Subido por lautaroferrada

01.- Ferrada, Lautaro. Genios, autismo, lenguaje, instinto y libertad. 5p

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Genios, autismo, lenguaje, instinto y libertad
Columna de Lautaro Ferrada Q.
7 de Agosto de 2013
Columna de divulgación en que introduzco, a grandes rasgos, los conceptos: savant,
asperger —relacionados con el autismo—, superdotado y genio, para luego esbozar
algunas ideas e hipótesis que relacionan la adquisición del lenguaje con el pensamiento.
Prosigo relatando el caso de Nadia, una niña autista que, en su proceso de adquisición
paulatina del lenguaje, muestra cambios en los grados de abstracción de dibujos que
realiza y, posteriormente, sintetizo las conclusiones que del caso obtienen los científicos
que la estudian. Luego procedo a enlazar y comparar estas ideas con ciertas inquietudes
respecto del hombre del paleolítico planteadas por el historiador del arte, Arnold Hauser,
conectándolas con el hombre moderno. Como deriva de estas reflexiones, infiero la
relación que esto tiene con la “pérdida” o “hibernación” de aspectos instintivos, y con la
“ganancia” de grados de libertad, ambas humanas. Finalmente me pregunto si es posible
la recuperación o el despertar de esta instintividad “perdida” o en “hibernación”.
Cada tanto nos sorprendemos con algún niño o adulto genio, que salta a la palestra noticiosa gracias a
poseer cualidades extraordinarias: Memoria fotográfica prodigiosa, capacidad de cálculos matemáticos
que superan a sofisticadas calculadoras, habilidades musicales consumadas, entre otras. Quizás lo que
más nos intriga de estas personas, es que parecen haber nacido sabiendo, a diferencia de las personas
“normales” que, para poder adquirir cierta habilidad en cualquier ámbito, requerimos de un largo y
esforzado proceso de aprendizaje. En contraste con ellas, nos parece que las personas “comunes”,
somos unos retardados mentales porque, entendemos que “Para saber, hay que esforzarse y estudiar.”
Revisemos un poco a quienes parecen “saber” sin respetar esta premisa.
Tres grandes grupos abarcan a estas personas: El primero es el de los llamados savants (del francés,
idiots savants: sabios idiotas), el segundo es el de los Asperger y el tercero el de los superdotados y
genios. Las dos primeras son categorías relativamente recientes que continúan en discusión pero, a
grandes rasgos, ambas están relacionadas con el espectro autista. En particular, las personas que
padecen el Síndrome Savant, son personas con habilidades específicas impresionantes pero, suelen
tener muy limitadas habilidades sociales y, retardo o falencias en la adquisición del lenguaje cuestión
que, muchas veces, transforman la habilidad prodigiosa que poseen, en algo de poca o ninguna utilidad.
Un ejemplo de esto es Kim Peek, el famoso savant que inspiró la premiada película Rain man (1988), a
quien personificó Dustin Hoffman. Respecto del Síndrome de Asperger, quienes lo sufren, no suelen
tener problemas con la adquisición del lenguaje o los superan. De entre los Asperger, quizás la más
notoria de sus representantes es Temple Grandin quien, teniendo una importante carencia de
habilidades sociales, consiguió, gracias al tenaz apoyo de su madre, canalizar el potencial creativo de
su peculiaridad transformándose en, quizás, la más importante diseñadora de infraestructura ganadera
en EE.UU. La vida de Temple Grandin también se llevó a la gran pantalla en una sorprendente y
conmovedora película homónima (2010) que bien vale la pena ver. Los superdotados y también los
genios, por otra parte, son personas que, teniendo habilidades específicas, gozan también de
habilidades sociales que les permiten desenvolverse con normalidad.
Los savants, los Asperger y los genios son muy pocos y, aunque en los últimos años han sido bastante
estudiados, los misterios que ocultan son tales que, continúan siendo investigados por la psicología y
1
otras especialidades. Algunos de estos casos han sido llevado a documentales, uno de ellos es Genio
por accidente (2009), de la serie Cerebros Brillantes1. En este documental se registra entre otros, un
caso que, en el contexto de esta columna, nos interesa particularmente en la medida en que nos permite
esbozar algunas ideas sobre la relación que estos fenómenos tienen con el lenguaje. El investigador
Allan Snyder, director del Centre for the Mind de la Universidad de Sydney, Australia, en el
documental mencionado2, nos relata el caso de Nadia, una niña autista que, a sus tres años y medio,
tenía retraso en la adquisición del lenguaje, en cambio, era capaz de dibujar con la habilidad de un
Leonardo da Vinci (ver imagen). No obstante, una vez que lo adquirió, misteriosamente perdió su
habilidad para el dibujo. Expresado en otras palabras, Nadia, tras aprender a hablar, pasó de dibujar “lo
que ve” a —como todos los niños humanos— dibujar “lo que piensa”. El caso de Nadia llevó al
científico Allan Snyder (Australia) a sospechar que:
“nosotros comenzamos la vida percibiendo el mundo de una manera descomplicada y
literal. Pero mientras crecemos, nuestros cerebros bloquean esta habilidad a medida que
comenzamos a aprender conceptos más sofisticados como el lenguaje y el razonamiento.”
O sea, Snyder piensa que las habilidades superiores (ganancia) que nos permiten desenvolvernos en la
vida “sin que nos veamos desbordados por los detalles”, tienen un costo (pérdida). Prosigue Snyder:
“Yo lo veo de esta forma. Todos tomamos cada pieza de información y la partimos de cierta
forma para construir un concepto, y lo que sucede es que una vez que dicho concepto queda
enmarcado, solidificado, solo nos damos cuenta de la imagen que conforma el todo, no de
las partes que la componen. Nuestro cerebro deliberadamente inhibe nuestro acceso a los
detalles que construyen la imagen completa.”3
Por otro lado, el psiquiatra Darold Treffert (USA), experto en espectro autista, afirma en el mismo
documental ya citado que:
“Algunas personas dicen que no es que los savant desarrollen o aprendan nuevas
habilidades, es solo que se liberaron de la tiranía del hemisferio derecho.”4
Como vemos, tanto Snyder como Treffert apuntan en un mismo sentido. Todo parece llevar a concluir
que el cerebro viene ya provisto con ciertas habilidades que, por alguna razón, son inhibidas. Snyder
piensa que los complejos desafíos de la vida, o sea, la socialización —no hay nada más complejo que
eso para un ser humano—, requiere que nuestro cerebro seleccione lo importante de lo no importante
para no vernos “desbordados por los detalles”. Hay estudios que han comprobado que el cerebro tiene
la capacidad de grabarlo todo, sin embargo, no requiere recordarlo todo ¿Qué sentido tendría recordar
el color de la corbata del desconocido que vimos de reojo en la parada de buses en la mañana?
Ninguno, de modo que es más práctico dejarlo de lado, olvidarlo pero ¿Acaso hay gente que lo
recuerda todo? Sí, son pocos, y a ese fenómeno se le denomina hipermnesia o hipertimesia y, en efecto,
ocurre que a quien padece esta condición, la vida se le dificulta puesto que, recuerdos intrascendentes
murmullan en forma permanente en su mente, cuestión que puede resultar tormentoso. De modo que
estamos en condiciones de afirmar que, al contrario de lo que solemos pensar, es más evolucionado
1 Serie de tres documentales del canal Nat Geo:
superdotados.
2 Genio por accidente. (16'01'')
3 Genio por accidente. (16'39'' a 17'32'')
4 Genio por accidente. (12'40'')
1.- ¿Cómo se hace un genio?; 2.- Genio por accidente; 3.- Los
2
olvidar selectivamente que recordarlo todo. Por esto es que cuando Snyder se pregunta ¿Cómo es que
cualquier persona podría recordar mucho más o todo? Su respuesta es:
“No es teniendo un mejor cerebro, es teniendo en realidad, un poco menos, teniendo una
especie de impedimento cerebral.”
Es particularmente interesante la relación que lo anteriormente planteado tiene con el arte primitivo, en
particular, con el arte paleolítico. Al respecto, el renombrado historiador del arte, Arnold Hauser
afirma:
“Los dibujos infantiles y la producción artística de las razas primitivas contemporáneas son
racionales, no sensoriales; muestran lo que el niño y el artista primitivo conocen, no lo que
ven realmente; no dan del objeto una visión óptica y orgánica. Sino teórica y sintética;
combinan la vista de frente con la vista de perfil o la vista desde lo alto, sin prescindir de
nada que consideren atributo interesante del objeto, y aumentan la escala de lo que es
importante biológicamente o importante como motivo, pero descuidan todo lo que no juega
un papel directo en el conjunto del objeto, aunque sea por sí mismo susceptible de despertar
una impresión.”5
La cita anterior forma parte de una reflexión sobre el arte rupestre paleolítico que se puede apreciar, por
ejemplo, en las cuevas de Lascaux (Francia) y Altamira (España), y que Hauser denomina naturalismo
prehistórico. Continúa Hauser en el capítulo I de su ya clásico libro:
“Pero lo más notable del naturalismo prehistórico no es que sea más antiguo que el estilo
geométrico, que da la impresión de ser más primitivo, sino que muestra ya todos los
estadios de evolución típicos de la historia del arte moderno. (...)
Nuestra perplejidad ante este fenómeno, que es sin duda el más extraño de toda la historia
del arte, es tanto mayor cuanto que no existe paralelo alguno entre este arte prehistórico y el
arte infantil o el arte de la mayor parte de las razas primitivas actuales. (…)
Por otra parte, la característica más peculiar de los dibujos naturalistas del Paleolítico, es
que ofrecen la impresión visual de una manera tan directa y pura, tan libre de añadidos o
restricciones intelectuales, que hasta el Impresionismo moderno apenas nos es posible
encontrar un paralelo a este arte en el arte posterior. En este arte prehistórico descubrimos
estudios de movimientos que nos recuerdan ya las modernas instantáneas fotográficas; (…)
Los pintores del Paleolítico eran capaces todavía de ver, simplemente con los ojos, matices
delicados que nosotros solo podemos descubrir con ayuda de complicados instrumentos
científicos.
Tal capacidad desaparece en el Neolítico, en el cual el hombre sustituye la inmediatez de
las sensaciones por la inflexibilidad y el estatismo de los conceptos. Pero el artista del
Paleolítico pinta todavía lo que está viendo realmente; no pinta nada más que lo que puede
recoger en un momento determinado y en una ojeada única. Él no sabe nada todavía de la
heterogeneidad óptica de los varios elementos de la pintura ni de los métodos racionalistas
de la composición, caracteres estilísticos que a nosotros nos son tan familiares por los
dibujos infantiles y por el arte de las razas primitivas. Y, sobre todo, el artista del Paleolítico
5 Hauser A. (1978). Historia social de la literatura y el arte. Madrid: Guadarrama. T. 1 (3), p. 14.
3
no conoce la técnica de componer un rostro con la silueta de perfil y los ojos de frente. La
pintura paleolítica llega, al parecer sin lucha, a la posesión de la unidad de percepción
conseguida por el arte moderno a costa de esfuerzos seculares; (...)”
Siguiendo a Hauser, podemos preguntarnos ¿Qué distingue la forma de apreciar la realidad del hombre
del paleolítico, respecto del hombre actual? Volvamos a Nadia quien, en otras palabras y en términos
comparativos, pasó de registrar la realidad en un bajo nivel de abstracción a otra, con un alto nivel de
abstracción. Podemos inferir de esto que, a Nadia, la adquisición del lenguaje le ha cambiado la
percepción del mundo6, haciéndola cualitativamente más abstracta que antes porque, estaremos de
acuerdo en que, en términos generales, un dibujo más fiel a la realidad, es menos abstracto que uno
menos fiel, independiente de que encontremos más bonito el primero que el segundo.
Sabemos que en la prehistoria no existía el lenguaje escrito 7, menos aún hay registro que nos permita
saber con exactitud, cuánto o en qué medida se había desarrollado el lenguaje hablado en el paleolítico.
No obstante, estudios arqueológicos y antropológicos nos dicen que el desarrollo del lenguaje ya
progresaba aunque, no con la complejidad adquirida en nuestra civilización actual8. Podemos inferir
entonces que, existe una relación entre el primer período de Nadia —aquél en que dibujaba como da
Vinci— y el hombre del paleolítico. Y una segunda relación entre el segundo período de Nadia —aquél
en que dibujaba como una niña normal, desprovista de “genio”— y el hombre moderno y, ambas
relaciones parecen estar cruzadas por distintos y crecientes niveles de simbolización o de adquisición
del lenguaje pero, a su vez, con una disminución del realismo perceptivo. O sea, la ganancia es que, a
mayor capacidad lingüística, mayor capacidad de abstracción, pero a su vez esto implica, una pérdida
de habilidades perceptivas que parecen alejar al ser humano de la percepción inmediata de la realidad,
sumiéndolo en un mundo en que, aparentemente, la realidad que se registra deviene del enmarque que
el lenguaje permite. Quizás esta sea parte de la explicación que intrigaba a Hauser al calificar el
registro rupestre del hombre del paleolítico como “sin duda el (fenómeno) más extraño de toda la
historia del arte”.
Muchas veces, al ver la elegante fluidez de movimiento de los animales salvajes, los envidiamos y nos
consideramos torpes, al igual que envidiamos las habilidades de los savants pero, cabe preguntarse
¿Esta “pérdida” o “hibernación” de aspectos instintivos que la adquisición del lenguaje parece
determinar en el ser humano, nos quita libertad o nos la entrega? Para Lacan, el lenguaje es una jaula
en la que estamos atrapados pero, por otro lado, gracias al lenguaje es que hemos podido construir
sociedades, naves espaciales, poner los pies en la luna y nuestros ojos aún más lejos, y desarrollar
teorías que explican el origen del universo y predicen su final y sobre todo, hacer lo que ningún animal
sino solo el ser humano puede: Habitar un mundo con sentido porque ¿qué somos sino unos eternos
buscadores de sentido? Aunque a veces nos parezca que hemos perdido la brújula y no lo hallemos por
ningún lado. Nos queda la pregunta ¿Podremos recuperar esa instintividad que, más que perdida,
parece estar en hibernación, a juzgar por cómo funciona la mente de los asperger y los savants? Es mi
impresión que esa posibilidad sigue abierta pero, esa es reflexión para otra columna.
6 Esta idea de que el lenguaje determina la forma de pensar y la percepción (o producción) de la realidad, fue planteada por
los lingüistas Edward Sapir y Benjamín Lee-Whorf, y se le denomina Hipótesis Sapir-Whorf.
7 Justamente la ausencia-presencia del lenguaje escrito, es el acontecimiento que permite trazar una línea divisoria entre
prehistoria-historia. Este criterio define que se hable de historia, cuando surge el registro escrito del acontecer. Al período
anterior a ese surgimiento, se le llama prehistoria.
8 Ver: Hernando C. (2011) Más allá de la técnica: símbolo y lenguaje del arte paleolítico.
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