Subido por Psiquis Gio

SEXUALIDAD Y CRIMINALIDAD ACACERES

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SEXUALIDAD Y CRIMINALIDAD
ARTIDORO CACERES VELASQUEZ
11
A ERIKA Janeth fuente de Ternura, Paz, Amor y Felicidad.
12
AGRADECIMIENTOS
A Raquel Tello, Dugmet Rebatta, Gabriela Vargas y, muy en especial a Marcela
Quispe, por su ayuda interpretativa, y de transcripción de mis garabatos.
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“Todas las historias de amor son tristes, pero la vida sería más triste sin historias
de amor”
Leopoldo Chiappo
(Psicología del amor)
14
“La violencia y la sexualidad siguen siendo, para el adulto y para el niño,
ventajosos antídotos con que disipar el veneno insidioso de la monotonía”
Gilbert Tordjman
(La violencia, el sexo y el amor)
15
“Shakespeare más que cualquier otro autor, ha instruido a occidente en las
catástrofes de la sexualidad, y ha inventado la fórmula de que lo sexual se
convierte en lo erótico cuando lo cruza la sombra de la muerte”.
Harold Bloom
(Shakespeare, la invención de lo humano)
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“Fornicar y matar es lo mismo”
Charles Manson
Asesino de Sharon Tate
(08 de Agosto 1969)
17
“HASTA LA MUERTE”
Yo te adoro, mujer, más de tal suerte
Que desearía, en mi pasión de fuego,
Que se quedara todo el mundo ciego
Para que solo yo pudiera verte
Si alguien se acerca a ti, pienso en la muerte
Si te mira alguien, al dolor me entrego,
Y de los hombres y de Dios reniego
Cuando pienso que al fin he de perderte…
¿Perderte? Oh, no! Rechazo esta creencia!
Mía fuiste en la infancia todavía
Mía eres hoy, ya llena de experiencia,
Y cuando llegue a mi muerte el día,
Te arrancaré sin pena la existencia
Para que seas en la tumba mía
Federico Barreto
(Peruano)
18
“SIN CORAZON”
Loco de rabia y despecho
Resolví en cierta ocasión
Abrir a mi amada el pecho
Y arrancarle el corazón
“Así sabré, dijo fiero,
Si el corazón de la ingrata,
Que sin piedad me maltrata
Es de piedra o es de acero”
La aceché luego sin calma,
Y con un largo puñal
Rasgué el seno virginal
De aquella mujer sin alma!
Y cuando a mis pies la vi,
Un grito horrible lancé
Y mis manos sepulté
En la herida que le abrí!
Busqué luego, temerario,
Dentro de su pecho impío..
¡Y su pecho estaba frío
Como el fondo de un osario!
Busqué…Busqué con tesón,
Y no hallé lo que buscaba..
¡La mujer, que tanto amaba
No tenía corazón!
Federico Barreto
19
INDICE
I.
EXORDIO
11
II.
DEFINICIONES
14
III.
IV.
1. Sexualidad
15
2. Criminalidad
15
SEXO Y SEXUALIDAD
17
1. Sexo
18
2. Sexualidad:
19
A. Alternativas Sexuales
19
B. Orientaciones Sexuales
28
CRIMINALIDAD
40
1. Fundamentos o bases de la criminalidad
41
2. Agresividad y violencia
124
V.
SEXUALIDAD Y DESARROLLO HUMANO: TEPORIA P.A.C.O.R
138
VI.
SEXUALIDAD Y CRIMINALIDAD
146
VII.
EROTOMANÍA – Síndrome de Clarembault
185
VIII.
PSICOPATÍA SEXUAL FÓBICA
189
SEXUALIDAD- CRIMINALIDAD Y LITERATURA
192
IX.
1. La Biblia
193
2. Medea: Maternidad Criminal
199
3. Edipo Rey: Filicidio- Parricidio-Incesto- Suicidio
201
4. Otelo: Celos
208
5. Sadismo
213
X.
EPITOME
220
XI.
BIBLIOGRAFÍA
222
20
I. EXORDIO
21
La sexualidad y la violencia parecieran ser dos términos con significados
totalmente opuestos, antagónicos, antónimos, irreconciliables que pertenecieran a
dos realidades a dos hechos a dos situaciones completamente diferentes y jamás
convergentes, dicotómicos como la noche y el día, o la vida y la muerte, o si se
quiere, tal vez a lo mejor menos trágico, sería decir el amor y el odio- Sin embargo
la noche y el día pertenecen a una unidad cotidiana, la vida y la muerte integran
una unidad existencial y el amor y el odio son dos caras de una misma moneda.
Con frecuencia se descubre que en los seres humanos existe una línea continua
entre sexualidad, agresividad y violencia que la educación y la cultura no saben
enseñar, no logran diferenciar y no han podido separar o interrumpir.- Eros y
Tanatos, como se repite tal vez con demasiada frecuencia, se juntan en una sola
persona, el instinto se hace pulsión y se transforma en delito, en crimen, en
destrucción, y el neo encéfalo homínido desaparece invadido por un archiencéfalo
dominante que ha traspasado también a un paleo céfalo displicente y hasta
cómplice.
Con frecuencia sorprendente, y cada vez en aumento, se presentan delitos,
crímenes relacionados con la sexualidad. Lo ocurrido con Adán y Eva, está en la
base del delito sexual. Millones y millones de páginas se han escrito en todos los
tiempos y en todas las civilizaciones para descubrir las pasiones, los amores, las
obsesiones, los celos y la criminalidad en forma de maltratos, suicidios y
homicidios. La literatura tiene a Medea de Eurípides, en Madame Bovary, la
novela de Gustavo Flaubert, en el amante de Lady Chatterley, del autor inglés
David Lawrence, en Otelo de William Shakespeare, entre otras numerosas
novelas, ejemplos de esta trágica, dramática y terrible relación entre delito,
criminalidad y sexualidad.
El asunto es tan grave que la razón, la causa el o los motivos deben y tienen que
ser conocidos.- Tal vez sea este el único motivo que justifique que el amor es
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simbolizado por un corazón de naipe atravesado por un puñal y sangrando.- Es un
asunto complejo pero al mismo tiempo explicable y comprensible aunque fuere en
una aproximación de pocas páginas. Trataré entonces de ingresar en éste
laberinto y recorrer los senderos oscuros y misterioso con la esperanza de
encontrar una salida. Los invito a acompañarme.
23
II. DEFINICIONES
24
1. SEXUALIDAD
Definir a la sexualidad ha representado muchas pasiones, mucha tinta,
mucho esfuerzo y no menos controversias. Sin duda hasta la actualidad
persiste la discusión y sin ninguna duda son discutidos los conceptos, los
contenidos y hasta las finalidades de este proceso biológico, psicológico,
sociológico, antropológico y filosófico al que denominamos sexualidad. El
diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, en su vigésima
segunda edición la define como: “Conjunto de condiciones anatómicas,
fisiológicas que caracterizan a cada sexo”. Y en la segunda acepción se
dice que es el apetito sexual, propensión al placer”. Considero que ésta
definición es pobre, limitante, estrecha en la que básicamente se refiere o
prioriza los aspectos biológicos.
Desde mis primeros trabajos sexológicos he intentado definir la sexualidad
con criterios claros, concretos que por lo menos connoten la riqueza y la
diversidad de elementos que participan en esta enorme galaxia de la vida
que, a decir verdad, no existiría sin ella, en otras palabras: sexualidad es
vida. En mi libro “Neuropsicología de la sexualidad” la defino como: “El
conjunto de condiciones, situaciones y posibilidades que caracterizan a
cada sexo y a sus relaciones entre ellos”. Así la entendemos, así la
enseñamos, así la vivimos. Desde el inicio mismo de la vida, hasta la
muerte, con el final de la identidad corpórea, personal e individual, pero con
la continuidad inmortal, si se ha tenido hijos. Primero no fue el verbo,
primero fue la sexualidad.
2. CRIMINALIDAD
La palabra deriva del latín “criminalis”, “que es lo relativo o perteneciente al
crimen”. Desde su origen etimológico, el término connota un amplio
25
espectro de variables o de intervinientes. Como se sabe crimen, es “un
delito grave, acción indebida o reprensible, acción voluntaria de matar o de
herir a alguien”, así lo define el Diccionario de la Real Lengua Española.
Por lo tanto los términos criminal, crimen y criminalidad involucran a todos
los factores intervinientes en el acto delictivo.
La disciplina que estudia, analiza e investiga, que se introduce en los
vericuetos y misterios del crimen, es la criminología, la que definimos
simplemente así: “Disciplina (ciencia, tecnología, arte, filosofía) que estudia,
analiza e investiga el o los actos criminales”. La criminología necesita de
otras disciplinas de otros métodos, de otros procedimientos que extrae, o
elabora a partir de otras disciplinas como la sociología (sociocriminología),
la antropología (antropo o etnocriminología), la psicología (psicología de la
criminalidad o psicocriminología) y hasta de la filosofía (filosofía
criminológica). Sin duda se sirve también de la biología, la medicina,
informática, del derecho y hasta de la religión. A partir de estos
conocimientos se logran establecer nuevos campos que amplían el
horizonte criminológico, como el que se acepta con el nombre de
victimología. Uno de estos campos es la criminalística a la que defino como
la “ciencia, la tecnología y el arte que estudia los diferentes hallazgos en los
escenarios del crimen con el objetivo de descubrir al o los autores y
establecer las posibles causas de este”.
26
III. SEXO Y
SEXUALIDAD
27
1.
SEXO
Con frecuencia inaceptable para estos tiempos, la mayoría de las personas
mezcla, confunde, traslapa, iguala a los términos “sexo” y “sexualidad”. No
son lo mismo, no significan, ni teórica ni prácticamente el mismo tema, el
mismo asunto ni la misma realidad. El término sexo se refiere
fundamentalmente a aspectos biológicos, ni más ni menos. Decir sexo es
significar cromosomas, hormonas, gónadas, genitales, cuerpos, encéfalos.
Decir sexo es referirse a cromosomas xx y xy, a hormonas androgénicas y
estrogénicas, a úteros, ovarios, vaginas, vulvas, testículos, penes,
pilosidades, mamas, hemisferios cerebrales, hipotálamos, lóbulos límbicos,
feromonas, que caracterizan entre otras variables biológicas, a lo
masculino, a lo femenino, y a lo intersexuado. Porque los seres humanos
pueden ser masculino, femenino, varones o hembras e intersexuados. Y
ese sexo, el intersexuado, puede ser cromosómico, hormonal, genital
(hermafroditismo), o cerebral (transexualidad). ¿Porqué la comunidad
científica y profana no acepta esta realidad?. Hace más de treinta años que
venimos proponiendo, demostrando este hecho a mi juicio indiscutible, que
la ignorancia, el prejuicio, la ingenuidad o la tontería aún no quiere aceptar.
He presentado más de un hecho demostrativo de ésta realidad y la gota de
agua aún no horada la roca de la intolerancia de la testarudez o del
conformismo, ignorante y anquilosado. A partir de éste desconocimiento e
inaceptación se han creado y se crean, horrorosas situaciones indignidades
sociales, persecuciones torturantes, decisiones inhumanas, verdaderos
crímenes de lesa humanidad. Bastaría señalar el infierno que han vivido y
aún soportan y viven las personas con mente de un sexo atrapados en un
cuerpo correspondiente al otro sexo, como son las personas transexuales.
Las leyes que prohíben las medidas en especial las médicas, tanto
quirúrgicas como farmacológicas, psicológicas y sexológicas, son también
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un asunto que tiene que analizar la criminología. Cuanta infelicidad que con
frecuencia llega al suicidio constituye la desgracia existencial de estas
personas. Felizmente el cambio viene produciéndose lenta e inexorable
aunque tardíamente. El cambio más notable en la mentalidad de los padres
y profesionales se ha producido en los Estados Unidos de Norteamérica: Un
niño de 8 años de edad, que desde los 4 años insistía en sentirse y creerse
mujer, ha sido operado, cambiado de sexo. José ahora es Josie y al que al
llegar a la pubertad le aplicarán las medicinas hormonales correspondientes
a su nuevo sexo. Los padres de ésta criatura, han afirmado según las
noticias, que estuvieron en todo momento de acuerdo con el cambio de
sexo de su hijo y con la adopción de una nueva identidad sexual (Octubre
2009).
2.
SEXUALIDAD
Hemos planteado la necesidad de separar dentro de la sexualidad a dos
condiciones: Lo que llamamos “alternativas sexuales y orientaciones
sexuales”.
A. ALTERNATIVAS SEXUALES
Los objetivos teleológicos de la sexualidad son varios. El
maniqueísmo, la manipulación, el prejuicio, la ignorancia y hasta la
descerebración, en especial esa que venía y viene de las religiones
principalmente de la católica, hizo creer que esa fuerza poderosa que
tienen los seres vivos y que en los humanos se llamó y se llama
libido, solo servía para la reproducción de la especie. Nada más ni
nada menos. Creced y reproducíos fue la consigna y se acató esta
descomunal tontería. Millones de personas entre varones y mujeres,
en especial ellas, caminaron en este valle de lágrimas, arrastrando la
culpa y la vergüenza por sentir otra cosa, o por no tener hijos en
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especial varones. Siglo tras siglo se construyó el sufrimiento, el
miedo, la angustia, la neurosis, la psicosis y la patología sexual a
causa de éste imperativo torpe y desgraciado: “No fornicarás” fue la
sentencia, todo lo que atentaba a esta norma era condenado, y aún
en la actualidad ésta estúpida disposición hace sufrir a millones de
seres humanos que aún creen que con esta obediencia irán al cielo o
que en su desacato viajarán al infierno, a consumirse por los siglos
en el fuego purificador.
¡Qué horror!, pero así fue y aún sigue
siéndolo. Se ha hecho un cálculo probabilístico, se afirma que los
seres humanos, sexo practicantes, tendrán en promedio, diez mil
orgasmos en su vida sexual. De este máximo uno por mil servirán
para tener hijos, en el supuesto que las personas quisieran tener 10
hijos. En consecuencia novecientos noventa y nueve orgasmos son
pura y simplemente para conseguir placer, para gozar, no para tener
descendencia.
Por otras razones afirmo que la búsqueda del placer es la actividad
prioritaria de la sexualidad en los seres humanos, como también lo
ha demostrado la etología, lo es en otras especies animales
subhumanas. Primera alternativa sexual, entonces la: placentera y
segunda la reproductiva.
El no entender esta simple realidad ha conducido y conduce a
cometer crímenes de tremenda magnitud. Prohibir el autoerotismo,
ignorar la sexualidad infantil, que salvo en el caso excepcional de la
niña Lida Medina que gestó un hijo a los 5 años y medio de edad,
aquí en Lima Perú, salvo éste récord en el mundo, seguramente de
pubertad súper precoz, la sexualidad en la infancia es totalmente
placentera. Obligar a los púberes y adultos a no tener relaciones
coitales antes del matrimonio es otra indignidad criminal, y peor aún
condenarlos a una sexualidad reproductiva contra su voluntad a no
interrumpir un embarazo no deseado con el uso de sustancias como
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la llamada píldora de emergencia, o del día siguiente, o simple y
torpemente no informarlos como gozar de su sexualidad sin ningún
riesgo de embarazo es, a mi juicio un crimen inaceptable y
descomunal. Algo más aunque menos aceptado es obligar a la gente
a contraer matrimonio desconociendo la decisión de soltería o de no
paternidad, encajonándolos en el matrimonio monogámico y
heterosexual. A mi juicio estos son delitos que atentan contra los
derechos humanos y contra el principio ético básico fundamental que
es la libertad personal, el libre albedrío y la toma de decisiones
racionales y humanas.
Otra alternativa sexual innegable, la lucrativa, se refiere a la
utilización de la sexualidad con fines comerciales, económicos,
materiales estrictamente con provecho monetario o búsqueda de
gratificación material. La prostitución sexual es una manera y la
pornografía es otra alternativa. Los que la practican con éste
objetivo, no buscan la reproducción sexual teniendo hijos, tampoco el
orgasmo gratificante y placentero. Su fin primero y último es “ganar
algo”, que equivalga a riqueza material.
La consideración de ésta alternativa debiera representar una
comprensión de las conductas, de los comportamientos y de las
mentalidades de quienes lo practican; no su justificación sino su
entendimiento. Por lo tanto su profesionalización (en el sentido de
actividad mediante la cual una persona se gana la vida) debiera
significar el establecimiento de normas controladoras y limitantes,
más no su represión y persecución. Desde hace siglos se viene
actuando contra el ejercicio de ésta forma de utilización de la
sexualidad, sin lograr nada o casi nada, en el objetivo de su
extensión. Antes bien con todas las facilidades que ofrece hoy el
mundo, en tecnología de comunicaciones y en evasión de los
controles, las medidas permanente coercitivas no tiene ni tendrán el
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éxito que pretenden. Y con medidas como las que se usan, lo que se
promueve más bien es la clandestinidad, la exacerbación, la
morbosidad, la corrupción, la perversión, la criminalidad y como casi
siempre existen más medidas represivas que orientadoras y
educativas lo que se logra es lo contrario de lo que se busca. La
historia nos enseña que se prohibió el ejercicio de la prostitución
desde los tiempos más antiguos y sin embargo el resultado fue que
se consolidara la sentencia popular que ésta es la profesión más
antigua de la humanidad.
El libro Kamasutra fue calificado durante mucho tiempo como
pornográfico, como lo fueron los ceramios peruanos pre coloniales, o
muchos templos hindúes para los juzgadores occidentales. Si hasta
el cantar de los cantares atribuido al rey Salomón, extraído de la
Biblia y traducido al español por Fray Luis de León, mereció proceso
condenatorio y sentencia de carcelería para tan ilustre representante
de la religiosidad y arte literario español.
La historia está poblada de procesos judiciales e inquisitoriales, de
sentencias que llegaron a la muerte, por producir material erótico
calificado de pornográfico. Y pese a todos los artilugios de la
censura, el negocio siguió y sigue progresando bajo las narices de
las torquemadas inquisitoriales, fanáticos e ignorantes, y seguirá en
el futuro mientras no se llegue a comprender a esta alternativa de la
sexualidad y se incentive con la prohibición, el delito y la
criminalidad.
Otra alternativa sexual es la que se ha denominado mística. Sitúo
aquí a las personas que por razones diversas, pero sobre todo por
sus creencias religiosas o políticas han tomado la decisión de no
tener prácticas sexuales, en especial coitales, y preferentemente
vaginales rechazando en consecuencia, la alternativa reproductiva.
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En general hacen voto de celibato y castidad. El primer lugar lo
ocupan los sacerdotes y monjas de la religión católica, pero están
también en ese rango los que practican otras religiones con estas
exigencias, religiones no predominantes en nuestro país.
Otros niveles lo ocupan políticos que piensan que la práctica sexual
podría limitar sus ideales revolucionarios, o artistas y deportistas que
están convencidos que la actividad sexual merma su productividad o
su rendimiento. También incluyo en esta categoría a los hombres y
mujeres que han quedado viudos, o a hijos y en especial hijas, que
dedicaron su vida a cuidar a los seres amados ya desaparecidos y
que sacrificaron su sexualidad en el altar del amor, de la gratitud, de
la entrega de la lealtad. La viudezlos alcanza en el recordado
juramento de “lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”; o
en ese complementario de “hasta que la muerte los separe”, y más
aún en ese otro “contigo hasta la eternidad”. O la muerte de los
padres ocurre cuando estos devotos hijos pasaron la edad necesaria
para la entrega de pareja, o el hábito se impuso y también la ley
biológica de que lo que no funciona muere. Durante mucho tiempo se
debate la consigna de la concentración deportiva y la privación de
“desgaste sexual” o la falsa creencia de una relación, sobre todo
fisiológica o endocrinológica entre glándulas de secreción interna y
neuronas, creencia no demostrada aún científicamente. Pero la
decisión está allí y creo que es respetable mientras no haga mal a
nadie, inclusive claro está a los que creen en estas decisiones. Lo
malo y lo grave es que muchas de estas personas piensan, están
convencidas, en la bondad de sus creencias y deciden imponerlas a
los demás haciendo uso de su experiencia personal y de su supuesta
felicidad existencial. Esto ha ocurrido y aún ocurre desde las
religiones en especial la católica. Ahora menos que antes pero aún
es fuerte y hasta poderosa la orden masoquista de “nada de
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relaciones sexuales hasta el matrimonio” o la condenación al
autoerotismo y hasta las otras formas que contradigan sus preceptos
dogmáticos impartidos a diestra y siniestra y en especial- y de aquí
su alta gravedad- a niños desde su temprana escolarización y hasta
dentro mismo del hogar, y desde el nacimiento con los rituales que
se
imponen
a
través
de
los
padres,
creyentes,
ingenuos,
desorientados, manipulados y hasta enajenados. Y entonces surge la
criminalidad porque además de los efectos neuropsicológicos,
psicopatológicos y hasta psiquiátricos, se contravienen leyes,
tratados, normas y convenciones internacionales que protegen y
defienden el normal desarrollo y crecimiento de los seres humanos.
En otras épocas el asunto era descomunal y atentatorio, a la vida
misma. Solo para referencia voy a citar lo que María Emma
Mannarelli escribe en su libro “Hechiceros, Beatos y Expósitos” (ver
bibliografía). Se refiere a un colegio de niñas que han sido
abandonadas en las puertas de las casonas o de las iglesias limeñas
y que eran recogidas para su educación, nutrición, y cuidado durante
la época colonial que vivió el Perú. El colegio era administrado por el
Tribunal de la Santa Inquisición durante el siglo XVII y XVII. Y se
llamó “Colegio de las Niñas Expósitas de Santa Cruz de Atocha”. Allí
en ambiente de reclusión carcelaria se trataba a las niñas como
especies subvaluados del género humano.- La autora del libro
mencionado recoge referencias de varios documentos que informan
sobre este lugar de reclusión en estos términos. “Apenas fundado, el
colegio de Nuestra Señora de Atocha acogió a doce niñas, luego
aumentaron a veinticuatro las que serían vestidas, alimentadas,
educadas y dotadas. Las colegiadas procedían exclusivamente del
hospital de las niñas huérfanas”.
Las niñas aceptadas debían tener entre ocho y dieciséis años. La
educación que recibían comprendía la lectura, escritura, doctrina
34
cristiana, costura y música, instrumentos musicales y canto.- En
consonancia con el régimen de clausura al cual las niñas estaban
sujetas, el horario
era sumamente rígido: entre las 6 y 7 de la
mañana rezaban el rosario, oraban y escuchaban misa antes de
desayunar.- Luego pasaban tres horas hasta las 11 en la sala de
labor. Allí cosían, leían libros espirituales en voz alta y la maestra
explicaba la doctrina cristiana, eran las labores intelectuales, la
educación que recibían estaba volcada en gran parte a asuntos
religiosos. De las quince horas de actividades diarias estas mujeres
transcurrían aproximadamente diez a cuestiones de tal índole. Las
únicas ocupaciones que no estaban vinculadas estrechamente a la
religión eran la costura y la música, aunque ésta última era
básicamente sacra.
“Almorzaban en comunidad en el refectorio. Alternaban los alimentos
con la lectura de vidas de santos para luego descansar de 12:30 a 2
de la tarde, hora en que regresaban a la capilla del colegio para rezar
media hora.- Seguidamente pasaban de nuevo a la sala de labor
donde estaban hasta las 5:30 recibiendo las clases de la maestra.
Estas consistían básicamente en leer en voz alta la doctrina
cristiana.- De 6 a 8 de la noche volvían a la capilla para rezar el
rosario y otras oraciones continuando hasta las 9:30 con rezos y la
lectura de libros devotos antes de acostarse.- Se confesaban y
comulgaban cada quince días.- Así mismo tenían asueto los jueves
de cada semana y los días de festividades religiosas….”Las
colegiales estaban aisladas y prohibidos de tener algún tipo de
contacto con el exterior:” “clausura y encerramiento se ha de
guardar”.- De no complicarse las leyes del enclaustramiento se
aplicaría la ex comunión y por supuesto serían privados de la beca y
de la dote asignadas.- La correspondencia escrita también estaba
prohibida.- Ni mujer ni hombre ajeno al colegio podría ingresar bajo
35
pretexto alguno.- Cuando el contacto en el exterior se hacía
absolutamente imprescindible, debía ser a través de la reja de la
iglesia o por la puerta de calle con asistencia de la rectora. El único
contacto que había entre el colegio y el mundo exterior era un criado
para los recaudados de afuera; obviamente no dormía allá sino en el
cuarto del capellán cercano al colegio. Todas las puertas estaban
resguardadas celosamente bajo llave. La rectora, la maestra y dos
colegiales de las más antiguas se encargaban cada noche de cerrar
todas las puertas con llave; con sus velas encendidas. El dormitorio
de las colegialas se cerraba por dentro y “había una luz encendida
toda la noche”……………………..…………………………………………
Este fue el colegio de las Niñas Expósitas de Santa Cruz de Atocha.“Su creación, dice la autora de éste libro, sugiere una asociación muy
poderosa entre ilegitimidad y control de las mujeres. El costo de la
preservación del estatus del grupo español supuso el fortalecimiento
de un discurso de las autoridades públicas sobre el control de la
sexualidad femenina y el aumento de la rigidez en la normatividad del
comportamiento de las mujeres de la ciudad”
Esta atroz descripción de un sistema escolar represivo, enajenante,
marcaba a fuego el cerebro de las niñas y púberes que terminaban
encadenadas por todo el resto de sus vidas en una sexualidad
deshumanizada y criminal.
Muchas personas que lean este relato podrán pensar que este
sistema educativo ocurrido hace siglos ya desapareció. Sin embargo,
aceptando que lo referido diseña un crimen de lesa humanidad, yo
afirmo que aún en el primer decenio del siglo XXI, persiste en su
finalidad teleológica en muchas escuelas y colegios de la actualidad,
con sistemas más sutiles y más disimulados, pero igualmente
36
delictivos. Centros educativos con nombres de santos y santas,
paredes repletas de sentencias bíblicas, estatuas y retratos, figuras
religiosas, rezos y cánticos con invocaciones y referencias a Dios (“
solo hay un Dios verdadero”), a Jesucristo y a mártires católicos,
cotidianos, celebraciones y rituales que hacen penetrar por surcos y
cisuras cerebrales el dogma, el fundamentalismo, el fanatismo
religioso, que prepara el rebaño de adultos escolarizados e
impasibles de cambiar con la razón y con una argumentación
inteligente y liberadora. Pero también prepara el terreno para la
hipocresía, la corrupción y la perversión, que aflora todos los días en
el acoso y el abuso sexual, con la violación y la pederastia,
destructora, deshumanizante y aniquiladora.- Esto explica con
claridad los hijos clandestinos de sacerdotes, obispos y cardenales,
así como el grito desgarrador de los que claman la desaparición del
voto de castidad y celibato en el ejercicio del sacerdocio católico.
Otras formas alternativas sexuales han aparecido en el mundo.- Me
refiero a la creación de la llamada alternativa coterapéutica. Fue
creada por el matrimonio W.H Masters y V.E Johnson que
implementaron la formación de profesionales encargados de resolver
los problemas sexuales de las personas aquejados de diversos
trastornos con técnicas presenciales, directas y controlados y
entrenados científica, ética y
deontológicamente
en centros de
formación académica.- Este intento no fue aceptado por las
autoridades de los países en
los que se intentó implementarlos,
incluyendo el Perú. Al contrario mereció la represión, la condena y el
cierre definitivo del proyecto incluyendo en los Estados Unidos de
Norteamérica donde surgió después, inclusive, de proceso judiciales
condenatorios y escandalosos.
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B. Orientaciones Sexuales
Utilizo ésta denominación para designar la manera como las
personas encausan su sexualidad, sea para con ellas mismas, como
en su relación con otras, e inclusive con animales u objetos que
permitan el coito, el orgasmo y la gratificación placentera. En otras
palabras, la manera como los sexos canalizan su libido, su
sexualidad consentida, libre y ajena a perversiones, violencias o
patológicas.
a) Autoerotismo: Durante siglos satanizada, ésta forma de
orientación de la sexualidad, es sin embargo la más frecuente,
la primera e iniciática que , desde la infancia acompaña a los
seres humanos (también en los animales subhumanos)
durante toda su vida.- En los niños tanto varones como
mujeres se manifiesta tempranamente y eclosiona con fuerza
insostenible durante la pubertad. Con mayor frecuencia en los
varones, no está ausente en las mujeres y no está ausente
tampoco en la adultez ni en la vejez.- Fue y es motivo de
prohibiciones, de estúpidas recomendaciones y de torpes
consejos con la ignorante, prejuiciosa y manipuladora
afirmación de que su práctica es responsable de todas los
males existentes y de todas las consecuencias negativas que
azotan a las personas.- Desde la afirmación que crecerían
pelos en las palmas de las manos, hasta el infierno por la
eternidad, pasando por la locura, la demencia y la epilepsia y
hasta la muerte. Eso se dijo, y se dice de ésta orientación a la
que se le calificó de “masturbación”, “placer diabólico” o de
“autos satánico”.
El término masturbación significa literalmente maltrato de los
genitales con la mano y eso es lo que harán y hacen, sobre
38
todos los jóvenes que escondiéndose generalmente en los
servicios higiénicos se jalonean o manipulan los genitales
externos con el objetivo torpe y rápido de lograr el orgasmo,
indisolublemente unido en los varones con la eyaculación.Como estaba prohibido había que hacerlo a escondidas,
culposa y pecaminosamente, aunque después había que
declararlo a esos personajes de los confesionarios que
condenaban a quitarse la vergüenza con diez padrenuestros, y
diez avemarías, aunque muchos de ellos también lo
practicaban en sus recintos de meditación.
Cuántos de éstos personajes se flagelaban y se hacían
heridas en el cuerpo cuando eran asaltados por estas
diabólicas tentaciones. Un médico suizo, de apellido Tissot,
tuvo la fatal ocurrencia de escribir un libro que circuló por toda
Europa y llegó hasta América, precisando con descaro
pseudointelectual y charlatanesco un sin número de males
que ocasionaría ésta práctica, según él, responsable de todos
los males de la humanidad, así como también, estableció
recetas para la corrección, dignas de un tribunal fascista,
inquisitorial y carcelario. Estas actitudes que duraron siglos y
que aún persisten en muchas cabezas enajenadas hechos
criminales que han desencadenado culpas, vergüenzas,
neurosis y hasta perturbaciones de tales consecuencias que
llegaron a la amputación del pene, a heridas en la vulva y
hasta a suicidios.
En una encuesta que realizamos en Lima y en los años
ochentas del siglo pasado con la colaboración de estudiantes
de psicología
de la universidad mayor de San Marcos,
recogimos el resultado que entre varones y mujeres que
asistían a colegios estatales y privados de la capital del Perú,
39
la masturbación era practicada por más del 80% de varones y
más del 40% de mujeres entre 12 y 18 años de edad entre un
total de
dos mil encuestados. Cuando la investigación se
extendió a alumnos universitarios hasta los 30 años de edad
las cifras subieron al 95% en los varones y 70% en las
mujeres. Por lo tanto ésta práctica autoerótica llamada
masturbatoria era practicada por la mayoría de hombres y
mujeres en aquella época y en esa ciudad. Sin embargo y a
pesar de su frecuencia a nadie se le había ocurrido que había
allí una normalidad estadística que había que considerar,
analizar y orientar. Si la práctica es tan frecuente, porqué se la
prohíbe, si a pesar de todas las nefandas afirmaciones, nadie
había
demostrado
la
existencia
de
las
horrorosas
consecuencias lanzadas por los doctores Tissot de todas
éstas décadas y siglos, y por qué no se consideraba como una
orientación sexual sana y hasta casi obligatoria en el camino
del desarrollo sexual humano y por lo tanto, en la necesidad
de su aceptación y de su educación oportuna saludable,
desprejuiciada y respetable? Simple y llanamente por la
ignorancia de unos y por la estúpida testarudez de otros que
seguían pregonando, delictivamente, que la sexualidad es
cochina, asquerosa, vergonzante, pecaminosa y condenable.
La sexualidad en las garras de la criminalidad.
b) Heterosexualidad: Esta es la orientación más aceptada y
generalmente más reconocida por las normas, en especial
morales, de casi la mayoría, sino todos los países del mundo.
En muchos de estos países, claro, se aceptan otras
orientaciones, pero ésta es la menos castigada y menos
satanizada, salvo claro está en los ambientes dogmáticos de
castidad y celibato.
40
La “búsqueda de la otra mitad” ha sido referida hasta por
Platón cuando explicaba el mito de la decisión de Zéus de
dividir al nuevo ser creado bisexual para que cada mitad
deambulara en el mundo buscando su otra mitad. Casi
siempre se creyó y se afirmó que esa otra mitad debiera ser
un complemento del propio sexo, es decir varón para una
mujer y hembra para un macho. Y con el correr de los años y
de los siglos se llegó a afirmar que ésta era la única forma
como los seres humanos debieran orientar su sexualidad: ellos
con ellas y ellas con ellos. Todo lo demás terminó por
prohibirse, perseguirse y condenarse. En éste camino
apareció el matrimonio y surgió la ley sagrada: sólo
heterosexual y monogámico. Y para ellas el dogma:
“Hasta que la muerte los separe, porque lo que Dios ha unido
no debe separarlo el hombre”. Ah! me olvidaba: y ha de tener
hijos porque había que “creced y multiplicaos”. Y entonces,
como
escribió
César
Vallejo,
entonces
más
valdrá
francamente que se lo coman todo y qué más da!. Con éstas
actitudes rígidas y dictatoriales que nacieron en las religiones,
fundamentalmente la católica y que recogieron los gobiernos,
unos tras otros, se construyó la infelicidad de mucha gente
que sufrió interna, íntimamente, el dolor y la angustia de estar
fuera, de estar al margen de ésta exigencia, por tener ésta
orientación y no poder ejercitarla sin culpa ni vergüenza y de
considerarse por eso anormal, enfermo o poseído por el diablo
que lo llevará al infierno. Merced a estas normas morales, se
construyó el adulterio, se propició la infidelidad, se traficó con
la necesidad de libertad y de autorrealización, de muchísima
gente que no sabía ni podía sino cumplir la imposición de
buscar a una persona del otro sexo, de casarse y tener hijos.
41
Cuántos seres humanos fueron satanizados con la acusación
“hombre maduro y soltero, maricón seguro”; cuántas uniones
heterosexuales sin hijos fueron condenadas al sufrimiento, a la
traición, al engaño y hasta al divorcio; ¿cuánto amor y cuánto
sufrimiento, como lo escribió el poeta, ¿Quién condenó con
ésta decisión criminal de medir la sexualidad de la gente con
una sola medida?. Aún hasta hoy hay padres que cuidan
celosamente a sus hijos, de preferencia a sus hijas,
transformándose en guarda espaldas, más aún en guarda
cuerpos, y mejor para ellos en guarda delanteras, con la
cantaleta que “nada hasta el matrimonio”, y que cuando esos
hijos y en especial hijas, llegan a los treinta años de edad, son
asaltados por la duda, la angustia de la inquietante pregunta
“porque no tienen pareja, porque no se casan y porqué no
tengo
nietos”.
Entonces
esos
padres,
pasan
de
guardadelanteras a relacionistas públicos, y a buscar marido o
mujer para sus hijos porque como diría Mario Moreno
“Cantinflas”: “para más luego ya es tarde”, y claro en la
desesperación del ahogado cualquier tablita parece ser un
trasatlántico y ¡suácate! el matrimonio heterosexual a como dé
lugar, y así comienzan muchas tragicomedias ¿Por qué y
cómo? Por la delincuencial afirmación que la única orientación
sexual es la heterosexual, en matrimonio, en monogamia y
con hijos y punto!
c) Homosexualidad: Los historiadores bibliográficos afirman que
el término “homosexual” fue acuñado por Karl María Boukert,
en 1869 para calificar muy bondadosa, cándida y hasta
simplonamente, la relación sexual entre personas del mismo
sexo: varón con varón, hembra con hembra. El calificativo fue
aceptado, introducido en el glosario médico psiquiátrico y
42
endocrinológico, sobre todo, y también en el psicológico y en
el sexológico. Se pensó que era más académico que
“sodomía” o más edulcorante que
“perversión”. Tuvo más
éxito “homoerotismo” y casi nadie
pensó en “homofilia”
aunque su opuesto “homofobia” ganó popularidad y domina
hasta hoy. Lo real es que el término homosexual no tiene en
cuenta las diversas modalidades de su presencia, los
diferentes factores causales, y las variadas formas de su
práctica
porque
no
hay
“homosexualidad”
sino
“homosexualidades” y porque con éste calificativo no se tiene
en cuenta a las alternativas sexuales y solo se apunta a la
placentera de donde surgen una gran cantidad de prejuicios,
ignorancias, mitos, discriminaciones y hasta actos criminales.
Las personas con cierto nivel cultural ya saben, ya están
enteradas que una de las orientaciones sexuales es la llamada
“homosexualidad”, que ésta existió siempre y que desde
Platón se afirma, como dijimos, que el ser humano es
originalmente bisexual, que evolucionó a varón o a hembra,
pero mantuvo en cada una de sus mitades a la otra aunque en
forma no predominante. Los ejes cartesianos de abscisa y
ordenada tienen mucho menos representantes que las
diagonales que ocupan el espacio entre los dos. Sin embargo,
las ideologías políticas y sobre todo religiosas impusieron la
falsa creencia, el mito y la norma obsesiva que siendo varón y
hembra, no habrá otra posibilidad que emparejarse así: él con
ella, ella con él.
George Steiner y Robert Boyers han compilado los trabajos de
diferentes autores, en especial clásicos y los han resumido en
su libro “Homosexualidad, Literatura y Política” Los autores
presentan la opinión de Plutarco que escribe en su “Diálogo
43
sobre el amor” lo siguiente: “El noble amante de la belleza se
siente atraído siempre que contempla la excelencia y las
esplendidas dotes naturales, sin reparar en los detalles
fisiológicos. El amante de la belleza humana se sentirá
inclinado, franca y justamente hacia ambos sexos, en vez de
pensar que los hombres y las mujeres son diferentes en el
amor como lo son en sus vestidos”.
Basándose en éstas y otras referencias, John Boswell, que
escribe en ésa misma compilación, afirma: “las sociedades
antiguas
no
diferenciaban
la
heterosexualidad
de
la
homosexualidad, y no que todos, ni siquiera la mayor parte de
sus miembros, dejaran de establecer esa distinción. En el
“Banquete de Platón” se plantea claramente la realidad de
inclinaciones homosexuales como normales, tan normales
como las heterosexuales (Aristófanes). Y así numerosos
autores han dejado esta constancia y éste reconocimiento.
Pero con el correr de los años, estas referencias se
marginaron, se olvidaron y hasta se prostituyeron. Y las
personas homosexuales terminaron separadas, pervertidas,
prostituídas y criminalizadas. Las ideologías y las doctrinas
criminales nacieron de ideologías y doctrinas religiosas y
políticas. Entre las primeras, la católica ocupa el primer lugar y
en las segundas, los fascismos y en especial el nazismo.
Hasta
el
término
homosexual
desencadena
rechazo,
reticencia, acusación, desconfianza, cólera y en varias
ocasiones temor y en otras odio. Tanto en la literatura como
en las conversaciones cotidianas, la orientación homosexual
fue codificada de “repulsiva”, “enfermiza”, “sucia”, “asquerosa”,
“indecente”, “perversa”, “cochina” “obscena”, “patológica”. A
pesar de la declaración de la Asociación Norteamericana de
44
Psiquiatría, en 1974, separando a la homosexualidad de las
enfermedades
y patologías, muchos médicos, en especial
psiquiatras siguen declarando torpemente a voz en cuello que
la homosexualidad es una “aberración patológica” escupiendo
así sus prejuicios, sus fundamentalismos y seguramente sus
miedos y fantasmas. El asunto es que la condena es muy
antigua, pues desde la tradición judaica viene esa ola
acusatoria y difamatoria porque en la Biblia se lee:”Si un
hombre se acuesta con otro, como se hace con una mujer,
ambos cometen una cosa abominable y serán castigados con
la muerte, caiga su sangre sobre ellos” (Levítico, 20,13).
Bajo éstas condiciones las personas homosexuales se han
culpabilizado, retraído, deprimido y naturalmente “enfermado”
y hasta han recurrido al suicidio, bajo esa atroz presión social.
El acceso al trabajo estaba entre limitado y prohibido. El
cambio de nombre, de homosexual a gay, favoreció en algo
porque levantó en parte el manto reprobatorio. Hasta la
actualidad, declararse homosexual es correr el riesgo de la
sentencia acusatoria y paralizadora. En los Estados Unidos de
Norteamérica, país aparentemente libre pero sin embargo aún
cargado de fardos prejuiciosos e ignorantes, todavía existen
manifestaciones declaradas y francas de criminalización de los
homosexuales. Recientemente bajo la presidencia de Barack
Obama se ha acordado “poner fin a la política que impide a
los homosexuales identificarse como tales en las Fuerzas
Armadas”. Los congresistas de ése país han propuesto
someter a votación la eliminación de la ley vigente desde 1993
denominada, “Don´t ask, Don´t Tell” (No pregunte, no diga)
que prohíbe reconocer la orientación sexual bajo pena de
expulsión de las fuerzas armadas. Pero ésta iniciativa (aunque
45
tuviera éxito, no podrá aplicarse hasta que el Pentágono
realice un estudio sobre el “impacto que tendría este acuerdo
en las tropas norteamericanas”. Y allí está el riesgo. Siglo XXI,
año 2010, los aires del levítico, de la justicia, injusta, de la
psiquiatría, contaminada, de las religiones y de las ideologías
políticas criminales, así como la ignorancia y complejos de
mucha
gente,
aún
persisten
y
el
olor
represivo
y
discriminatorio aún sigue presente criminalmente.
d) Bisexualidad: A pesar de las opiniones y declaraciones de
pensadores, escritores, literatos, filósofos y científicos, las
orientaciones sexuales estuvieron, entre la aceptada y
reconocida heterosexualidad y la alabada, admirada, elogiada
y
hasta
santificada
castidad.
La
homosexualidad,
transformada en homosexualismo con el término “gay”, logró
romper algunas cadenas y los grupos así identificados salieron
a las calles exigiendo su reconocimiento. Y siguen logrando
sus objetivos, conquistando terrenos laborales, artísticos,
sociales en general profesionales variados, y tarde o temprano
la llamada “homosexualidad” será conocida por todos como
una orientación sexual normal. Muy recientemente, en
especial en el Perú, otra orientación sexual viene abriéndose
camino en el reconocimiento, aun tibio, de las conductas,
comportamientos y mentalidades sexuales: la bisexualidad.
Su existencia ha sido motivo de descripciones psicológicas y
literarias muy antiguas. El mismo Zeus fue reconocido como
bisexual entre los griegos. “Zeus vino como un águila al divino
Ganímedes, como un cisne a la rubia madre de Helena. Así no
hay comparación entre las dos cosas: A una persona le gusta
la que se asemeja a ella, a otra, la que es distinta, a mí me
46
gustan
ambos”
(Greek
Astrology,
trad.
W.R.Platón,
Cambridge, Mass 1918, referido por G. Steiner y R. Boyers).
Otra descripción de la mitología griega es la de Tiresias, que
por haber dado muerte a una serpiente hembra cuando se
acoplaba sexualmente con una macho, fue transformado en
mujer y por lo mismo tuvo experiencias amorosas de ambos
sexos, a tal punto que cuando Zeus y Hera discutían por saber
quién, entre varón y mujer, gozaban más en el amor,
decidieron consultar a Tiresias y éste afirmó que era ella, la
mujer, la que disfrutaba mucho más, cuantificando inclusive
entre uno y diez y asegurando que la mujer gozaba como
nueve y el varón como uno. Resultado de ésta opinión fue que
Hera sintió develado su secreto y encegueció a Tiresias.
Platón en el Banquete describe el mito de Aristófanes en el
que explicó que los seres humanos se dividen en grupos entre
los que están los que gustan y prefieren relaciones
homosexuales, heterosexuales o ambas. Sigmund Freud
reconoció que originalmente los seres humanos éramos
biológicamente bisexuales. Grandes personajes de la historia
han sido calificados de bi o ambisexuales en sus preferencias
de orientación sexual. El Rey David, Aquiles, Miguel Ángel,
Alejandro Magno, Shakespeare, entre otros muchos más
numerosos. Y también mujeres, igualmente numerosas. ¿Por
qué entonces ese afán ignorante o prejuiciado al negar esta
realidad?. Y sobre todo de criminalizarlo con acusaciones,
denuncias, represiones y hasta persecuciones. Volvemos a
decirlo; la sociedad y en especial las religiones han querido
imponer
sexualidad
de
coordenadas:
verticalidad
y
horizontalidad, heterosexualidad y castidad, nada más ni nada
47
menos; se ignoró y aún se quiere ignorar a pesar de las
evidencias las muy numerosas diagonales de la vida sexual.
e) Multisexualidad:
También
llamo
a
ésta
orientación
“sexualidad sincrónica”. SE trata de personas que buscan y
disfrutan de diversas maneras, de formas variadas y de
múltiples modos de gozar de tu sexualidad, sea en forma
hétero, homo o bisexual, utilizando en sus parejas o sin ellas,
en el momento actual sic et nunc; aquí y ahora; elementos
enriquecedores
como
objetos,
vegetales
y
animales
entrenados para estos fines, sin que ninguna, nadie, sufra o se
someta obligada, forzadamente y en especial con practicas
privadas, respetuosas de la intimidad y de la privacidad. La
utilización de vestidos o de artefactos vestimentarios, el uso
de aromas, o de bebidas y comidas que a juicio de los
usuarios, son estimulantes, no dañinas, no tóxicas, menos aún
adictivas, configuran una presente y también antigua manera
de hallazgo de placer. En otras ocasiones y también en la
actualidad, estas diversas variantes, en especial coitales,
fueron calificadas de perversiones, anomalías patológicas y
con elegancia académica, en especial psiquiátrica se las
integró en lo que se llaman “parafilias”, otro terminajo
oscurantista y equivocado por su significado y amplitud. Una
persona puede ser “parafílica”, en las artes, en las comidas y
hasta en los deportes, sin que haya en esas conductas, en
esos comportamientos y en esas mentalidades, nada de
sexualidad menos nada de coital. Muchas legislaciones aun
condenan, persigan y prohíben esta orientación, lo cual
conduce a la clandestinidad, a la represión, a la persecución y
a la corrupción y en consecuencia a la delincuencia.
48
f) Plurisexualidad: Es la orientación sexual “diacrónica” es decir
la práctica de todo lo mencionado anteriormente en sentido
longitudinal, a través del tiempo y de los años, secuencial o no
pero si serial, y a veces progresiva. Son personas por ejemplo,
castas que se hacen homosexuales, después bisexuales, para
terminar heterosexuales, que han practicado travestismo,
zoofilia
(no
zoorastia
o
zooclastia)
y
otras
formas
teleológicamente normales y que disfrutan de una sexualidad
variada y enriquecedora, responsable, privada y en uso de los
valores éticos más importantes: la libertad.
49
IV. CRIMINALIDAD
50
La palabra deriva del latin criminalis, que es “lo relativo o perteneciente al
crimen”. Desde su origen etimológico, el término connota un amplio espectro
de variables o intervinientes. Como se sabe, crimen es “un delito grave;
acción indebida o represensible, acción voluntaria de matar o herir a alguien”,
así lo define el Diccionario de la lengua española.- Por lo tanto los términos
criminal, crimen y criminalidad involucran a todos los factores intervinientes
en el acto delictivo.
La disciplina (ciencia, tecnología, arte, filosofía), que estudia la criminalidad,
es la CRIMINOLOGÍA. En nuestro país, el término, el concepto y la práctica,
de esta disciplina se ha visto reducida a la criminalística, a la medicina legal,
forense, jurídica, o sea cual sea el apellido, estrechando al importante campo
criminológico enriquecido por disciplinas como la psicología, la sociología, la
antropología, la etnología y el derecho mismo, desde sus perspectivas lógica,
axiológica, epistemológica y teleológica.
En mi libro “Psicología de la Criminalidad”, en sus dos ediciones (2005-2010)
he presentado mi opinión sobre varios aspectos de la criminalidad que
considero básicos en la comprensión de la construcción de la mente
delictiva. Vuelvo a plantearlos aquí, pues me parecen igualmente importantes
en la relación sexualidad-criminalidad, tema central y más específico de esta
obra.
1. FUNDAMENTOS O BASES DE LA CRIMINALIDAD
Una preocupación básica, elemental, que debe tener la persona que
estudia un acto delictivo es saber analizar, determinar, y escudriñar los
diversos factores que expliquen las conductas, los comportamientos y la
mente de los que están incursos en este acto. Es factible encontrarlos, y
con frecuencia, es necesario e imprescindible determinarlos. Los
resultados configuran lo que podría llamarse sin ambages el diagnóstico,
el
mismo
que,
además,
condiciona
los
diversos
procedimientos
terapéuticos, correctivos, reeducadores y rehabilitadores, imprescindibles,
51
como consecuencia de una sentencia inculpatoria del justificable o de los
justificables. En ocasiones, relativamente pocas, existe un solo factor,
aunque con frecuencia se encuentran más de uno en la etiología del
crimen. Analizaré seis de estos factores, a mi juicio los más importantes,
si no los más significativos. Hay, sin embargo, en ocasiones, grandes
dificultades para establecer con éxito prioridades, y no raras veces es
imposible encontrar relaciones racionales entre factores y el crimen.
Utilizando un término médico, podríamos hablar en estos casos, entonces,
de factores “idiopáticos” o inclusive pura, llana y sencillamente, de
“etiología desconocida”. Así se presenta. En ocasiones, la misteriosa e
inefable conducta, comportamiento o mente criminales.
Es entonces cuando se pone a prueba la experiencia y la sabiduría de
investigadores, de peritos y en especial de magistrados, para establecer lo
más racionalmente una conclusión, sin necesidad de recurrir a la trilalda y
a veces inconsecuente y rutinaria expresión: “la duda favorece al reo”.
A. FUNDAMENTOS BIOLÓGICOS DE LA CRIMINALIDAD
El escritor francés Francois Bresson escribió una verdad ahora
indiscutible. Dice: “detrás del bebé, no están solamente los nueve
meses de concepción y gestación de un individuo, sino los millones de
años que pertenecen a la especie”. Aparentemente, esta afirmación
estaría en contradicción con el pensamiento de Juan Jacobo Rosseau,
para quien “todo está bien al salir de las manos del autor de la
naturaleza,
todo
degenera
en
manos
del
hombre”.
Aparente
contradicción, digo, porque si en la afirmación de Rosseau, son la
educación, la cultura- desde acepción etnológica-, la “civilización”, las
que hacen al animal de presa que ha llegado a ser el ciudadano actual,
supongo que el enciclopedista revolucionario se habrá referido más a
Adán y Eva y al paraíso terrenal y menos a la “tábula rasa” cerebral de
la que hablan los decepcionados de la vida y los creyentes
52
fundamentalistas. Lo real es que los seres humanos somos el producto
de muchos factores, y de entre ellos, los que llamamos en términos
generales “biológicos” ocupan el substratum, el andamiaje, los
cimientos de su existencia. Analizaremos a continuación estos
factores.
a. Etiológicos
La etiología está definida en el Diccionario de la lengua española
como el “estudio científico del carácter y modos de comportamiento
del hombre”. En la segunda acepción, la Biblia lingüística enriquece
a su primera: “Parte de la biología que estudia el comportamiento
de los animales”. Entonces. La etiología estudia el comportamiento
del hombre y de los animales. Aun con este agregado, a mi juicio,
la definición no es completa. Los avances logrados en esta
“disciplina”, que son muchos y cada vez más ricos en sus
aplicaciones teóricas y prácticas, me permiten plantear, sugerir, la
siguiente definición: La etiología es la disciplina (ciencia, arte,
tecnología,
filosofía)
que
estudia
las
conductas
y
los
comportamientos de los animales, incluido el ser humano,
individual y comparativamente, basándose, fundamentalmente, en
la Teoría de la Evolución.
Uno de los investigadores más notables del siglo XX fue Konrad
Lorenz. Este afirma que la
“etiología, o estudio comparado del
comportamiento, es bastante fácil de definir: ella consiste en aplicar
al comportamiento animal y humano todas las interrogantes y los
métodos que parecen naturales de aplicar en todas las otras ramas
de la biología después de los descubrimientos de Charles Darwin”.
Basándome en estas valiosas opiniones, elaboré la definición
planteada.
53
Considero indiscutible la base biológica, en este caso etológica, de
la criminalidad. Es la perversión de esta base la que hace nacer la
violencia. Los animales subhumanos no son delincuentes, no
cometen crímenes, como no lo son la inmensa mayoría de niños. Y
digo la mayoría por la presencia de los “ángeles malvados” o de
las “raíces de la maldad”, para denominar con términos literarios o
cinematográficos
a
esos
niños
muy
precozmente
“malos”,
destructores, violentos y hasta homicidas, que muestran, con
precocidad sorprendente, rasgos de conductas y comportamientos
psicopáticos. Los animales no son lobos para otros lobos. Por eso
no es feliz la expresión “el hombre es un lobo para otro lobo”.
Porque los animales, incluyendo a los lobos, nos e matan entre
ellos, no se destruyen sin razón, no se devoran gratuitamente.
Cuando en la lucha por la hembra, la comida o la jerarquía, uno de
ellos se considera vencido, da signos de su sometimiento, y el
vencedor jamás (es lo que dicen los investigadores) mata a su rival.
En cambio, ya sabemos a lo que llegan los seres humanos en su
odio mortal. Lo que muestran los animales es “agresividad”
mientras lo que exhiben los seres humanos “violencia”. La primera
sirve en la lucha por la vida; sirve para la “selección natural”; lo que
hacen los hombres, en cambio, es prostituir, corromper a la
agresividad y transformarla en violencia pura.
La agresividad es la fuerza de vida que debiera impulsar al hombre
a perfeccionarse a competir civilizadamente, a establecer y
respetar normas que de ser cumplidas harían que los derechos de
unos no avasallen los de los demás. Pero las guerras invasivas, las
torturas sádicas, los abusos y maltratos de todo tipo, los
genocidios, las inquisiciones y tantas y tantas barbaries de ayer y
de hoy y probablemente del futuro son señales, son indicios de que
el ser humano aún no ha conquistado el nivel de Homo Sapiens
54
que se atribuye, o que lo ha perdido, o que no lo quiere adquirir,
porque ha subyugado su razón y deja predominar su ambición
desmedida, descomunal. Ya lo afirmó Thomas Hobbes (1588 –
1679): “La base de la felicidad humana son el orgullo, la ambición y
la vanidad”.
¿Qué ha hecho y qué hace que la agresividad se transforme en
violencia, en criminalidad?
Veamos los otros factores.
b. Genéticos
La palabra, el adjetivo, nos remite a los términos de genética y
génesis, es decir, a la generación, “al conjunto de hechos que
concurren en la formación de una cosa”, a la “parte de la biología
que estudia la herencia de los caracteres anatómicos, citológicos y
funcionales entre los padres y los hijos” (según el diccionario), es
decir, a cromosomas y genes.
Se han empleado mucha tinta y miles de miles de páginas para
señalar creencias, doctrinas, hipótesis, prejuicios, mitos, fanatismos
y otras ideas sobre la genética y la criminalidad.
Se ha presentado al “criminal nato”; se ha hablado de genes
“dominantes” y de genes
“recesivos” en la criminalidad; se ha
asociado al delito con enfermedades, con factores heredofamiliares
como la epilepsia, por ejemplo; se ha mencionado la conducta
tumultuosa, violenta y estructura de niños de corta edad para
establecer que este carácter antisocial temprano es muestra de
una “raíz de maldad” no aprendida, y hasta se la ha considerado
“instintiva”, calificándola de “ Complejo de Caín”, recurriendo al
“Génesis” y trasladando el problema a los “ángeles malvados”,
como reza el título de una conocida novela. N esto hay bastante de
55
cierto y mucho de humo. No puedo discutir ni menos negar que
existen datos seguros de herencia de la “genialidad” y del “talento”.
Están allí las numerosas familias de artistas e intelectuales que
acreditan que varios niños de esas cepas, de esos linajes, han
recibido algún factor biológico que los potencia para desarrollar una
o varias actividades superiores. Los Bach, los Mozart, los Brueguel,
los Galton, los Darwin, los Husley, los Rostand, entre otros,
representan modelos que defienden esta tesis. ¿Porqué, entonces
en el otro extremo, el de la maldad, no puede haber también una
base de ésta naturaleza? ¿NO se conocen, acaso, numerosos
casos de delincuentes, hijos de padres delincuentes; no existen
acaso familias con numerosos miembros implicados en delitos,
cuanto en sus infancias no existió ningún contacto que pudiera
introducir la duda del “contagio”, de la “imitación” o del
“aprendizaje”? ¿Acaso no se ha reconocido que los machos son
más agresivos que las hembras y que por tanto algo habrá en la
fórmula cromosómica XY para condicionar la violencia? Y más
cerca de estos tiempos, ¿no se señala, desde la psiquiatría, que la
conducta
antisocial
psicopática
es
básicamente
de
condicionamiento biológico y, por lo tanto presumiblemente
genética?
En 1965, Jacobs y sus colaboradores estudian condenados por
conductas criminales violentas, y prisioneras en cárceles de los
Estados Unidos de Norteamérica. Evalúan a 197 de estos sujetos y
encuentran en siete de ellos un factor cromosómico que para los
autores fue determinante en la comisión de los delitos de los que
fueron actores. Su fórmula cromosómica era XYY en unos y XXYY
en otros. Se relacionó este hallazgo con el factor masculinizante Y
se levantó la polvareda genética de la criminalidad. Actualmente
con más serenidad y más y mejores datos, se puede afirmar que si
56
bien la anormalidad
cromosómica XYY es un factor que
predispone a la conducta antisocial, no parece ser, sin embargo, un
elemento determinante de la misma pues esa semipredisposición a
la violencia criminal inducida por el cromosoma Y extra, que tiene
que ser encefálica y básicamente cerebral, se complementaría solo
en algunos casos con factores ambientales “anómicos” o
“criminógenos”.
“Homus homini lupus” se ha repetido hasta el cansancio por los que
defienden la animalidad perversa del Homo Sapiens. Pobres lobos,
que no tendrán la culpa de nada en la violencia ciega, destructora,
perversa, criminal de los seres humanos, incluyendo a las mujeres
(si no, que lo digan los terroristas, necrofílicas y asesinas). Pero al
lado de esta hipótesis “instintiva” o “genético - pulsional” del delito,
está el pensamiento de Juan Jacobo Rosseau: “Todo está bien al
salir de las manos del autor de la naturaleza. Todo degenera en
manos del hombre”; las investigaciones de Zing Yang Kwo, que
atacó el concepto de “instinto” haciendo convivir “en paz” a gatos y
ratones criados juntos desde el nacimiento. Y acude a la memoria,
a la memoria arcaica, el recuerdo de ese santo peruano, Martín de
Porres, que según los creyentes, “hizo comer en un plato a perro,
pericote y gato”.
c. Congénitos
La Biblia lingüística que es el diccionario indica que “congénito” es
un término que deriva del latín congenitus, de cun= con y genitus =
engendrado y agrega “que se engendra juntamente con otra cosa;
connatural, como nacido con uno”. Y
“engendrar” es “procrear,
propagar la propia especie, causar, ocasionar, formar”. Es a partir
de estas ideas, de estos conceptos, que me tomo la libertad de
separar los términos “genético” y “congénito”, para sugerir que con
57
la segunda palabra voy a referirme a hechos, a circunstancias, a
eventos ocurridos desde la concepción hasta el final del embarazo,
en otras palabras, a factores gestativos que podrían condicionar a
la criminalidad.
Las leyes han introducido en la legislación peruana la idea de que
“la vida humana comienza con la concepción” y los legisladores
han dejado la huella de su soberbia, de su desinformación o de su
prejuicio (cuando no de su ignominia) en la Constitución Política de
nuestro país, en estos términos:
Artículo 2: Toda persona tiene derecho:
1. A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física
y a su libre desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de
derecho en todo cuanto le favorece.
Esto dice la Constitución promulgada el 29 de diciembre de
1993, presentada al presidente de la República de ese
entonces, Ing. Alberto Fujimori Fujimori, por los congresistas
Jaime Yoshiyama, Carlos Torres y Torres Lara, Rafael Rey Rey
y Víctor Joy Way; nombres todos de la antología política, del
florilegio legislativo maniqueísta, manipulador y catequista.
Veamos ya en el Artículo 1° de esta “Ley de Leyes” se afirma
que
“la defensa de la persona humana y el respeto de su
dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”. En
nuestra lengua, “persona” es “individuo de la especie humana”.
Esa repetición pleonástica, cacofónica, iterativa, termina siendo
ofensiva y manipuladora. Claro, se tenía que poner el colchón
para lo que venía después.
“Toda persona tiene derechos”, dice el artículo 2° y luego
agrega, mezclando, forzando, violando conceptos y realidades,
58
el término “el concebido”, y en una figura palabrera le reconoce
a éste los mismos derechos que tiene la “persona humana”.
¡Habráse visto! En otras palabras, “el concebido” y la “persona”
son la misma cosa; en un solo vaso el agua del caño con el
agua oxigenada. “Concebir”, dice el diccionario, es “quedar
preñada la hembra”, pero también es “formar idea, hacer
concepto de una cosa; comenzar a sentir alguna pasión o
afecto”; en otras palabras yo puedo 2concebir la idea de tener
un hijo”, es decir, puedo “comenzar a sentir alguna pasión o
afecto por un hijo o una hija que tendré de aquí a 20 años”, y
por ese simple hecho, el hijo o hija concebidos en mi mente,
como idea o concepto, tienen, según la Constitución, los
mismos derechos que toda persona, incluyéndome a mí mismo.
En otras palabras, usted y yo tenemos los mismos derechos
que un púber o adolescente, que un niño, que un feto, que un
embrión o que la mórula de un óvulo fecundado. ¿Sabían los
legisladores que introdujeron este marómetro en la conciencia
cívica de los peruanos lo que hacían? ¿Sabían que, por ejemplo
miles de óvulos de millones de mujeres son fecundados por
varios de los millones de millones de espermatozoides que
eyaculan los machos, y que esos óvulos fecundados son
expulsados por el mismo organismo femenino son siquiera
implantarse en la pared uterina? ¿Por qué, entonces, no
procesar penalmente a estos millones de mujeres que no
respetan el Artículo 2° de la Constitución Política del Perú? Pero
basta de este circunloquio.
El término “congénito” lo uso aquí para precisar que una serie
de factores que inciden, que ocurren durante la gestación
pueden alterar la formación de la estructura biológica,
especialmente encefálica y particularmente cerebral, directa o
59
indirectamente, a través de hormonas o de otros elementos de
carácter bioquímico que modifican los procedimientos agresivos
de las conductas y de los comportamientos, y los transforman
en violencias destructoras, criminales, delictivas. De nuevo
encontramos
aquí
el
factor
hormonal
androgénico
y
particularmente testosterónico, pero también a las estructuras
cerebrales del hipotálamo, de los lóbulos límbicos, temporales y
frontales de ambos hemisferios cerebrales, del tronco encefálico
y del cerebelo, lugares desde los cuales se pueden disparar
estos comportamientos antisociales, malévolos y necrófilos.
Sufrimientos y maltratos de la mujer embarazada, distreses y
malnutriciones, así como gestaciones no deseadas y, por lo
tanto, intentos frustrados de interrupción de esos embarazos
pueden dejar huellas que más tarde se traducirán en patologías
sociales perturbadoras. Mencionaré también aquí, la alta
probabilidad de estas mismas consecuencias al usarse durante
la gestación, y particularmente en los primeros trimestres,
medicinas o drogas tóxicas, como las derivadas de la cocaína,
de la nicotina, del opio, o al consumir barbitúricos y otros
productos que alteren los procesos formativos, en particular, los
procesos de sexuación.
d. Natales y Paranatales
¿Quién o quienes piensan en la forma en que se nace podría
encontrarse una causa, uno o varios factores que determinen o
condiciones la criminalidad? Pocos o ninguno, pues de lo contrario
ya se habrían modificado las maneras horrorosas y torturadoras en
que se hace venir al mundo a millones de niños, aquí en el Perú y
en otras partes del planeta. Inmediatamente después del
nacimiento, están las formas o maneras en que se trata a los recién
60
nacidos,
limpiándolos,
bañándolos
torpemente,
separándolos
inmediatamente de su madre y dándoles estímulos absolutamente
perturbadores para un organismo que hasta ese momento vivió
rodeado de un ambiente placentero y protegido por mecanismos
completamente diferentes a los que le ofrece el nuevo mundo.
Desde hace años venimos protestando y ofreciendo alternativas
que; desgraciadamente, nadie recoge ni atiende.
Presento a ustedes uno de tantos artículos, una de las tantas
protestas que a lo largo de los años grito, cada vez con menos
fuerza y sin ningún eco. Léanlo por favor i1.
Guerra,
violencia,
terrorismo…asesinos,
delincuentes,
traficantes,…crimen, genocidio, holocausto. ¿Porqué?
Se escribe, se habla, se investiga..y la humanidad sigue, por los
siglos de los siglos, igual, y hasta hay quienes creen que peor. La
maldad triunfa, avanza, domina. Los gobiernos, las religiones, las
escuelas e instituciones, al parecer, nada pueden, pues el ser
humano se animaliza, se destruye, se aniquila ¿Porqué? ¿Es la
educación, la cultura, el modelo, o es su propia decepción como
resultado de su fracaso?
Nos hemos detenido a pensar en esta tragedia más de una vez. Y
en el aspecto causal de esta negra realidad aparecen muchos
factores. Entre ellos existe uno sobre el que quiero detener mi
atención. Es la forma cómo nace el ser humano. Es la forma como
viene al mundo – a este mundo-, como se lo hace venir y cómo se
lo recibe.
Usted señora que ha tenido hijos; usted señora que se enteró, o tal
vez, si tuvo suerte, vio cómo nació su propio hijo.., ustedes,
amables lectores que sin ser padres se informaron, por “oídas” o
61
por vistas; de cómo se hace venir al mundo, como se recibe a un
nuevo ser…acompáñenme por favor en un breve, muy breve
recuerdo.
El niño estuvo en el útero, en el claustro materno. Allí permaneció
envuelto, protegido, rodeado de elementos que a través de millones
de años modelaron lo que la naturaleza consideró lo mejor para él.
Llega el momento del parto y tiene que sufrir la imposición torpe e
ignorante del prejuicio y tiene que someterse a la exigencia de
quien aún cree que la madre debe “parir con dolor” y que el parte
debe ser un trance violento y agresivo. Si, violento y agresivo.
¿Qué es, sino violencia y agresión, empujarlo desde el abdomen de
la madre, succionarlo desde su frágil cabecita, arrancándole el
cuero cabelludo, estirando y apretujando su delicada piel que
nunca antes fue tocada por nadie ; que es sino violencia introducirle
en la boca una gasa seca y un dedo enguantado y limpiarlo
bruscamente o, con un tubo frío y vibrátil, aspirarle la saliva, la
secreción, con movimientos torpes fuertes y grotescos, que es no
agresión y violencia, la luz potente que atraviesa su retina, los
ruidos de teléfonos, instrumentos metálicos, risas, gritos y hasta los
sonidos de altoparlantes
que invaden la salas de parto en la
mayoría de lugares donde nacen niños peruanos?
Y derepente además le ocurre algo espantoso, el mundo gira
bruscamente porque so lo ha puesto boca abajo; y todo gira y es un
suplicio porque alguien, sin aviso, violentamente, lo ha empujado
hacia abajo y la sangre se agolpa en su cabecita y parece son
seguridad el
vértigo como consecuencia del movimiento que
estimula los receptores tiernos, débiles, inmaduros del equilibrio en
el oído interno de ambos lados. ¿Puede imaginarse este drama
amable lector? ¿Lo experimentó usted alguna vez, en accidente o
en diversión de feria? ¿Lo imagina o siquiera lo ha pensado usted,
62
papá, mamá, doctor, enfermera, legislador? Y en el acto final de
este drama, uno, dos, tres nalgazos, que arrancan el grito de dolor
de protesta, de angustia… y una carita amoratada, con gestos de
terrible sufrimiento y llantos y gritos impotentes…mientras los
adultos, los torturadores de la comitiva receptora que lo observan y
lo “atienden”, que están allí para “cuidarlo” en cruel bienvenida ríen,
se alegran, felicitan y se sienten dichosos, satisfechos y felices,
¡felices!.
Y después el niño tendrá que vivir con nosotros en armonía, paz y
amor. Que ceguera, que arrogancia, que torpeza esperar y hasta
exigir que el ser humano borre de su mente el dolor de su llegada
al mundo y lo transforme en plenitud, fraternidad, solidaridad y
humanismo. Allí, en el momento mismo de la llegada puede
marcarse su destino hacia el odio y la violencia, hacia la animalidad
y la locura.
Frederick Leboyer ha escrito un libro al que le ha llamado. Por un
nacimiento sin violencia, en el que el médico gineco obstetra de la
Facultad de Medicina de París, maestro universitario y jefe de un
Servicio de Maternidad de Francia, afirma: “Nacer..es el suplicio, el
calvario, el tormento de un inocente, que no sabe hablar…”
Ha escrito su libro pensando y repensando en el niño. Ha creado
un método que ha sido muy discutido, y al que uno de sus
detractores tildó de “criminal”, y del que un comentarista de un
periódico francés dijera que es “demasiado revolucionario para ser
aceptado sin combate. Ha creado su método y ha escrito su libro
“porque los nacimientos y partos, tal como se practican
actualmente, son una verdadera tortura para el niño…” “El
nacimiento – agrega - puede y debe ser sin sufrimientos, sin
63
agresión, sin traumatismos”. Para ello, el Dr. Leboyer impone
silencio en la sala de partos, penumbra, tibieza, caricias… “amor”.
Con éste método, el padre y la madre, reciben al niño, lo atienden y
hasta cortan su cordón umbilical sin prisas porque, “cortar el
cordón, apenas salido el niño del vientre de su madre, es un acto
de crueldad…Conservarlo intacto mientras late, es tanto como
transformar el nacimiento”. “Cortar el cordón al primer grito o
retirarle la mano al dar el primer paso da lo mismo” afirma el Dr.
Leboyer.
Nadie creo, podrá mantenerse ajeno e impávido a estas
reflexiones; nadie que busque afanosamente la perfección del
hombre, la solidaridad, la felicidad, la paz. ¿Porqué reír cuando
grita un recién nacido? ¿Es justo, es necesario el palmazo que lo
haga gritar? ¿No es mejor la sonrisa, signo de contento de alegría,
de salud, de paz?
¿Podrá descartarse despectivamente y superficialmente el método
del Dr. Leboyer, rechazándolo sin el análisis escrutador, sereno y
desapasionado? ¿No será más bien un camino por el que el
hombre llegue a amar mejor y odiar menos? ¿Podrán hoy en estos
tiempos de “cólera”, ignorarse esas terribles acusaciones y
dolorosas frases?
“Cuando se vislumbra el calvario del recién nacido, uno se
estremece..Realmente, el infierno existe. No es una metáfora..solo
que al infierno no se llega al fin de la vida. Tampoco está en
cualquier parte. Se halla aquí y es el comienzo”, afirma Frederick
Leboyer.
¿Cuánto de lo aquí sufrido queda marcado en la
“memoria
arcaica”, o en la criptomnesia, para emplear otros términos más
64
académicos
y
menos
huachafos
que
“inconsciente”
o
“subconsciente”? ¿Y cuanto de lo sufrido se empoza, “como charco
de culpa” (Vallejo) en el alma? A partir de allí creo, muchos seres
humanos viven el calvario de la infelicidad, o hacen vivir a otros ese
calvario. Y no todos tienen ocasión de revivir, de resucitar o de
encontrar a la vida, como lo declaró ese genio de la poesía peruana
que es César Vallejo: “¡Señores!, hoy es la primera vez que me doy
cuenta de la presencia de la vida. ¡Señores!, ruego a ustedes
dejarme libre un momento para saborear esta emoción formidable,
espontánea y reciente de la vida que hoy, por la primera vez, me
extasía y me hace dichoso hasta las lágrimas… ¡Cuan poco he
vivido! Mi nacimiento es tan reciente que no hay unidad de medida
para contar mi edad. ¡Si acabo de nacer! ¡Si aún no he vivido
todavía! Señores: soy tan pequeñito, que el día apenas cabe en
mi…La vida me ha dado ahora en toda mi muerte” (Poemas en
prosa: “Hallazgos de la vida”).
e. Postnatales
Considero aquí todas las influencias que reciben los niños en el
tránsito de la segunda y tercera etapas de la vida, que son la
infancia y la pubertad, y que fortalecen o dañan las estructuras
somáticas,
biológicas
de
su
crecimiento
y
desarrollo,
particularmente, claro está, el encéfalo. Me estoy refiriendo a la
alimentación, al consumo de sustancias tóxicas a las diversas
enfermedades y síndromes; que afectan órganos y sistemas y que
dañan incluso el sistema corporal y que modifican, por eso, la
autoestima y la autovaloración, dejando secuelas que alteran las
conductas y los comportamientos sociales contaminándolos con
envidias, resentimientos, frustraciones, evasiones, y violencia
verbales y no verbales que llegan a delitos y crímenes. También
están en este rubro los traumatismos encefalocraneanos, las
65
infecciones meningoencefálicas, las parasitosis, las micosis, los
tumores, del sistema nervioso en especial encefálicos, así como
algunas
enfermedades
heredodegenerativas
que
pueden
eclosionar, en la infancia o durante la pubertad, como síndromes
convulsivos y “equivalentes”, epilépticos o cuadros psicóticos, con
manifestaciones conductuales, comportamentales, caracteriales,
afectivo -
emocionales que pueden desembocar en actos
delictivos, con más facilidad que en personas libres de estos
disturbios.
Así hemos hecho un recorrido somero de los factores biológicos de
la criminalidad. Son bases indiscutibles de potencialidad criminal;
sin embargo, es bueno señalar que con frecuencia no desatendible,
muchas personas que tienen estos antecedentes no presentan
manifestaciones delictivas, pero las que los tiene pueden incluso
ser pasibles de inimputabilidad.
f. Constitución Somática
Dentro de los fundamentos biológicos se puede incluir un factor que
ha representado durante años un elemento de discusión y
controversia. Muchos investigadores consideran que las personas
tienen conductas y comportamientos que están íntimamente
relacionados, o que dependen de condicionamientos somáticos.
Estos conceptos se nutren de principios elaborados por personajes
como César Lombroso (1835-1909), Francis Gall (1758-1828) y
Ernest Kretschmer (1888-1964) para quienes los rasgos corporales
determinan las relaciones con el mundo y la sociedad.
Así, Gall creyó que bastaba observar y palpar el cráneo para
deducir las cualidades y defectos mentales del sujeto examinado.
Este explorador craneal llamó a su técnica craneología o
craneoscopia, y pensó que el cerebro poseía una configuración
66
semejante con territorios de los que dependían estas cualidades y
defectos. El vienés Spurzhein, suerte de
discípulo de Gall,
introdujo el término que persiste hasta la actualidad, de frenología
para esta técnica, y con ella se sigue engañando a incautos por
parte de charlatanes que se han quedado congelados en uno de
los eslabones de la cadena evolutiva, que es muy larga y azarosa,
del conocimiento científico, como esos ignorantes que quieren
curarlo todo aconsejando beber orina, propia o ajena, manera
cochina de volver “cinco mil años atrás”, como ellos mismos dicen
recordando a los chinos, que según promociona, hacían o
utilizaban lo que afirma se llama “urinoterapia”. En esa ruta “retro”
se volverá a aconsejar el uso de los
excrementos, o el
canibalismo, para asimilar poderes ajenos, y así la llamada “ley
consuetudinaria” mostrará “mierdofílicos” y “necrofílicos”, en un
regreso sin vueltas al eslabón perdido.
César Lombroso (1835-1909) es otro asunto pero del mismo matriz
o en la línea biológica de la criminalidad. Porque sugerir o afirmar
que el criminal es “nato”, o que es un “enfermo”, no es sino señalar
que la patología conductual y comportamental está determinada
desde “adentro”; y si aún sugiere o afirma que hay signos
exteriores, en especial en el rostro y en el cráneo, que permiten
diagnosticarla, entonces el asunto es fundamentalmente biológico.
Otra referencia “constitucional” la ofrece el psiquiatra alemán
Ernest Kretschmer (1888-1964), quien clasificó las estructuras
corporales
en
tres
tipos:
leptosomo,
pícnico
y
atlético,
correspondiendo cada uno a un determinado perfil comportamental
y también a una patología mental específica. El leptosomo delgado,
enjuto, pensador, racional; el pícnico, inclinado a la obesidad,
grasiento, eufórico, alegre, bonachón; el atlético corpulento,
caracterial, conflictivo. El primero paranoide, el segundo ciclotímico
67
con rasgos monomaníacos, el tercero epileptoide. Con estos
rasgos aparecerían también las inclinaciones delictivas: en el
primero, las ideas reivindicativas, revolucionarias y románticas; en
el segundo, la depresión y el suicidio, la manía, el despilfarro y la
exuberancia todopoderosa y desconsiderada; y en el último, el
conflicto, el cortocircuito caracterial y la violencia.
Como el asunto no es tan simple ni tan elemental, pues los seres
humanos no son tan fácilmente encasillables, después Kretschmer,
surgieron otras tantas clasificaciones, otras tantas taxonomías y
muchas otras sugerencias explicativas. Sigmund Freud propuso
explicar que la personalidad estaba definida por tres instancias: “el
Ello inconsciente, regido por el principio del placer y las
necesidades primarias; el Yo consciente, dominado por el principio
de la realidad; y el Super Yo, la parte inconsciente que surge
después de interiorizar las normas culturales”. Entre estos niveles,
surgirán fisuras por las cuales se manifiestan el hombre y la bestia:
mister Hyde y el Dr. Jekyll, el héroe y el asesino.
Otro pensador, investigador y psicólogo, Abraham Maslow (19081970), propone lo que se tiende a llamar las “teorías humanistas”,
consideran que las “principales motivaciones de la personalidad
proceden de la capacidad de cada persona para el desarrollo de su
potencial humano” Maslow estimaba que las personas satisfacían
sus necesidades, alcanzarían el máximo nivel de “autoestima y
autorrealización”. Sin duda, estas “potencialidades” y estas
“necesidades”
estrían
ancladas
en
lo
biológico.
Sería
un
“humanismo biológico” el de Maslow. Agregaré en este recuerdo
histórico al psicólogo británico Hans Eysenck, quien determinó que
la “personalidad que descansa sobre dos grandes factores:
introversión – extraversión y estabilidad – inestabilidad y sus
relaciones entre sí”.
68
El modelo es bidimensional, y a partir de allí se han estructurado
esquemas que diversifican las formas de ser, estar y actuar en el
mundo, e incluso se han planteado numerosas variedades que en
algunos esquemas llegan hasta medio centenar. Así entre el
“introvertido” y el “inestable” estarían los “tranquilos, insociables,
resignados, pesimistas, sobrios, rígidos, ansiosos, malhumorados”.
Entre el “inestable” y el “extrovertido” se sitúan los “quisquillosos,
los inquietos, los agresivos, los excitables, los variables, los
impulsivos, los optimistas, los cativos”; entre los “extrovertidos” y
los
“estables”
están
los
“sociables,
los
expansivos,
los
conversadores, los sensibles, los llevaderos, los vivaces, los
despreocupados, y los carismáticos, y entre los “estables “ y los
“introvertidos” están los serenos, los estables, los confiables, los
controlables, los pacíficos, los reflexivos los cuidadosos y los
pasivos.” En total, 32 variedades en esta taxonomía de Eysenck.
Pero las propuestas presentadas parten del mismo trampolín que
construyó Hipócrates de Cos, para quien los seres humanos
actuaban según el estado de sus “humores”: sanguíneo, bilioso y
flemático; y cuya corrupción y mezcla producirían enfermedades y
trastornos en el cuerpo y en la mente y harían que los seres
humanos
fueran
“melancólicos,
coléricos,
sanguíneos
y
flemáticos”. Adviértase que la palabra “humor” tiene en la medicina
moderna un significado genérico “porque todos los líquidos de
nuestro organismo pueden considerarse como humores. En
psicología se entiende por humor una cierta variedad del estado
afectivo. Si Kretschmer es un hito y hacia atrás llegado a
Hipócrates, tengo licencia para decidir que después de Kretschmer,
y hacia nuestros días, otras ideas del mismo espectro han
proliferado en campos ajenos a la medicina y a la psicología,
aunque buscando se han de encontrar hilos de conexión que hacen
que estos campos no sean tan “ajenos” entre sí y con su matriz
69
médico – psicológica. Me estoy refiriendo a sistemas ideológicas y
doctrinarios como la religión o la política, ya a campos como la
religión o la política, y a campos como la economía y la vida
castrense. En ellos se han cultivado estrategias y tácticas que hoy
diseñan lo que me ha permitido llamar “política criminal” y que
analizaré en las páginas siguientes. En otras palabras, me refiero a
modelos como la inquisición, las guerras, el arrebañamiento, la
esclavitud, los fascismos, terrorismos, dictaduras y otras lacras de
las llamadas “civilizaciones”, que serían el resultado de ciertas
personalidades “biológicamente” predispuestas y condicionadas.
Veamos brevemente sólo una de estas ideas que se han
desarrollado en el campo económico y que por diferentes caminos
han llegado incluso a llamada “modernidad” y “postmodernidad” de
nuestros días y que fertilizan y abonan conductas y prácticas de
abusos y corruptelas de orden mercantilista, capitalista e
imperialistas, para no mencionar aquellas de orden colonialista y
alienante.
Adam Smith es un personaje talentoso del siglo XVIII. Economista
escocés, nacido en la
ciudad de Kirkcaldy en 1723, muere en
1790. Autor de la obra Investigaciones sobre la naturaleza y las
causas de la riqueza de las naciones, postula la importancia del
trabajo como fuente de la riqueza, además del valor basado en la
oferta y la demanda, el libre comercio y la competencia. Admiro
mucho más a la revolución americana que a la francesa, que no
pudo vivirla sino en
su gestación a través de filósofos y
economistas de ese siglo: Hay quienes piensan (Alain Minc; Le
Point, N° 1645, marzo 2004) que la tal revolución “lo habría
aterrorizado”. La obra de Smith se construyó en un principio en un
manifiesto de combate contra el mercantilismo y puede ser
resumida en tres postulados: “El estado es el principal actor
70
económico; la riqueza supone la abundancia monetaria; el progreso
pasa por el aumento de las exportaciones y la limitación de las
importaciones”. Con estos postulados se busca reemplazar a la
tierra por el trabajo y hacer prevalecer al
hombre sobre la
naturaleza, preferir la dinámica social y en especial hacer de la
“división del trabajo” la base fundamental de la opulencia. Smith
pone las bases de la doctrina llamada “taylorismo” (Frederich
Winspow Taylor, ingeniero y economista norteamericano (18561915) que lleva considerar a la división del trabajo como
organización científica, y que llega a nuestros días como la super
especialización y la “tecnocracia extrema”.
Comenzando del final: ¿a dónde conduce la compulsión de saber
cada vez más de un átomo desconociendo a la molécula?, ¿acaso
la obsesión de saber más y más de algo no ha hecho desconocer
más y más del todo? Los planificadores del árbol olvidado al
bosque, y el pensar egoísta en uno mismo ha dejado al margen
conductas y comportamientos solidarios y altruistas. Estamos de
acuerdo con la importancia del trabajo, pero, ¿a dónde ha
conducido la mentalidad de “comerás el pan con el sudor de tu
frente” y ¿cuántos abusos en materia laboral se cometen, como en
nuestro país por ejemplo, con leyes esclavizantes, alienantes,
abusivas e indignas? ¿El mecanismo de oferta y demanda es la
balanza que debe regir las transacciones interhumanas? ¿No
predomina acaso lo cuantitativo que avasalla a lo cualitativo en
pueblos
desinformados
y
descerebrados
por
propagandas
manipuladoras y alienantes? ¿No han sido actitudes dictatoriales y
abusivas y “revolucionarias” necrofílicas y terroristas las que
terminan en “imperialismos” criminales de estado? ¿Y qué decir de
la competencia egoísta y salvaje y del “libre comercio” en países
con asaltantes del poder y psicópatas con empresarios? Creo que
71
he desbordado el fundamento biológico de la criminalidad; y con un
pie en lo sociológico me detengo aquí, no sin antes volver a decir
que estos principios también están en la base o integran “políticas
criminales” de explotación del hombre por poderosos mafiosos,
delincuentes, y psicópatas que asaltan el poder político para
imponer autocracias, dictaduras y fascismos, cuando no todo a la
vez.
B. FUNDAMENTOS SOCIOLÓGICOS DE LA CRIMINALIDAD
a) La psicología, que como hemos dicho, estudia las conductas,
comportamientos y mentes de los seres vivos, tiene la
necesidad de considerar las relaciones de unos con otros, es
decir, analizar los niveles e importancia de estas relaciones que
son preocupación prioritaria de la sociología. La inmensa
mayoría de animales subhumanos necesita relacionarse aunque
sólo fuera para aparearse, conservar y cuidar la especie. En el
caso de los seres humanos, el asunto llega a ser a veces
trascendental. El primer nivel sociológico lo constituye la familia,
y en ese nivel están prioritariamente los padres. Con mucha
frecuencia se afirma y reafirma que “la familia es la célula
fundamental de la sociedad”. Pero ¿qué es la familia, qué es
una familia o qué son las familias? Las definiciones de
diccionarios, de constituciones, de
códigos, de catecismos,
confunden más que aclaran los conceptos relativos a la
“familia”. En el caso del Perú, el asunto es caótico y oscuro.
Pero no nos apartemos del interés central de nuestro objetivo.
Para los interesados en conocer un análisis más detallado de
este asunto, recomiendo revisar mi libro Planificación familiar:
aspectos sociológicos, psicológicos y biológicos (fondo editorial
72
de la Universidad Alas Peruanas, Lima, 2004). Allí he propuesto
la siguiente definición de familia: “Grupo humano constituido por
padres e hijos, abuelos, hermanos de los padres o tíos directos
y primos hermanos o hijos de los tíos directos”. En esta
definición propuesta están implícitos los conceptos de hermanos
y de abuelos, y creo que para nuestro país y tal vez también
para países con perfiles sociales parecidos a los nuestros, esta
definición es práctica, necesaria, operativa. En la familia, se
construye el futuro de los ciudadanos, en ella se diseña la
felicidad o desgracia de los seres humanos que la integran, la
sociología
y
la
psicología
enlazan
sus
fundamentos
epistemológicos y teleológicos y estructuran la mente de los
seres humanos que en ella se forman. Conceptos como
“democracia”, por ejemplo, se construyen en ese grupo humano
en el que se aprende a respetar a los otros en su dignidad, en
sus derechos, en su humanismo. Allí se valora la voz y el voto,
la opinión ajena, y en la familia se aprenden los valores morales
y éticos que hacen que los derechos de un integrante terminen
donde comienzan sus obligaciones para con los otros. Pero
para todo esto se necesitan a los educadores, a los modelos, a
los paradigmas, que son los orientadores de mayor edad. Para
los niños es particularmente importante la presencia de los
adultos y fundamentalmente de los padres. Si faltan estos
requisitos, si no hay conocimientos, vocación, experiencia,
deseo de enseñar, los niños crecen como los salvajes que no
tienen de quien aprender las pautas de convivencia y de
solidaridad.
Y
en
esas
“familias”
anómicas,
caóticas,
patologizadas por el egoísmo, la corrupción, la infraternidad, el
vicio, la intolerancia, germina el odio, el delito, el crimen.
“Siembra vientos y cosecharás tempestades”, dice el proverbio;
y en el caso d los seres humanos es importante saber sembrar,
73
cultivar, cuidar, proteger para que la cosecha sea esperada,
para que el fruto siga la cadena evolutiva del Homo Sapiens al
Homo sapientísimus; a eso se llama simple y llanamente
eugenesia, es decir, promover que las nuevas generaciones
sean cada vez superiores a las nuestras. Este debe de ser el
objetivo de gobernantes, de padres de familia, de la sociedad
entera. Donde predomina
el deterioro familiar se está la
patología social. Bastaría recordar la enorme cantidad de
delincuentes en los que se encuentra esta falta de modelos
familiares constructivos, positivos, maduros, cultos, civilizados.
Sin
familias
ordenadas,
equilibradas,
formadoras,
vocacionalmente constructivas y responsables, no habrá
sociedades sanas, civilizadas, humanas en el sentido de dignas
y superiores.
b) Otro nivel sociológico fundamental en el desarrollo humano que
debería apuntar a la formación de personas cada vez más
cultas y civilizadas es la Escuela. Entendemos por tal a la
institución en la que desde la primera infancia se congrega a
niños para albergarlos, orientarlos y formarlos, educándolos,
reforzando y perfeccionando lo que dijo la naturaleza y continuó
la familia. Aproximadamente desde los 3 años de edad- y a
veces antes-, desde las llamadas “cunas” o “nidos” o nivel
“preescolar”, los niños acuden a las aulas para juntarse con
otros niños, con frecuencia de la misma o casi igual edad, para
aprender y recibir de otros adultos, maestros, modelos,
información, ideas, conceptos, conductas, comportamientos,
enriqueciendo su lenguaje y su propio banco de información,
traído y logrado anteriormente desde los genes y el embarazo.
Pero la escuela, ¿es siempre “formadora”? Desde esa temprana
edad hasta después de la pubertad y en la adultez temprana
74
con la estancia en la llamada educación superior, ¿los seres
humanos en su segunda, tercera y comenzada la cuarta edad
de la vida (gestación, infancia, pubertad, adolescencia y
adultez) reciben lo más constructivo para su desarrollo humano
y su vida en sociedad? Se afirma que la gran antropóloga
norteamericana Margared Mead dijo una vez: “Mi abuela quiso
que yo tuviera una gran educación, por eso nunca me envió a la
escuela”, el educador y escritor Everett Reimer tituló a uno de
sus libros La escuela ha muerto; y F Oury y J. Pain investigaron
en Francia la situación de las escuelas y publicaron su informe
con el título Crónico de la escuela cuartel. Todos estos autores
dejaron así constancia, directa o indirecta, de que esa
institución o estaba moribunda o ya estaba muerta o estaba
putrefacta. Considero que tal afirmación es exagerada, pero la
exagerada, pero la escuela ya no hace lo que debiera hacer
para formar seres humanos, y más bien deja hacer y deja pasar
los condimentos de la anomia, del crimen y de ala patología
social; yo estoy decidido a defender la tesis de la inoperancia,
de la ineficacia y del alto riesgo de mantener a la escuela tal
como está; es inútil y peligrosa, más aún cuando impone la
intolerancia, en especial religiosa, en los años más sensibles de
la vida – la infancia- dejando huellas imborrables en la mente
de los niños, pues fomenta el odio, el resentimiento, la
discriminación, las guerras y por supuesto la criminalidad.
Profesores alienados, enajenados por “fundamentalismos” por
“integrismos”, por “nacionalismos”, por “extremismos” de todo
orden que fomentan el exterminio, el terrorismo, la intolerancia,
el genocidio y todos los odios hacia los “diferentes”, son los que
fortalecen y desarrollan la “muerte de la escuela” y por
75
supuesto, la criminalidad. Los invito a reflexionar sobre algunas
de las afirmaciones de los autores mencionados líneas arriba:
“Este es un mundo injusto porque está compuesta por
instituciones defectuosas”.. “Ningún país del mundo puede
costear la educación que su pueblo desea, mediante escuelas”..
“Mientras los niños continúen siendo estudiantes a tiempo
completo continuarán siendo niños, económica, política e
incluso legalmente”...”Hace mucho tiempo que las escuelas
aprendieron que la manera de evitar que los niños piensen es
mantenerlos ocupados... clases, clubes, deportes, actividades
culturales, tareas…; el diablo siempre le encuentra un sustituto
a la pereza”... “se escolariza a la gente con el fin de que acepte
una sociedad; se le educa para crear o recrear una sociedad”…
Y allí también se lee una afirmación de Thomas Hadgkins hecha
en 1823: “Más valdría que los hombres no recibieran educación
no es más que acostumbrar los bueyes al yugo, la mera
disciplina del perro de caza que a fuerza de severidad, vence su
instinto natural y en lugar de devorar su presa, corre obligado,
con ella hasta los pies de su amo”. ¿Está así la educación? Si
es así, bienvenida la muerte de la
escuela y que de sus
escombros renazca la esperanza de un mañana mejor. Si está
en
camino de ser así, el peligro es muy grave y la
responsabilidad de su cuidado atañe, compromete, a todos. Tal
como el problema de la guerra –que como ya dijimos, sigue
siendo grave- de ninguna manera solo puede interesar a los
militares, así igualmente, el problema de la escuela de ninguna
manera solo puede depender de los maestros y gobernantes.
Todos los miembros de la sociedad están obligados a proteger,
enriquecer y perfeccionar a esa institución, a pensar en sus
problemas, analizar sus conflictos, defender sus intereses,
76
cuidar su futuro, porque de su estructura, situación y existencia
depende el “hombre del futuro” y sus sentimientos de paz,
fraternidad, humanismo y esperanza. Y la Educación de ese
hombre hecha por mentes claras, serenas, cultivadas, con ideas
que han dejado el terreno de la vanidad, del egoísmo, de la
dictadura, del dogma, de la superstición, de la fe irracional y de
la improvisación o irresponsabilidad, deberá ser hecha en
ambientes que no sean más esos “grandes edificios fríos,
cerrados, separados, con masas inmensas de niños, en largas
filas, con gritos, silbatos, ejercicios, ensayos; con niños
inadaptados,
retrasados
y
con
maestros
conformados,
impotentes, adaptados…” (Crónica de la Escuela Cuartel, F
Oury, 1975).
c) Otro nivel sociológico en las bases de la criminalidad lo
constituye eso que hoy se llama más media, es decir, los
“medios de comunicación
emisoras
de
radio
y
de masas”. Periódicos, revistas,
televisión,
medios
informativos,
informáticos, electronizados, como internet, por ejemplo, son
hoy factores que están participando activamente en el fomento
de la criminalidad.
En varias ocasiones he escrito y hablado sobre el “papel” y el
“rol” que juegan los medios de comunicación en la formación de
las personas y, en especial, en el desarrollo mental de los niños.
Creo que lo esencial lo he escrito en tres libros: en el ya
mencionado Buscando el sendero, en Familia, Comunicación y
Sociedad y en Acusaciones y Denuncias. Permítanme reiterar
aquí lo dicho durante años, años de protesta y hasta de gritería
y también de angustia, dolor y cólera al constatar que nada
cambia y que al contrario, todo se agrava, se pudre, se deteriora
y se gangrena. La mayoría de medios de comunicación está al
77
servicio de la mezquindad, del escándalo, de la carroñería y
está en camino de ser producto extraído de la porción terminal
del intestino grueso. En los medios de comunicación, en su
inmensa mayoría, se han infiltrado y aumentan dueños
ignorantes que alquilan y emplean a periodistas sin moral, sin
ética, ni deontología profesional, hablo y escribo de mayorías,
generalizo a propósito porque las excepciones son cada vez
más escasas y el contagio de lo nefasto avanza como mancha
de aceite, o como lava, propiciando la incultura, la maldad, la
ignorancia, el delito, la criminalidad. Pero no todo está perdido;
aún hay brazas que pueden y deberían revivir la fe irracional la
esperanza y el optimismo para llegar a conquistar la cultura, la
civilización, la solidaridad, la paz, en fin la felicidad con dignidad
y humanismo.
He aquí algo de lo que he escrito hace ya tantos años:
a.
Niños, comunicación, política y cultura
Pongo en conocimiento de ustedes el resultado de una
investigación y, al mismo tiempo, unas reflexiones e
inquietudes que quisiera compartirlas y comentarlas.
Con el concurso de un grupo de colaboradores, hemos
preguntado a 1450 niños ya
450 adolescentes sobre
algunos aspectos que consideramos de interés. Entre
esas preguntas y esas respuestas hay algún sobre las
que me quisiera detener. Debo agregar que la encuesta
se
realizó
durante
un
período
de
elecciones
presidenciales.
1. Los niños y los jóvenes tienen a su alcance radio,
prensa,
y
televisión.
78
Como
está
confirmado
repetidamente, los niños ven mucha más televisión
que los jóvenes. En ella los niños encuentran sus
“programas” y la publicidad. Supongamos que los
niños ven algo que según dicen, es apto “para niños”.
Pues bien, en cuanto aparecen “los comerciales” no
hay más “diferencia” ni “aptitud” y el contenido del
mensaje pasa igualmente hacia los adultos y niños.
Durante la proyección de la publicidad, el niño y
cuanto menor es, más gusta de “los comerciales”
recoge el contenido de lo que allí se anuncia. Y es en
ese sector de la programación que aparece la
propaganda política.
Interrogante:
¿piensan
los
candidatos
y
sus
promotores publicitarios en que lo que dicen y como
lo dicen es también visto y oído por la masa no
electora de niños y jóvenes (entre 15 y 25 años de
edad) que constituyen más del 50% de nuestra
población? Masa dúctil con gran plasticidad mental y
en búsqueda de experiencias que pueden significar
el fortalecimiento de su seguridad, confianza y
esperanza, o el camino de la frustración, de la
desorientación y del fatalismo. Porque, allí en la
“pantalla chica”, los “súper héroes”, se suceden
primero uno y luego el otro. Todos ofrecen, todos
“tienen” la fórmula mágica para la salud, la educación,
el desempleo, todos dicen “tener la receta”, la verdad,
la solución a todos los problemas y a todas las
miserias existentes, cuando no deslizan críticas,
comentarios y mensajes subliminales que el niño está
en perfecta condición de captar, según lo han
79
demostrado numerosas y serias investigaciones. Pero
además, está el comentario del adulto que acompaña
al niño: si el candidato interesa y halaga al gusto del
padre, de la madre, de los abuelos o de los tíos estos
sueltan su acepción y elogio: “¡Qué bien habla!, ¡es
un trome!, él es el hombre”. Y si el candidato no
interesa o es el opositor al de su gusto:” Qué
porquería, mentiroso, que estúpido, idiota, ladrón”. Y
el niño oye, refuerza y asimila.
De 1450 niños entre 7 y 14 años, 1283, es decir más
del 88% decían tener “su candidato” y lo defendían,
pero al mismo tiempo atacaban al opositor u
opositores. ¿Estos niños juegan, se interesan o se
alienan precozmente?
2. En ocasión de conmemorarse el 50 aniversario del
nacimiento de Julio C. Tello, preguntamos a 230
niños, entre 10 y 14 años si sabían quién era este
personaje. 195 declararon no saberlo, 37 dijeron que
sí. Ninguno sabía que Julio C. Tello fue médico. Solo
9, es decir el 3% contestaron que era el que había
descubierto las ruinas, los tejidos y los huacos”
3. Al morir Jean Paul Sartre, hemos preguntado a 450
“jóvenes” de 5° año de secundaria quién era este
personaje. 288 contestaron no saberlo, 58 que era un
actor de cine francés, 19 que era un cantante francés,
16 que era un político, y 59 que era un escritor. Es
decir, 391 de 450 no sabían quién era Jean Paul
Sartre. De los 59 que dijeron que era un “escritor”, 7
mencionaron algunas de sus obras; solo dos dijeron
80
haber leído alguna, pero que “no recordaban mucho
su contenido”, ¿Sinceridad, preocupación, alarma?
¡Realidad que hay que aceptar! ¿Motivo de culpa? Si
la respuesta es afirmativa, ¿quién la tiene? ¿Los
niños y los jóvenes “indolentes”, o los adultos
despreocupados, torpes o apáticos?, ¿o la sociedad
que ha ingresado al “crepúsculo de la razón” o a la
“descerebración cultural”?
b.
Televisión
Es y será siempre un tema de debate. Está en
muchos hogares, fiel e intrusa, constructiva o
decorativa,
para
verla
o
para
mostrarla,
especialmente si es en “color”, para agradecer o
injuriar, para cultivar o embrutecer, para comunicar o
para incomunicar. Lo hemos dicho, lo repito hoy: un
cuchillo en manos de un cirujano, puede salvar una
vida, pero en manos de un delincuente, puede
terminarla. Así es la televisión: útil o peligrosa,
instrumento de liberación o de enajenación. Depende
de cómo, quién, para qué y dónde se la use.
En muchos muchísimos hogares se ve televisión, en
algunos de ellos el aparato receptor no está solo; se
nos ha referido que muchas familias tienen más de
uno, dos y hasta tres. En un hogar que conozco,
llegan a seis, uno en cada pieza, y en una de ellas
dos: ¡uno en blanco y negro y otro en color!
Pero un hogar no es el Perú. Existen muchos
hogares a los que no llega sino un canal, como una
81
muestra del avance tecnológico, pero también como
una demostración de la “igualdad” (entiéndase
“masificación”) en la repartición de la cultura y
esparcimiento en nuestra patria. Existen decenas de
pueblos a los que no llega ningún canal televisivo, y
existen centenares tal vez miles, de hogares en los
que no se conoce lo que es, para que sirve y
seguramente, hasta se ignora la palabra “televisión”.
Y la distancia entre unos y otros crece: alimentos,
higiene, agua potable, luz eléctrica, desagüe, lectura,
asistencia médica, planificación familiar, teléfono,
transporte, televisión, derechos humanos, libertad,
dignidad, cultura, civilización.
En este contexto están los niños: los que ven
televisión y los que no la ven. Los que miran
televisión y los que ven, los que miran, ven e
imaginan; los que miran, ven y fantasean; los que
miran, ven y alucinan; los que miran, ven y se
enriquecen. Los niños y los jóvenes; los niños y los
adultos; los niños y sus padres; los niños solos,
aislados, inexpertos, “incomunicados” en su propio
hogar, para quienes la televisión es la única puerta
abierta al mundo, la única ventana abierta a la vida,
la única esperanza de una existencia mejor. Y
también están los niños que aprenden, nutren,
enriquecen su cerebro y están los niños que
“aprenden”,
se
intoxican,
se
indigestan,
se
empachan, se enajenan, aniquilan su cerebro. Están
los niños con padres y en familia; están los niños con
padres pero sin familia; y están los niños sin padres
82
ni familia. Están también frente a la pantalla casi
mágica del aparato receptor, los niños con hermanos
y los niños hijos únicos, los que tienen juguetes,
radio y revistas; los que tienen solo aparato de
televisión; los que van a la cine, al teatro y ala circo;
los que solo tienen los dibujos animados de la
televisión; los que tienen palabra, lenguaje y
comunicación para ellos, sus hermanos y sus padres;
los que tienen expresión verbal pero les falta el
hermano que escuche, la madre que explique, el
padre que discuta y comente. Están también otros
niños, diferentes, frente al “programa” de televisión
que presenta al artista favorito, que habla, canta o
actúa en la propia lengua, y están también los niños
que no oyen, los niños sordomudos, que ven a la
artista favorito que les habla en otra “lengua” y al que
no comprenden, porque sus propios movimientos, su
mímica, sus gestos, no son los mismos que ellos
usan para comunicarse; las manos, la cara, los labios
del actor “hablan” en inglés, francés, japonés o
alemán,
pero
esos
niños
desconocen
la
interpretación “labio focal” de ese idioma. En otras
ocasiones, el mensaje se destruye en la rapidez de la
palabra de quien habla o lee una noticia.
Otra cosa lamentable es la situación de los niños de
dos a tres años que ven el mismo programa que los
de tres a seis años de edad, el mismo programa que
“tienen” que ver los niños de 6 a 10 años de edad y
los de 10 a 12 años de vida.
83
¿Cómo hablar de un solo fenómeno general, variado,
si el fenómeno es multifactorial? ¿Qué tremenda
preocupación,
preparación
y
responsabilidad
deberán tener los responsables de programas de
televisión para niños?
c. Los niños y la televisión
“Durante cuarenta mil años de civilización, los
primeros años de vida humana habían cambiado
poco a poco, hasta hace alrededor de treinta años,
fecha de entrada en escena de la televisión”; ha
declarado Jaques Mousseau, profesor de sociología
de la Información en París. Esta afirmación es
compartida
por
numerosos
especialistas
en
comunicación normal y patológica. Y el hecho es tan
importante que en la actualidad se despliega un
extenso y profundo análisis de lo que es y debe de
ser la televisión para los niños. Los niños, crisoles de
existencia, esperanza sublime de un mundo mejor,
los niños, que representan la fe en el hombre, que
son los verdaderos arquitectos de la paz, el amor y la
solidaridad; los niños, conejillos de indias en muchos
países del mundo, sin voz ni voto, con muchos
“Principios” y “Artículos” en la Declaración Universal
de los Derechos del Niño, en Códigos llamados de
“menores”, pero con problemas realmente mayores y
con
realidades
consideran de
gobernantes
que
muchos
gobernantes
aún
“menor importancia”, porque esos
prefieren
comprar
armamentos,
entrenar guerreros, fabricar bebidas alcohólicas y
cigarrillos, cultivar plantas para extraer narcóticos,
84
favorecer y publicitar actividades y deportes que son
homenaje a la vulgaridad y a la irreflexión; a la
agresión y al odio; o introducir ideologías adictivas y
enajenantes. En estas circunstancias, ¿quién puede
ocuparse de investigar, estudiar, perfeccionar lo que
los niños necesitan en televisión? Sin embrago, es
debiera ser una urgencia, una necesidad, una
obligación. Muchos países lo han hecho y es aún su
máxima
preocupación.
He
aquí
solo
algunas
evidencias: 1.Los niños ven televisión antes, mucho
antes, de ir a la escuela; 2. Los niños de clase
económica menos favorecida ven televisión más
horas al día; 3 Los niños de escuelas primarias son
más
consumidores
de
televisión
que
los
de
secundaria; y estos más que los universitarios; 4. La
televisión no tiene efectos catárticos en relación a la
violencia; 5 Los niños de hogares desorganizados
son más receptivos a la agresividad transmitida por
la TV; 6. El efecto sobre los niños depende de la
edad y de las horas de exposición; 7. El juicio de los
niños sobre los programas de televisión sigue
paralelamente y con gran exactitud los lineamientos
establecidos por la psicología genética; 8. Evidentes
trastornos de conducta (agresividad, pérdida del
sueño, dificultades de aprendizaje y ansiedad) han
sido
demostrados
fehacientemente
como
consecuencia del inadecuado y mal manejo de
contenidos, horarios y conducción de programas
televisivos; 9. Muy importantes cambios positivos en
la
conducta
de
los
niños,
en
especial
los
relacionados a su espíritu de solidaridad, ayuda al
85
prójimo, sensibilidad, altruismo, han demostrado ser
consecuencia de programas felices en los que se
mantiene estrecha colaboración de expertos con
padres de familia; 10. La televisión favorece, en
circunstancias adecuadas, el desarrollo mental de los
niños, en especial su lenguaje, además de muchos
otros resultados que no voy a comentar aquí, aunque
sí daré para los interesados algunas referencias
bibliográficas: Les Pouvoirs de la Tv; J.Cazenueve,
1972. Televisión and Growing up; Report to the
Surgeon General of U.S Public Health Ser, 1972.
Television and Social Behavior, J. Lyle R. Hoffman,
1972 The Developing Child as Viewer, A. Collins,
1975. Les en Fants et la Televisión, J . Nousseau,
1976.
Le
Phenomene
Surprenant
de
la
Coumunicación, V. Flusser, 1978. El Niño y los
Medios de Comunicación, P. marks Greenfield, Edit.
Morala, Madrid, 1985.
d. El modelo
Todos sabemos y reconocemos a diario, la facilidad
con que los niños “copian” acciones, buscan
identificaciones, imitan “héroes”. Sus “modelos” son,
en primera línea, sus padres de los que aprenden
palabras, gestos, actitudes y a través de ellos
enlazan su vida al resto del mundo. Esta facilidad
para “imitar” varía según las edades, los sexos y las
condiciones
culturales
y
sociales
y
debiera
representar una preocupación constante de quienes
dependen los programas de televisión. Y no pueden
mantenerse
86
ajenos
al
reconocimiento
de
esta
necesidad y de esta realidad, los gobernantes, los
políticos, los profesionales, los padres, el ´público en
general. Si a través de un medio de comunicación se
introducen diversos elementos al cerebro de los
niños, es este un asunto de tanta importancia que no
puede sólo interesar a los “críticos” de los periódicos,
porque su trascendencia se parece a la de la guerra,
que no puede, como ya se ha dicho solo interesar a
los militares.
La selección y exigencia que se impone a los
responsables de un programa de televisión para
niños deben, tienen que ser, más importantes que las
que impongan a quienes trabajan en un programa
para adultos; experiencia de la técnica comunicativa,
profundo conocimiento de la psicología infantil,
cultura general, comprensión actualizada y directa de
la realidad de vida y de las necesidades de los niños
peruanos. Todo esto implica un compromiso con la
historia, con el presente y el futuro de nuestra patria,
además de un amplio conocimiento de la familia
peruana y del comportamiento de los adultos, de los
padres, versatilidad ya usencia de actitudes rígidas,
dictatoriales y despectivas, abundante lectura, gusto
por la investigación, ejemplo en la conducta y en los
ideales. Que ingenuidad esperar adultos mejores, si
se enseña a los niños a ver la vida desde el balcón
exclusivo del payaso; que pretensión querer ser el
modelo de vida, ofrecer horizontes entregando lo
cursi, lo superfluo y lo vanidoso; que error querer
formar adultos con enseñanza ególatra, narcisista,
87
danos imágenes de permanencia crónica frente al
espejo, que ingenuidad hacer caminar a nuestros
hijos por el callejón exclusivo de la recitación, del
canto del baile, colocándolos de espaldas a las vida,
y lo más grave aún, de espaldas al futuro; que
tristeza ofrecer a los niños la ambivalencia en la
conducta, la hipocresía en la expresión, el divorcio
entre lo predicado y los vivido; se habla de verdad y
se miente; se lucha contra los defectos y se los
cultiva; se habla de respeto y de solidaridad y se
ofende; se invita a lo sublime y se atropella, se habla
del amor, y después de declararlo, se reniega de él,
se pide amistad y se ofende al competidor. “Los
niños no necesitan críticos, necesitan modelos” en
todo, en la familia, en los deportes, en la política, en
la televisión…en todo; compatibilidad entre palabra y
actitud, entre declaración y experiencia, entre interés
aparente por los demás e interés real para los
propios. Nunca se han negado las dificultades para
educar con televisión o sin ella pero es un reto que
seguramente muchos estarían bien dispuestos a
tomar. Es necesario admitir lo maravillosos de la
tarea y las dificultades de su ejercicio, pero también
tomarla con conciencia de su importancia, salvo error
de vanidad de unos e ingenuidad de conocimiento
otros. Desde diferentes partes del mundo se han
prevenido- hasta el Papa lo ha advertido – “contra la
creciente manipulación de la mente humana por la
televisión y la radio”. Y así, una y otra vez, se
protesta frente a la grave situación y al tremendo
riesgo en el que están millones de cerebros de niños,
88
jóvenes y adultos consumidores de radio y televisión,
algunos ya adictos, alienados, perturbados en su
autodecisión,
en
su
equilibrio
mental,
en
su
normalidad emocional. Según las noticias Juan Pablo
habría afirmado que “estos medios de comunicación
de masas engendran pasividad y emocionalismo,
manipulación
y
en
consecuencia,
evasión
y
hedonismo” En otras palabras, una forma de droga y
de las peores. En el terreno de la LSD, o de la pasta
básica de cocaína, ya habríamos pensado, a partir
de
esta
afirmación,
en
el
llamado
“síndrome
amotivacional”, es decir apatía, abulia, desinterés,
placer,
egoísmo,
individualismo,
holgazanería,
dependencia y adicción.
Naturalmente, estamos refiriéndonos a radio y
televisión anticulturales, a esos medios en manos de
irresponsables, resentidos, vanidosos pesudocultos
programadores, sacerdotes de la ignorancia, de la
vulgaridad y de la tontería. No estamos refiriéndonos
a una radio y una televisión cultoras de la libertad, de
la formación mental, de la solidaridad, de la paz, de
la reflexión de la elevación de los valores del espíritu
y de la promoción de los mejores niveles de
existencia. Estamos subrayando las palabras del
Papa, como lo hemos hecho en otras oportunidades
a título personal y con otros motivos para criticar la
estupidez, la arrogancia, la “ceguera para la propia
ceguera” de ciertos “responsables” de emisoras y de
canales que se dicen muy católicos y que luego s e
sientan
sobre
89
los
valores
humanos
y
que
desconocen, o no reconocen, la altísima misión de
estos instrumentos de la civilización, que fueron
creados para contribuir a resolver los problemas del
hombre y no para originarlos; que están allí para
contribuir a perfeccionar al ser humano y no para
deteriorarlo; que justifican la razón de su existencia
por su alto contenido formativo y no para llenar los
bolsillos de mercachifles, egoístas, torpes, vanidosos
y peligrosos que se declaran peruanos solo para
explotar a este lacrado país. Y estamos refiriéndonos
a emisoras y canales que conducen hasta el seno
mismo de nuestro hogar, hasta la entraña de nuestra
familia, vulgaridad, grosería, consumismo, con gran
benevolencia y complacencia de muchos padres y de
casi todos los ciudadanos. Porque éstos no invitan a
su casa a cualquier desconocido, no permiten el
ingreso de pornografía ni dejan que ingrese a su
hogar
un
personaje
peligroso,
contagiante,
delincuente. Sin embrago no se dan cuenta que son
unos vehículos de comunicación como la radio y la
televisión pueden introducir hasta su sala, su
comedor, su alcoba, mensajes alienantes, porquería,
agresión, cochinada, torpeza, enfermedad mental.
Usted, que se dice persona cuidadosa de la
formación
mental
de
sus
hijos,
¿escoge
los
programas o selecciona la música que ellos van a
escuchar?, ¿pone interés en lo que “consumen” sus
niños? Usted que paga el colegio, que gasta en útiles
escolares, que se esfuerza a veces hasta el
sacrificio, puede terminar en el tacho de basura,
porque mientras usted construye, otros personajes
90
bajo su propio techo, en su propia casa, bajo sus
propias narices, deterioran, perturban, destruyen.
Es pues necesario un real y hasta tal vez un total
cambio de actitud. Y quienes deben promoverlo son
los propios ciudadanos, de aquí y de cualquier país
del mundo, en donde la radio y la televisión no sean
un bisturí del cirujano que salva una vida, sino más
bien el cuchillo del delincuente que salva una vida,
sino más bien el cuchillo del delincuente que
amenaza, hiere y mata.
e. Televisión y Cultura
Muchas personas buscan en la pantalla de televisión
el programa que les permita evadirse de problemas,
de pesares, de conflictos de su hastío de la vida, de
su nostalgia, de su tristeza, de su aislamiento, de su
soledad. ¡Qué gran compañera es entonces la
televisión para los tristes, para los solos, para los
aislados voluntaria o forzadamente!
¡Qué gran
compañera para los incomunicados por el abandono
o por la ausencia de amistad! Ella puede ser- y de
hecho lo es en muchos casos- la confidente, la
consejera, la asesora, la amiga. Su presencia
introduce el mundo de afuera en el microcosmos de
la individualidad.
Para otros, la pantalla de televisión
representa la
información oportuna, la ayuda cognoscitiva que
levanta el umbral de lo habitual, de lo rutinario, de lo
cotidiano y banal. Para muchos (sí señores, ilusos,
desconfiados,
91
ignorantes,
torpes,
mentecatos,
candorosos), para muchos, la televisión representa
una fuente de cultura inagotable, tonificadora,
ennoblecedora y liberadora. Varias investigaciones
en diferentes países demuestran el interés tan
grande de mucha gente de recibir en el hogar - y a
través de la televisión_ cultura.
Desgraciadamente, en muchos países, esa cultura o
no se da a medias, por lo que en
las personas
amantes de lo noble y lo superior aparecen la
amargura, la decepción o la protesta y a veces, la
tolerancia, o tal vez la rebeldía salvadora y entonces
el aparato es apagado, o, si sigue prendido, no se ve,
o si se ve no se mira. ¿Para qué?
La televisión surgió para resolver problemas del
hombre, no para crearlos. La televisión es alerta,
vigilancia, no hipnótico ni alienación. Ella es cultura.
Pero decir cultura en la televisión implica muchas
cosas. Obliga por ejemplo que los responsables, en
quienes descansa (o trabaja sería mejor) la difícil,
noble y grave tarea de decidir los programas
televisivos, deben ser personas cultas. Tienen que
ser profesionales idóneos, con títulos académicos
superiores, con afán de educación continuada, con
intereses de conocimiento humanístico, es decir
científico,
técnico,
tecnológico;
conocedores
profundos y amantes de su pueblo, respetuosos de
sus tradiciones, investigadores pertinaces de su
realidad; cultos, no improvisados artífices de lo
mediocre y envanecidos de su puesto, que queda
ancho, para lo puramente entretenedor, vulgar,
92
exclusivamente comercial, melodramático, ramplón,
huachafo, enajenante. Un directivo de televisión
debe, tiene que ser, un representante de la
“inteligencia” de su pueblo. No puede llegar a serlo
alguien que en su currículum solo hay años de
manejo administrativo o simplemente técnico y que a
lo mejor llegó al “oficio” por la línea sinuosa del
fracaso en otro sitio, para “probar suerte” y sólo
porque en el “país de los ciegos el tuerto es el rey”.
Pero no menos responsabilidad tienen los otros
niveles que integran el personal que labora en
televisión. Así un director de cámaras (no “director de
televisión” como se suele decir entre nosotros) está
obligado a adquirir una cultura (resultado o efecto de
cultivar los conocimientos humanos y de afirmarse
por medio del ejercicio de las facultades intelectuales
del hombre), en el más amplios sentido del término:
educación
artística,
gusto
estético,
psicología
individual y grupal, ética (parte de la filosofía que
trata de la moral y de las obligaciones del hombre),
entrenar su sentido de autoridad para ejercitarlo sin
gritos grotescos y respetando y descubriendo los
valores de sus colaboradores. Deberá cultivar la
higiene mental que le permita contraponerse a la
neurosis y que evite desagradables y lamentables
exhibiciones
de
mal
genio,
de
caprichos,
de
testarudez, de insolencia y que evite el síndrome de
“la imagen y el sonido” o el de las “cuatro paredes”
como lo llamaba tan bien Lucio Castro. Deberá tener
inclinación
a
93
lo
superior
y
gran
espíritu
de
perfeccionamiento, contagiante y exigente; respeto
por
su
oficio
colaboradores,
que
significa
modelo,
ejemplo
honesto,
a
generoso
sus
y
responsable de la tremenda y casi sagrada tarea de
“realizar”; ingresar en la intimidad de los hogares,
llevar a lo más recóndito de la mente del televidente,
el mensaje constructivo, la paz que es sosiego, el
informe
liberador,
el
símbolo
fortificante,
el
significante creativo. El señor “director de cámaras”
tiene la inmensa responsabilidad de recoger el
detalle que será mensaje, el significante que dará o
quitará significado: una zapatilla de ballet rota,
dejando escapar el dedo gordo, quitará en muchos
cerebros algo o todo de la belleza de la danza; la
mano tremulante, el dedo en la nariz de un político,
dirá de su salud y de su educación; la presencia
oportuna de una imagen construirá o debilitará la fe,
o será el lastre alienante de un dogma; el gesto
petulante,
la
palabra
vanidosa,
el
ademán
amanerado, subrayará el perfil psicológico de un
entrevistado. ¡Qué grande necesidad de oficio, de
observación,
de
gusto,
de
conocimiento,
de
experiencia de cultura, necesita quien trabaja en este
menester! Su forma de ser, su elegancia, su
lenguaje, sus hábitos, sus costumbres, sus modales,
su forma de vida, denuncian su saber y su valer.
El técnico en sonido, en luz, en escenografía; él o la
maquilladora,
el
responsable
del
vestuario;
el
coordinador…!ah el coordinador!, gran eje de acción,
cemento del programa, en su estructura; ¡que gran
94
labor debe y puede tener el coordinador! Todos están
obligados
a
prepararse,
a
cultivarse,
a
perfeccionarse. Todos forman parte de esa catedral
del saber que es “la televisión”.
Cultura y mística es lo necesario y lo que tantas
veces
hace falta. Desde allí, desde esa catedral,
irradia
el
conocimiento,
el
entretenimiento,
la
información liberadores, pero desde allí puede
también irradiar y contagiar y contaminar, el desaseo,
el chisme, la injuria, la vulgaridad, la grosería, el mal
gusto, la huachafería, la suciedad, la chusma.
Un programa de televisión es más arduo que un libro
en su responsabilidad y en su mensaje.
Debe serlo, tiene que serlo. Los señores productores,
los señores directores, los señores conductores y los
señores críticos tienen que saberlo. Los señores
críticos ¡que algunas veces ven la paja en el ojo
ajeno y no miran en sus interioridades personales!
Los señores críticos que muchas veces, cual
enciclopédicos
renacentistas,
quieren
saber,
dominar, dictaminar y sentenciar todo sin el trabajo
de investigación necesario, sin el conocimiento
directo, y sin la evaluación pertinente, cuando no son
intereses
secundarios
y,
en
algunos
casos
proyectando desequilibrios afectivos, frustraciones,
pasiones y pesares no gratificados.
Cultura y televisión… televisión y cultural, elementos
difícilmente separables si no es por manejos mal
intencionados y por metas discutibles y criticables.
95
No podemos dejar escapar la brillante oportunidad de
perfeccionarnos y perfeccionar. Controlemos el
instrumento tecnológico, no dejemos que él o sus
oficiantes nos devoren en presente y futuro.
f. Niños, televisión y padres
“El efecto de la televisión sobre los niños está sujeto
a polémicas, no porque algunas personas se
opongan al crimen y otras los favorezcan, sino
porque se conoce tan poco que cualquiera puede
introducir sus prejuicios o sus puntos de vista en el
debate
sin
que
se
pueda
probar
que
está
equivocado.” (P. Lazarsfeld)
¿Cuántos niños en el Perú no han visto nunca un
aparato de televisión? ¿Cuántos hogares en nuestra
patria
reciben
la
imagen
de
este
medio
de
comunicación? ¿Significa algo para la mente del
poblador peruano, para su desarrollo o para su
deterioro? ¿Porqué a través se está o no realizando
una
formación mental distorsionada, torcida y
prejuiciada; se está o no impartiendo una educación
marginadora? ¿Sabemos plenamente los adultos el
significado de este medio de comunicación, de lo que
ofrece o debe de ofrecer?
El niño de un pueblo alejado, de la sierra o de la
selva, también peruano, no ve televisión; sus padres
tampoco, ¿Crece, por este hecho igual que el niño
de Lima?
96
Hace poco vi a un joven de 16 años que procedía de
una aldea de Monzón. Se rió cuando le pregunté su
parecer acerca de ver a un hombre caminando en la
Luna, casi simultáneamente aquí en la pantalla de
televisión. Me dijo mentiroso. No me dijo fastidioso,
¡me calificó de mentiroso!
La televisión lo hemos dicho, es o debe ser, a no
dudarlo, un extraordinario instrumento de cultura y
desarrollo mental. Pero como todo instrumento tiene
un “valor” dependiente de sus metas, de sus
métodos, de sus manipuladores. Ya hemos dicho
que un cuchillo en manos de un cirujano puede
salvar una vida, pero en las manos de un delincuente
puede terminarla.
Como todo producto de la civilización, la televisión
también fue usada para justificar, explicar y pagar
muchas culpas de la sociedad. Se la acusó de
“manipulación”, “fuente de agresión”, “nerviosismo”,
“facilitadora de apatía de ociosidad y simpleza”.
Se dijo que ella estaba allí para “hacer vender”, para
“reemplazar a los padres”, al estilo de “nodriza
mecánica”, para “embrutecer” etc. Después se
aplicaron
mejores
criterios
para
evaluar
su
significado. Y el resultado no fue por lo menos lo
trágico que se esperaba. Hoy la actitud es de
análisis. Debe ser también de perfeccionamiento y de
serenidad. Gran responsabilidad de los directivos;
¿se debe ofrecer lo que el público quiere o más bien
lo que el pueblo necesita? Pero entiendo que la
97
mayor responsabilidad es de los padres. Son
aquellos los que en última instancia harán de jueces
o censores de lo que reciban sus hijos. Para ello
deben ser atentos, analíticos, dialogantes, tolerantes,
pero muy serenos en su veredicto: tiempo de
exposición de un niño frente a la pantalla de su
televisor,
distribución
horaria,
prioridad
de
las
responsabilidades y tareas, estructura y mensaje del
programa, comentarios, conclusiones, entre otras
variables necesarias. NO se trata pues, de decir este
programa me gusta y este otro no; se trata de
reflexionar antes de decidir. Hay adicción, y por lo
tanto puede haber daño, dependencia y toxicidad.
En Farenheit 451, novela de Ray Bradbury, la señora
Bowles, personaje de la historia, habitante de un
pueblo donde se ha declarado la guerra a los libros y
muerte a los lectores dice de sus hijos:
“Tengo a los hijos en la escuela nueve días de cada
diez. Me entiendo con ellos cuando vienen a casa,
tres días al mes. No es completamente insoportable.
Los pongo en el “salón” y conecto el televisor. Es
como lavar ropa, meto la colada en la máquina y
cierro la tapadera..Son tan capaces de besarme
como de pegarme una patada. ¡Gracias a Dios, yo
también sé pegarles!
Pero en la televisión también puede haber, debe
haber, cultura, logro de valores, solidaridad, amor.
Creo que es algo más que información, enseñanza y
diversión. Esto cubre y supera la mediocridad y el
98
homenaje a la vulgaridad. Está en todos, pero en
especial en los padres y en nuestra responsabilidad
lograrlo.
g. Medios de Comunicación
“La civilización democrática se salvará únicamente si
se hace del lenguaje de la imagen una provocación a
la reflexión crítica, no una invitación a la hipnosis”.
(Umberto Eco).
En
California
existe
un
grupo
numeroso
de
ciudadanos que se han asociado para defender a la
televisión de los ataques, ya numerosos, de los que
creen que este medio de comunicación social es, en
el momento actual, negativo y hasta peligroso y
nefasto.
Los “Couch potatoes” se hacen llamar estos
defensores de la televisión norteamericana; “las
Patatas de sofá” se diría en nuestro idioma. Dicen
ser lo “auténticos televidentes” y proclaman que la
televisión debe ser un medio pasivo, anti intelectual,
que anime a la gente a vegetar. El presidente de esa
asociación ha declarado lo siguiente: “Yo creo que la
principal ventaja de la televisión es que evita el tener
que pensar y responder”. (Los Angeles Times, 6 de
Junio de 1982)
Cinco años antes en 1977, ya se había presagiado
este acontecimiento. En efecto, M. Jun publica ese
año su libro The Plug – in – Drug (New York, Vikuig),
cuya traducción sería
99
La droga enchufable, y en
1978, J. Mander escribe Four Arguments for the
Elimination of Television, (New Cork, Quill) (Cuatro
argumentos a favor de la eliminación de la
televisión). En esas obras estaba ya el mensaje y la
alerta: había cada vez más grupos humanos que
defendían la pasividad, la irracionalidad, la violencia,
la subhumanidad. Ellos serán los “hijos de la
televisión”.
“El medio es el mensaje”
Hace ya más de 40ª años , Marshall Mc Luhan
(Undersatnding Media: Te extensions of men, New
York. Mc. Graw Hill, 1964) lanzó la revolucionaria
tesis que se resume en su frase: “El medio es el
mensaje”. Pensaba el autor que todo medio de
comunicación ejercía efectos sociales y psicológicos
sobre una audiencia, dando lugar a determinadas
relaciones sociales y a una particular forma de
conciencia o un modo de pensar que son totalmente
independientes del contenido que es transmitido.
Estos efectos, como tantas veces se ha dicho,
constituyen el mensaje del medio. En otras palabras,
y como también lo afirmaron otros autores, cada
medio supondría un efecto diferente en el receptor,
aunque el contenido que se propalara fuera el mismo
o el tema idéntico. “Mc Luhan quería significar con su
afirmación – dice P. Merks Greenfield 1Que cada
medio ejerce efectos sobre el modo de trabajar
1
P. Marks Greenfield:Mind and Media. Pie effects oJ television, computer and video games.1984. William
Collins and Sons. U.S.A
100
mente humana. Continúo esta breve revisión de los
factores
sociológicos
en
la
psicología
de
la
criminalidad con la mención de una importante
relación entre individuo, personas, grupos y medio
ambiente.
He escogido la palabra noosfera, que deriva del
griego en las acepciones de “inteligencia” y “esfera”.
Y que fuera desarrollada y defendida por Teilhard de
Chardin (1881- 1955) en su intento – valioso intentode relacionar a la ciencia con la religión. La palabra
ha sido ya incorporada en la vigésima segunda
edición (2001) del Diccionario de la Lengua española
de la Real Academia Española, con esta acepción:
“Conjunto de los seres inteligentes con el medio en
que viven”.
Noosfera es, pues, la juntura, la sinapsis, los vasos
comunicantes entre los seres vivos y su entorno, su
medio
ambiente,
sus
factores
ecológicos,
sus
“circunstancias”. José Ortega y Gasset definió la
tesis del “hombre y su circunstancia”, siendo esta
expresión más psicológica que sociológica, en tanto
que noosfera es más sociológica que psicológica,
pero ambos fundamentos se complementan, se
enriquecen, se perfeccionan. Ortega y Gasset
analiza las generaciones, y precisa sus conceptos de
“contemporaneidad”
y
“coetaneidad”:
Son
contemporáneos los que viven al mismo tiempo, el
mismo tiempo; son coetáneos los que tienen la
misma edad y, por lo tanto, pertenecen a una misma
generación. “Todos somos contemporáneos, vivimos
101
en el mismo tiempo y atmósfera – en el mismo
mundo-, pero contribuimos a formarlo de
modo
diferente. Sólo se coincide con los coetáneos. Urge
distinguir
en
historia
entre
cotaneidad
y
contemporaneidad. Si todos los contemporáneos
fuésemos
coetáneos,
la
historia
se
detendría,
anquilosamente, petrificada, en un gesto definitivo,
sin posibilidad de innovación radical ninguna”.
Luis Arista Montoya señal con
contemporáneos
o
mucha razón que
coetáneos
pueden
ser
coterráneos al mismo tiempo, o no necesariamente.
Siguen tales porque la coterraneidad significa o es
una característica de todos los hombres nacidos en
el mismo lugar, pueblo, país o continente; nacen en
un lugar geográfico determinado y lo comparten. Así
por ejemplo, los “puneños”, los “limeños” son
coterráneos,
a
su
vez
“los
peruanos”
son
coterráneos, o los “hispanoaméricos” también, no
importando que sean contemporáneos o coetáneos.
Bajo este criterio es que nacen y se desarrollan las
“generalizaciones” y se habla de la “lentitud” de los
piuranos, de la “viveza” de los limeños o de la
“astucia” o “criollada” del “chalaco”, del “erotismo” de
la selvática, de la “criminalidad” del que vive en los
Barracones de Mendocita.
Porque esa “noosfera” que es el medio ambiente y el
yo, el tu y el nosotros puede influir de tal manera que
diseña conductas y comportamientos más allá de
“mi” biología, de “mi” sociología y de “mi” psicología.
102
Veamos
a
continuación
algo
del
pensamiento
Oretguiano en relación a sus “circunstancias”.
La percepción del Prójimo
La percepción del prójimo según el proverbio árabe
“el hombre no puede saltar fuera de su sombra” la
idea es sobre manera dramática. Vivimos prisioneros
de nuestra sombra, que vigila la puerta de nosotros
mismos para no dejarnos escapar. Tiene, un efecto,
la sombra junto al hombre, un aire de centinela que,
arma el brazo, pasea en torno a su garita.
Esto quiere decir que encerrados en nosotros
mismos, no podemos transmigrar de
nuestra
persona a la del prójimo, y consecuentemente que no
podemos vernos a nosotros mismos desde fuera.
Porque el perfil del Yo solo sería visible desde un Tú.
Pero si el tránsito al Tú es imposible, como esta idea
supone, y si el Tú es impenetrable, y si no lo vemos a
él desde nosotros ni a nosotros desde él toda vida
sería una ciega ansia por ver.
Pero hay épocas en que de esta opinión pasamos a
la contraria. La persona no sería una realidad
hermética, el alma individual no sería un recinto
acorazado y sin poros; antes bien, sería la
característica
de
lo
psíquico,
su
absoluta
penetrabilidad. Mientras un átomo de materia excluye
a otro átomo y es incompenetrable con él, las almas
parecen constituídas por una perfecta porosidad. Hay
momentos en que vivir es hallarse fuera de sí mismo,
103
perdido deliciosamente en el interior de los prójimos.
De aquí las súbitas simpatías que sentimos. De aquí
el “flechazo”, el “coup de foudre” en que suele nacer
el amor… la vida es una constante preocupación y
ocupación con las cosas que nos rodean, un
dinámico diálogo con el contorno. De las cosas en
derredor
parten
provocan
en
incesantes
nosotros
excitaciones
reacciones
que
sobre
ellas..Queramos o no la tarea radical del hombre es
esta lucha con las cosas, la faena por dominar lo
circunstante”.
Así pues de este breve recuerdo de Ortega y Gasset,
deducimos su pensamiento de ese “yo y su
circunstancia”. A veces volcado hacia él mismo y a
veces volcado hacia afuera hacia el otro, el
semejante. El concepto de noosfera amplia el
horizonte de la relación hacia los otros, y los
“demás”, diferentes y variados; y también hacia las
cosas diferentes, variadas, múltiples. Y pensar que
esos “otros” y esas “otras” son, pueden ser: negros o
blancos, gordos o flacos, limpios o sucios, creyentes
o ateos, ignorantes o educados, bellos o feos, ricos o
pobres, coterráneos o extranjeros respetuosos o
insolentes, biófilos o necrófilos y cientos de otras
posibilidades duales en seres humanos, animales,
vegetales, cosas.
Y nosotros los seres humanos, ¿aprendemos o nos
enseñan a mirar, reflexionar, analizar, investigar
estas diferentes realidades? Permítanme entonces
terminar esta parte con una
104
nueva referencia a
Ortega y Gasset: “El mundo circundante existe para
nosotros merced a ciertos estados, íntimos que
llamamos ver y oír, imaginar y pensar, sentir y
querer. La psicología nos invita a que al ver una
cosa, en lugar de atender a esta cosa presente ante
nosotros, miremos nuestro ver. Tenemos pues, que
reobrar enérgicamente contra los hábitos milenarios
que nos ha impuesto la urgente utilidad de la vida
espontánea y mantener nuestra atención vuelta al
revés, enfocada en nuestro propio interior”
Así pues el individuo que no llega a constituirse en
persona,
logra
desarrollarse
merced
a
su
conocimiento de él mismo, a la indagación de su
interioridad; pero con esto no le alcanza para vivir en
sociedad, para convivir tiene que interesarse por el
otro y por los otros, y además, por todo lo que le
rodea. En ésta dinámica yo-tu-otros-nosotros, se
alcanza el proceso de “desarrollo humano”. Pero en
el mundo no hay sólo seres humanos; están también
los otros seres vivos y las cosas, pues bien, el
hombre y su entorno configuran el concepto de
noosfera. Y ésta participa grandemente en hacer de
los seres humanos, ángeles o diablos.
Pero, para Teilhard Chardin, el concepto apunta más
a lo positivo, a lo favorable y a lo constructivo. Como
sacerdote
católico,
tiene
una
perspectiva
esperanzada en la evolución de la noosfera que él
superpone a la “biósfera”, palabra y concepto que
atribuye a Suess como” zona terrestre que contiene
la vida”. Para Teilhard Chardin la noosfera es una
105
“envoltura planetaria..a partir y por encima de la
biósfera...envoltura de sustancia pensante”.. que
invade el planeta, que lo globaliza, que lo unifica. En
este sentido encuentra a S. Freud y en especial a
Carl Jung, con los conceptos de “memoria arcaica” y
de “arquetipos” los que yo creo constituyen la
criptomnesia, es decir, esa memoria que nos viene
desde esa noche de los tiempos en
que el
prehomínido se transformó en homo, primero faber,
después loguens, y finalmente sapiens.
Teilhard Chardin avanza más al presente y plantea
su tesis: “apartar de la sociedad al recién nacido,
decís, ¡y ya veréis que débil es! Pero este gesto de
aislamiento, ¡no veis que es justamente lo que no
debe hacerse, lo que además, es imposible de hacer!
A partir del momento en que las fibras filéticas han
empezado a plegarse para tejer los primeros
lineamientos de la noosfera, se ha formado en torno
al pequeño hombre una nueva matriz (coextensiva al
grupo humano entero), matriz de la que nada podría
ya
arrancarle
sin
mutilar
su
ser
biológico.
Tradiciones de toda suerte, almacenadas por el
gesto o por el lenguaje, escuelas, bibliotecas,
museos diversos, corpus de derecho, de religión, de
filosofía o de ciencias, todo lo que se acumula, se
organiza,
se
vuelve
a
encontrar
y
se
afina
aditivamente para formar la memoria colectiva de la
humanidad,
revestimiento
106
acaso
solo
secundario,
percibís
un
todavía
un
epifenómeno
precariamente superpuesto a los demás edificios (los
auténticamente orgánicos, pensáis) de la Naturaleza.
Ahora bien, he aquí la ilusión óptica que debemos
tratar de superar para ser realistas hasta el fin.
Indudablemente,
hasta
el
hombre,
los
datos
hereditarios se propagaron principalmente por las
células reproductoras. Pero desde el hombre,
aparece
otra
forma
de
herencia,
y
resulta
preponderante, la cual ya se pergeñaba, y se
intentaba mucho antes de él entre las formas más
avanzadas de los insectos y los vertebrados me
refiero a la herencia de ejemplo y de educación. En
el hombre, por una especie de invención genial de la
vida y en armonía con el gran fenómeno de
enrollamiento filetico, la herencia, hasta entonces
sobretodo cromosómica (es decir vehiculada por
genes), se hace principalmente “noosférica” (es decir
transmitida por el medio ambiente). Y el sacerdote
jesuita, paleontólogo, teólogo y filósofo francés cree
que ésta “noosfera” salvará a la humanidad, “la
Tierra se despertará mañana – dice- panorganizada
bajo
alguna
forma
imprevisible...”
Pero,
esta
magnífica descripción de lo que hoy en un lugar
común (“globalización”) ¿tiene que ser siempre
benéfica, positiva, constructiva para el desarrollo de
seres humanos? ¿Qué pasará si la noosfera está
prostituida, infectada, purulenta, corrupta, y su onda
expansiva, globalizante, deteriorante es criminal? El
delito y el crimen se harán -como lo están siendo-
107
planetarios,
las
guerras,
el
narcotráfico
y
el
terrorismo son apenas la punta del iceberg.
Las cárceles o prisiones para los procesados,
acusados o sentenciados existe otra instancia
sociológica de la criminalidad, muy importante y
constituida por aquellos lugares donde esperan,
mientras son juzgados o mientras cumplen la
sentencia aplicada. Las considero “bases de la
criminalidad” porque así como el hogar, la escuela, o
los medios de comunicación, participan activamente
en el crecimiento y desarrollo humano o en el
deterioro de las conductas y comportamientos
sociales,
condicionando
y
construyendo
la
criminalidad, así también, las prisiones pueden
reeducar y rehabilitar, como también fomentar,
fortalecer y originar conductas y comportamientos
delincuenciales. Desgraciadamente, esto último es lo
que ocurre más a menudo. Ambientes tugurizados,
ausencia de políticas rehabilitadoras, así como de
personal calificado, idóneo hacen de las prisiones
centros de deterioro personal y social. Alimentación
deficiente, higiene casi ausente, promiscuidad de
todo tipo en la gran mayoría de casos, lo único que
hacen es sacar individuos con dosis de criminalidad
corregidas
y
aumentadas;
resentimientos,
frustraciones, odios exacerbados y sentimientos de
venganza mucho más desarrollados que culpas,
vergüenzas y arrepentimientos. Vicios y hábitos
antisociales son aumentados en estas cavernas del
delito, a las espaldas de las autoridades, de los
108
contribuyentes, y de los gobiernos que se lavan las
manos o se coluden con esta atroz realidad. Existen
sin embargo, excepciones dignas de ejemplo, más
en el extranjero que en nuestro país.
Una persona encarcelada, aprisionada, condenada,
debería salir renovada, reconstruida, fortificada en su
condición de ciudadana con dignidad humana. Lo
dicho tiene más disposición a seguir a una gallina
que a un pato o a un ser humano”. Lo que tuvo de
trascendente este descubrimiento fue que estos
animalitos al salir de su huevo buscaban algo que se
desplazara, que se moviese y que si lo encontraban
lo seguían, como si nacieran con una fuerza
“instintiva” que los impulsara a buscar a este objeto o
persona
en
movimiento
que
representaba
un
estímulo específico para su supervivencia.
El mismo investigador descubrió que los políticos
necesitaban días para mantener ésta conducta;
pasado este lapso, el estímulo no tenía ya la misma
respuesta; y lo que era más grave, cuanto más
duraba la falta de movimiento, más grave se tornaba
la supervivencia del animal. A partir de estas
investigaciones, numerosos autores han continuado
en la búsqueda de los “estímulos específicos” y de
las respuestas relacionadas así como de los periodos
críticos” necesarios para el establecimiento de la
ecuación comportamental. Sin duda ha sido Konrad
Lorenz, quien más ha divulgado su importancia. La
búsqueda se llevo a cabo en tantos animales
“presociales”, es decir aquellos que nacen con
109
órganos
sensoriales
capaces de
bien
desarrollados
y
son
locomoción poco después de nacer,
como en animales “altriciales”, que inicialmente al
nacer, son desvalidos y que necesitan de cuidados
esenciales para poder sobrevivir, en especial, claro
está de sus padres. Entre esos se sitúan los seres
humanos.
Es bueno establecer una diferencia entre tres hechos
concretos:
a) El aprendizaje general, como hemos dicho, el
cambio de una conducta, en base a una
experiencia;
b)
El
condicionamiento
clásico,
reflejo, y c) El fenómeno de impronta, troquelado
o imprinting. Este último tiene una base innata,
biológica y frente a un estímulo específico ocurra
con un periodo de tiempo específico. En el caso
de los pollitos de Spalding, el estimulo era el
movimiento, y el periodo era de tres días.
Investigaciones posteriores
han buscado este
hecho en animales superiores y en los infantes
humanos. Entre estos últimos se ha establecido
por ejemplo una relación entre el latido cardiaco,
preferentemente
materno
y
el
estado
de
tranquilidad o el mejor amamantamiento y sueño
de los niños, se ha descubierto igualmente la
relación prosopognósica entre el rostro humano
como estímulo y la respuesta en forma de sonrisa
primero, gorjeo después y socialización más
tarde.
Numerosos
hechos
dejan
claramente
establecido este comportamiento, Sin embargo,
110
no puedo dejar de reconocer la exagerada
difusión y al serie de escandalosas deducciones
mercantilistas que se han producido a partir de
estos descubrimientos. A pesar de todo no puedo
tampoco ignorar las deducciones razonables
establecidas y las probables consecuencias en la
vida personal y social de los seres humanos,
cuando se desconocen estos hechos y cuando la
educación no se basa en la ciencia y sólo se
aplica con ignorancia y, en muchas ocasiones con
estupidez. Las investigaciones han demostrado
por
ejemplo,
imprinting
la
en
aproximación
enorme
trascendencia
las
conductas
de
y
seguimiento;
del
apego,
en
el
establecimiento de vínculos, galanteo, cortejo y
apareamiento; en las conductas exploratorias, en
el desarrollo de la ansiedad, la timidez y el miedo,
y en el vinculo con cosas, animales y seres
humanos.
Surge
entonces la pregunta en el contexto de
este libro: ¿No pueden acaso desarrollarse
conductas
de
rechazo,
violencia,
como
discriminación,
resultado
de
odio,
improntas
o
troquelados que injertan en el cerebro humano
estímulos
destructores
y
criminales,
que
despiertan monstruos dormidos durante los siglos
y siglos evolutivos y enterrados, supuestamente
en
el
archiencéfalo
y
en
el
paleoncéfalo
humanos? ¿No pueden encenderse las gogatas
criminales
111
cuyas
brasas
“criptomnésicas”,
“arcaicas”, no reciben los estímulos neocorticales
preferencialmente prefrontales, que controlen,
dominen y apaguen esos fuegos, porque en esos
periodos críticos no existen o no aparecen los
estímulos de hominización y de socialización que
la biología, el entorno y la noosfera poseen o
deben poseer para seguir la línea evolutiva o
hacer al menos que el Homo sapiens juegue un
papel de ser superior y camine, con dignidad
humana hacia el próximo peldaño de Homo
sapientísimus?
C. Resurgencia (“Resiliencia”)
¡Déjame ver ese huevo que no quiere romper! Dijo la pata vieja. “¡Ah!,
¡ya lo veo! ¡Qué grandote! Seguro que es un huevo de pava. A mí me
engañaron también una vez, y créeme que cuando en vez de tener
aptitos tienes pavipollos, es una lata porque figúrate que le tienen
miedo al agua y no hay forma de hacerlos entrar en las acequias..
¡Qué feo!, exclamó la pata. “No se parece en nada a los otros...” “¡Y
vaya que tipo raro que viene entre ellos! ¡Qué horror!... y tanto les
disgustaba el aptito feo, que uno de los patos ya talludo se llegó a él y
le dio un fuerte picotazo en el cuello. ¡Dejadlo en paz! Dijo la madre.
“¡Os molesta algo?” ¡No! “Pues entonces no lo molestéis vosotros…”
“No es muy guapo pero en cambio es muy bueno y muy obediente y
nada tan bien y mejor que los otros. Yo tengo la esperanza de que con
el tiempo, se vaya normalizando y llegue a ser tan bonito como sus
hermanos” “Si no es guapo, será listo y fuerte y se podrá abrir paso por
la vida…” “Soy tan feo que ni los perros me quieren morder” De pronto
un día el patito feo batió las alas y notó que estas tenían una fuerza
112
inusitada y que lo levaban con gran rapidez a distancias que nunca
hubiera soñado alcanzar…El, siempre perseguido por su fealdad, se
veía de pronto convertido en la más preciosa de las aves…
Así describe desde las tierras nórdicas de Dinamarca, ese genio del
cuento infantil que fue Hans Christian Andersen (1805-1875) a ese
patito feo que llega a ser después “un cisne..!un verdadero cisne!, y del
que dice: “! Nada importa nacer en un nido de patos cuando se sale de
un huevo de cisne!”
En un estudio de epidemiología social realizado en la isla de Kavai
(Hawaii), donde se siguió durante 32 años el desarrollo de la vida de
aproximadamente quinientas personas sometidas a condiciones de
pobreza extrema (por lo menos 200 habían sufrido situaciones
traumáticas de distrés, ruptura de vínculos parentales, alcoholismo,
maltrato..etc). Emana Werner y Ruth Smith descubrieron que muchas
de ellas, a pesar de las atroces situaciones a las que estaban
expuestas, lograban “sobreponerse a las adversidades y desarrollarse
como personas, construyéndose un futuro expectante”
Las llamadas “modernidad” y “posmodernidad” tienen un eje que a mí
personalmente me preocupa, me angustia, me entristece. Tal vez ese
eje se sitúe en los años sesenta del siglo XX, y más particularmente en
esa famosa “revolución de Mayo”, allá en París del año 1968. Uno de
los grafitis más emblemáticos de ese “movimiento juvenil universitario
fue el que afirmaba con buena dosis de cinismo, ingratitud,
desconsideración, petulancia y alto riesgo lo siguiente:”Desconfiad de
las personas mayores de 30… ¡son viejos!”. Así ese tsunami arrasó la
experiencia, el conocimiento, la sabiduría. Y los “jóvenes”, claro,
comenzaron a redescubrir todo inclusive los mares y océanos,
incluyendo el Pacífico... ¡todos los días! El fenómeno llamado
“Resiliencia”, y al que he propuesto llamar “Resurgencia” para
113
bloquear
una
vez
más
los
colonialismos
lingüísticos
y
las
enajenaciones terminológicas, utilizando la extraordinaria riqueza de
nuestra lengua, no es un fenómeno nuevo, de ninguna manera. Tal
vez lo nuevo sea el interés y, presumiblemente esa búsqueda
incesante y provechosa por encontrar explicaciones racionales a lo
aún inexplicado y por eso incomprendido. Pero como fenómeno en la
vida de los seres vivos y específicamente en los seres humanos, ha
existido desde los albores de la existencia. Está implícito en la
evolución de las especies y en la selección natural; está en los libros
sagrados; está en la literatura, novelas, teatro, poesía, cuentos... como
el de Andersen: “El patito feo”. Solo para citar algunos y breves
ejemplos, he aquí estas historias:
a) Job.
En
el
Antiguo
Testamento
se
refiere
que
aproximadamente cuatro siglos antes de Cristo existió un
hombre que posiblemente fue contemporáneo de Abraham y
que era un nómada acaudalado que habitaba en las tierras
de Ur, al sudeste de Palestina y que, bruscamente, pierde a
sus hijos y todos sus bienes, pero especialmente pierde a su
salud. Es atacado por una enfermedad de la piel que le
produce llagas sangrantes y purulentas que le producen
grana escosor, prurito que aliviaba frotándose con trozos de
arcilla. Su gran sufrimiento lo ha dejado plasmado para la
historia en estos términos:
“Al acostarme digo: ¿Cuándo llegará el día?
y hasta el crepúsculo me abruman más inquietudes
mis días han corrido como rápidos que la lanzadera
y se separaron cuando ya no hubo hilo.
Así me fueron dados meses de miseria
114
Y noches de cansancio..”
Los terrores se han vuelto contra mí,
El viento se llevó mis esperanzas
Mi salvación se ha ido como una nube,
Y ahora se va derramando mi vida,
Me torturan días de aflicción,
De noche se me taladran los huesos y no descansan mis
llagas.
Con gran fuerza agarra Dios mi manto,
Me aprieta el cuello de mi túnica, me ha tirado en el fango,
soy como el polvo y la ceniza.
Al margen de un diagnóstico médico para el sufrimiento y enfermedad
de Job, trátese de una dermatitis, o de una depresión, lo real es que
Job ha quedado en la historia como ejemplo de paciencia, resignación
y superación. El escritor, filósofo y teólogo danés Soren Kierkegaard
(1813- 1855), autor del Concepto de angustia y Tratado de la
desesperación, así como precursor de las doctrinas existencialistas,
ha dicho lo siguiente: “Cada palabra de Job es alimento y vestido y
medicamento para la desgracia de mi espíritu. Una palabra suya ya
me sacude en mi letargo, de modo que despierto a una nueva
inquietud, ya calla en mi la rabia infructuosa, acabando con el espanto
del mudo estertor de la pasión”
El patriarca Job soportó y salió de sus crisis existenciales con
resignación, paciencia y decisión; “resurgió” para la eternidad y la
115
historia le ha asignado un lugar especial como ejemplo de superación,
de paciencia y de fe.
b) Fiodor Dostoievski: El novelista ruso, el creador de la
novela psicológica, nació en Moscú el 30 de Octubre de
1821 y muere en San Petersburgo, el 27 de Enero de 1881.
André Gide, escritor francés (1869-1951), premio nobel de
literatura 1947 uno de los primeros en imponer a Dostoievski
en Francia y uno de sus biógrafos dice: Es a él (a
Dostoievski) de ninguna manera a Tolstoi, a quien hay que
nombrar al lado de Ibsen y de Nietzsche, tan grande como
ellos, y quizás el más importante de los tres”. Fiodor es hijo
de un médico que trabaja en el hospital de pobres de Moscú.
A los 7años de edad tiene una crisis epiléptica; vive en un
ambiente familiar típico de la clase media, pero cuando
cumple 10 años presencia el asesinato de su padre a manos
de sus criados, lo que le ocasiona una profunda huella en su
vida. Lo rodea la pobreza, la miseria, el abandono en que
vive la gente de su alrededor. Escribe sobre ellos y refleja su
tristeza y su malestar en su novela “Pobres gentes” y
después en “Humillados y ofendidos”. Estas experiencias lo
llevan a integrar un grupo político clandestino de socialistas
utópicos llamado Círculo de Petrasevsky.
En Abril de 1849 es apresado y condenado a muerte. A
última hora la sentencia es conmutada y es encarcelado por
4 años en Siberia, sentenciado a trabajos forzados. Al ser
liberado de la prisión de Omsk (1854) fue obligado a servir
en el ejército durante seis años más y durante esta
permanencia se casa con la viuda de un militar, enferma de
tuberculosis, neurótica e hipocondríaca, y con la que llevó
una vida atormentada y un matrimonio lleno de amarguras y
116
conflictos. A pesar de crear grandes novelas (“Crimen y
Castigo”, “El jugador”, “El Idiota”, “El eterno marido” “Los
endemoniados”) no logra el éxito y la felicidad que deseaba
y merecía. Finalmente y después de tanto sufrimiento, se
vuelve a casar con una secretaria que había contratado para
escribir una de sus obras. Su fama crece, y el 27 de enero
de 1881, muere víctima de una hemorragia aguda después
de una fuerte disputa con su hermana Ivanova, motivada por
cuestiones de herencia. Una vida llena de tormento frente a
la que este genio de la literatura se sobrepone y “resurge”
para marcar en la historia su nombre y su obra.
c) José María Arguedas: Este extraordinario
peruano,
antropólogo y literato, es mi tercer ejemplo, en el campo de
la “resurgencia”. Nace en Andahuaylas (Apurímac), el 18 de
enero de 1911. Se dispara dos balazos en el cráneo el 28 de
noviembre y muere el 02 de diciembre de 1969. A los 4 años
de edad quedó huérfano de madre; vive primero con, los
abuelos, pero al volverse a casara el padre, pasar a vivir
con la madrastra que lo margina y lo maltrata. Es víctima del
hermanastro quien lo obliga a vivir experiencias criminales.
Se refugia con los indígenas quienes le prodigan cariño, los
cuidados
y las orientaciones que lo salvan del infortunio.
Sufre la mutilación de un dedo; es incomprendido y atacado
por sus coetáneos y contemporáneos e incluso coterráneos;
cambia constantemente de residencia; no encuentra la paz
en
su
matrimonio,
se
afirma
que
tuvo
una
hija
extramatrimonial, a la que no pudo atender, cuidar y orientar
por su lejanía territorial, por oposición de los padres de la
madre de esta niña, por sus situación económica y por sus
situación marital. Una de sus mejores biógrafas, Carmen
117
Marpia Pinilla, escribe: “En nadie mejor que en Arguedas se
aprecia la estrecha vinculación entre conocimiento, vida y
sociedad; incluso para muchos de sus estudiosos, su misma
persona es considerada como una “metáfora de la sociedad
peruana”. Autor de una extraordinaria obra antropológica y
literaria, lo considero el creador de la novela antropológica
en el Perú. Yawar fiesta, Agua, los Ríos profundos, Todas
las sangres, El zorro de arriba y el zorro de abajo, son
algunas de sus magistrales novelas. En 1937 participa en
una protesta estudiantil universitaria y es apresado y
encarcelado en la peor prisión del Perú: el Sexto. El
producto de este encierro es una de sus mejores novelas: El
Sexto (1961). Su obra se enriquece con sus trabajos de
antropología, lingüística, folclore. Escribe para vivir, vive
para escribir; de autor pasa a narrador y de ahí a
protagonista, renace escribiendo novelas, como ocurrió con
Sherezade, de las Mil y una noches, que renace contando
cuentos (e.a. Westphalen). Frente a su angustia, a su
sufrimiento, a su dolor, se dispara dos veces mirándose
frente a un espejo, pero su muerte es la “resurgencia” de su
vida. Otros ejemplos de “resurgencia” (resiliencia) podrían
ser las vidas de Ana Frank, de Franz Kafka, de Vikctor
Frankl y de tantos otros seres humanos que vivieron como
orugas y terminaron como mariposas; que soportaron
sufrimientos, ofensas, torturas, indignidades, y salieron como
flores de un pantano para brillar con luz propia; que
resurgieron de la adversidad.
He aquí una historia de mi propia vida personal. Socorro
tiene 20 años de edad. Es la séptima de 8 hijos. Estudiaba
psicología en una universidad de Lima. Hasta los 15 a los es
118
descrita como una hija y una niña modelo, “entre las
primeras alumnas en el colegio”, atenta, servicial, amable e
increíblemente ordenada y bien educada. Jamás tuvo peleas
o discusiones, se la muestra más como una niña tímida, más
bien callada, discreta; nunca se escuchó de sus labios una
grosería y ni siquiera una palabra vulgar. Respetuosa y
católica, iba a misa todos los domingos. Estando en quinto
de secundaria tiene un primer cambio en su manera de ser:
se torna diletante, discutidora y rechaza la religión católica.
Llora con mucha frecuencia. Sin ningún tratamiento, al
parecer todo entra en orden al dar examen de ingreso y
logra entrar a la universidad. Allí consigue un enamorado
que es presentado a los padres. Ocho meses después el
enamorado muere atropellado por un automóvil manejado
por un conductor ebrio frente al hipódromo de Monterrico.
Socorro hace una crisis psicomotora de agitación y delirio.
Dice oír voces que le dicen que es fea, que no es hija de sus
padres, que es adoptada, que es hija de una cocinera de la
casa, que es mala porque no quiere a su hermano. En efecto
el octavo hijo de esta familia tuvo un accidente de parto y
nació con encefalopatía infantil grave y convulsionante.
Todos sin excepción se volcaron a atender a este hermanito
que estaba cuadripléjico, con lenguaje muy reducido; que
nació cuando Socorro tenía 11 meses de edad y que murió
ocho años después de neumonía. Los padres confiesan que
la presencia de este niño en el hogar hizo que se descuidara
casi completamente a Socorro, que pasó prácticamente a
ser atendía por la hermana mayor, “cuando ella disponía de
algo de tiempo”
119
En sus aparentes alucinaciones, Socorro dice que su cuerpo
se reduce hasta achicarse y hacerse bebé, que se siente
paralizada, que no pude mover ni un dedo, que se asfixia y
tiene crisis de angustia, falta de aire y sensación de muerte.
Dice que odia a sus padres, que sus padres no son sus
padres, que se matará que nadie la quiere. Llega a tener
verdaderas crisis convulsivas; se orina y tiene encopresis.
Exige que le den biberón, dice que no puede masticar, que
se atorará. En ocasiones afirma que es hombre, que tiene
pene, que se masturba; dice que le salen gusanos y
lombrices por la boca. En una ocasión adoptó una actitud tal
que la mantuvo tres días en total mutismo, casi catatónica,
inmóvil sin querer comer. Fue hospitalizada. Recibió
fármacos, inyectables. Llegó a recibir después hasta “32
pastillas por día” en una clínica psiquiátrica, en donde se le
aplicó electro shocks sin precisar el número de plexias
aplicadas. Recibió el diagnóstico de esquizofrenia. Cuando
ella describió esa situación describió que se sentía un feto
que esperaba que alguien la hiciera nacer, que estaba en el
útero de su madre y que sentía que esa madre no quería
que ella naciera. Tres meses después del internamiento y
más bien por razones económicas es sacada de la clínica al
hogar y cuidada a domicilio. La madre se vuelca a su hija,
duerme con ella, la baña, la viste, la alimenta, la cuida,
“como a su hijito Ricardo, el paralítico”, dice la señora. Poco
a poco Socorro sale de esta situación, comienza a moverse,
a hablar a pedir, a participar. Al comienzo dice que se llama
Ricardo, pero luego acepta que es mujer que es joven,
primero
niña
y
después
adolescente.
Su
electroencefalograma es fronterizo con ondas menudas y
rápidas.
120
Acepta una evaluación psicológica. Su cociente intelectual
alcanza un nivel de 92; curiosamente, no hay signos de
desintegración de personalidad; no hay elementos de juicio
para establecer sin discusión una psicosis. La familia se
vuelca sobre ella buscando y dando toda la ayuda pedida y
aconsejada.
Recuerda a su hermano; declara que cuando él vivía, ella lo
odiaba, deseaba su muerte; “se lo acaparaba todo”, dice.
“Mi madre vivía para él”, agrega “a mí me abandonaban”
asegura. “Mi padre nunca me tomó en sus brazos, no
recuerdo que me haya dado un beso nunca” El padre
reconoce este olvido, este error, este atroz error.
Así pues la resurgencia es un acontecer humano muy
antiguo, pero durante la década de los setenta del siglo
pasado, los investigadores encuentran como motivo de
interés estudiar las razones por las que un grupo de niños
que viven en medios adversos y que, incluso, son víctimas
de marginación y maltratados, vencen a estos factores
negativos y sobresalen victoriosos del infortunio. Los
estudiosos del fenómeno coinciden señalar que hay tres
factores explicativos para este decurso excepcional: tributos
individuales, aspectos familiares ya algunas características
de los ambientes sociales en que los individuos se hallan
inmersos. El concepto definitorio no es unánime. Unos
definen a la “resilencia” con “un proceso dinámico que tiene
como resultado la adaptación positiva en contextos de gran
adversidad”
También se ha presentado a la “resiliencia” como un proceso
que establece que “la adaptación positiva no es sólo tarea
121
del niño, sino que la familia, la escuela, la comunidad y la
sociedad deben proveer recursos para que el niño pueda
desarrollarse más plenamente”. Esto ha creado el concepto
de “resiliencia comunitaria”, que hace por ejemplo que frente
a un terremoto o a cualquier otra catástrofe, algunas
sociedades empiecen la reconstrucción al día siguiente y
otras queden aletargadas por mucho tiempo y a veces
indefinidamente. Aldo Melillo (médico psiquiatra), Mirta
Estematti (psicóloga) y Alicia Cuestas (psicóloga), todos
argentinos, han escrito en el libro Resiliencia, compilado por
Melillo y Suárez Ojeda, lo que llaman “los pilares de la
resiliencia”, que son los “atributos que aparecen con
frecuencia
en los niños y adolescentes considerados
resilientes:
a) Introspección arte de preguntarse a sí mismo y darse una
respuesta honesta.
b) Independencia: saber fijar límites entre uno mismo y el
medio con problemas; capacidad de mantener distancia
emocional y física sin caer en el aislamiento
c) Capacidad a relacionarse: habilidad para establecer lazos
e intimidad con otra gente, para equilibrar la propia
necesidad de afecto con la actitud de brindarse a otros.
d) Iniciativa: gusto de exigirse y ponerse a prueba en tareas
progresivamente más exigentes.
e) Humor: encontrar lo cómico en la propia tragedia
f) Creatividad: capacidad de crear orden, belleza y finalidad
a partir del caos y el desorden.
122
g) Moralidad: consecuencia para extender el deseo personal
de bienestar a toda la humanidad y capacidad de
comprometerse con valores; este elemento ya es importante
desde la infancia, pero sobre todo a partir de los 10 años
h) Autoestima consistente: base de los demás pilares y fruto
del cuidado afectivo consecuente del niño o adolescente por
parte de un adulto significativo.
A todos estos elementos creo que hay que agregar
puntualmente la autovaloración, que es la racionalidad en el
juicio personal y la introspección valorativa de cualidades
positivas con el deseo y decisión de corrección de los
defectos.
Los diversos autores que han escrito en español hasta hoy
de eso que ellos llaman en barbarismo terminológico
“resiliencia” y que yo llamo “resurgencia” han puesto énfasis
en dos hechos: primero que la infancia
y pubertad y/o
adolescencia, segundo, en el hecho positivo y en el
resultado favorable de la evolución del individuo o de la
comunidad.
Yo quiero plantear, en el contexto de este libro, la necesidad
de considerar el hecho inverso: la resurgencia negativa,
destructiva, criminal; es decir “los hijos cojos de padres
atletas o bailarines”. Es un hecho indiscutible que de familias
eminentes, con abuelos y padres educados y cultos,
respetuosos, aristocráticos en el mejor sentido del término,
salen
hijos
delincuentes,
patanes,
sinvergüenzas,
irresponsables, psicópatas. A los que Ortega y Gasset llamó
“señoritos satisfechos”, esos que se creen con derecho a
todo y que creen no tener ninguna obligación, se agregan
123
conductas antisociales y delincuenciales que llevan a sus
familias
al
dolor
narcotraficantes,
espiritual
corruptos,
y
al
descalabro
contrabandistas
y
social:
hasta
homicidas, incluso asesinos de sus propios padres. La
resurgencia en el sentido negativo, lo contrario de las
expresiones populares: “sacar fuerzas de flaquezas”, “no hay
mal que por bien no venga”; al revés de la expresión
corriente “la flor hermosa que sale del pantano”, o la
expresión inglesa “in every cloud there is a silver lining” (“En
cada nube hay un relámpago”). En la resurgencia negativa
está “la oveja negra” o “el idiota de la familia” o “el Caín de
los hermanos”, etc. El estudio y la atención de la
“resurgencia” ofrecen no solo posibilidad de comprensión de
la delincuencia, sino también elementos de aprendizaje para
la
prevención,
reeducación
y
rehabilitación
de
la
criminalidad. La metáfora más bella de lo que significa
resurgencia la ha dado Boris Cyrulnik: “La resiliencia _ dice _
es como la ostra que de un grano de arena hace una perla”.
Pero no todas las ostras tienen perlas. Gibran Jalil (18831931), gran literato, pintor, humanista libanés, escribe en su
libro El vagabundo: “Una ostra que estaba junto a ella: siento
un gran dolor dentro de mí. Es pesado y redondo, y me hace
daño. Y la otra ostra contestó con orgullo complaciente:
Alabados sean los cielos y el mar; yo no siento ningún dolor.
Me siento bien y tan entera por dentro como por fuera. En
ese momento un cangrejo que acertó a pasar oyó a los dos
ostras y le dijo a la que estaba bien por dentro y por fuera; sí
te sientes bien y entera, más el dolor que sufre es una perla
de sin igual belleza”
124
D. FUNDAMENTOS ANTROPOLOGICOS DE LA CRIMINALIDAD
La antropología también es una disciplina social, o como muchos
creen, una
“ciencia humana” yo me resisto a aceptar esta última
definición, porque, a mi juicio, es limitar en parámetros “científicos”
toda la riqueza, ideológica y doctrinaria, y por supuesto filosófica, que
encierran tanto los términos, como los conceptos “antropología”
y
“etnología”. El diccionario francés Larrouse separa a estas dos
disciplinas y al mismo tiempo las integra con estas dos definiciones:
“Antropología” (del griego Anthropos hombre y logos discurso.)
Ciencia que trata del hombre. // Antropología criminal Ciencia que
estudia los caracteres somáticos y psicofísicos de los delincuentes. //
Antropología Cultural Estudio de la conducta social del hombre” Para
etnología ofrece la siguiente definición: “Etnología (del griego ethnos,
pueblo y logos tratado) Ciencia que estudia la formación y los
caracteres físicos de las razas humanas” Para el Diccionario d la Real
Academia de la lengua Española como antropología es: “Estudio de la
realidad humana. Ciencia que trata de los aspectos biológicos y
sociales del hombre” Y para etnología tiene esta definición: “Ciencia
que estudia las causas y razones de las costumbres y tradiciones de
los pueblos”. Así pues, los diccionarios intentan definir los campos,
pero, a
mi juicio, los confunden, los contaminan, los hacen
laberínticos. No es este el lugar de una discusión sobre estos asuntos
incluso ideológicos y doctrinarios. Sólo diré que para los fines de este
libro,
considero
que
en
la
criminalidad
participan
factores
antropológicos y etnológicos de indudable importancia. Voy a tomarme
la libertad de marginar
el concepto de “cultura” en el sentido de
conocimientos, sabiduría de lo que la humanidad ha acumulado en el
decurso de su existencia. Voy a detenerme en el concepto
“antropológico” de cultura en el sentido de mitos, leyendas, costumbres
formas de una comunidad, de un grupo, de una sociedad. Si el término
125
“etnología” cubre estos aspectos e introduce el concepto de “raza”, lo
admito y lo incorporo. A partir de esta aceptación, creo que muchos
delictivos, criminales, tienen como matriz, fundamento o condicionante
a factores antropológicos y/o etnológicos en la raíz misma del delito.
Intolerancias raciales: los arios alemanes, los negros en USA de la
guerra de secesión, el Ku- Klux- Klan, o en otro extremo, el genocidio
de los tutsis para tratar de imponer él Hutu Power en los años noventa
del siglo XX, o la historia de los genocidios como el de los indígenas
en Argentina durante el gobierno de Juan Manuel Ortiz de Rosas
(1793-1877),
tantas
otras
“intolerancias”,
“discriminaciones”,
“marginaciones”, o como quiera llamarse a esta conducta criminal de
creer superiores o inferiores a seres humanos sólo por factores de
color de piel, apellido, estado de salud, género sexual; orientación
sexual, creencias políticas, religiosas. Estas y otras ideologías son
factores antropológicos y/o etnológicos indiscutibles de la criminalidad.
En relación a los mitos, por ejemplo, recordemos lo que se ha hecho
con la mujer. Comencemos con aquella indignidad del génesis y
repasemos lo que analizó Isidoro Loi en su libro La mujer:
Ø Versículo 16: A la mujer le dijo: “Multiplicaré tus trabajos y
miserias en tu preñeces; con dolor parirás los hijos y estrás bajo
la potestad de: tú marido y él te dominará”
Ø Leyes del Manu: Libro sagrado de la India, 1280 a. de JC Regla
213: Está en la naturaleza del sexo femenino el tratar de
corromper aquí abajo a los hombres y por esta razón los sabios
no se abandonan jamás a las seducciones de las mujeres.
Ø Hesiodo: Escritor griego, siglo VII a. de J.C. “El que se fía de las
mujeres, se fía de los ladrones”
126
Ø Proverbio árabe: “Cada tanto dar una paliza a una mujer es algo
saludable. Si tú no sabes por qué, ella sí lo sabe.
Incluso más próximas a nosotros, han supervivido criminales ideas
discriminatorias contra las mujeres. Napoleón Bonaparte, ese invasor
ambicioso de poder que llegó a ser Emperador de Francia después de
la Revolución Francesa, afirmaba que “las mujeres no son otra cosa
que máquinas de producir hijos”
El gran literato, filósofo y pensador alemán Arthur Shopenhauer (1788
– 1860) Afirmaba que la mujer es “retrasada en todos los aspectos,
falta de razón y de verdadera moralidad..” “Es una especie de término
medio entre el niño y el hombre, que es el verdadero ser humano”. Y
Don Miguel de Unamuno (1864-1936) rector de la Universidad de
Salamanca, gran intelectual español, decía: “La mujer es un postulado
que no se puede demostrar. Su fin es parir hombres y para tal fin hay
que educarla..” “Toda mujer es ineducable. La propia más que la
ajena” y hasta don José Ortega y Gasset (1883- 1955) gran filósofo
español afirmó que “la mujer parece resuelta a mantener la especie
dentro de los límites mediocres, a procurar que el hombre no legue
nunca a ser semidiós”, “tal vez el papel de la mujer en la mecánica de
la historia es ser una fuerza retardataria frente a la turbulenta inquietud
del hombre”.
Con estos y otros muchos consejos y afirmaciones, las sociedades
han
mantenido
este
esquema
“cultural”
de
discriminación,
dependencia y marginación. Así también se han mantenido durante
siglos los mitos y prejuicios (en el sentido d falsedad, mentira,
pseudoverdad) contra los indígenas de los pueblos conquistados,
contra los judíos, contra los negros, contra los “sudacas”, contra los
cholos. Pero hay otras indignidades que se han mantenido en función
de tradiciones: la clitoridectomia (corte del clítoris), la circuncisión, los
127
castigos frente a la infidelidad y al adulterio (apedreamiento o
flagelaciones públicas); la persistencia de la costumbre de la
supremacía del hijo mayor en las familias; los rituales de crucifixión en
semana santa, etc. Costumbres, tradiciones, mitos, prejuicios, bases
de fundamentalismos y de integrismos que han avivado fuegos de
criminalidad entre personas, pueblos, naciones que existen en esa
mente arcaica que la maduración, que la ciencia, que la racionalidad
deben controlar y dominar, pero no solo reprimir, sino, sobre todo,
resolver a favor de una vida personal, social, colectiva, sana,
equilibrada, civilizada.
Uno de los más famoso mitos aceptados internacionalmente es el de
Edipo Rey, esa tragedia de Sófocles a la que Sigmund Freud le prestó
tanta atención. Creo que una opinión muy autorizada en esta relación
de antropología- en este caso, sobre mitos y a la conducta criminal-es
la de Erich Fromm que en su libro El lenguaje olvidado ha dicho:
“Existe en realidad en Edipo Rey una razón que explica el veredicto de
nuestra razón interior. El destino de Edipo nos conmueve sólo porque
podría haber sido nuestra, porque el oráculo suspendió sobre
nosotros, antes de nacer, la misma maldición que descansaba sobre
él. Quizás
todos estemos destinados a dirigir nuestros primeros
impulsos sexuales hacia nuestras madres, y nuestros primeros
impulsos de odio y violencia hacia nuestros padres; nuestros sueños
nos convencen de que es así. La historia del rey Edipo, que mató a su
padre, Layo casándose con su madre Yocasta; no es ni más ni menos
que una realización de deseos, la realización de nuestro deseo infantil.
Pero nosotros, más afortunados que él, salvo si nos hemos vuelto
psiconeuróticos, logramos, después de la infancia, apartar de nuestras
madres nuestros deseos sexuales y olvidar los celos que teníamos a
nuestros padres. Rechazamos a las personas para las que se ha
cumplido ese primitivo deseo de nuestra infancia, con toda la fuerza
128
de la represión, que han sufrido esos deseos en nuestras mentes
después de la infancia…lo mismo que Edipo, vivimos en la ignorancia
de los deseos que ofenden la moralidad, los deseos que la naturaleza
nos ha impuesto; y después de descubrirlos, preferiríamos desviar
nuestra mirada de las escenas de nuestra infancia”.
Basta creo, este ejemplo para asignar una importancia indiscutible a
los factores antropológicos den la criminalidad.
E. FUNDAMENTOS
FILOSÓFICOS
Y
METAFPISICOS
DE
LA
CRIMINALIDAD
No es este lugar para un planteamiento epistemológico definitorio de
los conceptos de filosofía y metafísica. Me dispensarán los lectores de
este esfuerzo, o de esta soberbia, y me asignarán la benevolencia de
aceptar dos acepciones de la palabra “filosofía”. Para la primera
consideraré el significado de “conjunto de saberes que buscan
establecer, de manera racional los principios más generales que
organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el
sentido del obrar humano”. Están así reunidos, pensamiento y acción.
En el caso de la segunda la consideraré como “la manera de pensar y
ver las cosas” (Diccionario de la lengua española).
En cuanto a la palabra “metafísica”, el asunto es un poco más
complicado. Se afirma que el término surgió en relación con las obras
de Aristóteles, que trató primero a la física, y que lo que vino después
de esos libros era considerado “metafísico”. En lenguaje coloquial,
incluso académico, lo metafísico, es de un lado, hablar de aspectos
más allá de lo demostrable objetivamente, y de otro buscar, incluso
afanosamente las causas primeras, los principios. Se suele también
considerar “metafísico” o “metafísica”, a lo oscuro, difícil, laberíntico y
129
hasta críptico, es decir nebuloso, escondido, recóndito, hasta esotérico
y abstracto.
Es también frecuente considerar a la metafísica como parte de la
filosofía, aunque cuando se intenta relacionar la filosofía con la ciencia,
aparezca aquí un factor disarmónico, friccionante, cuestionador en
especial para el diletante. Al margen de éstas posibles y con
frecuencia necesarias discrepancias, lo real y efectivo es que en la
comisión de varios delitos intervienen varios factores filosóficos y
metafísicos de indudable importancia en la interpretación psicológica
del criminal.
a. Ideologías y doctrinas: ¿Cuántos crímenes en especial “políticos”
y “religiosos”, se han cometido basándose en fundamentalismos,
autoritarismos,
integracionismos,
dictaduras,
nacionalismos,
racismos, sexismos, conductas y comportamientos extraídos de
pensamientos, genocidas, esclavistas, psicópatas y delirantes?
Persecuciones, horcas, guillotinas, campos de concentración,
hogueras, torturas y exterminios estuvieron al servicio de mentes
criminales que usaron desde el veneno y la daga, hasta el tanque,
el torpedo o la simple acusación difamatoria y la mendacidad,
justificándose, encubriéndose o pintarrajeándose con ideas,
principios y conceptos sectarios, paranoides, ambiciosos indignos,
yendo contra todo principio elemental de los derechos humanos.
b. Ontología: Un objetivo fundamental de la filosofía es estudiar al
ser; esta es la esencia del término ontología. El respeto al ser
humano, a la vida, a su conservación, y desarrollo, pero también a
la indagación, el análisis, la investigación de su naturaleza
malévola, satánica, patológica. Existen filósofos, como Mario
Bunge, que consideran que la ontología se ocupa de las ciencias y
de la técnica, y que por lo tanto ocuparse del ser, así en concreto, y
130
en abstracto, es limitante y reduccionista. Dice el filósofo
argentino:”Contrariamente a los filósofos idealistas y marxistas, yo
identifico la ontología con la metafísica;…no tengo ningún empacho
en hablar de metafísica… yo soy metafísico, no solamente físico”. Y
claro,
bajo
los
criterios
enunciados
anteriormente,
cómo
despreocuparse de las cosas, de las técnicas, de lo físico, cuando
se está interesado en el ser; en otras palabras, más allá de esas
cosas físicas, en la metafísica, podemos encontrar la explicación a
unas conductas o comportamientos delictivos. Es lo que ocurre en
el caso concreto de la relación delincuente - dinero - poder, y el
campo de la política criminal está lleno de ejemplos.
c. Gnoseología: El estudio del conocimiento, que es el fundamento
filosófico de la gnoseología, permite descubrir la verdad; analizar el
pensamiento; indagar sobre la matriz, la esencia, el motor de la
acción. Pero éste interés no puede quedar reducido al campo
normativo, al terreno, diría, sano del conocimiento. En otros
términos al estudiar el conocimiento debe ser de interés, buscar la
verdad, pero también la falsedad; reunir indicios, comprobar,
buscar indicadores, variables, evidencias de la verdad o falsedad
de ese conocimiento. Lamentablemente, la gran mayoría de seres
humanos
no
son
educados
para
el
autoanálisis
de
los
conocimientos que se adquieren y se poseen, y en este gran
defecto, y en esta gran carencia, se mantienen y fortalecen ideas,
pensamientos, conceptos, conocimientos que conducen, que
empujan al rompimiento de normas, a la imposición testaruda,
abusiva y delincuencial de pretendidas o interesadas verdades, de
conocimientos que tuercen las acciones, llevándolas a la
criminalidad.
d. Axiología: El estudio de la moral, de la ética, de la deontología, en
otras palabras, de los valores espirituales y sociales, es el campo
131
de la axiología. Y aquí están los pilares fundamentales de las
conductas y comportamientos respetuosos de la norma, de la ley,
de los reglamentos, de los derechos ajenos, de la dignidad del otro,
de la convivencia y del respeto de esos valores. Por ello, la falta de
su práctica, mantenimiento y desarrollo es fuente de muchos actos
delictivos. La ética, es decir, los valores intemporales, universales,
eternos, deben ser predominantemente en la vida social. Considero
a la moral como las normas temporales, regionales, grupales que, a
diferencia de la ética, sólo son válidas para una época o para una
agrupación. Por eso son particulares y por eso, con frecuencia, son
discutibles y también rechazadas por otros grupos que no
comparten esos principios que se basan en ideologías y doctrinas
diferentes. Las normas morales exigibles a un católico, no son las
mismas que se imponen a un islámico, o a un budista; y con
frecuencia ni siquiera a un cristiano evangélico. Y todas estas
normas no son aceptadas por un agnóstico o por un ateo. De esta
realidad han surgido y surgen gravísimos conflictos que han
terminado en genocidios y guerras. Los fanatismos, surgen de la
aceptación totalitaria a esas normas morales. La libertad es
atropellada con frecuencia por estas normas que incluso vienen
escritas desde hace siglos en libros llamados “sagrados”.
Considero a la deontología como el conjunto de normas, tanto
éticas como morales aplicada y válida para una determinada
actividad profesional. Los códigos deontológicos de médicos,
abogados, periodistas, etc. son un ejemplo de lo que afirmo. Las
normas jurídicas están cargadas de valores éticos, morales y
deontológicos. La anomia, es decir, la inexistencia de las normas,
la falta de respeto, el incumplimiento de ellas, hace de las personas
y las sociedades “delincuentes”, infractores de la ley, sociedades
caóticas y criminales.
132
La consideración de lo dicho nos conduce a tres conceptos que
considero importantes en el contenido de este libro: epistemología,
epigenesia o teleología y eugenesia.
¿Cuántos crímenes se han cometido y se cometen por ignorara los
contenidos, los valores, los intereses auténticos y reales de la
ciencia y de la técnica? La filosofía tiene en la epistemología el
instrumento para indagar, para cuestionar, para orientar para
dilucidar los resultados de la investigación científica y tecnológica lo
que con frecuencia se llama aún “el análisis crítico de la verdad”.
Con frecuencia se ha utilizado inescrupulosamente a la ciencia
para hacer de ella y con ella fetichismos y fundamentos de normas
que alcanzan a transformarse incluso en leyes. La creencia de que
una raza es superior a otra, de que un aparato como el “detector de
mentiras”- puede llevara al silla eléctrica a un acusado, de que un
análisis de laboratorio puede trasformar ipso facto a un hombre en
padre biológico y psicológico de un niño, que una huella digital o
una
grabación
de
voz
o
de
imagen
pueden
condenar
irremisiblemente a la prisión, son fetichismos epistemológicamente
inaceptables, por criminales. La ciencia y la tecnología deben tener
metas, horizontes, fines claros, y su aplicación debe buscar
resultados y consecuencias siempre favorables a las personas y a
las sociedades. Aquí están los fundamentos de la epigenesia y de
la teleología.
Uno de estos campos es el de propender a una evolución del Homo
sapiens, a su desarrollo personal y social, a su crecimiento digno y
cada vez mejor. Esa es la razón de ser de la eugenesia. La no
consideración de estos pilares filosóficos de la vida conduce a la
indigna situación en la que está el hombre de hoy, transformado
por una sociedad retrógrada, indolente, anética, criminal, en un
simple animal de presa.
133
2. AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA
La etiología nos ha enseñado a diferenciar “agresividad” de “violencia”. La
primera es una fuerza, una pulsión, un instinto, un dinamismo biológico
que impulsa a los seres vivos a subsistir, o supervivir, a “e-vo-lu-cio-nar”.
En otras palabras, la agresividad es una construcción de la naturaleza de
la vida, para continuar avanzando y avanzando, cerrando círculos,
formando cadenas, organizando un equilibrio noosférico imprescindible
para la supervivencia de los individuos, de la especie, de la vida misma.
En cambio, la violencia es una fuerza destructora, negativa, involutiva que
ha creado la cultura para imponer por la fuerza, para competir y vencer
como objetivo único, dominante, avasallador, para conquistar el poder,
para aplastar, muchas veces inmotivada y gratuitamente, con el solo
propósito de dominar. La violencia es el combustible de las guerras, de los
genocidios, de las dictaduras, de las intolerancias y discriminaciones, de
los abusos de toda índole, de los terrorismos, de los fascismos, de la
necrofilia. Con la agresividad se nace, con l violencia se aprende a crecer
en el autoritarismo y en la irracionalidad. El héroe es agresivo, el criminal
es violento.
En varios de mis libros, he escrito diversos asuntos relacionados con la
agresividad y la violencia. Establecida la diferencia conceptual, voy a
transcribir aquí algunos de esos enfoques, que ofrecerán al lector una
apreciación
complementaria,
fenomenológica
y
diferencial,
y
que
permitirán, en el contexto de este libro, apreciar cómo y en qué diversas
maneras, la agresividad se distorsiona, se patologiza, se subvierte, se
prostituye, se adultera y se transforma en violencia por variados factores
culturales, educativos, ambientales, sociales. Dejo constancia, sin
embargo, de la persistencia, la existencia a mi juicio indiscutible, de
cerebros que nacen con alteraciones biológicas que condicionan
134
personalidades violentas, destructoras, psicopáticas que se exteriorizan
desde muy temprana edad, para algunos analistas incluso desde el
embarazo, y que han
sido descritas en niños con denominaciones
variadas que a veces llegan a ser peyorativas “ángeles malvados”, “raíces
de maldad”, “niños perversos”, etc. En estos casos es la biología – la
neurobiología –la que condiciona las conductas y creo comportamientos
violentos, delictivos, criminales.
135
AGRESIVIDAD Y VIDA
El odio es amor frustrado y la agresión no es más que
una técnica de buscar amor. Montagu
Discusiones, peleas, insultos, amenazas, ataques, ofensas, odios,
castigos, traiciones; fomentan, conducen, empujan a la violencia. Se sabe
de un robo; se informa de un asalto; se conoce de un homicidio. El culto a
la muerte hace noticia. Pero, ¿qué es la agresividad?
Hay quienes afirman que la agresividad es consecuencia de la educación,
del medio ambiente, de la sociedad en que vivimos; otros afirman que la
agresividad nace con nosotros y que el hombre es un “agresivo nato”. No
tomaré, por el momento partido en estos extremos dilitantes. Aceptaremos
sí que la ciencia tiene abundante material para analizar y comprender
mejor la agresividad. La agresión tiene mucha historia y hasta pre historia:
plantas carnívoras, insectos destructores, arañas viuda negra, pirañas,
roedores depredadores, necrofagia, Homus hominidi lupus (aunque esto
resulte un insulto para el lobo), tribus vandálicas, tribus caníbales,
guerras, inquisición, hambre, esclavitud, explotación, violencia y más
violencia. El sentido de lo “agresivo” ronda fantasmalmente en todos los
resquicios de las conductas que los términos mencionados involucran.
Konrad Lorenz, uno de los creadores de la etología o estudio de la
conducta animal, como casi todos los cultivadores de esta disciplina,
aceptó que “la agresividad es solo el instinto combativo, en la bestia y en
el hombre, contra los miembros de la misma especie”. Sin embrago hay
otros investigadores que opinan que muchos seres vivos, son igualmente
“agresivos” contra otras especies e inclusive contra cosas, símbolos,
prejuicios y fantasmas.
La agresión se ha transformado en uno de los caracteres sobresalientes
de la “humanidad” y de la llamada civilización. Hay personas que la
136
rechazan, otra que la fomentan, muchos que la perfeccionan, mientras
que otra la niegan, la interfieren, la bloquean, intentan anularla. Pero
sobretodo, está su realidad, su presencia. Corazones bondadosos y
humillados la dejan escapar por las rendijas de su incapacidad de
censura, y voluntades fuertes que se vanaglorian de su control, terminan
destruyendo su propio organismo, su propia vida. Es que la agresividad es
un fenómeno humano y por ende biológico y social. Está inmersa en la
estructura encefálica del hombre, pero está también presente en todos los
medios de la cultura que la sociedad construye. Nadie puede negar la
importancia biológica de su presencia, pero nadie puede tampoco
disminuir la trascendencia de su influencia ambiental, creadora y
agravante. Si, frente a la utopía de un futuro claro, limpio, pacífico se
yergue la realidad escabrosa de un inundo de odio, destrucción y muerte,
si está ampliamente aceptado que “el niño es potencialmente agresivo
desde el nacimiento”, si es posible continuar aceptando la hipótesis que
dice que “es una parte necesaria de nuestra herencia biológica con la que
tenemos que aprender a coexistir y que ha servido y sigue sirviendo para
conservarnos”; si este mismo impulso agresivo es el que “puede
conducirnos a la lucha y a la violencia y, al mismo tiempo, es el
fundamento del impulso de independencia y de la propia realización”,
tenemos una perspectiva salvadora: conocer, educar, canalizar nuestra
agresividad. No es ésta una idea nueva, pues de una u otra forma ha sido
planteada por varias personas. Winnicott, afirmó que “si la sociedad está
en peligro no es a causa de la agresividad del hombre, sino a causa de la
represión de la agresividad personal en los individuos”.
Numerosas investigaciones han demostrado la importancia de las
variables educativas en el desarrollo o control de la agresividad. Zinc
Zhang Kw atacó el concepto de instinto logrando hacer convivir a gatos y
ratones criados juntos desde su nacimiento. Schjelderup- Ebb describió en
1922 lo que llamó el “orden de picoteo” entre las gallinas y los patos;
137
estableció la jerarquía para picotear al inferior. Muchos afirmaron que sólo
es la capacidad de identificación lo que hace posible la abnegación.
Numerosos hechos demuestran que, salvo la excepción de ciertos
roedores, ningún otro vertebrado mata habitualmente a miembros de su
misma especie, ningún animal salvo el hombre, disfruta practicando la
crueldad sobre todo de su misma especie; los animales rapaces nunca
exterminan a sus presas. Federico II de Prusia afirmó: “Un soldado debe
temer a su oficial mucho más que a su enemigo”
Welch encontró que la agresividad se acrecienta por los siguientes
hechos: alteraciones de los factores ambientales, alteraciones de los
factores circunstanciales o de situación, alteraciones de los estados
psicológicos, y por alteraciones de los estados siguientes: por la
introducción de un animal extraño en el territorio del otro, por la restricción
de comida disponible, por un cambio de la estructura social del grupo, ya
sea incrementando su tamaño o alterando la homogeneidad del mismo;
por modificación del territorio disponible o de la densidad de la población
(aglomeración o aislamiento); por la remoción de una recompensa positiva
o la presentación de un estímulo condicionado para despertar agresión
por administración de un dolor inesperado a un animal confinado con otro
sin posibilidad de escape y por la modificación fenomenológica del medio
humoral y hormonal del animal, o por la estimulación o destrucción de
estructuras cerebrales específicas.
La agresividad está ya, en algunas de sus formas, marcada en las
entrañas del hombre. Su realización, su expansión, su canalización es
atributo de la educación de la sociedad donde este hombre está inmerso.
AGRESIÓN VIOLENCIA Y SOCIEDAD
La constatación de una vida cada día más difícil de vivir en solidaridad, en
confianza, con amistad, en la que la envidia, la ira, los celos, las
rivalidades de todo orden, la hipocresía y la mentira, la anomia, obligan a
138
plantear perspectiva de la fe en el ser humano, hace imprescindible mirar
hacia dentro de uno mismo, revisar los principios de vida en sociedad y
decidir cotidianamente al aún tenemos derecho de llevar el estandarte de
la humanidad.
La justificación de que el ser humano lleva en él el germen de la agresión
y de la violencia no puede ser aceptada más sin discusión.
“El instinto agresivo”, que fue piedra explicatoria y expiadora de la
brutalidad en el hombre se cuestiona cada vez más con más pruebas. Las
bases psicofisiológicas, “instintivas” “innatas”, no funcionan decididamente
como explicación unívoca del comportamiento violento. Pero tampoco
pueden ser marginadas definitivamente, pues su presencia, indiscutible en
el organismo, puede ser canalizada para perfeccionar, controlar y dominar
el comportamiento que distorsione la vida y que perturbe la normal
evolución a la convivencia equilibrada.
Se afirma que la capacidad de agresión ha permitido al hombre supervivir
y presumiblemente alcanzar el dominio que actualmente posee, valor
positivo que debiera ser mantenido. Hay pues de un lado, la aceptabilidad
de su presencia biológica, aunque tal vez no tanto como “instinto” y de
otro la posibilidad de su significado positivo en la lucha por la vida. Valdría
la pena entonces primero definir lo que se entiende por agresión, y en
este sentido la tarea no es fácil por cuanto el término, aunque conocido y
tal vez “comprendido” por todos es de diferente aceptación.
Es una forma de comportamiento humano cuyas manifestaciones son muy
variadas. Podríamos encuadrar este comportamiento entre la “pataleta de
un niño”, que busca satisfacer una necesidad, obtener un capricho o
simplemente manifestar una fuerza desordenada en busca de alguna
satisfacción; pero también se llama agresión a la conducta del
manifestante que lanza piedras a los “representantes del orden”, o la de
estos, que golpean cabezas y hacen sangrar a los que piden más libertad
139
o reclaman por el respeto de sus derechos. Se dice que es “agresión” la
ofensa verbal, aquella que descarga una tensión con la palabra tan
conocida del militar francés en Watreloo (Cambrone) al solicitarle rendirse
(“merde”) o con la injuria al ser familiar más querido en nuestro medio
generalmente es la figura materna; o con el insulto que señala una
determinada categoría mental, ofendiendo a la paciente deficiente, sin
culpa de este menester (“tarado”, “idiota”, “imbécil”). Se dice también que
es agresión el insulto de alto tono que empleando términos groseros o
elegantes, se dirige al jefe del subalterno, o del alumno al maestro, o del
padre al hijo, o del esposo a la esposa, o del patrón al empleado, o del
público al torero, o del jugador al referee, o del chofer al peatón, o del
pobre al rico, o del señor al doméstico, o del comensal al mozo, o del
transeúnte al mendigo, o del ateo al sacerdote o inclusive del hombre a
las cosas, cuando éstas se interponen en su camino o le dificultan una
tarea,
o
le
producen
dolor,
angustia
y
a
los
del
ofensor,
antropoformizándolas, las insulta y las vitupera. En todos los casos
anteriores, a excepción de éste último, el sentido de la agresión es en las
dos direcciones. Muchas veces el hombre se agrede verbalmente a él
mismo empleando su lenguaje interior, cuando comprueba su deficiencia,
su timidez, su impotencia, su apatía o su ineficiencia. En este tipo de
ataque ocurre que el centro de enervamiento es a veces, una parte de su
propio cuerpo; el cabello cuando no le permite un peinado adecuado, el
diente cuando perturba, con su dolor, la tranquilidad y el sosiego, y hasta
el instes tino cuando caprichoso en su funcionamiento, no obedece a una
normal evacuación; los insomnes saben cómo es la “agresión” a uno
mismo, que a veces se proyecta a la almohada; los desmemoriados
conocen las palabras que se emplean apara ofender a su amnesia; y la
impotencia sexual reconoce en su drama las palabras y los gestos contra
uno mismo. Pero la a “agresión “verbal toma a veces otros sutiles matices:
en la sátira, en el chiste malévolo, en el chisme denigrante, en la mentira
oprobiosa. En formas aún más temporales tal vez como en las
140
frustraciones, en las edades de afianzamiento, como en la adolescencia,
en los juegos y el deporte y en otros finos comportamientos sociales, la
“agresión” verbal es un instrumento que el hombre emplea para atacar,
dominar y ofender.
Sea una respuesta que sigue a la frustración, sea un acto que busca
causar daño a un organismo o a su sucedáneo, ósea el estímulo para una
acción, en todos estos comportamientos verbales la “agresión” es el
núcleo. Pero, ¿Es que esto es realmente agresión? Importa establecer la
diferencia y separar agresividad de violencia. Yo creo que la violencia es
una agresividad mal conducida, no controlada: violencia es distorsión, es
siempre agresividad negativa; es violencia, pero toda violencia encuentra
su núcleo original en la agresividad.
Numerosos autores en diferentes investigaciones han establecido
claramente que la agresión tiene mecanismos neurofisiológicos y
psicofisiológicas en el encéfalo de los seres vivientes. Centros, vías de
comunicación y sustancias bioquímicas, son elementos biológicos de la
agresión. Inclusive, la genética ha ofrecido la perspectiva cromosómica
como uno de los elementos constitucionales de este fenómeno y la
fórmula patológica XYY ha dado pábulo a sorprendentes hipótesis que
desde el laboratorio se han proyectado a la sociedad levantando la
hoguera encendida por Lombroso y su “criminal nato”.
La neuropsicología, enriquecida con modernas técnicas de análisis
estereotáxico, en especial con los conocidos estimulo receptores han
transformado los conceptos de agresividad en el ser humano. El hombre
terminal, la novela de Crichton, o el Hombre robot, divulgado por el
conocido film proyectado años atrás, no son ya
enteramente ciencia-
ficción. La agresión, sus mecanismos, pero en especial su control, tienen
fundamentos biológicos y están preferentemente en el cerebro humano.
“El hombre y la bestia”, Jekill y Hyde, el ángel y el diablo, son la
141
simbología de esa infinita mezcla de factores neurofisiológicos y
bioquímicos, en gran parte no bien aclarados que inundan el cerebro
humano y que son el producto de millones de años de transformaciones
evolutivas que hacen que en nosotros mismos estén el insecto, el roedor,
la hiena, la serpiente, el carnívoro y el domador.
En el niño la agresión aflora en circunstancias que deben ser analizadas y
comprendidas. La sociedad, imponiéndole un sello que caracteriza a su
época. Lo empuja a usar términos que a veces están reñidos con la moral
o las buenas costumbres de su grupo. Pero es necesario comprender que,
al lado de una estructura biológica, de un substratum psicofisiológicas, en
la agresión hay un elemento social, educativo, ambiental que es
fundamental en la educación del niño. Los adultos tienen que comprender
que la agresión no es “un impulso lamentable que debe ser eliminado”;
debería comprenderse también y en gran medida, que es una herencia
biológica con la que tenemos que aprender a convivir porque “ha servido y
sigue sirviendo para vivir”. La preocupación de los adultos debería ser
comprendida mejor y canalizar adecuadamente sus propias reacciones
agresivas y luego encauzar la de los niños, robusteciendo el servicio de
los ideales, el valor de la solidaridad humana y la puesta en marcha del
motor que conduzca al apretón de manos o a la palabra de estímulo y no
a la trompada destructora ni al vocablo hiriente. El hombre necesita de la
agresión para sobrevivir y perfeccionarse, pero necesita igualmente del
respeto a su semejante, a la personalidad ajena, a la libertad de expresión
sin libertinaje.
Cuando el niño tiene expresiones verbales hirientes, lo que está haciendo
es desencadenar un comportamiento biológico que se manifiesta con el
vestido que la sociedad le ha impuesto. No apaguemos esta expresión
humana y canalicémosla mejor.
142
La agresión está convirtiéndose en uno de los caracteres sobresalientes
de la humanidad; hay personas que la rechazan, otras que la fomentan,
muchas que la perfeccionan, mientras que otras la niegan, la interfieren, la
bloquean, intentan anularla, pero por encima de todo está su realidad, se
presencia. Corazones bondadosos, humildes, honestos y solidarios la
dejan escapar por las rendijas de su incapacidad de censura, y voluntades
fuertes, que se vanaglorian de su control, terminan destruyendo su propio
organismo, su propia vida.
Es que la agresividad es un fenómeno humano y por ende biológico y
social. Está inmersa en la estructura encefáliza del hombre pero está
también presente en todos los medios de la cultura que la sociedad
construye. Nadie puede negar la importancia biológica de su presencia,
pero nadie puede tampoco disminuir la trascendencia de su influencia
ambiental, creadora y formadora.
Si frente a la utopía de un futuro claro, limpio, pacífico se yergue la
realidad escabrosa de un mundo de odio, destrucción y muerte; si está
ampliamente aceptado que el niño es “potencialmente agresivo desde el
nacimiento y tal vez antes”, si es posible construir la hipótesis de que “es
una parte necesaria de nuestra herencia biológica” con la que tenemos
que aprender a coexistir y que ha servido y sigue sirviendo para
conservarnos; si este mismo impulso
conducirnos
agresivo es el que “puede
a la lucha y a la violencia y, al mismo tiempo, es el
fundamento del impulso de independencia y de la propia realización”,
tenemos una perspectiva salvadora: conocer, educar y canalizar nuestra
agresividad. No es ésta una idea nueva, ya que de una u otra forma ha
sido planteada en diferentes actitudes y por variadas personas. Winnicott
afirmó que “si la sociedad está en peligro no es a causa de la agresividad
personal en los individuos”.
143
Con otras palabras apuntaba en el mismo sentido Montagu: “El odio es
amor frustrado y la agresión no es más que una técnica de buscar amor”.
EL AUTORITARISMO
“¿Es correcto me preguntaba un joven- que mi padre decida si debo
casarme o no?”; “¿Está bien- me inquiría una chica- que mi padre me
prohíba que tenga enamorado?”
Preguntas de dos jóvenes, de dos personas, de dos ciudadanos: él de 26
años, ella de 23. Ambos viviendo en Lima, grana capital del Perú. Los dos,
hijos únicos, de clase media, en ascenso. Según sus propias
descripciones, la opinión de la madre “no contaba”. Uno de ellos agregó:
“Es mi padre quien decide en todo, ¡quien manda!”
Estas dos personas me han hecho recordar en otras numerosas, cuyos
padres “decidían” también los gustos, la suerte, el futuro, todo, de sus
hijos. Me acordé de un muchacho que una vez vino a verme para “poder
tomar una decisión”. El quería estudiar psicología, su padre “exigía” que
ingresara a una escuela militar; me acordé de una niña que hace meses
me escribió confiándome su edad: 12 años. Me decía que su padre la
sacaba por las noches a dormir en el balcón, porque no podía “dejar de
hacer pila en la cama”. Y me acordé de un niño de 8 años a quien el padre
exigía “sacar notas” por encima de 17, pero al no lograrlo estaba prohibido
comer postre, ir al cine, ver televisión, debiendo además, escribir todos los
días y por cien veces: “soy un bruto y no quiero a mis padres; soy ocioso y
jamás llegaré a ser doctor”. En otra ocasión fue una madre quien me
visitaba atormentada por la suerte de sus hijos: El esposo exigía
obediencia absoluta, servidumbre, “levantarse a las seis de la mañana,
acostarse a las nueve de la noche, vestirse, comer lo que él hubiera
decidido, tener los amigos que él hubiera escogido, pensar, opinar, hablar
sobre lo que él había ordenado”; dependencia, esclavitud y servilismo.
144
Así están aún hoy muchos hogares, aunque usted que lee estas líneas le
parezca mentira; así se conducen todavía muchos hombres, no sólo en su
casa, sino también en el trabajo, en los centros laborales, en instituciones
donde ejercen su poder, su autocracia, su capricho, y dictadura, su
fascismo. ¿Hasta cuándo? ¿Es acaso la ignorancia de que existen los
derechos de los otros?; ¿Es acaso el interés de sentirse y saberse
superior?, ¿o será tal vez el espíritu mediocre, e inferior e inaceptable de
aplastar la libertad de otro ser humano? Me acuerdo de Franz Kafka y
propongo en honor del gran y sufrido literato checo el nombre de
kafkianos para éstos núcleos familiares y sociales. Kafka escribió una
carta a su padre; Carta al padre título de su obra; en ella dice: “Percibía en
ti al extraño enigma que rodea a todos los tiranos cuyo derecho no está
fundado sobre el pensamiento sino sobre su propia persona. Toda
reflexión independiente de ti contaba desde un principio con tu juicio
desfavorable, todo lo que yo hacía terminaba siendo una infamia: era
infame obedecer tus órdenes porque sólo valía para mí, pero una
vergüenza ser desobediente. Sentado sobre tu reposadera, gobernabas el
mundo. Tu opinión era la correcta, todas las demás eran desorbitadas,
anormales, extravagantes, locas”
¿Aprenderán los hombres algún día que todo es posible con amor?
VIOLENCIA – “JUVENTUD” – ESPERANZA
Más vale encender una pequeña chispa
que maldecir la oscuridad. PROVERBIO CHINO
Fulano afirma que esta vida ya no es vida, que este mundo se desintegra;
sutano opina que hay crisis en todas partes, que la moral ya no existe;
mengano dice que los valores se han destruido y perencejo sostiene que
los narcóticos se están vendiendo en todas partes; el doctor tal demuestra
145
en su conferencia e insiste en sus declaraciones que se está perdiendo la
salud física, mental y la social; el arquitecto aquel señala que la muerte
ronda con la contaminación ambiental, mientras un sacerdote refiere su
opinión sobre el aborto y un abogado sobre la pena de muerte, en tanto
que un policía persigue a un delincuente, un padre se queja de la poca
autoridad que tienen los adultos, y un joven del mal ejemplo de los padres.
Entretando, un locutor opina sobre el Medio Oriente, mientras un niño
pregunta: “¿Qué es planificación familiar?”
Así está el mundo, pero ¿deben estar así los hombres? ¿es posible aún,
considerarse Homo sapiens? ¡Si!, claro que sí, aún hay vida, y debe haber
esperanza. Reconozco la presencia de la
maldad, del oprobio, de la
podredumbre, de la insidia, de la insidia de la enfermedad y de la muerte;
existe, es evidente el deterioro, pero no aún en todos ni en grado extremo.
No es posible continuar sólo mirando la negrura del alma y lo hondo de la
desesperanza. Hagamos volar nuestra fe más allá de lo perverso; que la
apatía se transforme en simpatía y que en la noche aparezca la estrella
cuya luz renueve la creencia en la paz, en el orden, en el servicio, e la
amistad y en la buena voluntad entre los hombres y los pueblos. Un día
un alto dirigente del gobierno suizo mencionó frente a una asamblea los
tres conceptos siguientes: “1. A nuestra juventud le gusta el lujo,
desconoce la autoridad y no tiene ningún respeto por los mayores; 2. No
tengo ninguna esperanza en el provenir de nuestro pueblo, que depende
de la inconsistencia de la juventud, arrogante e impaciente, que cree
saberlo todo mejor que nadie; 3. Esta juventud es mala, escéptica, floja,
no será más una como la juventud de antes, y así no será posible
mantener nuestra cultura”. Cuando la asistencia empezó a agitarse por el
impacto de estas
declaraciones, el orador agregó: “Estos conceptos
sobre la juventud no son, míos, son muy antiguos. El primero se ha
encontrado registrado en un papiro de aproximadamente 400 años antes
146
de Cristo, y el tercero fue grabado en la ciudad de Babilonia, tres mil años
antes de Cristo”
El hombre no fue, que no lo sea nunca, ni lobo, ni rata, para el hombre
2“¿Fue su nacimiento feliz?. Del libro Buscando el sendero. Artidoro
Cáceres Velásquez. Edit. San Marcos, Lima 1997.
147
V. SEXUALIDAD
Y
DESARROLLO
HUMANO
148
Desde mis primeros años de estudiante de medicina aprendí a diferenciar los
términos y conceptos de “crecimiento” y “desarrollo”, que los políticos y
economistas
confunden,
mezclan,
interpolan
y
hasta
nacen
sinónimos.-
Biológicamente, el crecimiento es del cuerpo, de los órganos, de la estructura
orgánica en general, incluyendo tejidos, sustancias químicas, como hormonas,
minerales, electrolitos, vitaminas, etc. etc. – Utilizando la metáfora informática,
electrónica, diría que este es asunto de hardware.- En cambio desarrollo es
“software”, es riqueza mental, salud en el sentido de bienestar y bienser, es
conocimientos, experiencias, educación, cultura, sabiduría.
La Sexualidad necesita crecimiento y desarrollo. Es esa energía, esa fuerza,
ese motor, ese combustible a la que los filósofos, médicos y psicólogos, suelen
llamar “libido”, y que ese gran neurólogo suizo Constantino Von Monakow, llamara
con un término feliz pero ignorado y hasta olvidando HORME.-; Y es increíble que
esa tremenda fuerza, creada por la naturaleza y perfeccionada a través de miles
de millones de años, no solo no sea reconocida, no se la respete, no se la siga
perfeccionando, sino que inclusive se la detenga y, hasta, criminalmente se la
quiera bloquear, anular, destruir.- ¡Qué reverenda estupidez cometen los
ignorantes, los fanáticos fundamentalistas de ideologías religiosas y de políticas
castrantes! ¿Cómo explicar, en un apretado resumen, al margen de la retórica, la
complicada estructura bio-psico-social-espiritual que integra a la sexualidad y
cómo relacionar gracias a ella, crecimiento y desarrollo?
Presento en este libro, la propuesta que he elaborado y que ya he expuesto en
otras de mis otras de mis obras y que a manera de acróstico, llamo PACOR.
La planteo aquí para relacionar crecimiento, desarrollo y sexualidad.- Ojalá
sea también en este caso útil para explicar y en especial para prevenir la
criminalidad.
149
TEORÍA P.A.C.O.R.
En mi libro Psicología de la criminalidad, he dejado planteado los conceptos
de “psicología” y “criminalidad”. En el intento aclaratorio he definido las palabras
“disciplina”, “conductas”, “comportamiento” “mente”. Creo haber planteado
entonces, connotando, tres niveles que aquí quisiera denotar. En primer lugar el
nivel “ideario”, que es el “repertorio de las principales ideas de un autor, de una
escuela, o de una colectividad”. Así lo establece el Diccionario de la lengua
española. Por eso, creo, aparecen los términos “glosario” y el mismo “diccionario”.
Cosa diferente son los otros dos niveles, a menudo enredados, confundidos y
hasta equiparados en nuestro medio; me refiero a los términos “ideología” y
“doctrina”.
Ideología es el “conjunto de ideas fundamentales que caracterizan al
pensamiento de una persona, colectividad, época, movimiento cultural, religioso,
político, etc.”. Entiendo entonces que el término apunta a “ideas”, “nociones”,
“conceptos”. Cuando he definido los términos “conducta”, “comportamiento” o
“mente”, lo que he hecho es establecer un “ideario”. Al haber planteado una
definición de “psicología” estoy ingresando al terreno ideológico. La palabra
“doctrina” describe el conjunto de ideas, nociones, conceptos, teorías, practicadas
y defendidas por una o más personas. La doctrina implica praxis, que es obrar,
ejecutar, accionar, poner en movimiento, concretar esas ideas, clasificando su
significado, es decir, su ideario.
Las doctrinas constituyen en la práctica el corpus ideológico de diferentes
creencias en varios campos: político, religioso, filosófico, científico. En el campo
de la psicología, las ideas, los conceptos, los idearios han constituido ideologías
como
“psicoanálisis”,
“conductismo”,
“estructuralismo”,
“funcionalismo”,
“gestaltismo”, etc. A las ideologías, en psicología, se les ha llamado “sistemas”, sin
aclarar suficientemente la concepción estructural, funcional, integrativa que hay,
en el término, y creo que por eso se formaron y crecieron los “grupos”, los
“especialistas”, los “feudos” y hasta los sectarismos, en no pocas ocasiones
150
enfrentados e irreconciliables. En el mismo término “sistema” estuvo ya el germen
confrontacional. Como se sabe, sistema es una palabra con raíces griegas y
latinas. Por un lado significa “conjunto de reglas o principios sobre una materia
enlazadas entre sí” (Diccionario de la lengua española), o “conjunto de principios
verdaderos o falsos reunidos entre sí” de modo que formen un cuerpo de doctrina”
(diccionario Larousse), y en este caso puede asimilarse al concepto de ideología.
Pero en ambos diccionarios referidos, la palabra sistema significa también:
“Combinación de partes reunidas para obtener un resultado o formar un conjunto”
(Larousse), o “Conjunto de órganos que intervienen en alguna de las principales
funciones vegetativas, sistema nervioso, por ejemplo”. Como “sistemas”, entonces,
el psicoanálisis, el conductismo y la neuropsicología tendrán que ser “partes” de
un conjunto, que deberían reunirse para, armónicamente, buscar respuestas a os
numerosos problemas que plantea la mente humana. Y ¿qué ocurre en realidad,
la concepción de la realidad, no se alcanza, o siguiendo a Lacan y su nudo
borremeo la palabras que cada “sistema” crea introducen en la mente
concepciones, “ideas”, conceptos tan diferentes uno del otro, que cunde el caos, la
enajenación, la ”demencia semántica”, el fundamentalismo, el error, la
seudoverdad, el fanatismo. Y en consecuencia, la aplicación práctica, la “praxis”,
la doctrina, fracasa, engaña, pervierte, enloquece.
Por eso considero que puede ser útil plantear aquí algunas ideas para
construir una ideología, una doctrina para la psicología de estos tiempos,
reconociendo, sin duda, los aportes de esas diferentes “escuelas”, de esos
variados “sistemas” y, por tanto, de tantos y variados talentosos creadores que,
lamentablemente para ellos la precaución o la perspicacia holística conciliadora,
integradora y constructiva, convergente y menos conflictiva.
Recuerdo que he planteado esta definición de psicología: “Disciplina que
estudia las conductas, los comportamientos y la mente de los seres vivos,
incluyendo al ser humano”. Establecí también en páginas anteriores que existen
seis fundamentos, o bases, de la conducta, del comportamiento y de la mente de
los seres humanos:
151
a. BIOLÓGICOS. Ya no se puede dudar más del hecho de que la mente humana
se ha construido y sigue haciéndolo en base a condicionantes biológicos
indiscutibles. La herencia que recibe cada nuevo ser que se gesta es muy
antigua porque viaja millones de millones de años más atrás de los propios
padres. Esa herencia “arcaica” que el espermatozoide y el óvulo trasmiten a la
futura persona, al unirse, comienza en el origen de la vida y se eslabona y
construye en la evolución desde los protozoarios a los primates. La etiología
demuestra la riqueza y la complejidad de conductas y comportamientos que
diseñan la mente en su camino, en su largo y penoso camino hacia el Homo
sapiens. He definido a la etología como la disciplina que investiga, analiza,
estudia los comportamientos, las conductas, la mente de los seres vivos,
comparativamente, en base a principios, leyes, axiomas de la teoría de la
evolución. Con este criterio, hay que admitir que la mente tiene un fundamento
biológico, es decir, genético, cromosómico, etológico. Dijimos también que
dentro de lo biológico hay que considerar hechos que ocurren en la
fecundación, en la gestación, durante el parto y después de él. Enfermedades,
traumatismos, una variada cantidad de influencias en el crecimiento y en el
desarrollo, son factores que intervienen en la construcción del encéfalo, y, por
lo tanto, de la mente.
b. SOCIOLÓGICOS. Mencionamos ya la importante influencia de la familia, de la
escuela,
de
la
sociedad
en
general
en
el
diseño
de
conductas,
comportamientos y mente de los seres humanos.
c. PSICOLÓGICOS. Al considerar este término, dejamos constancia de todos los
factores que intervienen en el aprendizaje, refiriendo, además, los estímulos y
su relación con el tiempo, a lo que se ha llamado imprinting, o impronta, o
troquelado. Los seres vivos y el humano, por supuesto, estructuran la mente
en base a factores externos que se incorporan a los que aporta la herencia y
que ingresan al encéfalo a través de los sentidos y cuya influencia es mayor y,
a veces, predominante, en ciertas etapas de la vida más allá de las cuales los
resultados son menores y en algunos casos nulos. La llamada “psicología del
152
desarrollo” o “psicología evolutiva” se ocupa de demostrar esta estructuración,
pero también su deterioro.
d. ANTROPÓLOGICOS. Hemos señalado el significado de los factores
culturales, de los mitos, de las leyendas, y también de las costumbres, hábitos,
prejuicios, creencias, entorno, medio ambiente, noosfera, en la formación de la
mente humana. Múltiples, variadas, numerosas investigaciones antropológicas
y/o etnológicas lo testifican.
e. FILOSÓFICOS-METAFÍSICOS. Las ideologías, las doctrinas, la concepción
del ser humano, el conocimiento de su existencia, la comprensión de su
pasado, la concepción de sus futuro, el reconocimiento de los valores tanto
ético como morales, su integración en grupos humanos desde la familia hasta
la humanidad planetaria, pasando por las instituciones de diverso orden, que
incluyen a las religiones, esotéricas, sectarias, fundamentalistas, etc. integran
las bases de la mente, de las conductas y comportamientos normales y
patológicos.
Considerando todos estos hechos, y tomándolos como fundamento, he
elaborado una teoría, aunque tal vez al término sea ambicioso, y en ese caso,
la llamaré “propuesta”, a la que denomino P.A.C.O.R., utilizando las siglas de
las
palabras
POTENCIAL
–
APRENDIZAJE
–
CAPACIDAD
–
OPORTUNIDAD – REALIZACIONES.
P = POTENCIALES: Es todo el bagaje construido por los ancestros, el pasado,
la evolución, la memoria arcaica; esa mochila existencial que significan
nuestras raíces más universales y más personales y que constituyen las
bases, los resortes, y que determinan las “potencialidades”, es decir, la fuerza,
las posibilidades, las facultades factibles de realizarse y de concretizarse
cuando sea posible o necesario.
A = APREDNIZAJES: Lo constituye los múltiples estímulos aprehendidos e
incorporados en el curso de la existencia; los cambios de conductas y
153
comportamientos en base a experiencias que el ser humano en concreto
adquiere en su tránsito por la vida y que diseñan su perfil personal y se
supone libremente adquirido; aunque, insistió, se supone, sea el producto de
ese irrenunciable valor llamado libertad. Y digo que “se supone” porque, a
decir verdad, cómo hablar de libertad, si a cada paso se reconoce que los
seres humanos somos pasivosdependientes de factores y maniobras
educativas que imponen su sello, que introducen su fuerza y que con
frecuencia ingresan a la mente, en especial infantil, por todas las fisuras
cerebrales sin que se pueda hacer nada para evitarlo o sin que se tenga la
menor oportunidad de defensa y oposición, como ocurre en el caso de las
enseñanzas religiosas, por ejemplo. Así también se “aprenden” ideas políticas,
como
los
“nacionalismo”,
los
“fascismos”.
Los
extremismos
y
fundamentalismos que terminan con demasiada frecuencia en conductas y
comportamientos criminales. Pero también se aprenden influencias positivas,
constructivas, estímulos que elaboran mentes sabias y que terminan
aportando grandes bienes a la sociedad.
C = CAPACIDADES: El potencial y el aprendizaje concluye construyendo
“capacidades”, es decir, aptitudes, talentos, suficiencias, habitaciones, medios,
disposiciones, con frecuencia personales, originales, propios, novedosos.
Potenciales, aprendizaje y capacidades son factores, resultados, elementos a
predominio, biológico, sociológico, psicológico.
O = OPORTUNIDADES: ¿Qué sería de un ser hermano, de un individuo, de
una persona, con potenciales, aprendizajes y capacidades guardados y
mantenidos en su cerebro, en su cuerpo, en su mente, en su alma, en su
espíritu, o como quiera llamárselo, sin posibilidades de exteriorizarlos, de
mostrarlos, de presentarlos, de actuarlos. Si no tiene, si no busca, si no se le
ofrece “la oportunidad” de realizarlos? Las oportunidades las dan la sociedad,
el entorno, la noosfera; es por eso un factor a predominio sociológico, y, por
supuesto, político, es decir, de esa forma se diseñan las formas de vivir, de
actuar, de participar, de contribuir en el modus vivendi de los ciudadanos, de
154
la gente, del grupo con el cual se comparten ideas, sentimientos, pesares,
angustias, esperanzas, alegrías y tristezas. Sin oportunidades no hay
realizaciones.
R = REALIZACIONES: Es el resultado final de todo ese viaje existencial. Aquí,
en este concreto, real, auténtico y positivo instante en que se lleva a cabo un
acto,
se termina una obra, se actúa, se manifiesta en conductas y
comportamientos la fuerza que nació en el potencial, se matizó de
aprendizaje, desarrolló capacidades, encontró la oportunidad; es aquí, con las
realizaciones, que se terminan la cadena complicada compleja, es decir, no
sólo con diversos eslabones, sino también enredados, enmarañados y
también misteriosos y con frecuencia oscuros, enigmáticos, crípticos. Las
realizaciones son la punta del iceberg de factores biológicos, sociológicos,
psicológicos, antropológicos, filosóficos, metafísicos de la “persona humana”.
A este esquema, a este edificio, a esta propuesta, a esta teoría, la llamo
PACOR, y es, a mi juicio, un instrumento de comprensión, también, del acto
criminal.
155
VI. SEXUALIDAD Y
CRIMINALIDAD
156
Existe una expresión a la que se califica de “sabiduría popular” y que, por lo
tanto, es respetada como verdad, más que un mito, más que una leyenda; por
algo será. Dice así: “hay amores que matan”. ¿Puede el amor ser criminal?
Personalmente defino al amor como un sentimiento, un afecto de entrega y de
posesión que debe estar siempre controlado por la razón. Si se acepta y se
practica esta definición, el amor no podrá nunca matar. Claro que hay amores y
amores.
En un extremo está la frontera de la anafectividad amorosa, del
anhedonismo erótico y de la ausencia del amor; en el otro extremo está la frontera
de la pasión, es decir, del amor exagerado, de la hiperafectividad amorosa, del
hiperhedonismo
erótico.
Entre estos extremos está el amor, que podríamos
calificarlo de equilibrado, racional, normal.
En ese amplio centro están la
educación (eros pedagógico), el enamoramiento, la entrega, la terapia (eros
terapéutico).
Más allá de estos límites está la patología amorosa, y en una de sus
facetas, la perversión, el crimen.
condimento de la sexualidad.
El amor es un matiz, una variable, un
Claro que puede haber y de hecho hay – una
sexualidad sin amor, amor sin sexualidad; como hay amor sin matrimonio, y hay
matrimonio sin amor ni sexualidad, y sexualidad sin amor ni matrimonio; qué duda
cabe; pero la mayoría de gente quisiera que, por lo menos, el amor y la sexualidad
marcharan juntos, y que cuando hubiera matrimonio las tres cosas, o los tres
aspectos, para ser más elegante, deberían ejercitarse con toda libertad; casi diría,
en jerga legalista, con premeditación, alevosía y ventaja. Los problemas existen
cuando no se piensa en estos asuntos, cuando se ingresa a la relación de pareja,
ignorante, desinformado, torpemente, alocadamente.
Una serie de problemas,
incluso policiales y judiciales, se evitaría si se procediera razonablemente. La
psicología criminal y la sexualidad delincuencial constituyen un capítulo
importantísimo en las sociedades modernas, aunque siempre lo fueron; lo que
ocurrió fue que se practicó in extremis aquello de que “Dios perdona el pecado
pero no el escándalo”. La sexualidad tendrá las puertas abiertas al delito en tanto
157
no se reconozcan los conocimientos sobre estos remas y en cuanto perviva el
tabú, el miedo, la represión, el prejuicio y la ineducación sexual.
Si no se abordan adecuadamente aquellos aspectos relacionados con los
géneros sexuales (masculino, femenino, intersexuado), con las alternativas
sexuales (placentera, reproductiva, mística, lucrativa, terapéutica) y con las
orientaciones
sexuales
(heterosexualidad,
homosexualidad,
bisexualidad,
autoerotismo, parafilias, o variaciones sexuales), es decir, si no se los diferencia y
separa de anormalidades teleológicas, de enfermedades – en especial
psiquiátricas de perversiones y de otras patologías. Y como las enfermedades de
transmisión sexual, por ejemplo- , se mezclarán con delitos y se juzgarán como
crímenes, echando en un solo saco verdad con mentira, ciencia con ignorancia y
moralidad con ética.
He escrito varios libros y centenares de artículos sobre esta materia. Por
hacerlo, yo mismo fui objeto y sujeto de acusaciones y denuncias. Creo, estoy
seguro, que sé de lo que estoy hablando. En uno de mis libros, al que titulé
precisamente Acusaciones y Denuncias, tengo referidos algunos de estos
incidentes.
Desde diversos ángulos, los francotiradores me atacaron con la
intención de acallarme.
He recorrido los
tribunales y he comprendido de la
ignorancia, pero también de la imbecibilidad de la gente y de varios abogados,
magistrados y periodistas. La acusación gratuita, la difamación, que también son
delitos, brotan casi espontáneamente cuando se quiere atacar el tabú. Voy a
transcribir algunos de mis artículos publicados en años anteriores; la situación no
ha cambiado casi nada y las filas de las víctimas de la ignominia siguen creciendo.
Si las personas tienen en su estructura mental al amor, también disponen
de mecanismos que las empujan a rendir culto a la muerte. Desde hace muchos
años se acepta que el ser humano es amor y muerte, Eros y Tánatos. En la
perspectiva destructiva, necrofílica, los seres humanos encuentran tácticas y
estrategias que aniquilan el amor, que destruyen el respeto a la vida, que
deterioran la solidaridad humana.
Si Eros es sexualidad, Tánatos es
158
antisexualidad. Y en esa perspectiva del antiamor se sitúan muchas de las
conductas torturantes que aplican algunas personas que han escogido la
alternativa dolorosa y represiva de la sexualidad humana. Digo bien, sexualidad
humana, porque
ninguna investigación etológica, es decir, el estudio de la
conducta de los seres vivos, ha podido demostrar que en las diferentes especies
que anteceden al homo sapiens se hayan presentado, en el camino evolutivo de la
sexualidad, comportamientos violentos, destructores y mortales. Cotidianamente,
la sexualidad es utilizada como un vínculo de terror, tortura y suplicio. En líneas
generales, ha sido la mujer y también los niños, los que han sufrido más esta atroz
indignidad. Sin embargo, tampoco podemos negar que frente al torturador hay
una víctima muchas veces complaciente y aceptadora. En este caso, la tortura no
es tal, aunque termine, con relativa frecuencia, en la muerte.
En la tortura sexual por excelencia, el individuo, sea hombre o mujer
(aunque por lo general es hombre), obtienen satisfacción sexual castigando y
maltratando a individuos del mismo o del otro sexo. El nombre de esta perversión
sexual deriva de un personaje célebre, el marqués de Sade.
El sadismo corresponde al componente agresivo del instinto sexual,
particularmente en el varón, o a la necesidad de dominio, que pertenece a los
impulsos de sumisión. La aceptación del sadismo oscila entre la designación de la
actitud simplemente activa o la satisfacción que deriva de la sujeción. El fin original
del sadismo es el de someter. El placer de infligir dolor viene después.
Sadismo y masoquismo (sensación de placer que culmina a menudo en
orgasmo
sexual al ser azotado o maltratado físicamente) se encuentran
asociados a diversos niveles en el mismo individuo, y parece reflejar la pareja
antagonista contrastada de masculino-femenino o el binomio actividad-pasividad,
característico de la vida sexual e incluso de la bisexualidad.
159
EL MARQUÉS DE SADÉ
Donatien Alphonse Frangois marqués de Sade, nació en Paris en 1740.
Fue un novelista francés cuyas obras aparecieron siempre de manera clandestina
y provocaron tempestuosos escándalos, condenas y detenciones. A pesar de
todos, sus teorías influyeron en grandes poetas y pensadores de su época. Su
obra más conocidas es Justina o las aventuras de la virtud, seguida por la Historia
de Julieta, su hermana y la prosperidad del vicio.
Hasta sus propios admiradores reconocen que su obra resulta ilegible,
filosóficamente tampoco escapa a una trivialidad que puede llegara hasta la
incoherencia. En cuanto a sus vicios, asombran precisamente por su originalidad
declarada. En este terreno, Sade no ha inventado nada. Su mayor mérito reside
en la relación que supo establecer entre estos dos aspectos de su persona. Las
anomalías de Sade asumen su valor desde el momento en que en lugar de
padecerlas como algo impuesto por su propia naturaleza, se propone elaborar
todo un sistema con el propósito de reivindicarlas. Hizo de su sexualidad una
ética, la que expresó dentro su obra literaria. Se desconoce la razón de sus
preferencias, pero de éstas hizo principios que mantuvo hasta el fanatismo. Más
adelante dedicaré un capítulo especial al llamado SADISMO en la relación
sexualidad, criminalidad y literatura.
“YO SADÉ”
El escritor Rafael Conte ha escrito un hermoso libro cuyo objetivo
connotado es el de rescatar la imagen de ese extraordinario personaje de la
historia que fue e marqués de Sade.
En la colección Memoria de la historia, Conte ha descrito lo que él llama la
frenética vida de este personaje que llegó a los excesos sexuales que nadie antes
se había atrevido a imaginar.
Desde hace muchos años una corriente reivindicadora de Sadé tiene éxito
en recubrir en su personalidad una enorme cantidad de méritos que lo presentan
160
como un hombre no sólo de altos niveles subversivos, sino también de
extraordinarias condiciones
mentales cuyos méritos tan discutidos son,
actualmente, reconocidos después de un análisis serio, racional y científico. He
aquí algunos párrafos del mencionado libro:
“Algunos me tratan de loco y hasta hay médicos que empiezan a relacionar
mi nombre con algunas perversiones –así las llaman- sexuales. Nunca he
entendido que haya límites en el sexo, que el cuerpo humano tenga otras fronteras
que su piel y sus huesos. Limitar el sexo es un pensamiento carcelario, ponerle
fronteras al placer es como intentar ponerle puertas al campo. El deseo es el
motor del universo, el origen del hombre y su final, y nada podemos contra él. Que
haya tenido que decirlo yo saltando por los espíritus mas cultivados en el tiempo,
que al final se detenían como paralizados antes de dar el último paso, y yo, un
jovencito aristócrata de costumbres más o menos disolutas, emparentado hasta
con la familia real, eso no me lo perdonarán jamás. Ni siquiera los revolucionarios,
porque hasta el sangriento Robespierre tenía algo de religioso: el suyo era un
error puritano, su sangre era sacrificial y la que yo he derramado en mis palabras y
en mis actos iba dirigido a conseguir más placer para enseñar a los hombres la
manera de ser felices. Todas las maneras de ser felices, pues la cantidad de la
desdicha es tan gigantesca que todas las armas son buenas para luchar contra
ella (sic). También mi apellido se está convirtiendo en una palabra: Sade, Sade,
Sade. ¿Quién sabe lo que quiere decir esta palabra destinada a tener tantos
derivados? Cuando se presumía que Sade había muerto se decía: “Sólo el
nombre de este infame escritor exhala un olor cadavérico”. Sólo el nombre… de
nada me sirvió haber publicado Justine de manera anónima; yo ya sabía que la
obra iba a escandalizar y al final tuve que adoptar esta precaución que se
revelaría inútil… al final, y no sé por qué extrañas razones, se supo que yo era el
autor. Soy conde de Sade y firmo como marqués… A veces lo he hecho como
señor de Sade y otras como sencillo ciudadano, que es mi más noble título…”
161
Sade nació el 2 de Julio de 1740 en París, y sus títulos de nobleza estaban
relacionados por la vía materna; su padre fue militar y llegó a ser coronel de la
caballería papal de Avignon.
Ahora ya nadie puede dudar de la importancia de su obra literaria y de si
vida misma. A medida que la sexología evalúa su producción literaria y os actos
de su existencia, encuentra en este hombre elementos suficientes de construcción
positiva que levantan su imagen hasta el nivel de los grandes creadores y de los
subversivos biófilos.
EL SUPLICIO COMO DELEITE
La historia de la humanidad se encuentra plagada de escenas de tortura y
de testimonios según los cuales los verdugos infieren el tormento invocando altos
principios morales. Se tortura en defensa de la sociedad, del orden establecido de
la religión, de la patria y de las buenas y edificantes costumbres, pero en el fondo
el verdugo lo sabe y los espectadores lo sospechan: ¡El hombre es el único animal
capaz de encontrar sosiego a sus pasiones y sentidos en el sufrimiento y la
crueldad!
Suetonio cuenta que Tiberio no pasó un solo día de su reinado sin ordenar
una ejecución. Calígula ordenaba las torturas durante las comidas u orgias a las
cuales invitaba a los seres que más simpatía le ocasionaba, aun cuando nada
garantizaba que los comensales y amigos de hoy no pudieras convertirse
inesperadamente en el “platillo” de mañana.
Claudio gustaba contemplar largamente, extasiado, el rostro de los
gladiadores agonizantes, a los cuales prometía una pronta recuperación, para
luego, en cuanto los había reconfortado, desmentirse a sí mismo diciéndoles: “No
tienen ninguna esperanza de seguir con vida”.
Otro de los personajes a los que no bastaba el sufrimiento inferido a las
víctimas, y por ellos recurría frecuentemente a esta suerte de “golpes bajos”, era
162
Domiciano. Invitaba a su mesa precisamente a aquellos a los cuales había
decidido ya convertir en víctimas de prolongados e increíbles tormentos.
El pretexto para prodigar tormento era el de traición a la patria o al
emperador; pero en cada caso, hoy se sabe a ciencia cierta, se trataba de calmar
un furor sexual que n encontraba otro canal de expresión que no fuera el de hacer
padecer, hasta la muerte, los más increíbles sufrimientos al prójimo.
Cómodo solía ordenar que los evasores de impuestos fueran abiertos en
canal en su presencia. Abrió seres humanos, los cegó, cortó pies y manos, y en
fin, no le faltó cometer barbaridad alguna. Secretamente anhelaba que dejaran de
cumplir con las imposiciones tributarias. En una oportunidad fue desobedecido por
el prefecto de Pretoria y lo lanzó a un estanque de voraces morenas, deleitándose
ante el angustioso chapoteo del hombre.
Lampidrio cuenta que Heliogábalo escogía para los sacrificios que
ordenaba a los niños más hermosos, a “fin de que su muerte ocasionara dolor a
mayor cantidad de personas”.
Estos grandes malvados alimentaban su propia sexualidad con el
sufrimiento ajeno. En los Archivos Curieuses, se cuenta cómo el rey Carlos IX se
excitó hasta derramar lágrimas de felicidad y dicha contemplando el cadáver de
Coligny muerto a estocadas y cuchilladas durante la “Noche de San Bartolomé”.
Alguien mencionó el mal olor del cadáver y el rey respondió: “El olor de un
enemigo muerto se dice y agradable”. Como dato colateral, la fuente consultada
cita también el caso de Catalina de Medicis chapoteando en la sangre de los
hugonotes sacrificados esa nefasta noche en defensa de la religión del Estado.
Estos crueles soberanos encontraban en la contemplación de sus
despedazadas víctimas la misma satisfacción que debió hallar Jack el Destripador
o Landrú: un placer con fuerte componente sexual.
163
Algunos sádicos personajes que citaremos aquí descubrieron que la
excitación o el placer, según sea el caso, se centuplican cuando se sacrifica
súbitamente a una víctima a la que se acaba de conceder el perdón.
DISFRUTANDO DE UNA AGONÍA
Ya anteriormente citamos brevemente a Gilles de Rays, que fuero ayudante
de campo de Juan de Arco y, posteriormente, Gran Mariscal de Francia. Hoy
debemos ampliar esa referencia. El señor de Rays enloqueció pasada la
cuarentena debido quizá a la pérdida de su virilidad como consecuencia de sus
excesos en los villorrios recorridos durante las campañas bélicas. Se ignora cómo
concibió la espeluznante idea de formular un pacto con el demonio, pero lo cierto
es que dijo que lo hizo. Él se obligaba a ocasionar todo el daño que pudiera y el
Príncipe de las Tinieblas le devolvería sus perdidos arrestos varoniles.
Seguramente Rays era un sádico sin saberlo, y es probable que su fiereza
en el campo de batalla fuera consecuencia de esa desbordante pasión con
impunidad, el Gran Mariscal de Francia dio orden a sus subalternos para que
raptaran niños de uno y otro sexo en la campiña y los encerraran en las
mazmorras. De allí los hacía conducir a su presencia, donde les deparaba un trato
amoroso. Reñía a sus soldados por haber maltratado a los niños, les desprendía
el mismo las cadenas, los sentaba sobre sus rodillas y les daba de comer en la
boca. “Las víctimas acababan por abandonarse a la excesiva familiaridad de una
confianza recuperada”. Pero cuando menos lo esperaban. Gilles de Rays les
cortaba el cuello lentamente para disfrutar de su larga agonía. En su confesión del
22 de Octubre de 1440 dijo que le proporcionaba más placer ver sufrir que
satisfacer su lujuria.
Otro caso, menos conocido pero más sobrecogedor, es el de la condesa
húngara Erzsebeth Bathory, que disfrutaba propinando recias palizas a las chicas
que se avenían a satisfacer sus inclinaciones lésbicas. Frecuentemente las
contrataba para una sesión de lesbianismo, pero cuando ya las tenía en su
recamara, ordenaba les fueran cortados los dedos de los pies con enormes
164
cizallas o les aplicaba hierros candentes en los senos y muslos para después
arrancárselos. Ella misma aplicaba planchas de acero calentadas a los pies de las
chicas y luego pasaba a los suplicios íntimos, consistentes en introducir una
mecha en la vagina y prenderle fuego para regocijarse de las contracciones de su
víctima, maniatada y a su merced.
Valentín Penrose, en La vida de Erzseberth Bathory, tiene un pasaje que
pinta de cuerpo entero el alma de este siniestro personaje digno de destacar con
fuertes caracteres en la galería de los famosos sádicos: “Buscando recuperar su
belleza y lozanía y no alcanzando ya satisfacción alguna con la modesta irrigación
seminal de todos los mozos por los cuales se hacía copilar, recurría a otro método.
Un herrero bien pagado y atemorizado había construido una increíble pieza de
hierro forjado, particularmente difícil de manejar. Se trataba de una jaula cilíndrica
de brillante láminas de hierro sujetas a unas cinchas. Se hubiera dicho que estaba
destinada a un enorme búho. Pero el interior se hallaba provisto de clavos
acercados. Introducían allí a una joven desnuda, y mientras la condesa
permanecía sentada bajo la jaula, un cómplice pinchaba a la prisionera como un
hierro afilado. A cada golpe se acrecentaban lo ríos de sangre que caían sobre la
mujer; blanca, impasible, con la mirada perdida en el vacío, parecía haber
accedido al séptimo cielo de la felicidad… en éxtasis”.
Algo que los analistas del alma humana han olvidado estudiar
cuidadosamente es la motivación del cómplice, que en el caso de Gilles de Rays o
en el de la condesa de Bathory podría explicarse por el terror a ser descuartizado
en cuanto se formulara la menor objeción a obedecer al sanguinario amo. Pero el
anterior razonamiento no impide considerar la posibilidad de que si el amo es
sádico, también lo sea el siervo que colabora con él.
También es conocido el caso de los esposos Lan Brady y Myra Hindley, los
cuales sólo podían realizar el acto sexual rodeados de imágenes macabras y
grabaciones de desgarradores y espantosos gritos de dolor. El juez G. Sparrow los
calificó de perversos antes de sentenciarlos. Los dos se desempeñaban como
165
cualquier otra pareja de esposos oficinistas en Inglaterra. Pero en las noches
secuestraban niños, borrachos, drogados, prostitutas. A todos estos seres los
conducían a un lugar apartado en donde el hombre los sometía a increíbles
suplicios que incluían el descuartizamiento a hachazos, precedido siempre de la
sodomización. La mujer expectaba pacientemente; limpiaba las salpicaduras de
sangre y se cuidaba de tomar fotografías y mantener funcionado el magnetófono
para grabar los alaridos de espanto y los sonidos producidos por los latigazos o
golpes de hacha. Más adelante, la pareja escuchaba lo grabado y contemplaba las
fotos de las torturas y los despedazamientos. Sólo así alcanzaba el máximo placer
sexual.
Otra desviación sobre la que muy poco se habla es l evidenciada por la
necesidad de contemplar o acariciar órganos o partes de la anatomía de las
víctimas, lo cual lleva a algunos homicidas a coleccionar órganos, miembros,
cabezas. Clidford Allen dice del múltiplo homicida Adolf Kurten: “Regresaba con
frecuencia, bien a ver el cadáver antes de que lo descubrieran, bien al lugar donde
lo había matado, e incluso a la tumba de sus víctimas. Eso lo excitaba
sexualmente… cuando visitaba la tumba de sus víctimas alcanzaba el orgasmo, al
igual que cuando prendía fuego a un cadáver”.
El estudio de los atestados policiales instruidos en casos de crímenes
sexuales demuestra que el acto sexual en sí no resulta tan voluptuoso a los
homicidas como el homicidio mismo, y la cohabitación se produce casi siempre
después de la muerte de la víctima. En otras ocasiones, el homicida alcanza el
orgasmo y la más amplia satisfacción sexual sin llegar a la cópula; tal es el caso,
en nuestra época, del norteamericano Richard Speck, quien en julio de 1966 dio
muerte a ocho estudiantes de enfermería en Chicago, ejecutándolas por
estrangulación y a cuchilladas a lo largo de tres espantosas horas.
¿Qué misterioso mecanismo desencadena este ciclón, este huracán de
voluptuosidad?... Otro relato espeluznante es el que alude a la conducta del padre
Bernard, en un alejado poblado de Francia. En agosto de 1833 arrastró a la hija de
166
un posadero hasta el comienzo del bosque, y allí le cercenó la garganta con una
navaja y “cometió sobre la desdichada, todavía palpitante lo que la pluma se niega
a describir. Cuando la madre acudió a su hija, el malvado se arrojó sobre ella para
cometer el mismo crimen. Finalmente un campesino descubrió los dos cuerpos
atados a un palo por los cabellos. Un diario de escasa circulación narró el hecho y
añadió este párrafo:
“…Oculto bajo la sombra del misterio, saca una navaja, e internándose de
pronto en aquel bosque solitario, ¡le corta el cuello! El asesino todavía comete un
crimen peor, pues nada detiene su furor. Ese monstruo sumido en el abismo
atenta ahora contra el pudor. La madre, inquieta por su hija, acude una mañana a
la rectoría. El cura, con aire tranquilo, la toma suavemente de la mano y la
conduce al mismo bosque donde había consumado el crimen. Movido por su furor
extremo, no tarda en asesinarla”.
La Audiencia Criminal de Versalles registra el 23 de noviembre de 1824 la
confesión de un hombre llamado Leger, quien asesinó a una joven mujer, sólo
para beber su sangre. Aquí tenemos un caso de “vampirismo”, en el cual el sujeto
parece impulsado ya no por una situación erótica sino por el simple hecho de
alimentarse: “Sólo hago esto para conseguir sangre, quería beber sangre”, dice la
confesión de Leger.
Otro personaje que destaca en esta galería es John Haigh, quien asesinó a
nueve mujeres para acostarse al lado de ellas y sorber gota a gota de las heridas
con las cuales les ocasionaba la muerte.
He aquí su confesión el 14 de agosto de 1949: “Veía un bosque de crucifijos
que se iban transformando en ramas de árboles, de las cuales caían gotas de
rocío que después comprobé eran sangre humana… Vi a un hombre que iba de
un árbol a otro recogiendo sangre. Cuando tuvo la copa llena se acercó a mí:
¡Bebé!, me ordenó. Pero yo estaba paralizado. El sueño se desvaneció, sin
embargo, yo continuaba estando consciente de mi desfallecimiento, y todo mi ser
se dirigía hacia la copa…”.
167
Pero estos casos de gran violencia sexual, de crimen y homicidio, están
más allá del simple sadismo y sadomasoquismo sexuales. Roland Villeneuve en
su Jardín de los suplicios formula una insinuación realmente espantosa: “El amor
implica fantasías cuya exageración podría conducir a una especie de locura. ¿Qué
apasionado no devora a su pareja a besos, no mordisquea sus pezones y sus
axilas, no muerde sus labios o su cuello? Un sadismo menos, si se quiere, en el
que el paroxismo del placer lleva a perdonar un dolor pasajero”.
¿Pero podríamos hablar de sadismo mayor en los casos de los hombres
que buscan la virginidad únicamente por sentir el placer de desflorar a su pareja,
de desgarrarla con una penetración violenta? Octave Mirbeau dice: “La sangre es
un precioso estimulante para la voluptuosidad; es el vino del amor para todos esos
seres que no pueden gozar sin hacer sufrir a su prójimo o sufrir por él”.
¿Qué distancia hay entre la desfloración o la violación? Recordemos: “La
violación es un placer que siempre ha enloquecido a los orientales, los cuales, sin
saberlo, reeditaban a los romanos, amantes de las violaciones colectivas. La
violación, no proporciona placer por la sangre o las lágrimas vertidas, sino por la
sorpresa de la virgen estrecha o el muchacho esquivo” (R. Villeneuve). Esa es la
razón por la cual florece un comercio de adolescentes al que alude El satiricón, y
que no deja de ser mencionado por la Organización de las Naciones Unidas.
El suplicio es buscado afanosamente por quienes padecen estados
psicopatológicos que les impiden llegar al orgasmo. Dentro de estos suplicios
voluptuosos podemos inscribir con toda certeza la flagelación, el ahorcamiento
simulado y las mutilaciones, con su inagotable gama de variantes.
ENSEÑANDO A FLAGEAR
Muchos autores especializados coinciden en que la flagelación conmociona
violentamente el organismo, caldeando e inflamando el cuerpo y haciéndole
“padecer” un orgasmo indescriptible… Y este aserto nos lleva a reflexionar en las
168
razones por las cuales el látigo no corrigió jamás a los esclavos, soldados o
lacayos sometidos a él.
Sade escribe: “El dolor de las partes fustigadas precipita la sangre con más
abundancia, atrae el espíritu y, proporcionando a los órganos reproductores un
calor excesivo, ofrece al ser libidinoso que busca el placer, el medio de consumar
el acto de libertinaje a pesar de la propia naturaleza y multiplicar sus goces
impúdicos más allá de los límites de la naturaleza…”.
Hoy día la flagelación se ha olvidado ya como placer sexual, y su práctica
solo subsiste en algunos oscuros rincones, donde no la alcanza la mirada de la
sociedad. Pero en los tiempos del célebre marqués no ocurría tal. Existían
escuelas que enseñaban a fustigar con arte y energía. Además, no existía burdel
que se respetara donde no existieran los flageliums y las argollas para clientes
exquisitos.
Existía, incluso, una tal madame Dodo, quien por una conveniente paga
acudía a los domicilios y azotaba generosamente a las parejas antes de que éstas
iniciaran su relación sexual. Esta mujer escribe en los Tableaux des Moures du
Temps: “Le quité lo más rápido que pude los vestidos y todos los refajos, y
descubrí su culo moreno, grande y firme. En seguida me di cuenta, tanto por sus
movimientos como por sus palabras, que conocía el tema. La azoté con todas mis
fuerzas; luego coloqué junto a ella, en la misma postura, al señor, al que también
azoté con todas mis fuerzas. Cuando acabé se echaron en la cama, corrieron las
cortinas y los dejé. Más tarde volví y me pagaron bien…”.
Los innumerables relatos sobre el tema parecen probar que el mismo efecto
conseguido por un látigo es procurado por un manojo de ortigas. Veamos este
verso que circuló profusamente en la Francia del siglo del marqués de Sade:
A una mujer melancólica,
Por falta de ocupación,
169
Frotadle el culo con una ortiga
Y rebosará de pasión.
Se podría pensar en ciertas exageraciones en las líneas anteriores, pero en
nuestros días existen casa donde acuden imponentes o individuos hastiados del
sexo para recibir mensajes y “caricias” particularmente fuertes y con visos de
castigo, sobre todo cuando es impresa sobre los glúteos.
Otro de los “recursos” para conseguir la erección es el “ahorcamiento”
simulado, aunque esta táctica resulta mucho más peligrosa. Actualmente este
vicio solitario ya no se practica demasiado, pero en otras épocas era el recurso
obligado para los hombres extenuados, sobre todo por el placer de la fellatio,
como se denomina al coito oral.
En Inglaterra había “clubes de colgados” y más de un noble murió por
buscar la brutal eyaculación que propicia el ahorcamiento. Luis de Borbón es una
de las víctimas de este placer macabro y peligro.
En cuanto a la mutilación, existe una relación realmente inacabable de
hechos de hechos que sobrecogen de espanto, por cuanto la víctima es mutilada
para solaz de su torturador, el cual, como ya hemos visto en el caso de Giller de
Rays, goza más con la efusión de sangre que con el coito.
La afición por la sumisión total de la hembra es una fantasía que saben
explotar convenientemente empresas dedicadas a vender una suerte de
pornografía especializada para hombres con una fuerte tendencia sádica que al no
poder ser satisfecha en la vida real, encuentra su satisfacción en la contemplación
de imágenes en las que aparecen hermosas chicas completamente maniatadas o
recibiendo cruel tortura.
Para excitar al hombre, algunas revistas especializadas presentan a
mujeres en poses por demás extrañas, e incluso inverosímiles.
Mujeres
arrodilladas, amordazadas, suspendidas de garfios, atadas a gruesas cadenas y
170
completamente contorsionadas.
Los elementos fetichistas se presentan en
abundancia: medias negras, tacones altísimos,
botas cuero y delantales de
caucho. También se aprecia en las escenas una fuerte presencia de metales
brillantes que evocan al subconsciente el acero de las alarmas, preludiando de
alguna manera la muerte o insinuando su presencia no demasiado alejada.
La Nutrix Corporación realiza un fabuloso negocio con el comercio de
fotografías o filmes en los que se aprecia a hermosas chiquillas, concentradas al
efecto, asumiendo las poses características de mujeres secuestradas y expuestas
a la malévola voluntad de un sádico. Incluso se les presenta recibiendo un duro
castigo, y no se escatima la efusión de sangre, convenientemente reemplazada
por la salsa de tomate que logra, de todas maneras. El efecto deseado, pues
enardece al espectador.
Los temas escogidos para estas fotonovelas o filmes están siempre
relacionados a espionaje, crimen, tráfico de armas o drogas u desembocan,
irremisiblemente, en interrogatorios en salas surtidas con estrapas, potro, argollas,
cadenas, esposas, tela de araña. Los productores se han cuidado de introducir
escenas en las cuales las mujeres evidentemente lesbianas se torturan entre sí.
Ellos dicen que de esta manera aseguran una más numerosa platea… Y los
resultados económicos demuestran la existencia de multitudes de sádico en
potencia que no se atreverían a dar rienda suelta a sus aficiones, pero las
canalizan a través de estas fantasías.
El cine norteamericano proporcionó profusamente a la Baronesa Acero,
cuyas aventuras excitaron a miles de personas. La Barones Steel obliga a sus
mujeres
esclavas a lucir una rata indumentaria compuesta de cinturones con
candados, máscaras, bozales, cadenas y argollas. La contemplación de estas
mujeres, muchas veces encerradas en jaulas de acero o atadas a instrumentos
que las obligan a asumir las más increíbles posturas, enloquece a los
observadores.
171
Estas producciones no descuidan el sadomasoquismo y presentan escenas
en las cuales las mujeres dan tortura a los hombres o los humillan ferozmente. Se
estima que la platea sadomasoquista es mucho mayor que la sádica.
En fin, no podríamos agotar el tema del suplicio como supremo deleite, y no
podemos decir que es práctica de los menos. Conformémonos con repetir que
cada ser humano es un complejo universo en el cual su perfil psicosexual
merecería toda una biblioteca especializada. Una cosa parece ser cierta, como
decíamos al principio: en cada verdugo que ordena la tortura invocando supremos
principios morales, se encuentran encerrado un sádico, un sadomasoquista, un
pervertido hipócrita y cobarde, incapaz de confesar o aceptar su condición tal.
Durante los años que dediqué a estudiar, analizar, investigar, enseñar y
publicar sexualidad, sexología, conocí
a notables especialistas, a talentosos
expertos y a connotados profesionales en las diferentes ramas del saber que me
honraron con su amistad, con sus enseñanzas y con su colaboración en este
intento, en este esfuerzo, en ese objetivo no sólo de llevar cultura al poder, sino,
específicamente, de hacer de la sexología una disciplina académica, y de su
difusión a la comunidad, una meta y un trabajo serio, responsable, civilizado. En
el Perú y en el extranjero, en Latinoamérica y en el resto del mundo, establecimos
lazos de camaradería y compañerismo, algunos de los cuales aún persisten. En
las páginas que siguen hay evidencias de esta fraternidad interdisciplinaria que el
tiempo, la distancia y la vida misma no han pagado. Las leyes, es cierto, han
variado en nuestro país, se han apagado. Las leyes, es cierto, han variado en
nuestro país, se han modernizado, se han humanizado; pero hace apenas unos
años existían normas y costumbres que hoy non indican y nos horrorizan y que es
importante conocerlas para que no ocurra como con la historia, que si se la ignora,
se repite.
Ese cambio de normas – espero de costumbres – es también el
resultado de nuestro esfuerzo y, por qué no decirlo, es también el resultado de
nuestra cólera y de nuestro sufrimiento.
172
SANTIAGO UN “SADICO QUE
SE SALVO DEL PAREDON”
Por: Juan Marcone Morello (Penalista)
Paradójicamente, en esta historia es el
victimario quien sufre de un martirio
llamado deseo sexual, que sólo pude ser
saciado después de cometer su crimen.
No, no es ingratitud. Santiago Aller Calixto no ha vuelto a verme dese que
lo salvé del pelotón de fusilamiento porque, simplemente, no desea recordar esa
tempestad de pasiones en cuyo centro lo ubicó su propia víctima. El señor fiscal
del Primer Tribunal Correccional, Dr. Federico Kajat, solicitó para él la pena de
muerte por considerar que había asesinado a Rosa Ivette Anderson Russell con
alevosía, premeditación y buscando saciar sus más bajas pasiones con el cadáver
de su rubia patrona, quien, según dijo la acusación, jamás habría accedido a
satisfacerlo en vida.
La opinión pública reclamaba a gritos el paredón para Santiago Allex
Calixto. La prensa amarilla hilaba historias según las cuales la lasciva, la lujuria
más abyaceta, la de santiago, había desencadenado esta tormenta de pasiones
que, parecía, sólo amainaría cuando doce balas destrozarán el pecho de “la
bestia” del “sádico”, del “criminal y despiadado serrano que había matado a su
patrona para disfrutar sexualmente del cadáver”.
173
Santiago ha salido ya del Sepa y me recuerda, lo sé, como un hombre que,
en esos terribles momentos, le dio solidaridad. No quiere verme para no recordar
el suplicio en el cual lo sumergió su víctima. Y yo lo entiendo, sin reproches.
Incluso para mi es doloroso recordar el caso de la “franela verde”.
El drama tiene dos protagonistas, pero uno de ellos no podía ya decir
nunca, absolutamente, nada. Por eso vamos a conocer los hechos por boca de
Santiago Aller Calixto. El día dos de abril –dice en su instructiva ante el juez
instructor-, aproximadamente a las cuatro de la tarde limpiaba los muebles de la
residencia de los Anderson, en el exclusivo distrito de San Isidro, donde trabajaba
como mayordomo desde hacía un año. En esos momentos ingresa la hija de los
patrones, la señorita Rosa Ivette Anderson y le increpa no realizar una buena
limpieza. Santiago protesta y la chica le arroja una jarrita de plata tratando de
golpearlo mientras lo llama “cholo respondón”.
Discute un instante y ella le da un empujón diciéndole: “Lárgate de una
vez”. El provinciano acepta irse en ese instante y la mujer lo vuelve a agraviar:
“Mejor espera la llegada de mi madre, no sea que al irte te lleves algo”. Santiago
responde que no es ladrón, mientras la mujer de cabellos rojos sube las escaleras;
llega al hall del segundo piso y desde allí le arroja una zapatilla.
Santiago esquiva el golpe y retoma su tarea mientras murmura contra su
propia mala suerte y la costumbre de quienes tienen dinero y abusan de los
pobres echándoles de su trabajo. Luego sube al segundo piso con una franela de
color verde en las manos para limpiar los muebles. En ese instante escucha el
agua de la ducha y adivina que su patrona toma una ducha. De pronto escucha
que su patrona cierra la llave y la ve salir con una diminuta toalla tapándole a
medias el cuerpo. La mujer ingresa a su cuarto y cierra la puerta. Pero Santiago
la ve de espaldas y, dice en su instructiva, decide asustarla. Toma la franela y la
enlaza por el cuello, haciéndola caer hacia atrás. Al verla en el suelo aprieta la
franela; la mujer apenas si mueve un poco la cabeza hacia los lados, intenta
zafarse de la franela pero sus movimientos no son enérgicos.
174
“No pensé que estuviera muerta. Sólo quería castigarla por el maltrato que
me daba nunca pensé en matarla”, dijo después. En ese momento él se imaginó
que ella no se movía porque estaba avergonzada de que él la viera desnuda.
Inclusive expresó el inculpado que en varias oportunidades ella al bañarse lo llamó
para que le frotase la esponja sobre la espalda, por lo que sintió simpatía oír la
agraviada, si tenía muchos deseos de usar el cuerpo… deduciendo el instruyente
que se había desmayado y aprovechó para usar su cuerpo. Para ello enderezó la
pierna izquierda de la agraviada… y separó su pierna derecha, procediendo a
poseerla sexualmente, “cómo había deseado mucho tiempo antes…”
Luego de ocurrido el drama. Santiago repara en la gravedad del mismo y
hace lo necesario para no ser culpado. Toma un radio a transistores y lo lleva
consigo para hacer creer que han ingresado ladrones a la residencia. Santiago
deja cerrado el cuarto, y aproximadamente a la una de la madrugada el padre de
la agraviada, extrañado por la ausencia de su hija, rompr3e la puerta de su cuarto
y la encuentra sin vida, por lo que da cuenta a la policía.
A la mañana siguiente, doña Lidia Márquez Romero, tía de la agraviada, se
entera de los hechos por una llamada telefónica y acuden a la residencia de los
Anderson, habla brevemente con Santiago pero éste le dice no saber
absolutamente nada. Sin embargo, la señorita Lidia ingresa subrepticiamente al
cuarto del mayordomo y debajo de su cama encuentra una franela verde con
manchas de sangre y dos maletas perfectamente empacadas. La mujer guarda la
franela verde, con manchas de sangre, en su seno y desciende al primer piso,
donde comunica su hallazgo a los policías que realizan una inspección del lugar.
Es suficiente, Santiago está perdido.
Con estos hechos, el fiscal solicita la pena de muerte para Santiago Aller
Calixto, acusándolo de homicidio calificado,
Y llega entonces el turno de la
defensa.
A Santiago se le negaron los exámenes psiquiátricos y sicológicos
pertinentes, pese a mis retirados pedidos, y apenas se cumplió un examen
175
superficial y otro que mereció un posterior desmentido por parte del mismo
especialista que lo realizó.
“Y por ese hecho, señores, nos encontramos en la incómoda situación de
ignorar si juzgamos a un hombre anormal. Nos hemos negado a saber si es
epiléptico o no. No queremos saber si en su caja craneana se esconde o no algún
tumor. ¿Es sano o enfermo?.... No conocemos al acusado, dije.
Al hablar de la víctima, Rosa Ivette Anderson Rossell, y ampliando criterios
sobre la victimología, citó ante el Primer Tribunal un párrafo de Willy Calawaert:
“En un delito –en la mayoría de delitos, diríamos mejor- en el cual hay una relación
interpsicologíca entre el autor, de una parte, y la víctima, de otra, ambos
desempeñan Un papel tan importante, que nos parece se impone cada vez más la
necesidad consagrar un estudio no sólo a la víctima propiamente dicha, sino
también a sus relaciones con el autor del crimen”.
Prosigo entonces citando a Jiménez de Asúa, quien opina: “…si los jueces
cumplieran con estudiar a la víctima, se haría justicia penal más humana,. Los
problemas de la víctima, más que nuevos, aparecen hoy cargados de sentido”.
Las anteriores citas sustentan mi alegato de que la víctima no puede ser
reducida a sujeto pasivo o receptor de la acción delictiva. “Este aspecto es muy
importante. Más adelante veremos cómo la víctima del llamado caso Anderson
provoca en gran medida el desenlace trágico de este drama penal”, expongo.
Cuando la pena de muerte pende sobre un hombre, es necesario conocer,
para la tranquilidad de la conciencia de los magistrados y por respeto a la
majestad de la Justicia, si éste asesinó con maldad a una víctima inocente, dulce,
tierna, o sí, por el contrario, se produjo una situación humana en la cual una mujer
que inculta y maltrata a su mayordomo, que lo provoca mostrándole su anatomía y
pidiéndole que le jabone la espalda, sucumbe víctima de las pasiones que ella
misma, sin saberlo quizás, ha despertado. Pero en el caso de “La franela verde”
no se hizo nada por conocer la verdad. Se quería una verdad y ésta era la que
176
pintaba a un malvado homicida preparando durante un año el asesinato de una
dulce mujercita, con el protervo objetivo de saciar su apetito sexual con el cadáver.
La falta de pudor en este pasaje, en este episodio, y la poca importancia que daba
la víctima a que Santiago Aller Calixto la pudiera ver con los senos y la pelvis al
descubierto, al desnudo, forzosamente nos llevan a la conclusión de que es cierto
que, entre otros trabajos del ex mayordomo de los Anderson, estaba el de ayudar
a la joven Rosa Ivette a bañarse, a sobarle la espalda con la esponja.
Todo esto resultaba, indudablemente, “un exhibicionismo lúbrico, con una
raíz marcadamente sádica; porque un sádico puede complacerse azotando a su
víctima, pero… puede también complacerse con humillarla y avergonzarla,
sobreexcitarla”, tal como lo afirma el profesor Pedro Badanelli en su libro
Perversiones sexuales (sadismo y masoquismo).
Cité a Franz Excer, quien dice: “…es este grupo de los sádicos que sufren
una anormalidad en el instituto sexual, en el que la excitación y satisfacción sexual
están intensificadas y se satisfacen mediante la producción de dolor… Es causar
angustia y mortificación en una víctima indefensa”.
La agraviada nunca se preocupó de evitar provocarlo, pues hasta cuando
estaba jugaba con el perro se echaba en la alfombra y alzaba las piernas
mostrando las prendas íntimas…. Sentía animadversión hacia ella por el maltrato
y por la forma en que se burlaba del deponente… en varias oportunidades, ella, al
bañarse, lo llamó para que le frotara la esponja sobre su espalda.
“Rosa Ivette ha proporcionado los elementos necesarios: fuertes dosis de
rencor,
furia
contenida,
mucho
de
humillación,
provocación
sexual,
sobreexcitación, deseo y obsesión. Ella fue el fulminante que detonó a Santiago.
Y éste resultó ser el paquete de dinamita. ¡Horrible drama!
Según el fiscal, era un delito de homicidio, calificado, porque se mató para
cometer otro, el de la violación. La llamada “violación de una mujer muerta” , que
177
plantea el señor fiscal, no existe, violar una muerta es imposible. Sería cometer
un delito igualmente imposible.
Más adelante cité el artículo Nro. 2 del Código Penal, que dice: “Nadie será
condenado a sufrir pena alguna que esté sancionada por la Ley”, y la Ley no
sancionaba la violación de muertas porque simplemente no se puede violar a una
muerta. Para que exista la violación es necesario transgredir, violentar, pasar por
encima de la voluntad del sujeto pasivo. Y una persona muerta no tiene voluntad.
El señor fiscal cree que un acto de necrofilia es un delito de violación.
Singular tesis.
Pero tampoco pensamos que, alegremente, estoy saludando
complacido el que Calixto haya procedido como lo hizo.
Estoy simplemente
defendiendo a mi cliente de un exceso, de una mala interpretación de la ley que lo
aproxima a una pena que él no merece, porque la misma ley no prescribe ese
castigo para un delito.
No voy a decir que mi patrocinado actuó el imperio de una emoción
violenta, porque no hay circunstancias que hagan excusable su acto.
Pero,
ustedes señores magistrados, llegando el momento de pronunciar sentencia, para
explicar la pena, tendrán presente estos factores tal como lo señala el artículo Nª
51 del Código Penal, porque si se quiere ser justo hay que ser humano. Es
preciso que penetren aquellos estratos que Hugo Stubb y Frank Alexander
denominaron “las motivaciones conscientes e inconscientes que obran en la
mente del delincuente cuando comete su acto criminoso”. Sin esta comprensión y
sin este conocimiento no podrá haber una justicia humana cabal.
Santiago Aller Calixto salvó de la pena de muerte y fue sentenciado a la de
internamiento en el Sepa, de donde salió en libertad tras haber pagado la deuda
que contrajo con la sociedad el día en que, alentado por su propia víctima, apretó
con fuerza y desesperación, medio loco de resentimiento y deseo, ese trozo de
franela verde en torno al cuello de Ivette Anderson.
178
VIOLACION: LA TORTURA SILENCIOSA
Por Violeta Bermúdez V.
Es una de las agresiones que con mayor frecuencia afecta a las mujeres.
Estadísticamente, ocupa el tercer lugar entre los delitos con más asiduidad
criminal.
Existe más allá de responsabilidades individuales, debido a
concepciones ideológicas que la justifican o facilitan, concepciones que
encontramos en nuestras leyes penales, que definen a la violación como una
simple “trasgresión penal que atenta contra las buenas costumbres” .
Las violaciones y las agresiones sexuales en general son delitos cuyas
consecuencias atentan no sólo la integridad física y mental de la mujer, sino
también contra su vida misma. Sin embargo, y a pesar de esto, nuestra historia
legislativa, desde siempre, se ha limitado a ubicarlas solamente como “delitos
contra la buena costumbre”. El mantener la violación bajo este limitante rubro
significa desconocer el daño que sufren las personas agraviadas, en su mayoría
mujeres, y favorecer una división a su impunidad.
Por lo tanto, proponemos que las agresiones sexuales sean situadas en su
real lugar, que es aquel que señala los delitos contra la vida, el cuerpo y la salud,
puesto que sus consecuencias atentan contra estos bienes jurídicos y no contra
una categoría tan ambigua como las buenas costumbres.
LA SEDUCCIÓN
En materia penal supone el acceso sexual con una joven de conducta
irreprochable de más de catorce y menos de dieciocho años que haya sido
“convencida” por el agresor para otorgar su consentimiento. De modo que la ley
precisa quienes son sujetos de protección, y queda al arbitrio juzgador determinar
quiénes son sujetos de esta calificación, y por lo tanto, del amparo legal.
Este concepto legal evidencia el desconocimiento del derecho al ejercicio
voluntario de la sexualidad por parte de la mujer joven (debe tener presente que
179
estamos hablando de mujeres mayores de 14 años.
Creemos que debe
mantenerse en 14 años la edad legal de conocimiento sexual). Pero la practica
nos demuestra que, en nombre de una supuesta protección a los menores, este
dispositivo constituye un instrumento legal para controlar la sexualidad femenina
desde temprana edad. De otro lado, la existencia de esta figura penal permite que
muchos delitos de violación en los que existen evidencias físicas de violencia,
sean fácilmente tipificados y juzgados como seducción, situación que coloca a
nuestra ley como un “instrumento en beneficio de los violadores”
Si el acceso carnal se produce en contra de la voluntad de la mujer,
entonces estamos frente al delito de violación.
En consecuencia, resulta
innecesario y contraproducente para las mujeres el mantener la figura de
seducción en nuestras leyes.
AGRESIONES SEXUALES Y MATRIMONIO
Nuestra ley penal supone la inexistencia de agresiones sexuales en la
relación matrimonial, pues señala la sanción sólo para el que practique el acto
sexual forzado” fuera del matrimonio”. De manera que legaliza las violaciones
cometidas por el cónyuge, cuando ese hecho debe constituir, más bien, un
agravante.
Puesto
que
las
relaciones
de
pareja
deben
basarse
en
consideraciones, afectos y respetos recíprocos y de ninguna manera en actos de
violencia. De otro lado, el que nuestras leyes penales no amparen, y más bien
desamparen, expresamente, a las mujeres casadas constituye una trasgresión a
nuestras normas de carácter constitucional, que consagran el derecho a la
igualdad “sin ningún tipo de discriminación”, disposiciones que han sido
corroboradas por normas de carácter internacional como la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, que forma parte
de nuestro Derecho Nacional.
180
En el caso legal que comentamos, estamos ante una evidente
discriminación, cuando el Código Penal lo instituye como un “medio eficaz” que
eximir de pena si el violador contrae matrimonio con su víctima, con lo que
quedará libre de toda sanción. Este hecho confirma la ideología patriarcal del
legislador, quien pretende compensar el “daños causado” por el delito de violación
cuando la víctima es soltera. Entendemos que existe en este dispositivo una
implícita valoración de la virginidad o de la inexperiencia sexual de la mujer.
Son muchos los violadores que han hecho uso de la esta prerrogativa legal;
para algunos, el simple hecho de manifestar su voluntad de contraer matrimonio
con la agraviada les ha significado una atenuación de la pena, pues a entender de
algunos jueces, éstos -los violadores- manifestaban su voluntad de reparar el daño
causado. Burdo argumento para olvidar los derechos humanos de la mujer. De
ninguna manera podemos aceptar la vigencia de esta norma, ya que su existencia
constituye por sí misma un acto de violencia contra la mujer (1)
EL ABUSO SEXUAL EN EL NIÑO
Dra. ENRIQUETA SILEO
(Venezuela)
Cuando se somete a un niño o a un adolescente a la exposición de un
estímulo sexual inapropiado para su edad y su nivel de desarrollo Psicológico e
intelectual, se está hablando de la tortura sexual en la forma de abuso.
Sin embardo, para evitar ambigüedad, también se señala que el abuso
sexual en el niño puede referirse a:
(1) Considerar que la autora escribió su artículo antes de las nuevas disposiciones legales
actuales.
181
1. Incidente de asalto sexual en donde hay empleo de fuerza física en la que un
niño, de 16 años o menos, es la víctima.
2. Contacto sexual o interacción
tal como coito, manipulación de genitales,
exhibiciones, sodomía por otra persona de cualquier edad, y donde la
participación del niño ha sido lograda a través de maniobras coercitivas,
sobornos, amenazas, sometimientos físico, etc.
3. Contacto sexual o interacción entre un niño y un adulto, aun con la libre
cooperación del niño, cuando tal actividad es legalmente prohibida por la edad
del niño y la asumida madurez de la otra persona.
Existen síntomas y signos inespecíficos de alerta para sospechar del abuso
sexual como tortura: enuresis (falta de control urinario), encopresis (falta de control
de la deposición), hiperactividad. En las adolescentes hay que interrogar de forma
bastante precisa sobre todo lo referente a su historia menstrual, fecha de la última
menstruación, todo esto teniendo en mente las posibilidades de un embarazo
como consecuencia del abuso sexual. Es necesario indagar si se trata de una
adolescente con vida sexual activa que hubiera sido sometida al abuso en contra
de su voluntad, sometida bajo chantaje o amenazas.
En un estudio realizado en Venezuela durante varios años, se ha encontrado
que los niños y los adolescentes sometidos a torturas sexuales tiene una conducta
especial que corresponde a la siguiente presentación: ansiedad, sentimientos de
rabia e impotencia al ser reforzados a una situación que ésta fuera de control,
sentimiento de culpa, degradación, vergüenza, depresión profunda que inclusive
quede llevar al suicidio, enorme pesar por la perdida de la virginidad – sobre todo
por el significado de ella-, grandes dudas y cuestionamientos en cuanto a su
identidad sexual, desviaciones del comportamiento sexual, gran temor a
encuentros sexuales posteriores, graves trastornos de la conducta.
182
Numerosos niños y adolescentes que has sido sometidos a torturas sexuales
terminan consumiendo drogas, presentando graves problemas de aprendizaje, en
las mujeres se han encontrado grandes riesgos de prostitución, fuga del hogar,
decisión matrimonial prematura con graves conflictos conyugales. El alcoholismo
es una de las más frecuentes conductas como consecuencia de la tortura sexual.
Todos estos aspectos deben ser tomados en cuenta se hace el análisis de
niños y de jóvenes en los cuales se sospecha un sometimiento sexual forzado y
es evidente que el examen psicológico en la técnica obligada para desentrañar los
síntomas que muchas veces son escondidos y negados por la victima como
consecuencia de las amenazas a las que ha sido sometida por el torturados. Hay
que tomar en cuenta que un abuso sexual es una condición traumatizante para
cualquier individuo y que muchas veces el sistema social y judicial no favorece a la
víctima torturada.
Un examen físico general debe ser siempre un método de análisis obligado.
En este es evidente que el análisis de los genitales ocupa un paso importante con
la finalidad de determinar el daño. Una vez cumplido este requisito, se debe poner
énfasis en la búsqueda de signos secundarios de la tortura, como arañazos,
equimosis o moretones en la ingle. El aspecto general del niño abusado es casi
siempre de anemia, debilidad, perdida de peso; es también importante determinar
su el victimario es un mimbro de la familia. Frente a estos niños, es muchas veces
necesario realizar exámenes de sangre y de orina para determinar posibles
contagios de enfermedades de transmisión sexual.
Uno de los puntos de alerta que debe llamar la atención es el de la conducta
de inseguridad y de timidez, así como los siguientes comportamientos:
A. Los niños permanecen más tiempo en casa.
B. Los niños no desean ir al colegio.
C. Los niños lloran sin provocación.
D. Los niños se bañan constantemente o están buscando siempre ir al
baño.
183
E. Los niños tienen dificultades para dormir o manchan sus ropas íntimas
con deposiciones u orina.
El examen médico, en especial de los genitales y del ano, deben hacerse con
sumo cuidado y sólo debe estar en manos de profesionales.
Es fundamental una buena historia clínica, para lo cual se debe cumplir los
siguientes requisitos.
1. Establecer una buena relación que ermita una excelente comunicación
con el niño, dándole seguridad, apoyo y orientación.
2. Usar un vocabulario apropiado y comprensible.
3. Tener tacto y sutileza.
4. Usar modelos diagramas, muñecas que pudieran ser útiles para obtener
detalles.
5. Debe ser notado el estado emocional, actuando de acuerdo no sólo a la
edad sino a la situación.
Es también importante el interrogatorio de los padres, que deben ser
entrevistados por separado.
Cuando las condiciones médicas y sicológicas lo determinen lo determinen, el
niño deberá ser hospitalizado para un tratamiento en aislamiento y bajo las
técnicas científicas más adecuadas.
Es de lamentar que aquellos abusos sexuales bajo tortura sean tan
numerosos, en especial en las clases sociales menos favorecidas, y se
mantengan casi siempre en anonimato y no lleguen a establecer se las
condiciones de la tortura, permaneciendo muchas veces el victimario sin recibir el
castigo necesario, y lo que es más grave aún, pudiendo seguir con su conducta
torturante sobre otros niños, tanto de la misma familia como del medio social en
que vive.
184
TORTURAS SEXUALES A PRESAS POLÍTICAS
Por María Cristina Granero
(Argentina)
Si nos detenemos a analizar la historia femenina, encontraremos que ha
sido signada desde los comienzos por la violencia desde distintos aspectos.
Inés de Tettewvang, una revolucionaria alemana en 1600, después de diez
semanas de torturas, acabó confesando “haber tenido coito con el diablo, haber
matado a varios niños y comido su corazón, haber causado cinco tormentas y
asistido al Rabat”.
Olimpia de Gouges, lideresa francesa, murió
guillotinada en 1789 por
atreverse a luchar por incluir a las mujeres en la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano.
Desafiar las leyes del patriarcado, abandonando el papel de objetos de
placer, de maquinas reproductoras, de amas de casa resignadas y luchar por una
sociedad más justa e igualitaria, transforma la imagen femenina a tal punto que su
peligrosidad hace que sus captores se ensañen con mayor agresividad.
En nuestra sociedad no se nos ha atado 40 Kg. En los pies, no se nos ha
decapitado, pero no sólo hemos pasado por situaciones semejantes, sino que se
han intentado otras formas de represión.
Las presas políticas de América Latina, y muy especialmente las del cono
sur, han sido víctimas de una vieja pero a la vez nueva y monstruosa forma de
esclavitud sexual: la violación, como cruel y degradante método de tortura. La
violencia sexual se transforma, así, no sólo en una forma de interrogarlas y
castigarlas por sus transgresiones, sino también de lograr su control social.
Entre muchos de los testimonios que se pueden recoger en torno a esta
situación tenemos el siguiente “Sufrí todo tipo de violaciones, individuales, entre
185
varios a mí sola, y entre varios a las tres mujeres que estábamos. Nos hacían
bañar desnudas, con los ojos vendados y con los guardias festejando el hecho”
(legajo Nro. 6827 CONADEP).
Después de violarlas más de 20 veces, le
colocaron un palo en la vagina. Estaba embarazada. Perdió su hijo.
Mónica (Legajo 5452-5339) fue torturada y violada repetidas veces, perdió su
embarazo.
El bebé en gestación tenía un miembro atrofiado a causa de los
castigos a los que fue sometida.
Es que la violación, ese llamado delito silenciosos denunciado sólo en el 10%
de los casos, adquiere características más dramáticas
si nos referimos a su
utilización como método de tortura política. Durante los trámites, con los ojos
vendados, convertidas en una N.N. , sus cuerpos, sobre todos sus senos, nalgas y
genitales, fueron manoseados, se las obligó a practicas de felación, a besar y
acariciar determinadas zonas masculinas. Hierros calientes, navajas, alfileres y
cigarros prendidos fueron comprimidos sobre sus senos y genitales. Las mujeres
no cooperantes solían ser amenazadas con la violación a sus hijas. Se les mostró
las bombachas ensangrentadas de sus niñas diciéndoles que serían entregadas
“al cuidado de pervertidos sexuales que gustan de niñas”. Esto nos permite ver
como una tortura sexual en las mujeres se utilizó para atacar lo esencial de su
identidad femenina, abusando del papel de una mujer como madre.
Un integrante de la Gendarmería Nacional de la Capital Federal declaró en el
legajo 4676:
“A las mujeres se las desnuda por completo y se las acostaba en la cama.
Se les introducía un cable en la vagina y luego se lo pasaba por los senos, lo que
provocaba un gran sufrimiento, y en ocasiones muchas de ellas menstruaban”.
Se aplicaron casi todo tipo de vejaciones, pero hay una especialmente sádica
que figura en el legajo 1131: “El rectoscopio se introducía en el ano o en la vagina
de las mujeres. Adentro del tubo se colocaba una rata. El roedor buscaba la
salida y trataba de meterse mordiendo los órganos internos de la víctima”
186
LA DEFENSA DE LOS TORTURADORES
Una de las formas con las cuales los agresores intentaban minimizar sus
feroces actos era diciendo: “Por lo menos no te quemamos viva y te hicimos
jabón”. Definían así su violencia como loable e insignificante comparada con la
realizada por Hitler en los campos de concentración o por la Santa Inquisición.
Las mujeres víctimas de tales vejaciones son un ejemplo de fortaleza. Es
una obligación ética de la libertad evitar que la violencia general y la violencia
sexual en especial no sean indiferentes. Estas historias jamás deben repetirse,
por el bien de todos.
UNA DIABÓLICA INVENCIÓN LLAMADA
CINTURON DE CASTIDAD
Por Mary Dávila
Maquiavélico aparato que
Cercenó las ansias de los
Mas impetuosos y
Apresurados amantes.
A lo largo de la historia de la humanidad, el hombre recurrió a la mujer urgido
por el impulso de perpetuar la raza sobre la faz de la tierra. En muchas ocasiones
tomó a la mujer por la fuerza, en otras la sedujo con dulces palabras, pero sólo
hasta poseerla, fuera o dentro del matrimonio. Una vez conseguida la satisfacción
de los instintos, la mujer pasaba a ser una propiedad más el hombre, de la cual
podía disponer a su antojo.
El concepto de la mujer objeto tiene su más
contundente expresión en esa diabólica invención denominada “calzón de
187
castidad”, al que los humoristas atribuyen haber cercenado las ansias de mil
impetuosos y apresurados amantes.
Nadie podría precisar la fecha a la que se remonta la invención de esta
increíble prenda de tortura, pero si podemos decir que su perfeccionamiento se
debe a Francoise de Carrare, un cerrajero napolitano que hizo fama y fortuna con
su doloroso invento.
Es necesario
describir el uso que se le daba para
comprender las razones por las cuales se les incluye en este capítulo como un
tormento, como un suplicio.
Si, suplicio, porque muchas veces debe haber
provocado muertes.
El marido imponía la prenda a la mujer en cuanto conocía que debería partir
a guerrear en los llamados campos del honor, y hay que saber que esta ausencia
se prolongaba por meses e incluso años.
¿Cómo podría vivir una mujer
aherrojada de tan brutal manera? Privada de poder cumplir con los cuidados de
higiene que su particular anatomía requiere, debió de soportar terribles infecciones
y lacerantes heridas.
En la Enciclopedia, Diderot describe el cinturón de castidad de la siguiente
manera: “Es un presente que el marido celoso hace a su mujer el día siguiente de
su boda. Está formado por dos láminas de hierro muy flexibles, ensambladas en
forma de cruz y cubiertas de terciopelo, una de esas láminas rodea el cuerpo a la
altura de los riñones, la otra pasa por entre los músculos. Un candado une las dos
partes”. Esta sencilla descripción puede darnos una idea de los tormentos que tal
prenda debía de causar a quien se viera en la triste obligación de usarla a
requerimientos del amantísimo esposo.
Mientras así se neutralizaba cualquier posibilidad de adulterio por parte de la
mujer, el adulterio era considerado una suerte de audaz aventurero, digno de todo
aplauso y reconocimiento o admiración por parte de quienes no dejaban, en el
fondo, de envidiar al culpable. Este, por su parte, se enorgullecía de su acto y
adquiría con él una especie de gloria patentizadota de su vigorosa masculinidad.
Para él no se inventó jamás un calzoncillo de castidad.
188
Si bien con la llegada de la revolución industrial desapareció el cinturón de
castidad, no mejorando los conceptos discriminatorios y hasta culposo en contra
de la mujer, a la se consideraba desencadenadora de las más bajas pasiones.
Pudo haber desaparecido el calzón de castidad, pero no esa suerte de
cinturón que mantenía encerrada la verdadera libertad sexual que permitiría al
hombre y a la mujer acceder a un nivel de igualdad que finalmente los llevaría a
asumir el problema sexual con absoluta sinceridad, para felicidad de ambos, pues
la vida es un camino para dos.
JACK EL DESTRIPADOR
Los criminólogos dicen que los descuartizamientos de víctimas humanas no
son frecuentes; por eso, conocer que un descuartizador ande suelto en las calles
suele sobrecoger de pavor a las personas de nervios más contemplados. Mucho
tiempo después del último crimen de Jack el Destripador, las chicas aficionadas a
temblar bajo las sábanas, al fulgor de una luz tenue, disfrutaban tenebrosamente
conociendo los espeluznantes detalles de las víctimas del conocido Jack. Los
aficionados al Thriller han encontrado en Jack el tema instable de muerte, sexo,
crueldad y sadismo indecible. Jack sigue pues reclamando un sitio de honor en la
galería de los pervertidos sexuales. Y aún hoy, su “caso” es el clásico del crimen.
Más de catorce mujeres de “vida alegre” cayeron bajo la sombra de este
desconocido al que se le denominó Jack el Destripador. Se cree que fue un
abogado frustrado llamado Montagne John Druitt. Luego de su muerte dejaron de
producirse los descuartizamientos en Londres.
Se las han atribuido 14 víctimas, pero posteriores estudios han tratado de
reducirlas a sólo cinco. Su tiempo de acción fue muy corto, y quizá ello contribuyó
a desatar el pánico. Entre el 31 de agosto y el 9 de noviembre de 1888, en un
189
radio de cuatrocientos metros cuadrados, algo menos de cuatro cuadras, catorce
mujeres de la triste vida alegre cayeron bajo la sombra de este desconocido que
les saltaba por detrás para cercenarles limpiamente la garganta con un habilísimo
tajo. Luego venía el descuartizamiento. El terror y la neblina eran la constante en
esos días de otoño, en el corazón de Londres. Han pasado más de cien años
desde ese carnaval de sangre y vísceras, y la especulación sigue viva, a la par
que el interés. En la lista de sospechosos de ser Jack el Destripador han sido
incluidos príncipes, políticas sacerdotes y hasta un gorila escapado del zoológico
(1). Sin Arthur Conan Doyle, creador del célebre detective Sherlock Holmes, llegó
a esbozar la posibilidad de que quien sanciona a las pobres prostitutas fuera más
bien Jill la Destripadora, una mujer. De cualquier manera, nadie ha negado el
fuerte componente sexual del caso y muchos han imaginado los éxtasis vividos
por el descuartizador cuando en el silencio de la noche seccionaba con
delectación de artistas la anatomía de las desafortunadas mujeres que cayeron
bajo el filo de la navaja.
Tom Gullen, un periodista que pasó 18 años de su existencia recorrieron
escenario de los múltiples y espeluznantes crímenes, en busca del asesino, se
inclina, mas bien, por identificar como Jack el destripador a un abogado de 31
años, educando en Winchester y perteneciente a una noble familia. Scotland Yard
lo tenía como el principal sospechoso y pensando atraparlo cualquier día o noche,
mantuvo en estricta reserva su nombre. Tan en reserva, que recién 82 años
después, el acucioso periodista Tom Guillen logró conocer este culto capítulo de
una de las investigaciones más increíbles de la historia policial del mundo, pues
pese a los años transcurridos, nunca se supo a ciencia cierta quién fue el asesino
nocturno de aquel célebre y sobrecogedor otoño londinense de 1888.
Si hemos de creer los partes policiales de Scotland Yard, el desconocido
Jack estuvo a punto de ser capturado la misma noche en que hizo su escalofriante
debut en el mundo del crimen, cercenando la garganta de la prostituta Mary Ann
Nicholls, de 43 años. El asesino arrojó el cadáver a una zanja con los intestinos
salidos por una feroz cortada en el abdomen. El policía que encontró el cadáver
190
explicaría que “estaba tan caliente como una empanada”. Es decir “acabadita de
asesinar”.
Luego de ese crimen, el 31 de agosto, se produjo un segundo. El 8 de
setiembre la policía encuentra el cadáver de Annie Chapman, de 47 años. Tenía
la cabeza casi completamente separada del cuerpo y le había vaciado el abdomen
con una increíble destreza que hacía pensar en un eximio cirujano trabajando en
un muy bien acondicionado quirófano. Faltaba el útero y sus partes conexas, que
jamás aparecieron.
Todo hace presumir que el segundo asesinato envalentonó definitivamente a
Jack, que se lanzó a cometer otro durante la noche del 29 al 30 de setiembre. La
víctima fue identificada como Elizabeth Stride, de 45 años de edad, y también en
este caso, el policía que encontró el cadáver llegó una milésima de instantes antes
de que Jack huyera sin poder darse el gusto de destripar a su víctima. Pero, al
haberse visto impedido de culminar su faena, buscó otra víctima, Catherine
Eddowes, de 43 años, de cuyo cuerpo se llevó un riñón.
Hasta ese momento, Jack había escogido señoras mayores de cuarenta
años que tenían como característica predominante una soberana pobreza y una
afición digna de mejor causa por el alcohol, al cual había, en cada caso, la
destrucción de sus respectivos hogares.
(1) ver más adelante “los Asesinatos de la Rue Morgue” de Edgar A. Poe”
191
UNA CARTA DE JACK
Querido jefe:
Continúo oyendo por ahí que la policía me ha capturado y sin embargo, no han
dado cuenta conmigo aún. Me río mucho al ver los listos que pretenden ser todos
ustedes. La broma del Delantal de cuero me ha hecho partirme de risa. No cejaré
en mi tarea de destripar putas. Y lo seguiré haciendo hasta que me atrapen. El
último trabajo salió bordado. A esa chica le di tiempo para gritar. Me gusta mi
tarea. Tengo ganas de empezar otra vez. Pronto volveréis a saber de mí y mis
divertidos juegos. Tras la última operación, había conservado un poco de líquido
rojo en una botella de cerveza, pero se secó, como si fuese cola, y no pude usarla.
Creo que la tinta roja es lo más apropiado para esta misiva, ¿no?. La próxima vez
enviaré las orejas de la mujer, solo por gastarles una bromita. Retenga esta carta,
sin hacerla pública, hasta mi próximo trabajo. Luego ya pueden darla a conocer a
todos.
Mi cuchillo está bien afilado, a la
espera de entrar en acción.
De
presentarse esta oportunidad, la aprovecharé.
Jack el Destripador.
P.D. No les importe llamarme por mi nombre artístico. Echo esta carta al
correo, antes de haberme podido quitar todas las manchas de tinta de mis dedos,
maldita sea. Ahora todos aseguran que soy un doctor. No dan ¡ja, ja!
Traducción de la carta que dibuja de cuerpo entero al criminal más famoso de
Londres. Su frialdad y pésimo sentido del humor para burlarse de sus víctimas y
de sus progenitores son típicos del sádico sexual.
192
El 9 de noviembre, Jack escogió una carne más tierna y acató a Mary Jace Kelly
cuyo cadáver fue encontrado en una inmunda covacha de la calle Miller’s Court.
En esta oportunidad Jack se lució en sus aficiones quirúrgicas hasta el punto que
dos expertos cirujanos forenses tardaron seis horas en reunir todo los pedazos
para identificar el cadáver. Al momento de ser asesinada, Mary Jace Kelly tenía
25 años de edad y tres meses de embarazo.
Se dice que el asesino vive una intensa emoción al desafiar a la policía y
que esta sensación de peligro y zozobra, de angustia indecible, lo lleva hasta el
orgasmo mismo en el momento de cometer su crimen. Jack era un asesino por
placer, es decir, un psicópata que obtenía placer sexual con estos hechos.
He aquí el informe del forense: “El cuerpo ha sido cortado de arriba debajo
de un solo tajo. Los intestinos han sido extraídos por completo y enroscados
sobre el hombro derecho.
Un retazo del intestino ha sido colocado sobre el
abrazo izquierdo y el tronco.
El hígado presenta perforaciones y el riñón no
aparece a la vista. El homicida se ha tomado un tiempo precioso en cortar los
párpados y rasgarlos.
El lóbulo de la oreja derecha aparece cortado
oblicuamente”.
El día 16 de octubre, George Lusk, sacristán de una iglesia próxima al lugar
del crimen, recibió una pequeña caja le traía el correo. Al abrirla el pobre hombre
encontró medio riñón y una nota que decía: “desde el infierno, mister Lusk, señor
le envió la mitad del riñón que le quité a una mujer… Acarréeme cuando pueda”.
Sigamos con cuidado las fechas y apreciemos que esta carta llega a
destino el día 16 de octubre, cuando ya e Destripador ha cobrado cuatro víctimas,
antes de proceder con la quinta.
Y en esta carta que preludia su próximo
homicidio dice Jack que se encuentra “en el infierno”. ¿Se habrá querido referir a
los remordimientos? Si es así, ¿a qué atribuir entonces la ferocidad observada con
Mary Jace Kelly, asesinada el nueve de noviembre, 23 días después de confesar
que se encuentra en el infierno?
193
Mary Jace Kelly fue la última víctima oficial de Jack el Destripador, aunque
esas mismas versiones infundadas le atribuyen nueve víctimas más, diciendo que
la policía no relacionó los catorce crímenes a fin de no evidenciar su incapacidad
para descubrir el criminal, lo cual puede ser cierto, puede ser.
Tom Guller sostiene
que el autor de estos delitos en los cuales las
victimas quedaban regadas en las calles o, en cualquier caso, sin haberse tomado
el asesino la menor molestia de ocultar el cuerpo y más bien denotado interés
porque fuera descubierto cuanto antes, era un abogado frustrado llamado
Montagne John Druitt.
Pero, ¿podía un abogado realizar las vivisecciones tan precisas que
realizaba Jack el Destripador? No, definitivamente un bogado cualquiera no podría
hacerlo, pero sucede que Montagne John Druitt era hijo y nieto de médicos
cirujanos, un tío suyo también lo era y desde noño había logrado darse maña
para observar las operaciones que realizaban sus parientes.
Curioso: ¿Qué
extraña inclinación descubrieron en Druitt sus parientes que no le permitieron
seguir la carrera familiar? Quizá se solazaba demasiado en la contemplación de
la sangre o de las heridas ocasionadas por el bisturí. En fin todo eso está ya en el
campo de la especulación, que dura, como vemos, más de cien años.
El último crimen oficialmente atribuyó a Jack el destripador ocurrió el 9 de
noviembre de 1888, y el cadáver de Montagne John Druitt fue encontrado flotando
en el Támesis a finales de ese mismo año.
Dume anota la coincidencia de que
habiendo muerto ya Druitt, no se produjo otro descuartizamiento.
Ese solo
elemento parece darle fuerza a la hipótesis de Tom Guillen para culpar a Druitt.
¿Qué ocurrió: se suicidó, lo asesinaron? Es, salvando las distancias en el tiempo y
en el espacio, como si dijéramos que los descuartizamientos en Lima cesaron
hacia finales de 1985 cuando el seudopsicólogo Mario Poggi Estremadoyro
estranguló a Díaz Balbín; pero claro, esa es ya otra historia.
194
VII. EROTOMANIA
Síndrome de G. de
Clarembault
195
La psiquiatría reconoce donde hace muchos años una patología mental delirante
clasificada donde antaño como “delirios crónicos”, en especial por la Escuela
Francesa.- El delirio paranoide es el eje sintomatológico del cuadro y en él toman
cuerpo
intuiciones,
ilusiones,
interpretaciones,
alucinaciones
exaltaciones
imaginativas y pasionales, etc. (Henri Ey).
Son ideas delirantes, no son simples errores de interpretación. En este grupo de
delirios hay unos que se nutren de ideas megalomaníacas, otras persecutorias,
otras místicas, otras narcisistas, que, inclusive, pueden despertar admiración por
personas poco prevenidas y nada informadas de la patología.- Esquirol, el gran
psiquiatra francés las llamó “monomanías” cuando los síntomas se adaptan a la
realidad. En otras ocasiones y progresivamente va configurándose el cuadro
completo de psicosis, que progresando llega a la demencia.
Un grupo de estos delirios ha sido llamado “pasional” descritos por G. de
Clarembault y caracterizados por: exaltación (exuberante, hipertimia, hiperestesia),
ideas prevalentes y fijas que son exuberantes, de convicción inquebrantable y
fundamentalistas y por un carácter obsesivo que se inserta en conductas y
comportamiento que persistentemente quieren llegar a un objetivo.
Una
de
estas
manifestaciones
apunta
a
mentalidades,
reivindicativas,
cuestionadores, liberadores, fanáticas y rencorosas, fanáticas de la política y de la
religión o de la reforma social, gobernados por una sobrevaloración que se lanzan
a la conquista de sus objetivos fugándose por entero, inclusive arriesgando su
propia vida. Otros escogen pasión, ese amor exagerado, exuberante, dominante,
obsesivo, “amor que mata” que configura la celotipia, la desconfianza exagerada,
o de la erotomanía, ilusión y alucinación delirante de amor y ser amado y que en
su extremo sintomatológico puede conducir al crimen.
EL DELIRIO EROTOMANÍACO
En la literatura psiquiátrica existe un cuadro clínico que ha sido clasificado como
“delirio”, es decir como perturbación mental, como trastorno confusional de
196
absurdidad, de reiteración obsesiva del pensamiento, en la esfera de lo amoroso,
y que siendo “manía” está contaminado con el extravío, con una especie de
capricho repitente, desordenado, incontrolable, de deseo que para la persona
“normal” es ridículo, extravagante, chiflado y loco. Se le llama “Delirio
Erotomaníaco” o síndrome de Clarembault – Kadinsky, en homenaje a su
descubridor el psiquiatra francés G. de Clarembault. Es un estado pasional en
que la persona que lo sufre insiste, persigue, acosa y hasta mata a la persona
“amada”, víctima de esa persecución obsesiva. La película norteamericana con
título en español “Atracción Fatal”, con Richard Redford como actor principal,
diseña bien la manera como se comporta, en el caso fílmico, una mujer
obsesionada, persecutoria, delirante, perturbada hasta el crimen. Se ha señalado
que estas personas atraviesan por tres etapas en el curso de paranoia: en una
primera incuban una esperanza de aceptación, de conquista, de relación que, al
ejecutarla, se transforma en firme creencia de lazo poderoso y perdurable de
unión sentimental y sexual. En una segunda etapa,
se instala una fase de
despecho, de frustración, de resentimiento y de desengaño. La tercera fase está
cargada, dominada, por el rencor, el odio y la venganza, que los conduce a
despropósitos de toda magnitud, desde la difamación, la denuncia, hasta el delito
y el homicidio. “Para mí, o para nadie” sería el colofón final de esta fatal obsesión.
Se han planteado tres sentimientos generadores o mejor aún, disparadores de
esta patología: orgullo, generalmente exagerado y herido; deseo, vehemente,
pasional
y ciego; esperanza, irracional y extremadamente infundada y
vehemente. El postulado fundamental para tales conductas y comportamientos es
que el “objeto”, es decir la persona que el paciente escoge y que cree que lo ama
que, generalmente tiene posición social, económica y cultural, más elevada que el
“sujeto” y que posee relevancia pública con niveles de autoridad o pode
reconocidos, ha dado signos, evidencias, manifestaciones, “declaraciones” de
amor (al “sujeto” y sólo a él) poderoso, irresistible, incluso angustiante y urgido de
respuesta, que transforma al paciente en una especie de salvador heroico y, al
mismo tiempo, de víctima inmolable como final de ese romance delirante. Así,
entonces, el “sujeto” cree que el “objeto” no puede vivir sin él, que el “objeto” no
197
vale ya nada sin él, “sujeto” (paciente); que el “objeto” es libre y que si está
casado, o tiene otro compromiso, estos no valen nada, esa relación no existe, no
es válida o se tiene que romper por nefasto, y, finalmente, que el “objeto” ha dado
y da signos evidentes e indiscutibles de amor al “sujeto” o lo van a declarar en
cuanto se cree una condición especial (delirio de confesión).
Las conductas y comportamientos de estas mentes perturbadas son acosadoras,
persecutorias, incisivas, con vigilancia continua, buscando contactos invasores
incluso de la privacidad del “objeto”, de su familia, de su trabajo, de sus lugares de
recreación y desarrollando una idea delirante de protección al “ser amado” en la
posibilidad que pueda establecerse otro nexo que ponga en riesgo esta unión.
En la fase de rencor y en la posibilidad de pérdida, y de ruptura, el ingrediente de
venganza y de odio conduce directo al crimen. Es cierto pues que hay amores que
matan y cuando son pasión puede alcanzar niveles de locura que pueden terminar
en homicidio.
El delirio erotomaníaco también, aunque con menos frecuencia, se presenta entre
parejas con orientación homosexual. Varones homosexuales acosan, persiguen a
hombres en general con autoridad y notoriedad pública y lo mismo ocurre con
mujeres, que se forman, deliberadamente, la idea obsesiva de conquistar a otra
mujer.- Estela V. Welldon y otros autores de la corriente psicoanalítica han
descrito a estos casos, como “persecuciones” que son el resultado, según ellos y
de acuerdo a su molde edípico, de una relación perversa con la madre durante la
infancia.- Diríamos que, neuropsicológicamente, es una impronta, un troquelado
en las zonas límbicas de los hemisferios cerebrales, que no han logrado
establecer, madurativa, evolutivamente, conexiones con los lóbulos prefrontales, ni
con la parte externa de las amígdalas temporales y que terminan en una adultez
igualmente acosadora o en una mentalidad perversa en el sentido sexológico, es
decir imponiendo su deseo y acción y privando de su libertad de elección del otro.
En estos casos, el delirio ha entrado de lleno en el terreno de la psicosis.
198
VIII. PSICOPATIA
SEXUAL FÓBICA
199
Dentro
de
la
personalidad
anormal
psicopática
existe
una
con
manifestaciones sexuales criminales en serie, especifica y fóbica, delirante,
discriminativa y reivindicativa obsesiva, a la que he denominado “psicopatía
sexual fóbica”. Se trata de sujetos, como “el destripador de Londres”, Jack, que
tiene como objetivo existencial, asesinar a personas a las que considera poseídas
por el mal, diabólicas, e indignas de vivir porque ofenden y, según ellos, destrozan
la imagen de los seres humanos creados a imagen y semejanza de los dioses.Paranoicamente
unos
escogen
prostitutas,
otros
homosexuales,
otros
transexuales o transvestidos.- Son enfermos mentales que se autoconsideran
liberadores de la basura social en el área de la sexualidad, fundamentalmente
placenteras, al mismo estilo que esos fanáticos del Ku-Klus-Klan que matan
negros, o las hordas nazis que asesinan judíos, o los terroristas xenofóbicos o
anticapitalistas.-
En
otros
tiempo
se
asesinaban
adúlteras,
como
los
fundamentalistas religiosos que quemaban ateos.
Desde hace unos años veo con enorme preocupación que jóvenes en
especial entre los 18 y 30 años de edad, han decidido conducir su vida sexual
placentera
de
manera
desordenada,
promiscua,
buscando
obsesiva
y
fanáticamente el placer en medio de una orgia existencial libertina, anómica y sin
ningún compromiso afectivo, sentimental, amoroso.- Es una vida fundamentada en
la cantidad coital, en el úsese y déjese consumista y despreocupado, en el “metesaca-sacude y guarda”, como en el siglo mesalínico o don juanesco. La llamada
revolución sexual y los métodos anticonceptivos, han favorecido (no han originado,
ni promovido; han favorecido) estas conductas, estos comportamientos y estas
mentalidades pseudoliberadoras.- La débil o ausente educación sexual, carente de
orientación axiológico, y la sociedad consumista, sin visión futura y humanista, es
otro combustible de este incendio en la salud corporal, mental, social y espiritual.
En medio de este bacanal sin brújula de prevención y control, en el que las
mujeres de los finales del siglo veinte y comienzos del veintiuno, se han
transformado, en regresión evolutiva, en Semíramis, Agripina, Lucrecia Borgia,
200
Catalina de Médecis, Margarita de Valois, Catalina II de Rusia, o en tantas otras
mujeres de la historia que demostraron una vida sexual desordenada, de coitos y
de orgasmos, separando obsesiva y adictivamente el coito del afecto, de todo
sentimiento amoroso, respetuoso y leal. Es en medio de este caos orgiástico que
surge el “psicopatía sexual fóbica”. Seduce a estas mujeres o se deja seducir, y
en pleno coito, golpea, mal trata y hasta mata a su compañera ocasional como
represalia a encontrarla “desflorada“, “no virgen”, “pervertida”, “usada”, “cochina”,
“puta” y cuanto otro apelativo denigrante que encuentran para juzgarla,
condenarla, golpearla y hasta matarla.
Estos psicópatas sexuales, asesinos en serie y paranoides reinvindicadores
son delirantes que podrían ser inimputables si se descubrieran signos de
enfermedad mental, sean cromosómicos (fórmula cromosómica XYY), hormonales
(sobre todo testosterómicos) o imagenológicos (disfunciones cerebrales pre frontales) o electroencefalográficas, además, por supuesto, de las pruebas
psicológicas que lo evidencian y diagnostiquen como tal.
201
IX. SEXUALIDAD –
CRIMINALIDAD Y
LITERATURA
202
1.
LA BIBILIA
Siempre me sorprendí, y aún sigo estándolo, al comprobar que un libro “la
Biblia” fuera la carta de navegación moral para millones de personas que
incluso, sin haberla leído creían ciega y testarudamente en lo que allí se
decía. Sin saber incluso que los llamados libros sagrados, nuevo y antiguo
testamento, habían sido escritos por diferentes autores y en épocas tan, pero
tan distintas, sin embargo creían en sus principios y los aplicaban a su vida
diaria, aquí y ahora. A nadie se le ocurriría vivir hoy, con afirmaciones
extraídas de la Ilíada y de la Odisea, o de las mil y una noches, ni siquiera de
las obras de Sófocles, Platón, Cervantes o Shakespeare. Pero tratándose de
la Biblia o del Corán, sus sentencias, sus versículos o suras, eran nada más
ni nada menos que….sagradas y por lo tanto indiscutibles.
El antiguo testamento, por ejemplo es un libro compilado, nada unitario, cuya
redacción es posible que haya durado más de nueve siglos, durante los
cuales las costumbres tuvieron que variar enormemente y aceptar,
aplicándolos a nuestro siglo, sus principios y recomendaciones, es simple y
llanamente inaudito. El padre de las religiones Abraham se casó con Sara, su
hermana, porque el incesto, el matrimonio entre hermanos estaba permitido
como en las castas reales también lo eran entre los egipcios y los incas,
asunto que hoy hasta es criminalizado y penado.
En el Génesis existen mensajes tan controversiales y negativos para la
época actual, que yo me pregunto cómo es que aún existen personas,
muchas de ellas con títulos académicos universitarios que no desestiman ni
cuestionan tales despropósitos. Como lo recuerda Marco Schawartz “La
primera vez que Dios se dirige a los seres humanos es para exhortarlos a
copular”. “Procread y multiplicaos”, les dice. El objetivo de Dios es poblar la
tierra recién creada. La actividad sexual se presenta en este primer relato
con una orientación claramente reproductora, visión que estará presente a lo
largo de toda la obra bíblica”. Pero esta orden, este edicto, esta disposición
203
no puede de ninguna manera sostenerse en el mundo actual, con seis mil
millones de habitantes con pobreza, ignorancia, enfermedades y violencia.
No planificar la familia, no controlar la natalidad tener muchos hijos, resulta
criminal para la sociedad de cualquier país del mundo actual.
Y a un hay muchas otras cosas en los testamentos. Que el hombre, Adán,
fue creado de un pedazo de barro con soplo divino, es un cuento indigno del
homo sapiens; que la mujer fue creada de una costilla de Adán es otro mito
inadmisible y la afirmación que se hace de que por ellos será maldita la tierra,
es una acusación realmente criminal.
La virginidad ha sido desde los tiempos bíblicos motivo de cuidado,
protección y signo de la más alta dignidad en la mujer. Solo imaginar, desde
nuestro siglo, la infamia que se cometía cuando una mujer era encontrada
sin himen y que en su primera penetración coital no llorara, no sangrara y
que no demostrara estar “virgen” es acusar y condenar a esos edictos, a
esas normas a esas costumbres criminales contra la mujer. La ley levítica
establece una relación indigna e inhumana entre virginidad y pureza, y esta
relación era elevada al rango de sagrado, tabú, al más elevado nivel de ritual
religioso. A los sacerdotes, más que a nadie, se les ordenaba tomar como
mujer, como esposa, a una virgen, “no tomará como mujer a una viuda, ni a
una repudiada, ni prostituida, ni desflorada”. Marco Schwartz recuerda que
“las relaciones sexuales prematrimoniales eran duramente censuradas y se
equiparaban a un acto de prostitución bajo el techo paterno. La muchacha
que osaba dar el paso se enfrentaba, en el mejor de los casos, al matrimonio
forzado o a una larga soltería si su padre rehusaba entregarla al seductor. El
destino alternativo era la muerte por lapidación, en el caso de que callara su
pérdida de virginidad y si “pecado” fuera descubierto en la noche de
bodas….”
204
Este mandato, este cruel y criminal producto del fundamentalismo religioso
establecido desde los tiempos del Antiguo Testamento ha arrastrado sus
prejuicios hasta las puertas del siglo XXI. Aun hay hombres varones que
deambulan por el mundo exigiendo de las mujeres la virginidad vaginal, sin
saber esos pobres ignorantes, que la dignidad femenina no puede ni debe
radicar en una membranita de aproximadamente dos centímetros cuadrados
y, además agujeradas; y que, por último, hay mujeres que nacen sin himen y
que por lo tanto no pueden sangrar ni tienen que sentir ningún dolor, en la
primera penetración coital. Tampoco saben esos ignorantes que miles, sino
millones de mujeres, rompen su himen sin ningún acto coital, por caídas,
practicando deportes como ciclismo o equitación, o por manipulación
masturbatoria inadecuada; y por lo último; a quién le importa hoy la virginidad
vaginal de una mujer, sino lo es por coito anal o bucal; sin embargo cuántos
siglos, cuántos sacrificios y cuántas tragedias ocurrieron por estos mandatos
criminales.
Otro de los infundios bíblicos es el del divorcio. Hasta hoy los matrimonios
católicos utilizan la fórmula: “Lo que Dios ha unido que no lo separe el
hombre” y agregan el juramento “hasta que la muerte los separe”. Esta
fórmula alienante y enajenante es obsoleta y delincuencial porque fractura la
libertad y la ley que autoriza el divorcio por “minuto discenso” o por
causales”. El juramento frene al altar, con el llamado “representante de Dios”,
acompañándonos de “testigos” y un público de invitados que escucha el “si”
que supuestamente enlaza cuerpos y almas, no puede la cantaleta, se
transformarán luego en perjuros cuando necesiten buscar abogados para la
separación y el divorcio.
La ley deutoronómica del siglo VII a.c. establecía que si un marido creía o
descubría que su mujer no tenía una conducta digna de una esposa o
descubría en ella lo que se llamaba una “inmundicia”, tenía todo el derecho
de repudiarla y botarla de la casa. Se establecía “si tu mujer no va de tu
205
mano, sepárala de tí”. Pero estas disposiciones sólo le ofrecían al varón este
privilegio, porque además se consideraba que el marido compraba a su
mujer, aunque al despedirla perdía el “nohar” que había pagado por ella. Las
mujeres no podían abandonar al marido, aunque se describen algunos raros
ejemplos de cómo algunas, sobre todo concubinas, víctimas de maltratos,
podían volver al hogar de sus padres, como el caso de la concubina descrita
en el libro de los jueces.
Pero es en el nuevo Testamento que aparece el susodicho juramento. He
aquí, como describe Marco Schwartz el acontecimiento:
“El rechazo al divorcio constituye uno de los caballos de batalla del Nuevo
Testamento. La doctrina la sentó Jesús, cuando unos fariseos le preguntaron
si era lícito al marido repudiar a la mujer. “Qué han mandado Moisés?, les
preguntó el Maestro. Ellos le contestaron: Moisés manda escribir el libelo de
repudio y despedirla”. “Por la dureza de vuestro corazón os dio Moisés esa
Ley”, les replicó Jesús, e invocó el relato de la creación, en que el hombre y
la mujer se unen en una sola carne para rechazar de manera tajante el
divorcio. “Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”, sentenció. Para Jesús,
quien repudia a su mujer – salvo en caso de fornicación la expone al
adulterio, y el hombre que se casa con la repudiada comete adulterio. Esta
visión choca con la ley mosaica, que permitía a una mujer divorciada casarse
de nuevo y emprender una nueva vida conyugal. El apóstol Pablo rechaza el
divorcio incluso en casos de infidelidad. “Si algún hermano tiene mujer infiel y
esta consiente en cohabitar con él, no la despida. Y sin una mujer tiene
marido infiel y este consiente con ella, no la abandone, dice”.
Hasta el siglo XXI llegan costumbres sexuales que practicaban desde los
tiempos bíblicos. Aquí, en el Perú, aun existe una secta, dizque evangélica,
creado por un individuo que encaja definitivamente en el grupo de
personalidades anormales y que la psiquiatría desde los tiempos de Kurld
Shneider los tiene clasificados y diagnosticados. Viven en colonias, se visten
estrafalariamente, los varones se dejan crecer el cabello y se hacen trenzas,
206
las mujeres se hacen llamar varonas y usan faldas largas y velo en la
cabeza. Ejercitan una sexualidad placentera y reproductiva comunal, todos
para una y una para todos; son asociales en el sentido de vivir en granjas, en
contacto predominante entre ellos, lectores fanáticos de su biblia ¡Aleluya!,
hermanos, y Jesús está contigo; Jesús te ama. Con el éxito logrado a través
de la Biblia y de la estupidez humana, estos energúmenos crearon un partido
político, su símbolo era un pescado y a través del pescado, la Biblia, la cruz y
el versículo, metieron a varios congresistas al Parlamento y el gran jefe
pretendió ser presidente de la república. Uno de estos, sin trenzas ni Biblia
en edición original, volvió al Perú después de algunos años de nomadismo y
quiso imponer la moda de la poligamia. Apareció con seis mujeres que las
lucía a diestra y siniestra y que con ingrediente hindú se hizo famoso en
radio, televisión y periódicos. Pero , de dónde jueves surge esta libertina
costumbre?. Claro que de la Biblia y en especial de sus referencias a Israel
en donde se permitía y se proponía que el hombre pudiera tener cuantas
esposas y concubinas quisiera. La norma era creced y multiplicaos y, por lo
tanto, coitear, que el mundo se va a acabar. David Salomón y otros reyes
israelitas fueron y son ejemplos que se siguen. Se afirma que el rey Salomón
tuvo “setecientas mujeres de sangre real y trescientas concubinas” y así
superó de lejos a su padre David a quien la Biblia le atribuyó dieciocho
esposas y sesenta concubinas. Los ejemplos de la Biblia en torno a la
sexualidad reproductiva y placentera son, simple y llanamente, criminales
para nuestra actualidad. Pero aun hay gente con tal nivel de fijación y
regresión involutiva que mantiene hábitos arcaicos que las leyes modernas
han tratado en la actualidad. Pero, las tragedias y dramas bíblicos de la casa
de David, aun rondan por muchos hogares llamados modernos. Uno de los
numerosos hijos de David, por ejemplo, Amnón, hermano carnal de la joven.
Absalón intentó derrocar a su padre por que se acostó con sus concubinas.
David, pervirtió a Betsabe y en acto infiel, la hizo su preferida, tuvo un hijo
con ella y sucumbió a sus encantos, pagando como tributo, el sacrificio de su
hijo Adomas, quien perdió la legitimidad de la herencia a reinado, siendo
207
desplazado por su medio hermano Salomón. Y basta como ejemplos estos
truculentos episodios bíblicos. En este pandemonio familiar, se cultivaron
celos, envidias, fraticidios, derrocamientos y homicidios. El episodio en el que
s describe la relación entre el patriarca Abraham, su esposa Sara , la esclava
Agar y los nacimientos de Ismael, hijo de Agar con Abraham y la de Isacc,
hijo tardío de Sara, es apenas una pequeña demostración de la promiscuidad
sexual en la que se vivía en esos tiempos y que vistos desde las
perspectivas actuales tienen que ser rechazadas y repudiadas como
modelos justificatorios de vida sexual.
Otro de los hechos que ha atravesado los siglos es la afirmación que según
la Biblia, la sexualidad sólo serviría para la reproducción e implícitamente,
para la conservación de la especie. Pero por más que los panegiristas se
esmeran aun hasta hoy de gritar su elogio a procrear y a rechazar al placer,
es elemental admitir que, por lo menos en los varones el goce orgásmico
estuvo siempre presente. Y aunque excepcional, pero hay connotaciones
evidentes que las mujeres también supieron disfrutar de esta alternativa.
Cuando Dios anuncia al viejo Abraham que su esposa Sara, por fin tendrían
un hijo, ésta, se dice, respondió cuestionadora: ”cuando estoy ya consumida,
voy a remocear, siendo ya también viejo mi señor”. La palabra “remocear” ha
sido interpretada por “tener placer” y , por lo tanto, disfrutar, gozar,
orgasmear….Al margen de ese bello poema que es el cantar de los cantares
y que describe sin discusión los placeres románticos y afectivos de la
relación sexual, es indudable que, ambos ellos y ellas, sintieran ejercitar y
desarrollar en la intimidad la alternativa sexual placentera que, después,
tanto hipócrita, tarado, acomplejado e imbécil prohibiera patológica y
criminalmente.
Otras de las prohibiciones inhumanas y que han traspasado los siglos para
indignidad de las generaciones ha sido la prohibición y condena bíblica de la
homosexualidad. “Si uno se acuesta con otro como se hace con mujer,
208
ambos hacen cosa abominable y serán castigados con la muerte; caiga
sobre ellos su sangre”, así lo establece el levítico. Pero es en el Nuevo
Testamento y en especial con San Pablo que la homosexualidad femenina
también es satanizada, así como las maneras, los gestos, las formas de
conductas y comportamientos afeminados de los varones. En su Epístola a
los Corintios afirma: “No os engañéis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los
adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros,
ni los ebrios, ni los maldicientes, ni los rapaces, poseerán el reino de Dios”.
Sin duda la condena a Sodoma y Gomorra, también lo fue por las prácticas
homosexuales. Los ángeles, enviados por Dios, con forma humana, para
averiguar lo que allí ocurría casi son poseídos (o violados) por los vecinos de
Lot, sobrino de Abraham, en cuya casa se alojaban. La historia ha hecho de
Sodoma y Gomorra, las ciudades paradigmáticas de la depravación y
perversión sexuales y en consecuencia de la criminalidad y de la prohibición
y condena.
2.
MEDEA: Maternidad Criminal
El nombre de Medea es sinónimo de amores pasionales, trágicos y
criminales. Su creador clásico, el poeta griego Eurípides (480-406 a. de C)
ha dejado la descripción más notable de los afectos sagrados y humanos de
una mujer que recorre el camino de la entrega y la posesión y que, en
nuestra época sería merecedora del diagnóstico de psicópata sexual.
Sacerdotisa de Hécate, diosa de la noche y de los maleficios, recibió el poder
de hacer invulnerables a los jóvenes o restituir la juventud a los ancianos.
Era hija de Eetes, re de Cólquide, país en el que se encontraba el vellocino
de oro, regalo de los dioses y que aportaba prosperidad a quien lo poseyera.
El héroe mitológico Jason decidió ayudarlo a superar las pruebas impuestas.
Al lograrlo Jason huyó en su barco Argos y Medea escapó con él,
traicionando a su padre. Después de varias aventuras en las que Medea
asesinó a su `propio hermano por tener la seguridad de poder evadir las
represalias del padre, la pareja llegó a Corinto en donde permanecieron diez
209
años y tuvieron varios hijos. Pero con el transcurrir del tiempo, Jason se
enamoró de otra mujer, la princesa Creusa. Cuando Medea increpó esta
deslealtad a Jason, éste le explicó que era la única forma de heredar un
reino. Esta traición amorosa es descrita pos Eurípides.
Medea decide enviar un vestido a la novia y rival. Al ponérselo Creusa, el
vestido comenzó a arder y con él el cuerpo de la princesa que consumió
hasta convertirse en cenizas. El incendio se extendió a todo el palacios
incineró a la familia real. Luego Medea desesperada:
“Desgraciada de mí, qué infeliz , qué dolor!
Ay de mí; ¿Cómo puedo morir?”
decide dar muerte a sus hijos:
“Sufro, sufro tormentos sin fin!”
¡Malditos, muráis, pues nacisteis de mí, una madre funesta, y
Perezca también vuestro padre y la casa con él”
Y agrega;
Decidido tengo, el matar al punto a mis hijos
y luego marcharme de esta tierra sin demoras
……Es forzoso que sin remedio mueran
y puesto que es preciso yo seré quien les mate
la que vida les dio. ¡Ea, corazón, ármate ¿Por qué vacilo ahora
antes este hecho terrible, más bien necesario?
¡Vamos, mano infeliz mía, toma la espalda, tómala…..No
te ablandes ni pienses que les amabas mucho, que les
pariste; al menos en este breve día de ellos olvídate; luego
podrás llorar, que aunque les sacrifiques, les querrías
en fin, soy una desdichada”.
210
Y se concreta el filicidio, la maternidad criminal.
3.
EDIPO REY
Sin duda el teatro ha sido siempre el espejo de la vida. Los grandes autores
de obras teatrales han penetrado con profundidad y extensión en las
entrañas del alma humana y las han proyectado con frecuencia ampliando en
el escenario, los laberintos de los que está construido el ser humano. En el
teatro español Tirso, Lope y Calderón; en el francés Corneille, Racine,
Moliére; en el griego Esquilo, Eurípides, Sófocles. Este último, nacido a
finales del siglo quinto antes de Cristo, murió hacia el año 406.- Se lo ha
considerado como el poeta de Atenas por autonomasia y entre sus obras
clásicas esta el Edipo Rey.
Edipo Rey de Tebas, asciende al trono cuando resuelve el enigma que la
propone la Esfinge. Como nuevo monarca contrae matrimonio con Yocasta;
viuda de Layo; quien fuera asesinado por un caminante en una encrucijada
de caminos entre Tebas, Delfos y Daulia. Casado con Yocasta tiene cuatro
hijos. Pero una peste azola Tebas y el Corifeo que dirige a los ancianos
tebanos, induce a Edipo a pensar que esa desgraciada situación se debe a
que los dioses castigan a Tebas por crímenes cometidos, en especial por el
asesinato de su rey, y que mientras no se encuentre al asesino, la peste y las
muertes y miserias continuarían. Es en el intento de resolver este nuevo
enigma que Edipo se llega a enterar que el oráculo de Delfos había predicho
que el rey Layo sería asesinado por su propio hijo y que éste cometería
incesto con su propia madre con la que tendría varios hijos. Finalmente
ocurre el trágico descubrimiento: Edipo cuyo nombre significaba en griego “el
de los pies hinchados” había sido abandonado en el monte Citerón, con los
pies atados y que un pastor esclavo de Layo, apiadado del niño lo entregó a
otro pastor de Corinto, quien a su vez lo entregó al rey de esa ciudad quien al
no tener hijos lo crió como propio y lo hizo heredero dl reinado. Y es así
211
como Edipo se entera que fue él quien asesinó a su propio padre y luego, al
llegar a Tebas y resolver el enigma propuesto por la esfinge, se casa con
Yocasta, viuda, sin saber que era su propia madre.
La tragedia ha de Sófocles describe varios crímenes: filicidio cometido por los
reyes Layo y Yocasta, parricidio de Layo por Edipo; incesto de Edipo con
Yocasta y suicidio y matricidio de Yocasta y Edipo.
La tragedia ha sido analizada, estudiada, interpretada, a través de los siglos
desde diferentes perspectivas y en especial por Freud y los psicoanalistas
que hasta hoy lo tienen como mascarón de proa de sus teorías y
lucubraciones en base sobre todo al comportamiento sexual. El llamado
complejo de Edipo, pasó de las páginas de Sófocles a textos y tratados y
llegó al lenguaje coloquial, cotidiano y generalizan congelándose en lo
supuesto en el sentido sobre sentido y en lo aparente.
Edipo se transformó en el héroe y villano, en víctima y victimario, en inocente
y en culpable. Y las figuras de sus padres biológicos y adoptantes pasaron a
ser marginales, salvo la figura de Yocasta, cómplice en el filicidio, en el
crimen por obediencia al oráculo de Apolo en Delfos, y madre incestuosa que
angustiada en la sospecha, intenta soslayar y escamotear la verdad que
aparecía y crecía para romper la tranquilidad del palacio y resolver la ronda
de la muerte en la ciudad.
Veamos alguna de las expresiones de Yocasta, que en la interpretación de
algunos comentaristas y críticos era una mujer que despreciaba los oráculos
y que, “en vez de una vida ordenada según la medida impuesta por Delfos
propugnaba vivir al azar y según otros era una mujer frívola y
despreocupada. Le dice a Edipo.
212
“……piensa que este arte de adivinar no es cosa de hombres: en pocas
palabras te daré pruebas evidentes: en otro tiempo le llegó a Layo un
oráculo, no diré del labios del propio Apolo, sino de sus ministros: que su
destino seria morir en manos de un hijo suyo, de un hijo que naciera de mi y
de él; en cambio a él le dieron muerte, según se ha dicho, unos salteadores
extranjeros, en una encrucijada de tres caminos en cuanto a su hijo, no había
pasado tres días de su nacimiento que ya él le había uncido los pies por los
tobillos y, por manos de otros, a un monte desierto le había arrojado;
tampoco entonces cumplió Apolo que el hijo sería el asesino de su
padre….y, con todo, así lo habían prescrito las voces del oráculo; de modo
que no debes hacer caso de esto….”
Más adelante, le dice:”¿Qué puede temer un hombre, dime, si es el azar
quien lo gobierna y no hay forma de prever nada de modo cierto? Lo mejor
es vivir al azar, como se pueda. En cuanto al lecho de tu madre, no has de
temer: hay muchos hombres que se han acostado con tu madre….en
sueños, pero son los que no hacen caso de estas cosas quienes viven
mejor”. Y frente al insistente y perseverante deseo de Edipo de descubrir la
verdad, Yocasta le lanza esta atroz imprecación: ¡Ay, malaventurado! ¡Ojalá
nunca supieras quién eres!”. Ya antes, y reiteradamente, le había aconsejado
a olvidarse de los oráculos y de los rumores llegados hasta palacio;”….no
hagas caso de todo esto, “le había pedido”, lo que se ha dicho, créeme, no
tomes el vano trabajo de recordarlo”. Así pues, considero que Yocasta,
cómplice y victimaria, intuía lo que ocurría, se esforzaba en esconder las
evidencias, promovía, el olvido y la justificación, y creo, que termina
suicidándose cuando esa verdad que surgía y crecía, es conocida y
propalada como lo escribe el Corifeo, y cuando Edipo ya plenamente
conocedor de la tragedia, se automutila, encegueciéndose y solicitando ser
arrojado del palacio y de la ciudad y volviendo al monte Citerón en el cual
debió morir al nacer.
213
Pero en la tragedia de Sófocles se presentan otros importantes hechos, más
allá del asesinato del padre, acontecimiento obligada incidental, casual,
producto del azar y, según el autor, consecuencia obligada del oráculo y del
que Freud y sus seguidores han construido un descomunal monumento
teórico y bibliográfico que se ha extendido en el planeta y ha invadido calles,
plazas, instituciones y cuanto hogar existe para hablar, conversar, discutir y
defender o promocionar la relación hijo-madre-padre, y que ha congelado en
el siglo pasado proyectándolo al presente las relaciones familiares y la
educación de los hijos. Cuánta tinta corre en los medios de comunicación
escritos y cuanta palabrería se derrama en los audiovisuales, intentando
explicar un parricidio como “complejo de Edipo” o un matricidio como
“complejo de Electra”, simplona forma metapsicológica de interpretar delitos
tan complejos y con frecuencia misteriosos. Igual sería afirmar que tales
crímenes son pruebas divinas, o voluntad de los dioses o de los astros y
“sanseacabó”. Pero Edipo en la tragedia griega no sólo mata a su padre,
también, según lo ha establecido Apolo, se casa con su madre, con su propia
y biológica madre con al que tiene hijos. Según la mayoría de leyes vigentes
en los llamados países civilizados, este es un delito penado, es un grave
crimen imperdonable. Aunque sea rápida y superficialmente veamos algo de
este crimen sexual: el incesto.
Nuestro diccionario lo define como: “relación carnal entre parientes dentro de
los grados en que está prohibido el matrimonio”, en otras palabras son los
conceptos de matrimonio, de parientes y de prohibición lo que determina el
tabú del incesto.
Pariente es un término que implica un amplio espectro. Es un familiar por
consanguinidad o afinidad y “dícese de cada uno de los ascendientes,
descendientes y colaterales de su misma familia”. Es también y según el
diccionario “el marido respecto a la mujer, el allegado, semejante o parecido”.
Si todo esto es pariente el incesto es aplicable a toda una comunidad. La
palabra matrimonio es limitante a los ritos legales o religiosos y de lo que se
214
trata en el incesto es de una relación sexual coital, sea placentera o
reproductiva. Y aquello de “prohibición” está referido a normas, reglas, leyes
y el concepto de incesto tiene una muy grande implicancia socio cultural.
Solo para mencionar otra definición referiré la de C. Meillassoux (Mujeres,
graneros y capitales, Siglo XXI, 1982) citado por Héctor Vásquez (ver
bibliografía)
que dice: “Si se entiende por incesto la cópula entre
descendientes de los mismos progenitores y entre progenitores y
descendientes,
incluso
sin
extender
ésta
noción
a
los
parientes,
clasificatorios, se comprueba que se trata de una práctica conocida y a veces
institucionalizadas en cierto número de sociedades. Se ejerció legítimamente
entre los hermanos y hermanas en Hawái, en el seno de las dinastías
faraónicas, entre padre e hija Gande, entre madre e hijo mbuti”, e incluso
entre gente común en el Edipo romano”. Faltó señalar que se practicó entre
los incas hermanos. Numerosos antropólogos se han ocupado de estudiar,
investigar y analizar el incesto entre diferentes etnias de lugares de África,
Oceanía y Amazonía. Las conclusiones no son convergentes, más bien
dispares y algunas contrapuestas. Muchos han llevado al terreno
antropológico y etnológico las teorías de S. Freud y esa declaración tajante y
casi fundamentalista del creador del psicoanálisis de un complejo de Edipo
universal y, por lo tanto, de una base incestuosa, en la relación hijo-madre.
En la tragedia de Sófocles hay una descripción novelesca o teatral de dos
incidentes que el autor condiciona al oráculo y, si se quiere, al destino. El
“parricidio” cometido por Edipo con su padre ignorado, Layo, y el “incesto” de
él mismo con su madre Yocasta. Está de por medio el ultrafamoso
“inconsciente”, instancia metapsicológica y la que Freud en sus últimos años
quiso introducir en el encéfalo. Pero todo esto es literatura, ficción,
creatividad fantasiosa. El “complejo de Edipo” no puede ser universal y
antropólogos como Bronislao Malinowski y Margared Mead lo discuten y
corrigen a Freud. Lo afirmaba H. Vásquez: “….el concepto de Edipo no es
universal….y que antes que a una constitución instintiva, y por lo tanto
universal, de lo inconsciente, se debe a un inconsciente condicionado por la
215
cultura”. Voy a transcribir algunas referencias de este autor que señala en su
libro “Del incesto en psicoanálisis y en Antropología”.
“En Australia central las normas sociales de los aborígenes permiten, antes
de un combate, la masturbación y el cotito incestuoso”.
“Los Tikopia juzgan incestuosas las relaciones entre medios hermanos
cuando estos lo son por parte del padre; pero el casamiento entre medios
hermanos por parte de madre está permitido….”
“En numerosas sociedades la cohabitación de padre e hija no se considera
incestuosa”….Y frente a estas sus propias afirmaciones se pregunta:
“¿Existe un tabú universal del incesto?” El mismo autor cita a Radcliffe-Brown
(Estructura y función en la sociedad primitiva-Península 1974) que afirma
que “El incesto está vinculado a la terminología de clasificación del
parentesco, y sus relaciones (opciones funcionales) con la exogamia”. Las
relaciones entre parientes se establecen fundamentalmente en consideración
de los lazos sociales que “unen a hermanos y hermanas de la misma familia
elemental.” Y agrega: “A partir de este principio se estructuran las otras
posibilidades, sobre todo el matrimonio con varias hermanas (poligamia de
hermanas), el matrimonio con el esposo de la hermana fallecida (sororatos),
el de una mujer con varios hermanos (poliandria adélfica) y el de un hombre
y la viuda de su hermano (levirato).”
Dadas estas condiciones se tiene entonces la justa duda de que el incesto
sea un denominador común en las sociedades del mundo y que el señor
Freud hizo una deducción generalizadora errónea válida para las
sociedades, primero europeas y segundo occidentales, y que, tanto el
llamado complejo de Edipo extraído del teatro trágico griego,
como el
incesto (Edipo-Yocasta) son conductas, comportamientos y mentalidades
aprendida culturalmente.
216
Sin embargo hay que recurrir a la Etología. Los antropólogos y los
psicólogos, más aun los psiquiatras, que extraen sus conclusiones de la
psicopatología, no han tenido suficientemente en cuenta los referentes
obtenidos de la investigación prehumana. Por ejemplo, los primates que
viven en manadas, en hordas respetan jerarquías y establecen el respeto a
un líder que monopoliza a las hembras. En términos generales los otros
machos no tienen acceso a la cópula y estos y otros numerosos ejemplos
demuestran cierta base biológica al incesto. Las relaciones de apareamiento
entre machos padres e hijas o entre hijos y madres son otra base biológica
que alcanza al llamado incesto humano. En otro terreno pero próximo estaría
la esterilidad de los hijos cuando el resultado de cópulas entre especies
próximas como el de un caballo con un asno hembra (una burra). Las mulas
y los mulos son, como “sancionados” por la naturaleza, no permitiendo la
continuidad de la especie.
Yo, personalmente, creo que existe un potencial biológico, de carácter
etológico que ha determinado una “memoria arcaica”, para evitar el incesto
entre padres e hijos. La relación coital entre hermanos creo que tiene un
condicionante predominante social. Como afirma H. Vásquez (op. cit.)
“hemos levantado nuestras sociedades sobre la premisa de que se procree
fuera de la familia y no resultaría fácil invertir los términos….Naturalmente,
hay muchos ejemplos de sociedades en las que o se permite el incesto o
incluso se impone a ciertos sectores de la población (quizás esto desmienta
la idea de que la gente “ve” los nocivos efectos y, por tanto, prohíbe el
incesto)”. Esta última afirmación del autor está relacionada con el nacimiento
de hijos con discapacidades o limitaciones corporales o mentales, en
especial cuando, se trata de familias con enfermedades heredodegenerativas
que se transmiten por genes dominantes o recesivos ignorados, muchas
veces por los padres.
217
Así pues, el aspecto criminal que sancionan las leyes en la práctica sexual
placentera o reproductiva, está relacionada en especial con el coito padres –
hijos, abuelos – nietos, y menos entre hermanos. Entre nosotros la sanción
legal o moral se hace extensiva a la relación hijastros y hermanastros y
padres, aunque las rigideces sociales o consuetudinarias se van aflojando,
escondiendo o aclarando, en especial cuando la complacencia es mutua o la
relación coital sólo es placentera. Estas imposiciones o permisiones han sido
en otras épocas motivo de obras literarias de la magnitud del Edipo Rey de
Sófocles. En la Divina Comedia del Dante se encuentra en el Infierno a
muchos personajes como Francisca y Paulo, por ejemplo, los amantes,
cuñados que merecieron el horroroso castigo por haberse amado en la
deslealtad y traición al esposo y al hermano, Bernardo y Eloísa ejemplifican
el amor prohibido entre el maestro y la discípula, otro y, peor aun cuando
esto ocurre entre maestra y alumno, en especial cuando los docentes son
mayores a los discentes menores de edad. Aquí las leyes son tan
draconianas que con frecuencia exageran sus penas cuando las edades
cronológicas no son tan diferenciadas y, sobre todo cuando no se considera
la madurez corporal ni el desarrollo sexual. Pero esto es ya un terreno que se
aleja más del incesto clásico y que se mantiene más en el del tabú.
4.
OTELO - CELOS
Varios autores en la Literatura se han referido a los celos como motivo
principal y dominante en la comisión de delitos sexuales. Entre todos, es mi
modesta opinión, sobresale William Shakespeare, como el más notable. Ya,
en su obra más famosa y más extensa (más de cuatro mil versos), Hamlet un
héroe mítico al nivel histórico de Odiseo, Aquiles, Julio César, el Quijote, Don
Juan, Fausto, Judas, y otros grandes personajes de la vida real y del
producto de ese amor personal, al va padre asesinado y el odio al tío, rey
Claudio usurpador, y con seguridad a la madre Gertrudis, reina. El teatro
psicológico tiene en Shakespeare, un autor que lleva a sus personajes
principales mucho más allá de lo argumental, y, como dice Juan Guerrero
218
Zamora, prologuista de Hamlet, versión de Leandro Fernández de Moratín, a
la edición de Salvat editores de 1969, en lo entrañamiento de lo humano que
capacitó a Shakespeare para desplegar la matizada parábola de las
pasiones, convirtiéndole en su genial intruso. Desde nuestra sensibilidad de
hoy vemos su obra como la de mayor especialización psicológica de todo el
teatro clásico en cualquier país”.
Pero si Hamlet es la parábola de la venganza, de un amor reivindicativo al
padre, de un repudio a la madre, infiel, desleal y traidora y de un desprecio al
amor sentimental por Ofelia, la supuesta enamorada, y a las que, madre y
probable futura esposa, van dirigidas las palabras de la Escena V, del Acto
primero:
“………..!Oh, si ésta demasiado sólida masa de carne pudiera ablandarse y
liquidarse disuelta en lluvia de lágrimas…..!Oh Dios!, ¡Oh Dios mío! ¡Cuán
fatigado ya de todo juzgo molestos, insípidos y vanos los placeres del
mundo….Nada, nada quiero de él; es un campo inculto y rudo, que solo
abunda en frutos groseros y amargos. ¡Que esto haya llegado a suceder a
los dos meses que él ha muerto! No, no tanto; aun no hay dos meses. Aquel
excelente rey…..tan amante de mi madre, que ni a los aires celestes permitía
llegar, atrevidos, a su rostro……!Oh cielo y tierra….. ¡ ¿Para qué conservo la
memoria? Ella, que se le mostraba tan amorosa como si en la posesión
hubieran crecido sus deseos. Y no obstante, en un mes….Ah!, no quisiera
pensar en esto, Fragilidad, tú tienes nombre de mujer!”. Pero si, como
decíamos, Hamlet, representa todos estos sentimientos de una raigambre
psicológica afectiva, profunda, dolorosa, resentida y vengativa, así Otelo es
la parábola de los celos patológicos, profunda celotipia, psicotizada por el
envidioso y villano Yago que arrasa con la amistas del leal Cassio y que
asesina al ser amado con esa pasión abrasadora que quema a la razón.
Otelo, es pues la parábola del crimen pasional, inducido por la envidia y,
seguramente también por el prejuicio racial. La racionalidad de Otelo se ve
219
quebrada por la envidia, el resentimiento y la maledicencia de Layo, un
servidor segundón que en su mediocridad se ve postergado para ocupar lo
que su enfermiza ambición cree merecer: el de ser lugarteniente de Otelo.
Desde la escena primera, del Acto Primero, se muestra la patología de este
personaje:
“¿Queréis creerme?; por todos los santos! (le dice a Roderigo, un caballero
engañado).
Nunca pude imaginar una cosa así.
Repudiadme si miento!”
Roderigo le increpa:
“Siempre le habéis odiado ¿No es verdad?”
Y Yago, paranoide, venal, responde:
“Verdad es, por mi honor. Tres de gran preponderancia de la ciudad,
pidieron que me hiciera lugarteniente, inclinándose hasta él. Nada pero
merezco. Mis méritos son grandes. ¡Dios lo sabe!.
“Pero él celoso, celoso de sí mismo y de su orgullo, lo rechazó con un
estúpida grandilocuencia” cargado de epítetos marciales, haciendo, en fin,
vana la súplica de mis intercesores, pues les dice:
“Nombrado tengo, sepan a mi lugarteniente.”
¿Queréis saber de quién trata?
¡Casio! Un experto en aritmética.
¡Michael Cassio! ¡Florentino! Uno que, por mujer ajena su alma
al diablo vendería
Que jamás pisó un campo de batalla.
Que sabe de estrategias y de guerras
lo que una cardadora. ¡Un teórico!
Uno con la experiencia de cualquier cónsul pagado;
O quizás menos. ¡Un inexperto charlatán!
¡Soldado experto! Pero fue elegido. Y yo,
Que dí pruebas ante sus propios ojos,
en Chipre, en Rodas y en el orbe entero
pagano o de la cristiandad…..A mí
se me posterga a sotavento, por un maestro contable
¡Un contable! ¡Ejemplar lugarteniente!
Y yo: ¡Dios nos asista! Sargento de su señoría”
Ahí está claramente expuesto, el veneno que intoxica el alma de Yago y que
después lo vierte, con cinismo, con deslealtad, con traición, con maldad
patológica en la mente de Otelo, profundamente enamorado de la hermosa y
220
joven Desdémona, víctima final de la credulidad, de la desconfianza y de la
inseguridad personal de su esposo.
En el Acto IV ser concreta la perfidia. El instrumento, un pañuelo que Otelo
entregó a Desdémona como gran prueba de amor y que ahora, está en
manos de Cassio, y que éste despreocupado inocentemente entregara a
Bianca, cortesana y amante de éste. He aquí el diálogo infamante:
Yago: “La honra no es esencia que se pueda ver y, a menudo, presumen
de ella los que no la conocen”
En cuanto al pañuelo……………………………………………………
Otelo: ¡Dios! Si al menos pudiera yo olvidarlo.
Me dijiste y a mi memoria vuelve como el cuervo a la casa del
apestado trayendo malos presagios que él tiene mi pañuelo.
Yago: Si ¿Y ahora qué pensáis?
Otelo: Ahora no pienso nada bueno.
Yago: Y si os dijera que lo había visto traicionaros,
que le escuché decir pues hay villanos en el mundo
que en el cortejo insisten las damas
o atienden sus deseos,
y las convencen, y las satisfacen para luego hablar
Otelo: ¿Decir? ¿Qué dijo?
Yago: Dijo…..Estad seguro, sin embargo
Que lo desmentiría con juramentos…..
Otelo: ¿Qué dijo?
Yago: No sé qué dijo. Dijo que había………..
Otelo: ¿Qué?
Yago: Que había yacido………………………
Otelo: ¿Con ella?
Yago: Con ella o sobre ella ¿Qué más da?
Otelo: Yacer con ella ¿Sobre ella? Yacer sobre ella o cubrirla de vergüenza
¡Yacer con ella!, ¡Es repugnante!
¡El pañuelo!, ¡Que confiese!, ¡Que confiese y sea colgado!.
¡Por lo que ha hecho! ¡No, lo primero la horca; luego su confesión!
Tiembla mi cuerpo al pensarlo…La naturaleza no vestiría una pasión
tan burda sin propósito alguno
Tiemblo y no son las palabras…..!labios! ¡tiemblo! ¡nariz!,
No palabras ¡Oídos,….tiemblo! ¡No, no es posible; ¡ya ha
confesado?.....El pañuelo?, ¿El pañuelo? Maldito seas!.
(cae desmayado)
221
Yago: ¡Sigue actuando, veneno. Atrapa, de ese modo
a crédulos y a necios
que así se difama a castas damas
y virtuosas e inocentes………….”
Y así, entonces Yago ha conseguido saturar de celos homicidas al
apasionado y paranoico Otelo. El V y último acto es el colofón de esta
perfidia.
Otelo: febril y enajenado llega al lecho de su esposa y le dice:
Otelo: ¿Resasteis vuestras oraciones. desdémona?
Desdémona: Si mi señor
Otelo: Si recordáis algún pecado
Que os aparte de la gracia de Dios
rogad que os perdone,
Desdémona: Mi señor, ¿qué queréis decir con esas palabras?
Otelo: Haced como os digo y sed breve
yo me alejaré entre tanto
no quisiera matarte hasta que tu alma esté dispuesta
¡No lo permita el cielo!. No quiero matar tu alma.
Desdémona: ¿Habláis de muerte?
Otelo: Si, así es.
Desdémona: Entonces que el cielo se apiade de mí!
………………………………
Si así decís, espero que no seais vos quien me mate
……………………………..
Y, aún así, os temo, pues sois temible
Cuando así me miran vuestros ojos
No sé porqué habría de temeros
Pues de nada soy culpable y, aun así, os temo.
Otelo: Piensa en tus pecados
Desdémona: Mi pecado es el amor que por vos siento
Otelo: Si, y por él mueres
Desdémona: Es muerte contra natura la que por amor mata.
¿Porqué os mordéis así el labio?
Alguna pasión sanguinaria agita vuestro ser
Son negros presagios, más espero…..espero
Que no sean contra mí.
Otelo: ¡Callaos! ¡No os movaís!”
222
Y sigue el entrenamiento cuestionador, las acusaciones, las imprecaciones,
y finalmente….el estrangulamiento de Desdémona y su muerte. La fiel
Emilia, esposa de Yago declara haber sido ella la que encontró el pañuelo
y a pedido a insistencia de su marido se lo entregó a él para usarlo con los
fines criminales que recién se descubren. Finalmente Otelo se suicida, se
apañula, pero antes de hacer, declara:
“¡Esperad unas palabras todavía!
………….
Os ruego……en vuestras cartas,
Al narrar estos hechos dolorosos,
Hablad de mí tal como soy, No excuséis
Ni agravéis mi culpa por rencor, Hablad
de alguien que amó torpemente, pero amó demasiado;
alguien que puso barrera a los celos, pero al instigarle,
quedó presa en la locura; de alguien cuya mano
como un bárbaro indio – arrojó lejos de sí una perla
más valiosa que toda su tribu; de alguien sus ojos afligidos
no dispuesto a enternecerse
que vierte lágrimas abundantes, como los árboles de Arabia
el bálsamo de curación. Sea esto lo que digáis;
decir también que en el Aleppo hubo
un turco altivo, su cabeza cubierta de arrogancia
que causó ofensa a los de Venecia con insultos al Estado,
y que tomando al perro circunciso por el cuello,
lo hirió de muerte……así (se apuñala)”.
He aquí púes una inobjetable demostración de crimen sexual por celos,
envidia, resentimiento, traición.
5.
SADISMO
El diccionario de la Real Academia Española lo define así: “Perversión sexual
de quien provoca su propia excitación cometiendo actos de crueldad en otra
persona.- 2.- Crueldad refinada, con placer de quien la ejecuta (De D. A.
Francois, marqués de Sade, 1740 - 1814)”. Si nos detenemos en la primera
acepción deduciremos que la referencia a “perversión sexual” apunta a algo
malo, corrupto, depravado, anómalo en las costumbres, en los hábitos, en las
acciones sexuales. El pensamiento se desliza hacia lo patológico, en
223
especial mental, social y espiritual, por lo tanto delictivo, criminal. Así,
entonces, el sadismo sería la alternativa sexual más característica de la
relación sexualidad – criminalidad. Sin embargo….Hemos dicho en páginas
anteriores que la palabra perversión es altamente significativa en su relación
valorativa con la libertad. En una relación de pareja y, en especial, en la
intimidad, sólo hay perversión cuando los actos realizados son impuestos,
obligados; cuando no son el resultado de la libre decisión, aceptada,
consentida, compartida y gozada por ambos ejecutantes. Y en la segunda
acepción del diccionario aparece, al lado de la palabra “crueldad”, el término
“refinada” y agrega “con placer de quien la ejecuta” No dice el diccionario
“obligada, impuesta”, ni dice, de quienes la ejecutan. Por lo tanto y
ciñéndonos solo a términos expuestos se connota, un sufrimiento de alguno
de los que practican el acto sexual, aunque ese sufrimiento sea el resultado
de una crueldad “refinada”.
La mayoría de personas, incluyendo a los profesionales de la salud sexual,
acepta en términos generales, que donde hay sadismo, hay riesgo de
sufrimiento de un lado y de placer del otro. Muchos sexólogos proponen por
eso el diagnóstico “sadomasoquismo” en la creencia que siempre que hay
crueldad, hay también placer. Sin duda el término sadismo se ha introducido
en la cotidianidad a partir de las obras literarias y también como
consecuencia de la vida de la bibliografía de ese autor que fue el marqués de
Sade que vivió en tiempos de la Revolución Francesa. Poco se sabe de la
vida del marqués; sus datos biográficos en especial de su infancia y pubertad
no son completos ni claros y de allí las dificultades en establecer una
explicación posible de sus conductas, comportamiento y mentalidad sexual
ejecutados en su vida adulta y trasmitida en la descripción literaria de sus
personajes. Se afirma que nació en una familia aristocrática francesa y que
su vida fue turbulenta. Oficial de caballería que participó en la guerra de los
siete años, estuvo durante trece recluido en cárceles acusado de una vida
licenciosa. Puesto en libertad en 1790 fue nuevamente encarcelado debido a
224
un “libelo violento” contra orgías de características monstruosas. Fue recluido
en la prisión parisina de Chareton era cuando tenía 65 años y de la que no
salió hasta su muerte a los 74 años. Chareton era una cárcel manicomio; se
lo consideró perverso, cruel, demente, tirano, abusivo, delincuente, criminal.
Sin embargo, la crueldad y ha ingresado a la claridad de “moralista”,
iconoclasta, anarquista y revolucionario.
Numerosos análisis, abundantes estudios, se han producido después que
Iván Bloch las publicara con el seudónimo de Eugenio Duhren. Me eximo de
presentar aquí un resumen de esos estudios, la bibliografía sobre la literatura
de Sade es muy abundante y de fácil acceso. Lo que interesa aquí es
señalar que la práctica sexual hecha con crueldad, buscando el sufrimiento y
hasta la muerte del sujeto pasivo, es lo que se llama Sadismo, aunque el
término ha extendido su uso hasta calificar a conductas y comportamientos
abusivos y tiránicos, más allá del área puramente erótica, libidinosa, sexual
placentera. El psiquiatra español Juan José López Ibeor que llegó a ser
catedrático de Psicología Médica y Psiquiatría de la Universidad de Madrid y
también Presidente de la Real Academia de la Lengua Española, presenta a
Sade así: “En realidad no fue ni loco ni agresivo; solo cometió ciertos
desmanes sexualmente anómalos con prostitutas, y algunos escándalos
organizando escenas de flagelación y tortura. Para Sade, el máximo
refinamiento del amor, se encuentra en el odio, de modo que es posible
gozar los más vivos placeres con una mujer a la que se odia, pero no con la
que se ama. Por tanto, el abrazo erótico solo tiene un sentido de furor y el
orgasmo es la máxima crisis de dicho furor.”
Pero Sade no fue el primero en señalar, en presentar, en demostrar estos
comportamientos sexuales delictivos, criminales. Antes que él, en la misma
Francia, existió un personaje que llegó a ser muy famoso: el mariscal Gilles
de Laval, barón de Rais que nació el año 1404 en la región llamada La
Vendée. Su historia no es, creo, suficientemente conocida entre nosotros,
225
por lo que considero útil ofrecer algunas referencias: “Era uno de los más
ricos señores de Francia, bebedor, mujeriego, violento y valeroso. Se casó a
los 16 con Catalina de Thouars, a quien abandonó enseguida……Hizo
campaña contra los ingleses con Juana de Arco. Por su valor fue nombrado,
a los 26 años, mariscal de Francia. Se comportó ejemplarmente. Recibió en
sus brazos a la Santa Doncella, cuando ésta cayó herida frente a Orleans.
Súbitamente se retiró a su castillo, donde organizó fiestas y torneos, e hizo
construir iglesias y conventos. Su prodigalidad le forzó a vender bienes. Para
salvarle de la ruina, el Carlo VII prohibió su adquisición. Un joven italiano,
Francesco Prelati, que ya había adquirido ama de endemoniado y de poseer
artes diabólicas, le socorrió en esta contingencia, asegurándole que para
hacer oro bastaba con inmolar dos niños, y recoger la sangre. Desde
entonces el mariscal se hizo pedófilo y luego pederasta. Enviaba a sus
esbirros a la caza de muchachos y niños entre seis y doce años. En el
castillo tenía relaciones sexuales con ellos y, después de un tiempo, los
degollaba y utilizaba su sangre para prácticas mágicas. Después, hacía
quemar los cadáveres. Se habló de millares de víctimas, pero en realidad
fueron 149. El obispo de Nantes lo emplazó ante un tribunal eclesiástico, que
lo excomulgó y lo condenó a ser ahorcado y luego reducido a cenizas. Hizo
confesión pública de más culpas tan abominables que, al escucharle algunas
mujeres se desmayaron y los jueces ordenaron que se cubriera el crucifijo de
la sala de audiencias. Cuando su cuerpo fue entregado a las llamas,
numerosas personas se apresuraron a arrancar del fuego su cuerpo y
sepultarlo en una iglesia de Nantes.” (J.J. López Ibor, ver bibliog.)
Pero mucho antes, otros personajes de su historia, han tenido conductas,
comportamientos y mentalidades que hoy llamamos sádicas. Entre estos
muchos están algunos emprendedores romanos, en especial Calígula,
incestuoso con hermana Drusila, su abuelo Tiberio Cesar y su sucesor
Claudio. Se afirma que Calígula declaro un día: “Si el pueblo de Roma
tuviera una sola cabeza, con placer la cortaría”
226
Pero a pesar de la abundante criminalidad que describe en las páginas
escritas de Sade, varios autores han rescatado importantes normas éticas
que harían de su maldad una reivindicación de la naturaleza humana y del
conocimiento de su esencia de su ser. Una de esas personalidades,
analistas, panegirista y crítica ha sido Simone de Beauvoir. En su libro ¿Faitil Bruler Sade? Traducido al español con el título El marqués de Sade, lo
presenta como “Imperioso, colérico, impulsivo, exagerado en todo, con un
desorden en la imaginación, en lo que atañe a las costumbres como no hubo
semejante,……” En el caso de Sade las diferencias son llevadas hasta el
escándalo, y la magnitud de su tarea literaria nos revela con cuanto
apasionamiento ansiaba ser aceptado por la comunidad humana. El conflicto
que ningún individuo puede eludir sin mentirse, se presenta en él en su forma
más patética. Aquí reside la paradoja y en cierto modo el triunfo de Sade; en
el hecho de que, por haberse obstinado en sus singularidades, nos ayuda a
definir el drama humano, en su generalidad…..en los linderos de su vida de
adulto descubre brutalmente que entre su existencia social y sus placeres
individuales la conciliación es imposible….Hasta me inclino voluntariamente a
creer que era cobarde….Ha subordinado su existencia a su erotismo porque
el erotismo apareció en él como el único cumplimiento posible de su
existencia….Toda la ética de Sade, es la identidad fundamental del coito y la
crueldad….La intención suprema que anima a toda actividad sexual es la de
desearse criminal: trátese de crimen o de suciedad, siempre se trata de llevar
el mal a cabo…..Ya que la hará del crimen mismo un placer propio…..No es
el deseo del libertinaje el que nos excita, es la idea del mal….No hay
afrodisiaco más poderoso que desafiar al Bien…..La sinceridad y la mal fe
mézclanse
en
su
alma
inextricablemente…..Sade
debe
de
haber
experimentado todos los placeres del fraude….está poseído por el genio de
la contradicción….Sus relatos poseen la irrealidad, la falsa precisión y la
monotonía de los ensueños de los esquizofrénicos……,¿Es preciso
considerarlo entonces como a un auténtico innovador dentro de los dominios
227
de la psicología? No es fácil decidirlo…..Gracias a esa porfiada sinceridad, a
la falta del artista consumado o del filósofo coherente, posee el mérito
necesario para ser reconocido como un gran moralista. El temperamento de
Sade es esencialmente antirreligioso, Sade se ha explicado claramente en
cuanto a esto: La idea de Dios es el único error que no puedo perdonar a
los hombres, dice…..De lo que está completamente seguro en todo caso es
que la gente que se satisface flagelando a una prostituta reside en que el
crimen es bueno….” Y Simone Beauvoir termina su libro con esas frases:
“En cada instante millares de seres sufren, vanamente, injustamente, y
nosotros no nos conmovemos”. A ese precio nuestra existencia es posible. El
mérito de Sade reside no solamente en haber gritado lo que cada uno se
confiesa vergonzosamente, sino en no haber elegido esa actitud……..Sade
ha, vivido hasta las heces el momento del egoísmo, de la injusticia, de la
desdicha y clama por la verdad. Lo que constituye el valor supremo de su
testimonio es que nos inquieta. Nos obliga a volver a plantearnos el problema
esencial, que bajo otras apariencias obsesiona a nuestro tiempo: las
verdaderas relaciones del hombre con el hombre”.
He aquí para terminar con el sadismo en esta parte de mi libro, un pasaje de
la obra Justine, del marqués de Sade:
“La debilidad de nuestros organismos, la falta de reflexión, los malditos
prejuicios en los que hemos sido educados, los vanos terrores de la religión o
de las leyes es lo que detiene a los tontos en la carrera del crimen, lo que les
impide ir a lo grande; pero todo individuo lleno de fuerza y de vigor, dotado
de un alma enérgicamente organizada, que se prefiere, como debe ser, a los
otros, sabrá pesar los intereses de los demás en la balanza de los suyos,
burlarse de Dios y de los hombres, desafiar a la muerte y despreciar las
leyes, convencido de que es a él solo a quien todo tiene que revertir, sentirá
que las infinitas lesiones al prójimo de las que él no ha experimentado
físicamente nada, no pueden compararse con el más ligero de sus placeres,
228
comprando por ese inaudito conjunto de fechorías. El placer lo halaga, está
en él; el efecto del crimen no lo atañe, está fuera de él; por lo tanto yo
pregunto: ¿cuál es el hombre razonable que no preferirá lo que le deleita a lo
que le es extraño, y que no consentirá en cometer esa cosa extraña a él y
que
no
le
molesta,
para
proporcionarse
agradablemente?”
229
lo
que
lo
conmueve
X. EPITOME
230
En las páginas que anteceden intenté establecer una relación entre
sexualidad y criminalidad. Biológicamente, el ser humano ha heredado la
agresividad evolutiva que le permite seguir evolucionando, confío, hasta el
Homo Sapientísimus. La educación y la cultura han transformado esa
agresividad etológica en violencia. La sexualidad no es ajena a esta
transformación. En el encéfalo de los seres humanos la agresividad y la
sexualidad comparten los mismos territorios que procesan ambas conductas,
comportamientos y mentalidades. El gran lóbulo límbico de Broca procesa
funciones vegetativas, sexuales orgásmicas y agresividad y violencia. Las
relaciones de esta gran masa archi y paleoencéfalica con el neocortex pre
frontal son determinantes para establecer la frontera entre lo normal, lo
patológico y lo criminal. Los potenciales agresivos son la base de la que la
educación, en especial antes de la pubertad, sabrá servirse para hacer de la
sexualidad lo mejor o lo peor en la convivencia humana. El placer sexual
podrá tener capacidades positivas, formadoras, afectivas, valiosas en el
desarrollo humano o ser nefasto para la convivencia en paz y felicidad.
La criminalidad es el resultado negativo, nefasto y destructor de una
sexualidad que debió servir para el cultivo del amor, de la paz y de la
felicidad.
231
XI. BIBLIOGRAFIA
232
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