Funciones y usos del agua

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Funciones y usos
del agua
Rodrigo Argüelles Señas
agosto de 2007
Índice
Introducción
5
1. El agua en la Naturaleza
6
1.1. El ciclo hidrológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7
1.2. Las corrientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9
2. Usos y aplicaciones para la actividad humana
12
2.1. Usos generales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
12
2.2. Medida de la calidad del agua para cada uso. . . . . . . . . . . . . . . .
15
2.2.1. Estado ecológico del medio acuático. . . . . . . . . . . . . . . .
15
2.2.2. Indicadores de la calidad para usos humanos. . . . . . . . . . . .
17
2.3. Procesos de tratamiento de agua potable. . . . . . . . . . . . . . . . . .
20
2.4. Procesos de saneamiento de aguas residuales. . . . . . . . . . . . . . . .
22
3. Situación actual de la gestión del agua.
26
3.1. Situación mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
26
3.2. Situación en Europa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
30
3.3. Situación en España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
34
Conclusión
39
Referencias
40
3
Introducción
El agua es una de las sustancias sobre las que se fundamenta la vida en la Tierra,
da forma a nuestro planeta y tiene un papel primordial en la regulación del clima.
El ser humano comparte con las demás especies esas necesidades básicas de agua,
pero conforme se ha desarrollado la civilización, se han encontrado otros múltiples usos
y aplicaciones para las más variadas actividades. Así se ha aumentado la dependencia
entre el ser humano y la hidrosfera, hasta el punto de que hoy tenemos que dedicar
tanto o más esfuerzo a conservar los recursos hídricos que a abastecernos de ellos.
Esta dependencia varía cualitativa y cuantitativamente de unas sociedades a otras,
según la disponibilidad de agua y las necesidades de la población. Los desequilibrios
entre una y otras, así como la eficiencia en la gestión, son factores muy importantes en
el desarrollo de los Estados y la calidad de vida de sus habitantes.
En la primera sección trataremos del agua como hábitat ecológico y algunos procesos naturales que relacionan el agua con el clima y la vida terrestre. A continuación
veremos cómo y para qué el ser humano utiliza los recursos hídricos, y qué condiciones
del agua se exigen para cada uso –especialmente el agua potable– o para evaluar su
estado ecológico, y cómo se consiguen. Por último analizaremos la problemática de la
gestión del agua en el mundo actual, centrándonos en Europa y España.
5
1 El agua en la Naturaleza
1.
El agua en la Naturaleza
El agua es una sustancia muy abundante en la Tierra. Sus propiedades físicas han
dotado a nuestro planeta de muchos de los caracteres que lo hacen peculiar: Es uno de
los ingredientes fundamentales de la vida, albergando en los medios acuáticos (tanto
continentales como oceánicos) la mayor parte de la biomasa y de la biodiversidad. Es
el agente más activo en la formación del relieve del planeta, seguido de los procesos
tectónicos y el aire. Y es un factor importante en la regulación del clima.
Los seres vivos estamos formados por tejidos (ya sean de células o de polímeros)
hidratados o empapados en agua. Incluso los órganos de apariencia más seca como los
huesos o la madera de los árboles tienen más de una quinta parte de agua. En el caso
del ser humano, el promedio es de un 68 %. Otros ejemplos son el 60 % de agua en cada
elefante, 900 gramos de agua por cada kilo de setas, o 19 litros de agua por cada litro
de tejido seco de una medusa.[1]
Las especies que viven en el mar no sólo se mueven en un medio líquido, sino además
salado, ya que el agua marina es muy impura: en ella se puede encontrar casi cualquier
6
1.1 El ciclo hidrológico
sustancia de las existentes en la Tierra, que el agua haya disuelto.
Los seres terrestres tienen otros problemas: el agua disponible suele ser dulce, pero
es escasa ya que se limita a los ríos o lagos por los que fluye. Desde antiguo el ser
humano observa que el agua corriente fluye inagotablemente, ya que si bien los cauces
pueden secarse, al cabo del tiempo vuelven a manar. Este fenómeno se conoce como
ciclo del agua o ciclo hidrológico.
1.1.
El ciclo hidrológico
Hacia el siglo XVIII se aceptó que el agua de los manantiales, que acaba vertiendo
en el mar, se alimentaba de las precipitaciones, y que éstas a su vez son condensación de la humedad atmosférica evaporada del mar. Este sencillo esquema encierra una
compleja variedad de procesos que pueden alargarse en el tiempo.
Figura 1.1: Esquema del ciclo hidrológico.
7
1 El agua en la Naturaleza
De toda el agua marina evaporada, un 90 % vuelve a precipitar sobre los océanos
y el resto puede permanecer unos 10 días disuelto en la atmósfera. Las corrientes de
aire, que siguen movimientos parecidos a las aguas, conducen la humedad sobre los
continentes, originando las precipitaciones útiles para la vida terrestre (lluvia, granizo
o nieve). Este volumen derramado sobre tierra corre por diferentes rutas:
Puede volver a evaporarse o a ser transpirada por los seres vivos, volviendo a la
atmósfera.
Puede infiltrarse en el terreno, aumentando las llamadas aguas subterráneas.
Estas reservas tienen un periodo de renovación de milenios[2], ya que fluyen muy
lentamente a través de los terrenos permeables.
También puede permanecer largo tiempo en lagos, embalses artificiales, glaciares,
neveros y demás reservas superficiales.
Finalmente, el agua que discurre por los ríos o torrentes se llama escorrentía
superficial. Se vierte al mar al cabo de una media de 16 días, y su volumen se
aproxima a un tercio de las precipitaciones continentales.
Los recursos hídricos superficiales son el acceso al agua dulce más sencillo para
los seres vivos, ya que por lo general éstos necesitan tanto el agua como la luz y el aire.
Por eso la vida terrestre tiende a desarrollarse más en las orillas de los ríos o lagos de
agua dulce.
Las aguas subterráneas suman la mayor parte del agua continental, pero sólo
son accesibles a una minoría de especies, como microorganismos o plantas de grandes
raíces. El abastecimiento humano se nutre casi a partes iguales entre ambas fuentes.
Grosso modo, el medio contenedor del agua subterránea ha de ser permeable, bien
por su porosidad o bien por las discontinuidades del macizo. Éste último es el caso de
las formaciones kársticas en calizas, donde el agua va esculpiendo simas y galerías. En
cuanto a los terrenos porosos, se denomina acuífero a una masa de agua embalsada
sobre un estrato impermeable.
Gracias al ciclo hidrológico los seres terrestres podemos disponer de agua dulce (es
decir con la justa concentración de impurezas), ya que este flujo continuo posibilita
la autodepuración.
Esta autodepuración ocurre mediante dos procesos: Uno es biológico, y consiste en
el consumo y descomposición de los desechos orgánicos de los seres vivos por parte
de microorganismos acuáticos. Esta forma de autodepuración no funciona en aguas
8
1.2 Las corrientes
estancadas, porque requiere aporte de oxígeno atmosférico y para ello el agua debe
fluir y mezclarse con el aire. De ahí la importancia del flujo cíclico.
Si en un medio acuático poco renovado como lagos o bahías se acumulan fertilizanes
químicos, se puede producir la eutrofización : Las capas más bajas de la pirámide
trófica –microbios clorofílicos– se multiplican hasta agotar los recursos para las demás
especies, y al descomponerse consumen el oxígeno del medio.
El otro mecanismo de depuración es más sencillo: Al evaporarse, el agua marina
pasa a ser vapor puro, y todas las sales disueltas quedan en el mar. Sin embargo,
la limpieza no es perfecta: El su tránsito por la atmósfera, las nubes se impregnan
del polvo suspendido en el aire, y lo devuelven a tierra durante la precipitación. Este
baldeado de la atmósfera es más llamativo cuanto más sucio esté el aire. Es el caso de
la lluvia arenosa caída después de que la calima traiga arena de desiertos cercanos. O
el fenómeno, más peligroso, de la lluvia ácida, que contiene contaminantes corrosivos
presentes en la atmósfera.
Además de la calidad del agua, el ciclo hidrológico tiene una aplicación energética
para la actividad humana, como veremos en la sección 2.1
1.2.
Las corrientes
En el estudio de los usos y funciones del agua, la ciencia ha ido investigando y
esquematizando los diversos patrones de movimiento del agua en todas las escalas
(permeabilidad, tensión superficial, olas, ríos, precipitaciones, ciclo hidrológico. . . ).
A escala planetaria, los flujos más relevantes son los que regulan el clima: Condicionan el régimen de precipitaciones (frecuencia, distribución, intensidad, forma,etc.) de
cada región, las zonas en las que se forman tornados o huracanes, qué cota alcanza el
mar en cada orilla del océano, la temperatura del agua, y en general intervienen en el
conjunto de características meteorológicas de cada región, que es lo que llamamos clima.
Estos flujos o corrientes oceánicas son posibles debido a dos fuentes de energía:
la rotación terrestre y la radiación solar. La primera genera una inercia de giro hacia
el oeste, que tiene efecto sobre todo en la franja ecuatorial. La segunda calienta la
superficie creando diferencias de temperatura entre zonas de diferente insolación, y
también forma células convectivas en la atmósfera que inducen a su vez movimientos
en la hidrosfera. A estas dos fuentes de energía hay que añadir la diferencia de salinidad
entre unas regiones y otras, debida tanto a las causas anteriores como al aporte de agua
dulce de grandes ríos.
9
1 El agua en la Naturaleza
Tanto la salinidad como la temperatura establecen diferencias de densidad entre las
masas de agua, lo que junto con la inercia de rotación de la Tierra constituye el motor
de las corrientes. A escala global, la llamada cinta de corrientes termohalinas siguen
un ciclo permanente como el de la figura 1.2.
La distribución de los continentes y los océanos condiciona la trayectoria de las
corrientes. Si nos fijamos en cada océano encontramos un ciclo permanente y particular
de corrientes, conectado a través de los mares vecinos con el sistema mundial. Algunos
ejemplos:
En el Atlántico Norte la llamada «corriente del Golfo» tiene un gran efecto sobre
el clima europeo, más cálido y húmedo que su costa gemela en Norteamérica.
En el Océano Pacífico se da un doble ciclo –oceánico y atmosférico– que aporta
humedad a las costas de Asia y Australasia, por el oeste, y aguas frías y nutritivas
a las costas americanas. A veces este bucle sugre una perturbación y se invierte,
fenómeno conocido como El Niño, que provoca riadas en América y sequías en
Australasia e Indonesia.
En el Índico tienen lugar los monzones, lluvias veraniegas originadas por la insolación
sobre el Asia tropical, que produce altas presiones atrayendo las nubes, a su vez
producto de la evaporación del agua de mar.
10
1.2 Las corrientes
Figura 1.2: Cinta de corrientes termohalinas.
11
2 Usos y aplicaciones para la actividad humana
2.
Usos y aplicaciones para la actividad humana
El agua es un recurso insustituible para las actividades humanas. De ser una sustancia necesaria para el sustento y limpieza de la población, a pasado a pilar fundamental
de la industria, la comunicación y el ocio. No hay sector productivo que no la contemple en sus planificaciones como materia prima, como vehículo de desechos o para usos
auxiliares imprescindibles.
El agua ha tenido un papel decisivo en el desarrollo de las culturas, ya sea debido a
su presencia y abundancia en poblaciones costeras o fluviales, o por su valor derivado
de la escasez en medios áridos. La buena gestión de los recursos hídricos es un requisito
necesario para la permanencia de cualquier población o estado; mientras que un uso
irresponsable del agua es causa suficiente para el colapso de las estructuras económicas
que explica el declive de las civilizaciones. Saber explotar satisfactoriamente los recursos sin condenar su disponibilidad futura, es lo que hoy llamamos sostenibilidad.
2.1.
Usos generales.
A continuación enumeramos los principales usos del agua por parte del ser humano,
ordenados por la prioridad que se les atribuye. Según esta prioridad se regula el destino
de las reservas de agua de los embalses o acuíferos.
1. Necesidades básicas: Se calculan alrededor de cinco litros por persona y día
para alimentarse (beber y cocinar) y para la higiene más inmediata.[3]
2. Calidad de vida: El segundo uso en importancia lo integran la higiene doméstica
y el saneamiento de los residuos orgánicos. Para ello se calcula que cada persona
necesita unos ochenta litros diarios.[3]
Las dos funciones anteriores se reducen desde el punto de de vista de la gestión
a una misma partida, que se suele llamar abastecimiento o suministro. Bajo
este término se engloban el consumo humano y la higiene pública. Éste es el
fin prioritario con el que se construyen embalses para el agua superficial, pozos
o galerías para el agua subterránea, o modernamente desaladoras para el agua
marina.
Los siguientes usos están relacionados con la producción en todos sus sectores.
Su consumo de agua suele superar grandemente el del consumo humano[4], y a
menudo estas actividades requieren nuevas obras de captación, pero nunca deben
12
2.1 Usos generales.
anteponerse a los servicios domésticos básicos. Son asimismo las actividades más
contaminantes, tanto por la polución química como la energética (emisión de
calor).
3. Regadío: Se trata de la actividad más extensiva en el uso del agua. La agricultura
en zonas áridas debe vigilar especialmente el perfeccionamiento de la tecnología a
fin de mantener la eficiencia y la perdurabilidad. Es interesante estudiar las técnicas de regadío ingeniadas por las distintas culturas agrarias, y comprobar cuáles
de ellas son más eficientes, cuáles más sucias, y cuáles han resultado insostenibles.
Las técnicas agrarias incluyen el regadío propiamente dicho, es decir los cultivos
que requieren aporte artificial de agua, y también los cultivos de secano. Éstos
últimos no necesitan más agua que la precipitación natural, pero también debe
tenerse en cuenta su impacto ambiental.
4. Industria: Desde que la actividad artesanal evoluciona de las herramientas paleolíticas a la manufactura neolítica, el agua se hace necesaria en los talleres de
alfarería, metalurgia, etc., bien como una herramienta o bien como materia prima, o ambos usos a la vez. El desarrollo industrial siempre ha contemplado este
13
2 Usos y aplicaciones para la actividad humana
recurso como un activo imprescindible, al margen de su precio, en la estructura
de costes de cada empresa, proyecto o plan de expansión. Es por esto que el consumo de agua en la industria está en general bien optimizado, siempre y cuando
tenga un precio que le dé valor de mercado.
5. Energía: El agua interviene en la obtención de energía de dos formas:
En primer lugar como fuente de explotación de la energía potencial gravitatoria. Gracias al ciclo hidrológico, el agua líquida fluye renovada por los
cauces superficiales, atraída hacia el mar por el campo gravitatorio terrestre.
El ser humano interviene los cauces que quiere explotar con presas o azudes
de derivación, para mantener la altura del agua y así retener la energía gravitatoria, que luego se explota a conveniencia. Se trata de una de las fuentes
de energía más antiguas.
La energía nuclear de fusión, aún en desarrollo, se basa en la fusión de
átomos de hidrógeno, en concreto de los isótopos deuterio (2 H) y tritio (3 H).
Podemos considerar que el agua es la fuente para este tipo de energía, puesto
que esos isótopos se obtienen de ella.
También se usan grandes cantidades de agua en las explotaciones de energía
térmica. En estas centrales (tanto las de combustión como las de fisión nuclear), se utilizan diversos sistemas basados en la máquina de vapor, en la
que el agua actúa como medio transmisor entre el calor y el movimiento:
El calor desprendido de las calderas es absorbido por un circuito cerrado de
agua, la cual se evapora y ejerce presión sobre mecanismos motores, como
pistones o turbinas. Un circuito secundario se encarga de refrigerar y licuar
el vapor del primario.
La energía solar térmica puede aprovecharse sin necesidad de máquina de
vapor, pero precisa un circuito cerrado de agua para trasportar la energía
calorífica desde el aparato de recepción de calor hasta el objeto o cámara
que se desea calentar.
6. Navegación: Una de las razones por la que los pueblos y ciudades suelen asentarse en las riberas, además de la disponibilidad de agua y comida, es la del
transporte. Antes del desarrollo de las infraestructuras terrestres, los cauces de
agua cumplían el papel de vías de comunicación interior. Esta función sigue siendo insustituible en muchos lugares, sobre todo en las grandes rías, que articulan
puertos comerciales o zonas industriales.
En el caso de la navegación marítima, desde el desarrollo de los barcos de vela
ha ido en aumento el comercio y las comunicaciones por mar, hasta el punto de
que hoy es el mayor modo de transporte de mercancías.
14
2.2 Medida de la calidad del agua para cada uso.
7. Ocio y deporte: Multitud de actividades de recreo se practican en medios acuáticos, desde el simple baño hasta el turismo de crucero pasando por la vela deportiva, el piragüismo, el surf o el buceo. Estos usos exigen una alta limpieza en
el agua y que mantenga buenas propiedades organolépticas: que se mantenga el
color, olor y sabor naturales. Por eso esta familia de actividades es de las primeras en resentirse por la contaminación de las aguas, siendo prioritaria su calidad
frente a la pesca.
Pero el agua no sólo sirve de medio para el ocio, sino que sostiene otras formas
de entretenimiento que la utilizan en abundancia. Es el caso de los deportes de
hierba, como el fútbol o el golf. Estas actividades suponen un problema de gestión
allí donde hay escased.1
8. Pesca y acuicultura: Se cuenta entre los usos que podemos considerar más
antiguos, junto con la bebida, la higiene y el ocio, pues están presentes con anterioridad al desarrollo agrario e industrial. Actualmente se están desarrollando
granjas marinas para las especies piscícolas más demandadas, tal como se viene
haciendo con las piscifactorías fluviales y con las granjas de marisco. Los animales no son tan exigentes como nosotros con la calidad del agua, pero igualmente
necesitan que se vigile la calidad de su medio. Otro problema es el impacto ambiental que supongan estas granjas, que no ha de superar el debido a la pesca de
fauna marina salvaje, hoy al borde del colapso.
2.2.
Medida de la calidad del agua para cada uso.
La calidad del agua se entiende intuitivamente como el conjunto de condiciones
físicas, químicas y biológicas que debe reunir un medio acuático para ser considerado
bueno, o el grado de acercamiento a esas condiciones. Sin embargo cada uno de los
distintos usos humanos o funciones ecológicas del agua requiere de la misma unas
características distintas, de ahí la necesidad de definir la calidad del agua en función
de cada uso.
Para empezar se diferencia entre calidad funcional –para uso humano– y calidad
ambiental –como hábitat ecológico–.
2.2.1.
Estado ecológico del medio acuático.
En las últimas décadas, la atención de la sociedad en general y la ciencia en particular se han fijado en la relación que existe entre la salud del medio ambiente y la
1
Como en el caso español (pág. 34).
15
2 Usos y aplicaciones para la actividad humana
calidad de vida de la población humana. El agua es un factor importante en muchos
de los problemas ambientales que se plantean, pero en el caso de la conservación de los
ecosistemas la importancia es vital.
La directiva europea para la política de aguas, conocida como Directiva Marco del
Agua (DMA)[4], establece criterios de carácter biótico, químico, físico y morfológico,
para evaluar la calidad ambiental de cada medio acuático. Esta evaluación sigue una
escala cualitativa de tres grados: estado muy bueno, bueno y aceptable. Si el estado
ecológico de un río o costa no llega a aceptable se requerirán proyectos ambientales de
restauración. Los criterios generales son:
En aguas superficiales:
Indicadores biológicos: El estado de la flora acuática, tanto la macroscópica
como el fitoplancton. El estado de la fauna invertebrada bentónica, que
habita en el lodo. Y la abundancia y pirámide de población de la fauna
ictiológica, es decir los peces.
Indicadores hidromorfológicos: El régimen de caudales, la hidrodinámica
de la corriente y la conexión con las aguas subterráneas. También se evalúan
cambios en la continuidad y las condiciones del lecho y la ribera. En el caso
de lagos se estudia el tiempo de permanencia, y en medios de influencia
marina, el efecto de las mareas y el oleaje.
Indicadores fisicoquímicos: Concentraciones de nutrientes (compuestos de
nitrógeno y fósforo procedentes sobre todo de fertilizantes, causantes de
eutrofización). Salinidad, acidez o alcalinidad, régimen de temperaturas,
transparencia y concentraciones de oxígeno. Éste último es un parámetro
recurrente para evaluar la calidad general.
Además hay que tener en cuenta contaminantes específicos de los que se sepa
que se han hecho vertidos, por ejemplo emisiones puntuales de fábricas, o
zonas fumigadas.
En aguas superficiales artificiales o muy modificadas: Se trata de embalses, ríos
encauzados, puertos u otros medios acuáticos antropogénicos, es decir de origen
humano. En estos casos se aplicarán los criterios definidos para el medio natural
que se parezca más: los del lago al embalse, los del río al canal, los de aguas de
transición al puerto, etc.
Aguas subterráneas: Estos yacimientos tienen una dificultad desde el punto de vista
de la gestión del agua, y es que su periodo de renovación es mucho más largo
que el de cualquier reserva de agua líquida superficial. La DMA contempla el
16
2.2 Medida de la calidad del agua para cada uso.
Figura 2.1: En el caudal escaso y contaminado es visible la eutrofización.
seguimiento cuantitativo de los niveles freáticos o piezométricos, a través de una
red de puntos de control de densidad y frecuencia de lectura determinadas.
2.2.2.
Indicadores de la calidad para usos humanos.
La legislación recoge normativas de calidad «funcional» que debe cumplir el agua
utilizada para cada uno de los usos que le damos. La siguiente lista expresa en orden
decreciente y cualitativo el volumen de agua que se invierte en cada uso contemplado
en las normativas:
Abastecimiento: El agua que vaya destinada al consumo doméstico debe ser examinada bajo los siguientes criterios:
1. Contaminación bacteriológica, ya que los microbios patógenos capaces
de vivir en el agua son las bacterias (cocos, bacilos, etc.). También hay
que tener en cuenta la transmisión de parásitos o seres macroscópicos
patógenos, en las regiones en las que se den.
17
2 Usos y aplicaciones para la actividad humana
2. Toxicidad: Los principales tóxicos son los metales pesados . También
los restos de pesticidas, y los compuestos orgánicos persistentes o COP.
Éstos últimos tienen el peligro de no ser degradables, sino que permanecen
indefinidamente en la naturaleza hasta que reaccionan en un organismo vivo.
3. Problemas de uso en las actividades domésticas, como pueden ser: La
dureza del agua, propiedad química causada por iones de calcio, magnesio
o carbonatos, y que causa atascos en las cañerías o incrustaciones en electrodomésticos. Los compuestos ferruginosos –sales de hierro o manganeso–
que causan manchas de aspecto roñoso en la ropa y el menaje al lavarlos.
Aunque no sea tóxica, el agua debe guardar buenas propiedades organolépticas o sensibles, es decir ser incolora y tener olor y sabor muy suaves.
El abastecimiento no siempre es sinónimo de agua potable. En el caso de que el
agua que estamos analizando vaya a ser bebida (tanto por la traída doméstica
como en fuentes o manantiales) habrá que examinar indicadores más concretos,
expuestos en el cuadro 2.1.
Físicos
Temperatura, conductividad, acidez (pH) y sólidos
suspendidos.
Aniones
Cloruro (Cl− ), sulfato (SO42− ), carbonato (CO32− ),
bicarbonato (HCO3− ), nitrito (N O2− ) y nitrato (N O3− ).
Cationes
Calcio (Ca2+ ), magnesio (M g 2+ ), hierro (F e2+ ),
manganeso (M n2+ ), amonio (N H4+ ) y metales pesados como plomo, mercurio, cadmio, etc.
Orgánicos
COP
Químicos
Bacteriológicos
Coliformes fecales, coliformes totales y estreptococos. Se trata de bacterias que, siendo de las más
resistentes, son al mismo tiempo fáciles de detectar.
Cuadro 2.1: Parámetros de calidad del agua potable.
Agricultura: Se evalúan el contenido y la concentración de sales disueltas en el
agua de riego. Además de influir en la salud de los cultivos, las sales se acumulan
en el suelo y alteran sus condiciones físicas y químicas, con lo que pierde calidad
como suelo de cultivo y puede llegar a desertizarse. A este proceso de degradación
se le llama salinización, y también puede afectar a los acuíferos, como veremos.
18
2.2 Medida de la calidad del agua para cada uso.
En cuanto a la contaminación bacteriológica, si en el agua están presentes
bacterias patógenas, éstas pueden infectar los cultivos y pasar al cuerpo humano
(o al ganado si se trata de forraje) a través de la alimentación.
Ocio: La legislación europea es de las más completas en lo referente a la calidad de las
aguas de baño, que está regulada mediante directivas como la 76/160/CEE. Cada
verano se publica un informe que distingue a las playas más limpias de la Unión
con una «bandera azul». Para usos deportivos como la natación, las federaciones
y las agencias públicas de sanidad manejan reglamentos sobre el estado que deben
tener esas aguas.
Vida piscícola: La legislación es diferente según se trate de aguas dedicadas a la pesca
o crianza de salmónidos (truchas y salmones) o de ciprínidos (barbos, arlequines
y otros).
Los indicadores que se analizan son: La temperatura, la acidez o pH, la concentración de cobre así como de grasas y aceites. El estado general se mide por la
concentración de oxígeno, el indicador más significativo.
El oxígeno disuelto es necesario para toda forma de vida acuática, por lo que su
relevancia es primordial al evaluar la salud de un ecosistema acuático, y la capacidad
que tiene para producir peces.
En un ecosistema limpio y estable, la concentración de oxígeno disuelto es una
constante característica en equilibrio entre los procesos suministradores (fotosíntesis y
aireación debida a la agitación con el aire) y los procesos consumidores de oxígeno (la
respiración y la descomposición).
Si recordamos el fenómeno de la autodepuración (sección 1.1), los organismos descomponedores consumen materia orgánica segregada por otros seres vivos, pero al
hacerlo consumen oxígeno, por lo que éste es necesario para que la autodepuración
funcione.
Una forma de medir la riqueza de oxígeno disuelto en el agua es sencillamente su
concentración en volumen expresada «[O2 ]».
También es muy utilizada la «demanda biológica de oxígeno a los cinco días» ó
DBO5 . Este indicador mide la diferencia entre la concentración característica y la
consumida en los procesos de descomposición y respiración.
La «demanda química de oxígeno» DQO suma la demanda biológica más la debida
a la oxidación química.
19
2 Usos y aplicaciones para la actividad humana
2.3.
Procesos de tratamiento de agua potable.
Se llama tratamiento de aguas en general a los procesos físicos, químicos o biológicos
diseñados para adaptar el agua tratada a las necesidades que se requieran. En concreto, el acondicionamiento del agua para consumo humano tiene lugar en una ETAP o
«estación de tratamiento de agua potable». El tratamiento dado a las aguas negras
o servidas antes de ser vertidas al medio, se denomina específicamente depuración,
tras la cual el agua puede reutilizarse para ciertos usos, según el grado de depuración
alcanzado.
El proceso completo del agua potable es el de la figura 2.2. La tres primeras etapas
son llamadas conjuntamente aducción, las manipulaciones necesarias para transportar
el agua desde los acuíferos, embalses o derivaciones hasta el grifo.
Previamente a su paso por la ETAP, el agua de manantial no debe contener ningún
agente que vaya a interferir o a entorpecer el tratamiento. Hay que vigilar especialmente
los agentes químicos, que son los más difíciles de neutralizar. Según la pureza inicial del
agua, establecida mediante los indicadores enumerados en el cuadro 2.1, se distinguen
tres categorías, a las que se aplican distintos grados de exigencia en el tratamiento:
Tipo I Requiere filtrado y desinfección.
Tipo II
Tipo III
Requiere decantación, filtrado y desinfección.
Requiere decantación, filtrado (de arena), desinfección
y filtro de carbón activado.
La función de la ETAP es garantizar que el agua que llega a los grifos reúne las
condiciones de agua potable expuestas más arriba (pág. 18). Para ello se deben eliminar
los agentes patógenos y contaminantes, así como prevenir que puedan volver a aparecer
a lo largo de la red de distribución. Se procede por tamaños decrecientes:
1. Desarenado y/o desbaste: A la entrada de la estación se hace pasar la corriente
de agua por un tubo de gran diámetro. Por hidráulica, la velocidad del caudal
disminuye al aumentar la sección, y esto favorece que los sólidos más pesados se
depositen al fondo.
2. Decantación: La tubería conduce a un depósito decantador, del que se recoge
suavemente el agua desde la superficie. Se trata de mantener la masa de agua
muy quieta para hacer precipitar la mayor cantidad posible de partículas, con la
ayuda de sustancias coagulantes. El tambor decantador será más eficiente cuanto
20
2.3 Procesos de tratamiento de agua potable.
Figura 2.2: Ciclo integral del servicio de aguas.
21
2 Usos y aplicaciones para la actividad humana
más grande; a veces se disponen varios tambores, en serie o en paralelo. También
se puede mejorar con láminas o tamices que dificulten la flotación de los sólidos.
Tras la decantación el agua queda aclarada.
3. Filtración: Por este sistema se separan la totalidad de las partículas mayores de
un tamaño fijado. Se hace en un tanque conectado a dos circuitos: el del agua
potable y el de limpieza. Por el primero se hace pasar el agua ya decantada a
través de un lecho de arena de sílice, en donde pierde los sólidos orgánicos más
finos. Cuando la arena se colmata de lodo, se hace uso del sircuito secundario,
inyectando agua o aire a presión para retirar el lodo, sin perder la arena. Cada
cicuito debe funcionar estando el otro cerrado.
4. Desinfección: Una vez separados los sólidos, hay que eliminar los microorganismos patógenos. Existen métodos alternativos: El ozono (O3 ) o las radiaciones
ultravioleta son eficaces pero no pueden prevenir futuras contaminaciones en
la red. Por el contrario, el cloro (Cl2 o compuestos) tiene efectos permanentes,
más si se añaden dosis adicionales preventivas. Entre sus inconvenientes, que su
persistencia puede afectar al sabor, y que su aplicación en aguas inicialmente
contaminadas forma compuestos cancerígenos (COP).
Las soluciones más utilizadas son la desinfección con ozono más prevención con
cloro; o bien desinfección con cloro más filtro de carbón activado, especialmente
si la pureza inicial del agua lo requiere.
El transporte del agua es la parte de la aducción más primitiva, de hecho es un
signo de desarrollo urbano entre las civilizaciones tempranas. Eso explica en parte que
las infraestructuras de distribución de agua potable sean a menudo tan antiguas y defectuosas, que gran parte2 del agua de abastecimiento se pierde durante la distribución,
lo que constituye un grave problema de ineficiencia.
2.4.
Procesos de saneamiento de aguas residuales.
El saneamiento del agua, en el sentido más amplio, se refiere al conjunto de procesos
posteriores al uso funcional del agua, es decir la recogida, la depuración y el posterior
vertido.
En sentido más estricto se llama saneamiento al sistema de transporte de las aguas
servidas desde los edificios o las calles hasta la depuradora o EDAR. Además del desagüe
2
Unos 6m3 diarios por kilómetro de tubería en Europa[5].
22
2.4 Procesos de saneamiento de aguas residuales.
doméstico se recojen del pavimento y los tejados las aguas pluviales. Dos alternativas
básicas sobre el saneamiento de una zona urbanizada son:
El saneamiento separativo consta de una red para las aguas residuales y otra
para las aguas pluviales. Ambas redes vierten a la depuradora. Es el sistema más usado
en Europa.
El saneamiento unitario contempla una sola red a la que vierten tanto los desagües domésticos como las cunetas y canalones, incluso aguas industriales. Su uso está
extendido en América.
El agua de lluvia es más abundante que la residual, pero distribuida en el tiempo más
irregularmente. Por lo general está más limpia, aunque pueden darse concentraciones de
contaminación en el caso de aguaceros caídos tras un tiempo sin lluvias, que transportan
la suciedad acumulada en las calles. Estas características motivan la aplicación de obras
específicas como colectores, aliviaderos, imbornales o tanques de tormenta.
La «estación depuradora de agua residual» o EDAR tiene la función de eliminar
los contaminantes del agua recogida en la red de saneamiento, de forma que el vertido
final cause el mínimo impacto en el medio receptor.
La naturaleza de éste último condiciona la exigencia de la depuración: Se aplicará
un tratamiento menos exigente al agua que se va a verter en medios amplios y oxigenados (como ríos caudalosos o mares). Mientras que si el vertido se efectúa aguas arriba
de una toma, o en un medio con poca aireación (como lagos o bahías) cuya capacidad
de autodepuración sea menor, el tratamiento deberá ser más exhaustivo.
El proceso de depuración en una EDAR es el representado en la figura 2.3, que
puede dividirse en tres fases:
1. El tratamiento 1o incluye un primer desbaste de sólidos en la reja de entrada,
cuyos desechos se envían a un vertedero de sólidos urbanos. Tras eso, en el primer
tanque se separan las grasas disueltas para incinerarlas, así como la arena. En
tercer lugar el torrente se somete a decantación, que tiene lugar en una serie de
tambores similares a los de una ETAP. Tras este primer tratamiento habremos
rebajado el contenido de impurezas inorgánicas hasta el punto deseado.
2. El grueso de los contaminantes del agua residual es materia orgánica, y para eliminarla está diseñado el tratamiento 2o . Se trata de aprovechar la actividad
descomponedora de los microorganismos aerobios, imitando de forma masiva y
constante la autodepuración natural del agua. Esta digestión de la basura tiene
lugar en una piscina inyectada de corrientes de aire para maximizar la aireación.
23
2 Usos y aplicaciones para la actividad humana
Figura 2.3: Funcionamiento de una EDAR.
24
2.4 Procesos de saneamiento de aguas residuales.
Los productos del proceso biológico deben depositarse en una segunda decantación, en cuyas piscinas se acumula gran cantidad de lodo.
3. Dependiendo del estado del agua en este punto, y del medio receptor, se puede
optar por una desinfección con cloro o un vertido directo. En el caso de aguas
con ciertas concentraciones de fertilizantes, se procede con el tratamiento 3o
para neutralizar estos elementos. Una vez que hemos controlado todos los tipos
de contaminantes, el agua es vertida con la misma calidad con la que se captó.
El tratamiento de lodos discurre paralelamente a la línea de agua. Estos lodos
no pueden verterse al aire libre, sino que se fermentan por un proceso como el de
la figura 2.4.
Figura 2.4: Tratamiento de lodos.
25
3 Situación actual de la gestión del agua.
3.
Situación actual de la gestión del agua.
En las últimas décadas el agotamiento de los recursos naturales ha obligado a investigar seriamente las formas más eficientes y sostenibles de explotarlos. La gravedad
del problema reviste más dramatismo si se trata de recursos imprescindibles para la
vida, como es el agua. Muchas voces[3, 5] afirman que la disponibilidad de agua será
el objeto de graves conflictos en un futuro próximo, tanto entre el ser humano y el
resto de la biosfera como entre las distintas comunidades humanas. El acceso al líquido
elemento tendría mayor poder de movilización que recursos energéticos o territoriales.
El sistema de gestión espontáneo en un escenario de abundancia es considerar el
agua como un recurso común, público y de libre acceso. Con el avance de la urbanización
y las infraestructuras, por un lado surge la necesidad de financiar las obras y el servicio
de aguas, por lo que se comienza a grabar a los consumidores, y por el otro aumenta
el consumo y disminuyen las reservas.
Llegados a una situación de escasez, la tarifa del agua parece necesaria para dotar
de valor al recurso en una economía de consumo. Sin embargo, admitir que el agua
es un bien de consumo entra en conflicto con el principio –moral y legislativo– que
considera el acceso al agua potable un derecho básico[5]. Privatizar los servicios o los
recursos de primera necesidad tiene el peligro de la concentración de poder sobre el
recurso: Como la demanda es muy rígida para las primeras necesidades, el oferente
tiene poder para exigir precios altos, sabiendo que los consumidores pagarán por esos
usos imprescindibles.
El dilema se resuelve con una cuidadosa regulación que garantice el abastecimiento
a la población de todas las rentas, normativice un servicio de calidad, sostenible y
seguro, y evite concentraciones de poder sobre la oferta. Es decir, dar al agua valor de
mercado protegiéndola desde el sector público. El desarrollo de estas regulaciones es
actualmente el debate que engloba todos los problemas de la gestión del agua.
3.1.
Situación mundial3
La carrera entre el crecimiento demográfico y el acceso universal a los recursos es
vertiginosa: El abastecimiento de agua llega cada vez a más personas, estimándose la
cifra actual en el 82 %. Pero la población desatendida tampoco deja de crecer, si bien
lo hace más despacio. Los 1 080 millones de personas que sufren la carencia o mala
calidad de los servicios hídricos suponen una fuente importante de enfermedades y
3
Datos consultados en [5]
26
3.1 Situación mundial
conflictos. En los 90 se alcanzó una cifra de muertes por enfermedad relacionada con
malas aguas, superior a la de víctimas de guerras desde 1945. Dentro de los Objetivos
del Milenio propuestos por las Naciones Unidas se incluye reducir a la mitad la parte
de la población sin acceso a servicios básicos entre 2000 y 2015, lo que de alcanzarse
–que sería un avance histórico– costaría entre 16 109 e y 46 109 e y aún dejaría unos 500
millones de personas fuera del plan.
En una primera aproximación, los lugares con menor renta per cápita son aquellos
donde el acceso al agua es más precario, y que se concentran en África. Aunque la
relación P IB/Gasto no es directa, las diferencias son acusadas: el consumo medio en
países subdesarrollados es la décima parte de la media de los estados ricos.
Figura 3.1:
En el gasto de agua interviene significativamente la calidad de las infraestructuras
públicas, costosas de construir y que es necesario mantener, así como rasgos culturales
en las costumbres relacionadas con el uso del agua y su ahorro. En éste último factor
se puede influir mediante la educación y la divulgación de buenas prácticas.
27
3 Situación actual de la gestión del agua.
En cuanto a la asignación a los distintos usos, varía notablemente entre las comunidades de economía agraria y las industrializadas. Éstas dedican partidas de agua
semejantes para ambos sectores productivos, como se ve en la figura 3.2.
Figura 3.2: En este gráfico se aprecia el sentido de la expresión «país industrializado».
Aquí Industria incluye la energía.
A menudo se plantea la confrontación de intereses entre las futuras generaciones y
los actuales consumidores de baja renta. En nombre de los primeros se defiende una
gestión perdurable que conserve los sistemas ecológicos para el futuro, ya que el
agua como el resto de recursos se haya integrada en la ecosfera de forma inseparable.
Según este planteamiento competitivo, el coste de la gestión perfecta –sostenible– es
mayor que el de modelos que antepongan el acceso universal presente al futuro.
Sin embargo, un análisis más amplio de costes y beneficios muestra que un mayor
cuidado del entorno en el que se maneja el agua tiene efectos positivos sobre la calidad
28
3.1 Situación mundial
de los servicios, ahorrando gastos y pérdidas de salud y eficiencia de todas las actividades y personas vinculadas al agua. Los mayores beneficios son a largo plazo, pero a
corto tampoco son despreciables.
Para equilibrar ambos deseos (servicio óptimo y perdurable) hay que valorar todos
los costes y beneficios socio-ambientales de la gestión del agua, y desde el sector público
transmitir equitativamente esos costes o beneficios a los agentes privados (las empresas
gestoras y los consumidores), para que en consecuencia éstos actúen de forma óptima
para todos. Ése es el objetivo de la gestión sostenible, y para ello los gobiernos se valen
de instrumentos como incentivos fiscales, multas o normativas. Existe el peligro de
generar incentivos perversos, que provocan comportamientos contrarios a los esperados,
como es el caso de subsidos a los consumidores pobres (conseguir que sean eficaces es
muy complejo).
Más arriba señalamos que la regulación legal de los servicios de aguas era imprescindible para asegurar su calidad. Esta regulación debe incluir quién posee la propiedad
de los recursos y la responsabilidad de la gestión; en su redacción intervienen cada vez
más colectivos de consumidores, en reacción a la influencia que las empresas ejercen sobre los legisladores. Desde el servicio plenamente público hasta los monopolios privados,
encontramos multitud de modelos con diversos resultados de eficiencia y equidad.
El servicio público pleno es el más extendido –95 % de las redes en el mundo–, a
pesar de sus defectos, todos derivados de no tener incentivos para la buena gestión financiera. Por el otro lado, la máxima privatización sólo se ha dado en el Reino Unido y
Chile; el capital privado busca maximizar beneficios propios, y externalizar o socializar
costes en ausencia de regulación pública. Las estadísticas asocian privatización con encarecimiento. Una fórmula intermedia muy extendida es conceder a empresas privadas
alguno de los servicios (construcción infraestructuras, gestión de la distribución o el
saneamiento. . . ) conservando el Estado su titularidad y derechos sobre el precio y la
calidad.
En la última década se ha tendido a disminuir la inversión privada global, al tiempo
que ésta se concentra: cuatro empresas acaparan el 80 % de las concesiones privadas
en el mundo. A éstas las han superado las agencias internacionales –especialmente el
Banco Mundial– que alcanzan el 14 % de las inversiones. El poder público ha ido descentralizándose hacia la gestión municipal.
Al margen de su propiedad, las redes reguladas por el sector público son la mejor
manera de controlar la calidad y el precio del agua. Fuera de estas redes oficiales, podemos encontrar explotaciones primitivas de recursos comunes (pozos o manantiales),
que serán sostenibles dependiendo del tamaño, cohesión y concienciación de la comu29
3 Situación actual de la gestión del agua.
Figura 3.3: Una gran parte de la población no tiene acceso a redes seguras.
nidad. Lo más frecuente, más en medios urbanos no estructurados, es el libre comercio
ambulante de agua sin ninguna garantía.
3.2.
Situación en Europa4
Nuestro continente es uno de los mejor dotados de infraestructuras y servicios hídricos, sin embargo enfrenta problemas ineludibles para mantener esa relativa calidad
en la gestión.
El primer problema es la distribución de los recursos en el tiempo y el espacio.
Teniendo en cuenta que los desastres naturales más frecuentes y costosos en Europa
son las inundaciones, puede parecer que el agua es un recurso sobrante. Sin embargo
existe un desequilibrio entre la cuenca atlántica, que recibe las borrascas oceánicas, y
la mediterránea, que sufre escasez y sequías estructurales.
El término «sequías estructurales» significa que, en regiones como el Levante español, se soporta mayor actividad de la que sus recursos hídricos pueden mantener. Se
trata de una situación obviamente insostenible y que está conduciendo a la desertización de estos países, donde la escased de agua es ya un problema ecológico, económico
4
Datos tomados de [3] y [4]
30
3.2 Situación en Europa
y social.5 Se prevé que la situación empeore con los cambios que se están notando en
el clima, aumentándose la diferencia Norte-Sur.
En cuanto a las inundaciones, son asimismo un problema estructural ya que gran
parte de la población y actividades humanas están asentadas en las llanuras aluviales,
que son cauces naturales de inundaciones cíclicas de diversa magnitud. La modificación
del régimen hidrológico –mediante malos encauzamientos, desviaciones, deforestación,
urbanización de laderas, etc.– aumenta la inestabilidad del flujo y la gravedad de la
inundaciones. La solución de construir obras hidráulicas de regulación –muy utilizada–
puede crear un incentivo perverso estimulando el desarrollo en zonas peligrosas. Una
alternativa en auge es limitar ese desarrollo en las llanuras de inundación, junto con
otras acciones «no estructurales».
Es llamativa la cantidad de agua que vuelve a los cauces naturales sin haber sido
utilizada, ni ser por tanto necesaria. Los países de mayor abundancia de agua, como
Alemania y Bélgica, son donde se aprecia mayor derroche de captación, apartando
hasta un 40 % del agua de los ecosistemas para consumir sólo un 5 %.
En cambio en España e Italia el problema es otro: el desarrollo económico sobre
un clima mediterráneo ha traído un consumo creciente que hoy alcanza el 20 % de los
recursos, siendo captado un 30 %.
Efectivamente, según la figura 3.5 la agricultura en el Mediterráneo se lleva las mayores partidas de agua en los países ribereños y en todo el sector agrario europeo. Un
papel similar lo cumple la industria transformadora en la región báltica, o la refrigeración ligada a la energía en el Benelux.
En el conjunto de Europa, el uso de agua tiene la siguiente distribución por usos.
(Estos datos –de 1999– concuerdan con la media del mundo industrializado según la
figura 3.2):
38 %
Energía (generación y refrigeración) y otros
30 %
Agricultura
18 %
Suministro público
14 %
Industria, salvo refrigeración
Atendiendo al origen de las captaciones, es mayoritaria la opción de las aguas superficiales. Sin embargo, la fragilidad de las reservas subterráneas hace que se encuentren sobreexplotadas, sobretodo en el Mediterráneo, donde se da una fuerte demanda
5
Más sobre la desertización en la sección siguiente 3.3.
31
3 Situación actual de la gestión del agua.
Figura 3.4: Escorrentía superficial media anual a largo plazo (mm).
32
3.2 Situación en Europa
Figura 3.5: El uso del agua en Europa por sectores, en proporción al consumo total de
cada Estado en 1999.
33
3 Situación actual de la gestión del agua.
(con cuantiosas captaciones ilegales) para regadío u ocio. También es muy requerida
el agua de acuíferos en países costeros con pocos ríos como Dinamarca, Eslovenia o
Islandia. Destacan los problemas de riesgo ecológico en la mitad de los humedales, contaminación por cuña salina en las costas de los mares Mediterráneo, Báltico y Negro,
y por tóxicos en el Este.
Las aguas superficiales cumplen una función de desagües de desechos que ha ido
aumentando al crecer la población. En la segunda mitad del siglo XX irrumpieron los
contaminantes orgánicos sintéticos: fertilizantes, pesticidas y COP. Recientemente se
ha dejado notar la eficacia de los sistemas de depuración, principalmente en los grandes
ríos (que soportaban gran actividad de todo tipo); si bien no se alcanzado la limpieza
deseable, y medios más sensibles como lagos y embalses siguen presentando grados de
eutrofización que sólo mejorarán a largo plazo.
Menos importante es el riesgo de contagio bacteriano. Menos aún si comparamos
Europa con regiones próximas de África o Asia. El problema se reduce a países que por
causas económicas u organizativas tienen redes deficientes como Lituania, Moldavia o
Albania,6 , que requieren por tanto inversiones estructurales.
Europa es una de las comunidades pioneras en promover institucionalmente la gestión sostenible del agua –como los demás recursos–, para lo cual ensaya modelos de
gestión mixtos que conserven las ventajas del servicio público clásico, e introduzcan
criterios de eficiencia empresarial. La política europea común sobre el agua, articulada en torno a la DMA, recoge las diversas experiencias sobre modelos de gestión en
Europa y el resto del Mundo, y se proponen directrices como la unidad de cuenca o
la disminución de la demanda, con la sostenibilidad como objetivo. A esta política se
superponen acuerdos internacionales para los recursos compartidos.
3.3.
Situación en España7
La Península Ibérica reúne unas características geográficas que la convierten en la
región más seca de Europa, como vemos en la figura 3.4. Las cuencas de la Meseta
castellana y el Levante –prácticamente dos tercios de Iberia– presentan fuertes irregularidades, en un cruce de climas mediterráneo y continental. A esto se ha unido el
desarrollo acelerado del último tercio de siglo, y una demanda que se incrementa en
verano, desfasada respecto de las lluvias. Por todo ello fue necesaria una acción sobre
la oferta, basada en obras reguladoras que conservaran los caudales a lo largo del año,
así como trasvases entre cuencas.
6
Situación en 1996: 40 a 70 infecciones por 100 000 habitantes. Es de suponer que haya habido
mejoras en la última década.
7
Datos tomados de [3], [6] y [7]
34
3.3 Situación en España
Figura 3.6: Los pantanos o hiperembalses regulan la aportación interanual.
35
3 Situación actual de la gestión del agua.
Hoy España es uno de los países del mundo con mayor número de pantanos –
hiperembalses–, lo que nos dota de una disponibilidad superior a la media europea, con
más de 50 000 hm3 por año de los 106 000hm3 que corren por los cauces superficiales.
Sin embargo la irregularidad climática del territorio, unida a la evidente mala gestión
de muchas de las cuencas, sigue causando escasez en amplias zonas.
Ante esta oferta irregular se enfrenta un consumo comparativamente mucho mayor
a la media europea, incluso se dice que es de los países de mayor consumo por habitante del mundo. La agricultura intensiva explica en parte esta situación: El consumo
humano es semejante a otros países de renta similar; mientras que la industria, además no ser protagonista en nuestra economía –sin dejar de ser proporcional a un país
industrializado– lleva sus facturas del agua con mayor eficiencia, dada la escasez del
mercado español.
Usos del agua en España
75 %
Regadío
14 %
Consumo doméstico
6%
Industria, sin refrigeración
5%
Refrigeración y otros
Éstos son consumos declarados, sin contar los miles de pozos ilegales que se estiman,
y que son una fuga incontrolada de recursos subterráneos.
Pero el costoso regadío no explica por sí solo los problemas de la distribución territorial del agua en España, motivo de encendidos debates. Ocurre que una gran parte
del consumo nacional se concentra en el arco mediterráneo –40 000 ha sólo en la cuenca
del Segura–, debido precisamente a que el clima no tolera cultivos de secano. A esta
demanda se suma la derivada de la expansión urbanística, que ha convertido el sector
inmobiliario en el primer negocio del país.
Las nuevas urbanizaciones, orientadas al turismo, incluyen instalaciones deportivas
(piscinas, golf, tenis, puertos deportivos. . . ) que rompen todos los balances de recursos.
Si además, como ocurre con demasiada frecuencia, estos usos se abastecen de agua
potable –por su calidad– mediante tomas ilegales –por su precio–, tenemos un serio
problema de sobreexplotación. Este planteamiento puede extenderse en menor medida
a gran parte de España.
La sobreexplotación de los recursos hídricos deteriora la vegetación y reseca el suelo,
con incremento de los incendios, decremento de la infiltración –menor recarga para los
36
3.3 Situación en España
acuíferos– e incremento de la escorrentía superficial, que lejos de aumentar las reservas
sólo agrava la erosión del suelo y la pérdida de nutrientes. De esta forma avanza la
desertización, tanto por la superficie como por el subsuelo.
La falta de percepción del problema por parte de los consumidores se debe en parte
al bajo precio del agua: actualmente las tarifas de agua potable, allí donde se aplican,
no cubren los costes de todo el servicio (aducción y saneamiento), el cual se financia
con fondos públicos. Se prevé que para cumplir los objetivos de la DMA, estos costes
habrán de subir sensiblemente.
Ante el agotamiento de las reservas, se impone la necesidad de reducir la demanda.
Actuar con cuidado sobre el precio puede incentivar la eficiencia en el gasto, sobre todo
en la agricultura y el ocio: el yacimiento de agua reutilizable, cuyo coste real es menor
que el del agua potable, está aún poco extendido. Una de sus aplicaciones podría ser
el polémico uso deportivo. No obstante, aún se emprenden iniciativas públicas para
aumentar la oferta, como es el caso de las desaladoras de agua de mar.
El aporte de las desaladoras es complementario, ya que una extracción masiva no
sería ecológica, pero tienen el interés de ser una captación de agua ya utilizada. Dan la
posibilidad de enlazar el final del ciclo hidrológico –el mar– y el comienzo de la cadena
de consumo humana: un reciclaje total del agua.
37
3 Situación actual de la gestión del agua.
Figura 3.7: Curso alto del río Segura.
38
3.3 Situación en España
Conclusión
El agua es un medio primordial para la vida, y un recurso insustituible para la actividad humana aparte de la mera supervivencia. Las funciones ecológicas y las utilidades
humanas no son independientes, ya que cualquier perturbación en la hidrosfera causa
efectos diversos sobre todas las actividades humanas, que dependen del agua directa o
indirectamente. Y viceversa, el impacto humano sobre los flujos acuáticos modifica el
equilibrio ecológico.
A medida que somos más conscientes de esta interdependencia, sabemos que el
interés por disfrutar del agua en la cantidad y calidad deseadas implica directamente
el mantenimiento de los sistemas ecológicos que nos la facilitan, por eso la política del
agua acerca de los usos humanos avanza pareja a la política de protección ambiental.
La gestión eficiente y equitativa de los recursos hídricos debe contemplar no sólo la
cantidad y calidad del agua para usos humanos, sino también la del agua que devolvemos al medio y la de los propios medios acuáticos, de los que depende nuestra calidad
de vida.
39
Referencias
[1] “Propiedades del agua,” http://mimosa.cnice.mecd.es.
[2] http://www.tecnociencia.es/monograficos/agua/.
[3] A. E. de Medio Ambiente, Ed., Informe de evaluación ambiental. ¿Es sostenible el uso del agua en Europa? Situación, perspectivas y problemas., 2000,
http://www.eea.eu.int.
[4] DIRECTIVA 2000//CE DEL PARLAMENTO EUROPEO Y EL CONSEJO por
la que se establece un marco comunitario de actuación en el ámbito de la política
de aguas, 2000.
[5] C. International, Ed., Agua y saneamiento. Guía para el trabajo desde los derechos
de los consumidores, 2004.
[6] “Libro electrónico: Ciencias de la tierra y del medio ambiente.”
http://www.tecnun.es/asignaturas/ecologia/Hipertexto/06Recursos/110AguaEsp.htm.
[7] El negocio del gua en la cuenca del Segura, 2007, http://www.greenpeace.es.
[8] “Impacto ambiental potencial de proyectos de tratamiento y eliminación de aguas
servidas,” http://es.wikipedia.org.
[9] “Tratamiento de aguas,” http://es.wikipedia.org.
[10] “Vertidos,” http://es.wikipedia.org.
40
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