles, lo que
provocó cuellos de botella para mantener un crecimiento económico sostenido. Ade­
más, la recurrencia de finanzas públicas deficitarias y la creciente utilización de
financiamiento externo procedente de créditos comerciales en condiciones onero­
sas, llevaron a la necesidad de aplicar políticas de “pare y siga”, con los consi­
guientes efectos desfavorables para la formación de capital y el crecimiento de la
productividad.
El proceso primero hizo crisis en México en 1976, y tras el deterioro de los térmi­
nos de intercambio en los siguientes años, desembocó en la crisis de la deuda a
principios de los ochenta, que obligó a todos los países analizados -sin excepción- a
instrumentar políticas de estabilización y ajuste bajo los señalamientos de las institu­
ciones multilaterales de crédito: el Fondo Monetario Internacional (fmi), el Banco
Mundial (bm) y, posteriormente, el Banco Interamericano de Desarrollo (bid).
Estos organisinos, con la aceptación de los gobiernos de los países, sugerirían, -a
cambio de apoyo financiero- la necesidad de instrumentar cambios en la estrategia
del desarrollo, consistente con la aplicación de lo que más tarde se conocería como el
Consenso de Washington,36 En esencia, éste buscaba recuperar para los países latinoa­
mericanos su capacidad de pago para el cumplimiento de las onerosas deudas externas
acumuladas a lo largo del proceso previo de su crecimiento económico.
No es posible examinar de manera detallada la orientación de las nuevas políticas
instmmentadas por los países a lo largo de los últimos tres lustros. En forma muy
esquemática, estas políticas se basaron en los siguientes componentes: mantener la
disciplina fiscal; unificar las tasas de cambio; instrumentar las aperturas comercial y
financiera; llevar a cabo reformas fiscales; establecer prioridades en el gasto público;
eliminar las restricciones a la inversión extranjera directa; impulsar un significativo
36
Ver J. Williamson (1990), Latin American adjustment: How much has happened, Washington,
Institute for International Economics.
65
Análisis y perspectivas de la globalización
proceso de privatización de activos públicos, y establecer mecanisinos de desregulación
económica y sistemas para garantizar el derecho a la propiedad. El esquema de polí­
tica reducía, de manera radical, el activo papel que el Estado había desempeñado en
la etapa previa de desarrollo, y dejaba a las fuerzas del mercado una mayor presencia
en la asignación de los recursos, a la par que eliminaba la protección especial para los
productores locales y, con ello, eliminaba el sesgo antiexportador de manufacturas
que caracterizó la etapa previa de la ISI.37
Como resultado, se esperaba que las economías del área acrecentaran su eficien­
cia en la asignación de recursos y emprendieran la ruta exportadora, preferentemente
de manufacturas, bajo el amparo de un creciente flujo de inversión extranjera directa,
la cual estaría en condiciones de aprovechar las dotaciones factoriales de nuestros
países -abundancia de mano de obra y escasez de capital- en el contexto de la des­
centralización de los procesos productivos a escala mundial (outsourcing) provoca­
da por la nueva división internacional del trabajo.
***
En síntesis, las estrategias y políticas de desarrollo industrial y manufacturero que
aplicaron los países del Este de Asia y los del Hemisferio Norte de América Latina
(HNAL) fueron radicalmente diferentes -con la excepción de Filipinas-. En aquellos,
la instrumentación de estrategias exportadoras se habría adoptado desde principios
de los sesenta, inmediatamente después del agotamiento de la primera etapa de la
sustitución de importaciones, en un contexto internacional favorable y bajo la aplica­
ción de políticas activas y consistentes de desarrollo hacia afuera. En el caso de los
países examinados del hnal, por el contrario, la adopción de estrategias exportadoras
de manufacturas habría sido notoriamente más tardía, una vez que hubieron transita­
do por etapas más avanzadas de la isi, cuyos efectos no deseados habrían hecho inviable la continuación de la misina hacia principios de los ochenta. Por ello, en los
siguientes lustros se habría adoptado la estrategia exportadora, en condiciones inter­
nas y externas mucho menos favorables; con un carácter más limitado y con menores
grados de libertad, dado el peso específico que en su instrumentación habrían desem­
37 Para un interesante análisis del Consenso de Washington ver: F. Stewart (1998), “La insuficiencia
crónica del ajuste”, en E. Bustelo y A. Menujin (eds.), Todos entran. Propuesta para sociedades
incluyentes, Santafe de Bogotá, UNICEF, Colección Cuadernos de Debate, Santillana, pp. 25-66. Para un
análisis crítico de las insuficiencias y limitaciones del Consenso de Washington ver: J.E. Stiglitz, (1998),
More Instruments and Broader Goals: Moving Toward the Post-Washington Consensus, wider Anual
Lectures Núm. 2, Helsinki, Finlandia World Institute for Development Economics Research (UNU/WIDER).
66
América Latina y el Este asiatico
peñado las organizaciones multilaterales de crédito al condicionar su apoyo a la apli­
cación del denominado Consenso de Washington.
Contrastes en el desempeño económico
Las diferencias en las estrategias y políticas económicas entre los países del Este de
Asia (ea) y los del Hemisferio Norte de América Latina (hnal) esbozadas con ante­
rioridad, tuvieron repercusiones muy diferentes en el desempeño económico resul­
tante de su aplicación. En esta sección del documento se examinan, de manera por
demás breve, las principales tendencias registradas por tal desempeño en las últimas
cuatro décadas, y en la medida en que la disponibilidad de información lo permite, se
analiza su vinculación con diversas variables macroeconómicas y sectoriales, con el
objeto de establecer las relaciones entre estrategias y desempeño, como contexto
para la caracterización del crecimiento económico registrado por ambos grupos de
países en el periodo analizado.
El análisis comprende el examen de la evolución de largo plazo en el producto per
cápita de los países, lo que constituye la explicando por ser sustantivada con los
exámenes posteriores. Como parte de tales análisis se aborda el examen de la estruc­
tura de la demanda y de la oferta agregada y la evolución del sector externo, así como
de sus repercusiones en la generación de desequilibrios macroeconómicos que ha­
brían afectado el rumbo seguido por el crecimiento económico de los países. Como
conclusión de los análisis comparativos se examinan las “fuentes” del crecimiento
económico, con el objeto de establecer los efectos de la acumulación de capital ver­
sus los del crecimiento de la productividad multifactorial.
Producto per cápita
Para principios de la década de los sesenta, México era el país que había alcanzado
los mayores niveles de producto por habitante, después del transcurso de dos décadas
de desarrollo industrial sustitutivo de importaciones iniciado en el decenio de los
cuarenta. Así, para 1960 ese país alcanzaba un producto per cápita ligeramente ma­
yor de los 4000 dólares,38 seguido por Costa Rica (3 500 dólares) y, con mayor reza­
go relativo se encontraban Honduras y República Dominicana con 1 700 dólares per
cápita cada uno en promedio. Los países del Este asiático registraban, para esa fecha,
38
Esta cifra y las que se citan a continuación están valuadas en dólares a precios de 1996.
67
Análisis y perspectivas de la globalización
niveles de producto por habitante similares o inferiores a los países rezagados del
Hemisferio Norte de América Latina (HNAL): Malasia y Filipinas con un promedio
igual o ligeramente superior a los 2 000 dólares por habitante, en tanto que Corea y
Taiwán con estándares menores, que no rebasaban los 1 700 dólares por habitante.
En las siguientes décadas, sin embargo, el favorable desempeño económico de los
países del Este de Asia habría modificado de manera sustantiva las posiciones relati­
vas de estas naciones en términos de su producto por habitante. Así, Taiwán habría
alcanzado a Costa Rica hacia finales de los setenta, y a México hacia mediados de los
ochenta, al expandir su producto per cápita a una tasa media anual sostenida de 6.7%
y registrar en 1998 un nivel mayor a los 17 100 dólares por persona. Corea del Sur,
por su parte, siguió una ruta similar, toda vez que para 1981 había alcanzado a Costa
Rica y para 1986 había sobrepasado el ingreso per cápita de México, y en el año
2000 habría alcanzado cerca de 16 mil dólares por habitante en promedio. Malasia,
con un desempeño un poco menos favorable, alcanzó a Costa Rica también en 1981
y a México hacia 1994, para registrar los 10 mil dólares per cápita en el año 2000,
como resultado de un crecimiento medio anual de 3.9% a partir de 1960. De los
países del Este asiático analizados, sólo Filipinas habría mostrado un desempeño
económico francarnente desfavorable, equivalente a una tasa anual promedio de 1.3%
anual entre 1960 y el año 2000, de manera que para este último año su ingreso por
habitante no habría rebasado los 3 500 dólares, es decir, muy por debajo del desem­
peño de los demás países del área asiática.
Los países del hnal también mostraron un desempeño económico muy poco fa­
vorable, especialmente durante la década de los ochenta, para recuperar el crecimien­
to -si bien de manera por demás modesta- durante los años noventa. Así, en el caso
de México, para el año 2000 habría alcanzado un producto per cápita apenas cercano
a los 9 mil dólares, a consecuencia de una tasa media anual de crecimiento de 2% en
las últimas cuatro décadas; Costa Rica cerca de 6 mil dólares por habitante en el año
2000, como resultado de un crecimiento medio anual de sólo 1.3% en el largo plazo;
República Dominicana un nivel un poco menor (2 300 dólares por persona) como
producto de una expansión 2.8% anual, y Honduras a la zaga con el más bajo produc­
to per cápita de todos los países del área, apenas superior a los 2 100 dólares, a
consecuencia de un virtual estancamiento de largo plazo consistente en un creci­
miento anual de sólo 0.5% entre 1960 y el año 2000. En el caso de estos países
destaca con claridad el notable descenso de largo plazo en el dinamisino de su creci­
miento, especialmente en el caso de México, y con la excepción de República Domi­
nicana, que en los noventa dinamizó notablemente su crecimiento económico (cuadro
1 y gráfica la).
68
América Latina y el Este asíatico
Cuadro 1. Producto Interno Bruto, población y producto interno per cápita
en países seleccionados del Sudeste Asiático y del Hemisferio Norte
de América Latina (1960-2000)
País
1960
1973
1984 2000
Tasa media anual (%)
1960-1973 1973-1984 1984-2000 1960-2000
Costa Rica
4.1
1.1
3.5
8.8
1.9
4.7
12.1
2.6
4.7
22.3
3.8
5.9
6.1
3.7
2.3
3.0
2.9
0.0
3.9
2.5
1.4
4.4
3.0
1.3
3.2
1.9
1.7
6.0
2.8
2.1
9.0
4.1
2.2
13.2
6.4
2.1
4.8
3.1
1.6
3.9
3.3
0.5
2.4
2.9
-0.5
3.6
3.4
0.5
140.8
35.5
4.0
329.3
53.6
6.1
555.0
72.4
7.7
852.2
97.2
8.8
6.8
3.2
3.4
4.9
2.8
2.0
2.7
1.9
0.8
4.6
2.6
2.0
5.6
3.2
1.7
11.8
4.8
2.5
19.4
6.3
3.1
44.1
8.4
5.3
6.0
3.1
2.8
4.6
2.4
2.2
5.3 .
1.9
3.4
5.3
2.4
2.8
39.7
25.3
1.6
114.6
34.1
3.4
253.1
40.4
6.3
750.8
47.3
15.9
8.5
2.3
6.0
7.5
1.6
5.8
7.0
1.0
6.0
7.6
1.6
6.0
55.7
27.6
2.0
110.1
40.9
2.7
159.2
53.2
3.0
258.8
75.6
3.4
5.4
3.1
2.2
3.4
2.1
1.0
3.1
2.2
0.9
3.9
2.6
1.3
17.5
8.1
2.1
40.4
11.7
3.5
86.0
15.3
5.6
231.2
23.3
9.9
6.7
2.8
3.7
7.1
2.5
4.6
6.4
2.7
3.6
6.7
2.7
3.9
POB2/
16.4
11.1
59.0
15.4
137.0
18.9
371.4 4/
21.8 4/
10.4
2.5
8.0
1.9
7.4
1.0
8.6
1.8
YPC3/
1.5
3.8
7.3
17.1 4/
7.7
6.0
6.3
6.7
PIB1/
POB2/
YPC3/
Honduras
PIB1/
POB2/
YPC3/
México
PIB1/
POB2/
YPC3/
R. Dominicana
PIB1/
POB2/
YPC3/
R.Corea
PIB17
POB2/
YPC3/
Filipinas
PIB1/
POB2/
YPC3/
Malasia
PIB1/
POB2/
YPC3/
Taiwán
PIB1/
1/ Miles de millones de dólares américanos a precios de 1996.
2/ Millones de personas.
3/ Miles de dólares americanos por persona a precios de 1996.
4/Se refiere a 1998.
Fuente: calculado con información del Banco Mundial.
69
Análisis y perspectivas de la globalización
Gráfica 1a. Producto Interno Bruto por habitante
(dólares a precio de 1996)
Fuente: elaborado con datos del Banco Mundial.
Para evaluar el desempeño conjunto, en la gráfica Ib se presenta la evolución de
los promedios simples del ingreso per cápita de ambos grupos de países.39 La histo­
ria resulta entonces más fácil de expresar: durante los sesenta y setenta los países del
hnal habrían registrado promedios mayores que los del Este de Asia; en los ochenta
y noventa, por el contrario, la situación se habría revertido dramáticarnente, como
producto del estancamiento económico de los países latinos y el notable acelera­
miento de los del Este asiático. En la gráfica mencionada se observa con claridad que
aquellos, aunque habrían recuperado el crecimiento durante los noventa, lo habrían
hecho de manera muy modesta, con un ligero aceleramiento a partir de la superación
de la crisis del “efecto tequila” de 1995.
En resumen, el desempeño económico de los países del Este de Asia -con la ex­
cepción de Filipinas- ha sido sistemáticarnente más dinámico a lo largo de las últi­
39 El cálculo de promedios simples ofrece la ventaja de eliminar el efecto de las diferencias en el
tamaño absoluto de los países, y no tiene más propósito que ilustrar las tendencias medias de ambos
grupos de naciones. En ambos casos se consideran los cuatro países: en el del Este de Asia, se incluye a
Filipinas que -sesga hacia abajo el promedio respectivo-, en tanto que la inclusión de México en el
segundo grupo lo sesga hacia arriba.
70
América Latina y el Este asíatico
Gráfica 1b. Producto Interno Bruto por habitante
(dólares a precio de 1996)
Fuente: elaborado con datos del Banco Mundial.
mas cuatro décadas que el de los países seleccionados del Hemisferio Norte de Amé­
rica Latina. Como resultado, en la actualidad aquellos registran niveles de ingreso
por habitante notablemente mayores que éstos, cuyo rezago habría sido notoriamente
significativo durante la década de los ochenta, y a pesar de la modesta recuperación
de su crecimiento económico durante la de los noventa. En términos generales se
observa, así, una relación muy clara entre la orientación de las estrategias “hacia
afuera” seguida por Corea, Taiwán y Malasia y su mejor desempeño económico, por
una parte, y el menos favorable desempeño económico alcanzado por los países que
aplicaron durante varias décadas la orientación del desarrollo industrial “hacia aden­
tro”, que caracterizó a los del HNAL, y fue el caso también de Filipinas. La reorientación
del crecimiento de estos últimos países, que aplicaron estrategias “hacia afuera” a
partir de la segunda mitad de los ochenta y en especial en los noventa, aunque coin­
cide con el reinicio del crecimiento económico, éste habría sido de carácter insufi­
ciente y poco dinámico.
Enseguida se examina la evolución de variables clave que pueden ayudar a expli­
car este notable contraste en el desempeño económico de ambos grupos de países,
variables que podrían estar vinculadas con las diferentes estrategias de industrializa­
71
Análisis y perspectivas de la globalización
ción y de desarrollo comercial aplicadas. Se tratará de argumentar que el favorable
desempeño de los países asiáticos está estrechamente relacionado con el hecho de
que el sector externo no habría actuado como un freno al crecimiento económico, en
tanto que en los del hnal, el estrangulamiento del sector externo habría provocado
efectos muy desfavorables sobre el crecimiento, especialmente durante la aplicación
de estrategias “hacia adentro”, cuyos efectos han seguido operando aun después de
que esos países procedieron a la apertura de sus economías, no sólo por los contrastes
en la forma de aplicación de la estrategia “hacia afuera”, sino también -y de manera
importante- por el efecto duradero de los elevados niveles de endeudamiento externo
en que estos países incurrieron durante las décadas previas.
Demanda y oferta agregadas
El crecimiento económico de largo plazo se encuentra visiblemente influido por el
comportamiento, en un sentido dinámico de las fuerzas de la oferta y la demanda
agregada, así como por el sendero seguido por su expansión a lo largo del tiempo.
Desde un punto de vista didáctico conviene analizar, en primer lugar, la evolución de
los componentes de la demanda agregada, ya que dos de éstos son los que constitu­
yen los elementos dinámicos que trazan en buena parte el sendero del crecimiento: la
acumulación de capital y las ventas al exterior, es decir, las exportaciones. Depen­
diendo de las modalidades de la expansión de los componentes de la demanda, los de
la oferta agregada reaccionan y dan contenido al proceso de crecimiento, en especial
el derivado de la expansión de la producción doméstica, es decir, del producto inter­
no bruto, crecimiento que se complementa con el comportamiento de las importacio­
nes. Enseguida se analizan ambos comportamientos.
Demanda agregada
En los últimos 40 años se habrían producido modificaciones de significación en la
estructura de la demanda total de los países de ambos grupos, y en ellos la dirección
de los movimientos habría sido similar. En efecto, tanto en los países del Este asiáti­
co como del HNAL se detecta una paulatina disininución de la importancia relativa del
consumo privado -con la notable excepción de Honduras-, lo que demuestra que de
no haberse adoptado cualesquiera de las estrategias de desarrollo, el crecimiento eco­
72
América Latina y el Este asíatico
nómico de ambos grupos de países habría sido notoriamente menos dinámico del que
se registró en la realidad40 (cuadro 2)41
El crecimiento del consumo de gobierno no habría sido tan uniforme, ya que en la
mayoría de los países fue más acelerado que el de la demanda total en los primeros
dos periodos, en especial en Costa Rica, Honduras, México, Filipinas y Malasia, y
menor en los demás países. Ello pone de manifiesto que en los primeros, el gobierno
habría desempeñado un papel muy activo en la promoción de la demanda, especial­
mente en los rubros educativos y cuidado de la salud en los países del hnal durante
la primera y la segunda etapa del proceso sustitutivo de importaciones, lo que, como
veremos más adelante, habría tenido efectos macroeconómicos adversos, sobre todo
en la medida en que generaron crecientes déficits públicos. A partir de 1985, sin
embargo, la expansión del consumo gubernamental habría sido menos dinámica, tan­
to en países del HANL -con excepción de República Dominicana- como en los del EA,
lo que pone de manifiesto la paulatina pérdida de importancia del gasto gubernamen­
tal a partir de la aplicación de políticas de estabilización y ajuste estructural en Amé­
rica Latina, tendencia que también se habría registrado en los países del Este de Asia
(cuadro 2).
Los restantes componentes de la demanda final -la formación bruta de capital y
las exportaciones- constituyen los dos factores dinámicos del crecimiento económi­
co desde el punto de vista de la demanda, aunque con características y temporalidades
40 Recuérdese, de los planteamientos presentados en la introducción, que en ausencia de crecimiento
“hacia afuera” o de la adopción del crecimiento por medio de la ISI, el desarrollo económico queda determi­
nado por la tasa de expansión del consumo doméstico. La pérdida de importancia relativa del consumo
privado demuestra con toda claridad que, de haber sido ese el caso, el crecimiento económico de la mayoría
de los países habría sido notoriamente menos dinámico. El mantenimiento de la importancia del consumo
privado en la estructura de la demanda total de Honduras ilustra con elocuencia el poco dinámico crecimiento
económico que se alcanza cuando la economía se expande a la misina tasa que la del consumo doméstico.
41 Todos los cuadros presentados en este documento ofrecen promedios anuales referidos a tres
periodos diferenciados de tiempo: 1960-1973, que hace referencia a la etapa previa a la crisis petrolera
de 1973 y que inicia la diferenciación entre la estrategia de crecimiento de los países del Este de Asia
(EA) y los del hnal; 1974-1984, que hace referencia a la última etapa sustitutiva de importaciones en
hnal y al proceso de industrialización pesada en el ea; y el periodo 1985-2000, que hace referencia a la
etapa en que la mayoría de los países habría realizado su proceso de ajuste y estabilización, así como de
apertura comercial y financiera en el hnal, y los países del ea habrían consolidado su posición exportadora
con elevadas tasas de crecimiento económico. Como se verá más adelante, esta periodización se corres­
ponde con la realizada por Collins y Bosworth (1998), en sus estimaciones de las “fuentes del creci­
miento” de varios países del ea, las cuales se utilizan más adelante en su comparación con la evolución
seguida por los países seleccionados del hnal.
73
Análisis y perspectivas de la globalización
Cuadro 2. Oferta y demanda total y sus componentes
(Estructura porcentual promedio)
País
Producto
Interno
Bruto
Costa Rica
1960-1973
1974-1984
1985-2000
Honduras
1960-1973
1974-1984
1985-2000
México
1960-1973
1974-1984
1985-2000
R. Dominicana
1960-1973 70.6
1974-1984
1985-2000
R.Corea
1960-1973
1974-1984
1985-2000
Filipinas
1960-1973
1974-1984
1985-2000
Malasia
1960-1973
1974-1984
1985-2000
Taiwán
1960-1973
1974-1984
1985-2000
Importaciones Oferta total
Consumo
privado
demanda total
Consumo
de
gobierno
Formación
de
capital
Exportaciones
80.8
79.2
71.8
19.2
20.8
28.2
100.0
100.0
100.0
53.1
46.4
41.1
14.7
15.4
12.1
18.5
21.0
21.4
13.7
17.2
25.5
63.5
62.7
66.4
36.5
37.3
33.6
100.0
100.0
100.0
43.0
42.0
43.6
7.6
8.5
7.8
13.2
14.0
17.2
36.1
35.4
31.4
88.1
87.5
81.2
11.9
12.5
18.8
100.0
100.0
100.0
63.9
59.6
57.9
6.4
8.1
4.6
22.2
23.1
19.7
7.5
9.2
17.8
72.4
73.2
29.4
27.6
26.7
100.0
100.0
100.0
66.7
65.9
59.2
3.1
2.0
3.2
12.4
16.4
16.6
17.8
15.2
21.0
92.9
85.7
79.3
7.1
14.3
20.7
100.0
100.0
100.0
68.7
54.8
46.5
11.9
8.8
5.9
15.0
22.7
26.6
4.3
13.7
21.0
83.2
82.3
73.2
16.2
17.7
26.6
100.0
100.0
100.0
60.0
52.9
52.5
9.4
10.2
8.6
16.1
21.2
15.6
14.5
15.7
23.3
73.7
70.6
58.2
26.3
29.4
41.8
100.0
100.0
100.0
45.5
38.5
28.1
8.8
10.2
7.3
13.9
20.0
19.3
31.8
31.3
45.4
84.3
76.8
15.7
23.2
100.0
100.0
49.8
41.9
22.0
14.6
13.6
14.6
16.9
26.6
70.6
29.4
100.0
40.6
11.1
15.8
32.5
Fuente: cálculos propios con base en información del Banco Mundial.
74
América Latina y el Este asíatico
diferentes entre el EA y el hnal. Entre 1960 y 1984, la totalidad de los países exami­
nados habrían acrecentado su formación bruta de capital de manera dinámica, y como
resultado ésta habría acrecentado su importancia en la estructura de la demanda final,
con mayor intensidad los países del ea que los del hnal. Esta tendencia generaliza­
da, sin embargo, se habría interrumpido en los últimos tres lustros del siglo pasado,
en el caso de Costa Rica, México y República Dominicana en el hnal, y en el de
Filipinas, Malasia y Taiwán en el EA. Sin embargo, si se examinan los dos grupos de
países a través de los promedios simples de sus respectivos coeficientes de inver­
sión42 resulta palmariamente claro que las economías del Este de Asia, en promedio,
desde principios de los sesenta habrían tendido a acrecentar de manera sistemática
sus índices de formación bruta de capital de manera más dinámica que los países del
Hemisferio Norte de América Latina, como lo pone de manifiesto la gráfica 2.
Vale hacer notar que los países latinos, tras un paulatino proceso de acrecenta­
miento de su coeficiente promedio de inversión entre 1960 y 1979, éste se habría
desplomado a inicios de los ochenta, para acrecentarse sólo de manera muy gradual
Gráfica 2.
Coeficiente de inversión
Fuente: Banco Mundial.
42
Formación bruta de capital como proporción del producto interno bruto.
75
Análisis y perspectivas de la globalización
en los siguientes años, pese a lo cual hacia finales de los noventa no se habían recu­
perado los estándares alcanzados 20 años antes. Los países asiáticos, si bien registra­
ron una notable disininución de sus coeficientes de inversión en la primera mitad de
los ochenta, para finales de los noventa habrían superado los estándares anteriores
y alcanzado, en promedio -incluyendo a Filipinas-, niveles cercanos a 30%. Como
más adelante veremos, el deterioro de la capacidad de acumulación de capital de
los países del hnal es en gran parte responsable del estancamiento económico que
la región habría registrado durante la década de los ochenta y de la recuperación
-sólo modesta- de los últimos años de los noventa, en contraposición con el man­
tenimiento de los dinámicos estándares de crecimiento registrados por los países del
Este de Asia.43
Dos factores han intervenido de manera perceptible en las tendencias anteriores:
la evolución de la inversión extranjera directa (IED), y el papel desempeñado por la
inversión pública en el proceso de acumulación de capital. En el primer caso, resulta
evidente que la EID habría desempeñado un papel relativamente poco significativo en
el proceso de capitalización de los dos grupos de países hasta mediados de la década
de los ochenta, especialmente en Filipinas y Corea en el ea y en República Domini­
cana y Costa Rica en el HNAL; las excepciones las habrían constituido Malasia en el
primer caso y Honduras y México en el segundo. En contraste, el crecimiento de la
ied anual a lo largo del periodo 1985-1999 habría sido generalizado en todos los
países, en especial en Filipinas y Corea en el Este asiático y en el caso del hnal de
manera destacada en México (cuadro 3). La ied acumulada a partir de 1970 muestra,
sin embargo, que considerados como grupos de países, en ambos la acumulación de
capital extranjero habría sido similar, aunque ligeramente superior en el EA a partir
del inicio de la década de los noventa (gráfica 3a). Considerando a los países en
forma individual el papel desempeñado por México en este sentido habría sido
abrumadoramente mayoritario, especialmente a partir de la firma del tlcan en 1994,
seguido muy atrás por Malasia y Corea (gráfica 3b).
El otro rasgo de relevancia en el proceso de acumulación de capital ha sido la
importancia desempeñada por la inversión pública en la inversión total. Hacia princi­
pios de los setenta, ésta era especialmente importante en los casos de México y Repú­
blica Dominicana, y de menor relevancia en el resto de los países con la excepción de
43
Como veremos, no sólo el proceso de acumulación de capital habría entorpecido el crecimiento
económico de los países latinos, sino además el precario desempeño en el crecimiento de la productivi­
dad conjunta de los factores (cambio tecnológico), como lo pone de manifiesto el examen de las “fuen­
tes del crecimiento” económico que se cuantifica más adelante.
76
América Latina y el Este asíatico
Cuadro 3. Tasa de crecimiento medio anual1/ de la Inversión Extranjera
Directa (IED) en países y periodos seleccionados (1970-1999)
(Porcentajes)
País
Tasa de crecimiento medio anual
1970-1984
Costa Rica
Honduaras
México
R. Dominicana
R. Corea
Filipinas
Malasia
4.9
9.4
8.7
0.6
1.4
-3.0
19.1
1984-1999
16.6
10.4
20.8
17.8
20.6
26.3
13.6
1/Calculada por medio de la tendencia a partir de regresión logarítmica.
Fuente: cálculos propios con base en datos del Banco Mundial.
Gráfica 3a. Inversión extranjera directa (acumulada)
(millones de dólares a precios corrientes)
Fuente: Banco Mundial
77
Análisis y perspectivas de la globalización
Gráfica 3b. Inversión extranjera directa (acumulada)
(millones de dólares a precios corrientes)
Malasia. Hacia 1984, el papel más destacado de la inversión pública se registraba en
Honduras, en Malasia y en México, y con menor intensidad en el resto de los países.
Hacia finales de la década de los noventa tal importancia habría descendido de mane­
ra generalizada en todas las economías, de manera notable en México, que alcanzó
en ese año sólo 8% de la inversión bruta total (cuadro 4). Considerada la información
en forma de promedios para ambos grupos de países se detecta, de manera bastante
evidente, que aunque en los del hnal la importancia de la inversión pública siempre
ha sido mayor que en los países del ea, en ambos conjuntos de naciones se habría
registrado el retraimiento generalizado del Estado en la formación de capital, en el
primero a partir de 1984, y en el segundo a partir de 1981, y a pesar del repunte coyuntural, muy probablemente- en el Este de Asia a partir de la crisis financiera de
1997 (gráfica 4).
Una consecuencia podría destacarse de las tendencias esbozadas. En efecto, vale
la pena hacer notar que si el coeficiente de inversión en los países del Este de Asia se
ha acrecentado de manera paulatina y consistente en las últimas cuatro décadas, en
tanto que la inversión pública se ha contraído en términos relativos, ello significa que
el coeficiente de inversión privada se habría acrecentado de manera sustantiva, pro­
ceso en el cual la ied habría desempeñado un papel relevante, como se hizo mención
previamente. En el caso de los países del Hemisferio Norte de América Latina, por el
78
América Latina y el Este asíatico
Cuadro 4. Importancia de la inversión pública y privada en la formación
de capital en países y años seleccionados (1973-1998)x/ (porcentajes)
País/concepto
Costa Rica
Pública
Privada
Honduras
Pública
Privada
México
Pública
Privada
R. Dominicana
Pública
Privada
R. Corea
Pública
Privada
Filipinas
Pública
Privada
Malasia
Pública
Privada
1973
1984
24.2
75.8
28.0
72.0
23.2
76.8
25.2
74.8
67.9
32.1
26.32/
73.72/
37.5
62.5
33.7
66.3
8.8
91.2
32.1
67.9
15.9
84.1
22.3
77.7
19.7
80.3
21.6
78.4
22.7
77.3
11.5
88.5
24.7
75.3
24.0
76.0
28.2
71.8
45.1
54.9
34.5
65.5
1998
1/ No se dispuso de datos para Taiwán.
2/ Se refiere a 1994.
Fuente: cálculos propios con base en información del Banco Mundial.
contrario, la caída del coeficiente de inversión a principios de los ochenta, y su muy
lenta recuperación en los años siguientes, estarían apuntando -en conjunción con la
pérdida de importancia de la inversión pública- que la IED, pese a su notable dinamisino en el área, n
lo que sugiere que la tasa de inversión privada doméstica mantiene muy probable79
Análisis y perspectivas de la globalización
Gráfica 4. Participación de la inversión pública
en la inversión total (porcentajes)
Fuente: Banco Mundial.
mente bajos niveles y escasa recuperación desde principios de los ochenta en estos
países, es decir, al estallar la crisis del “efecto tequila”.44
Basta hacer referencia de manera sumaria al cuarto componente de la demanda
agregada: las exportaciones. En este caso su cuantía, expresada como proporción de
la demanda agregada, registra patrones diferentes en ambos grupos de países en los
periodos previos y posteriores a 1984. En efecto, si bien en la mayoría de los misinos
-con la excepción de Honduras- esta proporción se habría acrecentado entre 1960 y
1984, el crecimiento habría sido notoriamente más acentuado en Corea y Taiwán,
conforme emprendían la ruta exportadora a partir del inicio de los sesenta, que en los
países del hnal y que en Malasia y Filipinas.
44 Muy diversas lecturas pueden darse a estas tendencias, pero una posibilidad evidente podría
radicar en el hecho de que en el caso latinoamericano la inversión extranjera desplaza a la nacional,
como podría haber sido el resultado de los agudos procesos de privatización llevados a cabo en los
cuatro países analizados, en los cuales los activos de propiedad pública habrían pasado a manos extran­
jeras. Para una documentación de este fenómeno ver Mercado laboral, desigualdad y pobreza en países
seleccionados del Hemisferio Norte de América Latina, documento preliminar preparado por E. Hernández
80
América Latina y el Este asíatico
Sin embargo, en los últimos 15 años el acrecentamiento de la demanda externa ha
sido el factor común de la totalidad de los países -de nuevo, con la excepción de
Honduras- en especial en Malasia, Taiwán, Corea y Filipinas en el Este de Asia, y en
el hnal tanto en Costa Rica como en México y en República Dominicana (ver de
nuevo cuadro 2). De esta manera, la apertura a las exportaciones ha sido de carácter
general -con las excepciones señaladas-, en el caso de los países del ea para conso­
lidar su estrategia exportadora, y en el de los del hnal para iniciarla después del
estrangulamiento de su proceso sustitutivo de importaciones a mediados de la década
de los ochenta. Adelantándonos al siguiente apartado, vale referir que las modalida­
des del desarrollo comercial habrían tenido, sin embargo, efectos diametralmente
diferentes entre ambos grupos de países, sobre todo en términos de los desequilibrios
externos generados desde antes de la puesta en marcha de los procesos apuntados de
apertura comercial y financiera.
Oferta agregada
Las expansiones de los diversos componentes de la demanda agregada pueden satis­
facerse por cualesquiera de las siguientes dos vías: por un incremento de bienes y
servicios importados, y/o por el aumento de la producción doméstica de esos bienes
y servicios. A partir de la información ya citada del cuadro 2, se observa el paralelisino
entre el comportamiento de las importaciones (como proporción de la oferta agre­
gada) y el de las exportaciones (como proporción de la demanda agregada): una relativa
constancia en los países del hnal en los sesenta, setenta y primera mitad de los ochenta,
y su expansión en los últimos tres lustros -patrón seguido de manera paralela por Fili­
pinas y Malasia- en contraposición con la constante expansión observada en Corea y
Taiwán (cuadro 2). Ese comportamiento -importaciones inducidas por las exportacio­
Laos para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, México, pp. 36 y siguientes. Para
una interesante discusión teórica de las condiciones en las que la inversión extranjera directa desplaza a
la nacional, en un contexto de excedente absoluto de mano de obra, ver: J. Romero, y O. Fernández
(2001), “Crecimiento, comercio y movimientos de capital en economías con oferta ilimitada de trabajo”,
México El Colegio de México (mimeo). En el caso del ea ello no habría sucedido en forma tan marcada,
probablemente porque el proceso privatizador no se dio en las dimensiones en que se presentó en Amé­
rica Latina, y/o porque esos países no registran elevados excedentes absolutos de mano de obra como
nuestros países del hnal. Más adelante veremos, además, que los desequilibrios externos -fundamen­
talmente en cuenta corriente- habrían afectado de manera desfavorable la tasa de acumulación de capi­
tal, especialmente en los países latinos.
81
Análisis y perspectivas de la globalización
nes- habría sido general en todos los países analizados, en especial al instrumentar
estrategias orientadas a las exportaciones, sea de manera temprana (Corea y Taiwán) o
de manera tardía (Malasia, Filipinas, México, Costa Rica y República Dominicana).
Como resultado, el papel desempeñado por la producción doméstica de bienes y
servicios -medido por la importancia del Producto Interno Bruto- habría sido decre­
ciente, con las notorias excepciones de Honduras y República Dominicana. Vale ha­
cer notar, sin embargo, que el decremento de la producción doméstica como proporción
de la oferta total ha sido más acentuado en los países del EA-especialmente en Malasialo que es consecuencia del mayor grado de su apertura e integración a la economía
internacional. Sin embargo, las diferencias entre los grupos de países son significati­
vas.45 Además, ello resulta del carácter crónicarnente deficitario del sector externo en
el HNAL, aun después de la apertura comercial que sus países habrían registrado en
los últimos tres quinquenios, en contraposición con el papel menos desequilibrado
del sector externo que exhiben las naciones del ea desde hace varias décadas, como
se verá más adelante.
Como resultado de todo lo anterior conviene apuntar -aunque sea de manera su­
maria- algunos efectos que las tendencias anteriores -en la demanda y oferta agrega­
das- habrían tenido sobre los desequilibrios macroeconómicos que se habrían gestado
en los países analizados. En efecto, aunque tanto en el EA como en los países del
hnal la participación de la inversión pública en la inversión total habría aumentado
en los sesenta y setenta, sólo en estos últimos esta tendencia habría coincidido de
manera muy evidente con el aumento de la participación del consumo gubernamental
en la demanda final, lo que habría repercutido en elevados déficits públicos como
proporción del PIB, de naturaleza más aguda que en los países del ea, especialmente
a partir de principios de los años ochenta, y con la sola excepción de tres años (1991,
1992 y 1998) (cuadro 5 y gráfica 5).
45 Una diferencia que vale la pena enfatizar es la fragmentación y desarticulación de las cadenas
productivas que caracterizan a la mayoría de los países latinos a partir de la apertura comercial y finan­
ciera, situación que no parece tener lugar en los países del ea con la excepción, quizás, de Filipinas. El
caso de México se encuentra debidamente documentado a través del análisis de los eslabonamientos
intersectoriales de diversas matrices insumo-producto (ver: E. Hernández Laos, (1997), “México: Costo
laboral y competitividad manufacturera”, en E. Amadeo et al. (1997), Costos laborales y competitividad
industrial en América Latina, Lima, Oficina Internacional del Trabajo (OIT), pp. 161 -226). Otra caracte­
rística del acrecentamiento de la heterogeneidad estructural de estos países, consistente con la desarticu­
lación productiva señalada, habría sido el efecto del desarrollo exportador con base principalmente en el
capital extranjero, especialmente de carácter maquilador, cuyas interrelaciones con el resto de la econo­
mía son escasas e incluso inexistentes. Para una discusión en el contexto de los países del hnal ver el
documento de la cepal citado con anterioridad.
82
América Latina y el Este asíatico
Cuadro 5. Déficit público como porcentaje del PIB y tasa media anual
de crecimiento en los precios al consumidor
(porcentajes de promedios por periodo)
País
Déficit público
como % del pib
TCMA de precios
al consumidor
Costa Rica
1960-1973
-3.4
3.4
1974-1984
-2.0
19.7
1985-2000
-3.0
15.0
2.6
Honduras
1960-1973
-1.2
1974-1984
-4.3
8.8
1985-2000
-4.1
13.3
México
1960-1973
-2.1
3.6
1974-1984
-5.6
29.4
1985-2000
-3.2
29.9
R. Dominicana
1960-1973
-1.8
3.5
1974-1984
-2.0
10.1
1985-2000
-0.3
16.8
R.Corea
1960-1973
-0.7
12.0
1974-1984
-1.9
14.2
1985-2000
-0.1
4.9
Filipinas
1960-1973
-0.8
6.8
1974-1984
-1.7
14.4
1985-2000
-1.9
8.7
Malasia
1960-1973
-4.4
1.8
1974-1984
-8.2
5.9
1985-2000
-2.0
2.8
Taiwán
1960-1973
1974-1984
1985-2000
Fuente: cálculos propios con base en información del Fondo Monetario Internacional.
83
Análisis y perspectivas de la globalización
Fuente: Fondo Monetario Internacional.
A pesar de que el efecto del déficit público sobre los equilibrios macroeconómicos
depende de manera importante de la forma como éste se financia, es precisamente
desde finales de los setenta que el proceso inflacionario comenzó a acelerarse en los
países del HNAL en comparación con su disininución en los del ea, proceso que habría
continuado a elevados niveles en aquellos países -y bajo en éstos-, hasta que se
habrían comenzado a controlar a partir de 1995 (cuadro 5 y gráfica 6). Resulta rele­
vante destacar, por tanto, que el acentuamiento del déficit público coincida con años
de elevadas presiones inflacionarias y, ambos, coincidan a su vez con el prolongado
periodo de estancamiento y crisis económica de los países latinos, a lo largo de los
ochenta y primera mitad de los noventa. Como veremos a continuación, este síndro­
me se complementa con los efectos que habría tenido el comportamiento del sector
externo en ambos grupos de países.
El sector externo
La importancia relativa del sector externo suele medirse en términos de su propor­
ción en el Producto Interno Bruto (PIB). La evolución de largo plazo del coeficiente
84
América Latina y el Este asíatico
Fuente: Fondo Monetario Internacional.
de exportaciones46 muestra que hasta antes de los ochenta éste habría sido mayor -en
promedio- en los países del HNAL que en los del EA, por efecto de los elevados coefi­
cientes de Honduras y Costa Rica,47 y los relativamente bajos de Filipinas. Sin embar­
go, el acrecentamiento de este indicador habría sido más consistente en los países asiáticos
que en los latinos, de manera tal que para principios de los ochenta habrían alcanzado
un promedio similar y, para los años posteriores, el coeficiente de exportaciones del EA
habría sido sistemáticarnente mayor que el promedio de los países del hnal, pese al
repunte de este último a partir de 1995 tras la puesta en marcha del tlcan. Así, el
desempeño exportador de los países del Este de Asia se habría consolidado de mane­
ra evidente durante los noventa, dejando muy atrás los esfuerzos en esa dirección
llevados a cabo por los países de Centroamérica y México después de los procesos de
apertura comercial impulsados en la década pasada (gráfica 7).
Si bien hay claros indicios de que el mercado “natural” de los países del Este de
Asia sería el registrado por Japón, en la práctica desde los años sesenta buena parte
46
47
Exportaciones como porcentaje del PIB.
Principalmente de exportaciones agrícolas.
85
Análisis y perspectivas de la globalización
Fuente: Banco Mundial.
de las exportaciones de esos países se habrían dirigido hacia Europa occidental y,
especialmente, a Estados Unidos. No se cuenta con toda la información que sería
necesaria para evaluar este fenómeno, pero indicadores parciales ponen claramente
de manifiesto que la participación de estos países en las importaciones de Estados
Unidos estarían siendo sustituidas por importaciones procedentes de los países del
hnal, como lo pone de manifiesto la evolución de los Índices de Competitividad de
Porter en el mercado estadunidense48 (gráfica 8). Sin embargo, igual -o más destaca­
do- es el papel desempeñado por las exportaciones de China continental hacia Esta­
dos Unidos, y si se adicionan las exportaciones de ese país, la evolución del grado de
penetración de los productos manufactureros del ea habría registrado un aumento
considerable, de mayores proporciones que el alcanzado por los países del Hemisfe­
rio Norte de América Latina (gráfica 8).49
48
Estos índices contabilizan la participación de un país -o grupo de países- en las importaciones del
mercado que se pretende examinar. Para una descripción de estos índices ver: M.E. Porter, (1991), La
ventaja competitiva de las naciones, Buenos Aires, Vergara Editores.
49 De hecho, si se examina la evolución de los índices de Porter para los diferentes países resulta
evidente la pérdida de competitividad manufacturera de Corea, Taiwán, Malasia y Filipinas vis á vis el
86
América Latina y el Este asíatico
Fuente: Banco Mundial.
Por otra parte, como ya se hizo notar, la evolución del coeficiente de importacio­
nes sigue una tendencia similar al de las exportaciones. En efecto, de acuerdo con la
información, el promedio de los países del hnal habrían registrado coeficientes de
importación sistemáticarnente mayores que los del ea hasta principios de los ochen-
aumento de la registrada por China continental (Gráfica 9). En el otro grupo de países, el grado de
penetración de las exportaciones manufactureras del hnal obedece de manera casi total al desempeñado
por México, frente al reducido papel que desempeñan República Dominicana, Costa Rica y Honduras
(Gráfica 10). Los países del EA -sin incluir a China continental- habrían perdido competitividad en una
amplia gama de actividades manufactureras durante la década de los noventa, con la excepción de pro­
ductos metálicos, maquinaria y equipo. En contraste, el aumento de la competitividad en los mercados
estadunidenses de manufacturas de los países del hnal (léase México) habría sido generalizado, y de
mayores proporciones en industrias como la textil y del vestido, productos minerales no metálicos, indus­
tria metálica básica y, especialmente, en productos metálicos, maquinaria y equipo (Cuadro 6). El aumento
de la competitividad manufacturera de México en el mercado norteamericano obedece, en gran parte, a
factores muy poco sustentables, entre los que destacan los muy bajos costos laborales (Ver: Hernández
Laos 2000, La competitividad industrial en México, UAM-Plaza y Valdés, México, capítulo 4). La aparente
pérdida de competitividad de Corea y Taiwán podría estar reflejando la emigración de SUS empresas a
China continental, que es donde se realizan las exportaciones al mercado estadunidense.
87
Análisis y perspectivas de la globalización
Fuente: Banco Mundial.
Fuente: Banco Mundial.
América Latina y el Este asíatico
Cuadro 6.
Indices de penetración de Porter en las importaciones norteamericanas1/
por parte de países seleccionados (1990-2001)
(porcentajes)
Sector de procedencia
HNAL2/
E. Asia
sin China3/
1990
2001 1990
1. Agricultura, silvicultura, caza y pesca 19.7
12.6
2. Minería
3. Manufacturas
6.3
3.1 Alimentos, bebidas y tabaco
9.7
3.2 Textiles, prensas y cuero
6.1
3.3 Madera y sus productos
5.1
3.4 Papel, imprenta y editorial
1.9
3.5 Química, petroquímica y plásticos 6.4
3.6 Productos minerales no metálicos 9.2
3.7 Industria metálica básica
5.1
3.8 Productos metálicos,
6.8
maquinaria y equipo
3.9 Otras manufacturas
4.0
8.5
4. Otras
Total
6.7
18.1 3.1
2.9 0.2
12.3 10.5
12.7 5.4
16.8 29.5
3.9 15.1
3.3 1.7
6.2 3.7
12.6 9.8
7.1 5.0
E. Asia
con China4/
2001 1990
2001
1.8
0.4
9.3
3.5
9.9
5.0
2.1
2.5
5.0
5.5
7.1
3.1
13.7
6.2
42.6
17.8
2.2
5.8
13.3
5.7
5.6
7.2
18.7
5.6
30.6
18.1
7.3
6.4
21.8
8.0
15.8 11.2 14.0
7.8 9.8 4.2
11.7 3.2 5.1
12.4 10.1 9.0
12.7
16.5
3.9
13.1
22.5
22.9
7.5
17.9
1/ Participación de los países en las importaciones totales de Estados Unidos.
2/ Hemisferio Norte de América Latina. Incluye Costa Rica, Honduras, México y República Dominicana.
3/ Este de Asia. Incluye Corea del Sur, Filipinas, Malasia y Taiwán.
4/ Este de Asia. Además de los anteriores países incluye China.
Fuente: cálculos propios con base en us Department of Commerce, Bureau of the Census, Data user
Service Division, Washington (2002).
ta; habrían descendido significativamente en 1981-1982 como producto de la crisis del
“efecto tequila ”, para recuperarse gradualmente en los siguientes años, pero por abajo
de los registrados por los países del EA, especialmente desde 1989 en adelante, y a pesar
de su reducción en 1998 como producto de la crisis asiática (gráfica 11). Las tendencias
anteriores corroboran la impresión, mencionada con anterioridad, de que estamos en
presencia del fenómeno del seguimiento de las importaciones a las exportaciones, lo
que se explica por el elevado contenido de productos importados que en la actualidad
registran las exportaciones de la totalidad de los países examinados.
89
Análisis y perspectivas de la globalización
Fuente: Banco Mundial.
Lo pertinente, sin embargo, estriba en determinar la evolución de la balanza co­
mercial para ambos grupos de países, y ahí encontramos notorias diferencias. Para
detectar la evolución del saldo comercial hacemos uso del índice de las ventajas
comparativas reveladas (IVCR), cuya evolución a partir de 1980 se ilustra en la gráfi­
ca 12.50 Como puede observarse, la posición deficitaria en la balanza comercial de
los países del hnal es sistemática y consistentemente mayor que la de los países del
EA, con sólo cuatro excepciones (1983, 1983, 1995 y 1996), años en los cuales los
países latinos habrían mostrado significativas crisis recesivas, especialmente en el
caso de México. Resulta de interés destacar la creciente divergencia en este sentido
entre ambos grupos de países, ya que a partir de 1995 los del EA acrecientan sus
resultados comerciales superavitarios, en tanto que los del HNAL los acrecientan tam-
50
El ivcr se define de la siguiente manera: ivcr = (X-M)/(X+M), en donde X es la cuantía total de las
exportaciones de un país (o grupos de países) y M son las importaciones totales. El ivcr puede registrar
valores en el rango de -1 a +1. En la medida en que el índice sea negativo y se acerque a la unidad, estaría
indicando que el país -grupo de países- tienen muy escasa competitividad en los mercados mundiales; en
la medida en que se acerque a +1 indica un elevado grado de competitividad en tales mercados, y si se
acerca a cero estaría mostrando una posición cercana al equilibrio en la balanza comercial.
90
América Latina y el Este asíatico
Fuente: Elaborado con datos del Banco Mundial
bién, pero en términos deficitarios. De esta manera, en los últimos 20 años los países
latinos sólo han podido alcanzar posiciones superavitarias en su comercio externo en
años de significativa recesión y parálisis económica, lo que estaría apuntando a la
existencia de un problema crónico de balanza comercial. Por el contrario, en los
países del Este de Asia este estrangulamiento crónico del sector externo parece no
darse en esos países parece ser más factible alcanzar posiciones favorables en su
comercio exterior de manera persistente y consuetudinaria.51
51 La explicación de este fenómeno es clave para identificar los muy diferentes senderos de creci­
miento económico seguidos por ambos grupos de países. La dilucidación de este aspecto queda, obvia­
mente, fuera del alcance del presente documento, pero pueden plantearse como hipótesis los
persistentemente débiles perfiles competitivos del sector manufacturero de México y América Central,
cuyo “éxito” exportador-al menos en el caso de México- obedece a factores poco robustos tales como
la persistente subvaluación de sus recursos naturales y humanos, y no a la extensiva aplicación de la
tecnología y los avances de la productividad, como se mencionó más arriba. El problema de la precaria
competitividad de los países latinos -con la excepción de Costa Rica— se agrava de manera significativa
en la medida en que el tipo de cambio real tiende a sobrevaluarse, como producto tanto del control
inflacionario que suele hacerse a través del andamiento del tipo de cambio nominal —con la excepción
de Costa Rica- y como producto de las masivas entradas de capital extranjero y remesas enviadas por
trabajadores emigrantes.
91
Análisis y perspectivas de la globalización
Los desequilibrios del sector externo de los países latinos van más allá de los
planteados por los continuos déficit comerciales. En efecto, si bien durante los sesen­
ta y setenta los términos internacionales de intercambio habrían favorecido a los
países del hnal -en especial a México y República Dominicana-, en tanto que se
deterioraban para los países del ea, a partir de la segunda mitad de los setenta las
tendencias se habrían revertido para aquellos y a partir de los ochenta para éstos, y no
obstante que las tendencias habrían vuelto a ser favorables para los países latinos
durante los noventa (cuadro 7 y gráfica 13). Así, para las naciones de América Cen­
tral y México, a los sistemáticos efectos desfavorables del persistente déficit comer­
cial se habría añadido, durante cerca de 15 años, un dramático deterioro de los términos
de intercambio que afectó de manera muy poco favorable el equilibrio externo de sus
economías; en contraste, su recuperación de los noventa habría sido sólo parcial y no
habría favorecido a México ni a República Dominicana.
Recuperando los distintos cabos sueltos, puede apuntarse que los sistemáticos
déficits gubernamentales de los países del HNAL, en especial durante los sesenta y los
setenta, aunados a la persistencia de su déficit comercial, reclamaron fuentes alterna­
tivas para su financiamiento, entre las cuales las deudas contraídas con instituciones
bancarias del exterior fueron sistemáticarnente favorecidas, lo que se reflejó, a su
vez, en repetidos déficits en cuenta corriente (cuadro 7 y gráfica 14). Ello provocó
un crecimiento acelerado en la cuantía de la deuda externa desde principios de los
setenta, el cual se prolongó hasta bien entrada la segunda mitad de la década de los
ochenta, al tener lugar el inicio de las renegociaciones de la deuda bajo el Plan
Brady. El desbordamiento de la deuda externa durante los setenta afectó, a su vez,
la magnitud y severidad de la crisis de los ochenta, en la medida en que su servicio
drenó cuantiosos recursos al exterior que dejaron de invertirse en el interior de los
países latinos. A la luz de estas tendencias es que se explica la búsqueda, por parte de
las instituciones multilaterales de crédito, de que estas economías aplicasen las pres­
cripciones del ya anotado Consenso de Washington, cuyo propósito no fue otro que el
aseguramiento del pago de las cuantiosas deudas externas contraídas por los países
del área.
En contraste, en las naciones del Este de Asia, si bien la cuantía de la deuda
externa como proporción del PIB se acrecentó de manera paralela (cuadro 7 y gráfica
15), su crecimiento fue más controlado a partir de 1980, y ya para 1986 habían co­
menzado a disininuirlo de manera significativa, lo que lograron hacer en los siguien­
tes años, para acrecentarlo de manera marginal sólo a partir de la crisis asiática de
1997. En este caso, sin embargo, los efectos de la deuda externa sobre la cuenta
corriente de la balanza de pagos no habrían sido desproporcionadamente onerosos
-salvo entre 1981 y 1983-, no sólo por su posición favorable en la balanza comer92
América Latina y el Este asíatico
Cuadro 7. Términos de intercambio, déficit en cuenta corriente
y deuda externa como porcentaje del pib
(porcentajes de promedios por periodo)
País
Costa Rica
1960-1973
1974-1984
1985-2000
Honduras
1960-1973
1974-1984
1985-2000
México
1960-1973
1974-1984
1985-2000
R. Dominicana
1960-1973
1974-1984
1985-2000
R.Corea
1960-1973
1974-1984
1985-2000
Filipinas
1960-1973
1974-1984
1985-2000
Malasia
1960-1973
1974-1984
1985-2000
Taiwán
1960-1973
1974-1984
1985-2000
Términos de
intercambio
(1985=100.0)
Déficit en cuenta
corriente como
% del PIB
Deuda externa
como % del
PIB
110.9
94.7
98.1
-7.7
-11.2
-5.4
31.9
82.4
69.1
93.2
85.3
84.4
-2.6
-9.3
-6.7
21.2
53.6
106.8
111.8
137.5
104.4
-2.3
-2.9
-2.6
19.0
36.3
48.2
109.0
121.4
93.0
-3.3
-5.2
-3.4
22.0
27.8
52.8
98.3
90.7
95.7
-2.8
-5.2
-1.5
36.7
42.6
25.3
110.2
97.1
102.7
2.3
-5.2
-0.7
31.4
50.7
68.9
95.9
96.8
97.0
-1.8
-3.5
-2.5
15.9
34.2
52.9
113.6
97.5
102.6
Fuente: cálculos propios con base en información del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
93
Análisis y perspectivas de la globalización
Fuente: elaborado con datos del Banco Mundial.
Fuente: elaborado con datos del Banco Mundial.
94
América Latina y el Este asíatico
Fuente: World Debt. Tables, Banco Mundial.
cial, sino también por la mucho menor cuantía de sus déficit gubernamentales, como
se examinó más arriba.
Una interpretación de los procesos esbozados
En forma sumaria, puede ahora evaluarse la evidencia descrita anteriormente y tratar
de compararse, en términos cuantitativos un poco más formales, los principales con­
trastes en el desempeño económico en ambos grupos de países. Para ello se utiliza el
análisis de regresión entre las variables clave del proceso, aplicado sólo para dos
países (Corea y México) que resumen las principales diferencias en el desempeño
económico de los dos grupos de naciones examinadas hasta ahora.52
52 Para el cálculo de las ecuaciones de regresión se utilizaron series anuales de las distintas varia­
bles, referidas a periodos que cubren los años 1960 a 2000, y que tienen como fuente el Banco Mundial
y el Fondo Monetario Internacional.
95
Análisis y perspectivas de la globalización
En términos esquemáticos, los desequilibrios internos pueden cuantificarse de
manera aproximada por la severidad de las presiones inflacionarias. La magnitud de
éstas tienen múltiples orígenes, pero dos variables pueden capturar los principales
efectos: la cuantía del déficit gubernamental expresado como porcentaje del pib -que
resume los desajustes internos- y la magnitud del déficit en la balanza comercial que,
cuando es persistente, provoca presiones devaluatorias que inciden en las presiones
inflacionarias. La ecuación (1) pone de manifiesto que el efecto de ambos
desequilibrios sobre la inflación fue notoriamente mayor en México que en Corea, a
juzgar por la magnitud de los coeficientes de regresión respectivos, los cuales son
positivos y significativamente diferentes de cero en términos estadísticos (cuadro 8).
A su vez, una evolución poco favorable -o francarnente desfavorable- de los térmi­
nos internacionales de intercambio (tint), aunada a crecientes presiones inflacionarias
internas, producto a su vez de déficits público y en la balanza comercial, reclama
financiamiento tanto interno como externo, lo que repercute acrecentando los niveles
de la deuda externa como proporción del producto, como se expresa en la ecuación
(2). Resulta interesante observar, sin embargo, que la repercusión es diferente en el
caso mexicano que en el coreano. En el primero, tanto la evolución desfavorable de
tint como el aumento de las presiones inflacionarias internas (tpc) acrecientan los
niveles de endeudamiento externo. En contraste, en el caso de Corea sólo los movi­
mientos desfavorables de los términos de intercambio afectan el endeudamiento, no
así las presiones inflacionarias domésticas;53 ello pone de manifiesto las menores
repercusiones en Corea de los desequilibrios internos sobre los requerimientos de
financiamiento internacional (cuadro 8).
El endeudamiento externo como proporción del producto (dext), en conjunción
con el déficit en la balanza comercial (IVCR) afectan, a su vez, la cuantía del saldo en
cuenta corriente (ccte); en el primer caso por el monto del servicio de la deuda
externa ecuación (3). En el caso de México los efectos de ambas variables son posi­
tivos y estadísticarnente significativos; en contraste, en el caso de Corea no se en­
cuentra evidencia estadística robusta que muestre que el servicio de la deuda externa
haya afectado la magnitud del saldo en cuenta corriente. De aquí se infiere, entonces,
una diferencia fundamental adicional, en la medida en que la acumulación de deuda
externa en México se ve históricarnente reflejada en una salida de divisas a conse­
cuencia del servicio de la misina, en tanto que en el caso coreano no ocurre así, lo
cual obedeció a una cuantía menos onerosa de tales pagos al exterior (cuadro 8).
53 El correspondiente coeficiente de regresión no es significativamente diferente de cero en este caso
(cuadro 8).
96
América Latina y el Este asíatico
Cuadro 8. Resultados
Ecuación y
país
Ecuación (1):
Corea
Variable
dependiente
0.6322
(0.0092)
0.2078
(0.0000)
Ecuación (2):
Corea
DEXT
1.1505
(0.0007)
0.6633
(0.0001)
México
Ecuación (3):
Corea
CCTE
0.2901
(0.6779)
-0.5872
(0.0000)
México
Ecuación (4):
Corea
CINV
0.3293
(0.0000)
0.1894
(0.0000)
México
Ecuación (5):
Corea
México
TYPC
0.1004
(0.1320)
-0.1651
(0.0000)
Estadísticos
Variables independientes
Constante
TPC
México
del cálculo de regresión entre variables
clave para el análisis
(Corea y México)
(1)
(2)
DPUB
0.9677
(0.0629)
2.1819
(0.0050)
TINT
-0.8984
(0.0072)
-0.3249
(0.0046)
DEXT
-0.0056
(0.7746)
0.0626
(0.0276)
CCTE
-0.3312
(0.0005)
-0.6128
(0.0000)
CINV
-0.0013
(0.5207)
0.7632
(0.0000)
IVCR
0.1740
(0.3193)
0.7378
(0.0108)
TPC
-0.1466
(0.5286)
0.4816
(0.0005)
IVCR
0.6783
(0.0000)
0.1429
(0.0020)
AR(1)1/
R2
0.6238
(0.0052)
0.6360
1.58
0.7548
1.58
0.8577
0.8333
0.6293
(0.0042)
0.8537
1.87 40.00
(0.0000)
2.08 47.70
(0.0000)
0.3072
(0.2072)
0.9676
0.7582
0.8702
(0.0000)
0.8170
(0.0000)
0.8235
0.7823
D.W.
F
11.06
(0.0002)
29.20
1.71 179.28
(0.0000)
1.54 54.02
(0.0000)
1.33 51.32
(0.0000)
1.41 41.30
(0.0000)
0.0167
1.85
0.4982
2.14
0.42
(0.5207)
26.54
(0.0000)
Nota: entre paréntesis, el grado de significación de los parámetros.
1/ Corrección de Cochrau-Ourtcut para el problema de la correlación serial.
Variables:
tpc = Tasa de crecimiento medio anual de precios al consumidor.
dpub = Deuda pública como porcentaje del PIB.
dext = Deuda externa como porcentaje del pib.
ivcr = Indice de Ventaja Competitiva Revelada.
tint = Términos de intercambio.
ccte = Saldo en cuenta corriente como porcentaje del pib.
CINV = Coeficiente de Inversión (formación de capital como porcentaje del pib).
typc = Tasa de crecimiento medio anual del producto per cápita en términos reales.
Fuente: cálculos propios con base en información sistematizada del Banco Mundial y del Fondo Mone­
tario Internacional, para el periodo 1960-2000.
97
Análisis y perspectivas de la globalización
En la medida en que el servicio de la deuda sea significativo y se refleje en el saldo
de la cuenta corriente, en esa medida el país dispondrá de menores recursos para aho­
rrar e invertir en el interior, lo que puede afectar de manera desfavorable la evolución
del coeficiente de inversión.54 La ecuación (4) cuantifica esta relación y, si bien tanto
en México como en Corea es positiva y estadísticarnente significativa, el efecto cuanti­
tativo es el doble de desfavorable en el primero que en el segundo país (cuadro 8).
Por último, en la medida en que la acumulación de capital físico es un factor
esencial del crecimiento económico -como veremos en el siguiente apartado-, modi­
ficaciones adversas (léase disininuciones) en el coeficiente de inversión tendrían efec­
tos muy desfavorables sobre la evolución en la tasa de crecimiento de la economía y,
por tanto, en la del crecimiento del pib por habitante (typc). Esa relación se cuantifi­
ca en la ecuación (5), la cual pone de manifiesto otra diferencia entre ambos países,
ya que en tanto el efecto es estadísticarnente significativo en el caso de México, no lo
es en el de Corea. Ello sugiere que en el primer caso la variabilidad en el coeficiente
de inversión ha tenido efectos significativos en la tasa de crecimiento económico,
muy probablemente como producto de la continua aplicación de políticas de “freno”
y “arranque”, provocadas por los desequilibrios internos y externos, además de los
efectos generados por el servicio de la deuda que se refleja en déficits en cuenta co­
rriente. En contraste, en el caso de Corea estos efectos han sido muy poco significati­
vos, porque el coeficiente de inversión se ha mantenido elevado y al alza, como lo pone
de manifiesto la información estadística analizada en el apartado previo.
En resumen, en la medida en que el caso mexicano refleje con alguna exactitud el
de los demás países del hnal que hemos examinado, parecería apropiado sintetizar la
senda del crecimiento económico seguida por este país, y compararla con la aplicada
por Corea, que estaría reflejando la evolución registrada por los países del ea con la
excepción quizás de Filipinas.
En el caso de México, a las dificultades inherentes al proceso de industrialización
hacia adentro instmmentado desde principios de los cincuenta, se habría añadido una
política expansionista del gobierno en los sesenta y setenta55 que provocó crecientes
desequilibrios internos y externos. El sesgo antiexportador de la estrategia, a su vez,
se reflejó en sistemáticos saldos deficitarios en la cuenta comercial, desequilibrios
54
Formación bruta de capital como proporción del pib.
Para una lúcida descripción de este proceso ver: C. Tello, (1979), La política económica en
México: 1970-1976, México, Siglo XXI Editores. Para el análisis de los efectos onerosos de la deuda
sobre la economía mexicana ver: J. Bortz, y J.W. Wilkie (1990), “Contexto de la crisis mexicana: la
política y la economía en el México de la posguerra”, en J.W. Wilkie, y J. Reyes Heroles GG (1990),
Industria y trabajo en México, México, Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, pp.17-29.
55
98
América Latina y el Este asíatico
que provocaron un notable endeudamiento externo que se prolongó hasta la segunda
mitad de los ochenta. A su vez, los onerosos servicios de la deuda externa drenaron
de manera recurrente los recursos domésticos para la formación de capital, lo que
restó dinamisino al proceso de acumulación y al crecimiento económico. Generali­
zando, las economías de la región, a pesar de sus intensos procesos de apertura
comercial y financiera, no han sido capaces hasta ahora de evitar el sistemático estrangulamiento que representa el sector externo para su proceso de acumulación de
capital y el crecimiento de sus economías, en parte importante por el rezago en mate­
ria de productividad multifactorial, como veremos en el siguiente apartado.
En el caso de Corea, por el contrario, la estrategia exportadora iniciada desde
principios de los sesenta, a través de la aplicación de políticas coherentes como las
esbozadas en el segundo apartado de este documento, permitió el desarrollo de un
sector externo dinámico que fue avanzando de manera sistemática y robusta por di­
versas etapas, en las cuales mantuvo elevados índices de capitalización que no sólo
aumentaron la productividad de la mano de obra, sino que permitieron además com­
petir en condiciones ventajosas en los mercados internacionales con base en crecien­
tes estándares de productividad multifactorial, evitando el estrangulamiento del sector
externo en el proceso de crecimiento económico. Sus problemas en la actualidad -al
igual que está sucediendo en Taiwán y, para el caso, en Japón- radican en una tenden­
cia gradual a la desindustrialización, porque parte creciente de sus empresas manu­
factureras están emigrando a China continental en busca de menores costos relativos,
lo que ya se refleja en su paulatina pérdida de competitividad en el mercado estaduni­
dense de manufacturas. En estos países, el acrecentamiento de la productividad
multifactorial continuará siendo el requisito para mantener su éxito exportador, como
lo ha sido a lo largo de los últimos 40 años.
Las fuentes del crecimiento económico
El crecimiento económico constituye un proceso complejo y difícil de comprender a
cabalidad. Algunas herramientas analíticas, sin embargo, pueden ayudar a entender
la naturaleza de este proceso, aunque sea en forma gruesa y aproximada. Es el caso
del análisis de las “fuentes del crecimiento económico” que, a partir de la contribu­
ción seminal de R. Solow (1957),56 permite descomponer el crecimiento anual de la
56 R.M. Solow (1957), “Technical Change and the Aggregate Production Function”, Review of
Economics and Statistics, vol. 39, pp. 312-20. Reproducido en A. Sen (1971), Growth Economics,
Harmondsworth, Penguin Modem Economic Readings, pp. 401-419.
99
Análisis y perspectivas de la globalización
economía -medido por el del producto medio por hombre ocupado- en dos compo­
nentes: la contribución del crecimiento de los acervos de capital por trabajador y el
residuo, que corresponde al “cambio tecnológico” en su versión original, o al creci­
miento de la productividad multifactorial en su versión más difundida.
Bajo los supuestos comunes de la teoría recibida,57 es posible descomponer la
tasa de crecimiento de la productividad laboral (Gq) en la parte explicada por el pro­
ceso de acumulación de capital tangible (β * Gk) y la atribuible al crecimiento de la
productividad total de los factores (Gptf). En términos algebraicos se tiene:
en donde β expresa la participación de los beneficios en el producto y el símbolo
G expresa tasas medias anuales de crecimiento de la productividad laboral (q), del
capital físico reproducible por trabajador (k) y de la productividad total de los facto­
res (ptf).58 Esta descomposición es de interés, en la medida en que los factores que
afectan el proceso de acumulación de capital son diferentes de los que inciden en el
crecimiento de la productividad multifactorial. Esas diferencias resultan de la apli­
cación de estrategias y políticas económicas distintas -como más adelante se comen­
ta-, lo que permite revaluar todo lo analizado en los apartados precedentes de este
documento.
Para analizar las fuentes del crecimiento económico de los países examinados
hacemos uso de las cuantificaciones de Collins y Bosworth (1998) para los diversos
países del Este de Asia.59 Para los países del Hemisferio Norte de América Latina que
hemos venido analizando, las cuantificaciones son propias y siguen, en todos senti­
dos, la metodología aplicada por Collins y Bosworth, con el objeto de guardar la
57
Se supone la existencia de una función de producción agregada homogénea de grado 1; la existen­
cia de condiciones competitivas en los mercados de productos y de factores, y la existencia de rendi­
mientos constantes a escala que agotan la repartición del producto entre capital y trabajo.
58 Es posible demostrar que puede llegarse a una formulación similar sin necesidad de incurrir en los
restrictivos supuestos neoclásicos, siempre y cuando los incrementos anuales en las variables sean de
pequeña magnitud. Ver: E. Hernández Laos (1991), “Tendencias recientes de la productividad industrial
en México”, Investigación económica, UNAM, núm. 198, octubre-diciembre, pp. 11-44.
59 Ver: S.M. Collins y B.P. Bosworth (1996), “Economic Growth in East Asia: Accumulation versus
Assimilation”, Brooking Papers en Economic Activity, Washington, núm. 2. Las estimaciones de estos
autores abarcan el periodo 1960-1994. Para tener un panorama más completo, hemos actualizado tales
cuantificaciones hasta 1998 aplicando la misina metodología, a partir de información adaptada del Ban­
co Mundial y de la Organización Internacional del Trabajo.
100
América Latina y el Este asíatico
comparabilidad entre las diferentes estimaciones.60 Las cuantificaciones correspon­
dientes se presentan en el cuadro 9.61
El crecimiento de la productividad laboral constituye un reflejo del aumento del
ingreso por habitante de los países; de ahí la importancia de su evolución y del análi­
sis de los factores que lo determinan. En el caso de las economías del hnal, la evolu­
ción del producto por trabajador en los últimos 30 años ha sido decepcionante. Por
ejemplo, Costa Rica registró un decrecimiento paulatino, equivalente a -0.7%
anual entre 1973 y 1998, y aunque el deterioro habría sido más marcado en la década
de los setenta, el mejoramiento en los ochenta y noventa fue nulo. Honduras, por su
parte, después de una década de crecimiento positivo (1.1% anual entre 1973 y 1984)
habría registrado retrocesos significativos en los siguientes años, para promediar un
crecimiento también nulo sobre las últimas tres décadas. México, a su vez, después
de un favorable desempeño en materia de productividad laboral durante los sesenta
(2.5% anual entre 1960 y 1973), habría reducido tan notable dinamisino en la si­
guiente década (0.6% anual entre 1973 y 1984) el cual se habría traducido en disini­
nución absoluta (-0.9% anual) entre 1984 y 1998. República Dominicana, por el
contrario, no sólo habría mantenido sino acrecentado el dinamisino en el crecimiento
de su productividad laboral, al registrar 0.8% anual en los setenta y 2.1% en los
ochenta y noventa (cuadro 9).
Este panorama se compara muy desfavorablemente con el desempeño en materia
de productividad laboral de los países del Este de Asia. Corea, por ejemplo, si bien ha
reducido marginalmente el dinamisino de su crecimiento, mantuvo a lo largo de los
últimos 40 años un crecimiento superior 5% medio anual. Malasia, con tendencias
60 Para ello se llevó a cabo el cálculo de series de los acervos de capital físico de estos países,
aplicando el método del inventario perpetuo a las series de inversión fija bruta anual del Banco Mundial
a precios de 1996. La tasa de depreciación anual utilizada es la misina que la aplicada por Collins y
Bosworth (6% anual), y la participación de los beneficios en el producto es igual a la utilizada por esos
autores (β = 0.4). El cálculo de los insumos de mano de obra se realizó a través de la interpolación anual
de datos de la población económicarnente activa de los diversos países, en tanto que los datos del
producto constituyen estimaciones del pib de los diversos países aportadas por el Banco Mundial, valuadas
a precios constantes de 1996. Las series para Costa Rica, Honduras y República Dominicana sólo abar­
can el periodo 1970-1998; en el caso de México estas series fueron complementadas con estimaciones
inéditas de Hernández Laos para el periodo 1960-1970.
61 Collins y Bosworth estiman para los países del ea, de manera separada, el efecto de los cambios
en la “calidad” de los insumos de trabajo a través del mejoramiento educativo, procedimiento que no se
siguió en las estimaciones para los países del hnal. Por ello, en la presentación de los resultados del
cuadro 9, la influencia de los cambios educativos se incluye en el residuo, es decir, en el crecimiento de
la ptf, con el objeto de hacer comparables las estimaciones de ambos grupos de países.
101
Análisis y perspectivas de la globalización
Cuadro 9. Las “fuentes del crecimiento económico” en países seleccionados
del Sudeste Asiático y del Hemisferio Norte de América Latina (1960-2000)
(porcentajes)
Contribución de:
País y
periodo
Costa Rica
1960-1973
1973-1984
1984-1998
1973-1998
Honduras
1960-1973
1973-1984
1984-1998
1973-1998
México
1960-1973
1973-1984
1984-1998
1960-1998
R. Dominicana
1960-1973
1973-1984
1984-1998
1973-1998
R.Corea
1960-1973
1973-1984
1984-1998
1960-1998
Filipinas
1960-1973
1973-1984
1984-1998
1960-1973
Producto por
trabajador
Capital físico
por trabajador
Productividad total
de los factores
n.d.
-1.5
0.0
-0.7
n.d
0.4
0.3
0.3
n.d
-1.9
-0.3
-1.0
n.d.
1.1
-0.7
0.1
n.d.
0.3
0.9
0.6
n.d.
0.8
-1.6
-0.5
2.5
0.6
-0.9
1.0
2.2
0.5
0.5
1.1
0.3
0.1
-1.4
-0.1
n.d.
0.8
2.1
1.6
n.d.
0.5
1.0
0.8
n.d.
0.3
1.1
0.8
5.6
5.3
4.6
5.1
3.2
3.4
3.4
3.3
2.4
1.9
1.2
1.8
2.5
1.2
0.6
1.4
1.3
1.1
0.4
1.2
1.2
0.1
0.2
0.2
102
América Latina y el Este asíatico
Cuadro 9. Las “fuentes del crecimiento económico” en países seleccionados
del Sudeste Asiático y del Hemisferio Norte de América Latina (1960-2000)
(porcentajes)
Contribución de:
País y
periodo
Producto por
trabajador
Capital físico Productividad total
por trabajador de los factores
Malasia
1960-1973
1973-1984
1984-1998
1960-1998
4.0
3.6
3.8
3.8
1.6
2.4
2.7
0.9
1.8
2.0
2.3
1.5
3.9
3.0
2.3
3.1
2.9
1.9
3.3
2.7
Taiwán
1960-1973
1973-1984
1984-1994
1960-1994
6.8
4.9
5.6
5.8
n.d. No disponible.
Fuente: los cálculos para los países del Sudeste Asiático fueron tomados de Collins, S. y B.P. Bosworth
(1996), “Economic Growth in East Asia. Accumulation versus Assimilation”, Brooking Papers on
Economic Activity, Washington, num. 2, tabla 6, p. 157. Los cálculos referentes a 1998 constituyen
actualizaciones propias con base en una metodología idéntica aplicada por esos autores. Las estimacio­
nes para los países del Hemisferio Norte de América Latina son propias con base en la misma metodo­
logía, a partir de información del Banco Mundial. Las estimaciones para México en el periodo 1960-1973
fueron tomadas de cálculos inéditos de Hernández Laos, a partir de información nacional de ese país, y
se refieren al sector no agropecuario de México.
similares, habría registrado un aumento anual de largo plazo de 3.8%, en tanto que
Taiwán lo habría hecho a una tasa anual promedio cercana a 6% de manera sostenida
entre 1960 y 1998. De los países del EA sólo Filipinas registró un dinamisino bajo y
decreciente a lo largo de las décadas analizadas, y aun así su desempeño de largo
plazo es similar al registrado por República Dominicana (cuadro 9).
Evidentemente, tales contrastes explican por sí misinos el mayor crecimiento del
ingreso per cápita de los países asiáticos en comparación con los latinos. Lo relevan­
te, sin embargo, es averiguar las “causas” de tal comportamiento, pregunta que puede
103
Análisis y perspectivas de la globalización
ayudar a responder el análisis de las fuentes del crecimiento económico. Una parte de
la explicación radica en los severos contrastes en la contribución del proceso de
acumulación de capital físico reproducible al crecimiento de la productividad laboral
en ambos grupos de países. En efecto, esta contribución ha sido sistemáticarnente
mayor en las economías del Este de Asia (mayor de tres puntos porcentuales anual­
mente en promedio en el caso de Corea y Taiwán, y de dos puntos porcentuales en el
caso de Malasia), en comparación con el registrado por los países del Hemisferio
Norte de América Latina (apenas cercana a un punto porcentual en el caso de México
y República Dominicana, y cercano o menor a medio punto porcentual en el caso de
Costa Rica y Honduras); en todos estos casos menor al registrado por Filipinas, que
constituye el rezago del ea en materia de acumulación de capital (cuadro 9).
Lo anterior pone de manifiesto que una parte importante de los contrastes en el
crecimiento económico radicó en la mayor y más intensa contribución de la acumula­
ción de capital físico registrada en el largo plazo por los países asiáticos, frente a un
incipiente -y decreciente- papel desempeñado en este sentido en los países del hnal .
Pero esa no es toda la historia. Más significativos aún son los contrastes en el desem­
peño de la productividad multifactorial, en la medida en que ésta ha contribuido de
manera negativa al crecimiento económico en la mayoría de los países del hnal, con
la excepción quizás de República Dominicana en los tres últimos lustros (cuadro 9).
En contraste, la contribución de la ptf al crecimiento económico de los países asiáticos
no sólo ha sido positiva, sino significativamente elevada en un contexto de largo plazo:
cercana o mayor a dos puntos porcentuales en los casos de Corea, Malasia y Taiwán
entre 1960 y 1998, y sólo poco importante en el caso de Filipinas62 (cuadro 9).
El mejor desempeño de las economías asiáticas en el proceso de acumulación de
capital puede explicarse, como ya se examinó anteriormente, por su mejor manejo
macroeconómico y externo, que permitió mantener y acrecentar las tasas de inver­
sión de manera gradual y sostenida en el transcurso de las últimas cuatro décadas. En
contraste, en los países del hnal su desempeño macroeconómico y externo habría
sido muy desfavorable para la acumulación de capital, en la medida en que los
desequilibrios internos y los choques externos provocaron la aplicación sistemática
de políticas de “pare y siga” que afectaron de manera muy poco propicia los procesos
de acumulación de capital.63
62
Nótese, sin embargo, que en el caso de Corea la contribución del crecimiento de la ptf es decre­
ciente a lo largo de las últimas décadas, no así en el caso de Malasia y Taiwán.
63 Collins y Bosworth encuentran, en un análisis econométrico de sección cruzada con una muestra
de 80 países, que la estabilidad macroeconómica y externa desempeñan un papel fundamental en el
104
América Latina y el Este asíatico
Por otra parte, el conveniente resultado de productividad multifactorial de los
países asiáticos, frente al desfavorable escenario en las economías latinoamericanas,
constituye un fenómeno difícil de explicar de manera satisfactoria. Collins y Bosworth
(1996, p. 177) atribuyen, como factores propicios que habrían influido en el caso del
ea, la notable estabilidad de su tipo de cambio real, diversos factores asociados con
su temprano proceso de apertura externa, la adaptación de avances tecnológicos se­
lectivos y la utilización adecuada de financiamiento externo en términos altamente
productivos.64 En contraposición, los países latinos habrían registrado un negativo
desempeño de productividad multifactorial por diversas razones, entre las que po­
drían destacarse los efectos de una defectuosa asignación de recursos y estrechez de
mercados resultante de la implementación de las etapas avanzadas de la ISI; el muy
escaso proceso de asimilación y adaptación tecnológica derivado de la insuficiencia
de instituciones adecuadas para ello; la operación ineficiente de los mercados de
factores, especialmente los de capital en las economías del área y, de manera muy
destacada, el abrumador crecimiento del sector informal en unos mercados laborales
estancados y caracterizados por una dinámica oferta de trabajo frente al escaso creci­
miento de la demanda formal de mano de obra (Banco Mundial, 1998; Hernández
Laos, Garro y Llamas, 2000).65 No es posible descartar, además, los notables contrastes
en las instituciones económicas de ambos grupos de países, que en tanto se orientan al
crecimiento económico en las naciones del Este de Asia, en el caso de los países del
hnal el entramado institucional es menos conducente al desarrollo económico.66
proceso de acumulación de capital y, por tanto, son fundamentales para explicar el crecimiento econó­
mico de los países en un contexto de largo plazo. Ver Collins y Bosworth (1996), op. cit., p. 168.
64 Nishimizu y Robinson (1986) aportan pruebas convincentes, en el análisis de una muestra de
países, de que el grado de apertura y orientación a las exportaciones de las economías en desarrollo es
favorable para el crecimiento de la productividad multifactorial en las manufacturas. Aunque no lo
mencionan, la razón puede radicar en los efectos de la Ley de Verdoorn que vincula de manera positiva
el desempeño productivo con el tamaño del mercado. Ver: M. Nishimizu y Sh. Robinson (1986),
“Productivity growth in manufacturing”, en H. Chenery, Sh. Robinson y M. Syrquin (1986),
Industrialization and Growth. A Comparative Study, publicado para el Banco Mundial, Oxford University
Press, pp. 283-308. Para una formulación moderna de la Ley de Verdoom ver: P. Sylos Labini (1984),
“Factors Affecting Changes in Productivity”, Journal of Postkeynesian Economics, vol. VI, núm. 2,
invierno 1983, p. 83.
65 Ver: Banco Mundial (1998), Mexico. Enhancing Factor Productivity Growth, Country Economic
Memorandum, Report núm. 17392-ME, Mexico Department, agosto 31, 1998. También Hernández
Laos, N. Garro Bordonaro e I. Llamas Huitrón (2000), Productividad y mercado de trabajo en México,
México, UAM-Plaza y Valdés, México, capítulo 3.
66 Ello cobra especial relevancia a la luz de las contribuciones de Douglas North, quien destaca los
contrastes en las instituciones que se orientan al crecimiento de la productividad -y por tanto al creci-
105
Análisis y perspectivas de la globalización
En resumen, el crecimiento económico de los países asiáticos ha sido consistentemente
más dinámico y sostenido que el de los países del área centroamericana y México en
los últimos 40 años, porque en aquellos tanto el proceso de acumulación de capital
como el de la expansión de la productividad multifactorial habrían sido más acelera­
dos y sostenidos, en tanto que en los países latinos ambos procesos fueron muy poco
dinámicos y contribuyeron de manera por demás limitada al crecimiento de sus eco­
nomías. Las diferencias de estrategias y de políticas adoptadas parecen haber ejerci­
do una influencia determinante en tan dispares desempeños. Como resultado, los
países asiáticos ocupan en la actualidad un papel diferente del que desempeñan nues­
tros países del área en el contexto de la división internacional del trabajo.
Conclusiones
La etapa actual de globalización económica, iniciada en la posguerra y acentuada desde
mediados de los años setenta y que se prolonga hasta nuestros días, habría afectado de
manera general a la mayoría de los países del planeta. A lo largo de este proceso, las
diferencias entre las economías se acrecentaron, no sólo entre los países desarrollados y
los países en vías de desarrollo, sino también entre estos últimos. A principios del siglo
XXI, las naciones desempeñan un papel diferente en la división internacional del traba­
jo, en comparación con el que tenían al comienzo de la década de los cincuenta.
En la actualidad los países del Este de Asia (ea) presentan un perfil diferente del
que ofrecen los del Hemisferio Norte de América Latina (hnal). Aquellos, tras más
de cuatro décadas de crecimiento económico sostenido, tienen características pro­
pias de países en una transición acelerada que les acerca cada vez más a las de las
economías desarrolladas de la Tierra. Los países latinoamericanos, por el contrario,
después de cuatro décadas de crecimiento económico frecuentemente interrumpido,
y de una década literalmente perdida en materia de crecimiento -la de los ochentano han sido capaces de superar las características más apremiantes del subdesarrollo
y, a pesar de su reciente viraje económico en los últimos tres lustros, no han podido
retomar la ruta del crecimiento económico sostenido que les caracterizó -si bien en
términos no muy dinámicos- durante los años cincuenta y sesenta.
miento de las economías- de las que no lo hacen. Para un análisis sucinto ver: D.C. North (1997),
“Contribution of the New Institutional Economics to an Understanding of the Transition Problem”,
wider Annual Lectures, num. 1, marzo. Un análisis más completo se encuentra en D.C. North (2001),
Instituciones, cambio institucional y desempeño económico, México, Fondo de Cultura Económica.
106
América Latina y el Este asíatico
En la actualidad los países del EA dan muestras de tener economías industriales
dinámicas y relativamente integradas; los del hnal muestran las características pro­
pias de las economías poco integradas, altamente heterogéneas, con escaso impulso
al crecimiento acelerado, como lo reclama el apremiante problema de su crecimiento
poblacional.
Las diferencias no son gratuitas. Hay muestras muy claras -algunas de las cuales
se han exhibido en este documento- de que parte importante de los divergentes sen­
deros de crecimiento seguidos por ambos grupos de países son el resultado de deci­
siones y estrategias instrumentadas muchas décadas atrás. En el caso de los del ea
-con la excepción de Filipinas- esos países se embarcaron, desde principios de los
sesenta que concluyeron la etapa fácil de la sustitución de importaciones, en un pro­
ceso de industrialización orientado hacia afuera, e instrumentaron una serie coheren­
te de políticas en todos los ámbitos para apoyar la ruta exportadora de su desarrollo,
como lo ponen de manifiesto los casos de Corea y Taiwán.
En esta dirección, las economías asiáticas buscaron eliminar el sesgo contra las
exportaciones y paralelamente promoverlas de manera activa; mantuvieron la estabi­
lidad de los precios macroeconómicos clave; utilizaron de manera coherente, coordi­
nada y pragmática los diversos instrumentos de política a su alcance; procuraron
desde un principio elevadas tasas de ganancia para el sector exportador; promovieron
el financiamiento adecuado a las inversiones en capital físico y fomentaron el desa­
rrollo del capital humano; aplicaron una política macroeconómica flexible y, en todo
este proceso, el gobierno desempeñó un papel muy activo en relación con la promo­
ción, dirección y participación en las actividades económicas y sociales. Instrumen­
taron, además, políticas industriales activas, tanto de carácter tecnológico como de
comercialización externa, y aplicaron sistemas avanzados de incentivos con carácter
diferencial respecto de la burocracia, los empresarios y los trabajadores.
Los países del hnal siguieron una ruta diferente. Al término de la primera etapa
de sustitución de importaciones -también hacia principios de los sesenta- estas eco­
nomías profundizaron su crecimiento económico hacia adentro y en algunos casos como el de México- instmmentaron la segunda etapa del proceso, es decir, la
sustitución con producción nacional de las importaciones de bienes intermedios y
algunos de capital. Para ello establecieron restricciones cuantitativas y arancelarias a
las importaciones de un número creciente de productos. El Estado asumió un activo
papel en el proceso, no sólo como productor manufacturero directo, sino a través del
otorgamiento sistemático de subsidios a productores y consumidores; se controlaron
los precios, especialmente el tipo de cambio nominal y el aumento de los salarios y
de los precios agrícolas para promover ganancias atractivas a los industriales, y se
107
Análisis y perspectivas de la globalización
otorgaron servicios educativos y asistenciales a la parte de la población que consti­
tuía la clientela política de los gobiernos.
Aunque el desempeño económico fue relativamente exitoso en ambos grupos de
países durante los sesenta y una parte de los setenta, el de los del ea fue más acelera­
do que el que registraron los del HNAL. En éstos, la naturaleza misina del proceso de
industrialización adoptado les significó un creciente obstáculo para su desarrollo,
ello porque las importaciones sustituidas en la segunda etapa eran crecientemente
intensivas en capital y en tecnología, y no sólo reclamaban de mayores importaciones
de insumos y de bienes de capital, sino porque se les dificultaba enormemente el
crecimiento de sus exportaciones -no sólo las manufactureras sino también las agrí­
colas- por el sesgo antiexportador que imprimió la protección arancelaria y cuantita­
tiva adoptada. Como resultado, el crecimiento económico perdió dinamisino y obligó
al Estado a impulsar políticas expansionistas de gasto público que, a la postre, sólo
provocaron desequilibrios internos de naturaleza creciente y una expansión acelera­
da de la deuda externa.
Esos desequilibrios se vieron acentuados por diversos choques externos -espe­
cialmente los petroleros en los setenta y ochenta- que redujeron los términos de
intercambio y acrecentaron los déficits comerciales, los cuales también requirieron
de un mayor endeudamiento externo. El estrangulamiento crónico del sector externo
y el expansivo endeudamiento con el exterior habrían sido, a la postre, la causa del
estancamiento durante los ochenta y de que, hacia finales de esa década, se viesen en
la necesidad de cambiar el modelo sustitutivo de importaciones por un modelo
exportador. Pero esta decisión fue instrumentada -en la totalidad de los países del
área- bajo la tutela de los organisinos financieros internacionales, los cuales al estar
más interesados en asegurar el pago de las cuantiosas deudas externas contraídas por
los países latinos habrían aplicado de manera sistemática las prescripciones del lla­
mado Consenso de Washington.
Como resultado, los países del hnal instituyeron políticas orientadas al manteni­
miento de la disciplina fiscal, la unificación de las tasas de cambio, la instrumenta­
ción de las aperturas comercial y financiera, la instrumentación de reformas fiscales
y el establecimiento de prioridades del gasto público. Además, pusieron en marcha
procesos intensos de privatización de activos públicos y mantuvieron mecanisinos de
desregulación económica y sistemas para garantizar el derecho a la propiedad recla­
mado por las crecientes inversiones externas. Así, la instrumentación de la estrategia
“hacia afuera” de estos países no sólo habría sido tardía, sino en condiciones y cir­
cunstancias diferentes de las enfrentadas por los países del EA dos o tres décadas
antes. Las economías del HNAL lo habrían hecho con menores grados de libertad, a
108
América Latina y el Este asíatico
consecuencia del lastre que les significó -y que les sigue significando- el pago del
servicio de las cuantiosas deudas externas contraídas en las décadas previas.
Así, el desempeño económico continuó siendo muy diferente durante los ochenta
y noventa. Los países del EA, después de la aplicación de políticas de ajuste y estabi­
lización en la década de los ochenta -que no les significaron una reducción en el
dinamisino de su crecimiento económico-, continuaron experimentándolo en la dé­
cada de los noventa, conforme su estrategia exportadora se consolidaba y, aunque en
1997 habrían registrado una aguda crisis recesiva, la superaron sin dificultades en los
dos años siguientes. Los países del hnal, por el contrario, después de una década
de estancamiento y crisis repetidas durante los ochenta -la llamada década perdi­
da- habrían reemprendido el crecimiento económico en los noventa, pero con re­
sultados muy poco significativos en términos dinámicos, con la excepción -quizásde República Dominicana, y una vez que se habría superado la crisis del "efecto
tequila” de 1995.
Los análisis desarrollados en este ensayo arrojan algunas luces sobre las consecuen­
cias de las diferentes estrategias de desarrollo económico seguidas por ambos grupos
de países. El examen de las “fuentes del crecimiento” pone de manifiesto, de manera
clara y convincente, que en tanto en los del EA el proceso de acumulación de capital
físico y de crecimiento de la productividad multifactorial habría sido notoriamente
dinámico en las últimas cuatro décadas, en los del hnal ambos procesos fueron ines­
tables y muy poco dinámicos, lo que explica su muy deficiente desempeño económi­
co en los últimos tres lustros.
El mejor desenvolvimiento de las economías asiáticas en el proceso de acumula­
ción de capital puede explicarse, a su vez, por su mejor manejo macroeconómico y
externo, que permitió mantener y acrecentar las tasas de inversión de manera gradual
y sostenida en el transcurso de las últimas cuatro décadas. En contraste, en los países
latinos el desempeño macroeconómico y externo habría sido muy poco conducente
para la acumulación de capital, en la medida en que por diversas razones internas y
externas aplicaron de manera sistemática políticas de “pare y siga” que afectaron de
manera muy poco propicia los procesos de acumulación de capital.
Por su parte, el conveniente resultado de productividad multifactorial de los paí­
ses asiáticos, frente al poco favorable comportamiento en las economías latinoameri­
canas, obedece a muy diversas circunstancias. Como factores propicios que habrían
influido en el caso del EA, algunos autores incluyen la notable estabilidad de su tipo
de cambio real, diversos factores asociados con su temprano proceso de apertura
externa, la adaptación de avances tecnológicos selectivos y la utilización adecuada
de financiamiento externo en términos altamente productivos.
109
Análisis y perspectivas de la globalización
En contraste, los países latinos registraron un desempeño negativo de productivi­
dad multifactorial por diversas razones. Entre otras, podrían destacarse los efectos de
una defectuosa asignación de recursos y la notable estrechez de mercados resultante
de la implementación de las etapas avanzadas de sustitución de importaciones; el
muy escaso proceso de asimilación y adaptación tecnológica derivado de la insufi­
ciencia de instituciones adecuadas para ello; la operación ineficiente de los mercados
de factores, especialmente los de capital en las economías del área y, de manera muy
destacada, el abrumador crecimiento del sector informal en unos mercados laborales
estancados y caracterizados por una dinámica oferta de trabajo frente al escaso creci­
miento de la demanda formal de mano de obra.
Sujeto a posterior evaluación queda el examen del papel desempeñado por los
notables contrastes en las instituciones económicas de ambos grupos de países. En
este sentido, sólo pude postularse como hipótesis -siguiendo a D. North- que en
tanto éstas se orientan al crecimiento económico en las naciones del Este de Asia, en el
caso de los países del HNAL el entramado institucional ha sido hasta ahora menos
conducente al desarrollo económico.
110
América Latina y el Este asiático: modalidades
de desarrollo en el contexto de la nueva división
internacional del trabajo
(comentario)
Aída Villalobos Sosa
Programa de Economía de la fes-Acatlán
n el trabajo titulado “América Latina y el Este asiático: modalidades de desa­
rrollo en el contexto de la nueva dimensión internacional del Trabajo”, del
doctor Enrique Hernández Laos, se señala que en los últimos 50 años, el cre­
cimiento de los países es asombrosamente dispar, incluso entre las economías subdesarrolladas. Bajo esta idea el autor presenta un análisis comparativo en tomo a los
efectos de la globalización en el comportamiento económico de dos grupos de países
ubicados, uno en el Hemisferio Norte de América Latina (hnal) (Costa Rica, Hondu­
ras, República Dominicana y México) y el otro en el Este de Asia (ea) (Corea del Sur,
Malasia, Taiwán y Filipinas), países que llevaron a cabo estrategias diferentes des­
pués del proceso de industrialización por sustitución de importaciones, (isi). El autor
parte de la hipótesis de que el rumbo y las características del proceso de crecimiento
y desarrollo están en función de las políticas adoptadas y no sólo de las condiciones
iniciales o de las ventajas absolutas y comparativas con que cuenta una economía, sin
dejar de lado los efectos de la estructura política y social de cada país.
Hernández Laos retomará de J. Williamson (2000) uno de los periodos de
globalización que comprende los años entre 1950 a la fecha, caracterizándolo como
de integración económica con crecimiento y tendencia hacia la internacionalización.1
E
1 Para algunos autores, la globalización es producto de una serie de eventos históricos que se
presentan en los últimos 30 años, como son: la crisis mundial capitalista de los años setenta, la caída del
111
Análisis y perspectivas de la globalización
Aunque habría que señalar que para el autor la globalización no es un evento de los
últimos 30 años, sino producto de un largo proceso que se inició a partir de los últi­
mos 500 años, fenómeno que desde su perspectiva, afecta y modifica la organización
de la división internacional del trabajo.
En este trabajo teórico y empírico se demuestra que la estrategia tomada por los
países del Este asiático a principios de los sesenta funda las bases de diferenciación con
los países del Hemisferio Norte de América Latina, en el desarrollo de sus economías
en las últimas cuatro décadas. Para llegar a esta conclusión, el autor analiza la forma y
las modalidades en que ambos grupos se insertaron en el proceso de globalización.
El periodo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) se caracteri­
zó por generar un desarrollo industrial, por medio del estímulo y crecimiento de la
demanda doméstica, vía el excedente exportable originado en el sector primario que
los países en desarrollo tuvieron en los años cincuenta. Sin embargo, llegó un mo­
mento en que los países debían optar por continuar con la segunda etapa del proceso
de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), a través de una estrategia
de crecimiento “hacia adentro” o por la estrategia de desarrollo hacia afuera vía la
exportación de manufacturas.
Resulta interesante destacar los datos que presenta A. Maddison (1992) entre 19501973 y que refuerzan la propuesta de Hernández Laos. Se trató de un periodo en el
que la economía mundial mostró un crecimiento sin paralelo entre países integrantes
de la ocde y de algunos países de América Latina y Asia con un comportamiento del
producto interno bruto de 5.4% como promedio anual, y un ingreso per cápita de
3.3% para los países integrantes de la ocde y con 5.1% y 6.5% como promedio anual
del Producto Interno Bruto para los países latinoamericanos y para los países asiáti­
cos, respectivamente.2 Ello quiere decir que, de acuerdo con el estudio de Hernández
Laos, el periodo histórico que marca la diferencia entre las dos regiones, Latinoamérica
y el Este asiático tienen como punto de partida el momento en que los países del Este
asiático deciden modificar su modelo económico abriendo su economía, es decir,
hacia un modelo de desarrollo exportador de manufacturas, en tanto que los países
del hemisferio norte de América Latina adoptaron la estrategia de crecimiento “hacia
adentro”.
muro de Berlín y la desaparición del socialisino, la creciente conciencia del deterioro del medio ambien­
te vinculado al proceso hegemónico de producción y reproducción en pos de la recuperación de las tasas
de ganancia y a la consumación del orden bipolar del mundo. Ver Alejandro Dabat, en globalización,
capitalisino actual y nueva configuración espacial del mundo. Porrúa. (2002).
2 Angus Maddison (1992). La economía mundial del siglo XX. Rendimiento y política en Asia,
América Latina, la URSS y los países de la ocde, México, fce, Ver pp. 85 y 110.
112
América Latina y el Este asiático (comentario)
Según señala el autor, el modelo adoptado por los países del hemisferio norte de
América Latina consistió en la sustitución de importaciones de bienes intermedios y
de capital por producción nacional y de una creciente participación del Estado en la
producción interna. Todo ello con el objeto de generar bienes intensivos en capital,
proteger a los productores nacionales, fortalecer el tamaño de la planta productiva
por medio de la incorporación de tecnología avanzada y proveedores especializados.
En particular, se considera que México habría pasado de la primera etapa sustitutiva
de importaciones a la adopción de la segunda etapa de la ISI manteniendo un fuerte
sesgo de industrialización hacia adentro que fue típica de las economías latinoameri­
canas durante la década de los sesenta y setenta.
El modelo de crecimiento hacia afuera, adoptado por el Este asiático, consistió en
la promoción de subsidios a las exportaciones manufactureras, en la reducción a la
protección a las importaciones, aplicación de devaluaciones paulatinas, adopción de
tasas de interés positivas, generación de incentivos para los nuevos exportadores y
constante capacitación de la mano de obra.
Para entender cuáles son las causas que permiten un determinado comportamien­
to económico posterior a la toma de decisión en tomo a una estrategia de política
económica, el autor considera que es importante establecer el comportamiento
macroeconómico de los países de cada grupo. En este sentido, se considera el núme- ro de habitantes, el tamaño del territorio, los recursos naturales disponibles, el pib per
cápita, el desempeño del sector exportador, el comportamiento de la inversión públi­
ca y privada y de la demanda y oferta agregadas, demostrando que la economía de
ambos grupos de países es notoriamente diferente.
Para los países del Este asiático que optaron por el crecimiento hacia fuera, los
efectos negativos en términos generales son la creciente dependencia hacia Estados
Unidos de Norteamérica y la desindustrialización paulatina vía la emigración de las
plantas productivas hacia mercados que ofrecen menores costos de producción como
actualmente se perfila el mercado chino.
Para los países del hemisferio norte de América Latina que optaron tardíamente
por el crecimiento hacía afuera, los efectos negativos se centran en la dependencia de
la economía al comportamiento del mercado norteamericano, la creciente dependen­
cia de la producción a las importaciones y el desplazamiento de los productos locales
debido a la liberalización comercial, sin una política industrial definida.
El crecimiento hacia afuera implantado por los países del Este asiático, presenta
resultados positivos donde países como Corea del Sur alcanzan para finales de los
años setenta a México y a Costa Rica respecto al pib per cápita con un promedio
anual de 6.7%.
113
Análisis y perspectivas de la globalización
El análisis comparativo se fortalece con un modelo econométrico entre México y
Corea, que muestra las principales diferencias del desempeño económico de ambos
grupos. Es bajo estos argumentos que Hernández Laos afirma que el desempeño
económico de los países del Este de Asia ha sido sistemáticarnente más dinámico a lo
largo de las ultimas cuatro décadas respecto al de los países del Hemisferio Norte de
América Latina, situación que se refleja en el comportamiento de la oferta, la deman­
da agregada y el sector externo.
El autor confirma su hipótesis inicial en tomo a que el crecimiento y desarrollo de
las economías que optaron por el crecimiento hacia fuera a partir de los años cincuenta,
tienen efectos claramente positivos, como podemos observar en el caso de Corea del
Sur, en tanto que los países que adoptaron el crecimiento “hacia afuera” a partir de
los años ochenta, incluido Filipinas, se ven seriamente afectados porque las condi­
ciones internas y externas fueron menos favorables para lograr impulsar el creci­
miento económico.
En términos muy generales se considera que el mejor desenvolvimiento de las
economías asiáticas puede explicarse por un mejor manejo macroeconómico y exter­
no, que permitió mantener y acrecentar las tasas de inversión de manera gradual y
sostenida. Estos países, llamados “países herejes al Consenso de Washington" (Cal­
va, 2004), se rebelan a adoptar los lincamientos de la propuesta neoliberal, estable­
ciendo su inserción en la economía internacional bajo una óptica propia de necesidades
combinando políticas sustitutivas de importación, con un fuerte impulso al sector
externo y el fortalecimiento del Estado como regulador y promotor del proceso de
industrialización.
En el caso de los países latinoamericanos, no se logra construir un proyecto para
el crecimiento, entre otras razones por la carencia de un mercado interno fuerte y la
mala asignación de recursos, resultante de la implantación de las etapas avanzadas de
sustitución de importaciones, una apertura económica voluntarista sin límites y un
adelgazamiento del Estado, sin compensación de ningún tipo.
Reconocer con detalle por qué la estrategia y las políticas adoptadas desde princi­
pios de la década de los ochenta por parte de México no han sido exitosas, a partir de
la reflexión del éxito de otras economías con menor desarrollo económico que el
nuestro, es la virtud de trabajos tan vastos como el que nos presenta Hernández Laos,
por lo que considero que esta es una lectura obligada para iniciar un proceso de
reflexión que nos brinde alternativas en política económica, retomando las caracte­
rísticas y especificidades de nuestra economía. Considero que las conclusiones y los
resultados de este trabajo son un paso insoslayable para entender cuales son las cau­
sas por las que la economía mexicana se encuentre en franca desaceleración desde
hace 20 años.
114
América Latina y el Este asiático (comentario)
Precisamos analizar los patrones de desarrollo y el potencial de los diferentes
sectores de nuestra economía para aprovechar las ventajas que como país tenemos
y colocamos en mejores condiciones dentro de la nueva división internacional del
trabajo.
Este trabajo tiene la cualidad de ser un ejercicio teórico y empírico impecable que
permite aterrizar en términos muy concretos en el análisis de los efectos de la
globalización a partir del resultado de la aplicación de determinadas políticas econó­
micas durante el proceso de apertura e integración económica de las naciones. El
trabajo se sustenta en un sólido cuerpo teórico en tomo al análisis macroeconómico y
estadístico, y a un ejercicio econométrico para corroborar empíricarnente la hipótesis
planteada anteriormente.
Si el crecimiento “hacia afuera” se considera el modelo de éxito, podemos pensar
en principio que hay una diferencia de casi 25 años entre la implantación de este
modelo en el Este asiático y los países de análisis de América Latina.
Nos queda la duda en relación con el porqué de la elección de los tres países
centroamericanos y México en lugar de considerar ya sea a los países relativamente
más grandes de la región, como Brasil y Argentina, o bien otros como Colombia o
Venezuela. Sin embargo, esto no demerita el excelente trabajo de reflexión y análisis
que aporta el autor. Por último, como lo establece el propio autor en su apartado de
conclusiones, creo que además de caracterizar la forma y las políticas económicas
como los países se han insertado en el proceso de globalización, faltó profundizar en
tomo al papel de las instituciones políticas nacionales y su vinculación con las insti­
tuciones más importantes que gobiernan la globalización económica: el Fondo Mo­
netario Internacional (FMI), el Banco Mundial (bm) y la Organización Mundial de
Comercio (omc).
Bibliografía
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Eduardo Roldán (coord.), Las relaciones económicas de China, México, Plaza y
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Dávila, Francisco (2002), Globalización-integración, América Latina, Norteamérica
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Maddison Angus (1992), La economía mundial del siglo XX. Rendimiento y política
en Asia, América Latina, la URSS y los países de la ocde, México, FCE.
Stiglitz, Joseph E. (2002), El malestar en la globalización, México, Taurus.
115
Análisis y perspectivas de la globalización
Calva, José Luis (2004), “La economía mexicana en perspectiva”, en Economía UNAM,
núm. 1, enero-abril.
Ibarra, David (2004), Los vericuetos del orden internacional: la importancia de las
reformas, en Economía UNAM, núm. 1, enero-abril.
116
3
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
en la Península de Delmarva 1990-2000
Ana María Aragonés, Timothy Dunn y George Shivers
(FES-Acatlán, Programa de Investigación, UNAM, México)
(Universidad de Salisbury, MD)
(Washington College, MD)*
Introducción
a migración internacional suele presentarse como un fenómeno caótico y des­
proporcionado. Sin embargo, si ponemos las cifras en perspectiva y analiza­
mos la magnitud del número de migrantes con la de la población mundial,
aquél es reducido si lo comparamos con otros momentos históricos -por ejemplo, las
famosas “migraciones transoceánicas” del siglo XIX y principios del XX y que repre­
sentaron una proporción mucho mayor que el 3% que se registra en el presente (CEPAL,
2002:243). Y si tomamos en cuenta la población económicarnente activa, veremos
que las cifras son aún más indicativas de que no enfrentamos un fenómeno explosivo,
ya que ésta se sitúa entre 1.4 y 1.6 % de la fuerza de trabajo mundial, que es de 2.6 mil
millones de personas (Roger Zegers de Beijl, 1997, p. 1).
L
* Queremos agradecer a Leila Krause, Myra El Assal, Janitzio Ouarttara, Julia Foxwell, Al Zinder,
Memo Diriker, Gonzalo Martínez, Niklas Robinson y Suzy Benedict, Esperanza Ríos, entre otros (pedi­
mos disculpas por las posibles omisiones); a todos ellos gracias por su ayuda en la investigación. Tam­
bién estamos muy agradecidos con todos a los que entrevistamos o que estuvieron dispuestos a hablar
con nosotros y compartir sus experiencias y su tiempo. Finalmente también a Gideon Sjoberg, y debe­
mos poner de relieve el apoyo recibido por la Escuela Fulton de Artes Liberales en la Universidad de
Salisbury, así como al us Fulbright Program y al Washington College.
117
Análisis y perspectivas de la globalización
Lo que sí podemos afirmar es que la migración de trabajadores se ve inmersa en
uno de los momentos más contradictorios de su historia, ya que siendo un factor que
históricarnente ha permitido la interrelación entre los países, en los momentos actua­
les bajo el contexto de la globalización, paradójicarnente, se obstaculizan sus despla­
zamientos mientras que hay una absoluta liberalización del capital y de las mercancías.
De ahí la percepción de que es un fenómeno caótico, que por cierto tiene efectos muy
perniciosos porque no sólo promueve la xenofobia y el racisino en los polos recepto­
res sino que ha dado lugar al incremento de la migración indocumentada. Si bien no
puede decirse que éste sea un fenómeno nuevo, llama la atención su volumen y ex­
pansión a prácticarnente todos los países expulsores. Las restricciones a los flujos
migratorios fueron estrategias en momentos históricos en los que se intentó salir de la
crisis poniendo en marcha políticas proteccionistas y nacionalistas, como en la pri­
mera posguerra y después de la crisis de 1929. Estas estrategias lo que lograron fue
profundizar la crisis, sólo superada cuando se instrumentaron las políticas keynesianas
que las sustituyeron por la cooperación internacional.
De cualquier forma, podemos decir que estamos ante una nueva era migratoria
debido a sus nuevas características y los distintos instrumentos que se están propo­
niendo para protegerla.
Estados Unidos se ha distinguido por ser el más importante receptor de migrantes
en el mundo. Entre 1990-1998, 8.6 millones de inmigrantes indicaron que habían
llegado entre 1990-1998, cifra que representa un crecimiento de 42% de los 20.4
millones desde 1990. En marzo de 1998 cerca de 15% de los niños con edades entre
cinco y 17 años tenían una madre inmigrante, resultado de la alta proporción de
mujeres migrantes en edad de tener hijos, y se espera que en los próximos años 17.9%
de los niños en edad escolar tengan madres migrantes (Camarota, 1999). De acuerdo
con los resultados del Censo de Estados Unidos se estimó que la población extranjera
indocumentada en 1990 fue de 3 765 906 pero para el año 2000 se había incrementado
a 8 705 419. De esta población, en 1990, el 26.8% provenía de México y para el año
2000 este porcentaje se había incrementado al 44.5 (1 008 372 y 3 871 912 respecti­
vamente) (us Census Bureau, 2000).
De este extraordinario crecimiento se destacan los trabajadores mexicanos y cen­
troamericanos que están llegando a destinos diferentes de los que hasta ahora han
sido tradicionales en Estados Unidos y uno de estos nuevos destinos se encuentra en
la llamada península de Delmarva, conformada por el estado de Delaware, parte del
de Maryland y del de Virginia. Esta es la razón por la que en este trabajo se analiza
el extraordinario crecimiento de inmigrantes latinos, de manera especial de traba­
jadores mexicanos entre 1990-2000 en la aislada península de Delmarva, lo que ha
llamado poderosamente la atención, ya que en algunos condados ha sido de más del
118
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
cien por ciento y en otros ha llegado a más de mil por ciento, que en números absolu­
tos pasó de un pequeñísimo número a cientos y miles en esos misinos lugares. La
porción más importante de extranjeros latinos/hispanos son los mexicanos, seguidos
inmediatamente después, por su importancia numérica, por los guatemaltecos. La
presencia de mexicanos y otros latinos asentados en la península de Delmarva es algo
realmente notable, pues se trata de una región relativamente aislada y cuya migración
data de la época Colonial y de los periodos de la esclavitud en Estados Unidos. En la
medida en que ha tenido poquísimo contacto comercial internacional, puede afirmar­
se que se trata de una región histórica y culturalmente aislada. Se encuentra separada
de la costa Este por la geografía, rodeada de agua por tres lugares y el puente que
conecta la llamada Bahía de Chesapeake fue construido en 1952, es decir, 300 años
después del asentamiento europeo y africano. Aun ahora sólo hay otros dos puentes,
uno en el occidente y otro en el sur, además de una ruta terrestre hacia el norte.
Habría que señalar que aun cuando esta región tiene algunas metrópolis con algunos
cientos de miles de personas, en general se trata de una región rural, conservadora y
culturalmente muy distante de estas ciudades.
La presente investigación se abocó a analizar por qué y cuáles son las condiciones
por las que esta región se ha convertido en un importante polo receptor de migrantes.
En segundo término estudiamos la característica de esta migración, encontrando que
se trata de “nuevos migrantes”, en el sentido de que en su mayoría no han tenido
experiencias migratorias anteriores, y merece la pena señalar que en el caso de los
mexicanos hay un peso relativo muy importante de población que proviene del esta­
do mexicano de Veracruz.
Detectamos una serie de características básicas que nos permitieron tener un pa­
norama de los migrantes mexicanos en la región señalada, aunque hay que decir que
al haber podido entrevistar sólo a 92 personas, 62 migrantes y el resto organizaciones
que las apoyan es pronto para saber hasta qué punto estas características se encuen­
tran difundidas, pero nuestros resultados nos permiten afirmar que amerita continuar
con la investigación en esta misina línea. Nos concentramos en trabajadores y traba­
jadores pobres asentados en la región que hubieran estado mayor tiempo que los
llamados temporales para la agricultura o para el trabajo relacionado con la industria
del pescado.
La economía de la región sin duda está jugando un papel central que ha llevado a
la presencia de migrantes mexicanos y otros latinos a Delmarva. Está dominada por
las industrias polleras, aunque no puede dejarse de lado la importancia de la industria
turística costera, la industria del pescado, la industria maderera, la agricultura (frutas y
vegetales, así como los cultivos relacionados con la industria pollera) construcción, la
119
Análisis y perspectivas de la globalización
industria de los cuidados de salud, una extensa actividad de servicios al menudeo, así
como algunas pequeñas manufacturas no polleras (ver Beacon, 2002).
Antes de iniciar nuestra investigación revisamos brevemente los datos censales y,
la economía de la región, y los comparamos con el caso de los guatemaltecos (ver los
Apéndices 1 y 2). Pudimos observar que el porcentaje de hispanos/latinos ha crecido
de forma extraordinaria entre 1990 y 2000, si bien en números absolutos se mantiene
relativamente pequeño.1
En este trabajo presentamos algunos resultados de las entrevistas que realizamos
entre los años 2000-2002 en la región de Delmarva con los inmigrantes mexicanos en
temas como trabajo, servicios sociales, alojamiento, relaciones interétnicas; pudimos
reseñar las dificultades que tienen para incorporarse a los sindicatos además de las
respuestas que ha tenido una variedad de actores y organizaciones ante estos cam­
bios. Con todo ello mostramos algunos de los impactos de la inmigración mexicana
en la región, y de qué forma los derechos de los migrantes son afectados y a su vez
construidos. Los derechos humanos son un tema de importancia fundamental en el
mundo, y en muchas ocasiones pasados por alto cuando se trata de indocumentados.
Mientras que los derechos de la gente se encuentran esbozados en tratados interna­
cionales y en leyes nacionales, los derechos sólo pueden hacerse reales a través de su
práctica, situación que en los migrantes adquiere una particular dimensión. Conclui­
mos con una breve interpretación de nuestros resultados contrastando la visión de los
derechos de la gente bajo los paradigmas de la ciudadanía y los derechos humanos.
Consideraciones teóricas
El tema de los derechos humanos se encuentra enraizado en un largo debate entre dos
paradigmas competitivos sobre derechos, la teoría de la ciudadanía versus la pers­
pectiva de los derechos humanos, con contradicciones entre las dos especialmente
evidentes respecto a la migración (Turner, 2002). En general la teoría de la ciudada­
nía reconoce los derechos como una condición del Estado-nación triunfante y de los
individuos que siguen las normas y aceptan las obligaciones, los que podrán gozar de
sus beneficios (Marshall, 1950; Barbalet, 1988; Van Gunsteren, 1978, 1998; Turner,
1 Es importante hacer notar que los datos de la población hispana en la región están subrepresentados,
particularmente la porción que se refiere a los migrantes indocumentados quienes, como es obvio, tratan
de evitar su detección por los representantes gubernamentales y parece que muchos trabajadores agríco­
las temporales no se contabilizaron, especialmente en el condado de Somerset.
120
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
1990).2 La teoría de la ciudadanía domina la literatura en cuanto a la migración
nacional y en ella hay una tendencia a poner a los inmigrantes y a sus derechos como
una amenaza al bienestar y a la soberanía del Estado-nación, del valor de la ciudada­
nía y en algunos casos aun la seguridad física del Estado-nación (Jopke, 1998; Jacobson,
1996; Weiner, 1995; Soysal, 1994; Sassen, 1999; Brubaker, 1989; Shuck, 1998).
En contraste, la más reciente perspectiva de los derechos humanos postula a los
derechos como incondicionales, es decir, la gente tiene derecho en tanto que seres
humanos (Sjoberg, 1996, Sjoberg et al., 2001; Turner, 1993, 2001; Feagin y Vera,
2001).
Haciendo un esbozo de las ideas de Sjoberg (1996:276-279) la teoría de la ciuda­
danía representa una forma de relativisino ético basado en el mantenimiento del sis­
tema o de los compromisos del Estado-nación y de la moralidad del Estado-nación en
asuntos migratorios (Eschbach et al. 2001). Turner señala (1993, p. 178) que “el con­
cepto de los derechos humanos es extragubernamental”, estos son usados tradicio­
nalmente para luchar en contra de las acciones represivas de los Estados”. Sjoberg y
sus colegas (2001:25) se concentran mas allá del Estado definiendo los derechos
humanos como “los reclamos hechos por personas en diversos sistemas sociales y
culturales, organizados bajo relaciones de poder con el objeto de defender la digni­
dad de los seres humanos, o más concretamente de igual respeto y preocupación por
los seres humanos”. El asunto de los derechos humanos ha empezado a ser trabajado
por otros académicos estudiosos de la migración.3
Por nuestra parte, nos basamos en ellos y proveemos un conjunto de datos cualita­
tivos acerca de casos específicos y usamos el concepto presentado precedentemente
de la visión de los derechos humanos.
Por otro lado, consideramos que se trata de un fenómeno novedoso en la medida
en que no es consecuencia de un proceso acumulativo del fenómeno migratorio pro­
ducto de las redes sociales (Massey, 2000:5-51), ya que los polos de atracción incor­
poran mayoritariamente a migrantes nuevos que llegan a lugares también nuevos
2 Las variadas dimensiones acerca de los derechos han sido conceptualizadas en un clásico trabajo
de Marshall (1950) como civiles, políticos y sociales, estos últimos referidos a programas sociales y al
Estado de Bienestar. Otros teóricos de la ciudadanía generalmente han construido sobre esta visión.
3 Hay una creciente literatura que está por lo menos implícitamente más preocupada por los dere­
chos humanos y el bienestar de los inmigrantes que en el mantenimiento del poder de un Estado-nación;
por ejemplo, Eschbach, et al. 2001, 1999; Herman, 1995; Internacional Migration Review, 1991;
Goodwin-Gil, 1998; Baubock, 1994; Social Justice, 1996; Hernández-Truyol, 1997; y Nickel, 1983. De
cualquier forma, está mucho menos desarrollada conceptualmente que la teoría de la ciudadanía. Al
igual que la literatura de la ciudadanía, está también mucho más preocupada por el Estado.
121
Análisis y perspectivas de la globalización
donde prácticarnente no existen las redes sociales. Esto es importante porque hay una
tendencia a señalar a las redes sociales como las responsables de la permanencia y
expansión del fenómeno migratorio. Por nuestra parte consideramos que las redes
sociales, siendo un fenómeno de enorme importancia que amerita toda la atención
analítica que se le está otorgando, no son las que promueven el proceso migratorio ni
actúan como una bolsa de trabajo, sino que son las propias condiciones del mercado
de trabajo las que expanden los flujos migratorios y en su caso inician y son el origen
de las redes sociales.
Tampoco se trata de un fenómeno por el cual pueda afirmarse que programas de
legalización como la Immigration Reform and Control Act (IRCA) que amnistió a
cerca de dos millones de trabajadores mexicanos (Camarota, 2002; Camarota, 1999)
no sirven. No hay duda de que esa pieza jurídica lo que buscaba era disininuir el
número de indocumentados, objetivo que se alcanzó. Sin embargo, la consecuencia
de esta estrategia fue que estos trabajadores una vez favorecidos con la regularización
administrativa tuvieron la oportunidad de moverse hacia trabajos menos precarios, pro­
duciéndose una gran cantidad de vacantes que los patrones ocuparon nuevamente
tanto con trabajadores legales, pero fundamentalmente con indocumentados, porque
así conviene a sus intereses económicos, por lo que la amnistía no fue responsable de
la afluencia creciente de nuevos migrantes, ni sería exacto el argumento de que la
amnistía después del irca demostró ser ineficaz para solucionar el problema del in­
documentado. Si el flujo migratorio indocumentado se mantiene tendrá que ver con
la demanda específica de este tipo de trabajador por parte del polo receptor, fenóme­
no que se articula con los problemas económicos y políticos de los países origen, sin
los cuales, por supuesto, no se darían los flujos migratorios.
Marco metodológico
Por un lado se realizó un trabajo de revisión bibliográfica y por el otro llevamos a
cabo un trabajo de campo del año 2000 al 2002 en un amplio espectro, pues pudimos
llevar nuestras observaciones a las casas de los migrantes, directamente en el trabajo
y en diferentes comunidades. De esta forma pudimos entrevistar: 62 migrantes, 60 de
los cuales fueron mexicanos, además de proveedores de servicios sociales y activis­
tas trabajando con migrantes. Nos concentramos geográficarnente en la parte más
meridional del estado de Delaware, en el Condado de Sussex, así como en los conda­
dos de Wicomico y Somerset en Maryland, un área rural con sólo una pequeña ciudad
de cerca de 20 000 habitantes.
122
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
Llevamos a cabo nuestras visitas, con observaciones y entrevistas entre trabajado­
res de una gran diversidad de ocupaciones y lugares, así como con una variedad de
actores locales que interactúan.4 Nuestros datos ilustran un gran rango de temas en la
idea de tener un panorama integral, aunque por supuesto preliminar de la migración
mexicana en la región y de cuáles han sido las respuestas locales ante ello. Sin duda
que todavía queda mucho por hacer y nuestra idea es precisamente continuar con esta
investigación.
Las procesadoras de pollo y pescado en Estados Unidos
Estados Unidos está jugando un importante papel en la globalización en el área de la
alimentación y desde la década de los noventa inició una etapa de auge expansivo
bajo la nueva situación del mercado mundial, con un explosivo crecimiento de los
sectores productivos como las industrias procesadoras de pollo, carne y pescado, así
como en los sectores agrícolas de trabajo-intensivo. La importancia de la producción
alimentaria en Estados Unidos tiene que ver con la lucha por la hegemonía entre los
países desarrollados y tiene un papel estratégico puesto que 60% de la población
mundial vive en el campo (Blanca Rubio, La Jomada, 18 de septiembre de 2003).
Esto explicaría la situación que guarda el sector y la necesidad de trabajadores
migrantes, ya que la producción no sólo se dirige al mercado interno sino que de mane­
ra muy importante se exporta, y como la competencia a nivel mundial y en particular
con la Unión Europea es descamada, el costo de los productos deben ser suficiente­
mente competitivos para permitirle seguir ganando mercados a nivel mundial.
Se trata de sectores que presentan serias dificultades en sus mercados de trabajo
para satisfacer con nativos la creciente demanda laboral, lo que ha dado lugar a la
incorporación de fuerza de trabajo migrante documentada y de manera significativa
de mano de obra indocumentada, que como decíamos provienen de la región latinoa­
mericana y muy especialmente de México.
De ahí que los países expulsores de fuerza de trabajo enfrenten un proceso por
demás irónico, pues las empresas estadunidenses favorecen la contratación de traba­
jadores migrantes y en particular indocumentados para bajar costos e incrementar la
competitividad a nivel mundial, al tiempo que exportan esos misinos productos a los
países origen de los migrantes creando una competencia imposible de enfrentar. Como
4 Nuestra aproximación estuvo más focalizada a las características de los inmigrantes latinos en
una industria específica y/o comunidad. Ver las selecciones en Stull et al., 1995; y Borland, 2001.
123
Análisis y perspectivas de la globalización
resultado de esto, los trabajadores de esos sectores en México y en otros países
expulsores se ven en la necesidad de emigrar.
Las industrias procesadoras de pollo, desde los ochenta, llevaron a cabo un proce­
so de restructuración de tipo vertical, fusionándose algunas de las grandes empresas
y eliminando del mercado a todas aquellas que no tenían capacidad competitiva.
Además se reubicaron trasladándose de las áreas urbanas hacia las rurales, pues éstas
ofrecen una gran cantidad de beneficios que van desde la exención de impuestos,
normas ecológicas más flexibles, posibilidades de contratar fuerza de trabajo más
rural, con salarios más bajos, entre los que se destacan los migrantes, de los cuales
los indocumentados son una fuerza importante para los intereses de esas industrias,
por un lado, porque pueden ejercer una gran explotación en su contra, precisamente
como resultado de su extraordinaria debilidad administrativa. Otro factor nada des­
deñable es la menor sindicalización que tienen estas regiones. Precisamente en rela­
ción con este tema, en el inciso correspondiente presentamos la situación que guarda
el sindicalisino en las polleras en Delmarva a través de un acontecimiento que mues­
tra claramente las amenazas que sufren aquellos migrantes que pretenden sindicalizarse
y, lo que es aún más interesante, como actúan los migrantes ante estos embates.
El hecho de que las procesadoras de pollo se hayan incrementado de manera ex­
traordinaria en los últimos 20 años, a diferencia de lo que ha sucedido con las
empacadoras de carne, es reflejo de los cambios en la dieta de los estadunidenses. En
1975 el consumo per cápita de pollo era de 26.4 libras por año. Para 1992, se incrementó
a 47 y, en contraste, la relación con la carne declinó en 1992 de 83.0 a 62.8 libras
(Bjerklie, 1995, p. 56).
Las industrias procesadoras de pollo en Delmarva
Si bien nuestra investigación encontró mexicanos inmigrantes en prácticarnente to­
dos los sectores, el volumen más importante lo encontramos en las procesadoras de
pollo. Delmarva es una de las regiones líderes en procesadoras de pollo en el país,
con tres de los 20 condados más importantes del país en producción de pollo, con seis
firmas operando 13 plantas procesadoras en la localidad, incluyendo cuatro firmas
que son la sede de las casas matrices en la región, tres de las cuales son consideradas
entre las 17 más importantes firmas procesadoras del país. (Delmarva Poultry Industry
web site, www.dpchicken.org).
Hasta 1990 el grueso de la mano de obra era afroamericana; sin embargo, cada
vez se resiste más a llevar a cabo ese trabajo. Los migrantes empezaron a aparecer en
las áreas de las plantas procesadoras hasta 1987, de acuerdo con lo señalado por una
124
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
representante del gobierno que ha frecuentado el área desde hace dos décadas por lo
menos (notas de campo 21 de julio de 2001). A finales de 1990 aproximadamente la
mitad de la fuerza de trabajo en el área de las plantas procesadoras estaba conforma­
da por migrantes, básicarnente mexicanos y guatemaltecos (Horowitz y Miller, 1999:5).
Sin embargo, esta composición varía mucho; por ejemplo, los latinos forman 90% de
los trabajadores de la planta Mountaire Corporation en Shelbyville (Cacchiuoli 2001),
pero únicarnente 10% de la planta Perdue en Salisbury (notas de campo 19 de julio de
2001), aunque son 50% de los trabajadores en el total de la región en las plantas Perdue.
Las 13 procesadoras de la región emplean cerca de 21 000 personas (Horowitz y
Miller, 1999, p. 4). Hay una necesidad crónica para cada vez más cantidad de nuevos
trabajadores para las procesadoras, debido a la altísima rotación; por ejemplo, en una
sola planta hay datos de esta rotación en 80% (notas del trabajo de campo 19 de julio
de 2001) y cerca de 100% en otra (Horowitz y Miller, 1999:5), todo esto explicado
además por una cada vez mayor renuencia de los trabajadores nativos a trabajar por
los bajos salarios que ofrecen las procesadoras (seis o nueve dólares por hora) y en
muchas ocasiones bajo condiciones peligrosas de trabajo. Esto es precisamente lo
que sucede entre la joven generación de afroamericanos residentes, por lo que la
escasez de trabajadores es remplazada en su mayoría por los migrantes mexicanos y
otros trabajadores latinos. A principios de 1990 la escasez de trabajadores fue tan
importante que al menos una de las compañías procesadoras de pollo ofreció bonos
en dinero contante a cualquier trabajador que reclutara colegas (Borland, 2001:7).
Mientras tanto, el extraordinario crecimiento de productos de pollo en los años re­
cientes ha llevado a incrementar la producción (Horowitz y Miller, 1999, pp. 4-5) y la
necesidad de trabajadores migrantes.
Por qué se utiliza trabajo migrante en las industrias polleras
Habría que destacar que estas empresas no pueden ser más automatizadas y el trabajo
manual que realizan los obreros, por ejemplo en la actividad del deshuesado del
pollo, es muy importante, ya que la ganancia por pieza es muy baja. Precisamente, al
no poder incorporar más tecnología, la estrategia para incrementar la productividad
laboral es darle más velocidad a la línea de producción. Esto ha tenido varias reper­
cusiones, todas ellas, por supuesto, negativas para la fuerza de trabajo. De acuerdo
con la Administración de Seguridad Ocupacional y Salud de Estados Unidos, se con­
sidera que los trabajos en las procesadoras de carne, pollo y pescado se encuentran
entre las más peligrosas en Estados Unidos. En 1990 la probabilidad de sufrir una
lesión en las procesadoras de carne era tres veces mayor que en cualquier otra indus­
125
Análisis y perspectivas de la globalización
tria en su conjunto. Esto explica la enorme rotación que sufren estas empresas, y el
porqué se incorpora a migrantes indocumentados, ya que debido a su gran vulnerabi­
lidad administrativa pueden permanecer más tiempo atados a estas industrias por
temor a ser deportados aunque, como veremos más adelante, estos misinos trabajado­
res en cuanto tienen la oportunidad y la confianza que les da el mayor tiempo de
estancia en la región buscan nuevas opciones laborales.
En nuestra investigación pudimos también constatar la gran explotación de los
trabajadores que han llegado bajo programas de visa temporal tanto a las industrias
polleras como a las de pescado.5 Los trabajadores que vienen bajo este tipo de visa,
que en su mayoría son mexicanos en esta área, ciertamente hacen una contribución
importante en la economía local. Muchos mexicanos se benefician por el hecho de
llegar de manera legal a los Estados Unidos y son mejor pagados, ya que supuesta­
mente el Departamento de Trabajo vigila esta situación. Sin embargo, como estos
trabajadores son traídos a una industria en especial, son también vulnerables a una
alta explotación y muchos empleadores locales toman gran ventaja de eso, de acuer­
do con nuestros informantes, particularmente en la industria de los mariscos. Un
inmigrante mexicano nos reportaba el hecho de que se le pagaron sólo 100 dólares
por semana por desinenuzar cangrejos (notas de campo, 15 de enero de 2001). Un
funcionario del sindicato reportó que encontró a una joven mujer que había huido de
una compañía debido al maltrato de los gerentes; una de estas compañías está locali­
zada en una aislada península en la bahía de Chesapeake a la que le han llamado “isla
de mujeres” porque en ese trabajo la mayoría de las personas que trabajan ahí son
mujeres mexicana inmigrantes que llegaron a través del programa de visas tempora­
les del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) (sobre todo una de estas plan­
tas tiene muy mala reputación, pues las mantienen como esclavas). Un problema
similar se encontró en los restaurantes de mariscos que usan migrantes bajo el pro­
grama de visas temporales, que importan docenas de migrantes mexicanos del estado
de Durango y son sujetos a largas horas de trabajo y bajo un trato muy duro por los
gerentes, de acuerdo con uno de los empleados que es nativo y habla bastante bien el
español y que se ha hecho amigo de algunos de ellos. Los gerentes los amenazan con
correrlos y hasta deportarlos si se quejan o se rehúsan a hacer lo que ellos les piden,
5 El programa de visas H2 A permite a los empleadores solicitar migrantes temporales específicarnente
para realizar trabajos agrícolas, cuando el empleadores demuestra que internamente hay escasez en el país.
El programa de visas H2B permite a los empleadores contratar trabajadores migratorios para realizar
trabajos temporales o servicios de naturaleza no especificada, y otra vez, esto puede solicitarse cuando
el empleador demuestra que no ha podido satisfacer su demanda con trabajadores dentro del país.
126
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
pues de manera continua les dicen: “podemos remplazados con otro trabajador de
Durango en menos de 24 horas” (notas 13 de febrero de 2002).
En segundo lugar, ha podido mantenerse un bajo nivel salarial. La media de ingre­
so de los migrantes es cerca de 75% de los nativos y para los recién llegados el
ingreso medio es únicarnente la mitad de lo que perciben los nativos (Camarota,
1999). De los salarios establecidos por el gobierno federal como nivel de pobreza, los
trabajadores de las empacadoras de carne presentan algunos cientos de dólares por
debajo de este nivel. En las plantas procesadoras de pollo son aún más bajos, y en las
plantas procesadoras de pescado generalmente caen a la mitad de lo establecido como
nivel de pobreza (Griffith, 1995:4).
En nuestras entrevistas, se nos señaló que muchos reciben menos del salario míni­
mo y fue muy común escuchar que no se les pagan horas extras a pesar de trabajar
muchísimas horas más allá del horario acordado, situación que se hace muy evidente
cuando se trata de trabajadores indocumentados. Sin embargo, en nuestras entrevis­
tas hemos escuchado muy poco en relación con estos temas, ya que ellos desconocen
las regulaciones y miden más su éxito en relación con la habilidad de poder ahorrar
dinero y enviárselo a su familia en México, lo que prácticarnente todos ellos hacen, si
bien hay que reconocer que para ello trabajan muchísimo, muchas horas y viven muy
austeramente, aunque muchos se sienten estafados en relación con su salario.
Estos trabajadores también se encuentran en pequeñas empresas, como granjas, y
en otras compañías como la misina McDonald's, en las que muchos mexicanos
indocumentados son regularmente engañados con su salario, pues en lugar de pagar­
les el sueldo completo hay ocasiones en que se les reduce de seis a ocho horas por
periodo, y en otras ocasiones hasta dejan de pagarles por completo. Ellos sienten que
son víctimas de esto debido a su estatus de indocumentados, ya que cada vez que
tratan de poner el tema a discusión, los gerentes los ignoran y les hacen sentir que
saben de su estatus de indocumentados y que están trabajando con papeles falsos, y
es clara la diferencia con los migrantes residentes legales o con los trabajadores nati­
vos (25 de julio de 2001, entrevista).
Los migrantes mexicanos y el sindicato en las industrias polleras
Como se dijo precedentemente, la industria del pollo es el principal empleador en
Delmarva y requiere un creciente número de trabajadores migrantes. De las 13 plan­
tas procesadoras de pollo, cinco están sindicalizadas por la United Food and
Commercial Workers (entrevista con María Martínez, vicepresidenta de la sección
27,23 de julio de 2001, UFCW.)
127
Análisis y perspectivas de la globalización
Los inmigrantes latinos son ahora reconocidos como una fuerza clave en el sindi­
cato, aunque con muchas dificultades al principio. Es interesante ver cómo una inmi­
grante mexicana logró alcanzar el puesto de vicepresidenta del sindicato local
representando a los trabajadores en cinco plantas. Los inmigrantes, particularmente
mexicanos, han sido claves en la revitalización del sindicato en las plantas
procesadoras. La experiencia de una planta local sindicalizada es una muestra de ello
en la planta Mountaire. El sindicato tenía muy bajo perfil entre los trabajadores
inmigrantes hasta que en 1996 se produjo una huelga de inmigrantes latinos, la ma­
yoría de ellos mexicanos. En este tiempo, la vicepresidenta local del sindicato ufcw
reportó que los trabajadores no tenían idea de la presencia del sindicato en la planta,
aunque reconocían que les eran descontadas las cuotas de sus cheques. En realidad
había sólo una delegada en el piso, para una planta con 800 trabajadores; se trataba
de una mujer de edad avanzada afroamericana, que no hablaba español ni hizo nin­
gún esfuerzo para conseguir trabajadores latinos inmigrantes cuando había algunos
cientos de ellos en la planta a mitad de los noventa (entrevista con María Martínez,
23 de julio de 2001).
Lo que sacó a los inmigrantes latinos de su pasividad y tomó totalmente por sor­
presa tanto a la gerencia como al sindicato fue el maltrato que recibió un joven traba­
jador inmigrante mexicano que en 1996 se cortó un dedo en la planta procesadora de
Montaire, Shelbyville. Los funcionarios del departamento de recursos humanos fue­
ron a verlo personalmente al hospital y le dijeron que estaba despedido porque supie­
ron que era inmigrante ilegal (entrevista con María Martínez, 23 de julio de 2001).
Esto habría permitido a la compañía dejar de pagar los gastos y otras compensacio­
nes por el accidente. Esta injusticia se expandió rápidamente entre los trabajadores y
días después los trabajadores latinos llevaron a cabo una huelga, empezando con 100
trabajadores para muy poco después incrementarse el número de huelguistas a 200
(entrevista con el Reverendo Jim Lewis, 12 de julio de 2001), pero ni uno solo de los
trabajadores americanos, blanco o negro, se unió a ellos, ni todos los latinos debido
el temor que les dio ser despedidos por falta de documentos (entrevista con María
Martínez, 23 de julio de 2001).
Sin embargo, algunos cientos de inmigrantes latinos, incluyendo muchos indo­
cumentados, sí salieron y se rehusaron a trabajar. La actual vicepresidenta local del
sindicato, que en ese momento estaba trabajando en la planta, dijo: “Muchos tenían
miedo, pero la mayoría tuvieron más coraje que temor porque, dijeron, hoy fue él;
mañana puede ser cualquiera de nosotros a los que traten así” (entrevista con María
Martínez, 23 de julio de 2001).
Los funcionarios del departamento de personal en ese momento decidieron echar
a todos los trabajadores en masa y fue entonces cuando el reverendo Jim Lewis, de la
128
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
Iglesia episcopal, cercano con los trabajadores ofreció la iglesia como refugio a los
huelguistas, y así muchos de ellos pudieron pasar la noche. La policía local estaba
visible y los medios cubrieron la huelga. Los huelguistas estaban muy temerosos, no
sólo de perder su trabajo sino de ser deportados, dado que la mayoría eran indocumen­
tados que usaban papeles falsos. El sindicato local al principio no apoyó la huelga y
trató de que los trabajadores volvieran al trabajo. El Rev. Lewis intercedió con el
sindicato contactando a las oficinas regionales de la ufcw en Pensilvania para expli­
car la situación, de manera que pudo capitalizar el activisino que ya se había iniciado
(entrevista con Lewis, 23 de julio de 2001). Al día siguiente el sindicato de inmediato
cambió y respaldó a los huelguistas haciendo posible que fueran todos reinstalados, y
ofreciéndoles un abogado para que el joven que había estado hospitalizado por el
accidente pudiera exigir la reparación del maltrato que había provocado la huelga.
Esta huelga fue la base para que el sindicato en la planta se transformara y rejuve­
neciera a sus cuadros en la planta Mountaire, y fue el inicio también del activisino de
una inmigrante, María Martínez, que se convirtió en la vicepresidenta local por cua­
tro años. Ella fue extraordinaria, pues pudo hablar con los medios durante la huelga,
porque era una de las pocas huelguistas que sabía algo de inglés y era menos vulnera­
ble, ya que era residente legal. Con la guía del reverendo Lewis, los funcionarios del
sindicato regional la reclutaron para servir como delegada en la planta. De esta forma
se convirtió en una importante y fuerte abogada para los trabajadores, compartiendo
con otra delegada afroamericana en la planta, y buscando presentar un frente unido
ante la gerencia en una serie de temas muy importantes. Esto permitió que los traba­
jadores fueran conscientes de sus derechos y empezaran a exponer sus quejas, y a
buscar la forma de negociarlos. En la medida en que ella ha ido teniendo éxito en
estas negociaciones, cada vez son más los trabajadores latinos que se están afiliando
al sindicato. Después de algunos años fue electa como vicepresidenta del sindicato
ufcw local 27, que representa a los trabajadores en cinco de las plantas sindicalizadas
en Delmarva. Más todavía, el sindicato se ha revitalizado en la planta, incrementándose
a siete los delgados, tres afroamericanos y cuatro latinos, y para el 2001 se incrementó
a 15, por cierto muy activos, 14 de los cuales son latinos, para un total de 980 traba­
jadores en la planta (entrevista con María Martínez, 23 de julio de 2001).
Gracias en gran parte a los migrantes mexicanos, la ufcw es ahora muy activa en
la planta que mencionamos y tan es así que en 2001 se pudo cambiar la correlación de
fuerzas en el sindicato con una votación final de 2 a 1 a favor de los mexicanos. La
gerencia trató de intimidarlos para que no votaran y una vez más usó el estatus de la
migración contra los trabajadores latinos con la misma amenaza de dar parte a las
autoridades migratorias para que fuesen deportados. El sindicato ganó la votación
por un margen de más de 2.5 por uno (581 por 216); el 81% de los trabajadores de
129
Análisis y perspectivas de la globalización
una planta de 980 votaron a favor del sindicato. Además, toda esta campaña sirvió
para unificar a los migrantes latinos (hay que destacar que la mayoría de ellos son
mexicanos), así como a los trabajadores afroamericanos, (entrevista con Martínez,
23 de julio de 2001).
Más allá del caso de la organización laboral en Selbyville, en el que los mexica­
nos han tenido una participación tan destacada, ha habido también otras formas de
coalición dirigidas contra las industrias polleras de muy distintos actores, incluyendo
mexicanos y trabajadores centroamericanos inmigrantes. La alianza llamada Justicia
en Delmarva en las plantas polleras (dpja por sus siglas en inglés) fue creada en 1996
y está formada por el sindicato y otros trabajadores de las industria pollera, ambien­
talistas, activistas religiosos y consumidores con la idea de buscar mayor justicia
para los trabajadores en dichas compañías (entrevista con Lewis, entrevista 12 de
julio de 2001). Esta gran coalición tiene sus raíces entre los abogados de los inmigrantes
que trabajan con los inmigrantes guatemaltecos en Georgetown. Es en parte la forma
en la que los abogados de los inmigrantes dirigen algunas de las quejas en relación
con el trato que se da a los trabajadores inmigrantes y es una manera de romper con
su aislamiento creando puentes con los residentes locales para que se unan a su cau­
sa. La djpa ha generado una enorme publicidad, incluyendo una reunión pública en
marzo de 1999 con una delegación de congresistas en la que la mayoría de los que
hablaron fueron latinos, y algunos inmigrantes mexicanos, aun a pesar del temor de
represalias por hacer públicas sus quejas. Desde entonces la djpa también ha ganado
la atención del New York Times y de la televisión en el programa “60 minutos” ade­
más de otros medios, concentrándose en los problemas de la industria, especialmente
el trato y lesiones que sufren los trabajadores, ambos problemas que afectan tanto a
los trabajadores nativos, principalmente afroamericanos, como a los trabajadores
inmigrantes, fundamentalmente los trabajadores mexicanos.
Situación demográfica de los migrantes mexicanos en la región
El género y la composición por edades fueron en su gran mayoría jóvenes (por deba­
jo de los 35 años) y hombres, aunque hubo una presencia importante de jóvenes
mujeres y algunos niños, así como familias completas. La más grande proporción de
inmigrantes provenían de las regiones rurales del estado mexicano de Veracruz, mu­
chos de los cuales vivían en la comunidad de Huachin y sus alrededores.6 También
6 Esto es consistente con las conclusiones de otros investigadores mexicanos, en el sentido de que
Veracruz se ha convertido desde mitad de los años noventa en un importante estado de expulsión por la
130
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
encontramos gente de los estados de Tabasco, Hidalgo, Chiapas, Morelos, Nuevo
León, Tamaulipas y la ciudad de México. La mayoría eran de las áreas rurales, quie­
nes habían estado trabajando previamente en el sector agrícola o en otros trabajos en
México, y cuya educación iba entre media y baja (niveles que iban de algunos años
de primaria y otros completando la escuela secundaria, (lo que correspondería a edu­
cación media en Estados Unidos) aunque algunos tenían trabajos calificados en México
(por ejemplo, electricistas) o poseían pequeños comercios, y también encontramos a
algunos que tenían educación profesional en México (un abogado y un ingeniero
agrónomo). Casi todos habían llegado a Estados Unidos entre 1995 y 1998 (muchos
de ellos un año o dos antes), y para la gran mayoría la región de Delmarva había sido
su primera residencia en Estados Unidos. Prácticarnente todos señalaron que habían
dejado México debido a la falta de trabajo y de oportunidades para desarrollarse,
especialmente en las áreas rurales y particularmente después de la grave crisis de
1995 en México y de la aplicación de reformas neoliberales, incluyendo el TLC que
había golpeado severamente el campo mexicano.
Prácticarnente todos eran indocumentados que usaban papeles falsos para obtener
el trabajo y en su mayoría reportaron enormes dificultades para cruzar la frontera
México-Estados Unidos, lo que era la explicación de que al ser muy difícil ir y venir
a México se sentían como atrapados en Estados Unidos. No hemos avanzado mucho
en la discusión acerca de los reclutamientos por contratantes, tanto aquellos que ofre­
cen visas como los que no las ofrecen.
Pudimos damos cuenta de que hay una enorme progresión ocupacional de los
migrantes mexicanos una vez fuera de las procesadoras de pollo, que les toma entre
algunos meses a un año. La mayoría de los que inicialmente habían trabajado en las
plantas procesadoras de pollo habían encontrado ese trabajo altamente indeseable y
lo usaban como un trampolín para pasar a trabajos que ofrecieran mejores condicio­
nes de pago, como jardinería, constmcción, hoteles y restaurantes, lavandería, y has­
ta encontramos algunos que iniciaron su pequeño negocio. Por ejemplo, un
inmigrante mexicano de Veracruz quien llegó en 1995 y que dejó su trabajo inicial
en la planta procesadora y puso su propio pequeño negocio de mosaicos para cons­
trucciones; él tiene ahora bastante trabajo y está empleando a una media docena de
amigos inmigrantes también durante los veranos (entrevista, 20 de marzo de 2002.
primera vez, especialmente hacia el sur y este de Estados Unidos (notas de campo en el panel de
8 de septiembre de 2001; Perez Monterosas, 2001).
131
lasa
en
Análisis y perspectivas de la globalización
La agricultura intensiva en Estados Unidos
Tal como se señaló anteriormente, la región también está caracterizada por un fuerte
sector agrícola y también la agricultura intensiva que se centra en el cultivo de taba­
co, vegetales, frutas, nueces, fresas, horticultura y bienes de invernadero ha vivido
una profunda restructuración, gracias a la cual la producción se ha triplicado en las
últimas dos décadas, al tiempo que los granjeros han duplicado sus ingresos. Los
importantes desarrollos tecnológicos en relación con transportación y almacenamiento
vinculado con cambios en los gustos de los consumidores, cuya preferencia favorece
las frutas y los vegetales, así como los nuevos hábitos alimenticios que privilegian
tanto el pescado como el pollo, han facilitado esta expansión. Los patrones se están
beneficiando del incremento en el acceso a los mercados globales experimentando
extraordinarios niveles de productividad con ganancias nunca antes vistas, el trabajo
no está compartiendo estos beneficios. Por el contrario, entre 1989-1998 el ingreso real
de los trabajadores agrícolas cayó de 6.89 a 6.18 y perdieron 10% de su capacidad de
compra en la última década (National Agriculture Worker Survey, 2000)
Nosotros tuvimos la oportunidad de visitar el campo de trabajadores agrícolas de
Westover, Maryland, en el que viven cientos de cultivadores de jitomate, y que viven
allí por periodos de seis semanas entre julio y agosto, aunque algunos trabajadores se
quedan hasta la estación de octubre. La mayoría de los que habitan en esos campos
son centroamericanos, pero ahora se encuentran cada vez más mexicanos, la mayoría
indocumentados, de acuerdo con las personas que trabajan con ellos, tanto religiosas
como abogados (16 de julio de 2001; 25 de agosto de 2001). Este es uno de los más
grandes campos de trabajo agrícola en la costa este de los Estados Unidos de acuerdo
con los funcionarios de la red nacional de salud para migrantes (notas 15 de octubre
de 2001). Tiene una licencia del estado con capacidad para 750 personas, aunque los
activistas religioso han hecho un censo informal durante los tiempos pico de la estación
y han estimado que viven allí hasta 1 000 personas (notas 16 de julio de 2001).
Lo que nos llamó la atención fueron las malas condiciones en las que se alojan
estos trabajadores. El campo de Westover fue antiguamente un campo para prisione­
ros alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y así luce, por supuesto; localizado
en un área de pantano construido en madera, cada uno subdividido por aproximada­
mente 15 o 20 pequeñas barracas de madera, muy cercanas unas de otras, cada una
supuestamente tiene que alojar tres personas por 10 dólares por semana cada una (notas
16 de julio de 2001).
El agua es el gran problema: no hay alcantarillado; existen letrinas (una para cada
sexo) cada dos construcciones es decir, por cada 100-120 personas. Cada letrina tiene
sólo de seis a ocho excusados. Hay agua corriente para las duchas y lavabos en las
132
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
letrinas. La otra fuente de agua para los residentes es una pipa de agua que está al
final de cada uno de los edificios (notas 16 de julio de 2001). Muchos se quejaban del
mal sabor del agua, por lo que preferían obtenerla de un manantial cercano que tenía
mejor sabor. El personal de Seton Center había probado el agua y se dieron cuenta de
que era muy alta en nitratos; se advirtió a los habitantes de los campos, pero ellos no
hicieron mucho caso ya que les sabía mejor, y siguen bebiéndola a pesar de todo
(notas 16 de septiembre de 2001).
Precisamente estas condiciones han provocado que los migrantes mexicanos do­
cumentados que tradicionalmente se han incorporado laboralmente al sector agrícola
de Estados Unidos a partir de la mitad de los años ochenta, y después de la amnistía de
IRCA, buscara mejores condiciones. De tal suerte se puede detectar un cierto cambio
en el patrón migratorio, pues quienes ahora están llenando los lugares de los que
abandonan el sector son los migrantes indocumentados. Se calcula que en 1986 me­
nos de 10% de los trabajadores agrícolas eran indocumentados, pero en 1990 estos
misinos cálculos mostraron un ascenso entre 40 y 50% (Runsten, 1991).
Servicios sociales
En el pasado reciente uno de los servicios sociales que ofrecía el condado eran las
llamadas estampillas para comida (food stamp program). Pudimos damos cuenta de
que había mucho interés por parte del condado local, ya que emplea a personal bilin­
güe para ayudar a los trabajadores migrantes agrícolas. Habría que destacar que para
inicios de 1980 este condado había reclutado a cerca de mil migrantes para el verano,
pero después de los cambios de la ley federal en 1996 que establecía que sólo los
migrantes legales, sin excepción, podían gozar de este servicio, se ha visto una reduc­
ción impresionante a sólo 100 migrantes o menos los que gozan de este beneficio, y
se esperaba que para los veranos subsecuentes todavía se redujera más aquellos que
pueden tener las estampillas para comida. Esto es atribuido, por parte de un funciona­
rio que trabaja en los servicios sociales, a que cada vez hay más migrantes
indocumentados y que por lo misino no pueden participar de este programa. Además,
la oficina del condado que otorga este servicio social está obligada a checar los papeles
de cada inmigrante a través de un nuevo sistema por computadora para detectar docu­
mentos falsos, necesario debido a la ley de 1996 (notas de 16 de julio de 2001). Dadas
estas medidas, no sorprende que pocos migrantes, mexicanos entre otros, puedan go­
zar de este programa, aun cuando los servicios sociales en este condado hayan hecho
un enorme esfuerzo para trabajar con ellos. En contraste, en otro condado vecino no
hay una sola persona en los servicios sociales que hable español.
133
Análisis y perspectivas de la globalización
Los proveedores de servicios de salud (medical care) han respondido al creci­
miento de mexicanos y otros migrantes latinos con una especie de indiferencia entre
los actores principales. Una de las principales clínicas locales que recibe fondos fe­
derales para servir a clientes de bajos ingresos en algunos condados, incluyendo de
manera específica a los trabajadores agrícolas migrantes, ha hecho muy poco para
dar servicio a los mexicanos y otros latinos migrantes. Hasta muy recientemente no
se empleaba a nadie que hablara español y los abogados que trabajan con ellos repor­
taban la absoluta falta de simpatía de esta burocracia respecto a los migrantes. (Debe
mencionarse que los programas que reciben fondos federales excluyen en general a
los migrantes indocumentados de los cuidados que no sean urgentes). Debido a ello,
los abogados locales han llevado a esta gente a una pequeña clínica que se encuentra
a 45 millas de allí, donde el personal empleado es mucho más amable con estos
migrantes (notas de 15 de agosto de 2001). También encontramos algunos datos con
nuestros entrevistados (tanto migrantes como algunos proveedores de estos servi­
cios) que nos sugieren que tanto en el área de hospitales, los servicios de ambulancia,
como las clínicas médicas “regulares” de la región, han hecho muy poco para ajustar­
se al crecimiento de la población latina en la región. Por ejemplo, no han incorporado
a nadie, o casi nadie que hable español; están solo para todos los trámites, y cuando
es posible hay sólo traductores voluntarios de la comunidad a los que se llama sólo
eventualmente. Sin embargo, esta tendencia está cambiando gracias a la labor de
diferentes grupos religiosos que están vinculados con los abogados de inmigrantes.
Otro ajuste positivo que hemos encontrado es el caso de un niño ciudadano
estadunidense, hijo de indocumentados mexicanos que ha sido diagnosticado de
fibrosis cística, que nació en la localidad y al que se han proporcionado cuidados
médicos y el tratamiento especializados que requiere debido al apoyo de los trabaja­
dores sociales del condado (notas de campo 25 de julio de 2001).
A pesar de las barreras, un número importante de organizaciones de abogados, y
en muchas ocasiones afiliados a grupos religiosos, han encontrado maneras creativas
para asegurar por lo menos algunos cuidados médicos a los latinos inmigrantes, mu­
chos de los cuales son mexicanos, incluyendo indocumentados. El personal de una
oficina pequeña de la rama de la organización denominada Catholic Charities, Seton
Center en la localidad de Princess Anne, Maryland, ha estado especialmente dedicada
a proporcionar ciertos cuidados médicos a los mexicanos indocumentados y a otros
clientes latinos que necesitan asistencia, muchas veces con gran éxito (notas 16 de
agosto de 2001).
Sin duda el más grande proveedor de servicios para migrantes latinos en la región
es el centro La Esperanza de Georgetown, Delaware, cuyo trabajo se ha dirigido
principalmente a migrantes guatemaltecos, y a mexicanos en un menor grado. Es una
134
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
organización que se formó a finales de 1996 por algunas monjas españolas, un fun­
cionario retirado del Banco Mundial nativo de Chile y un sacerdote episcopal, todos
ellos recién llegados al área por diferentes razones (notas 2 de marzo de 2001, ver
también Borland 2001). Estas personas reconocieron que la incipiente comunidad de
inmigrantes guatemaltecos se encontraba con verdaderas necesidades de ayuda y te­
nían servicios deplorables; por tanto acordaron empezar a proporcionarles servicios
legales (muchos de los antiguos residentes guatemaltecos aplicaban para asilo políti­
co) y otros servicios básicos. Ha desarrollado otros servicios para los migrantes lati­
nos, incluyendo un centro latino cultural, guarderías para niños de migrantes, un
programa contra la violencia doméstica, así como la clínica, que mencionamos arri­
ba, Delmarva Poultry Justice Alliance, y a una trabajadora social del sindicato de las
plantas polleras (bilingüe). También se ha logrado otorgar otros servicios en
Georgetown incluyendo una liga regional de futbol soccer, una estación de radio en
español y un periódico mensual. Una vez más, la mayoría está orientada o inspirada
en la importante comunidad guatemalteca que se encuentra aquí, pero a los inmigrantes
mexicanos en el área también se les ofrecen los servicios, y todavía se les otorgará
más si en el futuro su presencia continúa siendo importante aquí.
A inicios de 2001 Catholic Charities expandió su trabajo para los inmigrantes de
la oficina de Georgetown a una oficina en Salisbury. Además, Bienvenidos a Delmarva,
creada en la primavera de 2001 por la Universidad de Salisbury, tiene el objetivo de
proporcionar diversos servicios sociales para tratar de ayudar a los latinos inmigrantes
en Maryland, que es parte de la península de Delmarva (notas 18 de marzo de 2001),
particularmente con todo aquello relacionado con educación y literatura, inglés, cui­
dados médicos, transportación y asistencia legal (notas 16 de agosto de 2001). Si
bien este grupo está tomando como modelo el centro La Esperanza, trata además de
enfatizar la importancia que tiene la coordinación entre las diferentes organizaciones
que ya existen, así como facilitar la provisión de servicios a esas misinas organizacio­
nes (notas 12 de febrero de 2002). Actualmente Bienvenidos está coordinando una
serie de sesiones de asistencia en el área de proveedores de servicios a nivel de aloja­
miento en las granjas locales con una mayoría de residentes mexicanos, y desarro­
llando un plan para proveer mayor orientación cultural, así como entrenamiento, para
las organizaciones locales trabajando tanto con mexicanos como con otros latinos
inmigrantes (notas, 16 de junio de 2002).
De cualquier forma, dados los estrechos márgenes que permiten las leyes de in­
migración en Estados Unidos, muchos de los servicios que pueden proveer son bas­
tante frustrantes, tal como se nos comentaba, pues pueden ofrecer un acceso muy
limitado para aliviar la situación de los migrantes mexicanos y de los centroamerica­
nos que han llegado en años recientes, particularmente guatemaltecos y salvadoreños
135
Análisis y perspectivas de la globalización
(notas 1 de marzo de 2001; 2 de marzo de 2001). Los centroamericanos que llegaron
antes de mediados de 1990 tienen más posibilidades legales, por la situación comen­
tada anteriormente en relación con la posibilidad de que pueden aplicar para el asilo
político.
Las restricciones presupuestales limitan la posibilidad de recursos legales para
gente de bajos recursos, como podría ser la Oficina de Ayuda Legal para los mexica­
nos y otros latinos inmigrantes. Esta organización recibe fondos federales y una vez
más las directrices prohíben tomar como clientes a inmigrantes indocumentados. Una
de las oficinas locales ha desarrollado un activo programa con personal bilingüe de­
signado para prestar asistencia a los migrantes agrícolas temporales. Aunque hacen
visitas regulares durante la temporada a los campos de trabajo, reportan sentirse real­
mente frustrados por lo poco que pueden hacer para esa gran cantidad de trabajadores
que en su mayoría son indocumentados (se estima en 80%) muchos de los cuales son
mexicanos, pero cada vez se encuentran más centroamericanos (notas 20 de agosto
de 2001).
En general, las organizaciones religiosas han respondido de manera muy impor­
tante a la presencia creciente de inmigrantes latinos en la región. El trabajo de La
Esperanza y Catholic Charities en el área, incluyendo el Seton Center, señalados
precedentemente, todos basados en una fe o afiliados a alguna organización religiosa
han dado invaluables servicios.
Otro ejemplo muy interesante de educación para los hijos de inmigrantes es el
Programa de Educación de Verano para hijos de inmigrantes en Princess Anne. Es
una escuela de nivel elemental para niños de trabajadores migratorios agrícolas tem­
porales, que van desde niños pequeños hasta el inicio de jóvenes. Este programa
tiene una duración de cuatro semanas durante julio, en la época alta del cultivo del
jitomate, todos los años durante el verano y está abierto de las 7 a.m. a las 6 p.m. para
acomodarse al horario de los padres que trabajan en el campo. Se les proporciona
transporte y hay personal formado principalmente por mujeres afroamericanas que
cuidan y enseñan a los niños latinos inmigrantes. Las instalaciones se ven excelentes
y hasta ahora el programa tiene muy buena reputación; durante el verano de 2001
cerca de 125 niños fueron reclutados (notas 16 de julio de 2001). Desafortunadamen­
te, es por tiempos muy breves y está limitado a las familias de trabajadores agrícolas.
Un pequeño, pero positivo, desarrollo de una biblioteca oficial reconoce la creciente
presencia de inmigrantes al responder ampliando sus materiales de colecciones en
lengua española y llevando a cabo algunas estrategias que les permitan servir mejor a
las necesidades de los niños de acuerdo con los recursos de la biblioteca (notas, 15 de
enero de 2001; 16 de junio de 2002).
136
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
Finalmente, en relación con los servicios sociales, al reforzarse la ley, los organisinos policiales ha
inmigrantes de manera muy negativa. Algunos informantes han señalado que testigos
de cómo la policía local tiene como blanco a los migrantes latinos para pararlos en el
trafico, que es muy escaso en la región, y aplicarles grandes multas por ciertas viola­
ciones como es la falta de licencias de manejo y la falta de seguros, situación que se
debe a que como indocumentados no los pueden obtener (Martínez, 23 de julio de
2001; notas 7 de febrero de 2001). Pero hay que decir también que en el estado de
Delaware la policía destinó un agente bilingüe latino en Georgetown, para trabajar
específicarnente con los migrantes latinos en el área y tiene muy buena reputación
entre los abogados por su sensibilidad y compromiso constructivo con los migrantes
(notas 15 de noviembre de 2000).
En Wicomico County, Maryland, existen celdas donde se detiene a los migrantes
mientras esperan su deportación. Además de que están hacinados a veces hay 120
migrantes al misino tiempo; el personal ha sido acusado de violar los derechos de los
detenidos llegando a el uso de fuerza excesiva (Montgomer, 24 de noviembre de
2000); el grupo de detenidos por la INS es diverso, pero incluye latinos. También el
INS tiene una oficina pequeña en Salisbury, donde en los últimos años la agencia ha
mantenido un bajo perfil, principalmente trabajando con las cárceles locales para
transferir a los migrantes a través de ellos en custodia para deportación (notas 2 de
junio de 2000 y 2 de febrero de 2002), además de que a finales de los noventa el INS
condujo algunas redadas localmente.7
Alojamiento
La respuesta en relación con el alojamiento ante la creciente presencia de los mexica­
nos y otros latinos inmigrantes ha sido uno de los temas más problemáticos que he­
mos encontrado en nuestra investigación, entre los que destacamos la grave
explotación, aunque también habría que señalar algunos desarrollos positivos. La
falta de alojamiento decente, el deterioro de los que ya existen, insuficiencia de vi­
7 Por ejemplo, hubo redadas en la región contra las plantas procesadoras en 1997, cuyos resultados
fue la detención y deportación de 125 personas (Horowitz y Millar, 1999:10) y hubo otra en 1998 a los
restaurantes de mexicanos (notas de campo 2 de junio de 2000). Desde 1998 el ins tiene en sus listas un
número de compañías procesadoras de pollo quienes voluntariamente se han unido para ser elegibles en
un proyecto piloto para verificar la legalidad de los migrantes y de esa forma evitan redadas sorpresivas
(Horowitz y Millar, 1999, pp. 6-7).
137
Análisis y perspectivas de la globalización
viendas en el área están entre las más importantes preocupaciones de los migrantes,
incluyendo las industrias polleras, pues complica los esfuerzos de reclutamiento, de
acuerdo con un funcionario de la industria (notas 20 de junio de 2002).
Una notable respuesta digna de mención es el trabajo de Delmarva Rural Ministries,
(drm), instancia de grupos religiosos que han respondido activamente a la presencia
de mexicanos y latinos migrantes. DRM tiene fondos federales y dispone de tres com­
plejos de apartamentos que están en muy buen estado, especialmente para personas
de bajos ingresos, que sean residentes permanentes con visas legales o ciudadanos
estadunidenses que estén trabajando en la agricultura (notas 2 de marzo de 2000;
entrevista con la gerente del complejo de DRM, 4 de octubre de 2001). Están localiza­
dos en Salisbury (Maryland), Brudgeville (Delaware) y Eastville (Virginia) (página
web: www.drm.com). El complejo de Salisbury es el más viejo, con 11 años de anti­
güedad y 66 apartamentos de dos recámaras, con una capacidad de 330 personas
(cuatro a seis personas por apartamento), la mayoría de las cuales son migrantes
mexicanos (drm, gerente entrevistada el 4 de octubre de 2001). La renta es razona­
ble, especialmente dada la calidad y las condiciones (de $310 a $570 por mes). El
complejo parece estar en extraordinarias condiciones y los pisos y los edificios con
muy buen mantenimiento, algo en lo que los residentes participan activamente. Ha
sido citado en los medios locales como un ejemplo de “buen vecindario” en Salisbury,
y el papel de los migrantes ha sido destacado (12 de julio de 2001). La gerente del
complejo de Salisbury sirve como puente para todo tipo de información y como me­
diadora para evitar conflictos entre los residentes.
Este recurso ejemplar en relación con el alojamiento tiene dos restricciones signi­
ficativas. La primera es que una vez más los fondos federales se dirigen únicarnente
a los migrantes con el estatus de legal o ciudadanos, que son los que pueden vivir allí;
la gerente tiene que comprobar los papeles de todos los residentes, tanto de los adul­
tos como el de los niños que no trabajan (drm, gerente entrevista 4 de octubre de
2001). La segunda restricción es que por lo menos uno de los miembros de la familia
debe estar trabajando en la agricultura, que va desde trabajo temporal en el jitomate
y otros cultivos frutales hasta el trabajo en los invernaderos, jardinería, o la industria
del pollo, pero sólo aquellos que trabajan con pollos vivos. Debido a los criterios de
estatus, migratorio (por ejemplo, se excluye a las plantas procesadoras de pollo pues­
to que los pollos están muertos) se imponen condiciones para los fondos guberna­
mentales, por lo que la mayoría de los mexicanos y latinos inmigrantes no son elegibles
para vivir en los departamentos de DRM Sin embargo, es sin duda un ejemplo positi­
vo para alojar a miembros de bajos ingresos en esta región.
Los migrantes indocumentados, latinos y los que no están dedicados a la agricul­
tura se dejan a su suerte, y son por supuesto sujetos a grandes explotaciones por parte
138
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
de los dueños de casas. Encontramos a muchos de nuestros informantes viviendo en
casas sobrepobladas, apartamentos subdivididos, casa viejas, tráileres que no tienen
ningún mantenimiento y son extraordinariamente caros (700 dólares por mes para
vivir en un trailer). Uno de los casos más dramáticos es una zona de departamentos
habitada en su mayoría por migrantes mexicanos, es un complejo de tres edificios
con cerca de 500 habitantes, llamado ahora “Little Mexico” en un área rural fuera de
Sussex County, Delaware. Una de las plantas procesadoras de pollo se encuentra en
las inmediaciones y este complejo de departamentos está a sólo unas cuantas millas
de una de las más lujosas playas. Nuestros entrevistados nos dijeron que la mayoría
de los migrantes son indocumentados y que provenían de un área alrededor de Huachín,
Veracruz. Las condiciones en las que viven son de verdadero hacinamiento, pues en
un departamento con dos recámaras encontramos en promedio entre cuatro y 16 per­
sonas, incluyendo niños, adolescentes y adultos jóvenes. Los residentes trabajaban
por tumos y de esa forma se rotaban los horarios para dormir (notas 25 de julio de
2001).
La presión más grande que tienen los habitantes de estos departamentos es la falta
de agua potable. Hay que destacar que esta crisis del agua afecta no sólo a los depar­
tamentos de este complejo habitacional, sino que se extiende hacia otras áreas, ya
que sus habitantes trabajan en restaurantes y en la industria de comida (incluyendo
preparación de comida) en la cercana zona turística de la playa, así como en las
procesadoras de pollo (el agua de este complejo habitacional proviene de un pozo, no
tiene servicios municipales de agua). Muchos de los residentes dijeron que no sólo el
agua es imposible de beber, hasta lavarse con ella, pues les da enfermedades de la
piel (notas 25 de julio de 2001). Aparentemente esta situación se ha mantenido por
muchos años, como nos comentaba un antiguo residente que había vivido allí (entre­
vista con Miguel, 26 de marzo de 2002). De allí que los residentes estaban forzados a
conseguir su propia agua para beber y bañarse, teniendo que comprarla en lugares
como lavanderías y en muchas ocasiones teniendo que cargarla tres pisos. Cuando les
preguntamos acerca de si habían hecho intentos para resolver el asunto, una de las
residentes nos señaló que se lo había comentado al dueño, pero este se rehusó a tomar
cartas en el asunto, y ella supuso que eso se debía a que este hombre sabía que eran
indocumentados y que por tanto no podían reportarlo a ninguna autoridad, pues tenían
miedo de que los pudieran deportar (entrevista 25 de julio de 2001). Hay que señalar
que los residentes pagan aproximadamente entre 530 y 600 dólares por mes) y el aire
acondicionado no les sirve además de que las ventanas no tienen mosquiteros (25 de
julio de 2001).
Si bien es cierto que la respuesta de los proveedores de servicios, como es el
alojamiento ante la creciente llegada de migrantes mexicanos y latinos presenta una
139
Análisis y perspectivas de la globalización
gran cantidad de problemas, también es cierto que muchos de estos migrantes han
hecho grandes progresos en el área. En nuestra investigación encontramos que ya
algunos indocumentados mexicanos han logrado moverse de estas pobres condicio­
nes de vivienda hacia mejores formas de alojamiento. Algunos hasta se han converti­
do en propietarios de sus propias casas. En realidad no podemos decir qué tan extendido
es este progreso ni queremos tampoco sugerir que el problema del alojamiento está
siendo solventado, pero es realmente muy indicativo comprobar cómo los migrantes
mexicanos hacen enormes esfuerzos, pese a los grandes obstáculos que deben en­
frentar, para buscar soluciones.
Conclusiones
Los migrantes mexicanos, así como otros migrantes latinos, han tenido un variable,
pero significativo, impacto local y han hecho grandes avances en los temas de traba­
jo, así como en relación con la actividad sindical, servicios sociales, vivienda y rela­
ciones interétnicas, vinculados con otras organizaciones y otros actores que han
respondido de manera constructiva a su creciente presencia. Esto es muy destacado,
sobre todo si tomamos en cuenta la gran cantidad de migrantes indocumentados que
residen en el área en una región considerablemente conservadora. Los indocumentados
tienen una severa limitación para ejercer sus derechos formales, ya que la visión que
ha sido reforzada es que los derechos son condicionales a su estatus legal.
A pesar de esta tremenda barrera opuesta por la falta de estatus legal y en marcado
contraste con la política nacional, ha habido importante, logros en relación con los
derechos humanos de los mexicanos indocumentados y otros migrantes latinos a ni­
vel local en la Península de Delmarva. Como la presencia de estos grupos ha ido
creciendo en los años recientes, muchos actores locales se han vuelto conscientes
tanto de sus contribuciones a nivel de la comunidad como de sus necesidades básicas
humanas, y muchos han encontrado la manera de proporcionarles cierto tipo de asis­
tencia o por lo menos de reconocerlos como miembros de la comunidad, sin importar
su estatus legal. Por tanto, el acceso y el derecho de los migrantes se han ido expan­
diendo en las áreas de trabajo, educación, asistencia legal y otras, en parte debido al
reconocimiento informal de la mutua humanidad a nivel local. Este reconocimiento y
asistencia viene de diversos tipos de actores, especialmente basados en alguna fe
religiosa, ONG y funcionarios sindicales, pero también agentes políticos, educadores
de todo tipo, proveedores de salud y otros más tipo ONG y hasta en algunos empleadores.
Esto se ha debido en gran parte a la actividad de los propios migrantes mexicanos y
los migrantes latinos en general trabajando junto con un innovador y tenaz grupo. El
140
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
tamaño relativamente pequeño de las áreas de la comunidad hace mucho más directo
el contacto personal entre sus abogados y al conjunto de actores sociales.
En el futuro esperamos una mayor presencia de migrantes mexicanos como resi­
dentes asentados en Delmarva, aunque esta predicción está sujeta a políticas nacio­
nales y binacionales y a los cambios económicos. El censo de 2000 mostró que los
mexicanos son el grupo mayoritario entre los latinos migrantes del área y nuestra
investigación sugiere que su presencia aquí ha ido creciendo desde entonces. Tam­
bién creemos que los mexicanos irán llenando otro tipo de trabajos que son necesa­
rios en la región, especialmente construcción y servicios, aunque la industria pollera
seguramente se mantendrá como el primer punto de los nuevos llegados. Dados estos
factores, anticipamos que el interés en reconocer y asistir a los migrantes mexicanos
crecerá tanto entre los proveedores de servicios como entre los actores políticos. De
cualquier manera, los problemas de vivienda continuarán probablemente, como ya es
una plaga típica tanto de la clase trabajadora como de los residentes pobres de todo
tipo, aunque habría que señalar que la posibilidad de activisino ha sido disininuida
con la decisión de la Suprema Corte, negando los derechos a organizarse de los traba­
jadores migrantes indocumentados (ver Lane, 28 de marzo de 2002).
El futuro de las relaciones interétnicas está abierto. Por un lado, si las cosas se
llevan a una competencia suma-cero entre los grupos subordinados, entonces es pro­
bable que se incremente la hostilidad, especialmente entre los afroamericanos y los
latinos. Esta tendencia ha estado presente, pero no es dominante, por tanto puede ser
evitada si se proporcionan mejores oportunidades a los grupos subordinados del área,
una tarea de gran alcance sin duda. Por un lado, los intereses crecientes entre actores
locales y los intercambios interculturales con los mexicanos y latinos, migrantes de­
ben ayudar a mejorar las relaciones interétnicas. También esperamos un mayor
activisino político y social de los migrantes mexicanos y otros latinos, pues esto es
sólo el inicio, que podrá incrementarse cuando lleven más tiempo establecidos. Esto
debería contribuir constructivamente a las relaciones interétnicas y también dar más
peso a los derechos de los migrantes, así como a la expansión de su vida civil y de una
democracia participativa (no formalmente electoral).
Sin embargo, el creciente interés que hemos visto en algunas organizaciones tra­
tando de comprender la cultura de los latinos y mexicanos puede llevar a intercam­
bios interculturales que mejorarán sin duda las relaciones interétnicas. Los cambios
políticos federales y binacionales pueden facilitar esto de manera importante. De otra
forma, estaríamos enfrentando la perspectiva de un crecimiento (ya podemos decir
que es la más grande minoría en algunas comunidades) de una población inmigrante
sin derechos, cuya exclusión de las oportunidades para ejercer influencia política es
una tremenda contradicción para una sociedad democrática.
141
Análisis y perspectivas de la globalización
En relación con los derechos humanos, nos pronunciamos contra la visión de la
ciudadanía y a favor de la de los derechos humanos, que señala que por lo menos los
derechos básicos son incondicionales y trascienden las fronteras nacionales o al Es­
tado, porque si bien la nación es finalmente el árbitro político real en última instancia
de los derechos, bajo nuestro marco conceptual puede hacerse más que aceptar de
manera acrítica y, por tanto, reforzar el statu quo y con ello eliminar la responsabili­
dad del Estado y otras organizaciones cuando se inhiben la dignidad humana y el
bienestar, especialmente cuando sus acciones dañinas caen entre las leyes de una
nación.
De acuerdo con los resultados de nuestra investigación, es claro que la visión de la
teoría de la ciudadanía que condiciona los derechos es, en la práctica, lo que está
afectando a los migrantes mexicanos, especialmente los indocumentados. Estos últi­
mos de manera especial se enfrentan a prácticas de explotación y de negación de la
dignidad en muchos aspectos. La falta de reconocimiento por parte del Estado del
estatus legal migratorio como miembro legítimo o por lo menos como huésped de la
sociedad, cobra relevancia en los intentos de los gerentes para intimidar a los traba­
jadores migratorios de las industrias polleras, ya sea echándolos abruptamente, como
el caso que describimos de un trabajador migrante indocumentado que se lesionó, o
amenazándolos de manera velada con la deportación para tratar de evitar que votaran
en una elección sindical. La misina falta de estatus legal permite a los empleadores
una mayor explotación de los mexicanos migrantes indocumentados y los enfrenta
con los trabajadores afroamericanos como una fuerza de trabajo más flexible. Sim­
plemente, la falta de un estatus temporal legal permite a los propietarios negarles
agua potable a cientos de migrantes mexicanos por años, poniendo en riesgo hasta la
salud de la población de la región. Esto se hace evidente en las terribles condiciones
en que viven en los campos de labor, en el antiguo campo alemán. Es más, se les
niega el acceso hasta a los servicios sociales que otorga el gobierno, como son las
estampillas de comida, los cuidados médicos fuera de los de urgencia, o el alojamien­
to adecuado para los trabajadores agrícolas. Por el contrario, el reconocimiento del
estatus de migrante legal permite el acceso a muchos servicios y da mayor posibili­
dad para enfrentar las prácticas abusivas, como fue el caso de la ex trabajadora de
línea en la planta procesadora y ahora vicepresidenta local del sindicato.
A pesar de estas barreras, se ha avanzado de manera significativa en relación con
los derechos humanos a nivel local. Es notable el hecho de que los funcionarios
sindicales (aunque a regañadientes) finalmente lucharon por los derechos de los tra­
bajadores migrantes mexicanos que se fueron a la huelga, muchos de ellos indocu­
mentados, y se concentraron en ellos para revitalizar el sindicato y pudieron, gracias
a su activisino, avanzar en sus derechos (aunque ahora la Suprema Corte negó el
142
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
derecho de sindicalización a los trabajadores indocumentados, lo que hará mucho
más difícil lograr victorias en este sentido (ver Lane, 18 de marzo de 2002).
Los mexicanos migrantes buscan incrementar su bienestar y su dignidad tratando
de cambiarse de aquellos trabajos en los que sufren gran explotación, como las in­
dustrias procesadoras de pollo y la agricultura, hacia mejores tipos de trabajo, y cuando
es financieramente posible buscan tener mejores condiciones de alojamiento. Tam­
bién hay, aunque ciertamente en pequeña escala, organizaciones y residentes locales,
la mayoría afiliados a las iglesias, aunque también algunas ong y otras con fondos
gubernamentales que, por lo menos de manera implícita, adoptan la visión de los
derechos humanos buscando asistir a los mexicanos y a otros latinos inmigrantes, sin
importar su estatus legal. Estos actores locales todavía se presentan en pequeña escala,
pero sin duda están creciendo, como sucede con los abogados que trabajan para ayudar­
los a tener acceso a cuidados de salud y educación, así como asistencia legal.
Lo que resulta interesante es el hecho de que empieza a darse un reconocimiento
de los miembros de la comunidad en relación con la invaluable contribución de los
migrantes. Los migrantes mexicanos, así como los otros migrantes latinos, han hecho
muy importantes progresos en relación con sus derechos humanos a través de accio­
nes a nivel local, aunque aún estamos en un proceso inicial y sin duda se necesita
hacer muchos más progresos en este sentido. Lo que sí parece realmente destacado es
lo mucho que se ha logrado dados los pocos años que lleva la migración en esta
región, tanto en lo que se refiere a las comunidades receptoras de Delmarva como
para los recién llegados inmigrantes mexicanos, provenientes de un área que hasta
ahora no ha sido tradicionalmente expulsora, como es Veracruz.
Queremos concluir reiterando la tendencia progresiva que hemos encontrado en casi
todos nuestros entrevistados: la de responder no victimizándose, sino que los migrantes
mexicanos no aceptan de manera pasiva su situación, como se piensa generalmente.
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146
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
Apéndice 1
Clasificación hispánicos y subgrupos de población
3 condados en Delmarva*
Sussex County, Delaware
Total hispánicos
Origen mexicano
Otros hispanos (incluyendo Centroamérica)
Centroamérica**
Guatemala
Puerto Rico
Origen cubano
Hispánicos % población del condado
Wicomico County, Maryland
Total hispánicos
origen mexicano
Otros hispanos (incluyendo Centroamérica)
Centroamérica**
Guatemala
Puerto Rico
Origen cubano
Hispanos % población del condado
Accomack County, Virginia
Total hispanos
Origen mexicano
Otros hispanos (incluye Centroamérica)
Centroamérica**
Guatemala
Puerto Rico
Origen cubano
Hispanos % población del condado
1990
2000
1 476
708
330
ND
ND
399
39
1.30%
6 915
3 108
2 687
1 610
1 426
1 029
91
4.40%
1990
2000
% Cambio
369%
339%
714%
ND
ND
158%
% Cambio
610
155
255
ND
ND
177
23
0.80%
1 842
664
595
99
30
519
64
2.20%
202%
328%
133%
ND
ND
193%
1990
2000
% Cambio
452
246
149
ND
ND
52
5
1.40%
2 062
1 364
620
420
388
72
6
5.40%
356%
455%
316%
ND
ND
*Estos tres condados tienen volumen de población hispánica en Delmarva que interesa para nuestro
estudio (desde Sussex County hacia abajo). Los otros tres condados en nuestra región de interés tenían
entre 596 y 334 residentes hispanos en 2000 y aún menos en 1990.
**Los datos de Centroamérica como una categoría, incluyendo un número específico de condados,
estaban disponibles para el censo de 2000, pero no para el censo de 1990. Después Centroamérica fue
colocada en la categoría de “otros hispánicos”.
147
Análisis y perspectivas de la globalización
Apéndice 2
Tabla 2. Hispanos por subgrupo población en algunas ciudades
de Sussex County, Delaware.
Georgetown, Sussex Co., Del.
Total hispanos
Origen mexicano
Otros hispanos (incluyendo Centroamérica)
Centroamérica
Guatemala
Puerto Rico
Origen cubano
Hispanos % población del condado
Shelbyville, Sussex Co., Del.
Total hispanos
Origen mexicano
Otros hispanos (incluye Centroamérica)
Centroamérica
Guatemala
Puerto Rico
Origen cubano
Hispanos % población del condado
Frankford, Sussex Co., Del.
Total hispanos
Origen mexicano
Otros hispanos (incluye Centroamérica)
Centroamérica
Guatemala
Puerto Rico
Origen cubano
Hispanos % población del condado
Bridgeville, Sussex Co., Del.
Total hispanos
Origen mexicano
Otros hispanos (incluye Centroamérica)
Centroamérica
Guatemala
Puerto Rico
Origen cubano
Hispanos % población del condado
1990
2000
75
32
30
nd
13
0
1 473
191
1 238
1 018
1 003
42
2
1990
2000
% cambio
25
20
3
nd
347
267
702
34
1288%
1235%
233%
nd
2
0
10
0
1990
2000
1
0
0
nd
148
134
14
9
1
0
0
0
1990
2000
63
39
12
nd
nd
12
0
239
173
26
5
148
39
1
% cambio
1864%
497%
4027%
nd
% cambio
14700%
nd
% cambio
279%
344%
117%
nd
nd
225%
Nuevos mercados de trabajo y la migración mexicana
Milford, Sussex Co., Del.
Total hispanos
Origen mexicano
Otros hispanos (incluye Centroamérica)
Centroamérica
Guatemala
Puerto Rico
Origen cubano
Hispanos % población del condado
Seaford, Sussex Co., Del.
Total hispanos
Oriegen mexicano
Otros hispanos (incluye Centroamérica)
Centroamérica
Guatemala
Puerto Rico
Origen cubano
Hispanos % población del condado
Salisbury, Wicomico, Co. MD
Total hispanos
Origen mexicano
Otros hispanos (incluye Centroamérica)
Centroamérica
Guatemala
Puerto Rico
Origen cubano
Hispanos % población del condado
1990
2000
225
120
32
ND
ND
73
0
594
280
138
74
50
168
8
164%
133%
331%
ND
ND
130%
1990
2000
% Change
74
18
27
ND
285
171
52
8
285%
850%
93%
ND
28
1
55
7
96%
1990
2000
% Change
252
60
124
ND
806
251
305
47
220%
318%
146%
54
14
222
28
311%
100%
Fuente: us Census 1990, 2000.
149
% Change
La nueva migración mexicana
en la Península de Delmarva
(comentario)
María Teresa Correa Flores
Programa de Economía de la FES-Acatlán
L
a investigación realizada por Ana María Aragonés, Timothy Dunn y George
Shivers sobre mercados de trabajo y derechos humanos en los nuevos destinos
migratorios de los trabajadores en la Península de Delmarva a partir de los
años noventa se divide en tres grandes apartados: la primera parte analiza las caracte­
rísticas de estos nuevos mercados, así como la evolución que han tenido desde la
década de los ochenta. En estos nuevos mercados de trabajo se encuentran las indus­
trias polleras, misinas que llevaron a cabo un proceso de restructuración a nivel ver­
tical, lo que significó la fusión entre las grandes empresas y la eliminación de las
menos competitivas dentro del mercado. Estas son algunas de las características de la
globalización: fusionar capitales para ser más competitivos y garantizar con ello su
permanencia y elevadas ganancias. En la segunda parte se analizan las nuevas condi­
ciones del migrante bajo las variables de trabajo, servicios sociales, alojamiento,
relaciones interétnicas y problemas para incorporarse a los sindicatos. Como lo muestra
el resultado de las 62 entrevistas realizadas entre los años 2000-2001, se reseñan las
diversas actividades en las que se inserta el migrante, además de que estos no han
tenido ninguna experiencia previa y provienen de nuevas zonas de expulsión, como
es el estado de Veracruz. La última parte aborda la problemática de los derechos
humanos de los migrantes.
La Península de Delmarva cuenta con empresas procesadoras de pollo, carne y
pescado que se han convertido en grandes polos de atracción para estos nuevos miles
151
Análisis y perspectivas de la globalización
de migrantes, con lo que se desinitifica la idea generalizada de que el proceso migra­
torio es una consecuencia acumulativa de las redes sociales, o un problema exclusivo
de pobreza de los países expulsores.
Las nuevas condiciones del capitalisino, bajo el marco de la llamada globalización,
produjo una serie de cambios a escala científica y tecnológica, se desarrolló una
nueva organización del trabajo bajo el marco de la desregulación laboral, flexibili­
dad del trabajo, y sobre todo, una gran movilidad de capitales. Sin embargo, y de
manera por demás contradictoria, se han obstaculizado los flujos de personas, lo cual
ha llevado a la instrumentación de políticas antiemigrantes por parte de prácticarnen­
te todos los países receptores que ha producido, de acuerdo con los autores, un flujo
nunca antes visto de trabajadores migrantes indocumentados.
Un claro ejemplo de estas nuevas condiciones económicas son las grandes indus­
trias procesadoras de pollo, carne y pescado en Estados Unidos a partir de las cuales
este país está jugando un importante papel a nivel de la alimentación mundial. Estas
empresas presentan un gran problema en sus mercados de trabajo, ya que la fuerza
laboral nativa no satisface la inmensa demanda debido a las características del traba­
jo: sobreexplotación, bajos salarios y largas jomadas de trabajo. Todas estas condi­
ciones propician un mercado de trabajo que facilita la contratación de trabajadores
migrantes, en especial indocumentados. Se puede observar la paradoja del proceso
de globalización, pues estas empresas contratan migrantes para reducir costos y ele­
var su competencia internacional, y al misino tiempo exportan esos productos a los
países de origen de los propios migrantes, quines recibirán los productos que vienen
de Estados Unidos.
Estas industrias se han desplazado de zonas urbanas a rurales, ya que con ello
garantizan desde la exención de impuestos, infraestructura, salarios más bajos y mí­
nimas exigencias por parte del gobierno a nivel ecológico. En esta investigación se
destaca que la mayoría de los trabajadores migrantes provenían de Latinoamérica y
los mexicanos representan el porcentaje más amplio. La Península de Delmarva cuenta
con 13 plantas procesadoras, tres de las cuales sobresalen dentro de las 17 más im­
portantes del país, lo que significa fuentes de trabajo a pesar de las malas condiciones
laborales. Debido a ello, uno de los grandes problemas para estas empresas es la
enorme rotación.
La Península de Delmarva no sólo es importante por las industrias procesadoras
sino que es también un importante polo de atracción a nivel sector turístico, maderero
y de construcción. Éstos son sectores que también atraen importante fuerza de traba­
jo migrante, y representan alternativas laborales para estos inmigrantes.
Los autores mencionan que las diferencias salariales se encuentran muy marcadas
entre los nativos, migrantes documentados e indocumentados, siendo estos últimos
152
La nueva migración mexicana en la Península de Delmarva (comentario)
los que reciben menores salarios debido a las propias condiciones legales en que se
encuentran, todo esto vinculado al desconocimiento que tienen sobre las regulacio­
nes laborales. Los migrantes miden su éxito en función del ahorro que puedan gene­
rar y enviar a sus países de origen. A pesar de que su salario sea el mínimo, cuando
este dinero se envía viene a resolver el problema que existe en los diversos ámbitos,
tanto a nivel de las familias que se han quedado en el país como para el gobierno
mexicano que, si atendemos a las ultimas estadísticas, evidencia un ascenso de las
transferencias electrónicas de remesas, que llegan a ser de 15 mil millones de dólares
transferidos por los inmigrantes. Así, México se ha convertido en el país más impor­
tante del mundo en cuanto al monto de remesas recibidas.
Respecto a su participación en los sindicatos, los migrantes han tenido un impor­
tante papel, como señalan los autores. Después de un conflicto laboral sufrido por un
migrante indocumentado, se produjo una importante movilización de los trabajado­
res latinos, aun cuando estos eran indocumentados. Esto se reflejó en los cinco sindi­
catos de las 13 empresas que se encuentran en esa área. El migrante, a pesar de tener
y saber que por su situación de indocumentado puede ser deportado, prefiere luchar
por lo que sabe que es justo y que va más allá de un documento que diga que es legal
en un país tan lejano. Afortunadamente, algunos sectores de la sociedad les apoyan y
protegen para evitar estas injusticias. Como se mencionó, los trabajadores mexicanos
son una fuerza que ha rejuvenecido al sindicato ufcw.
No únicarnente en esta investigación quedan descritos y analizados los problemas
a los que se enfrentan los migrantes como el trabajo, las condiciones insalubres y de
pobreza de los lugares en que habitan, el apoyo que tienen que buscar a través de los
servicios sociales y que en muchos casos se encuentran vedados, a las luchas
interraciales que tiene que enfrentar. Y sin embargo, a pesar de que está todo en su
contra, logran subsistir y seguir con dignidad contribuyendo con su trabajo a sostener
la economía más grande del mundo. Esta investigación nos invita más allá de una
reflexión, a tomar conciencia de que los derechos humanos son una necesidad con
que todo individuo cuenta; y si existen teorías como la de la ciudadanía que condicio­
na el derecho del migrante, reitero, al igual que los investigadores, que no debe exis­
tir ninguna ley que limite los derechos humanos, ya que son incondicionales.
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154
4
Migración, derechos humanos, ciudadanía
y soberanía nacional*
Timothy Dunn
Universidad de Salisbury, MD
n los últimos años se ha presentado una tendencia creciente entre los estudio­
sos de la inmigración que sostiene que las normas de los derechos humanos
socavan la soberanía nacional y sustituyen a la ciudadanía, siendo éstas la
base para aplicar los derechos. Esto me da la impresión de que contradice la realidad
de los acontecimientos y de las políticas de migración, en especial en el caso de la
migración mexicana hacia Estados Unidos, pues aunque las normas de los derechos
humanos se han vuelto más prominentes, la ciudadanía y la soberanía nacional conti­
núan siendo superiores sin paralelo en cuanto a los asuntos de inmigración. La pro­
puesta de que la ciudadanía y la soberanía nacional corren peligro por los derechos
humanos se dirige a criticar las políticas de Estado que ayudan a los inmigrantes,
quienes se encuentran entre los grupos más subordinados de nuestra sociedad; aun­
que siento que lo que sería más aconsejable es dirigir dicho escrutinio crítico hacia
las organizaciones y fuerzas poderosas que dominan a los inmigrantes subordina­
dos y en ocasiones los someten al maltrato y al abuso, o que los colocan en otros
tipos de riesgo. En este ensayo, delinearé y compararé dos visiones acerca de los
derechos, la posición de la ciudadanía nacionalista y la perspectiva de los derechos
humanos y su uso en los asuntos de la inmigración; criticaré la visión de la ciudada-
E
*Traducción: Ivonne Vinnay (Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras, FES-Acatán)
155
Análisis y perspectivas de la globalización
nía nacionalista y argumentaré a favor de la perspectiva de los derechos humanos.
Aunque este enfoque puede parecer un tanto utópico en un mundo posterior al 11 de
septiembre, estoy en contra de adoptar aquellas expresiones que sin ninguna inhibi­
ción plantea el poder del Estado-nación y que hacen a un lado el interés por los
derechos humanos en nombre de la “seguridad nacional” y del antiterrorisino cuando
se trata de la inmigración y de muchos otros asuntos.
Presentación general de las dos perspectivas
acerca de los derechos1
La visión de la ciudadanía nacionalista sostiene que los derechos son algo que perte­
nece a los ciudadanos (quienes, con el tiempo, los han adquirido del gobierno por
medio de una lucha difícil), los no ciudadanos no entran en la discusión en lo absolu­
to. Además, los derechos son condicionales y están ligados a las obligaciones; es
decir, se deben ganar cumpliendo con la ley y con ciertas obligaciones, como pagar
impuestos. Además, el Estado-nación es dominante y la unidad moral principal; es
decir, el poder del Estado-nación ocupa el primer lugar y todo lo demás, inclusive los
derechos, vienen después. Por otra parte, la protección y la importancia del Estado
nación se justifica sin considerar el impacto que tiene sobre los no miembros, y aun
sobre los miembros en algunos casos, como las minorías subordinadas o los ciudada­
nos disidentes. El gobierno formula las leyes y define cuáles son los derechos que
tienen los ciudadanos (y todos los demás) y cuáles no tienen; la solicitud de otras
normas que regulen los derechos se ven como violaciones a la soberanía nacional.
Esto hace que los derechos de los inmigrantes dependan totalmente de los Estados
nación, y la violación a cualquier obligación prescrita (por ejemplo, el ingreso ilegal
al país) haría que cualquier reclamación respecto a sus derechos fuera muy débil.
En contraste, la perspectiva de los derechos humanos considera los derechos como
incondicionales; se tienen derechos sencillamente por la calidad de ser seres huma­
nos, punto. Esta consideración no deja de tomar en cuenta las obligaciones de las
personas; sin embargo, no condiciona los derechos al cumplimiento de las primeras.
Es más, en esta consideración hay una base universal, transnacional para los dere­
chos, lo que nos permite ver de inmediato que no están vinculados exclusivamente a
los Estados-nación y a la calidad de ciudadano. La preocupación mayor no es el
1
La sección inicial de esta presentación general se basa en gran parte en Eschbach et al. (2001) y
en Sjoberg et al. (2001), así como en mi síntesis de la literatura acerca de la ciudadanía.
156
Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional
poder del Estado-nación sino el avance de la dignidad humana y el respeto igualita­
rio, en especial a la luz del poder organizativo, tanto en sus variaciones de estado
como del sector privado (ver Sjoberg et al., 2001, p. 25). No obstante, a pesar de los
numerosos tratados internacionales, su aplicación es muy ocasional y esporádica en
el ámbito internacional, y los Estados nación individuales continúan siendo los facto­
res clave que interpretan y que en la realidad incrementan los derechos humanos
(Bustamante, 2002; Mattila, 2000). En consecuencia, en la práctica los derechos
humanos de los inmigrantes todavía dependen en mucho de los Estados-nación,
pero, cuando menos, los derechos humanos proporcionan una base universal que
permite comparar las prácticas y las políticas de los gobiernos, y permite elaborar
críticas y apelaciones más amplias (tanto en el ámbito doméstico como en el inter­
nacional) contra las violaciones a la dignidad humana de los inmigrantes, aunque
dicha violación sea legal conforme a las leyes de una nación dada. De ahí que, en
general, la ciudadanía es un concepto muy centralizado en el gobierno en tanto que
la perspectiva de los derechos humanos es un concepto muy centralizado en las
personas.
Ya que el asunto de los derechos es fundamental tanto en el marco de la ciudada­
nía como en el de los derechos humanos, el tratamiento respectivo del tema se con­
trasta mejor al responder a una pregunta: ¿son los derechos humanos condicionales o
incondicionales? Por lo general, la perspectiva de la ciudadanía considera que los
derechos son condicionales, en tanto que la posición de los derechos humanos no la
considera así. Históricarnente, la ciudadanía y los derechos que la acompañan esta­
ban condicionados al hecho de ser propietarios, conforme a la obra de los primeros
teóricos del liberalisino (ver Gunsteren, 1978). Marshall (1950) demuestra cómo la
clase trabajadora británica al paso de los siglos obtuvo del gobierno una serie de
derechos civiles, políticos y sociales (los últimos con referencia a los programas
sociales y al Estado de bienestar); podríamos añadir que otros grupos subordinados
también han seguido este patrón -los movimientos en pro de los derechos civiles en
Estados Unidos, los movimientos feministas, etc.-. Aunque la definición de ciudada­
nía se ha ampliado mucho por la lucha popular, ésta todavía se concibe como un
“sistema legal de membresía en una comunidad civil que se basa en la regulación por
medio de la ley” (Barbalet, 1988, p. 16), lo que implica que la ciudadanía y los dere­
chos que la acompañan no sólo están definidos por medio de la ley nacional sino que
están condicionados por su cumplimiento. En general, los derechos se perciben como
condicionados por la voluntad propia de aceptar las responsabilidades y las obliga­
ciones de la membresía que define el Estado. Hace unos cuantos años, Van Gunsteren
retomó la ciudadanía a la luz de la conclusión de la Guerra Fría, pero creó una visión
157
Análisis y perspectivas de la globalización
todavía más condicional y exclusiva al expresar que “un ciudadano no se debe iden­
tificar con la llamada persona común”; en lugar de ello reserva el concepto de ciuda­
dano a aquellos que desempeñan algún tipo de servicio público, definido de manera
muy amplia (Van Gunsteren, 1998, p. 25).
En contraste con la visión condicional de los derechos y la aceptación sin cuestionamientos de la autoridad del gobierno (aun si se solicita) que se encuentra dentro
del marco de la ciudadanía, la perspectiva de los derechos humanos en la sociología
tiende a considerar los derechos de la persona como incondicionales y considera la
necesidad de protección contra los excesos burocráticos y del gobierno en particular.
Turner (1993, p. 178) indica: “el punto acerca de... los derechos humanos es que son
extragubernamentales y tradicionalmente se han usado para contraatacar la capaci­
dad represiva de los gobiernos,” desde su punto de vista bastante en contraste con la
ciudadanía. Además, Turner (1993, p. 182) ubica la necesidad de una perspectiva de
derechos humanos de manera más general en lo inapropiado de la burocratización y
de las instituciones. Al llevar el misino tema un poco más allá, Sjoberg y sus colegas
(1993, pp. 144-149; Sjoberg, 1996, pp. 285-285) conceptualizan un proceso de “se­
lectividad social” (social triage)2 como la forma en que las estructuras de poder bu­
rocrático tienden a socavar los derechos humanos de aquellos que están “realmente
desposeídos socialmente”. Es más “eficiente” no hacer caso o sacrificar el bienestar
de dichos grupos subordinados y reprimir a los disidentes relacionados con ellos, ya
que abordar de manera adecuada las necesidades de los “verdaderamente desposeí­
dos socialmente” representaría un costo y un sacrificio muy elevado por parte de las
elites de la sociedad. Además, Sjoberg y sus colegas (2001) proponen que las normas
de los derechos humanos brindan un medio crucial para evaluar a las organizaciones
(tanto del sector público como del privado) y las hacen responsables moral y social­
mente debido, en parte, a que proporcionan un conjunto bastante aceptado de normas
que son una alternativa para trascender los confines de una nación u organización
específicas.
2
Es difícil encontrar la traducción exacta del término triage. Se trata de un término utilizado en
medicina por medio del cual, ante una situación de emergencia, los doctores hacen una selección entre
aquellos enfermos que se encuentran en mejores condiciones y que tienen posibilidad de recuperarse y,
por tanto, se les trata inmediatamente y aquellos cuyas lesiones ponen en peligro su vida y no será
prioritario su tratamiento. En este sentido el autor utiliza el término social triage como una metáfora
para explicar cómo las estructuras de poder burocráticas excluyen a las personas más necesitadas en la
sociedad, a aquellas que se encuentran en una posición verdaderamente desposeídas socialmente. Por
ello proponemos el término “selectividad social” (N. del T.).
158
Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional
La perspectiva de la ciudadanía vs. la perspectiva
de los derechos humanos respecto a la inmigración
En la literatura relativa a la migración internacional se cuenta con un número cre­
ciente de obras que abordan el asunto de los derechos de los inmigrantes. Mucho de
esto gira alrededor de un debate, en su mayor parte implícito, de si los derechos son
condicionales o incondicionales, o de manera más amplia, las perspectivas de la ciu­
dadanía versus la perspectiva de los derechos humanos. La parte dominante, la mejor
desarrollada de esta literatura, toma lo que yo llamo una perspectiva de ciudadanía
nacionalista, en la que el Estado-nación es el principal interés, en especial la sobera­
nía nacional, la ciudadanía, y en algunos casos hasta la seguridad física de la nación,
para las que, según se dice, la inmigración representa un reto o hasta una amenaza
(por ejemplo, ver Jacobson, 1996; Weiner, 1995; Soysal, 1994; Brubaker, 1989; Shuck,
1998; Jopke, 1998; Baubock y Rundell, 1998; Sassen, 1998; Teitelbaum y Weiner,
1995). Mucha de esta literatura propone una lucha de suma-cero en la que se piensa
que los derechos humanos de los inmigrantes minan al Estado-nación y a la ciudada­
nía nacional. En contraste, es curioso que esta literatura preste tan poca atención a la
influencia mucho más profunda del capital internacional que mina el poder del Esta­
do-nación y a la soberanía.3
También se cuenta con bastante literatura, aunque menos prominente, que se pre­
ocupa más por los derechos humanos y el bienestar de los inmigrantes que por el
poder del Estado nación (Eschabch et al. 1999; 2001; Bustamante, 2002; Mattila,
2000; Goodwin-Gill, 2000; Dunn, 1996, 1999b; Social Justice, 1996; HernándezTruyol, 1997; y Nickel, 1983). A pesar de que hacen contribuciones importantes, y
que mucha de esta literatura tiende a estar centrada en el gobierno (pero de manera
independiente o crítica al gobierno) y en ocasiones relativamente abstracta (con fre­
cuencia legalista o filosófica) o muy empírica y sin suficientes conceptos, ninguna
3 En contraste (Sassen, 1998), la excepción en este campo, así como Rodríguez (1996), y Massey
et al. (2002) ligan explícitamente el capital internacional y la inmigración, y dan al primero un papel
primario que estimula a la segunda. Sassen también trata el asunto de los derechos humanos y la inmi­
gración con cierto detalle, como se presentará en breve. Aquí sólo quiero hacer notar que ella da la
impresión de establecer una igualdad relativa entre la influencia de los acuerdos de los derechos huma­
nos y los acuerdos de comercio internacional como organisinos (por ejemplo, la Organización Mundial
del Comercio) en cuanto a que se dice que los dos socavan la soberanía nacional (Sassen, 1998, p. 95100), cuando es suficientemente claro que los últimos tienen mucho más impacto que los primeros,
debido a que por una parte los acuerdos comerciales tienen disposiciones para su aplicación, en tanto
que los acuerdos de los derechos humanos cuentan con muy pocas.
159
Análisis y perspectivas de la globalización
aborda las estructuras del poder burocrático de manera central en lo que se refiere a
aquellos agentes que abusan de los derechos. Sin embargo, Eschbach et al. (2001)
proporcionan un panorama general conceptual desde la perspectiva nacionalista ver­
sus la perspectiva de los derechos humanos, como se indicó antes, que combina con
un tratamiento de los datos empíricos clave relacionados con las muertes al cruzar las
fronteras. Bustamante (2002, pp. 345-346) de manera muy perceptiva, habla acerca
de la vulnerabilidad continua de los inmigrantes, e indica que a pesar de que hay
normas y tratados internacionales amplios relativos a los derechos humanos que apli­
can a este grupo (a este respecto también ver Matilla, 2000) hay falta de voluntad
política por parte de los Estados-nación para ponerlos en vigor.
Debo hacer notar brevemente que se cuenta con otros enfoques acerca de los
derechos humanos que se deben al menos mencionar brevemente. Uno es la conceptualización de los inmigrantes como comunidades transnacionales, a pesar de que las
nociones de sus derechos no estén bien delineadas, o en el caso de Smith (2003) que
están enfocadas en cómo la inmigración y el transnacionalisino afecta la política de
un Estado-nación que envía inmigrantes, como México. Otro es la noción de “ciuda­
danía cultural” que algunos estudiosos latinos promueven (Flores, 1997; Estudios
Latinos, 2004), que se enfoca en cómo los latinos en Estados Unidos como grupo
subordinado construyen/ganan sus derechos. Sin embargo, este enfoque también está
ligado en mucho al Estado-nación, y tiende a ver una unidad de otra forma, entre los
inmigrantes americanos latinos con los ciudadanos estadunidenses latinos (o hispa­
nos), lo que no siempre es necesariamente el caso. Por último, Morris (2003) tiene
una posición más centralista entre la ciudadanía y los derechos humanos transnacio­
nales usando el concepto “estratificación cívica” para enfatizar los diferentes dere­
chos y los diferentes grados de membresía de los inmigrantes.
Sin embargo, desde fuera quiero enfocarme en varios autores que elaboran con
mayor fuerza una relación de oposición entre las perspectivas de los derechos huma­
nos y de la ciudadanía nacionalista con respecto a la inmigración, pues las
implicaciones de su posición tienen mayores consecuencias, desde mi punto de vista,
debido a que tienden a exagerar y distorsionar el asunto de los derechos de los
inmigrantes y a alimentar algunos de los temores irracionales de las fuerzas nativistas,
antiinmigrantes crecientes en las naciones desarrolladas; aunque no indico que estos
autores sean nativistas. Los representantes clave de este punto de vista son Soysal
(1994), Jacobson (1996) y Sassen (1998), ya que los tres argumentan que los dere­
chos humanos de los inmigrantes han sustituido a la ciudadanía como base de los
derechos y han puesto en riesgo la soberanía nacional. Sassen (1998, p. 95) dice en su
análisis de la globalización: “Los derechos humanos empiezan a vulnerar el principio
de la ciudadanía basada en la nación y en las fronteras de la nación”. Jacobson ubica
160
Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional
el asunto de manera un tanto diferente dando la responsabilidad primaria a la migra­
ción internacional misina al decir: “La migración transnacional socava... a la ciuda­
danía”, y “la devaluación de la ciudadanía ha contribuido a la importancia creciente
de los códigos internacionales de los derechos humanos” conforme los gobiernos
voltean más hacia ellos en sus tratos con los inmigrantes (Jacobson, 1996, p. 8-9). Y
esto, a su vez, altera la legitimidad del gobierno, desde su punto de vista, ya que está
cambiando de estar basado en representar la “voluntad del pueblo” con el significado
típico de sus ciudadanos, a estar basado entonces en mantener las normas internacio­
nales de los derechos humanos (Jacobson 1996, p. 9,11). Sassen (1996, p. 94-96)
también percibe que los códigos internacionales de los derechos humanos aplicados
a los asuntos de inmigración minan la soberanía nacional, en cuanto a que la falla al
respeto de los derechos humanos conduce a una pérdida de legitimidad de un gobier­
no. Y ahí lo tenemos: la migración internacional y las normas de los derechos huma­
nos vulneran fundamentalmente a la ciudadanía, las fronteras nacionales y la base de
la legitimidad del Estado-nación.
Soysal (1994) refuerza estos puntos al conceptuar una oposición todavía más ex­
trema entre las perspectivas de la ciudadanía y de los derechos humanos. Con base en
su estudio del caso del “trabajador huésped” en Europa occidental, concluye que
ahora “la lógica del hecho de ser una persona sustituye a la lógica de la ciudadanía
nacional”, y que “esta tendencia está conformada por una tensión dialéctica entre la
ciudadanía nacional y los derechos humanos internacionales...” (Soysal, 1994, p. 164).
Además, ella propone que los principios de los derechos humanos están “socavando
las fronteras del Estado-nación” (Soysal, 1994, p. 157), y que el otorgamiento de
derechos a las “poblaciones extranjeras” derivados del discurso de los derechos huma­
nos ha “minado la base misina de la ciudadanía nacional” y ha hecho que la ciudadanía
sea “originalmente irrelevante” (Soysal, 1994, p. 137,162). Entre este otorgamiento
de derechos, hace notar específicarnente: “Hasta a los trabajadores ilegales se les
otorga el derecho a apelar a una deportación, a que se les trate con humanidad y, en
Estados Unidos, a que reciban una educación y accedan a algunos servicios sociales
(Soysal, 1994, p. 131) [la cursiva es añadida], lo que desde su punto de vista por
supuesto socava la institución de la ciudadanía. Entonces, los derechos humanos, en
especial de los inmigrantes, amenazan las fronteras nacionales y la ciudadanía. La
implicación parece ser que aquellas se reforzarían si los gobiernos negaran derechos
a los inmigrantes tanto como fuera posible.
Tanto Soysal como Jacobson citan ejemplos caracterizados por un cierto grado de
represión o de un tratamiento brusco principalmente contra los inmigrantes en rela­
ción con ciudadanía y la soberanía nacional, con la implicación de que la última se ve
reforzada por la primera. Soysal compara el otorgamiento a los inmigrantes de los
161
Análisis y perspectivas de la globalización
derechos mencionados antes con casos de exclusión ruda y con tratamiento coerciti­
vo de los inmigrantes en tiempos anteriores, y cita el trato que se daba a los trabaja­
dores chinos en Estados Unidos antes de 1930, a los trabajadores argelinos y a otros
trabajadores extranjeros en Francia antes de la Segunda Guerra Mundial, y a los
trabajadores polacos en la Alemania de Bisinark (Soysal, 1994, p. 132-134). Ella se
refiere a casos como el “modelo clásico de inmigración”, en el que se aceptaba que
algunos inmigrantes (principalmente no europeos en el caso de Estados Unidos) se
definieran categóricarnente como seres sin derechos, en tanto que otros se aceptaban
como futuros ciudadanos que al menos con el tiempo tendrían derechos (Soysal,
1994, p. 134). Y por supuesto, desde su punto de vista, este poder reforzaba al Esta­
do-nación y a la ciudadanía.
De igual manera, Jacobson (1996, p. 98-100) critica las sentencias de tribunales
específicos que él estima que limitaron la soberanía nacional de Estados Unidos al
estar basadas en parte en los principios internacionales de los derechos humanos.
Estas sentencias prohibían las políticas de detención opresivas (de niños refugiados y
la detención indefinida de un refugiado adulto que no haya cometido un crimen) y
permitía que una familia inmigrante entablara un juicio contra un inmigrante semejante
que hubiera antes torturado y matado a un miembro de la familia en su país de origen.
La implicación de la crítica de Jacobson parece indicar que permitir dichas prácticas de
detención y no permitir retar a los torturadores refuerza la soberanía nacional. En con­
traste, cita (como implícitamente positivo) un ejemplo de soberanía nacional, en una
sentencia de la Suprema Corte de Estados Unidos en 1952 que apoyaba una ley del
estado de California que limita la capacidad de los inmigrantes asiáticos para ser pro­
pietarios de tierra; así, la Corte rehusaba específicarnente la ley internacional que reta­
ba a la ley discriminativa que California había promulgado (Jacobson, 1996, p. 97).
No obstante, el asunto primario para Jacobson no es la soberanía nacional, sino la
ciudadanía, y la tendencia problemática en su visión es que los derechos no son es­
trictamente especificados del ciudadano. El problema en la visión de Jacobson (1996,
p. 102) es que la constitución de Estados Unidos se redactó de manera demasiado
amplia y no limita sus disposiciones como pertenecientes sólo a los ciudadanos en su
mayor parte (excepto en unas cuantas áreas) sino en lugar de ello como pertenecien­
tes a las “personas” y al “pueblo” de Estados Unidos. Esto permite que la corte dicta­
mine que a todas las personas que residen en Estados Unidos, inclusive los inmigrantes
ilegales, se les otorguen algunos derechos básicos, como cuando en 1982 la Suprema
Corte de Estados Unidos emitió una sentencia que revocaba e invalidaba una ley del
estado de Texas que negaba a los hijos de inmigrantes ilegales el acceso a la educa­
ción pública, sentencia fundamentada no en la ley internacional de los derechos hu­
162
Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional
manos sino solamente en la constitución de Estados Unidos (Jacobson, 1996, pp.
101-102). Y Jacobson, encuentra que esta “erosión de la distinción entre los ciudada­
nos y los extranjeros tiene su propia dialéctica destructiva”, para la “comunidad po­
lítica y nacional” (Jacobson, 1996, p. 103). Y así, como un todo, encontramos que los
derechos de los inmigrantes son una amenaza a la soberanía nacional, si esos dere­
chos se fundamentan en los códigos internacionales de los derechos humanos, y si
esos derechos se fundamentan en una constitución nacional (y, por ende, dentro del
dominio de la soberanía nacional), son una amenaza a la ciudadanía y hasta a la
“comunidad nacional”.
El reclamo de que la ciudadanía y la soberanía nacional se han sustituido por las
normas de los derechos humanos no está muy sustentado por los datos que estos
autores presentan. Sassen (1998) considera principalmente el nivel de los tratados
internacionales y recurre a Jacobson para la información de los tribunales. El estudio
de Soysal está centrado en el discurso y considera las políticas y tratados internacio­
nales y de los Estados-nación relacionados con la inmigración y los refugiados (Soysal,
1994, p. 10), aunque ignora peligrosamente el contexto del que surgieron el discurso
y los acuerdos de derechos humanos, de manera más importante el Holocausto y
otras barbaridades de la Segunda Guerra Mundial (Soysal, 1994, pp. 41-44, 145154). A este nivel de discurso, es fácil ver que los derechos humanos en asuntos de
inmigración han adquirido mayor importancia. Sin embargo, la implementación real
y la puesta en práctica de los derechos humanos para los inmigrantes es un asunto
menos cierto, y ella reconoce que siempre hay un “déficit en la implementación”
(Soysal, 1994, p. 134). En ocasiones, se mueve hacia el nivel de implementación,
como al citar varias sentencias de los cuerpos legales de la Unión Europea, inclusive
del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, que apoyan los derechos humanos
para los inmigrantes (Soysal, 1994, pp. 150-152), aunque hasta en el caso de la Unión
Europea hay contraevidencias considerables (Bhabha, 1999; Castles, 1998). Jacobson
se enfoca más en las sentencias de los tribunales para conformar el caso de la preemi­
nencia de los derechos humanos sobre la ciudadanía y la soberanía nacional. Él indi­
ca que desde 1948-1994, la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones
Unidas se ha citado en más de 76 casos legales federales, y que 54% de ellos eran
casos relacionados con asuntos de inmigración o de refugiados (Jacobsen, 1996, p.
97); lo que significa sólo 41 casos durante un periodo de 46 años, lo que no represen­
ta una avalancha. Además, sólo mencionar que la declaración de los Derechos Huma­
nos se haya citado en una sentencia de un tribunal federal (o el término derechos
humanos [Jacobson, 1996, p. 160]), no nos indica de qué manera se consideró en la
sustancia de las sentencias; es decir, si se apoyaron o se descartaron los principios
163
Análisis y perspectivas de la globalización
o tratados de los derechos humanos, y con qué frecuencia.4 Al igual que con Sassen,
sus datos ilustran una visibilidad creciente de los conceptos de los derechos humanos
en los asuntos de inmigración, pero no la sustitución de la ciudadanía y de la sobera­
nía nacional que él reclama. Sin embargo, como indica Shuck (1998, pp. 202-203),
las sentencias de los tribunales a favor de los derechos humanos siguen siendo la
excepción, no la norma, y en años recientes se ha visto la reversión de anteriores
logros en Estados Unidos.
A pesar de la fuerza cuestionable de sus datos, estos autores permanecen inflexi­
bles ante la primacía de la perspectiva de los derechos humanos en asuntos de inmi­
gración. Soysal ve la relación dialéctica que se establece entre la ciudadanía y los
derechos humanos (mencionada antes) como que se inclina mucho hacia la perspec­
tiva de los derechos humanos. Ella reclama que “el discurso de los derechos humanos
proporciona un lenguaje hegemónico para formular reclamos de derechos por enci­
ma y más allá de lo perteneciente a lo nacional [es decir, ciudadanía]” (Soysal, 1994,
p. 165) (la cursiva y las adiciones son mías). Esta posición tiene algo de sentido, dado
que su estudio está enfocado de manera distintiva en el discurso (más que en la prácticaimplementación), como se indicó antes. Jacobson (1996, pp. 9-10, 97-101) y Sassen
(1998, pp. 22-23,95-97; 1996, pp. 60,89,95-96) hacen un reclamo semejante acerca
de la ascendencia y de la primacía creciente de la perspectiva de los derechos huma­
nos en asuntos de política de inmigración. Y ellos, al menos brevemente, reconocen
el crecimiento contemporáneo del sentimiento y de las políticas contra la inmigra­
ción, nativistas y restrictivas en los Estados Unidos y en Europa occidental (Soysal,
1994, pp. 134,153-154; Jacobson, 1996, p. 104-105; y Sassen, 1998, p. 23-24,1996,
p. 96; para antecedentes adicionales ver Nevins, 2002; Massey et al. 2002; Andreas y
Snyder 2000, Perea, 1997); dan menor énfasis a esto y todavía mantienen que los
derechos humanos en la inmigración sustituyen a la ciudadanía y ponen en peligro a
la soberanía nacional.
Dada la debilidad relativa o cuando menos la naturaleza mezclada de los datos
para respaldar los reclamos de estos autores acerca de la primacía de la perspectiva
4 En una nota al pie (11), él indica que el término “derechos humanos” se ha citado varias miles de
veces en casos legales federales de todos tipos (no específicarnente en cuanto a inmigración), la mayor
parte de ellas desde 1970 (Jacobsen, 1996, p. 160). Sin embargo, otra vez, sólo mencionar que los
derechos humanos se citaron como término en una sentencia legal no nos dice cómo se usaron -es decir,
para negar o afirmar un reclamo basado en fundamentos relativos a los derechos humanos- y es en vez
de ello una mejor reflexión de si una de las partes invocó el término o los tratados relacionados (por lo
general, un actor no gubernamental), que el juez o el jurado se sintieron obligados a abordar de manera
positiva, negativa o neutral en su sentencia formal.
164
Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional
de los derechos humanos en asuntos de inmigración, ¿cuál es entonces la verdadera
importancia del discurso de los derechos humanos? En una aceptación importante,
Soysal reconoce que los acuerdos internacionales que promueven los derechos hu­
manos de los inmigrantes “en su mayor parte no implican obligaciones formales ni
reglas que se puedan poner en vigor” (Soysal, 1994, p. 149); sin embargo, ella toda­
vía mantiene que estos acuerdos “obligan a los Estados-nación a lograr normas espe­
cíficas”, por medio de la “formulación de normas y el encuadre del discurso” (Soysal,
1994, p. 149). Esto nos deja con la idea contradictoria de que los tratados internacio­
nales de los derechos humanos no se pueden poner en vigor y de que son obligatorios
para los Estados-nación. Además, Soysal (1994, p. 143) y Jacobson (1996, p. 11)
reconocen que aunque los derechos humanos son internacionales, su puesta en prác­
tica depende de los Estados-nación, punto que Sassen también reconoce implícita­
mente al examinar cómo los tratados internacionales de los derechos humanos afectan
las políticas migratorias de los Estados-nación como el lugar en el que los derechos
se ponen en práctica.
Al alejarse de la visión de los derechos humanos como hegemónicos, Soysal indica
en una vena más realista, desde mi punto de vista: “Ellos (los acuerdos de los derechos
humanos) constituyen la base para el reclamo de los inmigrantes (en las sociedades
anfitrionas de derechos y privilegios)... Ellos generan actividad transnacional y gene­
ran publicidad relacionada con los asuntos de inmigración” (Soysal, 1994, p. 149 [las
adiciones son mías]). El discurso de los derechos humanos también proporciona una
base legítima para determinar la “asignación de recursos” (Soysal, 1994, p. 44) por
parte de los Estados-nación, así como el reclamo de derechos y recursos por los
inmigrantes. Jacobson (1996, pp. 9,100) y Sassen (1998, pp. 94-97; 1996, pp. 92-93,
97) también enfatizan la importancia de sólo la simple capacidad de los actores no
gubernamentales, en especial, los inmigrantes y las organizaciones no gubernamen­
tales (ong), de usar los tratados de los derechos humanos para hacer reclamaciones a
los Estados-nación.
De ahí que el fondo para estos autores sea que los tratados y el discurso de los
derechos humanos de tacto dependen de que los Estados-nación los pongan en prác­
tica para los inmigrantes, y que lo que realmente hagan en términos prácticos sea
proporcionar una base normativa para la defensa por parte de los inmigrantes y las
ong a fin de obtener mayores derechos y recursos de los Estados-nación (por ejemplo
acceso a los servicios sociales) y la generación de publicidad acerca de ello. Propor­
cionar una base legítima a partir de la que se hagan reclamos a los Estados-nación y
se busque publicidad no parece calificar a los derechos humanos como discurso hegemónico y régimen internacional que condena a la ciudadanía, a la soberanía nacio­
nal, y a las fronteras nacionales como irrelevantes.
165
Análisis y perspectivas de la globalización
Interpretación alternativa y datos acerca
de los derechos de los inmigrantes
Comparto la iniciativa principal de estos autores en cuanto a que hay una relación
asimétrica e interactiva o dialéctica (aunque no la vea totalmente como un juego de
suma-cero) entre los derechos humanos y la ciudadanía. Sin embargo, veo la asime­
tría en una dirección contraria a lo que ellos proponen. A mí me parece obvio, y muy
desafortunado desde mi punto de vista, que en los asuntos de la migración internacio­
nal el Estado-nación y, por ende, el marco de la ciudadanía, con su formulación de
políticas vinculadas y agencias que la ponen en práctica, tengan mucho más poder
que el discurso y los tratados de los derechos humanos, con su muy limitada capaci­
dad para ponerlos en práctica, en especial en Estados Unidos. A pesar de que los
inmigrantes han obtenido muchos derechos importantes en las últimas décadas, toda­
vía queda mucho por hacer para que logren un nivel mínimo de dignidad humana
básica en las áreas clave de la vida.
De manera por demás importante, Estados Unidos, desde la mitad de la década de
los noventa ha intensificado los refuerzos a todo lo largo de su frontera con México,
lo que ha llevado a un incremento en el número de muertes de inmigrantes no autori­
zados. Desde 1993-1997 la Patrulla Fronteriza implemento cuatro operativos espe­
ciales enfocados hacia secciones clave de la frontera y cerca de las zonas urbanas que
se han mantenido desde entonces: “Operación Bloqueo” (Blockade / Hold the Line)
en El Paso, Texas; “Guardián” (Gatekeeper) en San Diego; “Salvaguarda” (Safeguard)
en el sureste de Arizona; y “Río Grande” en el sur de Texas; cada uno incluye una
concentración de recursos para la puesta en práctica (agentes, muros, reflectores ele­
vados, etc.) para desalentar el cruce ilegal de fronteras en las zonas urbanas y dirigir­
lo hacia rutas desérticas y montañosas más remotas y peligrosas (Dunn y Palafox, en
prensa; Dunn, 1999b; Nevins, 2001; Andreas, 2000; Massey et al. 2002). Aunque el
efecto de estos operativos en la frontera respecto a reducción de la inmigración no
autorizada es, por lo menos, un asunto a debatir (ver Massey et al. 2002), sí han
reforzado la frontera simbólicarnente (Andreas, 2000) y han reforzado la noción de
“extranjeros ilegales”, y la necesidad de un enfoque punitivo hacia ellos (Nevins,
2002), y de esta manera han enfatizado la distinción entre ellos y los ciudadanos. De
manera más importante, el estimado de muertes por el cruce de fronteras durante este
periodo fue más de 1 600 desde 1993-1997 (Eschbach et al., 1999; Eschbach et al.,
2001), a 1 422 de 1996 a 2000, tiempo durante el que el número de muertes por año
se elevó en 474% (Cornelius, 2001). Esto significa un promedio de aproximadamen­
te 300 muertes al año, aunque otros cálculos consideran cuando menos 360 muertes
166
Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional
al año; y en 2003 cerca de 409 inmigrantes indocumentados murieron tratando de
cruzar la frontera ilegalmente; según la información recopilada por la Secretaría de
Relaciones Exteriores de México, una elevación de 10% a partir de 2002 (Hendricks,
2004) en total, de 1994 a 2002 se calcula que murieron de 2 500 a 2 700 inmigrantes
a lo largo de la frontera (Cooper, 2003).
Aunque esto es una tragedia para los derechos humanos, este resultado mortal es
absolutamente legal conforme a las leyes de Estados Unidos. No hay un fundamento
dentro del marco de la ciudadanía a partir del que se pueda desafiar, y es una expre­
sión impactante de la soberanía nacional mediante la que literalmente se pone en
práctica con mayor fuerza la frontera nacional. Sin embargo, ha sido muy criticada
por los activistas de los derechos humanos en la frontera y más allá, en especial en
México. Dos grupos estadunidenses defensores de los derechos establecieron una
demanda contra estos operativos ante la Comisión Interamericana de los Derechos
Humanos para buscar desagravios (Stemgold, 2001). Y de manera más notable, las
Naciones Unidas y Amnistía Internacional en 2001 criticaron estos operativos en la
frontera de Estados Unidos (Cantlupe, 2001). Estos reclamos por los derechos huma­
nos han creado algo de presión política contra el gobierno de Estados Unidos, y no
han llevado a ningún reforzamiento en la frontera ni en ninguna política migratoria
estadunidense relacionada, aunque el número de muertes ha seguido en incremento.
Sin embargo, la Patrulla Fronteriza sí respondió a las críticas e inició un operativo
denominado “Operación Salvaguarda” (Operation Life Saver) en 1998, que en 2002
rescató a más de 1 800 inmigrantes cuya vida corría peligro; tal respuesta se podría
caracterizar como ayudar a alguien a salir de un río después de que fueron sus propias
acciones las que le obligaron a arrojarse al misino. Sin embargo, hasta este esfuerzo
mínimo de rescate humanitario provocó críticas en el lado estadunidense que enfatizan
la prominencia del marco de la soberanía nacional y la ciudadanía.5 Entre tanto, los
activistas no gubernamentales que defienden los derechos humanos en Arizona bus­
can ayudar a los inmigrantes en dificultades transportándolos para que reciban aten­
ción médica y se exponen a ser acusados por los abogados de la Procuraduría (ap,
5 Por ejemplo, cuando se anunció el operativo “Operación Salvaguarda” (Operation Life Saver) en
1998 algunos residentes de El Paso, Texas, protestaron por la inversión de impuestos para rescatar a
personas cuya vida corría peligro, pero que violaban la ley al intentar ingresar al país ilegalmente, a lo
que un agente de la Patrulla Fronteriza respondió: “Si vemos a alguien ahogándose o que requiere de
cualquier tipo de atención médica, no les preguntamos primero cuál es su nacionalidad; los ayudamos de
inmediato”. (Dunn, 1999, pp. 618-619); por supuesto, la razón por la que las personas corren esos
riesgos para cruzar la frontera es debido a sus propias necesidades ante la frontera y la falta de alterna­
tivas legales para su entrada, ironía trágica que se pierde en la Patrulla Fronteriza.
167
Análisis y perspectivas de la globalización
2002), en tanto que los activistas vigilantes también en Arizona que detienen a aque­
llos que cruzan la frontera ilegalmente, en ocasiones amenazándolos con un arma de
fuego, y los entregan a la Patrulla Fronteriza han sido programados para que reciban
entrenamiento subvencionado por el Gobierno Federal (MSN 2002).
Mi estudio (Dunn, 1999a; ver también Spener, 2003, acerca de la Patrulla Fronte­
riza en el área de El Paso, Texas, lugar en que se realizó el operativo “Operación
Bloqueo”, [Operation Blockade], en 1993, ilustra el dominio del marco de soberanía
nacional y de ciudadanía sobre una perspectiva más débil de los derechos humanos.
Aquí, la frontera nacional se vio reforzada en y alrededor de El Paso con cientos de
agentes ubicados directamente en el Río Bravo para desalentar el cruce ilegal de la
frontera dentro de la zona urbana, y dirigir a los posibles inmigrantes a zonas de
cruce mucho más remotas y difíciles. A pesar de ser un insulto y crear problemas en
Ciudad Juárez, el operativo fue muy popular en El Paso, inclusive entre los mexica­
no-americanos, y provocó un gran sentimiento nacionalista y el refuerzo de estereo­
tipos mexicanos negativos (Vila, 2000). Y esto se volvió la base para reforzar la
frontera contra migrantes indocumentados con el lanzamiento de cuatro operativos
del misino tipo en secciones clave de la frontera México-Estados Unidos desde 1993
hasta 1997, y que continúan hasta ahora. El operativo más notorio ha sido la “Opera­
ción Guardián” (Operation Gatekeeper) en San Diego que se inició en 1994, misino
que continúa en funcionamiento y que se ha visto acompañado por el gran incremen­
to en las muertes al cruzar la frontera, como se mencionó antes (Dunn y Palafox: en
prensa).
Uno de los retos formales más significativos al maltrato por parte de la Patrulla
Fronteriza y al abuso de los derechos humanos se formuló justo antes de la Operación
Bloqueo (Operation Blockade), y se fundamentó en el marco de la soberanía nacio­
nal y la ciudadanía, no en la perspectiva de los derechos humanos, y también
ensombreció el operativo. En 1992 un grupo de estudiantes mexicano-norteamerica­
nos y de miembros del personal de la Bowie High School en El Paso, ubicada justo a
unos cuantos metros del Río Bravo, demandó a la Patrulla Fronteriza de El Paso ante
los tribunales federales por prácticas abusivas que durante mucho tiempo fueron acep­
tadas como normales e inevitables.6 El litigio no tuvo precedentes tanto por su éxito
6 Los estudiantes y los miembros del personal de la Bowie High Scholl documentaron una larga
lista de quejas por maltrato por parte de los agentes de la Patrulla Fronteriza de El Paso (que iban desde
acoso a golpizas, hasta agentes que los amenazaban con sus armas), quejas que el juez que presidía el
caso validó en su sentencia preliminar en 1992 (Dunn, 1999a). Como antecedente, debo señalar que la
Patrulla Fronteriza cuenta con la autoridad para detener, interrogar y arrestar a su “población sometida”
(es decir, indocumentados o quienes cruzan la frontera sin autorización), en su mayor parte mexicanos,
168
Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional
como por frenar algunos de los excesos de la Patrulla Fronteriza y también por lograr
que se le aplicara responsabilidad externa formal a una unidad que contaba con una
historia de impunidad.7 Fue una demanda entablada en el Tribunal Federal que, por
ende, aceptaba con claridad las delimitaciones de la autoridad del Estado por defini­
ción y formulaba su argumento estrictamente conforme a la ley de Estados Unidos;
en contraste, simplemente no había medios alternativos que se basaran en la perspec­
tiva de los derechos humanos para buscar un desagravio efectivo ante estos abusos.
La única desviación del marco de ciudadanía fue la decisión del abogado del deman­
dante para incluir inmigrantes mexicanos legales con el fin de que participaran en el
caso junto con los ciudadanos mexicano-norteamericanos. Sin embargo, el caso y los
demandantes tuvieron mucho cuidado en distanciarse de los inmigrantes indocu­
mentados (casi todos mexicanos), los proverbiales “otros” ilegítimos en esta área, y
en cierto momento hasta pidieron a la Patrulla Fronteriza que incrementara su vigi­
lancia en la frontera de tal manera que su objetivo fuera más directamente hacia los
últimos, y que dejaran en paz a los ciudadanos y a los residentes legales de apariencia
hispana; inclusive sugirieron que los agentes dejaran de patrullar las zonas urbanas y
que en lugar de esto se establecieran directamente en la frontera del Río Bravo para
evitar los cruces ilegales, lo que se volvió la táctica principal de la “Operación Blo­
queo” (Operation Blockade). En respuesta a la demanda de Bowie y a las quejas
crecientes contra la unidad, el Servicio de Inmigración y Naturalización (agencia
responsable de la Patrulla Fronteriza) asignó un nuevo jefe de la Patrulla Fronteriza
en el sector de El Paso, quien rápidamente diseñó e implemento la “Operación Blo­
queo” (Operation Blockade) en 1993, en la que se incorporaron algunas sugerencias
del litigio de Bowie (Dunn, 1999a).
Otra visión superficial de la información de los derechos de los inmigrantes du­
rante años recientes en Estados Unidos indica el énfasis continuo a la soberanía na­
en la zona de la frontera México-Estados Unidos, asi como a aquellos que se sospeche lo sean, lo que
significa los mexicanos-norteamericanos más pobres y otros de apariencia hispana. La Patrulla Fronte­
riza ha usado esta autoridad durante mucho tiempo y ha participado en abusos ocasionales con impuni­
dad, puesto que esas prácticas se aceptaban como normales o cuando menos inevitables, y en muy pocas
ocasiones se vieron retadas formalmente o provocaron protestas antes de fines de la década de los
ochenta (Dunn, 1999a; 1999b; Huspek et al., 1998).
7 En una sentencia preliminar notable a fines de 1992, el juez ordenó a la unidad que cesara inme­
diatamente de detener, interrogar y arrestar sospechosos únicarnente con base en su apariencia étnica,
táctica primaria que durante mucho tiempo usó la unidad junto con su patrullaje en los vecindarios de la
ciudad. Además, el acuerdo posterior logrado fuera del tribunal de este caso ordenó que el Tribunal
General vigilara a la Patrulla Fronteriza de El Paso durante cinco años (Dunn, 1999a).
169
Análisis y perspectivas de la globalización
cional y al grueso del marco de la ciudadanía, y a la continua subordinación de la
perspectiva de los derechos humanos, que deja a los inmigrantes como un grupo muy
vulnerable (según elabora Bustamante, 2002). Varias disposiciones respecto a la in­
migración contenidas en una serie de leyes federales aceptadas en 1996 limitaban los
derechos civiles y sociales de los inmigrantes residentes legales, y no sólo de los
inmigrantes ilegales. Reducían el acceso a los servicios sociales (por ejemplo, segu­
ridad social, estampillas para alimentos y asistencia médica) para los inmigrantes
residentes legales (Levinson, 2002), a la mayor parte de los cuales los inmigrantes no
autorizados no tenían derecho, y ampliaba en mucho las bases para la deportación de
inmigrantes residentes legales entre las que se incluían hasta varios delitos menores y
también hacían que estos criterios restrictivos fueran retroactivos (Patrick, 1998).
Además, los inmigrantes indocumentados continúan siendo muy vulnerables a la
explotación y en la práctica cuentan con derechos limitados, lo que se debe en su
mayor parte al temor a la deportación y este hecho los desalienta a que ejerzan sus
derechos o busquen ayuda por parte de las autoridades. Por ejemplo, en Delaware
varios cientos de inmigrantes mexicanos indocumentados no podían enfrentar a la
negativa del dueño del inmueble para proporcionarles agua potable en sus departa­
mentos, ya que temían que cualquier contacto con las autoridades los llevara a la
deportación (Dunn et al., por publicarse). En otro caso, los ejecutivos de una empresa
avícola amenazaron a los trabajadores inmigrantes hispanos (en su mayor parte mexi­
canos y muchos indocumentados) con la deportación si votaban contra la compañía y a
favor del sindicato en una elección supervisada por las autoridades federales en una
planta avícola (Dunn et al., por publicarse). Una sentencia de la Suprema Corte de
Justicia de Estados Unidos en 2002 también socavó drásticarnente los derechos para
la organización de un sindicato de inmigrantes indocumentados (Lane, 2002). De
manera más general, la industria empacadora de carne depende más de la mano de
obra de inmigrantes, en especial de inmigrantes mexicanos indocumentados, y los ha
tratado esencialmente, como buenos trabajadores, pero como trabajadores sustituibles,
como se evidencia en la reducción de los niveles de pago y en la rotación de personal
al igual que en el promedio de lesiones físicas que los inmigrantes no pueden enfren­
tar de manera efectiva debido, una vez más, al temor que tienen a la deportación (por
ejemplo Schlosser, 2001, pp. 160-178). Y, en la era posterior al 11 de septiembre, el
marco de la soberanía nacional y la ciudadanía ha adquirido mayor importancia, ya
que ahora la inmigración se considera más como un asunto de seguridad (según Weiner,
1993, reportado en IMR, 2002), en tanto que el interés por los derechos humanos se ha
reducido; en relación con esto, han cesado las promisorias negociaciones binacionales
para obtener algún tipo de posición legal ampliada y por los derechos de los inmigrantes
mexicanos. Sin embargo, no todo se ha perdido, ya que ha continuado la defensa por
170
Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional
los derechos de los inmigrantes y actores no gubernamentales y gubernamentales de
bajo rango han abierto nuevos caminos en todo el país.
Conclusión
Desgraciadamente, desde mi punto de vista, el marco de la ciudadanía nacionalista
todavía prevalece por encima de la perspectiva de los derechos humanos en los asun­
tos de inmigración. Los inmigrantes, en especial los indocumentados o los no autori­
zados, continúan siendo muy vulnerables al maltrato, la explotación y la violación de
sus derechos básicos y de su dignidad, como indica Bustamante (2002). Él, así como
Mattila (2000), señala que la situación no se resuelve mediante la presencia de un
gran número de tratados internacionales de derechos humanos, debido a la falta de
voluntad política para ponerlos en práctica por parte de las naciones-Estado. Aque­
llos autores que proclaman que la soberanía nacional y la ciudadanía se han visto
eclipsadas o suplantadas por la perspectiva de los derechos humanos en los asuntos
de inmigración están muy equivocados (o exageran) desde mi punto de vista, y de
manera más importante, sus reclamos resuenan entre las crecientes facciones nativistas,
y antiinmigración de las naciones desarrolladas, quienes usan a los inmigrantes como
chivos expiatorios para todo tipo de problemas sociales. En este momento, está claro
que hay una “decisión social del orden de las preferencias en estado de emergencia”
(Sjoberg y Vaughan, 1993; Sjoberg, 1996), en progreso en este asunto, en cuanto a
que la dignidad y el bienestar de los inmigrantes, en especial los indocumentados,
con frecuencia se sacrifican por un beneficio económico o político (o “eficiencia”),
aun cuando muchas naciones desarrolladas dependen más de la mano de obra de los
inmigrantes y de otras contribuciones a nuestra sociedad.
No veo una relación de suma-cero entre la ciudadanía y los derechos humanos, ni
entre los derechos humanos y la soberanía nacional (Bustamante, 2002, pp. 345346). Los derechos humanos son más importantes que la ciudadanía, pues los prime­
ros sin la segunda permiten mayor bienestar que la segunda sin los primeros, según
ilustra la experiencia de los ciudadanos de dictaduras militares y otros sistemas
tiránicos. En cuanto a la soberanía nacional, creo que haríamos bien en ser cautelosos
al exaltarla como fin fundamental en sí, sino que deberíamos preguntar: soberanía
nacional, ¿para qué? Llevada a los extremos, con demasiada frecuencia ha actuado
como escudo a la crítica y a la responsabilidad por el maltrato de las personas por
parte de las autoridades, debido a que conforme a esta lógica dicho tratamiento es
aceptable si la nación-Estado indica que lo es. En este sistema, los Estados-nación
por sí misinos definen qué derechos tienen las personas y cuáles no tienen, y si dicen
171
Análisis y perspectivas de la globalización
que el público o parte de la población (como es el caso de los inmigrantes) no tienen
ciertos derechos, o hasta ningún derecho (por ejemplo bajo la ley marcial), entonces
no los tienen. Sin embargo, como menciona Turner (1993) los derechos humanos son
extragubernamentales y con frecuencia se usan para enfrentar al tratamiento represi­
vo por parte de los Estados nación, un enfoque con una tradición más profunda en
América Latina (ver Jelin y Hershberg, 1996).
La formulación de documentos y normas de derechos humanos de manera compa­
rativa proporciona una base más amplia y universal sobre la cual elaborar una crítica
al maltrato y al abuso, y para evaluarla y para al menos sugerir la responsabilidad de
los Estados-nación, las organizaciones y los individuos que la perpetran, según lo
presentan Sjoberg et al. (2001). En contraste, yo caracterizaría la perspectiva de la
ciudadanía nacionalista como ejemplo de una forma común de relativisino moral en
la ciencia social, “compromiso con el sistema” (Sjoberg, 1996, pp. 276-277); en ello,
esta perspectiva cuando menos promueve al Estado-nación como la última autoridad
ideal en la determinación de derechos, a nombre de la soberanía nacional. En con­
traste, un enfoque más amplio de los derechos humanos que emplea alguna norma
universal de derechos básicos para todas las personas se presta mejor a la conceptualización de los derechos, en especial cuando se consideran asuntos que van más allá
de los límites de los Estados-nación, como la inmigración.
Los Estados-nación siguen siendo el principal sitio práctico para la implementación
y la puesta en práctica de los derechos, dada la ausencia relativa de otras institucio­
nes transnacionales que los puedan poner en práctica significativamente, y, entonces,
los defensores de los derechos enfocan correctamente mucha de su atención en los
escenarios y foros de los Estados-nación. Sin embargo, yo mencionaría que lo hicié­
ramos usando el marco más amplio de derechos humanos como medio para comparar
y evaluar el desempeño de los derechos de los Estados-nación, y para impulsar medi­
das de manera creativa en una variedad de escenarios que reconocieran y defendieran
la dignidad y el bienestar de todos, en especial de los inmigrantes, dada su posición
más insegura frente al gobierno, y de ahí su vulnerabilidad. En tanto los Estadosnación continúen siendo los árbitros prácticos de los derechos, en nuestros marcos
conceptuales podríamos hacerlo mejor que sólo aceptar pasivamente y sin crítica el
poder del Estado y sus definiciones; en lugar de ello, sugiero que formulemos confor­
me a una perspectiva más amplia de los derechos humanos para, cuando menos,
conceptuar la dignidad humana para todos y para formular las maneras en las que
haremos que las organizaciones privadas, estatales y transnacionales se hagan res­
ponsables de las personas. De no ser así, fácilmente podemos caer en los límites de
definición y en el relativisino moral de nuestro propio Estado-nación, lo que a su vez
bloquea nuestra capacidad para evaluar o conceptualizar la responsabilidad del go172
Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional
biemo y de otras organizaciones cuando inhiben la dignidad y el bienestar humanos,
en especial de los inmigrantes y de otros grupos subordinados.
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176
Migración, derechos humanos, ciudadanía
y soberanía nacional
(comentario)
Paz Trigueros Legarreta
Depto. de Sociología, UAM-Azcapotzalco
s muy innovadora la propuesta de Timothy Dunn por la forma en que aborda
la cuestión del respeto a los derechos humanos de los inmigrantes en las socie­
dades modernas, haciendo referencia a la contradicción entre quienes piensan
que atender a las exigencias de los derechos humanos afecta la soberanía nacional de
los países de atracción y quienes defienden que ese tipo de derechos son incondicio­
nales.
Así, pues, hace alusión a la existencia de dos visiones contrapuestas: la de ciuda­
danía nacionalista y la de derechos humanos en los asuntos de la inmigración, y
propone hacer un balance de hasta dónde es posible avanzar en la defensa de los
derechos humanos de los inmigrantes, a pesar de este antagonisino. Se pregunta: ¿en
qué medida se puede decir que el reconocimiento de los derechos humanos de los
inmigrantes atenta contra la soberanía nacional, como muchos investigadores sostie­
nen?; para estas perspectivas mencionadas, ¿los derechos humanos son condiciona­
les o incondicionales?
Para responder a ellas, Dunn revisa una bibliografía muy amplia al respecto, aun­
que su análisis se enfoca, principalmente, al estado de los derechos humanos en EU,
donde la situación privilegiada de la seguridad nacional y el antiterrorisino han rele­
gado otros temas que, de alguna manera, están relacionados con la seguridad nacional.
El autor plantea que para la visión de la ciudadanía nacionalista, los derechos
pertenecen a los ciudadanos (quienes, como se explica en el texto, los adquirieron
E
177
Análisis y perspectivas de la globalización
con muchas dificultades, especialmente la clase trabajadora y los grupos minorita­
rios), y son condicionales, ya que el poder del Estado-nación está por arriba de todo,
y lo demás está supeditado a él. Dentro de esta perspectiva, los derechos de los
inmigrantes dependen de las reglas fijadas por el Estado. Si violan la ley, por ejem­
plo, al entrar ilegalmente, su reclamación de cualquier derecho se ve sumamente
debilitada.
En tanto, la perspectiva de los derechos humanos de los inmigrantes considera
que éstos son incondicionales, por la calidad de ser seres humanos, aun cuando no
deja de tomar en cuenta las obligaciones de cada persona. La preocupación mayor,
para sus defensores, es la dignidad humana, a la que ubican por encima del Estadonación. Por lo misino, los derechos humanos no están vinculados exclusivamente al
Estado-nación y a la calidad de ciudadano que emana de él, a pesar de que, en la
realidad, todavía dependen de su buena voluntad.
Para ejemplificar los argumentos que se esgrimen desde la visión de la ciudadanía
nacionalista, Dunn menciona a tres autores que han externado su preocupación ante
el hecho de que, desde su punto de vista, los derechos humanos de los inmigrantes
han sustituido a la ciudadanía como base de los derechos y han puesto en riesgo la
soberanía nacional. Entre los argumentos que manejan están: que la aplicación de las
normas internacionales de derechos humanos desafían a la ciudadanía, a las fronteras
nacionales y aun la legitimidad del Estado-nación (Sassen, 1996, p. 94-96);1 que se
erosionan las diferencias entre ciudadanos y extranjeros, lo cual tiene su propia dia­
léctica destructiva (Jacobson, 1996, pp. 8-9), y que el otorgamiento de derechos a las
“poblaciones extranjeras” derivados del discurso de los derechos humanos ha “soca­
vado la base misina de la ciudadanía nacional” y ha hecho que la ciudadanía sea
“originalmente irrelevante” (Soysal, 1994, pp. 137 y 162).
Dunn encuentra que hay menos argumentaciones de fondo que ejemplifiquen la
vulnerabilidad de los migrantes y la no aplicación de los convenios internacionales
en defensa de los derechos humanos, y cita a Turner (1993, pp. 178 y 1982) y a
Sjoberg (1996, p. 285), quienes enfatizan la necesidad de proteger a los más débiles
ante los excesos de la burocracia y las instituciones, lo que se facilita debido al carác­
ter extra gubernamental de los derechos humanos.
El autor concluye que, a pesar del temor que manifiestan los representantes de la
visión “de la ciudadanía nacionalista”, en los hechos concretos ésta se ha visto poco
afectada por la defensa de los derechos humanos. Esto lo atribuye tanto a la coyuntu­
1 Todas las referencias bibliográficas provienen del artículo de Timothy Dunn, por lo que remito al
autor a esta fuente para conocer su ficha completa.
178
Migración, derechos humanos, ciudadanía y soberanía nacional (comentario)
ra política que se vive, ante el temor a la amenaza terroristas, como al hecho de que la
normatividad sobre los derechos humanos de los individuos proviene, principalmen­
te, de declaraciones y proclamaciones internacionales que no son obligatorias, a me­
nos que los países las firmen y las ratifiquen.
Coincido con las conclusiones de Dunn, aunque soy algo más optimista en el
sentido de que poco a poco y a pesar de la resistencia que enfrentan, se van abriendo
oportunidades que facilitan la adopción de algunos derechos humanos, gracias a las
presiones internacionales, pero también a sectores al interior de los países (organiza­
ciones no gubernamentales, iglesias, sindicatos, defensores de derechos humanos,
grupos feministas, etc.) que, por distintos motivos, presionan para su aplicación.
Por otro lado, aunque es muy interesante e ilustrativo reflexionar sobre el tema de
los derechos humanos, desde el punto de vista de los sistemas político-jurídicos,
considero que ningún análisis que enfoque la problemática de la migración interna­
cional puede abstraerse de las condiciones económico-sociales en que se da, sobre
todo en momentos en que la llamada globalización ha traspasado fronteras, trastocando
el orden económico, político y social de los países de una u otra manera.
En este contexto, la relación entre México y EU, por situarme dentro de la proble­
mática manejada por el autor, ha sido modificada por las nuevas reglas de intercam­
bio y de apertura de fronteras, sobre todo a partir de la firma del tlcan.
Por un lado, gran parte de los sectores económicos en México se han visto afecta­
dos por la entrada abrupta de un amplio espectro de mercancías que han dado lugar al
cierre masivo de empresas, recortes de personal y aguda crisis en el campo, todo lo
cual conlleva la falta de oportunidades laborales para una creciente población en
edad laboral. Por el otro, en eu hay una cada vez mayor demanda de mano de obra
extranjera, tanto la que tiene bajos niveles de escolaridad como la que ostenta una
alta calificación, en distintos campos del conocimiento. Describir detalladamente
estos procesos rebasaría el propósito de mi comentario; sin embargo, es importante
recalcar la integración económica entre estas dos economías, la dependencia de cier­
tos productos norteamericanos en México y de algunos mexicanos en EU.
También la economía estadunidense requiere, para estar en condiciones de parti­
cipar en un mercado sumamente competido, y para satisfacer la demanda local de
productos y de servicios cada vez más variados, del trabajo de personas nacidas en el
exterior. Esto se debe tanto a las características de su economía como a la estructura
de su población.2 Las estadísticas oficiales lo confirman, sobre todo en ramas donde
2 Se trata de una población con una estructura por edades muy avejentada y, además, con un nivel
muy alto de educación.
179
Análisis y perspectivas de la globalización
los inmigrantes cumplen una importante función, como son la agricultura, la cons­
trucción, las plantas empacadoras, la hotelería y la industria restaurantera, por men­
cionar algunas de ellas.
Aun cuando han surgido voces discordantes que señalan que el trabajo inmigrante
daña la economía de ese país y desplaza a los trabajadores locales y reduce el nivel de
salarios, cada vez son más los actores políticos que se manifiestan a favor de recono­
cer en la legislación lo que es un hecho contundente; aun aquellos que tradicional­
mente estaban en contra. Tal es el caso de la American Federation of Labour and
Congress Industrial Organizations (AFL-CIO), del presidente de la Reserva Federal,
Alan Greenspan, a los que se han venido agregando congresistas como Phil Gram,
republicano y Richard Gephardt, demócrata; los senadores John McCain, republica­
no, y Edward Kennedy, demócrata; los representantes republicanos Jim Kolbe y Jeff
Flake, y el demócrata Howard Berman, entre otros.
Por último, el presidente Bush se suma a este reconocimiento al declarar, en cere­
monia oficial el 7 de enero de 2004, que EU depende de la inmigración, y que por la
falta de leyes adecuadas, muchos empleadores han volteado hacia el mercado laboral
ilegal, debido a que no encuentran ciudadanos norteamericanos que quieran cubrir
esos puestos. Y agrega: “Vemos millones de hombres y mujeres que trabajan ardua­
mente, condenados al miedo y la inseguridad en una economía masivamente indo­
cumentada...”
Independientemente de lo adecuado de las propuestas de cada uno de los actores
señalados, que no es el tema por discutir, lo que interesa recalcar es el reconocimien­
to de facto de la dependencia del trabajo migrante por parte de la economía norte­
americana.
En estas condiciones, la situación de los derechos humanos sólo puede entenderse
dentro de este nuevo mercado laboral internacional, en el que los trabajadores mexi­
canos, como participantes activos de ese mercado deben disfrutar de los misinos
derechos de los trabajadores locales en puestos similares, independientemente de su
condición legal.
Es por ello que, mientras los norteamericanos aluden a los aspectos jurídicos de la
migración atribuyendo a los trabajadores migratorios la condición de “ilegales” y por
lo misino considerándolos como delincuentes, en México se utiliza el término de
“indocumentado”, o como ahora se empieza a manejar, “no autorizados”, que alude
más al ámbito laboral que al jurídico.
180
5
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mercado
laboral estadunidense
Elaine Levine
Centro de Investigaciones sobre América del Norte, unam
n el 2003 ingresaron a México 13 266 millones de dólares como remesas
enviadas por trabajadores migrantes a sus familiares. Este monto es 35% mayor
de lo que ingresó en 2002 y el doble de lo que fue registrado en 2000, de
acuerdo con cifras emitidas por el Banco de México. Dicho organisino ha estableci­
do que uno de cada cuatro hogares recibe remesas de este tipo y reconoce que es uno
de los factores que contribuyó a sostener al consumo interno del país. Las remesas
superaron la entrada estimada de recursos que ingresaron al país por concepto de
inversión extranjera directa y también el monto aportado por el turisino internacional.
El flujo de divisas generado por las remesas fue equivalente a 79% del valor de las
exportaciones de petróleo cmdo en 2003 y representa 2.2 % del producto interno bruto
(González Amador, 2004). Los conteos oficiales estiman que actualmente hay alrede­
dor de 10 millones de personas nacidas en México que radican en Estados Unidos.
Mientras las remesas que envían los migrantes adquieren una importancia cada
vez mayor para México, el flujo de nuevos inmigrantes a Estados Unidos -prove­
nientes de un gran número de países, entre los cuales se destaca México- se hace más
notable. De hecho, el censo de 2000 revela que entre 1990 y 2000 se recibió la oleada
más grande de nuevos inmigrantes (en términos absolutos) en toda su historia. Los 14
millones de inmigrantes que ingresaron en este periodo aportaron 41% del creci­
miento de la población, que es la proporción más grande que se haya registrado por
dicho concepto en el siglo XX (Sum et al., 2002). Cabría señalar también que mien­
tras la población estadunidense, en general, se incrementó 13.2% (de 1990 al 2000)
E
181
Análisis y perspectivas de la globalización
el componente latino1 creció 57.9%, superando aun el ritmo de los asiáticos de 53%,
rebasando las proyecciones previas al respecto y convirtiendo a los latinos en el gru­
po minoritario más numeroso del país (us Census Bureau, 2001). El 46% de este
crecimiento tan marcado de la población latina, durante la década, fue resultado de la
inmigración.
Por otra parte, Andrew Sum y sus coautores afirman que el peso de los nuevos
inmigrantes en el crecimiento de la fuerza laboral estadunidense es la más alta que se
haya observado en los últimos 60 años, que es desde cuando se tienen datos al respec­
to (Sum et al., 2002). Señalan que los ocho millones de inmigrantes nuevos,2 que se
incorporaron a la Población Económicarnente Activa (pea) entre 1990 y 2001, son
los responsables de 50% de su crecimiento durante este lapso. De hecho, del ritmo de
crecimiento de la pea estadunidense ha sido menguante después de la década de los
setenta cuando se incrementó 29.2% debido al ingreso de las personas nacidas en la
posguerra y una creciente participación de las mujeres. Durante los noventa la pea
creció solamente 11.5% y sin los nuevos inmigrantes el crecimiento registrado hu­
biera sido nada más de 5%. Sum y sus colaboradores aseguran que no haber contado
con los nuevos inmigrantes como parte de la pea hubiera restringido tanto el creci­
miento del empleo como el crecimiento económico en general.
La década 1991-2001 es considerada como el periodo de crecimiento económico
ininterrumpido más largo que haya experimentado Estados Unidos en tiempos de
paz. Durante ese lapso se crearon más de 20 millones de empleos. Muchas personas,
incluyendo a George W. Bush y Alan Greenspan, han reconocido la importancia de la
mano de obra de los nuevos inmigrantes para el crecimiento económico del país; sin
embargo, no todo el mundo está convencido de las bondades de su presencia. Hay un
álgido debate en tomo a los impactos que tienen los trabajadores migrantes sobre los
niveles de empleo y los niveles salariales, sobre todo cuando se trata de aquellos con
bajos niveles de escolaridad y rasgos étnicos o raciales que los hacen objeto de discri­
minación laboral y social, como es el caso de la mayoría de los migrantes mexicanos.
A raíz del Tratado de Libre Comercio de América del Norte la migración de mexi­
canos a Estados Unidos se ha incrementado y no al revés, como se esperaba.3 La gran
1 Utilizamos indistintamente los términos latino e hispano para referimos a los inmigrantes prove­
nientes de algún país latinoamericano y sus descendientes nacidos en Estados Unidos. Los latinos de
origen mexicano, es decir, nacidos en México o descendientes de mexicanos, constituyen casi dos ter­
cios del total.
2 Los inmigrantes considerados como “nuevos” son los que llegaron a partir de 1990.
3 Uno de los argumentos principales que se invocó en Estados Unidos a favor del tratado, antes de
que se firmase, era el supuesto de que disininuida el flujo migratorio desde México.
182
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense
diferencia entre los salarios en México y los del otro lado de la frontera tampoco ha
disininuido. En México el poder adquisitivo de la mayoría de la gente es menguante
y la economía no genera suficientes empleos para absorber la creciente fuerza de
trabajo. En los últimos 25 años el salario real se ha desplomado en 70% (Ochoa,
2003) y más de 85% de los trabajadores percibe entre 0 y 5 salarios mínimos (Ortiz
Rivera, 2003) -monto que equivale a aproximadamente 50% del salario mínimo
estadunidense, que está a su vez sólo ligeramente arriba del umbral de pobreza para
un individuo, sin dependientes, en dicho país. Seguramente, las presiones para mi­
grar son más fuertes hoy que hace 10 años. Además, a través del proceso migratorio
se está consolidando, paulatinamente, una integración de facto de los mercados labo­
rales, pero en condiciones desventajosas para los mexicanos.
Para muchos mexicanos que han emigrado en años recientes, la movilidad
socioeconómica dentro de Estados Unidos no puede ser considerada como un resul­
tado probable para ellos, ni tampoco como un logro fácilmente accesible para sus
hijos. Las condiciones del mercado laboral en México interactúan con las de Estados
Unidos para crear un clima favorable en el cual los “nichos de empleos para
inmigrantes”, pueden brotar y florecer en innumerables localidades a lo largo y an­
cho de este último país. Mientras que el flujo constante de los migrantes borra, en
cierto sentido, la frontera entre los dos países, surgen nuevas delimitaciones, al inte­
rior de Estados Unidos, que son las de los barrios donde viven los mexicanos y se
habla español, o de las ocupaciones en las que predomina la mano de obra latina.
Los que habitan estos espacios tienden a medir su bienestar respecto a las condi­
ciones tercermundistas que dejaron atrás. Por consiguiente, su nuevo entorno resulta
bastante aceptable aun cuando suele ser de lo peor en términos de los estándares
prevalecientes en Estados Unidos. Los trabajadores mexicanos generalmente ocupan
los puestos menos deseados y más mal pagados, y se agrupan en barrios deteriorados
donde sus hijos asisten a escuelas en las que predominan otros niños, como ellos, que
pertenecen a las llamadas minorías étnicas o raciales. Dado el bajo nivel de escolari­
dad con que llegan y su falta de conocimiento del inglés, no se puede esperar más en
un mercado laboral tan segmentado y estratificado como el estadunidense.
La población de origen mexicano que radica en Estados Unidos ha crecido
marcadamente durante las últimas dos décadas. La mayoría de los inmigrantes de
primera generación son pobres y tienen niveles de escolaridad muy bajos en compa­
ración con el resto de la población estadunidense. Por tanto, donde más fácilmente
encuentran empleo es en un conjunto de puestos poco deseables y mal pagados por
los que generalmente no compiten otros trabajadores. Dadas las transformaciones
recientes del mercado laboral, la creciente estratificación social y las dificultades
que tienen las personas de escasos recursos para acceder a la educación superior,
183
Análisis y perspectivas de la globalización
parece que el ascenso socioeconómico dentro de Estados Unidos será más difícil
para los hijos de los inmigrantes mexicanos de hoy de lo que lo fue para éste y otros
grupos en épocas anteriores.
Inserción de mexicanos y latinos
en el mercado laboral estadunidense
Puesto que el empleo constituye el motivo principal para un gran número de migrantes
mexicanos, no es sorprendente que la población de origen mexicano, en su conjunto,
tenga una tasa de participación en la población económicarnente activa (pea) más
alta que la de cualquier otro grupo. En el caso de los hombres de 16 años o más la tasa
es de 80.8%, que supera la de todos los blancos4 (74.6%), que es a su vez mayor que
la de los afroamericanos (68.4%). La tasa de participación de las mujeres de origen
mexicano (56.4%) es levemente menor que la de todas las mujeres blancas (59.6%),
que resulta un poco inferior a la de las afroamericanas, de 62%. Por otra parte, cabe
señalar que las tasas de desempleo para los mexicanos, así como para el conjunto de la
población hispana, se encuentran en un rango intermedio, por encima de las tasas de
desempleo para todos los blancos -tanto hombres como mujeres-, pero menores que
las tasas de los afroamericanos (Employment and Earnings, enero 2003, pp. 164-165).
Los inmigrantes no calificados casi siempre ingresan a los estratos inferiores del
espectro ocupacional y salarial estadunidense donde de todas formas ganan bastante
más que en sus lugares de origen. La mayoría de los mexicanos que emigran son
trabajadores poco calificados. Su nivel de escolaridad es generalmente inferior al de
los trabajadores estadunidenses menos calificados, aun cuando rebase el nivel pro­
medio que prevalece en México. Por tanto, el perfil ocupacional de la población de
origen mexicano exhibe algunas divergencias desventajosas respecto a otros grupos
de la población, en términos socioeconómicos (ver cuadro 1).
Los datos arrojados por el Mexican Migration Project -que es una iniciativa de
colaboración entre investigadores de la University of Pennsylvania y la Universidad
de Guadalajara- son un punto de partida interesante para analizar la inserción de los
4 En las estadísticas oficiales estadunidenses la designación hispana es una diferenciación étnica, y
no racial, y siempre se señala que los hispanos pueden ser o blancos o negros. Por tanto, cuando se
proporcionan datos para los “blancos” o “todos los blancos” están incluidos, en el conjunto, también la
mayoría de los hispanos o latinos. Este grupo se encuentra excluido solamente cuando los datos señalan
que se refieren explícitamente a “blancos no hispanos”.
184
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense
Cuadro 1. Distribución
ocupacional 2002
Categorías ocupacionales:
I. Gerentes y profesionistas
II. Técnicos, ventas y apoyo administrativo
III. Servicios
IV. Obreros calificados
V. Obreros no altamente calificados
VI. Agricultura, silvicultura y pesca
Mediana del ingreso
Mediana total $610
Grupos de población:
Blancos
Afroamericanos
Hispanos
Origen mexicano
Origen puertorriqueño
Origen cubano
MMP-Total
MMP antes de 1980
mmp 1981-1990
mmp 1991 en adelante
Encuesta LA 1er. empleo
Encuesta LA empleo actual
semanal
en
dólares
I
II
III
IV
V
VI
$884
$551
$385
$633
$484
$364
I
II
III
IV
V
VI
32.1%
22.7%
15.0%
12.2%
20.7%
27.7%
0.6%
0.1%
0.9%
0.8%
0.4%
28.8%
28.2%
23.4%
22.0%
31.3%
30.3%
4.4%
2.6%
5.4%
6.7%
9.7%
12.8%
22.6%
21.2%
20.3%
20.5%
14.8%
12.9%
9.3%
15.4%
15.8%
34.2%
11.3%
7.3%
14.7%
16.0%
10.5%
12.9%
10.1%
7.7%
11.2%
12.1%
11.0%
12.2%
18.0%
20.7%
22.6%
15.9%
13.4%
24.8%
20.4%
28.5%
26.9%
40.8%
2.8%
1.2%
5.1%
6.8%
1.5%
0.8%
39.0%
53.4%
29.8%
26.4%
2.2%
0.4%
15.8%
22.4%
12.5%
47.1%
0.0%
Fuente: Employment and Earnings, enero 2003; Mexican Migration Project-MMP71; encuesta realizada
por la autora en Los Ángeles, 2001.
migrantes mexicanos en el mercado laboral estadunidense (MMP71). Al momento de
redactar este trabajo las bases de datos de dicho proyecto contenían los resultados
de las encuestas a migrantes realizadas entre 1982 y 1999, y levantadas principal­
mente en sus lugares de origen. Para analizar las repuestas sobre el tipo de empleo del
entrevistado, durante su última estancia migratoria, establecimos tres periodos: 1) los
5
5
La autora agradece el apoyo de Marcela Osnaya en el procesamiento de los datos del Mexican
Migration Project y la captura y procesamiento de los datos de la encuesta realizada en Los Ángeles, a
que se refiere más adelante.
185
Análisis y perspectivas de la globalización
que realizaron su último viaje antes de 1981, 2) los que lo realizaron entre 1981 y el
fin de 1990, y 3) los que hicieron su último viaje de 1991 en adelante. Esto nos
permitió observar los cambios en la estructura ocupacional para quienes hayan migrado
en las décadas más recientes (ver cuadro 1).
Más de la mitad (53.4%) de los que realizaron su último viaje antes de 1981 -que
son a su vez 42% del total de los encuestados- fueron a trabajar en la agricultura,
pero después la importancia de esta actividad disininuyó significativamente. Sólo
26.4% de los que migraron después de 1990 se emplearon en labores agrícolas. Di­
cho cambio refleja, sobre todo, la transformación de la estructura ocupacional
estadunidense y también la procedencia urbana de un número creciente de migrantes.
Por consiguiente, el trabajo agrícola ha sido sustituido paulatinamente, a lo largo de
las últimas dos décadas o más, por empleos poco calificados en la manufactura y la
construcción (de 20.4% en el primer periodo a 26.9% en el último), en los servicios
(de 9.3% en el primer periodo a 15.8% en el último), en el comercio (de 1.8% a
5.5%) y también por puestos de obreros calificados y artesanos (de 7.7% a 12.1%).
Otra fuente de información sobre migrantes de primera generación son los resul­
tados del trabajo de campo que realicé en la primavera de 2001, en Los Ángeles,
California. Apliqué una encuesta a 275 personas que asistían a clases para adultos, en
dos sitios distintos. Las personas que contestaron el cuestionario son inmigrantes
latinos de primera generación, la gran mayoría de ellos mexicanos, que actualmente
radican en el condado de Los Ángeles. Asistían a las clases para adultos para apren­
der inglés y, en uno de los lugares, algunos también llevaban cursos de capacitación
vocacional. En este caso, desde luego, se trata de un entorno netamente urbano, lo
cual no deja de ser representativo, puesto que más de 90% de los latinos en Estados
Unidos viven en zonas urbanas comparado con un poco más de 70% para el resto de
la población.
Se pueden observar ligeros cambios en la estructura ocupacional al comparar el pri­
mer empleo de los encuestados con su empleo actual (ver cuadro 1), aunque el tiempo
transcurrido para cada individuo es diferente. La mediana del tiempo en el empleo
actual fue de tres años con un mínimo de un mes y un máximo de 32 años; el prome­
dio fue de cuatro años con nueve meses. El 2.2% reportó el trabajo agrícola como
primer empleo en Estados Unidos, pero actualmente ninguno de los encuestados des­
empeña ya esa labor. El porcentaje de obreros no calificados se incrementó de 40.8%
a 47.1%, mientras que el de obreros calificados pasó de 11.1% a 12.5 por ciento. El
porcentaje con ocupaciones técnicas, de apoyo administrativo o ventas se incrementó
de 9.7% a 15.8%. La ocupación en los servicios -donde las remuneraciones suelen
ser más bajas que las de los obreros, inclusive de los no calificados- disininuyó de
34.2% a 22.4%. Esta mejoría del perfil ocupacional se explica en parte porque algu186
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense
nas mujeres anteriormente empleadas en el servicio doméstico privado han dejado de
trabajar para dedicarse a las labores de su propio hogar. También disininuyó el núme­
ro de hombres empleados en el rubro de servicios.
El único profesional del grupo es un pastor evangélico proveniente de Guatemala.
Cuatro personas se reportaron como jubilados o pensionados. El porcentaje de los
encuestados que no trabaja se incrementó de 8.8% a 19.8%, debido principalmente a
que varias mujeres, quienes en un principio participaban en la población económicarnente
activa (PEA), dejaron de trabajar fuera del hogar al casarse o tener hijos. De
manera que 43.4% de las mujeres indicaron no desempeñar, actualmente, ninguna
actividad remunerativa. Por tanto, la tasa de participación en la PEA entre las
encuestadas es de 56.6%, que resulta prácticarnente igual a la tasa que prevalece
entre las mujeres latinas que radican en Estados Unidos, que es alrededor de 57 por
ciento. Sin embargo, varias de ellas tienen empleos algo precarios o informales como
el cuidado de niños, o de discapacitados o ancianos, o la venta de cosinéticos o ali­
mentos preparados que se realiza desde su propio hogar. No obstante lo anterior, la
mayoría de los encuestados reportaron trabajar ocho horas diarias durante cinco días
de la semana. Además 12% reportaron tener un segundo empleo en el que trabajan
algunas tardes o noches o durante los fines de semana.
La importancia de las redes sociales de los migrantes para conseguir empleo en
Estados Unidos es fundamental. El 78% de los encuestados consiguió su primer empleo
por medio de un pariente o un amigo y 61% reportaron, todavía, haber conseguido su
empleo actual de esta forma. El porcentaje de los que encontraron empleo por medio
del periódico disininuyó de 5.7% a 4.3 por ciento. Sólo un porcentaje muy bajo re­
portó recurrir a una agencia para obtener trabajo, el 1.6% en el caso del primer puesto
y 1.9% para el puesto actual. Los que lograron su empleo porque “oyeron que se
necesitaban trabajadores en el lugar” se incrementó de 9.8% a 12.5 por ciento. Tam­
bién aumentó la proporción de los que trabajan por cuenta propia de 2.4% a 7.7 por
ciento. Por otra parte, un 8.2% obtuvo su empleo actual mediante el ascenso a un
puesto mejor en el misino lugar donde ya trabajaban. De todas formas el papel de las
redes es preponderante y es alimentado por -a la vez que retroalimenta- la creciente
segmentación del mercado laboral estadunidense (Waldinger y Lichter, 2003).
Un balance de la situación laboral de nuestros encuestados revela una leve mejo­
ría en términos del tipo de empleos y las remuneraciones desde su llegada a Estados
Unidos. El tiempo promedio de residir allí fue de 9.9 años, pero con un rango de
variación desde un mes hasta 53 años. Sin embargo, los avances son muy acotados y,
sobre todo, restringidos a los ámbitos donde suelen encontrar empleo los inmigrantes
mexicanos con poca escolaridad o pocos conocimientos del inglés. Aunque unos
cuantos trabajaron en el sector agrícola como primer empleo en Estados Unidos,
187
Análisis y perspectivas de la globalización
ninguno lo hace ahora. Pero solamente una de las cuatro personas con grado univer­
sitario se desempeña como profesional. La importancia del servicio doméstico, así
como del sector de servicios en general, como fuente de empleo disininuyó. El por­
centaje ocupado como obreros no calificados se incrementó 6.3% y el de obreros
calificados 1.5%, con algunos reacomodos dentro de ambas clasificaciones genera­
les. La proporción de los que dependen todavía de las redes sociales para conseguir
empleo es muy alta.
Al analizar la estructura ocupacional actual de toda la población de origen mexi­
cano en Estados Unidos -con datos del Departamento del Trabajo para el año 2002se puede observar (ver cuadro 1) que más de 60% de ésta se reparte, en proporciones
más o menos iguales, entre puestos de obreros no calificados (22.6%), técnicos, ven­
tas y apoyos administrativos (22.0%) y servicios (20.3%). El 16% se desempeña
como obreros calificados, el 12.2% en puestos directivos o como profesionales y
solamente 6.8% en empleos del sector agrícola (Employment and Earnings, enero
2003). Este perfil ocupacional muestra un avance significativo respecto a los
inmigrantes de primera generación.
De todas formas, en comparación con otros grupos de latinos, o inclusive con los
afroamericanos, y sobre todo frente al conjunto de los blancos, las desventajas de los
mexicanos son notorias. Todos aquellos tienen una participación mucho más alta en
las categorías de gerentes y profesionales, y técnicos, ventas y apoyo administrativo,
a la vez que se emplean menos como obreros no calificados y en la agricultura. En el
ámbito de los servicios, donde los afroamericanos y los puertorriqueños tienen un
nivel de participación similar al de los mexicanos, aquellos se ubican relativamente
menos en el servicio doméstico -donde la remuneración suele ser más baja aún que
en las labores agrícolas- y un poco más en los servicios de protección, donde la
remuneración es alta en comparación con otros empleos de dicho sector.
El único ámbito laboral donde los mexicanos tienen una ventaja relativa, frente a
los demás, es como obreros calificados, sobre todo en los oficios vinculados a la
construcción. Este tipo de empleos son de los pocos que quedan en Estados Unidos
hoy donde hay perspectivas de un buen nivel de ingresos -que sea igual o mayor que
la mediana general- para las personas que no tienen estudios universitarios. También
los obreros altamente calificados de la manufactura suelen percibir buenos ingresos,
pero la oferta de puestos de este tipo tiende a disininuir.
Además, dentro de cada una de las categorías generales, los latinos se encuentran
concentrados en uno» cuantos rubros: ciertas ramas específicas de la manufactura
ligera, más que de la pesada; servicios de limpieza y mantenimiento de edificios y
jardines; manejo y preparación de alimentos; cajeros en tiendas de autoservicio y
ventas de menudeo; trabajos especializados de albañilería, etc., por mencionar algu­
188
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense
nos. La concentración ocupacional se entrelaza con la concentración geográfica que
es muy marcada en el caso de los latinos. El 75% de la población latina está ubicada
en solamente siete estados. Sin embargo, un grupo de estados del sureste -cuya po­
blación latina es todavía muy pequeña- registraron tasas de crecimiento espectacula­
res -de más de 200 a casi 400% entre 1990 y 2000- en el número de latinos que
residen allí, precisamente por las oportunidades de empleo que existen para ellos.
Para consolidar un nicho de mercado de este tipo sólo se necesita una afluencia de
latinos y trabajos que casi nadie más quiere desempeñar o salarios que otros no acep­
tarían. Este hecho es muy claro en el caso de los trabajos agrícolas en estados como
California, Texas y Oregon, pero también se da en otros ámbitos.
Dalton, Georgia, que se conoce como Carpet city (la ciudad de las alfombras) ha
atraído a un gran número de latinos para trabajar en sus fábricas. En esta misina zona
del norte de Georgia, en la parte oeste de Arkansas y en la península Delmarva (formada
por partes de Delaware, Maryland y Virginia), por ejemplo, hay latinos empleados en
los rastros de pollo, mientras que en ciertos estados del medio oeste encuentran tra­
bajo en los rastros de bovinos y porcinos. En el noreste del país se encuentran en el
cultivo de champiñones, que se realiza en lugares húmedos y oscuros. Mujeres, habi­
lidosas en el oficio, emigran de Tampico a las costas de North Carolina para trabajar
en las plantas procesadoras de jaiba. En los pocos lugares donde todavía existe la
industria de la confección dentro de Estados Unidos -y por esta razón Los Ángeles se
encuentra entre ellos- la mano de obra es casi exclusivamente de mujeres inmigrantes,
mayoritariamente latinas.
Otro espacio dominado por trabajadores mexicanos en Los Ángeles son las coci­
nas de los restaurantes. Independientemente de la categoría o del tipo de comida que
ofrecen, los trabajadores que están en la cocina siguiendo las instrucciones del chef,
casi invariablemente serán mexicanos. En muchas ciudades los jóvenes estudiantes
de clase media, que suelen trabajar medio tiempo o en los periodos vacacionales, han
abandonado los expendios de comida rápida (fast food) para trabajar en lugares más
agradables y de mayor categoría, dejando sus antiguos puestos a los inmigrantes
latinos.
En cuanto tuvieron acceso a otros empleos las mujeres afroamericanas empeza­
ron a dejar el servicio doméstico -donde actualmente representan sólo 12.4% del
total- a las mujeres latinas que según cifras oficiales constituyen más de un tercio
(33.5%) de las personas ocupadas en este rubro (Employment and Earnings, 2003).
Es probable que el predominio de las latinas sea aún más fuerte, puesto que muchas
empleadas domésticas -un buen número de las cuales son inmigrantes indocumen­
tadas- son contratadas mediante acuerdos informales que no son captados por las
estadísticas oficiales. Cabría mencionar que la transformación de los nichos labora­
189
Análisis y perspectivas de la globalización
les no es siempre un proceso pacífico como parece haber sido en estos últimos dos
casos mencionados.
Desafortunadamente las estadísticas más desagregadas en términos ocupacionales sólo registran el porcentaje de hispanos respecto al total de personas empleadas
en cada categoría. No distinguen entre los diferentes grupos que componen la pobla­
ción hispana, de tal manera que no podemos analizar aquí los diferentes perfiles
ocupacionales en mayor detalle. Lo que sí se puede observar, a partir de la informa­
ción disponible, es el porcentaje, y por ende el número de trabajadores hispanos en
cada rubro de la lista de categorías ocupacionales detalladas que publica el Departa­
mento de Trabajo de los Estados Unidos (Employment and Earnings, enero 2003).
Cabe señalar al respecto que dada la preponderancia de los mexicanos en el conjunto
-el 65% de los trabajadores hispanos son de origen mexicano- y el hecho de que las
divergencias de los otros dos grupos principales, cubanos y puertorriqueños, son a
menudo contrapuestos entre sí, los datos para el total de la población hispana nos
pueden dar una buena aproximación de la inserción laboral de los mexicanos.
El análisis de la participación relativa de los hispanos en las diversas categorías y
subcategorías ocupacionales revela que, en 2002, tenían lo que he llamado concen­
tración -es decir, constituyen un porcentaje, del total de empleados en alguna catego­
ría, mayor que el porcentaje que representan en la fuerza laboral total, en este caso
11.1%- en 143 de las 360 categorías y subcategorías ocupacionales que presenta el
Departamento de Trabajo en sus tablas de categorías ocupacionales “detalladas”.6
Muestran lo que he llamado un alto grado de concentración -eso es, un porcentaje
entre dos y tres veces mayor que el que tienen en el empleo total (arriba del 22.2%)en 42 de estas 143, y una concentración muy alta -más de tres veces mayor- en 19 de
estas categorías o subcategorías (Employment and Earnings, enero 2003).
Ninguna de las categorías o subcategorías con una concentración alta o muy alta
de hispanos se ubica dentro de las clasificaciones generales: 1) Gerentes y profe­
sionales, o 2) Técnicos, ventas y apoyo administrativo. Las mayores concentraciones,
i.e. arriba de 33%, de trabajadores hispanos se encuentran en las categorías de traba­
jadores agrícolas, servicio doméstico, obreros no calificados -sobre todo en ciertos
rubros de la industria textil y la construcción- y algunos obreros calificados de la
construcción, la industria textil y la industria alimenticia. Las otras categorías con
6
Las apreciaciones contenidas en los siguientes párrafos están basadas en un análisis, realizado
por la autora, de los datos contenidos en los cuadros “11. Employed persons by detailed occupation, sex,
race and Hispanic origin” y “39. Median weekly earnings of full-time wage and salary workers by
detailed occupation and sex” en Employment and Earnings, enero, 2003.
190
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense
una concentración alta de hispanos, de más de 22%, se encuentran repartidas entre
unos cuantos rubros dentro de las clasificaciones generales III. Servicios. IV. Obreros
calificados, oficios y composturas, y V. Obreros no calificados. Varias de estas ocu­
paciones tienen altos riesgos -ya sea inmediatos- como la operación de máquinas
rebanadoras o cortadoras, o de más largo plazo como las máquinas de pintura por
aspersión, la exposición prolongada a las sustancias químicas del lavado en seco, o
los procesos de rellenado con fibras que sueltan partículas dañinas- o están asocia­
dos con un estatus social inferior, como los servicios de limpieza de edificios o los
servicios domésticos.
Además, no es casual que de los 143 rubros donde se encuentra algún grado de
concentración de trabajadores hispanos, sólo 15 de ellos tienen una remuneración
semanal mediana que rebasa la mediana general de $610 dólares en 2002. De las 42
categorías o subcategorías con una concentración alta o muy alta de trabajadores
hispanos ninguna aporta una remuneración semanal mediana igual o mayor que la
mediana general.7 La que más se acerca es la de instalación de aislantes en la cons­
trucción, donde la mediana semanal es de $601.00 y el porcentaje de hispanos es de
26.2%. Sólo cinco categorías más con alta o muy alta concentración de hispanos,
todos ellos oficios dentro de la rama de la construcción, tienen medianas del salario
semanal entre 80 y 96% de la mediana general. En cuanto al resto de las categorías o
subcategorías con alta concentración de hispanos, 18 se ubican entre 60% y 80% de
la mediana general, y 17 rubros tienen medianas de ingreso semanal inferiores a
$366.00 dólares semanales, que equivalen a menos de 60% de la mediana general.
Por otra parte, solamente 11.6% de las 164 categorías y subcategorías ocupacionales que proporcionan un ingreso medio por arriba de la mediana general, de $610
dólares semanales, tienen una proporción de trabajadores hispanos igual o mayor que
el porcentaje que representan éstos dentro de la pea total, es decir, de 11.1% o más.
La proporción máxima que alcanzan los hispanos en alguno de estos rubros es de
16.4%, que corresponde a obreros calificados de la producción de bienes. En otras
palabras, los trabajadores hispanos están mucho más concentrados en los empleos no
muy bien remunerados que en los puestos bien pagados.
Este análisis nos muestra claramente que hay una relación inversa entre el por­
centaje de hispanos empleados y la mediana salarial respectiva, para las categorías
7 La única excepción podría ser el rubro de “trabajos con metales y piedras preciosas” -donde
27% son hispanos- que se encuentra dentro de la sub categoría “trabajadores calificados de la meta­
lurgia” en donde la mediana es de $660.00 dólares semanales; sin embargo, la mediana de dicho rubro
específico no está registrada y los de este grupo son apenas 6% de la subcategoría correspondiente.
191
Análisis y perspectivas de la globalización
ocupacionales detalladas que registra el Departamento de Trabajo de Estados Uni­
dos. Pero no obstante la alta correspondencia entre concentración de hispanos y sala­
rios bajos y la poca concentración de hispanos donde los salarios son más altos, los
datos no se ajustan del todo a un patrón regular o lineal. Los trabajadores hispanos se
encuentran mucho más concentrados en ciertos rubros dentro de una categoría o cla­
sificación general que en otros.
Las variaciones se deben, entre otros factores, a las diferencias entre los distintos
grupos que componen a la población hispana en Estados Unidos, en términos de su
lugar de origen y lugar de arraigo, a las diferencias socioeconómicas y educativas
que se encuentran al interior de cada grupo y a las redes informales de contratación,
sobre todo para ciertos rubros y ciertas localidades, que han surgido en las últimas
décadas. Además reflejan las “discontinuidades”, señaladas por Michael J. Piore,
que caracterizan a un mercado laboral segmentado (Berger y Piore, 1980). Conside­
ramos que la información analizada aquí apoya la idea de una creciente segmenta­
ción del mercado laboral estadunidense, dentro del cual se suelen asignar ciertos
tipos de empleos a los cada vez más numerosos trabajadores hispanos con bajos
niveles de capacitación. A esta creciente segmentación corresponde, a su vez, una
polarización cada vez mayor de la escala salarial.
A lo largo de las últimas décadas el nivel de escolaridad se ha vuelto un determi­
nante cada vez más importante del nivel de ingresos de las personas. La población
de origen mexicana es el grupo más rezagado en este sentido. En el año 2000 el
49% de la población de origen mexicano no había concluido la enseñanza media
superior o high school. Para los puertorriqueños y los cubanos las cifras eran 35.7%
y 27.0%, respectivamente. Al la vez solamente 21.5% de los afroamericanos y 15.1%
de todos los blancos no habían alcanzado este nivel de escolaridad. Por otra parte,
solamente 6.9% de las personas de origen mexicano tenían títulos universitarios en
comparación con 13% de los puertorriqueños y 23% de los cubanos. La cifra para
los afroamericanos fue de 16.5%, mientras 26.1% de todos los blancos tenían títu­
los universitarios (Statistical Abstract of the United States 2001, p. 139).
Estas diferencias en la escolaridad, junto con otros factores socioculturales que
caracterizan a cada uno de los subgrupos principales de la población latina, se refle­
jan claramente en la estructura ocupacional. Al nivel de las categorías generales, el
perfil ocupacional de los cubanos se asemeja más al de los blancos, y el de los puer­
torriqueños más al de los afroamericanos, que el grado en que cualquiera de los dos
se aproxima al perfil de los mexicanos. Tales diferencias confirman aún más la idea
de la creciente segmentación del mercado laboral estadunidense, tomando en cuenta
además la distribución geográfica de cada uno de estos grupos.
192
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense
Los inmigrantes mexicanos han adquirido la fama de ser muy buenos trabajado­
res. Aguantan jomadas más largas y salarios más bajos que otros grupos. Como mu­
chos de ellos son recién llegados, e inclusive indocumentados, generalmente no
protestan por los malos tratos ni las injusticias por parte de sus patrones. No son
exigentes ni contestatarios. Por todo eso, en varios ámbitos donde no se necesita
saber mucho inglés, se han convertido en los trabajadores preferidos por los empre­
sarios. También en lugares donde priva el racisino y la discriminación contra los
afroamericanos, los mexicanos son más aceptados como trabajadores que aquellos.
Pero las misinas personas que contratan a los mexicanos para trabajar en sus tiendas
y fábricas son las que no quieren que vivan en sus barrios, ni que los hijos de ellos
asistan a la escuela con los suyos.
Lo cierto es que la afluencia de esta mano de obra barata fue uno de los elementos
claves del auge económico de los noventa. Durante los 10 años que transcurrieron
entre 1991 y 2001 la economía estadunidense creó más de 20 millones de nuevos
empleos, la mayoría de los cuales no requieren estudios de nivel superior, pero por
tanto los salarios suelen ser bajos. En el 2000 solamente tres de cada 10 puestos de
trabajo exigían estudios más allá de la enseñanza media superior (high school). Las
proyecciones para la siguiente década prevén un panorama similar. Se espera la crea­
ción de 22.2 millones de empleos entre 2000 y 2010. Los empleos que requieren
algún tipo de estudio posterior al high school crecerán más rápidamente; sin embar­
go, en términos absolutos el mayor número de empleos generados surgirán en aque­
llas áreas que sólo exigen experiencia previa o capacitación en el puesto (on-the-job
training) (Hecker, 2001, p. 57).
La estratificación socioeconómica que se deriva de, entre otras cosas, la mayor
segmentación del mercado laboral, se manifiesta también en la fragmentación resi­
dencial y la división de las urbes, y los suburbios y exurbios que los rodean, en
barrios bien diferenciados. La segregación económica es más fuerte y eficaz para
determinar dónde pueda vivir la gente que cualquier ordenanza municipal -como las
que había anteriormente en algunas localidades- que prohibían a los afroamericanos
o a los judíos u otros comprar casas en ciertas zonas reservadas para los blancos
anglosajones. Los barrios latinos o los barrios mexicanos, al igual que los barrios
étnicos del pasado y también del presente, surgen de la búsqueda de afinidad y soli­
daridad en un medio hostil. Pero la permanencia en ellos por muchos años, e inclusi­
ve por varias generaciones, se debe en parte también a las limitaciones económicas
que hacen a otros lugares inaccesibles.
193
Análisis y perspectivas de la globalización
Ingresos y estatus socioeconómico de los mexicanos
y latinos en Estados Unidos
Una de las características más notorias de la economía estadunidense durante el últi­
mo cuarto de siglo es la creciente desigualdad en la distribución del ingreso. El coefi­
ciente de Gini para las familias (que mide el grado de desigualdad en la distribución
del ingreso) se incrementó 23% entre 1970 y 2001, exhibiendo un aumento más mar­
cado a partir de 1985. Los dos periodos de crecimiento económico más prolongados,
en tiempos de paz, que ese país haya experimentado desde 1945 -1983 a 1990 y 1992
a 2001- han sido acompañados por mayores desigualdades en la distribución del
ingreso y de la riqueza.
Mientras que la participación en el ingreso total de 20% más pobre de la pobla­
ción se erosiona paulatinamente, la de 20% más rico aumenta cada vez más. En 2001
el quintil más bajo recibió 4.2% de los ingresos de todas las familias, mientras que el
quintil más alto recibió 47.7 y 5% más alto recibió 21.0% del total (March, Current
Population Survey, http://www.census.gov/hhes/income/histinc/f02.html). El ejem­
plo más extremo de esta creciente concentración del ingreso y la riqueza en Estados
Unidos es el hecho de que en 1970 la compensación anual real de los jefes corporati­
vos de las 100 empresas más grandes era 39 veces mayor que el ingreso del trabaja­
dor medio, y que en 1999 ya era 1 000 veces mayor (Krugman, 2003). Según las
explicaciones más frecuentes, la mayor dispersión salarial se debe a la expansión del
comercio internacional, la decreciente afiliación sindical, la creciente demanda de
trabajadores con altos niveles de escolaridad, el gran aumento absoluto y relativo del
empleo en el sector de servicios, y al incremento del número de mujeres e inmigrantes
en la fuerza laboral, entre otras.
Las nuevas prácticas y estrategias empresariales asociadas con la restructuración
industrial de las últimas dos décadas generaron mayor inestabilidad e inseguridad
en el empleo para la mayoría de los trabajadores, minando su poder de negocia­
ción. Familias de profesionales y de trabajadores y empleados calificados -que
respondieron a las vicisitudes de los setenta y ochenta con la incorporación cre­
ciente de las mujeres a la pea- ahora hacen frente a las nuevas exigencias del
mercado con más horas de trabajo. Por ende, se vuelven demandantes de más bie­
nes de consumo y servicios personales proporcionados por trabajadores menos ca­
lificados cuya remuneración ha disininuido marcadamente, en términos relativos,
respecto a la del resto de la población, no obstante la demanda creciente para las
labores que desempeñan.
194
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense
Los nuevos “nichos de empleos para inmigrantes” -que ofrecen condiciones de
trabajo y salarios inaceptables para la mayoría de los estadunidenses- crecen a la par
de la oferta aparentemente inagotable de recién llegados que reciben lo que para ellos
representa generalmente de 10 a 15 veces, o más, de lo que podrían ganar en sus
países de origen. Aun así, la mayoría de ellos se encuentran relegados a los estratos
inferiores del espectro socioeconómico en Estados Unidos. “Aunque los trabajado­
res latinos constituyen una proporción creciente de la fuerza de trabajo del país per­
sisten entre ellos altos índices de pobreza y desempleo, así como bajos ingresos”
(Thomas-Breitfeld, 2003).
Desde principios de los años ochenta, en el caso de las mujeres, y principios de
los noventa hasta la fecha para los hombres, la mediana del ingreso de los trabajado­
res latinos es menor que la de cualquier otro grupo de la población estadunidense. En
el caso de los hombres es ligeramente inferior a la mediana de los afroamericanos
($20 189 dólares anuales para los latinos y $21 466 para los afroamericanos en 2001)
y la brecha entre ambos y los blancos no hispanos ($31 791) es considerable. Para los
hombres que tienen trabajos de tiempo completo a lo largo del año, la mediana de los
latinos ha sido menor que la de los afroamericanos desde mediados de los ochenta y la
brecha entre los dos se ensancha cada vez más ($25 271 versus $31 921 dólares en
2001), al igual que la que hay entre hispanos y blancos no hispanos ($43 194 en 2001),
que es a su vez mucho mayor. La mediana de las mujeres latinas ($12 583 dólares
anuales en 2001) es marcadamente menor que la de las afroamericanas ($16 282
dólares), quienes actualmente tienen un nivel bastante cercano a la de las blancas no
hispanas ($17 229). En el caso de las mujeres que tienen trabajos de tiempo completo
a lo largo del año la mediana de las latinas ($21 973 dólares anuales en 2001 frente a
$27 297 para las afroamericanas y $31 794 para las blancas no hispanas) ha sido la
más baja consistentemente, desde que se registran datos al respecto, y la brecha es
creciente (Current Population Survey (cps) por internet). Entre los trabajadores lati­
nos, los mexicanos y las mexicanas tienen la mediana de ingresos más baja, respecti­
vamente.8
Por otra parte, aunque las medianas del ingreso de los hogares y de las familias
latinos son un poco más altos que las de los afroamericanos, las diferencias de
ambos respecto a las medianas de los blancos no hispanos tienden a crecer. Además
las diferencias no se deben a mejores remuneraciones para los latinos -ya hemos
8
Para un análisis más detallado de la estructura salarial y ocupacional de los latinos en Estados
Unidos, ver Elaine Levine, Los nuevos pobres de Estados Unidos: los hispanos, México, UNAM, Porrúa,
2001, capítulo 3.
195
Análisis y perspectivas de la globalización
Medianas ingresos hombres 1970-2001
Medianas ingresos hombres t. completo 1970-2001
Medianas ingresos mujeres 1970-2001
196
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense
Medianas ingresos mujeres t. completo 1970-2001
visto que tanto hombres como mujeres latinos tienden a ganar menos que los
afroamericanos- sino al hecho de que hay un número mayor de trabajadores por
familia u hogar. Pero al misino tiempo suele haber un mayor número también de
dependientes. Muchas veces los hogares latinos incluyen miembros de su familia
extendida como tíos, primos, sobrinos, etc., e inclusive personas que no son miem­
bros de la familia, pero que probablemente provengan del misino lugar de origen. El
efecto neto es que el ingreso mayor se divide entre un mayor número de personas y,
por tanto, desde 1985, el ingreso per cápita de los latinos es menor que el de los
afroamericanos. En 2001 la diferencia fue de casi $2 000.00 dólares anuales ($13 003
y $14 953 dólares, respectivamente), y el ingreso per cápita de los blancos no hispa­
nos fue dos veces mayor ($26 134) (cps por internet).
La segmentación del mercado laboral, sin duda, tiene un impacto negativo sobre
los ingresos de los latinos. Al analizar datos para 38 zonas metropolitanas a lo largo
y ancho del país, Lisa Catanzarite constató salarios inferiores en ocupaciones -que
ella ha designado como empleos de “cuello café”- con una concentración alta de
inmigrantes latinos. Afirma que estas diferencias salariales afectan más a las mino­
rías étnicas y raciales que a los blancos no hispanos y que perjudican sobre todo a los
inmigrantes latinos que llegaron anteriormente, puesto que ellos tienen mayores pro­
babilidades de estar empleados en dichos rubros. Cita la desvaloración de las tareas
realizadas, las desventajas de mercado inherentes a empleos intensivos en mano de
obra, la falta de poder político de los grupos involucrados y su disposición a aceptar
salarios bajos, como los factores que intervienen para determinar esta diferencia sa197
Análisis y perspectivas de la globalización
Medianas ingresos-familias 1970-2001
Ingresos per cápita 1970-2001
larial (Catanzarite, 2003). Un documento reciente del Consejo Nacional de la Raza
(nclr, por sus siglas en inglés) señala que los bajos niveles de escolaridad hacen que
los latinos se concentren en puestos poco calificados que a su vez conllevan a bajos
salarios y poco acceso a otros beneficios que aportan los patrones. Pero se afirma
también que “otros factores relevantes vinculados al estatus y bienestar de los traba­
jadores latinos son la discriminación, su estatus migratorio, y la (falta de) participa­
ción sindical” (Thomas-Breitfeld, 2003).
198
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense
En el caso de nuestros encuestados, por ejemplo -como es de esperarse entre
inmigrantes de primera generación con bajos niveles de escolaridad-, tienden a tener
ingresos por debajo de la mediana del ingreso del conjunto de los hispanos en Los
Ángeles, quienes en su gran mayoría son de origen mexicano. Por otra parte, tanto el
costo de la vida como los salarios en esta gran zona metropolitana -la segunda del paíssuelen ser más altos que los que prevalecen a nivel nacional. La mediana del ingreso
familiar entre los encuestados fue de $20 800 dólares anuales. Dicha cifra resulta
muy alta en comparación con los niveles de ingresos que prevalecen en México. Sin
embargo, no lo es cuando se toman en cuenta los niveles salariales, y el nivel y los
costos de vida en Estados Unidos, o el número de personas que aportan a y dependen
de dicho ingreso familiar.
Por sí sola la mediana señalada es suficiente para indicar que la mayoría de estas
familias viven en condiciones precarias dentro de Estados Unidos, ya que están mu­
cho más cerca del umbral de la pobreza -cuyo promedio ponderado para una familia
de cuatro fue de $18 104 dólares en 2001- que lo están de la mediana general del
ingreso anual de los hogares -que fue de $42 151 dólares en 2000. En cuanto a los
ingresos individuales su situación es de un rezago importante frente al resto de la
población latina en Los Ángeles tanto para los hombres como para las mujeres. Cabe
señalar aquí que, en general, los ingresos de los latinos en Los Ángeles están rezaga­
dos frente a los de los afroamericanos y, sobre todo, en comparación con los de los
blancos no hispanos. Además, la desventaja persiste aun cuando se comparan los
ingresos de los encuestados con las medianas de los latinos a nivel nacional, que en
ambos casos (para hombre y mujeres) son bastante menores que las que prevalecen
en Los Ángeles.
Es notorio que a nivel nacional el índice de pobreza para los afroamericanos ha
disininuido a lo largo de los últimos 40 años o más (de 55.1% en 1959 a 22.7% en
2001), no obstante los retrocesos sufridos en periodos de recesión. Pero en el caso de
los latinos no ha sucedido lo misino. Entre 1972 y 1994 la incidencia de pobreza para
ellos fue ascendente (pasó de 22.8% en 1972 a 30.7% en 1994), aunque ha disininui­
do significativamente desde entonces, hasta 21.4% en 2001. De todas formas dicho
indicador fue mayor para los latinos que para los afroamericanos durante cuatro años
consecutivos, de 1994 hasta 1997. Además, mientras que la participación de los
afroamericanos en el conjunto de los pobres ha disininuido sistemáticarnente de 31.1%
del total en 1966 a 24.7% en 2001, la de los latinos creció marcadamente, de 10.3%
en 1972 a 24.3% en 2001 (CPS por internet). En otras palabras, los latinos, que cons­
tituyen alrededor de la octava parte de la población estadunidense, son casi la cuarta
parte de las personas que tienen ingresos por debajo del umbral de la pobreza. De
continuarse las tendencias actuales, la población hispana en Estados Unidos será no
199
Análisis y perspectivas de la globalización
Incidencia de pobreza 1959-2001
Distribución porcentual de personas pobres 1959-2001
solamente la minoría étnica o racial más numerosa -como ya fue constatada en el
censo de 2000- sino que pronto llegará a ser también la más depauperada.
Conclusiones
Es innegable que el mercado laboral estadunidense se ha vuelto más estratificado y
segmentado durante las últimas dos décadas. Los cambios tecnológicos y las estrate­
gias de reorganización industrial han propiciado la creación, por un lado, de un cierto
200
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense
número de empleos que exigen cada vez mayores niveles de estudios y de especialización y, por el otro, de un gran número de empleos que no requieren estudios más
allá de la enseñanza media superior. Estos últimos suelen ser empleos poco esta­
bles, con remuneraciones muy bajas y que ofrecen pocas posibilidades de ascenso.
La gran afluencia de inmigrantes dispuestos a aceptar salarios bajos ha sido un
complemento ideal para la creciente oferta de trabajos mal remunerados en Estados
Unidos.
Un número importante de los hispanos -sobre todo de los recién llegados, que
son predominantemente mexicanos- ocupa los puestos de trabajo menos deseados
y más mal remunerados. Este hecho en sí no difiere de lo que pasó con otros grupos de
inmigrantes en épocas anteriores. Lo que no está tan claro son las perspectivas de mo­
vilidad socioeconómica que puedan esperar los hijos de los migrantes pobres de hoy,
puesto que sus padres se han insertado en un mercado laboral muy segmentado y
estratificado. Para la primera generación, cuando miran hacia atrás, es evidente que
han progresado mucho en términos de las condiciones materiales que dejaron atrás
en su tierra natal.
Sin embargo, la movilidad socioeconómica que caracterizó a otros periodos y
propició la idea del “sueño americano” -la existencia de un país en donde con trabajo
arduo uno podría llegar a ser, o por lo menos ver a sus hijos llegar a ser, de la clase
media- parece cada vez más difícil de lograr.
Los migrantes que encuesté en Los Ángeles manifestaron un alto grado de con­
formidad con sus condiciones de vida. Más de tres cuartos indicó su intención de
permanecer en el barrio donde viven actualmente. También más de la mitad manifes­
taron que piensan quedarse en el empleo actual. Por otro lado, sólo una cuarta parte
tienen la intención de regresar a su país de origen, cuando tengan dinero “suficiente”
para hacerlo y un escaso 10% indicaron su intención de hacerlo en cuanto se jubilen.
Pero 60% indicó que permanecerá en Estados Unidos. Además cuatro de los
encuestados ya son jubilados que no regresaron a su país natal. La mayoría de estas
personas se encuentran no muy lejos del umbral de la pobreza en términos
estadunidenses. Aunque casi todos manifestaron el deseo de que sus hijos tengan
estudios universitarios, las probabilidades de que lo logren son pocas. El porcentaje
de los jóvenes de origen mexicano que abandona la escuela, sin concluir la enseñan­
za media, es muchísimo más alto que el de los que obtienen un título universitario.
La relativa satisfacción de los inmigrantes de primera generación puede ser opacada
por las frustraciones de sus hijos, cuyo referente más fuerte es el entorno estadunidense
en que se encuentran y no el barrio, la vecindad, el pueblo o la ranchería de donde
provienen sus padres. Hay una sustanciosa, y creciente, bibliografía muy relevante,
que aborda diversos aspectos de la incorporación socioeconómica de los inmigrantes
201
Análisis y perspectivas de la globalización
latinos al complejo mosaico que se está configurando, tanto en los lugares tradiciona­
les de destino como en muchas otras localidades donde su presencia es bastante re­
ciente. Vilma Ortiz, por ejemplo -en su capítulo sobre la población de origen mexicano
en el libro Ethnic Los Ángeles- afirma que “ya para 1990 el 72% de los inmigrantes
mexicanos trabajaban en empleos que se podrían clasificar como ‘nichos para
inmigrantes mexicanos”’ (Ortiz, 1996, p. 257). Además su pronóstico para el futuro
no es muy alentador, puesto que subraya que las condiciones laborales para la mayo­
ría de estas personas no son favorables en cuanto a las posibilidades de un ascenso
socioeconómico. Habla más de un deterioro relativo respecto a otros grupos de la
población y mayor segregación residencial y, por ende, lingüística (Ortiz, 1996).
Por su parte, Min Zhou tiende a descartar la posibilidad de que los hijos de
inmigrantes, en general, pudieran sufrir un deterioro socioeconómico respecto al
estatus que logren sus padres. Pero reconoce que los mexicanos son los que avanzan
con mayor lentitud, y que en particular Los Ángeles no les ha servido bien en cuanto
a oportunidades educativas y ocupacionales (Zhou, 2001, p. 301). Mark Ellis señala
que hay muchos indicios de que en términos de bienestar económico la brecha entre
inmigrantes y personas que nacieron en Estados Unidos se ensancha cada vez más,
opacando las perspectivas de asimilación económica para aquellos inmigrantes que
han entrado al mercado laboral en años recientes. Asevera también que uno de los
determinantes principales de la posibilidad, que tienen estos últimos, de avanzar eco­
nómicarnente, en dicho país, es el lugar de destino a que lleguen (Ellis, 2001, pp.
117-118).
Al considerar los distintos factores que intervienen para configurar las perspecti­
vas de ascenso socioeconómico para nuevos inmigrantes y sus hijos, en términos de
los parámetros prevalecientes en Estados Unidos, Alejandro Portes y Rubén Rumbaut
manejan el concepto de “asimilación segmentada” (Portes y Rumbaut, 2001). Consi­
deran que mientras algunos grupos de nuevos inmigrantes están encaminados hacia
un ascenso rápido, “otros parecen estar posicionados sobre un sendero de aspiracio­
nes obstaculizadas y movilidad hacia abajo, reproduciendo así el dilema de las mino­
rías extremadamente pobres nacidas en el país” (Portes y Rumbaut, 2001, p. xviii).
Estos misinos autores subrayan que la raza -que incluye desde luego el color o el
tono de la piel- es un determinante primordial para la aceptación social que puede
opacar la influencia de otros factores como clase, religión o idioma, y los atributos y
aptitudes individuales (Portes y Rumbaut, 2001, p. 47).
Existe, por tanto, un cúmulo creciente de evidencia empírica y argumentación
teórica que apoya la idea de que la movilidad socioeconómica dentro de Estados
Unidos se dificulta cada vez más para la mayoría de los inmigrantes mexicanos re­
202
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mundo laboral estadunidense
cién llegados y, por ende, para sus hijos. Me parece que en este caso no se puede dar
por supuesto, como muchos lo han querido hacer por lo menos al nivel discursivo,
que las segundas generaciones podrán colocarse fácilmente en un camino ascenden­
te, en términos laborales, que les permitiría ir borrando las diferencias socioeconómicas
que persisten hoy entre sus padres y otros grupos de la población estadunidense.
Aunque el interrogante sobre las perspectivas materiales reales de estas segundas
generaciones constituye una preocupación central para varios investigadores, entre
los cuales se incluye la autora de este trabajo, no habrá respuestas claras sino dentro
de unas dos o tres décadas más. Sin embargo, las decisiones políticas que se tomen en
los próximos dos o tres años podrían ser determinantes para facilitar u obstaculizar
dichas perspectivas.
Aprobar una propuesta como la que lanzó George W. Bush a principios de enero
para crear un programa de trabajadores temporales, que en sus palabras “apareará a
los trabajadores extranjeros dispuestos con los empleadores estadunidenses dispues­
tos cuando no se puede encontrar ningún estadunidense para llenar las vacantes”
(Bush, 2004, p. 3) serviría muy bien a los intereses de esos empleadores. Aseguraría
una oferta prácticarnente inagotable -que se podría regular de acuerdo con las fluc­
tuaciones en la demanda- de trabajadores dispuestos a ocupar puestos y percibir
salarios que los estadunidenses desdeñan por indignos, injustos e insuficientes para
sostener a sus familias.
Sin embargo tendrá pocos beneficios para los millones de migrantes indocumen­
tados que trabajan actualmente en Estados Unidos. Les facilitará la movilidad entre
este país y sus lugares de origen mientras estén inscritos en el programa, lo que desde
luego no es despreciable. Pero no les asegura que su estancia no podrá ser interrum­
pida después del tiempo estipulado por el programa, que en principio sería por tres
años. En otras palabras, muchas personas que tienen ya muchos años viviendo y
trabajando en Estados Unidos podrían ser plenamente identificadas y, por ende, obli­
gadas a abandonar dicho país en el momento que fuera conveniente para los empresa­
rios, puesto que podrán ser fácilmente remplazados por nuevos trabajadores temporales
en cualquier momento.
Es evidente que la integración de facto entre el mercado laboral estadunidense y
los mercados laborales de varios países de América Latina, entre los cuales se desta­
ca México, requiere de un marco institucional y soluciones más equitativas, que con­
llevarían beneficios más duraderos para todos los trabajadores involucrados.
203
Análisis y perspectivas de la globalización
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Zhou, Min (2001), “Progress, Decline, Satagnation? The New Second Generation
Comes of Age” en Roger Waldinger (ed.), Strangers at the Gates: New Immigrants
in Urban America, Berkeley, University of California Press, pp. 272-307.
205
Migrantes mexicanos y otros latinos
en el mercado laboral estadunidense
(comentario)
José Miguel Candía
Facultad de Ciencias Políticas de la unam
egún algunas fuentes de consulta habitual, hoy viven y trabajan en Estados
Unidos algo más de 20 millones de mexicanos y se estima que para mediados
de este siglo representen aproximadamente 25% de la población de ese país.
En términos económicos, los mexicanos que radican del otro lado de la frontera
enviarán durante el año 2004 alrededor de 15 mil millones de dólares en remesas
que llegan de manera directa a millones de familias rurales y urbanas de bajos ingre­
sos. Esa enorme masa de trabajadores representa una franja sustantiva del mercado
laboral estadunidense y contribuye a explicar la operación de circuitos completos de
la economía norteamericana.
Elaine Levine es aún más precisa en la información que proporciona: la autora
señala que de acuerdo con las estadísticas del Banco de México, en el 2003 ingresa­
ron a nuestro país 13 mil 266 millones de dólares como remesas y que este monto es
35% mayor de lo que ingresó por el misino concepto en 2002 y el doble de lo que fue
registrado en el año 2000. De esta forma, menciona Levine, las remesas superaron la
entrada de recursos que ingresaron a México por concepto de inversión extranjera
directa y también el monto que se originó por la derrama económica que genera el
turisino internacional.
El estudio que comentamos ofrece una amplia y rica información sobre el com­
portamiento de las corrientes migratorias de trabajadores de origen latino -y de los
S
207
Análisis y perspectivas de la globalización
mexicanos en particular- hacia Estados Unidos y acerca del impacto que este fenó­
meno tiene en distintas esferas de la vida económica y social del país receptor y en las
condiciones de vida de las propias comunidades migrantes. Entre otros tópicos de
relevancia, la autora aborda los siguientes temas: 1. Participación de los migrantes en
el crecimiento de la fuerza laboral estadunidense; 2. Presencia de la mano de obra
mexicana en la composición de la Población Económicarnente Activa (pea) de Estados
Unidos; 3. Perfil ocupacional de los trabajadores de origen mexicano, nivel educativo,
ingresos y distribución de la población en siete grandes categorías ocupacionales.
Levine acude a tres fuentes informativas principales: la base de datos de las encues­
tas que se aplicaron a través del Mexican Migration Project, una iniciativa que com­
parten la Universidad de Guadalajara y la University of Pennsylvania; el trabajo de
campo que llevó a cabo la propia autora con 275 personas radicadas en Los Ángeles,
California, que asistían a clases para adultos y, por último, las referencias estadísticas
que ofrece el Departamento del Trabajo de Estados Unidos.
Por su relevancia vamos a detenemos en las cuestiones ocupacionales que res­
ponden a las preguntas que se formulan con mayor frecuencia; ¿en qué ramas de
actividad y ocupaciones trabajan los migrantes? ¿Qué nivel educativo predomina
entre los migrantes ocupados? ¿Qué nivel de ingresos y prestaciones reciben? Al
respecto, el ensayo que se comenta ofrece datos reveladores: más de 53% de los
migrantes que realizaron su viaje antes de 1981 fueron a trabajar a la agricultura; no
obstante, con posterioridad, la participación en esta actividad disininuyó significa­
tivamente, apenas 26.4% de quienes migraron después de 1990 se emplearon en ta­
reas agrícolas. Para la autora este cambio es reflejo de las trasformaciones de la
estructura ocupacional estadunidense y de la procedencia urbana de mayor número
de migrantes. Sobre este punto sería conveniente que, como línea de investigación
futura, Elaine Levine profundizara un poco más en los dos factores que menciona. Es
cierto que la mecanización del trabajo agrícola ha contribuido a reducir la demanda
de fuerza laboral para ciertas actividades, pero no parece ser ese el principal elemento
explicativo en cuanto a la inserción de los migrantes en los diversos sectores produc­
tivos de la economía estadunidense. Hay indicios que se desprenden de otros estu­
dios y fuentes informativas -en particular las que se elaboran en El Colegio de la
Frontera Norte- que jerarquizan el origen urbano de un segmento cada vez más sig­
nificativo de migrantes mexicanos hacia Estados Unidos y el nivel educativo, relati­
vamente más alto, que presentan estos trabajadores respecto a quienes decidían cruzar
la frontera hace poco más de 20 años.
Tomando como base los datos que ofrece el Departamento del Trabajo para el año
2002, el estudio muestra que la población de origen mexicano que se desempeña
como obrero no calificado es de 22.6%; técnicos, ventas y labores administrativas
208
Migrantes mexicanos y otros latinos en el mercado laboral estadunidense (comentario)
22.0%; servicios 20.3%, mientras que 16.0% trabajaban como obreros calificados, el
12.2% en puestos directivos y 6.8% en el sector agrícola. Respecto al nivel de esco­
laridad, la autora señala que la población de origen mexicano -aunque ha mejorado
su educación formal- es el grupo más rezagado si se le compara con otros pobladores
latinos -puertorriqueños, cubanos, sudamericanos- o con los estadunidenses
afroamericanos. De acuerdo con la información del año 2000, el 49.0% de los migrantes
de origen mexicano no habían concluido la enseñanza media superior, mientras que
para los puertorriqueños y los cubanos los valores eran de 35.7 y 27.0%, respectiva­
mente. Asimisino, sólo 7.0% de las personas mexicanas habían obtenido títulos uni­
versitarios, en comparación con 13.0% de los puertorriqueños y 23.0% de los
cubanos; los afroamericanos, por su parte, registraban 16.5% con educación formal
de nivel terciario.
La distribución de la población hispana de acuerdo con los niveles de ingresos
que reciben vuelve a mostrar cierta concentración de los latinos -y en particular de
los mexicanos- en actividades que se corresponden con bajos salarios. Entre otras
tareas con estas características, la autora menciona las labores agrícolas, obreros no
calificados, servicio doméstico, trabajadores de la industria textil, alimenticia y de la
construcción. Levine pone de relieve otro aspecto fundamental para el estudio de las
condiciones de contratación y uso de la mano de obra migrante: se trata de la fuerte
presencia del entramado de redes sociales a las que acuden los trabajadores de origen
mexicano para conseguir empleo en Estados Unidos. El rasgo dominante es la escasa
participación de los organisinos públicos y de los mecanisinos institucionales que se
dedican a vincular a oferentes y demandantes de mano de obra. El 78.0% de los
encuestados consiguió su primer empleo a través de las referencias de parientes o
amigos, por medio de periódicos lo hizo 4.3% y un porcentaje muy bajo mencionó
recurrir a agencias privadas de vinculación u oficinas públicas de empleo para colocar­
se en un puesto vacante. Estos datos son doblemente significativos, ya que confirman el
papel sustantivo que desempeñan las redes sociales y los mecanisinos informales que
facilitan la búsqueda de empleo y al misino tiempo sirven de protección y cobijo para
los migrantes recién llegados.
La idea de “segmentación” de los mercados de trabajo que suscribe la autora en este
estudio debe ser analizada con más detenimiento. El concepto encierra algunos riesgos
que conviene ponderar adecuadamente. Por el momento parece insuficiente como ar­
gumento explicativo del futuro poco alentador que le espera a los hijos de los migrantes
mexicanos cuyos padres se han insertado en un mercado laboral muy estratificado. Sin
negar las diferencias salariales, de condiciones de trabajo y prestaciones que existen
entre los diversos sectores económicos, se corre el riesgo de asociar la segmentación a
una situación de inmovilidad de los mercados. Los vasos comunicantes entre los dis­
209
Análisis y perspectivas de la globalización
tintos nichos del mercado son más abundantes y fluidos de lo que habitualmente
registran las estadísticas. La experiencia que otorga el desempeño de determinada
ocupación, los conocimientos y habilidades adquiridas durante el desarrollo de cierta
función productiva y los procesos de capacitación en el trabajo contribuyen a gene­
rar condiciones propicias para facilitar el traspaso de la mano de obra ocupada de
una empresa a otra, de una rama de actividad a otra.
Las advertencias de Elaine Levine acerca de las perspectivas sombrías que pare­
cen alejar las posibilidades de alcanzar cierta movilidad socioeconómica para los
hijos de los migrantes pobres, abre un enorme campo de reflexión teórica y de pre­
ocupación política para quienes han hecho del estudio de los fenómenos migratorios el
eje de su actividad intelectual. Quizá sea ésta la principal motivación para impulsar
nuevas investigaciones y profundizar -en esa dirección- las que ya están en marcha.
210
6
Globalización y crisis del agua en México*
Jaime Peña y Benjamín Hernández
Programa de Investigación de la FES-Acatlán
Introducción
1 presente capítulo se dedica al agua dulce, un bien indispensable al ser huma­
no, que no se concibe sin este elemento vital. Nos interesa vincular el proceso
de globalización con la llamada crisis del agua, de tal manera que nuestra
principal interrogante nos remite al modo en que tal proceso influye sobre este parti­
cular aspecto de la llamada crisis civilizatoria que vive la humanidad (Toledo, 1989).
La hipótesis que manejaremos es que el proceso de globalización adherido al
neoliberalisino induce a la agudización de la crisis del agua y tiende a resolver sus
manifestaciones sólo bajo la condición de promover formas de depredación que van
del centro a la periferia, y mecanisinos para transformarla en una mercancía más.
E
Los estudiosos del agua
En los últimos 20 años, al menos, hemos escuchado la expresión “crisis del agua”;
sin embargo, poco se ha trabajado en el campo teórico-social sobre los alcances de tal
* El documento se apoya en el libro El agua, espejo de los pueblos. Ensayos de ecología política
sobre la crisis del agua en México en el umbral del milenio.
211
Análisis y perspectiva de la globalización
expresión. Antes de ahondar en este punto, es necesario realizar un breve recorrido
sobre el interés científico que ha despertado el tema del agua en México.
Los estudios sobre el agua desde la perspectiva del Estado, técnicos en su gran
mayoría, han ocupado gran parte de los volúmenes que se pueden consultar sobre el
tema del agua en general. De hecho, el Estado mexicano se reconoce a nivel mundial
como uno de los más preocupados por el agua y son la antigua SRH y la actual cna,
dependiente de la Semarnat, las instancias que más información generan. Tanto los
planes y programas hidráulicos, como los estudios específicos en las cuencas más
problemáticas como la de México, la del río Lerma o Bravo, son insumos fundamen­
tales para cualquier tipo de análisis del agua. En la actualidad la producción escrita
de los Consejos de Cuenca son documentos que por obligación hay que consultar. A
partir de aquellos es posible tener una imagen clara de la disponibilidad, infraestruc­
tura hidráulica, uso y manejo, y contaminación del agua. Digamos que contienen
datos imprescindibles, los cuales a partir de julio de 2003, con la emisión de la Ley
de Transparencia, se consideran de acceso al público, a pesar de que el gobierno
actual ha definido el tema del agua como de “seguridad nacional”. En una línea un
tanto más independiente, el IMTA (Instituto Mexicano de Tecnología del Agua)
incursiona de lleno en el tema del agua desde diferentes disciplinas.
En el campo académico, el tema del agua ha sido objeto de preocupación de todas
las grandes universidades y centros de investigación del país, desde diferentes ángu­
los. Así, tenemos una vasta y rica producción del Ciesas (Centro de Investigaciones
en Antropología Social) sobre los aspectos históricos del agua, el cual cuenta con un
centro de documentación especializado en el tema; el puec (Programa de Estudios
sobre la Ciudad, de la UNAM); los Institutos de Ingeniería, Geografía, Ecología, el
Centro de Investigaciones en Ecosistemas, todos ellos también de la UNAM; la uam y
el Politécnico, han incursionado en el tema del agua, así como las universidades de
provincia. El Colmex ha sido otro centro fundamental preocupado por el agua, sobre
todo los investigadores de los centros de provincia en la Frontera Norte y en la Sur,
así como los del Colegio de Michoacán y Mexiquense.
En el sector privado, la ANIEC (Asociación de Industriales Ecologistas) ha sido
punta de preocupaciones por el agua, sobre todo de la tecnología que tenemos al
alcance a nivel mundial con los encuentros organizados como Enviro-Pro en los
últimos años.
En otra línea, han surgido ONG dentro del misino campo y otras ambientalistas de
viejo cuño como Greenpeace; ellas se han incorporado al estudio y la gestión por
preservar el recurso y en tal orientación han surgido movimientos sociales específi­
cos en demanda de cuidar y distribuir mejor el agua.
212
Globalización y crisis del agua en México
En el mundo en general existe una preocupación por el agua y se han impulsado
recientemente encuentros en Latinoamérica (México, 2002) y mundiales (Kyoto, Ja­
pón, en 2003) que tuvo previamente un Foro Mundial Virtual sobre el Agua, por
internet. A fin de cuentas el Foro Mundial de Japón se opacó por el ambiente bélico
en el mundo, pero se insiste por este camino, de tal modo que en México tendremos
el Foro Mundial sobre el Agua en el próximo 2006. Recientemente la uamAzcapotzalco organizó un encuentro de doctores y doctorantes que estudian el tema
con la producción de un documento muy variado y rico sobre distintas aristas del
tema del agua en el mundo y algunos aspectos del agua en México.
Todo ello nos indica que el tema que nos ocupa seguirá siendo atractivo para la
investigación científica en general.
Por desgracia, los esfuerzos de los investigadores y gestores de un mejor uso y
manejo del agua no han podido conformar un movimiento único orientado a contar
con un diagnóstico sobre la crisis del agua de nuestros días, particularmente sobre los
orígenes de tal crisis, que de hecho conduciría a un mejor entendimiento del tema y
consecuentemente a establecer estrategias claras en el abordaje de las posibles solu­
ciones.
En tal contexto, nuestro comentario se orienta a cubrir este último aspecto, como
un grano de arena, desde la crítica de la ecología política.
Precisando el concepto de crisis del agua
Cuantitativamente la crisis se manifiesta en las cifras referidas al ciclo hidrológico,
cuando el balance resulta negativo, bajo una serie de consideraciones de uso y mane­
jo del agua que enseguida enumeramos.
La disponibilidad del agua para los usos del ser humano y de la naturaleza en el
hábitat de que se trate, dependerá de la precipitación pluvial como elemento primor­
dial y su distribución en tiempo y espacio. El volumen de lluvia estará dado por una
serie de elementos del hábitat, como son el viento, el clima, el suelo, la cubierta
vegetal, la geomorfologia, etc. Se acostumbra restar infiltración, evaporación y trans­
piración de las plantas a tal volumen para estimar el escurrimiento virgen superficial,
este puede aprovecharse con cierta infraestructura hidráulica destinada a retener el
agua para los distintos usos.
Los aprovechamientos subterráneos son otra fuente de abastecimiento cuyo lími­
te está dado por la recarga de los acuíferos; sobrepasado este límite, se habla de
sobreexplotación del manto. Un elemento más por considerar será la infraestructura
hidráulica de tratamiento del agua para su reutilización en actividades que soporten
213
Análisis y perspectiva de la globalización
la calidad del agua así recuperada. En últimas fechas, como resultado de la influencia
mundial de las organizaciones ambientalistas defensoras de animales, se reconoce
también que los escurrimientos superficiales deben mantener un determinado volu­
men para la conservación de la vida silvestre, que se restaría al agua disponible.
Todo ello conformará la disponibilidad de agua, mientras que la demanda o ex­
tracción estará definida por las necesidades de la población y de sus actividades
principales. Un aspecto determinante serán los patrones de consumo o el llamado
manejo del agua. A diferencia de la ley de la oferta y la demanda, que cuando empata
ofrece como resultado el equilibrio del mercado, en el caso del agua, cuando una
unidad espacial hidrológica se encuentra en equilibrio entre disponibilidad y deman­
da de agua, nos indica ya un punto a partir del cual enfrentamos una etapa crítica.
Esta situación tenderá a ser paulatinamente deficitaria ante el avance demográfico y
económico, de mantenerse las condiciones del hábitat, la infraestructura y los patro­
nes de consumo.
Cuando obtener el agua no requiere de grandes inversiones, la sociedad puede
hacerse o protegerse de ella sin mayor problema, pero cuando los costos empiezan a
presionar al Estado y hay que pagar el derroche y la contaminación, entonces el agua
se empieza a transformar en una mercancía más, tal como si el aire se enrareciera y
requiriéramos máscaras de oxígeno. La escasez entonces deriva del derroche y conta­
minación y resolver estas dos cuestiones por un Estado neoliberal “en retiro”, resulta
oneroso, aun cuando el uso del agua en México más socorrido ha sido el uso político,
refiriéndonos a la legitimidad del Estado. Entonces aparece el capital produciendo agua
limpia frente a la contaminada, equipo y tecnología “verde” tratadora de agua, etc.,
específicarnente el capital transnacional global con todos sus componentes, ayudando
a transformar el agua en una mercancía.
Pagar los costos del dispendio y la contaminación del agua se transforma en un
conflicto social, de tal modo que la crisis del agua, vista desde este ángulo, no puede
reducirse a un problema aritmético, sino que nos envía a un asunto de carácter cuali­
tativo en términos de poder social, cuyos comandos suelen dejar sin agua a grandes
sectores de la población o fijar un precio por “El agua que sí has de beber” en un
mercado del agua abierto.
De ahí que nuestra postura teórica se inscriba en la crítica de la ecología política.
Hemos definido a ésta como la ciencia de carácter multidisciplinario que estudia las
leyes que subyacen en la relación hombre-naturaleza, particularmente del comporta­
miento de los agentes que determinan esa relación en un momento histórico determi­
nado. Se trata de una relación contradictoria en tanto el género humano ha de vivir o
convivir con la naturaleza. Ésta tiene sus propias contradicciones, que en el caso se
manifiestan entre sequía e inundación, entre selva y desierto, que signan hasta el
214
Globalización y crisis del agua en México
carácter del ser humano; pero lo interesante es que el hombre en su desarrollo social
sufre sus propias contradicciones que definen su relación con la naturaleza, para bien
o para mal. Entre aquellas destaca la forma de organización social para hacerse de
sus satisfactores principales.
Para analizar el periodo histórico que corresponde a la llamada etapa de globaliza­
ción, que arranca desde los setenta del siglo XX, son el capital y el Estado los agentes
principales que determinan la relación hombre-agua y la sociedad civil se ajusta a
tales determinaciones. La etapa neoliberal que se instala en los ochenta en nuestro
país, nos ofrece un Estado distinto del precedente, así como un capital transnacional
que comanda los principales procesos productivos de punta, compitiendo y coope­
rando con un capital financiero internacional de gran empuje. Estado y capital en tal
contexto, como agentes principales, se mueven en la ambivalencia también, pero en
el trato al agua se impone una “vía minera” del recurso, con un ritmo creciente en los
últimos años, precisamente en el llamado periodo de globalización a partir de los ochenta
del siglo pasado, que hace patente la crisis del agua en sus múltiples expresiones.
Cuando esta crisis limita el desenvolvimiento del capital o del Estado, nos enfrenta­
mos teóricarnente a una etapa de reconstrucción que aún no toma un cauce racional o
razonable.
En lo cualitativo también, el agua es una fuente de conflicto campo-ciudad e
industria-agricultura con sus propias formas de desarrollo: mientras el espacio rural
es tragado paulatinamente por la ciudad y la industria, el agua de lejanos vergeles es
ingerida de un solo golpe de infraestructura urbana.
El proceso de globalización y la crisis del agua
El proceso de globalización es, por una parte, un fenómeno de reacomodo de capita­
les, fuerza de trabajo, de mercancías y servicios en el espacio mundial; arranca en los
setenta como estrategia de recomposición de los capitales en crisis de aquella época,
después de las dos confrontaciones mundiales que ponen a prueba el poder autodestructivo de la humanidad. Para Joachim Hirsch, “globalización”es:
La decisiva estrategia del capital como solución a la crisis del fordisino; es decir, que la
liberalización radical del tránsito de mercancías, servicios, dinero y capital deben crear las
condiciones para una renovada racionalización sistemática del proceso de la producción
capitalista y del trabajo, y ello, está vinculado con la destrucción de la conciliación fordista
de clases y de sus bases institucionales (Hirsch, 1997, p. 16).
215
Análisis y perspectiva de la globalización
Como proyecto del capital transnacional, se trata de romper con las fronteras na­
cionales apoyándose en procesos de trabajo con un sustancial avance tecnológico
y en el recambio del papel del Estado social.
El reacomodo espacial de capitales tiene un comportamiento directamente rela­
cionado con la ganancia, ley que indiscutiblemente los rige como agentes primigenios
del proceso de globalización, sobre todo de las grandes empresas transnacionales en
pugna por los mercados, fuerza de trabajo y recursos naturales de las regiones bajo su
área de influencia. La obtención de la ganancia exige reducir costos de los insumos
productivos básicos, que en un momento y espacio determinados resulten más atrac­
tivos. Si otros lugares demandan su presencia, las transnacionales no dudan en valo­
rar los beneficios relativos del cambio, de tal suerte que pueden muy bien abandonar
una región como el actual caso de Delicias, Chihuahua, en México, donde se ha dado
un proceso alarmante de retiro de las empresas maquiladoras.
Los Estados-nación más frágiles, presionados por las deudas ante los organisinos
internacionales como el BID y el FMI, mientras tanto, allanan el camino de las grandes
firmas en el mundo, para lucir atractivos de inversión, ganar actividad económica,
viveza productiva, fuerza económica relativa.
En tal contexto los recursos naturales y evidentemente la fuerza de trabajo dispo­
nible siguen siendo elementos fundamentales para atraer la mirada de los capitales.
El proceso de globalización tiende a poner al servicio del capital informático y global
todo el orbe; en palabras de otro autor:
El capitalisino abarcará prácticarnente al mundo entero, imponiéndole su dinámica terri­
torial de desarrollo desigual e inclusión-exclusión. Un aspecto muy importante de ese
logro, será su concomitancia con la emergencia de la crisis ambiental global, que presidirá
la decadencia del capitalisino fordista “mixto” y el social estatisino y el pasaje al capitalisino informático-global
(Dabat, 2002, p. 77).
Entre los recursos naturales el agua es elemento vital que debe garantizar el des­
envolvimiento del proyecto, y de aquí, el vínculo entre crisis del agua y proceso de
globalización que tiende a agudizarla, dadas sus características de promoción de un
consumo masivo depredador, creación de ciudades e industrias (y extensión de las
ciudades existentes), así como de la orientación productiva agrícola.
Ante la crisis del agua, a la vez, tenemos capitales destinados al tratamiento,
embotellamiento, abastecimiento de las urbes y ciudades con toda la moderna tecno­
logía. Así, el agua puede ser objeto de discordia entre las grandes firmas transna­
cionales y hasta el agua sucia en las zonas desérticas se va transformando en elemento
de pugna entre los diferentes agentes sociales.
216
Globalización y crisis del agua en México
Sin embargo, en la esencia del fenómeno de crisis tenemos una serie de elementos
que explican la crisis del capitalisino desde su propio comportamiento: en la manera
de hacerse o explotar la naturaleza con un paradigma energético preciso: el petróleo,
la electricidad y la energía nuclear. Tres formas que son una sola frente al modo de
depredar los recursos naturales. De aquí se desprende una crisis ambiental que se re­
vierte hacia la humanidad: la capa de ozono perforada por el abuso de los fluorocarbonos,
los mares y gran parte de los cuerpos de agua terrestres contaminados. La producción
de bienes masivamente consumidos que tienen dificultades de procesamiento,
reciclamiento o confinamiento, conforma la otra cara de la moneda de la moderna
comodidad. Millones de toneladas de basura quedan sin destino y los cuerpos de
agua son los receptores obligados del desastre ecológico.
A nivel de los espacios, no sólo se trata de una novedosa forma de producción de
basura, sino que ésta se instala de manera desigual y se procesa o deja de procesar
según el marco cultural e informativo del área. Los países pobres tienden a recibir la
peor parte de la producción de la basura que se genera en pos de la producción indus­
trial y agrícola, así como la derivada del consumo. A su vez, las regiones empobreci­
das de los países pobres como el nuestro pueden fácilmente transitar de la milpa al
basurero.
Así, la globalización como proyecto tiende a reubicar los procesos productivos
parcelados en el mundo, sobre todo aquellos que no tengan restricción para depositar
basura industrial en los países elegidos y que exigen mayor fuerza de trabajo.
El proceso de globalización está vinculado al desenvolvimiento del Estado neoliberal
como parte del esquema de poder. Si bien los Estados de bienestar que le preceden se
hacían cargo del agua como bien público, el neoliberal disocia la atención al agua
como una de sus funciones y tiende a poner las bases para que el recurso se integre a
la dinámica de la ganancia en un claro esquema privatizador.
El discurso principal de las políticas neoliberales en tomo al agua se centra en la
eficiencia del Estado y, especialmente, en el nuevo concepto que genera: el desarro­
llo sustentable.
Como un discurso típico de la etapa neoliberal y global, el desarrollo sustentable
irradia las recomendaciones de las instituciones mundiales como el bid o el FMI,
cabeza de gmpo de las multinacionales, o al menos, punta de lanza de estas firmas,
las cuales tienen, entre sus novedades, el sistema ISO 14000 que estimula el uso de
criterios ambientales en todo tipo de producción.
Sin embargo, el proyecto de globalización transnacional contempla el dominio
sobre todas las reservas de agua del planeta, al igual que sobre los alimentos, la salud
y la vida en general. Así lo muestran los estudios sobre el genoma humano, biotecnología,
biogenética, etcétera.
217
Análisis y perspectiva de la globalización
En el campo alimentario, por ejemplo, se desarrolla un nuevo esquema de poderío
mundial centrado en los países poderosos, mientras que los pobres, atrasados o subdesarrollados juegan un papel marginal, con producción de ciertos bienes suntuarios,
cuya producción es controlada desde los propios países centrales. Los esquemas pro­
ductivos alimentarios se van minando en estos países mediante múltiples mecanisinos
apoyados en el desarrollo de la ciencia y la tecnología.1 Entre los “bienes”
suntuarios globalizados se incluyen los narcóticos destinados a las juventudes de los
países ricos, aprovechando la pobreza del resto del mundo que los produce, con su
concomitante estela de corrupción y violencia. Todos los hilos se tensan en favor de
la ganancia, hasta de los propios Estados-nación, cuyos gobiernos van perdiendo
todo el decoro.
En lo inmediato, los capitales se orientan a los campos novedosos del tratamiento
de agua, de su embotellamiento, de su control por todos los medios, ante una produc­
ción que se caracteriza por el cúmulo de basura que genera. Este tema, en contrapun­
to, se va dejando de lado para no interrumpir la lógica de la ganancia que se potencia
con el incremento de la escasez, contaminación y el derroche del agua.
Los dos elementos de la crisis del agua en México
La crisis del agua se manifiesta como escasez y contaminación
El primer aspecto se manifiesta en el hecho de que, siendo un país con recursos hídricos
aceptables (precipitación pluvial anual media superior a los 700 mm), la distribución
temporal de las lluvias, concentradas en unos cuantos meses, así como la distribución
espacial, no favorece al grueso de las regiones de la República, de tal modo que la
escasez se agudiza tremendamente porque el grueso de las actividades económicas se
concentran precisamente en las áreas menos favorecidas por el recurso.
Así, tenemos que las regiones centro y norte del país concentran gran parte de la
población y las actividades agrícolas e industriales principales. Sólo la ciudad de
México y su área conurbada representa 20% de la población y produce cerca de 40%
del producto interno bruto, mientras que el sur, con abundantes recursos hídricos,
contribuye con un magro producto y cuenta con escasa población.
1 Vandana Shiva (2003), Cosecha robada. El secuestro del suministro mundial de alimentos, Bue­
nos Aires, Argentina, Ediciones Paidós Ibérica.
218
Globalización y crisis del agua en México
De este modo, la presión sobre el agua se agudiza en las regiones mencionadas
con efectos devastadores sobre el recurso en términos de sobreexplotación, en cuya
situación se encuentra la tercera parte de los mantos acuíferos del país, principal
fuente abastecedora del recurso a las ciudades (70%).
En cuanto a la contaminación del agua superficial se afirma categóricarnente que
las principales cuencas del país se encuentran contaminadas. En este tenor, mientras
que la superficie de riego disininuye, la superficie agrícola atendida con aguas residuales
aumenta escandalosamente. La superficie agrícola de riego disininuye por efecto del
abandono de la infraestructura hidráulica, el azolvamiento de las grandes presas de
almacenamiento (producto de la deforestación) y de la misina edad de las presas.
Se atribuye al crecimiento demográfico la crisis del agua, pero el aspecto central
por resaltar es su concentración en el espacio, como producto del desaliento a todo lo
rural y lo agrícola-productivo. El capitalisino se desenvuelve por su naturaleza en las
grandes urbes y en la industria, de tal modo que la lucha por la tierra fue el signo que
marcó el inicio del siglo pasado y la lucha por el agua se manifiesta como un hecho
que caracteriza el inicio del milenio.
Agricultura y agua
Si bien la agricultura moderna nacional se ha desarrollado por excelencia en el norte
y centro del país, gracias a las grandes obras hidráulicas instaladas en el siglo XX, su
trato al agua ha estado lejos de lo sustentable: las grandes obras con difícil adminis­
tración y una maraña de intereses, han tendido al derroche del recurso; por su parte,
en términos estructurales, los procesos de trabajo modernos durante la segunda mitad
del siglo XX, se instalan en un paradigma tecnológico depredador del recurso, en
tanto energéticos y sobre todo agroquímicos que afectan suelo y agua. El proceso
agrícola se ha orientado a la especialización de grandes áreas, a la mecanización y al
uso de agroquímicos que dañan el entorno.
Como un producto específico derivado de la globalización, se ha presionado a un
cambio del uso del suelo agrícola hacia los llamados cultivos emergentes, como es el
caso de las flores, frutas y hortalizas. En estas últimas, hemos visto el traslado de
hortalizas que se cultivaban en Texas o California hacia Centroamérica y México,
tanto por las protestas de grupos ambientalistas ante el abuso de agroquímicos rocia­
dos con avionetas como por la baratura de la fuerza de trabajo y la disininución del
costo de transporte (mejoras en las vías de comunicación y del transporte que abara­
tan los costos) y la informática.
219
Análisis y perspectiva de la globalización
El aguacate en Michoacán ha prosperado en los últimos 20 años sobre los bosques
en alrededor de cien mil hectáreas que se amplían con el boom aguacatero de nues­
tros días, producto del TLC, que ha condicionado y, en parte, relajado las medidas
fitosanitarias de eu. La fresa en la misina entidad se sigue produciendo para la expor­
tación, siempre y cuando se siembre con agua limpia, mientras que para el mercado
interno se dedican superficies irrigadas con aguas limpias mezcladas con agua resi­
dual, es decir, envenenada.
En el café, los productores han resentido la presión en la baja pronunciada de los
precios como producto de las importaciones de menor calidad y la saturación del
mercado internacional. El café de sombra, sembrado por el grueso de los productores
pobres, se combina con otros árboles y juega un papel fundamental en la retención
del agua de lluvia en las zonas productoras del sur del país. Su eventual quiebra
supone la quiebra del proyecto de desarrollo sustentable (Bartra, 2003).
El maíz y el frijol son también cultivos decadentes y han sufrido la amenaza de la
biotecnología en manos del capital transnacional: los OGM amenazan a nuestro maíz
milenario (Blanca Rubio, 2004). La milpa se va perdiendo aceleradamente como posi­
bilidad de retener el agua en las laderas donde se siembra periódicarnente.
En cuanto a la parte sur del país, la deforestación producto del saqueo de maderas
finas, la ganadería extensiva y la producción de bienes agrícolas intensivos monoculturales, han sido las causas de la depredación del recurso suelo y del agua. Al maíz,
como cultivo de sobrevivencia, se le atribuye mucho la deforestación cuando se siembra
mediante el sistema de roza-tumba-quema, con el método tradicional. Sin embargo,
el citado método producía durante uno o dos ciclos y permitía la recuperación de la
cubierta vegetal con el descanso de lo dañado; sin embargo, al combinarse con la
ganadería extensiva que avanzó hacia los lugares abiertos, la deforestación se trans­
formó en definitiva.
Pero la riqueza vital de las áreas de bosque y selva ha sido atractivo para los trafi­
cantes tanto de seres humanos, vestigios arqueológicos, así como de estupefacientes,
inclusive de los hongos de Huautla.
Digamos que la globalización incorpora todo al mercado.
Ciudades sedientas, industrias y agua sucia
La crisis del agua en las ciudades parece ser lo más alarmante en la actualidad. Todas
las urbes del país enfrentan ya problemas por falta de agua, pero, como lo hemos
indicado, son las ubicadas en el centro y norte las más afectadas.
220
Globalización y crisis del agua en México
La ciudad de México se ha transformado en un paradigma mundial de lo que no
hay que hacer con el agua. Se sobreexplota el acuífero en el doble de su recarga
natural con diferentes impactos sobre la infraestructura urbana e hidráulica como
resultado del hundimiento de la urbe, se desperdicia el agua en 40%, tiene un déficit
escandaloso en su balance hidrológico, saquea el agua de cuencas vecinas y envía un
volumen de alrededor de 50 metros cúbicos por segundo de aguas residuales al Golfo
de México. Se trata del caso patológico más significativo; sin embargo, urbes como
Guadalajara, Monterrey, San Luis, León y en general todas las del área de la cuenca
alta y media del Lerma y la cuenca alta del Balsas, se encuentran en permanente
tensión por el agua, tanto por su contaminación como por la acelerada exigencia de
obtener agua, para todos los fines. El Pánuco se encuentra dañado desde su parte alta,
en los tributarios río Tula y Moctezuma, hasta su desembocadura en el Golfo de
México.
En la misina situación que las urbes del centro se encuentran las ciudades fronte­
rizas norteñas y sus corredores industriales de maquiladoras que demandan agua,
concentran gente y contaminan el recurso. No es casual que las empresas estaduni­
denses se ubiquen en territorio mexicano, donde la tensión por el agua se percibe en
toda la franja fronteriza: entre las ciudades e industrias contra la agricultura, entre
entidades e inclusive entre los dos países. El río Bravo recibe contaminantes de am­
bos lados, tanto de ciudades e industrias como de una agricultura moderna de irriga­
ción con todos sus componentes agresivos al agua, mientras que el río Colorado se
encuentra contaminado en extremo también.
La frontera norte es tal vez el ejemplo nacional que nos indica el modo en que el
capitalisino tiende a resolver con la globalización, y sólo parcialmente, el problema
ecológico del fordisino en los países centrales, con sus grandes industrias y sus corre­
dores industriales, que dieron al traste con la calidad del agua del río San Lorenzo,
Mississipi, el Colorado o cualquier otro río de eu, los cuales a final de cuentas envían
los desechos a un mar que todo lo soporta, hasta la muerte, como el mar Aral.
El proyecto de la globalización supone los misinos daños del capitalisino en la
producción de basura y contaminantes inimaginables, pero he aquí la novedad: son
redistribuidos globalmente gracias al discurso del desarrollo sustentable.
Hasta en el sur del país, donde es abundante el recurso, tenemos problemas por el
agua, amén de los recurrentes desastres por fenómenos meteorológicos, por la conce­
sión del agua a la producción de energía eléctrica, como el caso del río Grijalva. La
producción de petróleo ha sido también un factor destructivo de los ecosistemas en el
sureste del país, con su inducción a la industria y sus derivados, que tampoco es
inocua. La presión para obtener petróleo y destinarlo a la venta, particularmente del
221
Análisis y perspectiva de la globalización
país vecino, ha significado una depredación impresionante que ha cambiado el paisa­
je del sureste en el breve periodo de los últimos 30 años. El agua ha sido el bien más
dañado y, consecuentemente, la vida que de él depende.
A lo largo de la historia nacional el agua fue vista por la industria como un recurso
gratuito, abundante y contaminable, tal como la minería, la industria textil y la pape­
lera (todas ellas depredadoras del recurso hasta la fecha) o durante la llamada etapa
de sustitución de importaciones que trajo consigo procesos industriales contaminan­
tes. Sin que se hayan abandonado estas industrias, tenemos ahora el añadido de una
industria petroquímica y química que son por definición contaminantes, así como la
industria farmacéutica, plantas termoeléctricas, entre otras muchas agresivas al en­
torno. Paradójicarnente, los desechos hospitalarios son una amenaza a la salud.
Junto a estas industrias, las grandes urbes no han tenido ningún empacho en dejar
de lado los aspectos de derroche y contaminación del agua, que las transforma en
verdaderos embudos de los recursos hídricos que puedan obtener de su alrededor.
Como producto de la globalización, tenemos industrias escasamente amigables
con el ambiente, el desarrollo del transporte y las comunicaciones que presionan
sobre todos los recursos naturales, así como sistemas informáticos que acarrean mu­
cha basura no biodegradable y peligrosa en muchos casos, por sus características de
bienes perecederos que hay que echar a la basura, como el caso de los teléfonos
celulares, las baterías de litio y otros componentes. Es el caso también de las compu­
tadoras que rápidamente entran en desuso por su obsolescencia programada, general­
mente precoz.
Agua mercancía como elemento de superación de la crisis
Ante el panorama descrito, vemos varios procesos concatenados como tendencia na­
cional ante el agua en el proceso de globalización.
La privatización como imposición del exterior induce necesariamente los campos
de la ganancia. El hecho de que el acceso al agua se deje de considerar como una
responsabilidad del Estado y como bien público o como un derecho inalienable de
todo individuo, deriva necesariamente en la privatización; el mercado va ganando
ante el Estado, a la vez que el grueso de la población va perdiendo.
Por una parte, los grandes negocios con el agua son el punto de partida del proce­
so de superación de la crisis del agua. La prosperidad de los negocios que la embote­
llan para venderla 10 veces más cara que el agua de la llave se nota en las distintas
marcas y el fácil acceso a ella, ahora puesta en la tienda de la esquina. También se
nota en el interés de Coca Cola que no requiere de mayores insumos que agua, así
222
Globalización y crisis del agua en México
como en la tendencia de infinidad de pequeños negocios dedicados a la “producción”
y venta de agua o bien, en los conflictos por acaparar el agua de famosos manantiales
por los grandes tiburones que han entrado “al agua”.
En la misina tónica, con el desastre del agua han prosperado otro tipo de capitales
más sofisticados de carácter global interesados en su tratamiento. Nos referimos a las
empresas multinacionales especializadas de la UE y Japón y de eu, que han tenido una
etapa de crecimiento impresionante en los noventa.
El Estado se ha visto presionado al abandono de su responsabilidad con el agua a
pesar de que sigue vigente su poder soberano sobre el recurso plasinado en el artículo
27 Constitucional y que el aparato de Estado sigue funcionando, aunque con magros
recursos en términos del costo de construir, operar, administrar la infraestructura
hidráulica y distribuir el bien. En la etapa 1940-1982 se cubrieron tales frentes por el
Estado, que impulsaba todo un discurso de legitimidad explotable desde el terreno
político para reconstituirse como un Estado benefactor. Evidentemente la política
olvidaba los aspectos de derroche, contaminación y beneficiaba a las ciudades to­
mando el agua de lo rural. Durante la etapa que vivimos desde 1982, el Estado se
empieza a manifestar incapaz de cubrir su responsabilidad y replantea el problema
del agua a partir de la eficiencia en la administración del recurso tanto como en el
buen uso del agua, pero es a fines de los ochenta cuando se voltea la mirada al aspec­
to de contaminación que afecta las áreas rurales, pero que es aprovechada por éstas
para cultivar hortalizas. El cólera fue un detonante de la política del agua orientada a
la salud y tal política se volcó de inmediato contra los campesinos que no han tenido
otra alternativa que regar con aguas residuales; se les restringió su patrón de cultivos;
sin embargo, la política no se revirtió contra la ciudad y su administración, aunque
quedó plasinada la preocupación en la ley Federal de Aguas y en la del equilibrio
ecológico; así, el tratamiento de las aguas residuales de la ciudad tanto como el cui­
dado de que la industria no contamine el agua o pague los costos de su tratamiento
todavía es promesa. La ley no ha podido resolver ni el derroche ni la contaminación
en la práctica.
Así, el agua está más contaminada: la ciudad de México, por ejemplo, envía agua
residual para el riego de 90 000 ha; en el estado de Michoacán se reconoce el riego de
86 000 ha, con una población mucho menor que la ciudad de México; en Puebla,
Morelos, Estado de México, Hidalgo y Tlaxcala, es común el riego con aguas residuales
mezcladas con agua limpia.
En una línea franca, en paralelo, la tendencia es privatizar el servicio en las ciuda­
des y a dejar en manos de los usuarios los distritos de riego, pero el problema en
ambos casos es que las condiciones de la infraestructura son precarias, de tal suerte
que el capital no tiene garantizada la ganancia en este campo y, por el contrario, sí
223
Análisis y perspectiva de la globalización
muchos conflictos en puerta, amén de que el agua siempre ha sido bandera de las
promesas de los diferentes partidos políticos en pugna y elemento de presión durante
los procesos electorales.
Producción de basura y agua
Si bien los sistemas de tratamiento de las aguas residuales forman parte de la buena
voluntad del Estado, aprovechada por los diferentes capitales, para atender la mani­
festación del problema, el asunto es que no se tocan sus orígenes, que nos remiten a
la producción de basura.
Los procesos industriales, inclusive de aquellos que el Estado neoliberal coman­
da heredados del Estado social, como son los casos del petróleo y la electricidad, son
depredadores del agua en menor o mayor medida, dependiendo del volumen de con­
sumo y el destino interno que se da al recurso en el caso de enfriamiento, limpieza o
cualquier otro uso. Existen por cierto industrias inocuas, pero en general, las de punta
son contaminantes, de tal modo que no se van a detener por el asunto menor que es la
contaminación del agua.
Evidentemente hay compromisos jurídicos para que las industrias y las ciudades
envíen a sus efluentes el agua con la misina calidad de la que recibieron. Sin embar­
go, esto no se cumple. Los sistemas de tratamiento, por lo demás, han proliferado a lo
largo de los escurrimientos superficiales, pero la mayoría de ellos no funcionan o
funcionan mal, que para el caso es lo misino.
La vigilancia sobre el cumplimiento de la ley no ha superado la pregunta funda­
mental: ¿quién vigila al vigilante? En tal tenor, existen grandes y pequeños negocios
con la no vigilancia del cumplimiento de la ley.
Si miramos hacia el consumo masivo de la población, encontraremos basura: mucha
basura hasta en los propios “conocimientos” que por internet pueden obtenerse, que
en todo caso es basura prescindible y no contaminable. Lo difícil es que la naturaleza
procese tanta basura no biodegradable, tóxica, peligrosa, que va a dar a los cauces de
los ríos y a todos los cuerpos de agua del continente y finalmente al mar. Todo ello
afecta la vida que sostienen los ecosistemas.
Conclusiones
La globalización ha presionado a la agricultura y a la industria a seguir los rumbos
del “destino manifiesto” que impone el proyecto multinacional. El agua se transfor­
224
Globalización y crisis del agua en México
ma aceleradamente en una mercancía, sin que se atiendan los orígenes últimos de su
escasez y contaminación, de tal suerte que el capitalisino en esta nueva fase resuelve
parcialmente la crisis del agua por esta vía, pero la agudiza al globalizar los procesos
de trabajo depredadores del recurso, hecho que resuelve en parte el problema am­
biental de los países poderosos. Si se ve desde la crisis del agua, ésta sirve para
reforzar el desenvolvimiento del capital a escala planetaria.
En general, la sociedad mexicana ha aceptado con entusiasino el consumo de
bienes que antes no se encontraban a la mano o resultaban excesivamente caros.
Ahora, han cruzado el Bravo de norte a sur miles de camionetas viejas que aceleran
el abaratamiento de los costos de transporte mientras el petróleo no se encarezca;
tenemos el acceso a las computadoras y celulares desechables, a los alimentos con
caducidad específica, frutas exóticas provenientes hasta de Brasil y hasta agua em­
botellada de lejanos países.
Como contraparte, hay una esporádica resistencia social: a la ampliación del aero­
puerto de la ciudad de México, contra el saqueo de agua para las ciudades (México,
Guadalajara, León, Monterrey, Puebla, Toluca, entre otras), contra los campos de
Golf en Tepoztlán. Asimisino, como resistencia frente a la contaminación de las aguas
por Pemex y de las urbes. Por supuesto, no hay aceptación o consenso con el ALCA y
menos aún con el Plan Puebla-Panamá, que pretende incorporar de lleno al mercado
los bienes naturales del sur-sureste del país. En todas estas formas de resistencia la
defensa del agua es un punto central del debate, así como en otras expresiones de
lucha cotidiana de colonias populares, de pueblos invadidos por la mancha urbana.
A estos últimos no es necesario advertirles lo que sucede con el agua, ni en
Tecozautla, Tequisquiapan, los Azufres y tantos otros pueblos que cuentan con los
manantiales del centro del país que no tienen todavía algún hotel prometiendo el
servicio que incluye baños de temazcal.
La gente de Guanajuato alguna vez en los setenta hablaba al investigador sobre el
agua: “Cuando regamos el trigo con el agua del río (Lerma), aunque nos lo habían
prohibido, vimos el terrible resultado: el trigo iba cayendo a medida que el agua
sucia del río lo alcanzaba. La capa grasienta tardó cuatro años en desaparecer de la
tierra”. En la misina entidad, en Abasólo, después de pleitos con el Pueblo, un hotel
logró hacerse de “La Caldera”, un bello manantial del área. El hotel gastó una fortuna
en albercas, jardines e instalaciones hidráulicas del agua “milagrosa” y tibia del ma­
nantial. Años después, el agua del manantial dejó de fluir por la proliferación de
pozos aguas arriba. Bien decían los campesinos de aquel entonces: “Cuando el hom­
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Discos compactos
Díaz, M. (2000), “La disponibilidad y el uso del recurso hidráulico en el Valle de San
Luis Potosí”, Primer Foro del Agua en el Valle de San Luis Potosí, CD-Rom,
2000.
I Encuentro Latinoamericano de Doctores y Doctorantes en Derecho Ambiental, Re­
unión Científica, “El acceso al agua potable en el siglo XXI”, UAM-Azcapotzalco,
octubre de 2003, documento en disco.
“Programa de abastecimiento y manejo de agua en la zmvm” (me-0174), Informe de
Medio Ambiente e Impacto Ambiental, documento del bid-cna.
Asociación Latinoamericana de Estudios Rurales, VI Congreso Latinoamericano,
noviembre de 2002, memorias.
CNA-DESISA, Horizontes para el manejo de los recursos hidráulicos en México, estu­
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Lincamientos estratégicos para el desarrollo hidráulico de la Región Hidrológica
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CNA El agua en México, retos y avances, 2000.
Villalobos, Daniel, “La administración del agua en San Luis Potosí”, Primer Foro del
Agua en el Valle de San Luis Potosí, CD-Rom, 2000.
Periódicos
El Sol de San Luis
La Jornada
232
Globalización y crisis del agua en México
(comentario)
Luis Quintana Romero
Programa de Investigación de la FES-Acatlán
1 proceso globalizador es analizado por estos autores a la luz de uno de sus
principales déficits institucionales: el deterioro de los recursos naturales y en
particular de los recursos acuíferos.
La dimensión global de la destrucción del agua se estudia, en el trabajo de estos
autores, como una consecuencia directa del consumo depredador y masivo que de
este recurso natural se ha hecho a partir de su incorporación al circuito de valoriza­
ción del capital. La destrucción del recurso es alarmante si se atiende a los estándares
internacionales, los cuales consideran que 2000 m3 de agua por habitante al año es
una señal de alarma en la disponibilidad del recurso, 1000 m3/hab/año representa
escasez crónica y 500 m3/hab/año es ya una situación de escasez absoluta; actual­
mente en el mundo hay 22 países con menos de 1000 m3/hab/año y 18 países con
menos de 2000 m3/hab/año.
Los autores señalan que mientras en el Estado de bienestar el agua era tratada
como un bien público, bajo el neoliberal es integrada a la dinámica de la ganancia.
Este tránsito ha convertido al agua en una mercancía ficticia en el sentido que Polanyi
(2003) daba a este término; el agua no es una mercancía en sentido estricto, puesto
que no fue producida por ser humano alguno para ser puesta en venta. Al igual que la
fuerza de trabajo, que no puede ser utilizada indiscriminadamente sin afectar al indi­
viduo que la posee, el uso indiscriminado del agua como mercancía ficticia altera el
ámbito natural en el que reside. Como mercancía peculiar, el agua está sometida a un
proceso de crisis diferente de las demás; los autores destacan que la crisis del agua
inicia cuando el equilibrio de las fuerzas de la oferta y la demanda se ha alcanzado.
E
233
Análisis y perspectivas de la globalización
Esta visión de la crisis del agua es de gran contundencia al considerar que, a diferen­
cia de las demás mercancías que pueden volver a reproducirse por movimientos cícli­
cos, con el agua es un camino sin retomo. La crisis del agua no interrumpe solamente
el proceso de su valorización en el mercado, sino también la agota como recurso
natural. Tal como los autores mencionan, nuestro país no está lejos de una situación
crítica: la escasez y contaminación del agua están presentes en nuestro país. Para
dimensionar el problema bastaría considerar que en el año de 1955 teníamos una dispo­
nibilidad de 11.5 miles de m3/hab/año, en el año 2000 el dato era de sólo 4.9 miles de
m3/hab/año y para el año 2025 se estima que la disponibilidad será de 3.2 miles de m3/
hab/año.
En este panorama desolador los autores vislumbran una luz de esperanza en los
movimientos de resistencia social que se han ido levantando contra la depredación de
los recursos naturales. Tal como plantea Block (2003) estos movimientos tienen una
esencia transnacional en la medida en que tratan de afectar la estructura de gobierno
de la economía mundial; los movimientos ecologistas y altermundistas se han con­
vertido en los nuevos actores del momento actual.
La globalización, la crisis del agua y los movimientos sociales de resistencia a la
depredación de los recursos naturales dan una gran contemporaneidad a la tesis cen­
tral que sostenían los institucionalistas clásicos cuando criticaban los supuestos mer­
cados libres: “Nuestra tesis es que la idea de un mercado autorregulado implicaba
una utopía total. Tal institución no podría existir durante largo tiempo sin aniquilar la
sustancia humana y natural de la sociedad; habría destruido físicarnente al hombre y
transformado su ambiente en un desierto”.1
Esto significa que el consumo indiscriminado del agua necesariamente generará
las fuerzas opuestas, que a la larga buscarán impedir su agotamiento y es ahí donde
los movimientos sociales tendrán la última palabra.
Referencias Bibliográficas
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Trade Policy Studies, cato Institute, Estados Unidos de América.
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234
Globalización y crisis del agua en México (comentario)
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Páginas de internet
Portal latinoamericano en globalización: www.globalizacion.org
235
7
Un análisis de los diferenciales salariales entre
trabajadores con y sin seguridad social (IMSS)
Nora Garro, Jorge Meléndez*
UAM-Iztapalapa
Resumen
n este artículo se estiman las diferencias en el ingreso laboral por hora traba­
jada entre los trabajadores con y sin afiliación al Instituto Mexicano de Segu­
ridad Social (IMSS). Para ello se revisan los antecedentes teóricos que explican
la presencia de sectores o segmentos del mercado laboral con diferentes condiciones
de trabajo. Con base en la hipótesis de las diferencias compensatorias de ingresos, se
estiman funciones semi-logarítmicas de ingreso utilizando las 60 bases trimestrales
de microdatos de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano, de 1-1987 a IV-2001. Se
utilizó una submuestra de trabajadores hombres con estabilidad en el mercado labo­
ral. Para ellos, las estimaciones sugieren la existencia de diferencias de ingresos di­
rectos compensatorios para los trabajadores sin seguridad social que alcanzan un
nivel entre 13 y 25 por ciento. Estos diferenciales han aumentado a partir de la refor­
ma de 1997. Tomando en cuenta que representan una estimación de la valoración de
los servicios del IMSS, el impuesto efectivo -impuesto real menos la valoración- ha
bajado de 14.8% a 3.6% de antes a después de dicha reforma.
E
* Funcionario del IMSS.
237
Análisis y perspectivas de la globalización
Introducción: antecedentes teóricos
En una época de globalización de los mercados de bienes finales y de factores pro­
ductivos, cabe la posibilidad de que el sector del mercado laboral perjudicado o no
protegido resulte atractivo para la inversión productiva proveniente de otros países,
con lo cual se ahondarían las desigualdades a pesar de un probable crecimiento en el
empleo. De allí que debería ser una prioridad del Estado asegurar la universalidad de
la cobertura de ciertos riesgos o, al menos, el cumplimiento de un diferencial de
remuneración a favor del sector de trabajadores desprotegidos.
En el presente artículo se analiza el particular riesgo social y económico a cargo
de los trabajadores sin seguridad social. Se discute la dificultad de la medición empí­
rica de las diferencias compensatorias en los ingresos debida a tal riesgo. También se
realizan las mediciones para el sector de trabajadores hombres ocupados estables,
para los cuales parece cumplirse la regla de las diferencias compensatorias.
La teoría neoclásica explica el funcionamiento de los mercados de trabajo a partir
de tres fundamentos teóricos: a) la maximización de la ganancia de una empresa, a
partir de la cual se genera la demanda de trabajo; b) la maximización del bienestar
individual, de la cual se deriva la oferta de horas de trabajo; y c) la teoría del equili­
brio de los mercados competitivos.
En su versión más simplificada, esta teoría considera al mercado laboral como
una entidad unificada, compuesta por empleadores y empleados que se enfrentan
unos y otros individualmente como iguales. Ambos son “tomadores de precios”, en
este caso de los ingresos laborales por hora, cuyo nivel está determinado por las fuerzas
agregadas de demanda y oferta de trabajo. Debido a que se supone que en cualquier
categoría de especialidades los trabajadores son perfectamente homogéneos, se con­
cluye que tendrán la misina información sobre el mercado de trabajo concerniente a las
oportunidades de trabajo, el misino ingreso laboral, la misina productividad.
Esta versión se ha ido enriqueciendo con la incorporación de problemas tales
como el desempleo, la discriminación, el papel de los sindicatos y otras institucio­
nes. Así, por ejemplo, se introducen variables adicionales en el modelo de decisión
de la oferta de trabajo de los individuos con el objeto de explicar la inversión en
capital humano -tales como el tiempo dedicado al estudio, un horizonte finito de
ingresos previstos- o que permiten explicar la elección entre trabajos idénticos con
distinta remuneración -tales como la valoración de determinados servicios o presta­
ciones. Por su parte, la incertidumbre, los costos de selección, los costos de entrena­
miento son nuevas variables que permiten explicar las diferentes remuneraciones
para trabajos idénticos (Joll, 1983).
238
Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores
A fines de la década de los años sesenta y comienzo de la siguiente, se desarrolla­
ron los enfoques del mercado dual de trabajo (Piore, 1968) y la segmentación de
dicho mercado en grupos no competitivos de trabajadores (Gordon etal., 1973). Cabe
señalar que estos enfoques surgieron como un intento de explicar algunos problemas
empíricos que la economía neoclásica no abordaba explícitamente y no llegaron a
constituir una teoría alternativa.
La visión del mercado dual de trabajo distingue entre un segmento primario y uno
secundario. Esta división está basada en la tecnología imperante, la cual determina la
naturaleza de los puestos de trabajo; a su vez, los requisitos de los puestos de trabajo
determinan las características del trabajador que lo ocupará. En el segmento primario
se concentran los empleos profesionales y de dirección, así como los que requieren
especialidades y destrezas específicas a la empresa empleadora, la cual cuenta con
tecnología avanzada de producción y gestión. Además, en este segmento se concen­
tran los sindicatos y los ingresos laborales se fijan a través de procesos de negocia­
ción. En el segmento secundario del mercado de trabajo se concentran los puestos
con bajos ingresos laborales, tecnología atrasada y bajo status social. Los trabajado­
res ocupados en este segmento secundario tienen bajo nivel de escolaridad o especialización, inestabilidad en el empleo y una tasa elevada de rotación en los empleos.
Típicarnente, son mujeres, jóvenes, inmigrantes. La movilidad de los trabajadores
entre estos segmentos es limitada; hay barreras a la entrada al segmento primario,
tales como la escolaridad y la capacitación.
Una posterior hipótesis de la segmentación del mercado laboral sostiene que los
empleos han sido divididos por los empleadores en segmentos o grupos no competi­
tivos de trabajadores que comparten algunas características comunes. Esta hipótesis
tiene un fundamento histórico: la observación de grupos con opciones restringidas de
empleo. La unidad de análisis no es el individuo como tal, sino los grupos sociales.
Así, cada segmento de trabajadores tiene su propio modo de operación, diferentes
criterios de promoción, procedimientos de supervisión y escalas de ingresos labora­
les. La fuente de la división o segmentación es institucional, el acceso a un segmento
está controlado y la movilidad entre ellos restringida. Los mecanisinos del mercado
de trabajo están relacionados, según este enfoque, al sistema de poder y dominación de
la sociedad en su totalidad, debido al cual se producen discontinuidades en el merca­
do de trabajo. La tecnología no determinaría la organización del trabajo en la produc­
ción ni la existencia y modalidad de las cadenas de movilidad entre segmentos, puesto
que una misina tecnología permite diversas formas de organización del trabajo que
aseguren la colaboración del factor trabajo. Así, los empleadores elegirán la organi­
zación que les permita conservar el control del proceso productivo. Por tanto, esta
hipótesis está fundamentada en un marco analítico de conflictos de clase.
239
Análisis y perspectivas de la globalización
A pesar de la proliferación de investigaciones sobre la segmentación de los mer­
cados laborales con países desarrollados, la teoría económica se ha desarrollado lenta y
no plenamente. Las principales dificultades surgen en la definición de los segmentos
y el proceso de asignación de los trabajadores a cada uno de ellos. Además, persiste
la dificultad del sometimiento de las hipótesis teóricas a las pruebas empíricas (Lla­
mas, 1989).
No obstante la existencia de estas limitaciones, el presente artículo recoge la hi­
pótesis de una posible segmentación del mercado de trabajo originada por razones
institucionales para el análisis del mercado de trabajo formal e informal de nuestro
país. En efecto, los puestos de trabajo pueden dividirse en dos grandes segmentos: el
cubierto -o formal- y el no cubierto por el sistema de seguridad social— o informal.
Desarrollos recientes (Maloney, 1997; y Maloney y Cunningham, 1997) analizan
si el mercado laboral está segmentado en un sector formal con salarios mayores a los
costos de oportunidad de los trabajadores e inflexibles a la baja, y en un sector infor­
mal constituido por trabajadores que no tienen acceso a los empleos formales, que
encuentran refugio en ocupaciones de baja productividad y salario, en espera de ac­
ceso a los empleos formales. Estos autores no encuentran evidencia de que existan
filas de trabajadores asalariados informales en los puntos de acceso a los empleos
formales. En la categoría de los trabajadores autoempleados se encuentran dos clases
de trabajadores. Una está constituida por emprendedores o empresarios en pequeña
escala que buscan independizarse y que voluntariamente entran a la informalidad y
son capaces de permanecer en ella largos periodos. La otra funciona como reserva
del sector formal susceptible de incorporarse al misino en los periodos de auge y de
ser desplazada cuando la demanda de trabajo disininuye. En este caso, se verificaría
la llamada “teoría de las colas”, que sugiere que los trabajadores del sector informal
constituyen un segmento de trabajadores con características personales y con em­
pleos semejantes a los trabajadores del sector formal y a la espera de ingresar en este
sector. Así, su ingreso laboral directo -o al bolsillo- sería igual o incluso menor al
que recibe un trabajador con sus misinas características personales y con empleo
semejante en el sector formal; se acepta dicha situación, puesto que el sector formal
no ofrece suficientes empleos para cubrir la oferta de trabajadores, y no se escoge el
desempleo, puesto que no hay seguro para tal eventualidad. Los autores no encuen­
tran evidencia de que la regulación laboral desestimule la movilidad necesaria para
asegurar la eficiente asignación del trabajo y concluyen que el mercado laboral mexi­
cano está razonablemente bien integrado y funciona eficientemente.
Por otro lado, dentro de la visión neoclásica también ha habido desarrollos teóri­
cos que sugieren otro fundamento de la segmentación de estos dos mercados. Rosen
(1986) propone la hipótesis de las diferencias compensatorias en los ingresos entre
240
Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores
segmentos del mercado de trabajo, basada en las ideas vertidas por Adam Smith en
los 10 primeros capítulos del libro primero de la obra Riqueza de las naciones. La
hipótesis se refiere a que las actividades con condiciones laborales ventajosas atraen
trabajadores pagando ingresos laborales menores que el promedio, mientras que los
trabajos que ofrecen condiciones de trabajo desfavorables deben pagar premios
compensatorios para así atraer trabajadores. Los diferenciales de ingreso observados
posibilitan la igualdad de las ventajas totales monetarias y no monetarias entre acti­
vidades y entre trabajadores.
Como un marco de análisis, los diferenciales igualadores o compensatorios de ingresos
han encontrado su uso más difundido como una teoría de la oferta de trabajadores para
actividades laborales diferenciadas por varios atributos condiciones de trabajo, habilida­
des de los trabajadores, y otros requerimientos de los empleos. En un importante conjunto
de problemas estos atributos se refieren a elementos no pecuniarios del empleo. Las activi­
dades que ofrecen condiciones de trabajo favorables atraen trabajadores aun con ingresos
inferiores al promedio, mientras que trabajos que ofrecen condiciones de trabajo desfavo­
rables deben pagar un premio o diferencial como compensación con el objeto de atraer
trabajadores (Rosen, 1986, p. 641).
En los países desarrollados se han encontrado diferencias compensatorias en em­
pleos con riesgos para la salud, exposición a contaminantes; en regiones con clima
adverso, con riesgos de criminalidad, contaminación o muy pobladas; en empleos
con horarios especiales, cambios frecuentes de horarios, o con riesgo de despido y
subsiguiente desempleo; en la composición de ingresos indirectos tales como vacacio­
nes, pensiones y otros beneficios complementarios sustitutos de pagos en efectivo.
Este enfoque contiene elementos de oferta y demanda de trabajadores. Es neoclásico
en el sentido de que los precios y su libre oscilación siguen siendo las variables más
importantes para alcanzar el equilibrio de los mercados. La diferencia con el enfoque
neoclásico tradicional es que el equilibrio se alcanza después de un proceso de selec­
ción y encuentros que asigna trabajadores específicos a empresas específicas. Recor­
demos que en el enfoque tradicional la identidad de trabajadores y empresas no es
relevante y ello constituye un recurso de eficiencia de un sistema de mercados com­
petitivos descentralizados.
O sea, la existencia de diferencias compensatorias de ingresos laborales lleva
implícita la existencia de “nichos” o segmentos del mercado laboral. La negociación
entre trabajadores y empleadores se considera una transacción en donde el trabajador
vende -o renta- los servicios de su esfuerzo y compra los atributos del puesto. Estos
atributos están fijos para un empleo determinado, pero varía de puesto en puesto. Por
241
Análisis y perspectivas de la globalización
tanto, el trabajador elige los atributos preferidos eligiendo el puesto y el empleador
apropiado. Por su parte, los empleadores simultáneamente compran los servicios y
las características de los trabajadores y venden los atributos de los puestos ofrecidos
en el mercado. Las características de los trabajadores están fijas, pero difieren entre
trabajadores. Una negociación aceptable ocurre cuando el trabajador encuentra el
puesto con los atributos más deseables y el empleador encuentra las características
productivas del trabajador más deseables, entre todas las alternativas posibles.
El ingreso laboral observado es la suma de dos transacciones diferentes; una, por
los servicios del trabajador y sus características; otra, por las características del pues­
to. El precio positivo que un trabajador está dispuesto a pagar por ocupar un puesto
preferido se sustrae de su ingreso; asimisino, el precio que un empleador paga por
atraer a un trabajador a un puesto arriesgado o desventajoso se transforma en un
premio o compensación de ingreso laboral. Por un lado, el conjunto de ingresos labo­
rales y, por otro, el conjunto de las características de los trabajadores y de los empleos
asociado con tales ingresos representan las diferencias compensatorias observadas en
el mercado laboral. Cabe hacer notar que en las anteriores afirmaciones está implíci­
to el supuesto de perfecta información tanto de los trabajadores como de los
empleadores.
En el caso particular en que se distingue entre dos tipos de empleos y trabajadores
ocupados, con y sin seguridad social, las diferencias compensatorias en los ingresos
monetarios directos permiten una estimación de la valoración que los trabajadores
asignan a la prestación, puesto que representa el monto que los trabajadores están
dispuestos a sacrificar por tener acceso a dicha prestación. Adicionalmente, esta es­
timación permite calcular la tasa de impuesto efectiva, la cual resulta de la diferencia
entre la tasa de impuesto sobre la nómina menos la tasa de valoración.
La hipótesis de las diferencias compensatorias en los ingresos laborales -como
cualquier otra sobre el funcionamiento del mercado laboral en una situación dadano puede explicar todas las variaciones en los ingresos laborales en una particular
base de datos, incluso cuando no haya errores de medición en las variables involucradas.
Es conocido el resultado común a numerosas investigaciones empíricas de la función
de ingresos laborales referente al bajo valor del estadístico R cuadrado, lo que sugie­
re la existencia de factores omitidos relevantes para explicar la variabilidad en los
ingresos entre trabajos y trabajadores idénticos (Llamas y Garro, 1995, 2003; Garro
y Meléndez, 1997). Esta dificultad es particularmente notoria en los microdatos de
las encuestas laborales locales o basadas en un pequeño número de empresas. De allí
la importancia de encuestas nacionales tales como las ene y eneu (Encuesta Nacio­
nal de Empleo y Encuesta Nacional de Empleo Urbano, respectivamente), las cuales
tienen la virtud de disininuir factores no controlados y así aumentar el poder explica­
242
Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores
tivo del modelo. Además, la hipótesis de las diferencias compensatorias debe verse
como una explicación del mediano y largo plazo, indicativa de tendencias de un pro­
ceso dinámico complejo.
La asociación entre ambos conjuntos, el de los ingresos y el de las características
de los trabajadores y de los empleos, se mide con la tradicional metodología de las
funciones semilogarítmicas de ingresos laborales. La hipótesis de las diferencias
compensatorias provee un marco analítico para la interpretación de resultados em­
píricos a partir de dichas funciones.
Algunas características de los grupos
de trabajadores con y sin imss
En esta investigación se utilizaron los microdatos de las 60 encuestas laborales urba­
nas eneu -Encuesta Nacional de Empleo Urbano-, del Instituto Nacional de Estadís­
tica, Geografía e Informática (INEGI), del primer trimestre de 1987 al cuarto trimestre
de 2001.
En primer lugar, se consideran únicarnente las observaciones de trabajadores que
no están empleados en el sector primario y el sector público, debido a la dificultad de
medir el ingreso laboral de los primeros y a que los segundos son atendidos por el
issste -Instituto de Seguridad Social y Servicios para los Trabajadores al Servicio
del Estado. Se restringe adicionalmente la submuestra para que incluya a trabajado­
res hombres, jefes de familia, casados o en unión libre que no sean estudiantes, que
trabajan al menos 30 horas a la semana, que laboran durante todo el año y con edades
de 18 a 64 años. El propósito de este criterio de inclusión en los cálculos es obtener
una muestra de un grupo estable en el tiempo en términos de participación laboral,
así como mantener fuera del análisis las diferencias compensatorias en el ingreso por
condiciones no estándares de trabajo. La utilización de una muestra de trabajo con un
fuerte compromiso laboral para medir los salarios o ingresos laborales1 es una prác­
tica común en estudios sobre la estructura salarial (por ejemplo, ver Katz y Murphy,
1992).
De los datos de la encuesta disponible más reciente, eneu IV-2001, se deduce que
de la población ocupada urbana -20 862 000 personas de 12 y más años-, el 62% está
constituido por hombres, de los cuales 26% -5 552 937- pueden ser considerados
1 Como se incluyen trabajadores asalariados y por cuenta propia en las estimaciones, se utilizan
indistintamente los términos “salarios” e “ingresos laborales”.
243
Análisis y perspectivas de la globalización
hombres ocupados con la estabilidad en el empleo definida antes. El 52% de ellos
cuenta con la afiliación al IMSS (gráfica 1).
En el cuadro 1 se presentan algunas características de los grupos con y sin IMSS.
Entre los hombres ocupados con estabilidad en el empleo y con IMSS encontramos un
nivel de educación promedio más alto, trabajadores más jóvenes, contratación más
formal en la forma de contratos escritos, más presencia relativa de empleadores pe­
queños, medianos y grandes, y también de prestaciones adicionales al IMSS que entre
los hombres ocupados con estabilidad en el empleo, pero sin IMSS.
G ráfica 1. Algunas características de la población
urbana de 12 y más años ( eneu iv -2001)
inactivos, ocupados y desempleados abiertos
Fuente: elaboración propia con base en los microdatos de la Encuesta Nacional de Empleo urbano,
ENEU , cuarto trimestre de 2001.
Hombres jefes de familia ocupados estables: entre 18 y 64 años de edad, trabajo todo el año, no estu­
diantes, con 30 o más horas de trabajo semanales, no patrones, sin sectores gobierno y primario.
244
Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores
Cuadro 1. Estructura de hombres ocupados con estabilidad en el empleo,
con y sin IMSS (eneu IV-2001) (porcentajes)
Variable
Educación básica completa
Edad:
18-24
25-34
35-44
45-54
55-64
Horas semanales trabajadas:
Tipo de contratación:
Sin contrato
Verbal
Con contrato escrito definido
Con contrato escrito indefinido
Tamaño del establecimiento empleador:
Micro
Pequeño
Mediano
Grande
Prestaciones:
Aguinaldo
Vacaciones con goce de sueldo
Participación de utilidades
IMSS
SAR
INFONAVIT
Seguro médico particular
Otro
Con imss
Sin imss
67.1
49.5
8.0
36.4
32.6
16.7
6.3
50.2
5.6
26.9
31.8
23.1
12.6
51.4
0.0
6.3
9.2
84.5
55.3
37.7
5.4
1.6
16.8
27.3
5.6
50.3
89.4
5.7
0.7
4.2
92.8
87.6
36.9
100.0
92.4
66.1
1.6
14.6
4.0
2.6
0.4
0.0
0.7
0.5
1.6
1.1
Fuente: elaboración propia con base en los microdatos de la Encuesta Nacional de Empleo urbano,
ENEU, cuarto trimestre de 2001.
Hombres jefes de familia ocupados estables: entre 18 y 64 años de edad, trabajo todo el año, no estu­
diantes, con 30 o más horas de trabajo semanales, no patrones, sin sectores gobierno y primario.
245
Análisis y perspectivas de la globalización
Con la finalidad de profundizar en las diferencias entre los dos grandes grupos de
trabajadores, con y sin IMSS, a continuación se procedió a la creación de 32 subgrupos
de trabajadores ocupados, tomando en cuenta la afiliación al IMSS, el tamaño del
establecimiento empleador,2 la escolaridad,3 la experiencia laboral4 y un indicador de
la condición de asalariado o cuentapropista.
El cuadro 2 muestra la distribución de los hombres ocupados estables entre estos
subgrupos, así como el ingreso por hora trabajada, a precios de 1994, para el cuarto
trimestre de 2001.
Entre los trabajadores con IMSS, los grupos de trabajadores más numerosos se
encuentran en las categorías de asalariados.5 Entre los trabajadores sin IMSS, en las
categorías de asalariados y cuentapropistas en micro o pequeña empresas.6 Se obser­
van celdas vacías o con escasos datos debido a que no hay en la encuesta trabajadores
pertenecientes a esos subgrupos.7 Por tanto, sólo se pueden hacer las comparaciones
pertinentes entre los trabajadores de los grupos 1, 3, 4, 5, 9, 11 y 13, o sea, entre 14
subgrupos.
En el misino cuadro 2 se observa que el ingreso promedio por hora trabajada de
los trabajadores con IMSS es mayor que el de los trabajadores sin IMSS -24.3 y 20.5,
2 Controlar por el tamaño del establecimiento es importante, porque esta variable está estrecha­
mente correlacionada con el hecho de que el trabajador tenga un contrato (verbal o escrito). De acuerdo
con la Ley Federal del Trabajo, los trabajadores que puedan demostrar la existencia de una relación
laboral, exista o no contrato escrito, están cubiertos contra los despidos “injustificados” mediante las
disposiciones respecto a indemnizaciones y, en una disputa legal, estar afiliados al IMSS puede ser pre­
cisamente la forma de establecer documentalmente la existencia de una relación laboral, que obligaría a
la empresa a pagar indemnizaciones por despidos injustificados. En consecuencia, los salarios de aque­
llos con IMSS incorporarían un diferencial que no sería directamente atribuible al acceso a la seguridad
social. Ahora bien, la pregunta sobre si el trabajador cuenta con un contrato aparece en el cuestionario
de la eneu solamente a partir de III-1994, por lo que con el objeto de ampliar el horizonte observado a
todas las encuestas eneu disponibles (1-1987 a IV-1999), se procedió a encontrar una variable
correlacionada con la existencia de contrato. Esta variable fue precisamente el tamaño del estableci­
miento empleador (el coeficiente de correlación de Pearson para ambas variables fue 0.70 en el trimestre
III-1999). Las empresas se dividieron en micro -menos de 5 trabajadores-; pequeña -de 5 a 10 trabaja­
dores-; mediana -de 11 a 250 trabajadores-; y grandes —más de 250 trabajadores.
3 La educación básica comprende nueve años de escolaridad -primaria y secundaria.
4 Esta variable, para la cual no hay una pregunta específica en las encuestas eneu, se estimó con la
conocida fórmula minceriana (edad-escolaridad-6).
5
IMSS1, IMSS3, IMSS4, IMSS5, IMSS11 e IMSS13.
6
NIMSS5, NIMSS8, NIMSS11, NIMSS13, NIMSS14 y NIMSS15.
7
Es el caso de IMSS2, IMSS ó, IMSS7, IMSS8, IMSS10, IMSS 12, IMSS14, IMSS15, IMSSIó, NIMSS2,
NIMSS6, NIMSS7, NIMSS10 y NIMSS16.
246
Cuadro 2. Hombres ocupados con estabilidad en el empleo. Distribución e ingreso
por hora de los grupos de trabajadores con y sin IMSS (eneu IV-2001)
Grupos
de trabajadores
con imss
Participación
(%)
Ingreso por hora
(Precios 2002)
Participación
NIMSS1
NIMSS2
1.1
0
NIMSS3
nIMSS4
0.6
45.8
13.7
0.5
28.5
11.1
19.6
-2.9
(%)
Ingreso por hora
(Precios 2002)
Diferencial
de ingreso
por hora
IMSS1
11.3
IMSS2
0
IMSS3
10.3
32.1
IMSS4
6.8
17.4
IMSS5
7.6
22.5
nIMSS5
5.1
IMSS6
0
NIMSS6
0
IMSS7
0
NIMSS7
0
IMSS8
0
nIMSS8
9.6
24.7
IMSS9
IMSS10
0.9
nIMSS9
0.1
23.3
7.9
0
NIMSSlO
0
IMSS11
IMSS 12
NIMSS 11
9.1
14.3
-1.5
0
NIMSS 12
0.6
18.6
8.6
30.6
Grupos
de trabajadores
sin imss
15.4
15.9
IMSSl 3
0.9
NIMSS 13
1.3
IMSS14
0
NIMSS 14
12.5
13.8
17.2
IMSSl 5
0
NIMSS 15
3.7
27.5
IMSSl 6
0
NIMSS 16
0
Promedio
52.2
15.3
45.7
24.3
Promedio
47.8
20.5
15.1
-1.5
-3.8
Fuente elaboración propia con base en los microdatos de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (ENEU) Trimestres 1-1987 a IV-2001
Hombres jefes de familia ocupados estables entre 18 y 64 años de edad, trabajo todo el año, no estudiantes, con 30 o más horas de
trabajo semanales, no patrones, sin sectores gobierno y primario
IMSS1 =Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, expenencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS
IMSS2-Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas con IMSS
IMSS3=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencía laboral, asalariados o a destajo con IMSS
IMSS4=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, expenencia laboral de 15 o más años, asalanados o a destajo con IMSS
IMSS5=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, experiencía laboral de 15 o más años, asalanados o a destajo con IMSS
IMSS6=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de expenencia laboral, cuentapropistas con IMSS
IMSS7=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, expenencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas con IMSS
IMSS8=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, expenencta laboral de 15 o más años, cuentapropistas con IMSS
IMSS9=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de expenencia laboral, asalanados o a destajo con IMSS
IMSS 10=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de expenencia laboral, asalanados o a destajo con IMSS
IMSS 11 =Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalanados o a destajo con IMSS
IMSS 12=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de expenencia laboral, cuentapropistas con IMSS
IMSS 13=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalanados o a destajo con IMSS
IMSS 14=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, expenencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas con IMSS
IMSS 15=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencía laboral, cuentapropistas con IMSS
IMSS 16=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de expenencia laboral, cuentapropistas con IMSS
NIMSS 1 -Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, expen encía laboral de 15 o más años, asalanados o a destajo sin IMSS
NIMSS 2=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridadbásica completa o más, expenencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas sin IMSS
NIMSS 3=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencia laboral, asalanados o a destajo sin IMSS
NIMSS 4=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, expenencia laboral de 15 o más años, asalanados o a destajo sin IMSS
NIMSS 5=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, expenencia laboral de 15 o más años, asalanados o a destajo sin IMSS
NIMSS 6=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de expenencta laboral, cuentapropistas sin IMSS
NIMSS7=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, expenencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas sin IMSS
NIMSS 8=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridadbásica completa o más, expenencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas sin IMSS
NIMSS 9=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de expenencta laboral, asalanados o a destajo sin IMSS
NIMSS 10=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de expenencta laboral, asalanados o a destajo sin IMSS
NIMSS 11=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridadbásica incompleta, expenencta laboral de 15o más años, asalanados o a destajo sin IMSS
NIMSS l2=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridadbásica incompleta, menos de 15 años de expenencta laboral, cuentapropistas sin IMSS
NIMSS 13=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de expenencta laboral, asalanados o a destajo sin IMSS
NIMSS 14=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, expenencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas sin IMSS
NIMSS 15=Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de expenencta laboral, cuentapropistas sin IMSS
NIMSS 16=Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de expenencia laboral, cuentapropistas sin imss
247
Análisis y perspectivas de la globalización
respectivamente.8 El problema con esta comparación directa de promedio por grupos
con y sin IMSS es que los ingresos así observados, incondicionales, incorporan ele­
mentos en su estructura que no necesariamente tienen que ver con la afiliación al
sistema de seguridad social. Por tanto, la comparación entre los ingresos laborales
directos promedio en uno y otro sector -un sector cubierto con IMSS frente a otro
sector no cubierto o sin IMSS- puede llevar a conclusiones erróneas respecto al
efecto que la prestación de la seguridad social tiene en dichos ingresos, puesto que
en dichos promedios no se está controlando el efecto en los ingresos de otras varia­
bles, como la escolaridad, la experiencia laboral, el tamaño del establecimiento y el
puesto de trabajo. La creación de los subgrupos permite controlar estas variables.
Al considerar los respectivos ingresos entre los subgrupos, se encuentran tres
subgrupos de siete -1,3, 5 y 9- en los cuales los trabajadores sin IMSS ganan más que
sus pares con IMSS. Para afinar esta comparación es necesario considerar en el análi­
sis aún más variables que afecten al ingreso laboral de trabajadores afiliados, —tales
como ingreso laboral de la cónyuge, edad fértil de la cónyuge, cercanía de la edad de
retiro, número de hijos, riesgo de trabajo en el establecimiento empleador, horas
semanales trabajadas, así como algunas variables regionales como la tasa de desem­
pleo y de cobertura, entre otras -con el objeto de aislar aún más el efecto de tener o
no la afiliación al IMSS de otros efectos que pudieran estar relacionados con el nivel
de los ingresos laborales.
Es aquí que conviene introducir la denominada función semilogarítmica de ingre­
sos laborales, la cual permite separar el efecto de las variables explicativas sobre el
ingreso (Greene, 1999).
Objetivo de la investigación empírica
El objetivo de esta investigación es la estimación de las diferencias compensatorias
en los ingresos laborales en el caso de dos sectores de trabajadores: trabajadores
ocupados en puestos con y sin seguridad social otorgada por el IMSS.
De acuerdo con lo expuesto, se esperan diferenciales o premios positivos de in­
gresos directos -en efectivo o “al bolsillo”- para los trabajadores que ocupan puestos
de trabajo sin IMSS en comparación con los ingresos directos de trabajadores idénti­
cos que ocupan puestos de trabajo con IMSS, por cuanto carecer de esta prestación
convierte a los primeros puestos de trabajo en desventajosos respecto a los segundos.
8
En todos los casos del cuadro 2, las diferencias entre el ingreso por hora son estadísticarnente
significativas para cualquier nivel de significancia.
248
Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores
Metodología de la investigación empírica
Las funciones semilogarítmicas de ingreso laboral tienen como variable dependiente
el logaritmo del ingreso laboral por hora trabajada. Como variables explicativas se
incluyen, en primer lugar, las variables dummies de los subgrupos de trabajadores
comparables con y sin IMSS. Se utilizaron seis variables dummies para identificar a
los siete subgrupos de trabajadores con IMSS y otras tantas para identificar a los siete
subgrupos de trabajadores sin IMSS. El grupo base en ambos casos corresponde a
trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de
15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo -grupo 13.
En segundo lugar, se incluyen algunas variables adicionales relativas a otras ca­
racterísticas del trabajador o características del puesto de trabajo. Entre las variables
referidas a características del trabajador figuran la edad del jefe de familia, la edad de
la cónyuge, la condición de edad fértil de la cónyuge, el número de hijos y el ingreso
laboral por hora de la cónyuge trabajadora.9 Entre las variables referidas a caracterís­
ticas del puesto de trabajo figuran las horas semanales trabajadas, la existencia de
local establecido, el riesgo en el establecimiento empleador, la tasa de crecimiento
del empleo y de la cobertura del IMSS en el área metropolitana.10
Siendo la eneu una encuesta estratificada, la estimación se hace ponderando cada
observación por su correspondiente factor de expansión, como lo sugiere Deaton
(1997).
9 Cabe señalar que los datos de la cónyuge se captan por separado en la eneu, como parte de la
encuesta a los miembros de un hogar. Por tanto, en esta investigación fue necesario aparear los
datos del jefe de familia con los de la cónyuge. La edad del jefe de familia se incluyó como (65edad), siendo 65 años la edad de retiro estipulada en la Ley del Seguro Social del IMSS; la condición
de edad fértil se considera en una variable dummy con valor 1 si la edad de la cónyuge es menor o
igual a 35 años; el ingreso laboral por hora de las cónyuges se expresa en términos reales, a precios
de 1994.
10 Para la creación de la variable Riesgo se tomó en cuenta la clasificación de ramas de la produc­
ción según el riesgo, contenida en el Reglamento de la Ley del Seguro Social. Se compatibilizó dicha
clasificación con la utilizada en la eneu. Se utilizan cuatro variables dummies para riesgo bajo, medio,
alto y máximo, siendo el grupo base el riesgo tipo I, ordinario.
La variable Tasa de crecimiento del empleo por áreas metropolitanas se construyó con los microdatos
de las encuestas eneu en trimestres consecutivos y se refieren al desempleo abierto.
La variable Tasa de cobertura del IMSS por áreas metropolitanas se construyó con la información de
las encuestas eneu.
249
Análisis y perspectivas de la globalización
Limitaciones de la metodología de investigación empírica
En esta sección se aclaran las limitaciones de la metodología de la investigación
empírica -esto es, de la función semilogarítmica de ingresos por hora trabajada- para
contrastar las dos hipótesis teóricas presentadas aquí: segmentación de mercado y
diferencias compensatorias. En la próxima sección se analizan las estimaciones obte­
nidas teniendo en cuenta tales limitaciones.
Consideremos a un individuo con una función de utilidad o bienestar individual
que dependa de los ingresos directos al bolsillo, W, y de los ingresos indirectos, B. El
ingreso directo está atado al empleo; el ingreso indirecto puede o no recibirlo quien
está ocupado. Este ingreso indirecto puede tomar la forma binaria: tener o no tener la
afiliación al IMSS. Entonces,
U = U(W, B)
donde W es el ingreso laboral directo y B es una dummy que toma el valor 1 si se tiene
la prestación de la seguridad social y 0 si no se tiene. Nuestras dos hipótesis teóricas
consideran que W y B están correlacionados. La hipótesis de la segmentación consi­
dera que la correlación es positiva y la hipótesis de las diferencias compensatorias
considera que es negativa.
Gráfica 2
Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores
En la gráfica 2 vemos que el trabajador está dispuesto a ganar un menor W con tal
de tener B=l. Esta situación es la que plantea la hipótesis de las diferencias com­
pensatorias.
En la práctica, sabemos que la utilidad o el bienestar de un individuo depende
también de otros factores. O sea,
U = U(W, B; X)
donde X son otros factores. Estos factores pueden estar correlacionados con W y con
B. Por ejemplo, la escolaridad, el nivel de inteligencia innata, la edad, el estado civil,
el ingreso del cónyuge, el número de hijos, entre otros. Si todos estos factores fueran
observables, o sea, si fueran medibles y reportados en una encuesta laboral, entonces
el instrumental econométrico de las funciones de ingresos nos permitiría aislar y
estimar el efecto que B tiene en los ingresos directos, asunto de nuestro interés. En
otras palabras, si todos los factores que influyen en la utilidad o bienestar son obser­
vables; si además, podemos relacionar W con todos los factores X que lo influyen y
con B, entonces es posible ubicar el punto 1 y el punto 2 de la gráfica 2. En este caso
de completa información podríamos detectar cuánto ingreso directo los trabajadores
están dispuestos a sacrificar con tal de tener la prestación B. La hipótesis de las
diferencias compensatorias establece que es de esperar que los trabajadores que ten­
gan la prestación B acepten un diferencial negativo de ingresos directos, consideran­
do todos los demás factores X constantes; o sea, en iguales condiciones en los factores
X, se espera un diferencial negativo en ingresos directos si se tiene B=l.11
La econometría, por tanto, permite controlar el efecto de los factores X en W y así
aislar el efecto de B en W. Pero si hay un factor Xi que no se observe, o sea, el cual no
se mida en una encuesta laboral, todavía podemos tener problemas para aislar el
efecto de B en los ingresos, aunque usemos la herramienta de la econometría. Supon­
gamos que ese factor X sea la inteligencia innata y que haya en la población dos
niveles, XI y Xo, donde XI es mayor que Xo.
En la gráfica 3, a los individuos con Xi = XI los observaríamos en los puntos 3 y
4 y a los individuos con Xi = Xo los observaríamos en los puntos 1 y 2. Poniéndonos
en un caso extremo para facilitar la exposición, supongamos que los individuos con
Xi = Xo eligen B=0 y que los individuos con Xi = XI eligen B=l. Entonces, observa-
11 Debe resultar más claro ahora que, para contrastar las hipótesis teóricas, no es válido comparar
los ingresos promedio directos al bolsillo de los trabajadores con y sin B, porque en el diferencial
estimado de esa manera pueden estar actuando factores X no controlados en dicha estimación promedio.
251
Análisis y perspectivas de la globalización
Gráfica 3
riamos en el mercado el punto 1 y el punto 4. Llegaríamos a la conclusión de que los
individuos que eligen B=1 también ganan más, tienen un W más alto. Aun no ponién­
donos en este caso extremo, podría ser que el promedio observado del ingreso W en
los puntos 1 y 3 fuera menor que el promedio observado del ingreso W en los puntos
2 y 4. En ambos casos, ello sugeriría una segmentación del mercado y una refutación
a la hipótesis de las diferencias compensatorias.
Sin embargo, lo que está ocurriendo es una interferencia del factor no observado
Xi, la cual nos lleva a conclusiones erróneas; se trata de un efecto ingreso provocado
por un factor no observado que hace aparecer que hay una relación positiva entre W
y B; o sea, los trabajadores con B=1 parecen ganar más ingreso directo W. En cam­
bio, si introducimos la observación del factor Xi, vemos que en cada una de las cur­
vas U1 -correspondiente al comportamiento de los trabajadores con un nivel X =
XI- y Uo -correspondiente al comportamiento de los trabajadores con un nivel X =
Xo-, se cumple la hipótesis de las diferencias compensatorias. Esto es, los indivi­
duos están dispuestos a pagar un precio o a ganar menos W con tal de tener la presta­
ción B.
252
Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores
Por tanto, si observamos un diferencial positivo -o sea, que los que tienen la presta­
ción B ganan un más alto ingreso directo W que los que no la tienen- no necesariamen­
te es porque haya segmentación del mercado. Se puede deber al efecto de factores no
observados no incluidos en la regresión, no tomados en cuenta en las estimaciones.
Como vemos, resulta difícil la contestación empírica de las hipótesis teóricas -seg­
mentación o diferencias compensatorias- en este caso. Esto no nos debe sorprender,
pues es el caso de numerosas hipótesis de la teoría económica, las cuales demandan
la medición de variables que en la práctica no se miden o resultan difíciles de medir.
No obstante, vamos a realizar las mediciones, pero teniendo en cuenta estas limi­
taciones. Si los diferenciales se portan según la hipótesis de las diferencias compen­
satorias sabremos decir el fundamento. Pero si obtenemos diferenciales que no se
portan según dicha hipótesis, eso no quiere decir que no se cumpla, pues las estima­
ciones del diferencial pueden estar sesgados debido a la existencia de factores no
medibles o no observados.
Resultados
En el cuadro 3 se presentan los diferenciales de ingresos entre los grupos idénticos de
trabajadores asignables exclusivamente a la afiliación al IMSS.12
Estos diferenciales se estiman como la diferencia entre los correspondientes co­
eficientes de regresión estimados j8 de las variables IMSS y NIMSS, en un trimestre
dado. O sea,
Diferencial de ingreso por hora trabajada entre el subgrupo NIMSSi e IMSSi
atribuible a la afiliación al IMSS = (b NIMSSi - b IMSSi) para i = 1, 3,4, 5, 9 y 11.
La disponibilidad de datos permitió obtener la serie de los coeficientes de regre­
sión para 12 subgrupos y, por tanto, estimar los correspondientes seis diferenciales
de ingresos. Los diferenciales promedio para el periodo 1-1987 a IV-2001, así como
los correspondientes a dos subperiodos de interés, antes y después de la reforma a la
Ley del Seguro Social implementada en el año 1997, se presentan en el cuadro 4.
Nótese que los diferenciales promedio de los 60 trimestres son positivos, salvo en
el grupo 5. O sea, las funciones de ingreso permitieron aislar el efecto que la presta-
12 En el cuadro 1A del anexo se presentan los coeficientes estimados de las regresiones que se
corrieron para cada trimestre, desde el 1-1987 a IV-2001.
253
-55.5
70.3
0
0
0
nIMSS4-IMSS4
nIMSS5-IMSS5
nIMSS9-IMSS9
NIMSS11 -IMSS 11
105.7
62.1
16.8
-12.3
46.8
20.4
NIMSS1-IMSS1
nIMSS3-IMSS3
nIMSS4-IMSS4
nIMSS5-IMSS5
nIMSS9-IMSS9
NIMSS 11-IMSS 11
III-1994
38.5
NIMSS 11-IMSS 11
Grupos
0
48.5
30.4
nIMSS4-IMSS4
nIMSS5-IMSS5
43.3
nIMSS9-IMSS9
25
NIMSS1 -IMSS1
nIMSS3-IMSS3
IV-1990
144.5
NIMSS1-IMSS1
nIMSS3-IMSS3
Grupos
1-1987
Grupos
19.6
12.1
0
-0.7
46.9
4.5
IV-1994
36
62.2
0
36.9
-32.8
13.7
1-1991
0
0
0
0
0
88.3
11-1987
29.3
43.1
2.77
-76.5
48.4
-3.7
I-1995
43.3
52.2
-11.9
4.1
-9.58
24.4
II-1991
0
-32.9
0
0
-25.6
56.5
III-19 87
25.8
38.6
-10.3
6.5
-22.6
-6.4
II-1995
42.9
44.4
0
1.2
42
0
III-1991
0
-33.4
0
0
-69
-189
IV-1987
30.5
31.2
-44
120.4
38.1
-24.8
III-1995
39
41.8
0
16.8
10.4
14.3
IV-1991
21
0
0
13.3
40.6
-6.9
I-1988
26.7
24
-13.9
39
64.2
8.9
IV-199 5
41.2
36.6
0
-6.8
18.5
35.9
I-1992
-28.2
44.3
-13.9
18.7
34
11.5
II-1988
33.8
37.3
-32.5
17.5
28
-6.4
I-1996
33.9
61.4
2.7
4.6
24.2
33.3
II-1992
26
49.7
0
26.1
-33
-14.5
III-1988
25.4
0
-18
0
-3.9
13.7
II-1996
33.7
18.8
-8.2
-9.3
24.4
65.7
III-1992
-59.4
21.5
0
24.8
5.8
45.3
IV-1988
28.6
11.7
0
16.4
54.7
-13.9
III-1996
-33.6
39.5
0.0
2
18.9
24.6
IV-1992
25.4
22.7
-13.1
25.9
44.7
4.9
1-1989
25.3
0
-15.7
40.2
-7
18.5
IV-1996
47.1
46.6
-28.5
3.1
28.6
37.7
I-1993
39.3
59.4
0
30.3
28
-38.2
II-1989
21
0
-25.9
0
10.6
-40.7
I-1997
35.8
32.3
-25.9
-9.9
4.6
26.1
II-1993
28.6
46.3
14.7
24
-19.3
43.7
III-1989
-123
52.2
-17.6
11.9
16.5
39.8
II-1997
-3.2
41.2
-22.9
18.4
50.4
10.2
III-1993
36.2
23.7
16.7
-5.2
6.8
3.1
IV-1989
Cuadro 3. México. Hombres jefes de familia ocupados estables. Diferenciales salariales
entre los trabajadores sin y con IMSS* Trimestres 1-1987 a IV-2001 (porcentajes)
43.1
24.8
0.0
14.3
27.9
4.5
I-1994
47.8
37.1
-21
-13
10.9
0
13.3
0
-28.9
15.3
69.8
81
32.2
12.1
-18.2
29.9
56.7
34
14.2
42.4
0
16.7
38.4
45.8
I-1998
24.8
34.3
-16.4
-10.4
9.8
17.5
II-1994
24.5
58
-11
26.5
20
-29.3
II-1990 III-1990
III-1997 IV-1997
44.9
41.0
-13.3
-1.4
1.1
35.5
IV-1993
-14.9
25.2
11.7
2.9
13.1
-10.7
I-1990
63.7
0
38.3
23
NIMSS 4-IMSS 4
nIMSS5-IMSS5
nIMSS9-IMSS9
NIMSS 11-IMSS 11
22.5
0
-13.8
22.2
17.1
56.9
III-1998
17.1
28.9
24.3
13.8
44.1
22.2
IV-1998
29.3
13.9
-10.4
-21.4
21.3
49.3
I-1999
11.6
0
-11.1
0
15
60.7
II-1999
15.9
42.1
-9.5
38.5
38.7
57.9
III-1999
25
-12.1
0.0
0
26.8
41.5
IV-1999
21.4
-8.9
-9.9
19.8
33.3
17.1
I-2000
22.2
15.7
7.6
0
-78.7
19.1
II-2000
22.4
15.9
8.3
0
-79
19.1
III-2000
-44.2
13.6
-25.2
26.1
32.4
19.8
IV-2000
33.1
28.6
-9.1
4
14.1
38.3
I-2001
17.8
-12.1
-38.0
0
12.5
23.8
34.5
17.4
-18.1
29.2
17.1
0
33.6
26.1
-9.8
2.9
12.4
38.4
II-2001 III-2001 IV-2001
Fuente: elaboración propia con base en los microcatos de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (ENEU). Trimestres I-1987 a IV-2001.
Hombres jefes de familia ocupados estables: entre 18 y 64 años de edad, con trabajo todo el año, no estudiantes, con 30 o más horas de trabajo semanales, no patrones,
sin sectores gobierno y primario.
IMSS 1 : Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS
IMSS3: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo con IMSS
IMSS4: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS
IMSS5: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS
IMSS9: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo con IMSS
IMSS11: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS
No IMSS1: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS
No IMSS3: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo sin IMSS
No IMSS4: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS
No IMSS5: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS
No IMSS9: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo sin IMSS
No IMSS11: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS
* De la función semilogarítmica de ingresos con el factor de expansión. El diferencial consiste en la diferencia entre los coeficientes significativos de regresión
estimados de cada variable dummy representativa del grupo correspondiente.
64.6
20.8
NIMSS 1-IMSS1
II-1998
nIMSS3-IMSS3
Grupos
Cuadro 3. México. Hombres jefes de familia ocupados estables. Diferenciales salariales
entre los trabajadores sin y con IMSS* Trimestres 1-1987 a IV-2001 (porcentajes) (Continuación)
Análisis y perspectivas de la globalización
Cuadro 4. México. Hombres jefes de familia ocupados urbanos estables.
Porcentaje del ingreso por hora que estos trabajadores con IMSS están dispuestos
a sacrificar -en comparación al ingreso de los pares sin IMSS- con tal de tener
la prestación del IMSS*. La situación antes y después de la reforma del año 1997
Trimestres 1-1987 a IV-2001 (porcentajes)
Grupos
Promedio
1-1987
a IV-2001
Empresas medianas o grandes, escolaridad básica
completa o más, experiencia laboral de 15 o más años,
asalariados o a destajo
Grupo 3: Empresas medianas o grandes, escolaridad básica
completa o más, menos de 15 años de experiencia
laboral, asalariados o a destajo
Grupo 4: Empresas medianas o grandes, escolaridad básica
incompleta, experiencia laboral de 15 o más años,
asalariados o a destajo
Grupo 5: Micro o pequeña empresa, escolaridad básica
completa o más, experiencia laboral de 15 o más años,
asalariados o a destajo
Grupo 9: Empresas medianas o grandes, escolaridad básica
incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral,
asalariados o a destajo
Grupo 11 : Micro o pequeña empresa, escolaridad básica
incompleta, experiencia laboral de 15 o más años,
asalariados o a destajo
Promedio ponderado con estructura porcentual de trabajadores
Promedio
1-1987
a II-1997
Promedio Variación
III-1997
a IV-2001
Grupo 1:
21.7
13.6
38.3
24.7
15.2
14.3
17.4
3.1
12.8
12.6
14.5
1.9
-8.2
-7.8
-9.0
-1.2
25.1
29.6
14.6
-15.1
19.1
12.7
18.5
10.8
19.2
16.5
0.7
5.7
Fuente: elaboración propia con base en los microdatos de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano
(eneu). Trimestres 1-1987 a IV-2001.
Hombres jefes de familia ocupados estables: entre 18 y 64 años de edad, trabajo todo el año, no estu­
diantes, con 30 o más horas de trabajo semanales, no patrones, sin sectores gobierno y primario.
* De la función semilogarítmica de ingresos con el factor de expansión (ver cuadro 1A del anexo). El
diferencial consiste en la diferencia entre los coeficientes significativos de regresión estimados de cada
variable dummy representativa del grupo correspondiente.
ción de la seguridad social en el IMSS tiene en los ingresos laborales; las estimaciones
indican que, en el largo plazo y en la mayoría de los grupos considerados, hay una
reducción del ingreso en efectivo o directo “al bolsillo” para aquellos trabajadores
que reciben dicha prestación -o sea, el diferencial resultó positivo. Esto es, conside­
rando el universo de trabajadores analizado de 5 552 937 hombres ocupados estables,
256
Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores
casi 80% de ellos recibe un ingreso por hora en el cual está implícita una valoración
estimada positiva de la afiliación al IMSS, en el largo plazo.
Los mayores diferenciales promedio en todo el periodo estudiado los presentan
los trabajadores hombres estables ocupados en empresas medianas y grandes,
subgrupos 1 y 9, con un diferencial de 21.7% y 25.1%, respectivamente.
El subgrupo 5, compuesto por trabajadores educados y con alta experiencia labo­
ral en empresas micro y pequeñas, presenta un diferencial negativo, aunque pequeño
(-8%). Si bien en esta investigación se trató de controlar la mayor cantidad de varia­
bles explicativas posible incluidas en las encuestas laborales eneu, probablemente se
requieran variables adicionales que permitan depurar aún más los coeficientes de
regresión que aíslan el efecto de la prestación del IMSS en los ingresos por hora traba­
jada de este grupo de trabajadores. Si aun así persistiera el diferencial negativo, ello
significaría que en las micro y pequeñas empresas, se les paga más ingreso laboral
directo al bolsillo a los trabajadores educados y con mayor experiencia laboral que
cuentan con la prestación del IMSS en comparación con los que no cuentan con esa
prestación. Esta situación daría pie a la hipótesis de una segmentación inequitativa
en este subgrupo de trabajadores.
Si se comparan los diferenciales estimados antes y después de la reforma de 1997
(última columna del cuadro 4), en promedio, han aumentado en 5.7%. Los casos más
destacados son el aumento en el diferencial por parte del grupo de trabajadores edu­
cados y con alta experiencia laboral ocupados en empresas medianas y grandes (de
13.6% pasa a 38-3%) y la disininución en el grupo de trabajadores con baja escolaridad
y experiencia laboral ocupados en empresas medianas y grandes (de 29.6% a 14.6%).
En los otros grupos se observan aumentos modestos en el diferencial.
En la gráfica 4 se presenta la evolución de los diferenciales de ingreso para los
seis grupos de interés, desde el primer trimestre de 1987 al cuarto de 2001.
El impuesto efectivo de la seguridad social del imss
Como lo expresamos antes, las diferencias compensatorias en los ingresos moneta­
rios directos permiten una estimación de la valoración que los trabajadores asignan a
la prestación del IMSS, puesto que representa el monto que los trabajadores están
dispuestos a sacrificar por tener acceso a dicha prestación. Adicionalmente, esta es­
timación permite calcular la tasa de impuesto efectiva, la cual resulta de la diferencia
entre la tasa de impuesto sobre la nómina menos la tasa de valoración. O sea,
Tef = T - V
257
Análisis y perspectivas de la globalización
Gráfica 4. Diferenciales de ingreso labor por hora trabajada entre grupos de
trabajadores sin y con IMSS. I-1987 a IV-2001 (porcentajes)
258
Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores
Fuente: Elaboración propia con base en la Encuesta Nacional de Empleo Urbano enfu, trimestres 1-1987
alIV-2001. Hombres jefes de familia ocupados estables: entre 18 a 64 años de edad, trabajo todo el año, no
estudiantes con 30 o más horas de trabajo semanales, no patrones, sin sectores gobierno y primario.
Donde Tef es la Tasa efectiva de impuesto, T es el Impuesto sobre la nómina y V
es la Valoración de la prestación del IMSS.
Consideremos la reforma puesta en práctica en el tercer trimestre de 1997. La tasa
de impuesto sobre la nómina -a cargo de empleadores y trabajadores- varió de 25.6%
a 20.1%13 (Garro, 2003). Por otro lado, nuestras estimaciones indican que la valora­
ción de los servicios aumentó de 10.8% a 16.5%. Por tanto, antes de la reforma la
Tasa efectiva de impuesto era
Tef = 25.6% - 10.8% = 14.8%
13
Además, la contribución del Estado aumentó de 1.1% a 9.9%.
259
Análisis y perspectivas de la globalización
mientras que después de la reforma es de
Tef = 20.1% - 16.5% = 3.6%
Esto es, los trabajadores afiliados al IMSS no ven a la totalidad de las cuotas de
cotización al IMSS como un impuesto; parte de ellas son consideradas como un pago
por los servicios recibidos. Esta última parte ha aumentado a partir de la reforma a la
Ley del Seguro Social implementada en 1997, de tal manera que la tasa efectiva bajó
de 14.8% a 3.6%.
Conclusiones
En la teoría económica se han vertido dos hipótesis sobre el funcionamiento del mer­
cado laboral que contrastan en cuanto a la explicación de la existencia de diferentes
ingresos laborales para trabajadores y puestos con características semejantes: seg­
mentación de mercados y diferencias compensatorias.
Hemos expuesto aquí las dificultades para poner a prueba empírica estas dos hi­
pótesis en el caso particular de dos grandes grupos de trabajadores hombres ocupa­
dos urbanos con estabilidad en el empleo, con y sin afiliación al IMSS. A pesar de estas
limitaciones y una vez tomadas en cuenta, la mayoría de las estimaciones realizadas
resultaron consistentes con la hipótesis de las diferencias compensatorias. Esto es,
estos trabajadores están dispuestos a recibir menor ingreso laboral directo con tal de
tener la afiliación al IMSS y así ganar menos ingresos directos que sus pares sin la
afiliación. Nuestras estimaciones indican que este diferencial en ingresos directos ha
aumentado después de la reforma a la Ley del Seguro Social implementada en el año
1997.
Adicionamos estimaciones para subgrupos de trabajadores. En general, en cada
uno de ellos se observa el misino comportamiento que en el promedio. En particular,
los mayores diferenciales de ingresos directos se observan entre los trabajadores
educados y con alta experiencia laboral ocupados en empresas medianas y grandes.
Dado que el diferencial de ingresos que están dispuestos a sacrificar es una esti­
mación indirecta de la valoración que otorgan a los servicios recibidos por el IMSS,
pudimos estimar la tasa o cuota efectiva -tasa legal menos valoración- de afiliación
al IMSS. Esta tasa efectiva ha disininuido después de la reforma a la ley, en promedio
y para la mayoría de los subgrupos de trabajadores considerados en el análisis.
260
Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores
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262
0.569
0.479
-0.090
-0.138
-0.052
-0.317
-0.282
-0.089
-0.154
0.388
-0.230
0.753
0.506
0.371
-0.029
0.119
-0.375
-0.213
-0.162
-0.174
0.162
IMSS 11
NIMSS 1
NIMSS3
NIMSS4
NIMSS5
NIMSS 8
nIMSS9
NIMSS 11
NIMSS 12
NIMSS14
NIMSS 15
semanales
base en edad fértil)
cónyuge (dummy:
0.063
0.063
0.000
0.000
Edad de las cónyuges
Edad fértil de la
0.177
0.114
base sin local)
del empleador (dummy,
Existencia de local
-0.017
-0.225
-0.264
IMSS9
-0.017
0.035
-0.143
-0.017
IMSS5
Horas de trabajo
0.308
-0.222
0.298
-0.266
IMSS3
IMSS4
IMSSl
0.001
-0.011
0.079
-0.016
-0.066
-0.271
-0.185
-0.373
-0.008
-0.013
0.106
-0.015
0.055
-0.046
-0.346
-0.236
-0.347
-0.114
0.124
-0.078
-0.011
0.008
-0.017
0.129
-0.042
0.197
-0.229
-0.269
0.010
-0.104
-0.129
0.096
0.498
0.787
0.019
-0.007
0.025
-0.015
0.021
-0.292
-0.025
-0.240
-0.220
0.002
-0.045
0.256
0.555
0.791
-0.159
-0.116
0.095
-0.421
-0.199
0.235
0.168
-0.129
0.348
0.212
2.985
III-1999
-0.057
-0.331
0.351
0.493
-0.293
-0.268
-0.030
-0.117
0.138
3.115
0.180
3.278
II-1999
-0.061
I-1999
0.019
0.105
0.159
0.663
0.338
-0.171
-0.289
-0.138
-0.138
0.222
0.116
3.542
3.118
0.009
2.916
0.107
Constante
1V-1998
III-1998
II-1998
Variable
0.027
0.002
0.034
-0.015
0.083
-0.057
0.332
-0.333
-0.002
-0.121
-0.054
-0.027
0.586
0.532
-0.250
-0.168
-0.051
-0.069
0.318
0.117
2.755
IV-1999
-0.091
-0.012
-0.054
-0.015
0.075
-0.286
-0.009
-0.252
-0.140
-0.089
-0.099
-0.022
0.683
0.382
-0.214
-0.175
0.006
-0.198
0.350
0.211
3.749
I-2000
0.107
-0.001
0.095
-0.013
0.062
0.095
-0.092
-0.176
0.002
0.157
0.076
-0.118
-0.473
0.312
-0.222
-0.112
0.066
-0.072
0.314
0.121
2.831
II-2000
0.108
-0.001
0.095
-0.013
0.065
0.098
-0.085
-0.173
0.016
0.159
0.083
-0.120
-0.474
0.318
-0.224
-0.101
0.065
-0.062
0.316
0.127
2.868
III-2000
-0.029
0.001
0.058
-0.014
0.021
-0.278
-0.257
-0.302
-0.673
-0.154
-0.252
0.009
0.524
0.351
-0.231
-0.290
-0.056
-0.261
0.200
0.153
2.856
IV-2000
-0.065
-0.004
0.136
-0.015
0.256
-0.165
0.308
-0.362
-0.170
0.027
-0.167
-0.248
0.300
0.533
-0.331
-0.286
-0.076
-0.288
0.159
0.150
3.578
I-2001
Caudro 1 A. Funciones semilogarítmicas de ingreso. Coeficientes de regresión P estimados.
México urbano. Trimestres II-1998 a IV-2001
Anexo
-0.060
-0.008
-0.031
-0.014
0.216
-0.129
-0.107
-0.337
-0.116
-0.121
-0.289
0.106
0.280
0.345
-0.178
-0.140
0.091
-0.080
0.155
0.107
3.596
II-2001
0.167
-0.038
-0.006
0.058
-0.014
0.080
-0.228
0.040
-0.351
-0.162
-0.087
-0.181
0.282
-0.020
-0.345
-0.261
-0.075
-0.070
-0.004
0.136
-0.015
0.258
-0.164
0.300
-0.365
-0.182
0.028
-0.172
-0.250
0.291
0.538
-0.336
-0.261
-0.074
-0.279
0.111
-0.292
0.154
3.641
IV-2001
-0.014
3.325
111-2001
Ingreso por hora de las
cónyuges a precios
de 2002
Número de hijos
65 - edad de los
hombres
Riesgo de trabajo
tipo II * (dummy, base
Riesgo de trabajo
tipo I)
Riesgo de trabajo
tipo III (dummy: base
Riesgo de trabajo tipo I)
Riesgo de trabajo
tipo IV (dummy: base
Riesgo de trabajo tipo I)
Riesgo de trabajo tipo V
(dummy: base Riesgo
de trabajo tipo I)
Tasa de crecimiento
del empleo por áreas
metropolitanas
Variable
0.011
-0.033
-0.007
-0.002
0.066
0.134
0.139
-0.038
-0.003
0.108
0.118
0.092
-0.023
-0.018
III-1998
0.010
-0.029
II-1998
0.040
0.012
0.019
0.119
0.171
0.075
0.057
-0.012
0.034
0.029
0.035
0.028
0.060
0.025
0.185
0.046
0.025
-0.006
0.022
0.004
-0.020
-0.014
-0.016
0.007
0.146
0.164
0.091
0.007
0.106
0.108
0.005
0.016
-0.009
0.032
0.092
0.019
0.116
0.069
0.016
-0.008
0.017
0.016
0.047
-0.047
-0.072
-0.062
-0.022
0.016
-0.059
-0.032
-0.093
-0.094
0.067
0.063
-0.021
0.010
0.054
0.056
0.014
0.026
0.060
0.063
0.047
0.044
0.068
-0.006
IV-2001
-0.003
-0.005
-0.006
0.007
-0.006
III-2001
0.009
-0.020
II-2001
0.012
-0.003
I-2001
-0.006
-0.006
-0.003
-0.002
0.012
-0.050
IV-2000
0.012
-0.029
0.012
-0.049
III-2000
0.009
-0.019
0.000
-0.041
II-2000
0.004
-0.014
1-2000
0.007
-0.031
IV-1999
0.011
-0.025
0.000
III-1999
0.007
-0.002
-0.005
-0.020
-0.009
II-1999
0.012
-0.002
I-1999
0.011
IV-1998
Caudro 1A. Funciones semilogarítmicas de ingreso. Coeficientes de regresión (3 estimados.
México urbano. Trimestres II-1998 a IV-2001
(Continuación)
0.007
0.16
0.010
III-1998
0.15
II-1998
0.15
0.008
IV-1998
0.14
0.010
I-1999
0.12
0.014
II-1999
0.09
0.019
III-1999
0.12
0.008
IV-1999
0.12
0.008
I-2000
0.17
0.012
11-2000
0.17
0.012
III-2000
0.10
0.010
IV-2000
0.37
0.009
1-2001
0.16
0.007
II-2001
Las estimaciones correspondientes a I-1987 a I-1998 pueden ser solicitadas al correo [email protected].
* Reglamento de la Ley del Seguro Social en materia de afiliación, clasificación de empresas, recaudación y fiscalización (2002). Riesgo tipo I: ordinario; Riesgo tipo II: bajo; Riesgo tipo III; medio;
Riesgo tipo IV: alto; Riesgo tipo V: máximo. Las dummies se construyeron con base en la clasificación de las ramas de la eneu.
Los coeficientes sombreados son significativos al 90% de nivel de confianza, ponderando con el factor de expansión de la eneu.
No IMSS15: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencia laboral, cuentapropistas sin imss
No IMS 11: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS
No lMSS 12:Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, cuentapropistas sin IMSS
No IMSS13: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo sin IMSS
No IMSS14: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas sin IMSS
No IMSS5 : Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica complete o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destejo sin IMSS
No IMSS8: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, cuentapropistas sin IMSS
No lMSS9:Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo sin IMSS
No IMSS3 Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo sin IMSS
No IMSS4: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS
IMSS 11: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS
I MSS13:Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo con IMSS
No IMSSI: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica complete o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo sin IMSS
IMSS5: Trabajadores en micro o pequeña empresa, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS
IMSS9: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo con IMSS
IMSS1 : Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS
IMSS3: Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica completa o más, menos de 15 años de experiencia laboral, asalariados o a destajo con IMSS
IMSS4:Trabajadores en empresas medianas o grandes, escolaridad básica incompleta, experiencia laboral de 15 o más años, asalariados o a destajo con IMSS
Fuente: elaboración propia con base en los microdatos de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (eneu). Trimestres I-1987 a IV-2001.
Hombres jefes de familia ocupados: entre 18 y 64 años de edad, con trabajo todo el año, no estudiantes, con 30 o más horas de trabajo semanales, no patrones, sin
sectores gobierno y primario.
Tasa de cobertura
del IMSS por áreas
metropolitanas
R2 ajustado
Variable
Caudro 1 A. Funciones semilogarítmicas de ingreso. Coeficientes de regresión estimados.
México urbano. Trimestres II-1998 a IV-2001
(Continuación)
0.14
0.008
III-2001
0.38
0.010
IV-2001
Un análisis de los diferenciales salariales entre
trabajadores con y sin seguridad social (IMSS)
(comentario)
Antonio Ruezga
Programa de Investigación de Economía de la FES-Acatlán
l trabajo de Nora Garro y Jorge Meléndez parte del análisis del mercado de
trabajo formal e informal de nuestro país. Indican que los puestos de trabajo
pueden dividirse en dos grandes segmentos: el cubierto -o formal- y el no
cubierto -o informal- por el sistema de seguridad social.
Citan el libro de S. Rosen The Theory of Equalizing Differences que propone la
hipótesis de las diferencias compensatorias en los ingresos entre segmentos del mer­
cado de trabajo, basada en las ideas vertidas por Adam Smith en los 10 primeros
capítulos del libro primero de la obra Riqueza de las naciones. La hipótesis se refiere
a que las actividades con condiciones laborales ventajosas atraen trabajadores pa­
gando ingresos laborales menores que el promedio, mientras que los trabajos que
ofrecen condiciones de trabajo desfavorables deben pagar premios compensatorios
para así atraer trabajadores.
Entre los trabajadores ocupados, con y sin seguridad social, escriben Garro y
Meléndez, las diferencias compensatorias en los ingresos monetarios directos permi­
ten una estimación de la valoración que los trabajadores asignan a la prestación,
puesto que representa el monto que los trabajadores están dispuestos a sacrificar por
tener acceso a dicha prestación.
De la Encuesta Nacional de Empleo Urbano IV- 2001, se llega a la conclusión
de que los hombres ocupados con estabilidad en el empleo y con IMSS tienen un nivel de
E
267
Análisis y perspectivas de la globalización
educación promedio más alto y más prestaciones adicionales que los hombres ocupa­
dos con estabilidad en el empleo, pero sin IMSS.
Con base en la investigación se pueden esperar diferenciales y premios positivos
de ingresos directos para los trabajadores que ocupan puestos de trabajo sin IMSS, en
comparación con los ingresos directos de trabajadores idénticos que ocupan puestos
de trabajo con IMSS.
Las diferencias compensatorias en los ingresos monetarios directos permiten una
estimación de la valoración que los trabajadores asignan a la prestación del IMSS,
puesto que representa el monto que los trabajadores están dispuestos a sacrificar por
tener acceso a dicha prestación.
En conclusión, los trabajadores están dispuestos a recibir menor ingreso laboral
directo con tal de tener la afiliación al IMSS. Este diferencial de ingresos directos,
afirman Garro y Meléndez, ha aumentado después de la reforma a la Ley del Seguro
Social, implementada en el año 1997.
A continuación se presentarán algunos argumentos para tratar de comprender por
qué después de la implantación de las reformas algunos trabajadores valoraron mejor
su inscripción al seguro social.
En México, como en casi toda América Latina, la década de los años ochenta se
significó, entre otras cosas, por la crisis económica que debilitó de manera importan­
te las tesis del Estado benefactor. Los gobiernos generaron cambios trascendentales
en la política económica y social, al propiciar la reducción de sus actividades me­
diante la privatización de las misinas. El reordenamiento de las finanzas públicas y
de la eficiencia administrativa se convirtieron en las nuevas estrategias públicas.
La realidad económica obligó al Estado mexicano a replantearse la forma de otor­
gar los beneficios del seguro social. El desempleo y la pérdida real adquisitiva del
salario de los trabajadores, fuente fundamental de los recursos del seguro social,
provocaba en las instituciones perjuicios trascendentales.
Esta realidad económica y social, además, estaba condicionada por el contexto
jurídico político. La Constitución, en su artículo 123, establecía claramente que el
Estado era tutelar de los derechos de los trabajadores y garante de su bienestar. El
seguro social era conquista del movimiento obrero y el instrumento fundamental del
Estado para reducir las diferencias económicas entre las clases sociales. En estas
condiciones, el Estado, por tanto, estaba obligado a buscar una opción viable para la
transformación del seguro social.
El 19 de noviembre de 1995 se presentó a la consideración del Congreso de la
Unión una iniciativa de nueva Ley del Seguro Social, en la que se propuso un cambio
radical, a fin de incrementar la cobertura sobre bases sólidas, ya que numerosos gru­
pos sociales no contaban con la posibilidad de integrarse a los beneficios del seguro
268
Un ANÁLISIS DE LOS DIFERENCIALES SALARIALES ENTRE TRABAJADORES (COMENTARIO)
social. En 1995, únicarnente cotizaba a las diferentes instituciones de seguro social
35% de la población ocupada.
Si bien en su esencia el Seguro de invalidez, vejez, cesantía en edad avanzada y
muerte representaba el instrumento para atender la responsabilidad de la sociedad para
con los grupos de población más desprotegidos, que en algún momento fueron produc­
tivos, su estructura financiera altamente vulnerable en periodos inflacionarios, por ca­
recer de mecanisinos de indemnización, no cumplía cabalmente con su propósito.
Esta condición se había venido agravando a través de las distintas modificaciones
a la ley que habían impactado su solvencia financiera y que en 1995 representaba una
expectativa de desfinanciamiento en el corto plazo.
La situación se apreciaba más crítica en el análisis de los fenómenos que habían
dado origen a la problemática que se presentaba en 1995. Era significativo el hecho
de que los trabajadores en activo crecían en una proporción menor a la de los pensio­
nados, ya que daba lugar a que en los próximos años se agotara la suficiencia de las
aportaciones para el pago de pensiones y se acabaran las reservas técnicas.
Algunos ejemplos proporcionados por el IMSS ayudaban a comprender la proble­
mática por resolver:
Los trabajadores de menores ingresos y las mujeres eran quienes con mayor fre­
cuencia abandonaban su carrera laboral antes de llegar a la vejez o siquiera a la edad de
60 años. Ellos no recibían ningún beneficio por las aportaciones de los años laborados.
En épocas de alta inflación, quienes se pensionaban veían considerablemente re­
ducido el monto de su pensión, por el efecto del salario promedio de los últimos
cinco años, que se tomaba como base para fijarlo.
El hecho de no considerar toda la carrera salarial de un trabajador para fijar el
monto de la pensión propiciaba que el cálculo de las pensiones no guardara propor­
ción con el esfuerzo real y permitiera grandes injusticias.
El trabajador que reducía su ingreso al final de su carrera se veía afectado en el
monto de la pensión, en tanto que aquel que sobredeclaraba en los cinco años previos
a su retiro recibía una pensión injustamente elevada en detrimento del sistema.
En resumen, el soporte financiero de este ramo del seguro era insuficiente en el
corto plazo. Las inequidades y vicios que la base legal propiciaba contribuían a la
subdeclaración de ingresos, el diferimiento o interrupción de cotizaciones y, en su
caso, a la elevación de cuotas, de tal manera que día con día eran más críticas sus
expectativas.
En 1995 más de 90% de los más de 1 500 000 jubilados y pensionados sólo reci­
bían la cuantía mínima; la ley presentaba esquemas de inequidad y este ramo tenía un
severo problema de inviabilidad financiera.
269
Análisis y perspectivas de la globalización
Se hace imprescindible -indica la exposición de motivos de la nueva Ley del Seguro So­
cial-, un sistema de pensiones que, conservando los principios de solidaridad y redistribución
del ingreso y fortaleciendo la participación del Estado, garantice pensiones con la debida
sustentabilidad financiera, haciéndolas inmunes a los efectos de la inflación, y al misino
tiempo, utilizando los recursos previsionales como ahorro interno disponible, para la cre­
ciente generación de empleos.
Como se ha indicado, ante los resultados de las transformaciones económicas y
demográficas, se hizo necesaria una reforma del seguro social para dar viabilidad a
sus prestaciones y generar en la población una mayor atracción y convencimiento.
Uno de los cambios fundamentales en el Seguro de Retiro, Cesantía en Edad
Avanzada y Vejez fue el hecho de pasar de un esquema de beneficio definido, en el
cual la pensión que se recibía se calculaba de acuerdo con una fórmula y esquema ya
determinados, a un esquema de contribuciones definidas, en el que las pensiones que
se reciben dependen del monto acumulado, durante toda la vida laboral, en la cuenta
individual de ahorro para el retiro.
El trabajador podrá disponer de sus recursos acumulados en su cuenta individual
de ahorro para el retiro, para disfrutar una pensión por cesantía en edad avanzada o
vejez, una vez cumplidos los requisitos que la ley establece, ya sea que tenga cumpli­
dos 60 años para pensionarse por cesantía o 65 para vejez y 1 250 semanas de cotiza­
ción en los dos casos. En ese momento tendrá derecho a escoger la pensión que más
le convenga, ya sea mediante una renta vitalicia, que contratará en una empresa ase­
guradora de su elección o recibiendo su pensión a través de retiros programados
que realice por conducto de su Administradora de Fondos para el Retiro. Estas opcio­
nes, sin duda, han sido bien recibidas por importantes sectores sociales.
Si el trabajador no acumula en su cuenta individual los recursos suficientes para
contratar una renta vitalicia o seguro programado al final de su vida laboral, el go­
bierno le garantiza una pensión equivalente a un salario mínimo general para el Dis­
trito Federal.
El trabajador que no haya cumplido con el requisito del periodo de cotización y
tenga 60 años o más, podrá retirar el saldo de su cuenta individual en una sola exhi­
bición.
Las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore) son entidades financieras
especializadas, creadas para administrar, de manera profesional, exclusiva y habitual
las cuentas individuales. La elección de la Afore que administrará los ahorros para el
retiro de los trabajadores es libre e individual.
Las Afore tienen personalidad jurídica y patrimonio propio, y para su constitución y
funcionamiento requieren de autorización de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro
270
Un análisis de los DIFERENCIALES salariales entre trabajadores (comentario)
para el Retiro (Consar). Toda afore está sujeta en cuanto a su contabilidad, informa­
ción, sistemas de comercialización y publicidad a lo que la Consar establezca.
Las Afore canalizan los recursos de las cuentas individuales de ahorro para el
retiro a las Sociedades de Inversión Especializadas de Fondos para el Retiro (Siefore),
con objeto de obtener rendimientos, mediante su inversión en instrumentos financie­
ros, que incrementen el ahorro del trabajador para su pensión. Cada Afore podrá
operar varias Siefore, con distintas características de riesgo y rentabilidad.
Las Siefore son entidades financieras a través de las cuales las Afore invierten el
ahorro de los trabajadores. Tienen personalidad jurídica y patrimonio propios, dife­
rentes de las Afore. Para su constitución y funcionamiento, como las Afore deben
contar con autorización de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Re­
tiro, sujetándose en cuanto a la inversión de los recursos de las cuentas individuales,
información y publicidad, a lo establecido en la Ley de los Sistemas de Ahorro para
el Retiro, las Siefore tienen un Comité de análisis de riesgos, para determinar las
políticas y estrategias de inversión, la composición de los activos, los criterios y
lincamientos para la selección de los riesgos crediticios y de mercado y la designa­
ción de los operadores que lleven a cabo las políticas de inversión. La Siefore cuenta
además con un Comité de valuación de los valores que componen sus carteras.
La Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), es el órgano
desconcentrado encargado de coordinar, regular, supervisar y vigilar el funciona­
miento del Nuevo Sistema de Pensiones, mediante las siguientes facultades:
Otorgar, modificar o revocar autorizaciones a las Afore y Siefore.
Regular todo lo relativo a la operación de los sistemas de ahorro para el retiro.
Supervisar a los participantes de los sistemas de ahorro para el retiro con el objeto
de evaluar los riesgos a que están sujetos sus sistemas de control y calidad de su
administración, procurando su liquidez, su solvencia, su estabilidad y que se ajusten
a sanas prácticas de los mercados financieros.
Imponer multas y sanciones, así como emitir opinión a la autoridad competente
en materia de los delitos previstos por la Ley, mediante las facultades de inspección
y vigilancia.
Celebrar convenios de asistencia técnica.
Recibir y tramitar las reclamaciones que formulen trabajadores, beneficiarios y
patrones contra las Afore.
Informar semestralmente al Congreso de la Unión sobre la situación que guardan
los sistemas de ahorro para el retiro.
Dar a conocer a la opinión pública reportes sobre reclamaciones, comisiones,
número de afiliados, situación financiera, composición de cartera y rentabilidad de
las sociedades de inversión, cuando menos en forma trimestral.
271
Análisis y perspectivas de la globalización
Elaborar y publicar estadísticas y documentos relacionados con los sistemas de
ahorro para el retiro
En el nuevo sistema de seguro social, el Estado no busca liberarse de sus respon­
sabilidades frente a la sociedad. Lo que en realidad desea es encontrar nuevas estra­
tegias para cumplir mejor con ellas.
En nuestros días, se cuestiona mucho la participación directa del Estado en dife­
rentes áreas de la economía. Sin embargo, en la nueva Ley del Seguro Social, se
mantiene la facultad del Estado, a través del Instituto Mexicano del Seguro Social, de
operar los servicios médicos que presta directamente y supervisar aquellos en los que
lo hace indirectamente. El Estado, además, mediante las facultades de la Comisión
Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, refuerza la vigilancia y control en lo
relativo a la operación de las cuentas individuales de los trabajadores.
En la exposición de motivos se afirma lo siguiente:
El Estado Mexicano constituido, a partir de 1917, tiene como una de sus finalidades esen­
ciales dar respuesta a las aspiraciones sociales que alentaron las luchas históricas que ha
vivido nuestro país. Por su naturaleza y origen, tiene el indeclinable compromiso de procu­
rar el bienestar para los más desprotegidos, promover el desarrollo integral y crear condi­
ciones de igualdad de oportunidades. Ha propiciado un marco jurídico de protección a los
trabajadores con un claro sentido tutelar...
Es de subrayarse que el Estado, a través de IMSS, fiscalizará el cumplimiento del pago
de las aportaciones a cada cuenta, en tanto que las autoridades financieras supervisarán
estrictamente la solvencia de las sociedades de inversión, garantizándose así el buen ma­
nejo de los fondos, en los términos de las leyes respectivas.
Las Afore, que como se ha indicado son corporaciones de dedicación exclusiva,
pueden ser privadas, públicas y mixtas. El Instituto Mexicano del Seguro Social, con
base en la nueva legislación, constituyó su propia Afore. Cada Afore puede tener
varias sociedades de inversión (Siefore). Las compañías de seguros que administran
las rentas vitalicias pueden también ser privadas, públicas y de capital social.
La nueva normatividad, en materia de seguro social, establece que el IMSS se
mantenga como: garante del cumplimiento de las disposiciones legales de la recau­
dación de contribuciones; proveedor de beneficios para los pensionados existentes;
responsable de otorgar los beneficios durante la transición a los trabajadores que
hayan escogido el viejo sistema de reparto al retirarse; proveedor de una pensión
mínima garantizada a los trabajadores del sector privado.
Por su parte -explica la exposición de motivos-, la normatividad que se propone para el
seguro de Retiro, Cesantía en Edad Avanzada y Vejez, busca otorgar pensiones más dig-
272
Un análisis de los diferenciales salariales entre trabajadores (comentario)
nas: contar con un sistema transparente en el que el trabajador, al ser propietario de los
recursos de su cuenta individual para el retiro, nunca pierda las aportaciones hechas por él
misino, así como las que en su favor hizo su patrón y el gobierno; evitar que la inflación
afecte el monto real de su pensión; que ésta sea reflejo de su esfuerzo en concordancia con
toda su carrera laboral, y que existan mayores elementos redistributivos de tal manera que
se beneficie más a quienes menos tienen. La nueva estructuración de este seguro, tal como
se propone, contribuye a estimular permanentemente el ahorro personal y familiar.
En el nuevo sistema, los trabajadores que no logren cotizar las 1 250 semanas
señaladas para tener derecho a una pensión, no solamente no pierden los recursos de
sus cuentas, teniendo derecho a acceder a ellos en el momento del retiro, sino que,
además, como lo indica la exposición de motivos, “si sobrepasan las 750 semanas,
tendrán derecho a recibir a partir del momento de su retiro y hasta su fallecimiento, la
atención médica que brinda el seguro de Enfermedades y Maternidad sin necesidad
de hacer alguna contribución adicional”.
Este nuevo sistema de pensiones, anota la exposición de motivos, entraña mayor
justicia que el anterior,
ya que las aportaciones derivadas del esfuerzo personal nunca se pierden; la pensión que
se alcanza reconoce claramente la trayectoria laboral; se abre para el trabajador la oportu­
nidad de obtener ganancias reales en su cuenta individual con lo cual se incrementa el
monto de su pensión; además es de destacarse la mayor participación del Gobierno Fede­
ral en beneficio de los asegurados de más bajos ingresos...
El sistema propuesto es más eficiente y preserva los principios sociales de la seguri­
dad social; utiliza las ventajas de los mercados financieros para mejorar las pensiones de
los trabajadores, y le da viabilidad al seguro, así como mejores oportunidades a toda la
población.
La reforma al sistema del seguro social respondió a la necesidad de seguir mante­
niendo las prestaciones de los trabajadores. Ya se indicó que como resultado de trans­
formaciones demográficas, económicas y de la generación de una serie de inequidades
del propio sistema, fue necesaria una reforma con el objetivo de asegurar la viabili­
dad de las prestaciones.
A continuación se presentan algunos beneficios de la nueva Ley que, sin duda,
han propiciado que los trabajadores estén dispuestos a recibir menor ingreso laboral
directo con tal de tener la afiliación al seguro social:
Tienen una cuenta individual, a través de la cual adquieren plenos derechos sobre
su ahorro para el retiro y les da acceso al mercado financiero. Adquieren la posibili­
dad de obtener tasa de rendimiento de mercado, que generalmente no están disponi­
273
Análisis y perspectivas de la globalización
bles para el pequeño ahorrador, tanto en sus aportaciones obligatorias como en su
ahorro voluntario.
El Estado incrementa su aportación a la seguridad social, con la nueva cuota so­
cial, equivalente a 5.5% de un salario mínimo revisado trimestralmente conforme al
índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que se deposita en cada cuenta
individual de los trabajadores.
No se presentan inequidades entre lo que se aporta durante la carrera laboral y lo
que se recibe al momento de retirarse; la pensión refleja claramente los salarios
percibidos durante toda la etapa productiva del trabajador.
El Estado garantiza el derecho de todos los trabajadores a una pensión base, equi­
valente a un salario mínimo, cuando cumplan con los requisitos para gozar de la
misina. Esta pensión no pierde su poder adquisitivo en el tiempo, porque su monto se
actualiza anualmente en el mes de febrero conforme al Índice Nacional de Precios al
Consumidor.
Los trabajadores con edad para jubilarse, que no cumplan con los periodos de
cotización exigidos por la Ley del Seguro Social para obtener una pensión, pueden
disponer de los fondos acumulados en su cuenta en una sola exhibición, o bien seguir
cotizando hasta alcanzar las semanas de cotización necesarias.
Lo trabajadores participan de manera activa en todos los procesos, decidiendo a
qué Afore se van a afiliar, en qué se invertirán sus recursos (Siefore) y la manera en
que recibirán su pensión al retirarse.
Pueden apreciar y revisar la evolución del monto de los recursos ahorrados, du­
rante su vida laboral, a través del estado de cuenta que emite su administradora.
Tienen la posibilidad de hacer aportaciones, a manera de ahorro voluntario, para
incrementar los recursos de su cuenta individual y pueden hacer retiros con la perio­
dicidad que marca la ley, del monto de dichas aportaciones voluntarias.
Están facultados para efectuar retiros parciales, por desempleo o matrimonio, de
su cuenta individual.
274
Análisis y perspectivas de la globalización.
Un debate teórico II
se terminó de imprimir en septiembre de 2005.
Tiraje: mil ejemplares.
n el año 2003, un grupo de investigadoras de la Facultad de Estudios
Superiores (FES) Acatlán se reunieron para intercambiar y discutir dife­
rentes puntos de vista en torno al proceso de globalización que ha impactado
en las distintas áreas del conocimiento científico. Esto con la finalidad de enri­
quecer el ejercicio de la docencia que cada una de ellas realiza dentro de la FES
Acatlán.
De aquí nace la propuesta de reunir profesionistas de instituciones nacio­
nales e internacionales, cuya característica común es el interés en temas que
combinan el fenómeno de la globalización con la economía, la sociología, la
historia, la ñlosofía y las relaciones internacionales.
Esta propuesta logra consolidarse gracias a la aprobación del Proyecto
que otorgó la Dirección General de Asuntos del Personal Académico
de la UNAM titulado Análisis y perspectivas de ¡a globalización: Un debate
teórico, con registro: EN309803 y al apoyo de la FES Acatlán.
PAPIME
Esta obra se divide en dos tomos. El tomo I contiene investigaciones en las
que se plantean diversas teorías sobre la globalización y sus repercusiones
sobre algunos sectores económico-sociales. En el tomo II se encuentran
aquellas investigaciones con aplicación empírica sobre los efectos de la
globalización en la economía nacional, América Latina y el Este Asiático,
economía del medio ambiente, migración, derechos humanos, salarios y
trabajo.
Este libro concentra, además, algunos de los trabajos que se presentaron
en el ciclo de conferencias que se llevaron a cabo en la Unidad de Seminarios
de la FES Acatlán, del 6 de mayo al 17 de junio de 2003. Este es un material
muitidisciplinario que puede servir de apoyo y guía para profesores, alumnos
y público en general interesados en el tema.
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