El código de Hammurabi Entre los años 1790 y 1750 A.C. La antigua ciudad de la baja Mesopotamia, Babilonia, tuvo como gobernante al rey Hammurabi, cuyo mayor legado fue haber dictaminado el primer código de índole legal de la historia, quien creyó necesario crear una serie de leyes en su territorio para satisfacer las ordenes de los dioses, y fue así como plasmó en una piedra negra de unos dos metros una de las mayores maravillas de la antigüedad. El rey, recibió de Shamash, La deidad del sol y la justicia, una serie de órdenes legales que fungían como parámetros para llevar acabo la justicia y la equidad en la baja Mesopotamia, que se encontraban dispuestas en 46 columnas de 3600 líneas. Y representados en la piedra se puede apreciar al rey recibiendo el código de shamash. 282 leyes donde se dictaminan y regulan la vida social y económica en todos los aspectos, con un severo sistema penal. Dichas leyes, llaman la atención, debido a la consideración que recibe el ser humano en dicho código, tomando en cuenta la época en el que fue escrito, y representa un documento de gran importancia para conocer a fondo la justicia en tiempos del rey Hammurabi. Dichas leyes presentan una serie de reglas para llevar un orden social, y representan castigos por el no cumplimento de ellas. Están establecidas en varias áreas en las que el habitante de la sociedad, se desenvolvía cotidianamente, como por ejemplo, relaciones familiares, de construcción civil, en la agricultura, en el comercio y en la ganadería. La pena se veía incrementada o disminuida según la posición del individuo en la jerarquía social de la época. Se establecía una proporción entre el castigo a pagar y el daño sufrido y infringido en el afectado. Por ejemplo, si alguien cortaba la mano de otra persona, el castigo consistía en que se le cortara la mano al autor del daño; si una casa se desmoronaba debido a una mala construcción, el constructor era declarado culpable y la pena contaba de aplicarle la pena de muerte al sujeto. Lo más importante de estas leyes es que constituía una limitación ardua de la pena, que se debía restringir o medir únicamente al daño sufrido por la víctima. Esté limite, no solo creó una línea entre el crimen y la compensación a la víctima. Si no, que dio a pie al inicio de costumbres que hasta el día de hoy, siguen en vigencia, como lo es el reemplazo de la pena por la indemnización con una cantidad de dinero estipulada por el rey. Se creaba una dinámica justa y eficaz, que en vez de pagar con pena de muerte o un castigo doloroso, pagaba una cantidad, y el individuo afectado por el crimen, en lugar de caer en la venganza, recibía el pago. Quienes aceptaron el pago de daños ocasionados, fueron el primer individuo en admitir la necesidad de superar el comportamiento de la venganza y el ajuste por sus propias manos. Sustituir ese impulso y optar por un camino inteligente, donde el raciocinio reinaba antes que el deseo de cobrar o hacer pagar a la persona con "su propia medicina", hizo que el hombre avanzara. Ya que fue voluntario, porque el individuo afectado podía optar entre recibir el pago o recurrir a la venganza. Luego, el hecho de aceptar la compensación, pasó a ser una imposición legal. A la sociedad moderna, ya sensible, le genera atención que las faltas y daños graves, no se sistematicen; únicamente se hace una enumeración de los casos y se dictamina como obrar en consecuencia «si ha pasado esto, se hará esto otro». En este amplió abanicos no se diferencia el hecho de que sea un derecho civil o penal: hay reglas y leyes que regulan asuntos de la cotidianidad y leyes que reprochan y penan los delitos. Junto con los asuntos de comercio, los préstamos, alquileres o los divorcios, aparecen los castigos por robo o asesinato. Aunque la ausencia de sistematización, no supone carencia de refinamiento: en los castigos aplicados a cada delito se diferencia si hubo o no intencionalidad, y también la otra categoría de si es víctima y la del agresor. Gracias a que babilonia fue una cultura compleja, coloca las pautas al que el hecho de que las mayorías de las penas sean multas, aunque también haya previsto castigos de mutilación e incluso muerte. Con gran sorpresa, se observa que las leyes fueron dictaminadas y creadas como semilla para implementar un orden en la sociedad y penar los malos comportamientos para mantener la paz y la organización, pero fueron evolucionando, hasta el punto de permitir reducir la severidad, dando opciones de tratos víctima-delincuente, y también dándole la potestad a la victima de discernir cual era la mejor o más sensata opción que sería aplicada a al victimario. Eso demuestra nuestro nivel de tomar decisiones y usando más la razón y dejar de tomar la venganza en nuestras propias manos, como si nos tratáramos, de una deidad que decide sobre la vida del delincuente José Daniel Orive Romero.