Subido por Luis Alvarado

Cuatro miradas a la Santa Cena

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Cuatro miradas a la Santa Cena
Debemos observar la Santa Cena en el propósito por el cual fue instituida.
La Cena del Señor trae bendición y no castigo. ¿Cuál es la actitud correcta que el creyente
debe tener hacia la Santa Cena?
1 Corintios 11:23-34 / Mateo 26:26-30
¿Qué debemos hacer si la Santa Cena es para bendición y no para castigo?
1.
En primer lugar debemos ver hacia atrás. Debemos recordar que ÉL MURIO.
a.
A muchos no nos gusta recordar la muerte de nuestros seres queridos. Siempre
pensamos en ellos, y nos acordamos de momentos gratos que pasamos.
b. Pero Jesús quiere que recordemos su muerte. ¿Por qué?
i. Por qué
todo lo que tenemos como
cristianos se centra en la muerte de Cristo. 1 Corintios 15.3-4
ii.
No es la narración de su vida o sus enseñanzas
que salvarán al pecador, sino La misma muerte de Cristo.
iii. Por eso debemos recordar el porqué de su
muerte: ÉL murió por nuestros pecados, ÉL fue nuestro substituto. Isaías 53:6 / 1 Pedro
2:24
iv.
ÉL pagó la deuda que nosotros no podíamos
pagar.
c.
Jesús quiere que recordemos cómo ÉL murió.
i. Voluntariamente, mansamente, mostrando
siempre su amor por nosotros. Romanos 5:8
ii.
ÉL entregó su cuerpo en manos de hombres
malvados.
iii. ÉL llevó sobre sí los pecados de todo el
mundo.
d.
Lo más importante es que este “recordar” no es simplemente traer a la mente hechos
históricos. Sino que debemos participar de verdades espirituales. Cuando estamos a la mesa
con Cristo, no debemos ser admiradores pasivos, sino participantes activos en una relación
con un Salvador vivo, a quien hemos alcanzado con nuestro corazón solamente por la fe en
ÉL mismo.
2. En segundo lugar, tenemos que mirar hacia adelante (v. 26 b).
a.
Observamos la Cena "hasta que Él venga." El regreso de Jesucristo es la bendita
esperanza de la iglesia cristiana y el individuo.
b. Jesús no sólo murió por nosotros, sino que también resucitó y ascendió al cielo, y un
día volverá a llevarnos al cielo.
c.
Hoy en día, no somos todo lo que deberíamos ser, pero cuando le vemos a Él, "vamos
a ser como él" (1 Juan 3:2).
3. En tercer lugar debemos ver por dentro de nosotros. (11:27-28 y 31-32)
a.
El apóstol Pablo no dice que debemos ser dignos de participar de la Santa Cena. Sino
que dice que debemos participar de una manera digna.
b.
Una vez un pastor notó que una señora de la congregación no aceptó el
pan que le ofrecía el diacono para participar de la Santa Cena. En lugar de
eso, ella soltó en llanto. El pastor, dejó el púlpito y fue hasta donde ella y le
dijo, “acéptalo mi amada hermana, es para pecadores”… De hecho lo es. Es
para pecadores salvados por la Misericordia de Cristo. Pero los pecadores
salvados por la gracia de Dios no deben tratar a la Santa Cena de una manera
pecaminosa.
c.
Si hemos de participar de una manera digna, debemos examinar nuestro corazón;
juzgarlos y confesarlos al Señor.
d.
Llegar a la mesa de la Santa Cena sin confesar nuestros pecados, es hacernos
culpables de la muerte de Cristo, de su cuerpo y de su sangre.
e. Fue por nuestros pecados que Cristo fue clavado en una cruz, y acercarnos a él sucios,
mal oliente a pecado, es participar de los que lo crucificaron y echar sobre ÉL más peso y
culpa por el pecado.
f.
En cambio, si confesamos nuestros pecados y nos arrepentimos, apartándonos de los
pecados, participamos de Cristo y de la salvación. Confesando y juzgando nuestros pecados
con la sangre de Cristo, para que en el fin del tiempo no se Cristo mismo quien juzgue
nuestra vida por nuestros pecados, sino por SU sangre hallada en nuestro corazón.
4. Finalmente debemos mirar alrededor. (11:33-34)
a.
Debemos mirar alrededor no para criticar a otros creyentes sino para discernir el
cuerpo de Cristo. (v.29).
b. Quizás este discernir tiene dos significados. El cuerpo representado en el pan, o
también el cuerpo representado en la iglesia.
c.
La Santa Cena debe ser una demostración de la unidad de la iglesia (10:17). De
hecho la celebración de la Santa Cena en la iglesia de Corinto, era una demostración de la
desunión de la iglesia.
d. Es el propósito de Dios que todos seamos una sola familia. Y en la familia de Dios,
debemos amarnos el uno al otro. Es imposible amar a Dios y no amar a quien Jesucristo dio
su sangre por él. 1 Juan 4:11
e. El tiempo de la Santa Cena, si bien es cierto para confesar nuestros pecados y
ponernos a cuentas con Dios y con los hermanos; no debe ser un tiempo de “autopsia
espiritual”. Más bien debe ser un tiempo de “dar gracias” – Jesucristo lo hizo así “habiendo
dado gracias”…. aun cuando él sabía que en poco tiempo más iba a sufrir el castigo por el
pecado de todos nosotros.
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