Subido por Yana Lema

MISHKI SHIMI WARMIKUNA LA MUJER EN LA LITERATURA KICHWA CONTEMPORÁNEA

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Mishki shimi warmikuna: Las Mujeres en la Literatura Kichwa contemporánea
Yana Lucila Lema Otavalo
El presente artículo recoge parte de la producción literatura de las mujeres kichwas
del Ecuador en los últimos años. Por la importancia de dar cabida a voces antes
no escuchadas, los testimonios de las artistas y los aportes de profesionales
kichwa, sobre el tema, serán la piedra angular de este trabajo.
En primera instancia citaré el arte oral que nuestras primeras madres y abuelas;
padres y abuelos han guardado y compartido con nosotras, siendo esta la base de
la literatura kichwa contemporánea. En un segundo momento revisaremos los
textos de algunas autoras para darnos cuenta de la estética particular que la mujer
imprime a la producción literaria kichwa actual. En un tercer momento me
atreveré a realizar algunas conclusiones, no con el ánimo de ultimar el tema, sino
más bien como punto de partida para análisis posteriores, muy necesarios, sobre
el tema.
Hace ya más de una década busqué a Rosa Lema, mujer kichwa Otavalo, que según esa
historia poco conocida de nuestro país participó, en los años 40, en la primera “Misión
Cultural Ecuatoriana Indígena a Estados Unidos”, auspiciada por el Estado. En aquel
entonces, el Ecuador llevaba adelante un proyecto de integración y plan de modernización
económica, que entre otros aspectos dio importancia al turismo. Entonces, lo indio fue
visto como un elemento atractivo; era la oposición entre lo civilizado y lo “nativo” que el
país podía ofrecer al visitante.
Pero bueno, yo no fui por esa mujer pública. Yo llegué a su casa en Peguche, Otavalo,
por otras razones. Necesitaba que me contara uno esos mitos que cuentan los mayores
sobre el Imbabura: el padre protector de los Kichwa Otavalo.
Así que un día sábado, caminando con mis padres por la antigua línea férrea de la
comunidad, llegamos a su casa: una edificación de adobe, alta, de puertas grandes, en
cuyo patio había piedras de moler, cachos y cestas con maíz, y otros objetos antiguos.
Ella era una mujer de unos 80 años, pequeña, de piel morena. Las arrugas de su cara no
borraron la fortaleza que aún proyectaba. -Mujer fuerte-, pensé; ya mi padre me había
contado algo de su personalidad. Verla, me llenó de curiosidad por lo que me pudiera
contar, así que nos sentamos y sin rodeos, le pregunté que sabía del “Imbabura taytiku”.
Luego de hablar, largo rato, con mis padres sobre sus vivencias juveniles, me contestó:
Dicen que un día, Atsil tayta, el gran padre del tiempo y el espacio, llamó a todas las
montañas aledañas a Otavalo para entregar la herencia a cada uno de sus hijos. Les
pidió a todos que madrugaran a las seis de la mañana para hacer la repartición.
Entonces la mama Cotacachi, el Mojanda, y las otras montañas estuvieron presentes a
tiempo. Menos el Imbabura que llegó atrasado. Por eso, dicen que la Cotacachi tiene
hielo; el Mojanda tiene agua, en cambio el Imbabura es pelado: por dormilón.
Al escucharle me pareció una historia fantástica; entonces vinieron más preguntas, pero
luego ella también quiso preguntarme, me dijo: -y para que estas preguntando tanto-. Le
dije que era para un trabajo de la universidad. Entonces reaccionó y contestó: “Nosotros
vivimos porque sembramos para comer; tejemos para vender; caminamos y conversamos.
Para que vamos a estar todo el día sentados frente a una máquina, solo escribiendo en los
papeles, eso aquí no sirve de mucho”.
Esas últimas frases calaron hondo en mí. Entonces entendí la importancia que tenía el
diálogo directo, la palabra, la oralidad para nuestros mayores.
Y más tarde, cuando por motivos de trabajo y colaboración conocí este mito de origen
me maraville de la riqueza de la oralidad kichwa. Me hubiera gustado conocer a mama
Rosario, pero hoy la palabra escrita me permitía compartir su palabra oral.
Ha sido el rayo el que partió el tiempo en noche y día. De ahí nacieron el sol y la luna, y
así inició el florecimiento de todo. Germinaron las flores y los árboles. Entonces los seres
humanos caminaron hacia las cascadas para recibir su frescura, escuchar su canto y
para mirar al arco iris. Según los antiguos, los dioses de arriba han enviado al arco iris
a la tierra para crecer las semillas.
Mama Rosario Quinche, abuela kichwa.
(Mito kichwa sobre el origen de la lengua, recogido por el poeta kichwa Ariruma
Kowii, en su artículo Runa Shimi, Kichwa Shimi Wiñaymanta-Origen del idioma
kichwa (2016).
Así, y habiendo escuchado, desde muy pequeña, las historias que mi padre, los arrullos
que mi madre, y mitos como las de mama Rosa y mama Rosario concluí que toda esta
sabiduría, es arte. ¿Por qué decían entonces que no teníamos arte, ni literatura?
Como hemos podido percibir, la palabra de la mujer en el arte oral está presente y es muy
rica, pero hay muchas cosas que quedan por rescatar ya que hay muy poca investigación
al respecto. Según César Cotacachi, estudioso de la etno-ecología y el turismo rural, “el
peligro de que estos saberes duren, no está únicamente en que los mayores mueran,
también está en el olvido”, en la ausencia de memoria.
La Mujer en Literatura Kichwa Contemporánea
En la época colonial y bajo la influencia hispánica, en el territorio del actual Ecuador la
literatura oficial estuvo influenciada, en muchos aspectos, por la literatura europea; tanto
por los acontecimientos políticos como por las formas estéticas. En ese tiempo los
españoles y los criollos concluyeron, que el “otro”, es decir el “indio” no tenía alma,
mucho menos podían siquiera imaginar, que lo que encontraron en Abya Yala (América),
eran pueblos organizados con culturas propias.
Algunos cronistas recogieron evidencias de lo que habría sido la vida de los “indios” en
muchos aspectos, pero a partir de su visión de lo que era la cultura, religión; y con los
prejuicios de la época. Con varios de estos elementos se escribió la historia oficial.
Así, podemos recordar uno de los episodios en los que se intentó borrar la otra historia,
cuando gran parte de la obra del cacique indígena, Jacinto Collahuazo, considerado el
primer cronista ecuatoriano, fue quemada en público por el Corregidor de Ibarra, en el
año de 1708, por considerar que la lectura y escritura estaban reservados solo para los
españoles o sus descendientes.
Que decir entonces de la situación de la mujer kichwa víctima de violaciones y
explotación; si ya de por sí el catolicismo consideraba a la mujer en general como un ser
inferior, subordinado al hombre en todos los aspectos.
Luego con las luchas de la independencia y la emancipación importantes autores
ecuatorianos se preocuparon por la realidad social del “indio ecuatoriano”, y una de las
obras más reconocidas es Huasipungo de Jorge Icaza.
La independencia no cambió la situación de explotación de los pueblos kichwa, entonces
vinieron una serie de rebeliones y levantamientos, en los que murieron muchos líderes y
lideresas como Lorenza Abimañay que lucharon contra las injusticias pero no estuvieron
en la historia oficial.
Vinieron las luchas por la educación y la lengua en los años 40, luego las organizaciones
indígenas desde fines de los años 60, pasando por los años 90, y hasta la actualidad se
logró bastante en la recuperación de las tierras, la educación bilingüe, los derechos
colectivos, etc., las mujeres kichwa fueron protagonistas. Este proceso ayudó mucho a la
revalorización de la identidad, la lengua y las artes.
Entonces, los profesores, hombres y mujeres, de las escuelas bilingües empezaron a
producir textos didácticos en idiomas maternos; ese fue el primer paso. Muchos docentes
iniciaron a recopilar mitos y leyendas, adivinanzas, cuentos, cantos y poesía; mientras
otros ya se atrevían a escribir sus propios versos, para sí mismos.
Aunque posteriormente, la educación bilingüe no trajo muchos frutos en el desarrollo de
la literatura en lenguas indígenas; la consecución de otros derechos, la revalorización de
la identidad; la paulatina recuperación de la autoestima como individuos y colectividades
generó en los jóvenes el interés, por mostrar eso que estaba ocultado: el arte kichwa,
dónde la música tuvo un papel muy importante, luego la danza y las otras artes.
Desde fines de los 80 empiezan a aparecer textos literarios, especialmente poesía en
kichwa. Pero es solo desde los 90 y en los últimos 20 años que las mujeres irrumpen en
el quehacer literario.
Y esta presencia no está exenta de tensiones e interrogantes como: la oralidad y escritura,
lo comunitario y lo urbano, la tradición y lo moderno, fugacidad y la perdurabilidad, la
traducción y la intraducibilidad, etc. En ese medio nos movemos, al igual que todos los
creadores de otras nacionalidades.
Sabiendo que hay otras diversas formas de literalidad no hemos apropiado de la palabra
escrita (kichwa y español), para hacer una literatura desde la oralidad y basada en la
cosmovisión y en nuestro sentir humano, pero femenino.
“La poesía nos aporta porque nos brinda la posibilidad de decir, en nuestra propia lengua,
lo que callamos, aquello que estaba reservado para ciertos espacios cerrados ahora lo
podemos expresar en espacios públicos”, señala la poeta kichwa Mercedes Lema.
Entonces, esta es la forma que hemos encontrado para no dejar morir, para compartir y
transmitir los saberes que las primeras madres y padres nos han dejado; es esto lo que nos
lleva a incursionar como mujeres kichwa en la literatura actual. Para nosotras la palabra
se ha convertido instrumento perfecto para hacernos escucharnos, construirnos,
reconstruirnos y hacernos escuchar.
Varios investigadores han comentado que el kichwa es un idioma tierno en sus sonidos.
“La lengua quichua es una de las más expresivas, armoniosas y dulces de las conocidas
en América; se adapta a maravilla a la expresión de todas las pasiones”, señala el escritor
ecuatoriano, Juan León Mera, y muchos estudiosos han coincidido en aquello. Quizá por
ello, abundan en la literatura actual kichwa textos amorosos, en los que, en muchas
ocasiones, el castellano no alcanza a expresar, en intensidad, todo lo que en idioma
materno se expresa.
1
kikimpakmi
killashina churakurkani
wiksayu mama killashina,
rikurimuni, pakakuni (…)
1
Me vestí para ti
de luna
de luna embaraza.
Aparezco y desaparezco (…)
Aunque es un tema abordado por las escritoras kichwa, no es muy común. La misma
autora confiesa, que este tipo de contenido es recibido con asombro “como que dicen
ahh…también sienten amor, son sensuales, son sexuales, etc. (…). Pero es cada vez es
más recurrente el tema del amor en todas sus formas, la joven creadora Achik Lema, nos
cuenta que hay urgencia personal y colectiva por expresar.
“Después de mi primera experiencia escribiendo abrí mis ojos hacia mi entorno y hacia
mis adentros como mujer indígena; tantos temas por abordar, tanto que decir, no podía
quedarme sin caminar, tenía que moverme; dar voz a los sin voz”, señala. Aquí uno de
sus poemas:
ÑUKAPAK
Shimikunawan kanpa shunkuta maskani
mana tarini.
kanpa llantuta yanka yuyaypi charini,
aychapi munay, nanay kaparikunmi (…)
MÍO
Exploro tu cuerpo con las palabras
Busco algo que no alcanzo
Imagino tan solo, tu disimulada silueta
Un dolor carnal que se proclama (…)
La maternidad, la ternura que provocan los niños también son abordados porque la mujer
es la dadora de vida, más aún si para las culturas indígenas es ella la mayor reproductora
de la lengua y la cultura, incluso más cercana a la tierra. Lourdes Llasag poeta kichwa
Panzaleo, en su poema ñutita, señala:
Ushushiku
Amapola sisashina, kanpak samita kuyani
Nayana chirlilla yakushina, tuykunapak kawsaypak
Guzhul muyuntitak yaku ukuta purik (…)
Ñutita
Amor, como la flor de amapola, amo tu olor
Natural del agua cristalina, vital para la vida
Gira, gira sin cansarte, alrededor del mundo (…)
La mujer es la que más comparte el espacio comunitario, ya que el hombre generalmente
sale a trabajar en las grandes ciudades. Ellas, sean niñas o adultas suelen apaciguar la
soledad fomentando estrechos vínculos de solidaridad o amistad. Diana Gualapuro, poeta
kichwa, de 19 años, se expresa así sobre este aspecto:
IMATA RURASHA
Imashinata rikusha
chinkarinkika
Imashinata kuyasha
Llakishka mashi.
Chay kuyllurshina kanki
Ñuka ñanta achikyachishpa purinki (…)
COMO PUEDO…
Como puedo mirarte,
Si desapareces.
Como podré amarte,
Querido amigo.
Eres como una estrella
que ilumina mi andar (…)
La madre tierra, sus paisajes; esa estrecha relación con los montes, los ríos, los animales,
son elemento fundamental en la poesía que nos convoca. La poeta Yolanda Pazmiño, de
la comunidad del Panecillo, en la parroquia de Quichinche, señala:
WAKAY
Tutamanta urpiku wakakun
Muyuntin muyuntin tushun
Tukuy tullpuwan tukushka
Sisakunawan pantarin (…)
VOZ DEL AVE
En la mañana la voz del ave
Da vueltas y baila alrededor
De muchísimos colores
se confunden con las flores (…)
Este es uno de los motivos recurrentes en la poesía femenina en kichwa. En Urku
Warmi Kani/Mujer de Páramo, María Choloquinga de Cotopaxi, expresa:
Urku warmi kani
Apa yayapak, apa mamapak
Sapitami charini
Sumaklla warmiku
Kampak chakrapash
Sumak shuyullami rikurin
Kampak samiwan (…)
Soy una mujer de páramo
Raíz de mis abuelos
Mujer bella del campo
Chacra de colores
Y aromas que dan vida (…)
Y sabemos que la pachamama no es solo el suelo que pisamos, es mujer como nosotras, ella nos
da el sustento. Diana, quién vive en la comunidad de Gualapuro, el verso es denuncia. La
defensa de la naturaleza es uno de sus motivos en Pilpintupak, yakupak muskuykunamanta:
(…) “Ama chayta rurapaychu” nirkani. Imashpa? Imashpa nishpa tapurkakuna.
Pacha mama wañukunmi, ama mapayachishun, nirkani. Mana uyarkakunachu,
sachapash, wiwakunapash, yurakunapash, mishki murukunapash illa sakirirkanchik.
Urpikunaka wakakurkakunami.
Runakunawan tantanakurkanchik, yurakunata tarpurkanchik, wiwakuna kawsachun,
ñukanchikpak sumak pachamama riksishka kachun.
LA IMAGINACIÓN DEL AGUA Y DE LA MARIPOSA
(…) estaban cortando las plantas. “Yo no quiero que hagan eso”, les hablé. ¿Por
qué? Preguntaron, y les dije que el planeta está muriendo, y les advertí “no
contaminen”. Ellos no me hicieron caso y el bosque se quedó sin animales, sin
plantas, sin frutas. Los pajaritos lloraban. Reunimos a las personas para sembrar
más árboles, para que haya más animales y sea la naturaleza más hermosa que
hayamos conocido en el mundo entero.
E Inés Anchatuña poeta kichwa Panzaleo habla de esa relación cósmica con la
naturaleza en su texto Armonía:
Wankarpa wakaywan
Yurakunapash kuyurinakun
Pishkukunapash wakanakun
Wayrapash chulunlla wakakun
Wasiman tikrakukpi (…)
Al ritmo del tambor
Danzan los árboles
Los pájaros alegres cantan sin cesar
El viento silba suave
Mientras voy a mi casita (…)
La cultura kichwa, al igual que muchas otras se debilita o es debilitada, en ese instante la
poesía asume un papel emergente, tal como nos dice Achik.
CHINKACHISHKANCHIK
Inti tayta sakinchi
killa mamata piñarinchik
Pacha mamata kunkanchik
Shina rurashpapsh
Paykunamanta kawshkinchik (…)
AQUELLO QUE PERDIMOS
Desistimos al sol
Renegamos a la luna
Olvidamos a la Pachamama
A pesar de todo
Por ellos vivimos (…)
Cuando la realidad de las mujeres kichwa no es solo el espacio comunitario, no solo las
vivencias son otras; la poesía tiene nuevos motivos, como la migración. Este sentimiento
lo señala Silvia Vásquez en Karuyashkamanta.
(…) Tarpushkata hichurkani
Uchilla chimpanakunata
Karanllakunami kan
Tikrankapak munanimi…!(…)
(…) Abandone mis guachos
Pequeños surcos
Siempre generosos
Quiero volver....! (…)
La vida no se la vive solamente con la comunidad humana y la comunidad de la
naturaleza; la comunidad de las divinidades también nos mantiene. Los rezos, las
ceremonias, lo ritual, las fiestas son espacios de reafirmación cultural y causas para las
letras. María Choloquinga, en Tambor y Vela dice:
Wankar ninapash
Ñukata achikyachinki
sumak wakaywan
maytapash kayachiwanki
(…) raymiman kayachinki
Yayakunawan tushunkapak.
Que ilumina mi ser
Con su sonido mágico
Me llaman suavemente
(…) Nos invitas a la fiesta
A danzar con los abuelos.
En el movimiento indígena ecuatoriano la mujer ha tenido un papel protagónico y gran
liderazgo. Nombres sobran, y esa es memoria histórica llamó a Aurora Chinlle, creadora
kichwa Puruwá, estos versos que hablan de la vida de la líder Lorenza Abimañay.
(…) Guamote kinkrikunapi
Silsilwan willarkanki
Lorenza Peña warmiwan
Runakunata hatarichirkanki.
Sinchi sinchita kaparishpa
Mallku shina pawarkanki
Chaymantami allpayuk kanchik
Shinami kishpirirkanchik (…)
(…) Por las laderas de Guamote
Al son de inmensa garrucha
Con Lorenza Peña a tu derecha
Dirigiste a diez mil runakuna.
Con tus gritos “sublevemos”
Volabas como el sinchi mallku
Por eso tenemos tierras
y somos libres (…)
En la literatura como en otros aspectos de la vida ella tiene un doble desafío, hacer
escuchar su voz a través de la poesía y vencer los obstáculos que le puede poner al frente
una sociedad que aún desvaloriza a la mujer.
Como dice Mercedes, “hay personas no indígenas que miran la poesía en lenguas
indígenas como algo sin valor; como una cosa de indios para indios, nada más”. Si bien
es cierto, aún hay realidades que mostrar, que superar; hay igual determinación en todas
ellas. Achik indica: “como mujer indígena escritora creo que la sociedad se ha abierto a
la posibilidad de respetar y admirar nuestra palabra, dejando atrás una de las tantas
barreras sociales”. Yolanda en cambio rescata, de la poesía escrita por mujeres, ese sentir
igualmente humano, pero particular de las féminas. “Escribimos desde nuestros mundos,
desde nuestras experiencias y sentimientos, que nunca será la misma percepción que la
de los hombres”, indica.
He ahí el aporte de la poesía kichwa femenina; y del naciente movimiento literario
kichwa y su aporte a la literatura universal. Cuya característica puede definirse en sus
formas, estructura y estética como de verso libre. Hay autoras que hacen poesía narrada
y no se rige la rima estricta, sino el ritmo armonioso de las palabras. Los recursos de la
oralidad primaria, la comparación, la repetición, la reiteración, los sonidos de la
naturaleza; se conjugan con otras figuras literarias como la metáfora, el juego de palabras
en la literatura kichwa actual. Pero ellas prefieren algunas formas de expresión, del habla
de sus pueblos.
De la estructura de los versos diría que a veces encontramos textos cercanos a la estructura
del castellano, por el elemento de la traducción. Precisamente ahí está el desafío y el
compromiso que tenemos las creadoras kichwa, de hacer literatura con pertinencia
lingüística y cultural. Por lo demás, ahí está la sonoridad, la expresividad, la profundidad,
la dulzura, los conceptos de nuestra palabra.
En el país, la literatura es reciente; junto con los aportes de la educación bilingüe, y la
conmemoración de los 500 años de resistencia indígena, en que aparecen los primeros
textos de canto y poesía en lenguas maternas, creados colectivamente, y para los
levantamientos. Aún no se conocía de mujeres que estuvieran escribiendo, especialmente
porque escribían para sí.
Hoy gracias a algunas iniciativas propias y el apoyo específico de personas solidarias, y
de una que otra entidad pública o privada se ha logrado despertar muchas conciencias, no
solo del Estado y la sociedad, sino de las mismas poetas, sobre la necesidad de impulsar
y promocionar la literatura en lenguas indígenas.
La creación de espacios como los recitales de poesía, los encuentros y los festivales,
organizados en espacios académico o por iniciativa propia han sido un gran paso para la
difusión de la literatura kichwa, no solo dentro del país sino en el exterior. Igual efecto
han tenido la publicación de antologías con textos inéditos de poesía y narrativa escrita
en lenguas indígenas.
Así como muchos de los levantamientos han tenido a las mujeres kichwas como
protagonista principales, así mismo, ella tiene mucho que ver con el compromiso de hacer
enriquecer la literatura kichwa, ya que la mayoría de las creadoras son mujeres.
No es fácil, pero hay que caminar firmes, sin desconocer ni desmerecer la presencia de
muchos poetas y narradores hombres, con quienes hemos caminado juntas, en el sueño
de reivindicar nuestra palabra.
Pero son ellas, quienes en su diario caminar hacen, de su ser mujer, del amor, del cuidado
de los hijos: poesía; de sus luchas, de la amistad, de sus logros: poesía; y, de su soledad,
de sus llantos, y sueños: poesía, con mirada femenina.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:
Cotacachi, Mercedes; Quintero, María Eugenia; Coloma, León, Curi Quinti: Llaktamanta
Huiñai causai rimaicuna, CEDIME, Ecuador, 1986.
Moya, Alba. El Arte Oral del Ecuador. Ministerio de Cultura, Ecuador, 2009.
Rodríguez Castelo, Hernán. Literatura Ecuatoriana. Casa de la Cultura Ecuatoriana. 1973.
Wikipedia. Jacinto Collahuazo. https://es.wikipedia.org/wiki/Jacinto_Collahuazo
FUENTES TESTIMONIALES:
Lema, Rosa. Mujer kichwa, Peguche, 1996. (video de la CONAIE)
Quinche, Rosario. Mujer kichwa, 2016. (En Las nacionalidades indígenas del Ecuador.
Kowii, Inkari)
FUENTES DIRECTAS (ENTREVISTAS):
Cotacachi, César. Etnoecólogo e Investigador cultural kichwa, Otavalo, 2016.
Lema, Achik. Poetiza kichwa, Otavalo, 2016.
Lema, Mercedes. Poetiza kichwa, Quito, 2016.
Pazmiño, Yolanda. Poetiza kichwa, Quito, 2016.
Consideraciones:

Al decir poesía indígena contemporánea estamos hablando de la que se
produce en parte de los siglos XX y XXI.

Y si nos referimos a la poesía kichwa contemporánea esto tiene que ver
con lo escrito, nos referimos al uso y apropiación de la palabra escrita,
por parte de los kichwas.

Realizaré una revisión de la poesía escrita por mujeres kichwa en idioma
kichwa.

Un elemento fundamental en el paso de la oralidad a la escritura, con sus
tenciones o aportes que hay entre la tradición oral y la escritura.

Para contextualizar, no podemos dejar de lado la historia, nuestro proceso
histórico colectivo.

Hablando del espacio territorial nos referiremos a la parte andina,
tomando en cuenta su diversidad, ya que en la Amazonía también existen
kichwas.
Yana Lucila Lema O. (Peguche, 1974)
Poeta kichwa Otavalo. Ganadora del premio al mejor vídeo de Medicina
Tradicional en el III Festival de Cine y Vídeo de la Primeras Naciones de Abya
Yala en el año 1999, otorgado por la CONAIE. Obtuvo el reconocimiento
“Publicación”, en la modalidad testimonio escrito, en el concurso Mujeres
Imágenes y Testimonios en el 2000, por el colectivo Mujer, Imágenes y
Testimonios. Consiguió el reconocimiento “Publicación” en la categoría
fotografía, por la Participación en la 1ra Bienal Continental de Artes Indígenas
Contemporáneas, México, 2013. Ganadora del Premio Nacional Darío Guevara
Mayorga “Rumiñahui de Oro” a la mejor obra publicada en la categoría cuento
infantil, diciembre de 2016, otorgado por el Municipio del Distrito Metropolitano
de Quito.
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