Fausto: […] Veamos pues: ¿quién eres tú? Mefistófeles. - Una parte de aquel poder que siempre quiere el mal y siempre obra el bien. Fausto: ¿Qué viene a significar ese enigma? Mefistófeles. - Soy el espíritu que siempre niega, y con razón, pues todo cuanto tiene principio merece ser aniquilado, y por lo mismo, mejor fuera que nada viniese a la existencia. Así, pues, todo aquello que se denomina pecado, destrucción, en una palabra, el Mal, es mi propio elemento. 1 Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida. [II Intempestiva]2 Entre 1873 y 1876, Friedrich Nietzsche escribe una serie de ensayos (David Strauss, el confesor y el escritor, Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida, Schopenhauer como educador y Richard Wagner en Bayreuth). Estos mismos, que luego más tarde serán aunados bajo el título de Consideraciones Intempestivas, se proponen realizar una comparación critica entre la cultura histórica antigua y la de su tiempo. Nietzsche exhibe que la educación del hombre moderno lo ha poseído en una continua forma ilusoria que lo hace padecer de aquella enfermedad histórica, algo que en principio se muestra como una virtud, pero que al cabo del tiempo se vuelve un vicio hipertrofiado. Esta carencia es la impotencia de un espíritu que no puede sobreponerse al lastre del dominio histórico. Allí se revela la debilidad de la personalidad moderna. Por otra parte, el hombre necesita de la aprehensión del pasado para pensar, comparar, reflexionar, como del olvido del mismo, lo ahistórico, para transformar lo acontecido en Historia nueva. Además, Nietzsche considera un punto de vista supra histórico, que es la de aquellas personas que presentan de manera arbitraria y casual su forma determinada de comprender y actuar sobre los hechos. Cosima Wagner, esposa de Richard Wagner, que por aquellas etapas de Nietzsche eran colegas y se frecuentaban, reflexiona sobre esta etapa intempestiva de Friedrich: «Usted ha arrojado la luz más clara sobre dos mundos, uno de los cuales no vemos porque está lejos, y el otro no lo reconocemos porque está muy cerca de nosotros.» 3 Cosima aclara el enigma que presenta Nietzsche y que nos interpela de la siguiente manera: ¿Qué posición debe tomar el hombre para poder pensar la historia de manera que la misma esté puesta al servicio de la vida? Para abordar a la historia, Nietzsche nos describirá tres formas: La primera es un abordaje de carácter monumental, en el cual se cree que, a través de modelos o métodos históricos, aquellos grandes momentos en la lucha de los individuos que perduraron en la memoria de los hombres pueda volver a repetirse. Este es un pensamiento 1 Johann Wolfgang von Goethe, Fausto, Buenos Aires, Terramar, 2006, pp 49 Friedrich Nietzsche, Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida (II Intempestiva), Trad. Germán Cano Cuenca, Madrid, Biblioteca Nueva, 1999 3 Germán Cano, Estudio Introductorio, Madrid, Gredos, 2009, pp 20 2 fundamental en la creencia de la humanidad tal que uno no se puede escindir de la grandeza de lo monumental que alguna vez ha sucedido. En pocas palabras, uno tendría la certeza de que lo acaecido es posible que se suscite nuevamente. Un segundo abordaje es de carácter anticuario que al poseer un limitado campo de visión decide aferrarse al placer que le genera la singularidad de aquello a lo que le atribuyo una importancia excesiva. Por lo tanto, aquel sentido histórico no contemplaría la existencia de un devenir, si no que meramente momificaría lo que considera importante y desecharía todo aquello que no reconoce digno de conservar. Esto, a diferencia de la historia monumental, obstaculizaría el impulso poderoso hacia lo nuevo. El abordaje que Nietzsche considera necesario es el de la crítica puesta al servicio de la vida. Esta posición crítica debe enjuiciar el pasado, pero no como lo realizaría una corte, sino a través de la vida. En última medida esta sentencia será siempre injusta, porque si estimamos emanciparnos del dominio de lo histórico debemos comprender el hecho de que no puede soslayarse que también procedemos de él. Y es aquí cuando Nietzsche se refiere al enigma de la figura mefistofélica del Fausto, aquella que sentencia que todo cuanto tiene principio merece ser aniquilado, y por lo mismo, mejor fuera que nada viniese a la existencia.