Subido por rossmeryfiorella

lectura moral

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LECTURA
SEMANA SANTA O SEMANA TRANCA.
MC RAMÓN LARRAÑAGA TORRÓNTEGUI
Los datos sobre el consumo de drogas entre los jóvenes son el reflejo de la sociedad en que vivimos. Los fundamentos
son fríos, pero elocuentes: el 80% de los jóvenes se inicia en el consumo de drogas antes de los 16 años. El 13% admite
tomar alcohol y el 33% estar enganchado al tabaco. Además, el 25% de los adolescentes admite fumar cigarrillos de
marihuana con frecuencia, e igualmente crece de forma alarmante el consumo de cocaína, éxtasis y otras peligrosas
drogas de nueva generación.
A esta realidad objetiva se le une que son muchas las familias que, en mayor o menor medida, conviven con alguna de
estas realidades y que en un porcentaje muy alto desconocen los hábitos nocturnos de sus hijos e hijas. No existe un
manual de cómo afrontar la adolescencia en el siglo XXI, que no es la misma que la de decenios atrás. Tampoco la calle
es la misma, ni las sustancias estupefacientes estaban entonces tan a mano, tan cercanas. El alarmismo no es buen
consejero, pero tampoco colocarse una venda en los ojos y hacer como que no te hablan esperando que el problema o
confiando en que el tiempo lo curará todo. El sentido común ayuda a resolver las dificultades, aunque a veces es
necesaria una ayuda especializada que indique a los progenitores desbordados un camino que seguir. Los informes
sociológicos señalan que la gran mayoría de las familias centran sus principales preocupaciones en el consumo de
alcohol y drogas de sus hijos, y es lógico que así sea.
Pero no conviene olvidar que los adolescentes beben, fuman y buscan la evasión que supuestamente facilitan las drogas
-ya sean legales o ilegales- también porque necesitan reafirmarse con ciertas dosis de rebeldía, tal como han hecho
todos los adolescentes de todos los tiempos, o porque buscan espacios propios de diversión y comunicación. Y no se
puede olvidar al mismo tiempo que el tráfico de drogas es uno de los negocios más rentables del mundo, que extiende
sus ramificaciones a la clandestinidad ilegal, pero también a espacios empresariales, públicos o encubiertos,
perfectamente legales.
Cada vez son más los jóvenes que ingieren alcohol por primera vez. El promedio de edad de los varones es 16 años,
mientras que en las mujeres es de 19 años.
Es muy fácil de adquirirlo, su costo es bajo, se consume antes de la mayoría de edad y son la autoridades las que
difunden y permiten existan mayor numero de lugares para adquirirse. El alcohol está matando a los jóvenes frente al
volante, cada año mueren 24,000 personas en accidentes automovilísticos, y de ellos, el 60% son a causa del alcohol.
No por nada los accidentes de tráfico se han convertido en una de las principales causas de muerte en el país. Cada fin
de semana están presentes con atropellos, choques.
El alcohol, la diversión y el ocio son el cóctel perfecto en conductas violentas y/o agresivas, problemas familiares, actos
delictivos, y la irresponsabilidad de conducir un automóvil en estado ebrio. Millones de pesos se invierten para
concientizar, pero igualmente Billones de pesos se invierten para acercarlos, por ello se tienen pobres resultados y es el
mismo gobierno que permiten que jóvenes menores de edad puedan adquirir o consumir bebidas alcohólicas sin ninguna
objeción. Son pocas las personas que reconsideran el riesgo de conducir en este estado y son las autoridades las que
mayormente festejan encontrar conductores ebrios para sacar dinero, es por ello que deja en ser un asunto de
responsabilidad y se convierte en complicidad.
Un problema que preocupa pero no ocupa a la autoridad por los usos y abusos que se están dando desde edades muy
tempranas. Consumir substancias como alcohol, tabaco o marihuana, puede traer problemas con los padres, con los
amigos, con la escuela, problemas legales, económicos o de salud. Tanto en la literatura de investigación como en la
práctica clínica se sugiere que cuanto menor sea la historia de consumo de drogas y la intensidad de su consumo mejor
serán las posibilidades de obtener un resultado terapéutico positivo.
La época de fiesta “Ocio” puede traer problemas como delincuencia, llegar tarde a clase, caídas bruscas del rendimiento
escolar, bajo rendimiento y absentismo. Por otro lado, el consumo de drogas puede precipitarse o exacerbarse por otras
conductas problemáticas, como conductas antisociales y desviadas, o bajo rendimiento académico. Ninguna droga,
incluido el alcohol, está libre de riesgos. El riesgo depende de la forma en que se consuma, de quién la consuma y bajo
qué circunstancias. La creencia de que el alcohol es relativamente inofensivo está muy extendida en la sociedad, a pesar
de su importante implicación en multitud de problemas sanitarios, sociales, legales, etc.
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