Subido por hely_iasd

1. LA ORACION

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LA ORACIÓN
I
13 de abril de 2018
1) ¿QUÉ es la ORACIÓN?
“Y Ana le respondió diciendo: No, señor
mío; yo soy una mujer atribulada de
espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino
que he DERRAMADO MI ALMA DELANTE
DE JEHOVÁ” (1 Samuel 1:15)
Orar es el acto de abrir
nuestro corazón a Dios como
a un amigo. (CC 93.2)
2) ¿CUÁNDO debemos orar?
“Levantándose MUY DE
MAÑANA, SIENDO AÚN
MUY OSCURO, salió y se
fue a un lugar desierto, y
allí oraba.” (Marcos 1:35)
Jesús recibió sabiduría y poder durante su
vida terrenal en las horas de oración
solitaria. Sigan los jóvenes su ejemplo y
busquen a la hora del amanecer y del
crepúsculo un momento de quietud para
tener comunión con su Padre celestial. (La
educ. 259)
“Orad SIN CESAR”
(1 Tesalonicenses 1:17)
Y durante el día eleven su corazón a Dios.
A cada paso que damos en nuestro camino,
nos dice: “Porque yo Jehová soy tu Dios,
quien te sostiene de tu mano derecha... no
temas, yo te ayudo”.(La educ. 259)
3) ¿DÓNDE debemos orar?
En un LUGAR SOLITARIO.
“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy
oscuro, salió y se fue a un LUGAR DESIERTO, y allí
oraba.” (Marcos 1:35)
La biblia menciona que se oró en: el templo (Luc.
19:46), en el hogar (Mat. 6:6), en un monte (Luc.
6:12), etc.
En TODO LUGAR
“Quiero, pues, que los hombres oren en TODO
LUGAR, levantando manos santas, sin ira ni
contienda.” (1 Tim. 2:8)
4) ¿CÓMO debemos orar?
En forma PERSISTENTE.
PERSEVERAD en la oración,
velando en ella con acción
de gracias; (Colos. 4:2),
Debemos orar CREYENDO.
Y todo lo que pidiereis en
oración,
CREYENDO,
lo
recibiréis. (Mat. 21:22)
Debe haber un contenido.
Mat. 6:9-13
5) ¿POR QUÉ cosas debemos orar?
Por nuestras necesidades terrenales.
Estamos desempleados, sin pareja, etc.
Por nuestras preocupaciones.
El sueldo no alcanza, la enfermedad avanza, los hijos andan mal, jalo los exámenes
a pesar de estudiar, dificultades en el trabajo, amenazas de despido laboral,
conflictos con vecinos, etc.
Por nuestros sentimientos.
De culpa por pecar, falta de dominio propio, sentimiento de
inferioridad/superioridad, de hacer sentir mal a los demás, de depresión, de
negatividad, de no superar traumas del pasado, de sentir que no puede emprender
nada, de fracaso, de ruina, de sentirse solitario, de malograr las amistades, por no
tener amigos, de rencor, de resentimiento hacia alguien, de estropear las cosas,
etc.
5) ¿POR QUÉ cosas debemos orar?
Por nuestro día.
Debemos contarle todo lo que nos ha sucedido en el día, desde que salimos de la
casa, el viaje hacia el trabajo, durante el trabajo/quehacer, en el desayuno,
almuerzo, cena, su relación con su esposo(a)/hijos/compañeros de
trabajo/vecinos/familiares. Nuestras alegrías, triunfos, derrotas, tristezas, penas,
remordimientos, sentimientos negativos generados en las diferentes
circunstancias del día.
Por el perdón de nuestros pecados.
Necesitamos confesar nuestros pecados, pedir perdón por ellos. Necesitamos
creer en las promesas de restauración, aceptar el perdón divino.
Debemos cerrar cada día (orar antes de dormir) siempre pidiendo perdón por los
pecados cometidos durante el día.
6) ¿PARA QUÉ debemos orar?
Para SOPORTAR LAS PRUEBAS.
Nuestro Salvador se identificó con nuestras necesidades y flaquezas,
convirtiéndose en un suplicante que imploraba de su Padre nueva
provisión de fuerza, para avanzar fortalecido para el deber y la
prueba….
Como humano, la oración fue para el una necesidad y un privilegio. (CC 93;
94)
Muy pocos siguen su ejemplo en ferviente y
frecuente oración a Dios PIDIENDO FUERZAS PARA
SOPORTAR LAS PRUEBAS DE ESTA VIDA y cumplir sus
deberes diarios….. y por sus propios sufrimientos y
sacrificio ha dado ejemplo a todos sus seguidores de
que la vigilancia y la oración y el esfuerzo
perseverante son necesarios de parte de ellos, para
representar correctamente el amor que moraba en
su pecho por la raza humana caída. (Exaltad a Jesús,
236)
6) ¿PARA QUÉ debemos orar?
Para SOPORTAR LAS PRUEBAS.
La fortaleza de Cristo provenía de la oración………Con fervor intenso
derramaba sus súplicas, y ponía todo el poder de su alma en aferrarse de
la mano del Infinito. CUANDO ENFRENTABA PRUEBAS NUEVAS Y
MAYORES, SE ALEJABA, buscando la soledad de las montañas, Y PASABA
LA NOCHE ENTERA EN ORACIÓN con su Padre celestial. (La oración 203.1)
Como uno de nosotros, participante de nuestras
necesidades y debilidades, dependía enteramente
de Dios, y en el lugar secreto de oración, BUSCABA
FUERZA DIVINA, a fin de salir fortalecido para hacer
frente a los deberes y las pruebas. En un mundo de
pecado, Jesús soportó luchas y torturas del alma. En
la comunión con Dios, podía descargarse de los
pesares que lo abrumaban. Allí encontraba consuelo
y gozo. (La oración 203.3)
6) ¿PARA QUÉ debemos orar?
Para RECIBIR EL ESPIRITU SANTO.
Mañana tras mañana, cuando los heraldos del evangelio se arrodillan
delante del Señor y renuevan sus votos de consagración, ÉL LES
CONCEDE LA PRESENCIA DE SU ESPÍRITU con su poder vivificante y
santificador. Y al salir para dedicarse a los deberes diarios, tienen la
seguridad de que el agente invisible del Espíritu Santo los capacita para
ser colaboradores juntamente con Dios. (OE 527; 528)
Oraban diariamente en procura de nuevas
provisiones de gracia para poder elevarse más y más
hacia la perfección. Bajo la obra del Espíritu Santo,
aun los más débiles, aprendían a desarrollar las
facultades que les habían sido confiadas…… Mientras
se sometían a la influencia modeladora del Espíritu
Santo, recibían de la plenitud de la Deidad y eran
amoldados a la semejanza divina. (HA 40;41)
Orar sin importar lo cansado u ocupado que estemos
Pasaba los días socorriendo a las multitudes que se aglomeraban en
derredor suyo y revelando los arteros sofismas de los rabinos. Esta labor
incesante lo dejaba a menudo tan exhausto que su madre y sus
hermanos, y aun sus discípulos, temían que perdiera la vida. Pero
cuando regresaba de las horas de oración con que clausuraba el día
de labor, notaban la expresión de paz en su rostro, la sensación de
refrigerio que parecía irradiar de su presencia. Salía mañana tras
mañana, después de las horas pasadas con Dios, a llevar la luz de los
cielos a los hombres. (DMJ 88)
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