Historia El Tribunal Constitucional es un órgano del Estado, independiente y autónomo, cuya función, entre otras, es velar por la constitucionalidad de las leyes y decretos. El Tribunal Constitucional asegura que cualquier normativa que se dicte se enmarque en los límites constitucionales. En 1970 se crea bajo el alero de la Constitución de 1925, en 1973 fue disuelto por decreto emanado de la Junta Militar de Gobierno, en 1980 fue repuesto bajo la actual constitución y en 2005 bajo una reforma constitucional, se le asignan mayores funciones, se cambia la forma del nombramiento de los ministros con el objeto que este tribunal se profesionalizara y tuviera mayor objetividad. Como se relaciona en Tribunal constitucional con el ciudadano común En general la mayoría de las personas desconocemos la función como institución del tribunal constitucional y para otros es un organismo poco democrático. La labor del Tribunal Constitucional es analizar si una norma se ajusta o no a la Constitución Política de la República. El rol de toda jurisdicción constitucional es ver si esa norma aprobada se sujeta a o no a la Constitución, si cumple con los elementos esenciales del resguardo de los derechos y garantías fundamentales “El rol del Tribunal Constitucional es esencial para preservar los derechos de las personas. El debilitamiento de esa institución no puede sino ser una mala noticia para aquellos que buscan proteger el Estado de Derecho y el gobierno democrático” (Libertad y Desarrollo, 2017) Poner en duda la autoridad del Tribunal aduciendo que su origen no emana de la soberanía popular porque sus integrantes no son electos, es una tesis que no tiene asidero ni jurídico ni político. Los miembros del Tribunal son designados por el Presidente de la República, por el Senado algunos a propia iniciativa y otros a proposición de la Cámara de Diputados- y por la Corte Suprema, de modo que su representatividad y legitimidad no puede ser objetada. Es así como el Tribunal Constitucional está integrado por 10 miembros y tal como lo establece el artículo 92 de la Constitución Política. “En materia de integración de los jueces constitucionales, los ministros son designados: tres por el Presidente de la República, cuatro por el Congreso, dos por cada Cámara; y tres por la Corte Suprema. Lo que no se sabe comúnmente es que originalmente, en el proyecto primitivo del 2005 la composición del TC era de nueve ministros, tres por el el Presidente, 3 por el Senado y 3 por la Corte Suprema, teniendo así un número impar que es como se componen todos los tribunales desde los tiempos grecorromanos. Fue la Cámara de Diputados la que exigió agregar un nuevo ministro para tener participación en las designaciones lo que finalmente determinó que existan diez ministros y sea el Presidente quien tenga el voto dirimente para determinar si un precepto es constitucional o no” Otro asunto de suma importancia es que una vez designado un ministro debe independizarse completamente de quien lo designa. Tan importante es esa independencia que el juez constitucional no puede ser reelegido, para evitar que busque una nueva designación. (G, 2019) “En todas las democracias existe un Tribunal Constitucional que cumple el rol de contrastar la Constitución y las leyes. Es impensable que en una democracia moderna no haya TC. Como dice García de Enterría, uno de los más grandes juristas españoles, “una constitución sin Tribunal Constitucional está herida en el alma”, esa concepción de que no exista TC y que sea solo el Congreso el que decida lo que es bueno o malo es una concepción del siglo XIX. En los países en que no hay TC, el control lo ejerce la Corte Suprema.” (G, 2019) La falta de técnica legislativa en las Cámaras, tanto en la de Diputados, como en el Senado, previamente se emita informe especialmente en el caso de leyes que son particularmente complejas por parte de la comisión de Constitución, como se hacía en los noventas. Incluso la Corte Suprema hace presente observaciones para algunos tipos de leyes y no siempre son tomadas en consideración. Existe una imperiosa necesidad de que el texto legal sea, durante la tramitación, revisado con mayor rigor de acuerdo a la jurisprudencia; y, en segundo lugar, la circunstancia que en todas las democracias modernas los TC están llamados a resolver si una determinada ley durante su tramitación es contraria a la CPR. Fue el presidente Eduardo Frei Montalva quien decidió la incorporación de este organismo para revisar las leyes durante su tramitación a requerimiento de los parlamentarios. El propio presidente Allende fue favorecido por las decisiones del TC y era partidario de aumentar sus facultades lo que obviamente no prosperó debido al Golpe de Estado. Al interior del Congreso existe un escaso trabajo de control interno constitucional por parte de los colegisladores. La Cámara y el Senado deben fortalecer un trabajo interno, porque si uno revisa la jurisprudencia del TC se puede observar que la gran mayoría de las decisiones se refieren o a diferencias arbitrarias injustificadas o a faltas al debido proceso. Por ejemplo, en el proyecto de Aula Segura los reparos de constitucionalidad decían relación con la falta de resguardo del debido proceso y eso se enmendó durante la tramitación y se estableció un mecanismo de adecuadas defensas de manera que la persona que eventualmente pudiera ser expulsada de un establecimiento tuviera un debido proceso. Posteriormente el Tribunal validó la normativa, lo que es prueba de la necesidad de un mayor apoyo en el estudio de los proyectos de ley. Es fundamental que se entienda que el que los proyectos sean aprobados por mayoría les da legitimidad, pero no constitucionalidad. Hay un desconocimiento general de lo que es el TC, de las carreras de sus jueces constitucionales, de la labor que ejercen y de cómo han votado en diferentes casos. Es claramente un problema de cultura cívica que atribuyo a la falta de la asignatura de educación cívica en la enseñanza media. Quizás, dentro de estas reformas que pretende plantear el Congreso pueda analizarse las exigencias para ser ministro del TC, pues nuestra tradición exige quince años de haberse destacado en el ejercicio de la profesión, lo que es un concepto bastante amplio, pero quienes integran el TC son personas muy destacadas y el prestigio de la jurisdicción constitucional chilena en el extranjero es altísimo pues se entiende que Chile es un país estable que da cuenta de que sus autoridades son reconocidas. El episodio de la agresión al Presidente del TC es inédito en Chile, jamás había ocurrido algo como eso ni en los tiempos más complejos de nuestra historia y fue preocupante porque es signo de un problema difícil de dimensionar y que es de carácter sociológico: cómo una persona puede cuestionar una institución al punto de la agresión a una autoridad del país. En Chile los jueces caminan por las calles y eso no pasa en Argentina o en México, por ejemplo, donde los jueces viven bajo una constante amenaza contra su integridad y la de su familia. En Chile tenemos una tradición de respeto a las instituciones y a las autoridades que debemos preservar porque es un ejemplo para la comunidad internacional. (G, 2019)