Subido por angel_clavijo

Mi revista 1-12-1938

Anuncio
^m
%^
á^a¿.
jí^sj
A y u d a d o los niños de E s p a ñ a
1.° D
^írevtítd
prepara un extraordinario dedicado a la producción nacional en los
dos años de guerra.
Lo más
en c i n e
documentado
nacional.
Casas productoras, películas,
directores,
«cameramen»,
ac-
trices. Lo más saliente
de nuestra producción.
ILUSTRACIÓN
DE ACTUALIDADES
D i r e c t o r : E, R u b i o
Fernández
Administrador gerente: M. (Márquez del Castillo
DIRECCIÓN y ADMINISTRACIÓN:
PLAZA
CATALUÑA,
21
PISO 5.°, NÚMEROS
507-508-512
DIRECCIÓN: TELÉFONO NÚM. 12619
ADMINISTRACIÓN: TEL. NÚM. 13892
lALLEBES: CALLE VICH, NÚM. 16 -
ANO III
PENSAR
ALTO,
SENTIR
TELÉFONO 73733
1." DE DICIEMBRE D E 1938 - NUM. 54
HONDO
Y HABLAR
FIGURAS DE LA VICTORIA
El Dr. Negrín, presidente del Consejo de Ministros, con el
general Rojo, jeíe ,del E. M. C. del Ejército, en la despedida de
las Brigadas Internacionales.
CLARO
Ij^irméa
PLENILUNIOS
DE PELÍCULA
Especial para
MI REVISTA
Por Ángel SAMBLANCAT
Magistrado del Tribunal
d e Casación d e C a t a l u ñ a
i.'firiiiitiinriifMrMiMiiii[)iriiiriiifirt(tiitiiiiittiiti[riitiiitiir(iinitiiiMiiitfinii[iitiiHii(itiii!iHirn(in(ir'^
Luis Capdevila, nuestro compañero
de Redacción, cu^a obra teatral
«Las trincheras de Parí8> ha sido
premiada por el Concurso del
Teatro de Choque.
En cuanto el croar de la r a d i o o el exasperado a l a r i d o de los altavoces
habilitados «ad hoc» anuncian que hay osesinos a la vista, a b r o la puerta
de casa, que es el paso o b l i g a d o del refugio, en que los vecinos de la calle
se p r o t e g e n contra el mortal rocío vesperal.
Al tirarme de cabeza de la cama en que estaba leyendo, casi me he
luxado una extremidad superior. Salgo al z a g u á n abrochándome, a escuchar el rugiente a b r a c a d a b r o , el roncar del pulmón de los monstruos
enemigos. Enciendo las luces de emergencia del portal, las del albergue, y
me tumbo en un c a n a p é a esperar los acontecimientos
En seguida, una tras otra, van l l e g a n d o las oleados de los «covernícolos>
de ocasión: hembrerío, puericío, senectud. Todos, fordodos o lo dioblo;
vestidos algunos como en el paroíso, otros como en c a r n a v a l . C a l z a d o s
muchas veces con uno a l p a r g a t a y un borceguí. Con lo almohada o la silleta
d e b a j o del b r o z o .
En el moremógnum del control en huelgo
En el río revuelto los pescadores de menor cuantío echan
la red. De la taberna la clientela se ha ido sin pagar. En previsión de
quiebras de estos, los cosas de comidas han t o m o d o el acuerdo de cobrar
por a d e l a n t a d o sus minutos. El autobús, que venía hasta los topes, se ho
v a c i a d o como por ensalmo. El b o r b e r o cuenta que lo parroquia sale de
estampía en cosos de estos con la cora o medio afeitar. Almos alocados,
c o c o r e a n d o como gollinas, trepan a los bolcones o se lonzon o nodo oí
a r r o y o en bota y camisón.
Dos hombres portean en volandas o un paralítico, más antiguo que los
Vedas, que está en lo luna de miel de sus primeros noventa oños y que no
quiere morir sin ver terminado la construcción de io Sagrada Fomilio.
Por el aire parece que andan barajados perros y gatos, riñéndose por
un hueso. Lo b o c a del subterráneo g l o g l o t e a obstruida. Tan g r a n d e es lo
riada que lo inunda, que no lo puede ingurgitar.
Los Maters dolorosos traen los hijos al pecho y o cuestas. Algunos empoquetodos en montas o en colchos de romos. Lo muchocho de lo cabezo o
(o Josefina Boker viene en pijamo joponés. Lo ha s o r p r e n d i d o el opocolipsis
durmiendo o al acostarse t e m p r o n o en expectotivo de uno noche de agitación, de rumbo macabra.
C o m o los explosiones pavorosos menudean y producen la impresión de
que el cataclismo se va a c e r c a n d o con celeridad de vértigo, la carne medrosa
femenil e infantil se apretujo en el sótano, prensándose los cuerpos unos
contra otros como los sordinas en el b a r r i l .
Los bebés, sorprendidos en p l e n o entusiasmo loctonte, se orrojan c o m o
náufragos en el seno de sus mamas. Los casados de prieto g r u p a llaman o
grandes voces o sus maridos, o sus polluelos.
C u a n d o el torbellino ruedo sobre nuestras cobezos, un silencio e m b a r a zoso tapono golos y fauces, ota y onuda todos los gargantas.
Uno chiquilla se ha d e s m a y a d o teotralmente y hoy que frotarle las sienes
con colonia de fregar. Los bocas resecas piden a g u a a falto de plisen. El
fascistoide v e r g o n z a n t e — ¡mal r a y o lo parto! — de todos c o n o c i d o , hoce
de tripas c o r a z ó n : retuerce sus labios lo mueca d e uno riso lívido.
C u a n d o amaino el t e m p o r a l y el c o m b o t e toco o su fin, se desatan las
lenguos de los comadres en uno l o c u a c i d a d nerviosa.
Refieren los gnomos más entrañados en el c o r a z ó n d e lo madre tierra
que en sus domicilios duermen d e b a j o de la coma o de lo meso del comedor,
p r o t e g i d o s por uno gruesa bóveda de colchones.
M e d i o c o r c o j o d o falto de fervor y de espontaneidad rizo los decaídos espíritus de unos momias, sacude los deprimidas entrañas del c o l e g i o notarial.
Lo mayoría del consistorio frunce el cerio ol decir un circunstonte que ho
visto que desde uno cosa hacían señas con una luz a los aviones etruscos.
— Esos telégrafos hay que trasladárselos o lo Policía — dice el secretario
d e l refugio.
— Lo que hay que hocer es pisarle la c a b e z o ol telegrafista como o un
reptil — irrumpen seis o siete voces en tumulto.
O t r o misteriosamente insinúa que conoce nidos de pocos traiciónelos y
que los fumigará.
A todos nos piden amoroso riego los amígdalas. El botijo que trajo
consigo un olmo previsora paso de mono en mano.
Lo luz eléctrica fulgura de nuevo y mós ¡oven que nunca. Ululan los
sirenas. Lo radio grazno triunfantemente que la olorma cesó. Los enterrados
en vida de un cuarto de hora volvemos o salir boyantes y pimpantes de
m
Observaciones
Para MI REVISTA
H
El m a y o r
m
e nemigo
M
del «bulo»
Calla y labora; previene y remedia. Escucha el eco de las voces universales y
el anhelo multitudinario del círculo interior. Se encara en los ratos de descanso con el rumor y le mira con una sonrisa de desprecio, porque es enemigo
pequeño que hace daño, pero no destruye. ¿Quién será capaz de destruir la
grandeza moral del pueblo español?
Como las rocas milenarias sufre todos
los huracanes y todas las tormentas. Y
el rumor es una ligera brisa cargada de
malas intenciones que se desvanece por
medio de los hechos concretos que son
la consigna de los que están entregados
a la gran tarea de salvar la independencia nacional y la República.
Sin embargo, llega un momento en
que la atmósfera es densa, en que la
acumulación de rumores despista a la
opinión pública, y entonces el gobernante sube a la tribuna o lanza su voz por
el micrófono, para que la luz de la verdad ilumine las conciencias conturbadas.
Este es el enemigo feroz del bulo: la
verdad.
m
M
M
•X- «
Por Lázaro SOMOZA SILVA
•n
líl rumor es un arma política que se
usa por los pescadores de río revuelto
para pulsar las reacciones de las multitudes. Suele emplearse en tiempo normal para engañar a los ingenuos o a los
hombres de buena fe. El procedimiento
es viejo y está bastante desacreditado.
Pero los contumaces de la tradición no
se resignan con los tiempos de nuevos
modos e insisten en sus tretas de leguleyos habilidosos.
Desde que comenzó la guerra no ha
dejado de aparecer todos los días el rumor de turno y de circunstancias para
uso de dos clases de gentes desplazadas
de la grandeza de nuestra epopeya: los
pusilánimes y los derrotistas. Dos hijastros del fascismo que se agazapan como
felinos en las sombras del anónimo con
las intenciones astutas de los zorros. Un
día y otro paren el bulo que se desparrama por todas partes sin ser visto ni
atrapado. listo en lo que se refiere al
í'irea nacional, que en cuanto se refiere
al extranjero la libertad de circulación
es absoluta. Detrás de la barrera de los
Pirineos los agentes del nacionalismo
francjuista se despachan a su gusto.
No es posible atajar el bulo, como no
es posible coger el viento. El gobernante,
prisionero de cientos de problemas que
necesitan su atención iiilclijri'iilo, prescinde de las rectificaí ioius sisleináliías.
>^$Síl5$5$5^;JÍ$$ííí;ííí$ííííí«í«íí««»í«««««!!^^
*
liemos de recurrir a nuestro buen padre Don Quijote para defender con su
propio pensamiento la teoría que sustentamos. El gran tejedor de quimeras
decía sobre la verdad «que adelgaza y no
quiebra, y siempre anda sobre la mentira, como el aceite sobre el agua>. Con
frecuencia se establece el contraste de
que el rumor dice todo lo contrario de
la verdad de los sucesos y de las personas. Asi ha ocurrido ahora con las noticias que llegaban del extranjero sobre las
intenciones de las grandes potencias
acerca del problema español. Unas veces
era la confección de un pacto lleno de
ignominia; otras la de partir a España
por gala en dos; esotra la imposición de
un criterio, al estilo de Munich, sin contar
para nada con el protagonista de la tragedia... El ciudadano se sumía en un
mar de confusiones. Mientras tanto la
realidad de los hechos era que todos
los voluntarios que espontáneamente
habían venido a luchar a nuestro lado
han sido licenciados con los máximos
honores, dando al Comité de No Intervención el golpe de gracia. He aquí una
verdad que ha llenado de claridades los
salones herméticos de las cancillerías.
Se empeñan los de fuera en no comprendernos, en no conocer el significado
histórico de nuestra lucha, en no calibrar con atisbos psicológicos certeros el
dilema qué se presenta ante el espíritu
analítico de los superhombres que manejan el tinglado europeo. Peor para
ellos. Si lo que se ventilan son intereses
clasistas, aquí en la España inmortal se
defienden intereses espirituales, que son
la base fundamental de la civilización.
Y tan persuadidos estamos de ello, que
tenemos una fe heroica en lograr, más
tarde o más temprano, la victoria, no
sólo en terreno propio, sino en el de los
pueblos que por cobardía se han dejado
dominar por los desplantes chulescos de
los dictadores. Si los pueblos no tienen
el valor de defender la libertad, ¿qué les
queda de su patrimonio moral? Ésta es
la grave meditación que nos tiene entristecidos. No por nosotros, que, como en
otros momentos estelares de la historia
de la Humanidad, recogemos el espíritu
de universalidad, abandonado por los
demás y damos el ejemplo,
que la civilización occidental desaparezca sin la gloria de haber sido defendida
por los más fuertes, sino por un pueblo
al que se le tenía catalogado entre los
débiles, y ha sabido superarse a sí mismo en fortaleza y en heroísmo.
La epopeya del Ebro será siempre, por
los siglos de los siglos, la contrapartida
gloriosa de la claudicación de Munich.
Cuando la atmósfera de rumores era
demasiado densa y los pronósticos se
enredaban unos con otros en el maremágnum de malas intenciones, una voz,
auténticamente española, se acerca a la
sensibilidad vibrante del micrófono y
dice la verdad, la única verdad: la República es dueña de sus destinos, y es a ella
a quien corresponde marcarlo y decidirlo.
Se acabaron los rumores. Acaso lo
más difícil para el gobernante sea interpretar el deseo de las multitudes en los
momentos culminantes
La afirmación del Dr. Negrín es clara como el
agua clara: antes el exterminio que la esclavitud. Se han olvidado del ancestral
orgullo español. No podrán someternos
con la misma sumisión de Austria. Y el
exterminio sería e m p a p a r a toda Europa
de sangre hasta ahogarla. Pero hay una
razón, entre las mil razones que tenemos, para mirar cara a cara el porvenir:
que nuestro pueblo ha perdido el miedo a
la muerte... Y esta grandeza épica es el
mayor motivo para merecerla vida.
Y algo más aún: que mientras tengamos alientos no dejaremos de impulsar
con dinamismo insuperable el espíritu
creador. Mientras quede un cerebro en
actividad y un alma en tensión, la muerte no impedirá que se forje el futuro con
auroras radiantes de idealismos imperecederos.
CAMINO TRAZADO
iliiiiiilililmliliiilmliim^^
Los dos m f l o n e s d e f i c h a s
Martínez Anido
Primero fué el corresponsal en la España franquista de la British United Press.
Luego ei corresponsal en Salamanca de "11 Messagero", de Roma. Ambos interviuaron
a Franco. Ambos le preguntaron qué opinaba de los rumores relativos a una mediación.
Y ambos oyeron de sus labios una alusión a los dos millones de fichas individuales
que guarda en su archivo policíaco el llamado ministro de urden público del titulado
Gobierno de Burgos, Martínez Anido.
* * *
iUos millones de fichas!... Se refieren exclusivamente, según ha explicado Franco
a dichos corresponsales, a los que vivimos en la España republicana. Los otros ya sufrieron lo que llamaba Yagüe, el Atila de Extremadura, "la operación de limpieza".
Centenares de miles de ellos fueron fusilados, ahorcados o ametrallados. Muchos más
gimen en cárceles y presidios. No pocos vense obligados a trabajar en fortificaciones y carreteras, bajo la vigilancia de moros y de guardias civiles. El resto de la
¡jobiación, temblorosa, hambrienta, porque los víveres se los llevan los alemanes e italianos y porque los sueldos y jornales son irrisorios, aguarda en silencio la hora de
la libertad. Sóio una pequeña minoría, cuyo número, muy escaso, reducen a diario las
vejaciones y las decepciones apoya aún a los traidores y acepta, si bien no de buen
grado, la intervención exótica.
Por
FABIÁN
V I D A L
* * *
Los dos millones de fichas que posee, como un tesoro. Martinc/, Anido, han sido
fruto de un trabajo de dos años. Colaboraron en él la Policía, los partidos de derecha,
el clero y la Guardia civil. Fueron admitidas todas las tienuncias. Y la Ovra y la Gestapo, es decir, las organizaciones policíacas especiales que tienen los italianos y los
alemanes en Esiiaña y que son sucursales de las de sus paises. contribuyeron también
>.on sus técnicos duchos en la ciencia del espionaje y la delación
Hay en la España leal doce millones de personas. Una de cada seis, figura en el
archivo de Martínez Anido. Y según dijo Franco al corresponr-al de "11 Messagero",
todas las fichas contienen, además del nombre, apellidos, profesión, antecedentes políticos y sociales, cargos que ha ocupado, etc., del fichado, los nombres de quienes puedan
ser, en su día, sus testigos de cargo. No se ha dejado nada al azar.
Franco ojiina que merecen ser castigados, ya con pena de nuierte, bien cun |ienas
de presidio, coníinamieiito en campos de concentraciim y ile trabajo, o destierro, todos
los españoles que han desempeñado o desempeñan hoy destinos oficiales, en las oficina,-; (lei Estado, la provincia o el Municipio; todos los jefe;;, oficiales y clases de
ios ejércitos republicanos de tierra, aire y mar; todos los (]uc han sido o son diputados
a Cortes, diputados pro\incia¡es y concejales, alcaldes, L^Dhernadores civiles, directores generales, subsecretarios, ministros; tcnlos ios que lian repre:-entado o re|iresentan a la República en el extranjero en (..iliiiad de enihaiaowres. ministros plenipotcneiariu,^, eoii>e¡erns Je IJnliajada y l.egaeii'm, seeielarnis, ;:L'reL'ados, cónsules y
vicecónsules; iodos ios epie han oeiipado n ocurian puestos directiveir. en sindicatos obreros
y comités y juntas de partitlos políticos; todos los coniisarieis; todos los médicos, tarniacéuticos, sanitarios, eiifeinieras, enfermeros, que iiresla:) su asistencia priit :'•;;;,! ;¡ :,,^ iiospitalcs militares y civiles del régimen; todos los policías que sirven al mismo; todos los
magistrados, jueces, fiscales, secretarios de juzgados y audiencias; todos los perio-
•H
distas que desde julio de 1936 han redactado o redactan periódicos en la zona leal,
todos los dibujantes y fotógrafos que trabajan para dicli;is pnblie;u iones, todos los
editores e impresores de obras de tendencia liberal, todos los vendedores de ellas;
todos los artistas, actores y actrices que aceptaron las iKjrmas republicanas y no interrumpieron sus actividades al iniciarse la guerra; todos los pintores, escultores, músicos, poetas, críticos, ensayistas, novelistas, arquitectos, hombres de ciencia, que han
manifestado, de algún modo, su adhesión a la República o protestado contra los crímenes de sus enemigos; todo el magisterio primario y normal y todo el profesorado
tle Institutos y Universidades que sigue cumpliendo su obligación en las iiro\¡ncias
no invadidas ni conquisiadas por los rebeldes...
Pero tan larga enumeraeiiin no agota l;i lista. Porque en los dos millones de fichas
figuran asimismo infinitas personas que no se significaron políticamente y que, sin
embargo, según acusadores que han quedado en la España franquista, eran sospeelio.s.as de liberalismo y hablan votado por \:\ Repúbliea \er(1ailer,-i en las difertntes
elecciones celebradas desde el 14 de abril. Y figuran igu;ilniente y ello es li'igico, dada
la mentalidad franquista—todos los masones, todos los espirifisi;is, todos los librepensadores casatlos civilmente, lodos los teiisoíos ¡y pásmense! iodos los que forniaban jiarle de los Rotary Clubs o asistieron alguna vez, en caliciad de invitados, a sus
banquetes mensuales.
(••.(Ouién se s;dva, pues? nesconlando los niños y las mujeres—y no todas, ya que
nniclias, finuion.in.is, peiieneeientes a directivas obreras o políticas, etc.. tienen sus
fichas correspondientes—, puede decirse que la casi totalidad de las personas que \ivinios
a este lado de la frontera militar cpie separa a las dos Españas merecemos. se,L;ún
i-ranco, un castigo terrible.
lia dicho I). Juan Negrín que tenemos que optar entre Ka victoria v el exterminio.
Es verdad. Nos ofrecen un trágico dilema. Y es.a perspectiva eme!, única, abierta a
nuestras miradas, tiene que eliminar de nuestro ;ininio ioila flaqueza, si es que el deber,
la dignitlad y el amor a España no bastasen p,ira tenipl.ar nnestr;i,^ vulnniades y ienilerlas, duras como el hierro, hacia la resistencia in(]iiebraniable.
La rendiciiin seria la muerle con ignominia p.ara muchos, la prisiíin indefinida, la
servidumbre o el exilio para los demás. Franco s.alie que no puede dominar
al diet.nlo
ni;is ipie sobre ancianos aterrados, niños y nnijeres. \
dictador
como lo s;tbe, se
prepara ,i li.iíer de la España libre que se resiste y lucha y le causa derrotas ver,í;onzosas, un cementerio de almas.
Nuestro eamiiio está trazado, Y está trazado no sólo por la obligaeiiut, sino
tniiibién por la necesidad, (.tiiieii pretend.-i a|iart;iriios de él con turbias manioliras o
con |)aeifisnios cob.ardes, es un miserable o un inconsciente.
Especial
para
MI REVISTA
\\>ÍSÍ^
mmmmmmmmmm^mmmmmmmmé^^mmmmmmm\
Miguel García Vivancos
Teniente coronel de E j é r c i t o
republicano
Por E. RUBIO FERNÁNDEZ
Teniente coronel Miguel García Vlvancos.
Miguel García Vivancos es ante todo un hijo del pueblo,
un auténtico hijo del pueblo, un trabajador que el 18 de
julio del 36 se lanzó a la calle en hermandad "de propósitos
con tantos y tantos españoles que no querían vivir en ignominiosa sumisión.
La tropa dorada de absolutistas seguía su tradición de
terror al querer imponerse. Era la canalla enjoyada del
sable vencido en todas las guerras. Era el sector de la
religión que durante siglos y siglos nos llenó a todos los
españoles de oprobio. Era la riqueza insaciable que no tiene
fronteras para la codicia. Era ia burocracia de mandos, la
especulación y el despotismo. Lo peor de lo peor en alianza
con las fuerzas rezagadas de la reacción internacional con
su imperialismo colonista y sus máquinas de muerte.
García Vivancos había luchado toda su vida contra aquellas lacras, contra aquella mala raza endémica que sostenía
yermos los campos y quería que cada cerebro fuera otro
yermo. Y no vaciló en arrostrar peligros ni quiso esquivarlos.
Se trataba de aceptar una lucha que para él no era nueva
y la aceptó. Los magnates del alzamient(j fascista no eran
siquiera traiilures. Nn era ni siquiera eso. Sólo es traidor el
que alguna vez fué !tal. Quien nunca fué leal a nada, ¿cómo
puede ser traidor? Al sublevarse contra la masa popular
los militares continuaban sus viejas querellas contra el pueblo, sus matanzas en las colonias, su adhesión a la esclavitud, sus instintos de represión contra la parte más digna
del pueblo laborioso. Continuaba la historia de una España
sanguinaria y en su acto eran consecuentes con el pasado
más negro.
García Vivancos seguía su propio camino ejemplar, el
que él mismo se trazó desde niño.
Hijo de familia minera, vivió una infancia de penurias. Mazarrón es uno de los mayores feudos de la plutocracia española y mundial. Ni siquiera pudo seguir viviendo en el pueblo natal. Huérfano de padre en edad temprana, a los
ocho años, fué con su madre y cuatro hermanos más a
Cartagena. Por vicisitudes económicas, tan desdichadamente
repetidas en los hogares proletarios, tuvo que emigrar a
Francia a los quince años, entrando a trabajar en una fábrica de vidrio de Rive de Jier y ganando cinco francos diarios como aprendiz. Ayudaba a los suyos con envíos periódicos de alguna cantidad penosamente ahorrada a expensas
de la propia vida y de las legítimas expansiones de la adolescencia.
Un año de estancia llevaba en Francia cuando quiso volver a Cartagena para ser más útil a los familiares, reintegrándose a la tierra natal. La madre consiguiíi que Miguel
entrara en la Constructora Naval de Cartagena con im
sueldo de diez reales diaricjs y con evidente alegría del joven
obrero, hecho ya a velar por los suyos y a sostenerlos valientemente a pesar de la escasa edad. ¡Con qué alegría i>aseaba Miguel por las calles de ('•
-^T ciiandn aprendió
en su aprendizaje y pas^ a
i ile reniachadnr!
Podía ser un I«JCO más lítil a su-- .: H :;ÜJMS; tenía esa iirestancia digna y esa moral levantada que da el trabajo; se
creía ya un pequeño padre para la solicitud de los hermanos
y tenía para la madre las delicadezas filiales.
Pero en Cartagena, como en Mazarrón, surgían crisis periódicas provocadas por la burguesía minera y naviera que
especulaba con el trabajo y lo menospreciaba para obtenerlo,
pasada la crisis, con más ventaja para las cajas fuertes.
Otra vez se vio García Vivancos en el trance de emigrar a
Francia en busca de ocupación para sus brazos.
Como tenía nociones de mecánica, solicitó trabajo en los
grandes talleres Schneíder a principios del año 1914, permaneciendo en aquel centro industrial francés productor de cañones hasta que estnllíi la (jran (juerra a fines de agosto.
Regresó nuevamente a España. Trabajó en la casa Gotardo
de Andrei hasta que en 1916 fué despedido por sus dignas
actividades y entusiasino en pro de la organización obrera,
pasando en 11117 a trabajar en la Refinería Azucarera de
San Luis.
El año 1917 fué particularmente movido en Cataluña.
En especial Barcelona tuvo por entonces luchas magnificas,
que todos recordamos, contra la burguesía industrial. Vivancos ingresó muy temprano en las íi'.is del proietanado
combatiente que iniciaba la táctica óirecia proiiia de lus
Sindicatos Únicos.
Los trabajadores de la Refinería de San Luis no pertenecían a ningiin Sindicato, pero García Vivancos se adhirió
a los ideales emancipadores de la C. N. T. de todo corazón,
dedicándose con entusiasmo a organizar a las ir.ihajadoras
y trabajadores de su medio. A las pocas semanas fué despetlido. Nu tardó en entrar en la casa Belfrán, de la Metalur-
gia, de donde por la misma causa que en la Refinería de
San l,uis fué despedido, no sin antes haber afiliado a los
Sindicatos Únicos a 1.150 obreros.
Nuevas calamidades; pero no se desanimó. García Vivancos había nacido para superarlas: Cara a la vida y cara
al trabajo fué a alquilarse al puerto, constituyendo uno de
aquellos grupos que se reunían a primera hora del día para
que los capataces eligieran personal de carga y descarga
de barcos.
En el mismo año 17, a través de la huelga ferroviaria,
empezó su vida de revolucionario. Conoció de cerca a Seguí
y a Pestaña, y luchó en las barricadas que el pueblo levantó en el distrito quinto de Barcelona contra el Gobierno
de Maura, la dinastía borbónica y el despotismo de las Empresas.
Desde 1917 a 1921 se entregó de lleno a la lucha que en
Cataluña impulsaba la C. N. T. En 1921 fué delegado nombrado por su organización al Comité Regional de Cataluña
y poco después integró con otros compañeros el Comité Nacional ocupando el puesto de honor dejado por los caídos
en las calles víctimas del terror de Anido.
Al borde de la muerte sostuvieron aquellos luchadores
la integridad ideológica de la C. N. T., que es lo que importaba ante todo.
En 1923 ingresó en el grupo de "Los Solidarios", integrado por Durruti, Ascaso, García Oliver, Aurelio Fernández y otros.
Nadie ignora que aquel grupo armó obreros consecuentes y luchó a muerte contra las fuerzas de la reacción.
Acorralado por la dictadura de Primo de Rivea, Vivancos
emigró a Francia. En París, junto con otros, montaron la
Librería Internacional, conocida en todo el mundo como un
centro formidable de propaganda. También organizaron el
grupo "Los Treinta" y el complot de Vera de Bidasoa.
—El complot de Vera—nos decía Vivancos—fracasó porque nos precipitamos. Tres meses de gestación y hubiera
hundido la dictadura de Primo.
El nombre de García Vivancos suena, pues, entre el proletariado, desde los primeros momentos que la canalla fascista
MANCHAS DE TINTA.,
Un libro d e C l e m e n t e Cimorra
«España en los trincheros» se
titula ol libro que recoge los admirables crónicas de guerra de Clemente Cimorra.
Indiscutiblemente el autor de este
libro figura entre los primeros que
por objetividad, emoción y realidad
se han destacado como comunistas
en campaña.
Además, los trabajos de Clemente Cimorra tienen un sello inconfundible de su seria personolidad de
periodista sincero, que despierta interés en cuanto comienza a leérsele.
la editorial «Nuestro Pueblo», de
Madrid, ha tenido un gran acierto
en la publicación de «España en las
trincheras», que el público ha recibido con cariño y es libro que en
realidad, ademós de un interés informativo, tiene un gran valor periodístico y literario.
Celebramos el merecido éxito.
mmmmmm. msmmmmmmmmmmmm
KW«*«í*55W«5íí!f«««í««í$í«í«íí*í^^
se echa a la calle. Vencida en Barcelona, su acción le lleva
rumbo a Aragón y empiezan las páginas gloriosas de su
vida militar en el frente, donde conquistó, con las fuerzas
que mandaba. Carrascal de Igries, Castillo de Igríes, Terraza y carretera de Jaca. Más tarde mandó la 125 Brigada
de la 28 División, poco después reorganizó la 29 División
y, sin tardar, pasó a ser jefe de la 25 División, con la que
entró en Belchite, operó al norte de Puebla de Albortón,
conquistó Vértice Sillero. La misma División, a su cabeza
García Vivancos, ocupó las líneas de mayor resistencia al
noroeste de Concud, la margen de la Alfambra, el Cementerio, Santa Bárbara, la cota 989 y el Muletón. En la toma
de Belchite, en la reconquista de Teruel, su figura, con la
gente que le sigue, es la de libertador de pueblos que a su
avance sacuden el yugo fascista. Su tónica es el combate
racional y eficaz, y el compañerismo. El niJcleo de hombres
que le han rodeado, primero milicianos, más tarde soldados,
ven en él al compañero, después al jefe y al amigo, al que
el cariño hace magnifica e indispensable la disciplina salvadora.
—Creemos en él—dicen sus soldados—y le seguiríamos
adonde fuera, porque nuestro teniente coronel sabe siempre
adonde nos lleva y odia el sacrificio intitíl.
Tal es Vivancos.
Esto es edificante—quizás a algún profesional parezca
demasiado humano—, pero donde no sigan sus soldados a
García Vivancos, dudamos que puedan seguir a otro jefe
por muy "técnico" que sea. Vivancos tiene la condición de
caudillo; después es jefe militar.
La Repijblica, el Alto Mando de nuestro Ejército sabe
quién es García Vivancos y cómo sabe hacer justicia. La
carta, notable como todas las suyas, en que el ministro de
la Guerra Dr. Negrín comunicaba su ascenso a García Vivancos, entre otras cosas halagüeñas por lo exactas, decía así:
"Por el reconocimiento de sus méritos por parte de sus
superiores tendrá usted el índice de su valía. Uno y otros
han surgido con motivo de su ascenso a teniente coronel."
García Vivancos hubo de contestar así al gran estadista
y presidente del Gobierno de la República:
"Las circunstancias y un deber imperioso me hicieron
soldado de la revolución y de la independencia de nuestra
amada patria, sentimiento de soldado que continuará arraigado en mí profundamente. España precisa el sacrificio de
todos sus hijos para limpiar su suelo de invasores y defender su dignidad y sus libertades, y por encima de todas las
ideologías, por extremadas que éstas sean, debemos sentir
orgullo de vestir el uniforme que encarna el simbolismo de
la disciplina y del orden, que son la máxima garantía del
triunfo de nuestra causa."
El t e n i e n t e c o r o n e l M i g u e l García V l v a n c o s , con n u e s t r o
d i r e c t o r c o m p a ñ e r o Rubio Fernández.
Especial para
Francia vive días muy accidentados, precursores de otras ¡ornadas convulsivas. Desde que a Daladier se le ocurrió ir a Munich
para de¡ar malparados los compromisos
contraídos con el Frente Popular no pasa día
que no señale un retroceso del ¡efe del G o bierno galo, al que, por lo visto, le seducen
mucho las habilidosas claudicaciones de
Mr. Neville Chamberlain, continuador de la
trayectoria germanófila que abrió su padre
en aquellos tiempos en que von Bulow era la
pesadilla de las cancillerías europeas.
La llegada a París de los definidores de la política internacional británica ha ¡alonado algunas sorpresas. Quienes se consideraban sabedores de lo que tenían decidido en Londres
daban por liquidada la cuestión espoñola.
Toda la Prensa ultraderechista y hasta algunos de los rotativos moderados consideraban
virtualmente resuelta la concesión de la beligerancia a Franco. Cierto que la oportuna
llegada del ministro ae Estado español, señor
Alvarez del Vayo, entibió algo los entusiasmos de los fllofranquistas y de los renegados
que siguen las directrices políticas marcadas
por M . Flandin. Los hechos, con su lógica
aplastante, han ¡do luego poniendo cada situación en su lugar, dando origen a las conclusiones establecidas en la conferencia de
París.
Franco se ha quedado sin beligerancia. Este
es el hecho que importa destacar. Su fracaso
equivale a una repudiación de los métodos
inicuos que viene empleando contra las poblaciones abiertas, al acentuar los bombardeos contra la población civil española, queriendo vengar en ella sus repetidos fracasos
como estratega.
Por mucho empeño que puedan ponerlos
Gobiernos en arbitrar soluciones parciales,
en beneficio de los generales traidores que
se alzaron contra el Gobierno legítimo de la
República españolo, no por eso han de verlas
impuestas, yo que se o p o n a n o ello corrientes de opinión que no pueden ser menospreciadas, sobre todo si se tiene en cuenta que
se avecinan en el Reino Unido días de lucho
electoral en que el problema espoñol, en su
aspecto moral y sentimental, puede constituir
uno bandera de combate muy eficaz.
En Francia, como en el Reino Unido, la
masa popular se muestra decidida partidario
de los republiconos españoles. Bueno prueba
de ello son los constantes oportaciones hechas no sólo por los elementos sindicales,
sino por eso moso anónimo de pequeños
burgueses omigos de lo democrocio espoñola por lo que representa como elemento
de resistencia contra el fascismo internocional.
Si el fantasma sombrío y torturante de la
guerra que tuvo su ápice en las ¡ornados
ongustiosas que antecedieron a la conferencia de Munich puso en conmoción a todos
los franceses, haciéndoles olvidor los problemas internacionales candentes, desaparecido momentáneamente el peligro, han d a d o
todos los amigos de España en buscar fórmulas efectivas de cooperación. Ante este
hecho incuestionable han debido inclinarse
los negociadores galos, hociendo ver o
Chamberlain y o Halifox que sólo queda un
camino honorable poro solir del otollodero
en que ondon metidos: declararse partidarios de las fórmulas preconizodos por el
Comité de N o Intervención, subordinando lo
otorgación de la beligeroncio redomado
con tonta insistencia por el cabecilla Fronco
o lo retirodo de los eiércitos extronieros que
secundan lo ruin aventura del Judas de
Espoña.
N o es ése el único fracaso que han regisfrodo los amigos de los soluciones hábiles.
Los oídos de sir Neville Chomberloin y d»
lord Ffalifax recogieron a su paso por los
calles de París, el día que llegaron o lo co-
Franco se ha quedado
sin beligerancia
Daladier, contra el pueblo que le
eligió, pretende imponer sus decretos leyes
Por Camil
pitol de Lutecio, oigo más que demostraciones grotos. Los multitudes gustan, o veces, de
oguor los meiores fiestas de confroternizoción. Los vivos o Edén y los gritos reclamando ¡usticio pora lo República españolo y
armas poro ios eiércitos que defienden la
independencia del solar hispano, debieron
disonarles, advirtiéndoles que todo el monte
que pensaban recorrer no ero de orégano.
Los aplausos muniqueses, desvanecidos yo
en los brumas del recuerdo, carecían del poder activo capaz de actuar de polanca poro
mover los propósitos preconcebidos que oümentoran los prohombres británicos. París
estableció o tiempo el freno que era necesario Luego, los desmanes de Fiitler contra los
¡udíos y sus inicuos expoliociones obligaron
a meditar a todos los que llevan sobre sus
espoldos lo responsobilidad de morcar cauces o los actividades europeas.
El hecho evidente es que se ha llegado a
una conclusión poco hologodoro paro los
que creían en lo efectividod del desarme.
Francia ha de acelerar su producción de
aviones, de manera que le permita contar
con uno floto de aparatos co'poz de poner a
rayo a sus enemigos.
Pensondo lógicamente se ha de creer que
las horas de apaciguamiento con que soñaban los amigos más o menos declarados de
Hitler están muy distantes. El tführer> baso
su política onexionisto en las amenazas,
yendo de chanta¡e en chanfa¡e, amedrentando ol mundo con sus bravatos. Todas los
derivociones del poeto de Munich han servido poro oleccionor a los candidos que
creyeron en lo bueno fe de los políticos nazis. Por eso se ha decidido, de momento,
mantener los teorías de rearme y negor lo
posibilidad de que seo discutida lo político
coloniol.
Ahoro es cosa de aguordor los nuevas
amenazas de Hitler.
Poco fortuno ha tenido Daladier en sus tanteos internacionales; pero en lo que ofecto o
sus célebres decretos leyes ho llegado al más
difícil de los records de impopularidad que
puedo alcanzor un político.
El clomor de los productores franceses va
tomando carocteres muy vivos. Los obreros
se rebelan contra los exigencias del fisco q t ' ;
tiende o nutrir Igs orcos del Tesoro con lo:
elementos contributivos provenientes de los
gentes humildes.
Las primeras incautaciones de fábricos,
seguidas de intervenciones violentas de lo
fuerzo pública, estoblecen los primeros jalones de lo resistencia organizado por la Confederación General del Traba¡o. Se ho onunciado pora el día 30 lo huelga generol, que
será secundada por los ferroviarios. ¿Qué
va o ocurrir?
Por de pronto los socialistas repudion la
político social de Daladier. Lo mayorío porlamentorio se ha resquebra¡odo y el ¡efe del
Gobierno, si persiste en sus afones de mando, deberá inclinarse hacio el centro, buscando los votos que habrón de hacerle falto
poro llevar adelante sus propósitos. Aun
Daladier, el hombre que no c o m -
RlVIEkE
así es difícil que
puedo mantenerse
en el Poder.
Lo evidente es
que Daladier ho
hecho opostasía de
las doctrinas que le
llevaron ol Poder.
El Frente Popular lo
elevó o lo gerencia de lo República
francesa. ¿ S o b r ó
dimitir al faltarle
el concurso de los
masas populores?
gPreferiróoctuar de
servidor de los intereses de Wendel
y de sus doscientas
familias privilegiadas?
Poco tiempo ha
de transcurrir pora
que sepamos o qué
atenernos.
Parts, notieiiibre da 1938.
•^M"'
"^a M.atóeLLeóa
lU
Acotaciones a un
telegrama de Prensa
Por
LUIS
CAPDEVILA
Especial para MI REVISTA
f f
Las cinco de la tarde, hora solar. La niebla, plateada, tiende un velo que indica el
curso zigzagueante del río, carretera andariega que hace pensar en Jorge Manrique. Sol
en las cumbres que tiñe de un rosa encendido la nieve de los picachos. En las sombrías
laderas del monte — verde obscuro, profundo, en tono mayor —, entre las ¡aras y los
pinos, los robles, azotados por los primeros vientos de otoño, son como llamas amarillas.
Por las calles del pueblo, soldados, algún oficial, algún comisario, ante los cuales los
soldados soludan militarmente, correctamente, disciplinadamente, pues la democracia n o
excluye el respeto. En una era, que ha poco amarilleaba con el oro de la trilla, unas gallinas. En un corral cercano, unos cerdos. Uno de los soldados observa, zumbón:
— Gallinas y cerdos, como en el campo faccioso. Con la diferencia de que en el
campo faccioso visten uniforme.
Llego el camión de la Prensa. Las calles del pueblo se animan, se llenan de soldados.
Cogemos un periódico, uno cualquiera, el que nos dan. Leemos: tPerpiñán, 12. — El primer tren, que ocupaban alrededor de 800 voluntarios, ha llegado a la estación de Cerbére, procedente de Portbou, o lo 1.25 de la tarde... Lo máquina y los vagones aparecían
engalanados con banderas y guirnaldas de laureles. Un coro unánime estalló bajo la marquesina de la estación al unirse en una sola voz asistentes a la recepción y voluntarios,
entonando c La Marsellesa ».
Un silencio. Y la evocación del momento intenso que no se ha vivido. Los andenes de
ja estación francesa — tan cara a los espías de Franco, el militar sin honor que vendió su
patria al fascismo — llenos de gente, de una multitud fervorosa, frenética de entusiasmo,
orgulloso de los hijos de Francia que llegan de luchar por la libertad de España, que es
'o libertad de Europa. Gentes de todas las clases sociales, de todos los edades. Mujeres,
hombres, niños. Unas muchachas llevan, como el hijo que el amor les dará mañano, grandes romos de flores en brazos. Banderas: la francesa — blonco de paz, azul de gloria,
songre de libertad —, la españolo — oro de sol, púrpura heroica, rojo de alba —, lo de
Cataluña: cuotro llamos en fondo amarillo que evoco lo riqueza de nuestros campos hollados por el invasor.
Y bajo las alas mogníflcas, cuando entra en agujas el tren — el monstruo de hierro
contado por W o l t Whitmann y cubierto de flores y ensenas —, sin acuerdo tácito, espontáneomente, los voces trémulas, henchidos de emoción, rompen o cantor «La Morselleso>,
el himno que ha dado al mundo entero color y resplondor de libertad.
Rouget de L'YsIe lo compuso uno noche en Estrosburgo, en coso del alcalde Diefrich,
para los soldados de la República... ontes del advenimiento de la República. Rouget de
L'YsIe ero un oficiol de artillería monárquico — cel rey, lo nación y la ley> - que o pesor
de sus sentimientos monárquicos luchobo contra los ejércitos cooligodos paro invadir lo
Francia que quería ser libre. Es decir: ero un militar digno, leol, que no troicionabo o su
patria, que no lo vendfo ol extronjero. Ero hombre de derechos, pero no traidor.
El himno magnífico fué escrito poro el ejército del Rin y osí se tituló. Pero unos soldados lo llevaron o Marsella y lo cantaban los mcrselleses cuando fueron llomodos o
Porís paro osaltor — el 10 de agosto de 1792 — los Tulleríos y barrer o lo monarquía.
Y el pueblo bautizó nuevamente la canción revolucionaria del oficial monárquico con el
nombre de «Lo Marsellesa». Fué el himno de lo libertod, de lo dignidad, de la fuerzo
heroica de un pueblo que despertobo con uno conción en los lobios y un arma en lo
mono. Danton había declarado lo patria en peligro y el pueblo francés habió acudido
o lo voz potente del repúblico con un «|Presentel> heroico. El ejército del pueblo no tenfo
armamento, no tenía vestuario, no tenío municiones, desconfioba de muchos de sus jefeS/
poro lo cual fué necesorio que actuasen bajo lo mirado terriblemente lúcida de los Representontes del Pueblo en misión. Y luchaba contro ejércitos bien pertrechados, bien disciplinados; luchaba contra los mejores ejércitos de Europa, pues Prusia, Fiolonda, Austria,
Bélgico, España, Italia, Inglaterra habían declarado la guerro o la naciente República.
La República contestaba o lo declaración de guerra cortándoles lo cobeza o Luis XVI y
o Moría Antonieto con la cuchilla de la humanitario maquino inventado por el doctor
Guillotin.
Y al son glorioso de «La Marsellesa» avanzaban los ejércitos de descamisados, y,
copitoneodos por Hoche, por Kellerman, por Westermon - el general alsociono al que
le cupo el honor de morir con Danton —, por Moreou, por Pichegru, los grandes militores
nacidos del pueblo, derrotaban a los ejércitos extranjeros que los emigrados habían
llamado pora entregarles — como ese pequeño belloco que atiende por Fronco y que,
puesto o mentir, miente incluso con el apellido — su patria otado de pies y monos. Y
«Lo Marsellesa» resonaba triunfalmente en el molino de Valmy, en los bosques de los
A r d e n n e i en lo Argonne, en Verdun, en Moguncio...
Hoy «La Marsellesa» sigue resonando triunfal: no en honor de Bonnet y Dolodier, los
amigos del fascismo, los enemigos de lo libertad, los cómplices de Munich, sino paro
los hombres dignos que vinieron a luchar en tierro españolo por lo dignidad de Europa.
En campoña.
ayuda
¿Querrá venir la Princesiía
nuestros
P a r a MI R E V I S T A
D. Diego Martínez Barrio,
presidente de las Cortes
de la República y del
Comité de Ayuda a España.
"España coloca el pieito de su guerra al margen de sus necesidades". Esa gran
verdad dicha por D. Diego Martínez Barrio, presidente del Comité Nacional de Ayuda
a Cspaña, marca el jalón más avanzado de nuestros propósitos. En la lucha desigual
que mantenemos contra los tiranos del fascismo internacional nos corresponde a los
españoles el papel más digno: luchamos por lo nuestro, sacrificando nuestras apetencias, el instinto de conservación, todas las fuerzas que vigorizan el egoísmo.
Se ha de triunfar, tarde o temprano. Sobre tener razón, sabemos mantenernos
también con entereza, con fe en los destinos de España, con convencimiento de que
resistiendo lograremos imponernos.
El sacrificio de los mayores no importa. Hemos de resignarnos a desempeñar el
papel que nos ha reservado el destino. Vivimos jornadas históricas y cumple que
resistamos, sacrificando toda clase de egoísmos.
Quedan, sin embargo, los nnios...
* * *
"Para la población infantil, lo necesario, y para la población adulta lo indispensable." Así ha sentenciado en buen juez D. Diego Martínez Barrio. Los niños, hombres
del mañana, sobre los que ha de recaer la tarea de reconstruir la España martirizada
por los nuevos bárbaros, merecen ser asistidos con la mayor solicitud. Todos los sacrificios que se hagan en favor de ellos habrán de parecemos pocos.
"¿Es posible que se tolere en esta guerra la muerte de niños ausentes de las causas
de la misma?", ha preguntado el presidente del Parlamento de la República.
No son sólo los pobres niños inmolados por las furias de la aviación fascista.
Quedan los que reciben una asistencia precaria, insuficiente, injusta y tan cruel como
inmerecida. Son los 3.715.Ü0Ü niños residentes en la zona republicana. Se les ha de
defender a toda costa, arbitráiidose los recursos que sean precisos, apelando a la
generosidad de las gentes civilizadas que abominan del martirio a que viene siendo
sometida la población civil española.
En la coordinacii'm de la ayuda a España está obteniendo IJ.
i.irtinez Barrio
una serie de éxitos de que puede mostrarse ufano no .sólo por tuant') puedan significar como triunfo~persünal, sino por su trascendencia.
Todas las asistencias que recibe el Coiniié N.-.cinnal de Ayuda a España contribuyen a hacer más llevadera la situación a la publacinn infantil de la República. Pero
es preciso arbitrar más recursos, buscándolos COIIKJ sea y dondequiera que puedan ser
hallados.
Pensemos un poco de dónde pueden venirnos...
* « *
El genio de Walt Disney, creador de tantas maravillas cinematográtu s, li.i
culminado con la producción de "La princesita Blanca Nieves v los siete enanus', i:i
a España
Blanca Nieves en auxilio de
Por Manuel NOGAREDA
ninosí?
/N#
cuento de Grim ha sido llevado a la pantalla gracias a un esfuerzo enorme, después
de ser vencidas un sinnúmero de dificultades de carácter técnico.
Dondequiera que ha sido presentada esa película ha hecho verdadero furor. En
París lleva cerca de un año de proyección en las mejores salas de espectáculos, sin
que cese el público de afluir a las taquillas, disputándose las localidades. .
¿Por qué no ha de venir a España la "Princesita Blanca Nieves con sus siete
enanos" en auxilio de los niños republicanos?
Se oponen dificultades de carácter económico. Sería dificilísimo poder vencerlas si
se tratase exclusivamente del carácter mercantil que pudiese tener la explotación de
la cinta. Presumimos que no serían tantas si se buscase una solución más humana.
Quizás esté en manos de D. José Prat, el culto subsecretario de la Presidencia, animador de las temporadas líricas que se han sucedido en el Gran Teatro del Liceo.
Los principales artistas cinematográficos de Hollywood han manifestado reiteradamente su simpatía en favor de la República española. Supieron despedir dignamente
al lobezno de Mussolini y ahora se han quitado de encima a la zorra de Hitler, dándole a entender que el clima de California no es propicio para las manifestaciones
iascistas.
~
¿Por qué no acudir a ellos en nuestro trance? Hay que decirles, con la emoción
que debe ponerse en la demanda, que 337.000 niños menores de un año, 56.300 de un
año a dos, 82.900 de tres años a cinco y L986.000 de seis a doce años, necesitan ser
vestidos y alimentados. Que es preciso, además, ofrecerles la asistencia espiritual que
les haga olvidar el terror de las horas trágicas a que les condenan los aviadores al
servicio de Franco.
No han sido parcos en ofrecernos cuantos elementos les han sido solicitados. Se
han sabido adelantar a nuestras peticiones, mostrándonos su solidaridad de manera
generosa.
,
Ahora es cuestión de recabar su concurso para algo que, aun cuando sea muy
difícil, es hacedero.
¿Por qué no pedirles que gestionen de la Radio Films que cedan una copia de la
genial realización de Walt Disney? Si "La princesita Blanca Nieves y sus siete enanos" necesitan alojamiento que cuadre con su rango, ¿verdad, Sr. Prat. que podría
habilitárseles el Oran Teatro del Liceo?
El Comité Nacional de Ayuda a España puede encontrar el filón que necesita para
atender a las exigencias que plantea la población infantil española. Brindamos la idea
a ü . Diego Martínez Barrio, hombre generoso que sabe interpretar todas las intenciones
y alentarlas cuando se inspiran en nobles ideales
¿Querrá venir "La princesita Blanca Nieves y sus siete enanos" en auxilio de los
niños de España?
Será cosa de preguntárselo.
Unidades prestigiosas del Ejército de la República
£/ 7: JSaíaííón ¿k
"^tanópatte
Por E. R. F.
El desarrollo constante en organización,
capacitación y disciplina que caracteriza al
Ejército de la República lo señalan algunas
unidades en vanguardia por el esfuerzo y
entusiasmo de sus jefes y comisarios, secundados constantemente por todos los oficiales.
En este entusiasmo colectivo reside el triunfo del Ejército de la República y en esta
cohesión y labor combinada de todos es
donde está el secreto del notorio y franco
progreso de la capacidad militar de España.
El 7.° Batallón de Transporte, por su historial, sus componentes y su labor realizada
desde el principio de la sublevación fascista
e invasión de España merece especial mención y MI REVISTA se complace en honrar sus
páginas dando a conocer al pueblo el esfuerzo de tantos compañeros cuya obra, ya
bien definida, merece citarse como ejemplo.
Antecedentes
A base del personal procedente de las antiguas Milicias que con el nombre de Transporte de Guerra y dependiendo de la Consejería de Defensa de la Generalidad efectuaban lodos los servicios de frentes, fué
creado, en virtud del Decreto de militarización del Gobierno de la República, en julio
de 19.37, el 7.° Batallón de Transporte, confiándose su dirección al capitán D. üantos
Gamero Abarrategui, en atención a sus condiciones de militar profesional en transportes de guerra. Su cuadro de mandos, formado por hombres expertos en transporte,
fué creado seguidamente, pasando a funcionar bajo las órdenes de la Dirección de los
Servicios de Retaguardia y Transporte del
Ejército del Este, quedando establecida su
Plana Mayor en Barcelona y teniendo en
servicio dos compañías en el Ejército del Este
y una en el de Extremadura, en cuyos sectores llevaron una actuación que les mereció
ser felicitadas por sus superiores en los
mencionados Ejércitos.
En noviembre del mismo año era trasladada la residencia del batallón a Bellpuig,
completándose allí con gente experta sus
cuadros de mando.
"Fué en el mes de diciembre de lO.n, en
ocasión de la gesta de Teruel, donde la gran
capacidad de ser%'icio del 7." Batallón fué
puesta a prueba, especialmente sus 5." y
7." compañías, destacadas en .Mora de Rubielos y mandadas por los t.i|)it,iiKs don
Francisco García Martín y D. Joaquín Canellas Báguenas, cuyos soldados, con esfuerzos de resistencia al frío y al agot.imicntn
que hoy parecen increíbles, se hicienm merecedores de la entusiasta felicitación del
Alto Mando del Ejército de Levante.
Aquella acción gloriosa, pródiga en experiencia, dio la prueba del gran papel que
debía confiarse al transporte en el desarrollo
de nuestra lucha, siendo así que determinó
la creación de un nuevo batallón, el 8.°, cuya
organización fué encomendada a nuestro jefe,
capitán Gamero, haciéndose entonces cargo de
la Jefatura del batallón, por orden de la Superioridad, que asi sabía reconocer sus
justos merecimientos, el que hoy es nuestro
comandante, D. Francisco García Martín.
En mayo de 1938
En ocasión de la ofensiva facciosa por
tierras de Aragón, el 7." Batallón demostró
nuevamente sus grandes cuali'jads's colaborando eficazmente a de'^ener li e.mpuje enemigo. Poco después fué estab'jcida la residencia de la Jefatura en Sugarra de Gaya,
pasando de allí y al cabo de dos meses a Viiaboi y en cuyo período empieza a realizarse
una nueva gran transformación en la marcha
de la Unidad, que se estructura en seis compañías, algunas de las cuales son dotadas
seguidamente con excelente material moderno.
Debe tenerse en cuenta que en aquellos
días, y al producirse el corte de las comunicaciones por carretera con Levante, quedan
aisladas del resto del batallón las 5." y 6."
compañías.
Es entonces y por orden de la D. T. C.
que la L" y 6." compañías, reorganizadas,
pasan aprestar servicios a todos los frentes
de Cataluña, servicios que realizan de una
manera intensa y perfecta. En virtud de uneva estructuración se pasa a depender directamente~de la Dirección de Transportes por
Carretera.
Y llegamos a lo que podríamos llamar el
período de madurez del 7.° Batallón. Bajo
la certera dirección de su comandante y del
infatigable comisario D. Saturno Vila, secundados por la demás oficialidad y por el gran
entusiasmo de los soldados, la vida del
7." Batallón su desarrolla de una manera
normal y perfecta en todos sus aspectos:
Prestación de ser\¡cios, organzación administrativa y ecomiiuica, labor de Comisariado, etc, etc.
líe .Kiiií, pues, sucintamente resumida, la
vid.i dei 7." Batallón de Transporte AutoiiKjvil, relativaiiH'iile corta en duración pero
extraordinariamente |iródiga en actividades
y alentada siempre por su gran amor a la
República y a la causa de la Libertad, y realizada por hombres que por encima de todas
las vicisitudes de la lucha no han aspirado
a otro titulo que al de HOMBRES.
ÍA
• „ n Saturno Vi\a.
El
E, comisario uD.. »
desempeñaba
J
' i.° cíJt* "*si.* s . í f \ f «„ r r a^^^^^^^^^^^
"«'•V' rie'a""" """"srco»'»p"»"fí i!»v«"«
nlantea y c¡"'- "" '.^-..^ nos otrecc
^-omisarios y
Idealista convem:.do deben se^ o ^ ^„,,a.
dera imaget, dejo^.^j^ j„ega en núes
_^^^,,,,«,,*^
papel que su
^^^^^^^^^^^^^^^...>..v,«*«í»55»-'-^
CONDUCTORES...
Soldados del Transporte; facciones
rudas de luchador, bajo las cuales se
esconde un gran corazón de antifascista. Hoy, empuñando fuertemente el volante, como ayer oponiendo su pecho
en la calle a la militarada en rebeldía,
se encuentran en ellos reunidas todas las
grandes cualidades del soldado republicano: heroísmo, firmeza y, por encima de todo, un gran amor a la Libertad
y una confianza absoluta en el triunfo
de la causa del Pueblo.
ENLACES
Le vemos en todas partes. Caballero
de su frágil y estrepitoso corcel, el enlace pasa delante nuestros ojos como
una exhalación. Nunca va despacio. Es
la verdadera imagen del dinamismo y la rapidez que la guerra
reclama. Para cumplir la orden recibida no cuenta para él ningún
obstáculo. Ni las distancias, ni las malas carreteras, ni la fuerza
de los elementos consiguen detener su marcha. Le hemos visto
pasar, casi desaparecidos él y su máquina bajo el polvo de los
caminos calcinados por un sol implacable. Le hemos compadecido al verle seguir impasible su ruta bajo una lluvia torrencial
o bajo la tortura punzante del frío que le amorata el rostro y le
entumece los músculos. Le hemos visto ir y venir infatigable,
escurriéndose ágilmente por un laberinto de tinieblas y de camiones en las caravanas nocturnas y le hemos admirado llenos
de emoción, lanzarse temerario en los virajes con una precisión
y un dominio perfecto de su máquina, cuyos intrincados elementos, semejando una figura de una nueva mitología, forman un
todo con su intrépido jinete. Nada consigue contrariarle. El
enlace nunca pierde su serenidad y soporta con valentía todos
los inconvenientes y todos los sacrificios, porque él se consi-
dera largamente recompensado por el hecho de tener "su máquina", aquella máquina que en su vida civil tanto había sonado
o tantas emociones le había producido; aquella máquina obediente, dócil y fuerte que le tenia apasionado y con la que se
proporcionaba la manera de satisfacer sus viriles deseos de
contacto con el peligro. Convertida su máquina en arma de
guerra y aviv^ado su entusiasmo al saber el porqué lucha,
el motorista no podía ser otra cosa que lo que ha demostrado
ser: Un valiente y un hombre.
s u MARIDO, MUJER
Uno de esos misterios inexplicables, tan corrientes en el
país del dólar, es el caso de la señora de Michael Hi^glns
(derecha), quien durante cuatro afios do matrimonio no
supo nunca que su marido ora una mujer. Arrestado en
Los Ángeles por fraude, las autoridades descubrieron
en seguida su verdadera c o n d i c i ó n .
El presidente del Tribunal de Garantías Constitucionales, D. Pedro
Vargas, el teniente coronel Nogués, ¡efe del Crim 17, y el comandante
Pardo, ¡efe del Batallón 18, con el directorde «Mi revista». Rubio Fernández, y el compañero Eduardo Zamacois, en la inauguración del Hogar
del Soldado de dicho batallón.
1[\jiimM
Monumento a Clemenceau en París,
el h o m b r e que
supo ganar lo Gran
Guerra a despecho de la reacción
francesa.
Don Indalecio Prieto, ex ministro de Defensa y
presidente de la embalada que sale pora Chile
en representación de la República, y que ha
sido elegido asimismo presidente de lo Unión
Iberoamericana.
/^•,g,^i::.syi:.g>^^^>%>gyi^s>'i¿-s>^i>ir^'i^'^>'iy^y%>\\
Hemos aprendido en la democracia
a respetar el criterio ajeno, en problemas en los que disentimos con
sincera convicción, pero no a compartirlo con espíritu gregario, acomodaticio o resignado. No, amigos
m í o s . En estas columnas no se ha
hecho nunca crítica negativa, ni se
hará, pero no podemos renunciar a la
crítica constructiva que de una manera ponderada corrige, orienta y sugiere.
Cuando se trata de intereses generales, quien tiene la obligación de
defenderlos, lo primero que debe
hacer es prescindir del amor propio,
porque lo más probable es que imponga un juicio parcial e injusto. Y
esto, además de ser impropio de estos
tiempos que corremos, puede ocasionar un perjuicio moral a la República.
Quien ha recibido el encargo de
señalar las obras teatrales que deben
SI. ser retiradas de los carteles por considerarlas con tendencias contrarias
a los postulados de nuestra causa,
ha cometido un error que queremos
anahzar. Los comediógrafos españoles — con honrosísimas e ilustres excepciones—se han entregado durante
una veintena de años a escribir un
teatro exclusivamente p á r a l o s gustos
de la clase media acomodada y de
la burguesía y plutocracia frivola. Un
teatro para el pueblo no se ha hecho.
Ni se ha cultivado el drama ni la comedia de costumbres, que es donde
se podían haber reflejado los estados
de espíritu de la masa, sus inquietudes y sus ilusiones truncadas por la
incomprensión de las clases directoras. Se ha prodigado un teatro cómico, que a veces llegaba a las piruetas
y contorsiones del espectáculo circense; se han fabricado, en serie, los
vodeviles, que si escritos por plumas
francesas tienen ingenio y fina picardía, arreglados por «escribidores» indígenas resultan de un tono escatológico y plebeyo; se han estrenado
revistas en las que no ha podido
alcanzarse la suntuosidad y el buen
gusto, el colorido y el efecto espectacular de las de Londres, París y Nueva York, y que no tenían otra finalidad, en la mayoría de los casos, que
la de darnos a conocer <vedettes> que
tenían más de mujeres guapas que de
artistas. La síntesis que acabamos
de hacer no puede ser más desoladora, pero es verdad.
S>Í^S>=?>-S^«^S>í>'«>^'%NÍ^'S>í;'i^«>'S>«'S>*>».1
¡
La República, donde se han creado
tantas cosas, donde han surgido tantos valores imperecederos, no tiene
hoy ni dramaturgos ni comediógrafos
«suyos». ¿Dónde está el drama, la
comedia y la revista de guerra?
El temperamento artístico tiene como base
de actividad sentir la emoción del espectáculo de la vida en los diversos matices
espirituales de que es pródiga la civilización.
No tienen culpa los autores de haber amanerado el teatro. Acaso hemos de buscar las
causas en las persecuciones sistemáticas de
los gobernantes de la monarquía contra todo
aquello que tuviera un significado liberal. Se
ha hecho ley el aforismo de que «hay que dar
gusto al público porque paga», y en las salas
de espectáculos la clase de tercera, como en
los trenes expresos de lujo, era muy reducida.
Las butacas y los palcos han estado ocupados
siempre por gentes a las que molestaba pensar
y emocionarse. Hasta ahora, después de dos
años de guerra, no han surgido los autores
que obliguen al público a pensar y a sentir, y
hemos de aceptar los repertorios que antes de
la gran tragedia que vivimos eran lo que se
llama en el cargot» teatral céxitos de taquilla».
Muchos autores celebrados, que ostentaban
un apoliticismo hipócrita, en cuanto surgió la
lucha clasista se apresuraron a pasarse al lado
de los facciosos. Les pareció más cómodo y
más conveniente a su egoísmo de autores teatrales. No pudieron llevarse sus obras, ni,
puestos fuera de la ley, podían prohibirlas.
Éstas — comedias, saínetes, revistas y casi
ningún drama — no tienen una tendencia ni
doctrinaria ni sectaria contra los principios
fundamentales de la República. Las comedias,
o son de color de rosa o de una cursilería insoportable; las revistas son escaparates para
exhibir un desnudismo casi integral y con
i4^s=<5^«»»-s<s-<s^^5^«>;5^«=^5Ka?<»'af<S'*>^a'í*>^a^if<a'Cí^^
escasa originalidad de presentación;
los saínetes, con alguna rara excepción, son imitaciones nada extraordinarias de los maestros en el género;
y en los dramas, si hacemos un análisis de méritos, después de García
Lorca, Alejandro Casona, entre los
modernos, y de Benavente entre los
antiguos, sólo hay atisbos que no
han llegado a cuajar. Así planteado
el problema no había más remedio
que aceptar para distracción y solaz
de nuestra retaguardia heroica aquellas obras conocidas, sin tendencia
política.
Para la renovación del teatro y de
la novela hemos de esperar a que la
gran tragedia tenga perspectiva histórica. Serenos los espíritus, los
recuerdos dramáticos tendrán por
fuerza que hacerse expresión artística. Surgirán el teatro y la literatura
de la nueva España. Y latirá en ellos
un sentido humano y universalista
de las pasiones y los sentimientos
que agitaron al país en medio de la
sangre, del humo y del fuego de la
guerra.
* »»
Posiblemente una de las misiones
más difíciles para un hombre inteligente es ejercer la censura. Hay que
ser un maestro de la objetividad; hay
que olvidar el propio criterio; hay que
tener puesta la atención en el Interés
político y social del Estado. Los censores teatrales han suprimido del
repertorio más de cien títulos. Si Con
ello se hubiera perseguido una selección depuradora en el terreno del
arte, nada tendríamos que objetar.
Pero la anulación está orientada en
un escrúpulo que no dudamos en
reputar de ingenuo, por la sencilla
razón de que nadie sale beneficiado.
No es éste el camino. Mientras no
sea mejor de lo que teníamos lo que
tenemos, hay que ser tolerantes y
comprensivos. Hagamos una selección inteligente, no una eliminación
caprichosa, a base de un escrúpulo
tan sutil que no es justificable. Hay
una solución intermedia que puede
colocar las decisiones en un plano de
justicia. Represéntense las obras de
autores fascistas, si tienen méritos
para ello y no atacan al régimen,
pero los derechos de autor que sean
ingresados en la Caja de Reparaciones. y\sí de este modo el arte no se
arrincona, y el dinero que no pueden
cobrar los autores fascistas pasa a
ayudar a los cuantiosos gastos de la
guerra. Con un criterio de unanimidad, para que no ocurra lo que ocurre
ahora: que hay obras que se representan en Madrid y Valencia y no
pueden representarse en Barcelona.
Hemos lanzado al surco de la buena
voluntad la semilla de una sugerencia. ¿Germinará en la buena Intención de los directores de los espectáculos catalanes? Germine o no,
ahí queda la iniciativa con el deseo
de rectificar un despropósito.
«Las trincheras de París »
Luis Capdevila, nuestro compañero de Redacción, el hombre de la inquietud y de la originalidad, con su seriedad característica y su humor
con monóculo, ha escrito últimamente una obra
teatral, titulada L a s trincheras de París, que ha
merecido los honores de ser premiada en un concurso.
La obra en cuestión tiene la virtud de retratar
de una manera sangrienta, pero con precisión de
objetivo, a unos cuantos personajillos catalanes
más o menos cínicos que escapan mal de la sátira
teatral de nuestro inquieto compañero.
Detrás de la trinchera parisiense viven una vida
^de regalo y de holgura—alguno de ellos— , pero
haciendo alarde de pudibundeces por el sacrificio
que significa vivir lejos de nuestras auténticas trincheras de lucha y de privaciones, sufriendo un exilio molesto para mejor servir a la causa por la que
gustosos padecen este supremo sacrificio.
La feria de cinismo que con tanto valor acomete Capdevila para hacerla desfilar por el tablado
se refiere a dos o tres personajillos, como decimos
antes, catalanes, que por aquí todos sus paisanos
ya los habían puesto en solfa. Ahora falta un autor
castellano que con monóculo o sin él tenga la
misma valentía para arremeter contra los luchadores en la trinchera parisiense no catalanes, que
también los hay numerosísimos disfrutando de sinecuras magníficas y con un rictus de dolor en sus
labios cuando hablan de España, pasean por los
bulevares haciendo resaltar de una manera escandalosa sus servicios a la causa, de los cuales el
mayor, el que no podreinos agradecer bastante los
que nos quedamos por aquí, es su salida de España en estos momentos donde todos sus sentimientos de patriotas y todos sus entusiasmos de.
luchadores se ven postergados.
Pero he aquí una lección que dan estos austeros
ciudadanos a los que no creen en la política ni en
la eficacia de los partidos; por mandato de ella y
por subordinación a estos calumniados partidos
es que tienen que consumarse estos sacrificios.
¡Claro que al terminarse la guerra se les hará'
justicia cumplida!
¡Que no lo duden !
La duda nos olcn.
Dtlos los que debemos
contribuir a que se les iinga
pí
Rumbo a Costa Rica
VI
íbamos a bordo del viejo "Nicarao"; una insegura y
achacosa cascara de nuez que no desplazaría arriba
de doce toneladas. El tiempo era magnífico. El lago
de Granada extendía a nuestro alrededor su cristal
inquieto, titilante, furiosamente bruñido bajo el sol.
A un lado el volcán Mombacho, de trágico historial,
sumergía en las aguas su sombra ingente y cerúlea,
y las orillas, cubiertas de lozana vegetación, escapaban hacia la lejanía zigzagueando, semejantes a dos
rúbricas de esmeralda.
A poco—casi de repente—el cielo se obscureció,
el viento comenzó a picarse hasta convertirse en tempestuoso y nuestro barquichuelo dióse a ejecutar, asi
en su línea de eslora como la de manga, toda clase
de aflictivos rebrincos. Pirueteaba el maldito como un
conejo. Fué necesario amarrar sólidamente los equipajes, y como no teníamos cámara donde refugiarnos,
hubimos de asirnos a las bordas para no caer al suelo.
Una ola tiró el bote salvavidas—sólo portábamos
uno—al agua y el vendaval se lo llevó. Otra arrancó
varios tablones. Toda la armazón del buque crujía.
¿Por qué a este mar los conquistadores de Centro
América le llamarían Mar Dulce?...
Tan hostil se mostraba el tiempo, que el patrón
desistió de arribar al puertecillo de San Jorge, término
del viaje, y a las siete de la tarde fondeamos al abrigo
de la isla Ometepe, cerca del caserío de Mozogalpa.
En aquella rada sobre la que el volcán de la Concepción, plantado delante de nosotros, tendía una sombra aquietadora, severa y enorme, las ondas dormitaban. Un silencio adormecedor llenaba el paisaje; cesó
el trajín de la hélice, las cuadernas dejaron de lamentarse y el "Nicarao" se balanceó con la alegría del
caballo al que se le acaba de quitar la montura. Llegada la noche todos los pasajeros nos echamos a dormir, unos al lado de otros: don Lucas y Sebastián
Arroyo, en el suelo; Márquez, sobre un banco; míster Ward, en una litera; yo, hundido y como pescado,
entre las mallas de una hamaca. Y siempre que algún
cuneo del barco me despertaba, la imagen de Sombrita, bañada en luna, con los brazos desnudos y las
manos cruzadas sobre la cabeza, venía a inquietarme.
A la mañana siguiente, nniy temprano, desembarcamos en San Jorge, donde luego tie ilespedirnos de
Arroyo y de Ibáñez, que necesitaban regresar perentoriamente a Granada, nos trasladamos en coche al vecino pueblo de Rivas. Allí, mientras almorzábamos,
mandamos colocar nuestros bagajes—cuatrocientos
kilos, aproximadamente—en una carreta, y mediaba
la tarde cuando salimos a caballo hacia San Juan del
Sur, el puerto más meridional de Nicaragua.
Pepe Márquez, que no había jineteado nunca,
añadió a la excursión un sabrosísimo pique cómico.
Gracias a él, toda la ruta fué de risas. Mi secretario
se afianzaba a las crines de su cabalgadura con entrambas manos, a cada momento los estribos se le
salían de los pies, y el cuerpo se le iba tan pronto
a un lado como a otro. Era algo invertebrado, fofo.
Parecía un muñeco.
—¡No galopen ustedes!—nos gritaba.
No podía imitarnos y caminaba al paso, solitario
y furioso, masticando reniegos.
Las nueve de la noche serian cuando descabalgamos en el corral de la única posada que había en San
Juan del Sur. Mientras nos aderezaban las camas y
la cena, Márquez bordoneaba por el comedor con las
piernas muy abiertas y las manos en aquella parte de
su persona que la montura más le había maltrecho.
Cada movimiento le arrancaba un quejido o le afligía
el rostro de modo que hubiérase creído que iba a
caérsele la mandíbula. A acrecentar lo caricaturesco
de su figura cooperaban las extrañas arrugas de su
traje. Repentinamente, cual por obra de un ensalmo
burlesco, las mangas se le habían quedado cortas, y el
panlalón a media pierna.
A Márquez la perspectiva de tener que sentarse
para cenar, le arrancaba ayes amarguísimos.
—Aseguro a ustedes—decía—que el menor roce
me hace ver las estrellas. Esta noche no voy a poder
dormir ni boca abajo.
,
Para demostrarnos que no exageraba se bajó los
calzones y nos de.scubrió, a la luz de un quinqué puesto
sobre un taburete, la zona lastimada. Nos quedamos
horrorizados. Tenía la rabadilla en carne viva, y su
nalgatorio recordaba las marinas de Sorolla. ¡Qué
ocres, qué violetas, qué añiles!... A Ward y a mí
aquel trasero nos producía el efecto de una puesta
de sol, y así recomendamos a Márquez que, en la
primera oportimidad, concediese a sus maltratadas
posaileras los honores de la fotografía; con cuya ocu-
Por
Eduard
ZAMACOli
nencia acabó por echarse a reír y, de pronto, se halló
más aliviado.
* * *
Al otro día, ya muy entrada la mañana, dejamos
San Juan del Sur embarcados en una lancha gasolinera; una lanchita poco mayor que un zapato. Nuestros baúles los acomodamos en el fondo de la embarcación, cubiertos por varias telas impermeables, y
encima nos tendimos los tres, quedando así expuestos a cuantos rigores atmosféricos pudiesen sobrevenir. Los tripulantes, que eran dos, se colocaron a popa,
al cuidado de la máquina y del timón.
Durante los cinco o seis primeros minutos todo
marchó bien: el piélago verdoso y terso, el espacio
añilado, el pueblecito blanco, disperso a lo largo del
rubio arenal de la playa; y al fondo de una hilera de
montañas azules, y en el muelle varias manos amigas
—las últimas manos nicaragüenses—que nos decían
"adiós"...
No faltaba, de consiguiente, ninguno de los tópicos indispensables a todo buen paisaje. Mas no bien
salimos de la rada el viento se nos puso de proa, y
con él su inseparable aliado el mar. Las olas espumeantes galopaban ininterrumpidamente sobre la
minúscula embarcación, empapándonos de pies a cabeza. A los pocos minutos nos hallábamos completamente mojados. Apenas pudimos comer porque con el
agua los alimentos se nos deshacían entre los dedos.
Los cigarrillos quedaron inservibles, de suerte que hasta el consuelo de fumar nos faltó. A veces las olas se
sucedían con tan apretado ahinco, que costaba trabajo
respirar. Enrique Ward, a fuer de inglés legitimo,
sufría en silencio; en cuanto a Márquez, que no cesaba de renegar de su sino, yo procuraba confortarle
asegurándole que el agua salada era excelente para
curar las despellejaduras. ¡Cinco horas se prolongó el
chapuzón!...
En El Tamarindo, que éste es el nombre del
apeadero adonde nos dirigíamos, nos aguardaban varios jinetes, militares unos y otros paisanos, y todos
de muy gentil presencia. El Mayor don Aquiles Martínez y Quesada se adelantó, y cuadrándose ante nosotros, pronunció estas palabras generosas e hidalgas:
—Os traigo el saludo de mi Gobierno, al cual me
permitiréis añadir el mío. Sed bien venidos a esta tierra de Costa Rica, que os conoce y os quiere. Entrad,
señores; tomad posesión de vuestra casa.
Después me alargó su diestra, flaca y nerviosa, y
yo experimenté una emoción hondísima; una emoción de raza. Era el presentimiento, confirmado después de mil delicadas maneras, de que todo un gran
pueblo acababa de estrecharme la mano.
Inmediatamente montamos en los caballos que
nos tenían reservados y a la sonochada llegamos a
La Cruz, donde dormimos; o para decirlo más exactamente, donde nos acostamos, pues el mucho molimiento de nuestros huesos, de una parte, y de otra el
frío del larguísimo remojón sufrido, apenas nos dejaron cerrar los párpados.
A la tarde siguiente salimos de La Cruz a caballo
y escoltados por el comandante don Julio Ugalde, el
Mayor Martínez y (jiiesada, y el profesor don Otoniel
Vega, quienes nos acompañaron hasta un lugar del
bosque denominado Tierra Blanca. Allí nos despedímos de ellos y reanudamos nuestro éxodo Iras el guía,
cuya figura blanqueaba en las crecientes penumbras
del crepúsculo como una aparición.
Cabalgábamos en hilera por un angostísimo camino bajo la liniebla, por momentos más densa, que
descendía de los árboles. Delrás del guía—Polícarpo
se llamaba—iba míster Ward; luego, yo; Márquez
cerraba el convoy.
—¿Cuándo llegaremos a Santa Rosa?—pregunté
al indio.
— No descuidándonos—repuso —dentro de cinco
horas.
Detrás de mí, en la obscuridad, oí suspirar a
mi secretario: suspiro que de parte a parte debió de
traspasarle, ya que no era su corazón, sino sus cuitadas posaderas, las que se quejaban.
Seguí averiguando:
—¿Y de Santa Rosa para dónde salimos?
—Para Liberia; el camino podemos hacerlo en
seis o siete horas. Allí dormiremos.
—¿Y desde Liberia a Puntarenas, verdad?...
—No, señor; desde Liberia iremos a la hacienda de El Viejo, residencia de don Alfonso Salazar,
gobernador del departamento de Guanacaste.
—¿Siempre a caballo?
—Siempre. En El Viejo haremos noche.
—¿Y en seguida a Puntarenas?
—jQuiá, no señor! Desde El Viejo tienen ustedes
que ir a Puerto Ballena.
Este diálogo, sostenido a voces en la tiniebla y
el silencio de la noche, parecía lloviznar un tenue
desaliento sobre la caravana. ¿Adonde íbamos?...
¿Existía Puntarenas?... ¿Qué significaba aquella sucesión inacabable de cortijadas y de pueblos?... Y
aquel guia, ¿no sería un fantasma, el San Juan de un
más allá quimérico?
—¿Y en Puerto Ballena?^—insistí febril.
—Én Puerto Ballena—aclaró Polícarpo—tomarán
ustedes la gasolinera que va a Puntarenas.
—¡Luego Puntarenas es una realidad!—grité con
el júbilo del náufrago que, tras una larguísima inmersión, vuelve a flor de agua.
El indio giró la cabeza para mirarnos, y en el
cobre de su rostro la risa dejó blanquear losdientes.
—¡Claro que si!—exclamó—. De Puerto Ballena
a Puntarenas no tardarán ustedes más de ocho horas.
Efectivamente, este programa fué cumpliéndose
punto por punto. Hemos vadeado numerosos rios: el
Tempisque, el de Los Ahogados, el Colorado, el Blanco, etc.; hemos cruzado llanuras con un sol de infierno
a la espalda; hemos visto serpientes, colgadas de las
ramas en acecho de una presa; y ciervos, con ojos dulces de mujer; y caimanes verdosos y enormes; y monos
vocingleros y cariblancos que parecían burlarse de
nuestra fatiga desde la copa de los árboles; y en el
polvo de los senderos hemos reconocido las huellas
del león. Fué un viaje agotador, ciertamente; pero,
por lo accidentado, inolvidable y exquisito.
—Con la diferencia—nos explicaba Márquez después a Ward y a mi—que ustedes lo hicieron sentados, mientras yo lo he hecho parado sobre los estribos.
—¿Todo el trayecto?
—Todo el trayecto.
—¿Sin sentarse ni una vez?
—Ni una vez. ¡Palabra!
Y su cara se iluminó con la noble luz de la sinceridad. Era evidente que no hiperbolizaba, que no
mentía. ¡Hombre estoico, te creemos! Puedes decir
que viniste desde La Cruz a Puntarenas a pie; hazaña que habrán efectuado muy pocos, y con la rara
particularidad de que no fueron tus pies los que se
estropearon en el camino. Y así, la mayor gloria de
estos esforzados lances de mar y tierra te corresponde, porque tuyo fué el más grave dolor.
?9<?^^<?<:?<?9V^;'<?<?^^^
81 &fy r
El Guadalcjuivir y el Ebro
cantan un mismo sentir,
rasgueando en sw guitarros
un cantar que dice así:
Las dos columnas de España
son Ebro y
Guadalquivir;
si Guadalquivir se pierde,
el Ebro se queda aquí.
A la jota, jota...
que éste no se marcha,
porque al que se arrima
le muerde y le ladra.
Hoy en toda Andalucía
no quedan más que tarantas
y fandangos de Almería.
Se perdió la malagueña
y el fandanguillo y el tango,
la debía y la buleria ;
no nos queda en la garganta
más cante que la taranta,
el cante de los mineros
de Linares y Herrería,
y el fandango
bullanguero
que se canta en Almería.
Pero el fandango y la jota
tienen el mismo compás,
y en las tacitas
de plata de las mocitas
cuando salen a bailar,
dicen su canto y su pena
sobre falsetas
murcianas
a estilo de Cartagena :
Primita, primita hermana :
vente conmigo a Herrería
a tirar a la barrena...;
yo te diré mi sentir;
junta tu pena gitana
con la jota y ¡a sardana;
echa en el Ebro, morena,
con lágrimas de tu pena,
flores del
Guadalquivir.
Ebro..., en lo canción de jota
que en tus orillas se canta,
suena la nota remota
que entona con la voz rota
una copla de taranta.
Y la andaluza canción
dice: Bebida en el Ebro
tengo contra la facción
'^irtS^
KMMAAAAAAAA/^A^v^g^?'>Vi^sazg2gZS5AAAAA^^
o
Por
Enrique
LÓPEZ
ALARCÓN
ff'^V
hi ven.íanzn en el cerebro
y el odio en el corazón.
Ebro..., cierras como un guante
la unidad de carne y uña
— de platino y de diamante —
que fragua un pueblo gigante
de Aragón y Cataluña.
Hoy en tu destino adverso
llevas, entre sangre y llanto,
entre tus ondas disperso
tanto valor... ¡tanto...
tanto!,
que no me cabe en el verso.
Las dos Españas están
jugando su vida a escote,
pero en nuestro bando van
la lanza de D. Quijote
y la espada de D. Juan.
Otro milagro no esperes
que el que han hecho los cuchillos
con que a los traidores
hieres...:
contemplando como mueres,
ya no tiemblan las mujeres
ni piden pan los chiquillos.
Ebro..., camino de plata,
luminar de España nueva...,
no lemas que te rebata
el odio con que se ceba
en ti la inmunda reata
de señoritos
rufianes,
capitalistas
ladrones,
fanáticos
capellanes,
políticos ganapanes
y militares
felones.
No temas que a íu sanción
pudiera oponerse nada...;
porque el Ebro es el copón
que custodia la razón
de la España consagrada.
Primita... primita
hermana:
vente conmigo a Herrería
cantando jota y sardana;
ya no hay en Andalucía
ninguna pena gitana
que cante la pena míe...
con jipío en la garganta
más que coplas de taranta
y fandangos de Almería.
Híirirlnrui
II
M.
nsiFuÉsuviDn
UN HOMENAJE
A DURRUTI
u
La Exposición
documental de
la 26 División
Representantes
del Comité N a Para conmemorar el segundo aniversario de la gloriosa muerte de Durruti, bravo
guerrillero
de
nuestra
guerra de independencia, la 26 División ha celebrado en
ción a I de
la
C. N. T. en la
nuestra ciudad una interesante Exposición, a la que han
Exposición
de
aportado, los valerosos combatientes de aquélla, pruebas
homenaje
a
documentales de su actuación en los frentes donde sin
Durruti.
descanso alguno y con sin igual tesón han luchado contra
el fascismo «nacional» y el fascismo extranjero.
Para los que hemos vivido desde sus comienzos nuestra guerra, esta Exposición es pródiga en recuerdos y
enciende muy vivamente la llama inextinguible de las emociones. Esas fotos en las que aparecen plasmadas los
gestas de los guerrilleros de Durruti, hoy encuadrados
disciplinadamente en una unidad de nuestro Ejército; esos
trofeos cogidos al enemigo en valerosa lucha; los periódicos murales, los gráficos de las operaciones y esas vestiduras que cubrieron el cuerpo
robusto, atlético, del
fiero luchador leonés, |cuántas y cuántas cosas nos evocanl
Bujaraloz, camino lleno de dificultades de Pina, Farlete,
Monegrillos, Siétamo, Madrid... En todas esas tierras la
sangre de los valientes soldados de la 26 División encendió rosas de fuego que eran símbolo del afán liberador
del pueblo español.
Viendo esto Exposición se sigue paso a paso la trayectoria emprendida por aquéllos milicianos que el 24 de julio
de 1936, sin armamento apenas, pero con mucho coraje,
Durruti, el
se opusieron al avance de los sublevados por tierras de
guerrillero
Cataluña
y conquistaron pueblos y
más
pueblos
de
Aragón.
Vivo Durruti, su entereza y su valor encorajinaban o
sus hombres. Muerto Durruti, su espíritu ha seguido proyectando sobre sus hombres un valor indomable, una
audacia sin límites y un firme afán de vencer.
Renunciaron a todo lo que fué preciso renunciar, que
era mucho, para ir con paso seguro camino de la victoria.
Así cumplieron con fidelidad la consigna del malogrado
guerrillero: «Renunciamos a todo menos a la victoria.>
La Exposición de la 26 División es un magnífico documental de nuestra guerra. Examinando todas sus instalaciones,
puede justipreciarse la grandiosa labor de Durruti y de
sus milicionos.
Todas osas fotos y esos periódicos murales y esos
trofeos ante los cuales se detienen con visible devoción
millares y millares de ciudadanos que a diario visitan la
Exposición habrán de servir muchísimo para la historia de
nuestra guerra, que en definitiva será la historia de la
nueva España surgida al ímpetu bravo, avasallador de un
pueblo que se levantó airado con noble gesto frente a
aquellos que querían sojuzgarlo.
de
la
bertad.
li-
1
NUESTRA
RETAGUARDIA
g
;iiititiiiiiiiiiijJJiiiiiiiiiii[iiiriiiiiiiiiiJiiiiiiiiiilii)iiiiijiiiiiMiiiiiiiiriNririiiiiiiriiiiiiiiiMiiiiii[iiiiitiii
La labor
I humanitaria
y antifascista
de S. I. A.
Para «Mi revista»
P o r J u a n M . SOLER
miímmsmmmmmmmmmmmmmmmmm^
Ellos y n o s o t r o s
Allá en las tierras de la zona española dominada más que
por Franco por las mesnadas extranjeras, se resisten las gentes a desprenderse del dinero para subvenir a las apremiantes necesidades de la guerra que provocaron cuatro militares
ambiciosos y unos cuantos políticos saturados de rencor y
de afán caciquil.
A las buenas, no hay apenas quien se decida a dar unas
pesetas para los heridos ni para los gastos de guerra, que
cada día van más en aumento en la España insurrecta, porque
ni alemanes ni italianos trabajan gratuitamente y sus exigencias en lugar de decrecer van en crescendo de' una manera
alarmante.
Los gobernadorcillos que actúan a las órdenes inmediatas y
despóticas del odioso Martínez Anido—manos tintas en sangre—, se ven negros para obligar a sus subditos engrosen las
innumerables suscripciones que militares, falangistas y requetés idean prolijamente disfrazándolas con diferentes objetivos
que convergen al fin en uno solo: alimentar las exhaustas
arcas del tesoro franquista.
Nada importa que a los heridos les falten gasas, vendas,
medicamentos y los más precisos alimentos; poca importancia
tiene que en la retaguardia se carezca de lo más preciso y los
oprimidos por la barbarie extranjera tengan que ir miserablemente vestidos. La inmensa mayoría del pueblo sometido ni
yugo de Franco cree que es éste quien debe pagar, ya que ¿I
fué quien creó la difícil situación en que se desarrolla su vida.
Y nada digamos de cnanto hace reierencia a los innúmeros
huérfanos y a los millares de viudas que arrastran su dolor y
su miseria por la España rebelde. A todos ellos les están poco
menos que negados el pan y la sal.
Nueva modalidad de practicar el asesinato en grandes masas.
En la España leal se suceden las posas de muy distinta manera, Aquí nada exige el Gobierno que representa a la voluntad
popular. Todas cuantas aportaciones se hacen de carácter
particular son de iniciativa privada. Las suscripciones que se
abren sin la |iresión oficial, engrosan rápidamente. Nada falta
a nuestros heridos ni se persigue encarnizadamente a los familiares de quienes por haber realizado graves delitos se
hallan cumpliendo penas de internamiento en campos de trabajo apartados de sus deudos. La República es más humana
y, además, el piiehld. este admirable pueblo nuestro, no repara
en sacrificios para atender a los que en los freníes defienden
su libertad y su bienestar.
Solidaridad Internacional
Antifascista
L)e cuantas organizaciones funcionan en la España republicana, de carácter de ayuda a los combatientes y la retaguardia, en sus necesidades materiales, Solidaridad Internacional Antifascista es una de las que mejor cumplen su cometido.
'Fundada en mayo de 1937, comenzó su actuación con intensidad en septiembre del mismo año. Un grupo de compañeros antifascistas, agrupados alrededor del que fué consejero de Sanidad
de la Generalidad de Cataluña, camarada Herrera, trabajaron
activamente para constituir esta organización cuya Secretaria
desempeña Paruta, un hombre activísimo e inteligente que
con gran entusiasmo viene realizando una meritoria labor,
prolongación de la que llevó a cabo en la Dirección de Refugiados de la República.
Elementos destacados de S. I. A. son, además de los dos
que acabamos de mencionar. Lucia Sánchez Saornii. iiuar^ada
de la Sección de Propaganda; Aniceto Gallo Urralde. qui; cuida
de la parte administrativa; Aiimatell, director de la Sección
Jurídica, y Áurea Cuadrado, de la Consejería de Asistencia
Social.
El objetivo primordial de S. I. A. es prestar toda clase de
En la piscina
ios
niños c u i d a n
la
hiQiene y la e d u cación física.
1¡\jimM
Los
niños
escuchan
Su
con
a
maestra
atención.
solidaridad sin distinción de matices y sin alcance alguno de
carácter político.
^
En la vida política de la República, los elementos de S. 1. A.,
como a tales, no intervienen, ni tan siquiera opinan públicamente. Son completamente apolíticos. Y ésta es la característica más simpática de este organismo cuya influencia se lia
extendido a buen número de naciones de Europa y de América.
Podrán tener sus ideales políticos y sindicales cada uno
de los dirigentes de S. I. A., pero en el ejercicio de su función
humanitaria no dejan traslucir ni un ápice a qué partido o a
qué organización sindical están afiliados.
Y así, su obra, libre de todo afán de proselitismo, adquiere
mayor simpatía.
Lo que ha hecho S. i. A.
Necesitaríamos buen número de páginas de esta revista
si quisiéramos anotar toda la obra de Solidaridad Inlernacional
Antifascista. Nos concretaremos, pues, a reseñar algunas de
sus muchas actividades.
S. i. A. tiene funcionando cuarenta establecimientos entre
clínicas, residencias, hogares infantiles y comedores. Entre las
muciías campañas que con extraordinario éxito ha organizado,
recordamos los dos días dedicados a Madrid; la Campaña del
Niño, que tanta importancia alcanzó el pasado año, y la iniciación de la Campaña de Invierno que ahora se viene llevando a efecto de una manera intensísima en las dos zonas
de la España republicana. Las iniciativas de S. \. A. en este
sentido han sido aceptadas por el Comité Nacional, del que
forma parte un representante de la referida organización.
Solidaridad Internacional Antifascista recibe constantemente donativos v .-ipinincíones de todo el mundo. Los csp;iñoles que Se hall,-in en el cNli-.-injcrd son his (iiic con in.'iynr
entusiasmo contribuyen con sus (iDii.itivos y coli/acioiifs a
la obra de S, I. A., siendo en sii i)i;iyor parte clcnicntos olircros ciivos medios ccnni'iniicos son liiiiil;ulisinios.
La Cuiiiisií'in Coordin.-Klor.i de I')iiciios Aires es iin;i de
las ¡pie mayores ,-iport,icioiH's h;i hecho. También los aíili.'Klns
de Francia se desviven para que las aportaciones sc;ui continuas, y así hace poco mand.'iron nada menos que diez toneladas de azúcar.
En veintisiete naciones se han constituido Delc!.',;u'intics
de S. I. A., habiéndose formado en Erancia la Eeder.icion de
Cfiiiiiics españoles de Acción Antifascista que actúan con gran
intensidatl.
Para lograr fondos con cpic atender a sus niinierosas ins-
tituciones de asistencia social y de solidaridad antifascista,
S. \. A. organiza festivales y establece cotizaciones voluntarias
que cada día van más en aumento.
En otro aspecto realiza S. I. A. otra loable actuación. Ha
organizado un cuadro escénico que trabaja gratuitamente en
los hospitales y en los frentes, dando a conocer obras notabilisinias de nuestro teatro.
Los proyectos de S. I. A.
Los dirigentes de S. I. A. no descansan ni un momento trazando planes y proyectando la realización de actos que sirvan
para divulgar la obra humanitaria de su organismo.
En la actualidad ha organizado un Concurso de romances
de guerra para glorificar las gestas del pueblo español que
hoy tan valerosamente lucha por su independencia. Otro Concurso de obras teatrales ha organizado para la elevación moral de nuestros fines de guerra y que indudablemente alcanzará un extraordinario éxito como el primeramente mencionado.
A partir del próximo día 3 de diciembre organiza una serie
de conferencias a cargo de los más destacados elementos de
S. I. A., explicando el objetivo de la misma y divulgando toda
su magna obra.
Finalmente, S. I. A. ha comenzado ahora a prestar su solidaridad al pueblo chino, víctima también, como el español,
de la barbarie fascista.
Lector...
He aquí compendiada muy brevemente la magnífica labor
de Solidaridad Internacional Antifascista. En la retaguardia
adolorida por los bárbaros bombardeos y las privaciones que
impone 1,1 Ljiicrra. y en todos los frentes donde nuestros hermanos luchan con inconcebible afán y con heroico valor contra
el coh.nitc invasor, S. I. A. desparrama todo el caudal de su
solidaridad y de su espíritu humanitario, sin que pregunte a
quien se beneficia de sus donativos magnánimos a qué pjirtido
|)olít¡cii o a qué sindical pertenece.
l'.sio fs lo que con mucho interés nos repite una y cien
veces el camaradn Panit;t. ;ictivisínio, dinámico y muy inteligente, al facilit.inios detalles de la labor meritísinia que viene
realiz;indo Solidaridad Intern.-icional Anti fascista.
^'tttiii[ri[i:iii)Tti)it(iiiiiiHiiiiiiiii(iMiMHiiniiiiriiiiiiii!iMili>rililifiiiriiliiii
friniiiiHM[niiiiiHiiniiiiiniii:iriiiniiitriiiiriiiiiiiii-;
¿JS>«^--í>fc^
Sin ninguna intención..,
Conyugal:
Mujer: Pero no me vas a abandonar así, sin razón alguna.
Marido: T e abandono lo mismo q u e me casé contigo,
sin razón alguna.
Demasiado;
— L a s muchachas piden ahora casa, automóvil y radio.
—Lo peor es que quieren un marido dentro de la casa
también.
Ritual:
El sacerdote observando la extraña cara de la criatura
que va a bautizar:
—Antes de bautizarle, Marmaduque Augusto, ¿ n o tienes
nada que decir en tu defensa?
I
I
i
... de M a r t i t a M a t e o s , la bella
actriz del teatro Romea, m u y
solicitada para otro teatro que
3
I
i
I
a ella no le hace mucba gracia, p o r q u e es u n a actriz seria
y además muy guapa.
I
I
I
I
I
i
I
I
I
... d e que Juan Bonafé traba»
jará u n par de días p o r lo me»
nos en La melodía del jazz=
band, obra a r e p r e s e n t a r s e
muy pronto, en el papel q u e
e s t r e n ó con gran éxito en
M a d r i d Simó Raso. P a r e c e
ser q u e en esta obra debu»
tara la notable actriz P e p i t a
i
Meliá.
I
I
i
i
I
... d e q u e el simpático alcalde
de Barcelona, Hilario Salva»
dó, c u e n t a con toda n u e s t r a
simpatía, a u n q u e él sospeche
lo contrario.
I
I
I
I
... del acierto de trasladar la
compañía del teatro P r i n c i p a l
Palace al Goya, d o n d e el pú.blico acudirá con más gusto.
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
. . d e la o p o r t u n í s i m a disposi»
ción del m i n i s t r o de D e f e n s a
contra los íihios d e retaguar»
dia y a m a n t e s de los carguitos
burocráticos, p r e c i s a m e n t e
aquellos que M I R E V I S T A
llamó « E m b o s c a d o s d e t r á s
del papelito » y q u e les s e n t ó ,
p o r cierto, m u y mal a los i n t e resados.
I
I
I
I
I
I
I
I
i
i
I
... del éxito de E n r i q u e B o r r á s en el t e a t r o Barcelona,
d o n d e se hace teatro digno,
artístico y dignificador. E l
maestro d i c e : « E s t o y e n c a n tado de esta compañía disci«
plínada y admirable que se
acomoda a mi manera d e hacer
como si h u b i e r a e s t a d o toda
la vida a mi lado. E n t u s i a s m o ,
disciplina y amor al teatro...
i
Cristiano:
\
Un jefe de tribu del centro de África formula sus votos
de Navidad:
—Y si está en tu gracia, Dios mi Señor, envíame a otro
misionero tan gordito y sabroso como ese que me convirtió
al cristianismo.
E s p e r a n z a Ortiz, mi paisana,
es u n a excelente compañera...
T e n g o d e s e o s d e oírla en mi
Tierra baja.* Y éste es un juiCÍO autorizado que da la casualidad que coincide con lo
q u e viene diciendo « X i p » en
M I R E V I S T A . . . ¡Las cosas!
El tonto entrega su dinero con tanta rapidez como una
mujer su secreto.
Ni aun en los tiempos de la Inquisición se encerraba
a un hombre en una pieza y se le obligaba a oír a un
"crooner" por horas.
... d e que muy p r o n t o veremos
por aquí a u n i l u s t r e comediógrafo de vanguardia que vendrá a e s t r e n a r — si le dejan —
dos obras de gran actualidad.
Con frecuencia la adversidad transforma a un cobarde
en valiente.
Como la miel atrae a las moscas, un hombre ocupado
atrae a los holgazanes.
... de q u e el frío entona mucho los e s p í r i t u s y además
s i e n t a muy bien a las mujeres
guapas.
¡Qué simpática es la persona que nada tiene que decir
de sí misma!
Cuando una mujer muestra una nueva compra a otra,
ésta siempre dice que va a comprarse algo igual, pero
nunca lo hace.
... del éxito o b t e n i d o por el
libro de Zamacois Hl asedio
de Madrid, cuya circulación
n o t i e n e p r e c e d e n t e s en estos
últimos tiempos, caracterizándole la i n d e p e n d e n c i a en
sus juicios y la altura con que
está escrito.
... de las mojigangas de Burgos, d o n d e ya Franco, el «generalísimo», se hace e n t r a r
bajo palio en la catedral, rod e a d o de s u s m i n i s t r o s , m o ros y el coro de damas p r e s i didas por «La G o y a » . N o
sabemos si ésta iba c a n t a n d o
su inmortal Ven y ven...i pero
sí se sabe la i n d u m e n t a r i a del
« g e n e r a l í s i m o » : boina encarnada, camisa azul y botitas
de charol. ¡Monísimo que
estaría él!
... de la nueva manifestación
d e gran actriz patentizada
por la gentil E s p e r a n z a Ortiz
en la obra Esclavitud, de «Parmeno», r e p r e s e n t a d a en el
t e a t r o Barcelona con E n r i q u e
Borras.
^aimmmuiiuiiMMninimiiimiiiriiriimtNiírmiiiiiiMiiiiiimmiiiittimiiiriMiiinitMniJtijniiiiiuitiiiihiniiiMHii
Mtiniiiiimiiiiiiiininiiii.-
Hay un solo país donde hombres y mujeres gozan de
iguales derechos: es el país de los sueños.
El halago consiste en que otro le diga a uno lo que uno
secretamente piensa de sí mismo.
Cuando un marido encuentra buena la comida en casa,
quiere decir que su mujer está ausente.
Js
3
No hay nada que corte mejor el hielo de la amistad
que el cuchillo de la franqueza.
X
!*¡
Igualmente engañosas son las sonrisas que las lágrimas
de la mujer.
S
(^
Dos mujeres pueden realmente quererse mucho cuando
están a cien millas de distancia.
u
(^
Sólo una mujer inteligente sabe callar cuando no sabe
hablar.
W)
^
Muchas sulierunas han tenido una desilusión de amor.
También muchas mujeres casadas.
%
¿
(4
La mujer cree que el matrimonio es un cielo de completo
reposo y felicidad... antes de casarse.
(if<^^<^^^^<S''^.<S'^^.<S''^^<S<^^
V
\|
?'*^*>=S>í>«>í>^S>«;'t'=í>»:í;'»>i>«»>«>"i>*'t^?>«'«^
?
V>C-*>*-«v«xt^?>^íJ
I Dos I
(;
^ preS'
^
i iigios
J de«La S
r; G 1 o riosa»
Don A l f o n s o da los Reyes, jefe de la Región Aérea,
que por su actividad desde los primeros momentos en
cargos de responsabilidad u de lucha contra la sublevación del 19 de julio ha sido ascendido a coronel. Este ascenso marca un sentido de justicia, por lo que ha
sido recibido con gran satisfacción en • La Gloriosa»,
donde tanto se estima a tan presligioso jefe por sus
indiscutibles aciertos.
^•s.-<S"^-^í»~^<*=^<^
El subsecretario de Aviación, D. Carlos N ú ñez Maza, ascendido a coronel por sus legítimos méritos no sólo al frente de la Subsecretaría, sino por su actuación como aviador
desde el principio de la sublevación fascista,
contra la que luchó con entusiasmo. NúRez
Maza es un republicano auténtico y posee un
brillante historial que justifica cumplidamente
este ascenso.
DE
CUAOMOS AL Ó L E O
Relieves - Tapices pintados - Tejidos u estampados. Venta al detall y
por mayor. Exportación al extranjero
F.
MONTFALCÓN
Grabados - Oleografías - Restauración de cuadros - Marcos y m o l d u ras - Marcos de talla y gran fantasía
Plaza de la Cucurulla y Boters, 4
Teléfono núm. 20207 - BARCELONA
^•'•i>sy%.-syi>£''i>fys>s>^^yi^>S''i^^>'i>''\
F A B R I Q U E S DÉ
FILATS I RETORTS
H. de V. Gasacuberta
S. A.
Corts Catalanes, 653
T e l é f o n 11179
BARCELONA
^<ty<f<^.-M
A l g u n o s miembros d e l j u r a d o q u e d e b e e n t e n d e r en la e l e c c i ó n de la p r o t o g c n i s ' o de la
película d e l Concurso Fotogénico d e «Mi revista>. — De p i e : M a n u e l N o g a r e d a ,
Juan M. Soler, de nuestra Redacción; Ribera, de los Estudios Antifascistos; Gómez,
de ios Estudios Acustic, y Rubio Fernández, director d e «Mi revista». Sentodos : M i guel Espinar, p r e s i d e n t e de la Comisión Interventora d e Espectáculos Públicos de lo
G e n e r a l i d o d , y Eduardo Zamacois, de«M¡ revista>.
A N muy odelontodos en los Estudios Acustic los pruebas de voz y
de fotografío de las señoritas seleccionadas entre los cuoles deberé
escogerse lo destinada o impresionar como protogonisto lo película
que rodarán los Estudios Antifascistos • Entre los bellas concursantes
se han elegido los que más posibilidad tienen poro, entre ellos, escoger definitivamente lo premiada por el jurado de «Mi revista» • Una vez hecho lo selección
definitiva, lo que, o juicio del jurado, merezco ser lo premiado, será presentada
al público y publicado su fotografía en lo portado de «Mi revisto» • Los seiioritos que merezcan ser recomendadas y tengan papel en lo película de «Ediciones Antifascistos» serón igualmente publicadas sus fotografías en «Mi revista».
V
EL
JURADO
DEFINITIVO
presidente: E. Rubio Fernández, director da " M i revista"; vicepresidente, Eduardo Zamacois;
secretario, Juan M. Soler
VOCALES
Miguel Espinar, presidente de la Comisión interventora de Espectáculos Públicos: Manuel Nogareda
y Lázaro Somoza Silva, de " M i revista".
TÉCNICOS
Director técnico, E. Gómez; director artístico, Paco Ribera; director musical, maestro Pascua'
Godes; artista cinematogrática, Rosita de Cabo; operadores, Gaspar Porchst.
^£ZISI^':3;¿WÍ:S¿SSI^SSS2^^
LA MUERTE DEL PUDOR •
CAPDEVILA
G
2
PRODUCCIONES
DE E. A. FILMS
POji
.
'^"^i,:i^fi^y.^mMifti
^
^
A
UN
GRAN
NOTICIARIO
INTERNACIONAL
in
£
"a
c
o
'3
O
c
'Tor iodo el mundo"
Durante la guerra han surgido
dos series de actualidades que
abren una amplia perspectiva a
nuestro futuro cinematográfico.
Estas son: el « N o t i c i a r i o N a c i o n a b , r e a l i z a d o en España y presentado c a d a semana, y el notic i a r i o internacional «Por t o d o
el mundo», los dos creados por
Film Popular.
tos de Shanghai, destruida por
los nipones; del estoico p u e b l o
luchador de China, o b l i g a d o por
la invasión imperialista a un trágico éxodo, y las escenas de horror que muestran los instintos
crueles del militarismo del Mikado, conmovieron e indignaron a
nuestro pueblo, en lucha también
contra la invasión fascista.
Se fia conseguido, o pesar d e
todas las dificultades materiales
que impone la guerra, lo que
ninguna Empresa capitalista pud o lograr en circunstancias normales: publicar, sin Interrupción,
s e m a n a l m e n t e , u n «Noticiario
N a c i o n a l » tan perfecto en interés y ritmo como el de Film Popular y una a c t u a l i d a d internacional de la importancia de «Por
t o d o el mundo».
Desde entonces, «Por t o d o el
mundo» se ha perfeccionado
mucho. Van ya veinticinco números. Se han l o g r a d o noticiarios
de a c t u a l i d a d internacional tan
interesante como el número 18,
que contenía los aspectos más importantes del 14 de Julio, efemérides gloriosa para Francia y el
mundo, y los detalles más importantes d e l viaje d e los reyes d e
Inglaterra a Francia: lo l l e g a d a
de los soberanos, el saludo del
G o b i e r n o francés, el desfile militar ante el A r c o de Triunfo, el
banquete de confraternidad anglofrancesa y todos los demás
aspectos de la estancia de los
monarcas ingleses en la capital
de Francia.
H a y que hacer constar que el
noticiario «Por t o d o el mundo»
está constituido, desde su fundación, por una serie d e fotogramas
que c o n t i e n e n las actividades
mundiales más destacadas en la
cultura, el arte, la ciencia, el deporte y !a política. Es una actualidad antifascista.
«Por t o d o el mundo» ha contribuido en gran manera a satisfacer la inquietud y la curiosidad
del p u e b l o español por los a c o n tecimientos mundiales. Fué correspondiendo a este bensplácito del público en pro del N o t i ciario por lo que Film Popular
creó, después del « N o t i c i a r i o
N a c i o n a l » la a c t u a l i d a d internacional «Por t o d o el mundo», cuyo
primer y segundo números estaban d e d i c a d o s íntegramente, en
los doscientos cincuenta a trescientos metros que los forman, al
grandioso viaje de estudios que
realizaron los hombres de ciencia soviéticos al Polo N o r t e .
El interés aumentó número tras
número, culminando en el que
reflejaba los b o m b a r d e o s de la
p o b l a c i ó n china por los fascistas
japoneses. Las imágenes sangrien-
O t r o número digno de mención
es el 20, que mostraba, entre
otras noticias d e Estados Unidos,
Inglaterra y Francia, la llegada
a Moscou del famoso aviador
americano H o w a r d Hughes.
«Por t o d o el mundo» contiene
en la actualidad noticias de
Europa, de América del N o r t e ,
de Extremo Oriente. Su valor
gráfico será aumentado en el futuro con noticias de los países
de Hispanoamérica, vinculados a
nosotros por la unidad de ia lengua, de la raza y por el ideal de
cultura y progreso.
Esto hará de «Por t o d o el mundo» un noticiario de interés a p a sionante y de gran valor histórico, vivo resumen de los acontecimientos universales, en todos
los aspectos culturales, artísticos,
políticos, deportivos o curiosos
de la vida.
o
c
o
o
E
1.
o
o
•o
•a
a
•o
£
D
>
O
D)
C
I
I
o
Q
Z
3
s
o
o
O
O
a.
•o
I
j
E
o
c
D
MURMURACIONES
Nuestra sección ha levantado ampollas,
cartas, más cartas, llamadas telefónicas y
visitas interesantisimas y un poquito venenosas, ¡eso si!, para asesorarnDs de la importancia que tiene el asunto del ya famoso
"Cdiisiin Ailistico", que Mi K'i:vjsi"A viene
tratrnutii cnu plausible éxito y es recibido
con .t;ran interés por profesionales y público
de nuestros teatros, el que va expiicándos.muchas cosas cpie antes no se explicaba y
que echaba la culpa a los que sólo tenian
buenos deseos y un espíritu indiscutible de
justicia que no aparece por ninguna parte
desde que funciona el famoso Consejo Artístico. Y a este respecto nos interesa ¡pero
mucho! evitar confusionismos de intenciones
aviesas, pues a Mi Ki-visTA la parece admirable el funcionamiento y la obra que lleva a
cabo la Comisión Interventora de Espectáculos I^úblícos de Cataluña y, como es natural,
la latior insuperable de su presidente Mi.[;uel
I-"spiuar, el cual ha dejado ejemplo de cinno
se hace obra constructora social y a rtistica
y ci'iuiD se defienden los intereses (k' los tr.ili.ajaddvi's de espectáculos. I^ero el que esta
obra lecib.i el aplauso que merece en todos
los sectores sociales y políticos no (iiiiere
liecir t|uc se ha.ga extensivo a los qiu' en el
mejor de los casos tienen que .-Kimitir que
no saben la misii'in (|ue les corresponde, ni
tienen la más lc\-e idea de ci'imo se debe re|.;ii' ";irtistn.anu'nte" l.'i suerte ile .ulnrcs y
teatros b.-ii'cel'iiicses (|ue por no i'.'ilH'inus tpié
r,-i/iii están i'ii s.us m.anos, no ya en perjuicio lie estos sectores, sino en perjiucio del
piihlieo que paL;a y al que h.ay epie servir
por encima de luchas sindicales, caprichos e
iiicliuticioiies pcr-onales.
ñía que accidentalmente dirige Guitart, la
gentil dama joven Srta. Antoñita Mas, cuya
actuación en el teatro Barcelona fué siempre
muy aplaudida. La Srta. Mas fué desplazada
de l;i compañía del maestro Baena por un
capricho del Consejo Artístico y. según nuestras noticias, por sugereiici;i especialísima
de la López l.aga.r, cuya actuación en el famoso Consejo no puede ser, por cierto, mas
lamentable ni más capriclKnta.
Teatro Cómico
«La Pipa de O r o »
La reposición de esta revista, que no por
lo antigua deja de gustar al público, ha constituido un éxito para la compañía del teatro
Cómico. Ln cuarenta y ocho horas se ha hecho la presentación y de una manera muy
aceptable.
Pepita Benavent, que a pesar de ser "vedette" trabaja tarde y noche, ha llevado una
nota iW mcjor;uniento a este teatro, que,
dicho se;i de p;iso, falta le hacia.
Lepe, inmejor.able y trabajaikir. tiene de-
Teatro Barcelona
B o r r a s , e n «El M í s t i c o »
Ha dado unas representaciones tie "l%l
Místico" con la com|iañia (pie diri.^e el maestro Baena, en el teatro l'>;n\elona. il i;ran
actor F.nrique Borras.
Los años, que hubieran .luulado ya ;i otro
actor ciial(|uier,i, no hacen i,'ran mella en
I). I-Jiriquc. y dijértisc. viendo las últimas
represent.-icimies de "l'.l Místico", ipie a\in
sobre todo en la escena de la muerte se
li.'i s u p i ' i ; i ( l o .
lísperaii/.-i Ortiz. es;i actri/, de lauto talento, lucii'i ,il 1,-idii del io;iii ii;i:ocii l.'is ¡.'..'das
de sus ;ipliliulcs dr ;iclii/.
l>-pinns;i. inu\' liicu cu su ptipel de Mi.yuel,
y, en conjunlo. uu,-i represeut.uií'iii de "l'l
Místico" muy .•iccpt.ablc y uui\' cuid.ida, lU'x'.ad.'i Clin dccnro \' con carino.
Teatro Paríhenon
Se 1I;Í purslii cu csi i M,-I CU csts usatro
la a|)laudld,'i obra "Niicslr.i N;ii;nli,-i'\ de
Cason.a.
I.;i •.erdad es ipic el esíiier/o de todos p;i¡;i
s.'dir ,Kk'i;iuli' cu l;i i'eprcsenl/uií'iu de l;i po]uil,-ir I inicili;i merece c<irdi,-ilid;ul .al ser ju/,v.i(i,'i, |iues Ind.a l;i conip;nii;i li.a .-utu.ido con
iiiuri's y liueii sentido ,'irlísticii.
I'ii est.'i ohr.a li.a (k'biil.nlo en l;i compa-
Enrique Borras, el
g r a n prestigio d e l
teatro, que ha conseguido
nuevos
éxitos con la representación
de
<EI Místico» en el
teatro
Barcelona.
recho a que se le tenga en cuenta en su aportación por la rapidez con que se ha presentado "La Pi|)a de Oro". Su actuación, como
la de Aparici, interesantísimas; y la impagable Rosita Ortega, siempre tan bella como
artista, mantiene su puesto con verdadero
gusto, sin gastarse, a pesar de su larga actuación.
1:1 coro de "vices", bastante mejorado. Ha
habido renovaciones muy aceptables, aunque aun quedan "cosas"—perdón señoritas--que ya debían verse relevadas. Porque
la vejez no consiste ffiMo en los años. Hay
una vejez peor, que es la del mucho uso...
jDetcnie, pluma!
El Día del Espectáculo
La Comisión Interventora de Espectáculos
Públicos de Cataluña, de acuerdo con la
Comisión de ayuda a todos los frentes, preiiara la organización de "El Dia del Espectáculo", con programas muy interesantes que
constituirán una serie de éxitos.
La fiesta en cuestión no puede ser más
simpática.
En dicho día las localidades de tarde y
noche, en todos los salones de espectáculos,
llevarán un sello especial, cuyo importe íntegro será destinado a nuestros hermanos que
luchan en todos los frentes cimtra la invasión
extranjera.
NOTAS DE TEATROS
"Más cerca de Cristo" es el título de la
obra del novel autor Vicente Dauder, cuyo
estreno se anuncia en e! teatro Español, donde actúa la compañía dramática que dirige
Salvador Sierra. "Más cerca de Cristo" ofrece, entre otras, la novedad de que fué prohibida varias veces—antes de ser reiiresenta-
N u e v a serie de preguntas dirigidos
al que sepa contestarlas.
1." ¿Qué consejero artístico, antes de serlo, se oponía, en su nombre y en el de la
Sección de Actores, a que el hoy asesor literario y artístico del Consejo interviniera
para nada en el teatro?
2.* ¿Es verdad que uno de los más cultos
consejeros artístic(js, parn i\if;ir que Baena
trabajara "artislicamente", ;isi,,L;uraba no
hace mucho a un miembro del disuelto Comité Económico que el actual director de!
Barcelona no "entendía ni sabía de teatro"?
\-amos el "acierto' del Comité y el Consejo.
En el teatro Barcelonn ya se anuncia un estreno, ¡"estrene/'!, del nuevo teatro: la reposición de "Voluntad", de D. Benito Pérez
Qaldós. ¿Sabe el Consejo el fracaso que
obtuvo esta comedia hace cuarenta y cinco
años aproximadamente? ¿No volverá a ser
otro fracaso ahora con más motivo, habiendo
obras más teatrales del maestro (jaldos?
7." ¿Se dan cuenta en el Consejo Artístico cómo Enrique Borras, el gran actor, con
la compañía del Barcelona, hace teatro digno, artístico y auténtico?
3," ¿Qué consejero artístico reparte los
papeles ingenuos a las "personas mayores"
que con ellos obtienen, según las gacetillas,
creaciones insospechadas?
8." ¿Cuántos actores se han quedado sin
trabajo y cuántos con el trabajo estropeado,
después del "reajuste" dispuesto por el Consejo Artístico?
4.° Charada: ¿El Consejo Artístico pide
que se le asesore en sus determinaciones o
es el asesor quien indica lo que debe hacer
el Consejo?
9.' ¿Quién ha "reajustado" los espectáculos del Tivoli y el Victoria?
5." ¿No es verdad que los compañeros
Sierra y Segura representan en el Consejo
Artístico a los "actores" y "directores"? ¿^e
puede saber a cuáles? Porque Casáis, Pió
Davi, Borras, Baena, Bonafé y otros muchos
de gran prestigio dicen que a ellos no. Entonces ¿a quiénes representan y quiénes los
eligieron para el carguíto?
6." Después de publicadas en la Prensa
las obras admitidas por el Comité de lectura,
vemos las carteleras de teatros y obser6u¡tart, el primer actor del Parthenon, cuua interpretación en el papel de Lolo ha sido muy buena.
da—por los Gobiernos anteriores a la Kcvolución.
Juan Bonafé realiza una de sus más deliciosas creaciones en la comedia "Mi tia
Jenara", que se representa en el escenario del
teatro Romea, siendo muy bien secundado
por toda la compañía.
Actuación del gran actor
Enrique Borras
Después de «El Místico», Enrique Borras ha
representado en el teatro Barcelona, y con la
compañía que dirige Baena, fEsclavitud>, de
«Pormeno, consiguiendo un éxito propio de
otros tiempos.
La representación de «Esclavitud^ ha dado
lugar a \a demostración de lo que es capaz
uno compañía disciplinada como la del teatro
Barcelona. Y Esperanza Ortiz, una actriz de
tanto talento; Espinosa, Cátalo, Voldivieso,
Roura y todos en general lucieron el lujo de
su capacidad y de su esfuerzo, secundando
de una manera magnífica al gran actor cotoIon, el c u a l , rodeado de compañeros que
conocen el prestigio de trabajar con Borros,
se ha sentido satisfecho de su labor y así
nos lo ha expresado con el mayor encomio.
Cuando escribimos estos renglones se prepara la representación, en el mismo teatro,
de fTierra baja», la obro cumbre de Guimeró y en la que tantas veces ha lucido su talento el creador de « M a n e l i o .
f/J/m^
Rosita O r t e g a , la
deliciosa f i g u r a de
las
revistas
del
teatroCómico,que
tío conquistado un
éxito más en «La
Pipa d e Oro».
iir>".'íww«5.-
10.* ¿Por qué la consejera única que
existe en el Consejo Artístico no actúa
como actuó—es un decir—en uno de nuestros "coliseos"...? La prima de Irene López
Heredia hace falta al arte. ¡Nos gustaría
tanto volver a verla en su creación de "El
.Almirante Centollo"! Porque aquello solo
debe bastar para que merezcan respeto su
capacidad y sus juicios en el Consejo Artístico, ya que el que esté en la Subsecretaría y
en la Metro no es motivo de disgusto. ¡Un
cargo más no importa!
XIP
si Los li/spectáculos Públicos en C a t a l u ñ a
11 bajo la nueva le^alíaaa republicana
^I|!IIIIfI|lfl!lll|III|I|l|IIIII|(IlI||I|f|III|I|IIIII|!II|III|IIIflII|IIII¡
I
Especial para M I R E V I S T A
I
(Cüníínuüción)
I
I
I
i
i
I
i
I
I
I
i
I
I
I
i
I
I
i
i
I
I
I
I
I
i
1
I
I
i
1
1
i
I
1
i
I
i
i
i
I
I
I
I
I
I
i
I
I
1
i
I
I
|(ii(iiiiiiii(iinii{iiiiiiiiiiiiiniiiiiiii!iiiii|iii!iiiiiiiiiiiiiii|iiiii?
I
El alquiler de películas, 6.029.805 pesetas.
Y el prodigio y realidad de poder recaudar las
cantidades precisas para todo ello en estos tiempos
anormales estaba patente. Por ello se nos ocurre y
hace preciso pensar; ¿Qué haría el Comité Económico
si hubiera llevado a cabo su gestión sin existir una
guerra en España?
La gestión del Comité Económico de Cines continuó sin desmayo y sus resultados seguían sorprendiendo en forma ascendente.
Un nuevo documento, el último que procede del
extinguido Comité que, absorbido por la nueva ordenación de la Comisión Interventora de la Industria,
cesó en sus funciones el día 2 de mayo del año en
curso, lo atestigua de modo irrefutable. Se trata de
la exposición, balance final y cuentas, que en un
folleto impreso han sido publicados con motivo del
cese del organismo gestor, con fecha 30 de julio del
corriente año. En él se entrega la administración del
sector al nuevo organismo oficial creado por el Departamento con la asistencia de las Sindicales, que abre
para la industria los todavía más amplios horizontes
de una explotación de todos sus sectores en plan de
gerencia unificada.
De dicho documento, profusamente repartido, resulta que en plena guerra el Comité ha llevado a cabo
la construcción de dos magníficos, modernos y confortables locales nuevos dedicados a la proyección
cinematográfica, los Salones Ascaso y Durruti, representando ambos un valor efectivo de 506.808,45 pesetas. Dos nuevos cines (jnc aparecen en Barcelona,
rematado el segundo cuando los bombardeos aéreos
enemigos habían dañado numerosos locales de la industria, y son sus constructores los sindicatos, a los
c|ne jamás se quería reconocer anteriormente su inagotable poder constructivo.
Los restantes locales recibidos en gestión por el
Comité aparecen también notablemente mejorados por
el mismo. Sus arreglos, reformas y mejoras suman
en total 710.800,4:)' |U'selas.
Partiendo de estos datos, y teniendo en cuenta
que los ciento doce locales recibidos, técnicamente
han sido valorados a sn recibo en 7.647.000 jieselas,
resulta que la gestión del Comité ha mejorado el
activo industrial de locales en más de una séptima
p.-irtí' (ir su valor total, en el corto plazo de su funcioiíaniienlo y en |)Iena guerra.
De cuanto venimos icíniriido se infiere con claridad meridiana que los cines, después del 19 de julio
y bajo la nueva legalidad republicana, han resuelto
sn problema social, rinden una congrua justa y equitativa a sus ex empresarios, funcionan normalmente
•.UIIIIIMIIIIIMIIIlItlIllllllItlMIl
Por Miguel ESPINAR MARTÍNEZ
?
Presidente de la Comisión ínterventora d e Espectáculos Públicos.
en plena guerra, han sido mejorados en una séptima
parte de su valor total, apareciendo dos nuevas unídades en Barcelona bajo los bombardeos, siguen recaudando las precisas cantidades para todas las nuevas atenciones reconocidas y tienen incluso créditos
a percibir, presentando siempre sus balances perfectamente equilibrados y mejorados.
Para rematar la exposición respecto a este sector
diremos solamente que, a diferencia de las Colectivizaciones típicas de la Generalidad, el Comité Reglamentarlo Gestor de Cines no recibió como aquéllas el
total activo de los ex empresarios, sino sólo la gestión
de ¡os locales, por los que debía pagar y pagaba
arrendamiento inmobiliario, y su primera peseta fué,
pues, la primera que recaudó en la taquilla que fué
abierta antes al público, a pesar de lo cual y sin deber
jurídico, dejó satisfechas deudas contraídas por los
ex empresarios y consumidas sus ventajas antes del
19 de julio de 1936, por valor de 95.367,20 pesetas.
=
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
I
|
|
Hacia el régimen de intervención
Ai cumplirse un año de-pleno funcionamiento y
vigencia del Reglamento aprobado en el sector que
nos ocupa, y simultáneamente otros análogos de los
demás sectores de que nos iremos ocupando, se estaba
produciendo una notoria discrepancia entre la forma
especial y típica en el funcionamiento jurídico de los
Espectáculos Públicos en relación con las demás industrias dentro del territorio de la Región Autónoma.
Fué el motivo de esta clara divergencia la legislación
progresiva, metódica y severamente implantada por
el Gobierno de la Generalidad, que típicamente ordenaba el funcionamiento de todas las industrias. Fué
primero el Decreto regulador de las Colectivizaciones
industriales, con sus disposiciones complementarias
y reglamentarias, seguidas de su implantación efectiva, y fué luego cuanto legisló ampliando las primitivas fómulas con respecto a los Agrupamientos industríales dentro de las formas de la colectivización.
El Comité Económico de Cines, deseoso de ajiortar
su iniciativa en pro de la unificación de funcionamiento de todas las industrias bajo el régimen jurídico típico que se iba implantando, en su afán constructivo y de lealtad a la legislación republicana, se apresuró a dejar formulada su razonada y documentada
instancia pidiendo su acoplamiento y modelaje a un
Agrupamiento industrial regido por las normas legales que acababan de dictarse.
La dificultad burocrática, empero, que exigía precisos trámites, que dado el número de locales y personal del sector se multiplicaban en forma fantástica
y no improvisable, determinaba cierta demora en su
MnilliijillMltllllilMitillinilMllllllllMIItlinhliiillliniiilliiiMKliliillMn
(Continuará.)
111,1111
nniiiiiiMiiNiitiii
iiitiiiiiMirilllUMiMiiiittiiiillllilriilItittKlrtiMitiliiiiiiiiniiiniii
I
I
|
|
|
|
|
|
|
I
|
|
|
|
I
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
f
I
|
I
i
\
Reportajes
MI R E V I S T A
i
Conchita
Panadés,
diva del
T e at r o
Nacional
|
|
|
I
I
^
Por
|:
1
Paloma G R A N A D O
g
La diva del Teatro Nacional, Conchita Panadés, con la redactora
de MI REVISTA <Paloma 6ranado>, celebrando este reportaje.
Tagala, mejor dicho, mestiza, lleva en
sus venas la porfía de dos civilizaciones
que al tender a superarse en un temperamento artístico como el de Conchita
Panadés forman un tipo de excepción profesional y originalísimo, para el arte.
Conchita Panadés es una mujer complicada, aunque a primera vista pudiera parecemos en "frase" de dramaturgo inglés
"una mujer sin importancia"; pero en la
psicología de Conchita, como en el conocimiento de otras muchas personas, no
hay que ceder a la impresión primera.
Si hubiéramos de clasificarla en otro terreno que el teatral, cabría decir "es una
ingenua"; pero los ingenuos seriamos nosotros si no nos apresuráramos a rectificar
tal calificación.
La ingenua ha sido en la comedia, en
las antiguas "compañías de verso", una
dama joven, y en algunas una primera actriz, llegando a darse el caso de que esa
primera figura ingenua pasara a interpretar, con tal carácter, una cinta cinematográfica. Conchita Panadés sugiere la
idea de la ingenuidad, como preliminar a
su conocimiento, pues a medida que se
conoce y se estudia su trabajo, su carácter y sus facultades, vamos situándonos
insensiblemente frente a un temperamento
reciamente artístico y un espíritu complejo, que son la antitesis de la ingenua
sencillez que habíamos pretendido descubrir como su principal y más sobresa-
d e =;
liente condición; y esa complejidad desconcertante que se va trasluciendo al tiempo que se la va analizando afecta tanto
a la artista como a la mujer. I {se cnnlinente ingenuo y avasallador, intuitivo y
atrayente, dominante y simpático.
—Pero usted, Conchita, ¿de ijómie i'~,
natural?
—Le diré: por mis padres soy europea
y tagala; nací en Filipinas, empecé a andar en China, pronuncié las primeras
palabras
en
Australia;
muy
jovencita
inauguré mis "tournées" por Í;!B dos y\niericas; más tarde por Asia; he cantado
Íl|l|II!III!!I!II!II!III|!|!!!II|l|!(I|l|l|tl|l|l|l!Í
por gran parte de Europa y he utilizado
todos los medios de locomoción, desde el
avión hasta el "parado", la concjcida barca de navegación japonesa.
—En tan dilatados viajes habrá cantado con los artistas más populares.,.
—Así es, ciertamente, y entre ios conocidos de nuestros públicos, con el cretino
de Fleta; Vendrell, Mayral y el artista por
excelencia Marcos Redondo...
—También entre las obras tiene su predilección, ¿no es verdad?
—"Doña F'rancisquita" es lie iris "p.'irticelas" que van mejor para mi \ii/: yw"
la que canto con más gusto es "l.ns '¿oloiidrinas", obra cumbre del arle liricn
español que |iuetle competir con \entaja
con cualquier i'ipera extr;iiijcra y que por
cierto dicen que ahora ha prohibido la
censura (!!!).
'Jiiien haya visto interpretar "Las golondrinas" a Conchita Panadés se explicará que hable de ella con tanto entusiasmo y hallará jstificados los juicios que
respecto a su temperamento artístico formulamos en esta interviú. Desde i.is escenas candorosas de presentación en ti
,ic1o primero, hasta la ferocidad enitica
ilel tercer actíj, el arte raro de la l'aii;iilés recorre la más variada yanta de senliniicDtos que pueden anidar en cora/.i'iii
(ie mujer. Siempre admirable de n,iliir,ilidad y particularmente en el íin.il iKI ,nio
segundo y en el recuerdo úv .iqiullos
|I;ÍSOS de baile, en el últimij. ensimismada
y absorta: y paro para no invaiiir terreno <ic íntica que es de otro (.ompaiiero.
Cl.aro está que aun dando preterencia a "Las golondrinas", habrá otras
obras que sean más de su agrado dentro
de su repertorio—insistimos.
—l.as c|ue acuerda la Dirección; basta
i|ue la Llirección ponga una obra en tablilla para cpie la lepase, si me es conocida, o la estudie con lotlo cariño si es
estreno. No he de ocultarle que ,II,L;UII;I
vez se me ha consultado sobre alguna
obra que hay el propósito de llevar al
cartel, pero yo, desde luego, me identifico con el director y con las conveniencias de la temporada y me dispongo a
trabajar, a estudiar, pues ni soy vaga
ni dejo que me domine la macana,
—Los otros títulos representados iio le
han dado mucho que hacer...
—No, lo mismo "Luisa" de "La viejecita"
que "Cossette" de "Bohemios" no tienen
mucho más para mi que unas romanzas,
más o menos cantantes (los dúos son del
mismo estilo), pero cuya envergadura no
puede ni siquiera compararse a "Las golondrinas".
—Una obra se ha dejado usted digna
de mención.
el americano muy acogedor, aunque yo
he t]uedado obligada a todos por las consideraciones que todos me han guardado.
— ¿Ve usted el anior como un obstáculo
para el arte?
.Según. Una artista puede tener un
amor; si usted quiere, debe tener un amor;
pero el hombre que se ama debe ser inteligente y lio ser celoso; si lo fuera, habría que dejarle, pues una artista se debe
por encima de todo al arte y al público.
—¿L'sted ha tenido ese amor?
—Si. Seis años de relaciones con mi
marido, con el que casé en el frente hace
;iño y medio.
—Entonces, es inteligente y no es celoso.
—Como yo, es artista, barítono, y, por
consiguiente, de fácil coincidencia en esas
a|ireciacioiTes.
—Al celebrar su boda en el frente, ¿no
tuvo usted miedo a los obuses?
—No lo tuve, pero lo tengo a los bombardeos mientras duran; al cesar, me ol-
vido de ese temor, hasta que me lo recuerdan nuevas descargas.
—¿Qué opina usted del porvenir artístico de España en relación con la guerra?
—Que aparte de los males cruentos que
la guerra lleva consigo, para el porvenir
Se habrán abierto nuevos horizontes para
todas las manifestaciones del arte; y por
lo que al teatro lírico, que es el mío, se
refiere, se habrá terminado el turno pacifico de los autores, Alonso-üuerrero,
como años ha se acabó el turno pacífico de los partidos políticos; es decir, si
se procede con imparcialidad y con justicia y se destierran el individualismo y el
personalismo, que parecen retoñar, y se
atajan implacablemente en beneficio del
arte y de la colectividad.
Y con esa voz de alerta que debe resonar en todos los ámbitos del espectáculo hemos de terminar lo que ya no sena
una interviú sino una conversación con
una interlocutora como Conchita Panadas, tan amena, tan intersante, tan cosmopolita...
—¡Ah, sí! "Jugar con fuego". ¿'L.-imhién la ha prohibido la censura?
|-!sa (ibr;i completa ;i nuestro juicio su
|icrs(inalidad ;irlistica. reliriéiuloiios más
.1 la aciri/, ipie a la cantante: ni inocente
ni drani.ilii ,1, (l;i en su interpretaciim un
inali/. a sn l.ihur ipie i.a redondc.i y perfecciona, ciil irieiulo lod;is K'is l;ael;is de
SU talento artisiico, ya que en ella no puede utiliz.'ir los resortes simpáticos de la
ingenuidad ni los cíeclistas de la tragedia,
sino (¡ue debe desenvolverse en un malí/,
central de ambiente sereno y ponderado,
en el que el alma no se halla agitada
lior grandes pasiones y sólo si inquieta
p(U' intrigas cortesanas y galantes aventuras propias de una época cuyas eostnnihics, iiiod.-iles y discreteos se asimila
el ,irte de Conchita Pan.Hlés par;i traiisniilirlos ;il público con toda la picardía inseparable de nuestro teatro clásico y la
distinción refin;id;i de los person.ijes.
Y los públicos. Conchita, ¿le liierecen
Idíliis el niisiiio concepto?
',!>;, piililiids son buenos p;ira los artistas, auiKiue es fácil .apreciar en ellos
ner'as difercnci.is. .Asi el madrileño se
(IcslíK'.) (linio lino (le los iiu'jores. el de
Mé.xico es iiiii\' ciriiinso, v\ de 1 ).-|rcelon;i
muy documentado y justo, y, en términos
generales, he SÍICKIO I;I iniíiresii'in de que
el público europeo es muy inteligenle y
Conchita Panadés obtiene constantes éxitos
en el escenario del Teatro del Liceo.
=^
i^^^>^>ÍL^^Í>^-:S-%.-~^>%^:^>^fL>:^
ktj
JiiiiiiiiiiiitittniíiiiiitiiiiitniíiiMiiintiiiiMMi
^ •. • ' - * . • > ' * .
iiittiiitiriiiifiitiiiiniiiiiitiiiiiiiiiitiiittiiiiiiiiiiiiitii)iiiiiiiiiitiiiiii)ii>iir)iiiMiiiitiitiiiiiiiiitiriniriiitiiiiiiiii:iiii
LA NOVELA ET«Í EL TEATRO |;
El calvario de Alejandro Dumas (hijoj
:iinMtiiiniinitii<itiniH(i;iiiiiiiiiiii:iiiiii:iiiii)itti!irti;tnitiii(:!i:::
P a r a M I REVISTA
París... 1847...
En los escaparates de las librerías había aparecido una
novela nueva de un joven desconocido como literato, pero
con un nombre y un apellido conocidísimos.
La novela se titulaba "La Dama de las Camelias" y el
autor era hijo del célebre Alejandro Dumas.
Gustó el libro y se vendió un poco. Algunos años después
fué cuando empezó a venderse extraordinariamente.
El "vaudevillista" Síraudin aconsejó al joven escritor que
hiciese un drama con el argumento de su novela.
—No pierda la oportunidad—le dijo—. Ahí tiene usted
fama y dinero.
El hijo consultó el asunto con el padre, que era en aquellos momentos director del Teatro Histórico.
—Síraudin se equivoca. En el libro no hay materia suficiente para una obra escénica. Te aconsejo que deseches
la idea, porque vas a un seguro fracaso.
Respetuoso con la opinión del padre, el hijo no volvió a
preocuparse de la transformación de su novela.
Algún tiempo después se encontró en el "boulevard" con
el veterano dramaturgo Antonio Béraud.
—Se me ha ocurrido hacer una comedia dramática de tu
"Dama de las Camelias." Será un é.xito formidable. Te io
garantizo. La estrenaremos inmediatamente en el Ambigú.
Dumas (hijo) se dejó convencer por Béraud y le dio la
necesaria autorización para el arreglo teatral.
Béraud estuvo desacertadísimo en su trabajo. Dumas
(hijo) decidió hacer él mismo la adaptación de su novela.
Encerróse en su casita de Neuiliy... A los ocho días se
presentó en el domicilio de su padre con la obra terminada.
^ P e r d o n a que te haya desobedecido; pero escúhame...
Si no te gusta mi trabajo, yo lo rompo y tú me perdonas
doblemente.
Dumas (padre) se resignó a conocer "aquella equivocación" de su hijo... que resultó que no era tal equivocación.
Al terminar éste la lectura, el padre, emocionado, le abrió
los brazos y exclamó:
—Hijo mío, yo sí que estaba equivocado. Como director
del Teatro Histórico acepto ahora mismo con entusiasmo
tu interesantísima obra. Tendrás la satisfacción de verla representada al llegarle su turno.
Momento conmovedor... y un alto en el calvario.
Antes de que se pusiera en ensayo "La Dama de las
Camelias" quebró la Empresa del Teatro Histórico.
No hubo quien quisiera continuar aquel negocio.
Dumas (hijo) recogió su manuscrito. Desilusión y vuelta
al calvario.
Se presentó en el teatro de la Gaíté y ni siguiera le recibieron.
Fué en seguida al Gymnase y llegó en mala ocasión. Estaha en ensayo "Manon Lestaut". Imposible llevar al cartel
otra cortesana. "Lo sentimos mucho..." Y etcétera, etcétera.
Se dirigió al Ambigú... Le pasó exactamente lo mismo
que en la Gaíté. Y van cuatro.
Por Felipe PÉREZ CAPO
Alguien le aconsejó que presentara su obra en el Vaudcville. ¡Sorpresa! El director la aceptó encantado. ¡Más sorpresa! A los pocos días quebró el empresario. Van cinco
teatros y dos quiebras.
Un poco amoscado, Dumas (hijo) cambió de rumbo en
su calvario.
Decidió buscar una actriz a quien entusiasmara el papel
de Margarita Gautíer, con el fin de que ella "colocase" el
drama.
Se dirigió a la Srta. Page. Nada. Esta actriz, que tenía
parte en la Empresa del teatro de Varietés, no entendió
la obra.
Visitó después a la Srta. Rachel. Ésta le citó para que
le leyera el drama. Faltó a su palabra. Cuando Dumas (hijo)
acudió a la cita, la actriz no estaba en su casa. La doncella
cometió la inconveniencia de decirle que la Srta. Rachel se
había ido un cuarto de hora antes a casa de una amiga
para pasar la tarde jugando a la lotería de cartones. ¡Muy
teatral!
'Dumas (hijo) contimió su peregrinación.
Después de otras vari.is cfinfrnriedades, supo que había
nueva Empresa en el Vaudeville y allá fué con su manuscrito.
A los pocos días volvió por la respuesta.
—¿Es usted el Sr. Dumas, hijo?—le preguntó la mujer
del conserje—. Tengo orden de devolverle a usted "esto" y
de decirle que "estn" IID ¡niide representarse.
Le entregó un paquete. El papel que lo cubría estaba lleno
de manchas de grasa. ¡Lo que había dentro era el manuscrito de "La Dama de las Camelias"!
Dumas (hijo) estuvo ,i pimtd de renunciar a sus esperanzas de llegar a ser autor dramático.
Completamente desilusionado, pasaba una tarde por delante del café de la Porte Saint-Martín.
Alguien le llamó... Era el director Bouffé.
—Querido—le dijo—, tengo excelentes referencias de
su "Dama de las Camelias". Antes de seis meses tendré la
dirección del Vaudeville y se la representaré. ¿Me da usted
su palabra de reservármela?
—Palabra de honor—contestó con muy poco entusiasmo
el hasta entonces desafortunado arreglador de sí mismo.
Bouffé también cumplió su promesa. Si no se cerr;ili,i el
teatro, ahora llegaría al público la zarandeada adaptación.
Lectura a ia cDiiip.-mia . l'riaidad absoluta... Con contadisimas excepciones, a nadie le agradó la obra... Mientras
Dumas (hijo) leía, los gestos de casi todos los actores indicaban aburriniienfo. resigiiaci'iii y lástima.
Como era hjgico, empezaron los ensayos sin entusiasmo
alguno.
A los dos dias, la Srta. Fargueíl. a (juien se hai'ia impartido la Margarita Gautíer, devolvió su papel, alegando que
no podía interpretarlo bien, porque la acción de la obra se
desenvolvía en un ambiente que ella desconocía por completo.
Dumas (hijo) comentó acremente:
.Me sorprende mucho; pero ¡C|ué le xamos a hacer!
Se buscó otra Margarita... Se encontrc) admirable... La
Sra. Doche, artista de grandes méritos, que comprendió los
de la obra y que aceptí'i su papel encantada.
Ya se acercaba d momento de la primera representación...
Si; pero como si no. Porque faltaba la censura oficial...
Y la censura "tuvo la amabilidad" de prohibir "La Dama
de las Camelias".
Uno de los censores justificó el favor que aquella determinación envolvía.
—Nuestra autorización no iba a producir ningún beneficio. Esa obra, con toda seguridad, no pasaría del segundo
acto. ¿Qué necesidad hay de que el público se burle estrepitosamente del hijo del gran Alejandro Dumas?
El cual hijo le replicó con toda serenidad:
—Señor censor, para cuando se levante ese veto absurdo, queda usted invitado a cenar conmigo. Cenaremos, como
es lógico, después del quinto acto de "La Dama de las Camelias".
El censor sonrió escépticamente.
Dumas (hijo) añadió, también con la sonrisa en los labios:
—Y no le apuesto cantidad alguna porque no tengo interés en ganarme ni un solo franco de su bolsillo.
Dos años y pico hubo que esperar a que la censura levantase el injustihcado velo.
Una vez conseguida esta reparación, "La Dama de las
Camelias" volvió a la tablilla de ensayos del teatro del
Vaudevillc.
Dnni.is (hijo) tema aún que apurar hasta las heces la
copa tic su amargura.
Cada vez se le daba menos importancia a la obra y
muellísima menos al autor.
Las observaí iimes de éste se recibían con un gesto que
qiien',1 decir: ";l'(ihre hombre!... Se cree que entiende de
teatro más que nosotros."
Hacían como que le escuchaban y luego no obedecían
ninguna de sus indicaciones.
Dumas (hijo) intentaba conseguir un efecto en el acto
cuarto de su obra.
—No discutáis con él—se decían los actores—. ¿No comprendéis que a ese acto no nos va a dejar llegar el público?
Comentario siniestro que, al fin, fué conocido por el
pobre autor. ¡Aquello era el colmo!
Y, efectivamente... El día 2 de febrero de 1852 se registró en el Vaudeville, de París, el caso tan corriente en los
anales del teatro de aquí, de allí... y de más allá.
Con la enorme estupefacción de "todos los de dentro",
"La Dama de las Camelias" gustaba con delirio a "todos
los de fuera".
Dumas (hijo) vio compensadas todas sus amarguras. Su
despreciada obra alcanzó un éxito formidable, merecido y
duradero. ¡Como que dura todavía... a los ochenta y cinco
años!...
"La Dama de las Camelias" se representó más de cien
veces consecutivas, a teatro lleno. Fué una de las primeras
obras "centenarias".
Por cierto que el veterano Béraud reclamó "su parte" y
cobró Algunos dias la mitad de los derechos. ¡Los ha habido, los hay y los habrá como mantas!
Dumas (hijo) tuvo que comprarle a Béraud la mitad de
la obra que aquél habia escrito, y así quedó como único propietario. Único autor ya lo era. ¡Qué poca vergüenza la
de Béraud!
Alejandro Dumas (padre), ante el é.NÍto ineoi'mensurable
de su \ástago, no cabía en el pellejo, de pura satisfacción.
—Siraudin—decía—fué el primero que tuvo razón. Mi
Alejandro ya es rico y es famoso por sus propios méritos.
1 )espués del triunfo de "La Dama de las Camelias" ya no sé
quién tiene más personalidad.No sé si él es el hijo de L^umas
(padre) o si yo soy el padre de Dumas (hijo).
Casa de la Estilográfica
FONTANELLA,
19
PLUMAS de las mejores marcas
TELÉFONO
REPARACIONES garantizadas
B A R C E L O N A
RELOJES de pulsera y de mesa, de alta precisión
ESPECIALIDAD en sellos de caucho y grabados
12133
l^E^ODIUCCtON EXmF^NftlIilfea
LAS GMAT^OES
mite no guardar dieta rigurosa y gozar de deliciosos platillos de vez en cuando^
La natación y el cuidado de su ¡ordín son sus favoritos pasatiempos, permitiéndole ambos un buen ejercicio y el estar al aire libre con frecuencia.
El último punto en su régimen de belleza, y el cuol lo considera de mucha
importancia, es puramente mental. Cariño por la humanidad y el gran placar
que recaba de sus amistades es en gran parte a lo que ella debe la admiración de su público.
Miriam Hopkins, centelleante estrella de ia película «Noche de bohemia»
(Wise Girl), asegura que las rubias pueden aclarar mós el color de su cabello simple
mente obteniendo un contraste bonito al aplicarse cosméticos mós obscuros de los
tonos a que están acostumbradas.
La famosa Ginger Rogers, que tiene el papel estelar en cHaving Wonderful Time»,
recomienda que al quitarse el «coldcream» de la cara se haga un movimiento hacia
arriba y para afuera en la frente, hacia abajo en la nariz, en los parpados, yendo de
la nariz hacia afuera, empleando siempre un movimiento muy suave, especialmente
alrededor de los ojos.
'
T ILY Pons está considerada como la más atracfiva cantante de ópera, radio y conciertos
— y no creemos necesario mencionar la cinematografía —, habiendo obtenido otro éxito
más con su película «El ruiseñor del cabaret>
(Hitting a N e w High], filmada en los estudios
R. K. O. Radio. Sin embargo, ella es una de las
primeras en admitir que cuenta con buenas y
malas facciones al igual que usted y yo.
Pero esta diva nunca falla en practicar unos
cuantos detalles fundamentales, sencillos, pero
sumamente importantes, al cuidado de la bellez a . El principal de ellos es el esmerado cuidado
de su negrísimo cabello. Esta inimitable contante
dice que es mucho más importante mantener
siempre limpio un cabello negro que cuando uno
posee diferentes tonos de color castaño. Para
que luzca bien, el cabello negro debe mantenerse siempre limpio y brillante. Lily Pons mantiene una cabeza divinamente bien peinada y
limpia porque al lavarla cada semana alterna
¡abones aceitosos con otros más secos.
Además de su cabello, Mlle. Pons considera
sus ojos café, rasgados, como una de sus mejores bellezas, y esmera su cuidadq. Cuando se
dedica a esto da una vuelta completa con los
ojos diez veces, ya que esto no sólo ayuda al
baño de los ojos, sino que también es un gran
descanso para los delicados músculos. Cuando
tiene la vista cansada se hace aplicaciones de
algodones mojados en agua fiía, té helado o
cualquier otra aplicación de agua refrescante.
Mlle. Pons prefiere el rimmel de crema ol de
pasta dura. La sombra de los parpados se la da
con un tono café bronceado y usa un lápiz café
para las orillas de los ojos.
Aunque la boca de esta diva no es pequeña,
tiene una forma perfecta. Por esta razón sigue
fielmente la línea de los labios cuando se aplica
la pintura.
El tono de su cutis es moreno claro, y el polvo
que mejor le va a su tipo son tonos medios pálidos. Siempre se empolva con algodones y se
esmera para que el polvo no toque sus ojos. Los
tonos obscuros de polvo también favorecen sus
facciones, que, aunque no son pequeñas, estón
muy bien formadas.
Como sabe muy bien que buena salud es el
secreto de los cutis radiantes, ojos vivos, cabellos brillantes, en fin, el verdadero secreto de la
belleza, Mlle. Pons nunca descuida su dieta. El
problema de esta bella francesita no es cuidar su
línea, sino mantenerse en buen peso. Esto le per-
ESTRELLAS
VIM
¿dlcL
íCíoneó "Mitei^íóta
ff
ha puesío a la venia la
emocionante novela de
Eduardo Zamacois
ASEDIO
« *')E MADRID
í
Novel
ovela
1
Amiii^
EDICIONES ''MI aevrsTA''
Lea del mismo
LAS
auior
RAICES
Plaza de Calaluña, ?,], 5.°
Teléfono 12619 - Barcelona
I
Descargar