Subido por eduardoguerra680

LOS EFECTOS DE LA COSA JUZGADA EN EL DERECHO PERUANO

Anuncio
ESPECIAL
Los efectos de la cosa
juzgada en el derecho
de propiedad
Olvido del fundamento dominical
y de su función social
Luis Alejandro LUJÁN SANDOVAL
MARCO NORMATIVO
• Código Civil: art. 927.
• Código Procesal Civil: art. 452.
PALABRAS CLAVE: Propiedad / Rei vindicatio / Mejor
derecho de propiedad / Cosa juzgada / Identidad / Petitorio
Recibido: 30/12/2016
Aprobado: 02/01/2017
I.
Cuestiones preliminares
Si partimos de una postura estrictamente
apriorística, terminaremos por concluir que
*
RESUMEN
El autor argumenta que una decisión encaminada a pronunciarse sobre la cuestión de
cosa juzgada de cara a un proceso en donde se esclarezca el derecho de propiedad debe
evaluar de forma exhaustiva el fundamento del petitorio, y no limitarse a analizar la concurrencia de las partes y del pedido formal, ello con la finalidad de constatar la triple
identidad requerida para la configuración de la cosa juzgada. Asimismo, menciona que
el principio constitucional de la función social de la propiedad orienta la correcta identificación y aplicación de la cosa juzgada.
el mejor derecho de propiedad y la reivindicatio tienen como común denominador el
hecho de que se esclarezca, en sede judicial,
la titularidad de la cosa (derecho de propiedad). Vale decir que una primera aproximación, cuando en sede judicial se deduzcan
las dos pretensiones, estará determinada a la
búsqueda de la titularidad del bien.
Sin embargo, ese no es el verdadero problema, pues a nivel teórico o con un aspecto
meramente lógico es posible entender que,
salvo el aspecto residual de una reivindicatio
como es el efecto restitutorio, lo central en
el proceso será la cuestión de dilucidar una
Abogado por la Universidad Nacional de Trujillo. Egresado de la maestría con mención en Derecho Civil y Comercial de
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Becario de la Comisión Europea, con estudios de posgrado en la Universidad de Bologna, Italia.
GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 43 • ENERO 2017 • ISSN 2305-3259 • pp. 117-125
117
incertidumbre cuando se enfrenten nominalmente dos pretensiones, la cuales, prima
facie, persiguen lo mismo1.
Un segundo nivel es complejo si, por el contrario, agregamos el tema de la cosa juzgada
a efectos de que nos permita tener en consideración ex tunc el esclarecimiento del
dominio sobre la cosa litigiosa.
La casación bajo examen permite graficar
este segundo supuesto, cuando, habiéndose
resuelto en torno a la incertidumbre de la
titularidad de la cosa, esta es nuevamente
cuestionada a través de pretensiones nominalmente distintas pero que por su estructura guían una idéntica finalidad, hasta cierto
punto. Así, la cuestión surge en torno a un
precedente proceso sobre reivindicación
de un bien en el cual se ha desestimado la
pretensión, y uno posterior en el cual se ha
deducido la pretensión denominada “mejor
derecho de propiedad”.
II. Derecho de propiedad y cosa juzgada
Se pone en tela de juicio la garantía de cosa
juzgada, afectando directamente la certidumbre de la titularidad de la cosa. El
demandado en el segundo proceso y vencedor del primero opone lo resuelto a su
favor sobre el dominio del bien, invocando
la exceptio res iudicata. Empero, la cuestión aquí no es de orden conceptual, la distinción y similitud teórica entre la reivindicatio y el “mejor derecho de propiedad” no
tiene nada que ver de cara al problema de si
es que ya se ha juzgado la misma cuestión
(aedem res).
Lo importante es precisar que una pretensión
pudo haberse denominado “a”, “b” o “c”, y
1
que, si perseguían nuclearmente el esclarecimiento del derecho de propiedad y la identificación del titular de la cosa, perseguían
esencialmente lo mismo que la reivindicatio, de tal forma que, si posteriormente una
pretensión como “a”, “b” o “c” es deducida
en sede judicial –conforme al caso bajo análisis–, debería denegarse teóricamente su
fundabilidad.
Si bien lo antes mencionado podría comprender una especie de axioma, en virtud del
examen teorético y estructural de las pretensiones, el Derecho, el cual no es ni se traduce
como un sistema de base lógico-deductivo,
plantea siempre, de cara a valores como el de
justicia, la correcta valoración de los hechos,
de tal suerte que son estos los que determinarán si en verdad, para el caso in concreto, ha
existido un pronunciamiento anterior sobre
el derecho de propiedad.
El hecho de analizar las pretensiones a nivel
nominativo nada dice ni aporta al debate,
pues desde que las diferencias y similitudes existen han sido tan solo descritas a partir de la funcionalidad. En ese sentido, entre
el mejor derecho de propiedad y la reivindicatio, van encaminadas a que, prima facie,
deba ser esclarecida la incertidumbre jurídica sobre la titularidad de la cosa, si hasta
ese punto arribamos a un acuerdo, estaremos en la necesidad de afirmar que, deducidas coetáneamente en sede judicial, la finalidad se traduce en lo descrito líneas arribas,
en tanto que, si son presentadas sucesivamente, y pese a la fundabilidad o infundabilidad indistintamente de una u otra con precedencia, se habrá generado la posibilidad
de que en sede judicial se pueda revisar una
quaestio ya juzgada, lo que atentaría evidentemente no contra la seguridad jurídica, sino
contra el mismo derecho de propiedad.
Esta es la conclusión adoptada en mayoría por Pleno Jurisdiccional Nacional Civil celebrado en Lima el 6 y 7 de junio de
2008, en donde se plantea la posibilidad de discutir el mejor derecho de propiedad en un proceso iniciado a través de una
pretensión reivindicatoria.
118
pp. 117-125 • ISSN 2305-3259 • ENERO 2017 • Nº 43 | GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL
ESPECIAL | LA COSA JUZGADA: ENTRE LA REIVINDICACIÓN Y EL MEJOR DERECHO DE PROPIEDAD
Sin embargo, lo formulado en el párrafo
precedente se presenta en la realidad como
improbable sin el conocimiento exacto de
los hechos, cuestión que le ha sido encomendada al juzgador, antes que a quienes
nos atrevemos a examinar una sentencia. Así
las cosas, la vinculación de un proceso anterior, sobre el cual se ha decidido una cuestión, ahora reabierta en un nuevo escenario
judicial, debería hacer emitir al juzgador una
decisión coherente.
Sin embargo, la coherencia que se persigue
en este extremo no es una que complazca
a la lógica (únicamente), sino a la justicia,
de tal forma que si en el caso concreto se
pudiese alegar la exceptio rei iudicatae en
temas sobre incertidumbre del domino, el
fundamento para su aceptación o rechazo
debería, tout court, entenderse como variable2, lo que se condice con un aprovechamiento de la propiedad concorde a la función social que constitucionalmente se le
atribuye3. Empero, ello no obsta para que se
reconozca todas formas la aplicación de la
res iudicata cuando la triple identidad requerida para el instituto sea constatada por el
juzgador.
Esto último nos lleva a pensar que el criterio
de cosa juzgada, en el caso bajo examen, no
se puede reducir a describir teóricamente las
2
3
Comentario relevante
te
del autor
La garantía de la cosa juzgada –y la
condición de la triple identidad (partes, pedido, causa del pedido), la cual
le es inherente– se traduce a través
de dos cuestiones: la impugnabilidad
de lo decidido por el órgano jurisdiccional y, que sobre los hechos conocidos por el juzgador, se haya arribado
a una solución del conflicto o al esclarecimiento de la incertidumbre.
pretensiones como la rei vindicatio y mejor
derecho de propiedad, pues el fundamento
del dominio –conforme supra–, si es variable, implica una persistente constatación de
los hechos en el tiempo, de tal suerte que
si son llevados hechos nuevos al juicio, no
podría el juzgador –guiado por una mera
cuestión de diferencia teorética– declarar la
fundabilidad de la cosa juzgada en donde
no existe más el mismo fundamento anterior, el cual determinó, en alguna fase temporal, declarar el dominio de alguien sobre
una cosa.
En su momento, ya CHIOVENDA, Giuseppe. Principios de Derecho Procesal Civil. Trad. al español por José Casías
y Santoló. Vol. I, Reus, Madrid, 1922, p. 694, resalta que la naturaleza de la rei vindicatio es de tal forma que la misma
pretensión, se traduce como el mismo derecho de propiedad. Siguiendo el hilo conductor de su pensamiento postula la
innecesaridad de la cuestión prejudicial en torno a la pretensión real. En contra se manifestaba, a su tiempo, MENESTRINA, Francesco. La pregiudiciale nel proceso civile. Giuffrè, Milano, 1963, pp. 105 a 106. Así, por ejemplo, WESTERMANN, Harry. et al. Derechos Reales. Traducción al español de Ana Cañizares Laso et. al. 7ª edición, Vol. I, Fundación Cultural del Notariado, 2007, p. 341, quien menciona que la pretensión reivindicatoria es la propiedad como
derecho a la posesión.
Surge aquí la idea del aprovechamiento de la propiedad, en donde el uso de la cosas (utilidad) es garantizado por el Estado
a efectos de asegurar –conforme lo sostiene el Tribunal Constitucional– el “desarrollo de un sistema económico-social”
(STC. Exp. N° 03258-2010-PA/TC, fj. 2). Asimismo, la Corte Suprema ha precisado en torno a la propiedad que “(...) la
posibilidad de aprovechamiento o utilidad que reportan los bienes que son posibles de este derecho, juega un papel fundamental, pues es justamente ella la que convierte a tal derecho en provechoso para la sociedad” (Cas. N° 2157-2015-La
Libertad).
GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 43 • ENERO 2017 • ISSN 2305-3259 • pp. 117-125
119
Comentario relevante
te
del autor
La triple identidad, expresada en las
partes, el petitorio y su fundamento,
nos hace recordar que en este último
componente se deberá tener en consideración los hechos (expuestos), ya
sean estos constitutivos, modificativos, impeditivos o extintivos de cualquier situación o relación jurídica.
La garantía4 de la cosa juzgada5 –y la condición de la triple identidad (partes, pedido,
causa del pedido)6, la cual le es inherente– se
traduce a través de dos cuestiones: la impugnabilidad de lo decidido por el órgano jurisdiccional y, que sobre los hechos conocidos
por el juzgador, se haya arribado a una solución del conflicto o al esclarecimiento de
la incertidumbre, de tal forma que estos no
sean nuevamente cognoscibles por la jurisdicción para resolver sobre lo mismo, alcanzando los efectos7 de la sentencia obligatoriedad entre los interesados y asegurándoles
que el beneficio otorgado jamás les será
retirado8.
4
5
6
7
8
Es en el segundo extremo o fundamento en
el cual podría residir, en gran medida, la leve
pero existente diferencia de un carácter de
cosa juzgada, pues la triple identidad, expresada en las partes, el petitorio y su fundamento, nos hace recordar que en este último
componente se deberá tener en consideración
los hechos (expuestos), ya sean estos constitutivos, modificativos, impeditivos o extintivos de cualquier situación o relación jurídica. Así, una variación esencial de estos,
pese a la concurrencia de las mismas partes
y del petitorio en otro nuevo proceso, para
que el juzgador deba abstenerse de declarar
la cosa juzgada.
El orden sucesivo de la deducción en juicio
de una pretensión reivindicatoria (primero)
y una de mejor derecho (en un segundo
momento) nos conduce a primera vista hacia
una posible reevaluación de la decisión judicial sobre la titularidad del bien. Así las
cosas, en la casación bajo análisis, la defensa
técnica de la parte demandante, consciente
de la estructura de la pretensión de mejor
derecho de propiedad y de su proclividad
para la discusión efectiva del dominio, se
opone mediante una excepción de cosa juzgada, pues su argumento es que ya se habría
esclarecido la titularidad del bien en un proceso de reivindicación.
Los primeros avances respecto de los cuales se enuncia una teoría procesal-publicista de la cosa juzgada dejan de lado la
teoría material de la cosa juzgada (Savigny [Materielle Theorie]), en la cual los efectos de las decisiones judiciales de constituir propiamente el derecho o configurar la vida pasarán a traducirse como un vínculo para el ejercicio del poder jurisdiccional. En esta posterior fase se vincula a Stein y Hellwig como forjadores de la tesis, en donde se enmarca al non bis in
idem como garantía frente a la jurisdicción. ROTH, Herbet. “Materielle und prozessuale Rechtskrafttheorien”. En: Ritsumeikan Law Review. Vol. 33, 2016, p. 86.
Se habla en el sentido de un derecho reconocido y valorado por el juzgador y sobre la característica de “definitiva” de una
tutela judicial. SERGES, Giovanni. Il valore del “giudicato” nel ordinamento costituzionale. En: Dipartamento di Giurisprudenza. Università degli studi di Pavia. Consultado el 27/12/2016. Disponible en: <http://giurisprudenza.unipv.it/docsDidattica/rigano/backup_2009-10/2009_12_Dottrina%20giudicato%20costituzionale.pdf>.
LIEBMAN, Enrico Tulio. Manual de Derecho Procesal Civil. Trad. al español por Santiago Sentís Melendo, EJEA, Buenos Aires, 1980, p. 596.
Ibídem, p. 592 a 593. Liebman opina que la diferenciación entre cosa juzgada material y formal es inoficiosa.
En ese sentido, por ejemplo: MARINONI, Luiz Guilherme. “Os Precedentes na Dimensão da Segurança Jurídica”. En:
Páginas de Direito. Porto Alegre, año 14, nº 1117, 20 de marzo de 2014. Consultado el 30/12/2016. Disponible en: <http://
www.tex.pro.br/home/artigos/261-artigos-mar-2014/6443-os-precedentes-na-dimensao-da-seguranca-juridica>.
120
pp. 117-125 • ISSN 2305-3259 • ENERO 2017 • Nº 43 | GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL
ESPECIAL | LA COSA JUZGADA: ENTRE LA REIVINDICACIÓN Y EL MEJOR DERECHO DE PROPIEDAD
III. Análisis de la decisión de la primera
instancia: ¿Rei vindicatio y mejor
derecho de propiedad: diferentes
en esencia?
Lejos de una respuesta acorde con la naturaleza de rei vindicatio, la cual presupone también el esclarecimiento e identificación del
sujeto titular de un bien, el a quo entiende
que lo resuelto en el proceso de reivindicación distaba de lo que se pretendía en el proceso de mejor derecho de propiedad. En ese
sentido, se limita a precisar que solo las partes son las que cumplirían el criterio de la
identidad, ello pese a que la parte demandada no cuestiona la extensión del terreno
sublitis.
En este primer desliz, la primera instancia
judicial se circunscribe a una cuestión meramente teórica para descartar la posibilidad
de cosa juzgada, pues se deja llevar por las
consecuencias que dogmáticamente9 se describen respecto de la pretensión reivindicatoria y de la de mejor derecho de propiedad, en
el extremo de imputar a la primera una eficacia restitutiva y a la segunda una de tipo
declarativa, sin reparar en que es necesario la
acreditación del dominio de forma efectiva e
indubitable en el primer caso.
IV. Los motivos del ad quem: la quaestio facti en la cosa juzgada
Por su parte, el ad quem sigue un criterio
lógico, de tal forma que configura un axioma
dogmático al creer encontrar en la cuestión
del petitorio la base para identificar una cosa
juzgada respecto al primigenio proceso sobre
reivindicación. Ello se desprende cuando
manifiesta que el mejor derecho de propiedad es subsumible en la pretensión reivindicatoria. Pues, si por una parte se reconoce
una estructura más compleja (declaración y
restitución) correspondiente a la rei vindicatio, por otra se asemeja en cierta medida con
el mejor derecho de propiedad (declaración).
Empero, ello no importa de cara a identificar la eventualidad de la cosa juzgada en el
caso concreto.
No obstante el esbozo dogmático, el ad
quem fundamenta que el interés para obrar10,
tanto en el proceso de reivindicación como
en el de mejor derecho de propiedad, es el
mismo. Esto último salta a la vista, toda vez
que ello constituye un presupuesto procesal, sin embargo, la identificación del interés para obrar con el plano material (sustancial) nos lleva a pensar que el superior está
aseverando –en cierta medida– la constatación de la identidad, sin que explicite el contenido mismo.
A nuestro entender, el colegiado estaría refiriéndose a los posibles hechos constitutivos de por qué le correspondería la propiedad a la parte vencedora del primer juicio
y los hechos impeditivos que desvirtuarían
lo pretendido por la accionante en el mejor
derecho de propiedad. En esta fase (considerando cuarto)11, los jueces se habrían encontrado compulsando las razones de hecho, sin
embargo, conforme lo volvemos a recalcar,
no los explicitan, lo que convierte su razonamiento en inválido.
9 Así también la primera instancia.
10 Literalmente el artículo 452 del Código Procesal Civil prescribe que: “Hay identidad de procesos cuando las partes o quienes de ellos deriven sus derechos, el petitorio y el interés para obrar sean los mismos”. Por otra parte, se puede entender
a la pretensión (Anspruch) como el objeto del proceso. PAULUS, Christoph G. Zivilprozessrecht. Erkenntnisverfahren,
Zwangvollstreckung und Europäisches Zivilprozessrecht. 5ª edición, Springer, Berlin-Heidelberg, 2013, p. 181.
11 De la casación se puede leer: “CUARTO: (...) Además se advierte el mismo interés para obrar en ambas causas, por cuanto
en el anterior proceso de reivindicación y en el actual proceso, el factor motivante es la aducida propiedad del inmueble
sublitis por la accionante (...)”.
GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 43 • ENERO 2017 • ISSN 2305-3259 • pp. 117-125
121
Comentario relevante
te
del autor
De lo que se trata, de cara a verificar
la optimización de la cosa juzgada,
es evitar dañar un derecho de propiedad consolidado y declarado judicialmente, para ello es necesario ir
al fundamento del pedido, algo que
a todas luces el ad quem ha omitido
cuando hubo de resolver la excepción
de cosa juzgada.
En otro extremo, el órgano colegiado hace
alusión al bien sublitis. Con esto último
nos decantamos por observar que el tribunal superior está describiendo (y redescubriendo) el supuesto de hecho presentado
ante su jurisdicción, lo que implica un trabajo de observación en el fundamento fáctico del petitorio, aunque los términos que
emplee sean técnicamente confusos. Esto
último convierte el análisis del juzgador
en uno de tipo valorativo, de cara a verificar la existencia o no de la cosa juzgada,
sin embargo, no podemos decir que sea un
razonamiento válido. Si bien hasta aquí
describe e identifica el objeto (terreno), se
desdice nuevamente, conforme lo vimos
supra, cuando cree fundamentar de forma
adecuada escondiendo o no explicitando el
material fáctico del expediente. En ese sentido, se puede leer –conforme la narración
de la Corte Suprema– que el ad quem habría
arribado a la conclusión de que “(...) el factor motivante es la aducida propiedad del
inmueble sublitis por el accionante”, ello sin
motivo que traduzca el fundamento de esa
“aducida propiedad”.
Si bien en un primer momento el ad quem
enuncia un criterio axiomático para la constatación de la cosa juzgada en torno a los
procesos de rei vindicatio y mejor derecho
122
de propiedad, termina por analizar someramente el material fáctico que funda el pedido,
y es entonces que solo con ello podría configurar correctamente la existencia del criterio de la identidad. Lamentablemente
–según el recuento de la Corte Suprema–,
ello no sucede ni por asomo, toda vez que
el ad quem sigue limitándose a creer que, al
perseguirse teóricamente el esclarecimiento
del dominio, tanto en la rei vindicatio como
en la pretensión de mejor derecho de propiedad, simple y llanamente se va en búsqueda
de ello, sin que importe una mirada en el
fundamento del petitorio.
Lo decidido por el ad quem es tan absurdo
como entender que existe cosa juzgada en
un proceso en donde se ha declarado válido
y eficaz un negocio jurídico a pesar de una
desvintuada causal “x”, y que posteriormente ha sido impugnado otra vez por adolecer de invalidez, pero a raíz de una causal
“y”. Si se entiende que el acto es válido en
un primer momento y se descarta la posibilidad de que determinada causal le afecte, ello
no implica, contra toda posibilidad, que el
negocio jurídico pueda ser inválido por otro
motivo (fundamento de hecho).
Creemos que resultaría erróneo si es que el
ad quem se hubiese limitado a precisar que
la pretensión reivindicatoria y la de mejor
derecho propiedad tienden, prima facie,
al esclarecimiento de la incertidumbre del
dominio, lamentablemente, su análisis del
material fáctico –conforme lo deja entrever
el recuento de la Corte Suprema– no es suficiente. Es lamentable, más bien, que no se
logre exponer la compulsación de los hechos
por los cuales las partes creen tener el derecho a la propiedad del inmueble sublitis. El
mínimo intento hecho por el ad quem, por
desgracia, no alcanza.
Si aplicamos el criterio lógico, siempre
encontraremos diferencias y similitudes,
empero, de lo que se trata, de cara a verificar la optimización de la cosa juzgada, es
pp. 117-125 • ISSN 2305-3259 • ENERO 2017 • Nº 43 | GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL
ESPECIAL | LA COSA JUZGADA: ENTRE LA REIVINDICACIÓN Y EL MEJOR DERECHO DE PROPIEDAD
evitar dañar un derecho de propiedad consolidado y declarado judicialmente12, para
ello es necesario ir al fundamento del pedio,
algo que a todas luces el ad quem ha omitido cuando hubo de resolver la excepción
de cosa juzgada. Esto último, incluso para
quien se beneficia con la excepción, generaría una posibilidad de que la sentencia emitida por el órgano judicial sea cuestionada
por una carente motivación.
Imaginemos que el fundamento del pedido
se hubiese basado en otros hechos como la
posesión durante el transcurso del tiempo,
ello variaría –demás está decirlo– el núcleo
fundamental del petitorio de cara a una
declaratoria (solamente) del derecho de propiedad, por lo que no podría alegarse, ante
estos hechos fundantes, el carácter de identidad a fin de tener por completo el círculo de
la res iudicata en procesos sucesivos sobre el
esclarecimiento del dominio. Si se cayese en
este tipo de vicio, daríamos cabida a un atropello del derecho de propiedad, cuyo fundamento justificador no sería más que un
argumento lógico13, relegando la coherencia valorativa de cara al principio de justicia.
De esa manera, es vana la simple enunciación de una diferencia entre la pretensión
reivindicatoria y la de mejor derecho de propiedad si se obvia la funcionalidad del criterio de la triple identidad en la cosa juzgada,
la cual no se reduce a constatar las partes y
el pedido, conforme lo hizo el ad quem, sino
a examinar de forma incisiva el fundamento
fáctico del petitorio.
V. Sobre el pronunciamiento de la
Corte Suprema
En cuanto a la decisión de la Corte Suprema,
comete, por un lado, el mismo error del a
quo, pues el tribunal cree encontrar en la
diferencia teórica entre la rei vindicatio y el
mejor derecho de propiedad la solución a la
excepción de cosa juzgada. Sin embargo, en
la distinción de las pretensiones también se
encuentra el vicio.
En ese sentido, cabe preguntarnos lo
siguiente: ¿si la rei vindicatio y el mejor
derecho de propiedad, prima facie, tratan
de esclarecer el derecho de dominio, no es
absurdo pensar que son totalmente distintas?
Lo contrario se evidencia cuando la Corte
Suprema enuncia que “(...) los procesos tienen naturaleza jurídica diferente (...)”.
Por otra parte, llama la atención el siguiente
razonamiento del colegiado supremo cuando
menciona, en alusión a las pretensiones, que
no habría cosa juzgada: “(...) las cuestiones
fácticas en que se sustentan son diferentes”,
sin embargo, ¿a qué cuestiones fácticas se
está refiriendo?
Si bien hay concurrencia de las mismas partes y del pedido, en cuanto al extremo del
esclarecimiento del dominio, ¿cómo supone
12 Al parecer, conforme se desprende del considerando segundo de la casación, el bien es declarado propiedad de la parte
demandada a partir del año 2005, al finalizar el proceso de reivindicación.
13 Es interesante también el hecho de que se pueda enunciar a la cuestión del esclarecimiento del dominio como una cuestión prejudicial. Según el aspecto lógico, la cuestión prejudicial se inserta en una relación de subordinación, en donde el
criterio de necesidad para la resolución del caso por el juzgador debe ser coherente con los fallos anteriores que se conectan con uno actual, en donde la cuestión principal a resolver se nutre de las cuestiones ya decididas anteriormente y que se
presentan en su cauce como incidenter tantum, mientras que estas han sido resueltas principaliter en otros procesos. Sin
embargo, muchas veces se sacrifica esa coherencia y exactitud del sistema jurisprudencial, porque de por medio lo que se
busca es resolver con arreglo al valor de justicia. Piénsese, por ejemplo, en los casos de alimentos y filiación, en los casos
en donde se discute la posesión legítima frente a un mero arbitrio de oponer el derecho de propiedad. Entonces, a fin de
cuentas, también las consideraciones respecto a la prejudicialidad deben ser valorativas. BARBOSA MOREIRA, José Carlos. Questôes prejudiciais e Coisa Julgada. Tese de concurso para a docência libre de Direito Judiciário Civil apresentada
à Congregação da Faculdade de Direito da Universidade Federal do Rio de Janeiro, Rio de Janeiro, 1967, p. 66 y ss.
GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 43 • ENERO 2017 • ISSN 2305-3259 • pp. 117-125
123
Conclusión del autor
or
La cosa juzgada, de cara a situaciones en las cuales esté en juego el
esclarecimiento del domino, es un
mecanismo que también sirve para
proteger e identificar al verdadero
propietario, toda vez que permite
constatar si el fundamento del derecho de propiedad sigue vigente o no.
–la Corte Suprema– que el fundamento fáctico es el mismo cuando, en realidad, los
hechos constitutivos de la propiedad e impeditivos no han sido parte del razonamiento
concatenado del tribunal?
VI. A modo de conclusión
En efecto, creemos que un verdadero análisis de los hechos que fundamentan el petitorio podría esclarecer si en verdad persiste la
cosa juzgada cuando se tiene, por un lado,
un proceso de reivindicación finalizado y la
instauración sucesiva de uno sobre “mejor
derecho de propiedad”. En substancia, el
derecho de propiedad, valga la pena decirlo,
no se encuentra de manera inmutable en el
haber de una persona por el simple hecho de
ser enunciativamente el dueño de la cosa, la
efectividad de su realización a través de una
constatación de utilidad es lo que determina
efectivamente el dominio sobre el bien.
En ese sentido, incluso un fundamento sobre
la propiedad de la tierra puede desvirtuarse
temporalmente, pues ella está supeditada a
su uso, en donde el aprovechamiento conforme a la función social y constante utilidad reportada inutiliza un simple enunciado
como es el de declaración acerca de que la
tierra adquirida por usucapio sea incuestionable; convirtiéndose, por ende, la misma
posesión de la tierra (de los bienes inmuebles) en una especie de excepción contra
quien alegue un fundamento del derecho de
propiedad, en tanto sus bienes permanezcan
efectivamente en abandono, sin generar utilidad ni a él ni a la comunidad.
Lo anterior no significa la inexistencia de
cosa juzgada en torno a los litigios sobre tierras, sino un criterio para la aplicación de
esta, en donde quien defiende el bien es el
que efectivamente se beneficia también de
este en forma legítima, ello conforme a la
política de una función social establecida a
nivel constitucional. En ese sentido, la cosa
juzgada, de cara a situaciones en las cuales
esté en juego el esclarecimiento del domino,
es un mecanismo que también sirve para
proteger14 e identificar al verdadero propietario, toda vez que permite constatar si el
fundamento del derecho de propiedad sigue
vigente o no.
 Referencias bibliográficas
• BARBOSA MOREIRA, José Carlos. Questôes prejudiciais e Coisa Julgada. Tese de
concurso para a docência libre de Direito
Judiciário Civil apresentada à Congregação da
14 De hecho, esto implica actuar conforme al deber institucional que impone la garantía de la cosa juzgada. En donde una
ineficaz o malentendida interpretación podría generar una desatención en los fundamentos fácticos de alguna pretensión
sobre el esclarecimiento de propiedad ya resuelta y cuestionada posteriormente, sin el menor fundamento; traduciéndose
esto como una deducción en juicio de la triple identidad. En ese sentido, el Tribunal Constitucional ha pronunciado lo
siguiente: “(...) vulnera la cosa juzgada de las resoluciones judiciales el hecho de que se distorsione el contenido de las mismas, o la interpretación ‘parcializada’ de sus fundamentos. (...) De este modo, toda ‘práctica’ o ‘uso’ que tenga por fin distorsionar el contenido de una resolución que ha pasado en autoridad de cosa juzgada debe ser sancionada ejemplarmente,
debiendo comprenderse en la sanción no solo a la institución de la que emana la decisión, sino precisamente a quienes
actúan en su representación” (Exp. N° 0054-2004-PI/TC ff. jj. 14 y 15).
124
pp. 117-125 • ISSN 2305-3259 • ENERO 2017 • Nº 43 | GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL
ESPECIAL | LA COSA JUZGADA: ENTRE LA REIVINDICACIÓN Y EL MEJOR DERECHO DE PROPIEDAD
Faculdade de Direito da Universidade Federal
do Rio de Janeiro, Rio de Janeiro, 1967.
• CHIOVENDA, Giuseppe. Principios de Derecho Procesal Civil. Trad. al español por José
Casías y Santoló. Vol. I, Reus, Madrid, 1922.
• LIEBMAN, Enrico Tulio. Manual de Derecho
Procesal Civil. Trad. al español por Santiago
Sentís Melendo, EJEA, Buenos Aires, 1980.
• MARINONI, Luiz Guilherme. “Os Precedentes na Dimensão da Segurança Jurídica”.
En: Páginas de Direito. Porto Alegre, año
14, Nº 1117, 20 de marzo de 2014. Consultado el 30/12/2016. Disponible en: <http://
www.tex.pro.br/home/artigos/261-artigosmar-2014/6443-os-precedentes-na-dimensao-da-seguranca-juridica>.
• MENESTRINA, Francesco. La pregiudiciale nel proceso civile. Giuffrè, Milano,
1963.
• PAULUS, Christoph G. Zivilprozessrecht.
Erkenntnisverfahren, Zwangvollstreckung und
Europäisches Zivilprozessrecht. 5ª edición,
Springer, Berlin-Heidelberg, 2013.
• ROTH, Herbet. “Materielle und prozessuale
Rechtskrafttheorien”. En: Ritsumeikan Law
Review, vol. 33, 2016.
• SERGES, Giovanni. Il valore del “giudicato” nel ordinamento costituzionale.
En: Dipartamento di Giurisprudenza. Università degli studi di Pavia. Consultado el
27/12/2016. Disponible en: <http://giurisprudenza.unipv.it/docsDidattica/rigano/backup_2009-10/2009_12_Dottrina%20giudicato%20costituzionale.pdf >.
• WESTERMANN, Harry. et al. Derechos
Reales. Traducción al español de Ana Cañizares Laso et. al. 7ª edición, Vol. I, Fundación
Cultural del Notariado, 2007.
GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 43 • ENERO 2017 • ISSN 2305-3259 • pp. 117-125
125
Descargar