Resumen de Problemas Epistemológicos de la Psicología- año 2019 UNIDAD I: Introducción a la Epistemología 1.1 Gnoseología. Filosofía de la ciencia. Epistemología. Fundamentación del conocimiento científico. Tipos de conocimiento. El razonamiento científico. Guibourg: Introducción al conocimiento científico El autor plantea que conocer tiene que ver con nosotros. Por lo que se debe comenzar a incluir el elemento subjetivo del conocimiento, el estado de consciencia que nos hace poseedores del saber. Tal estado de conciencia es la creencia: creencia de que determinada proposición es verdadera. En el conocimiento también encontramos la verdad: una proposición puede ser verdadera o falsa. Aunque la creencia de la proposición sea alta, eso no es garantía de que sea verdadera. Es que la creencia es un estado psicológico, y la verdad tiene un ingrediente objetivo que la hace independiente de nuestras opiniones. Creer no es lo mismo que saber. Se puede creer sin saber, pero no se puede saber sin creer. La creencia es una condición del conocimiento, pero no causal (osea la creencia no causa conocimiento) sino una característica definitoria (conocer implica creer). Hay creencias que tienen una justificación suficiente. La justificación de nuestra creencia en la verdad de una proposición se llama prueba. Para señalar que se ha probado la verdad o falsedad de un enunciado, recurriremos a las palabras “refutado y verificado”. Un enunciado verificado es aquel cuya verdad ha sido probada. Si queremos decir que se ha establecido su falsedad diremos que el enunciado está refutado. Lo importante es advertir que dichos términos se refieren a nuestro conocimiento de la verdad o falsedad de una afirmación. En resumen, las 3 características definitorias de conocer son creencia, verdad y justificación (siguiendo a Platón). Es decir, para afirmar que una proposición p es verdadera, es preciso: a) que p sea efectivamente verdadera, b) que creamos que lo es, y c) que tengamos pruebas que justifiquen esa creencia. Hay dos maneras de definir el conocimiento: 1. Conocimiento de un modo fuerte: las características definitorias que asigna al concepto de saber son tan exigentes que no existe conocimiento en el mundo capaz de satisfacerlas. No se aceptan pruebas que digan que p es falso. 2. Conocimiento de un modo débil: en donde hay opción de refutación. Se satisface con una cantidad de elementos de juicio que juzga suficientes e incluye su propia dosis de humildad dentro de su concepto de saber. Se trata de un saber modesto, apoyado en pruebas sólidas pero no necesariamente absolutas. El autor adhiere a esta concepción. Es un concepto de saber adecuado a los fines humanos. Surgen ciertas creencias apoyadas en elementos de juicios que nos parecen suficientes para sentirnos dispuestos a convertirlas en base de nuestras acciones. Está concepción deja como efecto que, si el saber se encuentra siempre sujeto a refutación, podemos estar dispuestos a escuchar nuevas razones y pruebas en contra de lo que creemos. El saber solo es en libertad. Fuentes de conocimiento: 1. Experiencia, prueba empírica: “lo he visto”. Esto ocurre cuando el estado de cosas de la proposición cae bajo la acción de nuestros sentidos. 2. Analogías: “no lo he visto, pero estuve en situaciones semejantes, y en todas ellas ocurrió lo que afirmo”. Se conoce por experiencia la verdad de las otras proposiciones referidas a casos semejantes. Este proceso se llama razonamiento y se realiza a través de un método. Apela a un conocimiento empírico, pero en vez de ser de manera directa, es mediante la razón. 3. Demostración: “es el resultado de mis cálculos, y puedo demostrarlo”. Deriva del razonamiento, aunque de base no empírica. Incluye conceptos abstractos que pueden integrarse en sistemas, dentro de los cuales las proposiciones en que ellos participan, pueden demostrarse mediante cálculos, a partir de otras proposiciones. Este se denomina un razonamiento formal. 4. Autoridad: “me lo dijeron, o lo lei”. La persona no elabora el conocimiento por sí mismo, sino que lo recibe de terceros. La recepción ocurre por la propia experiencia; pero el valor de este tipo de experiencia depende del valor del conocimiento del tercero. Hay una pluralidad de factores (confianza en la aptitud auditiva, confianza en la sinceridad del tercero, confiabilidad de las razones para que el tercero crea en la verdad de la proposición) que determinan la creencia en la verdad de la proposición, lo que hace que hoy en día la autoridad pierda prestigio. Sin embargo, no se puede prescindir de ella, ya que el panorama de nuestro conocimiento quedaría muy recortado si solo dependiera de nuestra experiencia. 5. Intuición: “no podría explicarlo, pero es algo que siento dentro de mi con la fuerza de una certidumbre”. Los filósofos suelen hablar de 3 clases de intuición: la sensible, la intelectual y la emocional. La primera consiste en la aprehensión de los objetos reales mediante los sentidos, por lo que se reduce a la experiencia. La segunda, según se sostiene, permite conocer ciertas realidades no sensibles, o metafísicas (como las esencias, por ejemplo) mediante un acto intelectual distinto de la aprehensión sensorial (aunque eventualmente asociado con esta). La emocional (o axiológica) es la que permite distinguir lo bueno de lo malo, lo bello de lo feo, lo justo de lo injusto. 6. Fé/verdad: “es cuestión de fé, y yo tengo fé”. La fé es siempre un estado mental: consiste en una firme creencia en la verdad de ciertas proposiciones. Si la fé es idéntica a la creencia (ambas son estados mentales que se pueden tener o perder), no puede constituirse en prueba en sí misma. 7. Dogma Klimovsky: El concepto de ciencia Desde el punto de vista estrecho, la ciencia es un acopio de conocimiento científico, que utilizamos para comprender el mundo y modificarlo. En la actualidad, ninguna de las 3 características definitorias del conocimiento planteadas por Platón se consideran apropiadas para el conocimiento científico. Ya no se exige una dependencia estricta entre prueba y verdad: una teoría se puede probar suficientemente, sin haber establecido su verdad, por lo que en un momento puede ser aceptada y ser rechazada después. Tampoco la noción de prueba está indisolublemente ligada a la noción de creencia: las hipótesis y teorías científicas se formulan en principio de modo tentativo, por lo cual la indagación en búsqueda de pruebas no supone una creencia intrínseca en aquellas. La diferencia entre conocimiento y conocimiento científico, para algunos epistemólogos, radica en el método científico, un procedimiento que permite obtener conocimiento científico y justificarlo. Existen varias tácticas, pero también estrategias fundamentales. En las ciencias se debe adoptar determinada unidad de análisis. La más tradicional es la disciplina científica, la cual pone el énfasis en los objetos de estudio, y a partir de la cual podríamos hablar de ciencias particulares. Pero hay buenas razones para creer que éste enfoque disciplinar no es realista ni conveniente: los objetos de estudio de la disciplina cambian a medida que lo hacen las teorías científicas; ciertos puntos de vista son abandonados, o bien, en otro momento de la historia, son readmitidos. Por ello, en lugar de pensar en disciplinas pensamos en problemas básicos que orientan distintas líneas de investigación. Lo cual nos lleva a considerar una nueva unidad de análisis, la teoría científica. Una teoría científica es un conjunto de conjeturas, simples o complejas, acerca del modo en el que se comporta algún sector de la realidad. Las teorías se construyen para explicar aquello que nos intriga, para resolver algún problema o para responder preguntas acerca de la naturaleza o la sociedad. En ciencia, problemas y teoría van de a mano, y por todo ello, la teoría es la unidad de análisis fundamental del pensamiento científico contemporáneo. El conocimiento se expresa por medio de afirmaciones. El pensamiento es privativo de quien lo crea, y solo se transforma en propiedad social cuando se lo comunica a través del lenguaje. Es por esto que se adopta un enfoque lingüístico del fenómeno científico. Epistemología: en este libro refiere exclusivamente a los problemas del conocimiento científico. Sería el estudio de las condiciones de producción y de validación del conocimiento científico. El epistemólogo se pregunta: ¿por qué debemos creer en aquello que afirman los científicos? No acepta sin crítica el conocimiento científico, sino que lo examina del modo más objetivo posible. Hay diferentes sectores y temáticas en los que transcurre la discusión y el análisis de carácter epistemológico: ● Contexto de descubrimiento: importa la producción de una hipótesis o de una teoría, el hallazgo y formulación de una idea, la invención de un concepto, todo ello relacionado con circunstancias personales, psicológicas, sociológicas, políticas y hasta económicas y tecnológicas que pudiesen haber gravitado en la gestación del descubrimiento o influido en su aparición. Estaría relacionado con el campo de la psicología y de la sociología. ● Contexto de justificación: aborda cuestiones de validación: cómo saber si el descubrimiento realizado es auténtico o no, si la creencia es verdadera o falsa, si una teoría es justificable, si las evidencias apoyan nuestras afirmaciones o si realmente se ha incrementado nuestro conocimiento disponible. Se vincularía con la teoría del conocimiento y en particular con la lógica. ● Contexto de aplicación: en el que se discuten las aplicaciones del conocimiento científico, su utilidad, su beneficio o perjuicio para la comunidad o la especie humana. Se trata de un conjunto de cuestiones que incluso tienen pertinencia para comprender los problemas propios de los contextos de descubrimiento y justificación. En general, las discusiones epistemológicas pueden llevarse a cabo en cualquiera de los 3 contextos. Klimovsky: El vocabulario de la ciencia La actividad científica se cristaliza y se comunica por medio del lenguaje. Términos: las palabras o expresiones cuya misión es aludir a entidades o, por lo menos, permitirnos construir afirmaciones o enunciados científicos. Pueden ser: 1. Términos presupuestos: depende del análisis que vamos a efectuar, si proviene del lenguaje ordinario, o bien de una disciplina o teoría ya admitida por el científico. Su uso ya se conoce y, si se quiere hablar de sentido y significado, estos han quedado establecidos antes de que se inicie la investigación con la teoría que desea evaluar el epistemólogo o desarrollar el metodólogo. Es importante saber de donde se toman y con qué sentido se los emplea. Si el término es utilizado del lenguaje ordinario, la palabra puede tener muchos significados y conviene decir cual es el que se está adoptando. Si se toma de una teoría anterior, esta es la que determina el sentido, entonces hay que decir de qué teoría es el término. a. Lógicos: palabras o grupos de vocablos cuya misión es ayudar sintácticamente a formar la frase y, en cierto modo, a comprender con qué alcance e intención informativa se emplea el enunciado. En la lógica contemporánea se distinguen los conectivos (”y”, “o”) b. Designativos: sirve para aludir a algún tipo de entidad: un objeto, una cualidad, una propiedad, etc. Tiene la función de aludir a una entidad que llamaremos su designación. La función principal es semántica. Pueden ser ordinarios o científicos. 2. Términos específicos: estos son introducidos por la teoría o bien ya existentes pero a los cuales se los ha privado del significado primigenio y se les ha dado, convencionalmente, un significado nuevo. Estos términos tendrán que adquirir su significado mediante definiciones o procedimientos peculiares que nos permitan entender de qué estamos hablando cuando los empleamos. Klimovsky: Los enunciados científicos Los términos con los que se construye el lenguaje científico son algo así como los ladrillos fundamentales del conocimiento científico, pero no bastan para transmitir información o expresar conocimientos. Informaciones y conocimientos deben expresarse mediante oraciones declarativas, así llamadas para distinguirlas de las interrogativas y exclamativas. Enunciados empíricos básicos: el papel principal que desempeñan se refiere al control del conocimiento más que a la edificación del mismo a partir de datos o informes. Se caracteriza por dos condiciones: 1) además del vocabulario lógico, todos los términos que se emplean sean empíricos sin importar de donde provienen ; 2) sean singulares o muestrales, con lo cual se quiere decir que se habla de una sola entidad o de un conjunto finito y accesible de ellas: una muestra. La verdad o falsedad de estos enunciados es decidible. Generalizaciones y leyes empíricas: se caracterizan por dos condiciones: 1) el vocabulario es lógico y empírico , y por tanto el discurso atañe exclusivamente a la base empírica, no aparecen en ellos entidades inobservables, de carácter teórico; 2) ya no se trata de afirmaciones singulares, sino de afirmaciones generales que establecen regularidades, uniformidades, en conjuntos tan amplios que no son accesibles, como las muestras. La aceptación de tales enunciados implica que previamente han sido sometidos con éxito a pruebas o verificaciones. Generalizaciones universales: enunciados que afirman algo para cada uno de los miembros de un conjunto o una población sin excepción alguna. Es sencillo invalidar una ley científica (encontrar la excepción), pero difícil probarla (investigar en todos los casos). Generalizaciones existenciales: son de un carácter aparentemente más modesto que los enunciados universales, ya que en lugar de afirmar que una propiedad se cumple en todos los miembros de un conjunto, lo hacen acerca de algunos de ellos (sin excluir la posibilidad de que ocurra en todos ellos). Para verificarlo basta encontrar un ejemplo para decir que en algunos se cumple. La dificultad radica en refutar, porque se debería probar en todos los casos. Generalizaciones mixtas: estos son a la vez difíciles de probar y de refutar. Se trata de enunciados que tienen un aspecto universal y un aspecto existencial. Generalizaciones estadísticas: donde se adscribe a una población, que puede ser infinita o finita pero no accesible, una proporción estadística. Este tipo de enunciado considera toda la población humana, pasada, presente y futura, y le adscribe un número probabilístico . Son difíciles de verificar y de refutar. De lo que se dispone generalmente como dato para controlar hipótesis probabilísticas son proporciones en las muestras. Para generalizar el enunciado a toda la población es necesario utilizar inferencias estadísticas y estas proporcionan números probabilísticos. Una dificultad es que estas hipótesis no se pueden verificar, sino ponderar probabilísticamente. Enunciados teóricos: cumplen la condición de tener al menos un término teórico. Pueden ser singulares o generales. Conviene distinguir entre los puros: aquellos en los que, además de términos lógicos, aparecen sólo términos teóricos. Eso implicaría hablar en un nivel abstracto y no se podría deducir de ellos nada que se aplicará a la experiencia, no podría ser sometida a control. Por otro lado, los enunciados mixtos hay, a la vez, términos teóricos y empíricos. Sirven de vinculación entre el ámbito puramente teórico del discurso y aquel en que nos referimos a lo observable localizado en la base empírica. Tomados en conjunto los enunciados teóricos, las reglas de correspondencia (instrucciones normativas) y algunas generalizaciones, se puede armar una teoría poderosa que permiten, por medio de deducciones, realizar predicciones y actuar sobre la experiencia y obtener resultados prácticos. ¿Cómo acceder a los enunciados de 2do y 3er nivel?: método inductivo: aquel que permite acceder, por medio de información obtenida de la muestra, a información sobre una población por medio de una generalización. Para esto deberíamos basarnos en observaciones de la muestra, expresadas en enunciados del primer nivel, para así llegar a generalizaciones del segundo nivel. Pero no habría método de está naturaleza que nos permita llegar a enunciados de tercer nivel. Es decir, el método inductivo no sirve para enunciados teóricos. La respuesta sería por medio del poder de la imaginación y de creación que se dispone. Se trata de imaginar que puede haber detrás de una apariencia que explique el comportamiento de ésta. El método científico consiste en tratar de producir buenas hipótesis. Schuster: Del naturalismo al escenario postempirista La filosofía de la ciencia tiene 3 grandes corrientes: la anglosajona, la alemana y la francesa. De las cuales la anglosajona es la dominante. Hay 3 grandes momentos de la corriente anglosajona: empirismo lógico, racionalismo crítico o falsacionismo (Popper), y el postempirismo. El postempirismo constituye la escena dominante de la reflexión-metodológica respecto de la ciencia en la actualidad. Este no es una corriente filosófica como el empirismo lógico o el falsacionismo. En esas corrientes se pueden encontrar rasgos centrales que la mayoría de los miembros comparte. En 1962, con el libro “La estructura de las revoluciones científicas” de Kuhn, se produjo un cambio importante en la forma de pensar lo científico. Para los enfoques clásicos, el análisis lógico, la claridad en la formulación de los enunciados y el ordenamiento de esos enunciados entre sí es clave para poder controlarlos observacionalmente. El peso de la teoría resulta creciente. El eje de preocupación que domina estas corrientes anteriores al postempirismo está centrado en el conjunto de criterios que permiten distinguir ciencia y no ciencia, y que permiten distinguir aceptabilidad científica de falsedad o inaceptabilidad de los enunciados científicos; este conjunto de criterios es lo que se va a llamar método científico. El empirismo lógico definió la teoría como el conjunto de enunciados (pueden ser verdaderos o falsos), que son denominados hipótesis, ya que deben ser puestos a prueba por medio del control empírico. Hay enunciados de distintos niveles, según Klimovsky: enunciados de descripción singular de contenido empírico, enunciados de nivel empírico pero distintos grados de generalidad y los términos teóricos (aquellos cuyo contenido no es ni directamente ni indirectamente observables). Cada enunciado se pone a prueba independientemente de los demás. Todo esto fue discutido a partir de Kuhn con la idea de que en realidad un enunciado no tiene significado independiente de los demás, sino que el significado de un enunciado depende de la conexión con el resto de los enunciados. De modo que uno pone a prueba una teoría toda en su conjunto o no pone a prueba nada. Esto corresponde a una concepción holística de las teorías científicas. El mismo enunciado significaría cosas diferentes en dos teorías, ya que el significado depende del contexto. Según esta concepción, las teorías serían estructuras enunciativas, donde la idea de estructura indica algo más fuerte que la idea de conjunto. Ambas concepciones coinciden en que debe hacer términos teóricos. En tal sentido, sostienen que toda teoría posee siempre un predicado, expresado en el nivel más alto de abstracción, que es el que define la teoría. A partir de allí, debe caracterizarse la aplicación de ese predicado. Hay un núcleo duro que es aquello que le da sentido a la teoría. En el postempirismo, se admite el estudio de la teoría científica pero también el estudio de los procesos científicos, a diferencia del empirismo lógico. Llámese construcciones de comunidades científicas a los procesos de construcción de teorías, formas de asociación humana a través de las cuales las teorías adquieren sentido y se controlan. Esto genera la aparición de un doble procedimiento de control. Se pasa de pensar que cada enunciado es la descripción perfecta de un hecho a pensar que todo enunciado tiene una carga teórica (Popper), esto es, que no existe la idea de la pura descripción del mundo, sino que se aplican conceptos o categorías universales a un conjunto de datos sensibles. El postempirismo se caracteriza por abandonar la idea de que el estudio de las ciencias es centralmente el estudio de las teorías científicas. El campo del postempirismo es muy abierto y permite entender la ciencia en los términos del análisis lógico de las teorías, pero no en forma aislada. Plantea que una teoría puede testearse empíricamente sólo en la medida en que esa teoría conlleva una clave de interpretación de los datos empíricos mismos. Se pasa, también, de pensar que, ante un conjunto de datos, no puede haber más de una teoría que dé cuenta de tal conjunto, a pensar que el cuerpo de datos no permite afirmar cualquier teoría y al mismo tiempo no es obligatorio que quede un solo cuerpo teórico, sino que pueden quedar distintos cuerpos teóricos. Sobrevivirán todos los cuerpos teóricos que logren construir un esquema de interpretación que de cuenta adecuadamente de un complejo de datos, los cuales se van actualizando permanentemente. Entonces el postempirismo sería una concepción amplia de la ciencia, una idea subdeterminista de la relación con los datos y una teoría de la interpretación. Esto produjo volver el énfasis a la hermenéutica. Giddens dice que toda ciencia es hermenéutica, porque exige una dimensión de interpretación, y así deberíamos tener una teoría de la interpretación, pues ya no alcanza con la lógica para hacer filosofía de la ciencia, hay que tener una teoría de la interpretación, o sea, de la asignación de matrices del lenguaje a conjuntos de información empírica. Pero al mismo tiempo, las teorías sociales soportan una doble hermenéutica, porque interpretan una realidad que ya está interpretada. Entonces hay que tener una teoría de la interpretación del sentido común, y una teoría de la interpretación de nuestra investigación sobre ese sentido común que ya está interpretado. Un último punto del postempirismo es que el acuerdo científico es posible sobre la base de que hay una serie de acuerdos que están en la base de las teorías científicas. Son acuerdos filosóficos y metodológicos. 1.2 Monismo y pluralismo metodológico. Holismo e individualismo metodológicos. Gaeta, Gentil, Lucero: Aspectos críticos de las ciencias sociales La denominación “ciencias sociales” es bastante reciente. Hasta las primeras décadas del siglo XX se las denominaba “ciencias del espíritu” (aspectos no naturales de la vida humana) y “ciencias morales” (alude a lo que se considera que debe ser). Ambas nomenclaturas marcan un contraste con las ciencias naturales. Bajo la expresión “ciencias sociales” encontramos la sociología, económica, estudios políticos, pero también algunas especialidades vinculadas de manera particular con las ciencias naturales, como la antropología y la geografía, cuyas investigaciones pueden encararse tanto desde el punto de vista físico como desde una perspectiva centrada en los aspectos sociales. Es en relación con la psicología que aparecen los primeros signos de ambigüedad. Su objeto de estudio, la conducta humana, pertenece a un estrato de la realidad que traspasa el nivel físico químico y el biológico, de manera que no encuadra simplemente en el campo de las ciencias naturales. Otros autores rechazarian que se trata de una ciencia social ya que estudia la conducta individual. Por lo que la psicología sería una ciencia sui generis, diferente tanto de las ciencias naturales como de las sociales. Todas las ciencias surgieron a partir de concepciones filosóficas. Las ciencias naturale s han tendido a separarse de la filosofía, pero los límites de las ciencias sociales son más borrosos, la transición ocurre con mayor lentitud. La diferencia entre ciencias naturales y sociales radica en su objeto de estudio, a lo que se suma que para diferentes objetos de estudio se utilizan metodologías distintas. Se cree que las ciencias naturales protagonizaron un progreso altísimo, mientras que las ciencias sociales han permanecido muy rezagadas, esto es así por varias razones: 1. Por el contundente impacto de las crecientes innovaciones tecnológicas. La fabricación de una enorme variedad de aparatos, los continuos adelantos en la medicina, etc tornan indiscutible que el conocimiento de las leyes que rigen el mundo natural brindado por las ciencias resulta muy apropiado. 2. En los dominios de las ciencias naturales suele lograrse un amplio consenso entre los investigadores, al menos en cuanto a determinados aspectos de la realidad. En cambio, es difícil encontrar en el ámbito de las ciencias sociales un cuerpo de conocimientos que haya conseguido la adhesión general de la comunidad científica. 3. Las ciencias naturales tienen la capacidad de explicar y predecir los hechos que caen bajo su análisis. Hay distintas actitudes respecto al carácter científico de las investigaciones sociales. Por un lado, el “pesimismo epistemológico” considera que esa clase de investigación no constituyen ni pueden llegar a proporcionar conocimientos científicos. Otra actitud es considerar que, aun cuando sus logros son muy escasos, hay que ser optimista en cuanto a sus posibilidades futuras. También encontramos el pensamiento adherido al “monismo metodológico”: este dice que las falencias en las investigaciones sociales se deben a la falta de aplicación de un método realmente científico para llevarlas a cabo. Y el método en cuestión debería ser el mismo que el de las ciencias naturales. Es decir, se postula un único método general de investigación para todas las ciencias fácticas. En contraposición está el “pluralismo metodológico”: sostienen que es erróneo descalificar las ciencias sociales porque no han brindado resultados similares a los producidos por las ciencias naturales. A su juicio, el error se produce en no haber advertido que las ciencias sociales cuentan con una metodología totalmente diferente de la que utilizan los científicos naturales. Individualismo: los hechos sociales son un agregado formado por las acciones, las actitudes y demás circunstancias correspondientes a las personas que toman parte en ellos. Esto equivale a pensar que solamente los individuos y los aspectos de su conducta son auténticamente reales, mientras que los grupos e instituciones constituyen una suerte de ficción muy útil para organizar y expresar nuestro conocimiento. Holismo: enfatiza el papel de las entidades colectivas. Se puede decir que son reales y constituyen el tipo de objetos que debe reconocer el científico social. Subrayan la emergencia de los fenómenos sociales con respecto a los individuos y sus acciones singulares. Esto alude al surgimiento de un estrato de la realidad, de un nivel de hechos en cierta medida autónomos, regido por su propio modo de funcionamiento que no podría deducirse del conocimiento de sus componentes. Determinismo y libre albedrío: Otra diferencia radica en que los seres humanos, en tanto agentes sociales, están dotados de libre albedrío. Pueden elegir cómo actuar y cuentan con una amplia gama de reacciones posibles, lo que no sucede con los cuerpos físicos. Por ese motivo no pueden establecerse regularidades estrictas con respecto al comportamiento humano. El mundo natural está regido por leyes causales, mientras que las acciones de las personas no. Los hechos naturales son fenómenos determinísticos, en tanto las acciones no lo son. Las acciones de una persona parecen responder a las decisiones de su voluntad. 1.3 Antecedentes del Empirismo lógico. Concepción Heredada. Críticas a la Concepción Heredada. Versiones actuales del positivismo. El positivismo lógico es una concepción acerca de la ciencia, que toma a su producto las teorías científicas como objeto de análisis. Es, además, un proyecto de unificación de la ciencia. El análisis que propone se da a partir de la reconstrucción lógica de las TC, en términos de axiomatización e incluye reglas de correspondencia (Teoría Verificacionista del Significado) que garantizan el significado cognitivo de los términos teóricos. Hahn, Neurath, Carnap: La concepción científica del mundo El Círculo en torno a Schlick: En la segunda mitad del siglo XIX, el liberalismo fue largamente la corriente política dominante. Su mundo de ideas emana de la Ilustración, del empirismo, del utilitarismo y del movimiento de libre comercio de Inglaterra. Con el transcurso de los años se formó en torno a Schlick un Círculo cuyos miembros unieron distintos esfuerzos en la dirección de una concepción científica del mundo. Ellos provienen, más precisamente, de diferentes ramas de la ciencia y originalmente de distintas posiciones filosóficas. Con el transcurso de los años, sin embargo, apareció una creciente unidad; esto también fue el efecto de la orientación específicamente científica. Se mostró cada vez más patente que el objetivo común de todos ellos era no solamente lograr una posición libre de metafísica, sino también anti-metafísica. Esta Asociación desea, como está establecido en su programa, “promover y diseminar la concepción científica del mundo. Organizará conferencias y publicaciones acerca de la posición actual de la concepción científica del mundo de forma tal que se muestre la importancia que tiene la investigación exacta para las ciencias sociales y para las ciencias naturales. Así se formarían herramientas intelectuales del empirismo moderno, herramientas que se necesitan también en la estructuración de la vida pública y privada”. Mediante la elección de su nombre, la Asociación desea describir su orientación básica: ciencia libre de metafísica. La concepción científica del mundo: Como objetivo se propone la ciencia unificada. El esfuerzo es aunar y armonizar los logros de los investigadores individuales en los distintos ámbitos de la ciencia. Todo es accesible al hombre y el hombre es la medida de todas las cosas. Para la concepción científica del mundo no hay enigmas insolubles. La clarificación de los problemas filosóficos tradicionales nos conduce, en parte, a desenmascararlos como pseudo-problemas y, en parte, a transformarlos en problemas empíricos y de allí a someterlos al juicio de la ciencia de la experiencia. El método es el del análisis lógico. Hemos caracterizado la concepción científica del mundo en lo fundamental mediante dos rasgos. Primero, es empirista y positivista: hay sólo conocimiento de la experiencia que se basa en lo dado inmediatamente. Con esto se establece la demarcación del contenido científico legítimo. Segundo, la concepción científica del mundo se distingue por la aplicación de un método determinado, a saber, el del análisis lógico. La aspiración del trabajo científico radica en alcanzar el objetivo de la ciencia unificada por medio de la aplicación de ese análisis lógico al material empírico. Ámbitos de problemas: En los escritos y discusiones del Círculo de Viena se tratan muchos problemas diferentes que surgen de las distintas ramas de la ciencia. Se pretenden poner las distintas orientaciones de problemas en una unión sistemática para clarificar de este modo la situación de los problemas. 1. Fundamentos de aritmética: son los que han dado impulso al desarrollo de una nueva lógica. Whitehead y Russell pudieron establecer un sistema coherente de lógica en forma simbólica (logística), que no sólo evitaba las contradicciones de la lógica antigua, sino que también las superaba en riqueza y aplicabilidad práctica. A partir de este sistema lógico derivaron los conceptos de la aritmética y del análisis, dando de ese modo a la matemática un fundamento seguro en la lógica. 2. Fundamentos de física: Originalmente el interés más fuerte del Círculo de Viena fue de los problemas del método de la ciencia de la realidad. Se discutieron los problemas del dominio de la realidad a través de sistemas científicos, especialmente por medio de sistemas de hipótesis y de axiomas. 3. Fundamentos de la geometría: las investigaciones de Gauss, Bolyai y otros condujeron a la geometría no euclídea, a advertir que el hasta ahora dominante sistema geométrico de Euclides era sólo uno de un conjunto infinito de sistemas con igualdad de derechos lógicos. La geometría fue logizada convirtiéndose en el ámbito más importante de aplicación del método axiomático y de la teoría general de relaciones. 4. Fundamentos de biología y psicología: se rechazan por metafísicos conceptos tales como vitalismo o entelequia en tanto no satisfacen el requisito de reducibilidad a lo dado. Se admite que los conceptos usados en psicología están definidos inadecuadamente, reconociendole a la psicología conductista el intento de aprehender lo psíquico por medio de la conducta de los cuerpos lo que permite su percepción considerándose esto cerca no a la concepción científica del mundo. 5. Fundamentos de las ciencias sociales: (historia, sociología o economía política) se reconoce el trabajo de autores como Marx, Adam Smith o Comte por su postura antimetafísica y empirista. Se define que el objeto de la historia y de la economía son las personas, las cosas y su ordenamiento. Finalmente la concepción científica del mundo se mostró fuertemente comprometida con una reestructuración racional del orden social y económico. Retrospectiva y prospectiva La moderna concepción científica del mundo se ha desarrollado trabajado sobre todo lo mencionado anteriormente. Así es que llegó al desarrollo del método de formación de hipótesis y luego al desarrollo del método axiomático y del análisis lógico: con ello consiguió la formación de conceptos con mayor claridad y fuerza. Mirando retrospectivamente, se ve claramente cuál es la naturaleza de la nueva concepción científica del mundo en contraste con la filosofía tradicional. No hay filosofía como ciencia básica o universal junto a o sobre los diferentes ámbitos de la ciencia de la experiencia; no hay reino de las ideas que esté sobre o más allá de la experiencia. Sin embargo el trabajo de las investigaciones filosóficas o de fundamentos en el sentido de la concepción científica del mundo mantienen su importancia. El análisis lógico y epistemológico no desea poner restricciones a la inv científica, sino que él le pone a disposición un campo lo más completo posible de posibilidades formales, dentro de las que ella escogerá la más adecuada para la experiencia más correspondiente. La concepción científica del mundo se mantiene cercana a la vida contemporánea, sirve a la vida y la vida la acoge. Chalmers: ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? La inferencia de teorías a partir de los hechos: La Inducción Lo característico del conocimiento científico es que se deriva a partir de los hechos. La lógica: se ocupa de la deducción de unos enunciados a partir de otros dados. Estudia qué se sigue de qué. Ejemplo: 1. Todos los libros de filosofía son aburridos. 2. Este libro es de filosofía. ----------------------------------------------------------- 3. Este libro es aburrido. (conclusión) La característica de la lógica es que si las premisas son verdaderas, entonces la conclusión es verdadera. La lógica es la preservación de la verdad. La lógica y la deducción por sí solas no pueden establecer la verdad de unos enunciados fácticos del tipo que figura en nuestros ejemplos. Lo único que la lógica puede ofrecer a este respecto es que, si las premisas son verdaderas, entonces la conclusión debe ser verdadera. Pero el hecho de que las premisas sean verdaderas o no no es una cuestión que se pueda resolver apelando a la lógica. Una argumentación puede ser una deducción perfectamente válida aunque conlleve una premisa falsa. ¿Pueden derivarse las leyes científicas a partir de los hechos?: el conocimiento científico no puede derivarse de los hechos, si 'derivar" se interpreta como "deducir lógicamente". Es decir, no es cierto que si los enunciados que constituyen las premisas son verdaderos la conclusión deba ser también verdadera. Los razonamientos que proceden desde un número finito de hechos específicos hasta una conclusión general, se llaman razonamientos inductivos, para distinguirlos de los razonamientos lógicos, deductivos. Una característica de los razonamientos inductivos que los diferencia de los deductivos es que, al pasar de enunciados acerca de algunos acontecimientos de un tipo particular a enunciados acerca de todos los acontecimientos, van más allá de lo que está contenido en las premisas. Las leyes científicas generales van invariablemente más allá de la cantidad finita de la evidencia observable que puede soportarlas, y ésta es la razón por la cual no pueden nunca ser probadas en el sentido de ser deducidas lógicamente de dicha evidencia. El conocimiento científico ha de entenderse como derivado de los hechos, pero este "derivarse" debe comprenderse en un sentido inductivo más que deductivo. ¿Que constituye un buen argumento inductivo?: Para que esté justificada la inferencia inductiva desde los hechos observables hasta las leyes, deben ser satisfechas las condiciones siguientes: 1.El número de enunciados observacionales que constituyen la base de una generalización debe ser grande: Serán necesarias una gran cantidad de observaciones independientes antes de que se pueda justificar cualquier generalización. Un buen razonamiento inductivo no saca conclusione s precipitadas. 2. Las observaciones se deben repetir en una amplia variedad de condiciones. 3. Ningún resultado observacional aceptado debe entrar en contradicción con la ley universal derivada. En conclusión, si en una amplia variedad de condiciones se observa una gran cantidad de A y si todos los A observados poseen sin excepción la propiedad B, entonces todos los A tienen la propiedad B. La concepción heredada Otros problemas del inductivismo: 1. Un problema que se presenta sobre el conocimiento científico contemporáneo, es que gran parte de él se refiere a lo inobservable. En cuanto que el razonamiento inductivo implica algún tipo de generalización a partir de hechos observables, parecería que no podría proporcionar ningún conocimiento de lo inobservable. Por consiguiente, el conocimiento científico del mundo inobservable no puede establecerse por el tipo de razonamiento inductivo que hemos discutido, lo cual pone a los inductivistas en la incómoda posición de rechazar gran parte de la ciencia contemporánea, basados en que implica ir más allá de lo que se puede justificar mediante generalización inductiva de lo observable. 2. Otro problema tiene su origen en el hecho de que muchas leyes científicas toman la forma de leyes exactas que se formulan matemáticamente. En comparación con la exactitud de estas leyes, tenemos la inexactitud de toda medición que constituya su evidencia observable. Si las leyes científicas son generalizaciones inductivas de hechos observables, es difícil ver cómo podría uno escapar a la inexactitud de las medidas que constituyen las premisas de los argumentos inductivos. Es difícil entender cómo se podría nunca justificar leyes exactas sobre la base de evidencia inexacta. 3. Un tercer problema para el inductivista es el problema de la inducción. El problema surge para todo el que subscriba la opinión de que el conocimiento científico, en todos sus aspectos, deba ser justificado bien apelando a la lógica (deductiva), bien derivándolo de la experiencia. El problema surge cuando se suscita la cuestión de cómo la inducción ha de justificarse a sí misma. Las inferencias inductivas no son inferencias lógicas (deductivas). Nos queda sólo la segunda opción, esto es, el intento de justificar la inducción apelando a la experiencia. Un intento de evitar el problema de la inducción consiste en debilitar la exigencia de que el conocimiento científico sea verdadero, y se conforme con la afirmación de que se puede demostrar que el conocimiento científico es probablemente verdadero a la luz de la evidencia. Así, la inmensa mayoría de las observaciones que se pueden invocar en apoyo de la afirmación de que materiales más densos que el aire caen a la tierra, si bien no nos permiten probar la verdad de la afirmación, si garantizan el aserto de que ésta es probablemente verdadera. De acuerdo con esto, podemos reformular el principio de inducción de forma que diga: “Si en una amplia variedad de condiciones se ha observado un gran número de A, y si todos estos A observados poseen la propiedad B, entonces, probablemente todos los A poseen la propiedad B". Visto de otro modo, siempre habrá un número infinito de enunciados generales compatibles con un número finito de enunciados observacionales, de la misma manera que existe una infinidad de curvas que pueden trazarse pasando por un número finito de puntos. Es decir, siempre existirá un número infinito de hipótesis compatibles con un número finito de pruebas. Por consiguiente, la probabilidad que tiene cada una de ser verdad es igual a cero. El atractivo del inductivismo: Las leyes y teorías que constituyen el conocimiento científico se derivan por inducción a partir de una base de hechos suministrada por la observación y la experimentación. Una vez que se cuenta con este conocimiento general, se puede recurrir a él para hacer predicciones y ofrecer explicaciones. Consideremos el siguiente argumento: 1. El agua completamente pura se congela a unos Oº C (si se le da tiempo suficiente). 2. El radiador de mi coche contiene agua completamente pura. 3. Si la temperatura baja a Oº C , el agua del radiador de mi coche se congelará (si se le da tiempo suficiente). Aquí tenemos un ejemplo de argumentación lógica válida para deducir la predicción 3 del conocimiento científico contenido en la premisa 1. Si la 1 y 2 son verdaderas, 3 debe ser verdadera. Sin embargo, la verdad de 1, 2 y 3 no se establece gracias a ésta o a otra deducción. Para un inductivista, la fuente de la verdad no es la lógica, sino la experiencia. Desde este punto de vista, 1 se determinará por observación directa del agua congelada. Una vez que se han establecido 1 y 2 mediante la observación y la inducción, se puede deducir de ellas la predicción 3. La objetividad de la ciencia, tal y como la interpreta el inductivista, se deriva de la medida en que la observación, la inducción y la deducción son consideradas ellas mismas objetivas . Se entiende que los hechos observables son establecidos por el uso sin prejuicios de los sentidos, de manera que no haya lugar a que se inmiscuya la opinión subjetiva. Tampoco hay lugar para la opinión subjetiva en cuanto a los razonamientos inductivo y deductivo, puesto que son adecuados en la medida en que se adaptan a los criterios de idoneidad formulados públicamente. O las inferencias satisfacen las normas objetivas o no las satisfacen. La fiabilidad de la ciencia se sigue de las afirmaciones del inductivista acerca de la observación y de ambos razonamientos, el inductivo y el deductivo. Según el inductivista ingenuo, los enunciados observacionales que forman la base de la ciencia pueden establecerse directamente y con seguridad haciendo uso cuidadoso de los sentidos. Los hechos apropiados para la ciencia no son de ninguna manera dados directamente sino que tienen que ser prácticamente construidos, dependen, en aspectos importantes, del conocimiento que presuponen, y están sujetos a ser mejorados y reemplazados. Suppe: La estructura de las teorías científicas La Concepción Heredada de las teorías se dio a partir de los años 20, cuando los filósofos de la época comenzaron a construir teorías científicas como cálculos axiomáticos a los que se da una interpretación observacional parcial por medio de las reglas de correspondencia. Es producto del positivismo lógico y no puede ser separada de la tesis de este movimiento. El positivismo lógico es la filosofía que surgió del círculo de Viena y de la escuela de Reichenbach de Berlín, compuestas exclusivamente de matemáticos y científicos convertidos en filósofos. Como antecedente podemos encontrar el materialismo mecanicista, que fue una consecuencia del positivismo de Comte. Las características de este antecedente son: ❏ La ciencia puede presentar una visión del mundo basada en la investigación empírica más que en una especulación filosófica (esto se relaciona con la idea de antimetafísica). ❏ Aparece la idea del mundo real y objetivo, independiente de los individuos que lo perciben. ❏ El producto de la ciencia serán leyes mecanicistas que rigen la vida y el mundo. ❏ No hay lugar para elementos apriorísticos en el conocimiento empírico, ya que el conocimiento no sería innato, sino que se daría a partir de la experiencia. El siguiente antecedente es la filosofía neokantiana de la ciencia con las siguientes características: ❏ El conocimiento que la ciencia ofrece del mundo externo es entendido en términos fenoménico/sensoriales. ❏ La labor de la ciencia es descubrir la estructura de este mundo ideal, la estructura de los fenómenos. Las leyes científicas deben describir esta estructura. ❏ El conocimiento científico es absoluto, no relativo. El neokantismo fue seguido por el neopositivismo de Mach, en el cual: ❏ No hay lugar para apriorísticos en la ciencia. ❏ Los enunciados científicos deberían ser verificables empíricamente. ❏ La ciencia es una reflexión conceptual sobre los hechos cuyos elementos son contenidos de conciencia que se nos dan por las sensaciones. Al cambiar de siglo, la física teórica se estaba independizando, y con la aceptación de esta nueva física se crea una nueva crisis filosófica ya que era incompatible con las nociones del sentido común de las ciencias que habían prevalecido. Se siguieron varias direcciones tratando de superar la crisis. Uno de estos intentos consistió en adoptar una versión debilitada del neopositivismo de Mach. Este fue abordado por el Círculo de Viena (Schlick) y la Escuela de Berlín (Reichenbach). Con los aportes de Russel y Whittehead sobre que todas las matemáticas pueden expresarse en términos de lógica y de que la lógica es la esencia de las matemáticas. Esto sugirió a los filósofos del Círculo de Viena que los enunciados matemáticos de las leyes científicas y también las definiciones de términos teóricos podían darse en términos lógico-matemáticos. El resultado fue la Concepción Heredada de las teorías, que expresaba que toda teoría científica debe ser axiomatizada según la lógica matemática. Los axiomas de la teoría son formulaciones de leyes científicas. Las axiomatizaciones tienen que incluir varias definiciones explícitas llamadas reglas de correspondencia, porque coordinan términos teóricos con las combinaciones correspondientes de términos observacionales. La Concepción Heredada proporcionaba un medio para evitar la introducción de entidades metafísicas. Como estas no son entidades fenoménicas, los términos para describirlas no son observacionales, sino sólo teóricos. Y los términos teóricos solo se aceptan si se pueden dotar de reglas de correspondencia que den de ellos una definición fenoménica explícita. La Concepción Heredada fue ampliada hasta llegar a ser una doctrina general de la significación cognitiva: el único discurso significativo era el hecho en lenguaje fenoménico. Sino reunía estas condiciones era considerado metafísico. Está doctrina se resumio en: el significado de un término estriba en su método de verificación, doctrina conocida como Teoría verificacionista de significado. La cual decía que todo discurso cognitivamente significativo acerca del mundo debe ser empíricamente verificable. Desarrollo de la concepción Heredada Las principales características de la concepción heredada, tal como fue inicialmente presentada por el Circulo de Viena, concebian a las teorías científicas como teorías axiomáticas formuladas en una lógica matemática L, que reunía las siguientes condiciones: I. La teoría se formula en una lógica matemática de primer orden con identidad, L. II. Los términos no lógicos o constantes de L se dividen en tres clases disyuntas llamadas vocabularios: A. El vocabulario lógico que consta de constantes lógicas (incluidos los términos matemáticos). B. El vocabulario observacional V˳ que contiene términos observacionales. C. El vocabulario Vt, que contiene términos teóricos. III. Los términos de V˳ se interpretan como referidos a objetos físicos o a características de los objetos físicos directamente observables. IV. Hay un conjunto de postulados teóricos T, cuyos únicos términos no lógicos pertenecen a Vt. V. Se dá una definición explícita de los términos de Vt en términos de V˳ mediante reglas de correspondencia C, es decir, para cáda término F de Vt debe de ser dada una definición de la siguiente forma: (x) (Fx=Ox) donde “Ox” es una expresión de L que contiene simboos solamente de V˳ y posiblemente del vocabulario lógico. El conjunto de axiomas T es el conjunto de leyes teóricas de la teoría. El conjunto de reglas de correspondencia estipula las aplicaciones que pueden hacerse de la teoría a los fenómenos; a teoría se identifica con la conjunción TC de T y C. A medida que el Círculo de Viena indagó más en la naturaleza del conocimiento científico, la Concepción Heredada sufrió considerables modificaciones y evoluciones; se hicieron cambios en las cláusulas (I) a (III) y (V) de la versión inicial de la Concepción Heredada. Reglas de correspondencia y significación cognitiva: Las reglas de correspondencia tienen tres funciones en la Concepción Heredada: 1°- Definen términos teóricos. 2°- Garantizan el significado cognitivo de los términos teóricos. 3°- Especifican los procedimientos experimentales admisibles para aplicar una teoría a los fenómenos. Estas tres funciones de las reglas de correspondencia están íntimamente realcionadas debido a que están ligadas a la forma de las reglas de correspondencia. Si las formas admisibles de reglas de correspondencia no se pueden acomodar a métodos experimentales legítimos entonces se deben aceptar nuevas formas; como consecuencia de ello, como las reglas de correspondencia definen términos teóricos, se deben aprobar nuevos tipos o formas de definición; y como los términos teóricos son cognitivamente significativos si se definen mediante reglas de correspondencia admisibles, el criterio de significación cognitiva también se cambiará como consecuencia de la introducción de nuevas formas de reglas de correspondencia. Las modificaciones más significativas hechas en la Concepción Heredada fueron modificaciones de las formas aceptables de reglas de correspondencia y, por tanto, conllevaron cambios en el criterio de significado cognitivo y en los cánones de la metodología experimental. La consideración de las reglas de correspondencia como definiciones explícitas u operacionales nos permite ver que tropieza con dos tipos de defectos: 1) Los términos teóricos disposicionales no son explícitamente definibles si la teoría ha de axiomatizarse en un cálculo de predicados de primer orden con identidad. 2) Los procedimientos experimentales alternativos posibles para medir la misma propiedad teórica hacen que sea poco razonable identificarla con procedimiento experimental alguno o incluso con un conjunto especificado de procedimientos alternativos. El primer defecto se puede obviar de dos formas diferentes: bien ampliando los requisitos que deben de satisfacer las formas definicionales de las reglas de correspondencia, de tal modo que las disposiciones no tengan que ser definidas explícitamente; bin permitiendo axiomatizar la teoría en una lógica modal capaz de expresar condicionales subjuntivos. Aunque la segunda alternativa parece razonable, sin embargo, no existiría entonces ninguna lógica modal adecuada con este tipo de condicionales, y por eso, no se llevó a cabo este intento, sino que se puso en práctica el primer enfoque. Para remediar el segundo defecto, es necesario que no se haga de ningún procedimiento experimental particular, así como de ninguna condición observacional particular, una condición necesaria para la aplicabilidad de un término teórico; como mucho, las reglas necesitan proporcionar las condiciones observacionales suficientes para la aplicabilidad de los términos teóricos. Interpretación de las teorías: El status de los términos teóricos Las sucesivas debilitaciones de los requisitos acerca de las reglas de correspondencia culminan con el siguiente esquema de teoría científica. Una teoría científica TC es un sistema axiomatizado donde T son los postulados teóricos o leyes básicas de la teoría formulada en Lt y C son las reglas de correspondencia que especifican las aplicaciones admisibles de T a los fenómenos observables. La inclusion de C en la teoría permite que T se use para hacer predicciónes sobre lo que se vaya a observar posteriormente. Las diversas operaciones observables se pueden especificar en términos de Vo, e incorporarlas entonces a reglas de correspondencia que pongan en relación estas operaciones observables con varios términos teóricos de Vt; así obtenemos reglas de correspondencia. ¿Es la verdad de todos los enunciados de To una condición suficiente para que TC sea empíricamente verdadera? Que lo sea o no depende del status empírico atribuido a T, y, por lo tanto, a los términos de Vt. Para los términos de Vt son posibles dos status diferentes: La interpretación Realista y La interpretación Instrumentalista. Interpretación Realista Se puede aceptar que los términos teóricos se refieren a entidades físicas reales pero no observables o a sus atributos. Según esta interpretación, el que los enunciados de To sean verdaderos es una condición necesaria pero no suficiente para que TC sea empiricamente verdadera. Interpretación Instrumentalista Las leyes de T de la teoría deben ser generalizaciones empíricamente verdaderas sobre el comportamiento de las entidades no observables a que se refieren los términos Vt. Por lo tanto C tendrá enunciados empiricamente verdaderos o falsos acerca de cómo se manifiestan estas mismas entidades teóricas de modo observable. En este caso, el problema no consiste en saber si TC es verdadera o no, sino más bien en saber si es adecuada en el sentido de que To contiene todos y sólo aquellos enunciados Vo que son empíricamente verdaderos. La Concepción Heredada puede mantenerse con ambas interpretaciones ( realista e instrumentalista) El mantenimiento de una interpretación instrumentalista de la Concepción Heredada plantea, un problema: ¿Por qué son necesarios los términos teóricos? Aún cuando no puedan ser definidos explicitamente, no parecen necesarios dado que todo lo que hacen es permitir definir la clase To. Pero entonces ¿Por qué no puede uno especificar To directamente sin recurrir a términos Vt, es decir, sin recurrir a TC? Muchos defensores de la Concepción Heredada creyeron que esto era posible argumentando que si los términos y principios generales de una teoría científica sirven para para su propósito, estableciendo conexiones definidas entre los fenómenos observables, entonces se puede prescindir de ellos; porque cualquier conexión definida, establecida por TC, podría ser establecida o especificada por una ley que no empleara ningún enunciado de Vt. Hempel plantea que el hecho de que la ciencia continúe usando formulaciones TC, es un dilema, “el dilema del teórico”: Si los términos y principios de una teoría sirven para su propósito, son innecesarios, y si no sirven para su propósito, entonces son sin duda innecesarios. Pero, dada una teoría cualquiera, sus términos y principios o sirven para su propósitos o no. Luego los términos y principios de cualquier teoría son innecesarios. Así, la interpretación instrumentalista conduce aparentemente al dilema del teórico y parece no haber necesidad de Vt; de ahí que este mecanismo no necesite de la Concepción Heredada. El dilema del teórico surge también si se mantiene la versión inicial de la Concepción Heredada, en donde sólo se aceptan los términos definibles explícitamente y se interpretan las afirmaciones teóricas como descripciones abreviadas de los fenómenos. La adhesión a una interpretación instrumentalista no conlleva la posibilidad de eliminar los términos teóricos. Uno de los atractivos del instrumentalismo es que permite introducir cualquier término teórico que se necesite para obtener una teoría fructífera que permita la predicción económica de fenómenos observables sin tener que preocuparse de si designan o no algo real. Quine plantea que la mayoría de la gente que acepta la legitimidad de los términos teóricos en el teorizar científico, sostiene también que tienen referentes reales en el mundo; “ser es ser el valor de una variable ligada”, y, por tanto, la aceptación de términos teóricos supone también aceptar la existencia de entidades teóricas. Por consiguiente, la mayoría de los seguidores de la Concepción Heredada, que aceptan los términos teóricos, eluden el instrumentalismo y adoptan una interpretación realista de las teorías. Mientras que el problema que los instrumentalistas tenían con las entidades y términos teóricos era cómo prescindir de ellos, los problemas de los realistas estriban en cómo dar cuenta de tales entidades y de los significados de los términos teóricos que las designan. En la Concepción Heredada, las reglas de correspondencia solucionan estos problemas: las entidades teóricas pueden aceptarse siempre que uno se refiera a ellas con términos teóricos que hayan sido introducidos mediante reglas de correspondencia, y tal introducción de términos teóricos provee a éstos de significado empírico. 2 La distinción teórico-observacional El Círculo de Viena optó por el lenguaje fisicalista. Esta elección se refleja en (III). Carnap, dió una definición de lo que es ser directamente observable: Un predicado P de un lenguaje L se llama (directamente) observable para un organismo N, si, para argumentos adecuados, por ejemplo “b”, N es capaz bajo determinadas circunstancias, de tomar una decisión con ayuda de algunas observaciones acerca de un enunciado completo, digamos P(b), es decir, a una confirmación o de P(b) o de ∼P(b) de tan alto grado que aquél acepte o rechace P(b). Hasta que se clarificó la distinción “teórico-observacional”, se produjeron algunos cambios no demasiado significativos en (III) a lo largo del desarrollo de la Concepción Heredada. La distinción teórico-observacional de Carnap encierra una doble dicotomía. Primeramente, hay una distinción entre aquellos objetos o entidades, sus propiedades, y las relaciones que establecen, que son susceptibles de observación directa y aquellos que no lo son. Esta es una bifurcación entre los elementos del mundo y sus atributos, que se basa en las capacidades sensoriales del ser humano normal. En segundo lugar, existe una división del vocabulario no lógico (empírico) de una teoría en términos de observación y términos no observacionales (teóricos). Esta división establece que determinados términos empíricos de un lenguaje científico se deben insertar en Vo y el resto en Vt. Sin embargo, la cláusula (III) impone además el requisito de que esta división en Vo y Vt debe de ser tal que los términos de Vo incluyan todas y sólo aquellas palabras del lenguaje científico cuyos significados sean tales que se refieran a, o designen directamente, entidades o cosas directamente observables o sus atributos. Por consiguiente, la cláusula (III) afirma implícitamente la existencia de dos dicotomías que, dado el significado de los términos, son coextensivas. De acuerdo con la Concepción Heredada, las afirmaciones que pueden hacerse usando términos de Vo como únicos términos no lógicos no serán, con respecto a su verdad, intersubjetivamente problemáticas: dos observadores cualesquiera, que posean las palabras de Vo usadas en las afirmaciones, al margen de su base científica o teórica, podrán estar de acuerdo acerca de la verdad de tales afirmaciones Vo; es decir que tales afirmaciones son científica y teóricamente neutrales, y no problemáticas con respecto a la verdad. Dado que las afirmaciones que contienen términos Vo como sus únicos términos no lógicos se supone que son susceptibles de confirmación mediante muy pocas observaciones se deben imponer algunas restricciones a la forma lógica y complejidad de tales aserciones. En carnap se distinguen una serie de sublenguajes de los lenguajes L usados para axiomatizar las teorías científicas. Uno de éstos, “el lenguaje de observación Lo”, contiene como únicos términos no lógicos términos Vo y cuenta con un restringido aparato lógico. Estas restricciones se hacen para abordar el hecho de que el uso de operadores modales, el uso irrestricto de cuantificadores, etc., junto con los términos Vo, permitan afirmaciones Vo que no sean directamente comprobables o verificables. Estos requisitos incluyen la definibilidad explícita de los términos no-Vo introducidos en Lo, nominalismo, finitismo, constructivismo y extensionalidad, y en definitiva, constituyen el requisito de que los enunciados Lo sean cognitivamente significativos bajo el criterio verificacionista del significado; así Lo se necesita para satisfacer el requisito verificacionista de significación cognitiva aún cuando los cambios en (v) ya no requieran que el lenguaje científico L sea cognitivamente significativo en este sentido. Carnap, también introduce un lenguaje de observación lógicamente ampliado Lo’, que es como Lo excepto en que posee el aparato lógico completo de L, y sus enunciados no satisfacen así el criterio verificacionista de significación cognitiva. Carnap incluye también, un lenguaje teórico Lt, que tiene términos Vt como únicos términos no lógicos y posee el aparato lógico completo de L. La versión final de la Concepción Heredada La versión final de la Concepción Heredada, considera que las teorías científicas tienen una formulación canónica que satisface las condiciones siguientes: 1) Existe un lenguaje de primer orden, L, en términos del cual se formula la teoría, y un cálculo lógico K, definido en términos de L. 2) Las constantes primitivas, no lógicas o descriptivas de L, se dividen en dos clases disjuntas: ● Vo, que contiene sólo los términos de observación; ● Vt, que contiene los términos no-observacionales o teóricos; ● Vo debe contener al menos una constante individual. 3) El lenguaje L se divide en los siguientes sublenguajes, y el cálculo K se divide en los siguientes subcálculos: a) El lenguaje de observación, Lo, es un sublenguaje de L que no contiene cuantificadores ni operadores modales, y contiene términos de Vo, pero ninguno de Vt. El cálculo asociado Ko es la restricción de K a Lo y debe ser tal que todo término no-Vo de Lo esté explícitamente definido en Ko; además de esto, Ko debe admitir al menos un modelo finito. b) El lenguaje de observación ampliado lógicamente, Lo, no contiene términos Vt y puede considerarse que está formado a partir de Lo, añadiendole los cuantificadores, operadores, etc., de L. Su cálculo asociado Ko’ es la restricción de K a Lo’. c) El lenguaje teórico, Lt, es el sublenguaje de L que no contiene términos Vo; su cálculo asociado Kt, es la restricción de K a Lt. 4) Lo y sus cálculos asociados reciben una interpretación semántica que satisface las siguientes condiciones: a) El dominio de interpretación consta de acontecimientos, cosas, o momentos concretos y observables; las relaciones y propiedades de la interpretación deben ser directamente observables. b) El valor de cada variable de Lo debe designarse mediante una expresión de Lo. 5) Una interpretación parcial de los términos teóricos y de los enunciados de L que los contienen se consigue mediante las dos clases de postulados siguientes: los postulados teóricos T (esto es, axiomas de la teoría) en que sólo aparecen los términos de Vt, y las reglas de correspondencia o postulados C, que son enunciados mixtos. Las reglas de correspondencia C deben satisfacer las siguientes condiciones: a) El conjunto de reglas C debe ser finito. b) C debe ser lógicamente compatible con T. c) C no contiene términos extralógicos que no pertenezcan a Vo o Vt. d) Cada regla de C debe contener, esencial o no vacuamente, al menos un término Vo y al menos otro Vt. Sea T la suma de los postulados teóricos y C la de las reglas de correspondencia. Entonces la teoría científica, basada en L, T y C, consiste en la suma de T y C y es designada por TC. El desarrollo de la ciencia según la concepción heredada: Reducción de Teorías De acuerdo con la mayoría de los defensores de la Concepción Heredada, las teorías están sujetas a la verificación empírica y si una teoría pasa una variedad suficiente de tales pruebas, goza de un alto grado de confirmación. Según las Concepción Heredada, este fenómeno se puede entender si se considera que el progreso científico adopta tres formas: 1. Aunque una teoría haya sido ampliamente aceptada por estar fuertemente confirmada, desarrollos posteriores han hallado zonas en donde la teoría resultaba predictivamente inadecuada, y por lo tanto, su grado de confirmación se ha visto aminorado. 2. Mientras la teoría continúa disfrutando de confirmación para los diferentes sistemas comprendidos en su campo originario se está viendo ampliar la teoría hasta abarcar un número más amplio de sistemas o fenómenos. 3. Varias teorías dispares, disfrutando cada una de ellas de un alto grado de confirmación, se incluye en, o se reducen a, alguna otra teoría más amplia. En esencia, los positivistas mantienen la tesis de que, excepto en la consideración inicial de teorías nuevas, el progreso científico acontece a través de los dos últimos tipos de desarrollo. Si la teoría logra pasar con éxito una variedad suficiente de experimentos relativos a su alcance inicial, la teoría pasa a disfrutar de un alto grado de confirmación en relación con dicho alcance. Dado que la teoría se ve ampliamente confirmada en relación con dicho alcance; más bien lo que se produciría serían disconfirmaciones posteriores como consecuencia de fallos predictivos para nuevos tipos de fenómenos diferentes de los que habían sido comprobados previamente. Por otra parte, el hecho de que tales fenómenos sean diferentes significa que se requerirán nuevas técnicas instrumentales y demás para realizar las pruebas y que éstas deben introducirse en TC como reglas de correspondencia adicionales. Hacer esto equivale a reemplazar TC por una nueva teoría TC’. Una vez que una teoría es aceptada, el progreso científico en relación con ella, consiste en intentos de extender TC a un ámbito más amplio. Cada una de las versiones ampliadas de TC es una nueva teoría que debe pasar pruebas empíricas antes de ser aceptada, pero que, una vez que pasa sus pruebas y goza de un alto grado de confirmación, está también relativamente exenta de disconfirmación. Esta ampliación del alcance de una teoría es una forma de reducción teórica. El progreso científico supone a veces también una segunda forma de reducción teórica que se da en la ciencia cuando una teoría TC queda absorbida en otra más amplia o más extensa. El que los términos de Vt de la teoría segunda no estén todos ellos contenidos en el vocabulario teórico de la teoría primera es precisamente lo que hace problemática esta forma de reducción. La reducción es “la explicación de un área o conjunto de leyes experimentales establecidas en un área de investigación por medio de una teoría generalmente imaginada, aunque no invariablemente formulada, en algún otro dominio” Cap 3: Status de la Concepción Heredada A pesar de que la Concepción Heredada (CH) sostiene que las teorías científicas deben formularse canónicamente, las reglas empleadas en la ciencia ponen de manifiesto que las teorías no se formulan axiomáticamente (salvo en el área de la física y ciertas ramas de la matemática). Evidentemente la CH no pudo haberse propuesto como una descripción exacta de las teorías científicas ordinarias tal y como se hallan formuladas de hecho en la ciencia. ¿Cuál es entonces el status del análisis realizado por la CH? De las obras de Carnap y Hempel se deduce que lo que ellos pretendieron con sus análisis fue ofrecer una explicación del concepto de Teoría Científica. Según Carnap explicar consiste en transformar un concepto dado, más o menos inexacto, en otro exacto, o mejor aún, en sustituir el primero por el segundo. Diferencia al concepto dado (explicandum) y al concepto exacto propuesto para ocupar el lugar del primero explicatum. Una explicación consta de un enunciado explicandum y un enunciado explicatum, debiendo satisfacer los siguientes requisitos: 1) Explicandum y explicantun han de tener la misma denotación (o extensión), OJO: esto se refiere únicamente a instancias y no-instancias bien definidas del explicandum. 2) Explicandum y explicatum deben tener diferentes sentidos, siendo el del último más preciso y más transparente que el del primero. 3) el explicatum debe ser fructífero en relación con los propósitos de la explicación, es decir, ha de llevar a consecuencias y resultados útiles e interesantes. 4) el explicatum debe ser tan simple como sea compatible con los requisitos 1 a 4. A partir de esto las explicaciones se aceptan o se rechazan como más o menos adecuadas. Además, la noción de explicación se relaciona con la de análisis, de forma que donde no se pueda dar una explicación NO SERA UN ANALISIS. Por otra parte, y como crítica a la formulación canónica quedan abiertas las siguientes vías para hacer patente la no adecuación de la CH: a) hay ejemplos de teorías científicas que no admiten la formulación canónica requerida, o se puede mostrar que ciertos ejemplos de teorías no científicas se acomodan a su análisis. b) se puede demostrar que varios de los conceptos o distinciones empleados en el explicatum son excesivamente vagos, cuando no ininteligibles. c) se puede hacer ver que el análisis oscurece y tergiversa algunos de los rasgos conceptuales característicos de las teorías científicas. d) se puede mostrar que el análisis introduce complicaciones injustificadas. Finalmente se puede hacer ver que el análisis es inadecuado, presentando un análisis alternativo que evite los fallos del análisis en cuestión y que al mismo tiempo esclarezca mejor el explicandum. Cap 4: Críticas a la Concepción Heredada A lo largo de la existencia de la CH surgieron numerosas críticas con el fin de demostrar que ella es fundamentalmente insostenible y debe sustituirse por otra clase análisis (alternativos). ¿Es adecuada la CH como análisis general de las teorías científicas? La CH fue propuesta por sus creadores como una explicación adecuada de todas las teorías científicas. Su idea de construcción de teoría científica conllevaba que si una teoría no admitía una reformulación canónica que cumpliera las condiciones de la versión final de la CH, no es una teoría científica genuina. Suppe responde que no todas las teorías científicas admiten la formulación axiomática canónica requerida por la CH; solo algunas pueden admitir tal formulación. Por ende, la CH es plausible para algunas, pero no para todas las teorías científicas. Además, la axiomatización debe ser fructífera y esto no ocurriría en todas las teorías. Un modo de axiomatización fructífera, según la CH, consistiría en que las teorías científicas sistematicen un cuerpo de conocimiento empírico por medio de un sistema de conceptos interrelacionados. Por ello, para reflejar el carácter sistémico de la teoría debe poseer las siguientes características: -de los distintos conceptos que aparecen en la versión PRE-axiomáticas de una teoría, sólo un pequeño número se seleccionan como básicos; -se introducen axiomas que especifican las relaciones mas fundamentales que se mantienen entre estos conceptos básicos; -se dan definiciones especificando los conceptos restantes de la teoría, en términos de estos conceptos básicos. Las relaciones especificadas mediante los axiomas y las definiciones no establecen explícitamente el contenido completo de la teoría, pero si la axiomatización es fructífera y adecuada, será posible deducir el contenido restante de la teoría de los axiomas y definiciones mediante un proceso de manipulación lógica. O sea, una axiomatización fructífera reducirá el contenido de la teoría a una base axiomática compacta de tal manera que se vean las interconexiones sistemáticas entre los diferentes conceptos de la versión preaxiomática de la teoría. La axiomatización fructífera de una teoría es posible sólo si la teoría que va a axiomatizarse incluye un cuerpo bien desarrollado de conocimientos, en relación con el cual las interconexiones de sus conceptos han alcanzado un alto grado de comprensión. Si estas condiciones no se cumplen, cualquier intento de axiomatización será prematuro o poco fructífero. Por ende, algunas, PERO NO TODAS, las teorías calificadas como científicas admiten la formulación axiomática canónica requerida por el análisis de la CH. De esto se desprende que la CH no es plausible como análisis de la estructura de TODAS las teorías científicas. 2- Distinción entre términos teóricos y observacionales La distinción teórico-observacional fue objeto de una serie de ataques directos -Putnam y Achinstein- dirigidos a poner de manifiesto que tal distinción no puede ser establecida de forma satisfactoria. Son ejemplos de términos teóricos y observacionales: Observacionales Rojo- volumen- caliente- flota – más largo- duro- palo Teóricos Campo eléctrico- masa – función de onda- Gen- virus- átomo- superyó Lo que distingue a los términos de estas dos listas es, según la CH, que los términos de observación se refieren a entidades o propiedades de entidades directamente observables, mientras que los términos teóricos, no. Observar, implica prestar atención a algo y tiene las siguientes características: - El número y variedad de aspectos de un ítem a que hay que prestar atención para poder decir que se observa dependerá del interés y conocimiento; - El observar supone prestar atención a aspectos y rasgos de los ítems observados, pero no siempre requiere reconocer el tipo de ítem que se observa; - Es posible observar algo, aun cuando en cierto sentido esté oculto a la vista de tal manera que observar un ítem no supone necesariamente verlo o mirarlo; - Es posible observar algo cuando se ve una imagen intermediaria (ej. Imagen en un espejo); - Es posible describir lo que uno está observando en el cielo como una mancha que se mueve o un aeroplano. Según Carnap, el requisito de que los términos observacionales se refieran a cosas directamente observables y la prueba de que son directamente observables radica en que la verdad de los enunciados se puede comprobar con ayuda de un número relativamente pequeño de observaciones que a lo sumo precisan instrumentos simples. Pero Achinstein arguye que esto no basta para caracterizar la distinción entre términos teóricos y términos observacionales. Decir que algo no es directamente observable significa que no puede ser observado sin instrumentos o sin observar algo distinto de ello. A esto Carnap lo entiende por observabilidad directa. ¿Qué quiere decir x no se puede observar sin instrumentos? Quiere decir que generalmente se requieren instrumentos para medir X o las propiedades de X, entonces ciertos términos de la lista observacional como volumen, agua, peso no están en la lista que le corresponde. Achinstein concluye entonces que la idea de observabilidad directa como posibilidad de observar un objeto sin ayuda de instrumentos o como la observación de algo distinto de él no logra colocar en el sitio requerido la distinción teórico-observacional. Por esto entiende que no se puede establecer la distinción entre términos teóricos y observacionales del modo en que Carnap y otros representantes de la CH han indicado. Pero esto no quiere decir que no se pueda establecer de alguna otra forma la distinción. Si hay una distinción entre términos observacionales y términos teóricos ésta consistiría en que los términos observacionales son aquellos que alguna vez se pueden usar para referirse a observables; términos teóricos han de ser entonces aquellos que nunca pueden referirse a observables. Pero entonces muchos términos teóricos serán términos observacionales, pues, por ejemplo, se puede determinar la presencia de carga eléctrica poniendo el dedo en un polo. Lo que indican estas consideraciones es que el significado de la mayoría de los términos no lógicos de un lenguaje científico natural es tal que se puede ser usado tanto para referirse a lo que puede calificarse con toda plausibidad de observable como para referirse a lo que, también con toda plausibilidad, se puede considerar no observable. En consecuencia, no hay una división natural de los términos en observables e inobservables. Las consideraciones planteadas por los autores logran mostrar en primer lugar que, ninguno de los modos en que los defensores de la CH han intentado puntualizar esta distinción logra especificarla con precisión o de tal modo que sus ejemplos paradigmáticos de términos observacionales y términos teóricos se califiquen como tales. En segundo lugar, presentan una serie de argumentos convincentes (pero no concluyentes) para sostener que el significado de los términos no lógicos de los lenguajes científicos naturales no suele ser tal que éstos puedan ser usados exclusivamente para referirse sólo a cosas directamente observables o sólo a cosas no directamente observables, en ningún sentido plausible del término observable. Esta forma artificial de establecer la distinción teórico-observacional hace muy compleja la reconstrucción que la CH hace una teoría, pues introduce un tipo y un grado de complejidad que no se encuentra en las teorías tal y como se las emplea en la práctica científica. ¿Cuál se supone que es el significado filosófico de esta distinción? Parte de su pretendido significado era garantizar que los términos y enunciados teóricos fueran cognitivamente significativos. La única respuesta plausible es que hay diferencias significativas en las propiedades epistémicas de las entidades a que se refieren los términos teóricos y los no teóricos, y que la distinción teórico-observacional recoge esta distinción. La situación en relación con la distinción teórico-observacional es: en un principio, el objetivo de la misma era ofrecer una metodología empirista. Su modo de conseguirlo era mostrar cómo los enunciados eran cognitivamente significativos, lo cual equivalía a mostrar que la distinción analítico-sintético valía para todas las afirmaciones del lenguaje en que se formulaba la teoría. La distinción teórico-observacional no logra hacer esto. Por otra parte, no se ha conseguido establecer de una forma lograda esta distinción y, lo que es más, no se puede establecer de una forma plausible sobre la base del uso ordinario de los términos en los lenguajes científicos naturales. Aun en el supuesto de que se establezca de forma satisfactoria la distinción, esta no marcará ninguna distinción filosófica o epistemológicamente significativa. Por último, esta distinción no consigue recoger lo que tiene de específico los términos teóricos y los informes de la observación de la ciencia. Es evidente, que la distinción teórico-observacional es insostenible. De ahí que la mayor parte del interés epistemológico de la CH este perdido. En la medida en que la distinción teórico-observacional es esencial a la CH, ésta es inadecuada. 3. Reglas de correspondencia Las reglas de correspondencia se pensaba en un principio que cumplían tres funciones principales: 1) definir los términos teóricos; 2) garantizar el significado cognitivo de los términos teóricos; 3) especificar los procedimientos experimentales admisibles de aplicación de una teoría a los fenómenos. Las críticas planteadas contra la CH pusieron de manifiesto que las reglas de correspondencia no podían cumplir ninguna de estas funciones, en particular no puede garantizar el significado cognitivo de las afirmaciones. Caben tres tipos diferentes de críticas a esta interpretación de la CH de las reglas de correspondencia. En primer lugar, se puede objetar que los procedimientos de aplicación de la teoría a los hechos no son propiamente parte de la teoría. En segundo lugar, cabe objetar que su interpretación de las reglas de correspondencia no representa adecuadamente el tipo de conexiones que se mantienen entre teorías y fenómenos. En tercer lugar, cabe objetar que esta interpretación errónea o inadecuada del modo en que las teorías se aplican experimentalmente a los fenómenos. Según la CH, una teoría es un sistema axiomático Tc. Cualquier cambio que ocurra en TC dará como resultado una nueva teoría, consecuencia que se seguirá de cualquier cambio en la interpretación de TC. Por consiguiente, siempre que se descubra un nuevo procedimiento experimental de aplicación de T a los fenómenos, deberá sustituirse C por un nuevo conjunto C´ de reglas de correspondencia. Más bien las reglas de correspondencia son hipótesis auxiliares de procedimientos de aplicación de la teoría a los fenómenos. Hay otra consideración que lleva también a la misma conclusión. La variedad de modos legítimos de aplicar una teoría a los fenómenos es potencialmente ilimitada, y por eso el número potencial de reglas de correspondencia es ilimitado. Como el conjunto de reglas de correspondencia C se supone que es finito (pág 32), no hay garantía alguna de que se puedan especificar nunca todas las formas legítimas de aplicar la teoría a los fenómenos en un conjunto de reglas de correspondencia. Por consiguiente, no parece razonable exigir que las reglas de correspondencia sean un componente de la teoría. También refuerza este punto el hecho de que, en la mayoría de las presentaciones de teorías, generalmente sólo se dan los postulados teóricos T y su interpretación. En cambio, es raro encontrar mucho en la dirección de la especificación de las reglas de correspondencia. Las reglas de correspondencia no pueden concebirse propiamente como parte integrante de las teorías; sino más bien son hipótesis auxiliares, teorías y procedimientos varios usados para aplicar la teoría a los fenómenos. Para distinguir estas dos formas de aplicación de las teorías a los fenómenos se denominan hipótesis auxiliares a este tipo de reglas de correspondencia de secuencia causal, y a reservar el nombre de “reglas de correspondencia” para las C de CT, que son descripciones de los diferentes procedimientos experimentales de conectar las teorías con los fenómenos. La CH no solo ignora el papel de las hipótesis auxiliares en la aplicación de las teorías a los fenómenos, sino que la interpretación que hace de las reglas de correspondencia presenta un cuadro deformado de los procedimientos experimentales de aplicación de las teorías. La CH es demasiado superficial, demasiado simple, su enorme superficialidad hace que sea posible omitir propiedades importantes de las teorías y distinciones significativas que es posible hacer entre diferentes teorías. La excesiva simplificación en que cae la CH oscurece muchas de las características más importantes y reveladoras desde el punto de vista epistemológico, del acoplamiento experimental de la teoría y de los datos concretos. Este acoplamiento deja en claro el error de incluir las reglas de correspondencia entre los componentes integrantes y particulares de la teoría. Para resumir, el tratamiento que la CH hace de las reglas de correspondencia es inadecuado en tres importantes sentidos: -ve erróneamente a éstas como componentes de teorías, más que como hipótesis auxiliares; - la interpretación que de ellas da ignora el hecho de que las reglas de correspondencia constituyen con frecuencia cadenas causales explicativas que emplean otras teorías como hipótesis auxiliares; - en la medida que en las reglas de correspondencia caracterizan las conexiones experimentales existentes entre fenómenos y teoría, su interpretación es excesivamente simple y errónea desde el punto de vista epistemológico. La interpretación que la CH hace de las reglas de correspondencia es indudablemente insatisfactoria. Conclusiones acerca de la adecuación de la CH (supongo que para salvarla) Un análisis de las Teorías ha de tener las siguientes características: - No se debe suponer la distinción analítico-sintético - No se puede suponer distinción alguna entre términos directamente observacionales y no directamente observacionales. - Los términos teóricos deben concebirse como dotados ya de significado, aun cuando su incorporación a la teoría pueda alterar hasta cierto punto éste. - El significado de los términos teóricos puede incluir, o verse modificación por, el recurso a analogías y modelos icónicos. - No se deben considerar componentes integrantes de las teorías todos los procedimientos de correlación de las teorías con los fenómenos; por lo menos algunos de ellos deben incluir hipótesis y teorías auxiliares. - Los procedimientos de correlación de las teorías con los fenómenos deben tener en cuenta correlaciones de secuencia causal y experimentales, las correlaciones experimentales han de explicarse metodológicamente con todo detalle. - El análisis no debe considerar axiomatizable o formalizable el contenido total de las teorías. - Cualquiera sea la formalización implicada, ésta ha de ser semántica, no sintáctica. - El análisis de las teorías debe incluir los aspectos de la evolución o desarrollo de la teorización científica, y no limitarse a ofrecer formulaciones canónicas de las teorías correspondientes a etapas fijas de desarrollo. UNIDAD II: Nuevas filosofías de la ciencia 2.1 El giro historicista Modelos dinámicos de la ciencia: La tesis principal es que la observación tiene carga teórica. La visión está moldeada por el conocimiento. El significado de lo que vemos está dado por una relación con un esquema conceptual, por el contexto y no por correspondencia. A diferencia de lo que plantea la Concepción Heredada: que todos conocemos del mismo modo, y el significado se produce por correspondencia con lo real. Para estos modelos, la concepción científica que uno tenga del mundo encierra una carga teórica. Estos planteos se ven vinculados a las posiciones weltanschauungistincas, ya que cuando uno cambia su marco conceptual cambia la visión que tiene del mundo. Toma la historia para pensar la ciencia. Retoman la historia de la ciencia. Kuhn: a partir de la crítica a la distinción de contextos y la crítica a la observación neutral, se producen nuevos planteos en la filosofía de la ciencia que buscan ampliar el criterio de racionalidad. No es positivista, pero comparte algunas ideas como la perspectiva epistémico-teórica. Le interesa explicar el cambio conceptual, pero no deja de lado las teorías científicas. Se diferencia en que toma la historia de la ciencia y revisa cómo fue el cambio. Kuhn toma la concepción de que la experiencia está constituida a partir de la visión que el sujeto tiene del mundo, es decir, a partir de los esquemas conceptuales que su formación profesional en una Tradición le permiten. La tradición resulta efectiva tanto para acumular enigmas resueltos (ciencia normal) como para modificar sus propios supuestos (ciencia extraordinaria). Utiliza el concepto Paradigma en varios sentidos: 1. Sentido amplio: Supuestos epistemológicos, ontológicos, metodológicos y axilogicos que tienen el consenso de la comunidad científica. 2. Sentido estrecho: ejemplares: Tesis del empotramiento 3. Nexo funcional: literatura científica En un primer momento, hay un estado preparadigmático: estado donde no hay acuerdo para resolver enigmas. (La psicología estaría en este estado, mientras que otros dicen que es pluriparadigmatico) Luego, se da un consenso respecto de los enigmas, y la ciencia los va a ir resolviendo: ciencia normal. La ciencia es una sucesión de enigmas resueltos. Llega un momento en que el paradigma no puede resolver esos enigmas, a lo que se dan soluciones provisorias para que el paradigma se sostenga. Kuhn atiende la dinámica científica. Habla de comunidad científica, hay un consenso. Amplía el marco conceptual y los llama paradigma. El cual tiene supuestos ontológicos (que es lo que podemos estudiar), metodológicos, epistemológicos (fuente de conocimiento) y axiológicos (valores). Cuando se acumulan anomalías, el paradigma cae y entramos en periodo de ciencia extraordinaria, donde los científicos discuten los supuestos, los explicitan y ven que supuesto no nos deja resolver los enigmas. Entramos en un periodo de crisis, hasta que surge un nuevo paradigma y entramos en un nuevo periodo de ciencia normal → Revolución científica. Esto hace referencia a la dinámica científica: se avanza por rupturas. El cambio más relevante es en el proceso de ruptura, donde cambia la visión de mundo. Entre un paradigma y el otro encontramos la inconmensurabilidad, es decir que los paradigmas no tienen medida en común. También se puede usar en varios sentidos: 1. Normativa: Las reglas que propone el nuevo paradigma no tienen una medida de comparación con las del paradigma suplantado. 2. Semántico: El lenguaje del nuevo paradigma adquiere significado a partir de los nuevos términos planteados 3. Socio Psicológica: La comunidad científica cambia su percepción y su concepción del mundo Pre paradigma → Paradigma → Crisis → Nuevo paradigma Kuhn introduce la subjetividad, lo que es criticado por la Concepción Heredada, Lakatos y Laudan. Es la crítica de la irracionalidad critica: lo subjetivo como opuesto a lo objetivo. La subjetividad se vincula a los juicios que los científicos hacen en base a su formación, a como han sido educados en la tradición, a los aspectos idiosincráticos. No es una cuestión de gusto o preferencia. Córdoba: Un papel para la historia: Thomas Samuel Kuhn Si bien Kuhn comparte con el positivista lógico la perspectiva epistémico-teórica, su análisis ubica a la actividad científica en el contexto socio-histórico en el que se desarrolla, y pretende establecer que este contexto tiene consecuencias epistémicas importantes respecto de la aceptación de teorías. El positivista lógico detiene su análisis en la estructura de las teorías científicas y su relación con la experiencia, mientras que Kuhn formula un aparato conceptual que le permite informar los aspectos socio-históricos del conocimiento a los que adjudica peso epistémico en la justificación de las creencias. Esta es, básicamente, la novedad de su posición. El aparato conceptual que Kuhn fórmula para dar cuenta de la dimensión sociohistórica del conocimiento, gira en torno a las ideas de tradición y compromiso. El modo en el que Kuhn articula la dimensión socio-histórica en su perspectiva epistémica es mediante el concepto de tradición, el cual presenta un rol constitutivo de la actividad científica. La investigación efectiva es posible sólo en el contexto de compromisos previamente asumidos. Estos se tratan de cuestiones metafísicas (entidades que componen el universo y el modo en que interactúan), gnoseológicas (modo en que esas entidades interactúan con los sentidos), metodológicas (las preguntas que pueden plantearse) y procedimentales (técnicas y procedimientos usados en la búsqueda de respuestas). Los compromisos asumidos serían los supuestos que el paradigma contiene implícitos, en relación al qué se estudia, cómo se estudia, etc. Estos elementos implican un distanciamiento respecto a lo que plantean Carnap y Reichenbach. En la posición de los empiristas lógicos, estado de conocimiento es el estado de desarrollo de la ciencia; para Kuhn, involucra un modo de entender el mundo y un modo gnoseológico y metodológico de interactuar con él. La idea de que el modo en que interactúan entidades y sentidos es la parte constitutiva de la tradición, lo que tiene consecuencias respecto del modo en el que Kuhn entiende la constitución de la experiencia. Los supuestos metafísicos implícitos en la tradición tienen un alcance muy importante ya que al definir el modo en el que el sujeto “ve” el mundo, la tradición le define un modo de ser al mundo. La estructura del mundo está determinada por la tradición. Kuhn entiende que el compromiso de los científicos con la tradición explica la efectividad de su trabajo de investigación. Por investigación efectiva, Kuhn entiende la que tiene como consecuencia el progreso. Los supuestos con la tradición son efectivos en la ciencia normal en la medida que liberan a los científicos de la necesidad de examinar continuamente los principios básicos sobre los que se asienta la investigación, lo cual les permite dedicarse a la resolución de enigmas sobre una base de acuerdos tanto teórica como metodológica. El resultado necesario es la acumulacion progresiva de enigmas resueltos. También estos compromisos/supuestos explican los mecanismos por los cuales la tradición se modifica, lo que para Kuhn es un aspecto progresivo. Esto introduce el análisis de la tensión tradicióninnovación. Para Kuhn, la condición necesaria para el progreso, entendido como acumulacion de enigmas resultos, es el pensamiento convergente que los científicos desarrollan en los periodos de investigación normal. Sin embargo la resolución de enigmas no agota la caracterización de la actividad científica, en la medida que la ciencia también descubre fenómenos inesperados y articula teorías nuevas. Así, la actividad científica muestra un pensamiento divergente al de la tradición. El problema es conciliar esos dos aspectos. Para Kuhn, solo las investigaciones cimentadas firmemente en la tradicion cientifica tienen la probabilidad de romper esa tradición y dar lugar a una nueva. El mecanismo por el que se modifica la tradición tiene como idea básica al hecho de que la capacidad de advertir el mal funcionamiento de algún aspecto de la tradición, presupone un conocimiento de cómo debe funcionar bien. Así, la tradición resulta efectiva tanto para acumular enigmas resueltos, como para modificar sus propios supuestos. Kuhn considera que ambos movimientos son progresivos. Un individuo incorpora una tradición de investigación mediante el proceso de formación profesional. El resultado de esta educación, que en gran medida es dogmática, es la predisposición a reproducir el modo tradicional de practicar ciencia. Hay momentos, además, en donde en contextos de debate de la tradición no existe consenso respecto de la evaluación: son los episodios revolucionarios. Estos se caracterizan por la ruptura de este consenso. Respecto del problema de la justificación, Kuhn lo plantea como una relación entre teoría y criterios epistémicos. Para Kuhn los criterios de justificación operan como valores y no como reglas. El aspecto novedoso de la posición de Kuhn es presentar una brecha entre los criterios de evaluación y sus aplicaciones. En efecto, aplicar un criterio de evaluación a un caso involucra adecuarlo a la situación concreta, esta adecuación se lleva a cabo por mecanismos de interpretación que están mediados por los supuestos de la comunidad científica con una tradición de investigación. Tanto Kuhn como el positivista lógico comparten la idea de que la ciencia es una actividad referida a contextos. Sin embargo, mientras el positivista lógico considera que el contexto no tiene consecuencias epistémico-normativas importantes en virtud de su adhesión a la distinción entre descubrimiento y justificación, la novedad kuhniana consiste en involucrar el contexto socio-histórico al análisis, dándole peso normativo (el giro historicista). Al hacerlo, Kuhn ensancha el alcance de lo epistémico, aunque conservando la perspectiva epistémico-teórica. En efecto, la posición de Kuhn puede esquematizarse con la mención de 3 elementos: los criterios de justificación se aplican a casos particulares de evaluación, por mediación de los compromisos del sujeto epistémico con una tradición. Kuhn: Las revoluciones como cambios de concepto del mundo Los cambios de paradigma hacen que los científicos vean de un modo distinto al mundo al que se aplica la investigación. En la medida en que su único acceso a dicho mundo es a través de lo que ven y hacen, podemos estar dispuestos a afirmar que tras una revolución los científicos responden a un mundo distinto. Las transformaciones de este tipo acompañan comúnmente al proceso de aprendizaje científico, por más que en general sean más graduales y casi siempre irreversibles. El mundo al que tiene acceso el estudiante está determinado conjuntamente por el medio y por la particular tradición de ciencia normal en que el estudiante ha sido entrenado. Cuando cambia la tradición de ciencia normal, la percepción que tiene el científico de su medio ha de reeducarse; una vez hecho esto, el mundo de su investigación parecerá inconmensurable con aquel que había antes. Paralelo Gestalt-paradigma: Hasta que aprendieron, gracias a una exposición prolongada, que el universo contenía cartas anómalas, sólo veían el tipo de barajas para el que los había equipado la experiencia previa. Lo que la persona ve depende tanto de a quién mira como también de qué le ha enseñado a ver su experiencia visual y conceptual previa. → La observación tiene carga teórica. Diferencia: el sujeto de una demostración de la Gestalt sabe que su percepción se ha transformado porque puede cambiar adelante y atrás reiteradamente mientras sostiene en sus manos el mismo libro o la misma hoja de papel. Además, el experimentador le puede asegurar que al margen de lo que viera, estaba mirando todo el tiempo un cinco de corazones negro. Pero los científicos no poseen recurso alguno más allá de lo que ven con sus ojos e instrumentos. En las ciencias, si las transformaciones perceptivas acompañan a los cambios de paradigma, no hemos de esperar que los científicos den fe directamente de dichos cambios. ¿Qué tipo de transformaciones en el mundo del científico puede descubrir el historiador que cree en tales cambios? ● El descubrimiento de Urano. Una vez aceptado que lo visto era un planeta, en el mundo del astrónomo profesional había unas cuantas estrellas menos y un planeta más. Esto habilitó que luego los astrónomos fueran capaces de identificar una veintena de planetas adicionales. ● Copérnico. Después de la revolución copernicana los astrónomos vivían en un mundo distinto; veían nuevas cosas al mirar los viejos objetos con los viejos instrumentos. ● Electricidad. Donde los electricistas veían que las limaduras rebotaban o caían de los cuerpos electrificados que las habían atraído, un observador moderno vería una repulsión electrostática. ● Lavoisier vio oxígeno donde Priestley veía aire desflogistizado. Tras descubrir el oxígeno, Lavoisier trabajaba en un mundo distinto. ● Galileo. No recibió una educación completamente aristotélica. Aprendió a analizar los movimientos en términos de la teoría escolástica del impetus, que sostenía que la continuación del movimiento de un grave se debe a un motor interno implantado en él por el proyector que inició su movimiento. Hasta que no se inventó dicho paradigma escolástico, el científico no podía ver péndulos, sino sólo piedras oscilantes. Problema: ¿Ven algo distinto, o ven lo mismo pero lo interpretan distinto? Aunque el mundo no cambie con un cambio de paradigma, tras él, el científico trabaja en un mundo distinto. Lo que ocurre durante una revolución científica no es plenamente reductible a una reinterpretación de datos aislados y estables. Incluso, los datos que recogen los científicos de los diversos objetos son distintos. Más que un intérprete, el científico que abraza un nuevo paradigma es como la persona que lleva lentes inversoras. Se enfrenta a la misma constelación de objetos que antes, pero los encuentra transformados completamente en muchos de sus detalles. Esto no significa que los científicos no interpretan; por el contrario, interpretan lo que ven (por ejemplo, interpretan las observaciones sobre el péndulo). La interpretación de datos es tarea central. La investigación normal en cierto paradigma no puede llevar a la formulación de un paradigma nuevo. Sólo puede conducir a una serie de crisis. Aristóteles, al contemplar una piedra que cae, veía un cambio de estado más que un proceso. Pero la crítica escolástica cambió el modo de ver el movimiento. Una piedra movida por el impetu adquiere cada vez más impetu a medida que se alejaba de su punto de partida. Al vivir en este mundo, Galileo podía explicar por qué Aristóteles veía lo que había visto. Sin embargo, el contenido inmediato de la experiencia de Galileo con las piedras en caída libre no había sido el de Aristóteles. Los rasgos perceptivos que un paradigma ilumina hasta al punto de que muestran sus regularidades casi a simple vista, han de cambiar cuando cambian los compromisos del científico con los paradigmas. Objeción: Podría realizarse un lenguaje de observación neutral, adecuado a las impresiones en la retina que median en lo que ve el científico. Así la experiencia sería estable. Respuesta: La experiencia sensorial no es fija y neutral. Las operaciones y mediciones que realiza un científico no son de "lo dado" en la experiencia, sino más bien "lo recogido con dificultad". Están determinadas por el paradigma de manera mucho más clara que la experiencia inmediata de la que en parte derivan. Los científicos con distintos paradigmas se enzarzan en diferentes manipulaciones concretas de laboratorio. Además, ningún intento de lograr tal objetivo se ha aproximado a un lenguaje de puras percepciones universalmente aplicable. Y aquellos que más se aproximan a eso, presuponen desde el comienzo un paradigma, tomado de una teoría científica o del discurso ordinario. Por eso, los científicos aciertan cuando tratan al péndulo como ingrediente fundamental de su experiencia inmediata. El mundo del científico se ve poblado de ciertos objetos como resultado de la experiencia incorporada al paradigma de la especie, de la cultura y de la profesión. El científico que mira una piedra que oscila no puede tener una experiencia más elemental que ver un péndulo. Además, cambia el significado de los términos: los copernicanos que negaban que el sol fuera planeta, cambiaban el significado de "planeta", para que pudiera seguir estableciendo distinciones útiles en el mundo. En ese mundo, ya todos los cuerpos celestes se veían de otro modo que como se habían visto antes. Los paradigmas determinan al mismo tiempo grandes áreas de la experiencia. Las preguntas sobre impresiones en la retina presuponen un mundo ya dividido perceptiv a y conceptualmente de cierta manera. En cierto sentido tales cuestiones forman parte de la experiencia normal. Tras una revolución científica, muchas mediciones y manipulaciones viejas se vuelven irrelevantes y se ven sustituidas por otras. Los cambios de este tipo, igual, nunca son totales. La ciencia posrevolucionaria incluye inevitablemente gran parte de las mismas manipulaciones, realizadas con los mismos instrumentos y descritas en los mismos términos que empleaba su predecesora prerrevolucionaria. Pero si se transforman estas manipulaciones persistentes, el cambio debe residir o en la relación con el paradigma o en sus resultados concretos. Ambos tipos de cambio se dan. Dalton: hasta entrado el siglo XIX, los científicos creían que los átomos elementales de los que constaban todas las especies de sustancias químicas se mantenían unidos merced a fuerzas de afinidad mutua. Cuando la mezcla producía calor, luz efervescencia o algo por el estilo, se consideraba que había habido una unión química. Si, por otra parte, las partículas de la mezcla se podían distinguir visualmente o se podían separar mecánicamente, se trataba únicamente de una mezcla física. Todo intermedio entre estos dos procesos era considerado como químico. Incluso las soluciones eran compuestos. Pero mientras la química se viese de este modo, los fenómenos químicos ejemplificaban leyes distintas de las que surgían con la asimilación del nuevo paradigma de Dalton. Mientras las soluciones sigan siendo compuestos, la experimentación no podría haber hecho surgir la ley de proporciones fijas. Dalton no era químico, sino meteorólogo. Abordaba los problemas con otro paradigma. Le interesaba la absorción de gases por el agua y del agua por la atmósfera. Pero veía la mezcla de gases en la absorción de un gas en agua como un proceso físico en el que no desempeñaban función alguna las fuerzas de afinidad. Creía poder resolver el problema de la homogeneidad de las mezclas determinando los pesos relativos y tamaños de distintas partículas atómicas de sus mezclas experimentales. Para determinar los tamaños y pesos relativos de las partículas atómicas de sus mezclas experimentales, Dalton terminó acudiendo a la química, suponiendo que los átomos sólo se podían combinar uno a uno en alguna otra razón simple entre números enteros. Pero terminó convirtiendo esto en una tautología, al mismo tiempo que pudo determinar esos tamaños y pesos relativos. Para él, cualquier reacción cuyos ingredientes no entraran en proporciones fijas, ipso facto no era un proceso químico puro. Así, esa ley se terminó convirtiendo en un principio constituyente que ningún conjunto de mediciones químicas podría haber perturbado. Este nuevo paradigma poseía amplias consecuencias. Si los átomos sólo pudiesen combinarse químicamente en razones simples de enteros, entonces el reexamen de los datos químicos existentes mostraría ejemplos de proporciones múltiples además de fijas. Los químicos tomaron de Dalton una nueva manera de practicar la química. Así, los químicos pasaron a vivir en un mundo en el que las reacciones se conducían de modo muy distinto a como habían hecho antes. Así, los propios datos numéricos de la química comenzaron a cambiar. La presentaba no era favorecida por los elementos de juicio, y este era un problema. Cuando se resolvió este problema, incluso la composición porcentual de compuestos de sobra conocidos era distinto. Los propios datos habían cambiado. Kuhn: Algo más sobre los paradigmas Paradigma: Nuestro sentido de paradigma es global, y abarca todos los compromisos compartidos de un grupo científico. El término, se halla a proximidad física y lógica de la frase “comunidad científica”. Un paradigma es lo que los miembros de una comunidad científica comparten. Y es la posesión de un paradigma común lo que constituye una comunidad científica, formada por hombres diferentes en todos los demás aspectos. Para dar una definición clara, se debe reconocer que las comunidades científicas tienen existencia independiente. Una comunidad científica se compone de los profesionales de una especialidad científica. Unidos por elementos comunes y por educación noviciado, se consideran como los responsables de la lucha por la consecución de objetivos compartidos, como la formación de sus sucesores. Tales comunidades se caracterizan por la comunicación casi completa dentro del grupo y por la unanimidad relativa del juicio grupal en asuntos profesionales. A su vez, los miembros habrán absorbido la misma literatura y extraído lecciones semejantes de ella. Un paradigma es una matriz disciplinaria. “Matriz” porque se compone de elementos ordenados de diversas maneras cada una de las cuales hay que especificar. “Disciplinaria” debido a que es la posesión común de los profesionales de una disciplina. Los componentes de la matriz disciplinaria incluyen la mayoría o todos los objetos del compromiso del grupo descrito en el libro como paradigmas, partes de paradigmas o paradigmático. Por ejemplo generalizaciones simbólicas, modelos y ejemplares. Las generalizaciones simbólicas, son aquellas expresiones, empleadas sin cuestionamiento por el grupo, que pueden verterse fácilmente en alguna forma lógica como (x), (y) (z) o (x, y, z). Son los componentes formales o fáciles de formalizar, de la matriz disciplinaria. Es necesario comprobar empíricamente un formalismo especial propuesto por un problema nuevo. Los pasos deductivos y la comparación de sus productos finales con el experimento siguen siendo condiciones esenciales de la ciencia. Los formalismos especiales son aceptados como plausibles o rechazados como implausibles desde antes del experimento. Idear un formalismo especial, crear una versión nueva de la formalización, es algo que se puede enseñar; por otro lado, no se puede enseñar a inventar una teoría nueva, por esto (entre otras cosas), ambas acciones son muy distintas. Cuando cooperan, las reglas de correspondencia que presenta la comunidad científica pueden variar de un miembro de la comunidad a otro y todas pueden ser defectuosas. Kuhn: Objetividad, Juicios de Valor y Elección de Teoría ¿Cuáles son las características de una buena teoría científica? Seleccioné cinco, cada una de ellas es importante a la vez que forman un conjunto variado para indicar lo que está en juego: 1. Precisión: Una teoría debe ser precisa, esto es, dentro de su dominio, las consecuencias deducibles de ellas deben estar en acuerdo, demostrado con los resultados de los experimentos y las observaciones existentes. Incluye la concordancia cuantitativa y la cualitativa. En última instancia, demuestra ser, el criterio decisivo, en parte porque es menos equívoco que los otros, pero especialmente por sus virtudes predictivas y explicatorias, las cuales dependen de él, y son virtudes a las cuales los científicos no están dispuestos a renunciar. Por desgracia, las teorías no pueden distinguirse siempre en razón de la precisión. 2. Coherencia: Una teoría debe ser coherente, no sólo de manera interna o consigo misma, sino también con otras teorías aceptadas y aplicables a aspectos relacionales de la naturaleza. 3. Amplitud: Una teoría debe ser amplia, en particular las consecuencias de una teoría deben extenderse más allá de las observaciones, leyes o subteorías particulares para las que se destinó en un principio. 4. Simplicidad: Una teoría debe ser simple, ordenar fenómenos que, sin ella, y tomados uno por uno, estarían aislados y, en conjunto, serían confusos. 5. Fecundidad: Una teoría debe ser fecunda, esto es, debe dar lugar a nuevos resultados de investigación. Por lo tanto, debe revelar fenómenos nuevos o relaciones no observadas antes entre las cosas que ya se saben. Estas características, son criterios estándar para evaluar la suficiencia de una teoría. Constituyen la base compartida para la elección de teoría. Hay, sin embargo, dos clases de dificultades que se encuentran regularmente quienes deben aplicar otros criterios para elegir: ● Individualmente: los criterios son imprecisos: los individuos pueden diferir legítimamente en sus aplicaciones a casos concretos. ● Al ser aplicados conjuntamente: resulta que muchas veces tales riñen unos con otros. Toda elección individual entre teorías rivales depende de una mezcla de factores objetivos y subjetivos, o de criterios compartidos y criterios individuales. La búsqueda de procedimientos de decisión algorítmicos ha continuado durante algún tiempo y producido resultados tan eficaces como reveladores. Pero, en todos esos resultados, se presupone que los criterios de elección individuales pueden ser enunciados inequívocamente y también que, si resulta que más de uno es pertinente, puede recurrirse a una adecuada función de peso para aplicarlos. Por desgracia, cuando se trata de elegir entre teorías científicas, poco es el progreso que se ha hecho hacia el primero de estos deseos y ninguno hacia el segundo. La mayoría de los filósofos de la ciencia podría considerar la clase de algoritmo que ha venido buscando tradicionalmente como un ideal más bien inalcanzable. Sin embargo, para que incluso un ideal siga siendo creíble, requiere cierta pertinencia demostrada respecto de las situaciones a las cuales presuntamente va a aplicarse. Al asegurar que en tal demostración no hace falta tomar en cuenta los factores subjetivos, mis críticos parecen apelar, a la distinción que hay entre los contextos del descubrimiento y de la justificación. Esto es, conciben que los factores subjetivos invocados por mí desempeñan un papel importante en el descubrimiento o en la invención de teorías nuevas, pero insisten también en que ese proceso, inevitablemente intuitivo, se halla fuera de las fronteras de la filosofía de la ciencia y no viene al caso en la cuestión de la objetividad científica. La objetividad entra en la ciencia, prosiguen, a través de los procesos de prueba, demostración, justificación, y juicio de las teorías. En esos procesos no intervienen, o por lo menos no tienen que intervenir, los factores subjetivos. Pueden ser gobernados por un conjunto de criterios (objetivos) compartidos por la totalidad del grupo competente para juzgar. Yo (Kuhn) argumento que esa posición no encaja en las observaciones de la vida científica. Esta invocación de la distinción entre contextos de descubrimiento y justificación no da una idealización plausible y útil. Sospecho que mis críticos se han confundido con la pedagogía de la ciencia o con lo que llamé ciencia de libro de texto. Al enseñar ciencias, las teorías se presentan junto con aplicaciones ejemplares, y tales aplicaciones pueden verse como pruebas. Pero esa no es su función pedagógica central; algunas de ellas fueron parte de los testimonios en la época en que se tomaron las decisiones reales, pero representan exclusivamente una fracción de las consideraciones pertinentes al proceso de decisión. El contexto de la pedagogía difiere del contexto de la justificación y del descubrimiento. Hay dos aspectos de la manera como los filósofos suelen demostrar la pertinencia de los criterios de elección: ➢ Los artículos sobre la filosofía de la ciencia se refieren una y otra vez a famosos experimentos cruciales o decisivos. Estos experimentos son paradigmas de buenas razones para la elección científica; ilustran la más eficaz de todas las clases de argumentos que tiene a su alcance el científico cuando no sabe cual de dos teorías elegir; son los vehículos para la transmisión de los criterios de elección. Pero poseen también otra característica común. En la época en que fueron realizados, ningún científico tenía la necesidad de ser convencido de la validez de la teoría cuyos resultados se acostumbra demostrar ahora. Tales decisiones se habían tomado desde tiempo atrás con base en testimonios significativamente más equívocos. Los experimentos cruciales y ejemplares, han sido pertinentes desde el punto de vista histórico, a la elección de teoría sólo cuando han producido resultados inesperados. Usarlos como ilustraciones va de acuerdo con la economía necesaria en la pedagogía de la ciencia, pero es difícil que iluminen el carácter de las elecciones que los científicos se ven obligados a tomar. ➢ Las ilustraciones filosóficas estándar de la elección científica tienen otra característica que es también causa de problemas. Los únicos argumentos que se analizan, son los favorables a la teoría que a final de cuentas triunfó. Si el único resultado del quehacer fuera el de simplificar la situación de decisión, no habría nada que objetar. Pero, estas simplificaciones eliminan un elemento esencial de las situaciones de decisión que los científicos deben resolver para que su campo avance. Las consideraciones pertinentes al contexto del descubrimiento son, pertinentes también al contexto de la justificación; los científicos que comparten los intereses y las sensibilidades que descubre una teoría es probable que aparezcan, con desproporcionada frecuencia, entre los primeros partidarios de la teoría. Por eso ha sido tan difícil construir algoritmos para a elección de teorías. Todo científico elige entre teorías rivales empleando algún algoritmo bayesiano que le permita calcular un valor para p, es decir para la probabilidad de una teoría T conforme a los testimonios E, disponibles tanto para él como para los demás miembros de su grupo profesional en un momento dado. “Los testimonios” los interpretamos además muy ampliamente para incluir consideraciones tales como la simplicidad y la fecundidad. Pero mi crítico asegura que sólo hay un valor tal de p, que corresponde a la elección de objeto, y cree que todos los miembros racionales del grupo deben llegar a él. Yo aseguro, por otra parte, que los factores a los que él llama objetivos no bastan para determinar algoritmo alguno. Cada individuo tiene un algoritmo y todos sus algoritmos tienen mucho en común. Los algoritmos de los individuos son, al final de cuentas, diferentes, en virtud de las consideraciones subjetivas con que cada uno de ellos debe completar los criterios objetivos antes de emprender ningún cálculo. Lo que converge a medida que cambian los testimonios con el tiempo, tiene que ser solamente los valores de p, que los individuos calculan a partir de sus algoritmos. Esos algoritmos se van pareciendo cada vez más unos a otros conforme pasa el tiempo, pero la unanimidad final con respecto a la elección de teoría no es testimonio de que así ocurra. Si hacen falta factores subjetivos para explicar las decisiones que dividen inicialmente a la profesión, entonces deben seguir presentes después, cuando hay acuerdo dentro del grupo profesional. Si los criterios compartidos (las 5 características de arriba) estuviesen lo suficientemente articulados como para prescribir la elección de cada individuo que los sostiene, dejaría de funcionar un mecanismo conductual básico para el avance científico. Lo que la tradición ve como una imperfección eliminable en sus reglas de elección, yo lo tomo en parte co mo respuesta a la naturaleza esencial de la ciencia. Los criterios que influyen en las elecciones, sin especificar cuáles deben ser éstas, son familiares en muchos aspectos de la vida humana. Pero ordinariamente se les llama máximas, normas o valores. Las MÁXIMAS: El individuo que las invoca cuando es urgente tomar una decisión suele encontrarlas vagas hasta la frustración y, a menudo, en conflicto mutuo. Una por una, las máximas prescriben elecciones diferentes; colectivamente ninguna (ejemplo: “El que duda está perdido” con “Mira antes de saltar”). Las máximas que se oponen modifican la naturaleza de la decisión que se va a tomar, destacan los problemas esenciales que presenta la toma de decisión, y señalan los aspectos restantes de ésta, acerca de los cuales el individuo será el único responsable. Una vez invocadas, las máximas como éstas alteran la naturaleza del proceso de decidir y, por lo tanto, cambian su resultado. Los VALORES y las NORMAS dan ejemplos de guía eficaz ante conflictos y errores. Mejorar la calidad de la vida es un valor, y en un tiempo se tomó como norma correlativa el ideal de un coche en cada garage. Pero la cualidad de la vida tiene otros aspectos, y la antigua norma se ha vuelto problemática. La libertad de palabra es un valor, pero también lo es la preservación de la vida y la propiedad. Al aplicarlos, ambos entran a veces en conflicto. Los criterios de elección con los cuales comencé (los 5 de arriba) funcionan no como reglas, que determinan decisiones a tomar, sino como valores, que influyen en éstas. En situaciones particulares, dos hombres comprometidos profundamente con los mismos valores tomarán, a pesar de ello, decisiones diferentes. Pero tal diferencia de resultado no debería sugerir que los valores compartidos por los científicos tienen menos importancia que sus decisiones o que el desarrollo de la empresa en la cual participan. Valores como la precisión, la coherencia y la amplitud pueden resultar ambiguos al aplicarlos, tanto individual como colectivamente; esto es, pueden no ser la base suficiente para un algoritmo de elección compartido. Pero sí especifican mucho: lo que cada científico debe tomar en cuenta para llegar a una decisión, lo que puede considerar pertinente o no, y lo que puede pedírsele legítimamente que comunique como base de la elección tomada. Reconocer que los criterios de elección pueden funcionar como valores por ser incompletos como reglas tiene, muchas ventajas. La primera, es que se pueden explicar en detalle los aspectos de la conducta científica que la tradición ha venido viendo como anómalos o hasta irracionales. Además, permite que los criterios estándar funcionen cabalmente en las primeras etapas de la elección de teoría, período en que son más necesarios, pero durante el cual, según la tradición, funcionan mal o de plano no funcionan. La mayoría de las teorías recién salidas no sobreviven. Por lo común, las dificultades que ocasionan son explicadas por medios más bien tradicionales. Aún cuando no ocurra esto, hace falta mucho trabajo tanto teórico como experimental antes de que la teoría nueva se muestre lo suficientemente precisa y amplia como para generar una convicción difundida. En fin, antes de que el grupo la acepte, una teoría nueva tiene que ser probada por las investigaciones realizadas por muchos hombres, algunos de los cuales trabajan en ellas y otros en la teoría rival. Tal modo de desarrollo requiere, sin embargo, un proceso de toma de decisión que les permita discrepar a los hombres racionales , y tal discrepancia estaría obstaculizada por el algoritmo compartido que han venido buscando los filósofos. Si existiese, todos los científicos que a él se sometiesen tomarían la misma decisión al mismo tiempo. Con normas de aceptación de nivel bajo, pasarían de un atractivo punto de vista a otro, sin darle nunca a la teoría tradicional la oportunidad de brindar atracciones equivalentes. Con normas se inclinaría a ensayar la teoría nueva, a articularla de manera que mostrase su fecundidad, o su amplitud y precisión. Dudo que la ciencia sobreviviese a ese cambio. No es causal que mi lista de los valores que guían la elección de teoría sea casi idéntica a la lista tradicional de reglas que prescriben la elección. Dada una situación concreta a la cual puedan aplicarse las reglas del filósofo, mis valores funcionarían como esas reglas y producirían la misma elección: Toda justificación de la inducción, toda explicación de por qué las reglas funcionan, se aplicará igualmente a mis valores. También, la elección puede explicarse sólo en parte por una teoría que atribuye las mismas propiedades a todos los científicos que deben hacer la elección. Aspectos esenciales del proceso conocido generalmente como verificación se entienden únicamente recurriendo a los caracteres con respecto a los cuales pueden diferir los hombres sin dejar de seguir siendo científicos. La tradición presupone que tales caracteres son vitales para el proceso de descubrimiento, lo que de inmediato y por esa razón elimina de las fronteras filosóficas. Tres aspectos que representan mejor mi punto de vista: ★ La invariancia del valor: Independientes de su origen, los criterios o los valores empleados en la elección de teoría son fijos de una vez y para siempre, y no resultan afectados al intervenir en las transiciones de una teoría a otra. Si se conserva breve la lista de valores pertinentes (los 5 de arriba) y si se mantiene vaga su especificación, entonces valores como la precisión, la amplitud y la fecundidad son atributos permanentes de la ciencia. Tanto la aplicación de estos valores, los pesos relativos que se les atribuyen han variado marcadamente con el tiempo y también con el campo de aplicación. Además muchas de estas variaciones de los valores se han asociado con cambios particulares de la teoría científica. Aunque la experiencia de los científicos no justifica filosóficamente los valores que sustentan, tales valores se han aprendido en parte de la experiencia y han evolucionado con la misma. Históricamente hablando, los cambios de valores son por lo común una concomitancia prolongada. Para las funciones que le he adscrito aquí a los valores, tal estabilidad relativa constituye una base suficiente. La existencia de un circuito de realimentación mediante el cual el cambio de teoría afecta a los valores que condujeron a ese cambio no hace que el proceso sea circular, en sentido nocivo. ★ La subjetividad: “Subjetividad” es un término con varios usos establecidos: en uno de ellos se opone a “objetivo”; en otro a “relativo juicio”. Una aplicación normal del término “subjetivo” es la que se hace a asuntos de gusto, y mis críticos parecen suponer que tal cosa es la que yo hago con la elección de teoría. Creo que las evaluaciones o las elecciones de teoría tienen el carácter de que los científicos no se limitan a decir, me gusta o no me gusta tal teoría. Siempre puede pedírsele a los científicos que expliquen sus elecciones, que muestren las bases de sus juicios. Éstos son eminentemente discutibles, y quien rehúsa discutir los suyos propios no puede esperar que se le tome en serio. Si mis críticos introducen el término “subjetivo” en sentido opuesto a “relativo a juicios”, entonces es que han confundido seriamente mi posición. Volviendo al sentido en que subjetividad se opone a objetividad, planteó que la objetividad debiera analizarse en función de criterios como la precisión y la coherencia. Si estos criterios no sirven para guiarnos por completo como estamos acostumbrados, entonces lo que mi argumento demuestra puede ser el significado de la objetividad y no sus límites. ★ La comunicación parcial: La comunicación entre los partidarios de teorías diferentes es, inevitablemente parcial; lo que cada uno de ellos toma como los hechos depende en parte de la teoría que defiende. La transferencia de la fidelidad del individuo, de una teoría a otra, sería mejor descrita como conversión y no como elección. Haré una analogía para explicar lo dicho: Los partidarios de teorías diferentes son como los que tienen lenguas maternas distintas. La comunicación entre ellos se da mediante traducciones, y origina los consabidos problemas de traducción. Desde luego, esta analogía es incompleta, pues puede ser idéntico el vocabulario de las dos teorías, y la mayoría de las palabras funcionan en ambas de la misma manera. Pero algunas de las palabras de los vocabularios básicos, así como teóricos, de las dos teorías sí funcionan de maneras diferentes. Tales diferencias son inesperadas y serán descubiertas y localizadas sólo mediante la experiencia repetida de fracasos de comunicación. La existencia de límites importantes a lo que los partidarios de teorías diferentes pueden comunicarse unos a otros. Los mismos límites dificultan o, más bien, impiden que un individuo tenga en mente ambas teorías para compararlas entre sí, punto por punto, y de la misma manera compararlas con la naturaleza. Tal clase de comparación es, sin embargo, el proceso del cual depende lo adecuado de toda palabra por el estilo de “elección”. No obstante, y a pesar de lo incompleto de su comunicación, los partidarios de teorías diferentes pueden mostrarse unos a otros, no siempre con facilidad, los resultados técnicos concretos que alcanzan quienes practican cada una de esas teorías. El giro Naturalista. La epistemología Naturalizada de Quine. Epistemologías evolucionistas. Maggi: ¿Una relación fuerte o blanda entre Epistemología y Psicología? Muchos epistemólogos en defensa de la objetividad de la ciencia desconocen al sujeto que hace ciencia, descartando con ello los aportes que las diversas corrientes psicológicas pueden hacerle a la Epistemología. Sin embargo, la epistemología naturalizada reivindica las contribuciones psicológicas por cuanto es posible analizar cuestiones epistemológicas empleando sus herramientas. A partir de ello la relación entre ambas disciplinas plantea una naturalización fuerte y una débil, de modo que en el primer caso todas las cuestiones epistemológicas resultarían científicas en tanto que en el segundo solo algunas pueden ser resueltas desde la ciencia. Partiendo de que el sujeto sensible y el objeto de la sensación son distintos es posible apelar a la ayuda de la ciencia que estudia el conocimiento en el sujeto –esto es, la psicología- de forma que una permite abordar a la otra. Tal ayuda sería posible si consideramos al conocimiento humano en general dentro del cual la ciencia es un momento dentro de un continuum. Por ello se comparte el objeto de estudio con la psicología considerando a la epistemología como una parte de la psicología y por tanto de la psicología natural (recordar que el conductismo es considerado integrante de las ciencias naturales). Si existe una continuidad entre ciencia natural y epistemología esta puede establecerse de varias maneras: -continuidad contextual, la indagación epistemológica debe tener lugar en el contexto de las ciencias naturales. La epistemología es ciencia aplicada a la ciencia, sus preguntas deben plantearse y responderse en el contexto de la indagación científica. -continuidad metodológica, el naturalismo epistemológico sigue los procedimientos comunes de la ciencia tales como observación, prueba, inducción, etc. -continuidad ontológica, implica que los temas epistemológicos resultan ontológicamente continuos de los de la ciencia natural. Si la epistemología estudia un fenómeno natural, el ser humano físico, la propuesta quineana no puede ser acusada de circular ya que según Quine el problema de la circularidad solo surge en una tradición filosófica obsesionada por la búsqueda de certeza y por la posibilidad de deducir la ciencia de los datos sensibles, aspirando a contener a la ciencia natural. Por ello su epistemología no busca erigirse en filosofía primera (dedicada a imponer criterios desde el exterior de la ciencia como la hace la tradición) sino que mira a la teoría del conocimiento humano EN GENERAL, dentro de la cual la ciencia es un momento de un CONTINUUM. Por ello la propuesta quineana puede eludir la circularidad y autorreferencialidad en tanto que el proceso de conocimiento, su objeto, aparece en un nivel de análisis DISTINTO del de la epistemología y de la ciencia natural, la psicología, disciplina que de él se ocupa Quine: Dos dogmas del empirismo El empirismo moderno ha sido en gran parte condicionado por dos dogmas. Uno de ellos es la creencia en cierta distinción fundamental entre verdades que son analíticas (significaciones) y verdades que son sintéticas (hechos). El otro dogma es el reductivismo, es decir la creencia en que todo enunciado que tenga sentido es equivalente a alguna construcción lógica basada en términos que refieren a la experiencia inmediata. El autor sostendrá que ambos dogmas están mal fundados, ya que se desdibuja la frontera que supone trazada entre la metafísica especulativa y la ciencia natural y otra consecuencia es la orientación hacia el pragmatismo. Quine intenta salvar el empirismo de estos dos dogmas, purificarlo de las entidades metafísicas que reconoce en estos dos dogmas que el empirismo lógico sostiene. 1. El trasfondo de la analiticidad Las verdades de razón son aquellas que no pueden ser falsas. Los enunciados analíticos son aquellos enunciados cuyas negaciones son auto contradictorias. Kant concebía a un enunciado analítico como aquel que no atribuye a su sujeto más de lo que ya está conceptualmente contenido en dicho sujeto. Esta formulación tiene dos insuficiencias: se limita a enunciados de la forma sujeto-predicado y apela a la noción de contenido, dejándola al mismo tiempo a nivel de una metáfora. Para Kuhn un enunciado es analítico cuando es verdadero por virtud de significaciones e independientemente de los hechos. Significar y nombrar no pueden identificarse. El ejemplo de Frege de “el lucero de la tarde” y “el lucero del alba” ilustran que diversos términos pueden nombrar o denotar la misma cosa y diferir por su significación o sentido. La clase de todas las entidades de las que es verdadero un término general se llama extensión del mismo. Significación es aquello en que se convierte la esencia cuando se separa de su objeto de referencia y se adscribe a la palabra. El objeto primario de la teoría de la significación es simplemente la sinonimia de las formas lingüísticas y la analiticidad de los enunciados; las significaciones mismas, en tanto que oscuras entidades intermediarias, pueden abandonarse tranquilamente. Así nos encontramos de vuelta con el problema de la analiticidad. Existen enunciados que son analíticos por filosófica aclamación. Estos se distinguen en dos clases: unos llamados “lógicamente verdaderos” à “ningún hombre no casado es casado”(1), otros llamados “analíticos, tipificables”à “ningún soltero es casado”(2). Lo característico de un enunciado como este es que pueda convertirse en una verdad lógica sustituyendo sinónimos con sinónimos. Carnap ha tenido que explicar la analiticidad apelando a lo que llama descripciones de estado: a cualquier asignación exhaustiva de valores veritativos a los enunciados atómicos, no compuestos de lenguaje. “Un enunciado se explica entonces como analítico cuando resulta verdadero para cualquier descripción de estado” . Esta versión de la analiticidad consigue su propósito solo en el caso de que los enunciados atómicos del lenguaje sean recíprocamente independientes, a diferencia de lo que ocurre con “Juan es casado” y “Juan es soltero”. Si no hay tal independencia habrá una descripción de estado que asigne el valor verdad a “Juan es soltero” y “Juan es casado”, con lo que “Ningún soltero es casado” resultaría, bajo el criterio ofrecido, sintético en vez de analítico. El criterio de analiticidad en términos de descripciones de estado no sirve más que para lenguajes que carezcan de pares sinónimos del tipo que precisamente da origen a la segunda clase de enunciados analíticos. Carnap iba más direccionado a la aclaración de los problemas de la probabilidad y la inducción. En relación a la analiticidad, la dificultad no se encuentra en la primera clase de en unciados analíticos, las verdades lógicas, sino más bien en la segunda clase, que depende de la noción de sinonimia. 2. Definición Hay quienes consideran decir que los enunciados de la segunda clase à sinonimia, se reducen a la primera à las verdades lógicas, por definición. El lexicógrafo es un científico empírico, cuya tarea consiste en recopilar hechos antecedentes y si glosa por ejemplo “soltero” mediante “hombre no casado” es porque cree que se da una relación de sinonimia entre esas formas, relación implícita en el uso general o preponderante anterior a su propia obra. Está claro que la definición que no es más que el informe del lexicógrafo acerca de una sinonimia observada, no puede tomarse como fundamento de la sinonimia. La definición no es una actividad exclusiva de filólogos, ya que también filósofos y científicos tienen ocasiones de definir un término abstruso parafraseándolo en términos de un vocabulario más familiar. Sinonimia: interconexiones que resultan necesarias y suficientes para que dos formas lingüísticas puedan describirse correctamente como sinónimas, pero cualesquiera que sean esas interconexiones están ordinariamente basadas en el uso. Carnap llama explicación: actividad a la que son aficionados los filósofos y también los científicos en sus momentos más filosóficos. En la explicación, la intención no es meramente parafrasear el definiendum mediante un sinónimo palmario, sino perfeccionar realmente el definiendum, afinando o completando su significación. Toda palabra digna de explicación tiene algunos contextos que en conjunto, son lo suficientemente claros y precisos como para resultar útiles; el objeto de la explicación es preservar el uso de esos contextos privilegiados y afinar el uso de otros contextos. Para que una definición sea adecuada a los fines de la explicación, lo que se requiere no es que en el uso anterior el definiendum fuera sinónimo del definiens, sino solo que todos y cada uno de los contextos privilegiados del definiendum, tomados como un todo en su uso anterior, sean sinónimos del contexto correspondiente del definiens. El definiens puede ser una fiel paráfrasis del definiendum en la notación más reducida (primitiva), recogiendo una sinonimia directa como la de usos preexistentes; o bien el definiens puede perfeccionar, en el sentido de la explicación el anterior uso del definiendum; o bien por último, el definiendum puede ser una notación creada ad hoc y a la que se asigna significación en ese momento y en ese contexto. Así tanto en el trabajo formal, como en el que no lo es, la definición se basa en relaciones de sinonimia anteriores. El significado de los enunciados se da en relación con otros enunciados. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------**BUSQUEDA EN GOOGLE: Sinonimia: Relación de igualdad que hay entre el significado de dos o más palabras o enunciados. Definiens: Es el símbolo usado para explicar el significado del definiendum. Definiendum: Es el símbolo que se va a definir. Salva veritate: Significa “con la verdad intacta", y se usa para expresar la condición lógica en virtud de la cual se pueden intercambiar dos expresiones sin cambiar el valor de verdad de las afirmaciones en las cuales estas expresiones ocurren. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------3. Intercambiabilidad La intercambiabilidad salva veritate debe ser piedra de toque de la sinonimia no se presume aplicable a instancias fragmentarias en el interior de una palabra. La sinonimia cognitiva consiste meramente en que todo enunciado analítico pudiera convertirse en una verdad lógica sustituyendo sinónimos por sinónimos. Decir que “soltero” y “hombre no casado” son cognitivamente sinónimos no es ni más ni menos que decir que el enunciado: “Todos y solo los solteros son hombres no casados”(3) es analítico. Lo que se necesita es una explicación de la sinonimia cognitiva que no presuponga analiticidad, si es que queremos explicar, a la inversa, la analiticidad con ayuda de la sinonimia cognitiva. La cuestión que se plantea es si la intercambiabilidad es una condición suficiente de la sinonimia cognitiva. El enunciado “necesariamente todos y sólo los solteros son solteros”(4) es evidentemente verdadero, incluso suponiendo que “necesariamente” se construye tan restrictivamente que no sea correctamente aplicable más que a enunciados analíticos. Si “soltero” y “hombre casado” son intercambiables salva veritate, el resultado de poner “hombre no casado” por una de las instancias de “soltero” en el enunciado (4), a saber “necesariamente todos y solo los solteros son hombres no casados”(5) tiene que ser verdadero como (4). Pero decir que (5) es verdadero es decir que (3) es analítico y por tanto que “soltero” y “hombre sin casar” son cognitivamente sinónimos. La condición de intercambiabilidad salva veritate tiene mayor o menor fuerza según la riqueza del lenguaje de que se trate. Ésta carece de sentido a menos que se relativice a un lenguaje cuya amplitud esté especificada en algunos importantes aspectos. Un lenguaje goza de los beneficios de la descripción y por tanto de los términos singulares en general, los cuales pueden ser contextualmente definidos del modo visto. También los términos singulares abstractos que denotan clases, clases de clases, etc, son contextualmente definibles con tal de que la reserva de predicados incluya el predicado diádico de pertenencia de individuo a clase. Ese lenguaje puede ser adecuado para la matemática clásica y para el discurso científico en general, excepto en la medida en que este último incluye expedientes discutibles como los condicionales contrafactuales o adverbios modales como “necesariamente”. Un lenguaje de este tipo es extensionalà siempre que dos predicados coinciden extensionalmente (esto es, son verdaderos de los mismos objetos) son intercambiables salva veritate. En un lenguaje de este tipo la intercambiabilidad salva varitate no garantiza una sinonimia cognitiva del tipo deseado. Por ejemplo que “soltero” y “hombre no casado” son intercambiables en un lenguaje extensional salva veritate no garantiza absolutamente nada más que la verdad de (3). Para muchos propósitos la coincidencia extensional es la mejor aproximación a la sinonimia que se pueda conseguir. Pero sigue en pie el hecho de que la coincidencia extensional queda lejos de la sinonimia cognitiva del tipo requerido para explicar la analiticidad del modo emprendido en el apartado 1. Si el lenguaje contiene un adverbio intensional, el adverbio “necesariamente”, en el sentido antes indicado, u otras partículas que tengan el mismo efecto, la intercambiabilidad salva varitate será en ese lenguaje una condición suficiente de la sinonimia cognitiva, pero ocurre que un lenguaje no es inteligible mas que si la noción de analiticidad se entiende ya por anticipado. Un lenguaje de tipo intensional à puede entenderse como proveyendo una teoría del significado para cierto rango de expresiones. Es un sistema formal donde los aspectos intensionales del lenguaje pueden ser representados. TEÓRICO: LÓGICA EXTENSIONAL: lógica clásica, proposicional, lógica de predicados. LÓGICA INTENSIONAL: lógica modal. La verdad en sentido general depende a la vez del lenguaje y del hecho extralingüístico. Sin embargo analizar la verdad de los enunciados en un componente fáctico no nos provee de la delimitación entre los enunciados analíticos y los enunciados sintéticos. Esta delimitación es un elemento metafísico de los empiristas lógicos. 4. Reglas semánticas La noción de analiticidad en torno de la cual se trabaja es una relación entre enunciados y lenguajes; de un enunciado E se dice que es analítico para un lenguaje L, y el problema consiste en conseguir un sentido general de esa relación, es decir, para “E” y “L” como variables. Siguiendo a Carnap se puede decir que sus reglas semánticas toman varias formas, reglas semánticas que toman forma de una especificación de todos los enunciados analíticos. En ocasiones las reglas semánticas son en realidad reglas de traducción al lenguaje ordinario, caso en el cual los enunciados analíticos del lenguaje artificial se reconocen efectivamente por la analiticidad de sus especificadas traducciones al lenguaje ordinario. Las reglas semánticas como determinantes de los enunciados analíticos de un lenguaje artificial no tienen interés más que si hemos entendido ya la noción de analiticidad, pero no prestan ninguna ayuda a la consecución de esa comprensión. La verdad de un enunciado es algo analizable en una componente lingüística y una componente fáctica. TEÓRICO: Reglas semánticasà hay un conjunto de postulados a reglas semánticas que definen lo que es una regla a un postulado. 5. La teoría de la verificación y el reductivismo La teoría de la verificación se ha establecido tan firmemente como marca de fábrica del empirismo que habría sido muy poco científico no buscar antes por otros lados una posible clave del problema de la significación y demás problemas asociados con él. Esta teoría tan destacada en la literatura de Peirce, sostiene que el sentido o significación de un enunciado es el método de confirmación o confutación empírica del mismo. Un enunciado analítico es aquel que queda confirmado en cualquier supuesto. Unos enunciados son sinónimos si y sólo si coinciden en cuanto al método de confirmación o invalidación empírica. La teoría dice que la sinonimia de enunciados es la igualdad de método de confirmación o invalidación empírica. Pero ¿Qué son esos métodos que hay que comparar para establecer su igualdad? ¿Cuál es la naturaleza de la relación entre un enunciado y las experiencias que contribuyen a su confirmación o la impiden?. La concepción más ingenua de esta relación consiste en suponer que se trata de una referencialidad directa. Tal es el reductivismo radical, que sostiene que todo enunciado con sentido es traducible a un enunciado (verdadero o falso) acerca de experiencia inmediata. El relativismo radical precede a la teoría de la verificación. Concebido con los enunciados como unidades, se pone la tarea de especificar un lenguaje de los datos sensibles y de mostrar la forma de traducir a él, enunciado por enunciado, el resto del discurso significante. Carnap adoptó como punto de partida un lenguaje que no era el de los datos sensibles, en el sentido más estricto imaginable, pues incluía también notaciones lógicas hasta el nivel de la teoría de conjuntos superior, incluía el lenguaje de la matemática pura. Él consigue definir una amplia colección de importantes conceptos adicionales de tipo sensorial. Fue el primer empirista que no contento con afirmar la reducibilidad de la ciencia en términos de experiencia inmediata, dio serios pasos hacia la realización de esa reducción. El plan consistía en asignar cualidades a los puntos-instantes de tal modo que se consiguiera el mundo más perezoso compatible con nuestra experiencia. El reductivismo radical en su forma radical ha dejado de funcionar hace mucho tiempo en la filosofía de Carnap. Persiste la opinión de que con cada enunciado, o con todo enunciado sintético, está asociado un único campo posible de acaecimientos sensoriales, de tal modo que la ocurrencia de uno de ellos añade probabilidad a la verdad del enunciado y también otro campo único de posibles acaecimientos sensoriales cuya ocurrencia eliminaría aquella probabilidad. El dogma reductivista sobrevive en la suposición de que todo enunciado, aislado de sus compañeros, puede tener confirmación o invalidación. La unidad de significación empírica es el todo de la ciencia. 6. Empirismo sin dogmas La totalidad de lo que llamamos nuestro conocimiento o creencias, desde las más casuales cuestiones de la geografía y la historia hasta las más profundas leyes de la física atómica o incluso de la matemática o de la lógica puras, es una fabricada construida por el hombre y que no está en contacto con la experiencia más que a lo largo de sus lados. El todo de la ciencia es como un campo de fuerza cuyas condiciones límites da la experiencia. Las leyes lógicas son simplemente unos determinados enunciados del sistema, determinados elementos del campo. Ninguna experiencia concreta y particular está ligada directamente con un enunciado concreto y particular en el interior de un campo, sino que eso ligámenes son indirectos, se establecen a través de consideraciones de equilibrio que afectan al campo como un todo. Si esta visión es correcta, será erróneo hablar del contenido empírico de un determinado enunciado. Resulta absurdo buscar una divisoria entre enunciados sintéticos que valen contingentemente y por experiencia, y enunciados analíticos que valen en cualquier caso. Todo enunciado puede concebirse como valedero en cualquier caso siempre que hagamos reajustes suficientemente drásticos en otras zonas del sistema. No hay enunciado alguno inmune a la revisión. Quine como empirista, sigue concibiendo el esquema conceptual de la ciencia como un instrumento destinado en última instancia a predecir experiencia futura a la luz de la experiencia pasada. En cuanto a fundamento epistemológico, los objetos físicos y los dioses por ejemplo, difieren sólo en grado, no en esencia. Ambas suertes de entidades integran nuestras concepciones sólo como elementos de cultura. Epistemológicamente, todos esos mitos (dioses-objetos físicos) tienen la misma base, y por lo único que unos son mejores que otros es por el grado en que favorecen nuestro manejo de la experiencia sensible. La ciencia es una prolongación del sentido común que consiste en hinchar la ontología para simplificar la teoría. La ciencia total- matemática, natural y humana- está análogamente subdeterminada por la experiencia, de un modo aún más extremado. El contorno del sistema tiene que cuadrar con la experiencia; el resto, con todos sus elaborados mitos y ficciones, tiene como objetivo la simplicidad de las leyes. Las cuestiones ontológicas van de par con las científico-naturales. Carnap ha sostenido que ésta no es una cuestión factual (de los hechos o que está relacionado con ellos), sino de elección de la forma lingüística conveniente, del esquema o estructura conceptual conveniente para la ciencia. La cuestión de si hay o no hay clases parece más bien una cuestión relativa al esquema conceptual conveniente. Y la cuestión de si hay casas de adobe en el Paseo de Gracia o la de si hay centauros parecen más bien cuestiones de hecho. Esta diferencia es solo de grado y se basa en nuestra vaga inclinación pragmática a reajustar un determinado ramal de la red de ciencia, en vez de otro u otros, cuando intentamos acomodar en ella alguna experiencia negativa inesperada. Carnap, Lewis y otros adoptan una actitud pragmática (tendencia a conceder primacía al valor práctico de las cosas sobre cualquier otro valor) en la elección entre formas lingüísticas o estructuras científicas; pero su pragmatismo se detiene ante la imaginaria frontera entre lo analítico y lo sintético. 2.6 Epistemología Francesa Canguilhem – Introducción. En: Lo Normal y lo Patológico. 2.7 La filosofía del no de Bachelard Bachelard: La formación del espíritu científico Bachelard (1884-1962) era un filósofo y ensayista francés. Sucedido por Canguilehm y Foucault. En 1938, en su libro “La formación del espíritu científico” postula, entre otras cosas, que el conocimiento al que debemos aspirar es un conocimiento abstracto. Juega con esta relación entre lo concreto y lo abstracto. El proceso de conocimiento es un proceso que va desde lo concreto hasta lo abstracto. El proceso de abstracción no es uniforme, no es que emprendemos un proceso de aprendizaje y nos encontramos de manera limpia y sin contaminación con el conocimiento. Sino que se deben sortear obstáculos, hacer retrocesos, volver. Una experiencia científica es, pues, una experiencia que contradice a la experiencia común. La experiencia común no está en verdad compuesta, a lo sumo está hecha con observaciones yuxtapuestas, y por eso ella no podría ser, creemos nosotros, efectivamente verificada. Permanece siendo un hecho. No puede darnos una ley. Para confirmar científicamente la verdad, es conveniente verificarla desde varios puntos de vista diferentes. A diferencia de Quine que plantea continuidad, Bachelard ve a la experiencia concreta y real, natural e inmediata como obstáculo para el conocimiento científico. Su epistemología sirve para pensar los procesos de aprendizaje. Distingue 3 momentos de la historia de la ciencia: 1. Estado precientífico: Filosofía natural, idea de universo cerrado finito. 2. Estado científico: fines del s XVIII a inicios del s XX 3. Nuevo espíritu científico: sobre lo que él está escribiendo como objetivo de la ciencia. Comprende el momento en que la Relatividad einsteniana deforma conceptos primordiales que se creían fijados para siempre. A partir de esta fecha, la razón multiplica sus objeciones, disocia y reconfigura las nociones fundamentales y ensaya las abstracciones más audaces. “Hasta en un espíritu claro hay zonas oscuras, hasta en un hombre nuevo hay vestigios del hombre viejo” Hay idea de continuación, resignificación. En lo nuevo, en lo más abstractos quedan cuestiones ligadas al conocimiento previo. Lo que nos interesa son los problemas particulares, no vamos a atender a una sistematización histórica de ese problema. Menciona ley de los tres estados del espíritu científico: En su formación individual, un espíritu científico pasaría pues necesariamente por los tres estados siguientes, mucho más precisos y particulares que las formas comtiana. 1. Estado concreto: es el que asimilamos a ese periodo precientífico. En el que el espíritu se recrea con las primeras imágenes del fenómeno y se apoya sobre una literatura filosófica que glorifica la Naturaleza, y que, extrañamente, canta al mismo tiempo a la unidad del mundo y a la diversidad de las cosas. 2. Estado concreto-abstracto: se pueden realizar abstracciones de la experiencia pero la seguimos requiriendo. En el que el espíritu adjunta a la experiencia física esquemas geométricos y se apoya sobre una filosofía de la simplicidad. El espíritu se mantiene todavía en una situación paradójica: está tanto más seguro de su abstracción cuanto más claramente esta abstracción está representada por una intuición sensible. 3. Estado abstracto: conocimiento llega al espíritu científico. En el que el espíritu emprende informaciones voluntariamente substraídas a la intuición del espacio real, voluntariamente desligadas de la experiencia inmediata y hasta polemizando abiertamente con la realidad básica, siempre impura, siempre informe. Y la acompaña con la ley de los tres estados del alma: 1. Alma pueril o mundana: produce conocimiento concreto 2. Alma profesoral: puede realizar abstracción 3. Alma en trance de abstraer y quintaesenciar: La tarea de la filosofía científica es psicoanalizar el interés, destruir todo utilitarismo por disfrazado que esté y por elevado que pretenda ser (ir de lo más concreto a lo más abstracto, nos dejarnos engañar por el obstáculo epistemológico y pretender siempre llegar al espíritu científico), dirigir el espíritu de lo real a lo artificial, de lo natural a lo humano, de la representación a la abstracción. Está la idea del psicoanálisis en la cuestión de la epistemológica. Bachelard conoció los escritos de Freud, buscaba hacer un psicoanálisis del conocimiento objetivo. Bachelard toma conceptos del psicoanálisis y los transforma en conceptos de la epistemología. Se diferencia de Quine, quien pensaba al hombre como un fenómeno más, y Bachelard diferencia lo natural de lo humano. La experiencia científica contradice la experiencia común: idea de que la cientificidad buscan un conocimiento que supere el conocimiento del sentido común, que lo supere en procedimientos, en contenidos y en abstracción. Se diferencia de la continuidad de Quine, Bachelard plantea la ruptura, es necesario romper con el conocimiento del sentido común y lograr llegar a esa abstracción que permita formar el espíritu científico. Plantea la Filosofía del no: se opone siempre al conocimiento previo. Así supera los estados, generando ruptura con lo anterior. La razón es la fuente conocimiento en esta epistemología: Fecundidad de las ideas como valor epistémico. Para un espíritu científico todo conocimiento es una respuesta a una pregunta. Si no hubo pregunta, no puede haber conocimiento científico. Nada es espontáneo. Nada está dado. Todo se construye. Bachelard plantea el problema del conocimiento científico en términos de obstáculos. Es en el acto mismo de conocer, íntimamente, donde aparecen, por una especie de necesidad funcional, los entorpecimientos y las confusiones. Es ahí donde aparecen causas de estancamiento y hasta de retroceso, es ahí donde se disciernen causas de inercia que llamaremos obstáculos epistemológicos. Se conoce en contra de un conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos o superando aquello que, en el espíritu mismo, obstaculiza a la espiritualización. El error tiene un lugar importante, no es algo que tiene que ser corregido, sino que puede ser resignificado. Noción psicoanalítica que toma Bachelard: noción de resistencia: para Bachelard es idea de que existe una fuerza que se opone al avance del conocimiento científico. No podemos identificar los orígenes, las causas, la representación, y hay que hacer un esfuerzo para encontrar esos vínculos. El obstáculo epistemológico es confuso, polimorfo, se da en el acto de conocer, es difícil identificarlo, causa de estancamiento y hasta de retrocesos. La experiencia básica o, para hablar con mayor exactitud, la observación básica es siempre un primer obstáculo para la cultura científica. Entre la observación y la experimentación no hay continuidad, sino ruptura. Lo que sí podemos hacer es “vigilancia epistemológica”: actitud crítica que permite encontrar cuando estamos en presencia del obstáculo epistemológico por la causa de estancamiento. Los obstáculos se presentan en general cuando se presenta algo nuevo. Porque no tenemos las herramientas cognitivas o recursos para entender ese nuevo conocimiento. Ejemplos de obstáculos epistemológicos: la opinión (juicio con poco fundamento o fundamento selectivo), experiencia básica (observación común), idea de unidad, idea de utilidad, sustancialismo, animismo, obstáculo verbal. Aporte mío de Bachelard (por si le sirve a alguien) La formación del espíritu científico (1938) Gaston Bachelard (1884-1962) fue, entre otras muchas cosas, un filósofo de la ciencia y profesor de física. Su obra La formación del espíritu científico (1938) puede leerse como una crítica del empirismo y del positivismo. En ella formuló el concepto de obstáculo epistemológico, mediante el cual somete a discusión la tesis de que la realidad es transparente a nuestro conocimiento. Bachelard se propone estudiar “las condiciones psicológicas del progreso de la ciencia” (p. 15). Para emprender esta tarea adopta un punto de vista basado en la convicción de que “hay que plantear el problema del conocimiento científico en términos de obstáculos” (p. 15). Nuestro autor no concibe estos obstáculos al modo tradicional (como lo hace el empirismo). No se trata de impedimentos externos al conocimiento, que pueden achacarse ya sea a la complejidad o a la fugacidad de los fenómenos examinados, ya sea a la debilidad de los sentidos y/o de la razón humana. Son, por el contrario, obstáculos internos (inseparables) al acto mismo de conocer. A diferencia del empirismo, Bachelard considera que la experiencia inmediata de los hechos (por ejemplo, registrar las diferencias de temperatura de un líquido x durante n período de tiempo) no tiene sentido en sí misma. La experiencia empírica desnuda jamás es transparente. Por el contrario, Bachelard enfatiza que “el pensamiento empírico es claro, inmediato, cuando ha sido bien montado el aparejo de las razones.” (p. 15). Toda experiencia empírica se da en el marco de una razón que da cuenta de lo que debemos considerar significativo, de lo que debemos esperar o no esperar que suceda. Es por esto que “se conoce en contra de un conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos o superando aquello que, en el espíritu mismo, obstaculiza a la espiritualización.” (p. 15). El conocimiento nunca parte de la nada. En todos los casos se conoce sobre la base de conocimientos anteriores, y el conocimiento científico se construye chocando contra esos conocimientos anteriores, que operan como obstáculos para una nueva forma de concebir el fenómeno o el caso en cuestión. Bachelard sintetiza su argumento en la siguiente frase: “Es entonces imposible hacer, de golpe, tabla rasa de los conocimientos usuales. Cuando se presenta ante la cultura científica, el espíritu jamás es joven. Hasta es muy viejo, pues tiene la edad de sus prejuicios.” (p. 15). En resumen, toda la experiencia anterior, nuestras ideas, nuestros prejuicios, juegan el papel de obstáculos al conocimiento. Estos obstáculos son propios del mecanismo propio del conocer, no son externos a este. Bachelard sostiene de manera categórica que existe una oposición absoluta entre ciencia y opinión. Mientras que la primera se encuentra impedida “a tener opiniones sobre temas que no comprendemos, sobre cuestiones que no sabemos formular claramente” (p. 16), la opinión, en cambio, lo hace constantemente porque “traduce necesidades en conocimientos” (p. 16). La opinión es el resultado de la necesidad de respuestas que tienen los seres humanos frente a los problemas que les presenta el mundo en que viven. Las personas no pueden esperar a tener respuestas, las requieren para sobrellevar su existencia cotidiana. Pero la opinión representa la negación del conocimiento: “al designar a los objetos por su utilidad, ella se prohíbe el conocerlos. Nada puede fundarse sobre la opinión: ante todo es necesario destruirla.” (p. 16). Es por eso que Bachelard afirma que la opinión es el primer obstáculo epistemológico. La ciencia, en cambio, antes que formular opiniones, empieza por plantear claramente los problemas. Estos últimos no se plantean por sí mismos, sino que exigen el esfuerzo del investigador. “Es precisamente este sentido del problema el que sindica el verdadero espíritu científico. Para un espíritu científico todo conocimiento es una respuesta a una pregunta. Si no hubo pregunta, no puede haber conocimiento científico. Nada es espontáneo. Nada está dado. Todo se construye.” (p. 16). De manera que la respuesta empirista al problema del conocimiento (se conoce por medio de los sentidos desnudos, sin la intervención de ninguna teoría previa), es radicalmente incorrecta y opera, ella misma, como un obstáculo al conocimiento. Bachelard, en línea con su concepción de que los obstáculos epistemológicos residen en el acto mismo del conocer, sostiene que aún “las costumbres intelectuales que fueron útiles y sanas pueden, a la larga, trabar la investigación” (p. 16-17). En otros términos, los mismos procedimientos metodológicos que han probado su eficacia en la obtención de conocimiento científico pueden terminar por fosilizarse y volverse conservadores. Enfocando la cuestión mencionada en el párrafo anterior desde el nivel de análisis de las condiciones psicológicas del progreso de la ciencia, el autor distingue entre los científicos un instinto formativo, que tiende a la formulación de problemas claros con el objeto de obtener nuevo conocimiento, y un instinto conservativo, que propende a mantenerse en los marcos de los procedimientos y los métodos que han demostrado ser exitosos en otro momento de la ciencia, RECHAZANDO LAS INNOVACIONES Y LOS NUEVOS PUNTOS DE VISTA. El espíritu conservativo tiene por característica preferir “lo que confirma su saber a lo que lo contradice, en (…) que prefiere las respuestas a las preguntas.” (p. 17). Por esto concluye que cuando el espíritu conservativo domina, se detiene el progreso de la ciencia. El espíritu conservativo es, pues, otro de los obstáculos epistemológicos al conocimiento científico. Además caracteriza al verdadero espíritu científico como un espíritu que tiene como eje de su actividad la formulación de problemas que vayan más allá del conocimiento científico. El espíritu científico es, ante todo, un espíritu que interroga, que formula preguntas. Al formular los rasgos principales del conocimiento científico, Bachelard presenta una visión diferente a lo que es aceptado convencionalmente. Así, lejos de buscar la unidad en los fenómenos, “el progreso científico marca sus más puras etapas abandonando los factores filosóficos de unificación fácil, tales como la unidad de acción del Creador, la unidad de plan de la Naturaleza, la unidad lógica.” (p. 18). El conocimiento científico desconfía de las identidades que se dan en las apariencias, de las semejanzas que se observan en la superficie de las cosas. Es por ello que procura “precisar, rectificar, diversificar, he ahí los tipos del pensamiento dinámico que se alejan de la certidumbre y de la unidad, y que en los sistemas homogéneos encuentran más obstáculos que impulsos. En resumen, el hombre animado por el espíritu científico, sin duda, desea saber, pero es por lo pronto para interrogar mejor.” (p. 19). Bachelard piensa que el conocimiento empírico y la observación, debido a que comprometen “al hombre sensible a través de todos los caracteres de su sensibilidad” (p. 17), contribuyen a mellar el filo de la abstracción científica (y sostiene que el conocimiento científico consiste, precisamente, en un alejamiento continuo de lo concreto para acceder a lo abstracto). El conocimiento empírico, por su misma familiaridad, opera también como obstáculo epistemológico. Su misma evidencia, la fuerza de las sensaciones que ofrece (¡Las cosas son tal como las observamos!, se dice habitualmente), impide ir más allá de la apariencia, de lo empírico. Y la ciencia se construye superando el nivel de lo empírico y accediendo a lo abstracto, a las teorías que explican lo aparente. Bachelard describe del siguiente modo el papel de lo empírico: “la idea científica demasiado familiar se carga con un contenido psicológico demasiado pesado, que ella amasa un número excesivo de analogías, imágenes, metáforas, y que poco a poco pierde su vector de abstracción, su afilada punta abstracta.” (p. 17). La observación no puede ser tomada, por tanto, en su desnudez de experiencia empírica, no puede ser aceptada así porque sí. Para nuestro autor, el cuestionamiento y la puesta en duda del saber constituido son rasgos primordiales del espíritu científico. Para comprender su posición, hay que tener presente que parte de la noción de obstáculo epistemológico. Como ya indicamos, el conocimiento científico no consiste en acumulación de observaciones, sino que consiste en una construcción cu yo primer paso es la formulación de preguntas que cuestionan, precisamente, el saber constituido. Bachelard afirma que la “revolución espiritual”, la “mutación espiritual”, es el estado al que tiende el espíritu científico. El estancamiento, el conformarse con lo dado, con el saber constituido, asfixian a dicho espíritu: “A través de las revoluciones espirituales que exige la invención científica, el hombre se convierte en una especie mutante o, para expresarlo mejor, en una especie que necesita mutar, que sufre si no cambia. Espiritualmente el hombre necesita necesidades.” (p. 18). Nuestro autor comienza afirmando que, así como en filosofía de la ciencia la noción de obstáculo epistemológico no es reconocida, en educación el concepto de obstáculo pedagógico es igualmente desconocido. Los profesores, sobre todo los que dictan materias científicas, no pueden comprender que no se comprenda. El error de los alumnos es, para ellos, el resultado de una insuficiente presentación del tema a estudiar, y por eso repiten una y otra vez la lección, con el objeto de disipar el error de los estudiantes. En otras palabras, el error en la educación científica parece radicar en cuestiones externas al proceso educativo mismo (es decir, el acto de enseñar realizado por el señor profesor es correcto, lo incorrecto es la actitud del alumno o bien una insuficiente repetición del tema por el docente). Bachelard afirma que los profesores “no han reflexionado sobre el hecho de que el adolescente llega al curso de Física con conocimientos empíricos ya constituidos; no se trata, pues, de adquirir una cultura experimental, sino de cambiar una cultura experimental, de derribar los obstáculos amontonados por la vida cotidiana.” (p. 21). Así, por ejemplo, cuando en la clase de física se aborda la cuestión de la gravedad, los estudiantes piensan que los objetos caen porque son pesados, no por la atracción gravitatoria. Esta noción de peso forma parte de su saber cotidiano y constituye el bagaje intelectual con el que abordan la clase de Física. El docente no trabaja, pues, con un alumno que es una tabula rasa. Bachelard expresa así su punto de vista: “De ahí que toda cultura científica deba comenzar (…) por una catarsis intelectual y afectiva. Queda luego la tarea más difícil: poner la cultura científica en estado de movilización permanente, reemplazar el saber cerrado y estático por un conocimiento abierto y dinámico, dialectizar todas las variables experimentales, dar finalmente a la razón motivos para evolucionar.” (p. 21). 2.10 La racionalidad discursiva y la epistemología. Intercambios polémicos. Espacios controversiales Marcelo Dascal. Tipos de polémica y tipos de movimientos polémicos. Motivación Los objetivos de este artículo son: vislumbrar la importancia de los intercambios polémicos; presentar una serie de distinciones que se ha desarrollado en el curso de la investigación en intercambios polémicos y ofrecer nuevas bases y propósitos a partir de los cuales se pueda restituir al estudio del dialogo un dialogo interdisciplinario provechoso entre enfoques filosóficos y empíricos. 1. ¿Es realmente necesario persuadir a alguien de que el discurso polémico ocupa un lugar central en nuestras vidas discursivas públicas y privadas? Difícilmente, a donde sea que miremos nos encontramos envueltos en interminable problematización, van desde las riñas domésticas hasta las controversias científicas. Sin dudas existen variaciones sociales y culturales aquí como en otras prácticas comunicativas y uno podría distinguir como sugiere Catherine Kerbrat Orecchioni entre aquellas sociedades dirigidas por un ethos confrontacional (sociedad israelí) y aquellas cuyo ethos regulativo es más bien consensual (sociedad japonesa). De un u otra forma en todas partes las personas están constantemente ocupadas en defenderse a sí mismas, atacar a otros o en evitar una confrontación abierta. 2. Los intercambios polémicos son especialmente importantes en epistemología: por ejemplo, la dialéctica es central en el pensamiento occidental, de Platón a Aristóteles, de Kant a Hegel, de Popper a Kuhn. Para ellos y muchos otros pensadores, el conocimiento se alcanza por medio del ejercicio de la razón crítica. Pero la filosofía en particular la epistemología, tiene mucho que ganar de este dialogo. En lo que respecta al estudio empírico de los intercambios polémicos, donde la comunicación parecería estar en tensión con las viejas y confortables nociones de cooperación y racionalidad, y donde así y todo ésta resulta posible, podríamos contribuir a la solución de los problemas filosóficos. Podríamos descubrir que las controversias exhiben un tipo especial de “racionalidad” y “normatividad” que no pueden ser reducidas ni a las limitaciones de la lógica idealizada ni al mero ejercicio de poder en lo que equivale a no más conflictos de intereses. El diálogo con la empiria tiene que estar abierto a la sorpresa, a lo imprevisible, como ocurre siempre en las disputas con un oponente real, porque será de relevancia para algunas de las mayores temáticas intelectuales (y prácticas) de nuestro tiempo, así como para los fundamentos conceptuales del estudio empírico del diálogo. Observaciones metodológicas La aparentemente contradictoria postura metodológica aboga principalmente en que la exp licación no es ni estrictamente “de arriba hacia abajo” ni “de abajo hacia arriba”, sino más bien en algún lugar del medio, por la simple razón de que no sabemos qué es lo que hay arriba y qué abajo, pues ambos son relativos al estado actual de una investigación. Se progresa yendo hacia arriba y hacia abajo, considerando “análisis” y “síntesis” (Leibniz) como elementos que van siempre juntos, y por ende tratando de hecho el conocimiento como algo sin fondo y sin techo. Sobre este método es necesario clarificar que existen muchos niveles de organización del diálogo, en esta instancia describiremos dos niveles macro: Estratégico/ estrategia discursiva (según F.Jacques) tiene que ver con el patrón global de un intercambio polémico, sus principales objetivos, su temática general y estructura jerárquica, y los correspondientes presupuestos en lo relativo a sus reglas y su modo de resolución. Táctico/ tiene que ver con la naturaleza de los movimientos y los contra movimientos realizados en puntos específicos del intercambio. Este nivel es parte esencial de la estructura pragmática u organización secuencial de un diálogo polémico. En ambos niveles los intercambios polémicos tienen mucho en común con otras formas de diálogo, el estudio de los niveles macro no excluye la necesidad de realizar un estudio detallado de sus componentes micro. Muy por el contrario debería ser complementado y apoyado por ese análisis. Tres tipos de intercambios polémicos Un intercambio polémico involucra al menos dos personas que usan el lenguaje para dirigirse la una a la otra (interactivo: intercambio, diálogo), en una confrontación (contenido de la interacción) de actitudes, opiniones, argumento, teorías, etc. 1. El requisito de dirigirse la una a la otra excluye de este campo todo tipo de discurso polémico en el que uno de los participantes es incapaz de participar realmente, todas las polémicas en la que no existe un verdadero diálogo. La polémica como una actividad conlleva siempre un elemento de incertidumbre con respecto a las reacciones del oponente. El grado de incertidumbre varía de acuerdo con el tipo de intercambio polémico. La polémica es esencialmente un juego donde nuestra capacidad para predecir el movimiento del adversario es limitada. El requisito de la confrontación-contenido significa reconocer el hecho de que todo intercambio polémico implica puntos de vistas opuestos con respecto a cierto contenido. Lo importante es que los contendientes los perciban como opuestos y estables, por consiguiente, un debate que tenga por objeto explícito o implícito esos contenidos. El intercambio polémico--> consiste fundamentalmente en aquellos textos o enunciados dirigidos directamente por un contendiente al otro, de forma privada o pública. Además de este texto primario, existe en general un texto secundario que al menos en parte, pertenece al intercambio polémico. Toda polémica se desenvuelve en un contexto no discursivo cuyos varios aspectos y niveles siempre tienen un rol más o menos importante en su contenido y desarrollo. 2. La familia de intercambios polémicos comprende tres tipos de ideales: - discusión: es un intercambio polémico cuyo objeto es un tema o propósito bien circunscripto. Pueden alcanzar una solución, que consiste en corregir una equivocación original mediante la aplicación de procedimientos aceptados en el campo pertinente. Desde el punto de vista de sus fines, están básicamente ocupadas en el establecimiento de la verdad. La oposición entre las tesis en conflicto es percibida principalmente como lógica. Desde el punto de vista procedimental se puede decir que siguen un modelo para solucionar problemas. - disputa: es un intercambio polémico que también parece tener por objeto un desacuerdo bien definido, pero en este caso los contendientes no aceptan en ningún momento definir el desacuerdo como fundante en un error. Se basa más en diferencias de actitudes, sentimientos o preferencias. No tiene solución, a lo sumo puede disolverse o ser disuelta. Desde el punto de vista de sus fines, están básicamente ocupadas en la búsqueda del triunfo. La oposición entre las tesis en conflicto es percibida principalmente como ideológica. Desde el punto de vista procedimental se puede decir que siguen un modelo competitivo. - controversia: es un intercambio polémico que ocupa una posición intermedia entre la discusión y la disputa. Puede comenzar con un problema específico, pero se extiende rápidamente a otros problemas, revelando profundas divergencias. No se reducen a meros conflictos sin solución, es decir no llegan a una solución, ni son disueltas sino a lo sumo resueltas. Su resolución puede consistir en el reconocimiento de que suficiente peso ha sido acumulado en favor de una de las posiciones en conflicto. Los contendientes acumulan argumentos que creen que incrementan el peso de sus posiciones vis a vis las objeciones del adversario. Desde el punto de vista de sus fines, están básicamente ocupadas de persuadir al adversario y/o a una audiencia competente a aceptar la posición defendida. La oposición entre las tesis en conflicto es percibida como una amplia gama de divergencias con respecto a la interpretación y relevancia de hechos, evaluaciones, actitudes, fines y métodos. Desde el punto de vista procedimental se puede decir que siguen un modelo deliberativo. 3. Los intercambios polémicos reales raras veces son ejemplos “puros” de uno de estos tres tipos, una de las razones es que los modos en que los contendientes perciben y conducen un determinado intercambio no es necesariamente idéntico. (Ejemplo: tesis de newton pag 79 y 80) Tres tipos de movimientos En el nivel táctico voy a distinguir tres tipos de movimientos empleados en los intercambios polémicos. 1. Los movimientos pueden ser clasificados de acuerdo a sus roles funcionales como semánticos. Los principales criterios utilizados en esta tipología tienen que ver con el objetivo inmediato del movimiento, la naturaleza de los medios usados para conseguir su objetivo. - demostración: es un movimiento que pretende establecer la verdad de una proposición más allá de toda duda razonable. Utiliza alguna regla de inferencia que de manera explícita y reconocible conduce desde otras proposiciones. - estratagema: es un movimiento que pretende causar una determinada (re)acción en una audiencia relevante, al inducirla a creer que una proposición es verdadera. - argumento: es un movimiento que pretender persuadir al destinatario de creer que una proposición es verdadera. No están directamente ocupados de la verdad sino de la opinión. En contraste con las estratagemas los argumentos buscan inducir en el destinario la creencia deseada mediante la entrega de razones reconocibles. A diferencia de las demostraciones estas razones no necesitan estar basadas en patrones de inferencia validos ni en evidencia veraz que se presumen aceptados por el interlocutor; éstas tienen que tomar en cuenta qué proposiciones el destinatario acepta en realidad como evidencia y qué patrones de inferencia es probable que lo persuadan. 2. Es necesario clarificar y ejemplificar las descripciones previas, a la luz de posibles confusiones terminológicas y de las dificultades para identificar ejemplos “puros” de estos tipos de movimientos en intercambios polémicos concretos. ● El término demostración no refiere sólo a las demostraciones deductivas formales, como las de lógica y matemáticas; también aplica al uso de otras formas de inferencia que se supone establecen la verdad. Adquiere un peso polémico adicional gracias a la presunción de que la verdad debe ser el factor decisivo en la determinación de una opinión. Sólo son decisivas en el contexto de las discusiones, donde un procedimiento de decisión que se asume incuestionable les otorga el necesario respaldo. ● El término estratagema lo tomamos prestado de Arthur Schopenhauer (A.S.). Cuando se discute con un oponente que hace uso de estos trucos, dice A.S. que uno ”no tiene que tratar más con su intelecto, sino con la parte radical del hombre, su voluntad, a la que lo único que le interesa es triunfar finalmente por las buenas o por las malas”. El objetivo de A.S. es entregar al debatiente una herramienta para reconocer y derrotar con facilidad estos trucos buscando un efecto causal directo y explícito sobre las creencias del oponente tales como: a) Ampliación b) Diversión También movimientos que están destinados a causar ciertas reacciones, las que luego harán vulnerable la posición del oponente: c) Irritación d) Construcción de la confianza (Aristóteles) e) Compensación (Leibniz)à tipo ofensivos, trampas. Estratagema parece tener natural afinidad con la categoría de disputa, en la medida que comparten el objetivo de ganar por las buenas y por las malas. ● El término argumento se usa aquí en el mismo sentido que en la retórica de Perelman, es decir como una clase de movimiento dirigido a modificar opiniones por medio de razones que no son ni lógicamente concluyentes ni impersonales. La afinidad entre el tipo de movimiento argumento y el tipo de intercambio polémico controversia se explica a partir del hecho de que el primero se ajusta a la mayoría de los rasgos que son característicos del segundo. La apertura de la controversia, que todo está disponible, no existen presupuestos sagrados o métodos protegidos de un ilimitado cuestionamiento mutuo. Los argumentos son buenas herramientas para este propósito y también excelentes blancos de ataque. Si bien en una controversia todo está disponible, no todo vale, algunas normas son respetadas y los modos de actuar sobre las creencias del oponente están constreñidos. 4. En el caso de los movimientos tal como en la interpretación de otros elementos lingüísticos, puede que tengamos que distinguir entre lo “literal” y lo “real”. El estudio empírico de estos movimientos requiere de un componente sintáctico-semántico y uno pragmático. El problema de la identificación es agravado por el hecho de que, mientras las demostraciones y los argumentos “se anuncian” a sí mismos como tales mediante el uso explícito de marcadores lingüístico, las estratagemas se disfrazan más bien a sí mismas como demostraciones y argumentos. Nudler: Los espacios controversiales: la naturaleza dialéctica del cambio en las ciencias y la filosofía Para analizar desarrollos del pensamiento científico y filosófico, la unidad de análisis fundamental es la de "controversia". Los primeros pensadores modernos coincidían en q la interrogación de la naturaleza se debía ser de acuerdo con un método constituido por un conjunto de reglas a las q se atribuía un carácter universal, independiente de los contextos culturales y sociales de c/ investigador. Ese método posibilita el avance del conocimiento científico al ser aplicado a la observación y análisis de los fenómenos de la naturaleza. Un investigador carente de método en vez de avanzar en el conocimiento de la naturaleza, tiende a caer en extravíos metafísicos. Una consecuencia de esta visión metodológica sobre el avance del conocimiento es q si el método es aplicado correctamente, las controversias no tendrían xq surgir. A fines de los 50 se constituyó toda una corriente crítica del modelo moderno dentro del ámbito de la reflexión sobre la ciencia, en donde autores como Toulmin, Kuhn y otros atacaron varios aspectos de dicho modelo, en particular la creencia en un método científico universal y descontextualizado como la clave del progreso del conocimiento científico. Estos autores asumieron diferentes consecuencias, en primer lugar, la variabilidad según la época y comunidad científica de los estándares epistemológicos usados p seleccionar, interpretar y evaluar los elementos de prueba empíricos. Kuhn fue el q más énfasis puso en mostrar q los estándares epistémicos dependen de valores y estos se encuentran sujetos a distintas formas de interpretación. Asimismo, los autores coincidieron en una tesis: la existencia de una inevitable "carga teórica" de la observación, lo cual tenía como consecuencia q esta no pudiera ser considerada en el modelo moderno. Kuhn no les asigno un papel decisivo a las controversias, ni en la fase "normal" ni en la fase revolucionaria del desarrollo científico. Solo en la fase de crisis de un paradigma y en la época precientífica de una disciplina las controversias pasan p Kuhn a primer plano. Fue Laudan el q planteo un modelo en el cual se reconoce el papel fundamental q tienen los distintos tipos de desacuerdo en el progreso. En la modernidad las controversias filosóficas fueron criticadas con el argumento de q no existe por la naturaleza especulativa de las cuestiones de las cuales se ocupa, ningún método cuya aplicación les permitiera ponerles fin. La desvalorización de las controversias como instrumento epistémico se incrementó a lo largo de la modernidad, a partir del gran éxito de la ciencia. Al mismo tiempo fue Kant quien rechazo la postura según la cual en la filosofía y en especial en la metafísica, no puede existir por razones de principio un método capaz de resolver los desacuerdos. Si bien Kant compartía la crítica a la metafísica como forma de conocimiento, creía en la existencia de un método q fuese capaz de ponerla en el "camino seguro de la ciencia". Según Kant una metafísica así entendida, trascendental, tendría un objeto diferente, sería una ciencia de lo "a priori", libre de controversias interminables. El positivismo lógico, crítico del modo kantiano de concebir a priori, compartía el ideal de la filosofía como ciencia, de esta manera proponía una "filosofía científica" de segundo orden, ocupada no en conocer el mundo sino en el análisis de las características lógicas del lenguaje de las ciencias y en crear un lenguaje básico p una ciencia unificada. En relación con las controversias, el punto en común entre todas las visiones, era q el método propuesto, ya sea trascendental, lógico, etc. permitiría eliminar los problemas filosóficos insolubles, aquellos problemas de la metafísica tradicional; y tmb construir la filosofía de tal manera q las controversias si surgieran, se pudiesen resolver. Cuando la evolución histórica de las controversias de naturaleza filosófica es tomada en cuenta, aparecen diferencias q impiden ubicarlas a todas en un mismo lugar. Hay controversias filosófica q pueden llegar a un estado de estancamiento o bloqueo conceptual, en donde se vuelven incapaces de generar nuevas respuestas y nuevas preguntas. Hay tmb controversias q experimentan procesos de transformación de otro tipo, son transformaciones q las hacen pasar por distintas fases de estancamiento, bloqueo, retroceso o progreso. Una controversia filosófica se encuentra en una fase de progreso, si genera nuevas preguntas o poner de manifiesto y profundiza nuevos aspectos de temas previamente indagados. Y si una controversia se encuentra en una fase en q hay reducción o una obstaculización de las posibilidades de descubrimiento y profundización, se encuentra en una fase regresiva. Las razones p concederle a las controversias filosóficas un valor epistémico serian: una, q nuestro conocimiento del mundo ha avanzado gracias a la irrupción de una nueva teoría científica q se distingue de la anterior por un cambio de uno o mas de sus presupuestos filosóficos. Y tales nuevos principios han llegado a estar disponibles p los científicos gracias a un proceso dialectico de confrontación de las nuevas ideas filosóficas con las antiguas. En los espacios controversiales existe, en cualquier momento de su desarrollo, una controversia q ocupa el lugar central pero esta centralidad no es una propiedad permanente ya q por ej. el problema q dio origen a la controversia original puede redifinirse o ser sustituido por otro problema. Otro rasgo de los espacios controversiales es el hecho de q es raro q una controversia se presente aislada ya q por lo general se asocia con otras controversias, y a partir de esta tendencia a asociarse con otras se pueden definir los espacio controversiales como conjuntos de controversias interrelacionadas. Pero estos espacios son mas q conjuntos de controversias, ya q en primer lugar, dentro de un espacio tienen lugar no solo controversias en sentido estricto sino q tb controversias ficcionales, en donde un protagonista del espacio describe un debate con un contrincante el cual se encuentra ausente, ya sea xq pertenece al pasado o contemporáneo. Además de las controversias reales y ficcionales q forman parte de la estructura de un espacio controversial, tmb aparecen al analizar dicha estructura otros elementos q la componen. Los problemas en torno a los cuales giran las controversias estudiadas, las doctrinas, teorías, programas y tradiciones de investigación a los cuales se adhieren. La existencia de un conjunto de presupuestos compartidos es necesaria p la existencia de un espacio controversial, ya q si no existieran no habrían controversias y se produciría conflicto o indiferencia mutua. Como elemento esencial del "terreno común" de una controversia, debe existir un compromiso de las partes a respetar los valores y estándares comunes . Las controversias presuponen la presencia de una racionalidad q Habermas denomino "comunicativa", y si esta forma de racionalidad está ausente, no puede hablarse de una controversia ya q las partes no se encuentran comprometidas a respetar el resultado de dicha controversia. En relación con la estructura de los espacios, todos los elementos que la componen tienen relaciones de dependencia recíproca entre sí. Los espacios controversiales son estructuras dinámicas, cambian ya sea como resultado de su propia evolución interna o del impacto de novedades dentro de una misma área o, incluso de factores externos al mundo de la teoría, que pertenecen al contexto histórico y social. Los componentes de un espacio no cambian todos al mismo ritmo, porque no todos tienen la misma resistencia al cambio, así, los problemas suelen cambiar a un ritmo más lento q las teorías. Cuando uno o mas de los presupuestos básicos de un espacio son sacados a luz y sometidos a discusión en la comunidad, nos encontramos frente a un cambio en la estructura, en donde dicho cambio consiste en el desplazamiento de esos presupuestos desde el terreno común hacia el foco. A este cambio estructural se denomina "refocalización", esto no implica un traslado de creencias de una región a otra del espacio controversial, sino q se produce un proceso de introducción de conceptos nuevos o se produce una resignificación de conceptos previos. Una consecuencia de esto, es que establece una plataforma desde la cual se mira desde una nueva forma al espacio controversial, sus problemas, etc. Se reescribe la historia del espacio controversial desde una nueva base. Conclusión. Se puede tomar el termino dialéctica en dos sentidos: la dialéctica en su sentido antiguo, como forma controversial de dialogo; y la dialéctica como pauta de desarrollo de una realidad histórica dada. En el primer sentido, las controversias pueden tener un impacto beneficioso, porque obligan a articular, modificar, integrar, sustituir teorías y también porque constituyen una vía q conduce a revelar dimensiones ocultas y supuestos implícitos q permiten q el pensamiento científico transcurra por nuevos caminos. En el segundo sentido de dialéctica, como pauta de desarrollo de una realidad de carácter histórico, de la historia de disciplinas científicas, las controversias reales y ficcionales, constituyen los "ladrillos" sobre cuya base se construyen los espacios controversiales, siguiendo la pauta de refocalización. Otras formas de transformación es el caso del abandono no de ciertos presupuestos sino de un espacio controversial completo y su sustitución por otro nuevo. Se considera innegable el hecho de q es necesario p la reconstrucción de procesos de la historia intelectual, partir de algún modelo previo de los mismos y también es necesario la existencia de criterios a través de los cuales se pueda reconocer cuando los hechos q son investigados, no se ajustan al modelo previo.