ANA MARIA SHUACOMO UNA BUENA MADRE Aventuras de todo tipo: realistas, fantásticas, sexuales. Personajes de todo tipo: buenos, malos, más o menos. Puntos de vista de todo tipo: sensatos, insensatos, delirantes, desaforados. Diversidad temática y coherencia estílistica: las enseñanzas diarias y los reconocimientos súbitos, los intentos de acorralar al azar, los extraños desenlaces de la magia y la predestinación, el cuerpo y los cuerpos en los límites que imponen realidad y ficción, las ventajas y las desventajas de la diferencia, la terrible seriedad de los juegos de los niños. La simetría estética está al acecho, y los placeres nos sorprenden a cada paso. En este sentido, Como una buena madre no difiere de los libros anteriores de la autora y es, al mismo tiempo, un desafío y una conquista. Los cuentos de Ana María Shua nos conducen al paraíso terrenal de la lectura; el pecado original consiste en despreciar alguno de los frutos que su imaginación nos convida. QUE TENGAS UNA VIDA INTERESANTE Parece un buen deseo. Una vida interesante: viajes, amores, aventuras. Y sin embargo...Que tengas una vida interesante no es sólo un buen deseo sino también una antigua maldición china. Dueña del milenario y fascinante arte de narrar, Ana María Shua ha sabido construir, desde sus primeros relatos, personajes atractivos y curiosos, sugestivas historias, escenas insólitas que parecen verdaderas, y un delicado lenguaje que captura al lector desde las primeras palabras. Aunque algunos cuentos presentan situaciones y finales inquietantes, con toques crueles y oscuros, la tendencia a desanudar los conflictos se hace presente a través del humor, la ironía, el absurdo, la parodia y una actitud siempre lúdica. Que tengas una vida interesante reúne los mejores cuentos de Ana María Shua, escritos a lo largo de casi treinta años. La autora, que los ha seleccionado y revisado para esta edición especial, nos regala además siete vibrantes relatos nuevos. Un banquete irresistible para los lectores que han seguido de cerca su riquísima trayectoria como narradora, y una invitación de lujo para ingresar al cautivador universo de una de las mejores autoras argentinas actuales. LOS DÍAS DE PESCA Libro de cuentos que resulta un libro de bitácora: Días de Pesca muestra un itinerario, una búsqueda. Hay diversidad y disparidad de temas. distintos estilos que se entrelazan, contraponen e interrogan. Y una íntima afinidad que reúne este itinerario y propone correspondencias, búsquedas futuras. Ana María Shua tiene la mirada lúcidamente inocente de quienes tienen el don del humor. El humor, como la poesía, se basa en la rotura: quiebra la capacidad cotidiana para reinstaurar el asombro, la capacidad de inocencia, fuerza inicial para entrever el resplandor de la vida. Marcelo Pichón Riviére. VIAJANDO SE CONOCE GENTE El humorismo puede ser una forma de pudor y aun de cortesía en quien narra situaciones escandalosas desde los cánones de la moral convencional. La ironía puede establecer distancias entre el sujeto que contempla y el objeto contemplado: distancias que fingen amortiguar el asombro ante lo desconocido, la perplejidad ante lo insólito y el espanto ante lo horrible. Humorismo e ironía no son simplemente “rasgos de estilo”, meros tics verbales, en los relatos de Ana maría Shua. Son, en esencia, sus modos de ver y transmitir el mundo que atestigua e inventa a la vez. Un mundo donde mujeres engañadas se burlan del macho hipostasiado, donde hijos salvajes atormentan a la madre, donde una mujer arrastrada a un frenesí erótico comprobará que su vientre será alimento de larvas depositadas en él. También con humor e ironía, Ana María Shua propone un ordenamiento seudotemático para sus cuentos: “4 de hombres”, “3 de mujeres”, “4 altamente improbables”. Un desafío al lector. Quizá no haya clasificaciones más falaces o arbitrarias que las temáticas para los textos literarios. La incoherencia suele ser su resultado más evidente. Con una sonrisa, Ana María Shua sugiere al lector esta clasificación, lo cual es un modo de decirle que varias otras son posibles para relatos donde el erotismo, la fantasía y el realismo se reordenan imprevisiblemente, sin agotar la capacidad de sorprender. CUENTOS DE LA BOTANICA DEL CAOS Alí Babá Qué absurda, qué incomprensible me parecía de chica la confusión del hermano de Alí Babá: casi un error técnico, una manifiesta falta de verosimilitud. Encerrado en la cueva de los cuarenta ladrones, ¿cómo era posible que no lograra recordar la fórmula mágica, el simple ábrete-sésamo que le hubiera servido para abrir la puerta, para salvar su vida? Y aquí estoy, tantos años después, en peligro yo misma, tipeando desesperadamente en el tablero de mi computadora, sin recordar la exacta combinación de letras que podría darme acceso a la salvación: ábrete cardamomo, ábrete centeno, ábrete maldita semilla de ajonjolí. *** El coleccionista ambicioso Un hombre ambicioso se propone coleccionarlo todo. Reúne en su casa, convertida en sala de exposiciones, una colección de semillas, otra de objetos encontrados en la calle, otra de agua de la canilla (brotada de diversas canillas, a diversas horas del día). Colecciona pulóveres, pensamientos célebres y banales, boletos de colectivo, hojas de diarios elegidas rigurosamente al azar. Colecciona aguje­ros, panes, envases de desodorantes vacíos. Cada año se ve obligado a mudarse a una casa más grande y luego cada seis meses. Finalmente comprende que sólo renunciando a toda clasifica­ción podrá obtener la colección más completa, la colección de colecciones. La exhibe en el mundo entero. *** Aptitud y vocación Sufrimos también aquellos que por falta de vocación contrariamos una aptitud natural. Los dedos de mis pies, por ejemplo, tienen el mal hábito del geotropismo, y persisten en crecer hacia abajo, adelgazados sus extremos, hundiéndose en la tierra al menor descuido. El peligro de echar raíces me obliga a permanecer siempre en movimiento, a preferir las caminatas o las carreras sobre el asfalto, a evitar por sobre todas las cosas pisar la tierra húmeda, a dormir boca arriba no más de un par de horas seguidas, aún a riesgo de que tanto ajetreo me haga caer las hojas antes de tiempo y malogre mis frutos, ya de por sí escasos y esmirriados. *** El iluso y los incrédulos Hace calor. En el bar un grupo de hombres miran sin mirar los polvorientos rayos de luz que se filtran a través de la persiana. —Puedo caminar por esos rayos —dice el iluso. Los hombres se ríen y hacen apuestas. El iluso trepa de un salto a uno de los rayos de luz, intenta dar un paso tamba­lean­te y cae. Los incrédulos cobran sus apuestas. *** La flor azteca I Cuando era chica, mi madre conoció a la Flor Azteca, una cabeza de mujer cuyo cuello muy fino cimbreaba en un jarrón. Hacía muecas, guiñaba los ojos, contestaba pregun­tas y no se consideraba un espectáculo para niños. Sin embargo mi madre no lloró hasta que le explicaron que sólo se trata­ba de un juego de espejos. Decepcionada pero incré­dula, alcanzó a esconderse detrás de unas maderas pintadas. A la madrugada, cuando todos los espectadores se habían ido, salió trabajosamente del jarrón una mujer desnu­da, dimi­nuta, enjabonada. Una férula de metal en la base del cuello la ayudaba a sostener la cabeza erguida. “Nomás los chicos se dan cuenta de que esto no es un truco. Por eso no los dejan entrar”, le dijo la Flor Azteca. Y la convidó con un mate. Me parece imposible que mi madre haya sido niña alguna vez. *** La flor azteca II Nada tan simple como reconocer una flor azteca en un sembra­do de girasoles. El girasol eleva su corola siguiendo al astro rey. A la flor azteca, en cambio, el sol de frente le hace mal a los ojos. *** Flor azteca III No te preocupes, parece una cabeza de mujer saliendo del jarrón como una flor pero no es, te lo digo yo que trabajo aquí, parecen péta­los sus cabellos, ese cuello que se dobla como un tallo, pero quedate tranquilo, no es una flor cortada, de las que viven poco: hay un truco, hay un juego de espejos, yo lo he visto, parece jarrón pero es maceta con buena tierra negra, no es solamente una flor sino una planta muy fuerte, muy sana, yo la conozco bien, todos los días le riego las raíces, mírenla cómo sonríe, como habla y se menea, vivirá más que nosotros, sin duda más que yo, que ya soy viejo. *** El pájaro azul Un hombre persigue al Pájaro de la Felicidad durante meses y años, a través de nueve montañas y nueve ríos, venciendo endriagos y tentaciones, tolerando llagas y desdi­chas. Antepone la búsqueda del Pájaro a toda otra ambición, necesidad o deseo. El tiempo pasa y pesa sobre sus hombros pero el también el Pájaro envejece, sus plumas se decoloran y ralean. Lo atrapa en un día frío, desgracia­do. El hombre es anciano y está ham­briento. El pájaro está flaco pero es carne. Le arranca sus plumas todavía azules con cuidado, lo espeta en el asador y se lo come. Se siente satis­fecho, breve­mente feliz. *** La dieta estricta La dieta estricta, sumamente estricta. Una naranja a la mañana, una gelatina a la tarde, un plato de uvas a la noche. La naranja, frotársela en el pelo, untar la gelatina dietética en la planta de los pies, introducirse las uvas en la oreja, desmenuzar el plato en trozos pequeños, ingerirlo lentamente para que dure más. A partir del tercer día empiezan a crecer las vortlijs en la zona del plexo, se recomienda podarlas en cuaresma. *** Los esquimales Un grupo de esquimales juega a la pelota golpeando con paletillas de morsa una piel de foca rellena de musgo y arci­lla. Todos conocen los ciento treinta y dos nombres de la nieve, pero no todos manejan el bate de hueso con la misma habilidad, no todos arponean ballenas con lanzas atadas a vejigas de caribú bien infladas, no todos pueden arrastrar dos focas muertas al mismo tiempo, no todos pueden alzar a un oso por las patas de atrás y revolearlo como si fuera una liebre: algunos sólo saben contar historias. Sin embargo, como cada año hay dos largos meses sin sol, los cazadores comparten con ellos el alimento. No solo de carne y grasa vive el hombre, sobre todo en la oscuridad.