Subido por Alizze Love

Y DONDE ESTAN LOS OTROS NUEVE

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DINAMICA ( CANTO “TENEMOS TANTO TANTO PARA ESTAR AGRADECIDOS”
Curación de diez leprosos
17:11 Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea.
17:12 Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia
17:13 y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!"
17:14 Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados.
17:15 Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta
17:16 y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.
17:17 Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
17:18 ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?"
17:19 Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".
INTRODUCCION
Yo me imagino que Jesús y los apóstoles probablemente tomaron algo para comer y estaban alejados por el camino más
allá del pueblo. Pero de repente oyeron un alboroto detrás de ellos. Cuando se volvieron y miraron atrás, vieron a un
hombre corriendo hacia ellos - ¡gritando y ondeando sus brazos! Uno de los discípulos dijo: “Es uno de esos diez
leprosos del pueblo.” Y cuando se acercó, le oyeron gritando: "¡Gloria - gloria a Jesús! ¡Te alabo!”
¡Era el Samaritano! Cuando llegó a Jesús, se postró a sus pies - ¡y rompió en alabanzas y acción de gracias! Desde lo
más profundo de su ser vertió adoración para el Hijo del Dios viviente: “¡Tú eres Dios! No podrías haber hecho esto a
menos que fueras el Hijo de Dios. ¡Alabado sea Dios! ¡Gloria!”
Definitivamente esta muy agradecido, pero no será que estaba exagerando, que solo hacia por llamar la atención, que
quería otro milagro? Cual era la razón de su desbordamiento a Jesus?
Les voy a dar a manera de puntos, las características de lo que estaba sucediendo en ese momento con el Leproso:
La gratitud a Dios es un imperativo moral y una fuerza poderosa
( imperativo moral, Immanuel Kant, filosofo, lo describe como una necesidad , un mandato de llevar a cabo una
acción, por pura bondad, sin tener algo a cambio ni sentir que tengamos que dar algo)es decir
La gratitud a Dios es la actitud correcta del corazón humano perdonado, redimido y bendecido. Esta gratitud a nuestro
Creador, Salvador y Señor está enfatizada en muchos pasajes de la Escritura. Lucas 17:11-19 relata el portentoso
milagro por el cual el Señor Jesucristo sanó a diez leprosos. Sin embargo, sólo uno volvió al Señor para darle las gracias
y para adorarle. Éste era nada menos que un samaritano y el Señor Jesús dijo refiriéndose a él: "¿No hubo quien
volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado" (vv.18-19).
La gratitud nos impulsa a obedecer a Dios. En Juan 14:21, el Señor dice: "El que tiene mis mandamientos, y los guarda,
ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él". La persona
agradecida comprende muy bien que su deber es obedecer al Señor. Al hacerlo está demostrando su amor.
La gratitud nos impulsa a adorar al Señor con todo nuestro ser. Lucas 7:36-50 narra el episodio en que una mujer
pecadora se postra al Señor y lo adora mientras que un fariseo sólo observa y critica. Jesús dijo al fariseo acerca de la
mujer: "Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le
perdona poco, poco ama" (v.47).
La gratitud a Dios nos impulsa a anhelar vivir en santidad. La Biblia dice que sin santidad nadie verá a Dios (Hebreos
12:14). Sólo una persona agradecida por haber recibido la salvación de Dios puede anhelar vivir en santidad.
La gratitud a Dios nos impulsa a ser genuinamente humildes. La gratitud a Dios nos protege de caer en orgullo y nos
recuerda que somos totalmente dependientes de Él. En Lucas 18:9-14 el Señor narra la diferencia entre la oración de un
fariseo orgulloso y un publicano arrepentido y dice: "Os digo que éste (el publicano) descendió a su casa justificado antes
que el otro (el fariseo); porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido (v.14).
La gratitud nos impulsa a predicar el Evangelio. Es imposible comprometernos con la iglesia y con la extensión del reino
de Dios sin gratitud. De hecho, el Reino de Dios, desde la perspectiva humana, se basa en la respuesta de la persona
redimida ante el amor tangible de Dios expresado en la muerte del Señor. La respuesta correcta sólo puede ser una:
gratitud.
Cuando Jesús sanó a diez leprosos, solo uno regresó a dar gracias y lo hizo sin vergüenza, a gran voz y postrado en
tierra, tal como debe ser. Ser agradecido le valió la salvación, así que obtuvo doble beneficio: ¡sanacion para el cuerpo y
salvación para su alma!3 Si quieres que Dios te siga bendiciendo, si quieres que te dé docena de catorce y ese milagro
extra, demuestra que eres agradecido. El Señor derrama favor más allá de lo que podamos imaginar cuando
demostramos gratitud. Dile: “Señor te doy gracias por todo lo que has hecho y harás en mi vida!
1.- Y DONDE ESTAN LOS OTROS NUEVE?
Jesús inclinó el rostro a él y dijo: “¿No fueron diez los limpiados? pero ¿dónde están los nueve?” (Lucas 17:17).
Él estaba preguntando: “¿Por qué sólo tú? ¿Dónde están tus amigos, los otros que sané?”
Amado, ¡ésa es la pregunta que Jesús todavía está haciendo hoy! De las muchas multitudes que él ha limpiado y
sanado, ¡sólo un remanente es atraído a él! Así que ¿dónde están los otros? Te diré dónde - están en el mismo lugar
donde terminaron los nueve leprosos sanados:
Creo en las estadísticas de la Biblia. Y si las estadísticas de esta historia en el evangelio de Lucas es exacta, entonces el
90 por ciento de aquéllos que son tocados por Jesús terminan regresando a alguna iglesia muerta y seca. ¡Nunca entran
en Jesús¡
Ahora, quizas, estos nueve leprosos estaban ansiosos por proseguir con sus vidas. Ellos dijeron: “Tengo que volver a mi
esposa y familia. Quiero a mi amor propio. Quiero volver a la sinagoga y estudiar sobre la venida del Mesías!”
Puedes decir: “¿Qué hay de malo en eso? ¿No se le ha ordenado al hombre mantener su propia casa? y ¿no habla.
David de meditar en las cosas profundas de Dios? ¿No se supone que los cristianos sean motivados a trabajar
diligentemente - para hacer exactamente lo que los nueve leprosos hicieron? Y ¿no dijo Jesús que fueran directamente al
sacerdote?”
Sí, todo eso es verdad - ¡pero todo pierde sentido si no consigues conocer a Jesús primero!
Y esto nos conlleva al sentido opuesto de la gratitud, que es la ingratitud:
La ingratitud hacia Dios es moralmente injustificable y es destructiva
La ingratitud hacia Dios es una actitud diabólica. Fue introducida por Satanás en el jardín de Edén (Génesis 3).
La ingratitud y la incredulidad van de la mano. Aunque Israel fue liberado milagrosamente de Egipto, se negó a agradecer
a Dios. Por el contrario murmuró contra Dios muchas veces. Hallamos un ejemplo en Éxodo 17:3. El resultado: una
generación entera murió en el desierto sin alcanzar la promesa.
La ingratitud lleva a traicionar a Dios. Fue la ingratitud la que convirtió a Judas en un traidor (Lucas 22:1-6). Fue la
ingratitud la que engañó al hijo pródigo (Lucas 15:11-32). Al exigir a su padre su parte de la herencia le estaba diciendo:
"¿Por qué no te mueres de una vez?" Fue un ingrato.
La ingratitud es característica del hombre pecador. Pablo pide muy seriamente a Timoteo evitar a los ingratos. En 2
Timoteo 3:2 los ingratos forman parte principal de una lista de gente absolutamente reprobable desde la perspectiva de
Dios.
Tenemos que aprender a ser agradecidos a Dios en todo y por todo
La Escritura está llena de referencias acerca de la importancia de cultivar un corazón agradecido. El Salmo 103:12 exhorta: "Bendice, alma mía, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, y no olvides ninguno de sus
beneficios". Efesios 5:20 y Colosenses 3:17 exhortan a los creyentes a vivir en una continua acción de gracias a Dios,
por todo y en todo.
La gratitud a Dios conduce al gozo y la ingratitud a la amargura. Filipenses tiene unas 16 referencias al gozo y a
regocijarnos. Pero sólo podemos experimentar el gozo de Dios cuando tenemos una gratitud profunda y práctica hacia
El. "Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole
con temor y reverencia" Hebreos 12:28.
LA IGLESIA
Ahora bien, gratitud es una de las características principales de nuestra Iglesia, como Pueblo de Dios agradecidos, nos
congregamos y juntos manifestamos esta gratitud en una oración.
En el Catecismo de la Iglesia Catolica en el numeral 2637 nos dice:
IV. La oración de acción de gracias
2637 La acción de gracias caracteriza la oración de la Iglesia que, al celebrar la Eucaristía, manifiesta y se convierte
cada vez más en lo que ella es. En efecto, en la obra de salvación, Cristo libera a la creación del pecado y de la muerte
para consagrarla de nuevo y devolverla al Padre, para su gloria. La acción de gracias de los miembros del Cuerpo
participa de la de su Cabeza.
2638 Al igual que en la oración de petición, todo acontecimiento y toda necesidad pueden convertirse en ofrenda de
acción de gracias. Las cartas de san Pablo comienzan y terminan frecuentemente con una acción de gracias, y el Señor
Jesús siempre está presente en ella. “En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros”
(1 Ts 5, 18). “Sed perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Col 4, 2).
Y de que damos gracias podrias preguntarte, cuales son las ofrendas que agradablemente ofrecemos por nuestra salud
física y espiritual?
Dice el Catecismo de la Iglesia en el numeral 1333:
Los signos del pan y del vino
1333 En el corazón de la celebración de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las palabras de Cristo y por
la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Fiel a la orden del Señor, la Iglesia
continúa haciendo, en memoria de Él, hasta su retorno glorioso, lo que Él hizo la víspera de su pasión: "Tomó pan...",
"tomó el cáliz lleno de vino...". Al convertirse misteriosamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, los signos del pan y del
vino siguen significando también la bondad de la creación. Así, en el ofertorio, damos gracias al Creador por el pan y el
vino (cf Sal 104,13-15), fruto "del trabajo del hombre", pero antes, "fruto de la tierra" y "de la vid", dones del Creador. La
Iglesia ve en en el gesto de Melquisedec, rey y sacerdote, que "ofreció pan y vino" (Gn 14,18), una prefiguración de su
propia ofrenda (cf Plegaria Eucaristía I o Canon Romano, 95; Misal Romano).
No solo ejercemos la acción de gracias como un signo y símbolo, estamos íntimamente unidos al presentar esta ofrenda,
particularmente pienso y he sido testigo del gran poder de la oración hecha en la Eucaristia.
Cuando he pecado, y no puedo comulgar, desde el “Yo confieso” hasta la proclamación del Evangelio son numerosas
veces las que he constado el poder de Dios y la Iglesia, cada palabra es como un fuego en el corazón que derrota al
Enemigo, y una vez sumergida en el Ofertorio el Corazon solo se inunda de gratitud porque la fuerza del mal no
prevalece, es una gran misericordia que he podido experimentar y se magnifica en presencia de Jesus una vez en la
Comunión, que aunque no lo pueda recibir, saber que ya esta ahí, es motivo de gozo, de salvación, de esperanza, de fe
y eso me ha animado a continuar en mi caminar.
Por eso hermanos es muy importante, que como Iglesia estemos unidos, no caigamos en la tentación de dejar de asistir
a la eucarístia ni mucho menos dejar de comulgar.
EN COMUNIDAD ( USTEDES HARAN COSAS MAS GRANDES)
Otro punto que resalta el pasaje de los 10 leprosos es:
El leproso remanente no podía parar de gritar: “¡Gloria!” ¡Alabanzas brotaron de lo más profundo de su ser!
Creo que si cualquier persona adora a Cristo como hizo este hombre - quedando postrado a sus pies, gritando gracias
sin moderación - ¡tal persona está decidida a nunca dejar a Jesús! En su corazón dice, "¿A quién iré? ¡Él tiene palabras
de vida eterna!”
Imagino a este hombre apareciéndose en todos los lugares donde Jesús enseñó. Cada vez que Cristo estaba en la
ladera de una montaña o costa, allí se sentaba el leproso limpiado, justo al frente. Él gritaba en alta voz: “¡Te amo, Jesús!
¡Gloria a Dios! ¡Te Alabo!” Le veo en la Ascensión, llorando: “¡Llévame contigo, Jesús!” Y me gusta pensar que estuvo en
el Aposento Alto el día de Pentecostés, alabando a Dios – ¡lleno del Espíritu Santo!
Pero todo esto es mi imaginación, si hay un momento donde podemos continuar nuestra acción de gracias y gritar
ilimitadamente Glorias y alabanzas a Dios es en la Asamblea y en el Grupo de Oracion.
Pero por que? Como entender esa necesidad imperiosa de compartir nuestras experiencias y vivencias?
Por que? aunque los otros nueve no regresaron, eso no evito que todo el Pueblo, los fariseos y los demás que le seguían
se enteraran del suceso.
El Catecismo de la Iglesia nos explica un poco esto en su numeral 1878;Carácter comunitario de la vocación humana
1878 Todos los hombres son llamados al mismo fin: Dios. Existe cierta semejanza entre la unión de las personas divinas
y la fraternidad que los hombres deben instaurar entre ellos, en la verdad y el amor (cf GS 24, 3). El amor al prójimo es
inseparable del amor a Dios.
1879 La persona humana necesita la vida social. Esta no constituye para ella algo sobreañadido sino una exigencia de
su naturaleza. Por el intercambio con otros, la reciprocidad de servicios y el diálogo con sus hermanos, el hombre
desarrolla sus capacidades; así responde a su vocación (cf GS 25, 1).
Es que había que decirlo, comunicarlo, de ahí que para muchos el Facebook es una necesidad con sus exageraciones o
desviaciones. Pero el punto es que somos seres de Comunidad, 1881 Cada comunidad se define por su fin y obedece en
consecuencia a reglas específicas, pero “el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la
persona humana” (GS 25, 1).
Cual es el fin de que nos reunamos en Grupos cerrados, con oración libre y espontanea? Cual es la finalidad de estar en
una institución como la Familia o el Matrimonio? La respuesta se las dara Jesus en San juan 14,12
Dice la Palabra de Dios: 2 Les aseguro que el que confía en mí hará lo mismo que yo hago. Y, como yo voy a donde está
mi Padre, ustedes harán cosas todavía mayores de las que yo he hecho.
Cuando tenemos una fe firme, sustentada, formada, constante, en oración podemos decir que esta Palabra se aplicaría a
la perfeccion, nadie que conozca a Jesus y haya visto sus milagros puede callarlo, pero mejor aun seria ser parte del
milagro, cooperador, instrumento, móvil, dócil al Espiritu Santo.
No basta con mirar desde la vitrina, seamos activos y participemos de las bienaventuranzas de Dios, Jesus desea eso,
anhela encontrarte a ti y a tus hermanos reunidos y ser parte de su plan de salvación, la caridad es una de las tres
virtudes teologales, y sin ella ni la fe ni la esperanza tienen razón de ser, en la Caridad vemos reunidas a las tres al igual
que en la Santisima Trinidad, se reúnen los tres, el Amante, el Amado y el Amor.
Este ultima parte del tema es un llamado, a Confiar en Dios y a superar tus propias expectativas, ya no solo veas el
milagro de los 10 leprosos,, se tu el Leproso, el que pida para si y sus hermanos, el que en su familia de testimonio de
ello no solo aquí en los retiros o en las asambleas, vuélvete Servidor de todos y no claudiques, empéñate en ser parte
del 1% que si regresa a Jesus, que no se contenta con quedar limpio y sano, sino que palpablemente vera los nuevos
testimonios de sus hermanos.
Considerate elegido para esta misión, estamos en un movimiento privilegiado pero muy desagradecido, constantemente
atacado y ahora divididos, tengamos fe y paciencia en que Cristo es el que nos une y si por el soportamos todo, bien lo
vale.
Caigamos postrados ante Jesus como el Leproso y seamos uno, quedemos en silencio y dejemos actuar a Jesus:
Oración.
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