Subido por Sophie Elizabeth

TALLER M2.2 lenguaje

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PRUEBA SIMULACRO 2019
Responde a las preguntas 1 a 11, de acuerdo al siguiente texto.
EL PERRO QUE NO SABÍA LADRAR
Había una vez un perro que no sabía ladrar. No ladraba, no maullaba, no
mugía, no relinchaba, no sabía decir nada. Era un perrito solitario, a saber
cómo había caído en una región sin perros. Por él no se habría dado cuenta
de que le faltara algo. Los otros eran los que se lo hacían notar. Le decían:
—¿Pero tú no ladras?
—No sé… soy forastero…
—Vaya una contestación. ¿No sabes que los perros ladran?
—¿Para qué?
—Ladran porque son perros. Ladran a los
vagabundos de paso, a los gatos despectivos, a la luna llena. Ladran
cuando están contentos, cuando están nerviosos, cuando están enfadados.
Generalmente de día, pero también de noche.
El perro no sabía cómo contestar a estas críticas. No sabía ladrar y no sabía
qué hacer para aprender.
—Haz como yo —le dijo una vez un gallito que sentía pena por él. Y lanzó
dos o tres sonoros kikirikí.
—Me parece difícil —dijo el perrito.
—¡Qué va, facilísimo! Escucha bien y fíjate en mi pico. Vamos, mírame y
procura imitarme.
El gallito lanzó otro kikirikí.
El perro intento hacer lo mismo, pero solo le salió de la boca un desmañado
keké, que hizo salir huyendo aterrorizadas a las gallinas.
El perrito volvió a intentarlo un vez, dos, tres. Lo intentaba todos los días.
Practicaba a escondidas, desde la mañana hasta la noche. A veces, para
hacerlo con más libertad, se iba al bosque. Una mañana, precisamente
cuando estaba en el bosque, consiguió lanzar un kikirikí tan auténtico, tan
bonito y tan fuerte que la zorra lo oyó y se dijo: “Por fin el gallo ha venido a
mis encuentro. Correré a darle gracias por la visita...”.
E inmediatamente se echó a correr, pero no olvidó llevarse el tenedor, el
cuchillo y la servilleta porque para una zorra no hay comida más apetitosa
que un buen gallo. Es lógico que le sentara mal ver en vez de un gallo al
perro que, tumbado sobre su cola, lanzaba uno detrás de otro aquellos
kikirikí.
—Ah —dijo la zorra—, conque ésas tenemos, me has tendido una trampa.
—¿Una trampa?
—Desde luego. Me has hecho creer que había un gallo perdido en el bosque
y te has escondido para atraparme. Menos mal que te he visto a tiempo.
Pero esto es una caza desleal. Normalmente los perros ladran para
avisarme que llegan los cazadores.
—Te aseguro que yo… Verás, no pensaba en absoluto en cazar. Vine para
hacer ejercicios.
—¿Ejercicios? ¿De qué clase?
—Me ejercito para aprender a ladrar. Ya casi he aprendido, mira qué bien lo
hago. Y de nuevo un sonorísimo kikirikí.
La zorra creía que iba a reventar de risa. Se revolcaba por el suelo, se
apretaba la barriga, se mordía los bigotes y la cola. Nuestro perrito se sintió
tan mortificado que se marchó en silencio, con el hocico bajo y lágrimas en
los ojos.
El perro corrió y se encontró a un campesino.
—¿Dónde vas tan deprisa?
—Ni siquiera yo lo sé.
—Entonces ven a mi casa. Precisamente necesito un perro que me guarde el
gallinero.
—Por mí iría —le dijo el perrito triste—, pero se lo advierto: no sé ladrar.
—Mejor. Los perros que ladran hacen huir a los ladrones. En cambio a ti no
te oirán, se acercarán y podrás morderles, así tendrán el castigo que se
merecen.
—De acuerdo —dijo el perro feliz.
Y así fue como el perro que no sabía ladrar encontró un empleo, una cadena
y un plato de sopa todos los días.
(Adaptación) Gianni Rodari.
Tomado de Cuentos para jugar. Bogotá, Alfaguara, 2013.
1. el texto anterior el perro no sabía ladrar porque
a.
b.
c.
d.
sus papás le enseñaron muy mal.
creció solo.
no le gustaba ladrar.
le gustaba más hacer kikirikí.
2. La palabra kikirikí es
a.
b.
c.
d.
una onomatopeya.
un sustantivo.
un adjetivo.
una palabra sin significado.
3. Los personajes de la historia son
a.
b.
c.
d.
el
el
el
el
perro,
perro,
perro,
perro,
el gallo, la zorra y el campesino.
las gallinas, el campesino y el zorro.
el leñador, las gallinas, el zorro.
el gato, las gallinas y el campesino.
4. Cuando el texto dice que la zorra Se revolcaba por el suelo, se
apretaba la barriga, se mordía los bigotes y la cola se refiere a
a.
b.
c.
d.
que
que
que
que
la zorra estaba enferma.
tenía una terrible picazón.
estaba muy asustada.
la risa la dominaba.
5. Al finalizar el texto se dice que el perro consiguió trabajo, de lo cual se
infiere
a.
b.
c.
d.
el
el
el
el
perro
perro
perro
perro
ahora tiene que perseguir gallinas.
debe morder a los ladrones.
debe cazar zorros.
debe dormir todo el día.
6. En el enunciado Por él no se habría dado cuenta de que le faltara algo
la palabra él es
a.
b.
c.
d.
pronombre.
un sustantivo.
un nombre.
un un adjetivo.
7. Las preguntas en el texto se reconocen por
a.
b.
c.
d.
los
los
los
los
signos de interrogación.
signos de exclamación.
guiones.
puntos suspensivos.
8. Una posible conclusión del texto anterior es
a. con las capacidades que tienes puedes llegar a ser alguien
importante.
b. es importante esforzarse para ser lo que los otros quieren que seas.
c. para trabajar es necesario hacer lo que los otros dicen.
d. si uno no sabe hacer algo debe aprenderlo como sea.
9. Para escribir un texto como el anterior se necesita
a. información científica y buenos argumentos.
b. imaginación, personajes, una historia con inicio, nudo y desenlace.
c. investigar sobre los animales, realizar consultas a tus profesores.
d. conocer el comportamiento de los animales.
10. Sí hubieras encontrado el perro y quisieras ayudarlo, la mejor opción
sería
a.
b.
c.
d.
11.
a.
b.
c.
d.
llevarlo a conocer otros perros para que aprendiera de ellos.
llevarlo a tu casa para darle de comer y cuidarlo.
enseñarle tú mismo a ladrar.
conseguirle algunas grabaciones de ladridos.
En la expresión El perro intentó hacer lo mismo la palabra perro es
un
un
un
un
verbo.
pronombre.
adjetivo.
sustantivo.
Responde a las preguntas 12 a 25, de acuerdo al siguiente texto.
LA ABEJA REINA
Zafia y disipada era la vida en la que cayeron dos príncipes que habían
partido en busca de aventuras y así no podían volver de ninguna manera a
su casa. Benjamín, el bobo, salió en busca de sus hermanos.
Cuando los encontró se burlaron de que él, con su simpleza, quisiera abrirse
camino en el mundo cuando ellos dos, siendo mucho más listos, no eran
capaces de salir adelante.
Se pusieron a andar juntos y llegaron a un hormiguero. Los dos mayores
quisieron revolverlo para ver cómo las pequeñas hormigas correteaban
asustadas de un lado a otro llevando consigo sus huevos, pero él bobo dijo:
—Dejen en paz a los animales. No consiento que los molesten.
Luego, siguieron adelante y llegaron a un lago en el que nadaban muchos,
muchos patos. Los dos hermanos mayores quisieron cazar un par de ellos y
asarlos, pero el bobo dijo de nuevo:—Dejen en paz a los animales. No
consiento que los maten.
Finalmente, llegaron a una colmena. Dentro había tanta miel que rebosaba
tronco abajo. Los dos quisieron prender fuego bajo el árbol para que las
abejas se asfixiaran y ellos pudieran quitarles la miel. El bobo, sin embargo,
los detuvo otra vez diciendo:
—Dejen en paz a los animales. No consiento que los quemen.
Los tres hermanos llegaron entonces a un palacio en cuyas caballerizas
había un montón de caballos petrificados, pero no se veía a ningún ser
humano. Recorrieron todas las salas hasta que al final llegaron ante una
puerta que tenía tres cerrojos. En mitad de la puerta, sin embargo, había
una mirilla y por ella se podía ver lo que había dentro del cuarto. Allí vieron
a un hombrecillo gris sentado a una mesa y lo llamaron a voces, una vez...,
dos veces..., pero no los oyó. Finalmente, lo llamaron por tercera vez y
entonces se levantó y salió. No dijo ni una palabra, pero los agarró y los
condujo a una magnífica mesa, y cuando hubieron comido llevó a cada uno
de ellos a un dormitorio. A la mañana siguiente entró en el del mayor, le hizo
señas con la mano y lo llevó a una mesa de piedra, sobre la cual estaban
escritas las tres pruebas que había que superar para desencantar el
palacio.
La primera era así: en el bosque, debajo del musgo, estaban las mil perlas
de la princesa; había que buscarlas y antes de que se pusiera el sol no tenía
que faltar ni una sola o,
de lo contrario, quien hubiera emprendido la prueba se convertiría en una
piedra. El príncipe fue allí y se pasó el día entero buscando, pero cuando el
día tocó a su fin no había encontrado más que cien y quedó convertido en
piedra. Al día siguiente
emprendió la aventura el segundo hermano, pero, al igual que el mayor, se
convirtió en piedra por no haber conseguido hallar más que doscientas.
Por fin le tocó el turno al bobo y se puso a buscar en el musgo, pero era tan
difícil encontrar las perlas y se iba tan despacio que se sentó encima de una
piedra y empezó a llorar. Y, según estaba allí sentado, el rey de las
hormigas, al que él una vez había salvado, llegó con cinco mil hormigas que,
al cabo de un rato, ya habían encontrado todas las perlas y las habían
reunido en un montón.
La segunda prueba, en cambio, consistía en sacar del mar la llave de la
alcoba de la princesa. Cuando el bobo llegó al mar se acercaron nadando los
patos a los que él una vez había salvado; estos se sumergieron y sacaron la
llave del fondo.
La tercera prueba, sin embargo, era la más difícil: entre las tres durmientes
hijas del rey había que escoger a la más joven y predilecta; pero eran
exactamente iguales y en lo único que se diferenciaban era en que la mayor
había tomado un terrón de azúcar,
el segundo sirope y la menor una cucharada de miel, y había que acertar
solo por el aliento cuál de ellas había comido la miel. Entonces llegó la reina
de las abejas que el bobo había salvado del fuego, tentó la boca de las tres
y al final se posó en la boca que había tomado miel, y el príncipe reconoció
así a la verdadera.
Entonces se deshizo el encantamiento, todo quedó liberado del sueño y los
que eran de piedra recuperaron su forma humana. El bobo se casó con la
más joven y predilecta de las princesas, y cuando murió el padre de ella, se
convirtió en rey. Por su parte, sus dos hermanos se casaron con las otras
dos hermanas.
Hermanos Grimm. Tomado de
www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ale/grimm/la_abeja_reina.htm
12. El texto anterior es
a.
b.
c.
d.
un poema.
una noticia.
un cuento fantástico.
un texto científico.
13. El hermano bobo demostró que
a.
b.
c.
d.
si uno respeta la naturaleza ella nos recompensará.
cuidar la naturaleza es poco importante.
las aventuras están en hacerle daño a los animales.
es importante llorar para que los animales nos ayuden.
14. El texto se llama La abeja reina porque
a. la abeja reina es la protagonista de la historia.
b. solo se necesitó de la abeja reina para romper el hechizo.
c. fue la última que ayudo a los hermanos y la que terminó de romper el
hechizo.
d. es la historia de la abeja reina y cómo ayudó a tres hermanos.
15. Al finalizar el cuento se concluye que
a. los que se creen inteligentes en muchos casos no lo son.
b. las pruebas se superan con mucho esfuerzo.
c. los hermanos no necesitan de la ayuda de nadie.
d. si todos los hermanos trabajan juntos pueden lograr cualquier cosa.
16. Según la historia, el bobo en realidad es
a.
b.
c.
d.
una persona cuidadosa, tierna y respetuosa.
una persona irrespetuosa, negligente y perezosa.
una persona envidiosa, rencorosa y caprichosa.
una persona cobarde, egoísta y problemática.
17.
a.
b.
c.
d.
En la expresión ya habían encontrado todas las perlas la palabra
perlas es
un adjetivo.
un pronombre.
una exclamación.
un sustantivo.
18. La palabra sacacorchos es una palabra
a.
b.
c.
d.
simple.
compuesta.
doble.
con varios significados.
19. Las palabras sábana y sabana son
a.
b.
c.
d.
compuestas.
parónimas.
homónimas.
sinónimas.
20. En el enunciado se casó con la más joven y predilecta la palabra
predilecta puede ser remplazada por
a.
b.
c.
d.
preferida.
rechazada.
olvidada.
desconocida.
21. Debes realizar un afiche publicitario de una película, necesitas
a. la información de la película y escribir un cuento con la información.
b. la información, una imagen de una escena y escribir los datos más
importantes de la película.
c. escribir un poema con la información de la película.
d. hacer un dibujo de la película.
22. Organiza la siguiente historia
c. los cuales hay que comerlos muy rápido
d. En vacaciones siempre vamos al mar.
b. si no, se derriten en tus manos por el calor.
a. en la playa mi papá me compra muchos helados
a. 1a, 2c, 3d, 4b.
b. 1c, 2d, 3b, 4a.
c. 1d, 2a, 3b, 4c.
d. 1d, 2a, 3c, 4b.
23. El texto La abeja reina el personaje llamado bobo podría llamarse
a. el orgulloso.
b. el vanidoso.
c. el protector de la naturaleza.
d. el interesado.
24. Los dos textos leídos son
a. un poema y un cuento.
b. los dos son cuentos.
c. los dos son textos científicos.
d. el primero es un texto de ciencias y el segundo es un cuento.
Responde a las preguntas 24 a 26, de acuerdo al siguiente texto.
Tomado de: http://www.gusanito.com/esp/descargas/tiras_comicas/tiras_comicas/examen/3489
24. En el cuadro 1, la forma como se presentan los personajes permite
afirmar que
a. a Wipo le encanta estudiar.
b. los niños y los animales son amigos.
c. Wamba es la mejor amiga de Wipo.
d. los niños inventan excusas para no jugar.
25. En el cuadro 2, la actitud de los amigos de Wipo es de
a. aburrimiento.
b. angustia.
c. cansancio.
d. sorpresa.
26. En el cuadro 7, Wipo está
a. preparándose para ir a nadar.
b. leyendo sobre medicina.
c. estudiando para un examen.
d. evitando jugar con Wamba.
Responde a las preguntas 27 a la 30 a partir de la lectura del
siguiente texto:
27. La lista de juegos es más grande que la de los libros, porque
a. en el colegio se necesitan más juguetes que libros.
b. al niño le pidieron menos libros que juguetes.
c. para el papá son más importantes los textos que los juegos.
d. para el niño son más importantes los juegos que los textos.
28. Según el niño, el papá puede comprar juegos con la plata con la que iba
a pagar
a. La pensión del colegio.
b. Los textos.
c. Los útiles.
d. Los juegos.
29. En la imagen, el gesto del padre, al leer la lista de textos, indica
a. dolor.
b. alegría.
c. sorpresa.
d. cansancio.
30. Por la manera como el niño le habla a su padre, se puede afirmar que
a. sabe cómo convencer a su padre.
b. tiene dudas de lo que desea comprar.
c. le tiene miedo a su padre.
d. busca siempre las rebajas.
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