Instalar debates públicos actuales a través de los textos tradicionales La educación es un proceso que desarrolla el estado y, luego, se ha transformado de acuerdo con los lineamientos gubernamentales a lo largo de la historia nacional. Enseñanza de cosas que son valoradas por determinados motivos. Dictadura la función era represiva y estaba orientada a la destrucción del enemigo. En los 90, la educación era de corte neoliberal, seguía lineamientos del mercado. Educación y democracia En el marco de la educación como derecho, de acceso universal y con la función, precisamente, de otorgar las herramientas para la emancipación, el crecimiento personal del estudiantado, así como el desarrollo de una conciencia social; la currícula tiene la función de seleccionar y distribuir saberes de manera más o menos homogénea a lo largo de todo el territorio nacional. Los docentes, asimismo, plantean entre sus objetivos la necesidad de formar ciudadanos críticos. Literatura: el texto tradicional en los debates actuales En lo que concierne, específicamente, a la enseñanza de la literatura, queremos llamar la atención sobre algunos temas y la defensa de su objeto -el texto literario- que reclama un tratamiento específico. Textos tomados como tradicionales que dejaron de ser obligatorios Cómo re-actualizar los textos tradicionales dentro las tramas culturales, sociales y políticas que atraviesan la vida cotidiana de los adolescentes y cómo mover el deseo de los estudiantes y su curiosidad para aplicarse a esos textos son algunas de las preguntas que impulsan este trabajo. La educación pierde actualidad cuando los textos son tratados como monumentos. En tal sentido, es imprescindible reinsertarlos en su contexto histórico sin desestimar su devenir histórico, las transformaciones de sentido, así como de las problemáticas que aborda. De tal forma, creemos que es menester desacralizar el texto literario, animarnos a pervertirlo, expropiarlo del lugar canónico que le fuera asignado y librarlo al manoseo de sus lectores, jugar con él, faltarle el respeto. Tender lazos intertextuales entre los textos. - Rol de la literatura como formadora de indentidad nacional con carácter normativo, estandarizante, institucionalmente legitimado en contradicción con la literatura como objeto en sí. En el marco de la necesidad de abordaje de esos contenidos estándar que figuran en la currícula escolar y atendiendo al valor que se asigna a tales contenidos por diversos motivos: culturales, históricos, literarios, etc., se nos presenta como problema la formación de sujetos críticos, políticos que atiendan, asimismo, a los debates de actualidad. Recolocar los textos en el marco de las discusiones de época y transbordarlas, actualizarlas o generar comparaciones con problemáticas actuales, asimismo, puede generar un interés renovado sobre el estudiantado, a la vez que promueve el tratamiento literario como una tarea abierta a la construcción de su significado como tarea específica que permite y debe generar en vistas del modo de ser de su objeto de estudio. En primer lugar, creemos que es necesario desacralizar los textos clásicos y reingresarlos en tramas textuales, en condiciones de igualdad en relación con discursos actuales: dejar de considerar las obras como monumentos y valorarlas como enunciados. Se propone presentar los textos en el marco de debates intertextuales que aborden lo ideológico; esto implica cuestionarnos aquellos sentidos que se presentan como naturales y abordarlos desde otra perspectiva. La necesidad de una visión crítica de aquello que está naturalizado en los textos. Argumentación en contraste con la presentación de contenidos muertos imposibles de ser relacionados con la materialidad de la real life de la que ya, de por sí, saben poco, pues están en período de pequeños descubrimientos asombrosos que todo lo cambian de manera irrevocable. Separación entre la experiencia de los sujetos y los contenidos que están obligados a aprender. El Martín Fierro como monumento o como momento. Lo aurático. Mecanismo escolarizante. El contraste y contacto entre textos tradicionales y discursos actuales sirve para: Retomar los textos en el marco de procesos históricos y discusiones políticas y sociales epocales. Violencia Alcoholismo Sexualidad Raza y discriminación Derechos Modelos de país Modelos de educación Ubicar distintos ejes que abordan los textos clásicos dentro de las discusiones históricas y contrastarlas con su forma actual. En los manuales escolares son predominantes los textos narrativos: estamos acostumbrados a relacionarnos con textos expositivos que presentan temas de manera cerrada, asertiva, conocimientos pre-fabricados: no hay una voluntad de generar conocimiento sino meramente de transmitirlo de forma que pueda ser incorporado y luego reproducido. Asimismo nos encontramos con textos seleccionados de acuerdo con valores, saberes, puntos de vista que se muestran como neutrales y no explicitan su contenido ideológico. De tal manera, tienen a naturalizar posiciones. De hecho, muchos de los textos literarios que figuran en los programas y dejan “enseñanzas” a les niñes cumplen esa función de manera premeditada. Protagonismo de les estudiantes. se enseña a los estudiantes a expresar sus por escrito, a discutir y a debatir temas controvertidos, sino que muy pocos manuales de lectura presentan textos argumentativos. A pesar de ello, niños y jóvenes viven inmersos en una sociedad de la persuasión en que se intenta influir en la opinión de los ciudadanos y también en la de ellos a través de todos los medios de comunicación orales y escritos. La literatura infantil tuvo en en sus orígenes intención moralizadora y didáctica y en nuestros días muchas obras para jóvenes e incluso para niños les enfrenta a conflictos sociales y personales que exigen juicio moral. Vemos pues que la narración puede presentar una orientación argumentativa. Ocurre, sin embargo, que en este tipo de obras se argumenta indirectamente sin que, en general, el autor tome la responsabilidad de la opinión que defiende. CASAS MONTSERRAT, BOSCH DOLORS y GONZÁLEZ NEUS (2005) Hablar para aprender Como dice Coll (1999), aprender es construir y compartir significados y conocimientos a partir de las relaciones interactivas entre alumnos y profesor, y entre los propios alumnos. El diálogo permite al alumno explorar nuevos conocimientos, verbalizar nuevas ideas y contrastarlas con las de los demás, para seleccionar las bien fundamentadas y rechazar las que no lo están, de manera que aprender a escuchar es tan importante como aprender a hablar. Siguiendo las propuestas de Coll y Onrubia (1999), el dialogo al iniciar un tema permite al estudiante: – Tener conciencia de sus propios conocimientos y representaciones de la realidad. – Comunicar sus conocimientos a los demás. – Acceder a los significados de sus compañeros. – Contrastar sus propios significados con los significados de los demás. – Modificar las representaciones iniciales de todos los participantes. La justificación, la interpretación y la argumentación, son competencias lingüísticas que facilitan la comprensión de la complejidad de la realidad social, permiten crear, defender o modificar la opinión personal sobre esta realidad y potenciar la creación de actitudes de intervención para mejorarla o modificarla. Las capacidades de justificar, de interpretar y especialmente de argumentar están en la base de la formación democrática de los jóvenes. La adquisición de estas competencias lingüísticas favorece la formación de un pensamiento relativo y complejo, crea actitudes de diálogo y negociación y rechaza cualquier forma de dogmatismo o de intransigencia, actitudes fundamentales para la convivencia en una sociedad democrática. Argumentar es intervenir sobre las opiniones, las actitudes y los comportamientos de un interlocutor o de un auditorio con la finalidad de convencer (Toulmin, 1993). Para aprender a argumentar, a nivel escolar, siempre es necesario el contraste de opiniones o de puntos de vista. Currículum Puede resultar provechoso referirse brevemente a una posición que recientemente sostienen los sociólogos de la educación, quienes con base en el pensamiento de Marx, afirman que un currículum educativo refleja un interés. El conocimiento que incluye este currículum corresponde a los intereses de quienes ideológicamente dominan la sociedad. En otras palabras, el currículum refleja los intereses de una clase social. Desde este punto de vista, el currículum utilitarista del siglo XIX refleja los intereses de la clase media industrial y comercial que tenía una posición social dominante; por lo tanto, ese currículum no es apropiado para una situación social diferente, con intereses de clase diferentes. Una implicación de esta posición es que no puede haber conocimiento “absoluto”, pues lo que en un momento representa un saber siempre está determinado socialmente y, por lo tanto, es relativo. Sin embargo, lo importante de esta teoría es que ofrece una justificación del currículum como medio para la formación de la mente, de una mente racional. La principal recomendación de Hirst es que ya que cada forma es independiente y distinta y ninguna puede sustituir a las otras, el currículum debe abarcarlas a todas, si es que pretende lograr una mente racional, porque la racionalidad es una forma de actuar basada en buenas razones y las buenas razones dependen en última instancia del conocimiento. De esta manera, a menos de que el estudiante sea iniciado en todas las formas de conocimiento, habría áreas de la experiencia humana en las que no será capaz de actuar sólo con base en buenas razones. El hombre que no sabe de ciencia es incapaz de actuar racionalmente en un contexto científico y si actúa con eficiencia será por suerte o más probablemente como resultado de la dirección de otra persona que sí tiene el conocimiento requerido. Si alguien no ha sido iniciado en las artes, la música o la literatura no podrá tomar decisiones racionales o hacer elecciones en esas áreas; es decir, no podrá actuar con autonomía racional. Lo mismo sucede con las creencias religiosas o el conocimiento moral. Así pues, el conocimiento más valioso será el que prepare al alumno para una vida racional, dándole bases intelectuales para una acción racional. El currículum tradicional se justifica en la medida en que proporcione una preparación. Otra teoría de justificación, que no es totalmente diferente de la anterior, puede expresarse de la siguiente manera: el objeto de la educación es introducir a los niños en lo que ha llegado a ser una tradición pública o conocimiento compartido. Esta tradición pública puede considerarse como una clase de herencia, una propiedad en la que todos los miembros de la raza humana tienen un interés, una participación o un lugar. Otro término para esa tradición o patrimonio es el de cultura, que comprende los logros intelectuales, estéticos, morales y materiales de la humanidad a lo largo de su historia. Este tipo de justificación se basa en el entendimiento y no en la necesidad de asegurar que lo que se enseña sea útil, en el sentido ordinario, para quien lo aprende. Según este punto de vista, sería posible buscar una comprensión racional, intentar lograr una mente racional mediante el estudio de aspectos de las matemáticas, la ciencia, el arte y la religión que tienen pocas aplicaciones para la vida cotidiana. El currículum se justifica en la medida en que es capaz de lograr esta conversión o en que puede ser utilizado para hacerlo. Si, de acuerdo con una visión utilitarista, la justificación debe basarse estrictamente en la utilidad, entonces esto sería una acusación a lo que se acepta generalmente como currículum, ya que mucho de lo que incluye puede parecer no útil en el sentido ordinario de esa palabra. El tipo de justificación basado en una “mente racional”, aunque tiene el mérito de considerar a la educación en términos del mejoramiento humano, porque tiende hacia la racionalidad y la autonomía, está expuesto a la objeción de que no corresponde casi en nada a lo que es aceptable para los utilitaristas. Este tipo de justificación se basa en el entendimiento y no en la necesidad de asegurar que lo que se enseña sea útil, en el sentido ordinario, para quien lo aprende. La misma clase de reservas podrían tenerse contra la aproximación de la “herencia”, la cual, aunque cumple con el requisito de considerar al conocimiento como importante por sí mismo, ya que forma parte de la cultura humana, puede parecer en ocasiones preocupada por aspectos alejados de los asuntos prácticos de la vida cotidiana. Cada uno de estos intentos de justificación se refiere a un aspecto importante del currículum aunque ninguno de ellos es suficiente por sí solo. El origen y difusión de los libros escolares está ligado, en primer lugar, a la aparición de la imprenta de tipos móviles en Europa a mediados del siglo XV, que permitió la difusión y popularización de la cultura letrada y, en segundo lugar, al surgimiento y extensión del método de enseñanza utilizado por los Hermanos de las Escuelas Cristianas de Juan Bautista de La Salle, a partir de las últimas décadas del siglo XVII en Francia. El llamado método simultáneo, que dividía a los estudiantes por clases según edades y estados del aprendizaje, exigía que los alumnos de una misma clase contaran con materiales de lectura idénticos para el trabajo simultáneo y homogéneo de toda la clase. La estructura secuenciada y cíclica de los saberes transmitidos, constituyen la señal de identidad de los manuales escolares, lo que hace de ellos un producto editorial específico y diferenciado y permite distinguir espontáneamente a un libro de texto escolar de otras obras impresas. Texto momumental u otro modo de tratarlo DESPLAZAMIENTOS EN LA SELECCION DE TEXTOS Dentro de la clara impronta política que tuvo históricamente la enseñanza de la historia en Argentina, los textos escolares ocuparon un lugar central: los cambios en el relato acerca del pasado que el poder político en cada momento difundió a través de la escuela, se vieron reflejados en el reemplazo de los textos escolares vigentes hasta entonces escritos o apadrinados por los representantes de la elite académica. Esto fue especialmente notable entre finales del siglo XIX y principios del XX, cuando la educación formal cumplió un rol fundamental en la construcción y transmisión de una identidad nacional en un contexto donde más de un tercio de la población era extranjera. No obstante, entre 1955 (derrocamiento del gobierno de Juan Domingo Perón) y 1993 (sanción de la Ley Federal de Educación) los textos escolares no fueron mayormente elaborados por representantes de la elite académica sino que esa tarea, retomando el enfoque de los textos escritos hasta entonces, quedó en manos de profesores del nivel Secundario o de Institutos de Formación Docente, dando lugar así a una brecha creciente entre el campo historiográfico –que en esos años estuvo sujeto a cambios copernicanos- y la escritura de los textos escolares. En esta historia conmemorativa y decimonónica, el tratamiento de la historia reciente ocupó un lugar apenas marginal en los textos, limitado, y a veces ni siquiera, a una “enumeración ascética” de los últimos cambios institucionales. La Ley Federal de Educación significó un claro quiebre respecto al enfoque tradicional, entre otras cosas, al otorgar un lugar primordial a la historia reciente y crear las condiciones para el regreso de los profesionales de la historia a la escritura de los textos escolares, aunque en condiciones distintas respecto a las que primaron hasta mediados del siglo XX (Romero et al, 2004; Amezóla, 1999, 2006; Coria, 2005, 2006; Rodríguez, 2009). El estricto control impuesto por la última dictadura militar sobre la edición y circulación de los textos escolares, particularmente en los casos de Historia y Formación Moral (Invernizzi y Gociol, 2002), así como la importancia asignada desde el poder político a la transmisión de una memoria crítica sobre el período dictatorial en los últimos años, plasmada en diversas medidas que atañen de una manera u otra a los textos escolares, dan cuenta del estratégico rol que los mismos ocupan en la enseñanza de la Historia argentina. BIBLIOGRAFÍA CITADA - Casas, M.; Bosch, D.; González, N. (2005), Las competencias comunicativas en la formación democrática de los jóvenes: describir, explicar, justificar, interpretar y argumentar. Enseñanza de las Ciencias Sociales, núm. 4, 2005, pp. 39-52, Universitat de Barcelona, España. - Moore, T. (1987), Introducción a la filosofía de la educación. Trillas, México. - Born, D. (2010), Las representaciones de la última dictadura militar. Los textos escolares de Historia en el nivel Secundario de la Ciudad de Buenos Aires, 1976-2009, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Académica Argentina Maestría en Ciencias Sociales con orientación en Educación.