Frente a los cambios… a veces uno lo primero que atina hacer es defenderse… Cómo se defiende cada elemento? Este material, está tomado de la astróloga Liz Greene, fijensé qué puede serles útil de esto! Dado que cada elemento dentro de la carta describe, entre otras cosas, la capacidad de adaptarnos a la vida de una manera particular, si observamos el equilibrio de elementos en el horóscopo, podremos tener una idea de las defensas que con más naturalidad aparecen en la personalidad. Cuando hablamos de defensas, invariablemente hablamos de miedo. El miedo es un aspecto de la existencia humana que siempre estará con nosotros; está unido a nuestro sentido de supervivencia. Si podemos entender aquello a lo que la gente le teme, comprenderemos por qué se comporta de la manera en que lo hace. El elemento agua Los tres signos de agua expresan la necesidad de una fusión emocional como defensa contra la soledad y la extinción. Ahora debemos considerar cada uno de estos signos de manera individual. Todos los signos de agua comparten el miedo al aislamiento, pero utilizan distintos medios de defensa, y estas pueden ser sumamente creativas. La necesidad de pertenencia de Cáncer es una parte fundamental del don de empatía y nutrición propio de este signo. El retiro de Piscis en un mundo imaginario puede producir obras de arte. La necesidad de Escorpio de fijar lazos en un estado inmutable puede generar una lealtad, un compromiso y un coraje extraordinarios. No obstante, en algunos casos, las defensas son tan extremas que la persona es dominada por ellas. Entonces, el canceriano produce síntomas de histeria o parece una pelota de playa, el pisciano es hallado con una sobredosis en el piso del dormitorio, y el escorpiano causa estragos y asesina a su esposa y al amante de ella. En el elemento agua, hay niveles más sutiles que las defensas básicas que estuvimos considerando. Estos refinamientos parten de un núcleo central, que en los signos de agua es la defensa fundamental contra la otredad. Mencioné las adicciones y también ciertos aspectos del comportamiento histérico. La histeria puede reflejar una desintegración en el caos emocional, un éxtasis emocional (experimentado mediante el dolor o mediante el placer con la misma facilidad) que crea un estado de fusión con la fuente de vida, y manipula a los demás para que le prodiguen sus cuidados. Otra variación sobre el tema del agua es la idealización. Si elevamos a alguien y lo percibimos como hermoso, bueno, dotado y perfecto, y creemos que siempre se puede confiar en él y que nunca nos lastimará de ninguna manera, nos estamos defendiendo de tener que reconocer a ese individuo como un ser humano común, separado de nosotros y limitado. Tal reconocimiento implica que nosotros mismos estamos separados y somos comunes. Podemos llegar a idealizar un amor, un hijo, padre, maestro, amigo, grupo racial o social, plataforma política o país; también a nuestra mascota, nuestro cuerpo o el de otra persona. Cualquiera que sea el objeto, el proceso es el mismo: infundimos en el otro cualidades transpersonales, sobrehumanas o redentoras, que, en definitiva, no se pueden sostener. La idealización preserva la ilusión de una unidad que no existe. Otra variación favorita del tema de agua es la culpa. ¿Entienden la diferencia entre culpa y remordimiento? Con el remordimiento, sentimos una gran vergüenza por lo que somos o hicimos. Esta vergüenza y deseo de reparación surgen del conocimiento instintivo de cómo se siente ser la persona a quien hemos lastima-do. No podemos escapar de la cruda humillación y humildad del remordimiento. El remordimiento puede ser transformador, pues tiene el poder de cerciorarse de que nunca repetiremos esa acción destructiva; pero la culpa es bastante distinta por naturaleza. No existe una verdadera comprensión de lo que siente la persona herida. Tendemos a decirle a todo aquel al que tenemos a tiro; “¡Ay!, me siento tan culpable”, pero seguimos repitiendo la acción destructiva con el encantamiento del ritual. El encantamiento tiene el propósito de aliviar los sentimientos de vergüenza; entonces quedamos libres de culpa porque ya la hemos declarado en voz alta.