Discurso: 20 de Junio: Día de la Bandera Cada año, nuestro país se enfrenta a nuevos desafíos. Y este, especialmente, es un año de grandes cambios, con grandes definiciones y con un festejo mucho más que especial: El Bicentenario de la Declaración de nuestra Independencia como Nación. Ser parte de esta tierra nos tiene acostumbrados a trabajar, a sacrificarnos al precio que sea, a labrar proyectos y a esforzarnos con honra y orgullo para poder llevarlos a cabo y concretarlos. Y cada objetivo que pretendemos, y cada meta que logramos, vienen coronados por un sentimiento muy especial hacia lo que hacemos, y especialmente por la emoción y el afecto hacia nuestra Patria. Porque es por ella y gracias a ella que estamos donde estamos, que caminamos por la senda que deseamos y le damos forma concreta a nuestros deseos. Y decir “Patria” es decir “celeste y blanco”. Y decir “celeste y blanco” es decir “Bandera Argentina”. Decir “Bandera Argentina” es decir, sin duda alguna, que portamos una identidad indiscutida. Es tener idioma propio. Es tener familia y amigos para compartir los momentos que hacen y definen cada instante de nuestra vida. Es levantarse cada mañana y agradecer por la nueva oportunidad de poder hacerlo. Es comenzar a transitar cada día con la fuerza necesaria para engrandecer a la Nación que nos cobija cumpliendo con lo que nos corresponde. Es tener los derechos que como seres humanos integrales nos pertenecen. Es tener un hogar en el cual refugiarnos siempre que lo necesitemos. Es tener un rayo de luz que nos guie por la senda por la que optamos caminar, asegurándonos, en el día a día, una nueva oportunidad de ser un soberano con todas las letras, defendiendo y resguardando ni más ni menos que nuestra Patria, nuestra Bandera y, lógicamente, nuestra identidad.