Franz Kafka Nació en Praga, el 3 de julio de 1889, ciudad por entonces perteneciente a Bohemia y parte del Imperio Austrohúngaro. Sus padres, Hermann y Julie Kafka, prósperos comerciantes judíos, le darían cinco hermanos menores. Todos fueron criados bajo la severa autoridad paterna por una serie de tutores y sirvientes. De quienes adquirieron el idioma alemán, el checo y una formación religiosa judía liberal. Falleció en Kierling, Austria, el 3 de Junio de 1924. Su obra poblada de parábolas sobre el sinsentido del orden y el poder humano, marco un hito en la narrativa del siglo XX. Franz Kafka supo crear o recrear un universo regido por dos elementos: la disolución de la voluntad en la desesperanza absoluta y la persistencia de lo mítico, lo raro y lo milagroso. Tras la muerte de Kafka, la mayor parte de su obra, inédita e incompleta, queda en manos de su amigo Max Brood quien, contra la voluntad de su autor, que le había pedido que la hiciera desaparecer, decide editarla. A esa empresa, que tomaría diez años (de 1925 a 1935), debemos el conocimiento de una obra inigualable Se ha dicho que Kafka es el cronista de la situación de desamparo del hombre del siglo XX. Pero más bien habría que decir que es el dibujante de sus pesadillas, de esas pesadillas que se olvidan al despertar pero cuyos terrores continúan determinando nuestras emociones y nuestros actos desde el subconsciente. Todos sus relatos nos transportan a un mundo onírico. Y como sucede en los sueños, la situación se presenta de improvisto, sin preámbulos ni preparaciones. «Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de su inquieto sueño, se encontró en la cama, convertido en un insecto gigante». Lo principal ya está dicho. Apenas la inquietud del sueño durante el que se ha operado tan terrible metamorfosis sugiere el anticipo de la espantosa situación. Poco hay más que relatar porque el argumento de los sueños suele ser breve; tan solo expresa una situación en la que se materializa el estado de ánimo del durmiente. Como el sentimiento de incapacidad y de culpa por algo desconocido o involuntario es el estado crónico de Kafka, todos sus textos están condenados a contar lo mismo y a aparecer que solo se cuenta para expresar el significa general. El relato es el pensamiento convertido en una serie de acontecimientos injustificables, absurdos e incomprensibles y el significado que preside el relato es el mismo pensamiento persiguiéndose a través de lo incomprensible como el sentido común que le refuta. El absurdo kafkiano relativo al individuo o la mitología de EL proceso y El castillo no es el equivalente del ilogismo de la narrativa romántica. En esta actividad creadora el escritor no copia el mundo ni trata de corregirlo ni de explicarlo; se declara insatisfecho y sufre. Ese dolor, además es inefable se experimenta soledad. Con grandes dificultades de interpretación por sus insondables y oscuros laberintos, su obra se caracteriza por un impecable estilo y extrema claridad que colocaron a Kafka a la cabeza de la renovación de la literatura contemporánea. La existencia atribulada y angustiosa de Kafka se refleja en el pesimismo irónico que impregna su obra, que describe, en un estilo que va desde lo fantástico de sus obras juveniles al realismo más estricto, trayectorias de las que no se consigue captar ni el principio ni el fin. FRASES Este tremendo mundo que tengo dentro de mí. Como liberarme a mí mismo, y a esta este mundo, sin despedazarme a mí mismo en pedazos. Y preferiría despedazarme a mí mismo en mil pedazos que ser enterrado con este mundo dentro de mí. Olvida todo. Abre la ventana. Limpia la habitación. El viento sopla a través de ella. Ves solo su vacio. Buscas en cada esquina y no te encuentras a ti mismo. No puedo hacerte entender. No puedo hacer a nadie entender que está sucediendo dentro de mí. No puedo ni siquiera explicármelo a mí mismo.