SEXUALIDAD Y CRIMINALIDAD ARTIDORO CACERES VELASQUEZ 11 A ERIKA Janeth fuente de Ternura, Paz, Amor y Felicidad. 12 AGRADECIMIENTOS A Raquel Tello, Dugmet Rebatta, Gabriela Vargas y, muy en especial a Marcela Quispe, por su ayuda interpretativa, y de transcripción de mis garabatos. 13 “Todas las historias de amor son tristes, pero la vida sería más triste sin historias de amor” Leopoldo Chiappo (Psicología del amor) 14 “La violencia y la sexualidad siguen siendo, para el adulto y para el niño, ventajosos antídotos con que disipar el veneno insidioso de la monotonía” Gilbert Tordjman (La violencia, el sexo y el amor) 15 “Shakespeare más que cualquier otro autor, ha instruido a occidente en las catástrofes de la sexualidad, y ha inventado la fórmula de que lo sexual se convierte en lo erótico cuando lo cruza la sombra de la muerte”. Harold Bloom (Shakespeare, la invención de lo humano) 16 “Fornicar y matar es lo mismo” Charles Manson Asesino de Sharon Tate (08 de Agosto 1969) 17 “HASTA LA MUERTE” Yo te adoro, mujer, más de tal suerte Que desearía, en mi pasión de fuego, Que se quedara todo el mundo ciego Para que solo yo pudiera verte Si alguien se acerca a ti, pienso en la muerte Si te mira alguien, al dolor me entrego, Y de los hombres y de Dios reniego Cuando pienso que al fin he de perderte… ¿Perderte? Oh, no! Rechazo esta creencia! Mía fuiste en la infancia todavía Mía eres hoy, ya llena de experiencia, Y cuando llegue a mi muerte el día, Te arrancaré sin pena la existencia Para que seas en la tumba mía Federico Barreto (Peruano) 18 “SIN CORAZON” Loco de rabia y despecho Resolví en cierta ocasión Abrir a mi amada el pecho Y arrancarle el corazón “Así sabré, dijo fiero, Si el corazón de la ingrata, Que sin piedad me maltrata Es de piedra o es de acero” La aceché luego sin calma, Y con un largo puñal Rasgué el seno virginal De aquella mujer sin alma! Y cuando a mis pies la vi, Un grito horrible lancé Y mis manos sepulté En la herida que le abrí! Busqué luego, temerario, Dentro de su pecho impío.. ¡Y su pecho estaba frío Como el fondo de un osario! Busqué…Busqué con tesón, Y no hallé lo que buscaba.. ¡La mujer, que tanto amaba No tenía corazón! Federico Barreto 19 INDICE I. EXORDIO 11 II. DEFINICIONES 14 III. IV. 1. Sexualidad 15 2. Criminalidad 15 SEXO Y SEXUALIDAD 17 1. Sexo 18 2. Sexualidad: 19 A. Alternativas Sexuales 19 B. Orientaciones Sexuales 28 CRIMINALIDAD 40 1. Fundamentos o bases de la criminalidad 41 2. Agresividad y violencia 124 V. SEXUALIDAD Y DESARROLLO HUMANO: TEPORIA P.A.C.O.R 138 VI. SEXUALIDAD Y CRIMINALIDAD 146 VII. EROTOMANÍA – Síndrome de Clarembault 185 VIII. PSICOPATÍA SEXUAL FÓBICA 189 SEXUALIDAD- CRIMINALIDAD Y LITERATURA 192 IX. 1. La Biblia 193 2. Medea: Maternidad Criminal 199 3. Edipo Rey: Filicidio- Parricidio-Incesto- Suicidio 201 4. Otelo: Celos 208 5. Sadismo 213 X. EPITOME 220 XI. BIBLIOGRAFÍA 222 20 I. EXORDIO 21 La sexualidad y la violencia parecieran ser dos términos con significados totalmente opuestos, antagónicos, antónimos, irreconciliables que pertenecieran a dos realidades a dos hechos a dos situaciones completamente diferentes y jamás convergentes, dicotómicos como la noche y el día, o la vida y la muerte, o si se quiere, tal vez a lo mejor menos trágico, sería decir el amor y el odio- Sin embargo la noche y el día pertenecen a una unidad cotidiana, la vida y la muerte integran una unidad existencial y el amor y el odio son dos caras de una misma moneda. Con frecuencia se descubre que en los seres humanos existe una línea continua entre sexualidad, agresividad y violencia que la educación y la cultura no saben enseñar, no logran diferenciar y no han podido separar o interrumpir.- Eros y Tanatos, como se repite tal vez con demasiada frecuencia, se juntan en una sola persona, el instinto se hace pulsión y se transforma en delito, en crimen, en destrucción, y el neo encéfalo homínido desaparece invadido por un archiencéfalo dominante que ha traspasado también a un paleo céfalo displicente y hasta cómplice. Con frecuencia sorprendente, y cada vez en aumento, se presentan delitos, crímenes relacionados con la sexualidad. Lo ocurrido con Adán y Eva, está en la base del delito sexual. Millones y millones de páginas se han escrito en todos los tiempos y en todas las civilizaciones para descubrir las pasiones, los amores, las obsesiones, los celos y la criminalidad en forma de maltratos, suicidios y homicidios. La literatura tiene a Medea de Eurípides, en Madame Bovary, la novela de Gustavo Flaubert, en el amante de Lady Chatterley, del autor inglés David Lawrence, en Otelo de William Shakespeare, entre otras numerosas novelas, ejemplos de esta trágica, dramática y terrible relación entre delito, criminalidad y sexualidad. El asunto es tan grave que la razón, la causa el o los motivos deben y tienen que ser conocidos.- Tal vez sea este el único motivo que justifique que el amor es 22 simbolizado por un corazón de naipe atravesado por un puñal y sangrando.- Es un asunto complejo pero al mismo tiempo explicable y comprensible aunque fuere en una aproximación de pocas páginas. Trataré entonces de ingresar en éste laberinto y recorrer los senderos oscuros y misterioso con la esperanza de encontrar una salida. Los invito a acompañarme. 23 II. DEFINICIONES 24 1. SEXUALIDAD Definir a la sexualidad ha representado muchas pasiones, mucha tinta, mucho esfuerzo y no menos controversias. Sin duda hasta la actualidad persiste la discusión y sin ninguna duda son discutidos los conceptos, los contenidos y hasta las finalidades de este proceso biológico, psicológico, sociológico, antropológico y filosófico al que denominamos sexualidad. El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, en su vigésima segunda edición la define como: “Conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas que caracterizan a cada sexo”. Y en la segunda acepción se dice que es el apetito sexual, propensión al placer”. Considero que ésta definición es pobre, limitante, estrecha en la que básicamente se refiere o prioriza los aspectos biológicos. Desde mis primeros trabajos sexológicos he intentado definir la sexualidad con criterios claros, concretos que por lo menos connoten la riqueza y la diversidad de elementos que participan en esta enorme galaxia de la vida que, a decir verdad, no existiría sin ella, en otras palabras: sexualidad es vida. En mi libro “Neuropsicología de la sexualidad” la defino como: “El conjunto de condiciones, situaciones y posibilidades que caracterizan a cada sexo y a sus relaciones entre ellos”. Así la entendemos, así la enseñamos, así la vivimos. Desde el inicio mismo de la vida, hasta la muerte, con el final de la identidad corpórea, personal e individual, pero con la continuidad inmortal, si se ha tenido hijos. Primero no fue el verbo, primero fue la sexualidad. 2. CRIMINALIDAD La palabra deriva del latín “criminalis”, “que es lo relativo o perteneciente al crimen”. Desde su origen etimológico, el término connota un amplio 25 espectro de variables o de intervinientes. Como se sabe crimen, es “un delito grave, acción indebida o reprensible, acción voluntaria de matar o de herir a alguien”, así lo define el Diccionario de la Real Lengua Española. Por lo tanto los términos criminal, crimen y criminalidad involucran a todos los factores intervinientes en el acto delictivo. La disciplina que estudia, analiza e investiga, que se introduce en los vericuetos y misterios del crimen, es la criminología, la que definimos simplemente así: “Disciplina (ciencia, tecnología, arte, filosofía) que estudia, analiza e investiga el o los actos criminales”. La criminología necesita de otras disciplinas de otros métodos, de otros procedimientos que extrae, o elabora a partir de otras disciplinas como la sociología (sociocriminología), la antropología (antropo o etnocriminología), la psicología (psicología de la criminalidad o psicocriminología) y hasta de la filosofía (filosofía criminológica). Sin duda se sirve también de la biología, la medicina, informática, del derecho y hasta de la religión. A partir de estos conocimientos se logran establecer nuevos campos que amplían el horizonte criminológico, como el que se acepta con el nombre de victimología. Uno de estos campos es la criminalística a la que defino como la “ciencia, la tecnología y el arte que estudia los diferentes hallazgos en los escenarios del crimen con el objetivo de descubrir al o los autores y establecer las posibles causas de este”. 26 III. SEXO Y SEXUALIDAD 27 1. SEXO Con frecuencia inaceptable para estos tiempos, la mayoría de las personas mezcla, confunde, traslapa, iguala a los términos “sexo” y “sexualidad”. No son lo mismo, no significan, ni teórica ni prácticamente el mismo tema, el mismo asunto ni la misma realidad. El término sexo se refiere fundamentalmente a aspectos biológicos, ni más ni menos. Decir sexo es significar cromosomas, hormonas, gónadas, genitales, cuerpos, encéfalos. Decir sexo es referirse a cromosomas xx y xy, a hormonas androgénicas y estrogénicas, a úteros, ovarios, vaginas, vulvas, testículos, penes, pilosidades, mamas, hemisferios cerebrales, hipotálamos, lóbulos límbicos, feromonas, que caracterizan entre otras variables biológicas, a lo masculino, a lo femenino, y a lo intersexuado. Porque los seres humanos pueden ser masculino, femenino, varones o hembras e intersexuados. Y ese sexo, el intersexuado, puede ser cromosómico, hormonal, genital (hermafroditismo), o cerebral (transexualidad). ¿Porqué la comunidad científica y profana no acepta esta realidad?. Hace más de treinta años que venimos proponiendo, demostrando este hecho a mi juicio indiscutible, que la ignorancia, el prejuicio, la ingenuidad o la tontería aún no quiere aceptar. He presentado más de un hecho demostrativo de ésta realidad y la gota de agua aún no horada la roca de la intolerancia de la testarudez o del conformismo, ignorante y anquilosado. A partir de éste desconocimiento e inaceptación se han creado y se crean, horrorosas situaciones indignidades sociales, persecuciones torturantes, decisiones inhumanas, verdaderos crímenes de lesa humanidad. Bastaría señalar el infierno que han vivido y aún soportan y viven las personas con mente de un sexo atrapados en un cuerpo correspondiente al otro sexo, como son las personas transexuales. Las leyes que prohíben las medidas en especial las médicas, tanto quirúrgicas como farmacológicas, psicológicas y sexológicas, son también 28 un asunto que tiene que analizar la criminología. Cuanta infelicidad que con frecuencia llega al suicidio constituye la desgracia existencial de estas personas. Felizmente el cambio viene produciéndose lenta e inexorable aunque tardíamente. El cambio más notable en la mentalidad de los padres y profesionales se ha producido en los Estados Unidos de Norteamérica: Un niño de 8 años de edad, que desde los 4 años insistía en sentirse y creerse mujer, ha sido operado, cambiado de sexo. José ahora es Josie y al que al llegar a la pubertad le aplicarán las medicinas hormonales correspondientes a su nuevo sexo. Los padres de ésta criatura, han afirmado según las noticias, que estuvieron en todo momento de acuerdo con el cambio de sexo de su hijo y con la adopción de una nueva identidad sexual (Octubre 2009). 2. SEXUALIDAD Hemos planteado la necesidad de separar dentro de la sexualidad a dos condiciones: Lo que llamamos “alternativas sexuales y orientaciones sexuales”. A. ALTERNATIVAS SEXUALES Los objetivos teleológicos de la sexualidad son varios. El maniqueísmo, la manipulación, el prejuicio, la ignorancia y hasta la descerebración, en especial esa que venía y viene de las religiones principalmente de la católica, hizo creer que esa fuerza poderosa que tienen los seres vivos y que en los humanos se llamó y se llama libido, solo servía para la reproducción de la especie. Nada más ni nada menos. Creced y reproducíos fue la consigna y se acató esta descomunal tontería. Millones de personas entre varones y mujeres, en especial ellas, caminaron en este valle de lágrimas, arrastrando la culpa y la vergüenza por sentir otra cosa, o por no tener hijos en 29 especial varones. Siglo tras siglo se construyó el sufrimiento, el miedo, la angustia, la neurosis, la psicosis y la patología sexual a causa de éste imperativo torpe y desgraciado: “No fornicarás” fue la sentencia, todo lo que atentaba a esta norma era condenado, y aún en la actualidad ésta estúpida disposición hace sufrir a millones de seres humanos que aún creen que con esta obediencia irán al cielo o que en su desacato viajarán al infierno, a consumirse por los siglos en el fuego purificador. ¡Qué horror!, pero así fue y aún sigue siéndolo. Se ha hecho un cálculo probabilístico, se afirma que los seres humanos, sexo practicantes, tendrán en promedio, diez mil orgasmos en su vida sexual. De este máximo uno por mil servirán para tener hijos, en el supuesto que las personas quisieran tener 10 hijos. En consecuencia novecientos noventa y nueve orgasmos son pura y simplemente para conseguir placer, para gozar, no para tener descendencia. Por otras razones afirmo que la búsqueda del placer es la actividad prioritaria de la sexualidad en los seres humanos, como también lo ha demostrado la etología, lo es en otras especies animales subhumanas. Primera alternativa sexual, entonces la: placentera y segunda la reproductiva. El no entender esta simple realidad ha conducido y conduce a cometer crímenes de tremenda magnitud. Prohibir el autoerotismo, ignorar la sexualidad infantil, que salvo en el caso excepcional de la niña Lida Medina que gestó un hijo a los 5 años y medio de edad, aquí en Lima Perú, salvo éste récord en el mundo, seguramente de pubertad súper precoz, la sexualidad en la infancia es totalmente placentera. Obligar a los púberes y adultos a no tener relaciones coitales antes del matrimonio es otra indignidad criminal, y peor aún condenarlos a una sexualidad reproductiva contra su voluntad a no interrumpir un embarazo no deseado con el uso de sustancias como 30 la llamada píldora de emergencia, o del día siguiente, o simple y torpemente no informarlos como gozar de su sexualidad sin ningún riesgo de embarazo es, a mi juicio un crimen inaceptable y descomunal. Algo más aunque menos aceptado es obligar a la gente a contraer matrimonio desconociendo la decisión de soltería o de no paternidad, encajonándolos en el matrimonio monogámico y heterosexual. A mi juicio estos son delitos que atentan contra los derechos humanos y contra el principio ético básico fundamental que es la libertad personal, el libre albedrío y la toma de decisiones racionales y humanas. Otra alternativa sexual innegable, la lucrativa, se refiere a la utilización de la sexualidad con fines comerciales, económicos, materiales estrictamente con provecho monetario o búsqueda de gratificación material. La prostitución sexual es una manera y la pornografía es otra alternativa. Los que la practican con éste objetivo, no buscan la reproducción sexual teniendo hijos, tampoco el orgasmo gratificante y placentero. Su fin primero y último es “ganar algo”, que equivalga a riqueza material. La consideración de ésta alternativa debiera representar una comprensión de las conductas, de los comportamientos y de las mentalidades de quienes lo practican; no su justificación sino su entendimiento. Por lo tanto su profesionalización (en el sentido de actividad mediante la cual una persona se gana la vida) debiera significar el establecimiento de normas controladoras y limitantes, más no su represión y persecución. Desde hace siglos se viene actuando contra el ejercicio de ésta forma de utilización de la sexualidad, sin lograr nada o casi nada, en el objetivo de su extensión. Antes bien con todas las facilidades que ofrece hoy el mundo, en tecnología de comunicaciones y en evasión de los controles, las medidas permanente coercitivas no tiene ni tendrán el 31 éxito que pretenden. Y con medidas como las que se usan, lo que se promueve más bien es la clandestinidad, la exacerbación, la morbosidad, la corrupción, la perversión, la criminalidad y como casi siempre existen más medidas represivas que orientadoras y educativas lo que se logra es lo contrario de lo que se busca. La historia nos enseña que se prohibió el ejercicio de la prostitución desde los tiempos más antiguos y sin embargo el resultado fue que se consolidara la sentencia popular que ésta es la profesión más antigua de la humanidad. El libro Kamasutra fue calificado durante mucho tiempo como pornográfico, como lo fueron los ceramios peruanos pre coloniales, o muchos templos hindúes para los juzgadores occidentales. Si hasta el cantar de los cantares atribuido al rey Salomón, extraído de la Biblia y traducido al español por Fray Luis de León, mereció proceso condenatorio y sentencia de carcelería para tan ilustre representante de la religiosidad y arte literario español. La historia está poblada de procesos judiciales e inquisitoriales, de sentencias que llegaron a la muerte, por producir material erótico calificado de pornográfico. Y pese a todos los artilugios de la censura, el negocio siguió y sigue progresando bajo las narices de las torquemadas inquisitoriales, fanáticos e ignorantes, y seguirá en el futuro mientras no se llegue a comprender a esta alternativa de la sexualidad y se incentive con la prohibición, el delito y la criminalidad. Otra alternativa sexual es la que se ha denominado mística. Sitúo aquí a las personas que por razones diversas, pero sobre todo por sus creencias religiosas o políticas han tomado la decisión de no tener prácticas sexuales, en especial coitales, y preferentemente vaginales rechazando en consecuencia, la alternativa reproductiva. 32 En general hacen voto de celibato y castidad. El primer lugar lo ocupan los sacerdotes y monjas de la religión católica, pero están también en ese rango los que practican otras religiones con estas exigencias, religiones no predominantes en nuestro país. Otros niveles lo ocupan políticos que piensan que la práctica sexual podría limitar sus ideales revolucionarios, o artistas y deportistas que están convencidos que la actividad sexual merma su productividad o su rendimiento. También incluyo en esta categoría a los hombres y mujeres que han quedado viudos, o a hijos y en especial hijas, que dedicaron su vida a cuidar a los seres amados ya desaparecidos y que sacrificaron su sexualidad en el altar del amor, de la gratitud, de la entrega de la lealtad. La viudezlos alcanza en el recordado juramento de “lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”; o en ese complementario de “hasta que la muerte los separe”, y más aún en ese otro “contigo hasta la eternidad”. O la muerte de los padres ocurre cuando estos devotos hijos pasaron la edad necesaria para la entrega de pareja, o el hábito se impuso y también la ley biológica de que lo que no funciona muere. Durante mucho tiempo se debate la consigna de la concentración deportiva y la privación de “desgaste sexual” o la falsa creencia de una relación, sobre todo fisiológica o endocrinológica entre glándulas de secreción interna y neuronas, creencia no demostrada aún científicamente. Pero la decisión está allí y creo que es respetable mientras no haga mal a nadie, inclusive claro está a los que creen en estas decisiones. Lo malo y lo grave es que muchas de estas personas piensan, están convencidas, en la bondad de sus creencias y deciden imponerlas a los demás haciendo uso de su experiencia personal y de su supuesta felicidad existencial. Esto ha ocurrido y aún ocurre desde las religiones en especial la católica. Ahora menos que antes pero aún es fuerte y hasta poderosa la orden masoquista de “nada de 33 relaciones sexuales hasta el matrimonio” o la condenación al autoerotismo y hasta las otras formas que contradigan sus preceptos dogmáticos impartidos a diestra y siniestra y en especial- y de aquí su alta gravedad- a niños desde su temprana escolarización y hasta dentro mismo del hogar, y desde el nacimiento con los rituales que se imponen a través de los padres, creyentes, ingenuos, desorientados, manipulados y hasta enajenados. Y entonces surge la criminalidad porque además de los efectos neuropsicológicos, psicopatológicos y hasta psiquiátricos, se contravienen leyes, tratados, normas y convenciones internacionales que protegen y defienden el normal desarrollo y crecimiento de los seres humanos. En otras épocas el asunto era descomunal y atentatorio, a la vida misma. Solo para referencia voy a citar lo que María Emma Mannarelli escribe en su libro “Hechiceros, Beatos y Expósitos” (ver bibliografía). Se refiere a un colegio de niñas que han sido abandonadas en las puertas de las casonas o de las iglesias limeñas y que eran recogidas para su educación, nutrición, y cuidado durante la época colonial que vivió el Perú. El colegio era administrado por el Tribunal de la Santa Inquisición durante el siglo XVII y XVII. Y se llamó “Colegio de las Niñas Expósitas de Santa Cruz de Atocha”. Allí en ambiente de reclusión carcelaria se trataba a las niñas como especies subvaluados del género humano.- La autora del libro mencionado recoge referencias de varios documentos que informan sobre este lugar de reclusión en estos términos. “Apenas fundado, el colegio de Nuestra Señora de Atocha acogió a doce niñas, luego aumentaron a veinticuatro las que serían vestidas, alimentadas, educadas y dotadas. Las colegiadas procedían exclusivamente del hospital de las niñas huérfanas”. Las niñas aceptadas debían tener entre ocho y dieciséis años. La educación que recibían comprendía la lectura, escritura, doctrina 34 cristiana, costura y música, instrumentos musicales y canto.- En consonancia con el régimen de clausura al cual las niñas estaban sujetas, el horario era sumamente rígido: entre las 6 y 7 de la mañana rezaban el rosario, oraban y escuchaban misa antes de desayunar.- Luego pasaban tres horas hasta las 11 en la sala de labor. Allí cosían, leían libros espirituales en voz alta y la maestra explicaba la doctrina cristiana, eran las labores intelectuales, la educación que recibían estaba volcada en gran parte a asuntos religiosos. De las quince horas de actividades diarias estas mujeres transcurrían aproximadamente diez a cuestiones de tal índole. Las únicas ocupaciones que no estaban vinculadas estrechamente a la religión eran la costura y la música, aunque ésta última era básicamente sacra. “Almorzaban en comunidad en el refectorio. Alternaban los alimentos con la lectura de vidas de santos para luego descansar de 12:30 a 2 de la tarde, hora en que regresaban a la capilla del colegio para rezar media hora.- Seguidamente pasaban de nuevo a la sala de labor donde estaban hasta las 5:30 recibiendo las clases de la maestra. Estas consistían básicamente en leer en voz alta la doctrina cristiana.- De 6 a 8 de la noche volvían a la capilla para rezar el rosario y otras oraciones continuando hasta las 9:30 con rezos y la lectura de libros devotos antes de acostarse.- Se confesaban y comulgaban cada quince días.- Así mismo tenían asueto los jueves de cada semana y los días de festividades religiosas….”Las colegiales estaban aisladas y prohibidos de tener algún tipo de contacto con el exterior:” “clausura y encerramiento se ha de guardar”.- De no complicarse las leyes del enclaustramiento se aplicaría la ex comunión y por supuesto serían privados de la beca y de la dote asignadas.- La correspondencia escrita también estaba prohibida.- Ni mujer ni hombre ajeno al colegio podría ingresar bajo 35 pretexto alguno.- Cuando el contacto en el exterior se hacía absolutamente imprescindible, debía ser a través de la reja de la iglesia o por la puerta de calle con asistencia de la rectora. El único contacto que había entre el colegio y el mundo exterior era un criado para los recaudados de afuera; obviamente no dormía allá sino en el cuarto del capellán cercano al colegio. Todas las puertas estaban resguardadas celosamente bajo llave. La rectora, la maestra y dos colegiales de las más antiguas se encargaban cada noche de cerrar todas las puertas con llave; con sus velas encendidas. El dormitorio de las colegialas se cerraba por dentro y “había una luz encendida toda la noche”……………………..………………………………………… Este fue el colegio de las Niñas Expósitas de Santa Cruz de Atocha.“Su creación, dice la autora de éste libro, sugiere una asociación muy poderosa entre ilegitimidad y control de las mujeres. El costo de la preservación del estatus del grupo español supuso el fortalecimiento de un discurso de las autoridades públicas sobre el control de la sexualidad femenina y el aumento de la rigidez en la normatividad del comportamiento de las mujeres de la ciudad” Esta atroz descripción de un sistema escolar represivo, enajenante, marcaba a fuego el cerebro de las niñas y púberes que terminaban encadenadas por todo el resto de sus vidas en una sexualidad deshumanizada y criminal. Muchas personas que lean este relato podrán pensar que este sistema educativo ocurrido hace siglos ya desapareció. Sin embargo, aceptando que lo referido diseña un crimen de lesa humanidad, yo afirmo que aún en el primer decenio del siglo XXI, persiste en su finalidad teleológica en muchas escuelas y colegios de la actualidad, con sistemas más sutiles y más disimulados, pero igualmente 36 delictivos. Centros educativos con nombres de santos y santas, paredes repletas de sentencias bíblicas, estatuas y retratos, figuras religiosas, rezos y cánticos con invocaciones y referencias a Dios (“ solo hay un Dios verdadero”), a Jesucristo y a mártires católicos, cotidianos, celebraciones y rituales que hacen penetrar por surcos y cisuras cerebrales el dogma, el fundamentalismo, el fanatismo religioso, que prepara el rebaño de adultos escolarizados e impasibles de cambiar con la razón y con una argumentación inteligente y liberadora. Pero también prepara el terreno para la hipocresía, la corrupción y la perversión, que aflora todos los días en el acoso y el abuso sexual, con la violación y la pederastia, destructora, deshumanizante y aniquiladora.- Esto explica con claridad los hijos clandestinos de sacerdotes, obispos y cardenales, así como el grito desgarrador de los que claman la desaparición del voto de castidad y celibato en el ejercicio del sacerdocio católico. Otras formas alternativas sexuales han aparecido en el mundo.- Me refiero a la creación de la llamada alternativa coterapéutica. Fue creada por el matrimonio W.H Masters y V.E Johnson que implementaron la formación de profesionales encargados de resolver los problemas sexuales de las personas aquejados de diversos trastornos con técnicas presenciales, directas y controlados y entrenados científica, ética y deontológicamente en centros de formación académica.- Este intento no fue aceptado por las autoridades de los países en los que se intentó implementarlos, incluyendo el Perú. Al contrario mereció la represión, la condena y el cierre definitivo del proyecto incluyendo en los Estados Unidos de Norteamérica donde surgió después, inclusive, de proceso judiciales condenatorios y escandalosos. 37 B. Orientaciones Sexuales Utilizo ésta denominación para designar la manera como las personas encausan su sexualidad, sea para con ellas mismas, como en su relación con otras, e inclusive con animales u objetos que permitan el coito, el orgasmo y la gratificación placentera. En otras palabras, la manera como los sexos canalizan su libido, su sexualidad consentida, libre y ajena a perversiones, violencias o patológicas. a) Autoerotismo: Durante siglos satanizada, ésta forma de orientación de la sexualidad, es sin embargo la más frecuente, la primera e iniciática que , desde la infancia acompaña a los seres humanos (también en los animales subhumanos) durante toda su vida.- En los niños tanto varones como mujeres se manifiesta tempranamente y eclosiona con fuerza insostenible durante la pubertad. Con mayor frecuencia en los varones, no está ausente en las mujeres y no está ausente tampoco en la adultez ni en la vejez.- Fue y es motivo de prohibiciones, de estúpidas recomendaciones y de torpes consejos con la ignorante, prejuiciosa y manipuladora afirmación de que su práctica es responsable de todas los males existentes y de todas las consecuencias negativas que azotan a las personas.- Desde la afirmación que crecerían pelos en las palmas de las manos, hasta el infierno por la eternidad, pasando por la locura, la demencia y la epilepsia y hasta la muerte. Eso se dijo, y se dice de ésta orientación a la que se le calificó de “masturbación”, “placer diabólico” o de “autos satánico”. El término masturbación significa literalmente maltrato de los genitales con la mano y eso es lo que harán y hacen, sobre 38 todos los jóvenes que escondiéndose generalmente en los servicios higiénicos se jalonean o manipulan los genitales externos con el objetivo torpe y rápido de lograr el orgasmo, indisolublemente unido en los varones con la eyaculación.Como estaba prohibido había que hacerlo a escondidas, culposa y pecaminosamente, aunque después había que declararlo a esos personajes de los confesionarios que condenaban a quitarse la vergüenza con diez padrenuestros, y diez avemarías, aunque muchos de ellos también lo practicaban en sus recintos de meditación. Cuántos de éstos personajes se flagelaban y se hacían heridas en el cuerpo cuando eran asaltados por estas diabólicas tentaciones. Un médico suizo, de apellido Tissot, tuvo la fatal ocurrencia de escribir un libro que circuló por toda Europa y llegó hasta América, precisando con descaro pseudointelectual y charlatanesco un sin número de males que ocasionaría ésta práctica, según él, responsable de todos los males de la humanidad, así como también, estableció recetas para la corrección, dignas de un tribunal fascista, inquisitorial y carcelario. Estas actitudes que duraron siglos y que aún persisten en muchas cabezas enajenadas hechos criminales que han desencadenado culpas, vergüenzas, neurosis y hasta perturbaciones de tales consecuencias que llegaron a la amputación del pene, a heridas en la vulva y hasta a suicidios. En una encuesta que realizamos en Lima y en los años ochentas del siglo pasado con la colaboración de estudiantes de psicología de la universidad mayor de San Marcos, recogimos el resultado que entre varones y mujeres que asistían a colegios estatales y privados de la capital del Perú, 39 la masturbación era practicada por más del 80% de varones y más del 40% de mujeres entre 12 y 18 años de edad entre un total de dos mil encuestados. Cuando la investigación se extendió a alumnos universitarios hasta los 30 años de edad las cifras subieron al 95% en los varones y 70% en las mujeres. Por lo tanto ésta práctica autoerótica llamada masturbatoria era practicada por la mayoría de hombres y mujeres en aquella época y en esa ciudad. Sin embargo y a pesar de su frecuencia a nadie se le había ocurrido que había allí una normalidad estadística que había que considerar, analizar y orientar. Si la práctica es tan frecuente, porqué se la prohíbe, si a pesar de todas las nefandas afirmaciones, nadie había demostrado la existencia de las horrorosas consecuencias lanzadas por los doctores Tissot de todas éstas décadas y siglos, y por qué no se consideraba como una orientación sexual sana y hasta casi obligatoria en el camino del desarrollo sexual humano y por lo tanto, en la necesidad de su aceptación y de su educación oportuna saludable, desprejuiciada y respetable? Simple y llanamente por la ignorancia de unos y por la estúpida testarudez de otros que seguían pregonando, delictivamente, que la sexualidad es cochina, asquerosa, vergonzante, pecaminosa y condenable. La sexualidad en las garras de la criminalidad. b) Heterosexualidad: Esta es la orientación más aceptada y generalmente más reconocida por las normas, en especial morales, de casi la mayoría, sino todos los países del mundo. En muchos de estos países, claro, se aceptan otras orientaciones, pero ésta es la menos castigada y menos satanizada, salvo claro está en los ambientes dogmáticos de castidad y celibato. 40 La “búsqueda de la otra mitad” ha sido referida hasta por Platón cuando explicaba el mito de la decisión de Zéus de dividir al nuevo ser creado bisexual para que cada mitad deambulara en el mundo buscando su otra mitad. Casi siempre se creyó y se afirmó que esa otra mitad debiera ser un complemento del propio sexo, es decir varón para una mujer y hembra para un macho. Y con el correr de los años y de los siglos se llegó a afirmar que ésta era la única forma como los seres humanos debieran orientar su sexualidad: ellos con ellas y ellas con ellos. Todo lo demás terminó por prohibirse, perseguirse y condenarse. En éste camino apareció el matrimonio y surgió la ley sagrada: sólo heterosexual y monogámico. Y para ellas el dogma: “Hasta que la muerte los separe, porque lo que Dios ha unido no debe separarlo el hombre”. Ah! me olvidaba: y ha de tener hijos porque había que “creced y multiplicaos”. Y entonces, como escribió César Vallejo, entonces más valdrá francamente que se lo coman todo y qué más da!. Con éstas actitudes rígidas y dictatoriales que nacieron en las religiones, fundamentalmente la católica y que recogieron los gobiernos, unos tras otros, se construyó la infelicidad de mucha gente que sufrió interna, íntimamente, el dolor y la angustia de estar fuera, de estar al margen de ésta exigencia, por tener ésta orientación y no poder ejercitarla sin culpa ni vergüenza y de considerarse por eso anormal, enfermo o poseído por el diablo que lo llevará al infierno. Merced a estas normas morales, se construyó el adulterio, se propició la infidelidad, se traficó con la necesidad de libertad y de autorrealización, de muchísima gente que no sabía ni podía sino cumplir la imposición de buscar a una persona del otro sexo, de casarse y tener hijos. 41 Cuántos seres humanos fueron satanizados con la acusación “hombre maduro y soltero, maricón seguro”; cuántas uniones heterosexuales sin hijos fueron condenadas al sufrimiento, a la traición, al engaño y hasta al divorcio; ¿cuánto amor y cuánto sufrimiento, como lo escribió el poeta, ¿Quién condenó con ésta decisión criminal de medir la sexualidad de la gente con una sola medida?. Aún hasta hoy hay padres que cuidan celosamente a sus hijos, de preferencia a sus hijas, transformándose en guarda espaldas, más aún en guarda cuerpos, y mejor para ellos en guarda delanteras, con la cantaleta que “nada hasta el matrimonio”, y que cuando esos hijos y en especial hijas, llegan a los treinta años de edad, son asaltados por la duda, la angustia de la inquietante pregunta “porque no tienen pareja, porque no se casan y porqué no tengo nietos”. Entonces esos padres, pasan de guardadelanteras a relacionistas públicos, y a buscar marido o mujer para sus hijos porque como diría Mario Moreno “Cantinflas”: “para más luego ya es tarde”, y claro en la desesperación del ahogado cualquier tablita parece ser un trasatlántico y ¡suácate! el matrimonio heterosexual a como dé lugar, y así comienzan muchas tragicomedias ¿Por qué y cómo? Por la delincuencial afirmación que la única orientación sexual es la heterosexual, en matrimonio, en monogamia y con hijos y punto! c) Homosexualidad: Los historiadores bibliográficos afirman que el término “homosexual” fue acuñado por Karl María Boukert, en 1869 para calificar muy bondadosa, cándida y hasta simplonamente, la relación sexual entre personas del mismo sexo: varón con varón, hembra con hembra. El calificativo fue aceptado, introducido en el glosario médico psiquiátrico y 42 endocrinológico, sobre todo, y también en el psicológico y en el sexológico. Se pensó que era más académico que “sodomía” o más edulcorante que “perversión”. Tuvo más éxito “homoerotismo” y casi nadie pensó en “homofilia” aunque su opuesto “homofobia” ganó popularidad y domina hasta hoy. Lo real es que el término homosexual no tiene en cuenta las diversas modalidades de su presencia, los diferentes factores causales, y las variadas formas de su práctica porque no hay “homosexualidad” sino “homosexualidades” y porque con éste calificativo no se tiene en cuenta a las alternativas sexuales y solo se apunta a la placentera de donde surgen una gran cantidad de prejuicios, ignorancias, mitos, discriminaciones y hasta actos criminales. Las personas con cierto nivel cultural ya saben, ya están enteradas que una de las orientaciones sexuales es la llamada “homosexualidad”, que ésta existió siempre y que desde Platón se afirma, como dijimos, que el ser humano es originalmente bisexual, que evolucionó a varón o a hembra, pero mantuvo en cada una de sus mitades a la otra aunque en forma no predominante. Los ejes cartesianos de abscisa y ordenada tienen mucho menos representantes que las diagonales que ocupan el espacio entre los dos. Sin embargo, las ideologías políticas y sobre todo religiosas impusieron la falsa creencia, el mito y la norma obsesiva que siendo varón y hembra, no habrá otra posibilidad que emparejarse así: él con ella, ella con él. George Steiner y Robert Boyers han compilado los trabajos de diferentes autores, en especial clásicos y los han resumido en su libro “Homosexualidad, Literatura y Política” Los autores presentan la opinión de Plutarco que escribe en su “Diálogo 43 sobre el amor” lo siguiente: “El noble amante de la belleza se siente atraído siempre que contempla la excelencia y las esplendidas dotes naturales, sin reparar en los detalles fisiológicos. El amante de la belleza humana se sentirá inclinado, franca y justamente hacia ambos sexos, en vez de pensar que los hombres y las mujeres son diferentes en el amor como lo son en sus vestidos”. Basándose en éstas y otras referencias, John Boswell, que escribe en ésa misma compilación, afirma: “las sociedades antiguas no diferenciaban la heterosexualidad de la homosexualidad, y no que todos, ni siquiera la mayor parte de sus miembros, dejaran de establecer esa distinción. En el “Banquete de Platón” se plantea claramente la realidad de inclinaciones homosexuales como normales, tan normales como las heterosexuales (Aristófanes). Y así numerosos autores han dejado esta constancia y éste reconocimiento. Pero con el correr de los años, estas referencias se marginaron, se olvidaron y hasta se prostituyeron. Y las personas homosexuales terminaron separadas, pervertidas, prostituídas y criminalizadas. Las ideologías y las doctrinas criminales nacieron de ideologías y doctrinas religiosas y políticas. Entre las primeras, la católica ocupa el primer lugar y en las segundas, los fascismos y en especial el nazismo. Hasta el término homosexual desencadena rechazo, reticencia, acusación, desconfianza, cólera y en varias ocasiones temor y en otras odio. Tanto en la literatura como en las conversaciones cotidianas, la orientación homosexual fue codificada de “repulsiva”, “enfermiza”, “sucia”, “asquerosa”, “indecente”, “perversa”, “cochina” “obscena”, “patológica”. A pesar de la declaración de la Asociación Norteamericana de 44 Psiquiatría, en 1974, separando a la homosexualidad de las enfermedades y patologías, muchos médicos, en especial psiquiatras siguen declarando torpemente a voz en cuello que la homosexualidad es una “aberración patológica” escupiendo así sus prejuicios, sus fundamentalismos y seguramente sus miedos y fantasmas. El asunto es que la condena es muy antigua, pues desde la tradición judaica viene esa ola acusatoria y difamatoria porque en la Biblia se lee:”Si un hombre se acuesta con otro, como se hace con una mujer, ambos cometen una cosa abominable y serán castigados con la muerte, caiga su sangre sobre ellos” (Levítico, 20,13). Bajo éstas condiciones las personas homosexuales se han culpabilizado, retraído, deprimido y naturalmente “enfermado” y hasta han recurrido al suicidio, bajo esa atroz presión social. El acceso al trabajo estaba entre limitado y prohibido. El cambio de nombre, de homosexual a gay, favoreció en algo porque levantó en parte el manto reprobatorio. Hasta la actualidad, declararse homosexual es correr el riesgo de la sentencia acusatoria y paralizadora. En los Estados Unidos de Norteamérica, país aparentemente libre pero sin embargo aún cargado de fardos prejuiciosos e ignorantes, todavía existen manifestaciones declaradas y francas de criminalización de los homosexuales. Recientemente bajo la presidencia de Barack Obama se ha acordado “poner fin a la política que impide a los homosexuales identificarse como tales en las Fuerzas Armadas”. Los congresistas de ése país han propuesto someter a votación la eliminación de la ley vigente desde 1993 denominada, “Don´t ask, Don´t Tell” (No pregunte, no diga) que prohíbe reconocer la orientación sexual bajo pena de expulsión de las fuerzas armadas. Pero ésta iniciativa (aunque 45 tuviera éxito, no podrá aplicarse hasta que el Pentágono realice un estudio sobre el “impacto que tendría este acuerdo en las tropas norteamericanas”. Y allí está el riesgo. Siglo XXI, año 2010, los aires del levítico, de la justicia, injusta, de la psiquiatría, contaminada, de las religiones y de las ideologías políticas criminales, así como la ignorancia y complejos de mucha gente, aún persisten y el olor represivo y discriminatorio aún sigue presente criminalmente. d) Bisexualidad: A pesar de las opiniones y declaraciones de pensadores, escritores, literatos, filósofos y científicos, las orientaciones sexuales estuvieron, entre la aceptada y reconocida heterosexualidad y la alabada, admirada, elogiada y hasta santificada castidad. La homosexualidad, transformada en homosexualismo con el término “gay”, logró romper algunas cadenas y los grupos así identificados salieron a las calles exigiendo su reconocimiento. Y siguen logrando sus objetivos, conquistando terrenos laborales, artísticos, sociales en general profesionales variados, y tarde o temprano la llamada “homosexualidad” será conocida por todos como una orientación sexual normal. Muy recientemente, en especial en el Perú, otra orientación sexual viene abriéndose camino en el reconocimiento, aun tibio, de las conductas, comportamientos y mentalidades sexuales: la bisexualidad. Su existencia ha sido motivo de descripciones psicológicas y literarias muy antiguas. El mismo Zeus fue reconocido como bisexual entre los griegos. “Zeus vino como un águila al divino Ganímedes, como un cisne a la rubia madre de Helena. Así no hay comparación entre las dos cosas: A una persona le gusta la que se asemeja a ella, a otra, la que es distinta, a mí me 46 gustan ambos” (Greek Astrology, trad. W.R.Platón, Cambridge, Mass 1918, referido por G. Steiner y R. Boyers). Otra descripción de la mitología griega es la de Tiresias, que por haber dado muerte a una serpiente hembra cuando se acoplaba sexualmente con una macho, fue transformado en mujer y por lo mismo tuvo experiencias amorosas de ambos sexos, a tal punto que cuando Zeus y Hera discutían por saber quién, entre varón y mujer, gozaban más en el amor, decidieron consultar a Tiresias y éste afirmó que era ella, la mujer, la que disfrutaba mucho más, cuantificando inclusive entre uno y diez y asegurando que la mujer gozaba como nueve y el varón como uno. Resultado de ésta opinión fue que Hera sintió develado su secreto y encegueció a Tiresias. Platón en el Banquete describe el mito de Aristófanes en el que explicó que los seres humanos se dividen en grupos entre los que están los que gustan y prefieren relaciones homosexuales, heterosexuales o ambas. Sigmund Freud reconoció que originalmente los seres humanos éramos biológicamente bisexuales. Grandes personajes de la historia han sido calificados de bi o ambisexuales en sus preferencias de orientación sexual. El Rey David, Aquiles, Miguel Ángel, Alejandro Magno, Shakespeare, entre otros muchos más numerosos. Y también mujeres, igualmente numerosas. ¿Por qué entonces ese afán ignorante o prejuiciado al negar esta realidad?. Y sobre todo de criminalizarlo con acusaciones, denuncias, represiones y hasta persecuciones. Volvemos a decirlo; la sociedad y en especial las religiones han querido imponer sexualidad de coordenadas: verticalidad y horizontalidad, heterosexualidad y castidad, nada más ni nada 47 menos; se ignoró y aún se quiere ignorar a pesar de las evidencias las muy numerosas diagonales de la vida sexual. e) Multisexualidad: También llamo a ésta orientación “sexualidad sincrónica”. SE trata de personas que buscan y disfrutan de diversas maneras, de formas variadas y de múltiples modos de gozar de tu sexualidad, sea en forma hétero, homo o bisexual, utilizando en sus parejas o sin ellas, en el momento actual sic et nunc; aquí y ahora; elementos enriquecedores como objetos, vegetales y animales entrenados para estos fines, sin que ninguna, nadie, sufra o se someta obligada, forzadamente y en especial con practicas privadas, respetuosas de la intimidad y de la privacidad. La utilización de vestidos o de artefactos vestimentarios, el uso de aromas, o de bebidas y comidas que a juicio de los usuarios, son estimulantes, no dañinas, no tóxicas, menos aún adictivas, configuran una presente y también antigua manera de hallazgo de placer. En otras ocasiones y también en la actualidad, estas diversas variantes, en especial coitales, fueron calificadas de perversiones, anomalías patológicas y con elegancia académica, en especial psiquiátrica se las integró en lo que se llaman “parafilias”, otro terminajo oscurantista y equivocado por su significado y amplitud. Una persona puede ser “parafílica”, en las artes, en las comidas y hasta en los deportes, sin que haya en esas conductas, en esos comportamientos y en esas mentalidades, nada de sexualidad menos nada de coital. Muchas legislaciones aun condenan, persigan y prohíben esta orientación, lo cual conduce a la clandestinidad, a la represión, a la persecución y a la corrupción y en consecuencia a la delincuencia. 48 f) Plurisexualidad: Es la orientación sexual “diacrónica” es decir la práctica de todo lo mencionado anteriormente en sentido longitudinal, a través del tiempo y de los años, secuencial o no pero si serial, y a veces progresiva. Son personas por ejemplo, castas que se hacen homosexuales, después bisexuales, para terminar heterosexuales, que han practicado travestismo, zoofilia (no zoorastia o zooclastia) y otras formas teleológicamente normales y que disfrutan de una sexualidad variada y enriquecedora, responsable, privada y en uso de los valores éticos más importantes: la libertad. 49 IV. CRIMINALIDAD 50 La palabra deriva del latin criminalis, que es “lo relativo o perteneciente al crimen”. Desde su origen etimológico, el término connota un amplio espectro de variables o intervinientes. Como se sabe, crimen es “un delito grave; acción indebida o represensible, acción voluntaria de matar o herir a alguien”, así lo define el Diccionario de la lengua española.- Por lo tanto los términos criminal, crimen y criminalidad involucran a todos los factores intervinientes en el acto delictivo. La disciplina (ciencia, tecnología, arte, filosofía), que estudia la criminalidad, es la CRIMINOLOGÍA. En nuestro país, el término, el concepto y la práctica, de esta disciplina se ha visto reducida a la criminalística, a la medicina legal, forense, jurídica, o sea cual sea el apellido, estrechando al importante campo criminológico enriquecido por disciplinas como la psicología, la sociología, la antropología, la etnología y el derecho mismo, desde sus perspectivas lógica, axiológica, epistemológica y teleológica. En mi libro “Psicología de la Criminalidad”, en sus dos ediciones (2005-2010) he presentado mi opinión sobre varios aspectos de la criminalidad que considero básicos en la comprensión de la construcción de la mente delictiva. Vuelvo a plantearlos aquí, pues me parecen igualmente importantes en la relación sexualidad-criminalidad, tema central y más específico de esta obra. 1. FUNDAMENTOS O BASES DE LA CRIMINALIDAD Una preocupación básica, elemental, que debe tener la persona que estudia un acto delictivo es saber analizar, determinar, y escudriñar los diversos factores que expliquen las conductas, los comportamientos y la mente de los que están incursos en este acto. Es factible encontrarlos, y con frecuencia, es necesario e imprescindible determinarlos. Los resultados configuran lo que podría llamarse sin ambages el diagnóstico, el mismo que, además, condiciona los diversos procedimientos terapéuticos, correctivos, reeducadores y rehabilitadores, imprescindibles, 51 como consecuencia de una sentencia inculpatoria del justificable o de los justificables. En ocasiones, relativamente pocas, existe un solo factor, aunque con frecuencia se encuentran más de uno en la etiología del crimen. Analizaré seis de estos factores, a mi juicio los más importantes, si no los más significativos. Hay, sin embargo, en ocasiones, grandes dificultades para establecer con éxito prioridades, y no raras veces es imposible encontrar relaciones racionales entre factores y el crimen. Utilizando un término médico, podríamos hablar en estos casos, entonces, de factores “idiopáticos” o inclusive pura, llana y sencillamente, de “etiología desconocida”. Así se presenta. En ocasiones, la misteriosa e inefable conducta, comportamiento o mente criminales. Es entonces cuando se pone a prueba la experiencia y la sabiduría de investigadores, de peritos y en especial de magistrados, para establecer lo más racionalmente una conclusión, sin necesidad de recurrir a la trilalda y a veces inconsecuente y rutinaria expresión: “la duda favorece al reo”. A. FUNDAMENTOS BIOLÓGICOS DE LA CRIMINALIDAD El escritor francés Francois Bresson escribió una verdad ahora indiscutible. Dice: “detrás del bebé, no están solamente los nueve meses de concepción y gestación de un individuo, sino los millones de años que pertenecen a la especie”. Aparentemente, esta afirmación estaría en contradicción con el pensamiento de Juan Jacobo Rosseau, para quien “todo está bien al salir de las manos del autor de la naturaleza, todo degenera en manos del hombre”. Aparente contradicción, digo, porque si en la afirmación de Rosseau, son la educación, la cultura- desde acepción etnológica-, la “civilización”, las que hacen al animal de presa que ha llegado a ser el ciudadano actual, supongo que el enciclopedista revolucionario se habrá referido más a Adán y Eva y al paraíso terrenal y menos a la “tábula rasa” cerebral de la que hablan los decepcionados de la vida y los creyentes 52 fundamentalistas. Lo real es que los seres humanos somos el producto de muchos factores, y de entre ellos, los que llamamos en términos generales “biológicos” ocupan el substratum, el andamiaje, los cimientos de su existencia. Analizaremos a continuación estos factores. a. Etiológicos La etiología está definida en el Diccionario de la lengua española como el “estudio científico del carácter y modos de comportamiento del hombre”. En la segunda acepción, la Biblia lingüística enriquece a su primera: “Parte de la biología que estudia el comportamiento de los animales”. Entonces. La etiología estudia el comportamiento del hombre y de los animales. Aun con este agregado, a mi juicio, la definición no es completa. Los avances logrados en esta “disciplina”, que son muchos y cada vez más ricos en sus aplicaciones teóricas y prácticas, me permiten plantear, sugerir, la siguiente definición: La etiología es la disciplina (ciencia, arte, tecnología, filosofía) que estudia las conductas y los comportamientos de los animales, incluido el ser humano, individual y comparativamente, basándose, fundamentalmente, en la Teoría de la Evolución. Uno de los investigadores más notables del siglo XX fue Konrad Lorenz. Este afirma que la “etiología, o estudio comparado del comportamiento, es bastante fácil de definir: ella consiste en aplicar al comportamiento animal y humano todas las interrogantes y los métodos que parecen naturales de aplicar en todas las otras ramas de la biología después de los descubrimientos de Charles Darwin”. Basándome en estas valiosas opiniones, elaboré la definición planteada. 53 Considero indiscutible la base biológica, en este caso etológica, de la criminalidad. Es la perversión de esta base la que hace nacer la violencia. Los animales subhumanos no son delincuentes, no cometen crímenes, como no lo son la inmensa mayoría de niños. Y digo la mayoría por la presencia de los “ángeles malvados” o de las “raíces de la maldad”, para denominar con términos literarios o cinematográficos a esos niños muy precozmente “malos”, destructores, violentos y hasta homicidas, que muestran, con precocidad sorprendente, rasgos de conductas y comportamientos psicopáticos. Los animales no son lobos para otros lobos. Por eso no es feliz la expresión “el hombre es un lobo para otro lobo”. Porque los animales, incluyendo a los lobos, nos e matan entre ellos, no se destruyen sin razón, no se devoran gratuitamente. Cuando en la lucha por la hembra, la comida o la jerarquía, uno de ellos se considera vencido, da signos de su sometimiento, y el vencedor jamás (es lo que dicen los investigadores) mata a su rival. En cambio, ya sabemos a lo que llegan los seres humanos en su odio mortal. Lo que muestran los animales es “agresividad” mientras lo que exhiben los seres humanos “violencia”. La primera sirve en la lucha por la vida; sirve para la “selección natural”; lo que hacen los hombres, en cambio, es prostituir, corromper a la agresividad y transformarla en violencia pura. La agresividad es la fuerza de vida que debiera impulsar al hombre a perfeccionarse a competir civilizadamente, a establecer y respetar normas que de ser cumplidas harían que los derechos de unos no avasallen los de los demás. Pero las guerras invasivas, las torturas sádicas, los abusos y maltratos de todo tipo, los genocidios, las inquisiciones y tantas y tantas barbaries de ayer y de hoy y probablemente del futuro son señales, son indicios de que el ser humano aún no ha conquistado el nivel de Homo Sapiens 54 que se atribuye, o que lo ha perdido, o que no lo quiere adquirir, porque ha subyugado su razón y deja predominar su ambición desmedida, descomunal. Ya lo afirmó Thomas Hobbes (1588 – 1679): “La base de la felicidad humana son el orgullo, la ambición y la vanidad”. ¿Qué ha hecho y qué hace que la agresividad se transforme en violencia, en criminalidad? Veamos los otros factores. b. Genéticos La palabra, el adjetivo, nos remite a los términos de genética y génesis, es decir, a la generación, “al conjunto de hechos que concurren en la formación de una cosa”, a la “parte de la biología que estudia la herencia de los caracteres anatómicos, citológicos y funcionales entre los padres y los hijos” (según el diccionario), es decir, a cromosomas y genes. Se han empleado mucha tinta y miles de miles de páginas para señalar creencias, doctrinas, hipótesis, prejuicios, mitos, fanatismos y otras ideas sobre la genética y la criminalidad. Se ha presentado al “criminal nato”; se ha hablado de genes “dominantes” y de genes “recesivos” en la criminalidad; se ha asociado al delito con enfermedades, con factores heredofamiliares como la epilepsia, por ejemplo; se ha mencionado la conducta tumultuosa, violenta y estructura de niños de corta edad para establecer que este carácter antisocial temprano es muestra de una “raíz de maldad” no aprendida, y hasta se la ha considerado “instintiva”, calificándola de “ Complejo de Caín”, recurriendo al “Génesis” y trasladando el problema a los “ángeles malvados”, como reza el título de una conocida novela. N esto hay bastante de 55 cierto y mucho de humo. No puedo discutir ni menos negar que existen datos seguros de herencia de la “genialidad” y del “talento”. Están allí las numerosas familias de artistas e intelectuales que acreditan que varios niños de esas cepas, de esos linajes, han recibido algún factor biológico que los potencia para desarrollar una o varias actividades superiores. Los Bach, los Mozart, los Brueguel, los Galton, los Darwin, los Husley, los Rostand, entre otros, representan modelos que defienden esta tesis. ¿Porqué, entonces en el otro extremo, el de la maldad, no puede haber también una base de ésta naturaleza? ¿NO se conocen, acaso, numerosos casos de delincuentes, hijos de padres delincuentes; no existen acaso familias con numerosos miembros implicados en delitos, cuanto en sus infancias no existió ningún contacto que pudiera introducir la duda del “contagio”, de la “imitación” o del “aprendizaje”? ¿Acaso no se ha reconocido que los machos son más agresivos que las hembras y que por tanto algo habrá en la fórmula cromosómica XY para condicionar la violencia? Y más cerca de estos tiempos, ¿no se señala, desde la psiquiatría, que la conducta antisocial psicopática es básicamente de condicionamiento biológico y, por lo tanto presumiblemente genética? En 1965, Jacobs y sus colaboradores estudian condenados por conductas criminales violentas, y prisioneras en cárceles de los Estados Unidos de Norteamérica. Evalúan a 197 de estos sujetos y encuentran en siete de ellos un factor cromosómico que para los autores fue determinante en la comisión de los delitos de los que fueron actores. Su fórmula cromosómica era XYY en unos y XXYY en otros. Se relacionó este hallazgo con el factor masculinizante Y se levantó la polvareda genética de la criminalidad. Actualmente con más serenidad y más y mejores datos, se puede afirmar que si 56 bien la anormalidad cromosómica XYY es un factor que predispone a la conducta antisocial, no parece ser, sin embargo, un elemento determinante de la misma pues esa semipredisposición a la violencia criminal inducida por el cromosoma Y extra, que tiene que ser encefálica y básicamente cerebral, se complementaría solo en algunos casos con factores ambientales “anómicos” o “criminógenos”. “Homus homini lupus” se ha repetido hasta el cansancio por los que defienden la animalidad perversa del Homo Sapiens. Pobres lobos, que no tendrán la culpa de nada en la violencia ciega, destructora, perversa, criminal de los seres humanos, incluyendo a las mujeres (si no, que lo digan los terroristas, necrofílicas y asesinas). Pero al lado de esta hipótesis “instintiva” o “genético - pulsional” del delito, está el pensamiento de Juan Jacobo Rosseau: “Todo está bien al salir de las manos del autor de la naturaleza. Todo degenera en manos del hombre”; las investigaciones de Zing Yang Kwo, que atacó el concepto de “instinto” haciendo convivir “en paz” a gatos y ratones criados juntos desde el nacimiento. Y acude a la memoria, a la memoria arcaica, el recuerdo de ese santo peruano, Martín de Porres, que según los creyentes, “hizo comer en un plato a perro, pericote y gato”. c. Congénitos La Biblia lingüística que es el diccionario indica que “congénito” es un término que deriva del latín congenitus, de cun= con y genitus = engendrado y agrega “que se engendra juntamente con otra cosa; connatural, como nacido con uno”. Y “engendrar” es “procrear, propagar la propia especie, causar, ocasionar, formar”. Es a partir de estas ideas, de estos conceptos, que me tomo la libertad de separar los términos “genético” y “congénito”, para sugerir que con 57 la segunda palabra voy a referirme a hechos, a circunstancias, a eventos ocurridos desde la concepción hasta el final del embarazo, en otras palabras, a factores gestativos que podrían condicionar a la criminalidad. Las leyes han introducido en la legislación peruana la idea de que “la vida humana comienza con la concepción” y los legisladores han dejado la huella de su soberbia, de su desinformación o de su prejuicio (cuando no de su ignominia) en la Constitución Política de nuestro país, en estos términos: Artículo 2: Toda persona tiene derecho: 1. A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece. Esto dice la Constitución promulgada el 29 de diciembre de 1993, presentada al presidente de la República de ese entonces, Ing. Alberto Fujimori Fujimori, por los congresistas Jaime Yoshiyama, Carlos Torres y Torres Lara, Rafael Rey Rey y Víctor Joy Way; nombres todos de la antología política, del florilegio legislativo maniqueísta, manipulador y catequista. Veamos ya en el Artículo 1° de esta “Ley de Leyes” se afirma que “la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”. En nuestra lengua, “persona” es “individuo de la especie humana”. Esa repetición pleonástica, cacofónica, iterativa, termina siendo ofensiva y manipuladora. Claro, se tenía que poner el colchón para lo que venía después. “Toda persona tiene derechos”, dice el artículo 2° y luego agrega, mezclando, forzando, violando conceptos y realidades, 58 el término “el concebido”, y en una figura palabrera le reconoce a éste los mismos derechos que tiene la “persona humana”. ¡Habráse visto! En otras palabras, “el concebido” y la “persona” son la misma cosa; en un solo vaso el agua del caño con el agua oxigenada. “Concebir”, dice el diccionario, es “quedar preñada la hembra”, pero también es “formar idea, hacer concepto de una cosa; comenzar a sentir alguna pasión o afecto”; en otras palabras yo puedo 2concebir la idea de tener un hijo”, es decir, puedo “comenzar a sentir alguna pasión o afecto por un hijo o una hija que tendré de aquí a 20 años”, y por ese simple hecho, el hijo o hija concebidos en mi mente, como idea o concepto, tienen, según la Constitución, los mismos derechos que toda persona, incluyéndome a mí mismo. En otras palabras, usted y yo tenemos los mismos derechos que un púber o adolescente, que un niño, que un feto, que un embrión o que la mórula de un óvulo fecundado. ¿Sabían los legisladores que introdujeron este marómetro en la conciencia cívica de los peruanos lo que hacían? ¿Sabían que, por ejemplo miles de óvulos de millones de mujeres son fecundados por varios de los millones de millones de espermatozoides que eyaculan los machos, y que esos óvulos fecundados son expulsados por el mismo organismo femenino son siquiera implantarse en la pared uterina? ¿Por qué, entonces, no procesar penalmente a estos millones de mujeres que no respetan el Artículo 2° de la Constitución Política del Perú? Pero basta de este circunloquio. El término “congénito” lo uso aquí para precisar que una serie de factores que inciden, que ocurren durante la gestación pueden alterar la formación de la estructura biológica, especialmente encefálica y particularmente cerebral, directa o 59 indirectamente, a través de hormonas o de otros elementos de carácter bioquímico que modifican los procedimientos agresivos de las conductas y de los comportamientos, y los transforman en violencias destructoras, criminales, delictivas. De nuevo encontramos aquí el factor hormonal androgénico y particularmente testosterónico, pero también a las estructuras cerebrales del hipotálamo, de los lóbulos límbicos, temporales y frontales de ambos hemisferios cerebrales, del tronco encefálico y del cerebelo, lugares desde los cuales se pueden disparar estos comportamientos antisociales, malévolos y necrófilos. Sufrimientos y maltratos de la mujer embarazada, distreses y malnutriciones, así como gestaciones no deseadas y, por lo tanto, intentos frustrados de interrupción de esos embarazos pueden dejar huellas que más tarde se traducirán en patologías sociales perturbadoras. Mencionaré también aquí, la alta probabilidad de estas mismas consecuencias al usarse durante la gestación, y particularmente en los primeros trimestres, medicinas o drogas tóxicas, como las derivadas de la cocaína, de la nicotina, del opio, o al consumir barbitúricos y otros productos que alteren los procesos formativos, en particular, los procesos de sexuación. d. Natales y Paranatales ¿Quién o quienes piensan en la forma en que se nace podría encontrarse una causa, uno o varios factores que determinen o condiciones la criminalidad? Pocos o ninguno, pues de lo contrario ya se habrían modificado las maneras horrorosas y torturadoras en que se hace venir al mundo a millones de niños, aquí en el Perú y en otras partes del planeta. Inmediatamente después del nacimiento, están las formas o maneras en que se trata a los recién 60 nacidos, limpiándolos, bañándolos torpemente, separándolos inmediatamente de su madre y dándoles estímulos absolutamente perturbadores para un organismo que hasta ese momento vivió rodeado de un ambiente placentero y protegido por mecanismos completamente diferentes a los que le ofrece el nuevo mundo. Desde hace años venimos protestando y ofreciendo alternativas que; desgraciadamente, nadie recoge ni atiende. Presento a ustedes uno de tantos artículos, una de las tantas protestas que a lo largo de los años grito, cada vez con menos fuerza y sin ningún eco. Léanlo por favor i1. Guerra, violencia, terrorismo…asesinos, delincuentes, traficantes,…crimen, genocidio, holocausto. ¿Porqué? Se escribe, se habla, se investiga..y la humanidad sigue, por los siglos de los siglos, igual, y hasta hay quienes creen que peor. La maldad triunfa, avanza, domina. Los gobiernos, las religiones, las escuelas e instituciones, al parecer, nada pueden, pues el ser humano se animaliza, se destruye, se aniquila ¿Porqué? ¿Es la educación, la cultura, el modelo, o es su propia decepción como resultado de su fracaso? Nos hemos detenido a pensar en esta tragedia más de una vez. Y en el aspecto causal de esta negra realidad aparecen muchos factores. Entre ellos existe uno sobre el que quiero detener mi atención. Es la forma cómo nace el ser humano. Es la forma como viene al mundo – a este mundo-, como se lo hace venir y cómo se lo recibe. Usted señora que ha tenido hijos; usted señora que se enteró, o tal vez, si tuvo suerte, vio cómo nació su propio hijo.., ustedes, amables lectores que sin ser padres se informaron, por “oídas” o 61 por vistas; de cómo se hace venir al mundo, como se recibe a un nuevo ser…acompáñenme por favor en un breve, muy breve recuerdo. El niño estuvo en el útero, en el claustro materno. Allí permaneció envuelto, protegido, rodeado de elementos que a través de millones de años modelaron lo que la naturaleza consideró lo mejor para él. Llega el momento del parto y tiene que sufrir la imposición torpe e ignorante del prejuicio y tiene que someterse a la exigencia de quien aún cree que la madre debe “parir con dolor” y que el parte debe ser un trance violento y agresivo. Si, violento y agresivo. ¿Qué es, sino violencia y agresión, empujarlo desde el abdomen de la madre, succionarlo desde su frágil cabecita, arrancándole el cuero cabelludo, estirando y apretujando su delicada piel que nunca antes fue tocada por nadie ; que es sino violencia introducirle en la boca una gasa seca y un dedo enguantado y limpiarlo bruscamente o, con un tubo frío y vibrátil, aspirarle la saliva, la secreción, con movimientos torpes fuertes y grotescos, que es no agresión y violencia, la luz potente que atraviesa su retina, los ruidos de teléfonos, instrumentos metálicos, risas, gritos y hasta los sonidos de altoparlantes que invaden la salas de parto en la mayoría de lugares donde nacen niños peruanos? Y derepente además le ocurre algo espantoso, el mundo gira bruscamente porque so lo ha puesto boca abajo; y todo gira y es un suplicio porque alguien, sin aviso, violentamente, lo ha empujado hacia abajo y la sangre se agolpa en su cabecita y parece son seguridad el vértigo como consecuencia del movimiento que estimula los receptores tiernos, débiles, inmaduros del equilibrio en el oído interno de ambos lados. ¿Puede imaginarse este drama amable lector? ¿Lo experimentó usted alguna vez, en accidente o en diversión de feria? ¿Lo imagina o siquiera lo ha pensado usted, 62 papá, mamá, doctor, enfermera, legislador? Y en el acto final de este drama, uno, dos, tres nalgazos, que arrancan el grito de dolor de protesta, de angustia… y una carita amoratada, con gestos de terrible sufrimiento y llantos y gritos impotentes…mientras los adultos, los torturadores de la comitiva receptora que lo observan y lo “atienden”, que están allí para “cuidarlo” en cruel bienvenida ríen, se alegran, felicitan y se sienten dichosos, satisfechos y felices, ¡felices!. Y después el niño tendrá que vivir con nosotros en armonía, paz y amor. Que ceguera, que arrogancia, que torpeza esperar y hasta exigir que el ser humano borre de su mente el dolor de su llegada al mundo y lo transforme en plenitud, fraternidad, solidaridad y humanismo. Allí, en el momento mismo de la llegada puede marcarse su destino hacia el odio y la violencia, hacia la animalidad y la locura. Frederick Leboyer ha escrito un libro al que le ha llamado. Por un nacimiento sin violencia, en el que el médico gineco obstetra de la Facultad de Medicina de París, maestro universitario y jefe de un Servicio de Maternidad de Francia, afirma: “Nacer..es el suplicio, el calvario, el tormento de un inocente, que no sabe hablar…” Ha escrito su libro pensando y repensando en el niño. Ha creado un método que ha sido muy discutido, y al que uno de sus detractores tildó de “criminal”, y del que un comentarista de un periódico francés dijera que es “demasiado revolucionario para ser aceptado sin combate. Ha creado su método y ha escrito su libro “porque los nacimientos y partos, tal como se practican actualmente, son una verdadera tortura para el niño…” “El nacimiento – agrega - puede y debe ser sin sufrimientos, sin 63 agresión, sin traumatismos”. Para ello, el Dr. Leboyer impone silencio en la sala de partos, penumbra, tibieza, caricias… “amor”. Con éste método, el padre y la madre, reciben al niño, lo atienden y hasta cortan su cordón umbilical sin prisas porque, “cortar el cordón, apenas salido el niño del vientre de su madre, es un acto de crueldad…Conservarlo intacto mientras late, es tanto como transformar el nacimiento”. “Cortar el cordón al primer grito o retirarle la mano al dar el primer paso da lo mismo” afirma el Dr. Leboyer. Nadie creo, podrá mantenerse ajeno e impávido a estas reflexiones; nadie que busque afanosamente la perfección del hombre, la solidaridad, la felicidad, la paz. ¿Porqué reír cuando grita un recién nacido? ¿Es justo, es necesario el palmazo que lo haga gritar? ¿No es mejor la sonrisa, signo de contento de alegría, de salud, de paz? ¿Podrá descartarse despectivamente y superficialmente el método del Dr. Leboyer, rechazándolo sin el análisis escrutador, sereno y desapasionado? ¿No será más bien un camino por el que el hombre llegue a amar mejor y odiar menos? ¿Podrán hoy en estos tiempos de “cólera”, ignorarse esas terribles acusaciones y dolorosas frases? “Cuando se vislumbra el calvario del recién nacido, uno se estremece..Realmente, el infierno existe. No es una metáfora..solo que al infierno no se llega al fin de la vida. Tampoco está en cualquier parte. Se halla aquí y es el comienzo”, afirma Frederick Leboyer. ¿Cuánto de lo aquí sufrido queda marcado en la “memoria arcaica”, o en la criptomnesia, para emplear otros términos más 64 académicos y menos huachafos que “inconsciente” o “subconsciente”? ¿Y cuanto de lo sufrido se empoza, “como charco de culpa” (Vallejo) en el alma? A partir de allí creo, muchos seres humanos viven el calvario de la infelicidad, o hacen vivir a otros ese calvario. Y no todos tienen ocasión de revivir, de resucitar o de encontrar a la vida, como lo declaró ese genio de la poesía peruana que es César Vallejo: “¡Señores!, hoy es la primera vez que me doy cuenta de la presencia de la vida. ¡Señores!, ruego a ustedes dejarme libre un momento para saborear esta emoción formidable, espontánea y reciente de la vida que hoy, por la primera vez, me extasía y me hace dichoso hasta las lágrimas… ¡Cuan poco he vivido! Mi nacimiento es tan reciente que no hay unidad de medida para contar mi edad. ¡Si acabo de nacer! ¡Si aún no he vivido todavía! Señores: soy tan pequeñito, que el día apenas cabe en mi…La vida me ha dado ahora en toda mi muerte” (Poemas en prosa: “Hallazgos de la vida”). e. Postnatales Considero aquí todas las influencias que reciben los niños en el tránsito de la segunda y tercera etapas de la vida, que son la infancia y la pubertad, y que fortalecen o dañan las estructuras somáticas, biológicas de su crecimiento y desarrollo, particularmente, claro está, el encéfalo. Me estoy refiriendo a la alimentación, al consumo de sustancias tóxicas a las diversas enfermedades y síndromes; que afectan órganos y sistemas y que dañan incluso el sistema corporal y que modifican, por eso, la autoestima y la autovaloración, dejando secuelas que alteran las conductas y los comportamientos sociales contaminándolos con envidias, resentimientos, frustraciones, evasiones, y violencia verbales y no verbales que llegan a delitos y crímenes. También están en este rubro los traumatismos encefalocraneanos, las 65 infecciones meningoencefálicas, las parasitosis, las micosis, los tumores, del sistema nervioso en especial encefálicos, así como algunas enfermedades heredodegenerativas que pueden eclosionar, en la infancia o durante la pubertad, como síndromes convulsivos y “equivalentes”, epilépticos o cuadros psicóticos, con manifestaciones conductuales, comportamentales, caracteriales, afectivo - emocionales que pueden desembocar en actos delictivos, con más facilidad que en personas libres de estos disturbios. Así hemos hecho un recorrido somero de los factores biológicos de la criminalidad. Son bases indiscutibles de potencialidad criminal; sin embargo, es bueno señalar que con frecuencia no desatendible, muchas personas que tienen estos antecedentes no presentan manifestaciones delictivas, pero las que los tiene pueden incluso ser pasibles de inimputabilidad. f. Constitución Somática Dentro de los fundamentos biológicos se puede incluir un factor que ha representado durante años un elemento de discusión y controversia. Muchos investigadores consideran que las personas tienen conductas y comportamientos que están íntimamente relacionados, o que dependen de condicionamientos somáticos. Estos conceptos se nutren de principios elaborados por personajes como César Lombroso (1835-1909), Francis Gall (1758-1828) y Ernest Kretschmer (1888-1964) para quienes los rasgos corporales determinan las relaciones con el mundo y la sociedad. Así, Gall creyó que bastaba observar y palpar el cráneo para deducir las cualidades y defectos mentales del sujeto examinado. Este explorador craneal llamó a su técnica craneología o craneoscopia, y pensó que el cerebro poseía una configuración 66 semejante con territorios de los que dependían estas cualidades y defectos. El vienés Spurzhein, suerte de discípulo de Gall, introdujo el término que persiste hasta la actualidad, de frenología para esta técnica, y con ella se sigue engañando a incautos por parte de charlatanes que se han quedado congelados en uno de los eslabones de la cadena evolutiva, que es muy larga y azarosa, del conocimiento científico, como esos ignorantes que quieren curarlo todo aconsejando beber orina, propia o ajena, manera cochina de volver “cinco mil años atrás”, como ellos mismos dicen recordando a los chinos, que según promociona, hacían o utilizaban lo que afirma se llama “urinoterapia”. En esa ruta “retro” se volverá a aconsejar el uso de los excrementos, o el canibalismo, para asimilar poderes ajenos, y así la llamada “ley consuetudinaria” mostrará “mierdofílicos” y “necrofílicos”, en un regreso sin vueltas al eslabón perdido. César Lombroso (1835-1909) es otro asunto pero del mismo matriz o en la línea biológica de la criminalidad. Porque sugerir o afirmar que el criminal es “nato”, o que es un “enfermo”, no es sino señalar que la patología conductual y comportamental está determinada desde “adentro”; y si aún sugiere o afirma que hay signos exteriores, en especial en el rostro y en el cráneo, que permiten diagnosticarla, entonces el asunto es fundamentalmente biológico. Otra referencia “constitucional” la ofrece el psiquiatra alemán Ernest Kretschmer (1888-1964), quien clasificó las estructuras corporales en tres tipos: leptosomo, pícnico y atlético, correspondiendo cada uno a un determinado perfil comportamental y también a una patología mental específica. El leptosomo delgado, enjuto, pensador, racional; el pícnico, inclinado a la obesidad, grasiento, eufórico, alegre, bonachón; el atlético corpulento, caracterial, conflictivo. El primero paranoide, el segundo ciclotímico 67 con rasgos monomaníacos, el tercero epileptoide. Con estos rasgos aparecerían también las inclinaciones delictivas: en el primero, las ideas reivindicativas, revolucionarias y románticas; en el segundo, la depresión y el suicidio, la manía, el despilfarro y la exuberancia todopoderosa y desconsiderada; y en el último, el conflicto, el cortocircuito caracterial y la violencia. Como el asunto no es tan simple ni tan elemental, pues los seres humanos no son tan fácilmente encasillables, después Kretschmer, surgieron otras tantas clasificaciones, otras tantas taxonomías y muchas otras sugerencias explicativas. Sigmund Freud propuso explicar que la personalidad estaba definida por tres instancias: “el Ello inconsciente, regido por el principio del placer y las necesidades primarias; el Yo consciente, dominado por el principio de la realidad; y el Super Yo, la parte inconsciente que surge después de interiorizar las normas culturales”. Entre estos niveles, surgirán fisuras por las cuales se manifiestan el hombre y la bestia: mister Hyde y el Dr. Jekyll, el héroe y el asesino. Otro pensador, investigador y psicólogo, Abraham Maslow (19081970), propone lo que se tiende a llamar las “teorías humanistas”, consideran que las “principales motivaciones de la personalidad proceden de la capacidad de cada persona para el desarrollo de su potencial humano” Maslow estimaba que las personas satisfacían sus necesidades, alcanzarían el máximo nivel de “autoestima y autorrealización”. Sin duda, estas “potencialidades” y estas “necesidades” estrían ancladas en lo biológico. Sería un “humanismo biológico” el de Maslow. Agregaré en este recuerdo histórico al psicólogo británico Hans Eysenck, quien determinó que la “personalidad que descansa sobre dos grandes factores: introversión – extraversión y estabilidad – inestabilidad y sus relaciones entre sí”. 68 El modelo es bidimensional, y a partir de allí se han estructurado esquemas que diversifican las formas de ser, estar y actuar en el mundo, e incluso se han planteado numerosas variedades que en algunos esquemas llegan hasta medio centenar. Así entre el “introvertido” y el “inestable” estarían los “tranquilos, insociables, resignados, pesimistas, sobrios, rígidos, ansiosos, malhumorados”. Entre el “inestable” y el “extrovertido” se sitúan los “quisquillosos, los inquietos, los agresivos, los excitables, los variables, los impulsivos, los optimistas, los cativos”; entre los “extrovertidos” y los “estables” están los “sociables, los expansivos, los conversadores, los sensibles, los llevaderos, los vivaces, los despreocupados, y los carismáticos, y entre los “estables “ y los “introvertidos” están los serenos, los estables, los confiables, los controlables, los pacíficos, los reflexivos los cuidadosos y los pasivos.” En total, 32 variedades en esta taxonomía de Eysenck. Pero las propuestas presentadas parten del mismo trampolín que construyó Hipócrates de Cos, para quien los seres humanos actuaban según el estado de sus “humores”: sanguíneo, bilioso y flemático; y cuya corrupción y mezcla producirían enfermedades y trastornos en el cuerpo y en la mente y harían que los seres humanos fueran “melancólicos, coléricos, sanguíneos y flemáticos”. Adviértase que la palabra “humor” tiene en la medicina moderna un significado genérico “porque todos los líquidos de nuestro organismo pueden considerarse como humores. En psicología se entiende por humor una cierta variedad del estado afectivo. Si Kretschmer es un hito y hacia atrás llegado a Hipócrates, tengo licencia para decidir que después de Kretschmer, y hacia nuestros días, otras ideas del mismo espectro han proliferado en campos ajenos a la medicina y a la psicología, aunque buscando se han de encontrar hilos de conexión que hacen que estos campos no sean tan “ajenos” entre sí y con su matriz 69 médico – psicológica. Me estoy refiriendo a sistemas ideológicas y doctrinarios como la religión o la política, ya a campos como la religión o la política, y a campos como la economía y la vida castrense. En ellos se han cultivado estrategias y tácticas que hoy diseñan lo que me ha permitido llamar “política criminal” y que analizaré en las páginas siguientes. En otras palabras, me refiero a modelos como la inquisición, las guerras, el arrebañamiento, la esclavitud, los fascismos, terrorismos, dictaduras y otras lacras de las llamadas “civilizaciones”, que serían el resultado de ciertas personalidades “biológicamente” predispuestas y condicionadas. Veamos brevemente sólo una de estas ideas que se han desarrollado en el campo económico y que por diferentes caminos han llegado incluso a llamada “modernidad” y “postmodernidad” de nuestros días y que fertilizan y abonan conductas y prácticas de abusos y corruptelas de orden mercantilista, capitalista e imperialistas, para no mencionar aquellas de orden colonialista y alienante. Adam Smith es un personaje talentoso del siglo XVIII. Economista escocés, nacido en la ciudad de Kirkcaldy en 1723, muere en 1790. Autor de la obra Investigaciones sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, postula la importancia del trabajo como fuente de la riqueza, además del valor basado en la oferta y la demanda, el libre comercio y la competencia. Admiro mucho más a la revolución americana que a la francesa, que no pudo vivirla sino en su gestación a través de filósofos y economistas de ese siglo: Hay quienes piensan (Alain Minc; Le Point, N° 1645, marzo 2004) que la tal revolución “lo habría aterrorizado”. La obra de Smith se construyó en un principio en un manifiesto de combate contra el mercantilismo y puede ser resumida en tres postulados: “El estado es el principal actor 70 económico; la riqueza supone la abundancia monetaria; el progreso pasa por el aumento de las exportaciones y la limitación de las importaciones”. Con estos postulados se busca reemplazar a la tierra por el trabajo y hacer prevalecer al hombre sobre la naturaleza, preferir la dinámica social y en especial hacer de la “división del trabajo” la base fundamental de la opulencia. Smith pone las bases de la doctrina llamada “taylorismo” (Frederich Winspow Taylor, ingeniero y economista norteamericano (18561915) que lleva considerar a la división del trabajo como organización científica, y que llega a nuestros días como la super especialización y la “tecnocracia extrema”. Comenzando del final: ¿a dónde conduce la compulsión de saber cada vez más de un átomo desconociendo a la molécula?, ¿acaso la obsesión de saber más y más de algo no ha hecho desconocer más y más del todo? Los planificadores del árbol olvidado al bosque, y el pensar egoísta en uno mismo ha dejado al margen conductas y comportamientos solidarios y altruistas. Estamos de acuerdo con la importancia del trabajo, pero, ¿a dónde ha conducido la mentalidad de “comerás el pan con el sudor de tu frente” y ¿cuántos abusos en materia laboral se cometen, como en nuestro país por ejemplo, con leyes esclavizantes, alienantes, abusivas e indignas? ¿El mecanismo de oferta y demanda es la balanza que debe regir las transacciones interhumanas? ¿No predomina acaso lo cuantitativo que avasalla a lo cualitativo en pueblos desinformados y descerebrados por propagandas manipuladoras y alienantes? ¿No han sido actitudes dictatoriales y abusivas y “revolucionarias” necrofílicas y terroristas las que terminan en “imperialismos” criminales de estado? ¿Y qué decir de la competencia egoísta y salvaje y del “libre comercio” en países con asaltantes del poder y psicópatas con empresarios? Creo que 71 he desbordado el fundamento biológico de la criminalidad; y con un pie en lo sociológico me detengo aquí, no sin antes volver a decir que estos principios también están en la base o integran “políticas criminales” de explotación del hombre por poderosos mafiosos, delincuentes, y psicópatas que asaltan el poder político para imponer autocracias, dictaduras y fascismos, cuando no todo a la vez. B. FUNDAMENTOS SOCIOLÓGICOS DE LA CRIMINALIDAD a) La psicología, que como hemos dicho, estudia las conductas, comportamientos y mentes de los seres vivos, tiene la necesidad de considerar las relaciones de unos con otros, es decir, analizar los niveles e importancia de estas relaciones que son preocupación prioritaria de la sociología. La inmensa mayoría de animales subhumanos necesita relacionarse aunque sólo fuera para aparearse, conservar y cuidar la especie. En el caso de los seres humanos, el asunto llega a ser a veces trascendental. El primer nivel sociológico lo constituye la familia, y en ese nivel están prioritariamente los padres. Con mucha frecuencia se afirma y reafirma que “la familia es la célula fundamental de la sociedad”. Pero ¿qué es la familia, qué es una familia o qué son las familias? Las definiciones de diccionarios, de constituciones, de códigos, de catecismos, confunden más que aclaran los conceptos relativos a la “familia”. En el caso del Perú, el asunto es caótico y oscuro. Pero no nos apartemos del interés central de nuestro objetivo. Para los interesados en conocer un análisis más detallado de este asunto, recomiendo revisar mi libro Planificación familiar: aspectos sociológicos, psicológicos y biológicos (fondo editorial 72 de la Universidad Alas Peruanas, Lima, 2004). Allí he propuesto la siguiente definición de familia: “Grupo humano constituido por padres e hijos, abuelos, hermanos de los padres o tíos directos y primos hermanos o hijos de los tíos directos”. En esta definición propuesta están implícitos los conceptos de hermanos y de abuelos, y creo que para nuestro país y tal vez también para países con perfiles sociales parecidos a los nuestros, esta definición es práctica, necesaria, operativa. En la familia, se construye el futuro de los ciudadanos, en ella se diseña la felicidad o desgracia de los seres humanos que la integran, la sociología y la psicología enlazan sus fundamentos epistemológicos y teleológicos y estructuran la mente de los seres humanos que en ella se forman. Conceptos como “democracia”, por ejemplo, se construyen en ese grupo humano en el que se aprende a respetar a los otros en su dignidad, en sus derechos, en su humanismo. Allí se valora la voz y el voto, la opinión ajena, y en la familia se aprenden los valores morales y éticos que hacen que los derechos de un integrante terminen donde comienzan sus obligaciones para con los otros. Pero para todo esto se necesitan a los educadores, a los modelos, a los paradigmas, que son los orientadores de mayor edad. Para los niños es particularmente importante la presencia de los adultos y fundamentalmente de los padres. Si faltan estos requisitos, si no hay conocimientos, vocación, experiencia, deseo de enseñar, los niños crecen como los salvajes que no tienen de quien aprender las pautas de convivencia y de solidaridad. Y en esas “familias” anómicas, caóticas, patologizadas por el egoísmo, la corrupción, la infraternidad, el vicio, la intolerancia, germina el odio, el delito, el crimen. “Siembra vientos y cosecharás tempestades”, dice el proverbio; y en el caso d los seres humanos es importante saber sembrar, 73 cultivar, cuidar, proteger para que la cosecha sea esperada, para que el fruto siga la cadena evolutiva del Homo Sapiens al Homo sapientísimus; a eso se llama simple y llanamente eugenesia, es decir, promover que las nuevas generaciones sean cada vez superiores a las nuestras. Este debe de ser el objetivo de gobernantes, de padres de familia, de la sociedad entera. Donde predomina el deterioro familiar se está la patología social. Bastaría recordar la enorme cantidad de delincuentes en los que se encuentra esta falta de modelos familiares constructivos, positivos, maduros, cultos, civilizados. Sin familias ordenadas, equilibradas, formadoras, vocacionalmente constructivas y responsables, no habrá sociedades sanas, civilizadas, humanas en el sentido de dignas y superiores. b) Otro nivel sociológico fundamental en el desarrollo humano que debería apuntar a la formación de personas cada vez más cultas y civilizadas es la Escuela. Entendemos por tal a la institución en la que desde la primera infancia se congrega a niños para albergarlos, orientarlos y formarlos, educándolos, reforzando y perfeccionando lo que dijo la naturaleza y continuó la familia. Aproximadamente desde los 3 años de edad- y a veces antes-, desde las llamadas “cunas” o “nidos” o nivel “preescolar”, los niños acuden a las aulas para juntarse con otros niños, con frecuencia de la misma o casi igual edad, para aprender y recibir de otros adultos, maestros, modelos, información, ideas, conceptos, conductas, comportamientos, enriqueciendo su lenguaje y su propio banco de información, traído y logrado anteriormente desde los genes y el embarazo. Pero la escuela, ¿es siempre “formadora”? Desde esa temprana edad hasta después de la pubertad y en la adultez temprana 74 con la estancia en la llamada educación superior, ¿los seres humanos en su segunda, tercera y comenzada la cuarta edad de la vida (gestación, infancia, pubertad, adolescencia y adultez) reciben lo más constructivo para su desarrollo humano y su vida en sociedad? Se afirma que la gran antropóloga norteamericana Margared Mead dijo una vez: “Mi abuela quiso que yo tuviera una gran educación, por eso nunca me envió a la escuela”, el educador y escritor Everett Reimer tituló a uno de sus libros La escuela ha muerto; y F Oury y J. Pain investigaron en Francia la situación de las escuelas y publicaron su informe con el título Crónico de la escuela cuartel. Todos estos autores dejaron así constancia, directa o indirecta, de que esa institución o estaba moribunda o ya estaba muerta o estaba putrefacta. Considero que tal afirmación es exagerada, pero la exagerada, pero la escuela ya no hace lo que debiera hacer para formar seres humanos, y más bien deja hacer y deja pasar los condimentos de la anomia, del crimen y de ala patología social; yo estoy decidido a defender la tesis de la inoperancia, de la ineficacia y del alto riesgo de mantener a la escuela tal como está; es inútil y peligrosa, más aún cuando impone la intolerancia, en especial religiosa, en los años más sensibles de la vida – la infancia- dejando huellas imborrables en la mente de los niños, pues fomenta el odio, el resentimiento, la discriminación, las guerras y por supuesto la criminalidad. Profesores alienados, enajenados por “fundamentalismos” por “integrismos”, por “nacionalismos”, por “extremismos” de todo orden que fomentan el exterminio, el terrorismo, la intolerancia, el genocidio y todos los odios hacia los “diferentes”, son los que fortalecen y desarrollan la “muerte de la escuela” y por 75 supuesto, la criminalidad. Los invito a reflexionar sobre algunas de las afirmaciones de los autores mencionados líneas arriba: “Este es un mundo injusto porque está compuesta por instituciones defectuosas”.. “Ningún país del mundo puede costear la educación que su pueblo desea, mediante escuelas”.. “Mientras los niños continúen siendo estudiantes a tiempo completo continuarán siendo niños, económica, política e incluso legalmente”...”Hace mucho tiempo que las escuelas aprendieron que la manera de evitar que los niños piensen es mantenerlos ocupados... clases, clubes, deportes, actividades culturales, tareas…; el diablo siempre le encuentra un sustituto a la pereza”... “se escolariza a la gente con el fin de que acepte una sociedad; se le educa para crear o recrear una sociedad”… Y allí también se lee una afirmación de Thomas Hadgkins hecha en 1823: “Más valdría que los hombres no recibieran educación no es más que acostumbrar los bueyes al yugo, la mera disciplina del perro de caza que a fuerza de severidad, vence su instinto natural y en lugar de devorar su presa, corre obligado, con ella hasta los pies de su amo”. ¿Está así la educación? Si es así, bienvenida la muerte de la escuela y que de sus escombros renazca la esperanza de un mañana mejor. Si está en camino de ser así, el peligro es muy grave y la responsabilidad de su cuidado atañe, compromete, a todos. Tal como el problema de la guerra –que como ya dijimos, sigue siendo grave- de ninguna manera solo puede interesar a los militares, así igualmente, el problema de la escuela de ninguna manera solo puede depender de los maestros y gobernantes. Todos los miembros de la sociedad están obligados a proteger, enriquecer y perfeccionar a esa institución, a pensar en sus problemas, analizar sus conflictos, defender sus intereses, 76 cuidar su futuro, porque de su estructura, situación y existencia depende el “hombre del futuro” y sus sentimientos de paz, fraternidad, humanismo y esperanza. Y la Educación de ese hombre hecha por mentes claras, serenas, cultivadas, con ideas que han dejado el terreno de la vanidad, del egoísmo, de la dictadura, del dogma, de la superstición, de la fe irracional y de la improvisación o irresponsabilidad, deberá ser hecha en ambientes que no sean más esos “grandes edificios fríos, cerrados, separados, con masas inmensas de niños, en largas filas, con gritos, silbatos, ejercicios, ensayos; con niños inadaptados, retrasados y con maestros conformados, impotentes, adaptados…” (Crónica de la Escuela Cuartel, F Oury, 1975). c) Otro nivel sociológico en las bases de la criminalidad lo constituye eso que hoy se llama más media, es decir, los “medios de comunicación emisoras de radio y de masas”. Periódicos, revistas, televisión, medios informativos, informáticos, electronizados, como internet, por ejemplo, son hoy factores que están participando activamente en el fomento de la criminalidad. En varias ocasiones he escrito y hablado sobre el “papel” y el “rol” que juegan los medios de comunicación en la formación de las personas y, en especial, en el desarrollo mental de los niños. Creo que lo esencial lo he escrito en tres libros: en el ya mencionado Buscando el sendero, en Familia, Comunicación y Sociedad y en Acusaciones y Denuncias. Permítanme reiterar aquí lo dicho durante años, años de protesta y hasta de gritería y también de angustia, dolor y cólera al constatar que nada cambia y que al contrario, todo se agrava, se pudre, se deteriora y se gangrena. La mayoría de medios de comunicación está al 77 servicio de la mezquindad, del escándalo, de la carroñería y está en camino de ser producto extraído de la porción terminal del intestino grueso. En los medios de comunicación, en su inmensa mayoría, se han infiltrado y aumentan dueños ignorantes que alquilan y emplean a periodistas sin moral, sin ética, ni deontología profesional, hablo y escribo de mayorías, generalizo a propósito porque las excepciones son cada vez más escasas y el contagio de lo nefasto avanza como mancha de aceite, o como lava, propiciando la incultura, la maldad, la ignorancia, el delito, la criminalidad. Pero no todo está perdido; aún hay brazas que pueden y deberían revivir la fe irracional la esperanza y el optimismo para llegar a conquistar la cultura, la civilización, la solidaridad, la paz, en fin la felicidad con dignidad y humanismo. He aquí algo de lo que he escrito hace ya tantos años: a. Niños, comunicación, política y cultura Pongo en conocimiento de ustedes el resultado de una investigación y, al mismo tiempo, unas reflexiones e inquietudes que quisiera compartirlas y comentarlas. Con el concurso de un grupo de colaboradores, hemos preguntado a 1450 niños ya 450 adolescentes sobre algunos aspectos que consideramos de interés. Entre esas preguntas y esas respuestas hay algún sobre las que me quisiera detener. Debo agregar que la encuesta se realizó durante un período de elecciones presidenciales. 1. Los niños y los jóvenes tienen a su alcance radio, prensa, y televisión. 78 Como está confirmado repetidamente, los niños ven mucha más televisión que los jóvenes. En ella los niños encuentran sus “programas” y la publicidad. Supongamos que los niños ven algo que según dicen, es apto “para niños”. Pues bien, en cuanto aparecen “los comerciales” no hay más “diferencia” ni “aptitud” y el contenido del mensaje pasa igualmente hacia los adultos y niños. Durante la proyección de la publicidad, el niño y cuanto menor es, más gusta de “los comerciales” recoge el contenido de lo que allí se anuncia. Y es en ese sector de la programación que aparece la propaganda política. Interrogante: ¿piensan los candidatos y sus promotores publicitarios en que lo que dicen y como lo dicen es también visto y oído por la masa no electora de niños y jóvenes (entre 15 y 25 años de edad) que constituyen más del 50% de nuestra población? Masa dúctil con gran plasticidad mental y en búsqueda de experiencias que pueden significar el fortalecimiento de su seguridad, confianza y esperanza, o el camino de la frustración, de la desorientación y del fatalismo. Porque, allí en la “pantalla chica”, los “súper héroes”, se suceden primero uno y luego el otro. Todos ofrecen, todos “tienen” la fórmula mágica para la salud, la educación, el desempleo, todos dicen “tener la receta”, la verdad, la solución a todos los problemas y a todas las miserias existentes, cuando no deslizan críticas, comentarios y mensajes subliminales que el niño está en perfecta condición de captar, según lo han 79 demostrado numerosas y serias investigaciones. Pero además, está el comentario del adulto que acompaña al niño: si el candidato interesa y halaga al gusto del padre, de la madre, de los abuelos o de los tíos estos sueltan su acepción y elogio: “¡Qué bien habla!, ¡es un trome!, él es el hombre”. Y si el candidato no interesa o es el opositor al de su gusto:” Qué porquería, mentiroso, que estúpido, idiota, ladrón”. Y el niño oye, refuerza y asimila. De 1450 niños entre 7 y 14 años, 1283, es decir más del 88% decían tener “su candidato” y lo defendían, pero al mismo tiempo atacaban al opositor u opositores. ¿Estos niños juegan, se interesan o se alienan precozmente? 2. En ocasión de conmemorarse el 50 aniversario del nacimiento de Julio C. Tello, preguntamos a 230 niños, entre 10 y 14 años si sabían quién era este personaje. 195 declararon no saberlo, 37 dijeron que sí. Ninguno sabía que Julio C. Tello fue médico. Solo 9, es decir el 3% contestaron que era el que había descubierto las ruinas, los tejidos y los huacos” 3. Al morir Jean Paul Sartre, hemos preguntado a 450 “jóvenes” de 5° año de secundaria quién era este personaje. 288 contestaron no saberlo, 58 que era un actor de cine francés, 19 que era un cantante francés, 16 que era un político, y 59 que era un escritor. Es decir, 391 de 450 no sabían quién era Jean Paul Sartre. De los 59 que dijeron que era un “escritor”, 7 mencionaron algunas de sus obras; solo dos dijeron 80 haber leído alguna, pero que “no recordaban mucho su contenido”, ¿Sinceridad, preocupación, alarma? ¡Realidad que hay que aceptar! ¿Motivo de culpa? Si la respuesta es afirmativa, ¿quién la tiene? ¿Los niños y los jóvenes “indolentes”, o los adultos despreocupados, torpes o apáticos?, ¿o la sociedad que ha ingresado al “crepúsculo de la razón” o a la “descerebración cultural”? b. Televisión Es y será siempre un tema de debate. Está en muchos hogares, fiel e intrusa, constructiva o decorativa, para verla o para mostrarla, especialmente si es en “color”, para agradecer o injuriar, para cultivar o embrutecer, para comunicar o para incomunicar. Lo hemos dicho, lo repito hoy: un cuchillo en manos de un cirujano, puede salvar una vida, pero en manos de un delincuente, puede terminarla. Así es la televisión: útil o peligrosa, instrumento de liberación o de enajenación. Depende de cómo, quién, para qué y dónde se la use. En muchos muchísimos hogares se ve televisión, en algunos de ellos el aparato receptor no está solo; se nos ha referido que muchas familias tienen más de uno, dos y hasta tres. En un hogar que conozco, llegan a seis, uno en cada pieza, y en una de ellas dos: ¡uno en blanco y negro y otro en color! Pero un hogar no es el Perú. Existen muchos hogares a los que no llega sino un canal, como una 81 muestra del avance tecnológico, pero también como una demostración de la “igualdad” (entiéndase “masificación”) en la repartición de la cultura y esparcimiento en nuestra patria. Existen decenas de pueblos a los que no llega ningún canal televisivo, y existen centenares tal vez miles, de hogares en los que no se conoce lo que es, para que sirve y seguramente, hasta se ignora la palabra “televisión”. Y la distancia entre unos y otros crece: alimentos, higiene, agua potable, luz eléctrica, desagüe, lectura, asistencia médica, planificación familiar, teléfono, transporte, televisión, derechos humanos, libertad, dignidad, cultura, civilización. En este contexto están los niños: los que ven televisión y los que no la ven. Los que miran televisión y los que ven, los que miran, ven e imaginan; los que miran, ven y fantasean; los que miran, ven y alucinan; los que miran, ven y se enriquecen. Los niños y los jóvenes; los niños y los adultos; los niños y sus padres; los niños solos, aislados, inexpertos, “incomunicados” en su propio hogar, para quienes la televisión es la única puerta abierta al mundo, la única ventana abierta a la vida, la única esperanza de una existencia mejor. Y también están los niños que aprenden, nutren, enriquecen su cerebro y están los niños que “aprenden”, se intoxican, se indigestan, se empachan, se enajenan, aniquilan su cerebro. Están los niños con padres y en familia; están los niños con padres pero sin familia; y están los niños sin padres 82 ni familia. Están también frente a la pantalla casi mágica del aparato receptor, los niños con hermanos y los niños hijos únicos, los que tienen juguetes, radio y revistas; los que tienen solo aparato de televisión; los que van a la cine, al teatro y ala circo; los que solo tienen los dibujos animados de la televisión; los que tienen palabra, lenguaje y comunicación para ellos, sus hermanos y sus padres; los que tienen expresión verbal pero les falta el hermano que escuche, la madre que explique, el padre que discuta y comente. Están también otros niños, diferentes, frente al “programa” de televisión que presenta al artista favorito, que habla, canta o actúa en la propia lengua, y están también los niños que no oyen, los niños sordomudos, que ven a la artista favorito que les habla en otra “lengua” y al que no comprenden, porque sus propios movimientos, su mímica, sus gestos, no son los mismos que ellos usan para comunicarse; las manos, la cara, los labios del actor “hablan” en inglés, francés, japonés o alemán, pero esos niños desconocen la interpretación “labio focal” de ese idioma. En otras ocasiones, el mensaje se destruye en la rapidez de la palabra de quien habla o lee una noticia. Otra cosa lamentable es la situación de los niños de dos a tres años que ven el mismo programa que los de tres a seis años de edad, el mismo programa que “tienen” que ver los niños de 6 a 10 años de edad y los de 10 a 12 años de vida. 83 ¿Cómo hablar de un solo fenómeno general, variado, si el fenómeno es multifactorial? ¿Qué tremenda preocupación, preparación y responsabilidad deberán tener los responsables de programas de televisión para niños? c. Los niños y la televisión “Durante cuarenta mil años de civilización, los primeros años de vida humana habían cambiado poco a poco, hasta hace alrededor de treinta años, fecha de entrada en escena de la televisión”; ha declarado Jaques Mousseau, profesor de sociología de la Información en París. Esta afirmación es compartida por numerosos especialistas en comunicación normal y patológica. Y el hecho es tan importante que en la actualidad se despliega un extenso y profundo análisis de lo que es y debe de ser la televisión para los niños. Los niños, crisoles de existencia, esperanza sublime de un mundo mejor, los niños, que representan la fe en el hombre, que son los verdaderos arquitectos de la paz, el amor y la solidaridad; los niños, conejillos de indias en muchos países del mundo, sin voz ni voto, con muchos “Principios” y “Artículos” en la Declaración Universal de los Derechos del Niño, en Códigos llamados de “menores”, pero con problemas realmente mayores y con realidades consideran de gobernantes que muchos gobernantes aún “menor importancia”, porque esos prefieren comprar armamentos, entrenar guerreros, fabricar bebidas alcohólicas y cigarrillos, cultivar plantas para extraer narcóticos, 84 favorecer y publicitar actividades y deportes que son homenaje a la vulgaridad y a la irreflexión; a la agresión y al odio; o introducir ideologías adictivas y enajenantes. En estas circunstancias, ¿quién puede ocuparse de investigar, estudiar, perfeccionar lo que los niños necesitan en televisión? Sin embrago, es debiera ser una urgencia, una necesidad, una obligación. Muchos países lo han hecho y es aún su máxima preocupación. He aquí solo algunas evidencias: 1.Los niños ven televisión antes, mucho antes, de ir a la escuela; 2. Los niños de clase económica menos favorecida ven televisión más horas al día; 3 Los niños de escuelas primarias son más consumidores de televisión que los de secundaria; y estos más que los universitarios; 4. La televisión no tiene efectos catárticos en relación a la violencia; 5 Los niños de hogares desorganizados son más receptivos a la agresividad transmitida por la TV; 6. El efecto sobre los niños depende de la edad y de las horas de exposición; 7. El juicio de los niños sobre los programas de televisión sigue paralelamente y con gran exactitud los lineamientos establecidos por la psicología genética; 8. Evidentes trastornos de conducta (agresividad, pérdida del sueño, dificultades de aprendizaje y ansiedad) han sido demostrados fehacientemente como consecuencia del inadecuado y mal manejo de contenidos, horarios y conducción de programas televisivos; 9. Muy importantes cambios positivos en la conducta de los niños, en especial los relacionados a su espíritu de solidaridad, ayuda al 85 prójimo, sensibilidad, altruismo, han demostrado ser consecuencia de programas felices en los que se mantiene estrecha colaboración de expertos con padres de familia; 10. La televisión favorece, en circunstancias adecuadas, el desarrollo mental de los niños, en especial su lenguaje, además de muchos otros resultados que no voy a comentar aquí, aunque sí daré para los interesados algunas referencias bibliográficas: Les Pouvoirs de la Tv; J.Cazenueve, 1972. Televisión and Growing up; Report to the Surgeon General of U.S Public Health Ser, 1972. Television and Social Behavior, J. Lyle R. Hoffman, 1972 The Developing Child as Viewer, A. Collins, 1975. Les en Fants et la Televisión, J . Nousseau, 1976. Le Phenomene Surprenant de la Coumunicación, V. Flusser, 1978. El Niño y los Medios de Comunicación, P. marks Greenfield, Edit. Morala, Madrid, 1985. d. El modelo Todos sabemos y reconocemos a diario, la facilidad con que los niños “copian” acciones, buscan identificaciones, imitan “héroes”. Sus “modelos” son, en primera línea, sus padres de los que aprenden palabras, gestos, actitudes y a través de ellos enlazan su vida al resto del mundo. Esta facilidad para “imitar” varía según las edades, los sexos y las condiciones culturales y sociales y debiera representar una preocupación constante de quienes dependen los programas de televisión. Y no pueden mantenerse 86 ajenos al reconocimiento de esta necesidad y de esta realidad, los gobernantes, los políticos, los profesionales, los padres, el ´público en general. Si a través de un medio de comunicación se introducen diversos elementos al cerebro de los niños, es este un asunto de tanta importancia que no puede sólo interesar a los “críticos” de los periódicos, porque su trascendencia se parece a la de la guerra, que no puede, como ya se ha dicho solo interesar a los militares. La selección y exigencia que se impone a los responsables de un programa de televisión para niños deben, tienen que ser, más importantes que las que impongan a quienes trabajan en un programa para adultos; experiencia de la técnica comunicativa, profundo conocimiento de la psicología infantil, cultura general, comprensión actualizada y directa de la realidad de vida y de las necesidades de los niños peruanos. Todo esto implica un compromiso con la historia, con el presente y el futuro de nuestra patria, además de un amplio conocimiento de la familia peruana y del comportamiento de los adultos, de los padres, versatilidad ya usencia de actitudes rígidas, dictatoriales y despectivas, abundante lectura, gusto por la investigación, ejemplo en la conducta y en los ideales. Que ingenuidad esperar adultos mejores, si se enseña a los niños a ver la vida desde el balcón exclusivo del payaso; que pretensión querer ser el modelo de vida, ofrecer horizontes entregando lo cursi, lo superfluo y lo vanidoso; que error querer formar adultos con enseñanza ególatra, narcisista, 87 danos imágenes de permanencia crónica frente al espejo, que ingenuidad hacer caminar a nuestros hijos por el callejón exclusivo de la recitación, del canto del baile, colocándolos de espaldas a las vida, y lo más grave aún, de espaldas al futuro; que tristeza ofrecer a los niños la ambivalencia en la conducta, la hipocresía en la expresión, el divorcio entre lo predicado y los vivido; se habla de verdad y se miente; se lucha contra los defectos y se los cultiva; se habla de respeto y de solidaridad y se ofende; se invita a lo sublime y se atropella, se habla del amor, y después de declararlo, se reniega de él, se pide amistad y se ofende al competidor. “Los niños no necesitan críticos, necesitan modelos” en todo, en la familia, en los deportes, en la política, en la televisión…en todo; compatibilidad entre palabra y actitud, entre declaración y experiencia, entre interés aparente por los demás e interés real para los propios. Nunca se han negado las dificultades para educar con televisión o sin ella pero es un reto que seguramente muchos estarían bien dispuestos a tomar. Es necesario admitir lo maravillosos de la tarea y las dificultades de su ejercicio, pero también tomarla con conciencia de su importancia, salvo error de vanidad de unos e ingenuidad de conocimiento otros. Desde diferentes partes del mundo se han prevenido- hasta el Papa lo ha advertido – “contra la creciente manipulación de la mente humana por la televisión y la radio”. Y así, una y otra vez, se protesta frente a la grave situación y al tremendo riesgo en el que están millones de cerebros de niños, 88 jóvenes y adultos consumidores de radio y televisión, algunos ya adictos, alienados, perturbados en su autodecisión, en su equilibrio mental, en su normalidad emocional. Según las noticias Juan Pablo habría afirmado que “estos medios de comunicación de masas engendran pasividad y emocionalismo, manipulación y en consecuencia, evasión y hedonismo” En otras palabras, una forma de droga y de las peores. En el terreno de la LSD, o de la pasta básica de cocaína, ya habríamos pensado, a partir de esta afirmación, en el llamado “síndrome amotivacional”, es decir apatía, abulia, desinterés, placer, egoísmo, individualismo, holgazanería, dependencia y adicción. Naturalmente, estamos refiriéndonos a radio y televisión anticulturales, a esos medios en manos de irresponsables, resentidos, vanidosos pesudocultos programadores, sacerdotes de la ignorancia, de la vulgaridad y de la tontería. No estamos refiriéndonos a una radio y una televisión cultoras de la libertad, de la formación mental, de la solidaridad, de la paz, de la reflexión de la elevación de los valores del espíritu y de la promoción de los mejores niveles de existencia. Estamos subrayando las palabras del Papa, como lo hemos hecho en otras oportunidades a título personal y con otros motivos para criticar la estupidez, la arrogancia, la “ceguera para la propia ceguera” de ciertos “responsables” de emisoras y de canales que se dicen muy católicos y que luego s e sientan sobre 89 los valores humanos y que desconocen, o no reconocen, la altísima misión de estos instrumentos de la civilización, que fueron creados para contribuir a resolver los problemas del hombre y no para originarlos; que están allí para contribuir a perfeccionar al ser humano y no para deteriorarlo; que justifican la razón de su existencia por su alto contenido formativo y no para llenar los bolsillos de mercachifles, egoístas, torpes, vanidosos y peligrosos que se declaran peruanos solo para explotar a este lacrado país. Y estamos refiriéndonos a emisoras y canales que conducen hasta el seno mismo de nuestro hogar, hasta la entraña de nuestra familia, vulgaridad, grosería, consumismo, con gran benevolencia y complacencia de muchos padres y de casi todos los ciudadanos. Porque éstos no invitan a su casa a cualquier desconocido, no permiten el ingreso de pornografía ni dejan que ingrese a su hogar un personaje peligroso, contagiante, delincuente. Sin embrago no se dan cuenta que son unos vehículos de comunicación como la radio y la televisión pueden introducir hasta su sala, su comedor, su alcoba, mensajes alienantes, porquería, agresión, cochinada, torpeza, enfermedad mental. Usted, que se dice persona cuidadosa de la formación mental de sus hijos, ¿escoge los programas o selecciona la música que ellos van a escuchar?, ¿pone interés en lo que “consumen” sus niños? Usted que paga el colegio, que gasta en útiles escolares, que se esfuerza a veces hasta el sacrificio, puede terminar en el tacho de basura, porque mientras usted construye, otros personajes 90 bajo su propio techo, en su propia casa, bajo sus propias narices, deterioran, perturban, destruyen. Es pues necesario un real y hasta tal vez un total cambio de actitud. Y quienes deben promoverlo son los propios ciudadanos, de aquí y de cualquier país del mundo, en donde la radio y la televisión no sean un bisturí del cirujano que salva una vida, sino más bien el cuchillo del delincuente que salva una vida, sino más bien el cuchillo del delincuente que amenaza, hiere y mata. e. Televisión y Cultura Muchas personas buscan en la pantalla de televisión el programa que les permita evadirse de problemas, de pesares, de conflictos de su hastío de la vida, de su nostalgia, de su tristeza, de su aislamiento, de su soledad. ¡Qué gran compañera es entonces la televisión para los tristes, para los solos, para los aislados voluntaria o forzadamente! ¡Qué gran compañera para los incomunicados por el abandono o por la ausencia de amistad! Ella puede ser- y de hecho lo es en muchos casos- la confidente, la consejera, la asesora, la amiga. Su presencia introduce el mundo de afuera en el microcosmos de la individualidad. Para otros, la pantalla de televisión representa la información oportuna, la ayuda cognoscitiva que levanta el umbral de lo habitual, de lo rutinario, de lo cotidiano y banal. Para muchos (sí señores, ilusos, desconfiados, 91 ignorantes, torpes, mentecatos, candorosos), para muchos, la televisión representa una fuente de cultura inagotable, tonificadora, ennoblecedora y liberadora. Varias investigaciones en diferentes países demuestran el interés tan grande de mucha gente de recibir en el hogar - y a través de la televisión_ cultura. Desgraciadamente, en muchos países, esa cultura o no se da a medias, por lo que en las personas amantes de lo noble y lo superior aparecen la amargura, la decepción o la protesta y a veces, la tolerancia, o tal vez la rebeldía salvadora y entonces el aparato es apagado, o, si sigue prendido, no se ve, o si se ve no se mira. ¿Para qué? La televisión surgió para resolver problemas del hombre, no para crearlos. La televisión es alerta, vigilancia, no hipnótico ni alienación. Ella es cultura. Pero decir cultura en la televisión implica muchas cosas. Obliga por ejemplo que los responsables, en quienes descansa (o trabaja sería mejor) la difícil, noble y grave tarea de decidir los programas televisivos, deben ser personas cultas. Tienen que ser profesionales idóneos, con títulos académicos superiores, con afán de educación continuada, con intereses de conocimiento humanístico, es decir científico, técnico, tecnológico; conocedores profundos y amantes de su pueblo, respetuosos de sus tradiciones, investigadores pertinaces de su realidad; cultos, no improvisados artífices de lo mediocre y envanecidos de su puesto, que queda ancho, para lo puramente entretenedor, vulgar, 92 exclusivamente comercial, melodramático, ramplón, huachafo, enajenante. Un directivo de televisión debe, tiene que ser, un representante de la “inteligencia” de su pueblo. No puede llegar a serlo alguien que en su currículum solo hay años de manejo administrativo o simplemente técnico y que a lo mejor llegó al “oficio” por la línea sinuosa del fracaso en otro sitio, para “probar suerte” y sólo porque en el “país de los ciegos el tuerto es el rey”. Pero no menos responsabilidad tienen los otros niveles que integran el personal que labora en televisión. Así un director de cámaras (no “director de televisión” como se suele decir entre nosotros) está obligado a adquirir una cultura (resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y de afirmarse por medio del ejercicio de las facultades intelectuales del hombre), en el más amplios sentido del término: educación artística, gusto estético, psicología individual y grupal, ética (parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre), entrenar su sentido de autoridad para ejercitarlo sin gritos grotescos y respetando y descubriendo los valores de sus colaboradores. Deberá cultivar la higiene mental que le permita contraponerse a la neurosis y que evite desagradables y lamentables exhibiciones de mal genio, de caprichos, de testarudez, de insolencia y que evite el síndrome de “la imagen y el sonido” o el de las “cuatro paredes” como lo llamaba tan bien Lucio Castro. Deberá tener inclinación a 93 lo superior y gran espíritu de perfeccionamiento, contagiante y exigente; respeto por su oficio colaboradores, que significa modelo, ejemplo honesto, a generoso sus y responsable de la tremenda y casi sagrada tarea de “realizar”; ingresar en la intimidad de los hogares, llevar a lo más recóndito de la mente del televidente, el mensaje constructivo, la paz que es sosiego, el informe liberador, el símbolo fortificante, el significante creativo. El señor “director de cámaras” tiene la inmensa responsabilidad de recoger el detalle que será mensaje, el significante que dará o quitará significado: una zapatilla de ballet rota, dejando escapar el dedo gordo, quitará en muchos cerebros algo o todo de la belleza de la danza; la mano tremulante, el dedo en la nariz de un político, dirá de su salud y de su educación; la presencia oportuna de una imagen construirá o debilitará la fe, o será el lastre alienante de un dogma; el gesto petulante, la palabra vanidosa, el ademán amanerado, subrayará el perfil psicológico de un entrevistado. ¡Qué grande necesidad de oficio, de observación, de gusto, de conocimiento, de experiencia de cultura, necesita quien trabaja en este menester! Su forma de ser, su elegancia, su lenguaje, sus hábitos, sus costumbres, sus modales, su forma de vida, denuncian su saber y su valer. El técnico en sonido, en luz, en escenografía; él o la maquilladora, el responsable del vestuario; el coordinador…!ah el coordinador!, gran eje de acción, cemento del programa, en su estructura; ¡que gran 94 labor debe y puede tener el coordinador! Todos están obligados a prepararse, a cultivarse, a perfeccionarse. Todos forman parte de esa catedral del saber que es “la televisión”. Cultura y mística es lo necesario y lo que tantas veces hace falta. Desde allí, desde esa catedral, irradia el conocimiento, el entretenimiento, la información liberadores, pero desde allí puede también irradiar y contagiar y contaminar, el desaseo, el chisme, la injuria, la vulgaridad, la grosería, el mal gusto, la huachafería, la suciedad, la chusma. Un programa de televisión es más arduo que un libro en su responsabilidad y en su mensaje. Debe serlo, tiene que serlo. Los señores productores, los señores directores, los señores conductores y los señores críticos tienen que saberlo. Los señores críticos ¡que algunas veces ven la paja en el ojo ajeno y no miran en sus interioridades personales! Los señores críticos que muchas veces, cual enciclopédicos renacentistas, quieren saber, dominar, dictaminar y sentenciar todo sin el trabajo de investigación necesario, sin el conocimiento directo, y sin la evaluación pertinente, cuando no son intereses secundarios y, en algunos casos proyectando desequilibrios afectivos, frustraciones, pasiones y pesares no gratificados. Cultura y televisión… televisión y cultural, elementos difícilmente separables si no es por manejos mal intencionados y por metas discutibles y criticables. 95 No podemos dejar escapar la brillante oportunidad de perfeccionarnos y perfeccionar. Controlemos el instrumento tecnológico, no dejemos que él o sus oficiantes nos devoren en presente y futuro. f. Niños, televisión y padres “El efecto de la televisión sobre los niños está sujeto a polémicas, no porque algunas personas se opongan al crimen y otras los favorezcan, sino porque se conoce tan poco que cualquiera puede introducir sus prejuicios o sus puntos de vista en el debate sin que se pueda probar que está equivocado.” (P. Lazarsfeld) ¿Cuántos niños en el Perú no han visto nunca un aparato de televisión? ¿Cuántos hogares en nuestra patria reciben la imagen de este medio de comunicación? ¿Significa algo para la mente del poblador peruano, para su desarrollo o para su deterioro? ¿Porqué a través se está o no realizando una formación mental distorsionada, torcida y prejuiciada; se está o no impartiendo una educación marginadora? ¿Sabemos plenamente los adultos el significado de este medio de comunicación, de lo que ofrece o debe de ofrecer? El niño de un pueblo alejado, de la sierra o de la selva, también peruano, no ve televisión; sus padres tampoco, ¿Crece, por este hecho igual que el niño de Lima? 96 Hace poco vi a un joven de 16 años que procedía de una aldea de Monzón. Se rió cuando le pregunté su parecer acerca de ver a un hombre caminando en la Luna, casi simultáneamente aquí en la pantalla de televisión. Me dijo mentiroso. No me dijo fastidioso, ¡me calificó de mentiroso! La televisión lo hemos dicho, es o debe ser, a no dudarlo, un extraordinario instrumento de cultura y desarrollo mental. Pero como todo instrumento tiene un “valor” dependiente de sus metas, de sus métodos, de sus manipuladores. Ya hemos dicho que un cuchillo en manos de un cirujano puede salvar una vida, pero en las manos de un delincuente puede terminarla. Como todo producto de la civilización, la televisión también fue usada para justificar, explicar y pagar muchas culpas de la sociedad. Se la acusó de “manipulación”, “fuente de agresión”, “nerviosismo”, “facilitadora de apatía de ociosidad y simpleza”. Se dijo que ella estaba allí para “hacer vender”, para “reemplazar a los padres”, al estilo de “nodriza mecánica”, para “embrutecer” etc. Después se aplicaron mejores criterios para evaluar su significado. Y el resultado no fue por lo menos lo trágico que se esperaba. Hoy la actitud es de análisis. Debe ser también de perfeccionamiento y de serenidad. Gran responsabilidad de los directivos; ¿se debe ofrecer lo que el público quiere o más bien lo que el pueblo necesita? Pero entiendo que la 97 mayor responsabilidad es de los padres. Son aquellos los que en última instancia harán de jueces o censores de lo que reciban sus hijos. Para ello deben ser atentos, analíticos, dialogantes, tolerantes, pero muy serenos en su veredicto: tiempo de exposición de un niño frente a la pantalla de su televisor, distribución horaria, prioridad de las responsabilidades y tareas, estructura y mensaje del programa, comentarios, conclusiones, entre otras variables necesarias. NO se trata pues, de decir este programa me gusta y este otro no; se trata de reflexionar antes de decidir. Hay adicción, y por lo tanto puede haber daño, dependencia y toxicidad. En Farenheit 451, novela de Ray Bradbury, la señora Bowles, personaje de la historia, habitante de un pueblo donde se ha declarado la guerra a los libros y muerte a los lectores dice de sus hijos: “Tengo a los hijos en la escuela nueve días de cada diez. Me entiendo con ellos cuando vienen a casa, tres días al mes. No es completamente insoportable. Los pongo en el “salón” y conecto el televisor. Es como lavar ropa, meto la colada en la máquina y cierro la tapadera..Son tan capaces de besarme como de pegarme una patada. ¡Gracias a Dios, yo también sé pegarles! Pero en la televisión también puede haber, debe haber, cultura, logro de valores, solidaridad, amor. Creo que es algo más que información, enseñanza y diversión. Esto cubre y supera la mediocridad y el 98 homenaje a la vulgaridad. Está en todos, pero en especial en los padres y en nuestra responsabilidad lograrlo. g. Medios de Comunicación “La civilización democrática se salvará únicamente si se hace del lenguaje de la imagen una provocación a la reflexión crítica, no una invitación a la hipnosis”. (Umberto Eco). En California existe un grupo numeroso de ciudadanos que se han asociado para defender a la televisión de los ataques, ya numerosos, de los que creen que este medio de comunicación social es, en el momento actual, negativo y hasta peligroso y nefasto. Los “Couch potatoes” se hacen llamar estos defensores de la televisión norteamericana; “las Patatas de sofá” se diría en nuestro idioma. Dicen ser lo “auténticos televidentes” y proclaman que la televisión debe ser un medio pasivo, anti intelectual, que anime a la gente a vegetar. El presidente de esa asociación ha declarado lo siguiente: “Yo creo que la principal ventaja de la televisión es que evita el tener que pensar y responder”. (Los Angeles Times, 6 de Junio de 1982) Cinco años antes en 1977, ya se había presagiado este acontecimiento. En efecto, M. Jun publica ese año su libro The Plug – in – Drug (New York, Vikuig), cuya traducción sería 99 La droga enchufable, y en 1978, J. Mander escribe Four Arguments for the Elimination of Television, (New Cork, Quill) (Cuatro argumentos a favor de la eliminación de la televisión). En esas obras estaba ya el mensaje y la alerta: había cada vez más grupos humanos que defendían la pasividad, la irracionalidad, la violencia, la subhumanidad. Ellos serán los “hijos de la televisión”. “El medio es el mensaje” Hace ya más de 40ª años , Marshall Mc Luhan (Undersatnding Media: Te extensions of men, New York. Mc. Graw Hill, 1964) lanzó la revolucionaria tesis que se resume en su frase: “El medio es el mensaje”. Pensaba el autor que todo medio de comunicación ejercía efectos sociales y psicológicos sobre una audiencia, dando lugar a determinadas relaciones sociales y a una particular forma de conciencia o un modo de pensar que son totalmente independientes del contenido que es transmitido. Estos efectos, como tantas veces se ha dicho, constituyen el mensaje del medio. En otras palabras, y como también lo afirmaron otros autores, cada medio supondría un efecto diferente en el receptor, aunque el contenido que se propalara fuera el mismo o el tema idéntico. “Mc Luhan quería significar con su afirmación – dice P. Merks Greenfield 1Que cada medio ejerce efectos sobre el modo de trabajar 1 P. Marks Greenfield:Mind and Media. Pie effects oJ television, computer and video games.1984. William Collins and Sons. U.S.A 100 mente humana. Continúo esta breve revisión de los factores sociológicos en la psicología de la criminalidad con la mención de una importante relación entre individuo, personas, grupos y medio ambiente. He escogido la palabra noosfera, que deriva del griego en las acepciones de “inteligencia” y “esfera”. Y que fuera desarrollada y defendida por Teilhard de Chardin (1881- 1955) en su intento – valioso intentode relacionar a la ciencia con la religión. La palabra ha sido ya incorporada en la vigésima segunda edición (2001) del Diccionario de la Lengua española de la Real Academia Española, con esta acepción: “Conjunto de los seres inteligentes con el medio en que viven”. Noosfera es, pues, la juntura, la sinapsis, los vasos comunicantes entre los seres vivos y su entorno, su medio ambiente, sus factores ecológicos, sus “circunstancias”. José Ortega y Gasset definió la tesis del “hombre y su circunstancia”, siendo esta expresión más psicológica que sociológica, en tanto que noosfera es más sociológica que psicológica, pero ambos fundamentos se complementan, se enriquecen, se perfeccionan. Ortega y Gasset analiza las generaciones, y precisa sus conceptos de “contemporaneidad” y “coetaneidad”: Son contemporáneos los que viven al mismo tiempo, el mismo tiempo; son coetáneos los que tienen la misma edad y, por lo tanto, pertenecen a una misma generación. “Todos somos contemporáneos, vivimos 101 en el mismo tiempo y atmósfera – en el mismo mundo-, pero contribuimos a formarlo de modo diferente. Sólo se coincide con los coetáneos. Urge distinguir en historia entre cotaneidad y contemporaneidad. Si todos los contemporáneos fuésemos coetáneos, la historia se detendría, anquilosamente, petrificada, en un gesto definitivo, sin posibilidad de innovación radical ninguna”. Luis Arista Montoya señal con contemporáneos o mucha razón que coetáneos pueden ser coterráneos al mismo tiempo, o no necesariamente. Siguen tales porque la coterraneidad significa o es una característica de todos los hombres nacidos en el mismo lugar, pueblo, país o continente; nacen en un lugar geográfico determinado y lo comparten. Así por ejemplo, los “puneños”, los “limeños” son coterráneos, a su vez “los peruanos” son coterráneos, o los “hispanoaméricos” también, no importando que sean contemporáneos o coetáneos. Bajo este criterio es que nacen y se desarrollan las “generalizaciones” y se habla de la “lentitud” de los piuranos, de la “viveza” de los limeños o de la “astucia” o “criollada” del “chalaco”, del “erotismo” de la selvática, de la “criminalidad” del que vive en los Barracones de Mendocita. Porque esa “noosfera” que es el medio ambiente y el yo, el tu y el nosotros puede influir de tal manera que diseña conductas y comportamientos más allá de “mi” biología, de “mi” sociología y de “mi” psicología. 102 Veamos a continuación algo del pensamiento Oretguiano en relación a sus “circunstancias”. La percepción del Prójimo La percepción del prójimo según el proverbio árabe “el hombre no puede saltar fuera de su sombra” la idea es sobre manera dramática. Vivimos prisioneros de nuestra sombra, que vigila la puerta de nosotros mismos para no dejarnos escapar. Tiene, un efecto, la sombra junto al hombre, un aire de centinela que, arma el brazo, pasea en torno a su garita. Esto quiere decir que encerrados en nosotros mismos, no podemos transmigrar de nuestra persona a la del prójimo, y consecuentemente que no podemos vernos a nosotros mismos desde fuera. Porque el perfil del Yo solo sería visible desde un Tú. Pero si el tránsito al Tú es imposible, como esta idea supone, y si el Tú es impenetrable, y si no lo vemos a él desde nosotros ni a nosotros desde él toda vida sería una ciega ansia por ver. Pero hay épocas en que de esta opinión pasamos a la contraria. La persona no sería una realidad hermética, el alma individual no sería un recinto acorazado y sin poros; antes bien, sería la característica de lo psíquico, su absoluta penetrabilidad. Mientras un átomo de materia excluye a otro átomo y es incompenetrable con él, las almas parecen constituídas por una perfecta porosidad. Hay momentos en que vivir es hallarse fuera de sí mismo, 103 perdido deliciosamente en el interior de los prójimos. De aquí las súbitas simpatías que sentimos. De aquí el “flechazo”, el “coup de foudre” en que suele nacer el amor… la vida es una constante preocupación y ocupación con las cosas que nos rodean, un dinámico diálogo con el contorno. De las cosas en derredor parten provocan en incesantes nosotros excitaciones reacciones que sobre ellas..Queramos o no la tarea radical del hombre es esta lucha con las cosas, la faena por dominar lo circunstante”. Así pues de este breve recuerdo de Ortega y Gasset, deducimos su pensamiento de ese “yo y su circunstancia”. A veces volcado hacia él mismo y a veces volcado hacia afuera hacia el otro, el semejante. El concepto de noosfera amplia el horizonte de la relación hacia los otros, y los “demás”, diferentes y variados; y también hacia las cosas diferentes, variadas, múltiples. Y pensar que esos “otros” y esas “otras” son, pueden ser: negros o blancos, gordos o flacos, limpios o sucios, creyentes o ateos, ignorantes o educados, bellos o feos, ricos o pobres, coterráneos o extranjeros respetuosos o insolentes, biófilos o necrófilos y cientos de otras posibilidades duales en seres humanos, animales, vegetales, cosas. Y nosotros los seres humanos, ¿aprendemos o nos enseñan a mirar, reflexionar, analizar, investigar estas diferentes realidades? Permítanme entonces terminar esta parte con una 104 nueva referencia a Ortega y Gasset: “El mundo circundante existe para nosotros merced a ciertos estados, íntimos que llamamos ver y oír, imaginar y pensar, sentir y querer. La psicología nos invita a que al ver una cosa, en lugar de atender a esta cosa presente ante nosotros, miremos nuestro ver. Tenemos pues, que reobrar enérgicamente contra los hábitos milenarios que nos ha impuesto la urgente utilidad de la vida espontánea y mantener nuestra atención vuelta al revés, enfocada en nuestro propio interior” Así pues el individuo que no llega a constituirse en persona, logra desarrollarse merced a su conocimiento de él mismo, a la indagación de su interioridad; pero con esto no le alcanza para vivir en sociedad, para convivir tiene que interesarse por el otro y por los otros, y además, por todo lo que le rodea. En ésta dinámica yo-tu-otros-nosotros, se alcanza el proceso de “desarrollo humano”. Pero en el mundo no hay sólo seres humanos; están también los otros seres vivos y las cosas, pues bien, el hombre y su entorno configuran el concepto de noosfera. Y ésta participa grandemente en hacer de los seres humanos, ángeles o diablos. Pero, para Teilhard Chardin, el concepto apunta más a lo positivo, a lo favorable y a lo constructivo. Como sacerdote católico, tiene una perspectiva esperanzada en la evolución de la noosfera que él superpone a la “biósfera”, palabra y concepto que atribuye a Suess como” zona terrestre que contiene la vida”. Para Teilhard Chardin la noosfera es una 105 “envoltura planetaria..a partir y por encima de la biósfera...envoltura de sustancia pensante”.. que invade el planeta, que lo globaliza, que lo unifica. En este sentido encuentra a S. Freud y en especial a Carl Jung, con los conceptos de “memoria arcaica” y de “arquetipos” los que yo creo constituyen la criptomnesia, es decir, esa memoria que nos viene desde esa noche de los tiempos en que el prehomínido se transformó en homo, primero faber, después loguens, y finalmente sapiens. Teilhard Chardin avanza más al presente y plantea su tesis: “apartar de la sociedad al recién nacido, decís, ¡y ya veréis que débil es! Pero este gesto de aislamiento, ¡no veis que es justamente lo que no debe hacerse, lo que además, es imposible de hacer! A partir del momento en que las fibras filéticas han empezado a plegarse para tejer los primeros lineamientos de la noosfera, se ha formado en torno al pequeño hombre una nueva matriz (coextensiva al grupo humano entero), matriz de la que nada podría ya arrancarle sin mutilar su ser biológico. Tradiciones de toda suerte, almacenadas por el gesto o por el lenguaje, escuelas, bibliotecas, museos diversos, corpus de derecho, de religión, de filosofía o de ciencias, todo lo que se acumula, se organiza, se vuelve a encontrar y se afina aditivamente para formar la memoria colectiva de la humanidad, revestimiento 106 acaso solo secundario, percibís un todavía un epifenómeno precariamente superpuesto a los demás edificios (los auténticamente orgánicos, pensáis) de la Naturaleza. Ahora bien, he aquí la ilusión óptica que debemos tratar de superar para ser realistas hasta el fin. Indudablemente, hasta el hombre, los datos hereditarios se propagaron principalmente por las células reproductoras. Pero desde el hombre, aparece otra forma de herencia, y resulta preponderante, la cual ya se pergeñaba, y se intentaba mucho antes de él entre las formas más avanzadas de los insectos y los vertebrados me refiero a la herencia de ejemplo y de educación. En el hombre, por una especie de invención genial de la vida y en armonía con el gran fenómeno de enrollamiento filetico, la herencia, hasta entonces sobretodo cromosómica (es decir vehiculada por genes), se hace principalmente “noosférica” (es decir transmitida por el medio ambiente). Y el sacerdote jesuita, paleontólogo, teólogo y filósofo francés cree que ésta “noosfera” salvará a la humanidad, “la Tierra se despertará mañana – dice- panorganizada bajo alguna forma imprevisible...” Pero, esta magnífica descripción de lo que hoy en un lugar común (“globalización”) ¿tiene que ser siempre benéfica, positiva, constructiva para el desarrollo de seres humanos? ¿Qué pasará si la noosfera está prostituida, infectada, purulenta, corrupta, y su onda expansiva, globalizante, deteriorante es criminal? El delito y el crimen se harán -como lo están siendo- 107 planetarios, las guerras, el narcotráfico y el terrorismo son apenas la punta del iceberg. Las cárceles o prisiones para los procesados, acusados o sentenciados existe otra instancia sociológica de la criminalidad, muy importante y constituida por aquellos lugares donde esperan, mientras son juzgados o mientras cumplen la sentencia aplicada. Las considero “bases de la criminalidad” porque así como el hogar, la escuela, o los medios de comunicación, participan activamente en el crecimiento y desarrollo humano o en el deterioro de las conductas y comportamientos sociales, condicionando y construyendo la criminalidad, así también, las prisiones pueden reeducar y rehabilitar, como también fomentar, fortalecer y originar conductas y comportamientos delincuenciales. Desgraciadamente, esto último es lo que ocurre más a menudo. Ambientes tugurizados, ausencia de políticas rehabilitadoras, así como de personal calificado, idóneo hacen de las prisiones centros de deterioro personal y social. Alimentación deficiente, higiene casi ausente, promiscuidad de todo tipo en la gran mayoría de casos, lo único que hacen es sacar individuos con dosis de criminalidad corregidas y aumentadas; resentimientos, frustraciones, odios exacerbados y sentimientos de venganza mucho más desarrollados que culpas, vergüenzas y arrepentimientos. Vicios y hábitos antisociales son aumentados en estas cavernas del delito, a las espaldas de las autoridades, de los 108 contribuyentes, y de los gobiernos que se lavan las manos o se coluden con esta atroz realidad. Existen sin embargo, excepciones dignas de ejemplo, más en el extranjero que en nuestro país. Una persona encarcelada, aprisionada, condenada, debería salir renovada, reconstruida, fortificada en su condición de ciudadana con dignidad humana. Lo dicho tiene más disposición a seguir a una gallina que a un pato o a un ser humano”. Lo que tuvo de trascendente este descubrimiento fue que estos animalitos al salir de su huevo buscaban algo que se desplazara, que se moviese y que si lo encontraban lo seguían, como si nacieran con una fuerza “instintiva” que los impulsara a buscar a este objeto o persona en movimiento que representaba un estímulo específico para su supervivencia. El mismo investigador descubrió que los políticos necesitaban días para mantener ésta conducta; pasado este lapso, el estímulo no tenía ya la misma respuesta; y lo que era más grave, cuanto más duraba la falta de movimiento, más grave se tornaba la supervivencia del animal. A partir de estas investigaciones, numerosos autores han continuado en la búsqueda de los “estímulos específicos” y de las respuestas relacionadas así como de los periodos críticos” necesarios para el establecimiento de la ecuación comportamental. Sin duda ha sido Konrad Lorenz, quien más ha divulgado su importancia. La búsqueda se llevo a cabo en tantos animales “presociales”, es decir aquellos que nacen con 109 órganos sensoriales capaces de bien desarrollados y son locomoción poco después de nacer, como en animales “altriciales”, que inicialmente al nacer, son desvalidos y que necesitan de cuidados esenciales para poder sobrevivir, en especial, claro está de sus padres. Entre esos se sitúan los seres humanos. Es bueno establecer una diferencia entre tres hechos concretos: a) El aprendizaje general, como hemos dicho, el cambio de una conducta, en base a una experiencia; b) El condicionamiento clásico, reflejo, y c) El fenómeno de impronta, troquelado o imprinting. Este último tiene una base innata, biológica y frente a un estímulo específico ocurra con un periodo de tiempo específico. En el caso de los pollitos de Spalding, el estimulo era el movimiento, y el periodo era de tres días. Investigaciones posteriores han buscado este hecho en animales superiores y en los infantes humanos. Entre estos últimos se ha establecido por ejemplo una relación entre el latido cardiaco, preferentemente materno y el estado de tranquilidad o el mejor amamantamiento y sueño de los niños, se ha descubierto igualmente la relación prosopognósica entre el rostro humano como estímulo y la respuesta en forma de sonrisa primero, gorjeo después y socialización más tarde. Numerosos hechos dejan claramente establecido este comportamiento, Sin embargo, 110 no puedo dejar de reconocer la exagerada difusión y al serie de escandalosas deducciones mercantilistas que se han producido a partir de estos descubrimientos. A pesar de todo no puedo tampoco ignorar las deducciones razonables establecidas y las probables consecuencias en la vida personal y social de los seres humanos, cuando se desconocen estos hechos y cuando la educación no se basa en la ciencia y sólo se aplica con ignorancia y, en muchas ocasiones con estupidez. Las investigaciones han demostrado por ejemplo, imprinting la en aproximación enorme trascendencia las conductas de y seguimiento; del apego, en el establecimiento de vínculos, galanteo, cortejo y apareamiento; en las conductas exploratorias, en el desarrollo de la ansiedad, la timidez y el miedo, y en el vinculo con cosas, animales y seres humanos. Surge entonces la pregunta en el contexto de este libro: ¿No pueden acaso desarrollarse conductas de rechazo, violencia, como discriminación, resultado de odio, improntas o troquelados que injertan en el cerebro humano estímulos destructores y criminales, que despiertan monstruos dormidos durante los siglos y siglos evolutivos y enterrados, supuestamente en el archiencéfalo y en el paleoncéfalo humanos? ¿No pueden encenderse las gogatas criminales 111 cuyas brasas “criptomnésicas”, “arcaicas”, no reciben los estímulos neocorticales preferencialmente prefrontales, que controlen, dominen y apaguen esos fuegos, porque en esos periodos críticos no existen o no aparecen los estímulos de hominización y de socialización que la biología, el entorno y la noosfera poseen o deben poseer para seguir la línea evolutiva o hacer al menos que el Homo sapiens juegue un papel de ser superior y camine, con dignidad humana hacia el próximo peldaño de Homo sapientísimus? C. Resurgencia (“Resiliencia”) ¡Déjame ver ese huevo que no quiere romper! Dijo la pata vieja. “¡Ah!, ¡ya lo veo! ¡Qué grandote! Seguro que es un huevo de pava. A mí me engañaron también una vez, y créeme que cuando en vez de tener aptitos tienes pavipollos, es una lata porque figúrate que le tienen miedo al agua y no hay forma de hacerlos entrar en las acequias.. ¡Qué feo!, exclamó la pata. “No se parece en nada a los otros...” “¡Y vaya que tipo raro que viene entre ellos! ¡Qué horror!... y tanto les disgustaba el aptito feo, que uno de los patos ya talludo se llegó a él y le dio un fuerte picotazo en el cuello. ¡Dejadlo en paz! Dijo la madre. “¡Os molesta algo?” ¡No! “Pues entonces no lo molestéis vosotros…” “No es muy guapo pero en cambio es muy bueno y muy obediente y nada tan bien y mejor que los otros. Yo tengo la esperanza de que con el tiempo, se vaya normalizando y llegue a ser tan bonito como sus hermanos” “Si no es guapo, será listo y fuerte y se podrá abrir paso por la vida…” “Soy tan feo que ni los perros me quieren morder” De pronto un día el patito feo batió las alas y notó que estas tenían una fuerza 112 inusitada y que lo levaban con gran rapidez a distancias que nunca hubiera soñado alcanzar…El, siempre perseguido por su fealdad, se veía de pronto convertido en la más preciosa de las aves… Así describe desde las tierras nórdicas de Dinamarca, ese genio del cuento infantil que fue Hans Christian Andersen (1805-1875) a ese patito feo que llega a ser después “un cisne..!un verdadero cisne!, y del que dice: “! Nada importa nacer en un nido de patos cuando se sale de un huevo de cisne!” En un estudio de epidemiología social realizado en la isla de Kavai (Hawaii), donde se siguió durante 32 años el desarrollo de la vida de aproximadamente quinientas personas sometidas a condiciones de pobreza extrema (por lo menos 200 habían sufrido situaciones traumáticas de distrés, ruptura de vínculos parentales, alcoholismo, maltrato..etc). Emana Werner y Ruth Smith descubrieron que muchas de ellas, a pesar de las atroces situaciones a las que estaban expuestas, lograban “sobreponerse a las adversidades y desarrollarse como personas, construyéndose un futuro expectante” Las llamadas “modernidad” y “posmodernidad” tienen un eje que a mí personalmente me preocupa, me angustia, me entristece. Tal vez ese eje se sitúe en los años sesenta del siglo XX, y más particularmente en esa famosa “revolución de Mayo”, allá en París del año 1968. Uno de los grafitis más emblemáticos de ese “movimiento juvenil universitario fue el que afirmaba con buena dosis de cinismo, ingratitud, desconsideración, petulancia y alto riesgo lo siguiente:”Desconfiad de las personas mayores de 30… ¡son viejos!”. Así ese tsunami arrasó la experiencia, el conocimiento, la sabiduría. Y los “jóvenes”, claro, comenzaron a redescubrir todo inclusive los mares y océanos, incluyendo el Pacífico... ¡todos los días! El fenómeno llamado “Resiliencia”, y al que he propuesto llamar “Resurgencia” para 113 bloquear una vez más los colonialismos lingüísticos y las enajenaciones terminológicas, utilizando la extraordinaria riqueza de nuestra lengua, no es un fenómeno nuevo, de ninguna manera. Tal vez lo nuevo sea el interés y, presumiblemente esa búsqueda incesante y provechosa por encontrar explicaciones racionales a lo aún inexplicado y por eso incomprendido. Pero como fenómeno en la vida de los seres vivos y específicamente en los seres humanos, ha existido desde los albores de la existencia. Está implícito en la evolución de las especies y en la selección natural; está en los libros sagrados; está en la literatura, novelas, teatro, poesía, cuentos... como el de Andersen: “El patito feo”. Solo para citar algunos y breves ejemplos, he aquí estas historias: a) Job. En el Antiguo Testamento se refiere que aproximadamente cuatro siglos antes de Cristo existió un hombre que posiblemente fue contemporáneo de Abraham y que era un nómada acaudalado que habitaba en las tierras de Ur, al sudeste de Palestina y que, bruscamente, pierde a sus hijos y todos sus bienes, pero especialmente pierde a su salud. Es atacado por una enfermedad de la piel que le produce llagas sangrantes y purulentas que le producen grana escosor, prurito que aliviaba frotándose con trozos de arcilla. Su gran sufrimiento lo ha dejado plasmado para la historia en estos términos: “Al acostarme digo: ¿Cuándo llegará el día? y hasta el crepúsculo me abruman más inquietudes mis días han corrido como rápidos que la lanzadera y se separaron cuando ya no hubo hilo. Así me fueron dados meses de miseria 114 Y noches de cansancio..” Los terrores se han vuelto contra mí, El viento se llevó mis esperanzas Mi salvación se ha ido como una nube, Y ahora se va derramando mi vida, Me torturan días de aflicción, De noche se me taladran los huesos y no descansan mis llagas. Con gran fuerza agarra Dios mi manto, Me aprieta el cuello de mi túnica, me ha tirado en el fango, soy como el polvo y la ceniza. Al margen de un diagnóstico médico para el sufrimiento y enfermedad de Job, trátese de una dermatitis, o de una depresión, lo real es que Job ha quedado en la historia como ejemplo de paciencia, resignación y superación. El escritor, filósofo y teólogo danés Soren Kierkegaard (1813- 1855), autor del Concepto de angustia y Tratado de la desesperación, así como precursor de las doctrinas existencialistas, ha dicho lo siguiente: “Cada palabra de Job es alimento y vestido y medicamento para la desgracia de mi espíritu. Una palabra suya ya me sacude en mi letargo, de modo que despierto a una nueva inquietud, ya calla en mi la rabia infructuosa, acabando con el espanto del mudo estertor de la pasión” El patriarca Job soportó y salió de sus crisis existenciales con resignación, paciencia y decisión; “resurgió” para la eternidad y la 115 historia le ha asignado un lugar especial como ejemplo de superación, de paciencia y de fe. b) Fiodor Dostoievski: El novelista ruso, el creador de la novela psicológica, nació en Moscú el 30 de Octubre de 1821 y muere en San Petersburgo, el 27 de Enero de 1881. André Gide, escritor francés (1869-1951), premio nobel de literatura 1947 uno de los primeros en imponer a Dostoievski en Francia y uno de sus biógrafos dice: Es a él (a Dostoievski) de ninguna manera a Tolstoi, a quien hay que nombrar al lado de Ibsen y de Nietzsche, tan grande como ellos, y quizás el más importante de los tres”. Fiodor es hijo de un médico que trabaja en el hospital de pobres de Moscú. A los 7años de edad tiene una crisis epiléptica; vive en un ambiente familiar típico de la clase media, pero cuando cumple 10 años presencia el asesinato de su padre a manos de sus criados, lo que le ocasiona una profunda huella en su vida. Lo rodea la pobreza, la miseria, el abandono en que vive la gente de su alrededor. Escribe sobre ellos y refleja su tristeza y su malestar en su novela “Pobres gentes” y después en “Humillados y ofendidos”. Estas experiencias lo llevan a integrar un grupo político clandestino de socialistas utópicos llamado Círculo de Petrasevsky. En Abril de 1849 es apresado y condenado a muerte. A última hora la sentencia es conmutada y es encarcelado por 4 años en Siberia, sentenciado a trabajos forzados. Al ser liberado de la prisión de Omsk (1854) fue obligado a servir en el ejército durante seis años más y durante esta permanencia se casa con la viuda de un militar, enferma de tuberculosis, neurótica e hipocondríaca, y con la que llevó una vida atormentada y un matrimonio lleno de amarguras y 116 conflictos. A pesar de crear grandes novelas (“Crimen y Castigo”, “El jugador”, “El Idiota”, “El eterno marido” “Los endemoniados”) no logra el éxito y la felicidad que deseaba y merecía. Finalmente y después de tanto sufrimiento, se vuelve a casar con una secretaria que había contratado para escribir una de sus obras. Su fama crece, y el 27 de enero de 1881, muere víctima de una hemorragia aguda después de una fuerte disputa con su hermana Ivanova, motivada por cuestiones de herencia. Una vida llena de tormento frente a la que este genio de la literatura se sobrepone y “resurge” para marcar en la historia su nombre y su obra. c) José María Arguedas: Este extraordinario peruano, antropólogo y literato, es mi tercer ejemplo, en el campo de la “resurgencia”. Nace en Andahuaylas (Apurímac), el 18 de enero de 1911. Se dispara dos balazos en el cráneo el 28 de noviembre y muere el 02 de diciembre de 1969. A los 4 años de edad quedó huérfano de madre; vive primero con, los abuelos, pero al volverse a casara el padre, pasar a vivir con la madrastra que lo margina y lo maltrata. Es víctima del hermanastro quien lo obliga a vivir experiencias criminales. Se refugia con los indígenas quienes le prodigan cariño, los cuidados y las orientaciones que lo salvan del infortunio. Sufre la mutilación de un dedo; es incomprendido y atacado por sus coetáneos y contemporáneos e incluso coterráneos; cambia constantemente de residencia; no encuentra la paz en su matrimonio, se afirma que tuvo una hija extramatrimonial, a la que no pudo atender, cuidar y orientar por su lejanía territorial, por oposición de los padres de la madre de esta niña, por sus situación económica y por sus situación marital. Una de sus mejores biógrafas, Carmen 117 Marpia Pinilla, escribe: “En nadie mejor que en Arguedas se aprecia la estrecha vinculación entre conocimiento, vida y sociedad; incluso para muchos de sus estudiosos, su misma persona es considerada como una “metáfora de la sociedad peruana”. Autor de una extraordinaria obra antropológica y literaria, lo considero el creador de la novela antropológica en el Perú. Yawar fiesta, Agua, los Ríos profundos, Todas las sangres, El zorro de arriba y el zorro de abajo, son algunas de sus magistrales novelas. En 1937 participa en una protesta estudiantil universitaria y es apresado y encarcelado en la peor prisión del Perú: el Sexto. El producto de este encierro es una de sus mejores novelas: El Sexto (1961). Su obra se enriquece con sus trabajos de antropología, lingüística, folclore. Escribe para vivir, vive para escribir; de autor pasa a narrador y de ahí a protagonista, renace escribiendo novelas, como ocurrió con Sherezade, de las Mil y una noches, que renace contando cuentos (e.a. Westphalen). Frente a su angustia, a su sufrimiento, a su dolor, se dispara dos veces mirándose frente a un espejo, pero su muerte es la “resurgencia” de su vida. Otros ejemplos de “resurgencia” (resiliencia) podrían ser las vidas de Ana Frank, de Franz Kafka, de Vikctor Frankl y de tantos otros seres humanos que vivieron como orugas y terminaron como mariposas; que soportaron sufrimientos, ofensas, torturas, indignidades, y salieron como flores de un pantano para brillar con luz propia; que resurgieron de la adversidad. He aquí una historia de mi propia vida personal. Socorro tiene 20 años de edad. Es la séptima de 8 hijos. Estudiaba psicología en una universidad de Lima. Hasta los 15 a los es 118 descrita como una hija y una niña modelo, “entre las primeras alumnas en el colegio”, atenta, servicial, amable e increíblemente ordenada y bien educada. Jamás tuvo peleas o discusiones, se la muestra más como una niña tímida, más bien callada, discreta; nunca se escuchó de sus labios una grosería y ni siquiera una palabra vulgar. Respetuosa y católica, iba a misa todos los domingos. Estando en quinto de secundaria tiene un primer cambio en su manera de ser: se torna diletante, discutidora y rechaza la religión católica. Llora con mucha frecuencia. Sin ningún tratamiento, al parecer todo entra en orden al dar examen de ingreso y logra entrar a la universidad. Allí consigue un enamorado que es presentado a los padres. Ocho meses después el enamorado muere atropellado por un automóvil manejado por un conductor ebrio frente al hipódromo de Monterrico. Socorro hace una crisis psicomotora de agitación y delirio. Dice oír voces que le dicen que es fea, que no es hija de sus padres, que es adoptada, que es hija de una cocinera de la casa, que es mala porque no quiere a su hermano. En efecto el octavo hijo de esta familia tuvo un accidente de parto y nació con encefalopatía infantil grave y convulsionante. Todos sin excepción se volcaron a atender a este hermanito que estaba cuadripléjico, con lenguaje muy reducido; que nació cuando Socorro tenía 11 meses de edad y que murió ocho años después de neumonía. Los padres confiesan que la presencia de este niño en el hogar hizo que se descuidara casi completamente a Socorro, que pasó prácticamente a ser atendía por la hermana mayor, “cuando ella disponía de algo de tiempo” 119 En sus aparentes alucinaciones, Socorro dice que su cuerpo se reduce hasta achicarse y hacerse bebé, que se siente paralizada, que no pude mover ni un dedo, que se asfixia y tiene crisis de angustia, falta de aire y sensación de muerte. Dice que odia a sus padres, que sus padres no son sus padres, que se matará que nadie la quiere. Llega a tener verdaderas crisis convulsivas; se orina y tiene encopresis. Exige que le den biberón, dice que no puede masticar, que se atorará. En ocasiones afirma que es hombre, que tiene pene, que se masturba; dice que le salen gusanos y lombrices por la boca. En una ocasión adoptó una actitud tal que la mantuvo tres días en total mutismo, casi catatónica, inmóvil sin querer comer. Fue hospitalizada. Recibió fármacos, inyectables. Llegó a recibir después hasta “32 pastillas por día” en una clínica psiquiátrica, en donde se le aplicó electro shocks sin precisar el número de plexias aplicadas. Recibió el diagnóstico de esquizofrenia. Cuando ella describió esa situación describió que se sentía un feto que esperaba que alguien la hiciera nacer, que estaba en el útero de su madre y que sentía que esa madre no quería que ella naciera. Tres meses después del internamiento y más bien por razones económicas es sacada de la clínica al hogar y cuidada a domicilio. La madre se vuelca a su hija, duerme con ella, la baña, la viste, la alimenta, la cuida, “como a su hijito Ricardo, el paralítico”, dice la señora. Poco a poco Socorro sale de esta situación, comienza a moverse, a hablar a pedir, a participar. Al comienzo dice que se llama Ricardo, pero luego acepta que es mujer que es joven, primero niña y después adolescente. Su electroencefalograma es fronterizo con ondas menudas y rápidas. 120 Acepta una evaluación psicológica. Su cociente intelectual alcanza un nivel de 92; curiosamente, no hay signos de desintegración de personalidad; no hay elementos de juicio para establecer sin discusión una psicosis. La familia se vuelca sobre ella buscando y dando toda la ayuda pedida y aconsejada. Recuerda a su hermano; declara que cuando él vivía, ella lo odiaba, deseaba su muerte; “se lo acaparaba todo”, dice. “Mi madre vivía para él”, agrega “a mí me abandonaban” asegura. “Mi padre nunca me tomó en sus brazos, no recuerdo que me haya dado un beso nunca” El padre reconoce este olvido, este error, este atroz error. Así pues la resurgencia es un acontecer humano muy antiguo, pero durante la década de los setenta del siglo pasado, los investigadores encuentran como motivo de interés estudiar las razones por las que un grupo de niños que viven en medios adversos y que, incluso, son víctimas de marginación y maltratados, vencen a estos factores negativos y sobresalen victoriosos del infortunio. Los estudiosos del fenómeno coinciden señalar que hay tres factores explicativos para este decurso excepcional: tributos individuales, aspectos familiares ya algunas características de los ambientes sociales en que los individuos se hallan inmersos. El concepto definitorio no es unánime. Unos definen a la “resilencia” con “un proceso dinámico que tiene como resultado la adaptación positiva en contextos de gran adversidad” También se ha presentado a la “resiliencia” como un proceso que establece que “la adaptación positiva no es sólo tarea 121 del niño, sino que la familia, la escuela, la comunidad y la sociedad deben proveer recursos para que el niño pueda desarrollarse más plenamente”. Esto ha creado el concepto de “resiliencia comunitaria”, que hace por ejemplo que frente a un terremoto o a cualquier otra catástrofe, algunas sociedades empiecen la reconstrucción al día siguiente y otras queden aletargadas por mucho tiempo y a veces indefinidamente. Aldo Melillo (médico psiquiatra), Mirta Estematti (psicóloga) y Alicia Cuestas (psicóloga), todos argentinos, han escrito en el libro Resiliencia, compilado por Melillo y Suárez Ojeda, lo que llaman “los pilares de la resiliencia”, que son los “atributos que aparecen con frecuencia en los niños y adolescentes considerados resilientes: a) Introspección arte de preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta. b) Independencia: saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas; capacidad de mantener distancia emocional y física sin caer en el aislamiento c) Capacidad a relacionarse: habilidad para establecer lazos e intimidad con otra gente, para equilibrar la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a otros. d) Iniciativa: gusto de exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más exigentes. e) Humor: encontrar lo cómico en la propia tragedia f) Creatividad: capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden. 122 g) Moralidad: consecuencia para extender el deseo personal de bienestar a toda la humanidad y capacidad de comprometerse con valores; este elemento ya es importante desde la infancia, pero sobre todo a partir de los 10 años h) Autoestima consistente: base de los demás pilares y fruto del cuidado afectivo consecuente del niño o adolescente por parte de un adulto significativo. A todos estos elementos creo que hay que agregar puntualmente la autovaloración, que es la racionalidad en el juicio personal y la introspección valorativa de cualidades positivas con el deseo y decisión de corrección de los defectos. Los diversos autores que han escrito en español hasta hoy de eso que ellos llaman en barbarismo terminológico “resiliencia” y que yo llamo “resurgencia” han puesto énfasis en dos hechos: primero que la infancia y pubertad y/o adolescencia, segundo, en el hecho positivo y en el resultado favorable de la evolución del individuo o de la comunidad. Yo quiero plantear, en el contexto de este libro, la necesidad de considerar el hecho inverso: la resurgencia negativa, destructiva, criminal; es decir “los hijos cojos de padres atletas o bailarines”. Es un hecho indiscutible que de familias eminentes, con abuelos y padres educados y cultos, respetuosos, aristocráticos en el mejor sentido del término, salen hijos delincuentes, patanes, sinvergüenzas, irresponsables, psicópatas. A los que Ortega y Gasset llamó “señoritos satisfechos”, esos que se creen con derecho a todo y que creen no tener ninguna obligación, se agregan 123 conductas antisociales y delincuenciales que llevan a sus familias al dolor narcotraficantes, espiritual corruptos, y al descalabro contrabandistas y social: hasta homicidas, incluso asesinos de sus propios padres. La resurgencia en el sentido negativo, lo contrario de las expresiones populares: “sacar fuerzas de flaquezas”, “no hay mal que por bien no venga”; al revés de la expresión corriente “la flor hermosa que sale del pantano”, o la expresión inglesa “in every cloud there is a silver lining” (“En cada nube hay un relámpago”). En la resurgencia negativa está “la oveja negra” o “el idiota de la familia” o “el Caín de los hermanos”, etc. El estudio y la atención de la “resurgencia” ofrecen no solo posibilidad de comprensión de la delincuencia, sino también elementos de aprendizaje para la prevención, reeducación y rehabilitación de la criminalidad. La metáfora más bella de lo que significa resurgencia la ha dado Boris Cyrulnik: “La resiliencia _ dice _ es como la ostra que de un grano de arena hace una perla”. Pero no todas las ostras tienen perlas. Gibran Jalil (18831931), gran literato, pintor, humanista libanés, escribe en su libro El vagabundo: “Una ostra que estaba junto a ella: siento un gran dolor dentro de mí. Es pesado y redondo, y me hace daño. Y la otra ostra contestó con orgullo complaciente: Alabados sean los cielos y el mar; yo no siento ningún dolor. Me siento bien y tan entera por dentro como por fuera. En ese momento un cangrejo que acertó a pasar oyó a los dos ostras y le dijo a la que estaba bien por dentro y por fuera; sí te sientes bien y entera, más el dolor que sufre es una perla de sin igual belleza” 124 D. FUNDAMENTOS ANTROPOLOGICOS DE LA CRIMINALIDAD La antropología también es una disciplina social, o como muchos creen, una “ciencia humana” yo me resisto a aceptar esta última definición, porque, a mi juicio, es limitar en parámetros “científicos” toda la riqueza, ideológica y doctrinaria, y por supuesto filosófica, que encierran tanto los términos, como los conceptos “antropología” y “etnología”. El diccionario francés Larrouse separa a estas dos disciplinas y al mismo tiempo las integra con estas dos definiciones: “Antropología” (del griego Anthropos hombre y logos discurso.) Ciencia que trata del hombre. // Antropología criminal Ciencia que estudia los caracteres somáticos y psicofísicos de los delincuentes. // Antropología Cultural Estudio de la conducta social del hombre” Para etnología ofrece la siguiente definición: “Etnología (del griego ethnos, pueblo y logos tratado) Ciencia que estudia la formación y los caracteres físicos de las razas humanas” Para el Diccionario d la Real Academia de la lengua Española como antropología es: “Estudio de la realidad humana. Ciencia que trata de los aspectos biológicos y sociales del hombre” Y para etnología tiene esta definición: “Ciencia que estudia las causas y razones de las costumbres y tradiciones de los pueblos”. Así pues, los diccionarios intentan definir los campos, pero, a mi juicio, los confunden, los contaminan, los hacen laberínticos. No es este el lugar de una discusión sobre estos asuntos incluso ideológicos y doctrinarios. Sólo diré que para los fines de este libro, considero que en la criminalidad participan factores antropológicos y etnológicos de indudable importancia. Voy a tomarme la libertad de marginar el concepto de “cultura” en el sentido de conocimientos, sabiduría de lo que la humanidad ha acumulado en el decurso de su existencia. Voy a detenerme en el concepto “antropológico” de cultura en el sentido de mitos, leyendas, costumbres formas de una comunidad, de un grupo, de una sociedad. Si el término 125 “etnología” cubre estos aspectos e introduce el concepto de “raza”, lo admito y lo incorporo. A partir de esta aceptación, creo que muchos delictivos, criminales, tienen como matriz, fundamento o condicionante a factores antropológicos y/o etnológicos en la raíz misma del delito. Intolerancias raciales: los arios alemanes, los negros en USA de la guerra de secesión, el Ku- Klux- Klan, o en otro extremo, el genocidio de los tutsis para tratar de imponer él Hutu Power en los años noventa del siglo XX, o la historia de los genocidios como el de los indígenas en Argentina durante el gobierno de Juan Manuel Ortiz de Rosas (1793-1877), tantas otras “intolerancias”, “discriminaciones”, “marginaciones”, o como quiera llamarse a esta conducta criminal de creer superiores o inferiores a seres humanos sólo por factores de color de piel, apellido, estado de salud, género sexual; orientación sexual, creencias políticas, religiosas. Estas y otras ideologías son factores antropológicos y/o etnológicos indiscutibles de la criminalidad. En relación a los mitos, por ejemplo, recordemos lo que se ha hecho con la mujer. Comencemos con aquella indignidad del génesis y repasemos lo que analizó Isidoro Loi en su libro La mujer: Ø Versículo 16: A la mujer le dijo: “Multiplicaré tus trabajos y miserias en tu preñeces; con dolor parirás los hijos y estrás bajo la potestad de: tú marido y él te dominará” Ø Leyes del Manu: Libro sagrado de la India, 1280 a. de JC Regla 213: Está en la naturaleza del sexo femenino el tratar de corromper aquí abajo a los hombres y por esta razón los sabios no se abandonan jamás a las seducciones de las mujeres. Ø Hesiodo: Escritor griego, siglo VII a. de J.C. “El que se fía de las mujeres, se fía de los ladrones” 126 Ø Proverbio árabe: “Cada tanto dar una paliza a una mujer es algo saludable. Si tú no sabes por qué, ella sí lo sabe. Incluso más próximas a nosotros, han supervivido criminales ideas discriminatorias contra las mujeres. Napoleón Bonaparte, ese invasor ambicioso de poder que llegó a ser Emperador de Francia después de la Revolución Francesa, afirmaba que “las mujeres no son otra cosa que máquinas de producir hijos” El gran literato, filósofo y pensador alemán Arthur Shopenhauer (1788 – 1860) Afirmaba que la mujer es “retrasada en todos los aspectos, falta de razón y de verdadera moralidad..” “Es una especie de término medio entre el niño y el hombre, que es el verdadero ser humano”. Y Don Miguel de Unamuno (1864-1936) rector de la Universidad de Salamanca, gran intelectual español, decía: “La mujer es un postulado que no se puede demostrar. Su fin es parir hombres y para tal fin hay que educarla..” “Toda mujer es ineducable. La propia más que la ajena” y hasta don José Ortega y Gasset (1883- 1955) gran filósofo español afirmó que “la mujer parece resuelta a mantener la especie dentro de los límites mediocres, a procurar que el hombre no legue nunca a ser semidiós”, “tal vez el papel de la mujer en la mecánica de la historia es ser una fuerza retardataria frente a la turbulenta inquietud del hombre”. Con estos y otros muchos consejos y afirmaciones, las sociedades han mantenido este esquema “cultural” de discriminación, dependencia y marginación. Así también se han mantenido durante siglos los mitos y prejuicios (en el sentido d falsedad, mentira, pseudoverdad) contra los indígenas de los pueblos conquistados, contra los judíos, contra los negros, contra los “sudacas”, contra los cholos. Pero hay otras indignidades que se han mantenido en función de tradiciones: la clitoridectomia (corte del clítoris), la circuncisión, los 127 castigos frente a la infidelidad y al adulterio (apedreamiento o flagelaciones públicas); la persistencia de la costumbre de la supremacía del hijo mayor en las familias; los rituales de crucifixión en semana santa, etc. Costumbres, tradiciones, mitos, prejuicios, bases de fundamentalismos y de integrismos que han avivado fuegos de criminalidad entre personas, pueblos, naciones que existen en esa mente arcaica que la maduración, que la ciencia, que la racionalidad deben controlar y dominar, pero no solo reprimir, sino, sobre todo, resolver a favor de una vida personal, social, colectiva, sana, equilibrada, civilizada. Uno de los más famoso mitos aceptados internacionalmente es el de Edipo Rey, esa tragedia de Sófocles a la que Sigmund Freud le prestó tanta atención. Creo que una opinión muy autorizada en esta relación de antropología- en este caso, sobre mitos y a la conducta criminal-es la de Erich Fromm que en su libro El lenguaje olvidado ha dicho: “Existe en realidad en Edipo Rey una razón que explica el veredicto de nuestra razón interior. El destino de Edipo nos conmueve sólo porque podría haber sido nuestra, porque el oráculo suspendió sobre nosotros, antes de nacer, la misma maldición que descansaba sobre él. Quizás todos estemos destinados a dirigir nuestros primeros impulsos sexuales hacia nuestras madres, y nuestros primeros impulsos de odio y violencia hacia nuestros padres; nuestros sueños nos convencen de que es así. La historia del rey Edipo, que mató a su padre, Layo casándose con su madre Yocasta; no es ni más ni menos que una realización de deseos, la realización de nuestro deseo infantil. Pero nosotros, más afortunados que él, salvo si nos hemos vuelto psiconeuróticos, logramos, después de la infancia, apartar de nuestras madres nuestros deseos sexuales y olvidar los celos que teníamos a nuestros padres. Rechazamos a las personas para las que se ha cumplido ese primitivo deseo de nuestra infancia, con toda la fuerza 128 de la represión, que han sufrido esos deseos en nuestras mentes después de la infancia…lo mismo que Edipo, vivimos en la ignorancia de los deseos que ofenden la moralidad, los deseos que la naturaleza nos ha impuesto; y después de descubrirlos, preferiríamos desviar nuestra mirada de las escenas de nuestra infancia”. Basta creo, este ejemplo para asignar una importancia indiscutible a los factores antropológicos den la criminalidad. E. FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS Y METAFPISICOS DE LA CRIMINALIDAD No es este lugar para un planteamiento epistemológico definitorio de los conceptos de filosofía y metafísica. Me dispensarán los lectores de este esfuerzo, o de esta soberbia, y me asignarán la benevolencia de aceptar dos acepciones de la palabra “filosofía”. Para la primera consideraré el significado de “conjunto de saberes que buscan establecer, de manera racional los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano”. Están así reunidos, pensamiento y acción. En el caso de la segunda la consideraré como “la manera de pensar y ver las cosas” (Diccionario de la lengua española). En cuanto a la palabra “metafísica”, el asunto es un poco más complicado. Se afirma que el término surgió en relación con las obras de Aristóteles, que trató primero a la física, y que lo que vino después de esos libros era considerado “metafísico”. En lenguaje coloquial, incluso académico, lo metafísico, es de un lado, hablar de aspectos más allá de lo demostrable objetivamente, y de otro buscar, incluso afanosamente las causas primeras, los principios. Se suele también considerar “metafísico” o “metafísica”, a lo oscuro, difícil, laberíntico y 129 hasta críptico, es decir nebuloso, escondido, recóndito, hasta esotérico y abstracto. Es también frecuente considerar a la metafísica como parte de la filosofía, aunque cuando se intenta relacionar la filosofía con la ciencia, aparezca aquí un factor disarmónico, friccionante, cuestionador en especial para el diletante. Al margen de éstas posibles y con frecuencia necesarias discrepancias, lo real y efectivo es que en la comisión de varios delitos intervienen varios factores filosóficos y metafísicos de indudable importancia en la interpretación psicológica del criminal. a. Ideologías y doctrinas: ¿Cuántos crímenes en especial “políticos” y “religiosos”, se han cometido basándose en fundamentalismos, autoritarismos, integracionismos, dictaduras, nacionalismos, racismos, sexismos, conductas y comportamientos extraídos de pensamientos, genocidas, esclavistas, psicópatas y delirantes? Persecuciones, horcas, guillotinas, campos de concentración, hogueras, torturas y exterminios estuvieron al servicio de mentes criminales que usaron desde el veneno y la daga, hasta el tanque, el torpedo o la simple acusación difamatoria y la mendacidad, justificándose, encubriéndose o pintarrajeándose con ideas, principios y conceptos sectarios, paranoides, ambiciosos indignos, yendo contra todo principio elemental de los derechos humanos. b. Ontología: Un objetivo fundamental de la filosofía es estudiar al ser; esta es la esencia del término ontología. El respeto al ser humano, a la vida, a su conservación, y desarrollo, pero también a la indagación, el análisis, la investigación de su naturaleza malévola, satánica, patológica. Existen filósofos, como Mario Bunge, que consideran que la ontología se ocupa de las ciencias y de la técnica, y que por lo tanto ocuparse del ser, así en concreto, y 130 en abstracto, es limitante y reduccionista. Dice el filósofo argentino:”Contrariamente a los filósofos idealistas y marxistas, yo identifico la ontología con la metafísica;…no tengo ningún empacho en hablar de metafísica… yo soy metafísico, no solamente físico”. Y claro, bajo los criterios enunciados anteriormente, cómo despreocuparse de las cosas, de las técnicas, de lo físico, cuando se está interesado en el ser; en otras palabras, más allá de esas cosas físicas, en la metafísica, podemos encontrar la explicación a unas conductas o comportamientos delictivos. Es lo que ocurre en el caso concreto de la relación delincuente - dinero - poder, y el campo de la política criminal está lleno de ejemplos. c. Gnoseología: El estudio del conocimiento, que es el fundamento filosófico de la gnoseología, permite descubrir la verdad; analizar el pensamiento; indagar sobre la matriz, la esencia, el motor de la acción. Pero éste interés no puede quedar reducido al campo normativo, al terreno, diría, sano del conocimiento. En otros términos al estudiar el conocimiento debe ser de interés, buscar la verdad, pero también la falsedad; reunir indicios, comprobar, buscar indicadores, variables, evidencias de la verdad o falsedad de ese conocimiento. Lamentablemente, la gran mayoría de seres humanos no son educados para el autoanálisis de los conocimientos que se adquieren y se poseen, y en este gran defecto, y en esta gran carencia, se mantienen y fortalecen ideas, pensamientos, conceptos, conocimientos que conducen, que empujan al rompimiento de normas, a la imposición testaruda, abusiva y delincuencial de pretendidas o interesadas verdades, de conocimientos que tuercen las acciones, llevándolas a la criminalidad. d. Axiología: El estudio de la moral, de la ética, de la deontología, en otras palabras, de los valores espirituales y sociales, es el campo 131 de la axiología. Y aquí están los pilares fundamentales de las conductas y comportamientos respetuosos de la norma, de la ley, de los reglamentos, de los derechos ajenos, de la dignidad del otro, de la convivencia y del respeto de esos valores. Por ello, la falta de su práctica, mantenimiento y desarrollo es fuente de muchos actos delictivos. La ética, es decir, los valores intemporales, universales, eternos, deben ser predominantemente en la vida social. Considero a la moral como las normas temporales, regionales, grupales que, a diferencia de la ética, sólo son válidas para una época o para una agrupación. Por eso son particulares y por eso, con frecuencia, son discutibles y también rechazadas por otros grupos que no comparten esos principios que se basan en ideologías y doctrinas diferentes. Las normas morales exigibles a un católico, no son las mismas que se imponen a un islámico, o a un budista; y con frecuencia ni siquiera a un cristiano evangélico. Y todas estas normas no son aceptadas por un agnóstico o por un ateo. De esta realidad han surgido y surgen gravísimos conflictos que han terminado en genocidios y guerras. Los fanatismos, surgen de la aceptación totalitaria a esas normas morales. La libertad es atropellada con frecuencia por estas normas que incluso vienen escritas desde hace siglos en libros llamados “sagrados”. Considero a la deontología como el conjunto de normas, tanto éticas como morales aplicada y válida para una determinada actividad profesional. Los códigos deontológicos de médicos, abogados, periodistas, etc. son un ejemplo de lo que afirmo. Las normas jurídicas están cargadas de valores éticos, morales y deontológicos. La anomia, es decir, la inexistencia de las normas, la falta de respeto, el incumplimiento de ellas, hace de las personas y las sociedades “delincuentes”, infractores de la ley, sociedades caóticas y criminales. 132 La consideración de lo dicho nos conduce a tres conceptos que considero importantes en el contenido de este libro: epistemología, epigenesia o teleología y eugenesia. ¿Cuántos crímenes se han cometido y se cometen por ignorara los contenidos, los valores, los intereses auténticos y reales de la ciencia y de la técnica? La filosofía tiene en la epistemología el instrumento para indagar, para cuestionar, para orientar para dilucidar los resultados de la investigación científica y tecnológica lo que con frecuencia se llama aún “el análisis crítico de la verdad”. Con frecuencia se ha utilizado inescrupulosamente a la ciencia para hacer de ella y con ella fetichismos y fundamentos de normas que alcanzan a transformarse incluso en leyes. La creencia de que una raza es superior a otra, de que un aparato como el “detector de mentiras”- puede llevara al silla eléctrica a un acusado, de que un análisis de laboratorio puede trasformar ipso facto a un hombre en padre biológico y psicológico de un niño, que una huella digital o una grabación de voz o de imagen pueden condenar irremisiblemente a la prisión, son fetichismos epistemológicamente inaceptables, por criminales. La ciencia y la tecnología deben tener metas, horizontes, fines claros, y su aplicación debe buscar resultados y consecuencias siempre favorables a las personas y a las sociedades. Aquí están los fundamentos de la epigenesia y de la teleología. Uno de estos campos es el de propender a una evolución del Homo sapiens, a su desarrollo personal y social, a su crecimiento digno y cada vez mejor. Esa es la razón de ser de la eugenesia. La no consideración de estos pilares filosóficos de la vida conduce a la indigna situación en la que está el hombre de hoy, transformado por una sociedad retrógrada, indolente, anética, criminal, en un simple animal de presa. 133 2. AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA La etiología nos ha enseñado a diferenciar “agresividad” de “violencia”. La primera es una fuerza, una pulsión, un instinto, un dinamismo biológico que impulsa a los seres vivos a subsistir, o supervivir, a “e-vo-lu-cio-nar”. En otras palabras, la agresividad es una construcción de la naturaleza de la vida, para continuar avanzando y avanzando, cerrando círculos, formando cadenas, organizando un equilibrio noosférico imprescindible para la supervivencia de los individuos, de la especie, de la vida misma. En cambio, la violencia es una fuerza destructora, negativa, involutiva que ha creado la cultura para imponer por la fuerza, para competir y vencer como objetivo único, dominante, avasallador, para conquistar el poder, para aplastar, muchas veces inmotivada y gratuitamente, con el solo propósito de dominar. La violencia es el combustible de las guerras, de los genocidios, de las dictaduras, de las intolerancias y discriminaciones, de los abusos de toda índole, de los terrorismos, de los fascismos, de la necrofilia. Con la agresividad se nace, con l violencia se aprende a crecer en el autoritarismo y en la irracionalidad. El héroe es agresivo, el criminal es violento. En varios de mis libros, he escrito diversos asuntos relacionados con la agresividad y la violencia. Establecida la diferencia conceptual, voy a transcribir aquí algunos de esos enfoques, que ofrecerán al lector una apreciación complementaria, fenomenológica y diferencial, y que permitirán, en el contexto de este libro, apreciar cómo y en qué diversas maneras, la agresividad se distorsiona, se patologiza, se subvierte, se prostituye, se adultera y se transforma en violencia por variados factores culturales, educativos, ambientales, sociales. Dejo constancia, sin embargo, de la persistencia, la existencia a mi juicio indiscutible, de cerebros que nacen con alteraciones biológicas que condicionan 134 personalidades violentas, destructoras, psicopáticas que se exteriorizan desde muy temprana edad, para algunos analistas incluso desde el embarazo, y que han sido descritas en niños con denominaciones variadas que a veces llegan a ser peyorativas “ángeles malvados”, “raíces de maldad”, “niños perversos”, etc. En estos casos es la biología – la neurobiología –la que condiciona las conductas y creo comportamientos violentos, delictivos, criminales. 135 AGRESIVIDAD Y VIDA El odio es amor frustrado y la agresión no es más que una técnica de buscar amor. Montagu Discusiones, peleas, insultos, amenazas, ataques, ofensas, odios, castigos, traiciones; fomentan, conducen, empujan a la violencia. Se sabe de un robo; se informa de un asalto; se conoce de un homicidio. El culto a la muerte hace noticia. Pero, ¿qué es la agresividad? Hay quienes afirman que la agresividad es consecuencia de la educación, del medio ambiente, de la sociedad en que vivimos; otros afirman que la agresividad nace con nosotros y que el hombre es un “agresivo nato”. No tomaré, por el momento partido en estos extremos dilitantes. Aceptaremos sí que la ciencia tiene abundante material para analizar y comprender mejor la agresividad. La agresión tiene mucha historia y hasta pre historia: plantas carnívoras, insectos destructores, arañas viuda negra, pirañas, roedores depredadores, necrofagia, Homus hominidi lupus (aunque esto resulte un insulto para el lobo), tribus vandálicas, tribus caníbales, guerras, inquisición, hambre, esclavitud, explotación, violencia y más violencia. El sentido de lo “agresivo” ronda fantasmalmente en todos los resquicios de las conductas que los términos mencionados involucran. Konrad Lorenz, uno de los creadores de la etología o estudio de la conducta animal, como casi todos los cultivadores de esta disciplina, aceptó que “la agresividad es solo el instinto combativo, en la bestia y en el hombre, contra los miembros de la misma especie”. Sin embrago hay otros investigadores que opinan que muchos seres vivos, son igualmente “agresivos” contra otras especies e inclusive contra cosas, símbolos, prejuicios y fantasmas. La agresión se ha transformado en uno de los caracteres sobresalientes de la “humanidad” y de la llamada civilización. Hay personas que la 136 rechazan, otra que la fomentan, muchos que la perfeccionan, mientras que otra la niegan, la interfieren, la bloquean, intentan anularla. Pero sobretodo, está su realidad, su presencia. Corazones bondadosos y humillados la dejan escapar por las rendijas de su incapacidad de censura, y voluntades fuertes que se vanaglorian de su control, terminan destruyendo su propio organismo, su propia vida. Es que la agresividad es un fenómeno humano y por ende biológico y social. Está inmersa en la estructura encefálica del hombre, pero está también presente en todos los medios de la cultura que la sociedad construye. Nadie puede negar la importancia biológica de su presencia, pero nadie puede tampoco disminuir la trascendencia de su influencia ambiental, creadora y agravante. Si, frente a la utopía de un futuro claro, limpio, pacífico se yergue la realidad escabrosa de un inundo de odio, destrucción y muerte, si está ampliamente aceptado que “el niño es potencialmente agresivo desde el nacimiento”, si es posible continuar aceptando la hipótesis que dice que “es una parte necesaria de nuestra herencia biológica con la que tenemos que aprender a coexistir y que ha servido y sigue sirviendo para conservarnos”; si este mismo impulso agresivo es el que “puede conducirnos a la lucha y a la violencia y, al mismo tiempo, es el fundamento del impulso de independencia y de la propia realización”, tenemos una perspectiva salvadora: conocer, educar, canalizar nuestra agresividad. No es ésta una idea nueva, pues de una u otra forma ha sido planteada por varias personas. Winnicott, afirmó que “si la sociedad está en peligro no es a causa de la agresividad del hombre, sino a causa de la represión de la agresividad personal en los individuos”. Numerosas investigaciones han demostrado la importancia de las variables educativas en el desarrollo o control de la agresividad. Zinc Zhang Kw atacó el concepto de instinto logrando hacer convivir a gatos y ratones criados juntos desde su nacimiento. Schjelderup- Ebb describió en 1922 lo que llamó el “orden de picoteo” entre las gallinas y los patos; 137 estableció la jerarquía para picotear al inferior. Muchos afirmaron que sólo es la capacidad de identificación lo que hace posible la abnegación. Numerosos hechos demuestran que, salvo la excepción de ciertos roedores, ningún otro vertebrado mata habitualmente a miembros de su misma especie, ningún animal salvo el hombre, disfruta practicando la crueldad sobre todo de su misma especie; los animales rapaces nunca exterminan a sus presas. Federico II de Prusia afirmó: “Un soldado debe temer a su oficial mucho más que a su enemigo” Welch encontró que la agresividad se acrecienta por los siguientes hechos: alteraciones de los factores ambientales, alteraciones de los factores circunstanciales o de situación, alteraciones de los estados psicológicos, y por alteraciones de los estados siguientes: por la introducción de un animal extraño en el territorio del otro, por la restricción de comida disponible, por un cambio de la estructura social del grupo, ya sea incrementando su tamaño o alterando la homogeneidad del mismo; por modificación del territorio disponible o de la densidad de la población (aglomeración o aislamiento); por la remoción de una recompensa positiva o la presentación de un estímulo condicionado para despertar agresión por administración de un dolor inesperado a un animal confinado con otro sin posibilidad de escape y por la modificación fenomenológica del medio humoral y hormonal del animal, o por la estimulación o destrucción de estructuras cerebrales específicas. La agresividad está ya, en algunas de sus formas, marcada en las entrañas del hombre. Su realización, su expansión, su canalización es atributo de la educación de la sociedad donde este hombre está inmerso. AGRESIÓN VIOLENCIA Y SOCIEDAD La constatación de una vida cada día más difícil de vivir en solidaridad, en confianza, con amistad, en la que la envidia, la ira, los celos, las rivalidades de todo orden, la hipocresía y la mentira, la anomia, obligan a 138 plantear perspectiva de la fe en el ser humano, hace imprescindible mirar hacia dentro de uno mismo, revisar los principios de vida en sociedad y decidir cotidianamente al aún tenemos derecho de llevar el estandarte de la humanidad. La justificación de que el ser humano lleva en él el germen de la agresión y de la violencia no puede ser aceptada más sin discusión. “El instinto agresivo”, que fue piedra explicatoria y expiadora de la brutalidad en el hombre se cuestiona cada vez más con más pruebas. Las bases psicofisiológicas, “instintivas” “innatas”, no funcionan decididamente como explicación unívoca del comportamiento violento. Pero tampoco pueden ser marginadas definitivamente, pues su presencia, indiscutible en el organismo, puede ser canalizada para perfeccionar, controlar y dominar el comportamiento que distorsione la vida y que perturbe la normal evolución a la convivencia equilibrada. Se afirma que la capacidad de agresión ha permitido al hombre supervivir y presumiblemente alcanzar el dominio que actualmente posee, valor positivo que debiera ser mantenido. Hay pues de un lado, la aceptabilidad de su presencia biológica, aunque tal vez no tanto como “instinto” y de otro la posibilidad de su significado positivo en la lucha por la vida. Valdría la pena entonces primero definir lo que se entiende por agresión, y en este sentido la tarea no es fácil por cuanto el término, aunque conocido y tal vez “comprendido” por todos es de diferente aceptación. Es una forma de comportamiento humano cuyas manifestaciones son muy variadas. Podríamos encuadrar este comportamiento entre la “pataleta de un niño”, que busca satisfacer una necesidad, obtener un capricho o simplemente manifestar una fuerza desordenada en busca de alguna satisfacción; pero también se llama agresión a la conducta del manifestante que lanza piedras a los “representantes del orden”, o la de estos, que golpean cabezas y hacen sangrar a los que piden más libertad 139 o reclaman por el respeto de sus derechos. Se dice que es “agresión” la ofensa verbal, aquella que descarga una tensión con la palabra tan conocida del militar francés en Watreloo (Cambrone) al solicitarle rendirse (“merde”) o con la injuria al ser familiar más querido en nuestro medio generalmente es la figura materna; o con el insulto que señala una determinada categoría mental, ofendiendo a la paciente deficiente, sin culpa de este menester (“tarado”, “idiota”, “imbécil”). Se dice también que es agresión el insulto de alto tono que empleando términos groseros o elegantes, se dirige al jefe del subalterno, o del alumno al maestro, o del padre al hijo, o del esposo a la esposa, o del patrón al empleado, o del público al torero, o del jugador al referee, o del chofer al peatón, o del pobre al rico, o del señor al doméstico, o del comensal al mozo, o del transeúnte al mendigo, o del ateo al sacerdote o inclusive del hombre a las cosas, cuando éstas se interponen en su camino o le dificultan una tarea, o le producen dolor, angustia y a los del ofensor, antropoformizándolas, las insulta y las vitupera. En todos los casos anteriores, a excepción de éste último, el sentido de la agresión es en las dos direcciones. Muchas veces el hombre se agrede verbalmente a él mismo empleando su lenguaje interior, cuando comprueba su deficiencia, su timidez, su impotencia, su apatía o su ineficiencia. En este tipo de ataque ocurre que el centro de enervamiento es a veces, una parte de su propio cuerpo; el cabello cuando no le permite un peinado adecuado, el diente cuando perturba, con su dolor, la tranquilidad y el sosiego, y hasta el instes tino cuando caprichoso en su funcionamiento, no obedece a una normal evacuación; los insomnes saben cómo es la “agresión” a uno mismo, que a veces se proyecta a la almohada; los desmemoriados conocen las palabras que se emplean apara ofender a su amnesia; y la impotencia sexual reconoce en su drama las palabras y los gestos contra uno mismo. Pero la a “agresión “verbal toma a veces otros sutiles matices: en la sátira, en el chiste malévolo, en el chisme denigrante, en la mentira oprobiosa. En formas aún más temporales tal vez como en las 140 frustraciones, en las edades de afianzamiento, como en la adolescencia, en los juegos y el deporte y en otros finos comportamientos sociales, la “agresión” verbal es un instrumento que el hombre emplea para atacar, dominar y ofender. Sea una respuesta que sigue a la frustración, sea un acto que busca causar daño a un organismo o a su sucedáneo, ósea el estímulo para una acción, en todos estos comportamientos verbales la “agresión” es el núcleo. Pero, ¿Es que esto es realmente agresión? Importa establecer la diferencia y separar agresividad de violencia. Yo creo que la violencia es una agresividad mal conducida, no controlada: violencia es distorsión, es siempre agresividad negativa; es violencia, pero toda violencia encuentra su núcleo original en la agresividad. Numerosos autores en diferentes investigaciones han establecido claramente que la agresión tiene mecanismos neurofisiológicos y psicofisiológicas en el encéfalo de los seres vivientes. Centros, vías de comunicación y sustancias bioquímicas, son elementos biológicos de la agresión. Inclusive, la genética ha ofrecido la perspectiva cromosómica como uno de los elementos constitucionales de este fenómeno y la fórmula patológica XYY ha dado pábulo a sorprendentes hipótesis que desde el laboratorio se han proyectado a la sociedad levantando la hoguera encendida por Lombroso y su “criminal nato”. La neuropsicología, enriquecida con modernas técnicas de análisis estereotáxico, en especial con los conocidos estimulo receptores han transformado los conceptos de agresividad en el ser humano. El hombre terminal, la novela de Crichton, o el Hombre robot, divulgado por el conocido film proyectado años atrás, no son ya enteramente ciencia- ficción. La agresión, sus mecanismos, pero en especial su control, tienen fundamentos biológicos y están preferentemente en el cerebro humano. “El hombre y la bestia”, Jekill y Hyde, el ángel y el diablo, son la 141 simbología de esa infinita mezcla de factores neurofisiológicos y bioquímicos, en gran parte no bien aclarados que inundan el cerebro humano y que son el producto de millones de años de transformaciones evolutivas que hacen que en nosotros mismos estén el insecto, el roedor, la hiena, la serpiente, el carnívoro y el domador. En el niño la agresión aflora en circunstancias que deben ser analizadas y comprendidas. La sociedad, imponiéndole un sello que caracteriza a su época. Lo empuja a usar términos que a veces están reñidos con la moral o las buenas costumbres de su grupo. Pero es necesario comprender que, al lado de una estructura biológica, de un substratum psicofisiológicas, en la agresión hay un elemento social, educativo, ambiental que es fundamental en la educación del niño. Los adultos tienen que comprender que la agresión no es “un impulso lamentable que debe ser eliminado”; debería comprenderse también y en gran medida, que es una herencia biológica con la que tenemos que aprender a convivir porque “ha servido y sigue sirviendo para vivir”. La preocupación de los adultos debería ser comprendida mejor y canalizar adecuadamente sus propias reacciones agresivas y luego encauzar la de los niños, robusteciendo el servicio de los ideales, el valor de la solidaridad humana y la puesta en marcha del motor que conduzca al apretón de manos o a la palabra de estímulo y no a la trompada destructora ni al vocablo hiriente. El hombre necesita de la agresión para sobrevivir y perfeccionarse, pero necesita igualmente del respeto a su semejante, a la personalidad ajena, a la libertad de expresión sin libertinaje. Cuando el niño tiene expresiones verbales hirientes, lo que está haciendo es desencadenar un comportamiento biológico que se manifiesta con el vestido que la sociedad le ha impuesto. No apaguemos esta expresión humana y canalicémosla mejor. 142 La agresión está convirtiéndose en uno de los caracteres sobresalientes de la humanidad; hay personas que la rechazan, otras que la fomentan, muchas que la perfeccionan, mientras que otras la niegan, la interfieren, la bloquean, intentan anularla, pero por encima de todo está su realidad, se presencia. Corazones bondadosos, humildes, honestos y solidarios la dejan escapar por las rendijas de su incapacidad de censura, y voluntades fuertes, que se vanaglorian de su control, terminan destruyendo su propio organismo, su propia vida. Es que la agresividad es un fenómeno humano y por ende biológico y social. Está inmersa en la estructura encefáliza del hombre pero está también presente en todos los medios de la cultura que la sociedad construye. Nadie puede negar la importancia biológica de su presencia, pero nadie puede tampoco disminuir la trascendencia de su influencia ambiental, creadora y formadora. Si frente a la utopía de un futuro claro, limpio, pacífico se yergue la realidad escabrosa de un mundo de odio, destrucción y muerte; si está ampliamente aceptado que el niño es “potencialmente agresivo desde el nacimiento y tal vez antes”, si es posible construir la hipótesis de que “es una parte necesaria de nuestra herencia biológica” con la que tenemos que aprender a coexistir y que ha servido y sigue sirviendo para conservarnos; si este mismo impulso conducirnos agresivo es el que “puede a la lucha y a la violencia y, al mismo tiempo, es el fundamento del impulso de independencia y de la propia realización”, tenemos una perspectiva salvadora: conocer, educar y canalizar nuestra agresividad. No es ésta una idea nueva, ya que de una u otra forma ha sido planteada en diferentes actitudes y por variadas personas. Winnicott afirmó que “si la sociedad está en peligro no es a causa de la agresividad personal en los individuos”. 143 Con otras palabras apuntaba en el mismo sentido Montagu: “El odio es amor frustrado y la agresión no es más que una técnica de buscar amor”. EL AUTORITARISMO “¿Es correcto me preguntaba un joven- que mi padre decida si debo casarme o no?”; “¿Está bien- me inquiría una chica- que mi padre me prohíba que tenga enamorado?” Preguntas de dos jóvenes, de dos personas, de dos ciudadanos: él de 26 años, ella de 23. Ambos viviendo en Lima, grana capital del Perú. Los dos, hijos únicos, de clase media, en ascenso. Según sus propias descripciones, la opinión de la madre “no contaba”. Uno de ellos agregó: “Es mi padre quien decide en todo, ¡quien manda!” Estas dos personas me han hecho recordar en otras numerosas, cuyos padres “decidían” también los gustos, la suerte, el futuro, todo, de sus hijos. Me acordé de un muchacho que una vez vino a verme para “poder tomar una decisión”. El quería estudiar psicología, su padre “exigía” que ingresara a una escuela militar; me acordé de una niña que hace meses me escribió confiándome su edad: 12 años. Me decía que su padre la sacaba por las noches a dormir en el balcón, porque no podía “dejar de hacer pila en la cama”. Y me acordé de un niño de 8 años a quien el padre exigía “sacar notas” por encima de 17, pero al no lograrlo estaba prohibido comer postre, ir al cine, ver televisión, debiendo además, escribir todos los días y por cien veces: “soy un bruto y no quiero a mis padres; soy ocioso y jamás llegaré a ser doctor”. En otra ocasión fue una madre quien me visitaba atormentada por la suerte de sus hijos: El esposo exigía obediencia absoluta, servidumbre, “levantarse a las seis de la mañana, acostarse a las nueve de la noche, vestirse, comer lo que él hubiera decidido, tener los amigos que él hubiera escogido, pensar, opinar, hablar sobre lo que él había ordenado”; dependencia, esclavitud y servilismo. 144 Así están aún hoy muchos hogares, aunque usted que lee estas líneas le parezca mentira; así se conducen todavía muchos hombres, no sólo en su casa, sino también en el trabajo, en los centros laborales, en instituciones donde ejercen su poder, su autocracia, su capricho, y dictadura, su fascismo. ¿Hasta cuándo? ¿Es acaso la ignorancia de que existen los derechos de los otros?; ¿Es acaso el interés de sentirse y saberse superior?, ¿o será tal vez el espíritu mediocre, e inferior e inaceptable de aplastar la libertad de otro ser humano? Me acuerdo de Franz Kafka y propongo en honor del gran y sufrido literato checo el nombre de kafkianos para éstos núcleos familiares y sociales. Kafka escribió una carta a su padre; Carta al padre título de su obra; en ella dice: “Percibía en ti al extraño enigma que rodea a todos los tiranos cuyo derecho no está fundado sobre el pensamiento sino sobre su propia persona. Toda reflexión independiente de ti contaba desde un principio con tu juicio desfavorable, todo lo que yo hacía terminaba siendo una infamia: era infame obedecer tus órdenes porque sólo valía para mí, pero una vergüenza ser desobediente. Sentado sobre tu reposadera, gobernabas el mundo. Tu opinión era la correcta, todas las demás eran desorbitadas, anormales, extravagantes, locas” ¿Aprenderán los hombres algún día que todo es posible con amor? VIOLENCIA – “JUVENTUD” – ESPERANZA Más vale encender una pequeña chispa que maldecir la oscuridad. PROVERBIO CHINO Fulano afirma que esta vida ya no es vida, que este mundo se desintegra; sutano opina que hay crisis en todas partes, que la moral ya no existe; mengano dice que los valores se han destruido y perencejo sostiene que los narcóticos se están vendiendo en todas partes; el doctor tal demuestra 145 en su conferencia e insiste en sus declaraciones que se está perdiendo la salud física, mental y la social; el arquitecto aquel señala que la muerte ronda con la contaminación ambiental, mientras un sacerdote refiere su opinión sobre el aborto y un abogado sobre la pena de muerte, en tanto que un policía persigue a un delincuente, un padre se queja de la poca autoridad que tienen los adultos, y un joven del mal ejemplo de los padres. Entretando, un locutor opina sobre el Medio Oriente, mientras un niño pregunta: “¿Qué es planificación familiar?” Así está el mundo, pero ¿deben estar así los hombres? ¿es posible aún, considerarse Homo sapiens? ¡Si!, claro que sí, aún hay vida, y debe haber esperanza. Reconozco la presencia de la maldad, del oprobio, de la podredumbre, de la insidia, de la insidia de la enfermedad y de la muerte; existe, es evidente el deterioro, pero no aún en todos ni en grado extremo. No es posible continuar sólo mirando la negrura del alma y lo hondo de la desesperanza. Hagamos volar nuestra fe más allá de lo perverso; que la apatía se transforme en simpatía y que en la noche aparezca la estrella cuya luz renueve la creencia en la paz, en el orden, en el servicio, e la amistad y en la buena voluntad entre los hombres y los pueblos. Un día un alto dirigente del gobierno suizo mencionó frente a una asamblea los tres conceptos siguientes: “1. A nuestra juventud le gusta el lujo, desconoce la autoridad y no tiene ningún respeto por los mayores; 2. No tengo ninguna esperanza en el provenir de nuestro pueblo, que depende de la inconsistencia de la juventud, arrogante e impaciente, que cree saberlo todo mejor que nadie; 3. Esta juventud es mala, escéptica, floja, no será más una como la juventud de antes, y así no será posible mantener nuestra cultura”. Cuando la asistencia empezó a agitarse por el impacto de estas declaraciones, el orador agregó: “Estos conceptos sobre la juventud no son, míos, son muy antiguos. El primero se ha encontrado registrado en un papiro de aproximadamente 400 años antes 146 de Cristo, y el tercero fue grabado en la ciudad de Babilonia, tres mil años antes de Cristo” El hombre no fue, que no lo sea nunca, ni lobo, ni rata, para el hombre 2“¿Fue su nacimiento feliz?. Del libro Buscando el sendero. Artidoro Cáceres Velásquez. Edit. San Marcos, Lima 1997. 147 V. SEXUALIDAD Y DESARROLLO HUMANO 148 Desde mis primeros años de estudiante de medicina aprendí a diferenciar los términos y conceptos de “crecimiento” y “desarrollo”, que los políticos y economistas confunden, mezclan, interpolan y hasta nacen sinónimos.- Biológicamente, el crecimiento es del cuerpo, de los órganos, de la estructura orgánica en general, incluyendo tejidos, sustancias químicas, como hormonas, minerales, electrolitos, vitaminas, etc. etc. – Utilizando la metáfora informática, electrónica, diría que este es asunto de hardware.- En cambio desarrollo es “software”, es riqueza mental, salud en el sentido de bienestar y bienser, es conocimientos, experiencias, educación, cultura, sabiduría. La Sexualidad necesita crecimiento y desarrollo. Es esa energía, esa fuerza, ese motor, ese combustible a la que los filósofos, médicos y psicólogos, suelen llamar “libido”, y que ese gran neurólogo suizo Constantino Von Monakow, llamara con un término feliz pero ignorado y hasta olvidando HORME.-; Y es increíble que esa tremenda fuerza, creada por la naturaleza y perfeccionada a través de miles de millones de años, no solo no sea reconocida, no se la respete, no se la siga perfeccionando, sino que inclusive se la detenga y, hasta, criminalmente se la quiera bloquear, anular, destruir.- ¡Qué reverenda estupidez cometen los ignorantes, los fanáticos fundamentalistas de ideologías religiosas y de políticas castrantes! ¿Cómo explicar, en un apretado resumen, al margen de la retórica, la complicada estructura bio-psico-social-espiritual que integra a la sexualidad y cómo relacionar gracias a ella, crecimiento y desarrollo? Presento en este libro, la propuesta que he elaborado y que ya he expuesto en otras de mis otras de mis obras y que a manera de acróstico, llamo PACOR. La planteo aquí para relacionar crecimiento, desarrollo y sexualidad.- Ojalá sea también en este caso útil para explicar y en especial para prevenir la criminalidad. 149 TEORÍA P.A.C.O.R. En mi libro Psicología de la criminalidad, he dejado planteado los conceptos de “psicología” y “criminalidad”. En el intento aclaratorio he definido las palabras “disciplina”, “conductas”, “comportamiento” “mente”. Creo haber planteado entonces, connotando, tres niveles que aquí quisiera denotar. En primer lugar el nivel “ideario”, que es el “repertorio de las principales ideas de un autor, de una escuela, o de una colectividad”. Así lo establece el Diccionario de la lengua española. Por eso, creo, aparecen los términos “glosario” y el mismo “diccionario”. Cosa diferente son los otros dos niveles, a menudo enredados, confundidos y hasta equiparados en nuestro medio; me refiero a los términos “ideología” y “doctrina”. Ideología es el “conjunto de ideas fundamentales que caracterizan al pensamiento de una persona, colectividad, época, movimiento cultural, religioso, político, etc.”. Entiendo entonces que el término apunta a “ideas”, “nociones”, “conceptos”. Cuando he definido los términos “conducta”, “comportamiento” o “mente”, lo que he hecho es establecer un “ideario”. Al haber planteado una definición de “psicología” estoy ingresando al terreno ideológico. La palabra “doctrina” describe el conjunto de ideas, nociones, conceptos, teorías, practicadas y defendidas por una o más personas. La doctrina implica praxis, que es obrar, ejecutar, accionar, poner en movimiento, concretar esas ideas, clasificando su significado, es decir, su ideario. Las doctrinas constituyen en la práctica el corpus ideológico de diferentes creencias en varios campos: político, religioso, filosófico, científico. En el campo de la psicología, las ideas, los conceptos, los idearios han constituido ideologías como “psicoanálisis”, “conductismo”, “estructuralismo”, “funcionalismo”, “gestaltismo”, etc. A las ideologías, en psicología, se les ha llamado “sistemas”, sin aclarar suficientemente la concepción estructural, funcional, integrativa que hay, en el término, y creo que por eso se formaron y crecieron los “grupos”, los “especialistas”, los “feudos” y hasta los sectarismos, en no pocas ocasiones 150 enfrentados e irreconciliables. En el mismo término “sistema” estuvo ya el germen confrontacional. Como se sabe, sistema es una palabra con raíces griegas y latinas. Por un lado significa “conjunto de reglas o principios sobre una materia enlazadas entre sí” (Diccionario de la lengua española), o “conjunto de principios verdaderos o falsos reunidos entre sí” de modo que formen un cuerpo de doctrina” (diccionario Larousse), y en este caso puede asimilarse al concepto de ideología. Pero en ambos diccionarios referidos, la palabra sistema significa también: “Combinación de partes reunidas para obtener un resultado o formar un conjunto” (Larousse), o “Conjunto de órganos que intervienen en alguna de las principales funciones vegetativas, sistema nervioso, por ejemplo”. Como “sistemas”, entonces, el psicoanálisis, el conductismo y la neuropsicología tendrán que ser “partes” de un conjunto, que deberían reunirse para, armónicamente, buscar respuestas a os numerosos problemas que plantea la mente humana. Y ¿qué ocurre en realidad, la concepción de la realidad, no se alcanza, o siguiendo a Lacan y su nudo borremeo la palabras que cada “sistema” crea introducen en la mente concepciones, “ideas”, conceptos tan diferentes uno del otro, que cunde el caos, la enajenación, la ”demencia semántica”, el fundamentalismo, el error, la seudoverdad, el fanatismo. Y en consecuencia, la aplicación práctica, la “praxis”, la doctrina, fracasa, engaña, pervierte, enloquece. Por eso considero que puede ser útil plantear aquí algunas ideas para construir una ideología, una doctrina para la psicología de estos tiempos, reconociendo, sin duda, los aportes de esas diferentes “escuelas”, de esos variados “sistemas” y, por tanto, de tantos y variados talentosos creadores que, lamentablemente para ellos la precaución o la perspicacia holística conciliadora, integradora y constructiva, convergente y menos conflictiva. Recuerdo que he planteado esta definición de psicología: “Disciplina que estudia las conductas, los comportamientos y la mente de los seres vivos, incluyendo al ser humano”. Establecí también en páginas anteriores que existen seis fundamentos, o bases, de la conducta, del comportamiento y de la mente de los seres humanos: 151 a. BIOLÓGICOS. Ya no se puede dudar más del hecho de que la mente humana se ha construido y sigue haciéndolo en base a condicionantes biológicos indiscutibles. La herencia que recibe cada nuevo ser que se gesta es muy antigua porque viaja millones de millones de años más atrás de los propios padres. Esa herencia “arcaica” que el espermatozoide y el óvulo trasmiten a la futura persona, al unirse, comienza en el origen de la vida y se eslabona y construye en la evolución desde los protozoarios a los primates. La etiología demuestra la riqueza y la complejidad de conductas y comportamientos que diseñan la mente en su camino, en su largo y penoso camino hacia el Homo sapiens. He definido a la etología como la disciplina que investiga, analiza, estudia los comportamientos, las conductas, la mente de los seres vivos, comparativamente, en base a principios, leyes, axiomas de la teoría de la evolución. Con este criterio, hay que admitir que la mente tiene un fundamento biológico, es decir, genético, cromosómico, etológico. Dijimos también que dentro de lo biológico hay que considerar hechos que ocurren en la fecundación, en la gestación, durante el parto y después de él. Enfermedades, traumatismos, una variada cantidad de influencias en el crecimiento y en el desarrollo, son factores que intervienen en la construcción del encéfalo, y, por lo tanto, de la mente. b. SOCIOLÓGICOS. Mencionamos ya la importante influencia de la familia, de la escuela, de la sociedad en general en el diseño de conductas, comportamientos y mente de los seres humanos. c. PSICOLÓGICOS. Al considerar este término, dejamos constancia de todos los factores que intervienen en el aprendizaje, refiriendo, además, los estímulos y su relación con el tiempo, a lo que se ha llamado imprinting, o impronta, o troquelado. Los seres vivos y el humano, por supuesto, estructuran la mente en base a factores externos que se incorporan a los que aporta la herencia y que ingresan al encéfalo a través de los sentidos y cuya influencia es mayor y, a veces, predominante, en ciertas etapas de la vida más allá de las cuales los resultados son menores y en algunos casos nulos. La llamada “psicología del 152 desarrollo” o “psicología evolutiva” se ocupa de demostrar esta estructuración, pero también su deterioro. d. ANTROPÓLOGICOS. Hemos señalado el significado de los factores culturales, de los mitos, de las leyendas, y también de las costumbres, hábitos, prejuicios, creencias, entorno, medio ambiente, noosfera, en la formación de la mente humana. Múltiples, variadas, numerosas investigaciones antropológicas y/o etnológicas lo testifican. e. FILOSÓFICOS-METAFÍSICOS. Las ideologías, las doctrinas, la concepción del ser humano, el conocimiento de su existencia, la comprensión de su pasado, la concepción de sus futuro, el reconocimiento de los valores tanto ético como morales, su integración en grupos humanos desde la familia hasta la humanidad planetaria, pasando por las instituciones de diverso orden, que incluyen a las religiones, esotéricas, sectarias, fundamentalistas, etc. integran las bases de la mente, de las conductas y comportamientos normales y patológicos. Considerando todos estos hechos, y tomándolos como fundamento, he elaborado una teoría, aunque tal vez al término sea ambicioso, y en ese caso, la llamaré “propuesta”, a la que denomino P.A.C.O.R., utilizando las siglas de las palabras POTENCIAL – APRENDIZAJE – CAPACIDAD – OPORTUNIDAD – REALIZACIONES. P = POTENCIALES: Es todo el bagaje construido por los ancestros, el pasado, la evolución, la memoria arcaica; esa mochila existencial que significan nuestras raíces más universales y más personales y que constituyen las bases, los resortes, y que determinan las “potencialidades”, es decir, la fuerza, las posibilidades, las facultades factibles de realizarse y de concretizarse cuando sea posible o necesario. A = APREDNIZAJES: Lo constituye los múltiples estímulos aprehendidos e incorporados en el curso de la existencia; los cambios de conductas y 153 comportamientos en base a experiencias que el ser humano en concreto adquiere en su tránsito por la vida y que diseñan su perfil personal y se supone libremente adquirido; aunque, insistió, se supone, sea el producto de ese irrenunciable valor llamado libertad. Y digo que “se supone” porque, a decir verdad, cómo hablar de libertad, si a cada paso se reconoce que los seres humanos somos pasivosdependientes de factores y maniobras educativas que imponen su sello, que introducen su fuerza y que con frecuencia ingresan a la mente, en especial infantil, por todas las fisuras cerebrales sin que se pueda hacer nada para evitarlo o sin que se tenga la menor oportunidad de defensa y oposición, como ocurre en el caso de las enseñanzas religiosas, por ejemplo. Así también se “aprenden” ideas políticas, como los “nacionalismo”, los “fascismos”. Los extremismos y fundamentalismos que terminan con demasiada frecuencia en conductas y comportamientos criminales. Pero también se aprenden influencias positivas, constructivas, estímulos que elaboran mentes sabias y que terminan aportando grandes bienes a la sociedad. C = CAPACIDADES: El potencial y el aprendizaje concluye construyendo “capacidades”, es decir, aptitudes, talentos, suficiencias, habitaciones, medios, disposiciones, con frecuencia personales, originales, propios, novedosos. Potenciales, aprendizaje y capacidades son factores, resultados, elementos a predominio, biológico, sociológico, psicológico. O = OPORTUNIDADES: ¿Qué sería de un ser hermano, de un individuo, de una persona, con potenciales, aprendizajes y capacidades guardados y mantenidos en su cerebro, en su cuerpo, en su mente, en su alma, en su espíritu, o como quiera llamárselo, sin posibilidades de exteriorizarlos, de mostrarlos, de presentarlos, de actuarlos. Si no tiene, si no busca, si no se le ofrece “la oportunidad” de realizarlos? Las oportunidades las dan la sociedad, el entorno, la noosfera; es por eso un factor a predominio sociológico, y, por supuesto, político, es decir, de esa forma se diseñan las formas de vivir, de actuar, de participar, de contribuir en el modus vivendi de los ciudadanos, de 154 la gente, del grupo con el cual se comparten ideas, sentimientos, pesares, angustias, esperanzas, alegrías y tristezas. Sin oportunidades no hay realizaciones. R = REALIZACIONES: Es el resultado final de todo ese viaje existencial. Aquí, en este concreto, real, auténtico y positivo instante en que se lleva a cabo un acto, se termina una obra, se actúa, se manifiesta en conductas y comportamientos la fuerza que nació en el potencial, se matizó de aprendizaje, desarrolló capacidades, encontró la oportunidad; es aquí, con las realizaciones, que se terminan la cadena complicada compleja, es decir, no sólo con diversos eslabones, sino también enredados, enmarañados y también misteriosos y con frecuencia oscuros, enigmáticos, crípticos. Las realizaciones son la punta del iceberg de factores biológicos, sociológicos, psicológicos, antropológicos, filosóficos, metafísicos de la “persona humana”. A este esquema, a este edificio, a esta propuesta, a esta teoría, la llamo PACOR, y es, a mi juicio, un instrumento de comprensión, también, del acto criminal. 155 VI. SEXUALIDAD Y CRIMINALIDAD 156 Existe una expresión a la que se califica de “sabiduría popular” y que, por lo tanto, es respetada como verdad, más que un mito, más que una leyenda; por algo será. Dice así: “hay amores que matan”. ¿Puede el amor ser criminal? Personalmente defino al amor como un sentimiento, un afecto de entrega y de posesión que debe estar siempre controlado por la razón. Si se acepta y se practica esta definición, el amor no podrá nunca matar. Claro que hay amores y amores. En un extremo está la frontera de la anafectividad amorosa, del anhedonismo erótico y de la ausencia del amor; en el otro extremo está la frontera de la pasión, es decir, del amor exagerado, de la hiperafectividad amorosa, del hiperhedonismo erótico. Entre estos extremos está el amor, que podríamos calificarlo de equilibrado, racional, normal. En ese amplio centro están la educación (eros pedagógico), el enamoramiento, la entrega, la terapia (eros terapéutico). Más allá de estos límites está la patología amorosa, y en una de sus facetas, la perversión, el crimen. condimento de la sexualidad. El amor es un matiz, una variable, un Claro que puede haber y de hecho hay – una sexualidad sin amor, amor sin sexualidad; como hay amor sin matrimonio, y hay matrimonio sin amor ni sexualidad, y sexualidad sin amor ni matrimonio; qué duda cabe; pero la mayoría de gente quisiera que, por lo menos, el amor y la sexualidad marcharan juntos, y que cuando hubiera matrimonio las tres cosas, o los tres aspectos, para ser más elegante, deberían ejercitarse con toda libertad; casi diría, en jerga legalista, con premeditación, alevosía y ventaja. Los problemas existen cuando no se piensa en estos asuntos, cuando se ingresa a la relación de pareja, ignorante, desinformado, torpemente, alocadamente. Una serie de problemas, incluso policiales y judiciales, se evitaría si se procediera razonablemente. La psicología criminal y la sexualidad delincuencial constituyen un capítulo importantísimo en las sociedades modernas, aunque siempre lo fueron; lo que ocurrió fue que se practicó in extremis aquello de que “Dios perdona el pecado pero no el escándalo”. La sexualidad tendrá las puertas abiertas al delito en tanto 157 no se reconozcan los conocimientos sobre estos remas y en cuanto perviva el tabú, el miedo, la represión, el prejuicio y la ineducación sexual. Si no se abordan adecuadamente aquellos aspectos relacionados con los géneros sexuales (masculino, femenino, intersexuado), con las alternativas sexuales (placentera, reproductiva, mística, lucrativa, terapéutica) y con las orientaciones sexuales (heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad, autoerotismo, parafilias, o variaciones sexuales), es decir, si no se los diferencia y separa de anormalidades teleológicas, de enfermedades – en especial psiquiátricas de perversiones y de otras patologías. Y como las enfermedades de transmisión sexual, por ejemplo- , se mezclarán con delitos y se juzgarán como crímenes, echando en un solo saco verdad con mentira, ciencia con ignorancia y moralidad con ética. He escrito varios libros y centenares de artículos sobre esta materia. Por hacerlo, yo mismo fui objeto y sujeto de acusaciones y denuncias. Creo, estoy seguro, que sé de lo que estoy hablando. En uno de mis libros, al que titulé precisamente Acusaciones y Denuncias, tengo referidos algunos de estos incidentes. Desde diversos ángulos, los francotiradores me atacaron con la intención de acallarme. He recorrido los tribunales y he comprendido de la ignorancia, pero también de la imbecibilidad de la gente y de varios abogados, magistrados y periodistas. La acusación gratuita, la difamación, que también son delitos, brotan casi espontáneamente cuando se quiere atacar el tabú. Voy a transcribir algunos de mis artículos publicados en años anteriores; la situación no ha cambiado casi nada y las filas de las víctimas de la ignominia siguen creciendo. Si las personas tienen en su estructura mental al amor, también disponen de mecanismos que las empujan a rendir culto a la muerte. Desde hace muchos años se acepta que el ser humano es amor y muerte, Eros y Tánatos. En la perspectiva destructiva, necrofílica, los seres humanos encuentran tácticas y estrategias que aniquilan el amor, que destruyen el respeto a la vida, que deterioran la solidaridad humana. Si Eros es sexualidad, Tánatos es 158 antisexualidad. Y en esa perspectiva del antiamor se sitúan muchas de las conductas torturantes que aplican algunas personas que han escogido la alternativa dolorosa y represiva de la sexualidad humana. Digo bien, sexualidad humana, porque ninguna investigación etológica, es decir, el estudio de la conducta de los seres vivos, ha podido demostrar que en las diferentes especies que anteceden al homo sapiens se hayan presentado, en el camino evolutivo de la sexualidad, comportamientos violentos, destructores y mortales. Cotidianamente, la sexualidad es utilizada como un vínculo de terror, tortura y suplicio. En líneas generales, ha sido la mujer y también los niños, los que han sufrido más esta atroz indignidad. Sin embargo, tampoco podemos negar que frente al torturador hay una víctima muchas veces complaciente y aceptadora. En este caso, la tortura no es tal, aunque termine, con relativa frecuencia, en la muerte. En la tortura sexual por excelencia, el individuo, sea hombre o mujer (aunque por lo general es hombre), obtienen satisfacción sexual castigando y maltratando a individuos del mismo o del otro sexo. El nombre de esta perversión sexual deriva de un personaje célebre, el marqués de Sade. El sadismo corresponde al componente agresivo del instinto sexual, particularmente en el varón, o a la necesidad de dominio, que pertenece a los impulsos de sumisión. La aceptación del sadismo oscila entre la designación de la actitud simplemente activa o la satisfacción que deriva de la sujeción. El fin original del sadismo es el de someter. El placer de infligir dolor viene después. Sadismo y masoquismo (sensación de placer que culmina a menudo en orgasmo sexual al ser azotado o maltratado físicamente) se encuentran asociados a diversos niveles en el mismo individuo, y parece reflejar la pareja antagonista contrastada de masculino-femenino o el binomio actividad-pasividad, característico de la vida sexual e incluso de la bisexualidad. 159 EL MARQUÉS DE SADÉ Donatien Alphonse Frangois marqués de Sade, nació en Paris en 1740. Fue un novelista francés cuyas obras aparecieron siempre de manera clandestina y provocaron tempestuosos escándalos, condenas y detenciones. A pesar de todos, sus teorías influyeron en grandes poetas y pensadores de su época. Su obra más conocidas es Justina o las aventuras de la virtud, seguida por la Historia de Julieta, su hermana y la prosperidad del vicio. Hasta sus propios admiradores reconocen que su obra resulta ilegible, filosóficamente tampoco escapa a una trivialidad que puede llegara hasta la incoherencia. En cuanto a sus vicios, asombran precisamente por su originalidad declarada. En este terreno, Sade no ha inventado nada. Su mayor mérito reside en la relación que supo establecer entre estos dos aspectos de su persona. Las anomalías de Sade asumen su valor desde el momento en que en lugar de padecerlas como algo impuesto por su propia naturaleza, se propone elaborar todo un sistema con el propósito de reivindicarlas. Hizo de su sexualidad una ética, la que expresó dentro su obra literaria. Se desconoce la razón de sus preferencias, pero de éstas hizo principios que mantuvo hasta el fanatismo. Más adelante dedicaré un capítulo especial al llamado SADISMO en la relación sexualidad, criminalidad y literatura. “YO SADÉ” El escritor Rafael Conte ha escrito un hermoso libro cuyo objetivo connotado es el de rescatar la imagen de ese extraordinario personaje de la historia que fue e marqués de Sade. En la colección Memoria de la historia, Conte ha descrito lo que él llama la frenética vida de este personaje que llegó a los excesos sexuales que nadie antes se había atrevido a imaginar. Desde hace muchos años una corriente reivindicadora de Sadé tiene éxito en recubrir en su personalidad una enorme cantidad de méritos que lo presentan 160 como un hombre no sólo de altos niveles subversivos, sino también de extraordinarias condiciones mentales cuyos méritos tan discutidos son, actualmente, reconocidos después de un análisis serio, racional y científico. He aquí algunos párrafos del mencionado libro: “Algunos me tratan de loco y hasta hay médicos que empiezan a relacionar mi nombre con algunas perversiones –así las llaman- sexuales. Nunca he entendido que haya límites en el sexo, que el cuerpo humano tenga otras fronteras que su piel y sus huesos. Limitar el sexo es un pensamiento carcelario, ponerle fronteras al placer es como intentar ponerle puertas al campo. El deseo es el motor del universo, el origen del hombre y su final, y nada podemos contra él. Que haya tenido que decirlo yo saltando por los espíritus mas cultivados en el tiempo, que al final se detenían como paralizados antes de dar el último paso, y yo, un jovencito aristócrata de costumbres más o menos disolutas, emparentado hasta con la familia real, eso no me lo perdonarán jamás. Ni siquiera los revolucionarios, porque hasta el sangriento Robespierre tenía algo de religioso: el suyo era un error puritano, su sangre era sacrificial y la que yo he derramado en mis palabras y en mis actos iba dirigido a conseguir más placer para enseñar a los hombres la manera de ser felices. Todas las maneras de ser felices, pues la cantidad de la desdicha es tan gigantesca que todas las armas son buenas para luchar contra ella (sic). También mi apellido se está convirtiendo en una palabra: Sade, Sade, Sade. ¿Quién sabe lo que quiere decir esta palabra destinada a tener tantos derivados? Cuando se presumía que Sade había muerto se decía: “Sólo el nombre de este infame escritor exhala un olor cadavérico”. Sólo el nombre… de nada me sirvió haber publicado Justine de manera anónima; yo ya sabía que la obra iba a escandalizar y al final tuve que adoptar esta precaución que se revelaría inútil… al final, y no sé por qué extrañas razones, se supo que yo era el autor. Soy conde de Sade y firmo como marqués… A veces lo he hecho como señor de Sade y otras como sencillo ciudadano, que es mi más noble título…” 161 Sade nació el 2 de Julio de 1740 en París, y sus títulos de nobleza estaban relacionados por la vía materna; su padre fue militar y llegó a ser coronel de la caballería papal de Avignon. Ahora ya nadie puede dudar de la importancia de su obra literaria y de si vida misma. A medida que la sexología evalúa su producción literaria y os actos de su existencia, encuentra en este hombre elementos suficientes de construcción positiva que levantan su imagen hasta el nivel de los grandes creadores y de los subversivos biófilos. EL SUPLICIO COMO DELEITE La historia de la humanidad se encuentra plagada de escenas de tortura y de testimonios según los cuales los verdugos infieren el tormento invocando altos principios morales. Se tortura en defensa de la sociedad, del orden establecido de la religión, de la patria y de las buenas y edificantes costumbres, pero en el fondo el verdugo lo sabe y los espectadores lo sospechan: ¡El hombre es el único animal capaz de encontrar sosiego a sus pasiones y sentidos en el sufrimiento y la crueldad! Suetonio cuenta que Tiberio no pasó un solo día de su reinado sin ordenar una ejecución. Calígula ordenaba las torturas durante las comidas u orgias a las cuales invitaba a los seres que más simpatía le ocasionaba, aun cuando nada garantizaba que los comensales y amigos de hoy no pudieras convertirse inesperadamente en el “platillo” de mañana. Claudio gustaba contemplar largamente, extasiado, el rostro de los gladiadores agonizantes, a los cuales prometía una pronta recuperación, para luego, en cuanto los había reconfortado, desmentirse a sí mismo diciéndoles: “No tienen ninguna esperanza de seguir con vida”. Otro de los personajes a los que no bastaba el sufrimiento inferido a las víctimas, y por ellos recurría frecuentemente a esta suerte de “golpes bajos”, era 162 Domiciano. Invitaba a su mesa precisamente a aquellos a los cuales había decidido ya convertir en víctimas de prolongados e increíbles tormentos. El pretexto para prodigar tormento era el de traición a la patria o al emperador; pero en cada caso, hoy se sabe a ciencia cierta, se trataba de calmar un furor sexual que n encontraba otro canal de expresión que no fuera el de hacer padecer, hasta la muerte, los más increíbles sufrimientos al prójimo. Cómodo solía ordenar que los evasores de impuestos fueran abiertos en canal en su presencia. Abrió seres humanos, los cegó, cortó pies y manos, y en fin, no le faltó cometer barbaridad alguna. Secretamente anhelaba que dejaran de cumplir con las imposiciones tributarias. En una oportunidad fue desobedecido por el prefecto de Pretoria y lo lanzó a un estanque de voraces morenas, deleitándose ante el angustioso chapoteo del hombre. Lampidrio cuenta que Heliogábalo escogía para los sacrificios que ordenaba a los niños más hermosos, a “fin de que su muerte ocasionara dolor a mayor cantidad de personas”. Estos grandes malvados alimentaban su propia sexualidad con el sufrimiento ajeno. En los Archivos Curieuses, se cuenta cómo el rey Carlos IX se excitó hasta derramar lágrimas de felicidad y dicha contemplando el cadáver de Coligny muerto a estocadas y cuchilladas durante la “Noche de San Bartolomé”. Alguien mencionó el mal olor del cadáver y el rey respondió: “El olor de un enemigo muerto se dice y agradable”. Como dato colateral, la fuente consultada cita también el caso de Catalina de Medicis chapoteando en la sangre de los hugonotes sacrificados esa nefasta noche en defensa de la religión del Estado. Estos crueles soberanos encontraban en la contemplación de sus despedazadas víctimas la misma satisfacción que debió hallar Jack el Destripador o Landrú: un placer con fuerte componente sexual. 163 Algunos sádicos personajes que citaremos aquí descubrieron que la excitación o el placer, según sea el caso, se centuplican cuando se sacrifica súbitamente a una víctima a la que se acaba de conceder el perdón. DISFRUTANDO DE UNA AGONÍA Ya anteriormente citamos brevemente a Gilles de Rays, que fuero ayudante de campo de Juan de Arco y, posteriormente, Gran Mariscal de Francia. Hoy debemos ampliar esa referencia. El señor de Rays enloqueció pasada la cuarentena debido quizá a la pérdida de su virilidad como consecuencia de sus excesos en los villorrios recorridos durante las campañas bélicas. Se ignora cómo concibió la espeluznante idea de formular un pacto con el demonio, pero lo cierto es que dijo que lo hizo. Él se obligaba a ocasionar todo el daño que pudiera y el Príncipe de las Tinieblas le devolvería sus perdidos arrestos varoniles. Seguramente Rays era un sádico sin saberlo, y es probable que su fiereza en el campo de batalla fuera consecuencia de esa desbordante pasión con impunidad, el Gran Mariscal de Francia dio orden a sus subalternos para que raptaran niños de uno y otro sexo en la campiña y los encerraran en las mazmorras. De allí los hacía conducir a su presencia, donde les deparaba un trato amoroso. Reñía a sus soldados por haber maltratado a los niños, les desprendía el mismo las cadenas, los sentaba sobre sus rodillas y les daba de comer en la boca. “Las víctimas acababan por abandonarse a la excesiva familiaridad de una confianza recuperada”. Pero cuando menos lo esperaban. Gilles de Rays les cortaba el cuello lentamente para disfrutar de su larga agonía. En su confesión del 22 de Octubre de 1440 dijo que le proporcionaba más placer ver sufrir que satisfacer su lujuria. Otro caso, menos conocido pero más sobrecogedor, es el de la condesa húngara Erzsebeth Bathory, que disfrutaba propinando recias palizas a las chicas que se avenían a satisfacer sus inclinaciones lésbicas. Frecuentemente las contrataba para una sesión de lesbianismo, pero cuando ya las tenía en su recamara, ordenaba les fueran cortados los dedos de los pies con enormes 164 cizallas o les aplicaba hierros candentes en los senos y muslos para después arrancárselos. Ella misma aplicaba planchas de acero calentadas a los pies de las chicas y luego pasaba a los suplicios íntimos, consistentes en introducir una mecha en la vagina y prenderle fuego para regocijarse de las contracciones de su víctima, maniatada y a su merced. Valentín Penrose, en La vida de Erzseberth Bathory, tiene un pasaje que pinta de cuerpo entero el alma de este siniestro personaje digno de destacar con fuertes caracteres en la galería de los famosos sádicos: “Buscando recuperar su belleza y lozanía y no alcanzando ya satisfacción alguna con la modesta irrigación seminal de todos los mozos por los cuales se hacía copilar, recurría a otro método. Un herrero bien pagado y atemorizado había construido una increíble pieza de hierro forjado, particularmente difícil de manejar. Se trataba de una jaula cilíndrica de brillante láminas de hierro sujetas a unas cinchas. Se hubiera dicho que estaba destinada a un enorme búho. Pero el interior se hallaba provisto de clavos acercados. Introducían allí a una joven desnuda, y mientras la condesa permanecía sentada bajo la jaula, un cómplice pinchaba a la prisionera como un hierro afilado. A cada golpe se acrecentaban lo ríos de sangre que caían sobre la mujer; blanca, impasible, con la mirada perdida en el vacío, parecía haber accedido al séptimo cielo de la felicidad… en éxtasis”. Algo que los analistas del alma humana han olvidado estudiar cuidadosamente es la motivación del cómplice, que en el caso de Gilles de Rays o en el de la condesa de Bathory podría explicarse por el terror a ser descuartizado en cuanto se formulara la menor objeción a obedecer al sanguinario amo. Pero el anterior razonamiento no impide considerar la posibilidad de que si el amo es sádico, también lo sea el siervo que colabora con él. También es conocido el caso de los esposos Lan Brady y Myra Hindley, los cuales sólo podían realizar el acto sexual rodeados de imágenes macabras y grabaciones de desgarradores y espantosos gritos de dolor. El juez G. Sparrow los calificó de perversos antes de sentenciarlos. Los dos se desempeñaban como 165 cualquier otra pareja de esposos oficinistas en Inglaterra. Pero en las noches secuestraban niños, borrachos, drogados, prostitutas. A todos estos seres los conducían a un lugar apartado en donde el hombre los sometía a increíbles suplicios que incluían el descuartizamiento a hachazos, precedido siempre de la sodomización. La mujer expectaba pacientemente; limpiaba las salpicaduras de sangre y se cuidaba de tomar fotografías y mantener funcionado el magnetófono para grabar los alaridos de espanto y los sonidos producidos por los latigazos o golpes de hacha. Más adelante, la pareja escuchaba lo grabado y contemplaba las fotos de las torturas y los despedazamientos. Sólo así alcanzaba el máximo placer sexual. Otra desviación sobre la que muy poco se habla es l evidenciada por la necesidad de contemplar o acariciar órganos o partes de la anatomía de las víctimas, lo cual lleva a algunos homicidas a coleccionar órganos, miembros, cabezas. Clidford Allen dice del múltiplo homicida Adolf Kurten: “Regresaba con frecuencia, bien a ver el cadáver antes de que lo descubrieran, bien al lugar donde lo había matado, e incluso a la tumba de sus víctimas. Eso lo excitaba sexualmente… cuando visitaba la tumba de sus víctimas alcanzaba el orgasmo, al igual que cuando prendía fuego a un cadáver”. El estudio de los atestados policiales instruidos en casos de crímenes sexuales demuestra que el acto sexual en sí no resulta tan voluptuoso a los homicidas como el homicidio mismo, y la cohabitación se produce casi siempre después de la muerte de la víctima. En otras ocasiones, el homicida alcanza el orgasmo y la más amplia satisfacción sexual sin llegar a la cópula; tal es el caso, en nuestra época, del norteamericano Richard Speck, quien en julio de 1966 dio muerte a ocho estudiantes de enfermería en Chicago, ejecutándolas por estrangulación y a cuchilladas a lo largo de tres espantosas horas. ¿Qué misterioso mecanismo desencadena este ciclón, este huracán de voluptuosidad?... Otro relato espeluznante es el que alude a la conducta del padre Bernard, en un alejado poblado de Francia. En agosto de 1833 arrastró a la hija de 166 un posadero hasta el comienzo del bosque, y allí le cercenó la garganta con una navaja y “cometió sobre la desdichada, todavía palpitante lo que la pluma se niega a describir. Cuando la madre acudió a su hija, el malvado se arrojó sobre ella para cometer el mismo crimen. Finalmente un campesino descubrió los dos cuerpos atados a un palo por los cabellos. Un diario de escasa circulación narró el hecho y añadió este párrafo: “…Oculto bajo la sombra del misterio, saca una navaja, e internándose de pronto en aquel bosque solitario, ¡le corta el cuello! El asesino todavía comete un crimen peor, pues nada detiene su furor. Ese monstruo sumido en el abismo atenta ahora contra el pudor. La madre, inquieta por su hija, acude una mañana a la rectoría. El cura, con aire tranquilo, la toma suavemente de la mano y la conduce al mismo bosque donde había consumado el crimen. Movido por su furor extremo, no tarda en asesinarla”. La Audiencia Criminal de Versalles registra el 23 de noviembre de 1824 la confesión de un hombre llamado Leger, quien asesinó a una joven mujer, sólo para beber su sangre. Aquí tenemos un caso de “vampirismo”, en el cual el sujeto parece impulsado ya no por una situación erótica sino por el simple hecho de alimentarse: “Sólo hago esto para conseguir sangre, quería beber sangre”, dice la confesión de Leger. Otro personaje que destaca en esta galería es John Haigh, quien asesinó a nueve mujeres para acostarse al lado de ellas y sorber gota a gota de las heridas con las cuales les ocasionaba la muerte. He aquí su confesión el 14 de agosto de 1949: “Veía un bosque de crucifijos que se iban transformando en ramas de árboles, de las cuales caían gotas de rocío que después comprobé eran sangre humana… Vi a un hombre que iba de un árbol a otro recogiendo sangre. Cuando tuvo la copa llena se acercó a mí: ¡Bebé!, me ordenó. Pero yo estaba paralizado. El sueño se desvaneció, sin embargo, yo continuaba estando consciente de mi desfallecimiento, y todo mi ser se dirigía hacia la copa…”. 167 Pero estos casos de gran violencia sexual, de crimen y homicidio, están más allá del simple sadismo y sadomasoquismo sexuales. Roland Villeneuve en su Jardín de los suplicios formula una insinuación realmente espantosa: “El amor implica fantasías cuya exageración podría conducir a una especie de locura. ¿Qué apasionado no devora a su pareja a besos, no mordisquea sus pezones y sus axilas, no muerde sus labios o su cuello? Un sadismo menos, si se quiere, en el que el paroxismo del placer lleva a perdonar un dolor pasajero”. ¿Pero podríamos hablar de sadismo mayor en los casos de los hombres que buscan la virginidad únicamente por sentir el placer de desflorar a su pareja, de desgarrarla con una penetración violenta? Octave Mirbeau dice: “La sangre es un precioso estimulante para la voluptuosidad; es el vino del amor para todos esos seres que no pueden gozar sin hacer sufrir a su prójimo o sufrir por él”. ¿Qué distancia hay entre la desfloración o la violación? Recordemos: “La violación es un placer que siempre ha enloquecido a los orientales, los cuales, sin saberlo, reeditaban a los romanos, amantes de las violaciones colectivas. La violación, no proporciona placer por la sangre o las lágrimas vertidas, sino por la sorpresa de la virgen estrecha o el muchacho esquivo” (R. Villeneuve). Esa es la razón por la cual florece un comercio de adolescentes al que alude El satiricón, y que no deja de ser mencionado por la Organización de las Naciones Unidas. El suplicio es buscado afanosamente por quienes padecen estados psicopatológicos que les impiden llegar al orgasmo. Dentro de estos suplicios voluptuosos podemos inscribir con toda certeza la flagelación, el ahorcamiento simulado y las mutilaciones, con su inagotable gama de variantes. ENSEÑANDO A FLAGEAR Muchos autores especializados coinciden en que la flagelación conmociona violentamente el organismo, caldeando e inflamando el cuerpo y haciéndole “padecer” un orgasmo indescriptible… Y este aserto nos lleva a reflexionar en las 168 razones por las cuales el látigo no corrigió jamás a los esclavos, soldados o lacayos sometidos a él. Sade escribe: “El dolor de las partes fustigadas precipita la sangre con más abundancia, atrae el espíritu y, proporcionando a los órganos reproductores un calor excesivo, ofrece al ser libidinoso que busca el placer, el medio de consumar el acto de libertinaje a pesar de la propia naturaleza y multiplicar sus goces impúdicos más allá de los límites de la naturaleza…”. Hoy día la flagelación se ha olvidado ya como placer sexual, y su práctica solo subsiste en algunos oscuros rincones, donde no la alcanza la mirada de la sociedad. Pero en los tiempos del célebre marqués no ocurría tal. Existían escuelas que enseñaban a fustigar con arte y energía. Además, no existía burdel que se respetara donde no existieran los flageliums y las argollas para clientes exquisitos. Existía, incluso, una tal madame Dodo, quien por una conveniente paga acudía a los domicilios y azotaba generosamente a las parejas antes de que éstas iniciaran su relación sexual. Esta mujer escribe en los Tableaux des Moures du Temps: “Le quité lo más rápido que pude los vestidos y todos los refajos, y descubrí su culo moreno, grande y firme. En seguida me di cuenta, tanto por sus movimientos como por sus palabras, que conocía el tema. La azoté con todas mis fuerzas; luego coloqué junto a ella, en la misma postura, al señor, al que también azoté con todas mis fuerzas. Cuando acabé se echaron en la cama, corrieron las cortinas y los dejé. Más tarde volví y me pagaron bien…”. Los innumerables relatos sobre el tema parecen probar que el mismo efecto conseguido por un látigo es procurado por un manojo de ortigas. Veamos este verso que circuló profusamente en la Francia del siglo del marqués de Sade: A una mujer melancólica, Por falta de ocupación, 169 Frotadle el culo con una ortiga Y rebosará de pasión. Se podría pensar en ciertas exageraciones en las líneas anteriores, pero en nuestros días existen casa donde acuden imponentes o individuos hastiados del sexo para recibir mensajes y “caricias” particularmente fuertes y con visos de castigo, sobre todo cuando es impresa sobre los glúteos. Otro de los “recursos” para conseguir la erección es el “ahorcamiento” simulado, aunque esta táctica resulta mucho más peligrosa. Actualmente este vicio solitario ya no se practica demasiado, pero en otras épocas era el recurso obligado para los hombres extenuados, sobre todo por el placer de la fellatio, como se denomina al coito oral. En Inglaterra había “clubes de colgados” y más de un noble murió por buscar la brutal eyaculación que propicia el ahorcamiento. Luis de Borbón es una de las víctimas de este placer macabro y peligro. En cuanto a la mutilación, existe una relación realmente inacabable de hechos de hechos que sobrecogen de espanto, por cuanto la víctima es mutilada para solaz de su torturador, el cual, como ya hemos visto en el caso de Giller de Rays, goza más con la efusión de sangre que con el coito. La afición por la sumisión total de la hembra es una fantasía que saben explotar convenientemente empresas dedicadas a vender una suerte de pornografía especializada para hombres con una fuerte tendencia sádica que al no poder ser satisfecha en la vida real, encuentra su satisfacción en la contemplación de imágenes en las que aparecen hermosas chicas completamente maniatadas o recibiendo cruel tortura. Para excitar al hombre, algunas revistas especializadas presentan a mujeres en poses por demás extrañas, e incluso inverosímiles. Mujeres arrodilladas, amordazadas, suspendidas de garfios, atadas a gruesas cadenas y 170 completamente contorsionadas. Los elementos fetichistas se presentan en abundancia: medias negras, tacones altísimos, botas cuero y delantales de caucho. También se aprecia en las escenas una fuerte presencia de metales brillantes que evocan al subconsciente el acero de las alarmas, preludiando de alguna manera la muerte o insinuando su presencia no demasiado alejada. La Nutrix Corporación realiza un fabuloso negocio con el comercio de fotografías o filmes en los que se aprecia a hermosas chiquillas, concentradas al efecto, asumiendo las poses características de mujeres secuestradas y expuestas a la malévola voluntad de un sádico. Incluso se les presenta recibiendo un duro castigo, y no se escatima la efusión de sangre, convenientemente reemplazada por la salsa de tomate que logra, de todas maneras. El efecto deseado, pues enardece al espectador. Los temas escogidos para estas fotonovelas o filmes están siempre relacionados a espionaje, crimen, tráfico de armas o drogas u desembocan, irremisiblemente, en interrogatorios en salas surtidas con estrapas, potro, argollas, cadenas, esposas, tela de araña. Los productores se han cuidado de introducir escenas en las cuales las mujeres evidentemente lesbianas se torturan entre sí. Ellos dicen que de esta manera aseguran una más numerosa platea… Y los resultados económicos demuestran la existencia de multitudes de sádico en potencia que no se atreverían a dar rienda suelta a sus aficiones, pero las canalizan a través de estas fantasías. El cine norteamericano proporcionó profusamente a la Baronesa Acero, cuyas aventuras excitaron a miles de personas. La Barones Steel obliga a sus mujeres esclavas a lucir una rata indumentaria compuesta de cinturones con candados, máscaras, bozales, cadenas y argollas. La contemplación de estas mujeres, muchas veces encerradas en jaulas de acero o atadas a instrumentos que las obligan a asumir las más increíbles posturas, enloquece a los observadores. 171 Estas producciones no descuidan el sadomasoquismo y presentan escenas en las cuales las mujeres dan tortura a los hombres o los humillan ferozmente. Se estima que la platea sadomasoquista es mucho mayor que la sádica. En fin, no podríamos agotar el tema del suplicio como supremo deleite, y no podemos decir que es práctica de los menos. Conformémonos con repetir que cada ser humano es un complejo universo en el cual su perfil psicosexual merecería toda una biblioteca especializada. Una cosa parece ser cierta, como decíamos al principio: en cada verdugo que ordena la tortura invocando supremos principios morales, se encuentran encerrado un sádico, un sadomasoquista, un pervertido hipócrita y cobarde, incapaz de confesar o aceptar su condición tal. Durante los años que dediqué a estudiar, analizar, investigar, enseñar y publicar sexualidad, sexología, conocí a notables especialistas, a talentosos expertos y a connotados profesionales en las diferentes ramas del saber que me honraron con su amistad, con sus enseñanzas y con su colaboración en este intento, en este esfuerzo, en ese objetivo no sólo de llevar cultura al poder, sino, específicamente, de hacer de la sexología una disciplina académica, y de su difusión a la comunidad, una meta y un trabajo serio, responsable, civilizado. En el Perú y en el extranjero, en Latinoamérica y en el resto del mundo, establecimos lazos de camaradería y compañerismo, algunos de los cuales aún persisten. En las páginas que siguen hay evidencias de esta fraternidad interdisciplinaria que el tiempo, la distancia y la vida misma no han pagado. Las leyes, es cierto, han variado en nuestro país, se han apagado. Las leyes, es cierto, han variado en nuestro país, se han modernizado, se han humanizado; pero hace apenas unos años existían normas y costumbres que hoy non indican y nos horrorizan y que es importante conocerlas para que no ocurra como con la historia, que si se la ignora, se repite. Ese cambio de normas – espero de costumbres – es también el resultado de nuestro esfuerzo y, por qué no decirlo, es también el resultado de nuestra cólera y de nuestro sufrimiento. 172 SANTIAGO UN “SADICO QUE SE SALVO DEL PAREDON” Por: Juan Marcone Morello (Penalista) Paradójicamente, en esta historia es el victimario quien sufre de un martirio llamado deseo sexual, que sólo pude ser saciado después de cometer su crimen. No, no es ingratitud. Santiago Aller Calixto no ha vuelto a verme dese que lo salvé del pelotón de fusilamiento porque, simplemente, no desea recordar esa tempestad de pasiones en cuyo centro lo ubicó su propia víctima. El señor fiscal del Primer Tribunal Correccional, Dr. Federico Kajat, solicitó para él la pena de muerte por considerar que había asesinado a Rosa Ivette Anderson Russell con alevosía, premeditación y buscando saciar sus más bajas pasiones con el cadáver de su rubia patrona, quien, según dijo la acusación, jamás habría accedido a satisfacerlo en vida. La opinión pública reclamaba a gritos el paredón para Santiago Allex Calixto. La prensa amarilla hilaba historias según las cuales la lasciva, la lujuria más abyaceta, la de santiago, había desencadenado esta tormenta de pasiones que, parecía, sólo amainaría cuando doce balas destrozarán el pecho de “la bestia” del “sádico”, del “criminal y despiadado serrano que había matado a su patrona para disfrutar sexualmente del cadáver”. 173 Santiago ha salido ya del Sepa y me recuerda, lo sé, como un hombre que, en esos terribles momentos, le dio solidaridad. No quiere verme para no recordar el suplicio en el cual lo sumergió su víctima. Y yo lo entiendo, sin reproches. Incluso para mi es doloroso recordar el caso de la “franela verde”. El drama tiene dos protagonistas, pero uno de ellos no podía ya decir nunca, absolutamente, nada. Por eso vamos a conocer los hechos por boca de Santiago Aller Calixto. El día dos de abril –dice en su instructiva ante el juez instructor-, aproximadamente a las cuatro de la tarde limpiaba los muebles de la residencia de los Anderson, en el exclusivo distrito de San Isidro, donde trabajaba como mayordomo desde hacía un año. En esos momentos ingresa la hija de los patrones, la señorita Rosa Ivette Anderson y le increpa no realizar una buena limpieza. Santiago protesta y la chica le arroja una jarrita de plata tratando de golpearlo mientras lo llama “cholo respondón”. Discute un instante y ella le da un empujón diciéndole: “Lárgate de una vez”. El provinciano acepta irse en ese instante y la mujer lo vuelve a agraviar: “Mejor espera la llegada de mi madre, no sea que al irte te lleves algo”. Santiago responde que no es ladrón, mientras la mujer de cabellos rojos sube las escaleras; llega al hall del segundo piso y desde allí le arroja una zapatilla. Santiago esquiva el golpe y retoma su tarea mientras murmura contra su propia mala suerte y la costumbre de quienes tienen dinero y abusan de los pobres echándoles de su trabajo. Luego sube al segundo piso con una franela de color verde en las manos para limpiar los muebles. En ese instante escucha el agua de la ducha y adivina que su patrona toma una ducha. De pronto escucha que su patrona cierra la llave y la ve salir con una diminuta toalla tapándole a medias el cuerpo. La mujer ingresa a su cuarto y cierra la puerta. Pero Santiago la ve de espaldas y, dice en su instructiva, decide asustarla. Toma la franela y la enlaza por el cuello, haciéndola caer hacia atrás. Al verla en el suelo aprieta la franela; la mujer apenas si mueve un poco la cabeza hacia los lados, intenta zafarse de la franela pero sus movimientos no son enérgicos. 174 “No pensé que estuviera muerta. Sólo quería castigarla por el maltrato que me daba nunca pensé en matarla”, dijo después. En ese momento él se imaginó que ella no se movía porque estaba avergonzada de que él la viera desnuda. Inclusive expresó el inculpado que en varias oportunidades ella al bañarse lo llamó para que le frotase la esponja sobre la espalda, por lo que sintió simpatía oír la agraviada, si tenía muchos deseos de usar el cuerpo… deduciendo el instruyente que se había desmayado y aprovechó para usar su cuerpo. Para ello enderezó la pierna izquierda de la agraviada… y separó su pierna derecha, procediendo a poseerla sexualmente, “cómo había deseado mucho tiempo antes…” Luego de ocurrido el drama. Santiago repara en la gravedad del mismo y hace lo necesario para no ser culpado. Toma un radio a transistores y lo lleva consigo para hacer creer que han ingresado ladrones a la residencia. Santiago deja cerrado el cuarto, y aproximadamente a la una de la madrugada el padre de la agraviada, extrañado por la ausencia de su hija, rompr3e la puerta de su cuarto y la encuentra sin vida, por lo que da cuenta a la policía. A la mañana siguiente, doña Lidia Márquez Romero, tía de la agraviada, se entera de los hechos por una llamada telefónica y acuden a la residencia de los Anderson, habla brevemente con Santiago pero éste le dice no saber absolutamente nada. Sin embargo, la señorita Lidia ingresa subrepticiamente al cuarto del mayordomo y debajo de su cama encuentra una franela verde con manchas de sangre y dos maletas perfectamente empacadas. La mujer guarda la franela verde, con manchas de sangre, en su seno y desciende al primer piso, donde comunica su hallazgo a los policías que realizan una inspección del lugar. Es suficiente, Santiago está perdido. Con estos hechos, el fiscal solicita la pena de muerte para Santiago Aller Calixto, acusándolo de homicidio calificado, Y llega entonces el turno de la defensa. A Santiago se le negaron los exámenes psiquiátricos y sicológicos pertinentes, pese a mis retirados pedidos, y apenas se cumplió un examen 175 superficial y otro que mereció un posterior desmentido por parte del mismo especialista que lo realizó. “Y por ese hecho, señores, nos encontramos en la incómoda situación de ignorar si juzgamos a un hombre anormal. Nos hemos negado a saber si es epiléptico o no. No queremos saber si en su caja craneana se esconde o no algún tumor. ¿Es sano o enfermo?.... No conocemos al acusado, dije. Al hablar de la víctima, Rosa Ivette Anderson Rossell, y ampliando criterios sobre la victimología, citó ante el Primer Tribunal un párrafo de Willy Calawaert: “En un delito –en la mayoría de delitos, diríamos mejor- en el cual hay una relación interpsicologíca entre el autor, de una parte, y la víctima, de otra, ambos desempeñan Un papel tan importante, que nos parece se impone cada vez más la necesidad consagrar un estudio no sólo a la víctima propiamente dicha, sino también a sus relaciones con el autor del crimen”. Prosigo entonces citando a Jiménez de Asúa, quien opina: “…si los jueces cumplieran con estudiar a la víctima, se haría justicia penal más humana,. Los problemas de la víctima, más que nuevos, aparecen hoy cargados de sentido”. Las anteriores citas sustentan mi alegato de que la víctima no puede ser reducida a sujeto pasivo o receptor de la acción delictiva. “Este aspecto es muy importante. Más adelante veremos cómo la víctima del llamado caso Anderson provoca en gran medida el desenlace trágico de este drama penal”, expongo. Cuando la pena de muerte pende sobre un hombre, es necesario conocer, para la tranquilidad de la conciencia de los magistrados y por respeto a la majestad de la Justicia, si éste asesinó con maldad a una víctima inocente, dulce, tierna, o sí, por el contrario, se produjo una situación humana en la cual una mujer que inculta y maltrata a su mayordomo, que lo provoca mostrándole su anatomía y pidiéndole que le jabone la espalda, sucumbe víctima de las pasiones que ella misma, sin saberlo quizás, ha despertado. Pero en el caso de “La franela verde” no se hizo nada por conocer la verdad. Se quería una verdad y ésta era la que 176 pintaba a un malvado homicida preparando durante un año el asesinato de una dulce mujercita, con el protervo objetivo de saciar su apetito sexual con el cadáver. La falta de pudor en este pasaje, en este episodio, y la poca importancia que daba la víctima a que Santiago Aller Calixto la pudiera ver con los senos y la pelvis al descubierto, al desnudo, forzosamente nos llevan a la conclusión de que es cierto que, entre otros trabajos del ex mayordomo de los Anderson, estaba el de ayudar a la joven Rosa Ivette a bañarse, a sobarle la espalda con la esponja. Todo esto resultaba, indudablemente, “un exhibicionismo lúbrico, con una raíz marcadamente sádica; porque un sádico puede complacerse azotando a su víctima, pero… puede también complacerse con humillarla y avergonzarla, sobreexcitarla”, tal como lo afirma el profesor Pedro Badanelli en su libro Perversiones sexuales (sadismo y masoquismo). Cité a Franz Excer, quien dice: “…es este grupo de los sádicos que sufren una anormalidad en el instituto sexual, en el que la excitación y satisfacción sexual están intensificadas y se satisfacen mediante la producción de dolor… Es causar angustia y mortificación en una víctima indefensa”. La agraviada nunca se preocupó de evitar provocarlo, pues hasta cuando estaba jugaba con el perro se echaba en la alfombra y alzaba las piernas mostrando las prendas íntimas…. Sentía animadversión hacia ella por el maltrato y por la forma en que se burlaba del deponente… en varias oportunidades, ella, al bañarse, lo llamó para que le frotara la esponja sobre su espalda. “Rosa Ivette ha proporcionado los elementos necesarios: fuertes dosis de rencor, furia contenida, mucho de humillación, provocación sexual, sobreexcitación, deseo y obsesión. Ella fue el fulminante que detonó a Santiago. Y éste resultó ser el paquete de dinamita. ¡Horrible drama! Según el fiscal, era un delito de homicidio, calificado, porque se mató para cometer otro, el de la violación. La llamada “violación de una mujer muerta” , que 177 plantea el señor fiscal, no existe, violar una muerta es imposible. Sería cometer un delito igualmente imposible. Más adelante cité el artículo Nro. 2 del Código Penal, que dice: “Nadie será condenado a sufrir pena alguna que esté sancionada por la Ley”, y la Ley no sancionaba la violación de muertas porque simplemente no se puede violar a una muerta. Para que exista la violación es necesario transgredir, violentar, pasar por encima de la voluntad del sujeto pasivo. Y una persona muerta no tiene voluntad. El señor fiscal cree que un acto de necrofilia es un delito de violación. Singular tesis. Pero tampoco pensamos que, alegremente, estoy saludando complacido el que Calixto haya procedido como lo hizo. Estoy simplemente defendiendo a mi cliente de un exceso, de una mala interpretación de la ley que lo aproxima a una pena que él no merece, porque la misma ley no prescribe ese castigo para un delito. No voy a decir que mi patrocinado actuó el imperio de una emoción violenta, porque no hay circunstancias que hagan excusable su acto. Pero, ustedes señores magistrados, llegando el momento de pronunciar sentencia, para explicar la pena, tendrán presente estos factores tal como lo señala el artículo Nª 51 del Código Penal, porque si se quiere ser justo hay que ser humano. Es preciso que penetren aquellos estratos que Hugo Stubb y Frank Alexander denominaron “las motivaciones conscientes e inconscientes que obran en la mente del delincuente cuando comete su acto criminoso”. Sin esta comprensión y sin este conocimiento no podrá haber una justicia humana cabal. Santiago Aller Calixto salvó de la pena de muerte y fue sentenciado a la de internamiento en el Sepa, de donde salió en libertad tras haber pagado la deuda que contrajo con la sociedad el día en que, alentado por su propia víctima, apretó con fuerza y desesperación, medio loco de resentimiento y deseo, ese trozo de franela verde en torno al cuello de Ivette Anderson. 178 VIOLACION: LA TORTURA SILENCIOSA Por Violeta Bermúdez V. Es una de las agresiones que con mayor frecuencia afecta a las mujeres. Estadísticamente, ocupa el tercer lugar entre los delitos con más asiduidad criminal. Existe más allá de responsabilidades individuales, debido a concepciones ideológicas que la justifican o facilitan, concepciones que encontramos en nuestras leyes penales, que definen a la violación como una simple “trasgresión penal que atenta contra las buenas costumbres” . Las violaciones y las agresiones sexuales en general son delitos cuyas consecuencias atentan no sólo la integridad física y mental de la mujer, sino también contra su vida misma. Sin embargo, y a pesar de esto, nuestra historia legislativa, desde siempre, se ha limitado a ubicarlas solamente como “delitos contra la buena costumbre”. El mantener la violación bajo este limitante rubro significa desconocer el daño que sufren las personas agraviadas, en su mayoría mujeres, y favorecer una división a su impunidad. Por lo tanto, proponemos que las agresiones sexuales sean situadas en su real lugar, que es aquel que señala los delitos contra la vida, el cuerpo y la salud, puesto que sus consecuencias atentan contra estos bienes jurídicos y no contra una categoría tan ambigua como las buenas costumbres. LA SEDUCCIÓN En materia penal supone el acceso sexual con una joven de conducta irreprochable de más de catorce y menos de dieciocho años que haya sido “convencida” por el agresor para otorgar su consentimiento. De modo que la ley precisa quienes son sujetos de protección, y queda al arbitrio juzgador determinar quiénes son sujetos de esta calificación, y por lo tanto, del amparo legal. Este concepto legal evidencia el desconocimiento del derecho al ejercicio voluntario de la sexualidad por parte de la mujer joven (debe tener presente que 179 estamos hablando de mujeres mayores de 14 años. Creemos que debe mantenerse en 14 años la edad legal de conocimiento sexual). Pero la practica nos demuestra que, en nombre de una supuesta protección a los menores, este dispositivo constituye un instrumento legal para controlar la sexualidad femenina desde temprana edad. De otro lado, la existencia de esta figura penal permite que muchos delitos de violación en los que existen evidencias físicas de violencia, sean fácilmente tipificados y juzgados como seducción, situación que coloca a nuestra ley como un “instrumento en beneficio de los violadores” Si el acceso carnal se produce en contra de la voluntad de la mujer, entonces estamos frente al delito de violación. En consecuencia, resulta innecesario y contraproducente para las mujeres el mantener la figura de seducción en nuestras leyes. AGRESIONES SEXUALES Y MATRIMONIO Nuestra ley penal supone la inexistencia de agresiones sexuales en la relación matrimonial, pues señala la sanción sólo para el que practique el acto sexual forzado” fuera del matrimonio”. De manera que legaliza las violaciones cometidas por el cónyuge, cuando ese hecho debe constituir, más bien, un agravante. Puesto que las relaciones de pareja deben basarse en consideraciones, afectos y respetos recíprocos y de ninguna manera en actos de violencia. De otro lado, el que nuestras leyes penales no amparen, y más bien desamparen, expresamente, a las mujeres casadas constituye una trasgresión a nuestras normas de carácter constitucional, que consagran el derecho a la igualdad “sin ningún tipo de discriminación”, disposiciones que han sido corroboradas por normas de carácter internacional como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, que forma parte de nuestro Derecho Nacional. 180 En el caso legal que comentamos, estamos ante una evidente discriminación, cuando el Código Penal lo instituye como un “medio eficaz” que eximir de pena si el violador contrae matrimonio con su víctima, con lo que quedará libre de toda sanción. Este hecho confirma la ideología patriarcal del legislador, quien pretende compensar el “daños causado” por el delito de violación cuando la víctima es soltera. Entendemos que existe en este dispositivo una implícita valoración de la virginidad o de la inexperiencia sexual de la mujer. Son muchos los violadores que han hecho uso de la esta prerrogativa legal; para algunos, el simple hecho de manifestar su voluntad de contraer matrimonio con la agraviada les ha significado una atenuación de la pena, pues a entender de algunos jueces, éstos -los violadores- manifestaban su voluntad de reparar el daño causado. Burdo argumento para olvidar los derechos humanos de la mujer. De ninguna manera podemos aceptar la vigencia de esta norma, ya que su existencia constituye por sí misma un acto de violencia contra la mujer (1) EL ABUSO SEXUAL EN EL NIÑO Dra. ENRIQUETA SILEO (Venezuela) Cuando se somete a un niño o a un adolescente a la exposición de un estímulo sexual inapropiado para su edad y su nivel de desarrollo Psicológico e intelectual, se está hablando de la tortura sexual en la forma de abuso. Sin embardo, para evitar ambigüedad, también se señala que el abuso sexual en el niño puede referirse a: (1) Considerar que la autora escribió su artículo antes de las nuevas disposiciones legales actuales. 181 1. Incidente de asalto sexual en donde hay empleo de fuerza física en la que un niño, de 16 años o menos, es la víctima. 2. Contacto sexual o interacción tal como coito, manipulación de genitales, exhibiciones, sodomía por otra persona de cualquier edad, y donde la participación del niño ha sido lograda a través de maniobras coercitivas, sobornos, amenazas, sometimientos físico, etc. 3. Contacto sexual o interacción entre un niño y un adulto, aun con la libre cooperación del niño, cuando tal actividad es legalmente prohibida por la edad del niño y la asumida madurez de la otra persona. Existen síntomas y signos inespecíficos de alerta para sospechar del abuso sexual como tortura: enuresis (falta de control urinario), encopresis (falta de control de la deposición), hiperactividad. En las adolescentes hay que interrogar de forma bastante precisa sobre todo lo referente a su historia menstrual, fecha de la última menstruación, todo esto teniendo en mente las posibilidades de un embarazo como consecuencia del abuso sexual. Es necesario indagar si se trata de una adolescente con vida sexual activa que hubiera sido sometida al abuso en contra de su voluntad, sometida bajo chantaje o amenazas. En un estudio realizado en Venezuela durante varios años, se ha encontrado que los niños y los adolescentes sometidos a torturas sexuales tiene una conducta especial que corresponde a la siguiente presentación: ansiedad, sentimientos de rabia e impotencia al ser reforzados a una situación que ésta fuera de control, sentimiento de culpa, degradación, vergüenza, depresión profunda que inclusive quede llevar al suicidio, enorme pesar por la perdida de la virginidad – sobre todo por el significado de ella-, grandes dudas y cuestionamientos en cuanto a su identidad sexual, desviaciones del comportamiento sexual, gran temor a encuentros sexuales posteriores, graves trastornos de la conducta. 182 Numerosos niños y adolescentes que has sido sometidos a torturas sexuales terminan consumiendo drogas, presentando graves problemas de aprendizaje, en las mujeres se han encontrado grandes riesgos de prostitución, fuga del hogar, decisión matrimonial prematura con graves conflictos conyugales. El alcoholismo es una de las más frecuentes conductas como consecuencia de la tortura sexual. Todos estos aspectos deben ser tomados en cuenta se hace el análisis de niños y de jóvenes en los cuales se sospecha un sometimiento sexual forzado y es evidente que el examen psicológico en la técnica obligada para desentrañar los síntomas que muchas veces son escondidos y negados por la victima como consecuencia de las amenazas a las que ha sido sometida por el torturados. Hay que tomar en cuenta que un abuso sexual es una condición traumatizante para cualquier individuo y que muchas veces el sistema social y judicial no favorece a la víctima torturada. Un examen físico general debe ser siempre un método de análisis obligado. En este es evidente que el análisis de los genitales ocupa un paso importante con la finalidad de determinar el daño. Una vez cumplido este requisito, se debe poner énfasis en la búsqueda de signos secundarios de la tortura, como arañazos, equimosis o moretones en la ingle. El aspecto general del niño abusado es casi siempre de anemia, debilidad, perdida de peso; es también importante determinar su el victimario es un mimbro de la familia. Frente a estos niños, es muchas veces necesario realizar exámenes de sangre y de orina para determinar posibles contagios de enfermedades de transmisión sexual. Uno de los puntos de alerta que debe llamar la atención es el de la conducta de inseguridad y de timidez, así como los siguientes comportamientos: A. Los niños permanecen más tiempo en casa. B. Los niños no desean ir al colegio. C. Los niños lloran sin provocación. D. Los niños se bañan constantemente o están buscando siempre ir al baño. 183 E. Los niños tienen dificultades para dormir o manchan sus ropas íntimas con deposiciones u orina. El examen médico, en especial de los genitales y del ano, deben hacerse con sumo cuidado y sólo debe estar en manos de profesionales. Es fundamental una buena historia clínica, para lo cual se debe cumplir los siguientes requisitos. 1. Establecer una buena relación que ermita una excelente comunicación con el niño, dándole seguridad, apoyo y orientación. 2. Usar un vocabulario apropiado y comprensible. 3. Tener tacto y sutileza. 4. Usar modelos diagramas, muñecas que pudieran ser útiles para obtener detalles. 5. Debe ser notado el estado emocional, actuando de acuerdo no sólo a la edad sino a la situación. Es también importante el interrogatorio de los padres, que deben ser entrevistados por separado. Cuando las condiciones médicas y sicológicas lo determinen lo determinen, el niño deberá ser hospitalizado para un tratamiento en aislamiento y bajo las técnicas científicas más adecuadas. Es de lamentar que aquellos abusos sexuales bajo tortura sean tan numerosos, en especial en las clases sociales menos favorecidas, y se mantengan casi siempre en anonimato y no lleguen a establecer se las condiciones de la tortura, permaneciendo muchas veces el victimario sin recibir el castigo necesario, y lo que es más grave aún, pudiendo seguir con su conducta torturante sobre otros niños, tanto de la misma familia como del medio social en que vive. 184 TORTURAS SEXUALES A PRESAS POLÍTICAS Por María Cristina Granero (Argentina) Si nos detenemos a analizar la historia femenina, encontraremos que ha sido signada desde los comienzos por la violencia desde distintos aspectos. Inés de Tettewvang, una revolucionaria alemana en 1600, después de diez semanas de torturas, acabó confesando “haber tenido coito con el diablo, haber matado a varios niños y comido su corazón, haber causado cinco tormentas y asistido al Rabat”. Olimpia de Gouges, lideresa francesa, murió guillotinada en 1789 por atreverse a luchar por incluir a las mujeres en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Desafiar las leyes del patriarcado, abandonando el papel de objetos de placer, de maquinas reproductoras, de amas de casa resignadas y luchar por una sociedad más justa e igualitaria, transforma la imagen femenina a tal punto que su peligrosidad hace que sus captores se ensañen con mayor agresividad. En nuestra sociedad no se nos ha atado 40 Kg. En los pies, no se nos ha decapitado, pero no sólo hemos pasado por situaciones semejantes, sino que se han intentado otras formas de represión. Las presas políticas de América Latina, y muy especialmente las del cono sur, han sido víctimas de una vieja pero a la vez nueva y monstruosa forma de esclavitud sexual: la violación, como cruel y degradante método de tortura. La violencia sexual se transforma, así, no sólo en una forma de interrogarlas y castigarlas por sus transgresiones, sino también de lograr su control social. Entre muchos de los testimonios que se pueden recoger en torno a esta situación tenemos el siguiente “Sufrí todo tipo de violaciones, individuales, entre 185 varios a mí sola, y entre varios a las tres mujeres que estábamos. Nos hacían bañar desnudas, con los ojos vendados y con los guardias festejando el hecho” (legajo Nro. 6827 CONADEP). Después de violarlas más de 20 veces, le colocaron un palo en la vagina. Estaba embarazada. Perdió su hijo. Mónica (Legajo 5452-5339) fue torturada y violada repetidas veces, perdió su embarazo. El bebé en gestación tenía un miembro atrofiado a causa de los castigos a los que fue sometida. Es que la violación, ese llamado delito silenciosos denunciado sólo en el 10% de los casos, adquiere características más dramáticas si nos referimos a su utilización como método de tortura política. Durante los trámites, con los ojos vendados, convertidas en una N.N. , sus cuerpos, sobre todos sus senos, nalgas y genitales, fueron manoseados, se las obligó a practicas de felación, a besar y acariciar determinadas zonas masculinas. Hierros calientes, navajas, alfileres y cigarros prendidos fueron comprimidos sobre sus senos y genitales. Las mujeres no cooperantes solían ser amenazadas con la violación a sus hijas. Se les mostró las bombachas ensangrentadas de sus niñas diciéndoles que serían entregadas “al cuidado de pervertidos sexuales que gustan de niñas”. Esto nos permite ver como una tortura sexual en las mujeres se utilizó para atacar lo esencial de su identidad femenina, abusando del papel de una mujer como madre. Un integrante de la Gendarmería Nacional de la Capital Federal declaró en el legajo 4676: “A las mujeres se las desnuda por completo y se las acostaba en la cama. Se les introducía un cable en la vagina y luego se lo pasaba por los senos, lo que provocaba un gran sufrimiento, y en ocasiones muchas de ellas menstruaban”. Se aplicaron casi todo tipo de vejaciones, pero hay una especialmente sádica que figura en el legajo 1131: “El rectoscopio se introducía en el ano o en la vagina de las mujeres. Adentro del tubo se colocaba una rata. El roedor buscaba la salida y trataba de meterse mordiendo los órganos internos de la víctima” 186 LA DEFENSA DE LOS TORTURADORES Una de las formas con las cuales los agresores intentaban minimizar sus feroces actos era diciendo: “Por lo menos no te quemamos viva y te hicimos jabón”. Definían así su violencia como loable e insignificante comparada con la realizada por Hitler en los campos de concentración o por la Santa Inquisición. Las mujeres víctimas de tales vejaciones son un ejemplo de fortaleza. Es una obligación ética de la libertad evitar que la violencia general y la violencia sexual en especial no sean indiferentes. Estas historias jamás deben repetirse, por el bien de todos. UNA DIABÓLICA INVENCIÓN LLAMADA CINTURON DE CASTIDAD Por Mary Dávila Maquiavélico aparato que Cercenó las ansias de los Mas impetuosos y Apresurados amantes. A lo largo de la historia de la humanidad, el hombre recurrió a la mujer urgido por el impulso de perpetuar la raza sobre la faz de la tierra. En muchas ocasiones tomó a la mujer por la fuerza, en otras la sedujo con dulces palabras, pero sólo hasta poseerla, fuera o dentro del matrimonio. Una vez conseguida la satisfacción de los instintos, la mujer pasaba a ser una propiedad más el hombre, de la cual podía disponer a su antojo. El concepto de la mujer objeto tiene su más contundente expresión en esa diabólica invención denominada “calzón de 187 castidad”, al que los humoristas atribuyen haber cercenado las ansias de mil impetuosos y apresurados amantes. Nadie podría precisar la fecha a la que se remonta la invención de esta increíble prenda de tortura, pero si podemos decir que su perfeccionamiento se debe a Francoise de Carrare, un cerrajero napolitano que hizo fama y fortuna con su doloroso invento. Es necesario describir el uso que se le daba para comprender las razones por las cuales se les incluye en este capítulo como un tormento, como un suplicio. Si, suplicio, porque muchas veces debe haber provocado muertes. El marido imponía la prenda a la mujer en cuanto conocía que debería partir a guerrear en los llamados campos del honor, y hay que saber que esta ausencia se prolongaba por meses e incluso años. ¿Cómo podría vivir una mujer aherrojada de tan brutal manera? Privada de poder cumplir con los cuidados de higiene que su particular anatomía requiere, debió de soportar terribles infecciones y lacerantes heridas. En la Enciclopedia, Diderot describe el cinturón de castidad de la siguiente manera: “Es un presente que el marido celoso hace a su mujer el día siguiente de su boda. Está formado por dos láminas de hierro muy flexibles, ensambladas en forma de cruz y cubiertas de terciopelo, una de esas láminas rodea el cuerpo a la altura de los riñones, la otra pasa por entre los músculos. Un candado une las dos partes”. Esta sencilla descripción puede darnos una idea de los tormentos que tal prenda debía de causar a quien se viera en la triste obligación de usarla a requerimientos del amantísimo esposo. Mientras así se neutralizaba cualquier posibilidad de adulterio por parte de la mujer, el adulterio era considerado una suerte de audaz aventurero, digno de todo aplauso y reconocimiento o admiración por parte de quienes no dejaban, en el fondo, de envidiar al culpable. Este, por su parte, se enorgullecía de su acto y adquiría con él una especie de gloria patentizadota de su vigorosa masculinidad. Para él no se inventó jamás un calzoncillo de castidad. 188 Si bien con la llegada de la revolución industrial desapareció el cinturón de castidad, no mejorando los conceptos discriminatorios y hasta culposo en contra de la mujer, a la se consideraba desencadenadora de las más bajas pasiones. Pudo haber desaparecido el calzón de castidad, pero no esa suerte de cinturón que mantenía encerrada la verdadera libertad sexual que permitiría al hombre y a la mujer acceder a un nivel de igualdad que finalmente los llevaría a asumir el problema sexual con absoluta sinceridad, para felicidad de ambos, pues la vida es un camino para dos. JACK EL DESTRIPADOR Los criminólogos dicen que los descuartizamientos de víctimas humanas no son frecuentes; por eso, conocer que un descuartizador ande suelto en las calles suele sobrecoger de pavor a las personas de nervios más contemplados. Mucho tiempo después del último crimen de Jack el Destripador, las chicas aficionadas a temblar bajo las sábanas, al fulgor de una luz tenue, disfrutaban tenebrosamente conociendo los espeluznantes detalles de las víctimas del conocido Jack. Los aficionados al Thriller han encontrado en Jack el tema instable de muerte, sexo, crueldad y sadismo indecible. Jack sigue pues reclamando un sitio de honor en la galería de los pervertidos sexuales. Y aún hoy, su “caso” es el clásico del crimen. Más de catorce mujeres de “vida alegre” cayeron bajo la sombra de este desconocido al que se le denominó Jack el Destripador. Se cree que fue un abogado frustrado llamado Montagne John Druitt. Luego de su muerte dejaron de producirse los descuartizamientos en Londres. Se las han atribuido 14 víctimas, pero posteriores estudios han tratado de reducirlas a sólo cinco. Su tiempo de acción fue muy corto, y quizá ello contribuyó a desatar el pánico. Entre el 31 de agosto y el 9 de noviembre de 1888, en un 189 radio de cuatrocientos metros cuadrados, algo menos de cuatro cuadras, catorce mujeres de la triste vida alegre cayeron bajo la sombra de este desconocido que les saltaba por detrás para cercenarles limpiamente la garganta con un habilísimo tajo. Luego venía el descuartizamiento. El terror y la neblina eran la constante en esos días de otoño, en el corazón de Londres. Han pasado más de cien años desde ese carnaval de sangre y vísceras, y la especulación sigue viva, a la par que el interés. En la lista de sospechosos de ser Jack el Destripador han sido incluidos príncipes, políticas sacerdotes y hasta un gorila escapado del zoológico (1). Sin Arthur Conan Doyle, creador del célebre detective Sherlock Holmes, llegó a esbozar la posibilidad de que quien sanciona a las pobres prostitutas fuera más bien Jill la Destripadora, una mujer. De cualquier manera, nadie ha negado el fuerte componente sexual del caso y muchos han imaginado los éxtasis vividos por el descuartizador cuando en el silencio de la noche seccionaba con delectación de artistas la anatomía de las desafortunadas mujeres que cayeron bajo el filo de la navaja. Tom Gullen, un periodista que pasó 18 años de su existencia recorrieron escenario de los múltiples y espeluznantes crímenes, en busca del asesino, se inclina, mas bien, por identificar como Jack el destripador a un abogado de 31 años, educando en Winchester y perteneciente a una noble familia. Scotland Yard lo tenía como el principal sospechoso y pensando atraparlo cualquier día o noche, mantuvo en estricta reserva su nombre. Tan en reserva, que recién 82 años después, el acucioso periodista Tom Guillen logró conocer este culto capítulo de una de las investigaciones más increíbles de la historia policial del mundo, pues pese a los años transcurridos, nunca se supo a ciencia cierta quién fue el asesino nocturno de aquel célebre y sobrecogedor otoño londinense de 1888. Si hemos de creer los partes policiales de Scotland Yard, el desconocido Jack estuvo a punto de ser capturado la misma noche en que hizo su escalofriante debut en el mundo del crimen, cercenando la garganta de la prostituta Mary Ann Nicholls, de 43 años. El asesino arrojó el cadáver a una zanja con los intestinos salidos por una feroz cortada en el abdomen. El policía que encontró el cadáver 190 explicaría que “estaba tan caliente como una empanada”. Es decir “acabadita de asesinar”. Luego de ese crimen, el 31 de agosto, se produjo un segundo. El 8 de setiembre la policía encuentra el cadáver de Annie Chapman, de 47 años. Tenía la cabeza casi completamente separada del cuerpo y le había vaciado el abdomen con una increíble destreza que hacía pensar en un eximio cirujano trabajando en un muy bien acondicionado quirófano. Faltaba el útero y sus partes conexas, que jamás aparecieron. Todo hace presumir que el segundo asesinato envalentonó definitivamente a Jack, que se lanzó a cometer otro durante la noche del 29 al 30 de setiembre. La víctima fue identificada como Elizabeth Stride, de 45 años de edad, y también en este caso, el policía que encontró el cadáver llegó una milésima de instantes antes de que Jack huyera sin poder darse el gusto de destripar a su víctima. Pero, al haberse visto impedido de culminar su faena, buscó otra víctima, Catherine Eddowes, de 43 años, de cuyo cuerpo se llevó un riñón. Hasta ese momento, Jack había escogido señoras mayores de cuarenta años que tenían como característica predominante una soberana pobreza y una afición digna de mejor causa por el alcohol, al cual había, en cada caso, la destrucción de sus respectivos hogares. (1) ver más adelante “los Asesinatos de la Rue Morgue” de Edgar A. Poe” 191 UNA CARTA DE JACK Querido jefe: Continúo oyendo por ahí que la policía me ha capturado y sin embargo, no han dado cuenta conmigo aún. Me río mucho al ver los listos que pretenden ser todos ustedes. La broma del Delantal de cuero me ha hecho partirme de risa. No cejaré en mi tarea de destripar putas. Y lo seguiré haciendo hasta que me atrapen. El último trabajo salió bordado. A esa chica le di tiempo para gritar. Me gusta mi tarea. Tengo ganas de empezar otra vez. Pronto volveréis a saber de mí y mis divertidos juegos. Tras la última operación, había conservado un poco de líquido rojo en una botella de cerveza, pero se secó, como si fuese cola, y no pude usarla. Creo que la tinta roja es lo más apropiado para esta misiva, ¿no?. La próxima vez enviaré las orejas de la mujer, solo por gastarles una bromita. Retenga esta carta, sin hacerla pública, hasta mi próximo trabajo. Luego ya pueden darla a conocer a todos. Mi cuchillo está bien afilado, a la espera de entrar en acción. De presentarse esta oportunidad, la aprovecharé. Jack el Destripador. P.D. No les importe llamarme por mi nombre artístico. Echo esta carta al correo, antes de haberme podido quitar todas las manchas de tinta de mis dedos, maldita sea. Ahora todos aseguran que soy un doctor. No dan ¡ja, ja! Traducción de la carta que dibuja de cuerpo entero al criminal más famoso de Londres. Su frialdad y pésimo sentido del humor para burlarse de sus víctimas y de sus progenitores son típicos del sádico sexual. 192 El 9 de noviembre, Jack escogió una carne más tierna y acató a Mary Jace Kelly cuyo cadáver fue encontrado en una inmunda covacha de la calle Miller’s Court. En esta oportunidad Jack se lució en sus aficiones quirúrgicas hasta el punto que dos expertos cirujanos forenses tardaron seis horas en reunir todo los pedazos para identificar el cadáver. Al momento de ser asesinada, Mary Jace Kelly tenía 25 años de edad y tres meses de embarazo. Se dice que el asesino vive una intensa emoción al desafiar a la policía y que esta sensación de peligro y zozobra, de angustia indecible, lo lleva hasta el orgasmo mismo en el momento de cometer su crimen. Jack era un asesino por placer, es decir, un psicópata que obtenía placer sexual con estos hechos. He aquí el informe del forense: “El cuerpo ha sido cortado de arriba debajo de un solo tajo. Los intestinos han sido extraídos por completo y enroscados sobre el hombro derecho. Un retazo del intestino ha sido colocado sobre el abrazo izquierdo y el tronco. El hígado presenta perforaciones y el riñón no aparece a la vista. El homicida se ha tomado un tiempo precioso en cortar los párpados y rasgarlos. El lóbulo de la oreja derecha aparece cortado oblicuamente”. El día 16 de octubre, George Lusk, sacristán de una iglesia próxima al lugar del crimen, recibió una pequeña caja le traía el correo. Al abrirla el pobre hombre encontró medio riñón y una nota que decía: “desde el infierno, mister Lusk, señor le envió la mitad del riñón que le quité a una mujer… Acarréeme cuando pueda”. Sigamos con cuidado las fechas y apreciemos que esta carta llega a destino el día 16 de octubre, cuando ya e Destripador ha cobrado cuatro víctimas, antes de proceder con la quinta. Y en esta carta que preludia su próximo homicidio dice Jack que se encuentra “en el infierno”. ¿Se habrá querido referir a los remordimientos? Si es así, ¿a qué atribuir entonces la ferocidad observada con Mary Jace Kelly, asesinada el nueve de noviembre, 23 días después de confesar que se encuentra en el infierno? 193 Mary Jace Kelly fue la última víctima oficial de Jack el Destripador, aunque esas mismas versiones infundadas le atribuyen nueve víctimas más, diciendo que la policía no relacionó los catorce crímenes a fin de no evidenciar su incapacidad para descubrir el criminal, lo cual puede ser cierto, puede ser. Tom Guller sostiene que el autor de estos delitos en los cuales las victimas quedaban regadas en las calles o, en cualquier caso, sin haberse tomado el asesino la menor molestia de ocultar el cuerpo y más bien denotado interés porque fuera descubierto cuanto antes, era un abogado frustrado llamado Montagne John Druitt. Pero, ¿podía un abogado realizar las vivisecciones tan precisas que realizaba Jack el Destripador? No, definitivamente un bogado cualquiera no podría hacerlo, pero sucede que Montagne John Druitt era hijo y nieto de médicos cirujanos, un tío suyo también lo era y desde noño había logrado darse maña para observar las operaciones que realizaban sus parientes. Curioso: ¿Qué extraña inclinación descubrieron en Druitt sus parientes que no le permitieron seguir la carrera familiar? Quizá se solazaba demasiado en la contemplación de la sangre o de las heridas ocasionadas por el bisturí. En fin todo eso está ya en el campo de la especulación, que dura, como vemos, más de cien años. El último crimen oficialmente atribuyó a Jack el destripador ocurrió el 9 de noviembre de 1888, y el cadáver de Montagne John Druitt fue encontrado flotando en el Támesis a finales de ese mismo año. Dume anota la coincidencia de que habiendo muerto ya Druitt, no se produjo otro descuartizamiento. Ese solo elemento parece darle fuerza a la hipótesis de Tom Guillen para culpar a Druitt. ¿Qué ocurrió: se suicidó, lo asesinaron? Es, salvando las distancias en el tiempo y en el espacio, como si dijéramos que los descuartizamientos en Lima cesaron hacia finales de 1985 cuando el seudopsicólogo Mario Poggi Estremadoyro estranguló a Díaz Balbín; pero claro, esa es ya otra historia. 194 VII. EROTOMANIA Síndrome de G. de Clarembault 195 La psiquiatría reconoce donde hace muchos años una patología mental delirante clasificada donde antaño como “delirios crónicos”, en especial por la Escuela Francesa.- El delirio paranoide es el eje sintomatológico del cuadro y en él toman cuerpo intuiciones, ilusiones, interpretaciones, alucinaciones exaltaciones imaginativas y pasionales, etc. (Henri Ey). Son ideas delirantes, no son simples errores de interpretación. En este grupo de delirios hay unos que se nutren de ideas megalomaníacas, otras persecutorias, otras místicas, otras narcisistas, que, inclusive, pueden despertar admiración por personas poco prevenidas y nada informadas de la patología.- Esquirol, el gran psiquiatra francés las llamó “monomanías” cuando los síntomas se adaptan a la realidad. En otras ocasiones y progresivamente va configurándose el cuadro completo de psicosis, que progresando llega a la demencia. Un grupo de estos delirios ha sido llamado “pasional” descritos por G. de Clarembault y caracterizados por: exaltación (exuberante, hipertimia, hiperestesia), ideas prevalentes y fijas que son exuberantes, de convicción inquebrantable y fundamentalistas y por un carácter obsesivo que se inserta en conductas y comportamiento que persistentemente quieren llegar a un objetivo. Una de estas manifestaciones apunta a mentalidades, reivindicativas, cuestionadores, liberadores, fanáticas y rencorosas, fanáticas de la política y de la religión o de la reforma social, gobernados por una sobrevaloración que se lanzan a la conquista de sus objetivos fugándose por entero, inclusive arriesgando su propia vida. Otros escogen pasión, ese amor exagerado, exuberante, dominante, obsesivo, “amor que mata” que configura la celotipia, la desconfianza exagerada, o de la erotomanía, ilusión y alucinación delirante de amor y ser amado y que en su extremo sintomatológico puede conducir al crimen. EL DELIRIO EROTOMANÍACO En la literatura psiquiátrica existe un cuadro clínico que ha sido clasificado como “delirio”, es decir como perturbación mental, como trastorno confusional de 196 absurdidad, de reiteración obsesiva del pensamiento, en la esfera de lo amoroso, y que siendo “manía” está contaminado con el extravío, con una especie de capricho repitente, desordenado, incontrolable, de deseo que para la persona “normal” es ridículo, extravagante, chiflado y loco. Se le llama “Delirio Erotomaníaco” o síndrome de Clarembault – Kadinsky, en homenaje a su descubridor el psiquiatra francés G. de Clarembault. Es un estado pasional en que la persona que lo sufre insiste, persigue, acosa y hasta mata a la persona “amada”, víctima de esa persecución obsesiva. La película norteamericana con título en español “Atracción Fatal”, con Richard Redford como actor principal, diseña bien la manera como se comporta, en el caso fílmico, una mujer obsesionada, persecutoria, delirante, perturbada hasta el crimen. Se ha señalado que estas personas atraviesan por tres etapas en el curso de paranoia: en una primera incuban una esperanza de aceptación, de conquista, de relación que, al ejecutarla, se transforma en firme creencia de lazo poderoso y perdurable de unión sentimental y sexual. En una segunda etapa, se instala una fase de despecho, de frustración, de resentimiento y de desengaño. La tercera fase está cargada, dominada, por el rencor, el odio y la venganza, que los conduce a despropósitos de toda magnitud, desde la difamación, la denuncia, hasta el delito y el homicidio. “Para mí, o para nadie” sería el colofón final de esta fatal obsesión. Se han planteado tres sentimientos generadores o mejor aún, disparadores de esta patología: orgullo, generalmente exagerado y herido; deseo, vehemente, pasional y ciego; esperanza, irracional y extremadamente infundada y vehemente. El postulado fundamental para tales conductas y comportamientos es que el “objeto”, es decir la persona que el paciente escoge y que cree que lo ama que, generalmente tiene posición social, económica y cultural, más elevada que el “sujeto” y que posee relevancia pública con niveles de autoridad o pode reconocidos, ha dado signos, evidencias, manifestaciones, “declaraciones” de amor (al “sujeto” y sólo a él) poderoso, irresistible, incluso angustiante y urgido de respuesta, que transforma al paciente en una especie de salvador heroico y, al mismo tiempo, de víctima inmolable como final de ese romance delirante. Así, entonces, el “sujeto” cree que el “objeto” no puede vivir sin él, que el “objeto” no 197 vale ya nada sin él, “sujeto” (paciente); que el “objeto” es libre y que si está casado, o tiene otro compromiso, estos no valen nada, esa relación no existe, no es válida o se tiene que romper por nefasto, y, finalmente, que el “objeto” ha dado y da signos evidentes e indiscutibles de amor al “sujeto” o lo van a declarar en cuanto se cree una condición especial (delirio de confesión). Las conductas y comportamientos de estas mentes perturbadas son acosadoras, persecutorias, incisivas, con vigilancia continua, buscando contactos invasores incluso de la privacidad del “objeto”, de su familia, de su trabajo, de sus lugares de recreación y desarrollando una idea delirante de protección al “ser amado” en la posibilidad que pueda establecerse otro nexo que ponga en riesgo esta unión. En la fase de rencor y en la posibilidad de pérdida, y de ruptura, el ingrediente de venganza y de odio conduce directo al crimen. Es cierto pues que hay amores que matan y cuando son pasión puede alcanzar niveles de locura que pueden terminar en homicidio. El delirio erotomaníaco también, aunque con menos frecuencia, se presenta entre parejas con orientación homosexual. Varones homosexuales acosan, persiguen a hombres en general con autoridad y notoriedad pública y lo mismo ocurre con mujeres, que se forman, deliberadamente, la idea obsesiva de conquistar a otra mujer.- Estela V. Welldon y otros autores de la corriente psicoanalítica han descrito a estos casos, como “persecuciones” que son el resultado, según ellos y de acuerdo a su molde edípico, de una relación perversa con la madre durante la infancia.- Diríamos que, neuropsicológicamente, es una impronta, un troquelado en las zonas límbicas de los hemisferios cerebrales, que no han logrado establecer, madurativa, evolutivamente, conexiones con los lóbulos prefrontales, ni con la parte externa de las amígdalas temporales y que terminan en una adultez igualmente acosadora o en una mentalidad perversa en el sentido sexológico, es decir imponiendo su deseo y acción y privando de su libertad de elección del otro. En estos casos, el delirio ha entrado de lleno en el terreno de la psicosis. 198 VIII. PSICOPATIA SEXUAL FÓBICA 199 Dentro de la personalidad anormal psicopática existe una con manifestaciones sexuales criminales en serie, especifica y fóbica, delirante, discriminativa y reivindicativa obsesiva, a la que he denominado “psicopatía sexual fóbica”. Se trata de sujetos, como “el destripador de Londres”, Jack, que tiene como objetivo existencial, asesinar a personas a las que considera poseídas por el mal, diabólicas, e indignas de vivir porque ofenden y, según ellos, destrozan la imagen de los seres humanos creados a imagen y semejanza de los dioses.Paranoicamente unos escogen prostitutas, otros homosexuales, otros transexuales o transvestidos.- Son enfermos mentales que se autoconsideran liberadores de la basura social en el área de la sexualidad, fundamentalmente placenteras, al mismo estilo que esos fanáticos del Ku-Klus-Klan que matan negros, o las hordas nazis que asesinan judíos, o los terroristas xenofóbicos o anticapitalistas.- En otros tiempo se asesinaban adúlteras, como los fundamentalistas religiosos que quemaban ateos. Desde hace unos años veo con enorme preocupación que jóvenes en especial entre los 18 y 30 años de edad, han decidido conducir su vida sexual placentera de manera desordenada, promiscua, buscando obsesiva y fanáticamente el placer en medio de una orgia existencial libertina, anómica y sin ningún compromiso afectivo, sentimental, amoroso.- Es una vida fundamentada en la cantidad coital, en el úsese y déjese consumista y despreocupado, en el “metesaca-sacude y guarda”, como en el siglo mesalínico o don juanesco. La llamada revolución sexual y los métodos anticonceptivos, han favorecido (no han originado, ni promovido; han favorecido) estas conductas, estos comportamientos y estas mentalidades pseudoliberadoras.- La débil o ausente educación sexual, carente de orientación axiológico, y la sociedad consumista, sin visión futura y humanista, es otro combustible de este incendio en la salud corporal, mental, social y espiritual. En medio de este bacanal sin brújula de prevención y control, en el que las mujeres de los finales del siglo veinte y comienzos del veintiuno, se han transformado, en regresión evolutiva, en Semíramis, Agripina, Lucrecia Borgia, 200 Catalina de Médecis, Margarita de Valois, Catalina II de Rusia, o en tantas otras mujeres de la historia que demostraron una vida sexual desordenada, de coitos y de orgasmos, separando obsesiva y adictivamente el coito del afecto, de todo sentimiento amoroso, respetuoso y leal. Es en medio de este caos orgiástico que surge el “psicopatía sexual fóbica”. Seduce a estas mujeres o se deja seducir, y en pleno coito, golpea, mal trata y hasta mata a su compañera ocasional como represalia a encontrarla “desflorada“, “no virgen”, “pervertida”, “usada”, “cochina”, “puta” y cuanto otro apelativo denigrante que encuentran para juzgarla, condenarla, golpearla y hasta matarla. Estos psicópatas sexuales, asesinos en serie y paranoides reinvindicadores son delirantes que podrían ser inimputables si se descubrieran signos de enfermedad mental, sean cromosómicos (fórmula cromosómica XYY), hormonales (sobre todo testosterómicos) o imagenológicos (disfunciones cerebrales pre frontales) o electroencefalográficas, además, por supuesto, de las pruebas psicológicas que lo evidencian y diagnostiquen como tal. 201 IX. SEXUALIDAD – CRIMINALIDAD Y LITERATURA 202 1. LA BIBILIA Siempre me sorprendí, y aún sigo estándolo, al comprobar que un libro “la Biblia” fuera la carta de navegación moral para millones de personas que incluso, sin haberla leído creían ciega y testarudamente en lo que allí se decía. Sin saber incluso que los llamados libros sagrados, nuevo y antiguo testamento, habían sido escritos por diferentes autores y en épocas tan, pero tan distintas, sin embargo creían en sus principios y los aplicaban a su vida diaria, aquí y ahora. A nadie se le ocurriría vivir hoy, con afirmaciones extraídas de la Ilíada y de la Odisea, o de las mil y una noches, ni siquiera de las obras de Sófocles, Platón, Cervantes o Shakespeare. Pero tratándose de la Biblia o del Corán, sus sentencias, sus versículos o suras, eran nada más ni nada menos que….sagradas y por lo tanto indiscutibles. El antiguo testamento, por ejemplo es un libro compilado, nada unitario, cuya redacción es posible que haya durado más de nueve siglos, durante los cuales las costumbres tuvieron que variar enormemente y aceptar, aplicándolos a nuestro siglo, sus principios y recomendaciones, es simple y llanamente inaudito. El padre de las religiones Abraham se casó con Sara, su hermana, porque el incesto, el matrimonio entre hermanos estaba permitido como en las castas reales también lo eran entre los egipcios y los incas, asunto que hoy hasta es criminalizado y penado. En el Génesis existen mensajes tan controversiales y negativos para la época actual, que yo me pregunto cómo es que aún existen personas, muchas de ellas con títulos académicos universitarios que no desestiman ni cuestionan tales despropósitos. Como lo recuerda Marco Schawartz “La primera vez que Dios se dirige a los seres humanos es para exhortarlos a copular”. “Procread y multiplicaos”, les dice. El objetivo de Dios es poblar la tierra recién creada. La actividad sexual se presenta en este primer relato con una orientación claramente reproductora, visión que estará presente a lo largo de toda la obra bíblica”. Pero esta orden, este edicto, esta disposición 203 no puede de ninguna manera sostenerse en el mundo actual, con seis mil millones de habitantes con pobreza, ignorancia, enfermedades y violencia. No planificar la familia, no controlar la natalidad tener muchos hijos, resulta criminal para la sociedad de cualquier país del mundo actual. Y a un hay muchas otras cosas en los testamentos. Que el hombre, Adán, fue creado de un pedazo de barro con soplo divino, es un cuento indigno del homo sapiens; que la mujer fue creada de una costilla de Adán es otro mito inadmisible y la afirmación que se hace de que por ellos será maldita la tierra, es una acusación realmente criminal. La virginidad ha sido desde los tiempos bíblicos motivo de cuidado, protección y signo de la más alta dignidad en la mujer. Solo imaginar, desde nuestro siglo, la infamia que se cometía cuando una mujer era encontrada sin himen y que en su primera penetración coital no llorara, no sangrara y que no demostrara estar “virgen” es acusar y condenar a esos edictos, a esas normas a esas costumbres criminales contra la mujer. La ley levítica establece una relación indigna e inhumana entre virginidad y pureza, y esta relación era elevada al rango de sagrado, tabú, al más elevado nivel de ritual religioso. A los sacerdotes, más que a nadie, se les ordenaba tomar como mujer, como esposa, a una virgen, “no tomará como mujer a una viuda, ni a una repudiada, ni prostituida, ni desflorada”. Marco Schwartz recuerda que “las relaciones sexuales prematrimoniales eran duramente censuradas y se equiparaban a un acto de prostitución bajo el techo paterno. La muchacha que osaba dar el paso se enfrentaba, en el mejor de los casos, al matrimonio forzado o a una larga soltería si su padre rehusaba entregarla al seductor. El destino alternativo era la muerte por lapidación, en el caso de que callara su pérdida de virginidad y si “pecado” fuera descubierto en la noche de bodas….” 204 Este mandato, este cruel y criminal producto del fundamentalismo religioso establecido desde los tiempos del Antiguo Testamento ha arrastrado sus prejuicios hasta las puertas del siglo XXI. Aun hay hombres varones que deambulan por el mundo exigiendo de las mujeres la virginidad vaginal, sin saber esos pobres ignorantes, que la dignidad femenina no puede ni debe radicar en una membranita de aproximadamente dos centímetros cuadrados y, además agujeradas; y que, por último, hay mujeres que nacen sin himen y que por lo tanto no pueden sangrar ni tienen que sentir ningún dolor, en la primera penetración coital. Tampoco saben esos ignorantes que miles, sino millones de mujeres, rompen su himen sin ningún acto coital, por caídas, practicando deportes como ciclismo o equitación, o por manipulación masturbatoria inadecuada; y por lo último; a quién le importa hoy la virginidad vaginal de una mujer, sino lo es por coito anal o bucal; sin embargo cuántos siglos, cuántos sacrificios y cuántas tragedias ocurrieron por estos mandatos criminales. Otro de los infundios bíblicos es el del divorcio. Hasta hoy los matrimonios católicos utilizan la fórmula: “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre” y agregan el juramento “hasta que la muerte los separe”. Esta fórmula alienante y enajenante es obsoleta y delincuencial porque fractura la libertad y la ley que autoriza el divorcio por “minuto discenso” o por causales”. El juramento frene al altar, con el llamado “representante de Dios”, acompañándonos de “testigos” y un público de invitados que escucha el “si” que supuestamente enlaza cuerpos y almas, no puede la cantaleta, se transformarán luego en perjuros cuando necesiten buscar abogados para la separación y el divorcio. La ley deutoronómica del siglo VII a.c. establecía que si un marido creía o descubría que su mujer no tenía una conducta digna de una esposa o descubría en ella lo que se llamaba una “inmundicia”, tenía todo el derecho de repudiarla y botarla de la casa. Se establecía “si tu mujer no va de tu 205 mano, sepárala de tí”. Pero estas disposiciones sólo le ofrecían al varón este privilegio, porque además se consideraba que el marido compraba a su mujer, aunque al despedirla perdía el “nohar” que había pagado por ella. Las mujeres no podían abandonar al marido, aunque se describen algunos raros ejemplos de cómo algunas, sobre todo concubinas, víctimas de maltratos, podían volver al hogar de sus padres, como el caso de la concubina descrita en el libro de los jueces. Pero es en el nuevo Testamento que aparece el susodicho juramento. He aquí, como describe Marco Schwartz el acontecimiento: “El rechazo al divorcio constituye uno de los caballos de batalla del Nuevo Testamento. La doctrina la sentó Jesús, cuando unos fariseos le preguntaron si era lícito al marido repudiar a la mujer. “Qué han mandado Moisés?, les preguntó el Maestro. Ellos le contestaron: Moisés manda escribir el libelo de repudio y despedirla”. “Por la dureza de vuestro corazón os dio Moisés esa Ley”, les replicó Jesús, e invocó el relato de la creación, en que el hombre y la mujer se unen en una sola carne para rechazar de manera tajante el divorcio. “Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”, sentenció. Para Jesús, quien repudia a su mujer – salvo en caso de fornicación la expone al adulterio, y el hombre que se casa con la repudiada comete adulterio. Esta visión choca con la ley mosaica, que permitía a una mujer divorciada casarse de nuevo y emprender una nueva vida conyugal. El apóstol Pablo rechaza el divorcio incluso en casos de infidelidad. “Si algún hermano tiene mujer infiel y esta consiente en cohabitar con él, no la despida. Y sin una mujer tiene marido infiel y este consiente con ella, no la abandone, dice”. Hasta el siglo XXI llegan costumbres sexuales que practicaban desde los tiempos bíblicos. Aquí, en el Perú, aun existe una secta, dizque evangélica, creado por un individuo que encaja definitivamente en el grupo de personalidades anormales y que la psiquiatría desde los tiempos de Kurld Shneider los tiene clasificados y diagnosticados. Viven en colonias, se visten estrafalariamente, los varones se dejan crecer el cabello y se hacen trenzas, 206 las mujeres se hacen llamar varonas y usan faldas largas y velo en la cabeza. Ejercitan una sexualidad placentera y reproductiva comunal, todos para una y una para todos; son asociales en el sentido de vivir en granjas, en contacto predominante entre ellos, lectores fanáticos de su biblia ¡Aleluya!, hermanos, y Jesús está contigo; Jesús te ama. Con el éxito logrado a través de la Biblia y de la estupidez humana, estos energúmenos crearon un partido político, su símbolo era un pescado y a través del pescado, la Biblia, la cruz y el versículo, metieron a varios congresistas al Parlamento y el gran jefe pretendió ser presidente de la república. Uno de estos, sin trenzas ni Biblia en edición original, volvió al Perú después de algunos años de nomadismo y quiso imponer la moda de la poligamia. Apareció con seis mujeres que las lucía a diestra y siniestra y que con ingrediente hindú se hizo famoso en radio, televisión y periódicos. Pero , de dónde jueves surge esta libertina costumbre?. Claro que de la Biblia y en especial de sus referencias a Israel en donde se permitía y se proponía que el hombre pudiera tener cuantas esposas y concubinas quisiera. La norma era creced y multiplicaos y, por lo tanto, coitear, que el mundo se va a acabar. David Salomón y otros reyes israelitas fueron y son ejemplos que se siguen. Se afirma que el rey Salomón tuvo “setecientas mujeres de sangre real y trescientas concubinas” y así superó de lejos a su padre David a quien la Biblia le atribuyó dieciocho esposas y sesenta concubinas. Los ejemplos de la Biblia en torno a la sexualidad reproductiva y placentera son, simple y llanamente, criminales para nuestra actualidad. Pero aun hay gente con tal nivel de fijación y regresión involutiva que mantiene hábitos arcaicos que las leyes modernas han tratado en la actualidad. Pero, las tragedias y dramas bíblicos de la casa de David, aun rondan por muchos hogares llamados modernos. Uno de los numerosos hijos de David, por ejemplo, Amnón, hermano carnal de la joven. Absalón intentó derrocar a su padre por que se acostó con sus concubinas. David, pervirtió a Betsabe y en acto infiel, la hizo su preferida, tuvo un hijo con ella y sucumbió a sus encantos, pagando como tributo, el sacrificio de su hijo Adomas, quien perdió la legitimidad de la herencia a reinado, siendo 207 desplazado por su medio hermano Salomón. Y basta como ejemplos estos truculentos episodios bíblicos. En este pandemonio familiar, se cultivaron celos, envidias, fraticidios, derrocamientos y homicidios. El episodio en el que s describe la relación entre el patriarca Abraham, su esposa Sara , la esclava Agar y los nacimientos de Ismael, hijo de Agar con Abraham y la de Isacc, hijo tardío de Sara, es apenas una pequeña demostración de la promiscuidad sexual en la que se vivía en esos tiempos y que vistos desde las perspectivas actuales tienen que ser rechazadas y repudiadas como modelos justificatorios de vida sexual. Otro de los hechos que ha atravesado los siglos es la afirmación que según la Biblia, la sexualidad sólo serviría para la reproducción e implícitamente, para la conservación de la especie. Pero por más que los panegiristas se esmeran aun hasta hoy de gritar su elogio a procrear y a rechazar al placer, es elemental admitir que, por lo menos en los varones el goce orgásmico estuvo siempre presente. Y aunque excepcional, pero hay connotaciones evidentes que las mujeres también supieron disfrutar de esta alternativa. Cuando Dios anuncia al viejo Abraham que su esposa Sara, por fin tendrían un hijo, ésta, se dice, respondió cuestionadora: ”cuando estoy ya consumida, voy a remocear, siendo ya también viejo mi señor”. La palabra “remocear” ha sido interpretada por “tener placer” y , por lo tanto, disfrutar, gozar, orgasmear….Al margen de ese bello poema que es el cantar de los cantares y que describe sin discusión los placeres románticos y afectivos de la relación sexual, es indudable que, ambos ellos y ellas, sintieran ejercitar y desarrollar en la intimidad la alternativa sexual placentera que, después, tanto hipócrita, tarado, acomplejado e imbécil prohibiera patológica y criminalmente. Otras de las prohibiciones inhumanas y que han traspasado los siglos para indignidad de las generaciones ha sido la prohibición y condena bíblica de la homosexualidad. “Si uno se acuesta con otro como se hace con mujer, 208 ambos hacen cosa abominable y serán castigados con la muerte; caiga sobre ellos su sangre”, así lo establece el levítico. Pero es en el Nuevo Testamento y en especial con San Pablo que la homosexualidad femenina también es satanizada, así como las maneras, los gestos, las formas de conductas y comportamientos afeminados de los varones. En su Epístola a los Corintios afirma: “No os engañéis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros, ni los ebrios, ni los maldicientes, ni los rapaces, poseerán el reino de Dios”. Sin duda la condena a Sodoma y Gomorra, también lo fue por las prácticas homosexuales. Los ángeles, enviados por Dios, con forma humana, para averiguar lo que allí ocurría casi son poseídos (o violados) por los vecinos de Lot, sobrino de Abraham, en cuya casa se alojaban. La historia ha hecho de Sodoma y Gomorra, las ciudades paradigmáticas de la depravación y perversión sexuales y en consecuencia de la criminalidad y de la prohibición y condena. 2. MEDEA: Maternidad Criminal El nombre de Medea es sinónimo de amores pasionales, trágicos y criminales. Su creador clásico, el poeta griego Eurípides (480-406 a. de C) ha dejado la descripción más notable de los afectos sagrados y humanos de una mujer que recorre el camino de la entrega y la posesión y que, en nuestra época sería merecedora del diagnóstico de psicópata sexual. Sacerdotisa de Hécate, diosa de la noche y de los maleficios, recibió el poder de hacer invulnerables a los jóvenes o restituir la juventud a los ancianos. Era hija de Eetes, re de Cólquide, país en el que se encontraba el vellocino de oro, regalo de los dioses y que aportaba prosperidad a quien lo poseyera. El héroe mitológico Jason decidió ayudarlo a superar las pruebas impuestas. Al lograrlo Jason huyó en su barco Argos y Medea escapó con él, traicionando a su padre. Después de varias aventuras en las que Medea asesinó a su `propio hermano por tener la seguridad de poder evadir las represalias del padre, la pareja llegó a Corinto en donde permanecieron diez 209 años y tuvieron varios hijos. Pero con el transcurrir del tiempo, Jason se enamoró de otra mujer, la princesa Creusa. Cuando Medea increpó esta deslealtad a Jason, éste le explicó que era la única forma de heredar un reino. Esta traición amorosa es descrita pos Eurípides. Medea decide enviar un vestido a la novia y rival. Al ponérselo Creusa, el vestido comenzó a arder y con él el cuerpo de la princesa que consumió hasta convertirse en cenizas. El incendio se extendió a todo el palacios incineró a la familia real. Luego Medea desesperada: “Desgraciada de mí, qué infeliz , qué dolor! Ay de mí; ¿Cómo puedo morir?” decide dar muerte a sus hijos: “Sufro, sufro tormentos sin fin!” ¡Malditos, muráis, pues nacisteis de mí, una madre funesta, y Perezca también vuestro padre y la casa con él” Y agrega; Decidido tengo, el matar al punto a mis hijos y luego marcharme de esta tierra sin demoras ……Es forzoso que sin remedio mueran y puesto que es preciso yo seré quien les mate la que vida les dio. ¡Ea, corazón, ármate ¿Por qué vacilo ahora antes este hecho terrible, más bien necesario? ¡Vamos, mano infeliz mía, toma la espalda, tómala…..No te ablandes ni pienses que les amabas mucho, que les pariste; al menos en este breve día de ellos olvídate; luego podrás llorar, que aunque les sacrifiques, les querrías en fin, soy una desdichada”. 210 Y se concreta el filicidio, la maternidad criminal. 3. EDIPO REY Sin duda el teatro ha sido siempre el espejo de la vida. Los grandes autores de obras teatrales han penetrado con profundidad y extensión en las entrañas del alma humana y las han proyectado con frecuencia ampliando en el escenario, los laberintos de los que está construido el ser humano. En el teatro español Tirso, Lope y Calderón; en el francés Corneille, Racine, Moliére; en el griego Esquilo, Eurípides, Sófocles. Este último, nacido a finales del siglo quinto antes de Cristo, murió hacia el año 406.- Se lo ha considerado como el poeta de Atenas por autonomasia y entre sus obras clásicas esta el Edipo Rey. Edipo Rey de Tebas, asciende al trono cuando resuelve el enigma que la propone la Esfinge. Como nuevo monarca contrae matrimonio con Yocasta; viuda de Layo; quien fuera asesinado por un caminante en una encrucijada de caminos entre Tebas, Delfos y Daulia. Casado con Yocasta tiene cuatro hijos. Pero una peste azola Tebas y el Corifeo que dirige a los ancianos tebanos, induce a Edipo a pensar que esa desgraciada situación se debe a que los dioses castigan a Tebas por crímenes cometidos, en especial por el asesinato de su rey, y que mientras no se encuentre al asesino, la peste y las muertes y miserias continuarían. Es en el intento de resolver este nuevo enigma que Edipo se llega a enterar que el oráculo de Delfos había predicho que el rey Layo sería asesinado por su propio hijo y que éste cometería incesto con su propia madre con la que tendría varios hijos. Finalmente ocurre el trágico descubrimiento: Edipo cuyo nombre significaba en griego “el de los pies hinchados” había sido abandonado en el monte Citerón, con los pies atados y que un pastor esclavo de Layo, apiadado del niño lo entregó a otro pastor de Corinto, quien a su vez lo entregó al rey de esa ciudad quien al no tener hijos lo crió como propio y lo hizo heredero dl reinado. Y es así 211 como Edipo se entera que fue él quien asesinó a su propio padre y luego, al llegar a Tebas y resolver el enigma propuesto por la esfinge, se casa con Yocasta, viuda, sin saber que era su propia madre. La tragedia ha de Sófocles describe varios crímenes: filicidio cometido por los reyes Layo y Yocasta, parricidio de Layo por Edipo; incesto de Edipo con Yocasta y suicidio y matricidio de Yocasta y Edipo. La tragedia ha sido analizada, estudiada, interpretada, a través de los siglos desde diferentes perspectivas y en especial por Freud y los psicoanalistas que hasta hoy lo tienen como mascarón de proa de sus teorías y lucubraciones en base sobre todo al comportamiento sexual. El llamado complejo de Edipo, pasó de las páginas de Sófocles a textos y tratados y llegó al lenguaje coloquial, cotidiano y generalizan congelándose en lo supuesto en el sentido sobre sentido y en lo aparente. Edipo se transformó en el héroe y villano, en víctima y victimario, en inocente y en culpable. Y las figuras de sus padres biológicos y adoptantes pasaron a ser marginales, salvo la figura de Yocasta, cómplice en el filicidio, en el crimen por obediencia al oráculo de Apolo en Delfos, y madre incestuosa que angustiada en la sospecha, intenta soslayar y escamotear la verdad que aparecía y crecía para romper la tranquilidad del palacio y resolver la ronda de la muerte en la ciudad. Veamos alguna de las expresiones de Yocasta, que en la interpretación de algunos comentaristas y críticos era una mujer que despreciaba los oráculos y que, “en vez de una vida ordenada según la medida impuesta por Delfos propugnaba vivir al azar y según otros era una mujer frívola y despreocupada. Le dice a Edipo. 212 “……piensa que este arte de adivinar no es cosa de hombres: en pocas palabras te daré pruebas evidentes: en otro tiempo le llegó a Layo un oráculo, no diré del labios del propio Apolo, sino de sus ministros: que su destino seria morir en manos de un hijo suyo, de un hijo que naciera de mi y de él; en cambio a él le dieron muerte, según se ha dicho, unos salteadores extranjeros, en una encrucijada de tres caminos en cuanto a su hijo, no había pasado tres días de su nacimiento que ya él le había uncido los pies por los tobillos y, por manos de otros, a un monte desierto le había arrojado; tampoco entonces cumplió Apolo que el hijo sería el asesino de su padre….y, con todo, así lo habían prescrito las voces del oráculo; de modo que no debes hacer caso de esto….” Más adelante, le dice:”¿Qué puede temer un hombre, dime, si es el azar quien lo gobierna y no hay forma de prever nada de modo cierto? Lo mejor es vivir al azar, como se pueda. En cuanto al lecho de tu madre, no has de temer: hay muchos hombres que se han acostado con tu madre….en sueños, pero son los que no hacen caso de estas cosas quienes viven mejor”. Y frente al insistente y perseverante deseo de Edipo de descubrir la verdad, Yocasta le lanza esta atroz imprecación: ¡Ay, malaventurado! ¡Ojalá nunca supieras quién eres!”. Ya antes, y reiteradamente, le había aconsejado a olvidarse de los oráculos y de los rumores llegados hasta palacio;”….no hagas caso de todo esto, “le había pedido”, lo que se ha dicho, créeme, no tomes el vano trabajo de recordarlo”. Así pues, considero que Yocasta, cómplice y victimaria, intuía lo que ocurría, se esforzaba en esconder las evidencias, promovía, el olvido y la justificación, y creo, que termina suicidándose cuando esa verdad que surgía y crecía, es conocida y propalada como lo escribe el Corifeo, y cuando Edipo ya plenamente conocedor de la tragedia, se automutila, encegueciéndose y solicitando ser arrojado del palacio y de la ciudad y volviendo al monte Citerón en el cual debió morir al nacer. 213 Pero en la tragedia de Sófocles se presentan otros importantes hechos, más allá del asesinato del padre, acontecimiento obligada incidental, casual, producto del azar y, según el autor, consecuencia obligada del oráculo y del que Freud y sus seguidores han construido un descomunal monumento teórico y bibliográfico que se ha extendido en el planeta y ha invadido calles, plazas, instituciones y cuanto hogar existe para hablar, conversar, discutir y defender o promocionar la relación hijo-madre-padre, y que ha congelado en el siglo pasado proyectándolo al presente las relaciones familiares y la educación de los hijos. Cuánta tinta corre en los medios de comunicación escritos y cuanta palabrería se derrama en los audiovisuales, intentando explicar un parricidio como “complejo de Edipo” o un matricidio como “complejo de Electra”, simplona forma metapsicológica de interpretar delitos tan complejos y con frecuencia misteriosos. Igual sería afirmar que tales crímenes son pruebas divinas, o voluntad de los dioses o de los astros y “sanseacabó”. Pero Edipo en la tragedia griega no sólo mata a su padre, también, según lo ha establecido Apolo, se casa con su madre, con su propia y biológica madre con al que tiene hijos. Según la mayoría de leyes vigentes en los llamados países civilizados, este es un delito penado, es un grave crimen imperdonable. Aunque sea rápida y superficialmente veamos algo de este crimen sexual: el incesto. Nuestro diccionario lo define como: “relación carnal entre parientes dentro de los grados en que está prohibido el matrimonio”, en otras palabras son los conceptos de matrimonio, de parientes y de prohibición lo que determina el tabú del incesto. Pariente es un término que implica un amplio espectro. Es un familiar por consanguinidad o afinidad y “dícese de cada uno de los ascendientes, descendientes y colaterales de su misma familia”. Es también y según el diccionario “el marido respecto a la mujer, el allegado, semejante o parecido”. Si todo esto es pariente el incesto es aplicable a toda una comunidad. La palabra matrimonio es limitante a los ritos legales o religiosos y de lo que se 214 trata en el incesto es de una relación sexual coital, sea placentera o reproductiva. Y aquello de “prohibición” está referido a normas, reglas, leyes y el concepto de incesto tiene una muy grande implicancia socio cultural. Solo para mencionar otra definición referiré la de C. Meillassoux (Mujeres, graneros y capitales, Siglo XXI, 1982) citado por Héctor Vásquez (ver bibliografía) que dice: “Si se entiende por incesto la cópula entre descendientes de los mismos progenitores y entre progenitores y descendientes, incluso sin extender ésta noción a los parientes, clasificatorios, se comprueba que se trata de una práctica conocida y a veces institucionalizadas en cierto número de sociedades. Se ejerció legítimamente entre los hermanos y hermanas en Hawái, en el seno de las dinastías faraónicas, entre padre e hija Gande, entre madre e hijo mbuti”, e incluso entre gente común en el Edipo romano”. Faltó señalar que se practicó entre los incas hermanos. Numerosos antropólogos se han ocupado de estudiar, investigar y analizar el incesto entre diferentes etnias de lugares de África, Oceanía y Amazonía. Las conclusiones no son convergentes, más bien dispares y algunas contrapuestas. Muchos han llevado al terreno antropológico y etnológico las teorías de S. Freud y esa declaración tajante y casi fundamentalista del creador del psicoanálisis de un complejo de Edipo universal y, por lo tanto, de una base incestuosa, en la relación hijo-madre. En la tragedia de Sófocles hay una descripción novelesca o teatral de dos incidentes que el autor condiciona al oráculo y, si se quiere, al destino. El “parricidio” cometido por Edipo con su padre ignorado, Layo, y el “incesto” de él mismo con su madre Yocasta. Está de por medio el ultrafamoso “inconsciente”, instancia metapsicológica y la que Freud en sus últimos años quiso introducir en el encéfalo. Pero todo esto es literatura, ficción, creatividad fantasiosa. El “complejo de Edipo” no puede ser universal y antropólogos como Bronislao Malinowski y Margared Mead lo discuten y corrigen a Freud. Lo afirmaba H. Vásquez: “….el concepto de Edipo no es universal….y que antes que a una constitución instintiva, y por lo tanto universal, de lo inconsciente, se debe a un inconsciente condicionado por la 215 cultura”. Voy a transcribir algunas referencias de este autor que señala en su libro “Del incesto en psicoanálisis y en Antropología”. “En Australia central las normas sociales de los aborígenes permiten, antes de un combate, la masturbación y el cotito incestuoso”. “Los Tikopia juzgan incestuosas las relaciones entre medios hermanos cuando estos lo son por parte del padre; pero el casamiento entre medios hermanos por parte de madre está permitido….” “En numerosas sociedades la cohabitación de padre e hija no se considera incestuosa”….Y frente a estas sus propias afirmaciones se pregunta: “¿Existe un tabú universal del incesto?” El mismo autor cita a Radcliffe-Brown (Estructura y función en la sociedad primitiva-Península 1974) que afirma que “El incesto está vinculado a la terminología de clasificación del parentesco, y sus relaciones (opciones funcionales) con la exogamia”. Las relaciones entre parientes se establecen fundamentalmente en consideración de los lazos sociales que “unen a hermanos y hermanas de la misma familia elemental.” Y agrega: “A partir de este principio se estructuran las otras posibilidades, sobre todo el matrimonio con varias hermanas (poligamia de hermanas), el matrimonio con el esposo de la hermana fallecida (sororatos), el de una mujer con varios hermanos (poliandria adélfica) y el de un hombre y la viuda de su hermano (levirato).” Dadas estas condiciones se tiene entonces la justa duda de que el incesto sea un denominador común en las sociedades del mundo y que el señor Freud hizo una deducción generalizadora errónea válida para las sociedades, primero europeas y segundo occidentales, y que, tanto el llamado complejo de Edipo extraído del teatro trágico griego, como el incesto (Edipo-Yocasta) son conductas, comportamientos y mentalidades aprendida culturalmente. 216 Sin embargo hay que recurrir a la Etología. Los antropólogos y los psicólogos, más aun los psiquiatras, que extraen sus conclusiones de la psicopatología, no han tenido suficientemente en cuenta los referentes obtenidos de la investigación prehumana. Por ejemplo, los primates que viven en manadas, en hordas respetan jerarquías y establecen el respeto a un líder que monopoliza a las hembras. En términos generales los otros machos no tienen acceso a la cópula y estos y otros numerosos ejemplos demuestran cierta base biológica al incesto. Las relaciones de apareamiento entre machos padres e hijas o entre hijos y madres son otra base biológica que alcanza al llamado incesto humano. En otro terreno pero próximo estaría la esterilidad de los hijos cuando el resultado de cópulas entre especies próximas como el de un caballo con un asno hembra (una burra). Las mulas y los mulos son, como “sancionados” por la naturaleza, no permitiendo la continuidad de la especie. Yo, personalmente, creo que existe un potencial biológico, de carácter etológico que ha determinado una “memoria arcaica”, para evitar el incesto entre padres e hijos. La relación coital entre hermanos creo que tiene un condicionante predominante social. Como afirma H. Vásquez (op. cit.) “hemos levantado nuestras sociedades sobre la premisa de que se procree fuera de la familia y no resultaría fácil invertir los términos….Naturalmente, hay muchos ejemplos de sociedades en las que o se permite el incesto o incluso se impone a ciertos sectores de la población (quizás esto desmienta la idea de que la gente “ve” los nocivos efectos y, por tanto, prohíbe el incesto)”. Esta última afirmación del autor está relacionada con el nacimiento de hijos con discapacidades o limitaciones corporales o mentales, en especial cuando, se trata de familias con enfermedades heredodegenerativas que se transmiten por genes dominantes o recesivos ignorados, muchas veces por los padres. 217 Así pues, el aspecto criminal que sancionan las leyes en la práctica sexual placentera o reproductiva, está relacionada en especial con el coito padres – hijos, abuelos – nietos, y menos entre hermanos. Entre nosotros la sanción legal o moral se hace extensiva a la relación hijastros y hermanastros y padres, aunque las rigideces sociales o consuetudinarias se van aflojando, escondiendo o aclarando, en especial cuando la complacencia es mutua o la relación coital sólo es placentera. Estas imposiciones o permisiones han sido en otras épocas motivo de obras literarias de la magnitud del Edipo Rey de Sófocles. En la Divina Comedia del Dante se encuentra en el Infierno a muchos personajes como Francisca y Paulo, por ejemplo, los amantes, cuñados que merecieron el horroroso castigo por haberse amado en la deslealtad y traición al esposo y al hermano, Bernardo y Eloísa ejemplifican el amor prohibido entre el maestro y la discípula, otro y, peor aun cuando esto ocurre entre maestra y alumno, en especial cuando los docentes son mayores a los discentes menores de edad. Aquí las leyes son tan draconianas que con frecuencia exageran sus penas cuando las edades cronológicas no son tan diferenciadas y, sobre todo cuando no se considera la madurez corporal ni el desarrollo sexual. Pero esto es ya un terreno que se aleja más del incesto clásico y que se mantiene más en el del tabú. 4. OTELO - CELOS Varios autores en la Literatura se han referido a los celos como motivo principal y dominante en la comisión de delitos sexuales. Entre todos, es mi modesta opinión, sobresale William Shakespeare, como el más notable. Ya, en su obra más famosa y más extensa (más de cuatro mil versos), Hamlet un héroe mítico al nivel histórico de Odiseo, Aquiles, Julio César, el Quijote, Don Juan, Fausto, Judas, y otros grandes personajes de la vida real y del producto de ese amor personal, al va padre asesinado y el odio al tío, rey Claudio usurpador, y con seguridad a la madre Gertrudis, reina. El teatro psicológico tiene en Shakespeare, un autor que lleva a sus personajes principales mucho más allá de lo argumental, y, como dice Juan Guerrero 218 Zamora, prologuista de Hamlet, versión de Leandro Fernández de Moratín, a la edición de Salvat editores de 1969, en lo entrañamiento de lo humano que capacitó a Shakespeare para desplegar la matizada parábola de las pasiones, convirtiéndole en su genial intruso. Desde nuestra sensibilidad de hoy vemos su obra como la de mayor especialización psicológica de todo el teatro clásico en cualquier país”. Pero si Hamlet es la parábola de la venganza, de un amor reivindicativo al padre, de un repudio a la madre, infiel, desleal y traidora y de un desprecio al amor sentimental por Ofelia, la supuesta enamorada, y a las que, madre y probable futura esposa, van dirigidas las palabras de la Escena V, del Acto primero: “………..!Oh, si ésta demasiado sólida masa de carne pudiera ablandarse y liquidarse disuelta en lluvia de lágrimas…..!Oh Dios!, ¡Oh Dios mío! ¡Cuán fatigado ya de todo juzgo molestos, insípidos y vanos los placeres del mundo….Nada, nada quiero de él; es un campo inculto y rudo, que solo abunda en frutos groseros y amargos. ¡Que esto haya llegado a suceder a los dos meses que él ha muerto! No, no tanto; aun no hay dos meses. Aquel excelente rey…..tan amante de mi madre, que ni a los aires celestes permitía llegar, atrevidos, a su rostro……!Oh cielo y tierra….. ¡ ¿Para qué conservo la memoria? Ella, que se le mostraba tan amorosa como si en la posesión hubieran crecido sus deseos. Y no obstante, en un mes….Ah!, no quisiera pensar en esto, Fragilidad, tú tienes nombre de mujer!”. Pero si, como decíamos, Hamlet, representa todos estos sentimientos de una raigambre psicológica afectiva, profunda, dolorosa, resentida y vengativa, así Otelo es la parábola de los celos patológicos, profunda celotipia, psicotizada por el envidioso y villano Yago que arrasa con la amistas del leal Cassio y que asesina al ser amado con esa pasión abrasadora que quema a la razón. Otelo, es pues la parábola del crimen pasional, inducido por la envidia y, seguramente también por el prejuicio racial. La racionalidad de Otelo se ve 219 quebrada por la envidia, el resentimiento y la maledicencia de Layo, un servidor segundón que en su mediocridad se ve postergado para ocupar lo que su enfermiza ambición cree merecer: el de ser lugarteniente de Otelo. Desde la escena primera, del Acto Primero, se muestra la patología de este personaje: “¿Queréis creerme?; por todos los santos! (le dice a Roderigo, un caballero engañado). Nunca pude imaginar una cosa así. Repudiadme si miento!” Roderigo le increpa: “Siempre le habéis odiado ¿No es verdad?” Y Yago, paranoide, venal, responde: “Verdad es, por mi honor. Tres de gran preponderancia de la ciudad, pidieron que me hiciera lugarteniente, inclinándose hasta él. Nada pero merezco. Mis méritos son grandes. ¡Dios lo sabe!. “Pero él celoso, celoso de sí mismo y de su orgullo, lo rechazó con un estúpida grandilocuencia” cargado de epítetos marciales, haciendo, en fin, vana la súplica de mis intercesores, pues les dice: “Nombrado tengo, sepan a mi lugarteniente.” ¿Queréis saber de quién trata? ¡Casio! Un experto en aritmética. ¡Michael Cassio! ¡Florentino! Uno que, por mujer ajena su alma al diablo vendería Que jamás pisó un campo de batalla. Que sabe de estrategias y de guerras lo que una cardadora. ¡Un teórico! Uno con la experiencia de cualquier cónsul pagado; O quizás menos. ¡Un inexperto charlatán! ¡Soldado experto! Pero fue elegido. Y yo, Que dí pruebas ante sus propios ojos, en Chipre, en Rodas y en el orbe entero pagano o de la cristiandad…..A mí se me posterga a sotavento, por un maestro contable ¡Un contable! ¡Ejemplar lugarteniente! Y yo: ¡Dios nos asista! Sargento de su señoría” Ahí está claramente expuesto, el veneno que intoxica el alma de Yago y que después lo vierte, con cinismo, con deslealtad, con traición, con maldad patológica en la mente de Otelo, profundamente enamorado de la hermosa y 220 joven Desdémona, víctima final de la credulidad, de la desconfianza y de la inseguridad personal de su esposo. En el Acto IV ser concreta la perfidia. El instrumento, un pañuelo que Otelo entregó a Desdémona como gran prueba de amor y que ahora, está en manos de Cassio, y que éste despreocupado inocentemente entregara a Bianca, cortesana y amante de éste. He aquí el diálogo infamante: Yago: “La honra no es esencia que se pueda ver y, a menudo, presumen de ella los que no la conocen” En cuanto al pañuelo…………………………………………………… Otelo: ¡Dios! Si al menos pudiera yo olvidarlo. Me dijiste y a mi memoria vuelve como el cuervo a la casa del apestado trayendo malos presagios que él tiene mi pañuelo. Yago: Si ¿Y ahora qué pensáis? Otelo: Ahora no pienso nada bueno. Yago: Y si os dijera que lo había visto traicionaros, que le escuché decir pues hay villanos en el mundo que en el cortejo insisten las damas o atienden sus deseos, y las convencen, y las satisfacen para luego hablar Otelo: ¿Decir? ¿Qué dijo? Yago: Dijo…..Estad seguro, sin embargo Que lo desmentiría con juramentos….. Otelo: ¿Qué dijo? Yago: No sé qué dijo. Dijo que había……….. Otelo: ¿Qué? Yago: Que había yacido……………………… Otelo: ¿Con ella? Yago: Con ella o sobre ella ¿Qué más da? Otelo: Yacer con ella ¿Sobre ella? Yacer sobre ella o cubrirla de vergüenza ¡Yacer con ella!, ¡Es repugnante! ¡El pañuelo!, ¡Que confiese!, ¡Que confiese y sea colgado!. ¡Por lo que ha hecho! ¡No, lo primero la horca; luego su confesión! Tiembla mi cuerpo al pensarlo…La naturaleza no vestiría una pasión tan burda sin propósito alguno Tiemblo y no son las palabras…..!labios! ¡tiemblo! ¡nariz!, No palabras ¡Oídos,….tiemblo! ¡No, no es posible; ¡ya ha confesado?.....El pañuelo?, ¿El pañuelo? Maldito seas!. (cae desmayado) 221 Yago: ¡Sigue actuando, veneno. Atrapa, de ese modo a crédulos y a necios que así se difama a castas damas y virtuosas e inocentes………….” Y así, entonces Yago ha conseguido saturar de celos homicidas al apasionado y paranoico Otelo. El V y último acto es el colofón de esta perfidia. Otelo: febril y enajenado llega al lecho de su esposa y le dice: Otelo: ¿Resasteis vuestras oraciones. desdémona? Desdémona: Si mi señor Otelo: Si recordáis algún pecado Que os aparte de la gracia de Dios rogad que os perdone, Desdémona: Mi señor, ¿qué queréis decir con esas palabras? Otelo: Haced como os digo y sed breve yo me alejaré entre tanto no quisiera matarte hasta que tu alma esté dispuesta ¡No lo permita el cielo!. No quiero matar tu alma. Desdémona: ¿Habláis de muerte? Otelo: Si, así es. Desdémona: Entonces que el cielo se apiade de mí! ……………………………… Si así decís, espero que no seais vos quien me mate …………………………….. Y, aún así, os temo, pues sois temible Cuando así me miran vuestros ojos No sé porqué habría de temeros Pues de nada soy culpable y, aun así, os temo. Otelo: Piensa en tus pecados Desdémona: Mi pecado es el amor que por vos siento Otelo: Si, y por él mueres Desdémona: Es muerte contra natura la que por amor mata. ¿Porqué os mordéis así el labio? Alguna pasión sanguinaria agita vuestro ser Son negros presagios, más espero…..espero Que no sean contra mí. Otelo: ¡Callaos! ¡No os movaís!” 222 Y sigue el entrenamiento cuestionador, las acusaciones, las imprecaciones, y finalmente….el estrangulamiento de Desdémona y su muerte. La fiel Emilia, esposa de Yago declara haber sido ella la que encontró el pañuelo y a pedido a insistencia de su marido se lo entregó a él para usarlo con los fines criminales que recién se descubren. Finalmente Otelo se suicida, se apañula, pero antes de hacer, declara: “¡Esperad unas palabras todavía! …………. Os ruego……en vuestras cartas, Al narrar estos hechos dolorosos, Hablad de mí tal como soy, No excuséis Ni agravéis mi culpa por rencor, Hablad de alguien que amó torpemente, pero amó demasiado; alguien que puso barrera a los celos, pero al instigarle, quedó presa en la locura; de alguien cuya mano como un bárbaro indio – arrojó lejos de sí una perla más valiosa que toda su tribu; de alguien sus ojos afligidos no dispuesto a enternecerse que vierte lágrimas abundantes, como los árboles de Arabia el bálsamo de curación. Sea esto lo que digáis; decir también que en el Aleppo hubo un turco altivo, su cabeza cubierta de arrogancia que causó ofensa a los de Venecia con insultos al Estado, y que tomando al perro circunciso por el cuello, lo hirió de muerte……así (se apuñala)”. He aquí púes una inobjetable demostración de crimen sexual por celos, envidia, resentimiento, traición. 5. SADISMO El diccionario de la Real Academia Española lo define así: “Perversión sexual de quien provoca su propia excitación cometiendo actos de crueldad en otra persona.- 2.- Crueldad refinada, con placer de quien la ejecuta (De D. A. Francois, marqués de Sade, 1740 - 1814)”. Si nos detenemos en la primera acepción deduciremos que la referencia a “perversión sexual” apunta a algo malo, corrupto, depravado, anómalo en las costumbres, en los hábitos, en las acciones sexuales. El pensamiento se desliza hacia lo patológico, en 223 especial mental, social y espiritual, por lo tanto delictivo, criminal. Así, entonces, el sadismo sería la alternativa sexual más característica de la relación sexualidad – criminalidad. Sin embargo….Hemos dicho en páginas anteriores que la palabra perversión es altamente significativa en su relación valorativa con la libertad. En una relación de pareja y, en especial, en la intimidad, sólo hay perversión cuando los actos realizados son impuestos, obligados; cuando no son el resultado de la libre decisión, aceptada, consentida, compartida y gozada por ambos ejecutantes. Y en la segunda acepción del diccionario aparece, al lado de la palabra “crueldad”, el término “refinada” y agrega “con placer de quien la ejecuta” No dice el diccionario “obligada, impuesta”, ni dice, de quienes la ejecutan. Por lo tanto y ciñéndonos solo a términos expuestos se connota, un sufrimiento de alguno de los que practican el acto sexual, aunque ese sufrimiento sea el resultado de una crueldad “refinada”. La mayoría de personas, incluyendo a los profesionales de la salud sexual, acepta en términos generales, que donde hay sadismo, hay riesgo de sufrimiento de un lado y de placer del otro. Muchos sexólogos proponen por eso el diagnóstico “sadomasoquismo” en la creencia que siempre que hay crueldad, hay también placer. Sin duda el término sadismo se ha introducido en la cotidianidad a partir de las obras literarias y también como consecuencia de la vida de la bibliografía de ese autor que fue el marqués de Sade que vivió en tiempos de la Revolución Francesa. Poco se sabe de la vida del marqués; sus datos biográficos en especial de su infancia y pubertad no son completos ni claros y de allí las dificultades en establecer una explicación posible de sus conductas, comportamiento y mentalidad sexual ejecutados en su vida adulta y trasmitida en la descripción literaria de sus personajes. Se afirma que nació en una familia aristocrática francesa y que su vida fue turbulenta. Oficial de caballería que participó en la guerra de los siete años, estuvo durante trece recluido en cárceles acusado de una vida licenciosa. Puesto en libertad en 1790 fue nuevamente encarcelado debido a 224 un “libelo violento” contra orgías de características monstruosas. Fue recluido en la prisión parisina de Chareton era cuando tenía 65 años y de la que no salió hasta su muerte a los 74 años. Chareton era una cárcel manicomio; se lo consideró perverso, cruel, demente, tirano, abusivo, delincuente, criminal. Sin embargo, la crueldad y ha ingresado a la claridad de “moralista”, iconoclasta, anarquista y revolucionario. Numerosos análisis, abundantes estudios, se han producido después que Iván Bloch las publicara con el seudónimo de Eugenio Duhren. Me eximo de presentar aquí un resumen de esos estudios, la bibliografía sobre la literatura de Sade es muy abundante y de fácil acceso. Lo que interesa aquí es señalar que la práctica sexual hecha con crueldad, buscando el sufrimiento y hasta la muerte del sujeto pasivo, es lo que se llama Sadismo, aunque el término ha extendido su uso hasta calificar a conductas y comportamientos abusivos y tiránicos, más allá del área puramente erótica, libidinosa, sexual placentera. El psiquiatra español Juan José López Ibeor que llegó a ser catedrático de Psicología Médica y Psiquiatría de la Universidad de Madrid y también Presidente de la Real Academia de la Lengua Española, presenta a Sade así: “En realidad no fue ni loco ni agresivo; solo cometió ciertos desmanes sexualmente anómalos con prostitutas, y algunos escándalos organizando escenas de flagelación y tortura. Para Sade, el máximo refinamiento del amor, se encuentra en el odio, de modo que es posible gozar los más vivos placeres con una mujer a la que se odia, pero no con la que se ama. Por tanto, el abrazo erótico solo tiene un sentido de furor y el orgasmo es la máxima crisis de dicho furor.” Pero Sade no fue el primero en señalar, en presentar, en demostrar estos comportamientos sexuales delictivos, criminales. Antes que él, en la misma Francia, existió un personaje que llegó a ser muy famoso: el mariscal Gilles de Laval, barón de Rais que nació el año 1404 en la región llamada La Vendée. Su historia no es, creo, suficientemente conocida entre nosotros, 225 por lo que considero útil ofrecer algunas referencias: “Era uno de los más ricos señores de Francia, bebedor, mujeriego, violento y valeroso. Se casó a los 16 con Catalina de Thouars, a quien abandonó enseguida……Hizo campaña contra los ingleses con Juana de Arco. Por su valor fue nombrado, a los 26 años, mariscal de Francia. Se comportó ejemplarmente. Recibió en sus brazos a la Santa Doncella, cuando ésta cayó herida frente a Orleans. Súbitamente se retiró a su castillo, donde organizó fiestas y torneos, e hizo construir iglesias y conventos. Su prodigalidad le forzó a vender bienes. Para salvarle de la ruina, el Carlo VII prohibió su adquisición. Un joven italiano, Francesco Prelati, que ya había adquirido ama de endemoniado y de poseer artes diabólicas, le socorrió en esta contingencia, asegurándole que para hacer oro bastaba con inmolar dos niños, y recoger la sangre. Desde entonces el mariscal se hizo pedófilo y luego pederasta. Enviaba a sus esbirros a la caza de muchachos y niños entre seis y doce años. En el castillo tenía relaciones sexuales con ellos y, después de un tiempo, los degollaba y utilizaba su sangre para prácticas mágicas. Después, hacía quemar los cadáveres. Se habló de millares de víctimas, pero en realidad fueron 149. El obispo de Nantes lo emplazó ante un tribunal eclesiástico, que lo excomulgó y lo condenó a ser ahorcado y luego reducido a cenizas. Hizo confesión pública de más culpas tan abominables que, al escucharle algunas mujeres se desmayaron y los jueces ordenaron que se cubriera el crucifijo de la sala de audiencias. Cuando su cuerpo fue entregado a las llamas, numerosas personas se apresuraron a arrancar del fuego su cuerpo y sepultarlo en una iglesia de Nantes.” (J.J. López Ibor, ver bibliog.) Pero mucho antes, otros personajes de su historia, han tenido conductas, comportamientos y mentalidades que hoy llamamos sádicas. Entre estos muchos están algunos emprendedores romanos, en especial Calígula, incestuoso con hermana Drusila, su abuelo Tiberio Cesar y su sucesor Claudio. Se afirma que Calígula declaro un día: “Si el pueblo de Roma tuviera una sola cabeza, con placer la cortaría” 226 Pero a pesar de la abundante criminalidad que describe en las páginas escritas de Sade, varios autores han rescatado importantes normas éticas que harían de su maldad una reivindicación de la naturaleza humana y del conocimiento de su esencia de su ser. Una de esas personalidades, analistas, panegirista y crítica ha sido Simone de Beauvoir. En su libro ¿Faitil Bruler Sade? Traducido al español con el título El marqués de Sade, lo presenta como “Imperioso, colérico, impulsivo, exagerado en todo, con un desorden en la imaginación, en lo que atañe a las costumbres como no hubo semejante,……” En el caso de Sade las diferencias son llevadas hasta el escándalo, y la magnitud de su tarea literaria nos revela con cuanto apasionamiento ansiaba ser aceptado por la comunidad humana. El conflicto que ningún individuo puede eludir sin mentirse, se presenta en él en su forma más patética. Aquí reside la paradoja y en cierto modo el triunfo de Sade; en el hecho de que, por haberse obstinado en sus singularidades, nos ayuda a definir el drama humano, en su generalidad…..en los linderos de su vida de adulto descubre brutalmente que entre su existencia social y sus placeres individuales la conciliación es imposible….Hasta me inclino voluntariamente a creer que era cobarde….Ha subordinado su existencia a su erotismo porque el erotismo apareció en él como el único cumplimiento posible de su existencia….Toda la ética de Sade, es la identidad fundamental del coito y la crueldad….La intención suprema que anima a toda actividad sexual es la de desearse criminal: trátese de crimen o de suciedad, siempre se trata de llevar el mal a cabo…..Ya que la hará del crimen mismo un placer propio…..No es el deseo del libertinaje el que nos excita, es la idea del mal….No hay afrodisiaco más poderoso que desafiar al Bien…..La sinceridad y la mal fe mézclanse en su alma inextricablemente…..Sade debe de haber experimentado todos los placeres del fraude….está poseído por el genio de la contradicción….Sus relatos poseen la irrealidad, la falsa precisión y la monotonía de los ensueños de los esquizofrénicos……,¿Es preciso considerarlo entonces como a un auténtico innovador dentro de los dominios 227 de la psicología? No es fácil decidirlo…..Gracias a esa porfiada sinceridad, a la falta del artista consumado o del filósofo coherente, posee el mérito necesario para ser reconocido como un gran moralista. El temperamento de Sade es esencialmente antirreligioso, Sade se ha explicado claramente en cuanto a esto: La idea de Dios es el único error que no puedo perdonar a los hombres, dice…..De lo que está completamente seguro en todo caso es que la gente que se satisface flagelando a una prostituta reside en que el crimen es bueno….” Y Simone Beauvoir termina su libro con esas frases: “En cada instante millares de seres sufren, vanamente, injustamente, y nosotros no nos conmovemos”. A ese precio nuestra existencia es posible. El mérito de Sade reside no solamente en haber gritado lo que cada uno se confiesa vergonzosamente, sino en no haber elegido esa actitud……..Sade ha, vivido hasta las heces el momento del egoísmo, de la injusticia, de la desdicha y clama por la verdad. Lo que constituye el valor supremo de su testimonio es que nos inquieta. Nos obliga a volver a plantearnos el problema esencial, que bajo otras apariencias obsesiona a nuestro tiempo: las verdaderas relaciones del hombre con el hombre”. He aquí para terminar con el sadismo en esta parte de mi libro, un pasaje de la obra Justine, del marqués de Sade: “La debilidad de nuestros organismos, la falta de reflexión, los malditos prejuicios en los que hemos sido educados, los vanos terrores de la religión o de las leyes es lo que detiene a los tontos en la carrera del crimen, lo que les impide ir a lo grande; pero todo individuo lleno de fuerza y de vigor, dotado de un alma enérgicamente organizada, que se prefiere, como debe ser, a los otros, sabrá pesar los intereses de los demás en la balanza de los suyos, burlarse de Dios y de los hombres, desafiar a la muerte y despreciar las leyes, convencido de que es a él solo a quien todo tiene que revertir, sentirá que las infinitas lesiones al prójimo de las que él no ha experimentado físicamente nada, no pueden compararse con el más ligero de sus placeres, 228 comprando por ese inaudito conjunto de fechorías. El placer lo halaga, está en él; el efecto del crimen no lo atañe, está fuera de él; por lo tanto yo pregunto: ¿cuál es el hombre razonable que no preferirá lo que le deleita a lo que le es extraño, y que no consentirá en cometer esa cosa extraña a él y que no le molesta, para proporcionarse agradablemente?” 229 lo que lo conmueve X. EPITOME 230 En las páginas que anteceden intenté establecer una relación entre sexualidad y criminalidad. Biológicamente, el ser humano ha heredado la agresividad evolutiva que le permite seguir evolucionando, confío, hasta el Homo Sapientísimus. La educación y la cultura han transformado esa agresividad etológica en violencia. La sexualidad no es ajena a esta transformación. En el encéfalo de los seres humanos la agresividad y la sexualidad comparten los mismos territorios que procesan ambas conductas, comportamientos y mentalidades. El gran lóbulo límbico de Broca procesa funciones vegetativas, sexuales orgásmicas y agresividad y violencia. Las relaciones de esta gran masa archi y paleoencéfalica con el neocortex pre frontal son determinantes para establecer la frontera entre lo normal, lo patológico y lo criminal. Los potenciales agresivos son la base de la que la educación, en especial antes de la pubertad, sabrá servirse para hacer de la sexualidad lo mejor o lo peor en la convivencia humana. El placer sexual podrá tener capacidades positivas, formadoras, afectivas, valiosas en el desarrollo humano o ser nefasto para la convivencia en paz y felicidad. La criminalidad es el resultado negativo, nefasto y destructor de una sexualidad que debió servir para el cultivo del amor, de la paz y de la felicidad. 231 XI. BIBLIOGRAFIA 232 BIBLIOGRAFIA 1. ALIGHIERI, Dante. - La Divina Comedia, Montaner y Simon. Edit. Barcelona, España, 1884. 2. BLOOM, Harold. - Shakespeare, la invención de lo humano. Edit. Norms, Bogotá, Colombia, 2001. 3. CACERES, V. A.- Neuropsicología de la Sexualidad, Edit. Okura, Lima, Perú, 1990. 4. 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